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EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE PAULO FREIRE El pensamiento de Paulo Freire se construyó no solamente en función de las necesidades culturales, sino también sobre todo, de un compromiso con la liberación de la inmensa masa de marginados y de toda la sociedad latinoamericana. En este sentido es importante mencionar tres elementos que fundamentan su pensamiento pedagógico: Liberación, dialogicidad y concientización. Freire comprendió a cabalidad el estado por el que atraviesa América Latina: De allí que su pedagogía busca su coherencia en el intento de constituirse desde y con los oprimidos, y por sobre todo, con la mentalidad puesta en la situación latinoamericana y en función de su problemática más aguda. De allí que planteó construir una sociedad nueva en donde sea posible vivir como hermanos, pero entregar la vida por esa causa no se logra sin una real convicción de su viabilidad y sin una voluntad férrea de lucha contra la gran cantidad de obstáculos que acechan en el camino. Si algo caracterizó su pensamiento, es una fe inquebrantable en las posibilidades de superar la actual sociedad, a través de un proceso de concientización, en donde los oprimidos como protagonistas se liberen junto a sus opresores. Pero para que ocurra esa transformación, es necesario que el oprimido adquiera conciencia crítica de la situación de opresión. De acuerdo a Freire, sólo los oprimidos pueden iniciar la praxis liberadora, ya que los opresores no aceptan una liberación que les niegue su razón de existir. Esta praxis debe basarse no en la violencia opresora ni en la autoviolencia oprimida, sino en el amor. Al respecto, el autor

El Pensamiento Pedagógico de Paulo Freire

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EL PENSAMIENTO PEDAGGICO DE PAULO FREIREEl pensamiento de Paulo Freire se construy no solamente en funcin de las necesidades culturales, sino tambin sobre todo, de un compromiso con la liberacin de la inmensa masa de marginados y de toda la sociedad latinoamericana.En este sentido es importante mencionar tres elementos que fundamentan su pensamiento pedaggico: Liberacin,dialogicidadyconcientizacin.Freire comprendi a cabalidad el estado por el que atraviesa Amrica Latina:Deall que su pedagoga busca su coherencia en el intento de constituirse desde y con los oprimidos, y porsobre todo, con la mentalidad puesta en lasituacin latinoamericana y en funcin de su problemtica ms aguda.De all que plante construir una sociedad nueva en donde sea posible vivir como hermanos, pero entregar la vida por esa causa no se logra sin una real conviccin de su viabilidad y sin una voluntad frrea de lucha contra la gran cantidad de obstculos que acechan en el camino.Si algo caracteriz su pensamiento, es una fe inquebrantable en las posibilidades de superar la actual sociedad, a travs de un proceso deconcientizacin, en donde los oprimidos como protagonistas se liberen junto a sus opresores.Pero para que ocurra esa transformacin, es necesario que el oprimido adquiera conciencia crtica de la situacin de opresin. De acuerdo a Freire, slo los oprimidos pueden iniciar la praxis liberadora, ya que los opresores no aceptan una liberacin que les niegue su razn de existir.Esta praxis debe basarse no en la violencia opresora ni en laautoviolenciaoprimida, sino en el amor. Al respecto, el autor analizado seala que en la respuesta de los oprimidos a la violencia de los opresores es donde vamos a encontrar elgesto de amor, fermento de la nueva sociedad. La razn es que los oprimidos al luchar por ser, al retirarles el poder de oprimir y de aplastar, le restauran la humanidad que haban perdido en el uso de la opresin.Esta lucha por la recuperacin de la humanidad carecer de valor y no producir los efectos deseados si los oprimidos se convierten en opresores de sus opresores, en lugar de convertirse en restauradores de la humanidad de ambos.Nassif, al analizar al Freire, acota que ste vea en el oprimido una conciencia dual que lo vuelve temeroso de la libertad y puede hacerlo concebir su liberacin no como un ser ms, sino como un tener ms. En la conciencia del oprimido vive pues, la del opresor.Por eso es necesario superar la contradiccin opresores-oprimidos, que es en ltima instancia la liberacin de todos. Esta liberacin ha de realizarse desde el poder, y los trabajos educativos con los oprimidos en el proceso de su organizacin.A travs de la primera, los oprimidos van descubriendo el mundo de la opresin y se van comprometiendo en la praxis, con su transformacin.La segunda se logra cuando esta pedagoga deje de ser del oprimido y pase a ser de los hombres en permanente proceso de liberacin.DIALOGICIDAD

En la concepcinfreineana, la educacin fundada en el dilogo ocupa un papel central en el proceso deconcientizacin liberacin. Slo que ese dilogo trasciende lo pedaggico para insertarse en la praxis poltica.Un dilogo expresado mediante un profundo amor por el mundo y por los hombres, con humildad y con fe.As se transforma en una especie de instrumento para laconcientizacinque a la vez fundamenta la luchaliberadora.Esadialogicidaddebe ser expresada a travs de una Educacinproblematizadora, la cual parte del carcter histrico de los hombres, como seres inconclusos, en permanente proceso de formacin; all est la raz de la educacin misma.Esta educacin supera la contradiccin educador-educandos, ya que de acuerdo a Freire Nadie educa a nadie, como nadie se educa solo: los hombres se educan en comunicacin mediatizado por el mundo.De all que todo educador crtico est consciente que nada puede hacer por la formacin de los dems, si estos no participan activamente en la bsqueda del saber, la experiencia y la conciencia.La educacin es entonces, una relacin de los hombres entre s, de los hombres con su medio, de transformacin mutua de los hombres y su ambiente.En resumen, esa educacinproblematizadoraa travs del dilogo en futurista, cargada de esperanza.Esperanza en el hombre capaz de recrear el mundo.

CONCIENTIZACIN

Ahora bien, uno de los campos donde la pedagoga de Freire ha cobrado ms vigor es la educacin comoconcientizacin, la cual se plantea como la elevacin de la conciencia ingenua a la conciencia crtica. Para este autor, la primera se refiere a la limitacin que tiene el hombre de su esfera de comprensin,la impermeabilidad a los desafos provenientes desde fuera de larbita vegetativa, representando de hecho casi en no-compromiso del hombre con la existencia. Cuando el ser humano ampla su capacidad deproblematizaciny de respuestas exteriores, aumenta su capacidad para el dilogo tanto con losotros hombres, como con su mundo.All, deja de ser objeto para convertirse progresivamente en sujeto comprometidos con su existencia y con lo de los dems, su conciencia por tanto se hace permeable.Laconcientizacinimplica pues, para Freire que uno trascienda la esfera espontneamente de la aprehensin de la realidad para llegar a una esfera crtica en donde la realidad s de cmo un objeto cognoscible y en la cual, el hombre asume una posicin epistemolgica.Este planteamiento de acuerdo aPserLuna, conduce a rescatar la idea de la conciencia como proceso de apertura que implica un estado de independencia mental, que intenta una bsqueda para asimilar el objeto en el contexto de sus propios elementos esenciales.Esto significa que laconcientizacines un proceso de accin liberadora en el cual el hombre, a travs de la investigacin de la realidad, puede encontrar las verdaderas races de los procesos de una investigacin meramente reproductora a una investigacin transformadora.Laconcientizacinen este sentido, no consiste en estar frente a la realidad asumiendo una postura falsamente intelectual.No puede existir fuera de la praxis, en otras palabras, sin el acto de accin-reflexin, que viene a constituir de manera permanente, el modo de ser o de transformar el mundo quecaracteriza a los hombres.En este orden de ideas,Giroux, acota que en el escenario acadmico, la educacin desde esa ptica se convierte en una forma de accin que va asociada a los lenguajes de crtica y posibilidad. Representa la necesidad de una entrega apasionada por parte de los educadores para hacer que lo poltico sea ms pedaggico, es decir, para convertir la reflexin y la accin crtica en partes fundamentales de un proyecto social que no slo se oponga a las formas de opresin sino que, a la vez, desarrolle una fe profunda y duradera en el esfuerzo por humanizar la vida misma.Cabe considerar, por otra parte, que la educacin no debe ni puede convertirse en una agencia de conformismo, ni mantenedora del status quo; si lo hace traiciona al hombre y a su constante proceso de liberacin, le niega su derecho de ser hacedor de su futuro.Dicho de otro modo, la educacin ser siempre liberadora. Su funcin ser la deconcientizaral hombre frente a las diferentes contradicciones: polticas, sociales, econmicas y culturales.De esta manera a decir de Freire, los educadores podrn ser capaces de criticar el sistema actual y de comprometerse en un nuevo proyecto histrico para Amrica Latina, que supere las injusticias del presente.Es esta perspectiva, el que hacer educativo debe permitir a los educandos sin verdaderos sujetos capaces de propiciar su propiaaseveraciny la de la sociedad.En resumen el pensamiento pedaggico de Paulo Freire ha estado contrado bsicamente no en consolar a los oprimidos, sino ms bien promover formas duraderas de crticas y de lucha contra las fuerzas objetivas opresoras.Una pedagoga concebida en funcin de descubrir nuestras realidades y tratar de responder a ellos, una pedagoga capaz de proyectarse de manera universal dentro de las situaciones opresoras y del enfrentamiento cultural en quevivennuestros pueblos Latinoamericanos, ya que su lnea de accin produce un acercamiento y una relacin entre poltica y cultura por cuantas la accin, poltica, junto a los reprimidos, en el fondo debe ser una accin cultural para la libertad y, por eso mismo, una accin con ellos, una pedagoga en donde los actores sociales se sientan realizados, motivados e identificados con la posibilidad de un verdadero cambio.Este es quizs el gran reto que se plantean las sociedades dependientes latinoamericanas.Para Freire el sujeto pensante no puede pensar solo, no puede pensar sin la capacitacin de otrossujetos, en el acto de pensar, sobre el objeto.No hay un pienso sino un pensamos.Es l pensamos que establece el pienso, y no al contrario.

Una pedagoga para la liberacin:

En la dcada de los aos sesenta emerge en Iberoamrica un pensamiento original cuyas repercusiones todava rigen en nuestros das. Y es original en el doble sentido de responder a una situacin sociocultural iberoamericana, y en el de proyectar un discurso indito que problematiza los principios de la modernidad occidental. Adems, confrontados por una problemtica comn, los intelectuales iberoamericanos, tanto del mbito lingstico portugus como espaol, articulan ahora un mismo discurso; sus libros, como ejemplifica el caso del brasileo Paulo Freire, se publican simultneamente en ambos idiomas. El punto de partida fue la generalizacin de un sentir de que las teoras desarrollistas adoptadas en la dcada de los cincuenta, y que llevaban implcita la promesa de un resurgir econmico que fortalecera a su vez las instituciones democrticas, haban fracasado. La introspeccin que se inicia, descubre enseguida ciertas notas comunes que se ven ahora ntimamente relacionadas. La pretendida liberacin desembocaba en dependencia, en nuevas formas de opresin. Desde la economa a la religin a la educacin, se haba ignorado la dimensin antrpica (Gmez-Martnez, Ms all) de las estructuras socioculturales. Se rigen por principios ideolgicos que responden a las fuerzas socioculturales que los crean: Iberoamrica no haba participado como sujeto, el desarrollismo nunca se consider como un quehacer iberoamericano.La obra del brasileo Paulo Freire surge, pues, como toma de conciencia de las fuerzas socioculturales de su poca y como intento expreso de indagar, desde el campo pedaggico, sobre las causas que frenaban la transformacin de su sociedad. Freire parte de un presupuesto fundamental: No pienso autnticamente si los otros tampoco piensan. Simplemente, no puedo pensar por los otros ni para los otros, ni sin los otros. La investigacin del pensar del pueblo no puede ser hecha sin el pueblo, sino con l, como sujeto de su pensar. Al fijarse ahora en los sistemas educativos, descubre que la nota comn que los caracteriza es que se trata de una educacin para la domesticacin. Es decir, el educando no es el sujeto de su educacin. La caracterizacin que hace Freire de los sistemas de educacin de su poca suena todava muy familiar en nuestros das:

La educacin se torna un acto de depositar, en que los educandos son depositarios y el educador el depositante. En lugar de comunicarse, el educador hace comunicados y depsitos que los educandos, meras incidencias u objetos, reciben pacientemente, memorizan y repiten. He ah la concepcin bancaria de la educacin, en la que el nico margen de accin que se ofrece a los educandos es el de recibir los depsitos, guardarlos y archivarlos ( Pedagoga del Oprimido 62-63).

Es decir, aade Freire: Dictamos ideas. No cambiamos ideas. Dictamos clases. No debatimos o discutimos temas. Trabajamos sobre el educando. No trabajamos con l. Le imponemos un orden que l no comparte, al cual slo se acomoda. No le ofrecemos medios para pensar autnticamente, porque al recibir las frmulas dadas simplemente las guarda .

Freire articula su pensamiento en el contexto de un sector alienado y oprimido de su sociedad, que acepta la opresin como parte de su ser. Desea, en su proyecto de alfabetizacin de adultos, que a travs de la lectura de la palabra, aprendan tambin, y ante todo, a leer el mundo; que su hacer se convierta en quehacer. Los principios pedaggicos de Freire, aparte de su aplicacin a un aqu y ahora brasileo preciso, se fundamentan en una concepcin humanstica, en un absoluto respeto por el ser humano, y por ello aplicables a cualquier proyecto educativo. Por otra parte, histricamente, el proceso educativo es un ejemplo tangible de cmo quienes ostentan el poder han resistido el compartirlo. Tuvieron que pasar tres siglos desde la invencin de la imprenta, antes de que se iniciara la entrega del poder de la lectura al pueblo. Incluso entonces, la educacin pblica se articul en discurso depositario; no se buscaba que el educando iniciara su quehacer hacia una conciencia de su humanidad desde la cual poder leer el mundo, sino que se esperaba instruirle para que se pudiera integrar en estructuras econmico-sociales precisas y que fuera capaz de un hacer productivo. En este sentido el discurso posmoderno, el discurso de Paulo Freire, que desvela las estructuras de dominacin y opresin que conformaban el discurso de la modernidad, implica ante todo una revolucin social: una radicalizacin democrtica. Freire ve la educacin como un aprendizaje en el quehacer, donde ensear no es la pura transferencia mecnica del perfil del contenido que el profesor hace al alumno, pasivo y dcil, donde el educador no impone la lectura del mundo del libro de texto o su propia lectura del mundo como la nica verdadera.

El oprimido que hospeda al opresor:

El libro es el smbolo de la modernidad en su doble sentido de imposicin y de llevar consigo el germen de su superacin. La permanencia del texto fijado en el libro era testimonio del sentido unvoco, universal, de la lectura que el autor haca del mundo. En un principio era privilegio de una minora muy restringida. Leer el texto era asimilar y penetrar en la lectura del mundo que nos entregaba el autor. La imprenta rompi el monopolio sobre el texto. Pero se continu durante siglos ejerciendo un poderoso control sobre el mismo, impidiendo, por una parte, que ste fuera asequible (razones econmicas y de conocimiento de los signos) y, por otro lado, imponiendo una lectura cualificada (limitando quin poda publicar y quin poda interpretar: la Iglesia Catlica mantiene todava hoy un estricto control sobre quin est capacitado para interpretar los textos sagrados).

En la cultura occidental, la alfabetizacin se generaliza a mediados del siglo XX, y con la propagacin de la lectura vino el inconformismo ante el papel pasivo que se asignaba al lector. Las estructuras de poder sobre el texto se empezaron a resquebrajar. Desde la periferia del poder emergen retos a la autoridad impuesta. Mas, al cortar los lazos con el pretendido sentido unvoco y universal del texto, que mantena y por el que se mantena la autoridad, el texto se desplaza en una multiplicidad de sentidos difciles de controlar, pero ineficaces para superar la estructura opresiva original a que responda el texto.

La revuelta posmoderna no consigue un discurso revolucionario. Se rechaza la pronunciacin unvoca del mundo que antes se quera imponer a travs del libro-texto, pero cada nueva lectura se erige igualmente como la nica vlida. Es decir, se descubre el sentido de prescripcin que acompaaba antes al texto, pero no se llega a la lectura a travs de un quehacer, sino que sigue imponindose su sentido depositario: la lectura busca todava encontrar el sentido del texto (o como dira Freire, el oprimido cree descubrir la liberacin en el modelo del opresor). El paso que nos propone Paulo Freire implica saltar del texto al lector. El lector, el educando, como sujeto del acto de leer. La lectura como un acto de pronunciar el mundo con el mundo. Freire nos habla igualmente de dos momentos distintos en el camino hacia la liberacin: uno inicial, en el que se toma conciencia del carcter depositario de toda educacin que no considere al educando sujeto del proceso educativo; otro posterior, en el que una vez desenmascaradas las estructuras depositarias, se busca la construccin de unos esquemas pedaggicos que ya no son para el educando sino que se conciben con el educando (Oprimido).

El hipertexto emerge en este contexto sociocultural. En la primera etapa, que venimos denominando posmoderna, se haba puesto en entredicho toda autoridad externa al texto, pero no se cuestionaba el valor simblico del texto mismo en su formato del libro impreso, a pesar de que ste se haba erigido como emblema de la modernidad. La esencialidad del libro es precisamente prescribir un camino: una serie de pginas en sucesin correlativa, en cada una de las cuales se ajustan una serie de lneas, integradas a su vez por palabras que se siguen en un orden inalterable. El libro excluye o, en el mejor de los casos, dificulta que el lector sea sujeto de la lectura. El quehacer del lector requiere la posibilidad de que pueda construir su propio camino. Tal es la funcin que viene a llenar el hipertexto: facilitar la segunda parte del proceso liberador que propone Paulo Freire. Entendemos el concepto de hipertexto como una estructura digital de mltiples lexias enlazadas entre s, y que establecen relaciones intertextuales en diversos niveles de contextualizacin a travs de medios verbales (signos de la escritura, la palabra hablada, etc.), y no-verbales (imgenes y sonidos) (Gmez-Martnez, hipertexto 190-191). El hipertexto, en efecto, confronta al lector con los mltiples posibles caminos que se abren con cada enlace. Le motiva a tomar conciencia del camino a seguir, le fuerza a convertir su trayecto en un quehacer, le convierte, en una palabra, en sujeto de su lectura: de espectador en creador.

El ser humano como devenir

Paulo Freire, que entiende al ser humano como devenir, lo describe inmerso en un proceso dialctico consigo mismo (tensin creadora de nuestro devenir: accin transformadora de nuestra relacin con las fuerzas socioculturales de nuestro entorno, mediante la influencia que ejercemos sobre ellas y ellas sobre nosotros en un proceso siempre renovado): No somos slo lo que heredamos ni nicamente lo que adquirimos, sino la relacin dinmica y procesal de lo que heredamos y lo que adquirimos (Esperanza 103). La educacin, por lo tanto, afirma Freire, debe procurar un proceso de constante liberacin del ser humano. Es decir, la lectura del mundo como un quehacer, pues la problematizacin es a tal punto dialctica que sera imposible que alguien la estableciera, sin comprometerse con su proceso. Consecuente con estos principios, Freire rechaza luego la dicotoma que de hecho se establece al encasillar a los seres humanos en el desarrollo educativo a travs de una concepcin bancaria de la educacin: la formacin de seres en el mundo (adaptados al mundo), en lugar de seres creadores de mundo. El objetivo de los sistemas tradicionales de educacin es conseguir la adaptacin del educando al mundo (ms educado cuanto ms adaptado). El educando visto como objeto de la educacin, como recipiente receptor de una aproximacin depositaria, ser pasivo en un proceso de entrega y aceptacin. Todo proceso de adaptacin implica, por una parte, como seala con irona Freire, la existencia de una realidad acabada, pero tambin un negar al educando su derecho a transformar el mundo. Las repercusiones sociales en el mantenimiento del statu quo de las estructuras de poder son obvias.

La repercusin del pensamiento que Freire comienza a articular en la dcada de los aos sesenta, ha sido extraordinaria. Las reformas educativas posteriores parecen todas estar de acuerdo en la necesidad de motivar al educando a ser sujeto de su educacin. La articulacin terica de esta innovacin pedaggica llega incluso a prescribir un educando sujeto. Quizs este intento de prescribir debe suscitar en nosotros un toque de alarma. Debe recordarnos al oprimido del que habla Freire, que identifica la libertad con la apropiacin de las caractersticas del opresor. As nos parece, en gran medida, un discurso terico liberador, cuya aplicacin, que haba de conducir a la praxis liberadora, se mantiene atrincherada en los esquemas tradicionales de negacin de libertad, que impregnan tanto el plan del curso, como los exmenes, el libro de texto, las relaciones educador-educando, la sala de clase e incluso la concepcin del educando, entre otros muchos aspectos que tradicionalmente definieron la educacin depositaria.

Los programas: En los programas de estudio se prescribe un plan donde cada da y cada actividad del da aparecen programados. La aproximacin lineal es la nota caracterstica. No se ha superado la concepcin newtoniana del tiempo que domina todava en nuestra cultura. Sobre todo en las dimensiones de que puede dividirse y de que cada divisin es homognea, as dividimos el tiempo en bloques. Independiente de las peculiaridades del educador y del educando, se prescribe un plan de estudio donde a la leccin a debe seguir la leccin b. Se establece a priori que, por ejemplo, la relacin del tema de estudio con el contexto histrico o poltico se haga antes o despus del literario o del geogrfico. Se restringe de este modo la libertad del educando. Se le desalienta a desarrollar una motivacin interna, mediante el premio a los capaces de captar y adaptarse a la estructura que el curso prescribe. Se proscribe, en otras palabras, que el educando convierta el proceso educativo en un quehacer, que se convierta en sujeto de su educacin.

Las evaluaciones: Los exmenes acentan la pasividad en la adquisicin de los conceptos depositados a travs de una serie de pruebas denominadas objetivas, que buscan que el educando repita la informacin depositada en l. La respuesta que reproduce con ms exactitud la informacin depositada, recibe igualmente la nota ms meritoria. Estos exmenes se convierten en ejercicios de adopcin y adaptacin, sin lugar para la individualidad del educando y mucho menos para la problematizacin de los conceptos: No interesa el camino como producto de un quehacer individual, sino el calco del camino prescripto por el educador o el libro de texto.

Los textos: El libro, con su estructura prefijada y cerrada, dificulta (creo que en la mayora de los casos impide) que el educando vea su proceso educativo como quehacer. El libro, conviene recalcar de nuevo, responde a la estructura de la modernidad, o sea, a un proyecto de control del texto, de la informacin, del poder. El libro proyecta la ilusin de la estabilidad del texto, subraya la permanencia. El libro, en fin, incita a la lectura pasiva, a la aceptacin, a la repeticin; celebra la estructura y el orden establecidos, el sistema.

La sala de clase: La sala de clase como generadora de dilogo, como encuentro entre los educandos en su quehacer educativo individual, es un lugar necesario, sea ste fsico o virtual. Sin embargo, con su implcito aqu y ahora prefijado, puede convertirse en un serio impedimento. Sucede as cuando el nfasis recae en el grupo y en el aqu y ahora, cuando se convierte en extensin de la estructura cerrada de un plan de curso, cuando se circunscribe a la rigidez de un libro de texto a seguir, cuando el educador dicta la clase, y el espacio fsico se convierte en un lugar reservado para transmitir y depositar informacin.

Educador-educando: Las relaciones educador-educando son complejas incluso en situaciones tericas ideales. El educador como gua, como tutor, como compaero de dilogo, como motivador, como recurso, apenas es una abstraccin en la praxis de los sistemas educativos. Por una parte, la realidad de la educacin bancaria que ellos mismos recibieron se erige como un obstculo formidable para evitar el imitar lo que ellos vieron en sus profesores y que llegaron a aceptar como ideal educativo. Por otra parte, ellos son nicamente un eslabn, sin duda fundamental, pero en definitiva uno de muchos. Incluso quienes llegaron a superar el concepto bancario de la educacin tradicional, se encuentran limitados por los obstculos institucionales enumerados en los puntos anteriores. Paulo Freire subraya con claridad el presupuesto fundamental que debe guiar las relaciones educando-educador: Es preciso que el educador o la educadora sepan que su aqu y su ahora son casi siempre un all para el educando. Incluso cuando el sueo del educador es no slo poner su aqu y ahora, su saber, al alcance del educando, sino ir ms all de su aqu y ahora con l o comprender, feliz, que el educando supera su aqu, para que ese sueo se realice tiene que partir del aqu del educando y no del suyo propio. El educando: El educando aparece desdoblado en el proceso educativo: por una parte, el ser abstracto del discurso terico pedaggico y, por otra, la persona real que asiste diariamente a las salas de clase. El que las ltimas reformas educativas, por ejemplo, parezcan todas coincidir en que el educando debe ser sujeto de su educacin, no ha llegado a alterar el concepto tradicional que presenta al educando como tabula rasa, que el educador debe ir poco a poco llenado, mediante depsitos de los materiales que los programas educativos prescriben. No se ha superado todava la percepcin de que educador es quien sabe y educando quien no sabe. No se ha logrado eliminar tampoco la distancia entre el saber informal (la experiencia vivida) y el saber formal (el saber adquirido en la escuela). Paulo Freire ya nos hablaba de que no podemos dejar de lado, despreciando como inservible lo que los educandos ya sean nios que llegan a la escuela o jvenes y adultos en centros de educacin popular traen consigo de comprensin del mundo, en las ms variadas dimensiones de su prctica dentro de la prctica social de que forman parte (Esperanza 81). Si el educando ha de ser sujeto de su educacin, si sta debe convertirse en un quehacer del educando segn inicia su comprensin del mundo, necesariamente debe arrancar de su propio contexto, de su propia visin del mundo y en dilogo con ella ir apropindose del saber, hacer su propio camino. Es decir, en palabras de Freire, para que quien sabe pueda ensear a quien no sabe es preciso que quien ensea sepa que no sabe todo y que quien aprende sepa que no lo ignora todo. De ah la dificultad de romper con el crculo depositario de la educacin, pues tradicionalmente todos ellos apuntaban en una direccin, y todos ellos necesitan de una transformacin radical antes de que pueda emerger el proceso educativo como dilogo, como quehacer. Tal es tambin el contexto sociocultural que exige, crea y transforma el hipertexto como respuesta a una problemtica y a una necesidad.

El hipertexto en la educacin:

Hemos hecho ya referencia a lo que denominamos la cultura del libro y la cultura del hipertexto, donde el libro y el hipertexto se erigen como smbolos de dos paradigmas diferentes. La iniciativa posmoderna marca el momento en el que se acenta el cambio de paradigma. Se empieza a entrar en un mundo antrpico, dinmico, el quehacer como conciencia de nuestro devenir, donde la informacin interesa por lo que est llegando a ser, por su interaccin con un quehacer colectivo o individual. Y esta concepcin dinmica est penetrando en todas las facetas de nuestra vida, pues, como seala Freire, la propia esencia de la democracia incluye una nota fundamental, que le es intrnseca: el cambio.Y no se trata de un juego de palabras. El cambio de direccin convierte al hombre en agente de su destino y el hipertexto como producto de su quehacer colectivo. Anteriormente utilizamos seis aspectos del proceso educativo para caracterizar los obstculos de la educacin depositaria tradicional. El plan de estudios: Estructura y libertad surgen en ocasiones como conceptos antagnicos. A ello hicimos referencia anteriormente al destacar el sentido de prescripcin de todo plan de estudios. Pero libertad no implica carecer de estructura prefijada si esta es dinmica. Estamos de acuerdo con Freire cuando nos dice que no hay lugar para la identificacin del acto de estudiar, de aprender, de conocer, de ensear, como puro entretenimiento, una especie de juego con reglas flojas o sin reglas El material a estudiar es el mismo; el plazo destinado a cubrir dicho material tampoco cambia. Lo que permite el hipertexto, es que la ordenacin de los fragmentos de material a ensear no est dispuesta de modo que prescriba un camino a seguir. La informacin en el hipertexto se presenta a travs de numerosas lexias unidas entre s por mltiples enlaces que construyen en efecto una red. Los enlaces sern a la vez gua y garanta que permite mantener la integridad de la estructura necesaria en todo plan de estudios. El hipertexto permite el objetivo, antes slo anhelado, de individualizar el plan de estudios. El plan se convierte en personal para cada educando. La estructura del hipertexto es dialogante: en lugar de dictar, sugiere un posible trayecto. Motiva que el educando construya su propio camino. Pero tambin la estructura del hipertexto debe asegurarse que independiente de la libertad del educando, ste ha de recorrer la distancia prevista; ser su recorrido y quizs las conclusiones individuales, pero habr considerado, reflexionado, a lo largo de su camino aquellos temas previstos en el plan de estudios. El educando se apropi de ellos segn su propio quehacer, y por lo tanto a travs de su propio proceso reflexivo, pero los temas siguen siendo aquellos considerados como vitales en los planes de estudio.

Evaluacin: Estudiar es desocultar, es alcanzar la comprensin ms exacta del objeto, es percibir sus relaciones con otros objetos. Implica que el estudioso, sujeto del estudio, se arriesgue, se aventure, sin lo cual no crea ni recrea (Freire). Las palabras claves son crear y recrear. Todo intento de medir el progreso de los educandos debe tener en cuenta estos objetivos. Los elementos depositarios ahora no tienen valor por s mismos, sino en funcin de lo creado o recreado. Es decir, la nota meritoria, el premio, no debe recaer en quien mejor reproduce una serie de elementos depositarios (al modo de las pruebas objetivas tradicionales), sino en el uso, creador o recreador, que se hace de dichos elementos depositarios, que tambin necesitan ser adquiridos. El hipertexto puede convertir la evaluacin en una prctica del aprender. Los ejercicios de memorizacin siguen siendo tiles, pero secundarios en el momento de la evaluacin. Lo mismo que el educando fue creando su propio itinerario, al optar por uno u otro enlace que le llevaba a procesos de contextualizacin nicos, igualmente puede recrear o crear con sus conocimientos a travs del hipertexto. En este caso, con un trabajo en forma de hipertexto, queremos decir una estructura de textos enlazados dnde el educando no slo nos presenta un resultado, sino tambin el proceso seguido para conseguirlo, tanto en cuanto a la investigacin efectuada, como en las diversas asociaciones que le permitieron pronunciar su resultado y que, por lo tanto, lo complementan.

El uso de los textos: Nadie lee o estudia autnticamente si no asume, frente al texto o al objeto de la curiosidad, la forma crtica de ser o de estar siendo sujeto de la curiosidad, sujeto de la lectura, sujeto del proceso de conocer en el que se encuentra. Leer es procurar o buscar crear la comprensin de lo ledo (Freire). Al romper la rigidez que impone el formato del libro, se potencia la independencia, se fuerza a crear el propio camino y con ello a responsabilizarse del texto a leer, o sea, a ser sujeto del acto de leer. La lectura seria, la que busca la comprensin, demanda constantemente el uso de ciertas herramientas no siempre a la mano de los educandos en el caso del libro. Me refiero al uso de diccionarios, de enciclopedias, de manuales, etc.

Educador-educando: Freire nos dice que cualquiera que sea la calidad de la prctica educativa, autoritaria la prescripcin tradicional o democrtica la educacin como quehacer, es siempre directiva. Slo cuando la direccin del educador interfiere con la capacidad creadora del educando, su labor se convierte en manipulacin. El hipertexto proporciona enlaces directrices que potencian la capacidad creadora del educando. El acto de ensear, pues, no puede reducirse a un mero ensear a los alumnos a aprender como si el objeto del conocimiento fuese el acto mismo de aprender. El ensear a aprender slo es vlido cuando los educandos aprenden a aprender al aprender la razn de ser del objeto o del contenido. El educando: Con Freire, partimos del principio de que slo podemos concebir al ser humano histrica, cultural y socialmente existiendo, como seres que hacen su camino y que, al hacerlo, se exponen y se entregan a ese camino que estn haciendo y que a la vez los rehacen a ellos tambin. Considerar el aqu del educando, partir de sus conocimientos del mundo, no significa, por otra parte, quedarse girando en torno a ese saber. Partir significa ponerse en camino; irse, desplazarse de un punto a otro (Freire). Este es el ideal que facilita el hipertexto. Se motiva al educando a tomar control de la lectura. El mero hecho de optar por seguir un enlace, potencia que ese punto se convierta en su aqu, desde el cual inicia la comprensin y recreacin del texto. Los enlaces a posiciones encontradas sobre el tema de la lectura subrayarn su papel de sujeto, pues incita a repensar lo ledo y a personalizar la lectura al optar por una de las posturas, o dialogar con ellas, segn las asume en su propio quehacer. El hipertexto, en fin, motiva, facilita, que el educando se convierta en sujeto de su proceso educativo.

Educar es un encuentro donde se busca el conocimiento (91). La tarea del educador, entonces, es la de problematizar a los educandos, [y] el contenido que los mediatiza (94). Esta propuesta de Freire, aceptada ya en la teora del discurso pedaggico, ha creado unas expectativas socioculturales, las cuales se exteriorizan a travs de creaciones tcnicas que puedan ayudar en la conquista de tales expectativas. La tcnica digital, y en nuestro caso de reflexin el hipertexto, es una herramienta que parece responder a las mltiples facetas de la propuesta del brasileo Paulo Freire.

Bibliografa:

Freire, Paulo. La educacin como prctica de la libertad. [1969] Mxico: Siglo Veintiuno, 1990.

Pedagoga del oprimido. [1970] Mxico: Siglo Veintiuno, 1990.