160

El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Conmemoración del 50 aniversario de la inauguración de la ermita de Las Cucharetas

Citation preview

Page 1: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 2: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Idea y textos: María del Carmen Cánovas González Colaboración: Isabel Fernández Torrente Corrección: Yolanda González Ramos Patrocinio: Ayuntamiento de Cortes de Baza

Concepto y maquetación: Altiplano de Granada, S.L. / Pascal Janin - Yeray Pérez Vallejo

Copyright de la obra: María del Carmen Cánovas González Copyright de los textos: los autores Copyright de las fotografías: los autores

ISBN: 978-84-691-9554-3 Depósito Legal: GR-1700 / 2009

Reservados todos los derechos.

Page 3: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

RETALES DE LA HISTORIA LAS CUCHARETAS

María del Carmen Cánovas González

con la colaboración de Isabel Fernández Torrente

Page 4: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

A mi hija, mi pequeña Carmen Liang, por el cariño que

siente por esta tierra, porque es un regalo del cielo, una alegre campanilla. Con ella los días se vuelven más brillantes.

A mi marido Francis, a mis padres Eduardo y María, por su apoyo incondicional en todas mis decisiones.

Page 5: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 6: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

índice

5. Leyendas locales 109 La aparición del puente...................................... 109 Presentación ................................................................9 Su vecina era una bruja.......................................111 La Intrahistoria de este libro ......................................11 Cosas de brujas......................................................112 Agradecimientos.........................................................17 El duende de la cueva ....................................... 113 Las Cucharetas 6. Coplillas y dichajos 115 1. Situación Geográfica 23 En la puerta la Juliana......................................... 115 2. El Ayer y Hoy de Las Cucharetas 25 E1 hombre y el trigo ........................................... 116

El padre la miseria ............................................. 116 Animar a echar un cante o copla ........................ 117

Tradición Oral Brindis............................................................... 117 3. Romances y canciones de cordel 31 De todo un poco ................................................ 117

María y Pedro Carrero.......................................... 31 El tío de las cunas............................................. 121 Pues a mí se me fisura ............................................33 Para las suegras...................................................121 Una mocica de quince años................................... 35 Cosas de la vida...................................................122 Encarna, quién tuviera una casita.......................... 35 La División Azul................................................... 36 Trabalenguas Veinticinco soldados, Padre de San Agustín 37 Domingo de Pimpirigallo................................... 123 Adiós, Granada..................................................... 38 Iba yo por mi camino ..........................................123 El milagro de la Cruz de Piedra............................. 39 El milagro de San Antonio .................................... 42 7. Costumbres locales 125 El milagro de la Venta........................................... 44 Baile de los Adagios ........................................... 125 El pobre y el rico................................................... 46 Adagios ..............................................................126 La mina...................................................................... 47 Pedir para las Ánimas......................................... 127 Don Joaquín tenía un comercio ............................ 52 Conjuro contra las tormentas...............................128 Siendo una joven tan guapa................................... 54 El crimen descubierto por un perro ...................... 55 8. Juegos populares 129 En el pueblo de Villanueva ................................... 58 Antón pirulero ...................................................129 San José.................................................................60 El abejorro......................................................... 130 La bondad de una hija .......................................... 62 El casamiento de Andrés Porra y María Paliza .......65 El anillo..............................................................131 En la estación de Alicante se ha subido un militar .....67 El juego de los alfileres .......................................132 Pablo se casó con Ana pensado que era rica...........69 Piazo piranzo .....................................................133

4. Cuentos populares 71 Tente tieso .............................................................136 Puño puñete....................................................... 137 El hijo obediente..................................................... 71 Uni, doni, treni ................................................... 138 El pobre que engaño al cura.................................. 79 La burra Paula ...................................................... 81 9. Poemas locales 139 La vaca Rabota...................................................... 87 10. Palabreros locales 141 El cura nuevo en el pueblo ....................................92 Refranes .............................................................141 El marranico de San Antón...................................94 Dichos................................................................144 Filomena, la hija buena del diablo ......................... 96 Vocabulario...............................................................................144 La zorra y el grajo .............................................. 107 11. Recuperando Tradiciones 155

Page 7: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 8: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Presentación

Como dice un viejo proverbio hindú, un libro abierto es un cerebro que habla, cerrado, un amigo que espera y, destruido, un corazón que llora.

Lo prometido es deuda, así que aquí tenéis vuestro libro en el que los verdaderos protagonistas, los auténticos actores principales sois todos voso­tros y vuestros antepasados. Porque este libro lo escribís todos un poco, ya que los pueblos que no se preocupan de sus antepasados jamás mirarán hacia el futuro.

No quiero dejar pasar la oportunidad que me brindan estas líneas sin agradeceros a todos vuestra colaboración y especialmente a Mari Carmen, verdadera artífice de este proyecto, por su esfuerzo y dedicación durante todo este tiempo.

Juan Fernández Carmona Alcalde Presidente

del Ayuntamiento de Cortes de Baza

8

Page 9: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 10: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 11: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La intrahistoria de este libro Yo nací en Las Cucharetas, pero desde hace once años vivo en Antas

(Almería). Como tantos jóvenes, tuve que dejar mi pueblo por motivos de trabajo. Pese a vivir a cien kilómetros de distancia, la mayoría del tiempo libre lo paso en el pueblo con mi familia, por lo que no he roto los lazos de unión con mis raíces.

Paseando por las Cucharetas, el siete del siete del dos mil siete, disfrutando del entorno, recordé momentos ya vividos y..., comparándolos con hoy, pensé en la suerte que tenemos actualmente de poder sentarnos frente al televisor y disfrutar de tiempos pasados a través de vídeos y fotos.

De pronto, como un flash, surgió la idea: ¿por qué no recopilar las fotos antiguas de toda la familia y vecinos más cercanos que, junto con los cuentos que nos contaban nuestros mayores cuando éramos pequeños, poder elaborar un libro?

Si en algún momento surgió alguna duda, encontré un motivo más importante para desecharla; las dificultades técnicas u organizativas podría ir superándolas con ayuda. En pocas horas tuve la convicción de que algo bonito se estaba gestando y así empecé realizando el trabajo de campo, recogiendo fotos, transcribiendo los textos, etc.

A las personas que se lo comenté les encantó la idea, constituyendo esenciales pilares de apoyo en los primeros momentos.

Lo que empezó siendo una idea de "álbum familiar", creció hasta eng­lobar a todo el Anejo de Las Cucharetas, incluyendo sus recuerdos, historias

Introducción 11

Page 12: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

y vivencias recogidas en imágenes. La idea era recopilar el máximo de foto­grafías antiguas en blanco y negro que representaran el modo de vida, uso y costumbres de este siglo pasado en esta zona concretamente.

De la Loma Treves al Cortijo de los Coroneles, ya no era una idea, era un hecho: iba a hacer ese libro.

Mi intención era que participara todo el que quisiera, pues sería un libro del pueblo, hecho por todo aquel que tuviera algo que aportar, hacer o decir. El tiempo demostró que eso era una fantasía, por varios motivos, entre ellos, el trabajo y la distancia. Han participado menos personas de las que hubiesen querido, pero han estado presentes dando ánimo y apoyo.

Inicialmente fui pidiendo prestadas las fotografías de casa en casa, des­pués Isabel ocupó ese lugar y abanderó la causa como propia, estando siempre a mi lado y haciendo un trabajo impresionante hasta el día de hoy. El equipo de trabajo se redujo a Isabel y a mi misma.

Entrevistando a los mayores del lugar, fui consciente, con pena, que en esa cadena de la tradición oral el último eslabón eran ellos. Los más ancianos que, con una memoria de privilegio, atesoran una buena parte de la cultura, pero que desaparecerá, junto con ellos, siendo doble la pérdida. Así que, si esa pincelada de cultura había perdurado en el tiempo gracias a ellos, me sentí en la obligación de no permitir que desapareciera delante de nuestros ojos.

Este libro que no nació, pero sí creció con el objetivo de recoger la máxima información posible. Hacer y digitalizar un archivo de fotos antiguas, sabiendo que, la mayoría de ellas ya no se encontraban en Las Cucharetas y que sin un soporte seguro probablemente terminarían desapareciendo.

12 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 13: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Estamos en un tiempo difícil para ser, nuestra generación, el eslabón siguiente en esta cadena de la tradición oral: prisa, estrés, rapidez, comodidad, modernidad..., este ritmo frenético nos empuja, sin dejarnos parar a coger este poquito de cultura popular que se ha ido trasmitiendo de abuelos a hijos, de hijos a nietos y, así, de generación en generación hasta nuestros días.

En la década de los años 60-70 hemos sido testigos de grandes avances y cambios culturales. Crecimos sin apenas juguetes, divirtiéndonos con muchos de los juegos y canciones que aquí se recogen; pasamos de ver a los vecinos reunidos escuchando la radio, a ver como los primeros televisores en blanco y negro llegaban a nuestros hogares, ocupando, poco a poco, el lugar más privilegiado de la casa; de beber agua fresca del río sacada de los cántaros, a poder tenerla sin esfuerzo abriendo el grifo; de esperar con ansiedad al cartero que nos traía las lejanas noticias por carta, a comunicarnos por teléfono desde cualquier parte que nos encontremos o a través del revolucionario correo electrónico, etc.

En esta nueva era, donde las telecomunicaciones y la tecnología imperan en la vida diaria, no perdamos el gusto de sentarnos a escuchar primero a nuestros mayores. Ellos tienen años, ya no son jóvenes y modernos, pero tienen sabiduría, el saber que les ha dado el vivir en tiempos difíciles, el luchar día a día para aportarnos una vida, un mundo mejor y educarnos con valores importantes para formarnos como personas de bien.

Si hacemos un ejercicio de memoria, no tenemos que remontarnos muchas generaciones atrás, para ver que la vida de nuestros bisabuelos fue sustancial y radicalmente diferente: eran arduos tiempos, de hambrunas, epidemias y guerras. Nuestros abuelos vivieron y criaron a sus hijos arañando esta tierra tan querida, pero tan inhóspita y que daba tan poco de sí; pese a ello continuaron con el malvivir de sus progenitores. Nuestros padres, hijos de la posguerra vieron la diferencia entre sobrevivir y prosperar y no dudaron en hacer sus pobres maletas, en dejar hijos y familiares, en cruzar fronteras para que, nosotros, sus hijos, tuviéramos un futuro mejor.

Introducción 13

Page 14: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Este hecho hizo que se enriqueciera el pueblo. La condición económica de sus habitantes mejoró, pero trajeron algo que nos enriqueció más que el dinero y fue una mezcla de culturas, una visión distinta y más abierta de ver el mundo.

Su esfuerzo y sacrificio mereció la pena y desde aquí mi homenaje a todos ellos, porque supieron darnos y trasmitirnos unos valores que, a modo de mochila invisible los llevamos siempre con nosotros, no lo notamos pero solo hace falta pasarse por este bello anejo para sentir el buen hacer de sus gentes.

Y así es la intrahistoria, la historia en pequeño, la que no se escribe en las enciclopedias, pero la que mueve al mundo. Es el día a día de las gentes anónimas, que con sus cotidianidades, van construyendo la Historia, con mayúscula.

Y así, pues, surgió la idea de este trocito de intrahistoria que tenéis en vuestras manos, y con la que espero que os emocionéis, recordéis y disfrutéis, tanto como yo. Son retales de vidas, de nuestras-vuestras vidas, así que, después de avivarla, os la devuelvo fresca y renovada. Muchas gracias.

María del Carmen Cánovas González

14 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 15: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Como dijera W. Moss en 1988 sobre la tradición oral: este frágil milagro está formado por un heterogéneo conjunto de recuerdos y comprensiones del pasado, entremezclados con vivencias del presente y expectativas de futuro.

Los cuentos de la tradición oral son viejos relatos que han ido pasando de boca en boca, de generación en generación, y que en su reproducción han ido sufriendo ligeras variaciones, no en la esencia del relato, pero sí en la anécdota o en el detalle menos relevante, adaptándose al tiempo y a la persona que los cuenta. Nacen en el seno de una comunidad de modo espontáneo, una comunidad cuyo objetivo es que su identidad perdure, donde sus contenidos más variopintos mezclan la verdad y la mentira, la realidad y la imaginación, la historia y la fantasía, donde a través de ellos descubrimos los usos, costumbres, políticas, códigos éticos, sociales y religiosos, ciencias, gastronomías, etc.

Los que aquí se exponen ponen de manifiesto la idiosincrasia de este anejo dentro del espectro geográfico más amplio en el que se ubica.

A la hora de transcribir los textos, se ha intentado respetar la originalidad de los mismos en boca de los diferentes informantes, aunque por razones prácticas, como la de facilitar la comprensión de la lectura, se han eliminado ciertos elementos del lenguaje oral: muletillas, interjecciones, repeticiones... aunque siempre con el cuidado de no perder ese carácter de la fuente oral de donde emanan.

Hay que señalar que la dislocada sintaxis, la poca precisión lingüística, los vulgarismos o las redundancias son producto de un lenguaje oral puesto en boca de personas, la mayoría, sin ningún tipo de formación y que, por otro lado, favorecía la memorización. Con este carácter de oralidad se pueden leer, salvando los momentos en los que ha habido que intervenir para hacer más comprensibles y amenos los mismos.

La tradición oral ha sido un modo de codificar información, quizá poco fiable y bastante subjetivo, pero a través de sus contenidos y temáticas podemos descubrir la historia y la intrahistoria. Sirvan como ejemplo los textos de este libro donde encontramos, por ejemplo:

Romances que nos recuerdan a las leyendas urbanas actuales. Sucesos que

Introducción 15

Page 16: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

circulan de boca en boca a modo de rumor, como verídicos, pero que nadie conoció ni vivió directamente. Así en el romance En el pueblo Villa Nueva, el tema subyacente es "la mujer malvada", recurrente a lo largo de toda la historia de la literatura tanto oral como escrita. Algo que no es de extrañar debido a la fuerte misoginia instalada en la sociedad desde tiempos remotos.

Hay temas que convergen y son reiterativos: la soledad de la mujer que parece justificar sus hechos, la deshonra de la familia, la bondad de la hija y la fuerza de la sangre: Pongan atención señores, La bondad de una hija.

Los casamientos concertados era una práctica muy habitual. María y Pedro Carreño. Aunque estos finales eran raros que se dieran en la realidad, quizá en los interiores de las personas habitaba el deseo de que el verdadero amor triunfase, de lo contrario, era mejor morir.

Enseñanzas morales vertidas en cuentos como La zorra y el grajo que probablemente sea una versión del cuento que ya recogiera, en su día, don Juan Manuel en su libro El conde Lucanor. La versión original difiere bastante de ésta, que contiene palabras y situaciones autóctonas y con un final que se aproxima al chiste, por el humor contenido en él.

Y un largo y extenso etcétera imposible de resumir aquí.

Por último, habría que señalar que tanto los dichos, frases sentenciosas o refranes han sido recogidos en su conjunto, no siendo la gran mayoría autócto­nos de Las Cucharetas. Por otro lado, del vocabulario local no se ha pretendido hacer un trabajo lexicográfico de dialectalismos, sino simplemente anotar aquellos vocablos que más recuerdan que somos de Las Cucharetas, de este modo hay palabras como leja, zagal, panizo, panocha, alcancía, zarcillos... que aparecen recogidas en el Diccionario de la Real Academia Española y, por lo tanto, pertenecen a más de un dialecto, pero se han incluido por ser bastantes habituales en Las Cucharetas y quizá, no, en otros sitios.

Por otro lado, y con respecto a las fotografías, algunas imágenes no han sido tomadas en Las Cucharetas, pero se han incluidos por ser vivencias propias de personas relacionadas con este anejo. Otras fotografías son de un pasado bastante cercano, he creído conveniente incluirlas por ser representativas de juegos, trabajos..., de una forma de vida desaparecida o casi olvidada.

Es la historia de un pueblo, de una sociedad que camina, avanza a través de sus tradiciones y vivencias.

Yolanda González Ramos

16 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 17: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

AGRADECIMIENTOS A Juan Fernández Carmona, Alcalde del Ayuntamiento de Cortes de

Baza, por creer en el libro cuando apenas eran cuatro fotografías, por su trabajo realizado, haciendo realidad la ilusión de tanta gente. A Práxedes Torrecillas Vidal, Teniente de Alcalde, por recibirnos en su casa, por escucharnos, apoyar­nos y orientarnos en este proyecto. A Inmaculada Pedrosa González, agente sociocultural del ayuntamiento, por los trámites que ha realizado y el empeño que ha demostrado en conseguirlos.

A mí amigo Antonio Troyano Otero, por sus buenos consejos; por ense­ñarme el camino a seguir en este mundo desconocido para mí.

A Pascal Janin porque poder trabajar con él ha sido un privilegio.

A Asterio Sánchez Mirón, José Ma González Martínez, Mari Cruz Cánovas Lázaro y Noelia Pérez González, por formar parte de mis pilares de apoyo en un primer momento.

A Yolanda González Ramos por su trabajo realizado, y por enriquecer este libro con sus aportaciones.

Y por supuesto a Isabel Fernández Torrente, compañera inseparable de trabajo, por ser el motor de empuje con su ilusión, por sus horas de dedicación, siendo una pieza clave en este proyecto.

Introducción 17

Page 18: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Agradezco de todo corazón la colaboración desinteresada y altruista de to­dos los que habéis cedido vuestras fotos, que son relatos de intensas vidas. A los que, habéis hecho un ingente esfuerzo de memoria y, una vez más, esas historias han recobrado vida, a los que han vuelto a la infancia para traer al presente los juegos y canciones, sin vuestra aportación no habría sido posible. Gracias.

APORTARON SUS FOTOGRAFÍAS... Adelina Fernández Torrente, Amalia Sánchez Casado, Ana Albacete Se­

rrano, Ana Cano Barea, Ana Ramos Martínez, Antonia Molina Valera, Antonia Ruiz Arredondo, Antonia Torrente Cano, Antonio Cánovas Gallego, Antonio Carmona Bujaldón, Antonio Troyano Otero, Asterio Sánchez Gallego, Asterio Sánchez Mirón, Basilia Fernández Cano, Begoña Pérez Torrente, Brígida Fer­nández Fernández, Carmen Izquierdo Cortés, Carmen Viudez Navas, Cayetana Serrano Rodríguez, Cecilia Gallego Valera, Cecilia Valenzuela Serrano, Cecilia Reche Ruiz, Celia Membrives Fernández, Celia Valenzuela Serrano, Delia Burrueco Valenzuela, Eduarda Maestra Asensio, Emilia Arredondo Cano, Emilio Cánovas González, Encarna González Ruiz, Encarnación González Cañadas, Esperanza Fernández Quesada, Feli Galera, Florencia Torrecillas Vidal, Francisco Caler Sánchez, Francisco Fernández Soria, Gregoria Carmona Cánovas, Gregoria Simón García, Inmaculada Bujaldón Sánchez, Isabel Gon­zález Martínez, Isabel Ma Fernández Ruiz, Isabel Reche Ruiz, Isabel Viudez Navas, Joaquín Calderón Maestra, Joaquín Sánchez León, José Ma González Martínez, Josefa Carmona Bujaldón, Juan Gómez Valenzuela, Juana Cánovas Valera, Liles Lázaro Pérez, Lucas López Caler, Lucas Pérez Torrente, Manuela Viudez Navas, Ma Catalina Galera Granados, Ma Cruz Cánovas Lázaro, Ma

de los Angeles Viudez García, Mari Luz Mellado García, María Dolores Ruiz Arredondo, María Fernández Pérez, María Fernández Serrano, María Gallardo Parra, María González Martínez, María Josefa Sánchez Gallego, María Isabel Fernández Marín, María Lázaro Pérez, María Luisa Moreno González, María Rodríguez García, María Rodríguez Moreno, Mariola Cánovas González, Matilde Carricondo Martínez, Mercedes Marín Rubio, Mónica Mancebo Car-mona, Noelia Pérez González, Pascal Janin. Pedro Campoy González, Pedro Cánovas Gallego, Piedad González Martínez, Piedad Ramírez Rodríguez, Práxedes Torrecillas Vidal, Ramón Viudez García, Rosa Fernández Pérez, Rosario Arres Alchapar, Vicente Carmona Simón.

18 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 19: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Marcelino Fernández Quesada, Encarnación González Ruiz, Fina Galera Sánchez, Piedad Martínez Vigil y María González Martínez, Isabel María Fernández Ruiz, Basilia Gallego Pozo, Brígida Fernández Fernández, Manuel Pérez García, Ma Ángeles Badrena Pacheco, Cecilia Gallego Valera, María Rodríguez Moreno, Silvia Mirón Fernández, Isabel Fernández Torrente, Eduardo Cánovas Valera, María González Martínez, Aurora Sánchez Sánchez, Encarnación González Ruiz.

Introducción 19

Page 20: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 21: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 22: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 23: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE LAS CUCHARETAS

Al Norte de la provincia de Granada, a unos 137 Km., en el enclave natural de la Hoya de Baza o más recientemente conocido como Altiplano Granadino, nos encontramos con el pueblo de Cortes de Baza. Dentro de su término municipal, al suroeste, a unos 4km descubrimos esta bella pedanía, Las Cucharetas.

Al sur, linda con Las Cuevas del Negro, termino municipal de Benamaurel, al oeste con los terrenos de Carramaiza, termino municipal de Zújar, situada en la cola del pantano del Negratín. Su altitud es de unos 625 metros sobre el nivel del mar.

Se muestra como un pequeño oasis, en esta tierra árida, gracias a su vega regada por las aguas del río Gua­diana Menor; llamado comúnmente por sus vecinos río de Castril o río de Cortes, a su paso por esta localidad.

En el margen derecho del río, parte importantí­sima de esta localidad por el regadío que ofrece a su tierra, la vega de Cortes, se encuentran situadas las cuevas. Viviendas adaptadas a los tiempos en los que vivimos, equipadas con todas las comodidades. Estas viviendas, tan solicitadas últimamente, cuentan con la ventaja natural de su temperatura, que oscila entre 18

Las Cucharetas 23

Page 24: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

y 22 ° C, tanto en verano como en invierno, ofreciendo confortabilidad y siendo un modelo de casa ecológica.

Su nombre, Las Cucharetas, se toma de unas aves de la familia de los patos, llamados Cuchara o Cucha­retas, cuyo pico ancho y con forma de cuchara les da el nombre. Hubo un tiempo en que aquí existían unas lagunas o zonas pantanosas donde vivían estas aves migratorias; actualmente se oyen voces de que están volviendo a poblar este lugar gracias a que vuelven a existir aguas pantanosas y con fango en la cola del pantano del Negratín.

Las Cucharetas esta formada por distintos barrios separados por ramblas, cuyos nombres nos los regala la naturaleza desde antiguo, ya que dependiendo de la orografía del terreno donde están situados, estos reci­ben el nombre de cañada, rambla, loma, etc.

El gentilicio de sus habitantes es el de Cucharete­ros-as.

24 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 25: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

EL AYER Y EL HOY DE LAS CUCHARETAS

Las Cucharetas, es un pequeño anejo de Cortes de Baza, situado en el centro del Altiplano de Granada. Su vega bañada por las aguas cristalinas del río Castril, está sembrada de grandes choperas y maizales, que es la alegría de este anejo.

A su derecha está situado el majestuoso Cerro de Jabalcón, con sus aguas termales y a su margen izquierdo se vislumbra la silueta de la Sierra de la Sagra y, en frente, una gran extensión de tierras desérticas, llamadas Las Cañadas.

La vida antiguamente transcurría entre las labores del campo y el cuido de los animales que cada casa poseía.

Antes del amanecer los segadores se marchaban a la recolección del grano, para después traerlo a lomos de sus mulos o burros a las eras para ser trilladas y ablentadas para, una vez limpio el grano, guardarlo.

La comida típica de los segadores eran las migas con sus tropezones de tocino, morcilla y chorizo. Otras comidas del lugar eran las gachas tortas, los gurullos con conejo, el gazpacho de pepino, tomate y cebolla con agua, etc.

Las Cucharetas 25

Page 26: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Además de esto, siguiendo con los trabajos, existía la recogida del esparto, era muy importante en la zona, dada la escasez de trabajo y en la abundancia de este producto en la zona desértica, en la que había grandes esparteros cuyo trabajo era muy duro de realizar, ade­más de la siembra y recogida de cominos.

Otro trabajo es la recogida de alcaparra (llamada en este lugar capota), esta labor la solían realizar las mujeres, que pasaban grandes caminatas y sufriendo los rigores del verano y la orografía del terreno.

Por las mañanas y por las tardes bajaban a los animales a beber agua a la acequia (azieca se solía decir aquí) que era un peregrinaje continuo.

En dicho anejo las viviendas, en un 95% son cue­vas, cuya temperatura no baja de 18 tanto en verano como en invierno, en todas ellas tenían su horno de leña para amasar y hacer dulces.

En los hogares había otro lugar para los animales (llamado corral).

La chimenea era el centro de reunión de la vivienda y en la época de recogida de maíz (panizo) se seguían reuniendo para farjhilar (que era retirar el grano y parte exterior de la panocha de maíz), se utilizaba para relleno de colchones, dado que era lo que había.

Además, de este tipo de viviendas, existen otras, como los cortijos Los Coroneles formado por seis hoga­res, separados en dos grupos por el camino real que va de Baza a Carramaiza.

La gente se reunía además para hacer bailes, en los cuales cada uno tocaba el instrumento que sabía y can­taban canciones y romanceros con los que transcurrían las veladas de diverümentos.

En esta época se subían el agua a las casas en cán­taros y se alumbraba con quinqués y candiles y su modo de transporte eran con burros y mulos.

26 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 27: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Hoy en día ha desaparecido casi por completo la siega y el trillar en las eras, debido a que han sido susti­tuidas por las maquinarias llevando consigo la desapa­rición de los animales de transporte que se utilizaban.

El río, debido al cambio climatológico, ha dismi­nuido su caudal de aguas cristalinas por otras menos agradables, aunque en su vega siguen predominando las choperas, maizales y últimamente ha proliferado el cultivo del tomate cherry.

A pesar del avance del tiempo, este anejo sigue siendo un maravilloso remanso de paz y sosiego para sus habitantes y visitantes (incluidos personas de otros países que habitan las Cucharetas).

La escuela que tantos maestros/as han transmitido su sabiduría a todos los niños-as que pasaron por ella, ha tenido que cerrar sus puertas por falta de zagales, palabra muy corriente aquí.

Una parte importante del anejo es su capilla que fue levantada por todos los habitantes del lugar con su esfuerzo y trabajo y con el apoyo y colaboración de personas muy vinculadas a este anejo, al cual profesan gran cariño.

En el 2009 se cumplen las bodas de oro de su inauguración que será un motivo de orgullo y alegría para todos sus moradores.

No debemos olvidar aunque sólo sea para dedicar­le unos días al año, disfrutar de este bello rincón en el que uno se ausenta lleno de paz, alegría y bienestar.

A todos los que escuchéis o leáis estas palabras nunca las olvidéis y dejad un espacio en vuestro cora­zón para este maravilloso anejo llamado Las Cucharetas como lo llevo yo.

Brígida Fernández Fernández

las Cucharetas 27

Page 28: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 29: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 30: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 31: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Romances y Canciones de Cordel

MARÍA Y PEDRO CARRENO (Aportado por Encarnación González Ruiz)

En la provincia Valencia un matrimonio vivía. Eran ricos y hacendosos sólo un hija tenían. María tenía novio llamado Pedro Carreño, honrado y trabajador, éste era un chico muy bueno. A los padres de María nunca Pedro les hizo gracia, porque querían casarla con un sobrino de casa. Pa 7 venticinco de mayo le han preparado la boda, otro día por la mañana ya estaba la gente toda.

Tradición Oral 31

Page 32: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Ya estaba la gente toda, a ella la visten de gala. Al ver a su primo entrar, cayó al suelo mareada.

Cayó al suelo mareada, Pero pronto volvió en sí, -Usted perdonen un poco voy a bajar al jardín. Viendo que María no sube toda la gente bajaba y en un pozo que allí había sola la muerte se daba. Dieron parte a la justicia para subirla a su casa, entrando por el jardín ya a María del pozo sacan y del pecho le sacaron esta bellísima carta: -Dios me haya perdonado, mis padres y la de mas gente, por no casarme con Pedro he preferido la muerte. Pedro le compra la caja, todita era de nogal. A los padres de María les ha de servir de 'jemplar. En la tumba de María ha nacido un pensamiento con un letrero que dice: Yo he muerto de sentimiento. -Adiós, María, ya te has muerto, gran luto te llevaré que el no casarme contigo con nadie me casaré.

32 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 33: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

PUES A MÍ SE ME FIGURA... (Aportado por Marcelino Fernández Quesada)

Pues a mí se me figura que es tenerse poca ciencia meterse en hondura, por decir en prudencia. Como costumbre tenía la madre con regocijo cuando era bien de día marcharse a llamar a su hijo y con presencia decía: -Me encuentro con dos cabezas. Se marcha muy afligida a contárselo a su marido y con presencia decía: -Anda que tu hijo amado te ha hecho buena faena, ¡esta noche te ha tocado el premio de Noche Buena! Aunque con poco placer le pregunta a su querida mujer: -¿Por qué me dices tú eso? -Porque tú sabes de fijo que los cuidados te agobian, anda y verás a tu hijo acostado con la novia. El padre en aquel instante cogió una vara en cortado, al dormitorio se marchó donde estaban los dos acostaos. Cuando a la cama llegó los dos estaban durmiendo y un fuerte palo les dio,

Tradición Oral 33

Page 34: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

que quedaron sorprendidos y el hijo se levantó muy fuerte sobre de su lecho. -Perdóname, padre mío, que no sé lo qué he hecho. -¿Ahora me pides perdón después del daño que has hecho? Te voy a enfermar del pecho ¡vaya un granuja, bribón! Los seres irracionales que hacéis estos atropellos ¡qué sus irán a dar vuestros padres si no tienen para ello! En remate, conclusión, el que se casa necesita habitación, para poderse meter también hay que prevenir la cama, con sus colchones para descansar la cabeza necesitas almohadones para dormir abrigo necesitas un cobertor y una manta. Y con mi poquita maestría aquí te doy otro aviso: "Si la mujer tiene cría ya tienes otro compromiso"

Y hoy con el lujo que hay puedes tener bien seguro que para el hatico necesitas lo menos setenta duros Y el consejo más acertable más resplandeciente es cumplir bien con los padres y no hacerles mala afrenta.

34 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 35: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

UNA MOCICA DE QUINCE AÑOS (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Cuando una mocica, tiene quince años no puede con ella, ni padre ni hermanos,

su madre le riñe, ella le contesta:

-Me pongo a servir.

-¡Vaya una dispuesta!

Ella se va a casa de don Pepito preguntando por el ama, ya sale la dueña, se quedan a hablar

y le dice que sabe coser y bordar.

Ella se queda sirviendo en casa de don Pepito, antes de los ocho días ya sale a la calle mejor que 'l ama,

gasta la pulsera, también abanico, todo lo costea el señor don Pepito.

ENCARNA, QUIEN TUVIERA UNA CASITA. (Aportado por Encarnación González Ruiz)

Quien tuviera una casita encima de aquella loma, una mujer mu bonita y una banda de palomas.

Eres pina de arciprés, rama de albadaca fina, si quieres ver tu querer

Tradición Oral 35

Page 36: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

36

levántate clavellina. Yo vi de raso llover, estrellas estando nublo, amores quitar amores de donde estaban muy seguros. No te fíes de los hombres en que digan: -prenda, prenda-, son como el dinero falso que lo rechazan en la tienda.

-¿Con que te lavas la cara que te reluce la frente? - Me lavo con alacrua clara y después con limones verdes. -¿Qué llevas en el pecho niña, que tan buena olor me da? Dos naranjas mandarinas mete la mano y veras. Metí la mano en tú pecho y me pico un anacían, eso me estuvo bien hecho por amigo de tocar donde no tenía derecho.

LA DIVISIÓN AZUL (Aportado por Marcelino Fernández Quesada)

Estos hombres tan valientes de la División Azul marchaban para los frentes sobrellevando su cruz, pues en aquella noche oscura, que la noche los ocultaba, en aquellas llamas de fuego, los pillaron prisioneros, sin saber donde los llevaban.

Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 37: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Cuando a Rusia los llevaron y en prisiones los tenían todos arrodillados a la Virgen le pedían : -¡Virgen mía, Soberana, te pedimos de rodillas que nos regreses a España! Cuando los llevaban a trabajar en aquellas altas montañas, enterrados de nieve... ¡Cuántas penas ellos pasaban! Cuando regresaban a dormir en aquellos calabozos arrodillados todos rezando a la Virgen le pedían: -¡Llévanos a España, que es la patria mía! Recibieron órdenes que todos embarcaban, todos iban tan disgustados sin saber dónde los llevaban, cuando iban por altos mares se oyó un grito de alegría, al oír al capitán que para España venían. Cuando vieron Barcelona y las banderas de España, todas las gorras que ellos tenían, de alegría tiraban al agua cuando se bajaban del barco. Uno que abrazaba a su madre estas palabras le hablaba: ¡Quítate ese luto negro que bastante lo has llevado, creyendo que era muerto y ahora me encuentro a tu lado!

VEINTICINCO SOLDADOS, PADRE SAN AGUSTÍN. (Aportado por Basilia Gallego Pozo)

Veinticinco soldaos se van juntos a la guerra, y de aquellos veinticinco uno al otro se alegra, menos aquel soldadito que va cargado de pena, le dice su capitán :-¿Qué tienes que no te alegras? ¿lloras porque eres soldado o por que vas a la guerra? -No lloro por ser soldado, ni por que voy a la guerra, que el día de mi desposorio, me retire de mi prenda.

Tradición Oral 37

Page 38: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Dale espuelas al caballo y vete a vivir con ella, que por un soldado más o menos, no se termina la guerra. Echó mano a su bolsillo y sacó de la cartera, una cadena de oro que a su capitán le entrega: -Tome usted, mi capitán, y aprovéchese usted de ella, quel día de mi desposorio, me lo regalo mi Ervira bella. Le dio espuelas al caballo y se fue a vivir con ella, y en medio de aquel camino un peregrino se encuentra: - No te asustes mi soldado, vuélvete para la guerra, porque tu querida Ervira, difunta en el pueblo queda. Hasta el valle fueron juntos, dándose conversación, y a los gritos que ella daba, cuando de 7 se despidió. -Come, bebe, no trabajes, no te acuerdes más de mí, la primer niña que tengas, ponle Ervira como a mí. -Las mujeres en el mundo se terminan para mí, me voy a meter afreile, Padre de San Agustín.

ADIÓS GRANADA (Aportado por Basilia Gallego Pozo)

¡Adiós, Granada! dijo el soldado al despedirse de la nación. ¡Adiós parientes, adiós hermanos adiós Herminia del corazón! -Vete tranquilo soldado con los moros a pelear, que soy Herminia la que te quiere, la que te adora y te esperará. A los dos meses de estar en Ceuta

38 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 39: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

una gran carta él recibió, de su Herminia la que 7 quería y le decía que se casó. Coge la carta sin detenerse, cayó en el suelo sin corazón, y una morita que allí alerta estaba, le decía y le preguntó: -Xi tengo padre, ni tengo madre, ni tengo hermanos, ni tengo amor, pues soldadito si usted quisiera... nos marcharíamos juntos los dos. A los dos años de estar en Ceuta, una gran carta él recibió de su Herminia que 'l quería y le decía que se enviudó. -Tú viudita, yo bien casado, con mí morita me marcho yo, voy al moro y saco a mi mora la que mis penas me consoló, me consoló.

EL MILAGRO DE LA CRUZ DE PIEDRA (Aportado por Encarnación González Ruiz)

Pongan atención señores esto que les voy explicar, este caso que ha ocurrido cerca de Ciudad Real: era una joven muy bella, un hombre sin corazón, quiso cometer un crimen pero la Cruz lo evitó.

Tradición Oral 39

Page 40: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

En este citado pueblo había una joven muy bella era admiración de todos y de oficio costurera. Era admiración de todos y de oficio costurera. Llegó la fiesta del pueblo y en un baile de verbena un caballero muy rico le pidió beilar con ella.

Un caballero muy rico le pidió beilar con ella, y cuando están bailando la vio que 'ra tan bella que le entregó su corazón su amor, su vida y riqueza.

Le entregó su corazón su amor, su vida y riqueza.

A las seis o siete meses dio luz su una hermosa niña, que lo mismo que su madre le pusieron Rosalina.

Que lo mismo que su madre le pusieron Rosalina.

Llegó la niña cumplir, dieciocho años de 'dad y la madre cayó enferma de bastante gravedad, los vecinos le ayudaban en todo lo que podían pero también se cansaban de darle todos los días.

40 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 41: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Ya llegado cierto día ya que no tenía que darle salió a pedir limosna con la que alimentarle. Salió a pedir limosna con la que alimentarle. Se ha acercado a un caballero, le ha dicho con mucha pena: -Caballero, una limosna que tengo a mi madre enferma. El caballero que vio aquella cara de cielo le ha dicho:- vente conmigo que aquí no tengo dinero.

Le ha dicho:- vente conmigo que aquí no tengo dinero.

Cuando el criminal iba 'cer aquel hecho acometer oye una voz que decía: -¿criminal qué vas hacer? Aquel hombre descompuesto tras la Cruz oyó hablar: -Mira que 's tu propia hija la que vas a deshonrar . -Vamos donde está tu madre hija de mi corazón, pero perdona a tu padre por ser un mal vividor.

Dicen que viven felices todos en gracia de Dios, gracias aquel gran milagro que la Cruz de piedra obró.

Tradición Oral 41

Page 42: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

EL MILAGRO DE SAN ANTONIO (Aportado por Basilia Gallego Pozo)

Divino Antonio precioso, suplicar a Dios inmenso que por su gracia divina admiro su entendimiento. Este niño fue criado

con mucho temor a Dios, de sus padres muy querido y del mundo admiración. Su padre es un caballero cristiano honrado y prudente que mantenía su casa con el sudor de su frente. Tenía un huerto de donde cogía cosechas y frutos que el tiempo traía. Por la mañana un domingo como siempre acostumbraba se marchó su padre a misa cosa que nunca olvidaba. Y le dijo: -Antonio, ven, hijo amado, que tengo que darte un recado. -Mientras yo estoy en misa gran cuidado has de tener mira que los pajaritos todo lo echan a perder, entran en el huerto, pican el sembrado y por eso te advierto que tengas cuidado. Al irse su padre a misa a todos los manda llamar loco de alegría San Antonio estaba

42 Retalas de la Historia. Las Cucharetas

Page 43: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

y los pajarillos al cuarto entraban. Al ver a su padre venir a todos los manda callar llega su padre a la puerta y le empieza a preguntar: -¿Antoñito, has cuidado bien de los pajarillos? Antonio le contesta: -Padre, no tengas cuidado para que no hagan daño

a todos los tengo encerrados. El padre que vio el milagro tan grande al señor obispo trató de avisarle, y vino el señor obispo con gran acompañamiento todos quedaron confusos al ver tan grande pretexto. Abren ventanas y puertas a la par para ver si las aves se quieren marchar Y Antonio les dijo así: -Señores, que nadie se agravie,

que los pájaros no se marchan hasta que yo no lo mande. Se puso en la puerta y les dijo así: -Vaya pajarillos, ya podéis salir, salga el cuco y el milano, burla, pastor anda ríos, canarios y ruiseñores, toldos, jilgueros y mirlos, salgan las urracas, tórtolas y perdices, palomas, gorriones y las codornices, salgan las cigüeñas y los calderillas, las congojas y las golondrinas, remataron de salir, todos juntitos se ponen

Tradición Oral 43

Page 44: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

escuchando a San Antonio para ver lo que dispone.

Antonio les dijo así:

-Mirad, pajaritos, no hurgar el sembrado

andar por los montes, riscas y los prados.

EL MILAGRO DE LA VENTA (Aportado por Cecilia Gallego Valera)

Un hombre se encontraba enfermo

y en la cama a la Virgen suplicaba:

-¡Oh, madre mía del Carmen,

por Dios el consuelo dadme,

para que mis pobres hijos

no tengan que pasar hambre!

Un día la madre lloraba

y le dice la hija mayor:

-¡Calla, si te oye padre

puede ponerse peor!

-¡Cómo no quieres que llore,

si mis penas son muy grandes,

no tengo pan para vosotros

ni nada que darle a padre!

Y la niña le contesta:

-Voy a la venta de la tía

que, aunque tiene mal corazón,

puede que algo me daría.

-No vayas, hija querida

que, como a mí, te dirá

que a pesar de ser tan rica

no tiene nada que dar.

44 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 45: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La niña no le hizo caso

v a la venta se acercó,

para pedirle a su tía

algo de alimentación.

Y la tía al ver a la niña

casi le quiere pegar,

y le ha dicho que se vaya

que no tiene nada que dar.

Se marchó para su casa

llorando con gran dolor,

se ha encontrado a una señora

y una cesta le entregó.

-Toma esta cesta

que lleva comida y algún dinero,

y vete para tu casa

que tu padre ya está bueno.

-¡Señora!, ¿cómo usted sabe

que mi padre ya está bueno?

-Igual que sé que la venta

de tu tía está ardiendo.

La niña volvió la cara

por comprobar la verdad,

cuando la volvió otra vez,

ya no estaba la señora.

Se marchó para su casa

sacando con alegría la comida,

el dinero y una carta que decía:

-En la venta de tu hermana,

que de venta nada queda,

hay una fortuna enterrada

debajo de la chimenea.

La enterraron tus abuelos

Tradición Oral 45

Page 46: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

por temor a un ladrón, cuando los pobres murieron no pudieron dar razón. Tú irás y la sacarás, porque a ti te pertenece, que la cruel de tu hermana se aprovechó de tus bienes."

Y aquí se acaba señores el milagro de la venta, que late los corazones por su virtud y grandeza.

EL POBRE Y EL RICO (Aportado por Cecilia Gallego Valera)

Un lunes por la mañana un pobre a un rico llegó a pedirle limosna, por Dios y el amor de Dios.

-Por lo que tenéis de grande, que me deis una limosna, que vengo muerto de hambre.

El rico volvió la cara y entre sí se sonreía, al ver que un bizarro mozo una limosna pedía.

-Joven sin pelo de barba con tan poquísima edad, ¿cómo no tienes oficio en esto de trabajar?

46 Retales de la Historia: tas Cucharetas

Page 47: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Mi padre era carpintero, o de ese oficio aprendí,

me ocurrió una tragedia y por eso me veo así.

-Tú no es eso lo que buscas, ii lo que vienes a buscar, que me parece que eres de ladrones capitán.

Al momento le enseñó las yagas de su costado, y el rico se arrodilló.

-¡De qué te habrás acordado! Para ti ya no hay perdón.

Una mujer va corriendo, otra detrás dando gritos: -Señores, ha vuelto un hombre, ha vuelto el hijo de Cristo.

El rico se ha condenado por no darle una limosna a Jesús Sacramentado.

LA MINA (Aportado por Basilia Gallego Pozo)

Vivían este matrimonio, aunque pobres, muy honrados, lo llamaron a una mina, para que fuera encargado, pero fue tan desgraciado que su mujer se murió,

Tradición Oral 47

Page 48: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 49: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 50: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

y con su hija Luisa, sólo quedaron los dos. Luisa era muy guapa, tenía mu buen tipo, para casarse con ella la pretendía el señorito. La marquesa sen 'tero que su hijo se iba a casar, lo mandó al extranjero pa que no se vieran más. El hijo que a su madre obedeció, fue en busca de Luisa y de ella se despidió: Llorando amargamente, a su novio ella hablaba: -¿Vamos a tener un hijo y de mi te deseparas? -Antes de quel niño nazca, ¡Luisa, ya estaré aquí!, para casarme contigo, nadie lo podrá impedir. El padre cayó enfermo y ya no se levantaba, metieron a otro encargao, el que traicionó la casa. La Marquesa de la mina, con el encargao hablaba y le dice que a Luisa a la calle la tirara. Huyendo de los asesinos, por el campo ella corría, las nubes la atrepellaban y en el bosque se caía, y cuando pasó la tormenta, una anciana que paso, se la ha llevado a su casa y de madre le sirvió. El perro que ellos tenían de la cuerda se soltó, el encargao que lo vio, sobre sus pasos lo persiguió. y vio aquel cortijo, al que el perro se dirigía. Cuando Luisa salió, un niño en los brazos tenía. El encargado corrió y a la Marquesa así se lo dijo. Ella le contestó: -hay que robarle ese hijo. Si me guardas el secreto, bien te lo pagaré, en un colegio de pago al niño lo meteré. Entonces el encargado al cortijo se marchó, viendo que no había nadie a por el niño pasó. Sacaba el niño en brazos y el perro se le tiraba, para poder defenderse, fuego pegó a la casa. Cuando regresó la madre y vio el cortijo ardiendo, con amargura lloraba que su hijo estaba muerto. La pobre de la madre traspasada de dolor,

50 RBtales de la Historia: Las Cucharetas

Page 51: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

--ndo que era muerto, ella a monja se metió. Ya regresó el señorito, y a Luisa no encontraba, ?Ü madre le aconsejó que con otra se casara. El hijo era mayorcito, con catorce años contaba, >olo estaba en el colegio, nadie le mandaba cartas, v .os niños del colegio todos le dicen: ¡Hijo de nadie!, el registró la oficina haber si tenía padre. Cuando encontró las señas, del colegio se marchó, se presentó en la mina pidiendo una explicación. Al verlo el encargado estas palabras le hablaba: -;Para qué has venido a buscarme si no te conozco de nada? -Pues si no me conoces, yo de aquí no me marcho. -Si no quieres marcharte yo te daré trabajo. Lo pusieron en lo alto, p 'aquel niño vigilara, cuando explotaba el barreno, por ver si alguien pasaba. La niña del señorito que allí en lo alto lo vio, para subir donde estaba en la charca se cayó. El rico quiso pagarle su buena acción con dinero, y el niño le ha contestado: -No quiero na caballero. -Toma niño este dinero, tú me has salvado a mi hija. -Pues yo no quiero dinero de un hombre tan egoísta. Al oír esto el padre a pegarle se tiró, la mujer lo sujetaba y todo se declaró: -Cuando tu madre murió, sus secretos confesaba y ella dejó los papeles pa 'que el niño heredara. Al oír esto el padre, a su hijo abrazaba, y el niño sintió la barrena, que la cantera explotaba. El niño salió corriendo por ver si la mina salvaba, el padre al ver el peligro, a su hijo le llamaba. Cuando su padre llegó, debajo de la piedra estaba, el padre con amargura al hospital lo llevaba. El padre pedía auxilio, que a su hijo lo salvaran, que daba su capital si a su hijo lo salvaban. Los médicos le contestaron: -eso es cosa de milagro,

Tradición Oral 51

Page 52: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

porque el niño tan pequeño se venía desangrando. Llamaron a la monja, que un niño quería verla, quedó inmóvil al oír aquello ella, cuando llegó a la cama conmovida se quedó, de oír aquellas palabras que su hijo a ella le habló: -Tú eres aquella monja que en mis manos te di agua. tú eres mi querida madre, la que yo tanto buscaba. Ya no me dirán los niños, que yo soy hijo de nadie, porque muero entre los brazos de mi padre y de mi madre.

DON JOAQUÍN TENÍA UN COMERCIO (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Don Joaquín tenía un comercio de dependiente, Ramón. Don Joaquín tiene una hija, como el roce trae el cariño, se enamoraron los dos. Un día la coge su padre dentro de la habitación y le dice muy soberbio: ¿Tú es que amas a Ramón? ¡Ay, padre, de mi alma, a usted le han equivocao, lo apreciamos en la casa, yo en su amor no hepensaol Aquel padre sin concencia, en un convento la mete, donde lloraba sus penas,

52 Retales úe la Historia: Las Cucharetas

Page 53: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

su desgracia y su suerte. Se pasaron siete meses sin enterarse Ramón, donde estaba Mariquita que 'ra el ángel de su amor. Por ñn a los siete meses una vieja lo enteraba, dónde estaba Mariquita en el convento encerrada. -Pastorcillo, pastorcillo: ¿Con qué alimentas tus cabras? -Con la hierba del convento to los días voy a segarla. -Mientras tú siegas la hierba, dime qué ves por el huerto. -He visto una señorita por el huerto pasear, era grande su hermosura pero pálida de cara. -Te voy a decir una cosa, que es un secreto muy grande, ¿le entregarás esta carta sin que te pueda ver nadie? -Todo lo que usted me mande con mucho gusto lo haré, y sin ser visto de nadie la carta la entregaré. Echó mano a su bolsillo, y diez mil pesetas le dio, el pastor con alegría mil gracias le dio. Cuando recibió María la carta de su Ramón, suspiraba de alegría,

Tradición Oral 53

Page 54: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

palpitaba su corazón. "Te preparas de una cuerda te subes por las paredes, que en el huerto estaré yo" Ya ha echado la cuerda abajo, como pudo se amarró, así con miles penas se ponen en salvación. Han cogido un Express a Barcelona marcharon, tiene Ramón un amigo que se llevan como hermanos. Les ha preparado un comercio que en Barcelona es nombrado. Don Joaquín que se entera de pesaumbre murió, para ellos fue el caudal, Don Joaquín fue el que perdió.

SIENDO UNA JOVEN TAN GUAPA (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Siendo una joven tan guapa y de unos padres tan ricos, su novio la abandonaba cuando vio que en cinta estaba. Sus padres que se enteraron en el estado que estaba, la sentenciaron de muerte y la arrojaron de casa.

Recostadita en una hamaca, pasé mi triste noche, siento rodar una rueda y en mi puerta para un coche. ¿Quién habita en esta casa, que tanta pena se oye?

54 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 55: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Habita una solterita desgraciada por un hombre. -No tengo padre ni madre, ni quien se acuerde de mí. -¡En tu casa llora un niño y tu casada no eres!, el niño te dice mamá y tú marido no tienes. -Este niño que aquí llora, fue que yo lo recogí y ahora lo estoy enseñando que me diga madre a mí. -No llores más, hijo mío, que tu padre ya esta aquí, a consolar a tu madre que de pena va a morir. -Pues si te casas conmigo, razón será que me pagues, porque yo me fui contigo como la Virgen del Carmen.

Queriéndose con delirio, la joven ya está casada, el niño ya tiene padre, la joven con su marido ya por nadie es criticada.

EL CRIMEN DESCUBIERTO POR UN PERRO

(Aportado por María Rodríguez Moreno)

Pongan atención señores, un momento, por favor, que voy a explicar un caso que entristece el corazón.

Se trata de un matrimonio, que ellos mucho se querían y mucha alegría gozaban con la niña que tenían.

Tradición Oral 55

Page 56: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La madre se pone enferma, enferma de gravedad, y la niña tan pequeña no dejaba de llorar.

El padre al ver a su esposa que muy grave se encontraba, con la vecina de enfrente este hombre se trataba.

Las noches enteras se pasaba y a su casa no venía, y la niña tan pequeña estas palabras decía.

Llorando desconsolada al lado de su mamá: Ponte buena, mamaíta, que me dejas desgracia.

Diciendo esto la niña, que muy grave se encontraba, a las doce de la noche a Dios le entregó su alma.

La niña al morir su madre se queda sola en la casa, y el padre a 'quella mujer la lleva como madrastra.

Esta niña, de su madre se acordaba y lloraba, la madrastra de rabia la cogía y le pegaba.

56 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 57: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

A la noche viene el padre

y le dice la madrastra:

-¡A esta niña tan ingrata

yo no puedo dominarla!

Si contigo yo he de estar

y de veras tú me amas,

la quitas de mi compaña.

-Pa que veas que te quiero

por mi hija no te marchas,

a las doce de la noche

a la niña he de matarla.

A la una de la noche

esta mujer se levanta,

diciendo que viene el día

y no cumples con tu palabra.

Los dos criminales estos

de la cama se levantan,

y la madrastra malvada

un cuchillo le entregaba.

Entran a la habitación,

la niña durmiendo estaba,

y en el pecho de su hija

el cuchillo se lo clava.

Se la llevan al corral

para hacer hoyo y enterrarla,

pero el perro del vecino

en su corral se encontraba.

Tradición Oral 57

Page 58: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

El perro al sentir ruido se puso a ladrar de gana, y su amo que lo siente con presteza se levanta.

Se asoma por la ventana, la luna le alumbraba, y vio a los dos criminales que a la niña enterraban.

Le dio parte a la justicia y los cogen a los dos, el pueblo entero gritaba: ¡qué los maten sin compasión!

Las mujeres y los hombres que oyen este cantar, ¡no maltratéis a los niños por querer de nuevo amar!

EN EL PUEBLO VILLA NUEVA (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

En el pueblo Villa Nueva habitaba un matrimonio él se llamaba Francisco ella se llamaba Felisa. Tuvieron una hija esta hija fue criada con muchísimos regalos

58 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 59: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

tan provertida ha salido que fue en el mundo ser malo. Un día le dice Francisco: -Felicia, reta tú hija que ha de llegar el día que deshonre a su familia. -Déjala que se divierta y goce su juventud ¿cuándo se va divertir?

¿cuando esté como yo y tú?. Un día le dice a su padre: -Esta noche voy al baile. -Que vayas al baile no quiero. Cuando su padre dormía ella cogía un cuchillo, entró en el cuarto de su padre: Que sueño más dulce tienes, te ha de entrar el sueño eterno. Y de una puñalá al padre mató. Como una fiera sangrienta se va al cuarto de su madre le da dos púnalas: -Francisco acude que me matan, ladrones hay en la casa. -Él ha muerto antes que tú, le dijo la hija ingrata. Se fue al cuarto la criada y debajo de la almohada allí ha dejado el cuchillo. Se va para el balcón: -¡Que me roban, que me matan! ladrones hay en mi casa, debe de ser la criada. Cuando llega la justicia

Tradición Oral 59

Page 60: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

van al cuarto la criada y el cuchillo sacaron de debajo la almohada. Para hacer justicia la enganchan en los caballos, los caballos no andaban. Entonces cogen a la hija la enganchan a los caballos, y los caballos galopeaban. Unos dicen: ¡vaya, vaya!, otros dicen: ¡venga, venga!. Ella se fue a los infiernos, y la criada quedó enhorabuena.

SAN JOSÉ (Aportado por Marcelino Fernández Quesada)

San José estaba una tarde, divirtiéndose en su tienda hizo una Cruz con tres clavos, recreándose en ella. Vente a mis brazos humildes y no me hables dándome pena. La Virgen vistió a su niño, con una subida tela para llevárselo a Belén, a una soberana Fiesta. Se le pierde en el camino ¡qué dolor sintió la reina! se vuelve de nuevo a buscarlo y se encuentra con dos zagalas, y le dice de esta manera:

60 Retales de la Historia. Las Cucharetas

Page 61: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-¿No hais visto un niño

que yo tenía, más blanco que la azucena?

-No señora, no lo hemos visto,

pero si usted nos da las señas..

Llevaba zapatillos bancos

y las medias teñidas negras,

que se la bordaron las manos

de ésta en Santa Cuarentena.

-Ese niño que usted dice,

ayer pasó por mi puerta,

pidió limosna y le di,

y posa pa 'que durmiera.

Le puse una mesa,

con ricos manjares en ella,

una mullida cama

con almohadones de seda,

y el niño tan cortesano..

no quiso dormir en ella.

Y en el rincón más oculto

puso Cruz por cabecera,

y por almohada puso

la cabeza entre dos piedras.

Al día de mañana

dijo de esta manera:

-Quedaros con Dios, zagalas,

quedaros con Dios, doncellas,

que mi padre Rey del Cielo

sus dará la Gloria Eterna.

No hay hombre como el Señor,

ni mujer como María

ni casa como la Iglesia

ni luz como la del día.

Tradición Oral 61

Page 62: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

LA BONDAD DE UNA HIJA (Aportado por Basilia Gallego Pozo)

Pongan atención señores que les vamos a explicar el caso más admirable que sueña la humanidad: Una joven y su madre que vivían desahogadas porque el padre estaba siempre de viaje por el mar. Era capitán de un barco dedicado al bacalao, se tiraba varios meses por los mares alejao. La esposa se conservaba de juventud y belleza y un caballero muy rico de la mujer se interesa. A fuerza de muchos golpes las piedras son quebradas y esta mujer con el tiempo la vergüenza y el honor despierta su corazón, y a su hija santa y buena todo el caso explico, y con lagrimas le dice: -Yo me voy a ir de aquí, no quiero que mi vergüenza caiga en tu padre y en ti. Y la hija le decía: -De mi lado no te irás, que Dios como poderoso

62 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 63: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

todo lo puede arreglar. Se pasaron varios meses y el veintidós de septiembre tuvo un niño tan hermoso que daba gozóte verle. Cuando pasaron tres días que el niño había nacido recibieron la noticia que venía su marido. Cuando tuvo la noticia esta madre con dolor, con el niño en brazos quiso tirarse por el balcón. Y la hija le decía con vergüenza y con amor: -Yo diré que el niño es mió y así salvare tu honor. Cuando llegó el padre y vio al niño en brazos de la hija mejor, al enterarse de caso como una fiera maldita .

-¡Tú me has echado un borrón has deshonrado mi casa y no mereces mi perdón! Esta joven se marchaba llevando al niño en los brazos con que dolor pediría leche para alimentarlo. El novio que se enteró él también la maldecía siendo la joven tan virgen poco menos que María.

Tradición Oral 63

Page 64: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Ya llevaba varios días de tormento y dolor y en la orilla de un camino trastornada se quedó. De momento pasó un coche paró y la recogieron. Al hospital provincial allí a los dos metieron. Al niño lo alimentaron y ella también mejoró, por obra de caridad de enfermera se quedó. Ya llevaba varios meses y un día una señora entró enferma de gravedad que salvarla no contaban. Cuando la vio la enfermera un grito al cielo exclamó, y besándola decía: ¡Madre de mi corazón;

-¿Dime dónde está mi hijo? Su hija se lo entregó y cuando lo había besado su alma a Dios le entregó. El padre estaba presente, el novio y varios amigos, viendo el caso de dolor y de amor enternecidos. El novio le dice al padre: -Yo me casaré con ella, que por salvar a su madre ha pasao por mala ella. La madre había enfermado del mismo remordimiento

64 Rétalas de la Historia: Las Cucharetas

Page 65: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

y todo se declaró en los últimos momentos. El niño nos lo llevamos y en nuestra casa se cría y le diremos que es hijo del secreto de María.

EL CASAMIENTO DE ANDRÉS PORRA Y MARÍA PALIZA (Aportado por Marcelino Fernández Quesada)

Astro cielo, sol y luna se oscurecen por no ver aquel retrato en mi casa que yo conozco por mujer. A la muerte le da vergüenza, llegarla a conocer. ¿Quién la quiere si se caga? ¡Válgame San Rafael! cuando yo mismo no la quiero y con ella me casé. ¿Quién quiere volverse cera y verse como la pez? Esto le pasa a los hombres por causa del interés. Si ustedes me dan licencia mi historia les contaré para que tomen ejemplo todo aquel que no tenga mujer: Señores, fui nacido en Mairena mi madre fue doña Pili mi padre yo no sé quién,

me crié con más fatigas

Tradición Oral 65

Page 66: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

que un borrico puede tener, entré en quintas, señores, y me fui soldado de un batallón de pie, allí me encontré todos palos que habían perdido dentro del cuartel. En un tambor bajo, bajo, tres veces me dieron cien, del calabozo y el cepo por maravilla salía bien, tan buenas trazas me di que mandó mi Coronel que me dieran la licencia que no me quería ni ver. Y me fui a mi casa para ver si había algo de comer y me enamoré de una vieja ¡tía de Matusalén! Abrevié bien mi casamiento, agarré mi esposa del brazo y nos fuimos pa la iglesia y el cura me leyó un pedazo de papel lo cual que me dice: -¡Ya está usted casado, Andrés! Me salgo para la calle y en la gente reparé en un ruido de cencerros, de calderos, de almirez los demonios parecían los motivos no lo sé.

(...)

Nos fuimos para mi casa al punto con ella entré y mandé que pusieran la mesa con tres cuartillas de miel.

66 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 67: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Llevo a mi esposa a acostarse a la cama y tiene más arrugas en la panza que minutos tiene un mes.

Tiene pulgas como nueces, piojos con pico como un alfiler

Saco mi esposa arrastrando y empieza a cagar paella ¡Vaya, ahora sí que truena bien! La saco medio arrastrando y caga el pozo, caga el patio y caga hasta la pared. (...)

EN LA ESTACIÓN DE ALICANTE SE HA MONTADO UN MILITAR (Aportado por María Rodríguez Moreno y María Basilia Gallego Pozo)

En la estación de Alicante se ha montado un militar, en un coche de segunda que para su casa va, se ha montado una señora que lleva un niño en los brazos, la señora se promueve y le dice al militar: -¿Es que va usted con permiso? -No señora, que voy cumplido ya. La señora se promueve y le dice muy risueña: -Si no tiene inconveniente, me quiere usted dar las señas. -Señora, soy de Almadén, provincia Ciudad Real, vivo en la calle Mayor, número cuarenta y tres.

Tradición Oral 67

Page 68: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La señora se promueve, y le dice con mucha gracia:

-¿Me quiere coger al niño mientras bajo a beber agua?

Se pasan cuatro estaciones, la señora no volvió,

y el militar con el niño... ¡ahora que voy a hacer yo!.

Se queda mirando al niño y le dice: -No viene tu

madre.

Vio que en la mano derecha llevaba colgá una llave.

Le coge la mano al niño y con la llave abre la maleta,

envuelto en unos papeles llevaba diez mil pesetas.

En los papeles decía: procuren al niño criarlo,

si no tienen bastante lo publiquen en el diario.

Llegaron a la estación ande todos lo esperaban:

sus padres, la demás familia, su novia también estaba.

Se queda mirando al novio y le dice muy enfadada:

-¿Este niño de quién es?, tú me has tenido engañada.

De la estación al pueblo le cuenta lo que pasaba,

cómo le dieron el niño y el dinero que llevaba.

Ya prepararon la boda y enseguida se casaron,

se quedaron con el niño, con biberones lo criaron.

Cuando el niño era mayorcito lo meten en el taller,

sacó carrera de chofer que eran los deseos de él.

Cuando ya tuvo el carné, él se marchaba a Barcelona

y se colocó de chofer con una noble señora.

Ya llevaba varios meses sirviendo en aquella casa,

le hacían muchos regalos por lo bien que se portaba.

Hasta que un día la señora, lo ha llamado

a su despacho:

-Perdona mi atrevimiento, y escucha cómo te hablo,

si tú te casas conmigo como yo no tengo a nadie,

todito mi capital será para ti y tus padres.

-Si es que no tiene a nadie, acepto su petición,

que yo también estoy sólo y así estaremos los dos.

-¿Es que tú no tienes madre?

68 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 69: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Si señora la tendré, pero buena no será,

que estando yo pequeñillo me entrego a un militar.

La señora se promueve y le dice:

-Tu madre soy yo, ven a darme un abrazo,

¡ hijo de mi corazón!,

no lo hice por desprecio ni tan poco por maldad,

lo hice por no manchar la honra familiar

espero que me sepas perdonar.

A los que te han criado quiero pedirles perdón,

quiero pagarles con algo por este grande favor.

PEDRO SE CASO CON ANA PENSANDO QUE ERA RICA

(Aportado por Marcelino Fernández Quesada)

Pedro se casó con Ana pensándose que era rica, y luego Ana tenía el caudal de una borrica, Tenía un lacito en la frente que manifestaba un cabestro. También tenía un centrocito muy apretuñado a su cuerpo. Es una mujer muy guapa, sabe muy bien disponer. Cuando Pedro echa un jornal ¡ella debe más de tres! Llega el día de pago y dice: -Trae, Pedro, el dinero y viene a cobrar el aceitero, también viene a cobrar

Tradición Oral 69

Page 70: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

el panadero, también viene a cobrar el barbero que le afeita la melena, y Pedro se enfada y dice que ya no paga más. -¡Ana eres mi ruina, cuánto más vale haberme muerto antes que contigo haberme casado!. Tienes la cara redonda, las narices aplastas ¡vaya un gata pela! -¡Calla tú gato sin rabo, y no critiques nunca a nadie, que no te has lavado la cara desde que te parió tu madre!

(...)

70 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 71: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

EL HIJO OBEDIENTE (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María

González Martínez)

Una madre que tenía un hijo y un día le dice:

-Antoñico, tienes que ir al molino, con los dos celeminicos de trigo que nos quedan, para que te los cambien por harina, y ven volando que tenemos que hacer la comida; que no se te olvide, hijo mío, que son dos celemines de trigo lo que llevas.

Y va todo el camino el muchacho recordando:

-Dos celeminicos de trigo, dos celeminicos de trigo...

Pasa por una era donde estaban ablentando un montón de grano y lo oyen diciendo:

-Dos celeminicos , dos celeminicos.

Los jornaleros que lo oyen...

-Con que quiere que salgan dos celemines, no?, pues le vamos a dar una paliza y que diga: -que salga mucho.

Tradición Oral 71

CUENTOS POPULARES

Page 72: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Pues va por el camino adelantepá el molino diciendo:

-Que salga mucho, que salga mucho, y en eso que se encuentra con un hombre montado en su mulo cargado con dos pellejos de aceite. Al pasar siente que va hablan­do sólo el muchacho, pone atención y vuelve el hombre la cabeza y ve que se le va esturreando el aceite.

Se acerca al muchacho y le dice:

-Oye, ¿qué vas diciendo?

-Que salga mucho

-¡Ah, que sí...!

Se baja del mulo, le da una paliza y le dice:

-Ahora tienes que ir diciendo: "que no salga ninguno"

Pues sigue a su camino el muchacho y se encuentra una balsa con muchos mocicos bañándose, pasa diciendo:

-Que no salga ninguno, que no salga ninguno...

Ponen atención y...

-¿Qué dice ese hombre? ¿que no salgamos ningu­no?, vamos a llamarlo y darle una paliza que ahora va a ir diciendo: "que salgan todos". Y así lo hicieron.

Pues así iba diciendo:

-Que salgan todos, que salgan todos...

Ya iba llegando al molino, cuando pasa por un puerta donde una mujer tenía una llueca con sus pollillos y se le estaban cayendo dentro de una zafa y ahogándoseles. La mujer que no sentía bien entendía:

-Que se ahoguen todos, que se ahoguen todos...

¡Uhh!, salió y detrás de él tirándole piedras hasta j que se metió en el molino, el pobre muchachico.

72 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 73: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Molinero, que me cambies estos dos celeminicos

de trigo por harina.

-Muy bien, ten.

Coge su talego de harina y se sube a encima del

molino, mete la mano en el talego saca el puñao de

harina y lo tira al aire diciendo:

-¡Que vayas volando!-. Saca otro puñao de harina..., -¡Que vayas volando!- y así con toda la harina que tenía.

Cuando llegó a su casa ya era bien tarde, no era hora de hacer merienda con la harina ni ná, su madre que lo ve venir le dice:

-¡Ya era hora! y eso que te dije vinieras pronto-, en eso que se da cuenta que no trae la harina... -Antonio, ¿dónde has dejao la harina?

-Eso, ¿es que no ha llegao aún?, pues yo la eché al viento hace un montón de rato y le dije que viniera volando...

Mira, se enganchó la madre y le dio una paliza,

y le dijo:

-Ahora te vas a quedar sin comer aquí en la casa, que yo me voy a lavar al rio.

El muchacho que se vio sólo, harto de palos toda la mañana, y sin comer... se subió a una solana que allí tenían de tó, hasta tenía la madre una llueca empollando sus huevos en una esportilla, lo primero que vio empen­tando en la pared una maza, la coge, y con el berrinche que llevaba la tira para arriba mientras decía:

-\Mazica, mátame!-, pero cuando la veía bajar... se quitaba de debajo. Otra vez la maza para arriba: -¡mazica, mátame!- y cuando la veía cerca, que ya le daba, se quitaba; así estuvo hasta que en una vez de esas

Tradición Oral 73

Page 74: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 75: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 76: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

cayó la maza dentro de la espuerta y mató a la llueca. El muchacho pensó:

- Ahora viene mi madre y me mata:

-¡Asín que vea que yo he matao a la Hueca, me da una paliza que me eslomal yo me meto y empollo los huevos que no se enfríen a ver si no se enfada.

Llega la madre de lavar y no lo encuentra en la cocina, lo llama:

-Antoñico ¿Dónde estas?- y nadie responde, sólo oye, cloc cloc, cloc cloc.

-¿Antonio?...

- Cloc, cloc.

La madre llamándolo y por el ruidillo del cloc, cloc fue guiándose hasta la solana...cuando abre la puerta y lo encuentra sentao de culo en la esportilla, empollando los huevos.

A la pobre madre ya le faltaban las fuerzas cuando vio lo que había hecho, lo sacó de la espuerta con toda una parva de huevos rotos y pegaos al culo.

-Señor, como le voy a pegar más, ¡si es que no, esto no tiene apaño!

Por debajo de donde vivían, había un cortijo con una familia con dos hijas mocicas, pensó la madre que ya era hora que su hijo buscara novia.

-Antoñico, hijo mío, por qué no pretendes a una de las mocicas del cortijo, a ver si te pones novio y te casas.

-Pues sí madre, este domingo voy a bajar a pretenderla.

Así llegó el domingo, se pone todo guapo el mu­chacho y le dice a su madre que se va.

76 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 77: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La madre no fiándose de lo que pudiera hacer el hijo antes de irse "le hizo los cargos"...

-Hijo, no vayas a llegar y quedarte allí sentao toda la noche, tú les dar conversación, te ríes un poco, en fin, que estén entretenidos contigo.

-No te preocupes, madre.

Llega Antoñico al cortijo y, mira por donde, estaban de velatorio, se había muerto la madre de las muchachas, estaban todos desconsolados. Él que los vio tan tristes se acordó de lo que le había dicho la madre..., ¡mira! formó conversación con unos y otros, de risas, cascando de esto de lo otro, hasta bien avanza la noche que se fue, no paró un momento.

A la mañana siguiente le pregunta la madre que cómo le había ido.

-Muy bien madre, hice como usted dijo, allí los entretuve con cuatro risas y cuatro cosas, y eso que estaban de velatorio, ¡más serios que estaban...!

-¡Pero hijo..., cómo has hecho eso estando en el velatorio de su madre...!, eso se porta uno prudente y se les dice :-"le acompaño su sentimiento".

-Bueno madre, la próxima vez que baje se lo digo.

Llegó el domingo siguiente, se arregla el muchacho y se va para el cortijo.

Pues esa noche se portó muy bien, prudente como su madre le había dicho, los del cortijo estaban tan contentos, ya vio él que iba la noche avanza se levanta y dice:

-Hala, queden con Dios y que les acompaño en su sentimiento.

Los del cortijo se quedaron con los ojos como platos.

Tradición Oral 77

Page 78: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Al día siguiente, le pregunta su madre de nuevo, cómo le había ido.

-Muy bien madre, estaban de matanza, habían matao cuatro marranillos gordos y estaban hacien­do chorizo, salchichón y esas cosas. Yo a la hora de venirme me acordé de lo que usted me dijo y no se preocupe que se lo dije.

-Hijo, estando de matanza les dijiste que le acompañabas en su sentimiento... ¡válgame dios! eso se dice "salud para comérselos y que otro año los críe más gordos".

Pasa la semana y llega el domingo, ve la madre a su hijo ya perfumao que se iba para el cortijo, se quedó la mujer pensando que pasaría esta vez.

El muchacho iba pensando que este día salía con novia y con esos pensares llegó tan contento a la puerta del cortijo, donde se encontró con el padre de las mocicas lavándose los pies en una zafa, estaba el pobre fatal porque le habían salido unos granos que no lo dejaban caminar.

Pensó el muchacho que iba a cumplir bien nada más llegar:

-Buenas tardes

-Buenas tardes, Antoñico

-Bueno ¿Qué? salud pá comérselos y que a otro año se le críen más gordos.

El hombre que oye esto, pensó que eso era por sus granos, le tiró lo que tenía en las manos, mientras salía corriendo detrás de él.

La madre que desde su puerta lo ve venir tan pronto y corriendo se imaginó que ya había echo algún

78 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 79: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

disparate, así que lo dejo por aburrido. Ya no trató de buscarle más novias.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

EL POBRE QUE ENGAÑO AL CURA (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Esto es un hombre que tenía tres hijas y eran muy pobres.

El padre pensó que así no podían seguir y decidió vender a una de sus de ellas.

Lo pensó mucho, llamó al cura y le dijo:

-Mire, usted sabe lo pobre que somos, yo sintién­dolo mucho tengo que vender a una de mis hijas, por lo menos que coman las otras. Si está interesao usted, sé que ella iba a estar muy bien mira.

-Pues cuanto pide.

-Tanto, -dijo el pobre, pero pidiéndole una canti­dad muy grande-.

-Pues sí, pero esto tiene que ser secreto entre los dos. Al caer la tarde, ya llegando la noche mandaré a mi sacristán a recogerla. Yo le diré que venga a recoger lo que usted ya sabe, y usted le da a su hija.

-Pues trato hecho.

El cura le dio el dinero tan contento y el padre lo cogió más contento aún pues ya tenían para comer.

Tradición Oral 79

Page 80: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Llegado el momento en que se perdían los claros del día, tocan a la puerta del pobre:

-¿Quién es?

-Soy el sacristán que vengo a recoger lo que usted ya sabe, me ha mandado el padre cura.

-Sí, hombre, pasa, ahora mismo te lo doy.

Se va el hombre a la cuadra coge la cabeza y se la pone a una burrilla que tenía, la lleva de su ranzal y se la da al sacristán.

El sacristán coge su burra y llega a la casa del cura.

-Padre cura, que ya estamos aquí.

Y le contesta el cura desde lejos:

-Pues dile que pase.

-El sacristán venga empujar a la burra y la burra que no subía las cuatro escaleras que había.

-Padre cura, que no quiere pasar.

-Pues la pasas como sea.

Así el pobre la pasó al portal como pudo.

-Padre cura, que ya está dentro.

-Pues súbela arriba y le das un chocolate.

El pobre hombre lo que pasó para subir la burra por todas las escaleras hasta el piso de arriba, ya llegó sudan­do, y encima tenía que darle un tazón de chocolate.

La burra ya hostiga del lío de las escaleras no se le podía acercar con el chocolate.

-Padre cura que no quiere chocolate.

-Si no quiere... engargántaselo.

El pobre sacristán estaba ya que le costaba la vida, coge a la burra y como pudo le engargantó el chocolate calentico.

80 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 81: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Padre cura, que ya se lo ha tomado.

-Pues ahora que se meta en la cama.

-El sacristán miraba a la burra y no se lo podía creer, allí medio la trabó y la metió en la cama a la fuerza.

-Padre cura que ya está acostada.

- Bueno, pues ya te puedes ir.

En cuanto se fue el sacristán, el cura se fue para la habitación, con la luz apagada se metió en la cama. En cuanto le puso una mano encima a la burra, esta le dio un par de coces y, por pocas, no sale vivo de allí.

En cuanto se hizo de día mandó al sacristán con su burrilla de reata a devolverla.

Así que el pobre se quedó con su hija, su burra y, además, con el dinero, tan contento.

El cura aprendió la lección y como no podía dejar que se enterase la gente del trato, no pudo reclamarles nada.

LA BURRA PAULA (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Una madre tenía un hijo que era pastor, la madre todos los días le arreglaba el morral para que se fuera con su ganao.

Un día, estaba el pastor con su ganao en un verea por donde pasaban muchos caballeros, gente rica, y a uno le dio por reírse de él:

Tradición Oral 81

Page 82: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-¡Eh, pastor! ¿tú que haces ahí? vente con nosotros que ha dao el rey una orden que 7 que le diga a su hija un acertijo y ella no lo acierte, se casa con él.

-¡Uuh! si yo soy pastor, a mi no me van a dejar pasar, además yo no sé na.

-Pues algo sabrás, hombre, tú vente con nosotros.

Al final, el pastor se convenció, deja a su burra Paula debajo de una sombra muy grande con el ganao, coge su garrote y se fue para su casa a despedirse de sus padres.

-Madre, arrégleme el morral, que me están espe­rando los caballeros.

-Hijo mío, ¿dónde vas tú con los caballeros?

-Que están pasando caballeros to el día camino al castillo a decirle un acertijo a la hija del rey, y al que no se lo acierte, con él se tiene que casar, y me han dicho que me vaya con ellos.

-Hijo, ellos son gente rica y gente estudia, ¿tú que le vas a decir?

-Ya veré, madre, el caso es que me voy.

La madre se malició que los caballeros lo que que­rían era reírse de 7, y luego quién sabe lo que le harían, si lo matarían por esos mundos. Como no podía quitarle la manía de irse, pensó envenenarle una babolla y que cuando se la comiera se muriera, así que no penara por Dios sabe dónde.

-Hijo, toma estos cuatro cuscurrones de pan en el morral y espera que te hago una babolla, que estoy cociendo pan.

Así lo hizo, envenenó la babolla y se la metió en el morral con los cuscurrones de pan, y el muchachico se fue.

82 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 83: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Pues llega donde estaba la burra, en la sombra con el ganao, con los perros y pensó que antes de ponerse en camino iba a comer, que tenía hambre.

Abre el morral y ve lo que llevaba... ná; ve la babo­lla y la guarda para la noche, coge los cuscurrones, los moja en agua, se los come y se queda durmiendo.

A la burra le da el viento de la babolla y va y se la come, de seguías, la burra muerta al suelo; mientras el pastor durmiendo como un cachorro.

Pasan tres grajos, ven la burra muerta, le pican por el rabo y se la empiezan a comer; al momento, los tres grajos muertos.

Cuando se despierta ve a su burra Paula muerta, los grajos al lao, el morral por el suelo y la babolla medio comía. En esas, pasa una banda de grajos, se tiran cinco, le pican a la burra y se mueren. Como iluminado pensó: -ya tengo un acertijo:

-La burra Paula mató a tres, tres mataron a cinco.

Con to el lío de la burra, los caballeros ya se habían ido.

Coge su garrote, empieza a andar y andar, ya se le hizo de noche cuando pasaba por un bosque. Como ya había oscureció no vio lo que se le atravesó por el camino, sin ver lo que era le tira el garrote a lo que se mueve y lo mata.

-Pues, voy a ver lo que es.- Y tentándolo entre dos luces vio que era un conejo.

-¡Vaya, y ahora ni mistos ni na para hacer fuego!

Coge dos piedras y chiscándolas saltan chispas y enciende fuego.

-¡Vaya, ya tengo otro acertijo!

Tradición Oral 83

Page 84: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Paula muerta mató a tres, tres mataron a cinco, yo maté, no vi lo que maté, ni fue asao ni engendrao, con las palabras del credo fue asao.

-Pues muy bien, -pensó. Y así llegó a ya muy tarde a las primeras casas del pueblo.

Llama a una puerta y abre una mujer.

-Mire usted, que yo vengo perdió en la noche, que busco posa donde me recojan ¿quiere usted recogerme sólo para esta noche?

-Pero es que yo no tengo donde acostarlo, tengo tres hijas y una sola cama.

-Pues me estaré aquí en la calle, qué voy hacer.

Las hijas que habían sendo lo que hablaban, salen y dicen:

-Madre, que nosotras nos acostamos las tres en la cama y él en los pies atravesao.

-Hala, pues pase usted.

Pasa el pastorcito y se acuesta en los pies de la cama, pero, a media noche, coge las camisas de las tres hijas, las mete en el morral y se va.

Cuando se despiertan echan mano... - ¿Y el pastor? ... y el pastor que no estaba.

Echan mano a vestirse y no encuentran los cami­sas.., -Pues se ha llevao la ropa, se la ha llevao.

Y él se fue pensando que ya tenía otro acertajo:

-Paula muerta mató a tres, tres mataron a cinco, yo maté no vi lo que maté, ni fue asao ni engendrao, con las palabras del credo fue asao.

Yo comí de tres ovejas, ellas están vivas y en el morral llevo las pellejas.

84 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 85: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Y así se hizo de día llegando al castillo. Ya espe­raban para entrar muchísimos caballeros, estudiosos, gente venida de todos los reinos, y, claro, al pastorcito, lo dejaron que pasara el último; todos los acertijos los acertaba la hija del rey.

Ya quedaba na más que el pastor y dijeron:

-Pues que pase el pobre, si no sabrá ni qué decir.

Así que se pone delante de la hija del rey y le dice:

-Paula muerta mató a tres, tres mataron a cinco, yo maté, no vi lo que maté, ni fue asao ni engéndrelo, con las palabras del credo fue asao.

No la supo contestar, y, claro, le dijo:

-Pastor, esa no vale, me tienes que decir otro.

-Yo comí de tres ovejas, ellas están vivas y en el morral llevo las pellejas.

Pues tampoco la supo acertar, así que...

-Se tiene que casar con él, -dijeron los consejeros-.

El padre dijo que ni hablar, que tendría que pasar por otra prueba, que consistía en que to el que quisiera casarse con su hija, tendría que pasar la noche en la Torre más alta. (¡Con un frío que hacia y un hielo que caía...!);

-El que resista la noche, se casa con ella, -dijo el Rey-.

Los caballeros se quedaron haciendo tiempo a que llegara la noche y el pastor se fue la monte de en frente a amarrar gavillas de leña hasta que lió una antiba.

Cuando llegó la noche, empezaron a subirse a la Torre; pero... si antes subían, más pronto bajaban del frío que hacía.

Tradición Oral 85

Page 86: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Al pastor lo dejaron el último, y, cuando se iba a subir, mandó pegar fuego a la leña que había hecho gavillas, y de esta manera, con el humo que venía ya el hielo no le daba, era otra templanza.

Se hacía de día y el pastor que no bajaba de la Torre, así que mando el rey que subieran a buscarlo, creyendo que estaría helao.

Cuando suben, se encuentran al pastor sentao. Ahora si que la tendría que casar con él, ya no podían decir más veces que no.

Forman los preparativos de la boda. El pastor na más sentía que había hecho trampa, que aguantó en la torre por la lumbre que hizo en el monte...

A que sí, verán... se mete el pastor en la cocina y les dice a las cocineras:

-Mirad, tenéis que hacer lo que yo sus diga, o si no sus mato.

Tenéis que encender los fogones, pero las ollas con la chicha no las vais a poner, las dejáis en los poyos de en frente y así los vais a tener hasta mañana, que es la boda.

Al día siguiente, empiezan por la mañana a prepa­rar pa el convite y los platos de la carne que no salían de la cocina. El que revisaba del castillo, dijo que sacaran la carne, pero la carne y los guisos que no salían. Manda llamar al rey y cuando entra en la cocina y ve que estaba to sin guisar...

-¿Quién a mandao esto? -decía el rey-.

-Pues, el pastorcico.

-¡Que venga ahora mismo elpastorcito!

Se presenta el pobre y pregunta - ¿Qué quiere?

86 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 87: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-¿Cómo es que has mandao hacer eso con las ollas, ponerlas enfrente de los fogones..?

-Si tos dicen que pasé la noche en la Torre porque el fuego que había en frente en el monte me calentó, pues también se tenían que haber cocido la comía del calor que daban los fogones.

Con eso, todos se quedaron tan callaos. Los preparati­vos siguieron, ya con las ollas en los fogones y to en orden.

El pastor cuando se lavó y estaba bien peinao y bien vestio, no parecía el mismo; la hija del rey que ya sabía lo listo que era, cuando lo vio tan guapo que era, más contenta se puso aún.

Así que se casaron, fueron felices, comieron perdi­ces y a mí me dieron con el plato en las narices.

LA VACA RABOTA (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Esto es dos hermanos: uno rico y otro pobre. El

pobre tenía muchos hijos y se fue a servir a un cortijo y,

aún así, los hijos pasaban faltas.

El rico, como era muy rico, tenía a sus hijos hinchaicos de tó.

Un día, la mujer del pobre le dice a su mario:

-Oye, ¿por qué no le robamos una vaca a tu herma­no, la matamos y que se harten de comer nuestros hijos?

-¡Pues sabes que sí!

Tradición Oral 87

Page 88: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Una noche, van cogen a la vaca rabota, que estaba siempre en la puerta. Se la llevan y la matan. La arreglan bien cocina y la meten en una olla.

Así, a otro día, sus hijos los tenían hinchaicos de comer.

En seguías el hermano:

-Se ha perdió la vaca rabota., se ha perdió...

-¡Pues, yo qué sé! ... se quedaría anoche en esos praos.

-Pues, ¿cómo la vamos a encontrar?

-Pues, no sabemos...

En seguida la mujer del rico sospechó de los cuñaos, porque cuando iba a misa, pasaba por su calle donde vi­vían los pobres y veía a los zagales empringaillos, como de haber estao comiendo chicha, allí sentaillos al sol.

Cuando llega a su casa le dice al marío:

- No te parece a tí que tu hermano es quien ha robao la vaca rabota, que he visto a sus crios muy em­pringaillos, muy satisfechos sentaos al sol.

-¿Mi hermano...?

-Que sí, hay que averiguar eso.

-¿Cómo lo vamos a saber?

-Mira, como mañana pa la fiesta viene mucha gente aquí a la casa y no tenemos anchura, le decimos a tu hermano que si él puede guardarnos un arca en su casa, que aquí nos estorbaba poner más camas.

-Oye, pues sí, lo has pensao bien.

Va a casa de su hermano y le dice:

-Hermano, ¿te puedo traer un arca que me hace falta desocupar un cuarto pa poner unas camas que vie­ne mucha gente y me lo llevo en cuanto pase la fiesta?

88 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 89: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Sí, tó lo que quieras puedes traer, si yo tengo la casa vacía.

Va y se lo dice a su mujer.

-Verás, -dice la mujer rica-, vamos a meter en el arca a mi madre, le echamos comida de sobra, que le sobre de to, la llevamos que escuche lo que dicen y luego nos lo cuenta.

Bueno, pues así lo hacen, van con el arca la dejan en el cuarto cerca de la lumbre y se van.

La mujer del pobre que era muy lista le extrañó, y le dijo al marío:

-¿No crees que aquí han metió a alguien para ver si hemos matao la vaca rabota?

-Pues vamos a destapar el arca.

Cuando la abrieron y vieron a la abuela, le atas­caron la boca de morcilla de la que le habían echao hasta que se ahogó. Cerraron de nuevo el arca, como si no hubiese pasao na.

Pasaron las fiestas y fueron a recoger el arca con el conque que ya tenían espacio en su casa.

-Pues muy bien -dice el hermano pobre-, venga que te ayudo.

Llegan, lo ponen en su sitio, y los ricos estaban deseando que se fuera el hermano para ver qué le contaba la abuela.

En cuanto se fue empezaron a gritar:

-¡¡Abuela, abuela, abuela... !!

y la abuela que no decía na. Cuando abrieron la tapa... y la ven...

Tradición Oral 89

Page 90: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-¡Cuche, la ansiosa! ¡que se hapegao una panza de morcilla y se ha muerto!

¡Ay de mi madre que se ha muerto hartica de comer morcilla.. .-decía su hija.

-¿Ahora qué hacemos? La gente rica qué van a decir, ¿Qué vamos a hacer con ella?

-Llama ahora mismo a tu hermano que venga, le damos el dinero que quiera porque se la lleve lejos donde nadie la conozca.

Así, llaman al hermano pobre y cuando llega le dicen:

-Te vamos a pedir un favor, tú puedes hacer esto...

Y le cuentan lo de llevarse a la abuela muerta a cambio de dinero.

El pobre pensó un poco donde podría llevarla, y de golpe se acordó de un prao cerca de allí donde hacían noche los arrieros.

-Sí, cárgamela que me la llevo, verás como yo le doy giro.

Se la cargaron en la burra, le dieron un montón de dinero y se fue a ver a su mujer.

¡Uy! la mujer cuando lo ve venir con la difunta... -¿chiquillo dónde vas, que va a ser nuestra ruina?

-Tranquila, que me han dao un montón de dinero por esconderla, yo ahora que ya es de noche la llevo al prao, donde para mucha gente que va de paso con sus burros, como llevan las seras grandes de llevar pa ca y pa lia comida, ahí la voy a esconder. Y así lo hizo.

Llegó donde los arrieros estaban durmiendo, se los encuentra roncando, -esto va bien -pensó-, busca donde a las burras les habían quitado los serones y la carga.

90 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 91: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

En una sera muy grande llena de bacalao, la vacía y allí mete a la vieja, después se va sin que nadie lo vea.

A la mañana siguiente, se levantan, preparan sus migas y van a buscar el bacalao para echarle unos tro­pezones, cuando se encuentran a la vieja...

-¡Ay, lo que nos han hecho!! ¡nos robaron el baca­lao, y nos han dejao una difunta!¡ahora nos echaran la culpa de que la hemos matao nosotros!.

Se acerca un arriero y dice:

-Tranquilos, aparejar a un borrico, o mejor, aque­lla borriquilla de allí, la más pequeña, subimos encima a la vieja espatarra, la vamos amarrar a unos palos por detrás que no se caiga, la liamos bien con una guita al palo, que se vea derecha, le ponemos un pañuelo y le damos de careo, y que se salve donde pueda.

-Ves, vosotros tranquilos, tal como la hemos arre-glao parece que va de paseo.

Sueltan a la borriquilla y ande llega andando, andando, a un camino que iba de pueblo a pueblo. Mira por donde, por detrás venía el cura de decir misa en el pueblo de al lao, montao en su borriquillo.

El burro que ve a lo lejos a la burra, se enamoró de ella y echa a correr y correr pa alcanzarla y el cura no podía gobernarlo de ninguna manera. Cuando vio venir aquello sobre el caballo.. .gritaba:

-¡La muerte pela, que viene la muerte pelál

El cura destrozao perdió el sombrero y hasta el alza cuellos. Mientras el burro no paró hasta subirse en la burra.

El cura rendío se tiró del burro, lo sujetó como pudo y cuando ya se estaba recomponiendo., por pocas se muere del susto al ver a la vieja.

Tradición Oral 91

Page 92: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Cuando se le pasó el susto, como cura que era, pensó que no podía dejar allí a la vieja, así que cogió a las burros de reata, se fue al pueblo, dio parte para buscar a la familia.

El hermano rico, que ya era un poco menos rico por lo que le había dao a su hermano, encontró de nue­vo a la abuela, le hizo su misa, la enterraron y... colorín colorao, el cuento se ha acabao.

EL CURA NUEVO EN EL PUEBLO (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Esto es un cura que llegó nuevo al pueblo. Era costumbre que los más pudientes lo invitaran a comer.

Así, una familia que aparentaba más de lo que tenía se vieron en el compromiso de invitar al cura.

-María, -decía el marido-, ya tenemos que invitar al cura, que lo ha invitao fulanico, menganko..., así que prepara comida que el domingo después de misa se viene a comer con nosotros.

La mujer pensó: -Compro tres péscaos y hago un pla­tico de guiso y con algo más ya tengo para poner la mesa.

El marido ya se relamía de pensar en elpescao, que era algo que casi nunca podían comer. Lo invitaron y el cura les dijo que sí.

Llega el domingo, la mujer deja su comida entanga-rillá na más que al volver de misa terminarla de hacer.

92 Rétalas de la Historia: Las Cucharetas

Page 93: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Se van a misa y cuando termina le dice el marido a su mujer:

-Chiquilla, mientras tú terminas la comida, el padre cura y yo nos vamos a tomar un chato vino.

Pues así se fueron, unos a la taberna y ella a su casa.

Pasa mucho rato y el cura con el marido que no viene. La mujer muerta de hambre pensaba qué iba a hacer: -Yo me como mi pescao y cuando vengan me tomo sólo mi caldo y ellos su plato completo. Y así hizo, se comió su pescao.

Pasa más rato y que no vienen. Entonces pensó: -Pues yo me como también el pescao de mi marido, total, el está en la taberna y yo aquí, dejando el del padre cura... - Y se come el del marío también.

Nada, que ella aún tenía hambre y ellos que no venían.

-Pues, mira, yo me como el pescao del cura y ya veré qué le digo cuando vengan.

Y se lo come.

No había hecho na más que terminar de comerse el pescao del cura cuando los ve venir por la calle alante.

-¡Válgame el cielo a ver qué me invento ahora!

Mientras llegaban lo pensó rápido: -Escondo la navaja de cortar el pan de la cesta en la solana y eso me da tiempo.

Llegan los dos, pasan a la casa, se sientan en la mesa a comer y el mario busca en la cesta del pan la navaja para cortarlo. Viendo que no la encuentra le pregunta a su mujer y esta le dice que está en la solana. Se levanta, sube por las escaleras pa 'rriba a la solana y, mientras, la mujer le dice al cura:

Tradición Oral 93

Page 94: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Mire usted, padre cura, yo no se lo quería decir: pero mi mario ha subió a la solana a por una faca pa caparlo a usted.

El cura que escucha esto, ¡uy!, sale corriendo pa la calle adelante como una exhalación...

Cuando baja el marío de la solona y no ve al cura en la mesa le dice a su mujer:

-Chiquilla, ¿y el cura? ¿Dónde está?

-El cura, no te lo vas a creer, ha cogió los tres pés­caos y ha echao a correr. Por la calle va, mira.

Se asoma el hombre a la puerta y ve al cura correr y le grita:

-Padre cura los tres no, uno na más.

Y contesta el cura sin parar de correr:

-Como yo pueda, ni uno ni los tres me cortarás.

EL MARRANICO DE SAN ANTÓN (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Esto era un pueblo donde tenían la costumbre de soltar un marranillo a la calle y le daban de comer entre todos. De esta manera se iba engordando y cuando llegaba el día de San Antón lo mataban y se lo comían entre todo el pueblo.

Pues, aquí vivía una familia muy pobre con muchos hijos y con bastante hambre. Un día que ve la mujer pasar el marranillo se le ocurre decirle al marío:

94 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 95: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Mira, chiquillo, la próxima vez que pase por aquí el marranico San Antón lo vamos a coger y lo vamos a matar para darle de comer a los zagales, que con el hambre que tienen: pues que se harten de comer. ¿Quién va a saber si el marranico lo hemos matao nosotros o se ha perdió por ahí7.

Pues así lo pensaron y así lo hicieron: lo mataron, lo hicieron frito y lo metieron en ollas para guardarlo.

Los zagalillos salían ya con una bocerillas de pringue, ¡unos luceros de aceite en la ropa! más contentos que se iban a jugar a la plaza del pueblo, cantando, saltando...

El cura que oye al chiquitillo cantar le dice con la mano:

-Ven, ven, ¿niño, qué es lo que estás cantando?

-El marranico San Antón

mi padre lo mató,

de seis piezas que tenía

ya sólo quedan dos.

El cura que oye esto ya supo por qué el marranillo no se veía por ninguna parte... porque lo habían matao.

-Mira, niño, mañana tienes que ir a misa y cuando yo termine el sermón subes al altar y cantas esa canción tan bonita en el iglesia, para que todo el mundo te sienta.

El niño tan contento, al día siguiente le dice a su madre:

-Madre, póngame la ropa nueva que voy aira misa, que me ha dicho el padre cura que cante una canción.

-Hijo, ¿qué canción sabes tú?

Tradición Oral 95

Page 96: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-El marranico San Antón

mi padre lo mató,

de seis piezas que tenía

ya sólo quedan dos.

-Hijo, si cantas esa canción a tu padre se lo llevan preso a la cárcel, esa no puedes cantarla. Verás, vas a cantar esta...-. Y la madre le enseñó una canción nueva.

Se va el niño tan contento a oír misa y el cura en el sermón repetía que los niños tan inocentes siempre decían la verdad, que había que escucharlos. Termi­nado su discurso, llama al niño que sube al altar y empieza a cantar:

-El padre cura de Jerez

se acuesta con todas las mujeres

menos la del alcalde...

que la ha dejado para esta tarde.

Cuando las mujeres después de oír el sermón escu­charon esto, se fueron hacia el cura y lo engañafaron vivo.

El cura se tuvo que ir del pueblo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

FILOMENA, LA HIJA BUENA DEL DIABLO (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Esto es un familia que eran muy ricos, tenían un sólo hijo, así que lo tenían muy mimao.

96 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 97: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Así creció el niño, entre mimos y caprichos, sin que los padres le dijeran a nada que no.

Al muchacho le dio por irse al pueblo a jugarse el dinero, pero él siempre perdía todo el dinero que sus padres le daban. Cuando se quedaba sin un duro, se iba a su casa hasta el día siguiente, que les pedía más dinero a sus padres, para irse al pueblo de nuevo a jugar.

Los padres ya veían que se iban a quedar en la ruina y pensaron que aquello lo tenían que remediar de alguna forma.

Como sabían del vicio de su hijo, pensaron que si lo metían en una habitación de su casa y allí lo en­cerraban con un montón de dinero, podría jugar sin que menguasen sus arcas, ya que el dinero no saldría de la habitación.

Así lo hicieron, y durante un tiempo todo iba bien, pero un día se asomó el hijo por la ventana y fichó a un caballero paseando por la orilla del río.

Conoció que era con el que se juntaba él a jugar en el pueblo, así que lo llamó para que se acercara.

El caballero no era otro que el mismísimo Demo­nio, así que cuando le dijo de entrar por la ventana a jugar un rato no lo dudó, ya que era eso lo que quería.

Así empezaron a jugar y a jugar hasta que el mu­chacho perdió todo el dinero, ya no le quedaba na más que su vida y eso se jugó: su vida, su alma, y la perdió.

El caballero le dijo que para recuperar lo perdido tenía que ir al día siguiente a su casa, y si no llegaba antes del almuerzo lo mataría.

Le dijo que su casa estaba arriba de una montaña muy, muy grande, mucho más que 'l cerro Jabalcón.

Tradición Oral 97

Page 98: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

El muchacho ya vio que era imposible llegar allí, asine que pensó que su madre tenía que saber lo que iba a pasar al día siguiente y le contó toda la historia.

Fue a buscar a su madre y le dijo:

-Madre, arrégleme las alforjas que me voy de viaje, yo ya estoy harto de estar aquí encerrado, me voy a ver mundo.

Su madre que no quería quedarse sin su único hijo, trató de convencerlo pero no pudo.

Así que se echó al hombro sus alforjas arregladas y se fue andando por aquellas altas montañas. Por más que andaba no se veía avanzar, había tanta verea que no sabía para dónde tirar. Desesperao, se sentó en el suelo a descansar, cuando se le presenta una viejecica, que era la Virgen que andaba por el mundo, y le dijo:

-¿Ande vas, hijo mío, tú por estas montañas, si ya de aquí no puedes pasar?

-Es que tengo que ir arriba de aquella montaña, si no estoy allí para mañana antes del almuerzo me matan.

-Haz lo que te diga y verás que nada te va a pasar, le dijo la viejecica.

-Pues mira hijo mío, ahí, más adelante, toma esa verea y pronto te encontrarás con un pino muy grande y debajo del pino un balsa de agua.

A la casa que tienes que ir, tienen tres hijas, que bajan en forma de paloma a bañarse todos los días a esa balsa. Verás llegar tres palomas blancas, cuando se metan en el agua tú le quitas la ropa y no se las des hasta que no te digan que te llevan a su casa, hasta allí caminando no se puede llegar.

98 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 99: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Así, el muchacho caminó por donde le dijo la vie-jecica hasta que fichó el pino. Na más verlo se esconde y ve venir a las tres palomicas blancas.

Llegan a la fuente, se desnudan y se tiran a bañar­se. Mientras él les quita la ropa y ya con la ropa en la mano les dice:

-Si queréis la ropa tenéis que llevarme a vuestra casa.

Primero sale la hija mayor, y le dice:

- Dame la ropa que me visto y después te llevo a mi casa.

Le da la ropa, se viste, da un vola y se va sin llevárselo.

Entonces sale la del medio y le dice:

-Dame la ropa que yo si te voy a llevar, que no te engaño como mi hermana...-, hasta que lo convenció.

Le da la ropa, se viste, da una valá y también se va sin llevárselo.

Y así, sólo le quedaba una paloma, la más pequeña.

Sale Filomena, que era el nombre de la más peque­ña, y le dice:

-Mira, dame la ropa que yo sí te he de llevar, que mis hermanas ya se han ido y si no entro con ellas mi padre me matará.

Total, se tuvo que fiar, le dio la ropa, se vistió y le dice la palomica:

-Yo te voy a llevar, pero de esto mi padre no puede saber ná, yo te dejo en el laero, debajo de mi casa, que no nos pueden ver a los dos llegar.

La paloma se agachó, él se subió en sus alas y en un momento llegaron donde lo podía dejar sin que lo vieran.

Tradición Oral 99

Page 100: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

El demonio vio al muchacho y se quedo muy sor­prendido, pues no pensaba que pudiera llegar, y le dijo:

-Hombre, ¿Cómo has llegado hasta aquí?

-Penando y penando he podio llegar.

-Bueno, ya que has llegado antes del almuerzo, ve allí, a mi casa, y en la habitación de'« frente me traes un vaso de vino del que a mí me gusta.

Conque entra en la habitación, con su vaso y esta pa' cá, y esta pa' llá, probando uno, soltando otro, (cla­ro, si no sabia cual más le gustaba) cuando de repente, se asoma por la puerta Filomena, y le dice:

-Este es el vino de mi padre , -señala uno y se va.

Coge su vaso lo llena de la tinaja que le había señalado, total no tenía na que perder.

El demonio que ya estaba comiendo se lleva el vaso a la boca y se queda sorprendido cuando ve que es su vino y le pregunta:

-¿Cómo has sabido que este es mi vino?

-Catando, catando, hasta que se me ha figurao que era este.

Veo que eres listo, asine que vas a ir a la orilla del mar, hace cien años se me perdió una sortija de oro y no he podio encontrar. Vas y me la traes.

Llegar si que llegó al mar, pero no había forma de en­contrar la sortija, por mucho que buscó no la encontraba.

En esto que llega la hija, Filomena, que era muy buena y se había dao cuenta del ardid de su padre para matar al muchacho. Se acerca y le dice:

-Toma este cuchillo y córtame donde sea, y con esta sábana blanca recoge toda la sangre que salga, que no se me esturree ni una gota, que si no, saldría señala y mi

100 Retales da la Historia: Las Cucharetas

Page 101: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

padre nos mata. Yo voy a buscar la sortija que necesitas.

-¡Cómo te voy a cortar tan buena que eres tú para mí!

-Pues sí, lo tienes que hacer -le dijo Filomena, y así lo hizo.

Le cortó un poco, y las gotas de sangre que salie­ron las lio en la sábana blanca, pero no vio una pequeña lágrima de sangre que se le escapó y cayó en la uña del dedo corazón de la mano derecha de Filomena, y por más que se limpiaba, no se le iba.

Ella se tiró al mar y al momento salieron todos los peces, entonces ella les preguntó:

-A ver, ¿quién sabe de una sortija de oro?

En eso, un pez muy gordo salió y se acercó a ella con la sortija en la boca.

Ella sale del mar tan rebién con su sortijita.

Se separaron para llegar cada uno por su lado a la presencia del demonio.

Éste cuando lo vio llegar con la sortija, le iba a dar algo del coraje que tenía y le dice al muchacho:

-Hombre, cómo tú has encontrado mi sortija, tanto tiempo perdida.

-Pues sí, tantos días buscando, buscando, que al final la he encontrao.

-Muy bien, pues ahora te vas a casar con una de mis tres hijas, tú no las vas a ver, ellas sacaran el dedo por la ventana y con el que cojas te has de casar.

Pues como Filomena sabía mucho, más que el pa­dre y la madre juntos, ella sacó el dedo corazón, donde la uña la tenía manchadilla con la gótica de sangre.

Se acercó a la ventana y la señaló a ella:

-Con esta, -dijo.

Tradición Oral 101

Page 102: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Muy bien, pues con Filomena te has de casar.

Prepararon muy rápido la boda y se casaron.

Así celebraron la boda y cuando llegó la noche todos se fueron a acostarse, pero al llegar los novios a la habitación le dice ella a él:

-No nos durmamos, que mi padre nos mata esta noche.

Al poquito de acostarse se siente cerca de la puerta:

-Filomena, ¿se duerme o se vela?

-Se vela, contestaba la hija.

Se iba el padre pero al rato volvía:

-Filomena, ¿se duerme o se vela?

-Se vela, volvía ella a contestar, y el padre se iba de nuevo.

-Ves, le dice Filomena a su marido, esta noche nos quiere matar, así que nos tenemos que escapar. Mira, tú vas a hacer lo que yo te diga:

-Ve a la cuadra y el caballo más seco que veas, lo sacas a la calle y me esperas que ya voy yo.

Pues... sí fue a la cuadra, pero cuando vio al ca-ballo tan seco pensó, que no podría tirar con los dos encima, y cogió otro seco pero algo más gordo.

Mientras ella en habitación hecho tres escupitajos en el suelo; en la cama metió un pellejo grande de aceite para que pareciera que estaban acostados; cogió y se llenó un bolsillo de ceniza, otro de sal y un peine; se fue a buscar al mano.

Al llegar donde estaba él, y verlo con un caballo gordo le dijo:

-¿Cómo has cogido este? te dije el más seco.

102 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 103: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Pues yo pensé, ¿como tan seco va correr?

-Porque el seco es el caballo del viento, y este es el del aire, corre mucho pero menos que el del viento.

Como ya no podían volver a cambiarlo, se fueron.

Mientras, el padre seguía acercándose a la puerta: -Filomena, ¿se duerme o se vela?

y entonces contestaba el escupitajo:-Se vela - y el padre se iba.

A sí pasó una vez y otra hasta que los escupinajos se secaron, y cuando no contestaron pensó el padre que ya se habían dormio.

Abre el padre la puerta con un faca en la mano, se acerca y cuando va a matarlos se encuentra con el fallo de que no están.

Va a las cuadras y ve que le falta el caballo del aire, él coge el más seco, el del viento, se monta y sale volando detrás de ellos persiguiéndolos.

De vez en cuando ella miraba para atrás y cuando ve al padre le dice al mario:

-Mira por donde viene mi padre ya persiguiéndonos.

-¿Y qué vamos hacer? -le pregunta él.

-Verás,- le dice:

Tira Filomena el peine para atrás, y aparece delante del demonio una montaña de pinos tan espesos que no lo podía ni pasar, unos cortaos por un lao otros para otro. Al final los pudo pasar, pero mientras, Filomena adelantaron mucho.

Al poco rato como el caballo del viento se acercaba, cuando lo ve la hija, mete la mano en el bolsillo y tira un puñao de ceniza para atrás, en ese momento detrás de ellos de golpe se hizo de noche oscura.

Eso detuvo un poco al padre, pero al momento ya

Tradición Oral 103

Page 104: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 105: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 106: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

casi los pillaba, así que la hija metió la mano en el otro bolsillo, sacó un puñao de sal y lo tiro para atrás, en el momento apareció un río de agua que por poco el diablo no puede pasar, pero al final lo consiguió.

Mirapa tras Filomena y ve que ya les daba el padre alcance, le dice al muchacho:

- No tengo nada más. El caballo será la ermita, yo todos los Santos y la campana, y tú el ermitaño, el hom­bre que está en la puerta esperando que llegue la gente, mi padre se parará y le tienes que decir estas palabras, y se las cuenta.

Llegó el padre y se paró, y le pregunta al ermitaño:

-¿Ha visto usted un hombre y una mujer pasar?

-A misa están tocando, ¿si quiere usted pasar?

-Que le digo: ¿que si ha visto a un hombre y una mujer pasar?

-A misa están tocando si quiere usted pasar.

Anda y que te den bola, dijo el demonio enfadado y se dio la vuelta a su casa.

Cuando llegó a su casa le contó a su mujer lo que le había pasao, y ella le contestó:

-Mira que es lista tu hija, cómo te ha engañao; el caballo era la ermita, los santos y la campana ella y él, el ermitaño.

-Pues no se van a escapar, y salió de nuevo a darles alcance.

Mientras ellos seguían camino pa lante, pero pronto sintieron al caballo de cerca.

-¿Qué hacemos?, dijo el muchacho.

-Para, que el caballo., la huerta, yo las hortalizas y tú el hortelano quitando hierbas.

En esto que llego el padre y pregunta:

-Hortelano, ¿ha visto a un hombre y una mujer pasar?

106 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 107: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Lechugas, rábanos, berzas ¿quiere usted comprar?

-Le estoy diciendo ¿Qué si ha visto un hombre y una mujer pasar?

-Lechugas, rábanos, berzas ¿quiere usted comprar?

- Anda y que le den bola y su casa se volvió.

Llega a su casa y le cuenta a su mujer lo que le había pasao, que no los había visto.

La mujer le dice: mira, el caballo era la huerta, tu hija las hortalizas y él, el hortelano.

-Pues anda y que le den bola, que no voy más.

Y así cuentan que pasó, que ya no los persiguió más; el muchacho y Filomena se casaron y fueron felices y a mí me dieron con el plato en las narices.

LA ZORRA Y EL GRAJO (Aportado por Piedad Martínez Vigil y María González Martínez)

Un labraor que tenía un haza de panizo muy grande y muy bueno, se hicieron las panochas altísimas, llegó el tiempo de cogerlo, cuando estaban ya granas.

El grajo iba to los días de panocha en panocha picoteando y la zorra desde abajo no podía alcanzarla, los granos que se le caían al grajo, ella se los comía.

Y decía la zorra:

-Grajico, échame más, que estoy enmallao.

El grajo le echaba algo pero la zorra seguía con hambre.

Así, el grajo, harto de que le pidiera y, pensando que un día, si se descuidaba, él sería la comida de la zorra pensó:

Tradición Oral 107

Page 108: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

-Verás, esto lo arreglo yo...

Y le dijo a la zorra:

-Zorrica, en el cielo me han convidao a una boda,¿quieres venir, que allí ponen mucho de to?

A la zorra se le agrandaron los ojos de imaginar lo que sería el banquete, pero le dijo que ella no podía volar.

-No te preocupes que yo te llevaré encima de mis alas.

-Pues sí, entoces sí voy.

El grajo pensó que cuando bajara al suelo se lo iba a comer pero se dijo...

-Bueno, voy a hacer la probatura.

Se baja al suelo el grajo, se sube la zorra en sus alas y pensó:

-Esto va bien.. .

Dio una vola y pal cielo se fueron.

Ya que iban muy alto, muy alto, pregunta la zorra:

- Para llegar al cielo, ¿cuánto falta?

-Todavía falta, todavía falta.

Y seguían subiendo.

Ya que estaban muy arriba, pregunta el grajo:

-Mariquita, ¿ves el suelo?

-Pues no.

-Uhh, dio el grajo un sagudíón de alas y a la zorra tiró.

La zorra que veía que se estrellaba, ya llegando al suelo empezó a gritar:

-Poner mantos y mantones que baja la Virgen de los Dolores, poner mantos y mantones que baja la Virgen de los Dolores.

RetalBS de la Historia: Las Cucharetas 108

Page 109: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

LEYENDAS LOCALES

LA APARICIÓN DEL PUENTE (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Cuentan, que al subir del barranco de Las Cu­charetas, al pasar el puente, que en ese tiempo aun no existía, pasó lo que les voy a contar:

Un día al caer la tarde, estaban bastantes mocicos de junta, divirtiéndose. Pensaron en reírse un rato a costa de un mozo que allí había.

Le dijeron al mozo que subiera a casa del hermano de uno de ellos a Cortes, a darle un recado. Le dieron su escopeta, su mulo y se fue el mozo para Cortes.

Cuando llegó a la casa que lo habían mandado, le dijo al dueño el recado. Al oírlo se dio cuenta que era de broma y le preguntó: -¿cómo es que llevas escopeta?-. A lo que le contestó que se la habían dejado para que disparara si alguien lo asustaba por el camino.

El hombre coge la escopeta y ve que el cartucho era de sal, para que hiciera ruido y nada más. Así que

Tradición Oral 109

Page 110: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

vino y le cambió el cartucho por uno de verdad.

Como no había puentes todavía, para cruzar el barranco había que bajar al hondo de la rambla y subir.

Del grupo que lo habían mandado a Cortes para reírse un rato, estaban esperando para asustarlo, uno de ellos se escondió detrás del pinchillo, enfrente de la retama que hoy existe al pasar por la rambla de las Cucharetas. El muchacho que ya iba con su miedo, sintió ruido y dio el alto:

-Alto ¿quién vive?

-El diablo, -le contesto el que estaba escondido-.

-Pues al diablo le tiro yo-. Y disparó.

El mozo siguió su camino y cuando llegó, todos estaban de risas y cachondeo:

-¿Qué y el camino, alguien te ha asustado?

-Pues sí, al subir de la rambla, pero yo le he dado un tiro.

Allí estaban con sus risas, pero el que había bajado a asustarlo no subía y, viendo que no llegaba, bajaron a buscarlo.

Cuando bajaron lo encontraron muerto detrás del pincho. Pero más de piedra se quedaron cuando vieron que le habían crecido las orejas y unas uñas largas, que parecía un diablo.

Dicen, que desde entonces, se empezó a aparecer una llueca con sus pollillos en ese mismo lugar.

110 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 111: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

SU VECINA ERA UNA BRUJA (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Esto pasó en el tiempo en el que se veían a las brujas.

Había una mujer que tenía su regomeyo pensando que su vecina era una bruja.

Un día se dijo: -hoy me voy a enterar si es bruja o es malicia mía.

Por la mañana, la vio preparando para amasar y le dijo que si podía ir a su casa un momento con la excusa de algo. Una vez que estaba la vecina dentro de su casa, puso la escoba del revés.

Como dicen que si tienes unas tenazas en cruz o pones una escoba para arriba en la puerta de la casa, las brujas no pueden pasar, la mujer puso la escoba de esta manera, para comprobarlo.

Ya llevaba allí la vecina rato y, dando vueltas sin irse, decía: -Bueno, me voy a mi casa que estoy hacien­do pan-. Pero se entretenía y que no se iba. Al rato lo mismo, veía que se le pasaba la hora de cocer el pan y no se podía ir. Así, pasó mucho rato hasta que no tuvo más remedio que decirle a la dueña de la casa:

-Mira, a ver si tienes por ahí algo en cruz o una escoba puesta del revés, que se me pasa el pan y no puedo salir.

Así se descubrió que sí era bruja.

Tradición Oral 111

Page 112: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

COSAS DE BRUJAS (Aportado por Piedad Martínez Vigil)

Las brujas robaban a los niños chicos para con sus huesos hacerse un ungüento que se ponían en las coyunturas para poder volar.

La gente, para protegerse de ellas en sus casas, po­nía en las chimeneas, en las ventanas, por donde creían que podían pasar, una cruz de hierro.

Con las brujas siempre iba un hombre que se le llamaba "el zángano", éste era el que mandaba en el grupo e iba haciendo música.

No podían volar por encima de cementerios ni pasar por un cruce de caminos, por encima de chimeneas con cruz, porque si pasaban por encima de una cruz se caían.

De día eran mujeres que hacían su vida normal, era por la noche cuando volaban, es decir, se volvían brujas.

En algunas casas antiguas aún hoy se pueden ver esas cruces en las chimeneas y ventanillos, como testi­gos de esas creencias de un tiempo pasado.

Cuenta mi abuela que estaban una noche en la rambla Viles, en lo del maestro Juan, de baile en su casa cuando, de pronto, de los hombres que estaban en la calle, entraron gritando: -asomaros, asomaros y veréis qué música llevan las brujas a la rambla arriba.

Ya toda la gente salió corriendo a la calle, el baile se deshizo y se oía música remotamente por la rambla.

112 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 113: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

EL DUENDE DE LA CUEVA (Aportado por Encarnación González Ruiz, María

González Martínez, Piedad Martínez Vigil)

Cuenta la gente de antes, que allí, en la cueva de Benito Puertas, por donde está la Torre por encima del Barranco Requena, vivía una familia con sus hijos.

Un día empezaron a ver cosas raras. La mujer arreglaba su casa y se iba a trabajar y cuando venían estaban todas las sillas en medio del portal. La mujer las ponía pegadas a la pared y al rato todas las sillas estaban en medio. Otras veces, se encontraba todo el vedreao de la leja cambiao de sitio.

Y es que resulta que, en esa cueva, había un duende que era el que hacía todas esas trastadas.

Ya vieron que allí no podían vivir, así que buscaron otra cueva y empezaron a cambiar sus cosas.

Iban con las burras cargas de cosas, en el último viaje, con sus niños todos por el camino, cuando dice la mujer al marío:

-Chiquillo, que me he dejao el ceazo en la cueva.

Y se escucha una voz de detrás de la burra:

-No, si ya lo llevo yo.

Y era el duende que se iba también con ellos.

Así que pensaron: que para qué nos vamos a cambiar de casa si el duende se viene con nosotros. Pues se dieron la vuelta y se fueron a su antigua casa, con el duende y tó.

Y ya fueron uno más de familia, porque el duende allí se quedó.

Tradición Oral 113

Page 114: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 115: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

COPLILLAS Y DICHAJOS

(Aportado por Isabel Fernández Torrente, Eduar­do Cánovas Valera, María González Martínez, Aurora Sánchez Sánchez, Encarnación González Ruiz, Silvia Mirón Fernández).

EN LA PUERTA LA JULIANA

En la puerta la Juliana han puesto una sastrería que a Dios le cortan un traje, sin tomarle la medía. La Juliana es la que cose, la Galinda la que embasta, y la pobre la Perdiz la que quita las bastas.

Cante la Maria, la Fidela llore, la Manuela la chata, por que se ha ido el Justo a pedir y se le ha perdió la lata.

Tradición Oral 115

Page 116: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

La ha encontrao la Perdiz y no se la quiere dar, porque lleva cuatro cucos y dos mollicas de pan.

EL HOMBRE Y EL TRIGO

La avena pa paja buena, elballicopaZ borrico, la borjanapa la marrana, la pamplina pa la gallina, el amapol se lo come el sol Móntate en el borrico y vete a tu casa escardaor.

Un hombre pasa por el lado de un trigo tardío, y le dice: ¿Donde vas tardío? A alcanzar al temprano. Ni en paja, ni en grano. Moraleja: la siembra tardía no tira camino, no se hace buena.

EL PADRE LA MISERIA Un año estuve sirviendo con el padre la miseria, un día me mandó a labrar al barranco de Requena, para alivio de mis penas se me olvidó la merienda , y todo el día estuve tente blanca, tente negra, a la noche cuando vine, me tenían la mesa puesta. Yo no quiero cenar, lo que quiero es la cuenta. Anda, Cecilia, tráete el libro que está detrás de puerta. El libro parece un serón y las letras una sarrieta. Quédate con Dios.

116 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 117: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Hombres que vais por el mundo, por el mar y por la tierra no servir al (...) que es el padre la miseria, un año estuve con él, pasé el purgatorio en penas

ANIMAR A ECHAR UN CANTE O COPLA En el campo hay un mata que se llama Cardo Santo, échate una copla (fulanico) y no te desanches tanto.

BRINDIS Viva la novia y el novio y el cura que los casó, la madrina y el padrino, los convidaos y yo.

DE TODO UN POCO El sol le dijo a la luna que se fuera a recoger que el andar de noche sola no era de mujeres de bien.

Mi madre cierne, yo me enharino para que vea mi madre que yo he cernió.

Tradición Oral 117

Page 118: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 119: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 120: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

En tu puerta puse un pino en tu ventana un cerezo. Quédate con Dios, paloma, que por ti me llevan preso.

Si tu padre no me quiere déjalo que no me quiera, que yo estaré sin quererte hasta que tu padre se muera.

Eché leña en tu corral, pensando que me querías, ahora veo que no me quieres, dame la leña que es mía.

Paso el río, paso el puente y siempre te encuentro lavando. ¿Quién fuera jabón de piedra para irte enjabonando?

Arrímate bailaor, arrímate que no pecas que el bailaor que no se arrima es comerse el pan a secas.

Yo me arrimé a un pino verde por ver si me consolaba, el pino como era verde, de verme llorar.. .lloraba.

Ya se van los quintos madre, ya se va mi corazón, ya se va el que tiraba, chinitas a mi balcón.

120 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 121: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

De la flor del paraíso me tienes paralizao vengo a pedirte permiso para sentarme a tu lado si no tienes compromiso.

Con andares de gitana y con mucho señorío, la reina de las carretas y la Virgen del Rocío.

EL TlO DE LAS CUNAS (Canción de columpio)

Unos van pa 'rriba, otros van pa 'bajo, y el tío de las cunas, se lleva los cuartos.

¡Esta es la chica! ¡Esta es la grande!, y esta es la que llega.. a la puerta del alcalde.

PARA LAS SUEGRAS...

Si tu suegra no te quiere porque eres un calzonazos enseña billetes verdes y suegra tendrás pa rato.

Tradición Oral 121

Page 122: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Mi suegra murió de amores que es un mal desespérelo porque vio unos calzones en una higuera colgaos.

Quisiera ver a mi suegra de cabeza en un zarzal y luego pegarle fuego para verla patalear.

A mi suegra no faltarle que a esa la defiendo yo que si dicen de quemarla: ¡la leña la pongo yo!

COSAS DE LA VIDA.

Me casara, me casara, pero le temo, le temo, porque no vaya a salirme lo que le salió al carnero: los cuernos de media vara.

El que quiera ver al demonio, en figura de una cabra, que se fije en su mujer, cuando se levanta de la cama.

Permita Dios que te veas como se ven mis calzones, en una higuera colgaos para espantar los gorriones.

122 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 123: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Cuando te vi venir, me diste un alegrón pensando que me traías en la bragueta un melón.

(Aportado por Encarnación González Ruiz, Pie­dad Martínez Vigil, Basilia Gallego Pozo, Fina Galera Sánchez, Cecilia Gallego Valera, Montserrat Ruiz Ga­llego, María Rodríguez Moreno).

DOMINGO DE PINPIRIGALLO

Hoy es domingo del pinpirigallo, me monté en mi caballo, subí a aquel cerro, toqué el cencerro, acudieron los ladrones, comiendo pichones, les pedí, no me quisieron dar, agarré la porra y les hice bailar.

IBA YO POR MI CAMINO (Aportado por Encarnación González Ruiz).

Yo iba tó mi caminito alante muertecico de hambre y merendando me'ncontre un peral, asoma el amo de aquel garbanzal:

-¿pá que le tiras tu piedras a mi melonaP.,

Tradición Oral 123

Page 124: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Agarró una piedra, me la tiró al tobillo, fue a saltarme la sangre por encima el colidrillo, Fui acá el ventero que me curara, la ventera había parido, el ventero se había ido a cazar. Los platos barren y friegan, las escobas en el vasar. Los gatos en los agujeros, los ratones a cazar. Por el monte corren los peces, por los restrojos las anguilas, las cazan con almireces, las llevan a vender al pie

de la risca Torre. Yo he visto en una araña tejer la ropa para cien soldados, yo vi salir de un surco trigo para todo un año, y un lagarto amarrao del rabo tirando de un cortijo, una vieja dando gritos que se le quemaba su casa, unos acudían con palos, otros con horcas, y yo con tenazas atizarle pa dentro, que no se parara.

124 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 125: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

COSTUMBRES LOCALES

BAILE DE LOS ADAGIOS (Aportado por Isabel Fernández Torrente, Eduar­

do Cánovas Valera, María González Martínez, Encar­nación González Ruiz, Ana Ramos Martínez).

Leer adagios era un juego que se hacía el día de los Santos, a modo de diversión o distracción, ya que, debido a lo que la fiesta representa, en este día no se podía formar baile ni se podía tocar música.

Los adagios los escribían los mocicos y podían ser de temáticas diferentes: piropos, resaltando cualidades en tono de humor, vengativos, etc. Valían siempre que fueran disparatados y provocaran la risa de los oyentes, aquí la inventiva, el ingenio de cada uno entraba en competición.

En una bolsa se ponían los adagios y en otra bolsa se ponían el nombre de las mozuelas. Dos personas distintas sacaban los papelillos de las bolsas. Primero se leía el nombre de la mocica y después el papel con el adagio que le había tocado. Una vez leídos, se podía decir quién los había escrito.

Tradición Oral 125

Page 126: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Por ese tiempo no había más luz que la del candil, y siempre había un graciosillo que apagaba el candil, para que se liara jaleo, contribuyendo a la animación. Cuando pasaba esto, las madres que se encontraban sentadas alrededor de la habitación, vigilando que nadie se acercara demasiado a las chicas, se tiraban corriendo a recoger a sus hijas para que no las besaran ni las tocaran ningún mocico aprovechando la ocasión de la oscuridad.

Debido a esto, era bastante común que saliera

este adagio:

"Una pa mí, dos pa ti y una mierda pa el que

apague el candil"

ADAGIOS

Entremedias de las piernas tienes una sartencilla que se pueden freír mis huevos bailando unas seguidillas.

Desde lejos una estrella... y desde cerca una parella.

Eres algo boniquilla pero echas más peste que una bubilla.

En de que te vi pasar por el camino el tollo.,

¡si no me sujetan me busco el bollo!

126 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 127: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

PEDIR PARA LAS ÁNIMAS (Aportado por Isabel Fernández Torrente, Eduar­

do Cánovas Valera, María González Martínez, Encar­nación González Ruiz, Ana Ramos Martínez).

El baile de las animas se hacía por Navidad, por el día de los Santos Inocentes, desde Cortes iban por todos los anejos, de casa en casa pidiendo la voluntad. Lo que se recogía se lo quedaba la iglesia para lo que se necesitara.

La comitiva la formaban el señor cura, los her­manos de las Animas Benditas con sus instrumentos de música, las burras preparadas con sus serones, la chiquillería y más tarde se unirían la mayoría de los vecinos por donde iban pasando.

Llegaban a la puerta de la casa y preguntaban: ¿Se canta o se reza? Si en la casa tenían luto por la muerte de algún familiar respondían: se reza.

Pues se ponían todos a rezar, al terminar se pe­día limosna para las animas. En las casas pues según tenían daban: unos daban dos reales, otros un duro, dos pesetas, un celemín de trigo, un pollo, una calabaza moruna, etc.

Llegaban a la puerta de otra casa: ¿se canta o se reza?

Si decían se canta, pues empezaba la música y se empezaba la puja: -Pues yo doy una peseta por que baile el cura con fulanica, decía uno.

-Pues yo doy tres por que por que sean seguidillas.

-Y yo cuatro por que no baile. También aprovecha­ban que dos no se llevaban bien para emparejarlos, y sino querían bailar tenían que subir la puja. En esa dinámica se desarrollaba el baile de la puja, como se le conocía.

Tradición Oral 127

Page 128: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Como algunos vecinos veían venir a la comitiva, cerra­ban la puerta, y cuando estos llegaban llamando no les contestaban, entonces le cantaban esta cancioncilla:

"A las ánimas benditas no se les cierra la puerta se le dicen que "perdonen" y ellos se van tan contentos".

CONJURO CONTRA LAS TORMENTAS Para protegerse de las tormentas había varios

rituales, como por ejemplo los siguientes:

Se dice que, haciendo esto, quedas protegido para que no te caiga ningún rayo ni te pase ninguna desgracia en días de fuertes tormenta.

-El más pequeño de la casa se tenía que asomar a la puerta de la calle para tirar tres puñados de sal: uno para enfrente y otro para cada lado de la puerta.

-Se sacaba la trébede (estrébedes) en medio de la placeta con las patas para arriba y al lado se ponían las tenazas en cruz. Después de todo esto, se ponían detrás de la puerta a rezar a Santa Bárbara Bendita, persignándose tres veces, hasta que pasaba la tormenta. A la misma vez, cantaban:

Santa Bárbara bendita, en el cielo está escrita, en el aro de la Cruz, tres veces amén Jesús.

128 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 129: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

ANTÓN PIRULERO

Es un juego tradicional no original de esta zona, puesto que en cualquier punto de España ha sido practicado y disfrutado. Hoy en día se sigue jugando con un doble objetivo, uno, el meramente lúdico y, otro, el de usarlo como recurso en el aula para fomentar la atención, el ritmo y, en general la psicomotricidad de los más pequeños.

El objetivo es estar muy atentos a los movimientos del jugador que hará de director (por aquí llamado "madre"), para seguir las directrices que dicha figura marque, ya que, de lo contrario, quien se equivoque, deberá pagar una prenda.

Desarrollo del juego:

• Los jugadores formarán un círculo para que todos se puedan ver entre sí. El número idóneo de participantes es de ocho a diez. Durante el juego se irá cantando esta canción:

Tradición Oral 129

Page 130: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

"Antón, Antón, Antón Pirulero cada cual, cada cual, que aprenda su juego, y el que no lo aprenda pagará una prenda."

Mientras todos cantan, cada uno simulará que toca un instrumento cualquiera, (lo mismo con juegos de manos, gestos, etc..)

El jugador que cumple con las funciones de director (madre) también simula que toca un instrumento. En un momento dado se fijará en uno de los jugadores, y se pondrá a interpretar el instrumento que esté tocando este jugador.

En ese momento el último jugador debe cesar en su simulación, y se pondrá a tocar el instrumento que antes interpretaba el director. Es decir, se intercambiarán los instrumentos.

Esta operación se irá repitiendo hasta que todos los jugadores, menos uno, que será el ganador del juego, se hayan equivocado en los cambios que el director provoque.

Todo aquel que haya pagado una prenda, al final del juego deberá hacer lo que el director le diga para recuperarla.

EL ABEJORRO

Este juego consiste en adivinar quién ha dado el palmetazo en la espalda a uno de los participantes.

130 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 131: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Desarrollo del juego:

• El número de participantes es ilimitado, aunque lo ideal es no más de 6 ó 7.

• Los participantes simularán ser abejorros exaltados, menos uno de ellos que será la víctima de estos insectos dípteros.

• Uno de los participantes abejorros dará un golpe en la espalda, sin ser visto, a la víctima, y ésta se volverá para descubrir quién ha sido.

• Mientras esto sucede, el resto de abejorros imitarán el zumbido de estos animales, con objeto de confundir, "zuuuuuuuuuumm m m m m"

• Si la víctima identifica al abejorro agresor, éste pasaría a ser la nueva víctima, y así sucesiva­mente hasta que se decida acabar el juego.

EL ANILLICO

El objetivo de este juego consiste en adivinar en qué manos ha caído el anillo.

Desarrollo del juego:

• Es recomendable no más de 4 ó 5 participantes para amenizar

• Todos los participantes se sentarán formando un corro, con sus palmas de las manos juntas y un tanto ahuecadas.

• Uno de ellos, actuará de observador para

Tradición Oral 131

Page 132: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

proceder a la solución final del juego.

Uno de los jugadores hará de "madre" (coordi­nador del juego) y, tras colocar en sus palmas cerradas un anillo, irá pasando por el resto de las manos simulando dejar caer en ellas el objeto, pero en realidad, sólo lo traspasará en una de ellas.

Después de soltarlo con absoluta discreción, dirá: -el anillico se ha perdido y de este corro no ha salió, ¿adivina dónde está?

El observador dirá dónde está el anillico, y si acierta qué jugador lo tenía, éste pasaría a ser el nuevo observador.

Y así sucesivamente hasta que se decida acabar el juego.

EL JUEGO DE LOS ALFILERES

Se jugaba en Semana Santa, ya que en estas fechas no había bailes ni se podía cantar.

El juego consiste en adivinar el número de alfileres de punta o de cabeza.

Desarrollo del juego:

• Un número muy reducido de participantes ameniza el juego.

• Se necesita unas matas silvestres con forma de alfiler.

Se colocan en la mano, colocados de punta o

132 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 133: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

de cabeza con la cantidad que se quiera.

El resto de participantes tienen que adivinar si hay más de punta o de cabeza

El que gana se queda con los alfileres.

Y el que pierde paga prenda.

Todo aquel que haya pagado una prenda, al final del juego, deberá hacer lo que el director le diga para recuperarla.

PINZO PIRINZO

Desarrollo del juego:

Se ponen los participantes formando un corro, con las manos abiertas, apoyadas sobre la mesa formando un circulo. El que se queda va dando un pellizco encima de cada mano de los participantes mientras que canta.

"Pinzo, pirinzo, saca la vaca, del veinticinco, la colleja, la bermeja, agárrate niño, a esta oreja"

El que reciba el último pellizco cuando se termine la canción se tiene que agarrar a la oreja del que está al lado de esa mano. El juego termina cuando están todos cogidos de las orejas.

Tradición Oral 133

Page 134: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 135: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 136: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Actualmente es un juego muy utilizado como dinámica para fomentar la confianza en un grupo, recibiendo varios nombres como: "El viento y el árbol" o la "Botella borracha". Se trata de un juego que sirve para fomentar la confianza en un grupo, además de pasar un buen rato.

Desarrollo del juego:

• Varios jugadores hacen un corro con los pies estirados y juntos. Tan pegados que sólo quede en el centro un hueco para que quepa una persona de pie.

• Un participante será el tieso, y su objetivo será permanecer así, de ahí que le llamamos el tente tieso. Su consigna es: pies juntos, manos pegadas al cuerpo y situado en el centro del corro.

• Éste se dejará caer sobre los demás partici­pantes que tendrán que evitar que se caiga al suelo, para lo que tendrán que sacar fuerzas para remontarlo y lanzarlo de nuevo hacia otro sitio, con objeto de que el peso sea repartido entre todos.

• Si en esos vaivenes el tente tieso cayera encima de alguien, perdería su categoría y pasaría a formar parte del corro.

• El juego puede acabar en el momento que decidan los participantes.

136 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 137: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

El objetivo es no reírse ante los demás.

Desarrollo del juego:

• Un Grupo de participantes se sientan en torno a una mesa y van poniendo el puño cerrado uno sobre otro, por orden, hasta formar una torre. Mientras uno dice "puño", el siguiente dice "puñete", y así sucesivamente: puño, puñete, puño, puñete, etc.

• El que la "queda", señalando al puño de la punta arriba, empieza con la primera pregun­ta, y los demás contestan juntos:

-¿Qué hay aquí dentro?

-Una escopetica de oro.

-¿Para qué la quieres?

-Para cazar mariposas.

-¿Con que las arreglas?

-Con aceite y vinagre.

-Pues el primero que se ría

¡que lo pague!

A la voz de "el que se ría que lo pague", se deshace la torre de puños, se inflan los carrillos de la cara con aire, y se golpean con los puños cerrados, dejando escapar el aire por la boca, haciendo peorricas, para provocar la risa al de al lado y, consecuentemente, perder en el juego.

Tradición Oral 137

Page 138: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

UNÍ DONI TRENI

El juego consiste en la sincronización de la canción, con el movimiento de ir contando los dedos de la mano.

Desarrollo del juego:

Mientras se canta se va señalando cada uno de los dedos empezando por el meñique como si estuviéra­mos contando los dedos. Contamos los de una mano y después los de la otra, dos veces. Se tiene que terminar a la par cantando "las veinte son" y contar el último dedo de la mano.

Uni, doni, teni, catoni, quina, quineta, estando, la reina, sentada, en su silleta, vino el rey, apagó el candil, candil, candilón, cuéntalas bien, que las veinte son.

138 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 139: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

POEMAS LOCALES

LA ESTRELLA DEL NORTE

Levantad al cielo las nobles cabezas de nevados rizos hijos de mirada alegre que amáis la tierra donde plantasteis la tienda. para vivir a la sombra que tiene su hospitalidad sublime bandera no os traigo riquezas no os traigo la gloria es humilde mi diestra es oscura mi frente mi sabiduría, es indocta mi lengua; ¡Os traigo la alegría! de flores y estrellas las edades nos van cantando esta nuestra poesía.

Manuel Pérez García

Tradición Dral 138

Page 140: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

POEMA A LAS CUCHARETAS Entre lomas y ramblas adornado por sus cuevas... Entre la vega y el Jabalcón, encontramos un bello rincón llamado "Las Cucharetas"

Será la hospitalidad de sus gentes, o el aroma que desprende... sea lo que sea... es un pueblo "diferente".

En mayo, celebran sus fiestas, las de la "Santa Cruz". San José Obrero les acompaña, esperando a cuchareteros... que vienen de toda España.

Ser de "Las Cucharetas" se lleva en el corazón, y no es ningún atrevimiento decir que ponen todo el sentimiento, para honrar, no sólo a su Cruz, si no a su Santo Patrón.

Son días entrañables, días de diversión... donde se reencuentran las familias, para seguir la tradición.

Se preparan con cariño y se les pone ilusión, para que año tras año... todos los allí presentes, y también los ausentes puedan decir con orgullo a qué pueblo pertenecen!!

Ma Angeles Badrena Pacheco

140 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 141: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

PALABREROS LOCALES

A cada cañada le llega su añada.

A cada cerdo le llega su San Martín.

A Dios rogando y con el mazo dando.

A enemigo que huye, espuelas de plata.

A palabras necias, oídos sordos.

A quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

Abril llovedera llena el granero.

Abril sin granizo, Dios no lo hizo.

Agua de mayo, pan para todo el año.

Agua estancada no mueve molino.

Agua por la Virgen de agosto, quita aceite y agua el mosto.

Agua por San Juan quita el vino y no da pan.

Tradición Oral 141

Page 142: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Al mal tiempo, buena cara.

Alegrías y pesares, te vendrán sin que los buscares.

Allá donde fueres, haz lo que vieres.

Amores reñidos, son los amores más queridos.

Ande yo caliente, ríase la gente.

Año de nieves, año de bienes.

Años pares, abrid los costales, años nones, pocos montones.

Ara con heladas y matarás la grama.

Arco en el poniente, carga el arao y vente.

Ata bien y siega bajo aunque te cueste trabajo.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Azafrán de noche y candil de día, hacienda perdía.

Cuando el río suena agua lleva.

Cuando en marzo mayea, en mayo marcea.

Cuando las barbas de tú vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.

Después de la tormenta, siempre llega la calma.

Dios los cría y el viento los amontona.

El cerro Jabalcón con capas, ni Dios se escapa.

El hombre propone y Dios dispone.

El que quiera saber que se compre un viejo.

El que se casa, casa quiere.

El que tuvo, retuvo y guardo para la vejez.

El Santo, en la peana.

142 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 143: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

En abril no se le toca al trigo en la raíz.

En abril se quema la vieja el mandil.

En abril, aguas mil.

En enero se hiela el agua en el puchero.

En febrero toma la sombra el perro.

En marzo pega el sol como un pelmazo.

En todas las casas se cuecen habas y en la mía a calderas.

Entre calé y calé no cabe la buena ventura.

Febrerillo loco, un día peor que otro.

Hambre que espera hartura no es hambre ninguna.

Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo.

Haz bien y no mires a quién.

La familia y el sol cuanto más lejos mejor.

La ruina de una casa es la vieja por lo que gruñe, y el candil por lo que gasta.

La suerte de la fea, la guapa la desea.

Mañanicas de niebla, tardes de paseo.

Más vale tarde que nunca.

Más vale un vez colorao, que ciento y una amarilla.

Mujer compuesta quita al hombre de otra puerta.

Mujer prevenida vale por dos.

No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

No se puede estar en misa y repicando.

Tradición Oral 143

Page 144: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Para el hambre no hay pan duro.

Por San Andrés mata tu res.

Quien llega tarde, ni oye misa ni come carne.

Sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Ser agradeció es de bien nació.

Si el can viera y el ciempiés oyera, no habría hombre que en el campo los pies pusiera.

DICHOS Y FRASES SENTENCIOSAS

¡A la hora que vienes y la razón que traes!

A burro muerto, la ceba al rabo

A la chita callando.

A la luz de la tea no hay mujer fea.

A lo hecho, pecho.

Aguantar carros y carretas.

Aquí el más tonto hace relojes.

Cada uno arrima el ascua a su sardina.

Cuando Dios cierra una puerta, siempre abre una ventana.

De día no veo y de noche me espulgo.

Dejar al mejor marrano sin bellota.

Eres más flojo que pellejo breva.

144 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 145: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

Eres más gandul que un trillo!

Eres más huraño que un gatillo de pajar.

Eres más pesao que tocino panza.

Es peor el remedio que la enfermedad.

Están cayendo chuzos de punta.

Están como los piojos en costura .

Estar con el alma en vilo.

Estar de lengua en lengua.

Estar en el plato y en las tajas.

Estas siempre con la escopeta carga

Esto está manga por hombro.

Fallas más que una escopeta caña.

Falta el canto un duro.

Mas burro que un arao.

Más largo que la hebra de Mari Moco, que se cosió un traje y le sobro para otro.

Más vale una mala boda que un buen entierro.

No caerá esa breva.

No sabes hacer una "o" con un canuto.

Para lo que me queda que estar en este convento, me cago dentro.

Salí a la calle y me avergoncé, entre a mi casa y me remedié.

Se me caen los palos del sombrajo.

Te crees que todo el monte es orégano.

Tradición Oral 145

Page 146: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

A CAÑETE: Beber directamente de la botella sin tocar con los labios el borde de esta.

A CAREO: Estar sin gobierno de nadie.

A COSCOLETAS: Subirse en la espalda de otro para que te lleve. También se dice "ir a burro"

A CÓSICA HECHA: Hacer algo a propósito.

A MOCO TENDIÓ: Llorar mucho y con intensidad

A PAJERA ABIERTA: Sin preocuparse por los gastos.

A TAJO PAREJO: Se dice cuando se hace algo siguiendo su orden natural.

ABERCOQUE: es un vulgarismo par nombrar al fruto albaricoque.

ABUZARSE: Agacharse sobre el líquido a beber.

AGUILANDO: vulgarismo de Aguinaldo.

146 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Te han puesto como un trapo.

Te mueves más que una espuerta de gatillos chicos.

Tienes el ojo más grande que la tripa.

Tienes más paciencia que un Santo.

Tienes menos luz que un candil a medio día.

Una retirada a tiempo, puede ser una victoria.

Ya está todo el pescado vendido.

Page 147: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

ALBARDA: Aparejo de las bestias (burra, caballo, muías)

ALCANCÍA: Hucha.

ALFERECÍA: usado dentro de la expresión "Me va a dar una alferecía", para referirse que vas a sufrir varios males juntos.

ALIFAFES: Tener achaques, enfermedades pequeñas sin mucha importancia.

ALMOSTRA: Cantidad de algo que coge dentro de las dos manos juntas.

AMAGAR EL LOMO: Agacharse, doblarse para hacer algo.

ANCA: Cadera

APARGATARSE: Conseguir una buena posición eco­nómica.

ARDIL, TIENES UN: Buena rapidez para hacer algo.

ARGUNERO: Palo largo con la punta en V para atizar el fuego del horno.

ARREGOSTARSE: Tumbarse todo lo cómodo que se puede o acostumbrarse a algo bueno sin mucho esfuerzo.

ARREMPUJAR: vulgarismo del verbo empujar.

ARTESA: Recipiente largo y grande de madera donde se hace la masa del pan.

ASTIL: Mango de madera del azadón, azadilla, etc.

ATERA: Recogida, que no malgasta.

ATROJE: vulgarismo de la palabra troj o troje: espacio limitado por tabiques donde se almacena la cosecha.

ATUFARSE: inhalar monóxido de carbono emanado, normalmente, de los braseros de gas o carbón.

Tradición Oral 147

Page 148: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

AVIAO, ESTAS: expresión irónica para indicar que alguien no ha hecho las cosas bien.

AZOGUE: del verbo azogar en el sentido coloquial de turbarse o agitarse mucho.

BADIL: Recogedor.

BARREOR: Palo largo con trapos en la punta para mover las brasas en el horno.

BERJANA: una clase de hierba.

BERRINCHE: Enfado grande.

BESANA: es una porción de tierra de labranza. Tam­bién el primer surco que se hace en la tierra cuando se empieza a arar.

BICHA: Nombre que recibe la zorra, como Jajpa o Maria

BORNEO: en el sentido de dar un paseo rápido.

BRAZAL: Un ramal de agua que se desvía de la acequia para regar.

BRINZAS: Semillas de tomates y pimientos.

CAGUETA: tener diarrea. En sentido figurado se aplica a la persona miedosa.

CALABOBOS: lluvia fina.

CAPOTA: Alcaparra.

CAPOTA: Alcaparra.

CARDO CUCO: Planta. En sentido figurado, se utiliza para calificar a alguien de pillo.

CARRIGÜELA: Mata rastrera. En sentido figurado se utiliza para calificar a alguien que es mala persona.

CARRUCHA: Polea.

148 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 149: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

CEAZO: vulgarismo de la palabra Cedazo.

CELEMÍN: Medida antigua.

CHARNAQUE: Construcción ligera con cuatro palos y techo cubierto de rastrojo, para secar encima al sol los tomates, higos, pimientos, etc. Para tomar la sombra con los vecinos.

CHISQUERO: Mata conejos, encendedor con mecha y piedra, funciona a golpe de mano.

CHUCHURRÍO: Feo, que no tiene un aspecto lozano. Sinónimo de marchito.

CORNIJAL: esquina de un terreno.

CREIDA-O: Persona que es presumida y un poco vanidoso-a.

CUERVA: sinónimo de sangría.

CULEBRINA: Relámpago.

CURCUSILLA: Rabadilla.

CURIANA: Cucaracha.

CUSCURRO: Trozo de pan duro y pequeño.

DAR ESCARTE: explicación sobre un tema.

DAR POR SACO: Molestar mucho.

DE ENCOMEDIO P'ARRIBA: De la mitad para arriba.

DE ENCOMEDIO PA CA: De la mitad para acá.

DECEOMO: Sucio, marrano. "Tira que vas hecho un deceomo".

DESABRIÓ, DESABORIO: Antipático.

DESANCHAO: aplicado a una persona que es un poco engreída.

Tradición Oral 150

Page 150: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

DESFARAFUSTE: Desorden.

EMBOLICAR: Liar, echar la culpa a otro. "Te han em-bolicao a ti ese cuento".

EMPANZOCADO: Hincharse de beber agua u otro líquido.

EMPEDIN: Mancha pequeña en la piel, sobre todo en la cara, de un tono más claro que el resto.

EMPENTARSE: Apoyarse en algo.

EMPERIFOLLARSE: Arreglarse y ponerse adornos, joyas,etc.

EMPERRARSE: Encabezonarse.

ENCANARSE: Hacer algo repetido sin poder parar, como reírse, cantar etc.

ENCANGRENAO: Muy enfadado.

ENGAÑAFARON: se arañaron, tiraron de los pelos, de la ropa etc.

ENROBINARSE: Oxidarse.

ENSANCARSE: Tener el cuerpo dolorido por un sobre esfuerzo.

ESCALABRARSE: tener un accidente.

ESCANDALERA: Varias personas hablando fuerte o gritando a la vez.

ESCANDILARSE: vulgarismo de la palabra encandilar.

ESCARCULLAR: Registrar lo ajeno.

ESCAVTLLAR: Escavar. Quitar las malas hierbas con un escavillo.

ESCAVILLO: azada pequeña.

150 Retales da la Historia: Las Cucharetas

Page 151: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

ESFARARSE: Resbalarse.

ESFARATAR: Deshacer, desbaratar.

ESJONZAO: Muy cansado, hecho polvo.

ESNUCLARSE: vulgarismo de la palabra desnucarse.

ESOLLAO: vulgarismo de la palabra despellejado.

ESPATARRARSE: Separar las piernas. Hacerse fuerte.

ESPIZCAR: Desmigar. Hacer trocitos algo.

ESPORTILLARSE: Romperse una cosa por un lado y seguir siendo útil.

ESTAR HECHO CARBONATO: Estar muy cansado.

ESTREBES: vulgarismo de la palabra trébede. Accesorio de hierro de tres patas que se coloca sobre el fuego para apoyar sartenes, cazuelas o similares.

ESTURREARSE: Derramarse. No seguir las normas establecidas.

FARFOLLAS: Las hojas que envuelven a las panochas.

FICHAR: en sentido figurado de ver.

FLIS: Por extensión, insecticida para moscas y mos­quitos.

FLORES: Palomitas de maíz.

FOLLONERO: Persona que le gusta formar bronca; también hacer bromas, fiesta, etc.

GALILLO: Garganta.

GAMELLA: Tronco hueco dónde se le ponía la comida a los animales.

GARBILLO: Criba clara, que dejaba pasar bastante.

GOLER: Chismorrear, enterarse de cosas ajenas.

Tradición Oral 151

Page 152: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

GUISCAR: Provocar a una persona para que se enfade.

GUITA: Cuerda de esparto hecha a mano.

HELOR: Frío de hielo.

HOGAÑO: Del latín hoc anno, para referirse al año en que estamos.

JICARA: Porción pequeña cuadrada de la tableta de chocolate.

LAERO: Terreno con pendiente muy pronunciada.

LAMPARÓN: mancha grande en la ropa.

LEJA: Repisa en la pared, comúnmente delante del fuego. Vasar.

MANDIL: Delantal.

MARAÑA: Hacer trampa en el juego. Lío, embrollo.

MATAURA: forma coloquial de matadura: aporreadu­ra, herida leve.

MEJENDERO: Columpio infantil.

MELÓN DE AGUA: Sandía.

MELÓN DE PAN: Melón.

MERCAR: Comprar.

MIAJA: Un poco de algo. "Ten una miaja de jamón"

MISTOS: Cerillas.

MOLLAS: Trozos pequeños de pan.

PANIZO: Maíz.

PANOCHA: Mazorca de maíz.

PARÉELA: Servilleta o paño de cocina.

PATULEA: Grupo de muchos niños juntos.

152 Retales dB la Historia: Las Cucharetas

Page 153: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

PERILLA: Bombilla.

PESAUMBRE: Pesadumbre, regomello, malestar por algo.

RAEDOR: Rodillo de madera que se pasa por encima de la media fanega cuando se mide el grano, para que la medida sea buena.

RANZAL: Cuerda con la que se ata un animal.

RASERA: Espátula de hierro grande para hacer las migas.

RECALCAR: Repetir lo mismo.

RECOGERSE: Volver a casa después de estar jugando, de estar de fiesta, del trabajo, etc.

REGOMELLO: No estar tranquilo con algo y seguir dándole vueltas al asunto.

RENEGRIO: Ennegrecido.

REPITAJO: Cuando falta poco para terminar un tarea del tipo que sea.

RESOL: Donde da el sol indirectamente.

RETESTINAO: Muy sucio, que no hay forma de esclarecerlo.

REVIEJOS: La parte seca de las atochas que prende el fuego muy rápido.

REVIEJUO: Persona con comportamiento o apariencia de mayor.

ROAL: Parcela, trozo de tierra.

SINQUIETO: Que no para.

SOGA: Cuerda.

SOLANA: parte alta de la casa, donde da más el sol.

Buhardilla, sobrado, doblado...

Tradición Oral 153

Page 154: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

TABAQUE: Cesto de mimbre, que hace de costurero.

TENDÍO: Trozo de tela de algodón con el que se cubre el pan antes y después de sacarlo del horno; en las ma­tanzas, en el embotello, etc.

TOCA: Servilleta o paño de cocina.

TRASPAJAZO: Caída aparatosa.

ZAFA: Palangana.

ZAFRA: Embase grande de latón o hierro donde se guardaba el aceite que se consumía a lo largo del año hasta la próxima cosecha.

ZAGAL, A: Niño, a.

ZANGALITRON: Niño adolescente.

ZANGUANGO: Adolescente sin muchas virtudes para nada.

ZARCILLOS: Pendientes.

ZORRERA: Abundante humareda.

154 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 155: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

RECUPERANDO TRADICIONES

En las pasadas fiestas, se hizo un esfuerzo impor­tante por recuperar la costumbre que desde hace unos treinta años había desaparecido, "vestir la Cruz".

Con sólo una idea, con cuatro abuelos y otros cuatro niños se puso en marcha el proyecto y se empezó a trabajar. Poco a poco se fueron uniendo más personas al equipo de trabajo, vecinos del propio anejo y de Cor­tes de Baza, con un grupo de niños que participaron con sus trabajos de manualidades. Con gran trabajo y la colaboración desinteresada de todo el mundo se consiguió lo deseado.

Se eligió una nave donde se cubrieron las paredes de papel y tela para recrear varios ambientes. La Cruz recreando ser trasladada por una pareja de gitanos, haciendo un descanso en el camino, para repo­ner fuerzas con unas buenas migas con tajas, su boca efe vino, la guitarra etc.

Se hizo una exposición de fotografías en blan­co y negro- "Una ventana abierta al recuerdo", -con la que se vivieron momentos muy emotivos. Cuidaron hasta el más mínimo detalle como si de una escena real se tratase.

155

Page 156: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González

El trabajo y esfuerzo mereció la pena, con gran éxito se consiguió evocar aquella imagen desaparecida, ver la Cruz vestida de nuevo.

En otro apartado se hizo lo que seria una salita de estar con su radio, una máquina de coser, etc.

Rescato del anonimato de todas esas personas que lo consiguieron, a Mari Cruz Cánovas Lázaro, por su papel de estar pendiente siempre, aun descui­dando su vida personal.

Mencionar este hecho, sirve como ejemplo para que en futuros años no caigan en el olvido nuestras tradiciones.

156 Retales de la Historia: Las Cucharetas

Page 157: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 158: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 159: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González
Page 160: El libro de las Cucharetas - Mª del Carmen Cánovas González