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2012 REVISTA MENSUAL AGOSTO El 11 de julio es día del minero, un pretexto ideal para viajar en el tiempo y recordar a aquellos que jugaron al balompié por primera vez en México, según la versión oficial de los historiadores. El hecho es que el futbol mexicano, introducido en la región de las minas hidalguenses, tiene orígenes córnicos. Para eso debemos conocer un poco sobre la cultura Cornish, traída por los mineros que llegaron, en una fabulosa aventura, desde Cornualles hasta Real del Monte. Les aseguro que así, por lo menos, la escasa historia de los albores de este deporte en nuestro país tomará sentido y nos obligará a seguir hurgando en otras regiones donde se pelea la potestad del juego. Cornualles (Cornwall en inglés; Kernow en córnico) es el ancestral escenario donde se desarrollaron las leyendas del Rey Arturo. Es el fin de la tierra para los antiguos habitantes de la isla británica (en córnico Penn a Wlas y en inglés Land’s End) que se recorta, tajantemente, ante el embate del mar Céltico y el Canal de la Mancha. Es territorio de celtas por lo tanto hay misterios, magia, misticismo y rebeldía en su pasado, presente y futuro. Pero también es un ducado de la Corona Británica, por lo que el 2% del territorio le pertenece al efímero príncipe Carlos. sigue p. 2 De Cornualles a Real del Monte EL FUTBOL DE LAS MINAS HIDALGUENSES TIENE ORÍGENES CÓRNICOS. YO FUI, YO SOY LOS GENES DEL JEFE LA EMBESTIDA DEL BÚFALO EL OTRO LADO DEL BALÓN POR ENRIQUE BALLESTEROS EN CONTRAPORTADA: ÍNGUESU, DEL MAESTRO ENRICO CHAPELA

El otro lado del balón Magazine Agosto

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Revista mensual de historias de futbol: De Cornualles a Real del Monte, Calaca II, Helmut Rahn, Buff Donelli e Ínguesu.

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Page 1: El otro lado del balón Magazine Agosto

2012 R E V I S T A M E N S U A L AGOSTO

El 11 de julio es día del minero, un pretexto ideal para viajar en el tiempo y recordar a aquellos que jugaron al

balompié por primera vez en México, según la versión oficial de los historiadores. El hecho es que el futbol mexicano, introducido en la región de

las minas hidalguenses, tiene orígenes córnicos. Para eso debemos conocer un poco sobre la cultura Cornish, traída

por los mineros que llegaron, en una fabulosa aventura, desde Cornualles

hasta Real del Monte. Les aseguro que así, por lo menos, la escasa historia de los albores de este deporte en nuestro

país tomará sentido y nos obligará a seguir hurgando en otras regiones donde se pelea la potestad del juego.

Cornualles (Cornwall en inglés; Kernow

en córnico) es el ancestral escenario donde se desarrollaron las leyendas del Rey Arturo. Es el fin de la tierra para los

antiguos habitantes de la isla británica

(en córnico Penn a Wlas y en inglés Land’s End) que se recorta, tajantemente, ante el embate del mar

Céltico y el Canal de la Mancha. Es territorio de celtas por lo tanto hay misterios, magia, misticismo y rebeldía en su pasado, presente y futuro. Pero

también es un ducado de la Corona Británica, por lo que el 2% del territorio le pertenece al efímero

príncipe Carlos. sigue p. 2

De Cornualles a Real del Monte

EL FUTBOL DE LAS MINAS HIDALGUENSES TIENE ORÍGENES CÓRNICOS.

YO FUI, YO SOY LOS GENES DEL JEFE LA EMBESTIDA DEL BÚFALO

EL OTRO LADO DEL BALÓNPOR ENRIQUE BALLESTEROS

EN CONTRAPORTADA: ÍNGUESU, DEL MAESTRO ENRICO CHAPELA

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Desde tiempos muy remotos, Cornualles fue la principal fuente de abastecimiento de estaño para las

civilizaciones antiguas del Mediterráneo y por eso cargaron con la fama de ser los mayores mineros del mundo. Pero en el fin de la tierra

se agotaron los minerales y por eso tuvieron que emigrar. ¿A dónde? Un grupo partió rumbo a Oceanía, otro

se dirigió al Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) y el resto cruzó el Atlántico para llegar a América. Fue

así como llegaron a México y aprovecharon el triunfo de la independencia en 1821 para sumirse en las abandonadas entrañas de los

montes, ricas en minerales.

La expedición para traer las fantásticas máquinas mineras a Real

del Monte, en particular, fue una de las más grandes epopeyas de la historia mundial de la minería. Se le

conoce como “La Gran Marcha del Grupo de Transporte”. El viaje se realizó entre 1825 y 1826. Cuatro barcos – el Melpomene, el General

Phipps, el Sarah y el Courier – transportaron a los primeros mineros de la compañía Minera Real del

Monte y también cargaron las mil quinientas toneladas de equipo tecnológico entre las que venían

nueve máquinas de balancín Cornish con sus correspondientes calderas.

Zarparon de Falmouth (Aberfal en córnico) pero al llegar al Veracruz les

denegaron la entrada. San Juan de Ulúa todavía era una guarnición española.

Desembarcaron en la playa de Mocambo y tardaron ocho semanas en la descarga de las máquinas. Ahí

mismo murieron 26 emigrantes, que padecieron por las fiebres o en accidentes originados en los trabajos de maniobras. Para los historiadores,

fue así como inició la revolución industrial en Latinoamérica.

Para llegar a Real del Monte fue otra

aventura. Tardaron un año en recorrer los 400 kilómetros que había entre las costas del golfo y las minas de plata, situadas a tres mil metros sobre el nivel

del mar. Por fin, los primeros llegaron el 1 de mayo de 1826. Sonaron las campanas, tocaron las bandas música.

Hubo fiesta. Ese día, el pequeño pueblo empezaría a tomar la forma de las ciudades de Cornualles y por lo tanto,

también empezaron a ponerse en prácticas las costumbres de los valientes viajeros.

A doce kilómetros de Pachuca, justo en

donde los otomíes llamaban Maghosti o paso alto, a más de 2700 metros sobre el nivel del mar, y en donde el corazón

de los montes estaba hecho de plata, está Real del Monte. Gran parte de sus 13 mil habitantes viven del turismo. Es

un escenario de ensueño. Lleno de historias fantásticas. Los techos de sus casas están hechos con la lamina de los botes de aceite que se utilizan en las

minas. Dicen que parece un pueblo inglés y cómo no va a parecerlo si durante 100 años fue un punto de

conexión con los británicos, y como ya mencionamos, con los habitantes de Cornualles.

Los pastes son el legado córnico que sintetiza esta fusión cultural. Es el alimento de los mineros. Carne preparada con papas y envuelta en una

masa de hojaldre. Una empanada horneada, al final de cuentas. Y así le llaman los argentinos a su empanada de

carne, que tiene un origen similar, pero en Real del Monte son pastes.

Los mineros ingleses hicieron tan suyo

este pasó alto en la montaña que durante la época de la intervención francesa, los mineros de Real del Monte tomaron partido y apoyaron a los

Nuestro futbol llegó del fin de la tierra

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grupos de ataque de la guerra de guerrillas que le hacían frente al batallón imperial que custodiaba la

ciudad de Pachuca. Con el Porfiriato llegó el ferrocarril, la energía eléctrica y el quehacer ocioso de un país en paz. Al generoso mineral también habían

llegado mineros de otros lugares de Inglaterra. Algunos fueron trabajadores de la Thames Ironworks, la metalúrgica

en donde nació el equipo West Ham. Las opciones para divertirse en los tiempos libres eran el novedoso

cinematógrafo, las carreras ciclistas, las peleas de gallos, entre otras actividades. Pero los hombres de las minas tenían sus costumbres y el relato

nos dice que ellos organizaron el primer equipo de futbol, en noviembre de 1900: el Pachuca Athletic Club.

Hoy en día, en Cornualles destaca el rugby por encima del futbol. En esa parte de la isla, la Premier League no

tiene representantes. Incluso, ahí juega un equipo que está considerado como el peor del mundo: el Madron FC. Esta oncena córnica participa en la Mining

League de Inglaterra (la décimo tercera

categoría partiendo de la Premier League). Entre 2010 y 2011 perdieron 30 partidos de forma consecutiva con

marcadores tan escandalosos como un 55-0, cuando jugaron frente al Illogan Res. En diez jornadas ya tenían más de doscientos goles en contra.

Pero un poco más de cien años atrás, muchos de los mineros que formaron al primer equipo organizado,

exclusivamente para jugar al futbol en México, eran de esa parte del mundo. A aquellos que vinieron de Cornualles

se les debe el arranque de la revolución industrial en México, así como el resurgimiento de la minería, los pastes, el futbol y hasta la lucha libre, que está

tan arraigada en el estado de Hidalgo.

Recordemos a los mineros este 11 de julio y por asociación, porqué no, a los

pioneros del futbol mexicano: Charles Dawe, John Dawe, James Bennetts, John Bennetts, William Blamey, Richard

Sobey, William Bragg, William Thomas, Percy Bunt, Lionel Bunt, Albert Pangelly y William Pengelly. Un verdadero “Cornish Team”.

Los hombres de las minas tenían sus costumbres y organizaron el primer equipo de futbol

POSTALES

LAS MINAS DE REAL DEL MONTE

MADRON FC

LAND’S END, CORRNUALLES

PANTEÓN CÓRNICO DE REAL DEL MONTE

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Hay un hombre empecinado en corresponder a un gesto noble de un ídolo en apuros. Insiste en tocar todas

las puertas que existen para que, por lo menos, no se le olvide. Cuenta que de joven formó parte de aquel Atlante setentero que logró volver a primera

división, sin otra cosa que lo que cada jugador podía poner, cuando la elegancia y la técnica depurada, acaban

estorbando al corazón de un equipo que hasta tuvo que rentar balones para entrenar. El hombre empecinado era

conocido, por muy pocos, como “El Pelos”. El ídolo en apuros fue bautizado por Ángel Fernández como “Calaca II”, por ser homónimo del célebre

mundialista, José Luis “Calaca” González.

“El Pelos”, quien se llama Javier Lazcano

Guadarrama, ha sido atlantista toda su vida. Su agradecimiento eterno a José Luis González Arzola tiene una razón

de ser. Cuando él era un novato, en un interescuadras, Arturo Zárate le acomodó un descontón que le perforó el pómulo izquierdo. Nadie fue en su

auxilio, de momento. El agresor lo miró con desdén mientras de su herida brotaba sangre sin parar. En eso llegó

uno de los pesados del equipo. Era el

“Calaca II”. El “Viejo” Artero, masajista y una especie de curandero sabio, también, acudió en su auxilio. Y entre

los dos consolaron a Lazcano. La solidaridad del futbolista estrella y las pomadas mágicas del “Viejo” provocaron que la herida del muchacho

sellara un pacto de agradecimiento para siempre.

Por eso nos quedamos de ver en

Temoaya, un municipio mexiquense cercano a Toluca y situado en donde la sierra arranca su pendiente. Ahí

sobrevive José Luis a un cúmulo de enfermedades y conflictos que él mismo se buscó cuando le dio por sentirse guapo. “Yo soy José Luis

González Arzola”, me dice, cuando nos sentamos a platicar al pie del marco de un llanito de San Mateo Atenco, en

donde, esa tarde, arrancó su escuela filial del Pachuca, literalmente con cuatro clavos en la bolsa, para poder

colocar la manta que promociona al lugar. Su rostro está iluminado por un sol que está a punto del ocaso. Sus pequeños ojos brillan y avisan que la

emoción acabará por humedecerlos al terminar cada relato del pasado y del presente. El futuro lo dejaremos

pendiente, por el momento.

“No conviví con mi papá. De hecho yo viví con mi abuelita y con mi tía. Ellas fueron las que me criaron porque yo no

conocí a mi mamá, tampoco”, relata sin escatimar. El pequeño miraba la televisión y se veía jugando en las canchas. “Tuve que vender tacos, di

grasa (fue bolero o lustrador de calzado), tiraba basuras. Yo le buscaba. Siempre he sido un luchador, hasta la

fecha”, se sincera.

José Luis se cruzaría con la oportunidad de ser futbolista cuando su sueño

infantil se había esfumado. Fue cuando trabajaba en la Conasupo (la paraestatal que se encargaba del sistema de abasto y seguridad alimentaria en México),

descargando costales de frijol, a pie de vía del ferrocarril, cuando viejos atlantistas, como el Chato Sierra, que

trabajaban ahí, le dijeron que se fuera a probar. Por lo menos en la liga llanera donde jugaban, sobresalía con

distinción. Además, los músculos y huesos de su cuerpo delgado, acabaron siendo fortalecidos por el arduo ejercitamiento de su lomo cargador. El

equipo azulgrana pasaba por uno de los capítulos más complicados de su historia. Estaba en la segunda división.

Lejos del glamour y rentando balones para entrenar en la semana. Ahí empezó a jugar. Desde abajo.

El llano de San Mateo Atenco está rodeado de escuelas y algunas tierras de cultivo. Toluca ha devorado el valle y la zona metropolitana se extiende sin

remedio. José Luis quiere que los niños de la región tengan una oportunidad de divertirse, primero, y si tienen

cualidades, él mismo se pondrá de ejemplo para que, por lo menos, no se repitan esos errores que le siguen

metiendo el pie, a pesar de que no ha vuelto a beber y que ya no tiene dinero para el despilfarro.

Yo fui, yo soy

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JOSÉ LUIS GONZÁLEZ “C ALAC A I I”

Los orígenes del Calaca II son muy claros. Tenía lo mínimo indispensable para afrontar la vida. Ni siquiera soñó en llegar tan lejos por eso cuando lo tuvo todo se volvió loco y se

sintió tan guapo que hasta se compró ocho automóviles de un jalón. “Decían que era agrandado pero yo nada más llegaba en mi Grand Marquis con una güerota al lado”.

Imaginen que cuando José Luis cargaba costales le pagaban

tres mil pesos y de futbolista empezó a ganar tres millones. Acostumbrado a subsistir sin nada, cuando tuvo todo se ahogó.

Después del mundial México 1986, el Calaca II se deprimió tanto por no haber sido llamado a la selección que pensó en el autoexterminio. Quería morirse, pero escogió la vía larga.

Con esas escalas que te dan las crudas, la falta de dinero o de valor para comprar un arma y pegarse un tiro, y la propia inercia de la vida que hace que el corazón siga latiendo aunque tú no quieras. José Luis jugaba muy bien a la pelota. Si

bien estuvo a punto de ser campeón en 1983 con el Atlante y perdió aquella final en penales contra los Tigres, su trayectoria lo define como un jugador que marcaba

diferencias. Pero cuando se sintió excluido y tomó esa vía

larga de los tragos, llegó a ese parteaguas de su vida que le obliga a decir: yo fui, yo soy.

Esa tarde calurosa en que convivimos, fue una tarde que se

fue dando hablando de la vida. Al Calaquita le cuesta trabajo reponer las fuerzas que le quita la diabetes. Hace seis años, una muela infectada le provocó un paro cardiorespiratorio que lo tuvo en coma y con los peores pronósticos. Hoy, un

glaucoma le ha estado consumiendo la visión periférica. Pero ya puede aunque sea trotar unos metros, que para él son síntoma de que las cosas van por buen camino.

Mientras tanto, El Pelos observa y escucha todo. Lleva años auxiliando a su amigo y correspondiendo a ese gesto generoso del futbolista estrella. A Javier la vida lo trata con

severidad. Su situación personal le quita el sueño. Pero su agradecimiento es un pacto de honor y ante tal compromiso empeñado, hay que ponerse de pie.

Si quieres y puedes ayudar al Calaca II, escríbele a Javier

Lazcano a [email protected]

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Pasó más de medio siglo para que aquel gol del milagro, personificado por Helmut Rahn, y designado, en una

metáfora, como el momento verdadero del nacimiento de la República Federal de Alemania, cobrara sentido. “Der boss” (el jefe) nunca fue el alemán de

molde, con rasgos helados ni con el estereotipo del nazismo que acompañó a los derrotados en la guerra durante

décadas. El gol metafórico, el segundo de los dos que marcó en la final, sirvió para que una nación se perdonara a sí

misma y resurgiera ante la atenta mirada de los vencedores, pero el perfil del personaje vendría manifestándose mucho tiempo después, por lo menos

en un campo de futbol. De forma directa, sus genes integrarían la Mannschaft de la actualidad (inicios de

la segunda década del siglo XXI).

La irregularidad del bohemio goleador no le gustaba a Herberger . Si los telegramas eran parcos, aquel con el

que le convocó Sepp a la selección nacional llevaba sólo las palabras necesarias para que Helmut viajara en avión, desde Montevideo hasta Berna, e

integrara, de último momento, el equipo campeón del mundo, en 1954.

Era un tipo solitario, muy tranquilo,

amarrado al lugar donde nació (Essen, a las orillas del rió Ruhr), descendiente de mineros, bebedor, fumador, con cara

regordeta e inflada, poseedor de un humor lacónico que le hacía pronunciar palabras breves pero ingeniosas. Como muchos de los héroes del futbol, era un

antihéroe en la vida real. Pero a la gente le gustaba que él era como ellos. Porque se lo podían encontrar por la

noche, en la taberna o en algún lugar común, y le podían dar una palmada en el hombro a ese futbolista que al día

siguiente los maravillaba con su desempeño en el estadio, o bien, que acabara chocando su automóvil en un accidente de tránsito con

consecuencias al terminar las tertulias.

LOS GENES DEL JEFE

HELMUT RAHN

DER BOSS

SEPP HERBERGER LO LLAMÓ A ÚLTIMA HORA

EL MILAGRO DE BERNA

EL GOL A LOS HÚNGAROS

ERA UN TIPO SOLITARIO, MUY TRANQUILO, AMARRADO AL LUGAR DONDE NACIÓ.

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Nunca vivió de la fama. Si acaso aceptaba las cervezas que le invitaban en las tabernas mientras relataba, en

corto, como había vivido aquel par de goles que les anotó a los húngaros imbatibles hasta ese día. Cuando la gesta del 54 se llevó a la gran pantalla

en “El milagro de Bern”, Helmut no quiso participar como asesor de la película y se hizo a un lado. Los

escritores tuvieron que perfilar al jefe como el amigo de un niño que se convirtió en el padre sustituto del

muchacho, quien ya le había guardado luto a su verdadero progenitor, desaparecido en el frente ruso, durante la segunda guerra mundial.

Amigo y padre (sustituto) de un niño que significaba la esperanza de una nación devastada y condenada por el

mundo. Eso representaba Rahn en la película, con todos sus defectos. Porque lo pintaron como un tipo rebelde,

respondón, alegre, inquieto, ansioso y bebedor. Puskas dijo que aquellos alemanes “jugaban echando espuma por la boca”, insinuando un posible dopaje

que desató un escándalo muchos años después. Pero la figura de Rahn

nunca perdió ese cariño popular que despertó con sus goles y con su forma de ser.

Después de aquella selección del milagro, en donde Herberger

seleccionó a aquellos que cumplían a rajatabla con sus estándares, a

excepción de Rahn, la Mannschaft adquirió un estilo poderoso y rígido. El equipo jugaba al futbol

como si fuera una maquinaria. Hombres con una fortaleza

sobresaliente. Disciplinados. Guerreros. Mentalizados. Fríos. Calculadores. Ese era el sello de

los equipos nacionales alemanes, aunque por ahí se llegó a colar un personaje que trató de emular a Rahn: Gerd Müller llegó a

romper la marcialidad futbolística de los germanos pero

también rompió redes sin consideraciones y logró el segundo título

mundial, en casa, veinte años después del milagro.

En 1990 Alemania

levantó su tercera Copa del Mundo con su estilo basado en ese

poder y determinación. Y en 2006 volvieron a ser

sede del mundial y a partir de entonces los apellidos de los integrantes de la

Mannschaft reflejaron

la multiculturalidad de una nación que de nueva cuenta lidera en todos los sectores del planeta. Jugadores de

origen polaco, turco, tunecino, español y ghanés integran el equipo nacional. Es aquí en donde se da un relevante y romántico enlace genético entre

Helmut Rahn y el significado de una nación que nació, dice la metáfora, con el gol del milagro. Jerome Boateng, hijo

de padre ghanés y madre alemana, es sobrino nieto de “der boss”.

Si la primera metáfora provocó que

Alemania se perdonara a sí misma de las atrocidades del nazismo, esta segunda metáfora, la de los genes de Rahn, consolida el rumbo de una nación

que vuelve a romper sus moldes rígidos, por lo menos en el terreno de juego.

Helmut Rahn nació el 16 de agosto de 1929 y murió el 14 de agosto de 2003. Pretextos más que suficientes para

recordar al jefe en la quincena del octavo mes.

Rahn nunca perdió ese cariño popular que despertó con sus goles

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FOTOS DE ESTE AÑO

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Si Landon Donovan ha sido el azote de los mexicanos en los últimos años, en 1934 los goles de un solo hombre

nos dejaron fuera de la Copa del Mundo, estando ya en Roma y con boletos de vuelta programados para el término de la competencia. Aldo

"Búfalo" Donelli ha sido un fantasma que pocos invocan en esta rivalidad con los vecinos, tal vez porque lo que

hizo fue una lección que nunca hemos podido aprender.

"Buff" Donelli nació el 22 de julio de

1907, en South Fayette Township, Pennsylvania. Al ser hijo de inmigrantes italianos, ya traía el futbol en los genes. En 1925 empezó su

trayectoria con el Morgan F.C.; después pasó al Cleveland Slavia, luego al Curry Silver Tops. En 1936

jugó con el Heidelberg SC y dejó las canchas con el Castle Shannon en marzo de 1938, para hacer historia en

el futbol americano.

Un 25 de mayo de 1934, en el estadio Fascista de Roma, el "Búfalo" nos embistió con todo su poder. El

partido eliminatorio definitivo contra los Estados Unidos se jugó en Italia, país sede de la Copa del Mundo y

lugar de origen de los ancestros del atacante. Donelli le anotó cuatro tantos a la selección mexicana. Y así,

con un cuatro a dos en contra, México quedó fuera del mundial y todo el equipo nacional se quedó mirando la competencia desde las

gradas, porque los federativos nunca imaginaron la prematura eliminación y ya habían pagado el viaje completo,

cuadrando las fechas de vuelta con las de la finalización del certamen.

Hablar de Aldo Donelli significa traer

e invocar muy malos recuerdos. El asunto se trató de olvidar con el silencio. Pero el "Búfalo" escribió su propia historia y no solo en este

deporte. También jugó en los emparrillados y se convirtió en un coach legendario. Fue halfback. Era un

corredor excepcional y también se encargaba de patear los puntos para su equipo colegial, el de la Universidad de Duquesne, en Pittsburgh, Pennsylvania.

En la NFL jugó y entrenó a la vez, con Pittsburgh Steelers. También se enroló con Philadelphia Eagles.

Como entrenador estuvo con Duquesne University, Columbia University, Boston University, y en la

NFL, con Pittsburgh Steelers y Cleveland Rams. Por cierto, a este último equipo lo dirigió cuando volvió de la guerra. "Buff" Donelli fue

reclutado por la armada estadounidense y estuvo en batalla, por un breve lapso de tiempo, durante la

Segunda Guerra Mundial.

En 1954, fue ingresado al Salón de la Fama del futbol soccer de los Estados

Unidos. Al retirarse del futbol americano, se desempeñó como publirrelacionista de la PGA y se la pasaba viviendo en Boston, Pittsburgh y

Fort Lauderdale, donde falleció el 9 de agosto de 1994, a los 87 años.

La historia del "Búfalo" Donelli es de

esos relatos de los que nadie quiere acordarse porque aun duele la derrota de Roma, el punto de partida de una

rivalidad futbolística absoluta, en el norte del continente americano.

La embestida del Búfalo

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DEL MAESTRO CHAPELA

En un poema sinfónico se enfrentan las maderas contra los metales. Es una obra del maestro Enrico Chapela cuyo título

simplifica el típico ambiente de los estadios de futbol mexicanos: Ínguesu.

La partitura está inspirada en la final de la Copa Confederaciones de 1999,

aquella gesta en donde México venció a Brasil en el estadio Azteca.

Cuauhtémoc Blanco es el Piccolo,

Arellano y Palencia son las flautas. Abundis y Ramón Ramírez, los oboes. Zepeda el corno inglés. Carmona y Villa

los clarinetes. Rafa y Claudio los fagots y Jorge Campos el contrafagot.

Por Brasil, escuchen a las trompetas, son Ronaldinho, Beto, Ze Roberto y

Vampeta. Roni, Alex, Conciencao y

Emerson son los cornos. Serginho y Odvan son trombones. Joao Carlos, el trombón bajo. Dida es la tuba.

Cada que suena el arpa es Manuel Lapuente dando indicaciones, mientras que Luxemburgo dirige a piano.

Todas las cuerdas representan a miles

de gargantas clamando en las tribunas los gritos, las burlas, y las mentadas tan típicas del estadio Azteca.

El futbol es parte de nuestra identidad. Así nos expresamos los mexicanos. Así se interpreta el futbol a través de una

de las bellas artes más exquisitas como lo es la música.

Ínguesu cuenta una gesta heroica, Ínguesu es música clásica. Ínguesu es

universal.

Ínguesu, poema sinfónico del futbol mexicano

AQUELLA FINAL

EL 4 DE AGOSTO DE 1999, MÉXICO Y BRASIL DISPUTARON LA FINAL DE LA

COPA CONFEDERACIONES MÁS

EMOCIONANTE DE LA HISTORIA.

FUE UN 4-3 INOLVIDABLE,

CON ANOTACIONES DE MIGUEL ZEPEDA (2), CUAUHTÉMOC BLANCO Y JOSÉ

MANUEL ABUNDIS PARA MÉXICO Y DE SERGINHO, RONI Y ZÉ ROBERTO PARA

BRASIL.