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El primer año de vida- Spitz

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CAPITULO lB

El objeto de la libido

ESTABLECIDOS así nucstros métodos, podemosplantear las bases del problema, que consiste en presentar el des­arrollo de las primeras rclacioues objetales, también llamadas dela libido. Ello nos impone d deber de definir nuestros términos.

. El concepto de relacioues objetales implica' un sujeto y unobjeto. El sujeto, en nuestro caso, sería el recién nacido, y comohemos dicho anteriormcnte, el recién nacido viene al mundo enun estado de indifercnciación, incapaz de ninguna acción psíquica.Por tanto, no hay relaciones objctales ni objeto. Ambos irán apa­reciendo progresivamente en el transcurso del primer año, haciael final del cual tendrá lugar el establecimiento del objeto defini­tivo de la libido.

En este desarrollo he conseguido diferenciar tres estadios, quehe llamado:

1. Estadio preobjeta!.2. Es.tadio del objeto -precursor.3. Estadio del objeto propial1l..~.!1~~..~~h9.Antes de describir estos estadios, empezaremos por definir el

objeto de la libido citando a Freud, quien en el artículo "Los ins­tintos y su destino" (25) 10 ha hecho de la siguiente manera:

"El objeto del instinto es aquel en el cual, o por medio delcual, puede el instinto alcanza.r su satisfacción. Es 10 más variabledel instinto; no se halla enlazado a él originariamente, sino subor­dinado a él a consecuencia de su adecuación al logro de la satisfac­ción. No es necesariamente algo exterior al sujeto, sino que puedeser una parte cualquiera de su propio cuerpo yes susceptible deser sustituido indefinidamente por otro durante la vida del ins­tinto." (Obras completas, vol. 1, pág. 1049, Biblioteca Nueva,Madrid.)

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Según esta definición, el objeto de lalibido puede variar enel transcurso de la existencíi; - en realidad, cambiará necesaria­mente y con cierta frecuencia. Tales cambios dependerán de laestructura de los instintos parciales, de la maduración progresiva yde la diferenciación de los instintos, de la relación entre fuerzasde instintos 1 parciales y de otros numerosos factores que todavíano han sido examinados con detalle.

El hecho de que el objeto de la libido pueda modificarse (aveces rápidamente) lo hace distinto por completo a lo que acostum­bro llamar objeto de la psicología académica-generalmente lla­mado las cosas-o Las cosas se mantienen idénticas a sí mismasen el espacio y en el tiempo y están descritas por coordenadasen el tiempo y en el espacio.

Pero el objeto de la libido no puede describirse mediante coor­denadas en el espacio y en el tiempo, salvo en el período, corto olargo, durante el cual el sujeto no lo transforma. ¿ Cómo podemos,pues, caracterizarlo y describirlo 7. El objeto de la libido se des­cribe por su historia, por su génesis. No penna.'1ece idéntico a símismo. Las coordenadas que circunscriben el objeto de la libidoconsisten en la estructura de los instintos dirigidos hacia él.

1. El estadio preobjetaI--_.- _.- .._---_ ..-.-_. __ ...- - ._-

El estadio preobjetal coincide más o menos con el estadio denarcisismo primario. He descrito este estadio con el término jndi~ferenciaCión:término empleado de nuevo recientemente por Hart­mann (33,35), y que designa un estado de ~rganiza'ción primitivaen el recién nacido, incapaz entonces de diferenciar un objeto deotro, o incluso lo que le rodea de su propia persona. Hay queóbservar que durante este estadio el lactante no se diferencia así mismo de 10 que le rodea, y que percibe ~l seno que 10 alimentacomo parte integrante de su propia persona.

Tanto nuestras experiencias como las de otros investigadoreó?

1 Advierto que al hablar de instinto utilizo un término que tanto en in­glés como en francés se presta a falsas interpretaciones. Es una traducciónerrónea de Triebe, y generalmente prefiero servirme de impulso. No obs­tante, en el presente artículo seguiré empleando el término instinto, ya quees el que se utiliza en la traducción francesa de las obras de Freud.

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demuestran que el mundo exterior está excluido de la percepcióndel recién nacido por un umbral de percepción en extremo ele­vado, el cual continúa protegiendo al niño en las primeras sema­nas, o incluso los primeros me~;es, contra las percepciones que pro­ceden de lo que le rodea. Durante este período se puede afirmarque no existe el mundo exterior par;l el recién nacido, ya que t09apercepción en esta época ocurre en función deLsist~llla jllterocep~tor; las respuestas que el 11 i¡io man ifiesta tienen lugar en funciónde la percepción de IlCCC~;i(bdesq lle le son comunicadas por estesistema. TLos estímulos procedentes del exterior solo se percibencuando traspasan el 1111l1)raI de percepción previo e irrumpen en laquietud del recién nacido, (1'1(' reacciona a ellos con desagrado':!

Pueden observarse reSpli('stíls de (ksagrado desdé el nacimieñ="to. No deseamos asoci,lrtlos a quienes hablan de reacciones dedesagrado in u/cm ni a los que quieren interpretar el llamadogrito del nacimil'll/() como expresión de la desesperación del reciénnacido al percibir por vez primera el mundo. He de confesar, in­cluso, que tengo poca fe en el traumatismo del nacimiento comofenómeno de angustia, concepto del que se ha abusado mucho.Freud se refiere expresamente al traumatismo del nacimiento comoprototipo fisiológico (18) para el fenómeno psicológico de la an­gustia que aparecerá mucho más tarde. No obstante, puedo decirtambién que hay ciertos fenómenos en el nacimiento, de loscuales hemos tratado recientemente, que habrán de ocasionar in­vestigaciones ulteriores para esclarecer su papel en el desarrollodel niño '.

Sin embargo, en el ser normal el traumatismo del nacimientoes un estado en extremo transitorio que, en la mayoría de loscasos, solo dura algunos segundos.

Es un estado de excitación donde parece haber un matiz dedesagrado. Aún más: durante las primeras horas y los primerosdías de vida, este matiz es el único que puede observarse; el esta­do contrario no es de placer, sino de sosiego. Esta eS una forma defuncionar estrictamente fisiológica. El funcionamiento psicológicodeberá ir desarrollándose, y creo que no carece de interés que estesea un funcionamiento según un sistema binario, es decir, según

1 Véase nuestro artículo "The Primal Cavity" (1956), PsychoanalyticStudy of the Child, vol. X., 1955, 215-40.

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el principio del medio excluido (de contradicción), que es uno delos tres enunciados del axioma fundamental al cual debe confor­

marse el pensamiento para resultar válido (42, pág. 216). Haymotivo, pues, pam preguntarse si este origen fisiológico del des­arrollo ulterior del pensamiento humano no determinará al propiotiempo la forma futura en que hayan de desarrollarse las leyes de

FIG. 2.-Reacción del recién nacido, colocado en posición horizontal.

la lógica. Por otra parte, el modo de funcionar del recién nacido,en el que la excitación contrasta con la quietud, corresponde alprincipio de nirvana enunciado por Freud (20), que consiste enuna tendencia a reducir la tensión.

No obstante, recordemos que el niño, en esta época primitiva,es incapaz de distinguir objeto alguno, y al decir objeto no .merefiero solamente al objeto de la libido, sino a todas las cosas quele rodean. Las respuestas del recién nacido son, enel mejor de loscasos, del tIpo "(feT" reflejo-conaiclo~:d;:'~ por 1';) menos análogasa lo qu~ solemos'Uámarré"fleJ()Cc;"ndicionado. Sin duda habrán detranscurrir muchos días antes que pueda desarrollarse una espe-

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cificidad en las respuestas, aunque sea tan primitiva como el refle­

jo condicionado, ya que es necesario que transcurra algún tiempo}lara que se lleve a cabo un conc!icion<lmiento. Hacia el (2Slª,yo,día; elniño responde a señales, Primero, estas son las de la sensi­bilid;J pro"funcla;-iña's"c);'ii¿:l,í'¡;1c"n tc, '~son"~E.!1~?ci()Elesd~"(;glli1iprio.

Cuando, por ejemplo, después cid octavo día se saca a un

FIG. 3.-El recién nacido, gritando de hambre, no advierte el pezón intro­dllcido en su boca.

nmo de la cuna y se le coloca en posicIón de mamar, es decir,horizontalmente, el niño volverá la cabeza hacia el pecho de la

persona que le ponga en esta posición, sea esta hombre o mu­jer (Fig. 2). Por el contrario, si se le saca de la cuna en posiciónvertical, no volverá la cabeza 1.

Las reacciones a estas señales se van especificando en las ocho

¡ En las observaciones de Margaret Mead con los balineses (49. pág. 98)se advierte que los niños de Bali maman en po<;ición vertical. Cabe esperar,por tanto, que las respuestas del niño balinés sean opuestas a las deloccidental.

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semanas siguientes. El desarrollo de su percepción durante los seisprimeros meses ha sido examinado muy detalladamente por Ripiny Hetzer (38), así como por Frankl y Rubinov, en sus trabajossobre la percepción del objeto comida (12).

Hasta el comienzo del ~~.~do 1?~t?.§.il.s:..?uvi<!~, ~1a.ntesoloreconoce la señal del alimento cuando tiene hambre. Es decir, no

~ ,_~'__ ."'''''<''"'''"''''''_'''''.'';_-''-~ .•..", ..''''''';-'_-~i.'-.l'' ' ..••• - - -.' , " ._ ••~_~---'~~. __ .'.u T.

FIG. 4.-EI niño, en el segundo mes, sigue con la vista el rostro del adulto.

conoce la leche por sí misma, ni el biberón, ni el pecho; reconoce,

por decirlo así, .el pezón cu~ndo lo tiene en la boca, pues general­mente comienza a mamarl0t~ero incluso esta percepción elemen­tal está sujeta a ciertas variaciones, ya que si el niño está haciendootra cosa (por ejemplo, si grita porque la espera le ha defrau- ...dado), no reaccionará ante el pezón introducido en su boca (Fig. 3)J

, Hacia el finatd,etsegul1do mes, el ser humano adquiere su po­siciÓnuni~a~entre~ las cosdr-qúe rodean al niño, ya que solo a

partir de entonces &L.l.a~~~_r:t~_p~tc:L9~'yis.tlal.lTl.(;ntela aproxim.a.c:ióngel ser humano. Si a la hora de la mamada se acerca un adultoal niño, que llora porque tiene hambre, el bebé se calma y abre

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iPITZ.-2

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la boca o adelanta los labios. Es la respuesta reservada a la per­

cepción del alimento. Sin embargo, esta reacción suele producirsesolo cuando el niño espera la comida es decir, cuando tiene ham­

bre. En otras palabras, ~ponde en esta ~oca a un ~stí[Q.ulºex­.!€d2.r, J:~_.?919_~p"J.llnciól! de una P.~.!:.C:f!Pc;i!!!!in!:!!.oceptiva,_ enfunción de la percepción de un impulso insatisfeCho. \

___ ._. .._.__.~' ,._,",' •. 'M,'"'' ,,,._'".....•----~-.. .:.:-'

FIG. 5.-Durante la mamada, el niiío no aparta la mirada del rostro de lamadre.

Dos O tres semanas más tarde se produce un progreso: cuando

perciba un rostro 'hull1¿1I10, el niño lo seguirá en todos sus movi­mientoS-~on~ma atención concentrada"'y'~s lo único que el niños"ég'~i~á'así en esa época (Fig. 4). " .

Gesell opina que la razón de este fenómeno estriba en el hechode que el rostro humano se, presenta al niño en cada situación dealivio de necesidad y de alivio de desagrado o de logro de satis­facción (32, pág. 21). Hemos comprobado mediante observacio­nes que el niño al pecho fija invariablemente sus ojos en la carade la madre durante el transcurso de la mamada, sin desviar la

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mirada hasta que se duerme, fenómeno que no es tan constante nievidente si se cría a los niños con biberón (Fig. 5).

Es obvio que la mamada no es la única función de la madredurante la cual puede el niño mirarla a la cara. Generalmente nolo advertimos, pero no podemos hacer nadá al niño, ni 'levantarlo,ni lavarlo, ni cambiarle los pañales, etc., sin estar con el rostrofrente a él-y los ojos, por consiguiente-, moviendo la cabeza yhablándole la mayor parte del tiempo. 'Es, pues, el rostro en síel estímulo visual que el niño verá con más frecuenci;-d~~¡;te'fos'p'rTr:r;ero"s");eses" desuviaa::-'Será. -~~-quese 'establezca ..como señalen la':tneriioria del niño a 10 largo de las primeras seissemanas, y el niño seguirá con la mirada todos los movimientosde esta señal.

2. El estadio del objeto precmrsor

El interés exclusivo que el lactante manifiesta en el segundomes por el rostro humano, con preferencia a todas las demás cosasque le rodean, ,cristalizará en el tercer mes bajo forma de una reac-~~--"--''''_.'-.,--,~''''''''_--- "."

ción muy particular y específica. La maduración somática y eldesarrollo psíquico han progresado lo suficiente para permitirleefectuar la activación de sus medios físicos al servicio de sus expe­riencias, en forma de respuestas psíquicas. En esta fase, co~testará

con una sonrisa al rostro del adulto! al cua'l y~ había asig~~dodeante'mano un interés especial y un lugar privilegiado en su medio,lEs, por así decirlo, la primera manifestación activa dirigida e in'­tencionada, el primer débil resplandor del tránsito del lactante _9<:

tllla pasividad total a un comportamiento activo que irá en au­mento.

El lactante reaccionará con una sonrisa ante el rostro del adulto

siempre que este se muestre de frente, en forma que ambos ojossean bien visibles; siempre que el adulto se mueva, que tenga elrostro en movimiento, importando muy poco que sea una sonrisa,

una oscilación de cabeza, etc ..'En esta época ningún otro jobjeto,nLsiquiera el alimento, llega a pro\;ocarle e§Ja res.Ell~sta/ Si porentonces se muestra el biberón lleno de leche a un niño que hayasido criado por este procedimiento, se producirá con frecuencia un

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ha reconocido en absoluto a su pareja hl1mana, y sí únicamentela" Gestalt frente-ajos-nariz. Desde el momento que esta Gestaltse modifica, el objeto no es 'reconocido; ha perdido su cualidadobjeta1 (Figs. 7, 8 Y 9).

Por ello hemos llamado a esta Gestaltobjeto precurs9I, yaque el niño reconoce en ella no las cualidades ess::!!.s:!.?l<;§.deLobje:

----~_ •.._-_.-.- •. ---------._ .••...,,__..;o~" _

to (es decir, las cualidades por las cuales el objeto provee a las

ñecesidades, protege y satisface), sino atribut()~ sl;lp~r~i<:ia1e~.Estoes justamente lo que distingue al objeto de la libido de las cosas:el objeto de la libido se caracteriza por cualidades esenciales pren­didas en su génesis. Estas cualidades se mantienen invariables através de todas las vicisitudes que transforman los atributos exte­riores del objeto. Por el contrario, las cosas se caracterizan por susatributos superficiales, y toda modificación de estos impedirá suidentificación.i La Gestalt-señal forma, pues, un atributo que per­tenece más a las Eo~(!s'qw:t"ai objeto de la libidoJ y que es, por

",

cambio en su comportamiento: los niños más avanzados en sudesarrollo dejaran de inquietarse, y a veces harán con la boca elgesto de chupar; otros intentarán extender los brazos hacia el bi­berón; pero no sonreirán. "En los niños menos avanzados en sudesarrollo no se" advertirá alteración alguna, aunque en la mismaépoca estos niños contestaron con una sonrisa a la sonrisa deladulto (Fig. 6).

He tratado de esta reacción en una monografía que publiquésobre este tema, titulada The smiling response (La respuesta porla sonrisa) (64). -

En ella examiné 147 niños desde el nacimiento hasta el año

en forma consecutiva. J;sta investigación me ha hecho concluirque nada justifica la creencia de que la percepción del rostro hu­mano por el niño y su contestación a este rostro con una sonrisa,al tercer mes, sea una verdadera relación objeta!. Ya quedó esta­

blecido que 10 que el niño percibe no es un COmpañero, ni unapersona, ni ;n 'objeto-,--sino una (s;;fi~Ciert~ que-esta señal esun rostro humano, pero como he" podido demostrar mediante ex­perimentos, noestodo el rostro humano lo que constituye la señal,sino, por el contrario, una" Gestalt' privilegiada, que consiste enel conjunto :ffente, ojo~ y nariz; todo en movimiento. En efecto,la respuesta no se limita a un individuo, que sería la madre. Losindividuos a quienes el riño contesta con la sonrisa son inter­

cambiables en esta época.[:tr o solo la madre; cualquiera puede pro­vocarla si posee las condiciQnes requeridas y prescritas por la Ges­

talt privilegiada de la señ.J1 Por ello la he llamado, 8~~talt-seña1:Puede hacerse un experimento muy sencillo para convencerse

de que se trata de una Gestalt-seña1 que forma parte del conjuntodel rostro humano. Se establece contacto con el lactante, mostrán­dole el rostro sonriente y haciendo movimientos afirmativos con lacabeza, lo que provoca la respuesta sonriente del niño. Si en estemamen to se vuelve 1entamen te el rostro de perfil, continuando elmovimiento de cabeza y la sonrisa, el niño cesará de sonreír inme­diatamente. Mostrará un aire desconcertado. Los niños más avan­zados en su desarrollo intentan con frecuencia encontrar el se­

gundo ojo por la región de la oreja; los niños sensibles parecenexperimentar un choque. Ante tal reacción se advierte que el niñono reconoce el rostro humano de perfil; es decir, que el niño no

. •.,"'~"' ~.;~""'t:, ;~ -~,A:" "",:t.

FIG, 6.-Reacción al rostro sonriente.

,

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tanto, pasajero. El hecho de que sea la génesis de las relacionesobjetales la que dé orIgen a esta señal le confiere una calidad que'sobrepasa la de las cosas y le asegura un lugar en la genealogíadel objeto de la EDido que va a desarrollarse.

Se puede efectuar con más rapidez este experimento enseñan­do al niño una careta de cartón.

.. ~ br..->' ~,.f~:f

, b

FIG. 8.-Reacción a la careta de frente.

3. El objeto precursor en la percepciónFIG. 7. Heacción al rostro de perfil.

Una serie de películas que he tomado demuestra que el nlIlOen esta época sonríe lo mismo a la careta que al rostro humano, ydeja de sonreír igualmente si se vuelve la careta de perfil. Setrata, pues, de una señal. Pero esta señal pertenece al rostro dela madre y se deriva de él; está unida al estado de alimentación,de protección y al sentido de seguridad; se desarrollará más ade­lante y acabará por establecer como verdadero objeto a la madreen toda su persona. Por ello, he llamado a esta respuesta, limitadaa una parte del rostro humano, relación preobjetal, mientras que

\..he,denominado precursor del objeto a la señal por la cual se ve­rifica el reconocimiento.

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De 10 ~~ hemos expuesto hasta aquí se deduce un hecho fun­damental: ~rante el primer año, la madre, la pareja humana delniño, es la que sirve de intérprete de toda percepción, de toda:acción y de todo conocimiento] Lo hemos demostrado en lo querespecta a la percepción visual, porque cuando el niño sigue conlos ojos cada uno de los movimientos de la madre, cuando consigueaislar y establecer, con ayuda de su rostro, una Gestalt-señal, ledebe a ella el haber llegado a separar, de entre las cosas caóticasy sin significación que le rodean, un elemento que se hará cadavez más significativo.

~s~~r~.~.2l-~s!O_q ue....eLaparato__pgSeptiy.º_no. está..a LÍn.Jísi­camente desarrollado; tal vez lo esté, pero no psicológicamente, y

_ ..~--"'_. . .

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el niño todavía no se sirve de él. J ustamen te el proceso del aisla­mIento de la. Gestalt-señal entre las cosas sin significado es unejemplo de este aprendizaje, de la transición del estado en que elniño percibe solo afcctivamcnte al estado en que comienza a per­cibir de una manera diacrÍlica. Núestras películas demuestran deun modo asombroso c(ínlo el pecho de la madre. sus manos y sus

FIG. 9.-Reacción a la careta de perfil.

dedos ofrecen al niño todos los estímulos táctiles para el apren­dizaje de la prensión y de la orientación táctil; cómo su cuerpoy sus m,ovimientos le dan las experiencias necesarias del equilibrio;casi no hace falta añadir que su voz proporciona al niño los es­tímulos auditivos necesarios para la formación del lenguaje.

Digamos, entre paréntesis, que la formación del lenguaje, suiniciación al final del primer año, es úñfenÓmeIlo completo. Abar­ca, por un lado, la descarga, y por el otro, la percepción. El fenó­meno del lenguaje es-u-n fenÓmeno sorprende~te del tránsito del

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nmo desde una pasividad durante la cual la descarga regula losestados tensionales según el principio del placer,-a- un-aiulciaciónde actiVl2fad~~ia que la descarga misma puede convertirse en unafuente de satisfacción. Con este paso, la actividad se convierte enuno de los factores dd desarrollo bajo la forma rudimentaria dela ,,\ctivi4ad l1Í9ica;La vocalización del niño, que al principio sirvecomo descarga de impulsos, va transformándose poco a poco enun juego en el que repite los sonidos que él mismo ha pro­ducido. Entonces es cuando el niño se ofrece el placer de la des­carga produciendo los sonidos, y los de la percepción, escuchán­dolos. Es una experiencia nueva; en la repetición, el niño se pro­porciona su propio eco. Es la primera imitación auditiva. Algunosmeses después, repetirá su comportamiento con los sonidos queescucha a su madre.

Advertimos en ello uno de los detalles. de la transición del~sté!.<:iiSU'l:.ªIc;i~istq,en el cual eLEJ~¿~ ..J()_~ª1l.J>_Lrnismopor objeto,al estadio oQjeta1.Cuando se hace eco de los sonidos (y de las pa­fabras) que emite la madre, ha reemplazado el objeto autísticode su propia persona por el objeto constituido en el mundo exte­rior, o sea la persona de su madre.

Tales juegos forman, así mismo, la base del otro aspecto delas relaciones objetales nacientes, ya que la repetición de los soni­dos emitidos, primero por el niño mismo y más tarde por la madre,se transformará insensiblemente en una serie de señales se­mánticas.

4. El papel de los afectos en las relacionesentre madre e hijo

Pocas veces se advierte la importancia del papel de la madreen la toma de conciencia del niño y en su aprendizaje. Y todavíamenos que, en este proceso, tienen una ~ortaI1..c~prill}gJ::gi.ªl. lossentimientos de la madre hacia s..l,!.J'Üi9.,eso que llamamos su acti­

j1!g ....aii'ftiYa,_La--Terñ1i"i-adera- madre le permite ofrecer al niñouna extensa gama de experiencias vitales, y su actitud afectivadetermina la calidad de la experiencia misma. Todos percibimoslas manifestaciones afectivas y reaccionamos a ellas de una ma­nera afectiva. Esto es aún más evidente en el niño, pues él percibede un modo afectivo mucho más pronunciado que el adulto. Efec-

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tivamente, durante los tres primeros meses las_~:>;perien~s del

niño se limitan al afecto. El sistema sensoiíal, i~discriminación Y

~ato perceptívoñose han desarrollado aún desde el punto devista psicológico, y puede ser que tampoco desde el físico.Q,8:. acti­tud afectiva de la madre será, pues, la que sirva de orientación

al lactantiJ,Las diferencias i~Hlividllalcs entre unas madres y otras son

infinitas, como es lógico; pero es igualmente vasta la gama desentimientos, respuestas Ycomportamiento afectivo en cada madre.A su vez, la gama tie que dispone cada madre estará influida porlas actitudes y por la personalidad de su hijo, en un proceso circu­lar. El niño ha nacido provisto de un bagaje congénito individual

que ejercerá su influencia en los sentimientos de la madre. Y, se­gún la personalidad de la madre, la diferencia será muy grandesi el niño es precoz o retrasado, dócil o díscolo, amable o huraño.

Podemos ya dar un ('jcmplo de una de estas relaciones: la cro­nología que hemos citado es una burda aproximación. Si hemosdicho que los 11 iños responden con la sonrisa en el tercer mes, estono es exacto: se t rata de una media. Las respuestas/de sonrisa

que hemos filmado comienzan en el día 26 en un niño particular­mente avanzado; pero se puede producir fácilmente un retraso ydarse el caso de que el niño no comience a contestar a la sonrisaantes del se.xto mes. Puede imaginarse bien la importancia.que tie­nen estas diferencias, estas variaciones, para la reacción de la ma­dre. Debe observarse que la contestación por la sonrisa solo es unade las manifestaciones, Y a{¡n una de las más pequeñas, en la multi·

plicidad de relaciones que se establecen entre el niño y su madre.Podría objetarse que la madre no es el único ser humano que

rodea al niño; que existen el padre, los hermanos Y las hermanas, 'Y

que estos tienen su natural importancia; que incluso el medio culotural influye sobre el niño, aun durante el primer año. Este es unhecho innegable; sin embargo, en nuestra cultura occidental !2.SQ

ello se transmite al niño por la madre opor su sustituto. Y esta esla razón partlcúLirpor la que he ~rie~tado rrlis' trabajos hacia el

problema de las relaciones entre madre e hijo.Por otra parte, esta relación es el factor que modifica la vida

del niño durante los primeros meses. Es el factor particular en elconjunto psicológico de la primera infancia, que se presta tanto a

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la profilaxis como a la terapia, y que merece, por esta razón, nues­tro estudio más asiduo y nuestra mejor atención.

En la relación madre-hijo, la madre representa el factor socie­dad, o si se prefiere puede decirse que lit gladre representa a la so­

c~. El oponente de este factor se encuentra en el bagaje con­génito del niño, que en este punto está representado, sobre todo,por. la cuestión de maduración y de la Anlage.

N o se puede descuidar la importancia del desarrollo nerviósodurante los primeros meses y aun los primeros años de la vida. Taldesarrollo hac;e posibles acciones y comportamientos que sin aquelno lo serían. Hay funciones que tienen una maduración psicológicay, hasta cierto punto, independiente de lo que las rodea. Existen enel desarrollo ciertas series o sucesiones congénitas. Es inútil exten­

demos sobre ell0.!fós dos {actores en interacGÍón consisten, pues, l..I en una madre con su individualidad formada y un niño con su indi­; vidualidad en formaciói:)Madre e hijo no viven aislados, sino enun medio económico-social, en el que la especie inmediata, las de·terminantes primarias, son los miembros de la familia, y la especiealejada, el grupo, la cultura, la nación y el período histórico, así'como las tradiciones. Trataremos más adelante de la elaboración

de los dos factores que componen lo que Margaret Mahler (47) hadenominado la pareja simbólica madre-hijo.

5. Alcance teórico del establecimientodel objeto precursor

Recordemos brevemente las consecuencias y la significación deldesarrollo del primer precurS0r del objeto que acabo de describir.Contiene los siguientes aspectos:

@ Esta etapa señala el punto en el cual el niño se separa de10 que he llamado recepción interna de la experiencia y se acerca

a l~rcepción externa del estímulo, procedente de lo que le rodea.lt:? Este desarrollo presupone el establecimiento de indicios dememoria conscientes en el psiquismo del niño.

j) Al mismo tiempo, esto supone una división entre el cons­ciente y el preconsciente, separando a ambos del inconsciente.

@ Tal planteamiento de los indicios de memoria y la separa-

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ción entre el consciente, el preconsciente y el inconsciente, dan lu­gar a la iniciación del pensalJliento l. 'o La llegada del pensamiento introduce, al propio tiempo, laurgencia de la función del principio de realidad, que es una fun­ción de rodeo.

@ Este mismo desarrollo, en el tercer mes, marca la iniciaciÓn.rudimentaria del yo, considerado este como organización rectoracentral. Esta permIte al niño coordinar sus actos intencionales alservicio de fines de dcfem¡a y de dominio. Podemos, al mismotiempo, calificar esta parte del yo, de acuerdo con Hartmann (33),

cO~9:l1a esfera libre de conflicto del yo.(!) Con todo esto, la barrera alzada contra los estímulos se'hace cada vez menos necesaria. Las energías procedentes de losestímulos llegan ahora fraccionadas. Están divididas entre los dife­rentes sistemas de indicios de memoria, y reservadas o descargadasen forma de acción y no de excitación difusa.

" 8:~ Esta capacidad para la acción dirigida lleva al niño a undes3'rrollo progresivo y rápido de los diferentes sistemas del yo;primero, en el sector del~.'<:9!..E2r-ªl, y luego, en otr9s sectores. Laacción en sí se convierte no solo en forma de canalizar las ener­gías libidinales y agresivas, sino también en el instrumento psíqui­co del desarrollo mismo. No se puede negar que la función de la ac­tividad, de la acción, no ha sido suficientemente considerada enel problema del desarrollo del primer año. Con frecuencia habla­mos de la agresión; sin embargo, sería preciso comprender que laparte de la agresión que se manifiesta en forma de acción crea

1 Freud ha definido el pensamiento en su artículo "Los dos principiosdel suceder psíquico" (29)~que desgraciadamente no ha sido traducido al

francés-de la siguiente manera: .t~lp~nsamiento sería un acto de pruebaocurrido mediante la carga de los rastros de memoria por quanta minima·les de energía y por el desplazamiento de esta carga a lo largo."de.dichosin.dicios de memoria) (Esta frase ha sido omitida en las Obras completas,

- • -.- -,-'" -'- . - fIIlII1f

de la Editorial Biblioteca Nueva.)En "Análisis de un' caso de neurosis obsesiva" (Obras completas, vol. n,

págs. 624·60) dice Freud: "No creo que haya de tropezar con graves con·tradicciones la hipótesis de que habitualmente, y por razones económicas,el pensamiento es impulsado por medio de desplazamientos de energía máspequeños Que los consagrados a los actos destinados a la derivación y a lamodificación del mundo exterior."

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en sí misma constelaciones de acción que establecen sistemas di­

ver§iQcados en el yo.C2.j Si se considera el conjunto de este fenómeno a partir delbehaviorismo (la conducta), es evidente que representa implícita­mente la transición del niño desde la pasividad a la actividad di~

rig@J - --_ ..--_._--~_.-- ..--- .....10 El fenómeno representa la inicjfición-de.Jas.-:z:elaciºJl~!L1?.2:ciales en el ser humano y creará las primicias y el prototipo de to­das-i;s relaciones sociales ulteriores.

Hemos enumerado diez facetas de un fenómeno global que pue­de entenderse como el que marca el punto de ~!.1~<::..i§p:.c1~.l.~s.t~dionarcisista prLma!:~9_.al._9c~.}.~_W?~E~~.!:~~lilTomamos, pues, por puil­~a la convergencia de estos diez aspectos del fenómenoglobal para intentar el desarrollo de algunos en las páginas si­guientes. Recordemos, de todas formas, que ~icaes t05,lavíarudimen!~.Eiay que eLyo no._estápresente sino enformaeñíbrionaria '--" ..- '-- .. , .. ---.----.-.--

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e A P 1 T U LO IV

. """1 •• 11 ..:R d ~ .. . ¡. 'l!it".aash.cíuau eJl PSJ!q!LUSnlO L\1J!!.antlJ.

ko~_!!e~J:!1eses siguientes del desarrollo del niñose destinan a e2'J21pracel terreno que ha conquistado hasta aquí.Esta exploración' se produce por intercambios. constantes entre elniño y el objeto de la libido. Pero ahora estos intercambios tomanun 'nuevo carácter. De la asividad de los primeros treS-.1llfse_u!niño avanza hacia la actividad, la acción. En estos intercambiosde acción el niño establece los límites de sus capacidades. El niñova ensanchando estos confines, dentro de los cuales traduce enacción la fuerza de sus impulsos agresivos y libidinales.

No hay que olvidar, por otra parte, que se trata probablemente

del ~~n:i~p.l_~~~ico(I~.!,(Iesarrollo h.umano. Hay muchas razo­nes para que lo sea, y voy a rcferirme a tres de ellas: la impoten­cia del lactante; el carácter de transición (y por ello vulnerabl~) deldesarrollo durante los dos primeros años, y, por último, la ausen­cia de una organización del yo sólidamente establecida.

1. Impotencia del recién nacido

La razón más importante para que este período sea tan plásticoha sido ya enunciada por Freud de una manera inequívoca en unode sus primeros trabajos: Entwurf einer Psychologie 1.

Se trata de un manuscrito de publicación póstuma, que datade 18952• Hablando del proceso de descarga, necesario como res­pue~ta a los estímulos que ¡;;'ocedeñ-aeTimerior';Frellirexpllci'que

,e'" ---"~_',. • ._ •..•~ •• '_'_'''''_,_lt.- •. __...__".",,"''''''-''- .~,

1 Sigmund FREUD: Aus den Anfaengen der Psychoanalyse, pág. 402,Imago Publishing eo., Ltd., Londres, 1950.

2 Se encontrará la traducción francesa en el volumen Naissance de lapsychanalyse, Presses Universitaires de France, París, 1956.

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!!:J~ta~s.J.n.J2!:~Lp!íE_c;LRL<;uJ.~EX.ov~!J-ª--acción_~sp_e.c;ífjc.a<kJ~u@~...~~sl!:.ª!...E~s~.sariaparªJ'L<:l~.scarga. ~~ta acción será pro­vocada por fenómenos de descarga diW~os._YJlo:espécíficoS-;:~com(j·w:rareós;g;rtc;";,llo-ros,~'etc-.:'q:u~ s{;-.;;'¡anifiestan en el lactante. La

frase que sigue en el manuscrito de Freud, en su monumental con­densación, ilumina de' golpe todo un sector del pensamiento psico­analítico. Cito el texto en alemán: "Diese Abfuhrbahn gewinnt so

.die. hoechst wichtige Sekundaerfunktion der Verstaendigung unddie anfaengliche Hilflosigkeit des Menschen ist die Urquelle aller

. moralischen Motive."La traducción no es fácil; hay conceptos como Hilflosigkeit que

son casi imposibles de traducir. Sin embargo, el sentido aproximadoes: "Esta vía de descarga toma, por tanto, la función secundariaen extremo importante de la comunicación; la impotencia, la inca­pacidad del ser humano en el comienzo es la base primaria de'todoslos motivos de la moral." El editor, Emst Kris, señala que en estafrase Freud sitúa el lugar de la relación objetal en el punto de tran- Le.

sición entre el principio del placer y el principio de la realidad.Veinte años después, en "Los instintos y su destino" (25),

Freud vuelve a esta formulación, para no abandonarla más. Nues­tras experiencias y observaciones de los lactantes nos han probadoen forma convincente la exactitud de sus conclusiones.

$:

2. El primer año, período de transformación

El segundo factor que hace de este período (que comprende elprimero y segundo año de la vida) el más plástico es 10 que hedefinido como estado transicional del desarrollo del lactante. En

esta época el niño atraviesa un proceso de transiciones continuas,de transformaciones rápidas, violentas e incluso tempestuosas. Sepodría muy bien hablar del niño en su primer año como de un seren statu nascendi. Son conocidos estos fenómenos transicionales de

la química. Cabría decir que de modo análogo a los fenómenosquímicos, el alcance de las experiencias sufridas en este estado esmuy superior al que estas misma~ experiencias tendrán en épocamás avanzada, cuando la organización de la personalidad se esta­blezca de forma más sólida y menos efímera.

No es que el niño durante su primer año sea muy delicado. No

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todos los estímulos ni todas las experiencias actúan sobre él exage­radamente. Es más bien algo que el adulto comprende con dificul­tad: que el sistema entero de valores de la experiencia no tiene piesni cabeza durante el.primer año. Cosas que al adulto le pareceríancatastróficas, él apenas las percibe. Si se priva al adulto de oxígenodurante quince minutos, resulta una catástrofe que seguramente leocasionará la muerte. Pues esta es una experiencia normal para elniño en el proceso del parto.

Pero deducir de esto que el nifio está protegido contra todoslos peligros, que porque no sabe decimos lo que sufre, no sufre,es un error que ha ocasionado antiguamente crueldades increíblespara con el lactante. Esta crueldad aún persiste. Me han informadorecientemente que existen cirujanos en hospitales conocidos queacostumbran a practicar mas(oidectomÍas sin anestesia alguna enlactantes indefensos a quienes quedarán, ciertamente, traumatis­mas indelebles.

Si ciertos acontecimientos, que parecen catastróficos al adulto,apenas son percibidos por el lactante, también ocurre lo contrario.Algunas modificaciones de lo que le rodea, del medio, que puedenparecer insignificantes al adulto, llegan a ejercer una influenciaprofunda en el niño durante su primer año, e incluso provocarconsecuencias inesperadas e incalculables. Retardemos las emo­cionantes escenas del film de Robertson A Two-Years-Old goes toHospital (Un niño de dus años va al hospital) (55).

A lo largo de nuestros cstudios hemos publicado, en forma deartículos y de películas, series de observaciones sobre traumatis­mas de naturaleza an;íl()~a a los presentados por Robertson. Sontraumatismos afectiv06 que no (csultarían peligrosos para el adulto,pero que en el lactante impotente· y débil suponen un peligromortal, sobre todo si los padece durante una fase transicionalimportante. He subrayado anteriormente que el lactante se encuen­tra en un estado de transiciÓn éonstante, o mejor dicho, que losprimeros años de la vida deben tomarse como un período de evo­lución.

3. El primer «organizador» y las consecuenciasde su establecimiento

Pero en el cuadro de esta evoluci6n hay épocas específicas enlas cuales acontece un cambio ·de direcciones, una reorganizaci6ncompleta de la estructura f{sica, un despertar. Son períodos par­ticularmente vulneraºl~§,_d.l1rante los cuales cualquier traumatiS::­mo tien~. consecu~R¿ias.especÍficas~Y.de.gfaye·dád.· , ..- - '.

La Sig;:ÜlcaciÓnde tales tranlOS a lo largo de la evolución delprimer año me ha llevado. a tratar de lo que he llamado factores

~' ....• """""

qJ"ganizadores, por analogía con la embriología, con un término to-. mado a 10~sembri61ogos.en embriología se denominan organizado­

res ciertas estructuras que se desarrollan en ~ determinado puntodonde se juntan diversas líneas de desarrollo.: Antes del desarrollode estos organizadores un tejido puede ser trasplantado de un lu­gar a otro y se desarrollará igual que los tejidos que 10 rodean; esdecir, no se hará diferente. Pero si se trasplanta el mismo tejidodespués que el organizador se haya desarrollado, el· tejido tras­plantado s'e desarrollará en la dirección a que le hubiera llevado suemplazamiento original.

He comenzado a desarrollar este concepto hace aproximada­mente veinticinco años en lo que se refiere al psiquismo del lactan­te. Después he estudiado durante cierto tiempo series de niños y,al darme cuenta dE'la justificaci6n del concepto, he logrado preci­sarlo y ampliarlo. Por otra parte, e independientemente de mis in­vestigaciones, la existencia de períodos críticos a 10 largo deldesarrollo ha sido confirmada por Scott (1950) en sus experimentossobre animales. Se deduce de mis observaciones que durante estosperíodos críticos ,las corrientes de desarrollo que operan en los dife­rentes sectores de la personalidad se integrarán, por una parte, unascon otras, y, por otra, aIproceso de maduración. Esta integracióntiene por resultado la formaci6n de una nueva estructura psíquicasobre un nivel de complejidad más elevado. Ciertamente, esta inte­gración representa un proceso delicado y vulnerable; 10 que hellamado organizador es el resultado de la integración completa.

En los capítulos precedentes hemos,descrito uno de estos orga­nizadores. Se señala por el desarrollo de la respuesta social de la

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sonrisa hacia el final del tercer mes de vida. Destaquemos que lasonrisa social solo representa el síntoma visible de la convergenciade una serie de diversas corrientes de desarrollo en el psiquismo.En ese punto las corrientes estarán unidas en haces y organizadasa partir de él.

Recordemos algunas de esas corrientes que se refieren a la son-risa social: el niño se desvía de la sensación interior hacia la per­

cepción exterior; el preconsciente, y con él el inconsciente, se esta­blecen y se diferencian uno de otro. Se implantan los rudimentosdel yo; el niño empieza a aplicar el principio de realidad. Estomarca una nueva era en el medio interior del niño, y a partir deese momento comienza una nueva forma de ser fundamentalmentedistinta de la anterior.

Se encuentra un fenómeno an;Ílogo en la segunda mitad del pri­

mer año, que trataremos en uno de los capítulos siguientes. La im­portancia capital de estos punlo~, organizadores en el desarrollo delniño consiste en que si este consigue establecerlos puede seguiren la dirección normal del desarrollo de los sistemas de su persona­lidad. Por el contrario, si el niiío no lo consigue, permanece en elsistema difuso, no diferenciado, que precede a la formación de losorganizadores y, ,necesariamen te, se producirán desviaciones y fal­sos desarrollos. Esta es una particularidad muy cara~terizada delpsiquismo infantil, que conlribuye poderosamente a su plasticidad.

4. La ausencia del «yO}}

La tercera razÓn de la plasticidad de la personalidad del niñoen su primer año es la ausencia de una estructura psíquica bienestablecida y diferenciada. La teoría psicoanalítica nos enseña quela organización psicológica usada para los intercambios con el am­biente, con el mundo exterior, es el yo. El yo se sirve de sus sis­temas múltiples para las funciones de dominio y de defensa; esdecir, con el propósito de descargar tensiones inútiles e incluso mo­lestas, para la defensa contra estímulos que el yo desea ignorar,para la incorporación de estímulos que el yo considera útiles, parala adaptación a determinados estímulos, para la destrucción deellos y para infinidad de otras formas de intercambio con el mun­do que le rodea.

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Sin embargo, al nacer el niño aún no tiene yo. ¡Puede defendersede los estímulos por la barrera protectora del elevado umbral desu 'percepción, Cuando aquellos son suficientemente violentos, pue­den atravesar o romper esta barrera y m.odificar la persanaJidaddel niño.

Más tarde, cuando el umbral \perceptivo comienza a disminuir,los nuevos estímulos modificarán la personalidad del niño hastaque esta se forme y estructure; ¡hasta que se modele un yo con elfin específico de gobernar la forma en la cual han de ser tratadoslos estímulos procedentes del interior o del exterior;. Sin embargo,el yo no se crea de una vez~ El desarrollo de la eficacia del yo, desus reservas, de su tenacidad, dura meses y años, y se realiza enforma lenta y progresiva. Este desarrollo se producirá de acuerdocon la forma en que se utilicen los estímulos que llegan y son reci­bidos, y cuyas experiencias chocan contra la personalidad, plásticaaún, del niño, para modificar esta misma. Son Variaciones con lascuales apenas hemos comenzado a familiarizarnos. .

Esta explicación podría sugerir que el niño, durante su primeraño, está expuesto a una brutal granizada de modificaciones vio­lentas de su personalidad, y no es así; muy al contrario, la reali­dad es diametralmente opuesta. No es fácil, sin embargo, especifi­car la manera en que se forma y se amasa, se moldea y se modificala personalidad del niño, sin salir de los límites de este ensayo ysin entrar en detalles minuciosos de psicología experlmental, paraestablecer ·la relación entre estos detalles de psicología y losconceptos pSlcoanalítícos.

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CAPITULO V~

Afectos de desagrado(La angustia de los ocho meses)

Los afectos de placer y sus manifestaciones sedesarrollan en el transcurso de los tres primeros meses y puedendemostrarse por el fenómeno de la respuesta a la sonrisa; tienensu exacto paralelo en el desarrollo de las manifestaciones de des­agrado. Estas se hacen cada vez más específicas en el transcurso

de los primeros tres meses; d~ués _~~liercero,e.lniño manifiestasu desagrado cuando su compañero humano le abandona. Peroigual que no sonríe a esta edad cuando se le ofrece cualquier cosa,con excepción del rostro humano, tampoco manifestará ,desagradosi se le quita un juguete. Solo cuando el compañero humano semarcha comienza el niño a llorar.

Llegado el sexto mes, la causa específica de las respuestas deplacer y des~grado' ~~"ha'ée más señalada y se extiende a un mayornúmero de estímulos. Si en este momento se le quita al niño un ju­guete, manifestará su ,desagrado.

Se desprende de esta observación que en el desarrollo de la per­sepción, los afectos de desagrado tienen su parte equivalente a losde placer. Estas dos categorías de afectos son precisas para el des­arrollo normal de la percepción, del pensamiento y de la acción.En el transcurso del desarrollo ulterior, su función se hará inex­tricablemente embrollada dentro de los diversos procesos pSÍqui­cos. Pero privar al niño del afecto de desagrado durante el primeraño es tan perjudicial como privarle del de placer. Ambos colabo­

.ran en la formación del psiquismo; la inactivación de unu de ellossolo puede conducir al desequilibrio. Esto demuestra el error detodos los que preconizan la ,aquiescencia absoluta para el niño. Nodebe subestimarse la gran importancia de la frustración para el

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desarrollo, ya que es la Naturaleza misma quien la impone. Seilllcia por la enorme frustración de la asfixia en el nacimiento,que obliga al cambio de la circulación fetal por la respiración pul­manar; la siguen frustraciones reiteradas y continuas del hambrey de la sed, que obligan a la actividad y, progresivamente, al

FIG. ID.-Angustia de los ocho meses.

desarrollo de la percepción; por fin, el destete, que le obligará asepararse de la madre, y así sucesivamente.

Entre eI2~~.t2_.y.~~..2.ctav9_J!Jesse presenta una transformaciónde graves consecuencias. A esta edad, la discriminación diacríticaha progresado ya mucho. E) niño, en este momento, no contestaya con una sonrisa a cualqüíe"¡"aque llene las condiciones para dicharespuesta. Por el contrario, ahora distingue entre amigo y extraño.Si alguien se le aproxima en forma activa y él no le conoce, seguiráun comportamiento muy característico. Puede sencillamente bajarlos OJos con timidez o llegar a los lloros y gritos, pasando por unagama que hemos observado y que corresponde a la forma en queel niño ha establecido sus relaciones objetales. Puede escondersebajo las mantas; echarse boca abajo en su cama y ocultar el rostro

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entre las sábanas; subirse la camisa hasta la cara, o bien taparselos ojos con la mano; de todas formas, basta con ver las películastomadas de estos niños (Anxiety) (70) para comprender que rehú­san el contacto con el extraño, que se apartan, que tienen miedo.

He llamado a.este fenómeno la an~stia de los ocho meses y loconsidero'l~-'pr¡~~r~' 'maniféstaci6~'(fe l;-;;gustia p;ópiá~-e~ie 'di:-"h"" (68) '(F""-'IO)"" '~"-~~'-'---_.,,,-----"~-"-~'-"-'-" " ..c a. .LIg. .

•...~ -,

1. Evolución de los afectos negativos duranteel primer año

¿ Qué entendemos por angustia propiamente dicha? Distingotres fases en el desarrollo de la angustia durante el primer año.

Según Freud, el prototipo de la angustia es el lance del nacimiento,su traumatismo. Freud describe explícitamente este prototipo conlos términos de manifestación fisiológica. He observado y registra­

do en películas estas manifestaciones en el momento mismo delnacimiento y las he seguido durante las dos primeras semanas devida del recién nacido. Considero estas primeras semanas, que se

prolongan quizá hasta la quinta o la sexta, como la primera fase deldesarrollo de la angustia; sin embargo, no estimo que estas mani­festaciones sean de verdadera angustia; muy al contrario, son lasmanifestaciones de desagrado más arcaicas, y las considero comopertenecientes todavía a estados fisiológicos; es decir, son estadosde tensión. Es la"forma en que se manifiesta el desagrado del reciénnacido durante la época no diferenciada. Poco a poco, en el trans­curso de las ocho primeras semanas, estos estados de tensión seorganizan. Entiendo por ello que este estado de tensión de desagra­do comienza a perder su carácter difuso; se manifiesta en situa­ciones de desagrado cada vez más específicas; se hace perceptibleno solo para la madre, sino para un observador avisado. Es decir,que se transforma poco a poco, de manifestaciones expresivas dedesagrado, en una especie de código de comunicaciones. Los que lerodean empiezan a comprender la naturaleza de las manifestacio­nes, tanto si el niño tiene hambre, como si padece dolores abdomi·nales o si, simplemente, se aburre y quiere que se ocupen de él.Esta comp'rensión de los que le rodean por las manifestacionesexpresivas del niño aumenta progresivamente; las respuestas re-

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sultarán, pues, más adaptadas a las necesidades manifestadas porel niño. Proporcionalmente al número de respuestas satisfactoriasque llegue a provocar, establecerá el niño una relación entre suspropias manifestaciones y las respuestas que provoca. Por tanto,en el transcurso del tercer mes se establece en el psiquismo delniño un código de señales dirigidas a lo que le rodea.

En lugar de contestar en forma de reflejo condicionado a lossignos que proceden de su interior o de lo que le rodea, el niñoestá ya en condiciones de poder emitir a voluntad señales ante lascuales la respuesta de los que le rodean será más o menos cons­tructiva. Es decir, que por una acción suya, en este momento elniño logra un efecto: inducir a quienes le rodean para que le qui­ten algo que le molesta, y luego que le den incluso algo que desea.Es la transición de la fase de manifestaciones expresivas a la mani­festación de un requerimiento (9), primer paso importante en elestablecimiento de una comunicación que deberá acabar en lasseñales semánticas.

Pero en todas; estas experiencias hay algunas que son lo bas­tante desagradables para que el niño las tema. Durante el segundotrimestre de vida se presenta una reacción que he llamado reaccióndel miedo. Es la segunda fáse en el desarrollo hacia la verd'aderaangustia. Mientras que la primera (los estados fisiológicos de ten­sión) se produce en respuesta a percepciones de desequilibrio inte­rior, la reacción de miedo se dirige a un objeto del contorno físico,bien sea una persona o una cosa con la cual el niño ha tenidoexperiencias desagradables. Cuando este objeto se presenta de nue­vo a su percepción, el niño tendrá una reacción de huida. Es lahuida ante un peligro real; es el principio de 10 que Freud hadescrito con este mismo término.

Pero el fenómeno que antes he descrito y que puede observarseentre el sexto y el octavo mes es totalmente distinto. En esta re­acción ante un extraño, en estos movimientos de prevención y dehuida, el niño no responde a un objeto o persona con la que hayatenido una previa experiencia de desagrado; los niños que hemosobservado nunca habían tenido experiencias molestas' con extraños.¿Por qué, pues, manifiestan miedo, o al menos aprensión?

Es esencial que la madre no esté presente en esta experiencia.En caso de que la reacción sea poco acusada, su presencia tiende acontrarrestarla. En ausencia de la madre es cuando la respuesta se

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manifiesta con toda su fuerza y está en absoluta contraposición conla sonrisa beatífica que la presencia de cualquiera provoca en elniño de tres meses.

He formulado la hipótesis de que el niño reacciona con des­agrado ante la ausencia de la madre. Por otra parte, ya 10 hemosvisto al tratar del desarrollo de las acciones de desagrado cuandoel compañero adulto se separa del niño de tres a seis meses. Ahora,entre los seis y los ocho meses,. ya no es un compañero cualquiera,sino la madre quien se ha marchado. Al aproximarse un extraño,el niño se siente defraudado en su deseo de volver a ver a la madre,y la angustia que manifiesta no será, por tanfo, una reacción alrecuerdo de una experiencia desagradable con un extraño, sino unapercepción intrapsíquica de la no iden tidad del extraño con lamadre, de la cual el niño está privado. Se trata, pues, en este caso,de una respuesta a una percepción in trapsíquica; a la reactivaciónde una tensión de deseo. Por eso he llamado a esta reacción

primera manifestación de la angustia propiamente dicha, y al fenó­meno en conjunto, la angustia de J6s ocho meses 1.

La angustia de los ocho n:eses cs análoga a la sonrisa a lostres, pues la identificación de un compañero humano representauna etapa en la organización psíquica. En el caso de la sonrisa, la

'En un artículo (84) aparecido cuando el presente estudio estaba enprensa, L. Szekely expone varids hiptÍtesis ingeniosas apelando a la biología.Por medio de estas hipótesis rcinterprcta las observaciones que publiqué so­bre la respuesta de la sonrisa (64) y sobre la angustia de los ocho me­ses (68), y llega a conclusiones diametralmente opuestas a las mías. Tornan­do corno base las observaciones hechas en etiología animal por Lorenz,Tinbergen y otros, Szekely clasifica la configuración ojos-parte frontal en­tre los estímulos desencadcnadorl's. Esta configuración sería, pues, el super­viviente filogenético del esquema c/lcmigo en el mundo animal. El lactan­te, durante sus primeros meses---dicc Szekely-, reacciona con angustia alrostro de la madre. Esta angustia estiÍ inspirada en el esquema enemigo(ojos-parte frontal), y la sonrisa del tercer mes sería, pues, su primer domi­nio de este miedo arcaico. El lactante llevará a cabo este dominio transfor­mando, por medio de una carga Jibidinal, la parte ojos-parte frontal en ob­jeto parcial. Por otra parte, la angustia de los ocho meses puede ser lamanifestación visible de la vuelta de este objeto parcial al estado innato deestímulo arcaico desencadenador de la angustia. He aquí, en esencia, lasconclusiones de Szekely; en varias ocasiones subraya que hasta ahora noexisten pruebas experimentales para esta~ hipótesis.

Desde el comienzo de mis investigaciones me llamó la atenc~ón, poruna parte. el parecido entre el estímulo desencadenador en los animales. ad-

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Cestalt-señaI del rostro se confronta con los vestiglos de recuerdode compañeros. humanos· y se acepta porque es su homólogo. Enla angustia de los ochos meses, la percepción del rostro del extra­ño, como tal rostro, se confronta con los vestigios de memoria delrostro de la madre. Se comprueba que es diferente y se rechaza.

El niño nos indica por este funcionamiento de los vestigios dememoria que ha formado una auténtica relación objetal; que lamadre se ha convertido en su objeto libidinal. Demuestra al mismotiempo la adquisición de una nueva función del yo: la función delenjuiciamiento. Sustituirá las formas más primitivas del mecanis­mo de defensa por una func~ón intelectual. El niño ha franqueado,con este paso, una segunda etapa en su desarrollo psíquico, que leabrirá nuevos horizontes.

2. El segundo organizador

Colocando estos hechos y consideraciones en el cuadro con­ceptual desarrollado con anterioridad, es obvio que lo expuestorepresenta la emergencia del segundo organizador. Esto quieredecir, al mismo tiempo, que uno de los períodos críticos, según

quirido en la Praegung descrita por Lorenz (46), y por otra parte, el papelque desempeña la configuración ojos-parte frontal en el lactante. He inves­tigado cuidadosamente si el estímulo que provoca la respuesta de la sonrisaes innato o adquirido, como la Praegung, merced a upa sola percepciónmomentánea del animal recién nacido. Mi conclusión es que no se trata nide una cosa ni de otra, El estímulo para la reacción de la sonrisa se consi­gue por medio de un proceso que tiene algo de aprendizaje y Que le añadeciertos trazos característicamente humanos (64).

En cuanto a la otra hipótesis de Szekely, según la cual el lactante reac­cionaría con angustia al rostro de la madre durante sus primeros meses, esun fenómeno qüe nunca he podido observar en los centenares de niDos exa­minados, a cada uno de los cuales hemos presentado una vez por semanaeste estímulo, desde el nacimiento hasta el tercer mes. Por otra parte, tam­poco la voluminosa literatura sobre el tema ofrece ningún ejemplo.

Sin ninguna prueba de observación resulta arriesgado extraer de las leyesestablecidas para la conducta animal conclusiones para la del ser humano.La metodología científica moderna (79) no admite la transposición de las le­yes válidas para un nivel de organización de complejidad inferior a otro decomplejidad superior. Mientras no se pruebe lo contrario de manera conclu­yente, la tesis de Szekely debe ser, pues, clasificada como una interesanteconjetura especulativa.

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Scott (1950), se sitúa alrededor del octavo mes. Comienza unanueva fase del desarrollo infantil, durante la cual la personalidaddel niño y su conducta experimentadn una transformación fun­damental. Más adelant.e· volveremos en detalle a las transforma­ciones ocurridas luego de constituirse el segundo organizador.

El estímulo que provoca el desagrado se hace progresivamentemás específico. En este desarrollo, las fases sucesivas marchanparalelamente con las del desarrollo del yo y con su definitivoestablecimiento. A estas dos líneas paralelas de desarrollo se uneuna tercera: la del desarrollo progresivo de las relaciones objeta­les, que conduce a la constitución del objeto libidinal propiamentedicho. Solo nuestra presentación separa estas tres líneas del des­arrollo; en la realidad 'son, claro está, aspectos distintos de unconjunto de interacci6n, unido~, estrechamente entre sí y en el'tiempo y por sus manifestaciones.

Recapitulemos la serie de etapas recorridas: la constitución enla memoria del rostro humano, en cuanto a señal, anuncia la for­mación y la const.itución de un precursor del objeto y marca laprimera fase mayor en el clesarrollo de las relaciones objetales. Elfenómeno de la angustia de los ocho meses, que se manifiesta nor­malmente tres o cuatro meses más tarde, demuestra que el niño haconseguido reservar al rostro de la madre un lugar único entretodos los demás rostros humanos, puesto que ahora prefiere aquely rechaza los que son diferentes.

En mi opinión, est.e es el criterio para la constitución de unobjeto en sentido propio. Sin duda, para el behaviorista, el fenó­meno de la angustia de los ocho meses solo significa que se haconstituido una cosa en el campo óptico. Pero si vamos más alláde los límites que se ha impuesto el método behaviorista e inten­tamos comprender el sentido del comportamiento del niño en laangustia de los ocho meses, advertiremos el papel decisivo del afec­to. Observaremos que el objeto no solo ha sido constituido en elterreno ,isual, sino también, y podemos decirlo con seguridad,sobre todo en el terreno afectivo.

El objeto existe solamente a condición de que sea imposible suconfusión con cualquier otro fenómeno. Una vez constituido, elniño ya no puede confundirlo con nada, y le es posible establecercon él relaciones estrechas, que le confieren sus cualidades exclu­sivas. La angustia de los ocho meses es la prueba de que el niño

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I

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rechaza todo, excepto el objeto único; en otras palabras: que elniño ha encontrado al compañero con el cual crea relaciones obje­tales, en el verdadero sentido de este término.

Estas reflexiones nos indican ta:g:¡.b~n en qué consiste el se­gundo organizador. En el aspecto/físic~ se puede establecer losiguiente: '~

, 1.", La mielinización de las vías nerviosas está suficientementeavanzada para permitir la función dirigida de los aparatos del sen­sorio."

t 2.~ Permite la coordinación de los efectores para poner gru­po!'r:d.e músculos al servicio de series de acciones.

3.° Permite ajustes de la postura y del equilibrio, necesarioscomó punto de partida para estas acciones.

En el aparato mental se ha almacenado un número creciente devestigios de memona, que crean una base para operaciones ideato- \rias cada vez más complejas. Estas operaciones permiten allactan­te ejecutar un número progresivo de series de acciones dirigidasde formas cada vez más variadas. De aquí resulta una de las con- •diciones para la formación de sistemas en el yo; durante esta fase,dichos sistemas se formarán sobre todo en la esfera libre de con- ,

flictos del yo. /Por último, en el nivel de la organización psíquica, la madura­

.ción y el desarrollo del bagaje congénito han hecho posible ponerlos efectores al servicio de series de acciones dirigidas, que permi­ten al niño descargar intencionadamente tensiones de afecto. Estasdescargas dirigidas reducen el nivel de la tensión en el psiquismo,lo que permite organizar mejor la satisfacción de las necesidades.Además, esta reorganización del funcionamiento del psiquismopermite al sujeto aumentar el potencial de reservas de placer. Laorganización del yo se enriquece en las más variadas fuentes; seestructura y delimita, por una parte, por el ello, y por la otra, porel mundo exterior. El enriquecimiento del yo ocurre merced al nú­mero creciente de sistemas que se desarrollan luego de un cambiode acciones cargadas de una tonalidad afectiva. Estos intercambiosacontecen entre el niño y lo que le rodea, y particularmente entreel niño y el objeto que está en vías de constituirse. Después deestos intercambios de acciones se establecen las fronteras entre lamismidad (the SelO y el mundo ambiente, entre el yo y el ello yentre los sistemas individuales en el yo.

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Por .un lado, la diferenciación en la agresión de la libido, y porotro,· el destino de estos dos impulsos en el tr-aTIscurso del primerapo, tienen un papel decisivo en esta constitución del yo, en suestructuración y en el establecimiento de. sus fronteras. Volveremos

más adelante sobre la diferenciación de los instintos, su fusión ysu disolución. Recordemos, por el momento,_ que entre la suerte delos impulsos, por un lado, y las fases de la constitución del objeto,por otro, existe una estrecha interacción. Esta interacción se pro­d1.!ce juntamente con el desarrollo progresivo de la coordinacióncorporal, de la percepción, de la apercepción y de los intercambiosde acción activos e intencionales. El punto culminante de estosdesarrollos es, precisamente, 10 que acabamos de denominar se­gundo organizador.

Agreguemos que esta enumeración DO ha agotado en modo al­guno la riqueza de los factores de que se compone el segundo orga­nizador. Hemos hablado mucho de los sistemas del yo, pero node sus funciones. Entre ,ellas ocupan lugar preeminente los meca­nismos de defensa, que al principio ayudan más a la adaptaciónque a la defensa en el verdadero sentido de la palabra. Una vezconstituido el objeto, se verán funcionar algunos de estos meca­nismos de defensa igual que en el adulto. En el transcurso de nues­

tra exposición volveremos sobre la importancia del segundo orga­nizador desde el punto de vista de las desviaciones patológicas.

Como para todos los demás fenómenos que he citado, la edaden que se observa la angustia de los ocho meses es bastante varia­ble. Incluso se podría decir que es más variable que las otras. Esuna consecuencia de la naturaleza misma del fenómeno, ya que esresultado del establecimiento de relaciones entre dos individuos,y dependerá de la capacidad de estos para establecer tales relacio­nes, de su personalidad particular y de una serie de circunstanciasdiversas o culturales.

3. Variaciones culturales

La mayor parte de nuestras observaciones han sido hechas enel medio cultural occidental con sujetos de raza blanca, negra e in­dia. Este medio tiene, por tradición, estrechos contactos entre ellactante y una sola madre. Más adelante, en el curso de las discu-

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siones sobre las condiciones patológicas, veremos hasta qué puntop).lede modificarse esta relación y cómo influye tal modificación enla naturaleza de las relaciones objetales y en el establecimientodel objeto.

Una tradición cultural en la cual el contacto entre madre e hijoesté asegurado en forma distinta de la nuestra producirá modifica·ciones importantes en la época en que se constituye el objeto, asícomo en la naturaleza de las relaciones mismas. Pueden vislum­

brarse tales diferencias en los escritos de los antropólogos. Mar­garet Mead, p. ej., ha descrito numerosas culturas con tradicionesbien diferentes de la nuestra para la educación de los niños. Citarédos al azar: la de los balineses (49), en la que el padre reemplazaa la madre hacia el final del primer año del lactante, y la de Sa­moa (48), en la que la multiplicidad de seres maternales nos pareceapta para provocar una difusión de las relaciones objetales. AnnaFreud ha hablado de este último fenómeno en sus observacionessobre niños de corta edad criados por enfermeras que cambianconstantemente. No se ligaban a una persona maternal, puesto queles faltaba, pero tendían a formar lo que cabría llamar gangs (15).

Nunca se estimará bastante la importancia de estas observacio­nes para nuestra cultura. Estudios detenidos y exactos de las con­secuencias de diversas constelaciones culturales de los elementos

que constituyen la pareja madre-hijo nos proporcionarán las másapreciables premisas para prevenir las deformaciones del carácter,de la personalidad y del psiquismo, así como las indicaciones delas condiciones más favorables para criar a los hijos. Las fases deldesarrollo de las relaciones objetales de que he hablado antes soloson un esbozo rudimentario que nos proporciona los hitos duran­te el primer año de vida. Forman un cuadro cuyos detalles semantienen incógnitos y exigen mucho estudio, tanto individualcomo intercultural.

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XI. LOS ORIGEN ES y COMIENZOS DE LA C()['"IUNI(:M :1()0j

HUMANA: EL TERCER ORGANIZADOR DE LA I'SISjUl';

UNAS dc las mis importJntes trasformaeioncs que se iuici;ln cou el :'dvc­nimiento del scgundo organizador es b comprensiilll P)()gl csiva por el niñode las prohibiciones y la emergencia de 1m priHl('JI)~;iudieios de los fcnó­menos de identificación. l\mbos c1cs::mollos ('~¡L'¡¡l nu tanto rc1acion;!élos,como veremos dcspués.

EL EFECTO DE LA LOCOMOCIÓN EN LAS RJo:l.AClONI<S lJI:\llrCAS

Antes del e"tablc::imicnto del segundo ()Jí~;lnii,:I¡]III,los lllcns:Jjes materna­les llegan al hijo primordialmente por ];¡ vía del cllntacto táctil (si se ex­ceptúa la csfcra visual). Habiendo ;¡clqnilido };¡ locomoción, el infantese esfuerza por alcanzar la autolJonlía y iO¡',I:l:¡a!irsc del alcance materno.Puedc escapar también a la mir:I(\;¡ dc elb, pero no le cs fácil eludir suvoz. En cOIlsecueneiJ, las relaciones dc objeto, hJsta ahora basadas cn elcontacto por proximidad, sufrir;'lll Ull C:lIllhío radical.

Independientemente de esto, la IO('(llIlOciúncs un progreso madurativopreñado dc peligros para el niíio. Rcpl cscnta muchos problemas para sumedio. :Mientras el infante estnvo prisionero entre los barrotes de su ca­mita, estaba a SJlvo. Pero ahora puede andar y no vacila en satisfacersu curiosidad, su necesidad por la actividad, lanzándose temerariamentehacia las situaciones más pdigIU'as. En todo momento la intervenciónde la madre ha de hacerse imperativa. No obstante, ahora que la capa­cidad del niño para la locomoci6n hace que con frecuencia medie un espacioentre él y su madre, la intervenci6n de ésta ha de valerse cada vez del gestor de la palabra. "

Inevitablemente la naturale:l.a de los intercambios entre la madre y elhijo tiene que sufrir Una tra~rormación también radical. Hasta ahorala madre estaba en libertad para satisfacer o no satisfacer las necesidadesy deseos del infante. Pero ahora está forzada a frenar y atajar las iniciati­vas del niño, precisamente en ese periodo en que el ímpetu de la actividadinfantíl va en aumento. No cabe duda de que el cambio de la pasividada la actividad es un momento decisivo (Freud, 1931); coincide con eladvenimiento del segundo organizador.

En consecuencia, los intercambios entre madre e hijo se centrarán ahoraen tomo de los arrebatos de actividad infantil y las órdenes y prohihicioncsmaternas. Esto ofrece un vivo contraste Clanel periodo precedente, cuandola pasividad infantil y la acción cariñosa v protectora materna constituye.ron la parte mús importante de las rclaciones de ohjeto. Ciertamente lamisma forma dd contacto y de la comuniC:lci6n c~mbia drásticamentc. Enla etapa prc\'Clbal, los mensajes trasmitidos por 1:1 madre consistieron m:­resnriamente sobre todo en actos. a cansa primordialmente del desamp:Hodel hijo. Ya anticipé la proposiciflll dc qnc la mJdrc es el vo externo del

ns

ORIGENES y COMIENZOS DE LA COMUNICAC!ON HUMANA 139

hijo (1951); hasta que un yo estructuralmente organizado se desarro]Ja enel niño, la madrc se encarga de las funciones del yo del nirio. Es ella quiencontrola los arrebatos infantiles tendientes a dirigir la movilidad. Quiencuida del niño y lo protege, quien le proporciona el alimento y se ocupadc la higiene, del solaz del niño y de satisfacer su curiosidad; es ella quiendecide la elección de los caminos que llevan a los diversos sectores deldesarrollo; y la que tiene otras muchas funciones. En el curso de estaactividad extensiva, de la cual puede hablarse como el prototipo de todoslos a1truismos, simpatías y empatías, la m:1dre ha de actuar en represen.tación del hijo, tanto respecto al mundo exterior como al mundo interiorde aquél. En esos papeles, lleva a cabo los actos del hijo y los deseos deéste, tal y como ella los entiende. A su vez, los actos de la madre comu­nican las intencioncs de clla al pequeño.

No se quiere decir con esto que, durante la etapa preverbal, los inter.cambios vocales estén ausentes en las relaciones de objeto, pues es todo 10contrario. Toda madre habla con su hijo; en muchas ocasioues los actosde ella van acompañados de un fluido monólogo y muchas veces tambiénel hijo responde balbuceando, trastrocando los sonidos.

Esta espe~ie de conversación, en la cual la madre canturrea una verbo­rrea incoherente a su niño, inventando palabras -en tanto que el hijoresponde trastrocándolo todo-- se efectúa en la región irracional de las,relaciones afectivas. Dichas convcrsaciones están sólo vagamente relaciona­das con las expresiones de los deseos físicos del infante; no prohíben, noprevienen, no obligan; sin embargo, crean una disposición de ánimo, unhumor. Son, por decido así, "gorgeadas" con placer mutuo.

EL MOVIMIENTO NEGATIVO DE CABEZA: EL PRIMER GESTO SEMÁNTICO DEL

" INFANTE. "t,¿f1a vez que se ha adquirido la locomoción, todo esto cambiará. El can­turreo es sustituido por la prohibici6n, por la orden, el repro:.:h~ la invec­tíva. Ahora la palabra que usa la madre más frecuentemente es "¡No, no!",y al decirla, mueve la cabeza, al tiempo que evita que haga el infante loque quería hacer. Al principio la madre acentuará necesariamente el gestoprohibitivo y la palabra por medio de alguna acción física, hasta que elniño empiece a comprender las interdicciones verbales.

El niño comprende lo que la madre prohibe a través de un proceso deidentificaci6n. Los detalles de este proceso identificatorio se ofreceránposteriormente. El síntoma manifiesto de la presencia de dicha identifi­cación estriba en el hecho de que el niño, a su debido tiempo, .imitará elgesto negativo con la cabeza, que de modo'rutinario acompaña a la'accióñde la madre. Para el infante, este movimiento de cabeza se convierte en. elsím bolo y el vestigio constante de los actos frustradores maternos. ,. Apop.tará y retendrá este gesto hasta cuando haya crecido. Se convierteenops­hnado automatismo al que, hasta los adultos de mejores modal~s"rellUll.~~anCOIl dificultad. Las buenas maneras fracasan al pretcnder .•.des~tra.i~a(.~es~~gesto, ¡¡un a costa de los mayores esfuerzos. Lo qúe no. ha: de"&t'raiiaÍ',~yá

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140 LA CONSTITUCIóN DEL OBJETO LlBIDINAL ORiGEN ES y COMIENZOS DE LA COMUNICACIÓN HUMANA 141

que fue adquirido y reforzado durante el periodo más arcaico de la cons­ciencia, al principio de la etapa verbal.

Quizá algunos lectores contradigan mi opinión de que el movimientonegativo de cabeza y la palabra "no" son los primeros símbolos semánticosque aparecen en el trascurso del código de comunicación semántica delniño; cn realidad son sus primeros símbolos semánticos y sus palabras, sólodesde el punto de vista del adulto. En esto se diferencian fundamental­mente, no sólo de los monólogos trabalenguas, sino también de las prime­ras palabras, llamadas "globales", que aparecen antes de la palabra "no":me refiero a vocablos como "mamá", "dada", etc. Esas palabras globalesrepresentan una diversidad de desc...osy hecesidades del infante .que vandesde "¡mamá l" hasta "¡tengo hambrel"; desde "estoy aburrido" hasta"soy feliz". El movimiento negativo de cabeza y la palabra "no", porcontraste, representan un concepto; el concepto-de la negación, del recha­zo, en el sentido más estrecho del término. No son sólo una señal, sinotambién un signo de la actitud del niño, consciente e inconsciente. Es elsigno menos de las matemáticas, donde tales signos se denominan algo­rítmicos.

LA IMITACIÓN, LA IDENTIFICACIÓN Y EL GESTO NEGATIVO DE CABEZA: TRESPROPOSICIONES

Pero además de esto, el gesto negativo de "no" es también y quizá antesque nada, el primer concepto abstracto que se forma en la mente del in­fante. ¿Cómo adquiere el niño ese concepto? Puede creerse que el niñoremeda a su madre. Pero mirando esta cuestión más detenidamente, re­sulta claro por completo que no es una pura y simple imitaci6n. Sin dudael pequeño imita el gesto de la madre qua gesto. Pero es él quien selec­ciona las circunstancias' en que ha de usar dicho gesto y, posteriormente,cuándo ha de servirse de la palabra "no". Utiliza el gesto con preferenciasi quiere rechazar algo, ya sea una demanda () una oferta.

Como se ha hecho Q,bservar.esta fase del desarrollo está señalada por elconflicto entre la iniciativa del hijo y los temores de la madre. Cuando asu vez el niño rechaz..'";Ngo que la madre desea u ofrece, parece como si es­tuviera imitando, como si el gesto negativo de cabeza de la madre hubieraquedado registrado en l.a memoria del infante, simplemente a causa de susrepetidas prohibiciones. No obstante, semejante interpretaci6n nos haríadar por supuesto que, después de haber registrado en su memoria la aso­ciación existente entre el movimiento de cabeza y el rechazo, el infante, asu vez, reproduce el gesto cuando quiere expresar que rechaza algo. Estaexplicación mecánica está muy de acuerdo con la hip6tesis del reforza.miento en la teoría de la enseñanza. Pero no explica c6mo, juntamentecon los rastros mnémicos de la asociación del percepto con la experiencia,el infante es también capaz de captar su significado. C6mo logra la abs­tracci6n y generalización que saltan a la vista al rechazar ofertas, de·mandas, prohibiciones y mandatos. Esta hazaña intelectual primordialnecesaria para tales abstracciones y generalizaciones no puede explicarse

""'-

mediante la simple acumulación de rastros mnémicos. Las explicacionescuantitativas que desestiman la dinámica no satisfacen al psicoanalista. Loscambios cuantitativos solos no explican los procesos mentales.

Una explicaci6n en cierto modo mejor del fen6meno es la que ofrece lapsicología Gestalt. Con una serie de experimentos muy simples y claros,Zeigamik (1927) muestra c6mo esas tareas inconclusas son recordadas,mientras que las que se terminan se olvidan. En consecuencia, cuando lamadre prohíbe o rechaza algo, su "no" impide al niño la conclusi6n dela tarea que trata de llevar a cabo. El hecho de que el pequeño no puedaefectuada, reforzará así su memorializaci6n y recuerdo.

Una explicación muchísimo más comprensiva, y que también arroja luzsobre los cambios de dirección catéxicos que sustentan el gesto de "no"en el niño, puede ser aportada por las proposiciones psicoanalíticas. Unestudio cuidadoso de las circunstancias que llevan al dominio por el niñodel gesto negativo de cabeza, revela que es el resultado de un proceso di·námico complejo.

En primer lugar, cada "no" de la madre representa una frustraci6n e.mo..cion~l para el nifio. Ya le prohíba alguna actividad o le impida lograr unacosa que desea; ya esté en desacuerdo con la manera en que él desea llevarsus relaciones de objeto, siempre habrá impulsos instintuales que seránfrustrados. La prohibici6n, los gestos, las palabras, a través de los cualesse impone la frustración, estarán investidos con una carga afectiva especí­fica, que tiene el signifieado del rechazo, de la derrota, en una palabra, dela frustración. Y así será la huella mnémica de la experiencia. Es estacatexia afectiva la que garantiza la permanencia del rastro mnémico, tantodel gesto como de la palabra "no".

Por otra parte, la prohibición, por su misma naturaleza, interrumpe unainiciativa, una acción del nifío, y le empuja de la actividad a la pasividad.En la edad en que el infante empieza a comprender las prohibiciones dela madre, ha sufrido también una metamorfosis en otro sector de su perso­nalidad. Empieza a sentir unas ansias de actividad que remplazan la pasi­vidad característica de la etapa narcisista. Este emerger de actividad dirigidahacia fuera, quedará muy en evidencia en sus relacioDW de objeto. Notolerará el niño que lo fuercen de nuevo a la pasividad sin resistirse (AnnaFreud, 1952).

Los esfuerzos físicos del nifio por vencer las prohibidones, así· como losobstáculos que se le ponen en su camino, no lo explican todo. Otro factorpsicodinámico se suma también; a saber: la carga afectiva de displacer queacompafía a la frustración y que provoca un empuje agresivo desde el ello.Una huella mnémica de la prohibición queda depositada en el yo y $eráinvestida con esta catexia agresiva.

Ahora se encuentra atrapado por un conflicto entre el vínculo libidinal,que le atrae hacia su madre, y la agresividad provocada por la frustraciónimpuesta por ella misma. Entre su propio deseo y la prohibici6n del ob­jeto; entre el desagrado de oponerse a su madre, corriendo así el riesgode perder el objeto y después perder el amor, tendrá que recurrir a unasoluci6n de compromiso. ~sta consiste en un cambio autoplástico propor.

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142 LA CONSTlTUCIC)N DEL OBJETO L1BIDINAL 0RIGENES y COMIENZOS DE LA COMUNICACION HUMANA 143

cionJdo por un IDcc;mismo de defensa, el de 1:1 idcntifieaeión, que, en estad;lpa, acaba de emerger. Sin embargo, hará uso de una variante muyespecífica de este mec;mismo: es decir, de la "identIficación con el agresor",descrita por Anna Frcud (19 3ó).

;\nna Freud mostró esta forma de mecanismo en el niflo de escuela,quien lo usa para tratar sus conflictos entre el yo y el objeto. En los casosque ella presenta, el supcryó, o cuando menos sus precursores, desempeñanun papel importante. En nuestro niño de quince meses el superyó nodesempeña todavía ningún papel, porque no existe. Además, en el fenó­meno de que estamos tratando, el infante se identifica con el frustrador,más bien que con el ;lgresor. Pero la diferencia entre agresor y . frustra­dar cs sólo cuestión de grado.

La dinámica quc Ilcva a la adquisición del ges.to semántica de "no" es,pues, la siguiente: el gesto negativo de cabeza y la palabra "no", pronun­ciada por el objeto libidin:I1 son incorporados al yo del infante como huellasl1111émicas.' El cambio ;,Ifcdivo del disphlc:er es separado de su represen­tación; separación que provoca un empuje agresivo, que luego se vinculará,por medio de la asociación, ;¡ la huella mnémica en el yo.

Cuando el niño sc identifica con el objeto libidinal, esta identificacióncon el agresor, según la expresión de Anna Freud, irá seguida según ellala describe, por un :1t;te¡lIe COIl tra el mundo exterior. En el infante dequince meses, este ataque tOIlla la forma del "no" (primero gesto y despuéspalabra) que el niflO ha tomado del objeto libidinal. A causa de las nume­rosas experiencias dC0apadablcs, el "no" queda investido con catexia agre­siva. Esto hace quc el "no" sea adecuado para expresar la agresión, siendo

1 Tras la pubJicleión de la J1Iollografia No y sí (1957) fui abordado desde diversossectores con prcguntas sobre el ten", de las huellas mnémicas que actúan en la adquisicióndel gesto y la pabhra "no". E;;as preguntas hacen que sea dcseable decir unas cuantas pala·bras acerca de ¡as illl plicaciolles teóricas del problema, Freud (191 5a) sugirió que las huellasmnémieas que se rderían a lino y el mismo pereepto (experiencia), se depositaban en dife·rente<; "Jocalidacld' PSí'lulca'; es decir, en registros separados topográficamente [topisehgesonderte Níederschríftcn). Eslas "localidades SOn el sistema lnc. y el sistema Cons. (oPrec )" Resultaria dc esto, as¡ como rlc algunas de sus últimas afirmaciones sobre .el t,~ma,'lue lb depositado, cuando se adquiere el "no" con movimiento de cabeza son varías hue­llas m~icas que difieren cuaj¡tativamente unas de otras. El gesto será deposita&>' pri.mero como una "representaciÓn de cosa". Esencialmente pertenecerá al sistema lnc.

No obstante, es probable 'lile -y sin duda está de acuerdo con la teoría psicoanalítica­al principio del proceso de ad'lui,ición del gesto "no", el rastro mnémico sea válid() igual.mente para el sistema lnc. como para el sistema Prec. Freud supone que este último sisotema se compone primordldl"._"te de representaciones verbales que reciben su cualidad(sensoriomotora) de represcntaciones de cesas inconscientes. No obstante, en la edad en<¡ue se adquiere el gesto de "no", :J1rededor de los quince meses, la separación entre lossistemas no está todavía tan firmemente establecida como lo estará después. Una diversi­dad <le aparatos están siendo todavía integrados en el yo; y los sistemas del yo están siendoaún delimitados entre sí y organizados. Varios meses después, cuando la palabra "no" estátambién incorporada en la Illemoria como una representación verbal, la separación entrelas representaciones de cosas inconsciente y las representaciones de cosas preconscienteestará ya mucho más avanzada. Ahora las cualidades sensoriales vinculadas a la representa·ción de la cosa objeto de la prohibición, pueden es!;¡r ligadas con el "no" (gesto o pala·bra) y actí,'arán la rcprescntación verbal en el sistema Prcc.

Puede resultar, pues, que al adquirir el gesto "no" el niño empieza a cambiar, de unaconfianza exclusiva en el sistema primario, al uso gradual del proceso secundario.

la razón de por qué se usa en el mecanismo de defeus3 de identificacióneDn el agresor y que se vuelva contra el objeto libidinal. Una vez que seha dado este paso, la fase de la obstinación (con la cual estamos tan fami­liarizados en el seguno año de vida) puede comenzar.

~"\\ EL TERCER ORGANIZADOR DE LA PSIQUE

',Fl dominio del 'Q¡ (gesto y palabra) es un logro de consecuencias tras­......'ccndentales para eJ--desarrollo mental y emocional del niño; presupone ha­

ber adquirido la capacidad primera para el juicio y la negación. Freud(192 5a) trata esta cuestión magistralmente en un artículo de unas cuantaspáginas, titulado "La negación". Tocaré sólo unos cuantos de los aspectoscsenciales de este hito del desarrollo. Para una exposición más completadel tema, remito al lector a mi monografía No y sí (1957).

Por de pronto, la identificación cun el agresor es ya un proceso selectivo.Pueden distinguirse tres faC't.orcsen la conducta de la madre, cuando ellainipone una prohibici6n. Son su gesto (o palabra); su pensamiento con5­cimte y su afecto. Evidentemente, él niño hace suyo el gesto. Pero ¿cómopodrh:. un infante de quince meses comprender o ni siquiera percibir lasrazones por' las cuales la madre impone sus prohibiciones? Lo que ocurrees que el niño no hace suyo el pensamiento de la madre. En esta fase, elinfante todavía es incapaz de pepsar racionalmente y por eso no sabesi la madre prohíbe porque está temerosa de que el niño se haga daño, o siestá enojada porque éste ha sido malo.

Por 10 que se refiere al afecto de ella, el niño a esa edad sólo comprendeel afecto de una manera global. Puede decirse en forma aproximativaque distingue sólo dos afectos en el "otro". Les he denominado el afecto"a favor" y, su contrario, el afecto "en contra". Por eso lo que el niñoentiende es que el afecto de la madre quiere decir: "Si no estás a favormío, estás contra mí." De lo que se sigue que, al identificarse con el agre­sor, por medio del gesto negativo, el niño se ha apropiado sólo del gestomismo, juntamente con el afecto cn.pontra. No obstante, es éste un pro­greso extraordinario. II;Tsta ahora, la expresión de los afectos del niño enla situación de las relaciones de objel'i3 estaba limitada al contacto inme­diato, a la acción.2 Con la adquisición del gesto de negación, la acción esremplazada por mensajes y se inicia la comunicación a distancia.

2 Primeramente, durante el periodo de desamparo del infante, el que Ferenczi (1916)denomina la ctapa de la omnipotencia infantil, la fantasía remplaza a la acción. Esas fan­tasías, sin embargo, no son comparables a la fantasía del adulto y mucho menos a lasfantasías cautivadoras del nifio que aún no va a la escuela. Las fantasías del infante hande mantenerse 1'0< fucrza dentro de los Emites de. sus recursos cognitivos reducidos. Enesta etapa la cognición se deriva indiscutiblemente más bien de fuentes fisiol6gic.1S queidcativas,

Dicha afirmación requiere ciertas salvedades. Cognitivamente, el infante que está enel primer aM de vida, se percata s6lo de una parte minúscula de l.as funciones fisiológicas,que parecen tan evidentes a los mayores, Podemos suponer c.m certe;c¡ que el infante se.da cuenta de la ingestión y de las acciones conectadas con ella, como masticar, enguUlr,agarrar y chocar. Es discutible en qué med:da la eliminación ha penettlldo en la cognicióninfantil. Mis observaciones me l~e>I'ana llUponer qUt:, al final del primer afta de vida, _el

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IH 1\ CONSTlTUCION DEL OBJETO LIBIDINAL ORíGENES Y COMIENZOS DE LA COMUNICACIÓN HUMANA 145

l~,te es C¡UiZd el punto crítico dc m;\, importawja cn 1:1 evolución tantodd inc1i';Jduo como de la especie; aCjul empIeza el ;::oonpolitikon, la sacie­dac!' Pues es el comicnzo de un intercambio recíproco de mensajes, in ten­cion:Jdos, dirigidos, quc con el advenimiento dc los símbolos semánticos, seconvierte: '.'11 el origcn de la comunicación vcrbaL :t:sta es la razón de queconsiderc la adquisición del signo de negación y de la palabra "no" comoel indic~!dor tangible de la fon¡¡;¡ciól1 del tercer organizadoL

El "no", con el gesto y b p;lhbra, es la expresión semántica de la nega­ción y del juicio; al mismo tiempo es la primera abstracción realizada porel niño, el primer concepto abstracto en el sentido de la mentalidad adul­ta. El concepto se Jdc¡uiere con la ayuda de un desplazamiento de lacatexia agresiva; crco que los desplazamientos de la catexia agresiva soncaractcrísticos de toda abstracción. :f:sta no es nunca el resultado de laidentific::lCión como tal, ,ino de un proceso eñ dos tiempos. El primeroconsiste en nuestro liSO de la energía agresiva para separar ciertos elemen­tos de lo que perci!>imos El segunda es el resultado de la actividad sin­tética del yo (NulIberg, 1930) en la que los elementos separados por laenergía agresiva se sintetizan. El producto de esta síntesis no es ni unsímbolo ni un concepto. El primero de tales conceptos en la vida del infan­te es la negación.

Como dije antes, poco después del comienzo del segundo año, el niñoexpresa la negación moviendo la cabeza, y así comunica a su medio elrechazo mediante un signo semántica. Mover la cabeza como signo de ne­gación es algo extraordinariamente extendido por todo el mundo. Perono es de ningún modo un signo entendido universalmente. En algunasculturas se utilizan otros gestos para la negación. No obstante, es muyprobable que el movimiento de cabeza haya sido el gesto usado más fre­cuentemente para la negación en el mundo. La ubicuidad del gesto hizoque me pareciera probable poder seguir su origen motor en la ontogénesishumana y acaso en la filogénesis. La conducta derivada de experienciasmuy arcaic3S y primitivas, tiene la tendencia a generalizarse en la especie.pues es compartida por todos sus miembros."

'4;:_.....""'--~"'c,~-~RAÍCES BIOLÓGICAS Y NEUROFISIOLÓCICAS DEL CESTO NECATIVO DE CABEZA

Decidimos por tanto inve~tigar los primeros patrones de conducta del re­cién nacido, para descubrir si había entre ellos alguno que se asemejaraal gcsto de negación moviendo la cabeza. Y encontramos que dicho patrónde conducta cs el reflejo llamado por unos "de succión" y por otros "deorientación". Se produce al tocar la región perioral con el dedo; yo, con

infante está s610 volviendo su atenci6n hacia las funciones eliminatorias. Por eso sostengoque la mayoría de las fantasias durante la etapa de desamparo se centrarán en tomo deactividades conectadas con la ingestión, que culminarán con la introyección. Esta proposi­ción es apoyada en parte por los comienzos manifiestos de las realizaciones identificatoriasdel n;llo en la segunda mitad del primcr ailo, Actividades a las que sirven de patrón lasfunciones relacionadas con la eliminación y que ~u~iercn mecanismos dc proyección sonmenos evidentes, aunque ya sean perceptibles. Dichas actividadcs pasarán más a primertérmino en el trasenrso del segundo ailo de "ida,

6.

t'~'"....

Bernfeld (1925) quiero llamar a esta región "eJ hocico"; es la que com­prende la boca, el mentón, la nariz y la parte principal de los carrillos. Nosreferiremos a este reflejo como el reflejo "de mamar".

Es un modelo de conducta extremadamente arcaico. Nuestros estudioscinematográficos muestran que el recién nacido en la posición dc mamarempieza a hacerla efectuando varios movimientos rotatorios de cabeza conla boca abierta, hasta que logra atrapar el pezón. En cuanto lo ha conse­guido, cesa la rotación y empieza a succionar. He encontrado que estaconducta se explica muy sencillamente sobre la base del reflejo de mamar.En la posición del lactante, uno de sus carrillos, por ejemplo el derecho,toca el pecho. La cabeza, con la boca abierta, está entonces vuelta haciala derecha; si la boca no encuentra el pezón, el infante continúa esos movi­mientos. hasta que eJ carrillo izquierdo toca el pecho. Por consiguiente,vuelve la cabeza hacia la izquierda y así sucesivamente hasta que la bocaabierta localiza el pezón.

Minkowski (1922) fue el primero que deinostró que, en el feto .huma­no, tres meses después de la concepción, está ya presente la conducta demamar. En un estudio bellamente preciso de un teratoma anencefálico,Gamper (1926) demostró que esta conducta está siempre presente en elnivel mesencefálico con todos sus detalles. Davenport Hooker (1939) con~tinuó estas observaciones y experimentos, registrándolos en películas im­presionantes.

En el nivel filogenético Prechp, Klimpfinger y Schleidt (1950,1952,1955) estudiaron el mamar de las criaturas humanas y de las crías de losmamíferos inferiores, como ejemplo del desarrollo de la conduela motorainfantil primera. Resumieron sus conclusiones como sigue: la estimulaciónasimétrica (estimulación unilateral) sobre el hocico o los labios provoca losmovimientos rotatorios de la cabeza. En cuanto la estimulación se hacesimétrica, por medio del toque simultáneo del labio superior e inferior, elmovimiento rotatorio cesa, la boca se cierra y empieza, la succión. La rota­ción y la succión se excluyen mutuamente. Tilney y Ku~ie (1931) demos­traron que en los gatitos recién nacidos, los senderos nerv.iosos que conec­tan. el estómago con el cerebro. la boca, el laberinto y las extremidades,están ya suficientemente desarrollados para coordinar esos órganos en latarea del amamantamiento, '

Las investigaciones de que acabamos de hablar han probado de forma con­cluyente que la "conducta de mamar" está firmemente establecida al niveldel desarrono embriológico, tanto en la filogenia como en la ontogenia.

En las semanas y meses que siguen al nacimiento del infante, el movi­miento de mamar se hace cada vez más certero y mejor dirigido a su meta;después del tercer mes, el recién nacido logra atrapar el pezón con un brevemovimiento de cabeza. Los movimientQs hociqueantes, la rotación. de lacabeza, son las manifestaciones visibles del esfuerzo efectuado por el reciénnacido para lograr el alimento. Biológicamente es una conduela anticipa­toria (Craig, 1918), un movimiento de acercamiento que tiene unt'sig­

nifi~d?" posi~vo; ~esde el punto de vista psicológico podría llamárseleqnmOVImiento afirmativo. ;,,"r'.;';'}.'

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146 LA CONSTITUCION DEL OBJETO LIBIDINAL ORIG!~NES y Cm"EENZOS DE U COMUNICACIóN HUMANA 147

CAMBIO EN LA. FUNCIÓN: ASPECTOS BIOLÓGICO Y PSICOLÓGICO

Los. movimientos rotatorios garantizan la orientación táctil de la cabezahacia el pez6n. De la mano con el crecimiento de la eficiencia de la orien­taci6n visual y la coordinaciÓn muscubr, los movimientos rotatorios decabeza se extinguen progresivamente. Sin cm.bargo, después del sexto mesde vida, reaparecen esos movimientos rotatorios en una situaci6n que esdiametralmente opuesta a aquella en que aparecieron originalmente. Elbebé de seis meses cuando ha quedado saciado, cuando no quiere más,vuelve la cabeza de un lado para otro, evitando el pezón o la cuchara; enuna palabra, el alimento, con el mismo movimiento rotatorio que al nacerle servía para busc;u el alimento. Ahora, sin embargo, ese movimiento setrasform6 en conducta de retraerse, de rechazo. El movimiento ha ad·quirido un "significado" negativo. Ha de recordarse, sin embargo, que estoes todavía conducta; que no C"S aún gesto semántica. Se necesitará másde medio afío de desarrollo antes de que el nifio logre trasformar la con·ducta de evitaci6n en el gesto semántica de rechazo.

Esas son las etapas principales en las vicisitudes de los patrones motoresque se usarán en el gesto de negación. Quiero destacar que durante todoel primer afío de vida, s610 existen patrones motores; éstos tienen unafunci6n: primero la de lograr el alimento, después la de evitarlo. S610después de los quince meses de vida, el patr6n motor es investido por elinfante con un contenido ideativo que toma el valor de un gesto y que esegesto trasmite una idea abstracta.

En el trascurso del desarrollo ontogénico, los patrones motores del gestode mover la cabeza negando, recorren tres etapas distintas. Al nacer, elhociquear es una conducta afirmativa. Esto no es sorprendente; Freud(192 Sa) insiste en que el "no" no existe en el inconsciente. Esto, por su·puesto, se sigue de las leyes que rigen el proceso primario. Como el reciénnacido no es consciente durante las primeras semanas después del naci·miento, funciona s610 de acuerdo con el proce~o primario; sus reacciones,su actividad, son el resultado de la descarga de l() tensi6n que, en ausenciade la organizaci6n psíquica, no puede volverse ~nsciente. De esto se si.gue que su conducta no puede expresar la negaci6n.

La segunda etapa, en la que el niño de seis 'meses rechaza el alimentopor medio de movimientos rotatorios de cabeza, se da en el tiempo en quelos primeros rudimentos del yo consciente están establecidos. Sin embar.go, en esta etapa, el nifto no tiene todavía los medios o la capacidad paradirigir ~na comunicaci6n a "otro", Cuando miramos esto desde fuera, enesta situaci6n su conducta de rotaci6n de la cabeza expresa el rechazo.Pero este rechazo no est~ dirigido a nadie; no tiene objeto y s610 es todavfala manifestación del estado psicológico del niño. En la tercera etapa, al·rededor de los quince meses, es permisible interpretar la conducta seme­jante de rotaci6n de cabeza como un mensaje dirigido a otra persona, yafirmar que el patrón motor congenital de hocicar ha sido puesto al servi·cio del concepto abstracto de la negaci6n, :lsí como su integraci6n en unsistema de comunicaci6n.

UN PROTOTIPO DEL GESTO AFIRMATIVO

Los lectores podrán objetar que lo contrario del gesto negativo, el gestode afirmaci6n, moviendo la cabeza en sentido vertical, es probablementetan ubicuo en todo el mundo. Sin embargo, nada de lo que hasta ahorahe expuesto con respecto al gesto negativo puede aplicarse al afirmativo. Esprobable, por ejemplo, que la identificación con e! agresor, o hasta c0Il: elfrustrador, opere de modo que establezca el movimiento de cabeza vertIcalcomo gesto semántica; aun cuando la identificación 'con el objeto está sinduda implicada en este proceso. Ciertamente, se puede decir que en eldesarrollo de la negación, el impulso agresivo tiene un papel principal, auncuando no sea exclusivo. En el desarrollo de la afirnlación, se podría es­perar entonces que interviniera el impulso libidinal. Pero n:ie~ltrJS en elneollato y hasta en el feto se evidencia claramente un patr6n motor muysemejante al movimiento negativo de c<lbeza, es difícil comprender quépatr6n motor, presente al nacer, pueda asemejarse, ni de lejos, al movi­miento vertical de cabeza. No hay indicio de movimientos verticales enla conducta hociqueante; es más, al nacer la musculatura de! cuello noestá lo suficientemente desarrollada para sostener la cabeza libremente yaún menos 'Para efectuar movimientos voluntarios en el eje sagital.

Pero ¿no hemos insistido en el heeho de que al principio toda conductatiene un carácter afirmativo, orientado hacia la satisfacción de la necesi­dad? ¿D6nde encontrar el prototipo arcaico del patr6n motor del movi­miento vertical de cabeza?

Finalmente descubrimos también ese prototipo entre los patrones deconducta conectados. con el amamantamiento. Pero no se halla presenteal nacer y aparece s610 tres meses después.

A la edad de los tres a los seis meses, el infante puede ya sostener lacabeza y moverla con la ayuda de la musculatura del cuello. En ese tiem­po empieza tamWn a orientarse visualmente. Si a un niño de tres a seismeses se le retirá el pez6n cuando está mamando, efectuará movimientosde aproximaci6n cbn la cabeza, en sentido vertical hacia el pecho. Esosmovimientos se asemejan estrechamente al patrón motor de la cabeza quesaluda; son sus pdmeros prototipos. En el trascurso de los meses siguien­tes se han integrado en la conducta de acercamiento del infante. Por elcontrario que el patr6n motor del movimiento lateral de cabeza, que su­fre un cambio funcional, en el curso del desarrollo para convertirse en elsigno de negaci6n, el movimiento afirmativo de cabeza retiene su funciónafirmativa. En el segundo año de vida, adopta su significado semántico, con­virtiéndose en el gesto de afirmaci6n; es muy probable que ocurra esto va­rios meses después de haber adquirido el ,gesto semántica de negaci6n.

La historia del desarrollo del "no" y dei "sí" y de su diferenciación endm:cciones diametralmente opuestas en el trascurso del primer afto, . esun ejemplo impresionante de la importancia básica del desarrollo pSíqUICOpara el destino subsiguiente de los patrones de conducta arcaicos. Al mis­mo tiempo es una confirmación de la hip6tesis. freudiana (1910), sobreel origen del significado antitético de las palabras primarias.