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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
ESCUELA DE ARTES ESCENICAS – ULA
MÉRIDA – ESTADO - MÉRIDA
ACERCAMIENTO A “EL PODER DEL AHORA”
Una perspectiva actoral
Joolver Cárdenas
C. I. V- 20.394.067
El Poder del Ahora:
El cuerpo interior – Puertas de entrada hacia lo no manifestado
Numerosos actores han decidido embriagarse de experiencias
abundantes y distintas entre ellas que a simple vista parecen no tener relación
alguna con la actuación –como la práctica de la meditación o el aislamiento en
una tribu indígena recóndita- pero que en realidad han constituido para ellos
una fuente más de acercamiento a la verdad que se requiere tanto durante una
interpretación actoral. Las herramientas que nos ofrece Tolle Eckhart en su
libro “El poder del Ahora” son cruciales y podrían resultarnos sumamente útiles
a las personas que vivimos en esta búsqueda de lo que significa
verdaderamente la actuación.
Eckhart en su libro define el cuerpo interior como la energía vibrante que
nos da vida y que sirve de conexión a la fuente de todo lo existente y a la cual
él llama Dios. Uno de los puntos más interesantes para el campo actoral en el
discurso de este autor, se halla en la concienciación del cuerpo interno, ya que
puede servir como una puerta hacia el aprendizaje o la conceptualización de
nuestro cuerpo físico como una herramienta solamente, como una forma
manifestada a través de lo palpable que nos sirve para nuestro uso, pero que
no es lo mismo que nosotros. Nos permite imaginar nuestro cuerpo como un
títere, un muñeco que podríamos usar a nuestro gusto si lo vaciamos por
completo de lo innecesario que llevamos dentro a través del desaprendizaje
que tanto enfatiza Victor Fuenmayor. Por otro lado, además de hacernos
concebir nuestro cuerpo como una herramienta, la atención volcada hacia
nuestro cuerpo interior nos permite deshacernos del miedo, el miedo al
rechazo, ya que éste es una manifestación de las ganas intensas que tenemos
de llenar las expectativas propias y del resto, y así mismo nos permite
deshacernos del ego y de todo ese deseo de ser aplaudidos y felicitados. Todo
esto ocurre por lo siguiente: “Cuando usted se concentra en su interior y siente
el cuerpo interior, inmediatamente se vuelve tranquilo y presente, pues está
retirando la consciencia de la mente. Si se quiere una respuesta en esa
situación vendrá de ese nivel más profundo.” Por supuesto, para un vivenciar
verdadero de la actuación es necesario que cada movimiento nazca desde lo
más profundo, de lo inconsciente, no de la consciencia de la mente, porque si
el actuar proviene de ésta estará condicionado por los deseos de adulación,
por los miedos y por las emociones que viven en el interior y todavía no han
sido vaciadas. Llegar al conocimiento verdadero del yo, es deshacerse de
cualquier emoción que viva en nosotros, para permitir que otras emociones
durante nuestro tiempo en escena nos inunden, vivan en nosotros durante ese
tiempo y posteriormente nos dejen vacíos como al inicio, pero esto sólo ocurrirá
si logramos deshacernos de nuestra propia basura, es decir, de nuestros
miedos, deseos de aceptación y de nuestro ego.
Eckhart explica que cuando logramos entender verdaderamente lo que
somos podemos comprender que nuestras emociones, recuerdos e ideas no
son algo propio y no son nuestra esencia, por tanto son fácilmente separables
del ser. Además explica que las emociones sólo perduran en nosotros si nos
enfocamos en el cuerpo externo. Al entender esto y compararlo con la técnica
actoral podemos descubrir su enorme potencial para vivenciar una
interpretación, ya que podemos permitir que una emoción nos inunde por
completo con la intensidad que sea, pero sabiendo que al terminar la
interpretación podemos vaciarnos nuevamente. Incluso entender nuestra
verdadera esencia nos puede ayudar en cualquier ámbito cotidiano, las
emociones son las principal causa de nuestra desdicha, afirma Eckhart, si
aprendemos a separarlas de nuestra esencia siempre nos sentiremos tan bien
como queramos. Para lograr entender lo que somos verdaderamente, es decir,
el chi que nos permite estar en comunicación directa con la fuente, Dios, el Tao
-o como se quiera llamar esta conciencia universal que alimenta todo lo
existente- tenemos que deshacernos por completo del yo ficticio que llevamos y
que nos creemos, pero que no es más que una formación de la mente. Los
ejercicios de Eckhart para concienciarnos de nuestro cuerpo interno podrían
ser sumamente útiles para el actor, prestar atención a cada parte de nuestro
cuerpo físico e imaginarlo como una forma que se sostiene exclusivamente
gracias a la luz del cuerpo interno que lo llena, nos permite deshacernos de
cualquier emoción a la cual anteriormente nos aferrábamos, porque
alcanzamos a nuestro chi, nuestro propio yo, nos acercamos a la fuente de
todo y en el momento en que esto sucede ya cumplimos dos de los pasos más
importantes e iníciales en la actuación puntualizados por Stanislavki: la
relajación y la concentración.
Además del llamado Chi, es decir, el cuerpo intangible, Eckhart habla de
que hay algo más allá, y este más allá al cual él llama Dios es la fuente de
todo, el lugar del cual provienen todos los cuerpos internos de cada uno de
nosotros. Si nosotros logramos conectarnos de alguna forma con esa fuente o
por lo menos lo intentamos podemos llegar a zonas muy profundas de la
realidad, como por ejemplo entender la no existencia del tiempo y del espacio,
por consiguiente cuando volvamos estaremos totalmente consientes de que lo
que vemos es una realidad cambiable compuesta por muchos momentos
separados y que unimos y explicamos a través del tiempo. Trasmutando esto a
la actuación podríamos convertirnos en verdaderos artistas, podríamos
alcanzar nuestro chi, es decir, nuestro verdadero yo y volver nuevamente
entendiendo que todo lo que somos es creado por la experiencia, que todo es
adquirido y cambiable. En el momento en que esto suceda, podremos crearnos
un universo paralelo mezclando lo que sabemos y lo que percibimos a través
de los sentidos con las situaciones imaginarias que se quieren representar.
La dirección hacia la cual dirigimos nuestra conciencia es crucial para
Eckhart y yo creo que también lo es para un real vivenciar de lo que se
interpreta. Eckhart dice: “cuando la conciencia está dirigida al exterior, surgen
la mente y el cuerpo. Cuando está dirigida hacia el interior, comprende y realiza
su propia fuente y está regresa a casa, a lo no manifestado. Entonces cuando
su conciencia vuelve al mundo manifestado, usted reasume la identidad de la
forma que temporalmente abandonó. Usted tiene un nombre, un pasado, una
situación vital, un futuro.” ¿Pero qué tal si una vez que logremos acceder a esa
fuente mediante la concienciación de nuestro cuerpo interior, cuando
regresemos decidimos no reasumir nuestra identidad anterior, ni nuestro
nombre, ni nuestro pasado por un momento para dejarnos llenar por la
identidad, el nombre y el pasado de un personaje? Si se logra esto se logra la
creación fidedigna de una realidad para el actor a partir de su imaginación y de
la propia existencia que lo rodea. Eckhart afirma que “tener acceso al reino sin
forma es líberamente liberador. Lo libera del vínculo y la identificación con la
forma.” Nos hace entender que nosotros no somos nuestro cuerpo, ni nuestras
emociones, ni nuestros movimientos, ni nuestra corporeidad adquirida del
entorno, somos más que eso.
Luego de que Eckhart explica el concepto de cuerpo interno, de la fuente
y la posibilidad de acceso a ella, comienza a hablar de cómo podemos acceder
a lo no manifestado, en este sentido explica una serie de ejercicios en los
cuales nos invita a prestar atención al espacio y al silencio, ya que esto nos
hará comprender que todo lo que ocupa el espacio y el silencio no es lo
verdaderamente importante ni prescindible para la fuente, por consiguiente nos
ayudará a deshacernos del miedo y nos ayudará a entrar profundamente en
otras realidades usando los estímulos de la realidad que nos rodea -la cual
podría estar en un set, por ejemplo- pero obviando todo lo que no nos interesa
o no encaja en el universo que decidimos crear, como por ejemplo las cámaras,
etc. Además es necesario mezclar todos estos estímulos con lo proveniente
del mundo que imaginó el guionista del film o de la obra para que la realidad
que creemos sea la correcta.
Lo primero que afirma Eckhart es que no podemos estar intensamente
en nuestro cuerpo interior sin estar presentes únicamente en el ahora, y explica
distintas formas de conectarnos con lo no manifestado, como el detenimiento
para prestarle atención al silencio o al espacio, nombrados anteriormente, ya
que estos están ahí detrás de todo lo que oímos o lo que vemos y al prestar
atención a ellos podemos prestarle atención completa y exclusiva a todo lo que
nos rodea porque nos hacemos consientes de que todo lo que está a nuestro
alrededor está siendo contenido por el espacio. En el momento en que esto
suceda nos volveremos alerta a todos los estímulos, los cuales nos generarán
sensaciones que posteriormente nos llevarán a la emoción.
Los consejos de Eckhart acerca de cómo enfocarnos en lo no
manifestado, es decir, lo intangible -y la concienciación de la condición
perecedera de los cuerpos y la forma- nos podrían ayudar enormemente para
deshacernos del miedo, ya que cuando “usted también sabe que toda forma
está destinada a disolverse de nuevo y que en últimas, nada de lo que hay allá
afuera importa tanto” no va a sentir miedo por nada de lo que suceda, de todos
modos todo va a terminar algún día, todo es perecedero. “Usted ha ‘superado
el mundo’ en palabras de Jesús, o como Buda dijo, ‘usted ha cruzado a la otra
orilla’” y superar el mundo para el actor puede significar olvidarse por completo
de trabajar para la respuesta de sus semejantes, ahora el trabajo será para
buscar la verdad sin importar lo que piensen los otros; la perfección, el
realismo puro y la compenetración absoluta con los aspectos de esta realidad
creada para ser vivida –que incluye también a los demás personajes- se
convierten en lo más importante. “Toda puerta es una puerta hacia la muerte, la
muerte del falso ser. Cuando la cruza, usted deja de derivar su identidad de su
forma psicológica, hecha por la mente” para convertirla en una identidad
derivada de la verdad, de lo que está oculto en el fondo debido la razón, a los
deseos o al miedo.
La compresión del poder del “Ahora”, es decir, la compresión de que
nada es tan importante como el verdadero yo y lo que está detrás de éste, de
que todo lo que nos rodea es efímero y perecedero y de que los miedos y los
deseos no tienen sentido, además de hacernos mejores personas nos podría
ayudar enormemente en nuestra transformación en actores, personas que
tienen un desarrollo inmensurable de su capacidad imaginativa y de muchas
otras cualidades más que les permiten vivir verdaderamente en otros mundos.