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Un enfoque lógico, normativo, dialéctico, retórico y comunicativo

El discurso argumentado

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Un enfoque lógico, normativo, dialéctico, retórico y comunicativo

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El discurso argumentado en educaciónLa argumentación es una práctica cotidiana y

generalizada: desde las instituciones escolares hasta los medios de comunicación y los medios académicos. Desde las conversaciones cotidianas e informales a los debates muy formales. Es común observar el intercambio de argumentos, razones, puntos de vista convincentes. En ella el uso del lenguaje y las ideologías son imprescindibles, ya que permiten una dilucidación dialéctica, normativa, retórica y lógica.

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La argumentación está muy relacionada con la reflexión de la realidad y el empleo del lenguaje y sus actos del habla. Y tener esa virtud es uno de los saberes muy importantes que el ciudadano del siglo XXI debe poseer. Es tal vez una de las competencias muy importantes en el desarrollo de la persona humana intercultural. Se trata en sí de una forma de comunicación que la Dirección Regional de Educación de Puno, a través del área de Comunicación Sociocultural Multilingüe pone a disposición del magisterio regional para su dilucidación crítica, en el marco del Proyecto Curricular Regional. La práctica de la argumentación es el saber desarrollado que todos los niños y niñas, jóvenes y educadores deben desarrollar sobre todo cuando de pensar Puno se trata.

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Pedagogía de la argumentaciónLa pedagogía de la enseñanza de la argumentación debe desarrollar las capacidades argumentativas como un arma eficaz para la restitución del sentido en nuestras escuelas. Entrenarse en la interpelación, en la identificación de pros y contras y en la sustentación y defensa de una posición que significa propiciar vías para que sea el propio estudiante el que descubra el sentido de su quehacer. De la retórica clásica y para nuestros tiempos y nuestras escuelas convendría rescatar una distinción básica. Los retóricos proponían la distinción de dos tipos de discursos fundamentales: los discursos de consumo y los discursos de re-uso.

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Dos tipos de discursosLos discursos de consumo. Son aquellos discursos que

se formulan en una situación concreta, en un aquí y un ahora, para cambiar una situación determinada. La situación, demás está decirlo, puede ser simple o compleja y pertenecer a la esfera de la vida privada o la vida pública.

Los discursos de re-uso. Son discursos orientados, más bien, al mantenimiento del orden social. Atienden estos discursos, entonces, a situaciones socialmente concebidas como típicas. En este sentido, constituyen discursos de re-uso la legislación, la liturgia sagrada y profana, las conmemoraciones, las celebraciones.

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Líneas directrices de una cultura de la oralidadLa relación que el usuario de la lengua establece respecto a las

funciones del instrumento lingüístico. Para ser más específico aun: cómo concibe ese usuario el mundo de lo representado.

La segunda línea deriva de la primera, Así como el sistema cultural de la escribalidad la grafía que representaba al sonido posibilitaba objetivar y, entonces, favorece las asociaciones por semejanza (metáfora), la cultura de la oralidad, que no aprisiona los sonidos y que están signada por el perspectivismo del ello, privilegia más bien las asociaciones de contigüidad (metonimia).

Un tercer vector de la cultura de la oralidad es el privilegiamiento de las construcciones coordinadas yuxtapuestas en detrimento de las subordinadas. Y en la medida que la sintaxis para nosotros es el grado cero de la semántica, o sea principio formal de construcción de expresión y contenido, es claro que el privilegiamiento de la coordinación implica un principio constructor no sólo del lenguaje, sino de realidades, mentalidades e imaginarios.

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Retos para las II.EE.sPrimer reto : oralidad Segundo reto : oralidad El primer reto que tiene que

abordar una escuela que opera con alumnos familiarizados con estrategias discursivas orales y electronales es aquel de reconstruir la función representativa del lenguaje. Porque para estos alumnos esta función no es habitual en el manejo de su lenguaje. Los modelos discursivos sociales no alimentan esta función. Por eso hay que reconstruirla en la escuela. Dado que gran parte de los supuestos utilizados para la formalización de las ciencias se asientan en la función representativa.

El segundo reto está referido a la necesidad de recuperar sentido en nuestras aulas e instituciones escolares. Porque, digámoslo ya, la recuperación del sentido es fundamental para una vida democrática. Y esa recuperación de sentido requiere verdad.

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Condiciones para la argumentación

Interés común

Puntos de vista diferentes

Confianza en la racionalidad

Apertura al cambio

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El discursoEl discurso es una práctica social

compleja, heterogénea no caótica como interacción entre personas que usan formas lingüísticas variadas y no lingüísticas como las semióticas (repertorio comunicativo) y contextualizadas en lo lingüístico, gestual, lo local, lo cognitivo y lo sociocultural, elegidas para construir formas de comunicación complejas y de representación del mundo, reales o imaginadas, con intenciones y finalidades concretas y situadas.

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El discurso según van Dijk “Hablar del discurso es ante todo hablar de una práctica social, de una

forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social y a la vez un instrumento que creas la vida social. Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir piezas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural) Nos referimos, pues, a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de representación del mundo – real o imaginario- Ahora bien, los usos lingüísticos son variados. Las personas tienen a su disposición el repertorio comunicativo, que puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros instrumentos de comunicación. La lengua, como materia primera del discurso, ofrece a quienes la usan una serie de opciones (fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas) de entre las cuales hay que elegir el momento de (Inter) actuar discursivamente. La elección sujeta o no a control consciente, se realiza de acuerdo con unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los propósitos de quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros. Estos parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar sujetos a revisión, negociación y cambio”

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El discurso como interacción con la sociedadUsuarios del lenguaje y

contexto

Habla y texto escrito

Jerarquías de acción

Prácticas sociales y funciones

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Objetivos del Análisis del discurso Acción. Definimos el discurso como acción, pero ¿qué es exactamente la acción

y qué hace que los discursos sean una forma de interacción social? Contexto. El análisis social del discurso estudia típicamente el discurso en

contexto. Sin embargo, aunque utilizada con frecuencia la noción de contexto no siempre se analiza con tanto detalle como el texto y el habla, si bien los contextos son, para decirlo de algún modo, la interfaz entre el discurso como acción por un lado y las situaciones y estructuras sociales por el otro. Entonces, ¿Qué es exactamente el contexto?

Poder. Tanto la acción como los contextos del discurso poseen participantes que son miembros de diferentes grupos sociales. El poder es una noción clave en el estudio de las relaciones grupales en, la sociedad. Si alguna característica del contexto y de la sociedad en general tiene efectos sobre el texto y el habla (y viceversa), esa característica es el poder. Por lo tanto, es importante analizar brevemente esta noción fundamental, en especial para los enfoques más críticos del discurso.

Ideología. En otro nivel, las ideologías también establecen vínculos entre el discurso y la sociedad. En un sentido, las ideologías son la parte cognitiva del poder. Como en el caso del conocimiento social, las ideologías supervisan cómo los usuarios del lenguaje emplean el discurso en tanto miembros de grupos u organizaciones (dominantes, dominados o competidores), y de ese modo también tratan de realizar los intereses sociales y resolver los conflictos sociales. Al mismo tiempo, el discurso es necesario para la reproducción de las ideologías de un grupo.

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DISCURSO PLANIFICADO

La verdadera libertad (Michele Abbate)

TESIS Un individuo sólo es libre si puede desarrollar sus propias potencialidades en el seno de la sociedad.

ARGUMENTACIÓN

Ser libres no significa solamente no tener miedo, poder expresar la propia opinión sin temor a represalias; también significa conseguir que la propia opinión pese realmente en los asuntos de interés común y sea requerida por la sociedad como contribución necesaria.

Libertad es plenitud de vida. No soy libre si, disponiendo de un cerebro que puede producir cien, se me deja vegetar en una ocupación donde rindo diez. En el mundo actual es más libre el profesional que trabaja de la mañana a la noche, dando todo de sí a sus enfermos, a sus discípulos, a sus clientes, que acuden a él confiando en su juicio y en su ciencia; es más libre el político, el sindicalista, el escritor que se enrola en una causa que trasciende su propia persona, que los millones de súbditos de la moderna sociedad industrial, con su "semana corta" y las escuálidas perspectivas de disipar su "tiempo libre".

El mayor riesgo que corre hoy la libertad es que la mayoría de los hombres son inducidos a identificarla con un estado de subordinación, de tranquila sujeción, de evasiones periódicas controladas y estandarizadas, al cual su vida parece reducirse inexorablemente.

CONCLUSIÓN Sólo dando significado a la vida de todos en una sociedad plural defenderemos de modo no ilusorio la libertad de cada uno.

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LA ARGUMENTACIONGeneralmente, la argumentación se asocia a un tipo de

discurso propio de ciertos ámbitos sociales, como la política, la jurisprudencia, la ciencia. En apariencia, estos campos de acción parecen sometidos a reglas de razonamiento estricto, que poco tienen que ver con la vida cotidiana. No obstante, la práctica argumentativa, con menor o mayor grado de conciencia y efectividad, aparece en muchos de nuestros conflictos interpersonales existentes en la familia, el trabajo, la educación, la relación de pareja, etc.

Por ello, es conveniente que los alumnos conozcan los principios de construcción, organización y uso de la argumentación, pues en el transcurso de la vida social, a diario se enfrentarán con posiciones distantes o antagónicas en relación con algún tema y sus implicancias. Ante los desacuerdos o conflictos de opinión, surge la argumentación como un recurso, como una vía de negociación entre las personas, que privilegia la capacidad de entendimiento y razonamiento crítico humano por encima de la violencia, el autoritarismo o la manipulación.

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Racionalidad

Habermas PopperEn esta línea, Habermas

(1994) desarrolla el concepto de "racionalidad comunicativa", que apunta a dar cuenta de la capacidad que tiene el discurso argumentativo de generar consenso sin coaccionar, si se lleva a cabo dentro de una comunidad racionalmente motivada.

La teoría de Popper (1962), por otra parte, ilumina el marco teórico desde el cual abordar el estudio de la argumentación. Popper (1994) aplica los principios del racionalismo crítico, proveniente del área de la epistemología, a la teoría social: si el conocimiento es esencialmente falible, debemos desarrollar la disposición a rectificar nuestras ideas y a examinarlas de modo crítico, aceptando la crítica objetiva e incluso buscándola activamente. El resultado es una concepción de sociedad abierta y plural, basada en la apertura a la crítica, en la tolerancia, en el rechazo de cualquier tipo de autoritarismo y de dogmatismo (Popper, 1994).

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La actitud de razonabilidad se hace evidente en la discusión racional, una discusión en la que se mantiene la apertura mental con respecto a cualquier tipo de objeciones o calificaciones, y se está dispuesto a abandonar una opinión que se aprecia cuando hay razones para abandonarla. Esta discusión racional se sostiene en tres principios (Popper, 1988):

1. El principio de falibilidad: es probable que ambos interlocutores estén equivocados.

2. El principio de discusión racional: sopesar, de forma tan impersonal como sea posible, las razones a favor y en contra de una teoría.

3. El principio de aproximación a la verdad: en una discusión que evite los ataques personales, casi siempre es posible acercarse a la verdad.

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Una mirada a tres teorías de la argumentaciónEn esta sección, presentamos

una síntesis de las tres teorías ya escogidas desde las que se ha abordado el estudio de la argumentación, esto es, la lógica, la nueva retórica y la pragmadialéctica. A continuación, examinamos las particularidades de cada perspectiva basándonos en las cinco categorías de análisis propuestas por Wenzel (1980): propósito, participantes, procedimientos y criterios de validez del argumento.

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Propósitos Desde la perspectiva lógica, el propósito del estudio de la argumentación

consiste en fijar estándares que permitan realizar un juicio racional, esto es, decidir acerca de la validez de conjuntos de proposiciones. En tanto teórico, trata de establecer cánones de inferencias correctas con el objeto de aceptar determinadas expresiones como conocimiento confiable (Lo Cascio, 1991).

En la vertiente de la nueva retórica, Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) consideran que la finalidad de la argumentación es convencer con razones o persuadir mediante recursos afectivos. Para la nueva retórica, la argumentación es eficaz cuando logra la adhesión de la audiencia y provoca la realización de la acción propuesta o al menos crea una disposición para la acción (que se manifestará en el momento oportuno); para ello es necesario adaptar el discurso a la audiencia.

Para la pragmadialéctica, la argumentación tiene por objeto la resolución de diferencias de opinión. El interés está en llegar a un acuerdo con el antagonista y no en la persuasión. En este enfoque se trata de crear una actitud proclive a la discusión a través del análisis crítico de diferentes posturas, de cara a concordar en la toma de decisiones (Van Eemeren y Grootendorst, 1994a).

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ContextoEn la lógica, en tanto los argumentos son construidos como productos

o cosas, se les abstrae del proceso de interacción comunicativa. Los lógicos se centran en un conjunto de proposiciones que se ubican en un contexto objetivado, despersonalizado (Lo Cascio, 1991).

En la perspectiva retórica, el discurso argumentativo se produce en una situación real, concreta, cotidiana; el sujeto argumentador debe integrar los elementos situacionales a modo de premisas (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994).

A la teoría pragmadialéctica también le interesa la situación, pero en tanto ésta permite establecer las condiciones ideales en que se debe desarrollar la interacción. Las personas entran en el ámbito especial de un diálogo que busca resolver una diferencia de opinión. El conocimiento de las particularidades del contexto (por ejemplo de las convenciones que operan en una situación determinada) es más bien un complemento útil a las orientaciones dadas por el modelo de argumentación ideal (Van Eemeren y Grootendorst, 1994b).

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Participantes En la perspectiva lógica el receptor funciona como examinador crítico. Wezel

(1980) afirma que de esta lógica formalista emerge la visión no de un ser humano ejercitando el juicio, sino la de una especie de "máquina lógica" que aplica algunas reglas de validez invariables.

Para la nueva retórica, la audiencia ocupa un papel central, pero no activo. El argumentador debe partir de hechos, premisas, supuestos, presunciones que la audiencia pueda admitir porque se corresponden con su saber, su experiencia o su ideología. Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) sostienen que toda argumentación debe desarrollarse en función de la audiencia.

En la perspectiva pragmadialéctica es esencial el reconocimiento de la existencia de otra persona que, de algún modo, se enfrenta y se opone a una postura asumida (Wenzel, 1980; Van Eemeren y Grootendorst, 1994a). Los interlocutores deben ser conscientes de sus respectivos roles: uno es el protagonista y el otro, el antagonista. Incluso en argumentaciones en las que esta última función no la desempeña nadie en realidad, el protagonista debe tomar en cuenta las posibles dudas u objeciones del antagonista imaginado (Van Eemeren y Grootendorst, 1994b).

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Procedimientos La perspectiva lógica se mueve en el terreno de las reglas de inferencia lógica que

permiten formular conclusiones de validez universal (Wenzel, 1980). La nueva retórica considera que los procedimientos de la argumentación deben estar

basados en la comprensión tácita de ciertas reglas sociales y en la habilidad del argumentador para organizar su discurso de acuerdo a la audiencia. El criterio que subyace es el de la eficacia. Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) aportan a la retórica contemporánea un inventario de técnicas de argumentación efectiva que están en función del conocimiento y creencias de la audiencia.

La teoría pragmadialéctica sistematiza una serie de reglas de procedimiento que especifican en cada etapa los "movimientos", los pasos, que pueden contribuir a resolver las diferencias de opinión. En una cadena de razonamiento, cada paso ha de ser desarrollado exhaustivamente: nada debe ser asumido, nada debe ser cancelado. Muy importante es establecer los movimientos incorrectos, llamados "falacias" (Van Eemeren y Grootendorst, 1994b). El punto de partida consiste en determinar las etapas de la discusión crítica y los actos de habla implicados en estas etapas (van Eemeren, 1992; van Eemeren y Grootendorst, 1994b). En el Cuadro 1 se muestra la relación entre las etapas de la argumentación y los tipos de actos de habla que incluye cada una (van Eemeren y Grootendorst, 1994:149 y 154):

El modelo además usa una serie de reglas que garantizan las condiciones de felicidad de los actos de habla y contribuyen a la resolución de la disputa en cada etapa. Van Eemeren y Grootendorst (1994) proponen las siguientes diez reglas que se aplican en las distintas etapas de la discusión. Cada una cumple una función específica en relación con la resolución del conflicto y, al mismo tiempo, con cada una de ellas se puede indicar de modo preciso qué falacias clásicas hay que controlar.

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Reglas para una discusión crítica

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ReglasRegla 1. Ninguna de las partes debe impedirle a la otra

presentar puntos de vista o ponerlos en duda. Regla 2. Una parte que presenta un punto de vista está

obligada a defenderlo si la otra parte le solicita hacerlo. Regla 3. El ataque de una parte a un punto de vista debe

referirse al punto de vista que realmente ha sido presentado por la otra parte.

Regla 4. Una parte sólo puede defender su punto de vista presentando una argumentación que esté relacionada con ese punto de vista.

Regla 5. Una parte no puede presentar algo falsamente como si fuera una premisa que ha sido dejada implícita por la otra parte, ni puede negar una premisa que él mismo ha dejado implícita.

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ReglasRegla 6. Una parte no puede presentar falsamente una premisa como

si fuera un punto de partida aceptado, ni puede negar una premisa que representa un punto de partida aceptado.

Regla 7. Una parte no puede considerar un punto de vista como si hubiera sido concluyentemente defendido, si la defensa no ha tenido lugar por medio de un esquema argumentativo apropiado, que haya sido aplicado correctamente.

Regla 8. En su argumentación, una parte sólo puede usar argumentos que sean lógicamente válidos o que sean capaces de ser validados haciendo explícitas una o más premisas implícitas.

Regla 9. Una defensa fallida de un punto de vista debe tener como resultado el que la parte que lo presentó se retracte de él y una defensa concluyente debe tener como resultado el que la otra parte se retracte de sus dudas acerca del punto de vista.

Regla 10. Una parte no debe usar formulaciones que no sean suficientemente claras o que sean confusamente ambiguas y debe interpretar las formulaciones de la parte contraria tan cuidadosa y tan exactamente como sea posible.

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Criterios de validez del argumento La perspectiva lógica tradicional iguala la validez de la argumentación con la validez

formal del razonamiento expresado en la argumentación (Wenzel, 1980). En la perspectiva retórica, la validez del argumento depende del éxito que se tenga

con la audiencia a la que la argumentación va dirigida. Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) sostienen que dicha validez depende del criterio de un juez, que consiste en un grupo más o menos indiscriminado de personas.

La pragmadialéctica adopta el criterio de razonabilidad, entendiendo ésta como la actividad de usar la razón de "buena" manera (Van Eemeren y Grootendorst, 1994a). Una teoría de la argumentación debe proporcionar reglas para conducir una discusión, reglas que constituyen un procedimiento de validez del problema.

Una de las diferencias fundamentales entre las tres posturas en cuanto al criterio de validez radica en el enfoque desde el que se aborda el estudio de la argumentación (Wenzel, 1980; Van Eemeren y Grootendorst, 1994). La línea lógica tradicionalmente se centra en la argumentación como producto, y la validez proviene de cómo una conclusión es extraída de una o más premisas. Por su parte, la nueva retórica tiende a concebir la argumentación como proceso y encuentra la efectividad de los pasos sucesivos de la argumentación en la aceptación de una postura. Finalmente, la pragmadialéctica combina los dos enfoques anteriores y la validez de la argumentación se asegura mediante la aplicación de procedimientos que guían la discusión crítica hacia la resolución de las diferencias de opinión. Este es, a nuestro juicio, uno de los aspectos más interesantes de la perspectiva pragmadialéctica en relación con la didáctica de la argumentación: su cariz normativo, que sirve de guía para la acción.

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PLANTIN

•Plantin define así la actividad discursiva del acto de argumentar: «argumentar es dirigir a un interlocutor un argumento, es decir, una buena razón, para hacerle admitir una conclusión e incitarle a adoptar los comportamientos oportunos» (Plantin, 1996: 24)'. •Según él, la argumentación es «el conjunto de técnicas (conscientes e inconscientes) de legitimación de las creencias y de los comportamientos. Con ella se pretende influenciar transformar o reforzar las creencias o los comportamientos (conscientes o inconscientes) del destinatario o de los destinatarios»

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Esquema prototípico de la secuencia argumentativa (J. Michel Adam)

Las premisas introducen los datos o el tema que motiva la actividad de argumentación o de persuasión. Esta fase constituye, según Adam, la Proposición argumentativa 1 de la secuencia. Si lo que se trata es de refutar una tesis anterior, esa tesis constituirá las premisas, de partida, y la argumentación se elaborará corno una contraargumentación que consistirá en ir refutando los argumentos del contrario para llegar a una tesis opuesta o diferente. Los argumentos tienen que resultar aceptables y aparecer apoyados en un garante (topos argumenta­tivo explícito o implícito) que tenga un fundamento o un soporte considerado incontestable y que permita operar como In, de paso para llegar a la conclusión. Ese soporte o garantía pueden ser las evidencias objetivas, los principios o las verdades generales, los valores y las creencias sociales, los clichés o los este­reotipos culturales compartidos en la sociedad, etcétera. La exposición de los argumentos (fase más o menos elaborada o compleja) constituye la Proposición argumentativa 2 de la secuencia prototípica. La base del argumento ofrece la fuerza persuasiva sobre la que viene a apoyarse la ley de paso que permite trans­ferir hacia la conclusión, el valor justificado en el argumento, valor que puede ser sometido a algún tipo de necesaria o de excepción. El paso a la conclusión constituye la Proposición argumentativa 3 de la secuencia. Si se hace intervenir una operación de restricción, esta fase constituye la Proposición argumentativa 4. Adam ofrece este breve ejemplo de texto argumentativo que ilustra las cuatro macro­proposiciones:

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Ejemplo:Harlem ha nacido en Lausanne (Premisa). Las personas

que han nacido en Lausanne son generalmente ciudadanos Suizos (topos o inferencia argumental), teniendo en cuenta las disposiciones legales del código de la nacionalidad que está en vigor en este país (soporte o base del argumento). Así pues, lo más probable es que Harlem sea suizo (Conclusión). A menos que sus padres sean extranjeros y que él no haya optado por la nacionalidad suiza al cumplir los dieciocho años o que no haya hecho sus estudios ni residido bastante tiempo en Suiza, o que se haya nacionalizado alemán (Restricción)

Page 30: El discurso argumentado

Esquema prototípico En los textos concretos, el Locutor puede optar por mantener un orden

progresivo en el desarrollo de la argumentación estableciendo un recorrido que parte de las premisas para llegar luego a la conclusión; o puede recurrir a un orden regresivo estableciendo entonces un recorrido que parte primero de la conclusión (tesis propuesta) y ofrece luego la debida argumentación para justificarla. Para articular el desarrollo de la argumentación o de la contraargumentación, los conectores (de distribución, causa, consecuencia, contraste, oposición, restricción, conclusión, etcétera) desempeñan una función esencial. A este tipo de conectores nos hemos referido más arriba.

Según los objetivos comunicativos perseguidos y el género del discurso empleado, el locutor puede establecer un desarrollo de la argumentación más o menos complejo y elaborado apoyándose en informaciones, narraciones y descripciones para reforzar la dinámica persuasiva. Los argumentos escogidos pueden basarse en ejemplos, analogías, silogismos deductivos, citas de autori­dad, etcétera. El locutor puede también, por otro lado, limitarse a ofrecer un texto breve que se apoya en una base argumentativa implícita dando lugar a determinadas inferencias que debe realizar el destinatario.

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Otro ejemplo: Veamos un ejemplo tomado de un enunciado que aparece en las cajetillas de tabaco y que también se puede

ver en forma de cartel en algunos lugares públicos (estaciones de tren, etcétera). El cartel es de grandes dimensiones y en él se puede observar una imagen en negro con la silueta de un caballo encabritado montado por un jinete. Esta imagen, contrasta sobre un fondo rojo. Por debajo de la imagen aparece esta frase o eslogan: «Fumar puede matar». Este breve enunciado puede operar como una conclusión con valor de advertencia, quedando implícitos los argumentos sobre la peligrosidad del tabaco para la salud, porque ya son conocidos y están comprobados por la realidad de los hechos. O puede operar como una premisa o como un argumento inicial a partir del cual el lector destinatario podrá realizar ciertas inferencias y deducir una conclusión de la manera siguiente, por ejemplo: «Fumar puede matar» (Premisa). «Ahora bien la salud es algo fundamental que hay que proteger, y yo no quiero morir por los efectos nocivos del tabaco» (inferencia argumental y soporte de la argumentación). «Luego lo mejor será dejar de firmar» (conclusión apoyada en una ley de paso y orientada a producir una modificación del comportamiento). Si el lector del cartel llega a realizar en su mente estas inferencias argumentativas u otras similares, el mensaje del cartel será pertinente y habrá producido los efectos contextuales adecuados al objetivo comunicativo perseguido.

Como el esquema argumentativo no es un género específico sino un modo discursivo de organización textual que puede ser empleado en un número ilimitado los textos pertenecientes a discursos sociales diversos (jurídico, político, filosófico, religioso, publicitario, literario, conversacional, etcétera), los textos argumentativos existentes tendrán que adaptarse a las prescripciones del Género o subgénero concreto del discurso al que pertenezca cada texto. Esas prescripciones pueden ser, por ejemplo, las del debate (género que pertenece a varios discursos: político, filosófico, científico, conversacional, etcétera), el editorial (género del discurso periodístico), la columna o tribuna de opinión (género periodístico), el panfleto, el mitin, el discurso, parlamentario (géneros del discurso político), el sermón o la homilía (géneros del discurso religioso); la fábula, el ejemplo, el cuento filosófico, la novela de tesis (géneros del discurso literario), etcétera.

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Y los principales tipos de argumentación o topoi argumentativos

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Estrategias…El desarrollo de una argumentación se realiza siempre en

función de ciertas estrategias relacionadas con el tipo de argumentos empleados para justificar la conclusión o la tesis que se pretende hacer compartir al destinatario. El sujeto que argumenta parte de la situación de comunicación y, para apoyar su razona­miento o su actividad de persuasión y de seducción, tiene que tener en cuenta los conocimientos, la mentalidad y los valores del interlocutor o del público al que se dirige. Debe saber anticiparse a las dudas y a los interrogantes del auditorio respondiendo de antemano a ellos para reforzar la aceptación de los objetivos perseguidos. Debe saber también causar buena impresión en el interlocutor o en el público destinatario, ofreciendo una mama de sí mismo («ethos» del Locu­tor) que inspire confianza o que suscite la oportuna connivencia para facilitar así la adhesión.

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Estrategias… En su forma más esquemática y concentrada, el desarrollo de una argumentación se

apoya en ciertos procedimientos o figuras de organización del razonamiento como son la deducción, inductiva (Si P, entonces Q), el silogismo (razonamiento basado en dos premisas que tienen un elemento en común entre ellas y permiten el paso a una conclusión) y el entimema (silogismo implícito que subyace en los encadenamientos lógicos del discurso de la vida ordinaria). El recurso al entimema evita una rígida formalización del razonamiento y se apoya más directamente en los saberes compartidos y en los elementos sobreentendidos que el destinatario puede fácilmente inferir. Como ejemplo citaremos este eslogan de una campaña publicitaria para la donación de sangre en los hospitales: «Dar sangre no es un problema. Necesitarla, sí lo es». Aquí el lector interpretarte pude completar fácilmente el razonamiento lógico, y deducir la conclusión oportuna que sería tomar la decisión de dar su sangre.

Frente a estas figuras lógicas, hay que situar el paralogismo (argumentación mal elaborada porque no respeta las reglas del silogismo) y el sofisma (argureglas silogismo falaz o intencionadamente engañosa para seducir al interlocutor haciéndole admitir como verdad lo que es un error o una verdad a medias que persigue un objetivo interesado).

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AutoresSelmira Simona Cruz Gomez

Ayda Gladys Cáceres Colquehuanca

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Gracias¡¡¡¡