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GIMNASIO DE LOS CERROS / ABRIL / PUBLICACIÓN # 4
EL GRITO ESTUDIANTIL
Semana Cultural: un éxito
El lunes 8 de abril, durante la izada de bandera general, los represen-
tantes de cada grado, desde 4° hasta 11°, juramentaron ante la comuni-
dad educativa cumplir sus respectivas labores en las comisiones que
reformarán el gobierno estudiantil. De este modo, se posesionaron de
manera oficial los representantes.
De igual manera, finalizando el evento, estudiantes de grados 9° y 10°
hicieron un llamado al uso del diálogo como herramienta para la solu-
ción de problemas y como instrumento para una convivencia más sa-
na.
OPINIÓN
En nombre de la democracia
Pg. 2
Vida en el Nivel C
Pg. 3
Convivencia en Atarraya
Pg. 3
La mezcla de los cursos
Pg. 4
¿Regresó realmente la se-
mana cultura?
Pg. 5
Los celulares y la libertad
Pg. 6
Poema “Entrevista monocro-
mática”
Pg. 7
La semana cultural, llevada a cabo del 11 al 15 de marzo, tuvo una
gran acogida entre los estudiantes y demás miembros de la comunidad
educativa, lo que la convirtió en un gran éxito. La inclusión de nuevas
actividades, como la Copa Pipo y las temáticas para los almuerzos, lo-
gró superar las expectativas que se tenían respecto al regreso de esta
semana.
Juramentan representantes de reforma estudiantil
Grupo Editorial / Comité de Pla-neación Director: Daniel Sandoval Co- director: Juan Pablo Boni-lla Comité: Juan Pablo Gallego José María Linares Sebastián Márquez Revisión: Álvaro Estupiñán P. Publicación: Nilson López, Ma-rio Gómez
2
E n el transcurso de los últimos meses, especial-mente de las últimas semana, he tenido la oportunidad de participar en las primeras fa-ses de implementación de la propuesta que
busca reformar el gobierno estudiantil. Y es gracias a ese rol participativo que he podido adquirir un papel simultáneo de observador, de testigo de primera mano, de la compleja travesía que ha atravesado la polémica propuesta. Ha sido un proceso difícil, lleno de sinsabo-res, rechazos, obstáculos y comentarios adversos que no han logrado impedir el avance del proyecto, el cual se encuentra finalizando su etapa de implementación. Pero entonces, si ha sido un trayecto tan arduo, ¿por qué continuar?¿por qué perder el tiempo en algo que, probablemente, al final de cuentas, no termine sirvien-do para nada? En mi caso, la respuesta es sencilla: por la de-mocracia.
El objetivo principal de todo este asunto de la reforma, como yo lo percibo, no es el de darles más poder a los estudiantes o permitir que se adueñen de la Institución, mucho menos. Con-sidero que su principal meta es y será fortalecer la cultura de-mocrática entre nosotros los estudiantes, quienes, desde ya, debemos aprender lo valiosa que es nuestra opinión. Por eso, independientemente de que se aprueben o no los cambios al gobierno estudiantil, lo realmente valio-so es que se ha consolidado un espacio para escuchar las diferentes opiniones del alumnado; se ha generado un espacio para la discusión respetuosa de ideas y el fortalecimiento de los valores democráticos, los cuales el colegio se empeña en enseñar y promover.
Los directivos del colegio, desde el momento en que se les presentó el proyecto, demostraron un gran interés en el mismo y, a lo largo de los últimos meses, han si-do una fuente de gran apoyo para lograr el éxito que hasta ahora se ha obtenido. Y creo que esto se debe a que, desde el primer instante, vieron la propuesta como la oportunidad que espero todos sean capaces ver: co-mo una ocasión de aprendizaje, de mejora y de creci-miento en valores democráticos como el respeto, la so-lidaridad, la responsabilidad y la honestidad.
Tal vez muchos piensen que estoy exagerando, que la democracia es algo totalmente sobrevalorado y que su
aplicación efectiva resulta una idea utópi-ca y descabellada. O que unas elecciones, unos debates y unas reformas en un colegio no puedan llegar a tener mayor impacto en una sociedad entera. Creo que se equivocan porque es, mediante ejercicios pequeños como esta reforma, que puede parecer insig-nificante en comparación con procesos políticos nacio-nales, que se educa y, verdaderamente, se logra incul-car el respeto por la voz y el voto, tanto propio como ajeno. Con solo un estudiante que perciba lo valiosa que es su opinión y sus decisiones, ya se habrá ganado un terreno en el cual germinará una semilla que, en un futuro, se transformará en el aprecio y la defensa de la democracia que cada uno debería tener, además de un deseo por mejorar la misma.
Por eso, estimados lectores, hasta este punto, la reforma al gobierno estudiantil, lo que surgió como una idea de unos pocos, ya puede y debe considerarse como ganadora. Por ser capaz de involucrar a tantas personas en torno a la búsqueda de una mejora común, por abrir los espacios para el debate respetuoso y por ser canal de ideas y opiniones, que nunca se diga que este proyecto fracasó.
Ya por último y a modo de cierre, me gustaría que todo aquel que lea esta columna, ya sea estudiante, profesor, padre de familia o incluso si es alguien ajeno a la institución, se tome unos escasos momentos de su valioso tiempo y los invierta en refle-xionar acerca de la importancia y el impacto que tienen los pequeños cambios, las pequeñas ideas e iniciativas para el crecimiento y la mejora colectiva de una socie-dad, y la aplicación de eso en una democracia, la cual se debe valorar, respetar y defender, además de luchar por su constante progreso.
“Ha sido un proceso
difícil, lleno de
sinsabores,
rechazos, obstáculos
y comentarios
adversos”
Por: Daniel Sandoval
EN NOMBRE DE LA DEMOCRACIA
3
Por: Juan Pablo Pino Franco
VIDA EN EL NIVEL C
C omienza una nueva etapa en este hermoso
colegio. Esa etapa que veía lejos. No es fácil
este cambio de Nivel B a Nivel C. Muchas
cosas han cambiado. Pasamos de ser los
más grandes del Nivel B a ser los más pequeños del
Nivel C.
El pasillo está lleno de rascacielos, estudiantes de los
años superiores, los cuales me lle-
van cabeza y media: muy diferen-
te al Nivel B, en el cual pasaba lo
contrario. Todo es muchísimo más
grande, los lockers son gigantes,
las porciones del almuerzo son
el doble que en los años anterio-
res, y las mesas y sillas son más
grandes. Otro gran cambio son los
profesores; comienzan a aparecer
esos nombres temidos y respeta-
dos por los grandes: Álvaro Estupiñán, Álvaro Guz-
mán, Ángel, Steve, etc.
Y finalmente, el cambio más grande es el nivel de es-
fuerzo necesario para las materias. La mayoría de las
materias ya las conocía: Matemáticas,
Español, Sociales, etc.; pero otras no:
Global, Filosofía, Trigonometría, etc.
Todos estos cambios no son para hacernos sufrir, son
para prepararnos para los desafíos más grandes de este
colegio. Estos desafíos se llaman: IB, ICFES, CAS y
TOEFL. Los cuales determinarán el futuro de cada uno
de mis compañeros y el mío.
Viendo un poco más lejos en el
tiempo, está la universidad. Hay
que prepararse desde ya para defi-
nir qué voy a estudiar para tener
un buen trabajo, un trabajo que
me apasione y, por consiguiente,
tener un buen futuro.
Nivel C ha llegado y hay que estar
más que preparados para lo que viene. Pero, sobre todo, disfrutar
el colegio. Disfrutarlo porque, si hacemos cálculos, nos
quedan solo 5 años del colegio. Más exactamente un Mundial y un año. Y finalizo con una frase de mi que-rida madre: “Se acabó esta vaina”.
“Pasamos de ser los
más grandes de
Nivel B a ser los más
pequeños de Nivel
C.”
Por: Santiago Sa nchez
CONVIVENCIA EN ATARRAYA
D esde el 6 de Febrero hasta el 8 de Febre-
ro, tuvimos una convivencia en Atarraya,
Silvania. En esa casa, tuvimos varias acti-
vidades, como hacer deporte, rezar el ro-
sario, hacer una visita al ancianato San Vicente de
Paúl, entre otras cosas más. Consumimos una deliciosa
comida, como pizza o burritos. Todo estuvo excelente.
En esa maravillosa experiencia, tuvimos la capacidad
de compartir con mis amigos, contemplar el paisaje,
disfrutar de la caminata, saborear la comida tan exqui-
sita, etc. Estoy de acuerdo en el hecho de que hagan
este tipo de actividades recreativas, porque, de esta for-
ma, los estudiantes aprenden a ser más independientes,
a desprenderse de todas las cosas mate-
riales, a ser más responsables, a ser
más activos en la vida diaria, a visitar a
los más necesitados y a rezar más a menudo.
Al despertarme, me daban unas ganas de experimentar
algo nuevo, de conocer nuevas experiencias que nunca
había hecho en mi vida, de conocer a mis amigos desde
otro aspecto, de ver un nuevo mundo con otros zapatos,
entre otros sentimientos; pero el último día, sentí una
tristeza muy grande ya que nunca tendríamos otra ex-
periencia como esa, pero también sabía que volvería a
ver a mis padres.
Una cosa que quiero resaltar es nuestra experiencia en
4
el ancianato San Vicente de Paúl. Al principio sentía
una sensación de emoción sobre conocer y saber qué
era realmente un ancianato, me imaginaba algo grande
y estable en donde vivir, pero mi perspectiva cambió
por completo. Era un lugar pequeño y no tan bien cui-
dado, y aprendí una lección importante: mientras yo lo
tengo todo, hay personas que sufren, ya sea física o
mentalmente.
Esta experiencia me dio una perspectiva diferente de la
vida, aprendí a valorar todo lo que tengo, a ser más activo en la vida diaria y rezar más a Dios.
L a mezcla de los cursos es la estrategia del
colegio para crear grupos disciplinados, ho-
mogéneos y diversos. Pero esto no solo sirve
para crear grupos iguales y disciplinados,
también para que todos los estudiantes sean compañe-
ros, que compartan recuerdos, que todos se conozcan:
es la estrategia más eficiente para que cumplan con lo
necesario.
Esto no solo favorece también es
la pesadilla de algunos, debido a
que el ser humano es un animal
sedentario, con los mismos hábi-
tos, el mismo desayuno todas las
mañanas, la misma rutina de to-
dos los días y los mismos compa-
ñeros toda la vida. Tenemos mie-
do a cambiar nuestra rutina, mie-
do a lo no ordinario, miedo a los
cambios. Nos aferramos a lo que ya conocemos y nos
espantamos, nos asustamos e imploramos que ese día
nunca se asome, justo como cualquier animal que sien-
te su sentencia cerca, que siente el diente de su depre-
dador, su sentencia final. Aunque así como algunos lo
detestan, otros lo desean, esperan con ganas ese día , el
día en el que posiblemente volverá con sus compañeros
y con tan solo pensar en eso se le acelera el corazón y
su cara muestra una inminente sonrisa, la muestra de
un alma agradecida, como una mamá que ve a su hijo
por primera vez.
Pase lo que pase es un día importante,
pero con mucha adrenalina; deseos de
quedar en el mismo curso que sus amigos, sin importar
que es un día en el que, en casos, llueven la tristeza, la
ira, la desesperación; pero lo que más abunda es el hie-
lo, el hielo entre los nuevos compañeros, el miedo a
hacer el ridículo y ser molestado el resto de la vida por
eso. ¿Y qué tal si mis compañeros
son muy molestos y les caigo
mal? ¿Y qué tal si deciden hacer-
me bullying? Son las preguntas
más frecuentes; pero, como en
todo, una vez roto el hielo se
vuelven compañeros y ya no estás
solo. Pero, ¿cómo estar tranquilo
si dentro de dos años vuelve ese
día?.
Es un día difícil para algunos y
lindo para otros. Pienso que es un momento especial en
nuestras vidas, es algo necesario por lo que hay que
pasar, es un momento importante para la formación
porque así se aumenta la convivencia entre compañe-
ros, se forja una personalidad en los estudiantes que les
demuestra que no siempre los amigos van a estar con
uno toda la vida, que en la vida toca trabajar con quien
nos toca y no con quien queremos, nos enseña que toca
trabajar con el grupo que toque, que se puede hacer
más amigos, que no hay que ser dependientes, y que el
miedo al público no existe.
Por: Santiago Prada
LA MEZCLA DE LOS CURSOS
“Tenemos miedo a
cambiar nuestra
rutina, miedo a lo no
ordinario, miedo a
los cambios.”
5
L a Semana Cultural, llevada a cabo entre los
días 11 y 15 de marzo, fue un evento que se
realizó después de casi seis años sin ella.
Pudo haber vuelto, ¿pero estábamos real-
mente preparados?
Para empezar, no puedo quitar mérito a que lo hecho
por el personero, Nicolás Villaneda, y el representante
de los estudiantes, Juan Antonio Velásquez, es muy
loable. Es un hecho, cumplieron su ‘gran’ promesa,
haber traído de vuelta la Semana Cultural. Trabajaron
en ello y el esfuerzo se notó.
Sin embargo, no puedo dejar a un lado el hecho de que
gran parte de los estudiantes no estaba preparado para
el ‘espíritu’ de la Semana Cultural. Si usted cree que
esto no es cierto y que usted estaba realmente prepara-
do, piense el porqué (o los porqués) y analícelo des-
pués de los siguientes puntos.
Primero, hace casi seis años no había una Semana Cul-
tural, repito. Los más pequeños escasamente sabían
qué era una semana de estas. De hecho, los de Nivel A
nunca habían vivido esta experiencia
y los de Nivel B pueden acordarse de
una o dos semanas de experiencia.
De resto, todo su conocimiento es del
voz a voz: lo que dice el profesor, el
personero, los hermanos, los ma-
yores, entre otros. ¿Y Nivel C? Pocos
de nosotros alcanzamos a participar
en una Semana Cultural al estilo clá-
sico Nivel C. ¿Cerrock? La minoría
de los alumnos actuales que partici-
paron en esa actividad pueden decir que “muy chéve-
re”, pero nunca la vivieron ni la vieron en su máximo
esplendor.
Segundo, en relación con mi primer punto, considero
que se debió haber hecho un programa de información
y culturalización a los estudiantes antes de la Semana
Cultural. Se debió explicarles en qué consistía esta ac-
tividad, qué se iba a hacer, una contextualización de lo
que se hacía antes y qué cambios tendría esta semana.
Tercero, usted podrá sentirse identificado con las si-
guientes preguntas: Bueno, ¿y ahora adónde es que to-
ca ir?, ¿qué toca hacer ahora? O, la que nunca falta en
día deportivo, ¿dónde es que está mi equipo? Segura-
mente, alguna de estas preguntas las escuchó al menos
una vez durante la semana. Esto se da porque no se
publicaron los horarios de cada día y los lugares de las
respectivas actividades, causando confusión en los es-
tudiantes. De igual forma, en el día deportivo muchos
equipos se desintegran por la falta de gente o porque
las personas no saben adónde ir y ‘se pierden’: sería
mejor hacer menos equipos, con más personas y que
sean más unidos entre sí. Cosas como estas pueden
mejorar cara al próximo año.
Y cuarto, la ‘grandiosa e inolvidable’ Copa Pipo. Equi-
pazos, competencia, orden. No podré negar el ‘plus’
que le dio la feria, compuesta por el tejo, el jenga gi-
gante, rana y demás, al día. No obstante, faltó mucha
gente al colegio y también los equipos de administra-
ción, mantenimiento y profesores (en sus diferentes
equipos) estaban, en gran parte, incompletos. Si se re-
pite la Copa Pipo el próximo año, que
cuente con la participación de todos y
que se avise con antelación.
Ya para concluir, opino que fue una buena Semana Cultural, hay puntos
para mejorar, claro, y esto será dis-
cusión de quienes la organicen el pró-ximo año. Aquí solamente hago re-cuento de esos ‘pequeños detalles’ que
seguramente pueden hacer una Sema-na Cultural más atractiva y que los
estudiantes se la gocen, finalmente esta actividad es
para nosotros y tenemos que sacarle el máximo prove-cho mientras se pueda.
Por: Juan Jose Vela squez Alarco n
¿REGRESÓ REALMENTE LA SEMANA
CULTURAL?
“gran parte de los
estudiantes no
estaba preparado
para el ‘espíritu’ de
la Semana
Cultural.”
6
Y a llevamos más de seis meses desde la
prohibición de los celulares en el colegio.
Desde el principio, se supo que iba a ser
esa una medida muy polémica, como en
efecto lo ha sido. Algunas (pocas)
voces a favor, otras muchas en
contra, pero ninguna indiferente: a
todos afecta el no poder usar tran-
quilamente su celular como lo ha-
bía hecho siempre, no poder
responder mensajes de WhatsApp
por los pasillos, o ver Instagram
con amigos en los descansos.
Pero más allá del debate sobre la
prohibición, hay que preguntarnos
sobre qué hay detrás de todo esto. Libertad es la primera
palabra que aparece en escena. ¿Por qué limitar nuestra
libertad con prohibiciones como estas, si la libertad es
algo esencial en nuestra sociedad? ¿Somos menos (o
más) libres por no poder usar el celular? Sin duda, el
debate alrededor de la prohibición de los celulares gira
alrededor de lo que cada uno piense sobre la libertad.
No es mi intención dar grandes explicaciones filosóficas
sobre qué es la libertad, sobre los niveles de libertad, o
sobre la libertad moderna y posmoderna. Sin embargo,
sí que hay que pensar sobre qué vemos nosotros en la
libertad: ¿vemos simplemente la libertad-de estar ata-
dos, de tener compromisos, o logramos ver la libertad-
para tomar decisiones, para asumir nuestro destino en la
vida, para orientarnos hacia un fin? En esto radica el
quid de la cuestión.
La prohibición de los celulares, sin duda alguna, limita
nuestra libertad de elección, pues ya no podemos elegir
usar nuestro celular tranquilamente. ¿Y a quién le va a
gustar que le limiten su capacidad de elegir algo que
aparece como bueno? ¡Al diablo con las prohibiciones!
En este sentido, ya podemos condenar la polémica me-
dida: en vez de restringir nuestra libertad, deberían dar-
nos más de ella, y enseñarnos a usarla.
Pero ni esa es la única noción de libertad, ni la cuestión
se resuelve tan fácilmente. ¿No se queda corta la liber-
tad cuando se entiende solamente como estar libre de
ataduras, de compromisos? Fijémonos en que la libertad
tiene que estar orientada hacia algún fin, tiene que ser
usada. Si yo tuviera montones y
montones de dinero en un banco,
pero no gastase ni un centavo, por-
que entonces tendría menos, ¿para
qué tengo el dinero? ¡La plata es
para usarla, no para acumular-
la! Pues la libertad es igual: no po-
demos acumularla y no usarla. Al
casarme, estoy limitando un poco
mi libertad (ahora no puedo elegir
de entre todas las mujeres, ahora
solo tengo una), ¡pero la estoy usando! No se confun-
dan: usar la libertad no es restringirla, es llevarla a su
perfección.
Bueno, y todo esto, ¿qué tiene que ver con los celula-
res? Mucho. Lo que parece que es una restricción de
nuestra libertad de elección, puede resultar en lo contra-
rio: una forma de darnos más libertad. No son pocos los
casos, al menos entre mis amigos, de quienes se han
despegado mucho del celular desde que se prohibió su
uso en el colegio. Esto es libertad, libertad de la atadura
de estar siempre pendientes de los mensajes de
WhatsApp o de las notificaciones de Twitter y Face-
book. También es libertad (y una libertad muy grande)
el identificar nuestra voluntad con un bien que al pare-
cer se nos impone, pero que más bien se nos ofrece. ¿O
no es bueno estar más pendiente de los amigos que del
celular en los descansos?
No es mi opinión totalmente favorable a la prohibición de los celulares (bastante falta nos hacen), pero me pa-
rece que no es una cuestión que se pueda pasar por alto la de la libertad y los celulares. Así que, por favor, usen su libertad, no se dediquen a acumularla y ver pasar el
tiempo, pensando que son más libres por eso. Al contra-rio, lo son menos. El que no asume el timón de su pro-pia vida está condenado a que otros lo asuman por él.
“La prohibición de
los celulares, sin
duda alguna, limita
nuestra libertad de
elección”
Por: Daniel Palacios Duque
LOS CELULARES Y LA LIBERTAD
7
¿Qué miras, qué miro?
Solo un paisaje efímero,
Donde la lluvia me ciega.
Donde las flores marchitas y las hojas caídas,
Me dejan un sinsabor de la vida.
¿Qué piensas, qué pienso?
Que hay muchos caminos,
Pero pocos buenos.
Que la vida y sus circunstancias me tienen preso,
Y ya no hay un regreso.
¿A qué aspiras, a qué aspiro?
A… nada.
No es que sea negativo,
Solo que me siento confundido.
Siempre me sentí seguro con mi decisión,
Pero mi condición humana cambió la dirección.
Y ahora en esta habitación,
Ya no sé cuál es mi misión.
Por: Juan Pablo Gallego Ortiz
ENTREVISTA MONOCROMÁTICA
Poesía