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TESIS DOCTORAL EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EMPRESA DEL ARTÍCULO 38 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA: ESTUDIO SOBRE SU INTERPRETACIÓN Y LAS DIFICULTADES PARA SU DESARROLLO Y APLICACIÓN. Doctorando Jorge A. Rodríguez Pérez Directores D. Pablo Saavedra Gallo D. Ignacio Díaz de Lezcano Sevillano Octubre 2011

El derecho a la libertad de empresa del artículo 38 de la ...€¦ · EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EMPRESA DEL ARTÍCULO 38 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA: ESTUDIO SOBRE SU INTERPRETACIÓN

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          TESIS DOCTORAL

       

    EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EMPRESA DEL

    ARTÍCULO 38 DE LA CONSTITUCIÓN

    ESPAÑOLA: ESTUDIO SOBRE SU

    INTERPRETACIÓN Y LAS DIFICULTADES PARA

    SU DESARROLLO Y APLICACIÓN.

           

    Doctorando Jorge A. Rodríguez Pérez

    Directores

    D. Pablo Saavedra Gallo D. Ignacio Díaz de Lezcano Sevillano

    Octubre 2011

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     A mi madre, de modo especial. A la memoria de mi padre, que

    permanece viva en mi recuerdo. A mis hijos, Jorge y Pedro, que

    siempre fueron mi referencia para el presente y el futuro.

                                               

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    “Miles  de  años  atrás,  un  gran  hombre  descubrió   cómo  hacer   fuego.  Probablemente  fue  quemado  en  la  misma  estaca  que  había  enseñado  a  encender  a  sus  hermanos.  Seguramente  se  le  consideró  un  maldito  que   había   pactado   con   el   demonio.   Pero,   desde   entonces,   los  hombres  tuvieron  fuego  para  calentarse,  para  cocinar,  para  iluminar  sus   cuevas.   Les   dejó   un   legado   inconcebible   para   ellos   y   alejó   la  oscuridad  de   la  Tierra.  Siglos  más  tarde  un  gran  hombre   inventó   la  rueda.   Probablemente   fue   atormentado   en   el   mismo   aparato   que  había   enseñado   a   construir   a   sus   hermanos.   Seguramente   se   le  consideró   un   transgresor   que   se   había   aventurado   por   territorios  prohibidos.   Pero   desde   entonces   los   hombres   pudieron   viajar   más  allá   de   cualquier   horizonte.   Les   dejó   un   legado   inconcebible   para  ellos  y  abrió  los  caminos  del  mundo.    “Ese   gran   hombre,   el   rebelde,   está   en   el   primer   capítulo   de   cada  leyenda   que   la   humanidad   ha   registrado   desde   sus   comienzos.  Prometeo  fue  encadenado  a  una  roca  y  allí  devorado  por  los  buitres,  porque  robó  el  fuego  a  los  dioses.  Adán  fue  condenado  al  sufrimiento  porque   comió   del   fruto   del   árbol  del   conocimiento.   Cualquiera   que  sea   la   leyenda,   en   alguna   parte   en   las   sombras   de   su   memoria,   la  humanidad  sabe  que   su  gloria   comenzó  con  un  gran  hombre  y  que  ese  héroe  pagó  por  su  valentía.    “A   lo   largo  de   los  siglos  ha  habido  hombres  que  han  dado  pasos  en  caminos   nuevos   sin   más   armas   que   su   propia   visión.   Sus   fines  diferían,   pero   todos   ellos   tenían   esto   en   común:   su   paso   fue   el  primero,   su   camino   fue   nuevo,   su   visión   fue   trascendente   y   la  respuesta   recibida   fue   el   odio.   Los   grandes   creadores,   pensadores,  artistas,   científicos,   inventores,   se   enfrentaron   solos   a   los   hombres  de   su   época.   Todo   nuevo   pensamiento   fue   rechazado.   Toda   gran  invención  fue  condenada.  El  primer  motor  fue  considerado  absurdo.  El   avión,   imposible.   El   telar  mecánico,   un  mal.   A   la   anestesia   se   la  juzgó   pecaminosa.   Sin   embargo,   los   visionarios   siguieron   adelante.  Lucharon,  sufrieron  y  pagaron  por  su  grandeza.  Pero  vencieron.”    

                       AYN  RAND,  “El  Manantial”  

               

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    INDICE  

    AGRADECIMIENTOS...................................................................... 17

    SIGNOS Y ABREVIATURAS ............................................................ 19

    INTRODUCCIÓN ........................................................................... 23

    CAPÍTULO I .................................................................................. 47

    ESTADO DE DERECHO, SEGURIDAD JURÍDICA Y DESARROLLO

    ECONÓMICO. ................................................................................. 49

    1.1. Sistema económico-social: Estado de Derecho y Constitución .................. 51

    1.2. El reconocimiento constitucional a la autodeterminación individual (los

    derechos individuales y libertades fundamentales) frente a la acción de los

    poderes públicos. ..................................................................................... 64

    1.3. Libre iniciativa privada e interés social. ................................................. 89

    1.4. Constitución económica, política económica y unidad de mercado. ......... 128

    1.5. Derecho de Propiedad, libertades individuales y libre iniciativa privada. .. 134

    CAPÍTULO II .............................................................................. 157

    ORDENACIÓN JURÍDICA DE LA ECONOMÍA EN EL MARCO

    CONSTITUCIONAL: EL MODELO ECONÓMICO CONSTITUCIONAL ESPAÑOL

    .................................................................................................. 157

    2.1. Consideraciones previas: la ideología económica en las Constituciones. .. 158

    2.2. La Constitución económica: concepto y significado: clasificación de los

    modelos económicos. .............................................................................. 162

    2.3. ¿Qué sistema económico adopta la Constitución Española de 1978? ....... 173

    2.3.1. Sistematización de los preceptos que configuran la constitución

    económica. ........................................................................................ 174

    2.3.2. El orden económico en la Constitución española. ........................... 196

    2.3.3. Antecedentes históricos. ............................................................. 225

    2.3.4. La Constitución española de 1978 como fruto del consenso. ............ 229

    CAPÍTULO III ............................................................................. 249

    LA REGULACIÓN DEL DERECHO DE LIBERTAD DE EMPRESA EN LA

    CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA. ............................................................ 249

    3.1. Contenido jurídico-constitucional del derecho a la libertad de empresa. La

    libertad de empresa como derecho subjetivo del empresario........................ 252

    3.2. Antecedentes históricos .................................................................... 266

    3.3. Cuestiones de Derecho Comparado. ................................................... 279

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    14  

    3.4. Protección jurídica del derecho de libertad de empresa: garantías

    jurisdiccionales. ¿Derecho fundamental? ................................................... 284

    3.5. Libertad de empresa y economía de mercado ...................................... 319

    3.6. Contenido esencial de la libertad de empresa ...................................... 341

    3.7. Límites del poder público para incidir sobre la libertad de empresa y respeto

    al contenido esencial de ese derecho. ....................................................... 369

    3.8. Jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre el contenido del derecho a la

    libertad de empresa: un análisis crítico ..................................................... 386

    CAPÍTULO IV. ............................................................................. 403

    LA INTERVENCIÓN PÚBLICA EN LA ACTIVIDAD ECONÓMICA ................ 403

    4.1. El artículo 128 CE: instrumentos de intervención de los poderes públicos en

    la economía ........................................................................................... 407

    4.1.1. La iniciativa pública en la actividad económica. La empresa pública

    ........................................................................................................ 414

    4.1.2. La reserva al sector público de recursos o servicios esenciales......... 432

    4.2. El interés general como justificante de la intervención pública ............... 449

    4.3. La intervención de empresas ............................................................. 455

    4.4. La planificación económica ................................................................ 459

    4.5. La regulación económica ................................................................... 466

    4.6. La integración comunitaria ................................................................ 495

    4.7. La relación entre la iniciativa económica privada y la iniciativa económica

    pública (Art. 38 vs. Art. 128 CE). ............................................................. 501

    CAPÍTULO V ............................................................................... 525

    LA JUSTICIA Y LA ACTIVIDAD ECONÓMICA ....................................... 525

    5.1. Justicia y Economía: una dependencia mutua ...................................... 529

    5.1.1. El divorcio entre la empresa y la Administración de Justicia en España:

    cómo ven la Justicia los empresarios ..................................................... 529

    5.1.2. Las ideas económicas en la Jurisprudencia española: cómo ven los

    jueces el mundo de la economía ........................................................... 541

    CAPÍTULO VI .............................................................................. 577

    LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA EN UN ESTADO COMPLEJO. LAS

    AUTONOMÍAS Y LA ACTIVIDAD EMPRESARIAL: AFECTACIÓN AL ARTÍCULO

    38 CE .......................................................................................... 579

    6.1. Modelo descentralizado de Estado y unidad económica ......................... 583

    6.2. La distribución competencial de la ordenación e intervención en la Economía

    entre el Estado y las Comunidades Autónomas........................................... 592

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    6.3. El principio de unidad de mercado ...................................................... 607

    6.4. La unidad de mercado como garantía de la libertad de empresa. ........... 638

    6.5. Un intento de recomendación. ........................................................... 642

    A MODO DE EPÍLOGO .................................................................. 653

    EL DERECHO CONSTITUCIONAL A LA LIBERTAD DE EMPRESA: DE RÍGIDA

    NORMA A FLÁCCIDA UTOPÍA ........................................................... 653

    CONCLUSIONES. ......................................................................... 667

    ANEXO I ..................................................................................... 696

    JURISPRUDENCIA.......................................................................... 697

    ANEXO II ................................................................................... 706

    BIBLIOGRAFÍA CITADA Y/O CONSULTADA ......................................... 707  

     

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    17  

    AGRADECIMIENTOS Hacer una tesis doctoral es una aventura repleta de obstáculos, tanto

    externos como internos. Externos, porque, al menos para mí, una

    tesis requiere dedicación casi exclusiva, y eso es difícil de conseguir.

    Internos, porque también requiere constancia, tenacidad y, sobre

    todo, un gran esfuerzo para confiar en uno mismo. Pero, al

    finalizarla, me corresponde la obligación de enfrentarme al capítulo

    más complicado de este trabajo, que no es otro que el de los

    agradecimientos, pues creo que sin toda la ayuda que he recibido no

    hubiera podido superar estos obstáculos.

    El primero y más importante de los agradecimientos es a mis padres,

    que me enseñaron a encarar las adversidades sin perder nunca la

    dignidad ni desfallecer en el intento. Me han dado todo lo que soy

    como persona, los valores básicos que han inspirado mi vida, mis

    principios, mi perseverancia y mi empeño y, además, con una gran

    dosis de amor y sin pedir nunca nada a cambio. De ellos he

    aprendido el valor del esfuerzo y del trabajo, el afán de superación y

    lo importante que es que cada uno trace su propio camino. En

    particular, a mi padre le habría gustado mucho saber de la

    terminación de mi tesis doctoral. Y, a mí, me habría hecho el hombre

    más feliz del mundo que hubiese podido escucharme.

    Agradecimiento también a mis hermanos, José Carlos, Armando,

    Octavio, Aurelio, Carolina, Toni, de los que aprendo cada día. Pero,

    especialmente quiero dar aquí las gracias a mi hermana Dulce, que

    siempre ha confiado en mí, que realmente sabía lo importante que

    era para mí este esfuerzo académico, y que me ha apoyado en los

    momentos duros, previos a esta tesis y durante el transcurso de la

    misma. Gracias, Dulce, por enseñarme que con las dificultades no se

    puede pactar; o las vencemos o nos vencen.

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    18  

    Un especial agradecimiento quiero expresar a mis directores de tesis,

    los doctores y catedráticos D. Pablo Saavedra Gallo y D. Ignacio Díaz

    de Lezcano Sevillano, cuya hospitalidad intelectual, comprensión

    sostenida y estímulo fueron decisivos para mí en este apasionante

    itinerario académico e investigador. A pesar de sus muchas

    ocupaciones y dificultades, se comprometieron y se preocuparon para

    sacar esta tesis adelante. El agradecimiento es, sobre todo, por la

    confianza depositada en mí.

    Mil gracias, también, a la doctora y profesora Rosa Pérez Martell, que

    siguió de cerca este trabajo y cuyos comentarios han contribuido a

    mejorar de manera importantísima su calidad y presentación.

    Debo decir, por último, que he llegado al final de este proyecto

    gracias al apoyo que me otorgaron y al cariño que me inspiraron

    tanto Rosario como Mercedes Berriel. Mi gratitud también es para

    Inmaculada, que me ayudó con su aliento y su cuidadosa tutoría. A

    José Luis mi reconocimiento, por ceder generosamente parte de su

    tiempo para localizarme en las hemerotecas alguna información que

    me interesaba y, sobre todo, porque su sentido del humor me ha

    ayudado a conservar el mío. Y, mil gracias a Alejandro Pérez, que

    siempre estuvo atento para resolverme las trabas informáticas.

    Y concluyo agradeciendo también a los Miembros del Tribunal de esta

    tesis que hayan aceptado formar parte de él, con independencia del

    juicio que emitan de ella.

  •  

    19  

    SIGNOS Y ABREVIATURAS AP Alianza Popular Aptdo. Apartado Art. (art.) Artículo AT Audiencia Territorial Cap. Capítulo BOE Boletín Oficial del Estado CC. AA. Comunidades Autónomas C.c. Código Civil Ccom. Código de Comercio Cdo. Considerando CE Constitución española CNC Comisión Nacional de la Competencia Cit. Citado/a Coord. Coordinador Dir. Dirigido/ dirección Ed. Editorial/ edición ET Estatuto de los Trabajadores F. J. Fundamento Jurídico INI Instituto Nacional de Industria LCD Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal (BOE nº 10, de 11 de enero) LCSP Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos

    del Sector Público (BOE nº 261, de 31 de octubre)

    LDC Ley 15/2007, de 3 de junio, de Defensa de la Competencia (BOE nº 159, de 4 de julio)

    LO Ley Orgánica LOPJ Ley Orgánica del Poder Judicial Nº Número Núm. Número Ob. Col. Obra colectiva Op. cit. Obra citada PCE Partido Comunista de España Pág (s) Página; Páginas Párr. Párrafo Prof. Profesor PSOE Partido Socialista Obrero Español RAE Real Academia Española de la Lengua RAP Revista de Administración Pública R. D. Real Decreto RDM Revista de Derecho Mercantil REDA Revista Española de Derecho Administrativo REDC Revista Española de Derecho Constitucional Rf. Referencia

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    20  

    RI Recurso de Inconstitucionalidad RJAR Repertorio de Jurisprudencia Aranzadi Rp. Repertorio Sgs. Siguientes SSTC Sentencias del Tribunal Constitucional SSTS Sentencias del Tribunal Supremo STC Sentencia del Tribunal Constitucional STJCE Sentencia del Tribunal de Justicia de las

    Comunidades Europeas STS Sentencia del Tribunal Supremo TC Tribunal Constitucional TCE Tratado constitutivo de la Comunidad Europea

    (versión consolidada tras el Tratado de Ámsterdam)

    TFUE Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea

    TUE Tratado de la Unión Europea (versión consolidada tras el Tratado de Ámsterdam)

    TDC Tribunal de Defensa de la Competencia TSJ Tribunal Superior de Justicia UCD Unión de Centro Democrático UE Unión Europea Últ. Último VV. AA. Varios Autores Vol. Volumen

  •  

    21  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    INTRODUCCIÓN  

  •  

    22  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

  •  

    23  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    INTRODUCCIÓN

    Comúnmente entendemos la libertad como capacidad para elegir,

    pero, si vamos a su raíz, la libertad del hombre es libertad de

    conciencia, tanto de la conciencia ontológica como de la conciencia

    moral. La grandeza de la libertad se manifiesta en el desarrollo de las

    cualidades personales y en el progreso de la humanidad, y muestra

    su radical autonomía tanto en el acto heroico como en la

    transgresión, cuando un movimiento de la voluntad surge frente a la

    razón, la norma o la conveniencia.

    La libertad es algo más que una facultad; pertenece al reducido

    círculo de la intimidad personal, donde el sujeto y su acción llegan a

    confundirse. De alguna manera puede decirse que la persona está

    hecha de libertad.

    Abraham Lincoln, en un discurso pronunciado en Baltimore en 1864,

    reconoció la dificultad de definir la “libertad” y el hecho de que la

    guerra civil entre el Norte y el Sur estaba basada, en cierto sentido,

    en un equívoco relacionado con esta palabra. “El mundo”, dijo,

    “nunca ha tenido una buena definición de la palabra libertad…

    Utilizamos la misma palabra, pero no queremos decir la misma

    cosa.”1

    Realmente, no es fácil definir la “libertad”, ni captar completamente

    la importancia que ello tiene. Si queremos definir la “libertad”,

    primero debemos decidir el propósito de nuestra definición. Una

                                                                                                                   1 LINCOLN, A.: Discurso pronunciado en la Convención del Partido Republicano celebrado entre el 7/6 y el 8/6 en Baltimore, donde se votó su candidatura para un nuevo período presidencial.

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    24  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    manera “realista” de abordar el problema elimina la dificultad

    preliminar: “libertad” es algo que está simplemente “ahí”, y la única

    cuestión es encontrar las palabras adecuadas para describirlo.

    Un ejemplo de definición “realista” de libertad es la que da Lord Acton

    al comienzo de su Historia de la Libertad. “Por libertad entiendo la

    seguridad de que todo hombre tendrá la protección que necesite para

    hacer lo que cree que es su deber frente a la influencia de la

    autoridad y de las mayorías, de la costumbre y de la opinión”2.

    Pero, las dificultades existen y nos advierten que no podemos utilizar

    la palabra “libertad” y esperar que se nos comprenda bien, si no

    hemos definido en primer lugar, con toda claridad, el significado que

    prestamos a este término. El método realista de definir la “libertad”

    no puede tener éxito. No existe una “libertad” independiente de las

    personas que hablan de ella. En otras palabras no podemos definir la

    “libertad” de la misma manera que definimos un objeto material al

    que cualquiera puede señalar.

    Según el cómputo de Ortega3, la Constitución española de 1978 ha

    cumplido su primer ciclo generacional. Tiempo suficiente para valorar

    la función histórico-política de aquel texto constituyente, plagado de

    grandes “decisiones”, algunas afortunadas, como la opción por el

    Estado de Derecho y por la monarquía parlamentaria; otras,

    congruentes con su tiempo, así el Estado de las autonomías; las

    menos, seguramente, discutibles, entre ellas la proclamación

    dogmática del Estado social y la abundancia de títulos materiales

                                                                                                                   2 LORD ACTON: “El Estudio de la Historia”, conferencia pronunciada en Cambridge el 11 de junio de 1895. Publicada con el título “A Lecture on the Study of History” (Londres 1895). La cita está recogida de la edición “Ensayos sobre la Libertad y el Poder”. Unión Editorial, 1999. 3 ORTEGA Y GASSET, J.: Prólogo a “La Decadencia de Occidente”, de OSWALD SPENGLER. Ed. Virtual. Buenos Aires, 2006.  

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    25  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    para la intervención de los poderes públicos en la vida social y

    económica4.

    La libertad encaja limpiamente entre las opciones fundamentales de

    la vigente Constitución, como lo prueba el artículo 1.1, situada entre

    los “valores superiores” del ordenamiento jurídico español, con

    prioridad, al menos gramatical, sobre la justicia, la igualdad y el

    pluralismo político5.

    El reconocimiento de las libertades o derechos de nuestras

    Constituciones es la manera de proteger ese ámbito de libertad

    personal de los excesos de la lógica colectiva. Los derechos

    constitucionales tienen un contenido esencial que debe ser respetado

    por los poderes públicos y por los demás ciudadanos. Dentro del

    perímetro de este contenido esencial no debería penetrar nadie. A fin

    de cuentas, el último sentido de la acción política, e incluso del pacto

    social que la respalda, vuelve a encontrarse en las personas

    individuales, en el enriquecimiento de sus derechos y libertades,

    porque fuera de la persona no existe en este mundo ningún otro

    sujeto con realidad verdaderamente autónoma, ni, por tanto, ningún

    otro soporte real equivalente a quien atribuir valores, derechos o

    responsabilidades, ni en quien depositar el progreso material y

    moral6.

    Es preciso advertir, ante todo, que no es frecuente que los textos

    constitucionales contemplen a la libertad en este estado que

    llamaríamos “puro y simple” y que algún distinguido autor sostiene

                                                                                                                   4 BLANCO VALDÉS, ROBERTO L.: “Constitución Española. Viaje al centro de la Constitución”. Congreso de los Diputados, 2003. 5 ALZAGA VILLAAMIL, O.: “Los valores superiores del Ordenamiento jurídico”. Apartado 2 del Capítulo XII de Oscar Alzaga Villaamil, Ignacio Gutiérrez Gutiérrez y Jorge Rodríguez Zapata en Derecho Político español según la Constitución de 1978. I. Constitución y fuentes del derecho, 3ª ed., Madrid. Centro de Estudios Ramón Areces, 2001. 6 PRIETO SANCHÍS, L.: “Estudios sobre derechos fundamentales”. Madrid. Debate, 1990, en Los derechos fundamentales y el poder legislativo.  

  •  

    26  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    que ese concepto aislado resultaría más bien vago y vacío7. Yo

    estimo, sin embargo, que es acertada la presencia en la norma

    fundamental de este principio general, no identificable sin más con la

    mera yuxtaposición de las concretas libertades que reconoce y

    garantiza el Título I. Tal vez quiso el constituyente, en prueba de

    generosidad histórica, satisfacer en parte la vieja deuda que los

    españoles tenemos contraída con la libertad. El jurista se ve obligado

    a buscar un sentido técnico preciso al principio general que nos

    ocupa, lo mismo que al resto de los preceptos constitucionales. La

    más positiva novedad que trajo consigo el texto fundamental de 1978

    fue su condición, indiscutida, de norma directamente invocable ante

    (y aplicable por) los jueces y tribunales, como explicó

    tempranamente la mejor doctrina y ha confirmado con vigor la

    jurisprudencia8.

    Más importante que distinguir y subdistinguir sobre la libertad, es

    describir un fenómeno que puede alterar a medio plazo el libre y

    racional desarrollo de cualquier debate sobre el concepto: la “filosofía

    de la libertad”, que sufre hoy día una crisis por hipertrofia, de modo

    que, bajo el pretexto del pleno respeto a la libertad como valor

    entendido, el pensamiento contemporáneo es ajeno a ella como

    arquetipo ético (e incluso estético) y muestra excesivo desinterés,

    cuando no abierto desprecio, por su vertiente jurídica y política.

    La filosofía contemporánea, incluso la que descubrió (¡con asombro!)

    que no había un paraíso al otro lado del muro, es totalmente ajena a

    la tensión polémica que requiere, desde siempre, la lucha por la

    libertad y la proyección ética de su titular genuino, el ser humano

    individual.

                                                                                                                   7 DE VEGA GARCÍA, P.: “La eficacia frente a particulares de los derechos fundamentales”, en La Reforma constitucional y problemática del poder constituyente. Tecnos, 1985. 8 STC 16/1982, de 28 de abril (F. J. 1).  

  •  

    27  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    Hay que hacer presente y operante la pasión innata por la libertad

    que han sentido los mejores hombres y mujeres de la historia, que

    exige un cambio de perspectiva: estamos tan acostumbrados al

    poder, que le pedimos incluso que nos otorgue la libertad; esperamos

    tanto del Estado, que confiamos también en que nos conceda el

    Derecho. Haríamos mucho mejor en plantear los problemas a la

    inversa: la libertad se arrebata día tras día al poder; el Estado sólo es

    legítimo si respeta con reverencia la fuerza abstracta del Derecho.

    Pues bien: el significado radical de la libertad como valor superior y

    como decisión básica de nuestra Constitución puede hallarse, así lo

    creo, en la defensa del estatuto jurídico del ser humano individual, a

    quien se garantiza la facultad de realizar su propia opción vital en

    condiciones de igualdad con los demás y de participar en la discusión

    racional y libre de los asuntos públicos. Con ello, la presencia digna y

    elogiable de la libertad en el artículo 1.1 impide, jurídicamente, que

    algún hiperracionalista irritado, dotado de poder para ello (aunque

    sea un poder de origen democrático), pretenda eliminar ese último

    reducto de diversidad que caracteriza a cada persona: el que hace

    obstinarse en ser diferente a los demás en cuanto tiene la menor

    oportunidad para ello; ese núcleo irrenunciable de la propia

    personalidad, que convierte a cada hombre en un ser irrepetible y

    justifica el horror que se produce cuando es tratado como si fuera un

    bien fungible9.

    Cabe, así, sostener que la libertad pura y simple que proclama la

    Constitución significa una libre conformación de la vida personal

    dentro del respeto a la ley, la “autonomía para elegir entre las

    diversas opciones vitales”, para decirlo con palabras del Tribunal

    Constitucional10.

                                                                                                                   9 SSTC 25/1981; 8/1983; 32/1985; 35/1987; 132/1989 y 113/1994, entre otras. 10 STC 139/1989.

  •  

    28  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Pero, cuando hablamos de libertad política o económica no estamos

    pensando en esa libertad ontológica, aunque tampoco dejamos de

    hacerlo. La libertad política o económica se refiere normalmente a

    una situación social en la que los ciudadanos tienen más capacidad

    para tomar decisiones o están menos coaccionados. Pero esto sucede

    porque las organizaciones que consideramos más libres tienen en

    cuenta -consciente o inconscientemente- que en las personas existe

    ese núcleo de libertad previo a cualquier construcción social.

    La libertad es la forma de ser y actuar de las personas. En cuanto

    forma de ser, la libertad no tiene límites. En cuanto forma de actuar,

    necesita algún cauce, para que la libertad de cada uno contribuya

    también a enriquecer la libertad de los demás11.

    La libertad económica es imprescindible para que cada persona pueda

    desarrollar su capacidad de creación y de trabajo y tenga el estímulo

    necesario para ello. La primera referencia análoga de la libertad de

    empresa se encuentra en esa decisión autónoma de concebir y

    realizar una actividad útil, que satisface un deseo, que cubre una

    necesidad.

    En el discurso político a veces se juega con la ficción de confundir el

    reconocimiento de un derecho con su realidad efectiva, como si los

    hombres pudiésemos -como Dios- crear las cosas sólo con

    pronunciarlas. Es evidente que sin el progreso económico buena parte

    de los derechos proclamados por la Constitución nunca podrían

    alcanzar la generalidad y la calidad que deseamos. Tiene, por tanto,

    el máximo interés que nos planteemos el alcance del derecho

    constitucional de la libertad de empresa en el marco de la

    economía de mercado a la luz de nuestra experiencia reciente y de

                                                                                                                   11 V. INSTITUTO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS (IEE): Prólogo de “25 años de economía de mercado”. Madrid, 2004.  

  •  

    29  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    las enseñanzas que puede aportarnos la comparación internacional.

    Además de la inapelable superioridad del libre mercado sobre las

    economías intervenidas, que terminó con los regímenes del

    socialismo real, se observa que entre las naciones con economías de

    mercado puede establecerse una relación entre el nivel de libertad

    económica y el grado de desarrollo. Las sociedades con una cultura

    arraigada de libertad económica son más dinámicas, más innovadoras

    y con más oportunidades de prosperidad para los ciudadanos12.

    Para el Diccionario de la Real Academia Española (RAE)13, “empresa”

    significa “acción ardua y dificultosa que valerosamente se comienza”;

    “intento o designio de hacer una cosa”; “obra o designio llevado a

    cabo, en especial cuando en él intervienen varias personas”, y sólo en

    último lugar “entidad integrada por el capital y el trabajo, como

    factores de la producción, y dedicada a actividades industriales,

    mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos y con la

    consiguiente responsabilidad”. Tengo, por tanto, un autorizado apoyo

    para entender que el concepto de libertad de empresa comprende,

    en primer lugar, la libertad de emprender, de actuar, y que este valor

    semántico no debe olvidarse en la lectura de la Constitución. Hay, por

    consiguiente, en la libertad de empresa un primer contenido

    indudable, que surge del derecho de cualquier persona a concebir y

    emprender una actividad útil, sola o con el concurso de otras.

    La libertad económica también incluye el derecho a la propiedad de

    los bienes conseguidos y la capacidad para intercambiarlos14. La

    propiedad privada es la forma más razonable de dominio sobre los

    bienes porque las personas son los primeros sujetos económicos. En

                                                                                                                   12 TERMES CARRERO, R.: Prólogo en “Hayek. Una teoría de la justicia, la moral y el derecho”, de Caridad Velarde. Civitas, Madrid, 1994. 13 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: “Diccionario de la Lengua Española”. Vigésima segunda edición, 2001.  14  IEE:  op.  cit.  

  •  

    30  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    realidad, la propiedad corporativa y la propiedad pública bien podrían

    concebirse como propiedades privadas con el objeto de conseguir

    beneficios de interés común para los asociados o para todos los

    ciudadanos, quienes, a tal fin, deben conservar las facultades de

    designación de los gestores y el control de la administración.

    El respeto de la propiedad privada es, también, uno de los rasgos que

    caracterizan a las sociedades prósperas. De hecho, los intentos de

    sustituir la propiedad privada por la colectiva han conducido al

    fracaso. La seguridad jurídica de la propiedad es un gran estímulo de

    la iniciativa económica, favorece la movilidad social y contribuye a

    elevar el nivel general de bienestar.

    De otro lado, el mercado libre no es un juego de suma cero. Es el

    mejor procedimiento para que los recursos acudan a satisfacer las

    necesidades, para identificar la escasez de los bienes demandados y

    para estimular la reacción de la oferta. Gracias al comercio libre

    aumenta la cantidad, la calidad y la variedad de la oferta, se modera

    el precio y mejora el grado de satisfacción de la demanda. Hoy en día

    no se conoce mejor sistema que la economía de mercado para

    garantizar el acceso y la igualdad de trato a todos los que tienen algo

    que vender y a cuantos desean comprar. El mercado actúa como un

    gigantesco procesador de la información empírica necesaria para

    determinar los precios y dar con ellos una indicación de la relación

    cambiante entre la oferta y la demanda15.

    Cuando el artículo 38 de la Constitución reconoce “la libertad de

    empresa en el marco de la economía de mercado”, hay que

    entender, en primer lugar, que es el mercado -no las instituciones

    públicas- el que mejor determina cuáles son los deseos y las

    necesidades de los ciudadanos. No es función de los poderes públicos                                                                                                                15  IEE:  op.  cit.  

  •  

    31  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    suplantar al mercado y dictar o interpretar lo que quieren las

    personas, sino ayudar a que el mercado funcione bien, con una

    regulación que asegure el acceso y la igualdad de oportunidades a

    cuantos agentes operen en él, con respeto de los derechos de los

    ciudadanos-consumidores. Por estas razones es evidente que el

    marco de la economía de mercado no deba entenderse como una

    limitación a la libertad de empresa, sino como una condición de su

    posibilidad. No es posible imaginar si quiera la libertad de empresa

    en una economía intervenida.

    Ya puede apreciarse con claridad que la libertad y la igualdad son los

    valores que sirven de referencia para comprender e interpretar el

    artículo 38 de la Constitución. La libertad es el primer valor de la

    acción emprendedora y la igualdad es el primer valor del mercado. La

    libertad es el atributo de una persona y de su acción. La igualdad es

    la cualidad de una relación. Lo que caracteriza a la persona no es la

    igualdad, sino la privacidad: cada persona es única. La igualdad es un

    valor propio de la relación social y también de la relación económica:

    todos somos iguales ante la ley; todos somos iguales en el mercado.

    De este modo se comprende que la libertad y la igualdad no son

    valores contradictorios en el orden económico cuando se acentúan

    correctamente: la libertad, en la acción emprendedora y productiva;

    la igualdad, en el mercado; y el respeto a los derechos de los demás.

    Resulta necesario, adicionalmente, decir algo más en esta parte

    introductoria. El artículo 38 de la Constitución reconoce la libertad

    de empresa en el marco de la economía de mercado y, a

    continuación, afirma que “los poderes públicos garantizan y

    protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de

    acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su

    caso, de la planificación”.

  •  

    32  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Efectivamente, así es, y con ello muchos autores liberales y

    empresarios parecen darse por satisfechos invocando, con frecuencia,

    este precepto constitucional; los primeros para ofrecernos el mensaje

    de la dialéctica gratuita y eficiente del mercado, y los segundos para

    criticar a la Administración las medidas que adopta inconsecuentes

    con el principio, las pocas veces que se manifiestan de forma

    concreta. Lo cierto es que nuestra Constitución, en su afán por

    contentar a unos y a otros ha planteado numerosos problemas a todo

    aquel que pretenda interpretar el enunciado del artículo 38 de la

    Constitución.

    Soy consciente que el tal precepto constitucional ha sido objeto ya de

    no pocas reflexiones, pero todas ellas, hasta el momento, se han

    mantenido en un nivel más bien técnico, sin descender nunca a los

    aspectos filosóficos e ideológicos, que es donde propiamente se juega

    el destino de la norma. En este segundo nivel es donde me quiero

    situar, ya que, en lo que al primero respecta, no hay mucho que

    discutir, aunque me permita más de una licencia en ese sentido.

    Como afirmara T. R. Fernández, el sistema económico que se

    encontraron los constituyentes era ya un sistema mixto, en el que un

    sector público nada despreciable convivía con un sector privado

    ampliamente intervenido siempre y públicamente estimulado o

    sostenido en muchos casos. Ese sistema mixto, esa realidad

    preconstitucional concreta, fue simplemente reconocida por el artículo

    38 de la Constitución (“se reconoce”, dice significativamente el

    precepto utilizando el presente de indicativo), que, obra de un

    consenso entre fuerzas políticas muy dispares, no podía suponer

    cambio sustancial alguno en esa realidad16.

                                                                                                                   16   FERNÁNDEZ,   T.   R.:   “Libertad   de   empresa   e   intervencionismo   administrativo”,   en   Boletín   del  Círculo  de  Empresarios  nº  32.  IV  Tr./1985.  

  •  

    33  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    Ya dejo aquí constancia, tempranamente, de mi interés por analizar

    este artículo, pieza nuclear del sistema económico de nuestra

    Constitución, no sin advertir que se trata de un precepto sumamente

    complejo, ya que abarca disposiciones de contenido jurídico con

    formulaciones económicas. Ello ha provocado una cautelosa

    jurisprudencia que reconoce que se trata de una fórmula

    consensuada a la que prestaron su apoyo partidos políticos muy

    distanciados sociológica e ideológicamente, por la única razón de

    incluir fórmulas antagónicas como libertad de empresa y economía

    de mercado o planificación (Sentencia del Tribunal Supremo, Sala 4ª,

    de 24 de mayo de 1984-R. Ar. 3132).

    Independientemente de lo que luego se dirá, hay que tener además

    presente que el Tribunal Constitucional se ha cuidado muy mucho de

    delimitar el contenido esencial de la libertad de empresa, pero

    parece evidente y existe casi unanimidad en que el eje sobre el que

    opera la libertad de empresa es el respeto a la libre competencia17.

    Lo anterior puede dar ya una primera idea de la dificultad de aportar

    soluciones dogmáticas, o de encorsetar la actividad económica dentro

    de un molde rígido. Pero, es que además, a la vista de la evolución

    jurisprudencial18, se observa igualmente que, aunque se trate de un

    precepto integrado en la Sección Segunda del Capítulo Segundo del

    Título Primero de la Carta Magna -con la trascendencia que le

    atribuye el artículo 53 CE-, el contenido del precepto es más una

    declaración de intenciones, lo cual no significa que carezca de valor,

    sino más bien que desde un punto de vista práctico, la aplicación

    directa es sumamente compleja.

                                                                                                                   17V.    STC  1/1982;  208/1999,  de  11  de  noviembre.  18  V.  SSTC  de  30  de  noviembre  de  1982;  de  24  de  julio  de  1984;  37/1981  y  109/2003,  entre  otras.  

  •  

    34  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Aparte de ello, existen otros factores adicionales que complican este

    sistema, pues no es una disposición aislada, sino que en la propia

    Constitución se encuentran diversas declaraciones que se integrarían,

    con aquél, en lo que se ha dado en llamar la Constitución Económica:

    artículo 31 (sistema tributario); artículo 33 (derecho de propiedad);

    artículo 40 (redistribución de la renta); artículo 128 (función pública

    de la riqueza); artículo 129 (participación en la empresa y en los

    organismos públicos); artículo 130 (desarrollo de sectores

    puntuales); artículo 131 (planificación de la actividad económica),

    etc.

    Pero, lo que importa: si la norma fundamental obliga, al poner en

    relación planificación con libertad, ¿cómo se consigue conciliar ambos

    términos? La planificación imperativa, por definición, es inconciliable

    con la idea misma de libertad. Por consiguiente, me propongo realizar

    algunas precisiones acerca de la, para muchos, relativa ambigüedad

    con que se proclama en la Constitución el sistema de la economía de

    mercado, pues esa subordinación de la libertad de empresa en el

    marco de la economía de mercado a la planificación es la que

    introduce ese elemento de incontrovertible ambigüedad. Máxime si se

    tiene en cuenta que en el Art. 131 del Título VII titulado “Economía y

    Hacienda” se establece que “El Estado, mediante ley, podrá planificar

    la actividad económica general para atender a las necesidades

    colectivas”, etc.

    Hay algo, sin embargo, que sí querría destacar con todo el énfasis

    posible. El artículo 38 y la libertad de empresa que consagra está

    incluido en el segundo bloque de los derechos y libertades que la

    Constitución proclama. Quiere esto decir que no alcanza a la libertad

    de empresa el régimen máximo de protección que la norma

    fundamental reserva a las libertades susceptibles de amparo

    constitucional (Arts. 14 a 29, más la objeción de conciencia del

  •  

    35  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    artículo 30), pero significa también que su valor no se reduce al de

    mero principio informador de la política económica, como ocurre con

    los derechos a que se refieren los artículos 39 a 52 del texto

    constitucional. Profundizaré en ello porque esta idea devaluada de la

    libertad de empresa parece haber tomado cuerpo en gran parte de

    la doctrina constitucional consultada19.

    Como se dijera supra, la libertad de empresa constituye,

    ciertamente, uno de los pilares fundamentales del orden económico

    constitucional. No en vano, cada una de las fuerzas políticas que

    consensuaron su redacción le otorgaron significados distintos,

    poniendo unas el acento en la libertad individual que implicaba y

    otras en su dimensión o vertiente social: en la intervención pública

    que consagra. Este precepto, como muchos otros que conforman la

    Constitución española (CE), alberga numerosos problemas jurídicos

    que se acrecientan si se tiene en cuenta que sus elementos

    normativos remiten a cuestiones metajurídicas, como la economía de

    mercado, que además poseen una fuerte carga ideológica. Y, para mí,

    un concepto como el de economía de mercado que no esté

    acompañado de algún tipo de adjetivación, significa en sí mismo,

    poca cosa. Lo que, en todo caso, queda claro es que sobre él pivota

    de modo principal el sistema económico sancionado por la CE.

    Dicho de otro modo: el reconocimiento de la libertad de empresa

    en el marco de la economía de mercado a que se refiere el artículo 38

    de la Constitución española tiene una formulación positiva, aunque

    diste mucho de ser inequívoca. Por ello, tan importante como el

    estudio de las garantías para el ejercicio de este derecho, lo es el de

    los límites que el propio texto constitucional, en su conjunto, impone.

    Tan es así que, no obstante la aparente claridad con que dicho

    reconocimiento se hace, es lo cierto que del examen general de la                                                                                                                19  V.  STC  de  16  de  noviembre  de  1981  

  •  

    36  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Constitución no puede decirse que el sistema económico que en ella

    se contiene reúna los caracteres suficientes para sostener la realidad

    de dicho reconocimiento.

    La pretensión, en fin, es realizar una profundización, no exenta de

    critica, del derecho de los ciudadanos al ejercicio de la libertad de

    empresa desde una óptica constitucional, pero siempre centrándome

    en lo que sobre el mismo ha venido señalando el Tribunal

    Constitucional: cómo debe ser interpretado (conexión con los

    artículos 128 -sometimiento de la riqueza a las exigencias del interés

    general e iniciativa económica pública- y 131 -planificación estatal de

    la actividad económica general-); cómo sirve de límite de actuación

    para los poderes públicos y, poniendo en relación el artículo 38 con el

    artículo 53-1, la reserva de ley que, a modo de garantía reviste la

    Constitución a la libertad de empresa. Pero, también, se abordarán

    aquellos otros aspectos transcendentales sobre los que el Tribunal

    Constitucional (TC) guarda silencio: qué ha de entenderse por

    libertad de empresa; cuál es el “contenido esencial” de esa

    libertad; qué valor ha de darse a la expresión “Se reconoce la

    libertad de empresa… de acuerdo con las exigencias de la economía

    general y en su caso de la planificación”.

    ¿Está la Constitución subordinando la libertad de empresa a las

    exigencias económicas de orden general o de la planificación, o son

    simplemente límites con los que tiene que convivir la libertad de

    empresa?

    Me interesa, por consiguiente, intentar dilucidar, a través del análisis

    de la jurisprudencia constitucional que ha interpretado el artículo 38,

    si se atiende más a destacar el carácter de garantía institucional que

    su aspecto subjetivo como derecho fundamental, cuestión básica

    antes de concluir si estamos ante un precepto desvirtuado que no

  •  

    37  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    logra articular la piedra angular del sistema o modelo constitucional

    basado en la economía de mercado.

    El objeto de estudio que he escogido me obliga con demasiada

    frecuencia a saltar las rígidas barreras que en ocasiones trazamos

    entre las ramas del Derecho. La presente investigación se proyecta

    además sobre un ámbito en el que ha de existir una colaboración

    fluida entre el Derecho Público y el Derecho Privado. La presencia en

    la Constitución de elementos centrales en la estructura de las

    instituciones mercantiles como la libertad de empresa y la libre

    competencia hace necesario un estudio integral de los aspectos

    públicos y privados. Se puede concluir que en pocas libertades se

    aprecia mejor la naturaleza transversal del Derecho Constitucional.

    Insisto: aunque me resulte especialmente difícil, intentaré no entrar

    más allá de lo razonable, en los debates puramente ideológicos sobre

    la libertad de empresa, que parten de peticiones de principio a

    favor o en contra de este postulado y enfrentan hoy dos visiones

    contrapuestas de la globalización económica, pero conviene conocer

    sus argumentos porque se filtran inevitablemente en los discursos

    económicos y jurídicos que escuchamos y leemos incluso en la

    literatura administrativista. Forman parte de la realidad social del

    tiempo en que las normas han de ser aplicadas y, por tanto, han de

    ser tomados también en cuenta.

    Pero, de lo que trataré es de Derecho: del fundamento y la

    naturaleza jurídica de la libertad de empresa, su contenido, alcance

    y legítimas restricciones; de sus límites y los límites de esos límites;

    de sus proyecciones sobre el ejercicio del poder público en los

    distintos territorios y sobre las diversas actividades económicas; de

    sus perspectivas de presente y de futuro en un Ordenamiento en

  •  

    38  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    constante evolución, marcado en el último cuarto de siglo en nuestro

    país por la creciente relevancia del Derecho europeo.

    La investigación, además, pretende ser una intrusión en la dimensión

    económica de la Constitución en el Estado Autonómico (la distribución

    competencial de la ordenación e intervención en la economía entre el

    Estado y las Comunidades Autónomas; el principio de unidad de

    mercado).

    Así las cosas, y de manera concreta, esta tesis consta de seis

    capítulos: los dos primeros orientados a establecer el marco teórico al

    cual se está haciendo permanentemente referencia. En el Capítulo I

    hablo de la libertad en general como algo más que una simple

    facultad; que pertenece al reducido círculo de la intimidad personal,

    donde el sujeto y su acción llegan a confundirse. Justifico, en fin, que

    la persona está hecha de libertad. Y el reconocimiento de las

    libertades o derechos de nuestra Constitución es la manera de

    proteger ese ámbito de libertad personal de los excesos de la lógica

    colectiva. En concreto, razono que la libertad económica es

    imprescindible para que cada persona pueda desarrollar su capacidad

    de creación y de trabajo y tenga el estímulo necesario para ello. El

    primer analogazo de la libertad de empresa se encuentra en esa

    decisión autónoma de concebir y realizar una actividad útil, que

    satisface un deseo, que cubre una necesidad.

    Por su parte, en el Capítulo II, y aceptando de antemano que sobre

    el particular hay muchos y diferentes enfoques, creo que no puede

    negarse al estudio constitucional del derecho a la libertad de empresa

    una calificación o valoración de naturaleza ideológica, por mínima que

    ésta sea. Relaciono, además, el progreso económico con que buena

    parte de los derechos proclamados por la Constitución nunca podrían

    alcanzar la generalidad y la calidad que deseamos. De ahí el máximo

  •  

    39  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    interés que tiene para mí, como dijera supra, que me plantee el

    alcance del derecho constitucional de la libertad de empresa en el

    marco de la economía de mercado a la luz de nuestra experiencia

    reciente y de las enseñanzas que puede aportarnos la comparación

    internacional.

    En este Capítulo me propongo hacer también unas humildes

    intrusiones en las relaciones entre Constitución y Economía, con

    objeto de, simplemente, avanzar un esquema sobre el que pudiera

    edificarse en un futuro un estudio más profundo si cabe y riguroso

    sobre la dimensión económica de la Constitución. Los aspectos

    económicos de la Constitución, su proyección extraconstitucional, su

    manifestación en la política concreta a través de las grandes políticas

    públicas…, son un campo casi inabarcable. Y, al tiempo que

    inabarcable, es un campo todavía muy desconocido, poco estudiado.

    No sé muy bien la razón de ello. Quizá los juristas no muestran un

    excesivo celo por conocer la ciencia de la Economía. Quizá las

    declaraciones constitucionales de contenido económico se ven con

    una benevolencia teñida de una implícita, incluso inconsciente,

    concepción de la misma como algo ajurídico, imposible de ser

    regulado por el Derecho, como concesiones a la galería de

    pretensiones ilusorias utópicas (el derecho al trabajo, el derecho a la

    vivienda o un salario digno, etc.). Quizá porque nuestra Constitución

    tiene los aspectos económicos muy desperdigados.

    Los constituyentes no tuvieron -y eso es algo que se ve muy

    claramente al leer los debates de 1977 y 1978- en su cabeza una

    concepción desarrollada, completa, de la misión que el texto de

    máximo rango de nuestro ordenamiento jurídico debiera cumplir en

    relación a la Economía. Por todo este cúmulo de razones, un estudio

    sobre la Constitución Económica, o sobre el modelo constitucional, si

    es que existe, o sobre las garantías y derechos respecto de los

  •  

    40  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    poderes económicos o de contenido económico, sigue estando en

    gran medida por hacer.

    El Capítulo III está destinado a acreditar que la libertad de

    empresa es un derecho que la Constitución protege con la garantía

    de un contenido esencial, es decir, un ámbito de acción libre de las

    injerencias de los poderes públicos. Es así que, la libertad de

    empresa es un derecho constitucional –que no fundamental- como

    todos los enunciados en la sección segunda del Capitulo Segundo del

    Título I de la Constitución, vinculante para todos los poderes públicos,

    con reserva de ley para regular su ejercicio y con un contenido

    esencial que ha de respetar el legislador.

    Este Capítulo, de manera muy particular, aborda también una

    aproximación, a veces relativa, a veces absoluta, al contenido

    esencial de una libertad. La misma jurisprudencia ha mostrado las

    dificultades para acometer una indagación esencial más allá de

    situaciones evidentes como puede ser preservar la libertad de

    iniciativa frente a exclusiones de un sector de la actividad económica.

    Sin embargo, una delimitación absoluta es una labor que antes o

    después debe ser seriamente afrontada por la doctrina constitucional

    para poder avanzar. La jurisprudencia constitucional ha reconocido

    entre los contenidos incluidos en la libertad que nos ocupa las

    facultades de crear empresas, actuar en el mercado, establecer

    objetivos empresariales, organizar y dirigir la actividad empresarial,

    etc. Pero, sorprendentemente -sin apenas motivación- ha negado,

    por ejemplo, su conexión con la libertad de horarios comerciales. Una

    decisión de digestión intelectual difícil. Como no tenemos aún una

    buena identificación doctrinal del objeto del derecho y de sus

    contenidos principales cualquier decisión judicial puede darse por

    válida en virtud de su imperio. Como dice G. ARIÑO, después de más

  •  

    41  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    de treinta años de desarrollo y experiencias constitucionales

    subsisten muchas incógnitas20.

    Y, la libertad de empresa se desarrolla “en el marco de la economía

    de mercado”. Se trata de dos conceptos diferentes. La libertad de

    empresa es un derecho subjetivo y la economía de mercado es el

    marco institucional en el que se desenvuelve la actividad económica.

    El Capítulo IV refiere las condiciones a que se ve sometida la libre

    iniciativa privada derivadas del interés público, exigencias que nunca

    pueden llegar hasta la anulación de este derecho y la supresión de la

    economía de mercado. La Constitución no es neutral entre la

    economía dirigida y la economía libre. Opta por la economía libre, con

    limitaciones que, en todo caso, deben respetar, al menos, tres rasgos

    fundamentales: la libre iniciativa privada, el intercambio y el

    mecanismo de los precios y la libre competencia en condiciones de

    igualdad.

    Por lo demás, la aproximación constitucional a la libertad de

    empresa que realizo en este Capítulo la formulo desde el estudio de

    sus límites, tanto directos como indirectos. Límites directos son los

    que contiene el mismo artículo 38: en primer lugar, los que impone el

    marco de la economía de mercado, o sea, la competencia en

    condiciones de igualdad; en segundo lugar, y en su caso, la

    planificación. Límites indirectos son los que resultan de las

    intervenciones públicas destinadas a proteger otros derechos o

    bienes. Estas intervenciones no pueden ir tan lejos que lleguen a

    vaciar de contenido la libertad de empresa, y deben estar

    establecidos legalmente.

                                                                                                                   20  ARIÑO  ORTIZ,G.:  “Principios  de  Derecho  Público  Económico.  Modelo  de  Estado,  Gestión  Pública,  Regulación  Económica”.  Comares  Ed.  Granada,  2004.  

  •  

    42  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Precisamente, vengo a evidenciar que, a pesar de estos principios, no

    resulta fácil, en la práctica, extraer de la Constitución, y de su

    interpretación autorizada, apoyos suficientes para describir el

    contenido esencial de la libertad de empresa, porque el

    reconocimiento de este derecho se rodea de tantas condiciones que

    llegan a desfigurarlo.

    En el Capítulo V justifico que la primera condición para conseguir

    una dinámica de crecimiento económico y creación de empleo es la

    libertad económica. Que la libertad económica es parte indisociable

    de la libertad individual, junto a la libertad política o la libertad civil,

    pero necesita vías institucionales para desarrollarse y conjugarse en

    la convivencia social, entre otras cosas, porque el progreso

    económico y la pacífica convivencia necesitan seguridad, justicia,

    protección social… Si la estructura institucional no es la adecuada,

    sus consecuencias sobre la economía pueden ser desastrosas.

    Por último, el Capítulo VI aborda la unidad de mercado en la España

    actual. Alabo las ventajas, desde el punto de vista económico, de la

    descentralización territorial del poder público entre las diferentes

    escalas territoriales de gobierno (estatal, regional y local), pero existe

    un límite a esa descentralización: la preservación de la unidad de

    mercado. El interés de este estudio radica en la trascendencia que el

    principio de unidad de mercado tiene para la libertad de empresa,

    pues la unidad económica es una de las expresiones de la unidad

    nacional, de tal modo que la ruptura de aquélla implica la ruptura de

    ésta. Es por eso que muestro mi preocupación por la deriva que está

    tomando el siempre inacabado proceso de construcción autonómica

    en España. La asunción de cada vez más competencias por parte de

    los gobiernos de las Comunidades Autónomas, y el uso que de ellas

    están haciendo éstos, amenaza con romper la unidad de mercado, un

  •  

    43  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    lujo que nuestra economía no puede permitirse en un entorno

    mundial globalizado y fuertemente competitivo.

    El origen del problema se encuentra, en gran medida, en el obsesivo

    afán regulatorio de las autoridades autonómicas. La intromisión

    normativa de los gobiernos de las Comunidades Autónomas tiene un

    alcance que supera con creces cualquier límite razonable. Muchas

    actividades económicas se regulan hasta el más mínimo detalle,

    siendo ésta la causa fundamental de la introducción, absolutamente

    innecesaria y arbitraria, de requisitos y barreras inútiles cuyo

    resultado es obstaculizar la actividad económica y fragmentar el

    mercado nacional, sin aportar realmente nada beneficioso a la

    sociedad.

    Finalmente, la investigación se cierra con una Reflexión Final y un

    apartado de Conclusiones, en el que se recogen las deducciones que

    de los anteriores capítulos se desprenden y algunas sugerencias

    personales extraídas a raíz de los resultados del trabajo, la

    bibliografía utilizada y una relación de la jurisprudencia más

    relacionada con la materia objeto de estudio.

    Me parece necesario y, a la vez, instructivo dejar anotado desde este

    punto que no se pretende defender aquí un liberalismo económico

    puro, sin condicionamiento alguno (lo que algunos llaman

    “capitalismo salvaje”). En un mercado abierto y global, con una cada

    vez más intensa eliminación de toda barrera arancelaria y una

    competencia creciente, casi universal, resulta incuestionable la

    necesidad de que el Estado diseñe un sistema institucional (de leyes,

    reglas, instituciones, controles) que defina y mantenga las reglas del

    juego, proteja la competencia leal, garantice el cumplimiento de los

    contratos, defienda a los consumidores, asegure una información

  •  

    44  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    veraz y, claro está, haga posible el buen funcionamiento del

    mercado21.

    Y, precisamente porque abundan los mercados imperfectos, desigual

    información en ocasiones, posiciones dominantes (de compradores y

    de vendedores) que tienen siempre la tentación del abuso, etc., se

    hace necesario y evidente asegurar el mercado como institución en el

    marco de una institucionalidad más amplia -el sistema legal- de la

    que aquél forma parte. Y esto es misión del Estado -de los poderes

    públicos en general- en todos sus niveles: central, autonómico y

    local.

    Así pues, y como ya puede haberse deducido, la libertad de

    empresa es un tema cuya investigación no puede darse nunca por

    cerrada. Es una consecuencia de la textura tan abierta del derecho, la

    permanente transformación del mercado y la amplitud de las

    regulaciones e intervenciones en las actividades económicas sobre las

    que esta libertad, en cuanto derecho limitado, se proyecta. Un

    derecho complejo y en continua evolución. Nadie está en condiciones

    de decir la última palabra22.

    Sin duda alguna, adentrarse en los textos constitucionales, ofrecer

    posibles interpretaciones, intentar la construcción de un sistema

    coherente de principios es una tarea verdaderamente comprometida

    que exige el esfuerzo de especialistas de heterogénea procedencia.

    Muchos son los que prefieren evitar el riesgo de esta tarea. Al

    participar en ese esfuerzo me sabía consciente de las dificultades y

    también de la insatisfacción ante el resultado. Pero, probablemente,

                                                                                                                   21  ARIÑO  ORTIZ,  G.:  “Principios  constitucionales  de  la  libertad  de  empresa.  Libertad  de  Comercio  e  Intervencionismo  Administrativo”.  Marcial  Pons  e  Idelco  (Instituto  de  Estudios  del  Libre  comercio).  Madrid,  1995.  22   GARCÍA  ROCA,   J.:  Prólogo   a   “La   libertad   de   empresa:   ¿un   terrible   derecho?”,   de   Ignacio  García  Vitoria.  CEPC.  Madrid,  2008.  

  •  

    45  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    como alguien ha dicho, más importante que las soluciones son las

    dudas sobre las que se construyen y las nuevas dudas que generan.

  •  

    46  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

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    47  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    CAPÍTULO I ESTADO DE DERECHO, SEGURIDAD JURÍDICA Y DESARROLLO ECONÓMICO.  

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    48  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

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    49  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    CAPÍTULO I

    ESTADO DE DERECHO, SEGURIDAD JURÍDICA Y DESARROLLO ECONÓMICO.

    La economía y el derecho son disciplinas con metodología distinta y

    distintos objetos de conocimiento. La ciencia jurídica tiene como

    tarea originaria la interpretación de normas como etapa preparatoria

    para la aplicación del derecho. La realidad no es para la ciencia

    jurídica algo inmediatamente relevante, sino sólo como objeto de

    regulación, como contenido material de la norma23.

    Por el contrario, la ciencia económica tiene como finalidad la

    comprensión de una parte de la realidad social, concretamente de

    aquella que se desenvuelve en el ámbito de la vida económica. En los

    modelos económicos las regulaciones jurídicas vigentes tienen la

    condición de un dato más del problema, mientras que, para el

    derecho, la ciencia económica es la perspectiva que desvela ciertas

    interdependencias y correlaciones, cuyo conocimiento resulta

    imprescindible para la elaboración de la normativa de aspectos

    materiales concretos. Para el derecho entonces los contenidos del

    conocimiento económico son elementos vinculantes para la

    construcción de la estructura normativa24.

    Economía y Derecho, en fin, son formas distintas de captar el orden

    social, con la diferencia sustancial de que la ciencia económica aborda

    el conocimiento de un orden social independiente de la voluntad

    humana, es una realidad “descubierta”, mientras que el objeto de la

                                                                                                                   23  V.  ATIENZA,  M.:  “El  sentido  del  Derecho”.  E.  Ariel.  Barcelona,  2003.  24  V.  MERCURO,  N.:  “Derecho  y  Economía”.  Ministerio  de  Hacienda.  Instituto  de  Estudios  Fiscales,  1991.  

  •  

    50  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    ciencia jurídica es un orden derivado de la voluntad humana, es un

    orden “construido”, como bien afirma COTARELO GARCÍA.25.

    Dicho de otro modo más concreto: si la economía puede definirse

    como la ciencia de las elecciones humanas (en la distribución de

    recursos escasos o en la selección de fines alternativos), el derecho

    es uno de los factores que condicionan las distintas opciones de los

    agentes económicos, en algunos casos proscribiéndolas, en otras

    sujetándolas con su cobertura formal protectora. Apenas puede

    señalarse una decisión económica no mediatizada por múltiples

    normas jurídicas, tanto si nos fijamos en las operaciones de los

    sujetos privados (empresas y consumidores), como si analizamos las

    intervenciones económicas del poder público, en sus manifestaciones

    legislativas y ejecutivas, principalmente26. Normas todas ellas que

    nos demuestran el interés y la importancia del Derecho para la

    economía.

    Las instituciones políticas y jurídicas son condiciones previas del

    sistema económico, que depende de ellas27. Todas las operaciones

    empresariales de cierta envergadura requieren un detenido análisis

    del contexto jurídico en el que se adoptan, y ni la ejecución de la

    política económica ni las concretas intervenciones administrativas

    pueden llevarse a cabo prescindiendo del marco constitucional y de

    la distribución de poderes y funciones entre las distintas autoridades

    políticas y administrativas.

                                                                                                                   25   COTARELO   GARCÍA,   J.,   en   “El   concepto   de   Constitución   Económica   y   su   aplicación   a   la  Constitución  Española  de  1978”.  XV  Jornadas  de  Estudio  “El  Sistema  Económico  en  la  Constitución  Española”.  Dirección  General  del  Servicio  Jurídico  del  Estado.  Ministerio  de  Justicia,  pg.  130.  26   Sobre   el   análisis   jurídico   de   las   decisiones   legislativas   y   ejecutivas   en   la   economía,     MARTIN  MATEO/SOSA  WAGNER,   “Derecho   Administrativo   Económico”,   Madrid,   1974;   ARIÑO   ORTIZ,   G.,  “Principios  de  Derecho  Público  Económico”,  Comares,  Granada,  2004  (con  la  colaboración  de  Juan  Miguel  DE  LA  CUÉTARA  y  Lucía  LÓPEZ  DE  CASTRO);   y  RIVERO  ORTEGA,  R.,   en   “Introducción   al  Derecho  Administrativo  Económico”.  Ratio  Legis  Librería  Jurídica,  Salamanca,  2001.      27  RIVERO  ORTEGA,  R.:  “Derecho  Administrativo  Económico”  5ª  ed.  Marcial  Pons,  2009.  

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    51  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    Para cumplir con su finalidad, la economía necesita del derecho y del

    análisis institucional, pues sin un marco jurídico-político-económico

    creador de cierta estabilidad, y al mismo tiempo favorecedor del

    progreso, no es posible el desarrollo económico28.

    Una de las claves del progreso, precisamente la que suele distinguir a

    los países desarrollados de los que aspiran a serlo, es la seguridad

    jurídica, que consiste en último término en saber a qué atenerse,

    algo imprescindible para el desarrollo económico y la tranquilidad

    social, como apuntó perfectamente Max WEBER: “El capitalismo

    industrial… tiene que poder contar con la constancia, la seguridad y la

    objetividad del funcionamiento de la ordenación jurídica, con el

    carácter racional, primordialmente calculable, del derecho y de la

    administración”29.

    1.1. Sistema económico-social: Estado de Derecho y

    Constitución.

    Es una idea comúnmente aceptada hoy que el andamio institucional

    es una de las piezas esenciales del edificio de la civilización, hasta el

    punto de haberse afirmado que el crecimiento económico es función

    de la calidad institucional de cada país. Los economistas, sin

    embargo, han tardado mucho tiempo en aceptar esta evidencia.

    Encerrados en el estudio de la oferta y de la demanda no prestaron la

    debida atención al hecho de que éstas no interactúan en el vacío sino

    a lo largo del tiempo y del espacio entre personas que, a veces, se

    conocen pero que, usualmente, no se conocen y cuyas necesidades

    de supervivencia y de bienestar las colocan, respectivamente, ante

    dos exigencias antagónicas: por un lado, la necesidad de desconfiar                                                                                                                28   V.   IMMENGA,  U.:   “El  mercado   y   el   derecho:   estudios   de   derecho  de   la   competencia”.   Edición   y  traducción  de  José  Miguel  Embid  Irujo.  Valencia.  Tirant  lo  Blanc,  2001.  29  WEBER,  en  “Economía  y  Sociedad”,  vol.  II,  Fondo  de  Cultura  Económica,  Madrid,  1993.  

  •  

    52  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    de los desconocidos y, por otro, la de cooperar con ellos. Para

    obtener los beneficios de la cooperación sin incurrir en los riesgos del

    desconocimiento, los individuos generan instituciones cuya misión

    esencial consiste en impedir el engaño entre desconocidos

    posibilitando así que aparezca la confianza necesaria para que la

    cooperación sea posible y, de ese modo, oferta y demanda puedan

    encontrarse. Sin tales instituciones no es posible el desarrollo del

    mercado cuya esencia consiste, precisamente, en la cooperación -

    contratación- entre desconocidos.

    Obsérvese que la confianza no se fundamenta en la creencia en la

    filantropía de nuestro prójimo, sino en la fiabilidad de las

    instituciones, las cuales no son un obstáculo para la cooperación sino,

    muy contrariamente, la condición que la posibilita. Desde una

    perspectiva amplia, puede sostenerse que la función general de las

    instituciones consiste en favorecer el progreso de la sociedad,

    entendiendo por tal el desarrollo de una cooperación crecientemente

    profunda y compleja entre los individuos dentro de grupos cada vez

    más amplios e impersonales. Y cuanto más amplios son los grupos se

    requieren instituciones más complejas y, por tanto, más costosas;

    pero, su coste se queda sobradamente justificado porque su

    presencia facilita la contratación entre extraños y, por tanto, aumenta

    las posibilidades de especialización30.

    Este es el hecho nuclear que se encuentra detrás del gran

    crecimiento conseguido por las exitosas economías modernas. Las

    sociedades se juegan mucho en ser capaces de dotarse de

    instituciones adecuadas. Sin embargo, las instituciones estatales o

    derivadas de la autoridad suelen ser percibidas como contraintuitivas

    por no parecer fruto directo de un proceso evolutivo desde abajo

                                                                                                                   30   V.   MENDEZ   GONZÁLEZ,   F.   P.:   “Seguridad   del   tráfico   jurídico   y   economía   de   mercado”.   Rev.  Foment  del  Treball  Nacional  2009/01  nº  2124.    

  •  

    53  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    hacia arriba, sino producto de un diseñador que actúa desde arriba

    hacia abajo, sin caer en la cuenta de que el Estado es una forma

    evolutiva exigida por el aumento del tamaño de los grupos y las

    necesidades de intercambio y de división del trabajo, algo que suele

    quedar fuera del horizonte individual, como muy certeramente

    escribe el Registrador de la Propiedad y Mercantil, Fernando MÉNDEZ

    GONZÁLEZ31

    Se reconoce que existen instituciones políticas, legales, monetarias y

    otras de diversa índole, pero es frecuente, sin embargo, considerarlas

    como neutrales en su efecto en los resultados económicos, o se las

    ignora en gran medida.

    Precisamente se deriva claramente de la desatención a las

    instituciones mencionadas que su función es conditio sine qua non

    para un desarrollo económico, puesto que todas las teorías

    económicas simplemente las presuponen (independientemente de

    cómo deban configurarse). Se discute en las diferentes teorías qué rol

    debe jugar el Estado en la creación y mantenimiento de estas

    instituciones, pero la garantía de la seguridad jurídica es un factor

    que generalmente se espera del Estado (o de la sociedad).

    El Estado de Derecho, y la seguridad jurídica como elemento del

    mismo, son conceptos que han encontrado un lugar fijo en la teoría

    del Derecho, en especial en la teoría del Derecho constitucional y del

    Estado32. Pero, en lo que interesa aquí, la seguridad jurídica es

    también un fundamento de extraordinaria importancia para

    decisiones emprendedoras y, por ello, para el desarrollo económico y

    social de un país.

                                                                                                                   31  MÉNDEZ  GONZÁLEZ,  F.  P.:  op.  cit.  32   V.   LÖSING,   N.:   “La   jurisdiccionalidad   constitucional   en   Latinoamérica”.   Dykinson-‐Konrad  Adenauer  Stifting.  Madrid,  2002.  

  •  

    54  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    Si nos remontáramos al origen de la idea del Estado de Derecho,

    forzoso será decir que la idea del Estado de Derecho se refería en

    principio a la exigencia y la garantía de la paz y, por ello, de la

    seguridad33, muy distinta concepción de la que tenemos hoy, y sobre

    la que más adelante profundizaré. Esta aspiración de seguridad es un

    componente constitutivo de la vida, como lo expresara en otros

    términos, aunque muy claros, Ortega y Gasset34:

    “Nos movemos a la busca de una seguridad radical, que nosotros necesitamos porque lo que nosotros somos interinamente, lo que a nosotros se nos adjudicó ya con el nacimiento en la cuna, es una inseguridad radical”.

    Expuesto desde el principio a peligros, no es asombroso que la

    seguridad sea la necesidad más profunda del hombre: seguridad para

    la propia vida, para la libertad, para el desarrollo económico y social,

    por mencionar solamente algunos ámbitos en los que reclamamos

    seguridad. Por todas partes acechan peligros, partiendo de las

    fuerzas de la naturaleza, los animales salvajes y, en especial, de

    nuestros semejantes. Es el estado de la naturaleza tan característico

    de Hobbes, la guerra de todos contra todo (bellum   omnium   contra  

    omnes), en el que cada hombre representa un lobo para los otros

    hombres (homo homini lupus). Este estado se puede transformar

    solamente, según Hobbes, en aquel otro en que se concluya un

    contrato que se dirija a una ordenación estatal del dominio. Al

    respecto, subraya:

    “Los convenios sin la mera espada son meras palabras y no poseen la fuerza para ofrecer a un hombre siquiera la más mínima seguridad. En caso de que no se erija un poder obligatorio o éste no sea lo suficientemente fuerte

                                                                                                                   33  ROBBERS,  G.:  “El  Estado  de  derecho  y  sus  bases  éticas”,  en  J.  Thesing  (comp.),  “Estado  de  Derecho  y  Democracia”,  citado  por  Norbert  Lösing  en  op.  cit.  34   Citado   por   KEMELMAJER   DE  CARLUCCI,   A.:   “La   seguridad   jurídica”,   en   “La   seguridad   jurídica  como  dato  para  la  decisión  empresarial”.  Rev.  de  Derecho  Comercial  y  de  las  Obligaciones,  de  Abril-‐Junio  1988,  pág.  205.  

  •  

    55  El  derecho  a  la  libertad  de  empresa  del  artículo  38  de  la  constitución  española:  Estudio  sobre  su  interpretación  y  las  dificultades  para  su  desarrollo  y  aplicación    

    para nuestra seguridad, cualquiera confiará justamente, y puede hacerlo, en su propia fuerza y destreza para asegurarse frente a todos los demás hombres”.35

    Resulta curioso, a este efecto, el desarrollo etimológico de la palabra

    “seguridad”. Procede del latín “segur” y significa “hacha”. En

    consecuencia, la seguridad se puede comparar con el estado de aquel

    que tiene el potencial de un guerrero armado y, por ello, es capaz de

    defenderse y está preparado para hacerlo36. La imagen de la lanza en

    las pinturas de Altamira también tiene su significado: proporcionaba

    seguridad y confianza en la caza futura. Hoy, una lanza no garantiza

    una caza exitosa, pero muchos pensamos que una ley, la

    promulgación de una ley, proporciona seguridad (jurídica).

    Y, a la seguridad jurídica no se la considera solamente como una

    tarea estatal, sino que también es, en realidad, una razón para la

    formación del Estado. El fin de la seguridad del Estado moderno

    reside en la protección de los ciudadanos frente al poder privado, un

    fin éste por virtud del cual, dice Thomas Hobbes, han sido creados los

    hombres: “para que les asegure la existencia sobre la Tierra y les

    proporcione la paz”37. Es así que la afinación de la cultura de

    derechos fundamentales crea sutiles necesidades de tutela y exige la

    adecuación de los deberes estatales de protección. Por ejemplo, el

    reconocimiento del derecho fundamental al libre desarrollo de la

    personalidad exige la garantía de la seguridad jurídica38.

                                                                                                                   35  HOBBES,  “Leviatan”,  1992,  cap.  17,  p.  134.  36  OUVIÑA,  G.:  “Nuevas  bases  para  una  estrategia  racional  de  la  seguridad”.  Buenos  Aires,  1991.  37  HOBBES,  T.:  op.  cit.  38  DE  ASÍS,  RAFAEL,  en  “La  apertura  constitucional:  la  dignidad  de  la  persona  y  el  libre  desarrollo  de   la   personalidad,   como   fundamentos   del   orden   político   y   de   la   paz   social”.   Comentario   a   la  Constitución  socio-‐económica  de  España.  Dir.  José  Luis  Monereo  Pérez  y  otros.  Comares  Ed.,  2002.  

  •  

    56  Jorge  A.  Rodríguez  Pérez  

    La seguridad jurídica es, según jurisprudencia constante del Tribunal

    Constitucional Federal alemán39, un elemento básico del Estado de

    Derecho. La seguridad jurídica significa, según esta jurisprudencia,

    confiabilidad y previsibilidad del ordenamiento jurídico. También

    nuestro Tribunal Constitucional define la seguridad jurídica de forma

    parecida40. Según éste, ésta es “la expectativa del ciudadano basada

    en motivos razonables de conocer o predecir la actuación de