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8/18/2019 El Desobedient e Leg i Timo
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El Desobediente legítimo Mauricio Araya Schafer
El tiempo ha fluido solo como este sabe hacer y junto a él, la idea de progreso que
conoce de avances tecnológicos, científicos y comerciales pero poco y nada da cuenta
sobre el hombre pero sí mucho sobre el ciudadano, aquel engranaje de la maquinaria que
tras el cumplimiento de su función —designada por este mecanismo— goza de los
“beneficios del progreso” que al menos en el caso de Chile, es bastante desigual. El
objetivo de los gobernantes es la construcción de la imagen del “buen ciudadano”, aquel
que trabaja duro, consume mucho y respeta las leyes impuestas por el poder. El buen
ciudadano no otra cosa que un animal que contenta a su amo realizando los ejercicios
que el amo le enseñó en su proceso de domesticación, aprendiendo que al realizar bienaquellas rutinas para el deleite del amo, recibirá una recompensa y como no, un buen
trato. El buen ciudadano es aquella persona encargada de reproducir el sistema político,
social y económico otorgandole vida y legitimandolo. Aquello no vendría a ser un
problema per se, pero lo es al ser un sistema injusto, inmoral y perverso al que se esté
reproduciendo.
¿Qué hay de aquellos días en que el hombre se movía libre por la Tierra? movidos nada
más que por su propia voluntad y su real autonomía al respetar nada más que las leyes
autoimpuestas a sus acciones?, ¿Es que no hay nada que merezca rescate en aquellos
tiempos que Thomas Hobbes y otros se encargaron de profanar? Y es que, la evolución
de las sociedades humanas a través del tiempo se han encargado de perpetuar por
medio de grupos elitistas dominantes la esclavitud humana en torno al poder coercitivo
externo al hombre que rige a las agrupaciones de estos seres como si de lo contrario su
convivencia no podría darse. En este sentido no hay evolución en su connotación de
progreso, si no derechamente se está involucionando a la especie humana, esto es, se
hace al hombre cada vez menos hombre, abandonando la esencia de este, su
individualidad y su derecho natural —como diría Cicerón—, de ser libres obedeciendo
nada más que su moral.
El alma del hombre se ha extraído y en su lugar se ha puesto una hecha en serie que lleva
consigo la supuesta verdad del pensar y actuar humano por parte del gobierno, y aquel
que se rige en coherencia con aquella alma industrial, sin nostalgia por lo que en un
momento fue, o añoranzas por lo que podría ser, es el buen ciudadano del que tanto se
habla hoy en dia.
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Sin embargo, el hombre, el verdaderamente hombre es aquel que camina y rige sus
acciones en torno a sus propias leyes que forman parte de su particular y única moral
impidiéndole obrar según leyes que no sean a las suyas. Estas dos características —las
del ciudadano y del hombre— hacen imposible su convivencia en un mismo sujeto en
tiempos actuales y también pasados, y es aquí la resultante de la problemática para el
sujeto en cuestión, ¿ser hombre o ciudadano?
¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque
sea en la mínima medida? de ser así ¿para que tiene cada hombre su conciencia?1 2
Thoreau es claro en resolver el dilema: yo creo que debiéramos ser hombres primero y
ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia
, y esta no es otra más que la moral razonada de cada hombre. La única obligación que3
tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo.4
Los ciudadano en la mayoría de los casos no ejercitan con libertad ni la crítica ni el
sentido moral, sino que se igualan a la madera y a la tierra y a las piedras, e incluso se
podrían fabricar hombres de madera que hicieran el mismo servicios. Tales individuos
no infunden más respeto que los hombres de paja o los terrones de arcilla.5
Rafael correa anunció que la meta para la humanidad en el siglo XXI era superar el
capitalismo, pero hay aún una meta más ambiciosa, es la de construir una sociedad de
hombres y mujeres que actúen, piensen, convivan y finalmente vivan como hombres y
mujeres, en donde el poder externo y coercitivo parece ser el enemigo a vencer, por ello
el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto . Tal hazaña es aún lejana, por lo6
que el hombre que desea ser hombre debe conciliar y lograr mediar su relación con la
autoridad, y en esa “mediación” es donde el hombre debe decidir su relación con ella. El
sujeto que obre según su conciencia y sus propias reglas, obedecerá las normas del
gobierno que coincidan con las de el, pero no lo hará con aquellas que contradigan o
simplemente difieran con las propias. Lo descrito hace mención a la situación ideal, pero
en la práctica es mucho más complicado la desobediencia, no es deber del hombre
dedicarse a la erradicación del mal, por monstruoso que sea (...) pero sí es su deber al
menos, lavarse las manos de él . Solo en la ficción podemos encontrar ejemplos de este7
verdadero hombre que se alza en contra de las leyes establecidas para practicar las
1 Thoreau, Henry. Desobediencia Civil p872 Ibid3 Ibidem4 Ibidem5 Ibidem p 896 Ibidem p847 Ibidem p96
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suyas (que no sean dictadores, claro está). Están los personajes de Batman (The Batman)
y Rorschach (The Watchmen) ambos pertenecientes al mundo de la novela gráfica, que
ilustran a dos ciudadanos que cansados ya de tener que soportar la rigencia de las leyes
que nada parecen aportar al orden y a la prosperidad de sus ciudades, se rebelan en
contra esta y ejercen por medio de la vigilancia independiente y la fuerza bruta su propia
justicia para la ciudad, que al no corresponder con las de la autoridad oficial, son
considerados criminales.
En la realidad, el hombre debe entregar parte de su libertad y autonomía a la fuerza
reinante de orden, no parece haber otra opción si es que desea vivir en sociedad y
disfrutar de los gozos de esta. Aquel hombre a pesar que entrega parte de su soberanía
personal, no la entrega toda, y es en el poder que aún conserva el que debe ultrajarlo y
llevarlo al límite frente al gobierno y así tener en las riendas a este poder externo. Es aquí
donde cabe la opción y necesidad de la desobediencia civil, ya que en el conflicto entre
hombre y gobierno en donde se abre la posibilidad de desobedecer sus dictámenes.
Aquella decisión estará basada en el peligro que corre la conciencia del individuo al
acatar y permitir que la finalidad de cierta ley se cumple, ya que aquello iría en contra de la
moral propia del sujeto y es aquí el punto crucial que legitima al desobediente frente al
gobierno: la vivencia.
En tiempos donde las personas deben cambiar su dignidad a favor de una casa, un auto y
el dinero para el pan y la educación de sus hijos, es donde la sobrevivencia toma un rol
protagónico en la sociedad. En un ambiente de suma competitividad donde los recursos
están disponibles al mejor postor, la sobrevivencia dentro de la estructura reinante es elobjetivo para muchos. Sin embargo, aquellas personas no son capaces de vislumbrar que
aquello que se entiende como sobrevivencia está profundamente sobrevalorado, y el
objetivo del hombre no es otro más que vivir, no en su sentido biológico —que sin lugar a
dudas lo hace— si no en la vivencia como conforme a su propia, personal y única
doctrina. la no sobrevivencia y la si vivencia es la razón que posee un ciudadano para
rebelarse ante el elemento que en su existencia lo hace ir en contra de sus principios
personales fundados, aquello que lo iguala ante un animal en la ardua tarea de subsistir
ante un orden salvaje que no es por ningún caso característica de las sociedades
humanas y la cultura que crean.
Llevemos esto a terrenos prácticos y ejemplares… El anarquista que viaja en el transporte
público sin pagar, es un desobediente legítimo, dado que el hecho de pagar por un
servicio cuyo dinero irá hacia el estado o alguna empresa privada que ganó la licitación
va en contra sus principios políticos. De la misma manera los policías brasileños que se
negaron a ejercer las órdenes de sus superiores en plenas marchas y luego fueron
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despedidos por ello, son desobedientes legítimos, dado que el acato de esas órdenes
irían en contra de su propia conciencia, algo fatal e indigno para el hombre. Volvamos a
mencionar a Batman, este es un desobediente legítimo al quebrantar la justicia de
Gotham City al percibir que la fuerza policial y el sistema judicial no están haciendo su
trabajo frente a la criminalidad que es uno de los traumas del Bruce Wayne al perder a sus
padres por uno de aquellos criminales, por lo que el asume la empresa de Batman como
un deber moral, en donde solo por medio de ese ejercio encontrara la paz —aunque
paresca contradictorio— y lo mas importante, será el mismo. No olvidemos que el
verdadero Bruce Wayne es aquel que aparece tras la máscara del murciélago y no el
joven playboy multimillonario. Bruce Wayne es en realidad Batman, Bruce Wayne es el
disfraz de Batman y no al revés. Este conflicto de personalidades o de álter ego en donde
la unica opcion de ser si mismo es ir encapuchado, es parte del problema entre el
ciudadano y el hombre.
Veamos la vereda contraria… Aquellas mafias que crean su propia jurisdicción
desobedeciendo las leyes no son desobedientes legítimos, ya que la necesidad de
desobedecer no esta ligada a un principio moral sino al provecho propio ligado a
intereses monetarios, honoríficos y de pasiones aún más bajas.
La distinción es la ya dictada y nada más que es aquella, el umbral que separa al crimen y
a la desobediencia civil es la moral fundada del individuo, no es posible hacer otras
definiciones ya que es posible caer en discriminaciones arbitrarias y etnocentristas, sin
embargo que la distinción sea la moral fundada personal agrega el factor subjetivo, íntimo
y de cierto sentido relativista en torno a su precisión, siendo más coherente en la relaciónde la humanidad con la verdad.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
“Desobediencia Civil”, Tohreau, Henry
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
“La moral anarquista y otros escritos”, Kropotkin, Pitr. Buenos Aires, Utopia Libertaria.“Dios y el Estado”, Bakunin, Mijail. Mexico. Proyecto Espartaco. 2000