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1 EL DERECHO NATURAL Análisis, renacimiento y reconstitución (hacia un Derecho de libertad) Sumario: Algunos puntos preliminares de referencia ,Algunas reflexiones históricas-teóricas; Ideología-política-derecho; Relación Estado-Sociedad (pueblos indígenas); Aproximaciones epistemológicas para una metodología analítica del Derecho Algunos puntos preliminares de referencia Antes de pasar a exponer algunas ideas sobre el ámbito del Derecho Natural, quisiera aclarar que aún faltaría mucho por comprender y conocer de las diversas teorías sociales clásicas y contemporáneas para que este texto pudiera tener un nivel científico respecto del pensamiento critico al Derecho Positivo que prevalece en el espíritu de nuestra nación y de algunas otras naciones del mundo. Es un tema que desde mi opinión y sentir, a quedado fuera de las discusiones en el marco de las Teorías Sociales, -aspecto no se reflexionara en este trabajo- pero de alguna manera indirectamente se presentarán algunos aspectos en las referencias teóricas e históricas del Derecho Natural que se verán en los capítulos precedentes. Esta diversidad de pensamientos me colocan a intentar sobre la idea de explorar y hacer notar algunas reflexiones que se tienen del pensamiento social en el desarrollo del Derecho Natural. Empero, la propuesta será circunscribiendo el caso de México respecto de nuestra concepción y construcción de “nación” y de “diversidad cultural” que se encuentran en el espíritu de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 (CPEUM), expresos en los artículos 27 y posteriormente en el artículo 2º de las reformas a la misma Carta Magna en 2001, donde se supone quedo establecido el carácter y la identidad de México. En las reflexiones que se dieron por el Dr. Félix Hoyo Aran en su Seminario de Teoría Social apuntaba y al mismo tiempo preguntaba respecto al Derecho. “¿Cual es el paradigma más potencial para un nuevo concepto del Derecho?” 1 . Yo me he 1 Clase del 13 de junio de 2012, departamento de Sociología Rural, Universidad Autónoma Chapingo, México.

EL DERECHO NATURAL · PDF fileDerecho como una ciencia nueva –desde mi perspectiva- “una ciencia nueva nace ... connotaciones que acuñaron el enfoque del derecho positivo

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EL DERECHO NATURAL Análisis, renacimiento y reconstitución (hacia un Derecho de libertad) Sumario: Algunos puntos preliminares de referencia ,Algunas reflexiones históricas-teóricas; Ideología-política-derecho; Relación Estado-Sociedad (pueblos indígenas); Aproximaciones epistemológicas para una metodología analítica del Derecho Algunos puntos preliminares de referencia

Antes de pasar a exponer algunas ideas sobre el ámbito del Derecho Natural,

quisiera aclarar que aún faltaría mucho por comprender y conocer de las diversas

teorías sociales clásicas y contemporáneas para que este texto pudiera tener un

nivel científico respecto del pensamiento critico al Derecho Positivo que prevalece

en el espíritu de nuestra nación y de algunas otras naciones del mundo. Es un

tema que desde mi opinión y sentir, a quedado fuera de las discusiones en el

marco de las Teorías Sociales, -aspecto no se reflexionara en este trabajo- pero

de alguna manera indirectamente se presentarán algunos aspectos en las

referencias teóricas e históricas del Derecho Natural que se verán en los capítulos

precedentes.

Esta diversidad de pensamientos me colocan a intentar sobre la idea de explorar y

hacer notar algunas reflexiones que se tienen del pensamiento social en el

desarrollo del Derecho Natural. Empero, la propuesta será circunscribiendo el

caso de México respecto de nuestra concepción y construcción de “nación” y de

“diversidad cultural” que se encuentran en el espíritu de la Constitución Política de

los Estados Unidos Mexicanos de 1917 (CPEUM), expresos en los artículos 27 y

posteriormente en el artículo 2º de las reformas a la misma Carta Magna en 2001,

donde se supone quedo establecido el carácter y la identidad de México.

En las reflexiones que se dieron por el Dr. Félix Hoyo Aran en su Seminario de

Teoría Social apuntaba y al mismo tiempo preguntaba respecto al Derecho. “¿Cual

es el paradigma más potencial para un nuevo concepto del Derecho?”1 . Yo me he

1 Clase del 13 de junio de 2012, departamento de Sociología Rural, Universidad Autónoma

Chapingo, México.

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planteado y he compartido en varios momentos en que se habla del tema, sobre el

alcance de ambos preceptos, específicamente el artículo 2º Constitucional

respecto de lo que expresa el texto y lo que se interpreta del mismo; de que la

“nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada en sus pueblos

indígenas”, lo que nos lleva necesariamente a re-plantear una forma de

pensamiento sobre nuestra identidad que permita una refundación de nación.

Si para algunos es poco la disminución de los derechos de los pueblos indígenas

en la Constitución en el 2001 que se llevó a cabo por dos políticos “influyentes” de

nuestro Senado de la República (PRI-PAN) que fueron capaces de persuadir a

toda una sociedad y a los mismos pueblos indígenas, violentando todos los

acuerdos y la ley misma que el Estado había pactado con los mismo pueblos y la

sociedad en general e intelectuales que participamos directa e indirectamente en

la idea de un nuevo país, pero la sombra del Constituyente de 1917 se hizo

presente. Nuestros flamantes representantes llevaron a cabo una filosofía inversa

de nuestra historia de la “nación” como apunta en sus reflexiones teóricas Antonio

Gramcsi en la Nota I de la Filosofía de la Praxis, que:

“No se puede separar la filosofía de la historia de la filosofía ni la cultura de la historia de la cultura.

En el sentido más inmediato (…) no se puede tener una concepción del mundo críticamente

coherente sin la conciencia de su historicidad, de la fase de desarrollo que representa y del hecho

de que está en contradicción con otras concepciones o con elementos de otras concepciones. (…)

¿Cómo se puede pensar el presente, y un presente bien determinado, con un pensamiento

elaborado por problemas de un pasado a menudo remoto y superado? Si así ocurre, quiere decirse

que se es anacrónico en la propia época, que se es un fósil y no un ser que vive

modernamente(…). Hay grupos sociales, en efecto, que en ciertos aspectos expresan la

modernidad más desarrollada y en otros están atrasados en relación con su posición social y son

totalmente incapaces, por consiguiente, de actuar con completa autonomía histórica”. [Gramsci

Antonio; 1970; p. 6]

Las nociones de “identidad nacional” e “identidad cultural” son conceptos que

están implícitos en nuestra cultura política y jurídica nacional pero como

acertadamente menciona Guillermo Bonfil Batalla:

“(…) lo que se ha propuesto como cultura nacional en los diversos momentos de la

historia mexicana puede entenderse como una aspiración permanente por dejar

de ser lo que somos. Ha sido siempre un proyecto que niega la realidad histórica

de la formación social mexicana y, por lo tanto, no admite la posibilidad de

construir el futuro a partir de esta realidad. Es un proyecto sustantivo, en todos los

casos: el futuro esta en otra parte, en cualquier parte, menos aquí mismo [Bonfil

Batalla; 1987]

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Estos grandes espejos o ese paradigma potencial para ir hacía ese ideal de

Derecho como una ciencia nueva –desde mi perspectiva- “una ciencia nueva nace

salo allí donde se aplica un método nuevo a nuevos problemas y donde, por lo

tanto se descubren nuevas perspectivas” [Bourdieu P;2008; p. 57] Los conceptos

“nación-pluricultural” se crean en contextos históricos distintos y han sido y siguen

siendo los aspectos claves de lo que actualmente creemos ser lo que somos. El

artículo 27 es donde se encuentra expresó el concepto de “nación” y que se

ratifico en la Constitución de 1917; y el artículo 2º, su creación fue en las reformas

a la Constitución de 2001 en el sexenio foxista.

Paradójicamente este último precepto constitucional sus antecedentes ubican el

destino de los pueblos indígenas entre la causalidad y la casualidad. El contenido

del el artículo 2º desde 1991 estaba en el entonces artículo 4º y desde entonces

esta ese gran espejo donde se refleja y nos recuerda lo que no hicimos de nuestra

“historia de la filosofía, (…) la historia de las tentativas y de las iniciativas

ideológicas de una determinada clase de personas para modificar, corregir,

perfeccionar las concepciones del mundo existentes en cada época determinada y

para modificar, por consiguiente, las normas de conducta conformes y relativas a

dichas concepciones, esto es, para modificar la actividad práctica en su totalidad”

[Gramsci Antonio; 1970; p. 6]

Con estas referencia generales tratare de situar mis reflexiones y puntos de vista

que durante el semestre en el Seminario de Teoría Social con el Dr. Félix Hoyo

Arana resultaron ser un prisma y conectores que posibilitan la comprensión de

nuestra realidad social concreta. Se que es un tema del cual no todos deban estar

de acuerdo, pero de lo que si estoy seguro de que estarían de acuerdo, es que

necesitamos trascender hacía una nueva forma dialéctica de pensar y de dialogar.

Creo que esto no es sólo asunto de cuales o cuantos ámbitos de las ciencias

sociales estén involucrados o sean competentes para conocer ciertas

circunstancias o tensiones sociales. El Derecho en nuestro actual contexto debe

trascender a redefinirse como ciencia social desde una lógica transdisciplinar para

la comprensión de los cambios sociales y lo que representa establecer enserio, un

orden social plural y compatible con nuevas tendencias y complejidades.

Algunas reflexiones históricas-teóricas

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Sobre el orden jurídico positivo (vigente o no vigente), se

dice, existe otro intrínsecamente justo, universal (aplicable

en todas partes) y permanente (aplicable en todo tiempo)

el del derecho natural.

[Dorantes Tamayo. L. Alfonso; op.cit; p 95]

Estos dos momentos de nuestra historia de alguna manera por lo que concierne a

los juristas y abogados la hemos recibido o aprendido de los predecesores

antiguos, de los contemporáneos y los sucesores, es decir, lo escuchado, lo dado

y recibido de los antecesores 2 . Por supuesto esto plantea varias posturas y

diversas formas de pensamiento de cómo hemos querido ser lo que hoy somos.

A los que estudiamos el Derecho, -válgase la expresión- “nos alcanzó la

hispanidad”, no hay otro tiempo, es este, no existe otro. El Derecho que

aprendimos y practicamos es el enfoque neopositivista. En la licenciatura de

derecho la escuela de mayor influencia entre otras, es la escuela Vienesa con

Hans Kelsen, y como autoridad en la materia de esta filosofía kelseniana; esta el

mexicano Eduardo García Máynez. Sin embargo, son reflexiones filosóficas mas

de corte técnico respecto de la construcción de las normas jurídicas y las

conductas o acciones de las personas. El Derecho es un ámbito que ha sido muy

ambivalente en su propio devenir, (Naturalismo-Positivismo) lo que a reflejado en

el contexto actual su árida aportaciones a la comprensión del pensamiento social.

“La historia del pensamiento social, es cada momento el paso de la historia social.

El proceso de nuestra sociedad “nacional” respecto de su sistema de orden social

normativo, sin duda ha estado dentro de las figuras de la conciencia: saber,

experiencia (como motor de la conciencia) y verdad3”. Nuestra razón histórica del

Derecho Positivo Mexicano deberían de estar en las fuentes del pensamiento

griego clásico, aunque hay una mayor influencia de la romana ya con otras

connotaciones que acuñaron el enfoque del derecho positivo. Utilizo la expresión

“debería” por que para fundar un nuevo Derecho, tenemos que llevar a cabo y

practicar en serio una reingeniería epistémica y comprometerse en la búsqueda de

trascender como el mismo Hegel con la conciencia de libertad; dice que la

“conciencia de la libertad sólo floreció en los griegos, que por esta razón fueron

libres. Hegel sitúa al mundo del pensamiento griego en el centro mismo de su

historia de libertad. [Touchard Jaen;1975, p.386].

2 Conferencia sobre el enfoque de Alfred Schutz por la Dra. …. En el marco del seminario de Teoría Social

impartida por el Dr. Félix Hoyo Arana el día 30 de mayo de 2012, departamento de Sociología Rural Universidad Autónoma Chapingo, Texcoco México. 3Nota de la clase Teoría Social, impartida por el Dr. Félix Hoyo Arana el día 25 de enero de 2012,

departamento de Sociología Rural Universidad Autónoma Chapingo, Texcoco México.

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Aunque se entiende que estaban en un proceso de maduración por lo que no

había un concepto de la libertad del Espíritu como tal. “Antes del siglo VI no existía

pensamiento político griego expresada en forma diferenciada (…) los antiguos no

dejaron de recurrir a formulas, imágenes o ejemplos sacados de estos autores que

formulaban la base de su cultura, para expresar su propias ideas políticas. El

mundo Homérico y la moral de Hesiodo, postulan ciertamente ideas políticas

aunque sumarias, por falta de conocimiento sobre las civilizaciones a las que se

referían” [Touchard Jean; op. cit; p.25]. No fue hasta el cristianismo que penetro

en los pueblos germánicos, en la que las categorías de los “privado y “público” se

identificaban en la conciencia del ciudadano, lo que permitió un nuevo progreso de

la conciencia de libertad.

El Derecho Natural como tal no se utilizaba en la antigua Grecia, en el sentido en

que ahora se concibe, pero específicamente tiene sus pensadores que se guían

en esta idea. “Entre las llamadas teorías biológicas están (Callicles, Trasímaco y

Carneades), que su enfoque es que el derecho, tanto de los animales como entre

los hombres y las naciones, sólo es justo cuando sigue los dictados de la

naturaleza. Y la naturaleza ordena que el más fuerte, el más poderoso, el más

valioso, el mejor, tenga más posea más, que le menos fuerte, el menos poderoso

el menos valioso, el peor. En la teoría teológica en cambio sostenían que, aparte

de la leyes escritas promulgadas por la sociedad política, existían otras no

escritas, que eran iguales e inmutables para todos los pueblos, a pesar de que

estos hablaran distintas lenguas y no se hubieran podido reunir para dictarlas,

estas leyes, no escritas, según dichos pensadores, han sido formuladas por los

dioses desde tiempo inmemorial (Sócrates, Hipias y Sófocles).

Para Platón la sociedad surge como un efecto natural de las necesidades

humanas, para cuya satisfacción se requiere la división del trabajo. Por lo que no

es arbitrario, sino que esta determinado en sus lineamientos generales por el

derecho natural que se funda en su naturaleza racional del hombre.

Aristóteles parte de que el hombre es un ser animal sociable por naturaleza. Esta

su sociabilidad lo impulsa hacia la vida común con los demás hombres: de la unión

natural entre el hombre y la mujer se forma la familia, varias familias reunidas

integran la tribu o aldea, y, finalmente, la unión de varias tribus, constituyen a la

ciudad. El hombre de acuerdo con su naturaleza, aspira a la ciudad como un fin,

pues es aquí donde puede alcanzar sus aptitudes y vida perfecta.

En la escuela estoica aparece en su pensamiento el concepto de razón universal

que rige y gobierna a todo el universo y que se identifica con la divinidad. Esta ley

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es tanto para los seres racionales como los irracionales. Puesto que todo hombre

es racional, todos los hombres encuentran en su razón la ley moral y jurídica, Por

ello esta ley es universal y eterna, y se identifica con el derecho natural. El ideal

de la escuela estoica era llegar a un Estado universal donde los hombres convivan

guiados por la razón”. [Dorantes Tamayo. L. Alfonso; 1995; p. 98]

Aun con estas construcciones y contemplaciones sobre su forma de concebir la

vida, los griegos fijan su plenitud que alcanzan las ciudades que es su punto de

equilibrio, una noción única y valida. Su vida del los griegos clásicos esta

enteramente condicionada por la existencia de la ciudad la polis, que “desempeña

en el universo político, la misma función que nuestros Estados Modernos, pero

difiriendo de ellos. No hay para los griegos otra civilización que la Ciudad. La

ciudad es un don de los dioses, como lo es el trigo: ella esta para distinguir a los

helenos civilizados de los bárbaros incultos que viven en tribus. La Ciudad es una

unidas política no reducible a una aglomeración humana, es organización política

y social unitaria de un territorio limitado que puede comprender una o varias

ciudades, así como la extensión del campo que de ellas depende. El dominio de la

Ciudad ejercida sobre los ciudadanos en Grecia era sorprendente: Un griego se

considera ante todo un ciudadano (labor de Platón). Los mismos Griegos pusieron

en evidencia el aspecto religioso y su vinculo con el concepto de ciudadanía: los

dioses de la ciudad son a la vez protectores de la ciudad, los modelos de la

ciudad(…)” [Touchard Jean; op. cit; p.25-26]

En esta diversidad también había distinción entre ciudades como por ejemplo

Esquilo definía a la ciudad en relación con sus dioses, Aristóteles en cambio la

relacionaba con su extensión territorial, Isócrates en relación con su Constitución.

Por su puesto que dentro de las grandes instituciones históricas que rigieron la

vida de los griegos además de la Ciudad están la esclavitud, la ley, la democracia

la libertad los regímenes de gobierno y que si bien no terminaron de madurar

hacía pasado el siglo VII, el transito de la conquista de roma sobre los griegos no

solo no maduro e hicieron suya parte de su filosofía, sino que además muchas de

las afirmaciones jurídicas generales de los jurisconsultos romanos fueron tomadas

de los griegos, sobre todo de la filosofía de la escuela estoica. Esta nueva

corriente estoica en Roma la presidieron fundamentalmente Séneca, Epicteto,

Marco Aurelio, y el jurista Ciscerón.

En Cicerón se puede observar bien la influencia de ese universalimos ya latente,

en el “reconocimiento de su ley eterna, inmutable permanente, “santa celestial”, de

la que emanan las leyes. De esta ley general deriva, por una parte, la ley que rige

a la naturaleza irracional, y por tanto, la ley moral y jurídica que ordena lo bueno y

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los justo, y prohíbe lo malo y lo injusto. Esta moral y jurídica existe en el espíritu

divino como en la razón humana, pero su conocimiento se dificulta a los hombres

por las pasiones de estos. A todos los que la naturaleza le ha dotado de razón

también de la ley natural.

El momento histórico del gran dilema entre el Derecho Positivo y Derecho Natural,

vino a potenciarse en la etapa de la cultura romana, como se sabe el espíritu que

desempeño en la elaboración del Derecho fue banal en la vida de su propia

historia. El romano no se elevará por encima de las necesidades de la acción más

que para estudiar el estatus jurídico del hombre o de las cosas. No admite otra

forma de abstracción y teoría que no sea el Derecho; hay que reconocer, además,

que aquella se allá directamente ligada a la acción. Allí donde los griegos piensan

en términos filosóficos, políticos y morales, el romano lo hace en términos

jurídicos. Toda la política se encuentra dominada (…) por nociones y formulas que

se creerían elaboradas por abogados o notarios. No se encuentran en ellas más

que polémicas en torno a los modelos de propiedad, a las cuestiones de

competencias judicial o a la definición de estatutos civiles” [Touchard Jean; op. cit;

p.65-66].

Los siguientes siglos hasta el derrumbamiento del imperio romano y en el contexto

de un desorden material y moral, nació una nueva etapa que marco otra tendencia

e hizo visible la diferencia entre el derecho positivo y el derecho natural. San

Agustín distingue entre las ciudades, que para los cristianos sólo contaba en

último termino la “Ciudad de Dios”. “La sociedad se sumergiría en una sociedad

temporal dentro del plano divino, y que por este hecho no podía contrariarlo. Esta

herencia agustiniana utilizando sus perspectivas: Hicieron de un reflejo defensivo

al servicio de una causa superior, una regla de gobierno diario; quedando así

absorbido el orden natural dentro del orden sobrenatural, el derecho natural dentro

de la justicia sobrenatural, y el derecho del Estado dentro de la Iglesia”. [Touchard

Jean; op. cit; p.108]

Otra pensamiento que aporto en esta etapa y que dio mas vigor a la Derecho

Natural fue el de Santo Tomas de Aquino con sus cuatro tipos de leyes: lex

aeterna ( su asiento esta en la razón de Dios), lex naturalis (la participación del ser

racional en la ley eterna, que le permite conocer lo bueno y lo malo), lex humana

(la razón practica disposiciones particulares), y lex divina ( la revelada por dios en

las sagradas escrituras tanto el antiguo y nuevo testamento). [Dorantes Tamayo.

L. Alfonso; 1995; p. 100]

De la relectura breve en algunos textos sobre el Derecho Natural y Derecho

Positivo, debo reconocer que es precisamente en este contexto donde el Derecho

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tal cual lo concebimos, se arraiga en una cultura más romana que griega, de ahí el

espíritu de nuestra cultura jurídica y no de nuestra cultura de Derecho en estricto

sentido (estrictu sensu). La herencia romana para el Derecho, por lo menos el

mexicano, es como vulgarmente se comenta en la jerga jurídica “con que te sepas

de memoria el código, es suficiente”. En las escuelas de derecho recibimos de

nuestros predecesores lo que nunca dijeron lo que pensaban los antecesores, y

lo que teníamos que ir pensando sobre la actuación del Derecho; llevaron a la

práctica lo que los romanos; no se elevaron por encima más que de las

necesidades de la acción entre otros aspectos banales y en tanto egocentrista

(estatus jurídico del hombre o de las cosas, litigar casos para mantener un status

tanto de prestigio como de poder) la otra gran fuente (el pensamiento) se quedo

en la ignominia de las facultades. Un error grave que hasta ahora es una de las

mayores anemias en la ciencia del Derecho.

Haciendo una analogía sobre el análisis que hace Antonio Gramsci respecto de

las relaciones entre la ciencia, la religión y el sentido común, menciona “que las

debilidades de las filosofías inmanentistas en general consiste en no haber sabido

crear una unidad ideológica entre abajo y arriba, entre las «gentes sencillas» y los

intelectuales. En la historia de la civilización occidental el hecho se ha verificado a

escala europea, con el fracaso inmediato del Renacimiento y, en parte, también de

la Reforma frente a la Iglesia romana.

Esta debilidad se manifiesta en la cuestión escolar, (…) el idealismo se ha

mostrado contrario, también, a los movimientos culturales de “ida al pueblo” que

se manifestaron en las llamadas universidades populares e instituciones similares

y no sólo por sus aspectos malos, porque en tal caso sólo habría tenido que

intentar hacerlo mejor.” [Gramsci Antonio; 1970; p. 9]

El constituyente de 1917 fue desde mi perspectiva uno de los grandes momentos

que pudieron darle otra imagen y otra consistencia a nuestra realidad social si la

reflexión de nuestra existencia la mirada hubiera sido desde un México Profundo.

“La organicidad de pensamiento y solidez cultural si entre los intelectuales y las

gentes sencillas hubiese habido la misma unidad que debe existir entre la teoría y

la práctica, esto es, si los intelectuales hubiesen sido ya orgánicamente los

intelectuales de estas masas, si ya hubiesen elaborado y hecho coherentes los

principios y los problemas que las masas planteaban con su actividad práctica,

constituyendo de este modo un bloque cultural y social. [Gramsci Antonio; 1970; p.

9]

Si bien es cierto el zapatismo y el villismo, desde una posición independiente del

carrancismo, no lograron presentar programas alternativos al desarrollo

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capitalista, si plantaron demandas concretas y muy claras, como lo eran la

restitución y el reparto de tierras. De esta inmensa realidad política no podían

desentenderse quienes quisieran construir un gobierno viable y alcanzar la

hegemonía y el consenso social. Quedó muy claro, como lo reflejan las opiniones

de los hombres de entonces y las discusiones del Constituyente de Querétaro,

que en el México de 1917 no podía gobernarse sin ofrecer algo a las masas y sin

recoger en el seno del Estado, en su discurso legal y político y en sus aparatos,

las demandas más sentidas de la población. Esta posibilidad de un cambio de

signos en la “elaboración de un pensamiento superior al sentido común y

científicamente coherente olvido permanecer en contacto con las gentes

sencillas, antes al contrario, encuentra en este contacto la fuente de los

problemas a estudiar y resolver. Sólo con este contacto una filosofía se hace

“histórica”, se depura de los elementos intelectualistas de carácter individual y se

convierte en vida” . [Gramsci Antonio; 1970; p. 9]

Ideología-política-derecho

Lo particular es lo Universal. Esto es la revelación de la

historia, con esta formula uno puede construir una lógica

superior: universalidad-particularidad…

[Dr. Félix Hoyo Arana nota de la clase Teoría Social del día

11 de abril 2012]

Los cambios que se dieron profundamente en las concepciones jurídicas que no

podemos obviar es precisamente en el siglo XVII con los teóricos de la llamada

Escuela Clásica del Derecho Natural, que marcaron un antecedente importante en

nuestra concepción del Derecho en su aspecto ideológico, que marco de alguna

manera a nuestra cultura política-jurídica que hasta ahora en México ha sido de

dominación, como su influencia también en las otras instituciones: cultural, social y

económico.

Los teóricos de esta escuela son Hugo de Groot (Grotius o Grocio), Samuel

Pufendorf, Thomas Hobbes, Benedictus (Baruch) de Spinoza, Jhon Locke,

Crusthian Thomasius (Tomasio) Crsithian Wolff y Jaen Jacques Rousseau. De

todos estos pensadores, los dos primeros su teoría es más a la historia del

derecho que a las ideas políticas, lo contrario a los demás teóricos, aunque no son

propiamente expertos en el campo del Derecho su pensamiento si influyo en las

ideas para el Derecho, además de que partieron de un mismo punto: el llamado

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estado de naturaleza. “Ambos casos llevan la profunda huella del contexto político

y social en que fueron elaboradas. La política influencia al derecho y el derecho

sirve al poder [Touchard Jean; op. cit; p.254]

La obra tanto de Grocio como de Pufendorf parten del principio aristotélico de que

“es propio del hombre el deseo de una sociedad, no de cualquier sociedad, sino

tranquila, ordenada, según la condición de su entendimiento con lo que pertenece

a su especie”. Grocio define el derecho natural de la siguiente manera:

El derecho natural es un dictado de la recta razón, que indica que alguna acción por su

conformidad o disconformidad con la misma naturaleza racional, tiene fealdad o necesidad moral, y

por consiguiente esta prohibido o mandar por Dios, autor de la naturaleza.

Pufendorf delimita el campo de acción del derecho natural a la vida terrenal, pero

funda la obligatoriedad de dicho derecho en la providencia divina. La norma

suprema del derecho natural según este teórico es que cada hombre debe, en

cuanto depende de el, mantener y cuidar las relaciones sociales. De modo que el

hombre debe hacer todo lo que tienda a favorecer y a estimular la vida social, y

evitar todo lo que pueda dañar.

Dos son los pactos fundamentales que vislumbra Pufendorf para mantener a una

sociedad y garantizar la aplicación del derecho natural y civil. Primero el que los

hombres abandonan el estado de libertad natural y entran en una comunidad

establecida para garantizar su mutua seguridad, y segundo por el que el

gobernante se obliga a cuidar de esta seguridad, y los ciudadanos a someter sus

voluntades a la autoridad de dicho gobernante en lo que éste haga para mantener

esa seguridad” [Dorantes Tamayo. L. Alfonso; 1995; p. 103-106].

El sistema naturalista de Spinoza es ya una doctrina potencialmente para la

época, racionalista del derecho natural que desemboca en el positivismo, puesto

que solo el Estado puede declarar obligatorias las reglas que se desprenden de la

naturaleza racional del hombre, convirtiéndolas en normas. Estas ideas viene a

marcar claramente una separación parcial o hasta cierto punto ambivalente por

casi todos los pensadores de este período; y aunque su punto de partida era el

estado de naturaleza, el mismo Spinoza se separa de ella cuando considera que

la ley suprema del Estado es su propio beneficio cuando afirma que “ es necesario

considerar en primer lugar que si en el estado de naturaleza el que tiene más

poder y levanta de más de si mismo es el que vive bajo el guía de la razón, así

también la ciudad fundada sobre la razón y dirigida por ella es la que es más

poderosa y levanta más de si misma” [Dorantes Tamayo. L. Alfonso; 1995; p.106].

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Estos racionamientos ambivalentes más que apoyar hacia una nueva ciencia de

un Derecho con mayor sentido de libertad, creo que reforzaría más una tendencia

hacía el Derecho positivo, en la historia de los regímenes de gobierno esta idea

fue practicada por los más poderosos, imperios, monarquías, reinados, que fueron

en muchos casos apoyados por el sector ilustrado quienes guiaban esa razón.

Hoy no estamos tan alejados de esas realidades por que precisamente vivimos en

un régimen donde el estado de naturaleza la aplican los más ricos, los que

gobiernan y controlan todo el habitus de que dispone su propia sociedad.

El concepto de “nación” es hasta cierto punto ambivalente ya que por un lado

existe el discurso por un lado, de colocar “nación” como el prototipo de que nos

identificamos como mexicanos frente a otras naciones. Por otro lado “nación” es

sinónimo de poder ya que cuando el interés público así lo requiera, en nombre de

la “nación” expropiara los bienes o propiedades que sean considerados. Este es

solo un aspecto en el que el concepto ha sido un elemento poderoso utilizado

dijera Spinoza “dirigida por ella que es la más poderosa y levanta da más de si

misma”. Los bienes de la nación están depositados en el Estado en su carácter de

vigilante y administrador fue como se asumió -no se pacto- cuando se redactaba el

artículo 27 constitucional en el Constituyente de 1917 como representantes del

pueblo mexicano y por voluntad del mismo.

Aun que existen algunos pasajes en los debates del Constituyente de 1917

donde se interpreta un espíritu de estado de naturaleza, por ejemplo, en las

exposiciones de motivos dirigida por Pastor Rouaix y cuya elaboración fue hecha

por Andrés Molina Enríquez se reconoce la propiedad privada como la forma a

que deben aspirar tanto la propiedad ejidal y comunal como las posesiones de

hecho. Con esta propuesta las leyes se consideraron de dos tipos: privadas

perfectas y restringidas. Las restringidas que correspondían a los pueblos

permanecerían así, mientras no se incorporaran a las otras por la repartición para

que entonces no queden más que un solo grupo que deberá ser de las perfectas.

En otra intervención se propuso un derecho superior de la nación para que se

trasmitiera la propiedad y que debería de ser de manera individual. Otro dice que

no solo repartir a los ejidos sino también a los propietarios privados. Existieron

otros rasgos comunes discursivos como: a) Condena al latifundio, b) Defensa de

la pequeña propiedad y c) El reparto.

En este afán de nuestro omnipresente Constituyente de de organizar la

distribución de la tierra y todos los elementos que la contemplan, requería de dar

y construir quien y como, así que se tenían que descifrar supuestos principios

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constitucionales que le otorgaran al abstracto ente “Nación” un poder absoluto e

ilimitado sobre la propiedad, raíz en México.

En este sentido se argumento que el derecho de propiedad absoluto que en la

Colonia poseía el Rey, lo recuperaba ahora la Nación, aspecto que ha sido

compartido sin críticas por reconocidos juristas. Para Pastor Rouaix la facultad de

limitar a la propiedad territorial provenía de una Revolución que construía un

nuevo Estado que representaba a la sociedad y no al derecho de Conquista.

El Artículo 27 de la Constitución contiene la síntesis del estado de correlación de

las fuerzas sociales hacia a fines de 1916 y principios de 1917 en nuestro país.

En su conjunto sentó las bases de un nuevo Estado que rompería con los

anteriores -sin duda que así fue-, pero tales regímenes de gobierno hasta el

actual, en ningún momento han reconocido los derechos culturales y de

propiedad de la tierra y de los territorios de los pueblos indígenas.

En el caso del artículo 2º constitucional el contexto no fue tan ajeno a los debates

del artículo 27 de del Constituyente del 17, ya que la inclusión y reconocimiento

de los pueblos indígenas en la Constitución antes del 2001, implicaría para el

gobierno cambios estructurales de corte capitalista por el “interés público”

llevando así reformas al artículo 27 Constitucional que marcaron el fin del reparto

agrario y la entrada a pista de capitalismo los recursos de la “nación” con la firma

del TLCN entre Canadá-México y EUA.

¿Como recuperar este estado natural que no se ha ido? ¿como llevar a construir

un nuevo método para una nueva libertad? Cuando es patente una ideología del

Derecho que no ha sido potencialmente “susceptible de análisis bajo el ángulo de

sus significados sociales, entonces no hemos tenido una ideología socialmente

procesada ni socialmente eficaz de representación o esquematización de nuestra

realidad, presente por lo menos implícitamente no sólo en el discurso, sino en

cualquier practica social, como una dimensión posible de análisis”. [Giménez

Gilberto; 1989; p. 99].

Sin duda esta ambivalencia del derecho natural ha dejado una fisura bastante

marcada que permitirá romper este paradigma y estimular un nuevo pensamiento

en el que nos hemos extraviado y que ha llevado a las sociedad en general a una

catarsis sistémica en todos los campos donde todo ahora es relativo. Antonio

Gramsci dice que “el significado más alto de la ideología es el de una “concepción

del mundo” que se manifiesta implícitamente en el arte, el derecho, en la

actividad económica y en todas las manifestaciones de la vida individual y

colectiva” [Gramsci Antonio; 1970; p. 16]

13

Esta ambivalencia histórica en nuestro sistema de Derecho forjo un vicio de

origen y que no ha permitido que resurja nuestro estado de naturaleza

sometiéndola a un estado de relatividad fundada en una ideología del Derecho

positivo que se ha limitado a repetir “que su función es encubrir la dimensión

burguesa y legitimar a la clase dominante como clase universal, es simplista y

desconoce la enorme complejidad de la naturaleza contradictoria del derecho”

[Giménez Gilberto; 1989; p. 100].

En México la ideología discursiva del Derecho podríamos identificándola o

distinguiéndola inicialmente entre “discurso sobre el Derecho” y “discurso del

Derecho o la Ley”. En el primero se presenta en formas de ideologías teóricas,

que representan y reconstruyen argumentativamente los fenómenos jurídicos en

una óptica legitimadora o crítica aun que frecuentemente con pretensión de

neutralidad científica (jusnaturalistas-positivistas y de alguna manera filósofos del

derecho) que serían los ideólogos. En un segundo momento la dimensión

ideológica presentaría algunas dificultades: La practica jurídica a partir y en

función de la Ley, refiere su fisonomía de modo general a los procesos de

producción y aplicación de la norma (practicas legislativas y jurisprudencia). Y la

codificación de la Ley es otra parte de esta dimensión ideológica, por su

formalidad que se manifiesta en la realidad social”. [Giménez Gilberto; 1989; p.

99].

Como veremos más adelante, en esta breve intento de seguimiento histórico del

Derecho Natural y de espíritu de la realidad social mexicana, el “Estado se

caracteriza como una instancia separada de la sociedad civil, con función de

dirección, de orden y de arbitraje en vista del interés general. “La comunidad

internacional” se representará como una sociedad de Estados igualmente libres y

soberanos. El conjunto de estas y otras representaciones que implican

indudablemente una filosofía del hombre, de la sociedad y del Estado; constituye

lo que se ha dado en llamar “visión jurídica del mundo”. [Giménez Gilberto; 1989;

p. 100].

IV. Relación Estado-Sociedad (pueblos indígenas)

14

La lógica de la libertad es la verdad de la necesidad; la

lógica formal habla de cosas muertas y la lógica de la

libertad es la lógica de la vida;

la lógica no se aplica, sino se observa se saca de la

realidad…

[Dr. Félix Hoyo Arana nota de la clase Teoría Social del día

11 de abril 2012]

Si diverso y complejo es el pensamiento del hombre en la historia en donde uno y

otro interponen e interpelan su verdad de su propia existencia, imaginemos

entonces lo que implicaría actualmente observar el fenómeno de la diversidad

humana al que le esta dado por naturaleza, razón e inteligencia para crear su

propio conocimiento. Uno de los más grande problemas que tiene nuestra

sociedad mexicana es que crear y vivir sus propias contradicciones de manera

ordinaria objetiva que lo han estancado en el paradigma de la unidad y la

diversidad. La concepción universalista puede tener diversas facetas, como el

concepto de etnocentrismo, claro nacionalista que ya le da otro matiz. Este

concepto creo que en gran medida para el caso mexicano es un elemento típico

que permite comprender el espíritu de nuestro sistema de Derecho.

Como sabemos el asunto de la diversidad y la unidad en el debate nacional volvió

a activarse de manera significativa, tratando de dar un nuevo sentido a nuestra

realidad como “nación” a partir de 1988 en las víspera de varios acontecimientos

que como dije anteriormente causal o casual, permitió avanzar a través del

reconocimiento e inclusión de los pueblos indígenas en un intento de conciencia

que se prolongo hasta 1996. Del 1996 al 2001 periodo donde una vez más el

fantasma del Constituyente 1917 se hizo presente, negándonos así mismos la

autoconciencia social como “existencia inmediata, en si mismo algo natural y

externo a su concepto, (…) en poner en la realidad lo que (…) es según su

concepto (como posibilidad, facultad, disposición); y de esta manera ella es

establecida no menos como propia, cuanto también como objeto diferente de la

mera conciencia de si, convirtiéndose en apta para recibir la forma de la cosa”

[G.W.F. HEGEL;1985; p. 76]

Pero en donde esta lo causal y lo casual en esta dicotomía diversidad-unidad o

nación-pluricultural que a colocado a la sociedad mexicana en el limbo del

Derecho. La causalidad desde mi lógica cuando refiero de estos dos grandes

espejos que nos hacen vernos así mismo (artículo 27 y 2º CPEUM), uno lleva

necesariamente al otro y viceversa. “El estado se define ante todo por su

contenido axiológico:

15

El Estado es el medio de que se sirve la sociedad política para llevar a cabo los

fines del Derecho Natural, como consecuencia de que la historia de la civilización

del hombre en su perfeccionamiento, debido, en primer lugar, a un compromiso

con su conciencia individual” [Giménez Gilberto; 1989; p. 100] y colectiva. O aun

más fino el detalle de la causalidad Gramsci contribuye con una novedosa teoría

del Estado, dice que teóricamente un Estado integral en el que dialécticamente se

vincule e interactúe “la autonomía de lo político con la autonomía de lo social, es

decir, que concibe a la sociedad civil dialécticamente interactuante con el Estad-

Gobierno.

La casualidad no es más que la manera de plantear la teoría del Estado en

México que peca de idealismo y juridicismo “no es más que una variante del

idealismo, no solo por que atribuye un carácter predominante jurídico al Estado,

sino sobre todo por que afirma la posibilidad de desentrañar su naturaleza

mediante un análisis jurídico inminentemente que prescinda sin negarla, de su

dimensión jurídica sociológica e histórica desde un perfil etnocentrico. Este

carácter etnocentrico esta muy bien representada por Recasens Siches cuando

dice que el Estado existe solo en tanto y como se expresa el ordenamiento

jurídico y de ninguna manera como poder social, no como complejo de fuerzas

históricas, ni como nación ni como opinión pública, ni como condicionantes

económicos, ni como procesos de interacción política” [Giménez Gilberto; 1989;

p. 37-39].

Es claro estos olvidos clásicos del mexicano, Gramsci decía “olvido metódico”

claro desde la historia. En la teoría jurídica del Estado suele ser la eternización de

la ideología liberal del Estado neutro y separado, árbitro, ético-jurídico de las

luchas sociales y encarnación del bien común. De hecho de la doctrina

(positivista) tradicional de los tres elementos constitutivos del Estado, no hace

más que fijar el modelo del Estado capitalista en criterio de definición de todo

sistema político.

En nuestro país para 1989 el Estado de Derecho Mexicano había dejado de ser

vanguardista en América Latina y esto se hizo evidente en los días de la

preparación de los festejos del “Quinto Centenario”, la caída del Muro de Berlín, la

ruptura de paradigmas y la emergencia del fenómeno étnico que muchos creían

enterrado, suprimido. Pero en un sistema presidencialista en la práctica, federal y

republicano según la Constitución, se requirió de la expresión de voluntad del

titular del Ejecutivo el 7 de abril de 1989, para iniciar un proceso que culmino casi

tres años después con la inclusión de los pueblos indígenas en la Constitución

General Mexicana en su artículo 4°, el 28 de enero de 1992. En ese mismo

periodo México ratificó el Convenio 169 de la OIT. Así que técnicamente teníamos

16

las condiciones de un conjunto de normas que con base en el artículo 133 de la

Constitución será ley suprema de toda la Unión.

En el periodo de 1989 se dieron las discusiones sobre las reformas ha los artículo

27 y 4º de la Constitución y su publicación en el Diario Oficial de la Federación en

el año de 1992. Su creación y elaboración fue como siempre anteponiéndose los

legisladores, no en cuanto a su codificación, sino el contenido de esas normas que

ponían en riesgo aspectos e intereses de la élit que apoyaba el proceso de

modernización que el sexenio de 1988-1994.

El artículo 4º de la Constitución fue hecha por el mismo presidente apoyado de la

asesoría del Instituto Nacional Indigenista (INI) hoy Comisión Nacional para el

Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y le fue encomendado llevar a cabo

elaborar el documento que presentaría el mismo presidente. Durante el periodo de

1989 a 1991 se llevaron a cabo seminarios, coloquios, debates, en la materia

entre académicos y científicos sociales antropólogos, etnohistoriadores, etnólogos,

intelectuales indígenas representantes de organizaciones, analistas del tema cabe

aclarar que el gremio de abogados y de juristas no participaron en la construcción

de tal propuesta.

Los procesos de discusión respecto a la inclusión de los indígenas a nuestra

Constitución en el Congreso, no fueron a fondo de alguna manera en cuanto a la

conformación de la nación, aspecto que dejo sin la posibilidad para nuestro

sistema de orden jurídico que fuera en verdad más plural, la idea de pensar en

personalizar o configurar una nueva nación tenia sus desventajas, así que las

fracciones parlamentarias PRI, PAN y PRD, sostuvieron un debate que tardo tres

años discutiendo si se incluía o no. En el caso del la Ley Reglamentaria continúa

pendiente, en el caso del artículo 27 no fue así por obvias razones. El 1 de enero

de 1994 estallo la guerra en el Estado de Chiapas al tiempo que se daba el

proceso de la firma del TLCN entre México Canadá y Estados Unidos de Norte

América.

El Congreso de la Unión creo el 11 de marzo de 1995 la Ley para el Dialogo, la

Conciliación y la Paz Justa en Chiapas, en la que se establece el diálogo como el

camino para identificar y resolver las causas que dieron el conflicto. Con base en

dicha ley, el EZLN y el gobierno federal pactaron una agenda y acordaron un

marco jurídico que debe regir el proceso de diálogo.

Como resultado de una amplia participación y de la elaboración de un conjunto de

propuestas que reflejaban un amplio consenso, los representantes del Gobierno

17

Federal y el EZLN firmaron, el 16 de febrero de 1996, los primeros Acuerdos de

San Andrés Sacaman’ chen o Larrainzar sobre Derechos y Cultura Indígenas.

Desde que inicio la guerra en Chiapas en 1994 último año del sexenio

correspondiente al de 1988-1994 (Carlos Salinas de Gortari) y todo el sexenio de

1995-2002 (Ernesto Zedillo Ponce de León), los pueblos indígenas continuaron

sujetos a la tutela del Estado concibiéndolos como sujetos menores y vulnerables.

Para el 2000 al tomar posesión de la presidencia de la república Vicente Fox

Quesada, recibía los pendientes que le habían dejados sus antecesores y uno de

esos pendientes eran los Acuerdos de San Andrés, así que uno de los primeros

propósitos anunciados era restablecer la paz en Chiapas en quince minutos. Este

anuncio que posteriormente fue una ilusión y un engaño, hacía sentir la posibilidad

de que los pueblos indígenas pudieran consolidar sus demandas, así que dio las

primeras instrucciones para lograr establecer el diálogo con el EZLN.

Los trabajos que se llevaron a cabo por parte del Congreso entre diputados y

senadores, fue el de realiza nuevas consultas para discutir los conceptos que

habían quedado asentados en los Acuerdos de San Andrés Larrainzar como eran:

autonomía, libre determinación, pueblos, sistemas normativos y territorios. Como

era de esperarse las posturas de algunos legisladores y sectores de la sociedad,

manifestaban la negativa de esos conceptos por que ponía en riesgo la soberanía

nacional. Pudiendo pasar de una Constitución monoculturalista, a una

multiculturalista. Nuestros flamantes congresistas, dieron a luz reformas y

modificaciones a la Constitución en donde se supone están cumplidas las

demandas de los pueblos indígenas y de la nación4.

El gobierno del ¡hoy! y los 15 minutos que se dijeron bastarían para resolver el

conflicto y los asuntos de los pueblos indígenas, se suman a la larga historia

vergonzosa, humillante y de exclusión de los pueblos indígenas al proyecto

nacional. Por que hasta ahora ¡sí y solo sí!, podremos reintentar un estado de

naturaleza cuando nuestra Constitución política sea la organización del Estado y el

proceso mismo de su vida orgánica en referencia así mismo; en ellos el Estado

diferencia sus momentos dentro de si y los despliega hasta que alcanzan una

existencia firme y el Estado como individualidad como una unidad excluyente, que

4 Reforma que consistieron en adicionar un segundo y tercer párrafos al artículo 1º; se reforma el

artículo 2º; se deroga el párrafo primero del artículo 4º; y se adiciona un sexto párrafo al artículo 18

y un último párrafo a la fracción tercera del artículo 115 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos en el 2001.

18

así se relaciona con otros, dirigiendo (…) sus diferencias hacia el exterior y según

esta determinación, transformar en ideales las diferencias existentes en el interior

de si, será legitima, cuando esta encuentre su raíz en el pacto que realmente

llevaron los pueblos que precedían a esta Constitución y que por consenso

decidirían establecerla. [G.W.F. HEGEL;1985; p.p. 264-265] La validez, la

legitimidad de nuestra Constitución depende o se funda en un pacto previo entre

pueblos que existían antes incluso de la promulgación de nuestra Constitución.

V. Aproximaciones epistemológicas para una metodología analítica del Derecho

La nueva definición del pensamiento que ayude a

coordinar las operaciones mentales con las de la

realidad social, aspiran a una terapia (…)

En este sentido la continuidad de una visión unidimensional de la realidad social

mexicana en su Derecho Positivo entre y sobre el Derecho Natural como un

campo de posibilidades; es la herencia histórica que hemos tradicionalmente

aprendido y en mucho comprendido de los infortunios de la ciencia social que la

constituyen de expresiones del pensamiento dualista que se traducen en pares de

conceptos antagonistas: interno/externo, puro/impuro, normativo/positivo,

axiológico/sociológico, comprensivo/explicativo, Kelsen y Marx, y toda suerte de

oposiciones de la misma especie. Nuestro pensamiento, nuestra forma de razonar

nuestra devenir como sociedad mexicana.

Este legado que hemos practicado cotidianamente es producto también de nuestra

misma razón como jurístas reconstruyéndola como aquel pasaje de Horkheimer

sobre al hombre que le preguntan que entiende por razón, y el hombre

evidentemente responderá al tipo de pregunta: las cosas razonables son las cosas

útiles y que todo hombre razonable debe estar en condiciones de discernir lo que

le es útil.

En una interpretación de lo anterior, creo que nos quedamos precisamente como

los romanos de no elevarnos a responder sobre nuestra espíritu como sociedad,

19

desarrollando una filosofía relativa de la historia; Horkheimer decía que “la

relación entre estos dos conceptos de la razón no es sólo una relación de

antagonismo. Vistos históricamente, ambos aspectos de la razón, tanto el

subjetivo como el objetivo, han existido desde un principio, y el predominio del

primero sobre el segundo fue estableciéndose en el transcurso de un largo

proceso. La razón en su sentido estricto, en cuanto logos o ratio, se refería

siempre esencialmente al sujeto, a su facultad de pensar. Todos los términos que

la designan fueron alguna vez expresiones subjetivas; así el término griego deriva

de Xeyfiv, "decir", y designaba la facultad subjetiva del habla”.[Horkheimer

Max;1973; p. 16-19]. Rasgo característico de la cultura jurídica que ha

acompañado a lo largo de la historia de las teorías sociales, como una rémora.

Pero no es lo único punto de controversia, por que si el derecho es un producto de

condiciones materiales de existencia, eso querría decir que no existe un derecho

universal, todo derecho es necesariamente cultural y particular, ya que un derecho

creado en condiciones distintas al de su aplicación habrá ausencia de

reconocimiento de su composición como sociedad.

La necesidad de construir teoría jurídica rescatando un método como el de Hegel,

el de Pierre Bourdieu, Gramsci, Horkeimer por citar algunos o el mismo Marx,

implicaría pasar a otro abstracto a otro concreto. Tenemos que buscar y

reflexionar sin desdeñar por un lado las aportaciones de la filosofía clásica y

contemporánea; quienes han dado ideas profundamente cargadas de su estado

natural retomadas precisamente de la filosofía antigua para iniciar una nueva

terapia epistemológica del Derecho.

Así mismo reflexionar sobre nuestros pensadores latinoamericanos y nacionales

para llevar a cabo nuevas ideas sean la expresión de nuestras condiciones

particulares culturales de existencia, considero que al interior del fenómeno

jurídico existen implícitamente relaciones consientes e inconscientes, que

permiten que el derecho sea reproducido al interior del tejido social y que sea

entendido como natural y necesario, en ultimas para sea acogido de generación

en generación. El caso cubano es algo que no deja de sorprender y de molestar a

quienes tiene la visión que hemos venido comentando: “la universalista”, no la de

Hegel, la de los “cientificistas”, la de los “racionalistas”, la de los “positivistas”. En

la Nación Cubana los derechos humanos por ejemplo están concebidos desde su

cultura política, es decir, Cuba tiene una identidad de raíz que fue a través de su

propia conciencia y que puede ser o no cuestionada; pero lo que si es claro que no

es la reconstruida ni la preestablecida, es la de sus antecesores y predecesores,

es decir a través de ese pensamiento Cuba se ha colocado frente al mundo como

“esa voz interior murmullante que hace recorda el “yo”; el dusdaimon (demonio

20

malo) y eudaimon deminio neuvo”. [Bendetto Croce;Gramsci;1931]. Considero que

Un Luis Villoro, Cesar Olivé, Edmundo O´Gormman, a demás de un un Lacan,

Levinas, Dussel, Mignolo, Castro-Gómez, Santos, Guardiola, Douzinas, Gordon,

Zizek y Negri, entre otros nos podríamos permitir pensar en un Derecho de

Latinoamérica antes que en un Derecho para Latinoamérica.

En mi opinión para una epistemología del Derecho debemos de empezar por

considerar que no es el Derecho una entidad supra-histórica, sino todo lo

contrario, un instrumento o constructo humano y por tanto, expresión de

condiciones materiales de existencia. En ese sentido, el derecho interpreta y

proyecta una totalidad de vivencias e inclusive de aspiraciones existentes en una

colectividad social en un momento histórico determinado y manifestado en una

forma política.

Como el resultado de una compleja construcción, en la que intervienen todos los

saberes a nuestro alcance (ciencia, filosofía, técnica y tecnología, saber popular).

De manera que, en este contexto, el legado epistemológico postmoderno nos

induce a transitar caminos propicios para volver a pensar y a interrogarnos

respecto del contenido que es posible asignarle hoy a la expresión: ciencia jurídica

como una fuerza específica del Derecho que hasta ahora se a mantenido como

algo muy paradójico y casi impensable.

Queda claro que hay que devolvernos a reinterpretar nuestra propia razón

utilizándola como esa brújula que nos lleve a construir como una metodología de

autoconciencia, una filosofía, un nuevo espíritu, empezar a crear campos

jurídicos con Pierre Bourdieu o un pensamiento como el de Marcel Mauss sobre

su percepción del Derecho a través de su teoría de la magia que actúa en un

campo, como un “espacio de creencia en cuyo interior están los agentes

socializados de manera que piensen que el juego al que juegan merece ser

jugado. La ficción jurídica no tiene nada de ficticio; y la ilusión, como dice Hegel,

no es ilusoria. El derecho no es lo que dice ser, lo que cree ser, es decir, algo

puro, completamente autónomo, etc. Pero el hecho de que se crea tal, y que

logre hacerlo creer, contribuye a producir unos efectos sociales completamente

reales; y a producirlos, ante todo, en quienes ejercen el derecho”.[Bourdieu

Pierre;París;1991]

Como hemos visto La concepción juridicista del Estado comparte

consecuentemente una clasificación de las formas de Estado y de gobierno

basada en criterios puramente jurídicos y formales. El Derecho natural o estado

de naturaleza ha estado inmerso en el espíritu de ley misma, pero el problema de

21

la diversidad-unidad ha convertido todo en lo universal y relativo. Formar una sola

cultura con una sola forma de valores ha sido obra del mismo hombre como se

refleja ley. Ya Antonio Gramsci como Gilberto Giménez, han referido que “esta

dicotomía corresponde más bien al aspecto metodológico y analítico

indispensable para la representación científica de la forma del “Estado” sin el cual

ni siquiera se podría afirmar que en ciertas formas de organización política no

existe diferenciación entre sociedad y Estado”. [Giménez Gilberto; op. cit. p. 44].

Finalmente, creo que falta mucho por contemplar y reflexionar y obtener un nivel

de reflexión sobre quienes realmente somos y salir de este espacio de relatividad

y dicotomía “nación-pluralidad”. En mexicano esta confusión ha sido costumbre

jurídica reconocerla por la fuerza del Derecho penetrando como instrumento de

poder e ideológico de esencia de corte romanístico. Los artículos constitucionales

27 y 2º, heurísticamente distan de tener en su espíritu algún rasgo o seña de

razón filosófica, relacionada con “valores ligados a las alternativas (…) trasladadas

a la realidad mediante la práctica histórica”, [Marcuse Herbert;1999; p. 22] las

exposiciones de motivos de ambos preceptos constitucionales que a demás de

pertenecer a dos contextos distintos pero que se reflejan así mismos, “ya el

progreso técnico extendido hasta ser todo un sistema de dominación y

coordinación, crea formas de vidas (y de poder) que parecen reconciliar las

fuerzas que se opones al sistema y derrotar o refutar toda propuesta en nombre

de las perspectivas históricas de liberación del esfuerzo y la dominación” [Marcuse

Herbert;1999; p. 22].

Como diría el mismo Marcuse “hemos sido capaces de contener nuestro cambio

social” anteponiendo la visión positivista en todas sus manifestaciones (capitalista,

universalista, etnocentrica nacionalista) donde la racionalidad pudo más que el

espíritu. Ya Hegel en la filosofía del Derecho, refiere de la división entre Derecho

de las personas, de las cosas y derechos de acciones, así como las otras

múltiples divisiones semejantes, tiene, antes que todo, el fin de conducir hacia un

orden externo a la multiplicidad de la materia inorgánica dada. En esta división -

dice- existen, especialmente, la confusión de mezclar Derechos que tienen por

supuestos relaciones sustanciales, como familia y Estado, con Derechos que

refieren a la simple personalidad abstracta. A esta confusión de cosas

corresponde la división kantania, por otra parte hoy aceptada en derechos

personales y personales de tipo real. Además de considerarlo sinuoso Hegel lo

considera extraño a su dialéctica en la que considera que el Derecho personal es

esencialmente Derecho de las cosas; cosa, en el sentido universal, y al cual

pertenecen también mi cuerpo y mi vida” [G.W.F. Hegel;1985; p. 62].

22

Sin dudas para construir este discurso primero hay que mostrar como los silencios

y las formas de estos discursos conducen y determinan un estado de cosas

inaceptable y a partir de este punto, iniciar a construir una concepción del Derecho

que ha de ser esencialmente renovadora no puede encontrarse ya de modo

íntegro en ninguna doctrina preexistente [Gramsci;1929-1931].

Si queremos salir de el estado de coma relativa y construir un “Estado donde se

tiende a crear y a mantener cierto tipo de civilización y de ciudadano (y, por tanto,

de convivencia y de relaciones individuales), y tiende a provocar la desaparición

de ciertas costumbres y actitudes y a difundir otras, entonces el Derecho será el

instrumento de esa finalidad (junto con la escuela y otras instituciones y

actividades) y tendrá que ser elaborado para que sea conforme a ese fin,

máximamente eficaz y productivo de resultados positivos (…) es entonces que la

concepción del Derecho tendrá que liberarse de todo residuo de trascendencia y

de absoluto; de todo fanatismo moralista, prácticamente (…) [Gramsci; 1929-1931]

Me parece que el Derecho Natural como un campo de posibilidades para una

método que ayude a trascender de nuestra realidad social en el campo del

Derecho es una posibilidad, compleja pero posible, rescatando como lo sugiere

Antonio Gramsci ir a la concepción del "espíritu" en las filosofías tradicionales,

como la de "naturaleza humana" tomada de la biología, deben ser consideradas

"utopías científicas" que sustituyen a la máxima utopía de la "naturaleza humana"

derivada de Dios (los hombres hijos de Dios) y sirven para indicar el trabajo

continuo de la historia, una aspiración racional y sentimental, etc.

Es verdad que tanto las religiones que afirman la igualdad de los hombres, en

tanto que hijos de Dios, y las filosofías que afirman su igualdad, en tanto que

partícipes de la facultad de razonar, han sido expresiones de complejos

movimientos revolucionarios (la transformación del mundo clásico, la

transformación del mundo medieval) que han colocado los anillos más potentes

del desarrollo histórico. O que la dialéctica hegeliana haya sido el último reflejo de

estos grandes nudos históricos y que la dialéctica, de expresión de las

contradicciones sociales, deba convertirse, con la desaparición de estas

contradicciones, en una pura dialéctica conceptual” [Gramsci;1929-1931]

Lo que se trato aquí pues, es intentar atreverse a ordenar y reflexionar nuestro

pensamiento, con el fin de alcanzar el conocimiento necesario de sí mismos.

Bibliografía

23

Bourdieu Pierre; (Texto); Transcripción de una exposición oral del autor, quien autorizó su publicación, tal como se había producido salvo unas pocas correcciones, en el libro de F. Chazel y J. Commaille (eds.) Normes juridiques et régulation sociale (L.G.D.J., Paris, 1991). La traducción castellana, que evita rectificar el tono coloquial de las palabras de Bourdieu, ha sido realizada por J.-R. Capella.

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