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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES ESCUELA DE DERECHO
EL PROBLEMA DEL MUTUO INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL
MÓNICA BEATRIZ JARA PÉREZ
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
PROFESOR PATROCINANTE: DR. JUAN ANDRÉS VARAS BRAUN
VALDIVIA – CHILE
2008
1
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................2 §. 1. La fuerza obligatoria de los contratos ..................................................................................3 §. 2. El incumplimiento contractual .............................................................................................4
§. 2.1. Incumplimiento de obligaciones esenciales o accesorias..............................................5 §. 3. La condición resolutoria tácita ...........................................................................................10 §. 4. Excepción de contrato no cumplido. Breve noción............................................................11
II. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN LLANO A CUMPLIR ........................................................13 §. 5. Vaguedad de la expresión “llano a cumplir”......................................................................13 §. 6. Análisis de la expresión “pronto a pagar el precio íntegro”...............................................15 §. 7. Artículo 1826, una nueva interpretación. ...........................................................................17
III. EXCEPCIÓN DE CONTRATO NO CUMPLIDO..................................................................22 §. 8. Legitimación activa ............................................................................................................23 §. 9. Hipótesis problemáticas del artículo 1552 .........................................................................25
§. 9.1. Caso problemático: Ninguno ha cumplido..................................................................25 §. 9.2. Caso problemático: Existe un principio de ejecución mejor.......................................30
§. 10. Finalidad de la excepción de contrato no cumplido.........................................................34 IV. CONCLUSIONES ..................................................................................................................35 BIBLIOGRAFIA............................................................................................................................37 Bibliografía citada ......................................................................................................................37 Bibliografía consultada ..............................................................................................................37
2
I. INTRODUCCIÓN
En nuestro código civil, ante el incumplimiento de un contrato por una de las partes, la
parte diligente tiene dos opciones: exigir el cumplimiento o pedir su resolución. En ambos casos
con derecho a que se le indemnicen los perjuicios o daños que el incumplimiento le produjo1.
Ahora bien, este derecho de opción tiene requisitos que deben cumplirse para poder ser ejercido,
del 1552 se extrae uno de ellos, y es que la parte que lo invoca haya cumplido su obligación o
esté llana a cumplirla, ya que de lo contrario, nos encontramos con los dos contratantes en la
misma situación: ninguno ha cumplido o quiere cumplir.
El problema objeto de nuestra investigación comienza con la redacción vaga del artículo
1552 que prescribe:
“En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir
lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y
tiempo debidos”.
El artículo transcrito no contiene una definición de lo que debemos entender por estar
llano a cumplir, y la doctrina por su parte no ha definido los límites de esta fórmula, dejando a la
jurisprudencia la determinación del concepto, lo que tampoco ha sido clarificador. Lo señalado
genera dudas acerca de quién puede obtener la resolución o el cumplimiento forzado más la
indemnización de perjuicios, es decir, problemas para saber qué debemos entender por
contratante diligente.
Como hemos señalado al comenzar, nuestro legislador ha establecido que ante el
incumplimiento de uno de los contratantes, la otra parte diligente podrá solicitar el cumplimiento
forzado o la resolución del contrato más una indemnización de perjuicios, pero no establece, al
menos expresamente, una solución definitiva para saber cuál es el destino de la solicitud de
cumplimiento forzado o de resolución de contrato cuando quien acciona es un contratante
negligente contra su contraparte en la misma situación de incumplimiento. Agravándose el
problema porque la única norma que contempla esta situación de mutua negligencia es la
excepción de contrato no cumplido, con su eminente rol paralizador.
Lo expuesto genera diversos problemas prácticos, especialmente en relación al destino de
las obligaciones, ya que la excepción de contrato no cumplido, no entrega aparentemente y según
1 Así el artículo 1489 señala:
“En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado. Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios”.
3
la doctrina tradicional, una solución definitiva, y simplemente paraliza la exigibilidad de las
obligaciones, cosa que resulta ilógica cuando por ejemplo acciona el contratante negligente de
resolución, y su contraparte también incumplidor se limita a oponer la excepción de contrato no
cumplido, congelando indefinidamente la relación contractual.
La cuestión de la mutua negligencia no ha sido tratada a nuestro juicio adecuadamente por
la doctrina y la jurisprudencia, las soluciones propuestas son criticables y atentan contra
principios fundamentales de nuestro Derecho Civil, dejando a las partes ilógicamente atadas por
un vínculo jurídico irrespetado. El problema de vaguedad de la fórmula utilizada por el artículo
1552 “llano a cumplir”, unida a la paralización de la exigibilidad de las obligaciones a la que la
interposición de esta excepción conduce, lleva a nuestro juicio a la necesidad de replantear la
función y la visión tradicional que se tiene de esta figura, además de la necesidad de construir un
criterio objetivo que clarifique y entregue una guía consistente para delimitar la frase “llano a
cumplir”.
En esta monografía intentaremos entregar soluciones mas sensatas a los problemas
expuestos, teniendo especialmente presente los Principios informadores de las instituciones
estudiadas, confrontando opiniones y entregando argumentos de texto que avalen nuestras
propuestas. Comenzaremos con conceptos básicos, para ir acercando al lector a la problemática
estudiada, y conectando diversos preceptos legales para lograr argumentaciones coherentes y mas
lógicas que las hasta ahora propuestas, concluyendo nuestro análisis con una nueva interpretación
del artículo 1552, que a nuestro juicio solucionaría adecuadamente los inconvenientes que la
visión tradicional de paralización de la exigibilidad de las obligaciones acarrea.
§. 1. La fuerza obligatoria de los contratos
El contrato es en el derecho privado la fuente generadora de obligaciones por
antonomasia, debido principalmente al rol central del consentimiento y la amplia autonomía que
se le reconoce a los contratantes para regular sus relaciones. El artículo 1438 de nuestro código
entrega la siguiente definición:
“Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar,
hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas”.
Como es posible advertir de la definición señalada, nuestro legislador hace sinónimas las
expresiones contrato y convención2, lo que conlleva a una confusión criticada por la doctrina3.
2 El artículo 1437 de nuestro código incurre en el mismo error al señalar:
4
Propiamente el contrato es una especie de convención; una convención será contrato si tiene
como objeto el crear obligaciones.
Este artículo además comete otra imprecisión al confundir el objeto del contrato,
consistente en las obligaciones que él crea; y el objeto de la obligación, que puede consistir en
dar hacer o no hacer algo4.
La doctrina ha definido la obligación que emana del contrato, como un vínculo jurídico
entre personas determinadas, en cuya virtud una se encuentra para con la otra en la necesidad de
dar, hacer, o no hacer una cosa5 . De esta definición destacaremos por ahora el carácter jurídico
del vínculo contractual, amparado por el derecho.
Tal es la importancia del contrato y el vínculo jurídico que él origina, que nuestro
legislador lo ha elevado a la categoría de ley para los contratantes. Así en su artículo 1545
nuestro Código Civil prescribe:
“Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
De esta manera nuestro código siguiendo el modelo francés, subraya con la comparación
entre el contrato y la ley, la fuerza obligatoria de ambos, ya que en los demás aspectos sus
diferencias son sustanciales y numerosas6.
§. 2. El incumplimiento contractual
Como consecuencia del principio de la fuerza obligatoria del contrato para las partes,
anteriormente expuesto, el deudor no podrá excusarse del cumplimiento literal de su obligación,
sin contar con el acuerdo de su contraparte, o aduciendo una causal legal que lo exima de cumplir
y que hubiese existido al momento de celebrar la convención7. El incumplimiento contractual
injustificado está previsto y sancionado en nuestro Código Civil.
Del artículo 1556 de nuestro Código, podemos inferir que hay incumplimiento cuando la
obligación no se cumple, se cumple imperfectamente o se retarda su cumplimiento.
“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas, como en los
contratos o convenciones…” 3 Ver a éstos efectos: ALESSANDRI, A., De los contratos, s.l., Jurídica de Chile, s.f., p.4. 4 LÓPEZ, J., Los contratos. Parte general, 2º edición, Jurídica de Chile, Santiago, 1998, pp.17-18.
5 MEZA, R., Manual de derecho civil. De las obligaciones, 8º edición, Jurídica de Chile, Santiago, 1992, pp. 13-14. 6 LÓPEZ, J., op.cit. pp. 265-266. 7 ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 101.
5
Empero, debemos señalar que no todo incumplimiento acarrea responsabilidad para el
deudor. Éste quedará eximido y la obligación que emana de un contrato válidamente celebrado8
extinguida sin responsabilidad posterior, en caso por ejemplo de mutuo acuerdo con su acreedor
que origine una transacción, remisión o novación; o si concurre caso fortuito o fuerza mayor, que
hagan imposible llevar a cabo el cumplimiento de la o las obligaciones.
El incumplimiento que acarrea responsabilidad es aquel imputable al deudor; esto es
proveniente de dolo, definido éste como la intención de no pagar; o aquel proveniente de culpa,
es decir, falta de diligencia o cuidado9, siendo necesario además que concurran los requisitos
establecidos en la ley.
Existe en relación al tema del incumplimiento contractual, una discusión en doctrina
relacionada con la expresión cumplir “lo pactado” que utiliza tanto el artículo 1552 como el
1489. Esta frase da lugar a discusiones en torno a si cualquier incumplimiento contractual,
incluso uno mínimo, habilita a solicitar y obtener la resolución del contrato, siendo de suma
importancia para el tema de esta memoria, decantarnos por una postura sobre el tema antes de
continuar.
§. 2.1. Incumplimiento de obligaciones esenciales o accesorias
En todo contrato es dable distinguir obligaciones principales o esenciales y otras que
tienen el carácter de secundarias o accesorias, pudiendo recaer en cualquiera de aquellas el
incumplimiento.
La distinción anotada cobra relevancia debido a que concordamos con la casi totalidad de
la doctrina10, en que sólo el incumplimiento culpable de las obligaciones principales o esenciales
habilita al contratante diligente a solicitar la resolución del contrato11, quedando para el
incumplimiento de aquellas obligaciones que revisten el carácter de secundarias o accesorias12
sólo la posibilidad de obtener la ejecución forzada, y no la resolución.
8 Con este alcance queremos dejar fuera vicios que hubiesen nacido con el contrato, y que acarreen por ejemplo la nulidad de éste. 9 ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 675. 10 A favor de esta tesis entre otros: CLARO SOLAR, L., Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Jurídica de Chile, s.l., 1980 p. 193; ABELIUK, R., op. cit. p. 418; ALCALDE E., “Acción resolutoria y excepción de contrato no cumplido. Algunas precisiones fundamentales respecto de su ámbito de aplicación”, Actualidad jurídica, Nº 8, Julio, 2003, p. 82; RODRÍGUEZ, P., “Sobre la excepción de contrato no cumplido”, Actualidad jurídica, Nº 9, Enero, 2004, pp. 122-123. En contra: MEZA, R., Manual de derecho civil. De las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1997, p.82. 11 Esto sin duda no obsta la posibilidad del contratante diligente de solicitar la ejecución forzada del contrato, y la consiguiente indemnización de perjuicios. 12 “Un incumplimiento menor o insignificante no habilita a demandar la resolución… Sino sólo el cumplimiento forzoso y la respectiva indemnización de perjuicios…”. RODRÍGUEZ, P., “Sobre la excepción de contrato no cumplido”, Actualidad jurídica, Nº 9, Enero, 2004, p.123.
6
Si bien la letra del artículo 1489 no efectúa distinción según la entidad de la obligación
incumplida, concordamos en este punto con Alcalde13, quien para apoyar la postura antes
expuesta, señala que la relevancia de la obligación que se incumple y en forma mas genérica los
motivos que indujeron a las partes a contratar, son considerados por nuestro legislador al regular
sanciones distintas a la resolución. Entrega a modo de ejemplo las normas que regulan el error,
distinguiendo entre aquel que recae sobre una calidad accidental de la cosa, y aquel que por el
contrario dice relación con una calidad esencial, cuya consideración ha sido el motivo
determinante de la contratación, y esta circunstancia fue conocida por el otro contratante, error
que sólo bajo estas circunstancias vicia el consentimiento. Agrega que también en materia de
error, aquel que recae sobre la persona de la contraparte, por regla general resulta intrascendente
para la persistencia del contrato, salvo que esta cualidad sea el motivo principal de la
contratación. Esta última idea de Acalde se ve reforzada por nuestro legislador en la Nueva Ley
de Matrimonio Civil, específicamente en su artículo 8, que señala expresamente que falta
consentimiento libre y espontáneo cuando existe error en “la identidad de la persona del otro
contrayente”, o error “acerca de alguna de sus cualidades personales….estimada como
determinante para otorgar el consentimiento”.
Añade a su argumentación Alcalde que la relevancia de la obligación infringida también
es considerada en otros casos, a fin de admitir o rechazar determinados efectos como la nulidad o
la resolución como sanción derivada del incumplimiento, estando expresamente previstos en la
ley los casos en que la infracción de obligaciones secundarias comprometen la subsistencia del
contrato, y por tanto no sería la regla general, pues de ser así se haría innecesaria e ilógica una
consagración detallada de esos casos puntuales.
Finaliza su razonamiento Alcalde señalando que el incumplimiento contractual constituye
una condición para nuestro legislador, y por tanto deben aplicarse las normas de interpretación de
esta clase de modalidades. El artículo principal, por tanto, sería el 1483 que prescribe:
“La condición debe ser cumplida del modo que las partes han probablemente entendido
que lo fuese, y se presumirá que el modo más racional14 de cumplirla es el que han entendido las
partes….”
Concluye de este precepto el autor citado, que no parece racional que cualquier
incumplimiento leve o infracción de alguna obligación accesoria, hiciera procedente admitir la
resolución de un contrato.
13 ALCALDE, E., “Acción resolutoria y excepción de contrato no cumplido. Algunas precisiones fundamentales respecto de su ámbito de aplicación”, Actualidad jurídica, Nº 8, Julio, 2003, pp. 81-82. 14 La cursiva es mía.
7
Jurisprudencia reciente de la Corte Suprema15 confirma nuestra postura de que sólo los
incumplimientos que recaen en obligaciones esenciales o principales habilitan para solicitar la
resolución del contrato.
Así en un fallo reciente16, nuestro más alto Tribunal señaló:
”La fundamentación de este medio de defensa en una inejecución de escasa entidad puede
atentar contra un principio rector en la ejecución de los contratos, como es la buena fe…”
Siguiendo los lineamientos planteados, instrumentos internacionales, tuvieron en cuenta la
importancia de la distinción entre obligaciones esenciales y obligaciones accesorias,
consagrando al igual que lo propuesto anteriormente por nosotros, el principio de que sólo los
incumplimientos esenciales habilitan a obtener la resolución del contrato.
Un buen ejemplo de lo expuesto, lo constituye la Convención de Viena sobre
compraventa internacional de mercaderías de 1980, en torno a la cual la doctrina ha expresado
con relación al tema de la resolución:
“En consideración de las importantes consecuencias que puede acarrear esta medida, no
cualquier incumplimiento autoriza a utilizar este recurso. La resolución del contrato es
considerada, más bien, una ultima ratio”17.
En vista de lo anterior el único incumplimiento que habilita a obtener la resolución de un
contrato es aquel que recae sobre obligaciones esenciales. Esto se extrae de los artículos 49 Nº 1
letra “a” y 51 Nº 2 los que en su parte pertinente prescriben:
Artículo 49.
1. El comprador podrá declarar resuelto el contrato18:
a) si el incumplimiento por el vendedor de cualquiera de las obligaciones que le incumban
conforme al contrato o a la presente Convención constituye un incumplimiento esencial del
contrato.
15 Ver a éstos efectos Sentencia Rol Nº 4.693-06, que recientemente pronunciada acogió un recurso de casación en el fondo fundada en la infracción del artículo 1489 (entre otros), por considerar el Tribunal que la venta de un auto sin frenos ABS no constituye la infracción de una obligación que habilite para solicitar la resolución del contrato de compraventa. 16 Sentencia Corte Suprema de 31.03.03 causa rol Nº 1.594-2001, Incomin S.A. con Enami, Nº 26369 17 PILTZ, B., Compraventa internacional. Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías de 1980, Astrea, Buenos Aires, 1998, p. 115 18 “En esa situación se encuentra el hecho de que el vendedor no haya entregado las mercaderías en el plazo suplementario que se le haya dado o si se declara que no las entregará en ese término…”. PAILLAS, E., La compraventa internacional de mercaderías. Convención de Viena. Notas sobre arbitraje comercial internacional y ley nº 19.972, Jurídica de Chile, Santiago, 2006, p.49.
8
Artículo 51
2. El comprador podrá declarar la resolución del contrato en su totalidad sólo si la entrega parcial
o no conforme al contrato constituye un incumplimiento esencial de éste.
A su vez en el artículo 25, para evitar o reducir las dificultades interpretativas que se
podrían llegar a generar, define que constituye un incumplimiento esencial, consagrándose el
siguiente criterio:
“El incumplimiento del contrato por una de las partes será esencial cuando cause a la otra
parte un perjuicio tal que la prive sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del
contrato, salvo que la parte que haya incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una
persona razonable de la misma condición no lo hubiera previsto en igual situación”
Siguiendo con el criterio expuesto, los “Principios19 del Derecho europeo de contratos”
(en adelante PECL20) elaborados en Europa con el fin de lograr uniformidad legislativa en
materia de contratos21 y “…ser aplicados con carácter general como Derecho de contratos en la
Unión Europea”22, incluyen también el criterio de esencialidad de la obligación incumplida como
infracción que habilita a obtener la resolución de un contrato.
Si bien es cierto el criterio de esencialidad recogido, se inspira en la Convención de Viena
sobre compraventa internacional de mercaderías, el concepto de incumplimiento esencial que
propone el articulado de los PECL corresponde de modo muy directo al derecho inglés23, pero sin
olvidar que los PECL en su misión de unificación, lo que buscan es establecer el núcleo común
del Derecho europeo en materia de contratos, y es así como se señala que “La idea de que no
basta cualquier incumplimiento para que sea posible la resolución es una idea que puede
encontrarse reflejada en los diversos ordenamientos”24.
Como concreción de lo señalado, en el capítulo VIII titulado “Incumplimiento y acciones
en general”, el artículo atingente al caso señala:
Art. 9.301 Derecho a resolver el contrato.
(1) Una parte puede resolver el contrato si el incumplimiento de la otra es esencial.
19 “No son “principios” en el sentido que esta palabra se utiliza para aludir v.gr. a los principios generales del derecho….La expresión ‘principios’ debe más bien ser entendida como normas de características generales y en este sentido como opuestas a normas concretas o casuísticas”. VVAA, Los Principios del Derecho europeo de contratos, Civitas, Madrid, 2002, p. 79. 20 Por sus siglas en inglés. 21 Cfr. VVAA, Los Principios del Derecho europeo de contratos, Civitas, Madrid, 2002, pp. 76-77 22 Artículo 1.101 de Los Principios del Derecho europeo de contratos. 23 En el Derecho inglés se utiliza el concepto de “condition” para identificar aquellos incumplimientos que revisten el carácter de esenciales. Cfr. VVAA., Los Principios del Derecho …, cit., p. 350. 24 Ídem, pp. 78-80
9
(2) En caso de retraso, la parte lesionada puede igualmente resolver el contrato de
conformidad con el artículo 8.106 (3).
A su vez el artículo 8.103 fija en los siguientes términos los criterios para determinar si
estamos frente a un incumplimiento de carácter esencial:
Art. 8.103. Incumplimiento esencial
El incumplimiento de una obligación es esencial si:
a) La estricta observancia de la obligación forma parte de la esencia del contrato; o
b) El incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de aquello que tenía
derecho a esperar de acuerdo con el contrato, a menos que la otra parte no haya previsto y
no haya podido prever razonablemente tal resultado; o
c) El incumplimiento es intencional y da a la parte lesionada razones para creer que no
puede confiar en el cumplimiento futuro de la otra parte.
Como hemos expuesto, en ambos instrumentos internacionales está presente la distinción
entre obligaciones esenciales y obligaciones accesorias, y si bien el criterio para determinar qué
es una obligación esencial varía, ambos concuerdan en que sólo la infracción de aquellas habilita
a obtener la resolución del contrato.
Es menester referirnos ahora al criterio a utilizar para determinar si en vista a nuestra
legislación se está frente al incumplimiento de obligaciones principales o esenciales, o por el
contrario de obligaciones accesorias o secundarias. Para esto primeramente debemos distinguir si
se trata de un contrato nominado o innominado, ya que es diverso el criterio en uno u otro caso.
En los contratos nominados “es la propia ley, de un modo directo, la que explicita tanto
sus elementos como sus efectos (obligaciones) esenciales y naturales, dejado entregada a la
voluntad de las partes la especificación de sus elementos y efectos accidentales”25, la situación
difiere en los contratos innominados, en éstos ya que el legislador no pudo prever su existencia,
la totalidad del contenido negocial queda entregada a la voluntad de las partes. Debido a lo
expuesto ha sido la doctrina la encargada de elaborado un criterio, el cual compartimos,
consistente en “determinar si ante un caso concreto -y atendidas sus particulares circunstancias-
la obligación infringida es de tal entidad que sean presumible que, sin ellas las partes no habrían
contratado”26. Si bien es cierto, el criterio recién apuntado fue elaborado primitivamente para los
contratos innominados, creemos que también debe ser tenido en cuenta al analizar la petición de
25 ALCALDE, E., “Acción resolutoria y excepción de contrato no cumplido. Algunas precisiones fundamentales respecto de su ámbito de aplicación”, Actualidad jurídica, Nº 8, julio, 2003, p.74. 26 En su formulación original por POTHIER en su obra Traité du contrat de vente, n.º 476 y nº 145 y recogido por CLARO SOLAR, L., op. cit. p. 191 y; ALCALDE, E., op. cit. p.80.
10
resolución de un contrato nominado, ya que la obligación infringida puede ser aparentemente
secundaria, pero en el caso concreto resultar esencial para el contratante, a pesar de no ser la
obligación infringida de la esencia del contrato en los términos del artículo 1444 del Código
Civil27.
Una aplicación estricta de la regla dada para los contratos nominados podría producir
injusticias, y dejar desprotegido al contratante, por lo que debe analizarse el caso puntual a la luz
de la presunción de si las partes hubiesen igualmente contratado de no existir acuerdo en cumplir
dicha obligación en principio secundaria.
De esta forma, el operador jurídico al enfrentarse a una demanda de resolución de
contrato, deberá analizar guiado por los criterios entregados en el apartado anterior, la entidad e
importancia de la obligación infringida para acogerla o rechazarla, ya que si el incumplimiento
recae en obligaciones secundarias o accesorias, deberá desestimar la petición, pues el contratante
solamente podrá impetrar la ejecución forzada, y no la resolución, que se reserva para los
incumplimientos recaídos sobre obligaciones esenciales o principales.
§. 3. La condición resolutoria tácita
La condición resolutoria tácita se funda en el incumplimiento del deudor. Ante este
incumplimiento imputable, el artículo 1489 en su segundo inciso otorga un derecho alternativo al
acreedor, consistente en la posibilidad de exigir el cumplimiento o la resolución del contrato, y en
ambos casos con indemnización de perjuicios28.
La condición resolutoria tácita se erige así como una garantía para el contratante diligente,
y una sanción para el incumplidor, fundada en la equidad y la voluntad presunta de las partes29.
Para poder impetrar el derecho de opción consagrado en el artículo 1489, se exigen ciertas
condiciones:
1. Que se trate de un contrato bilateral, lo que señala expresamente el artículo 148930.
2. Que haya incumplimiento imputable de una obligación. Estamos hablando de un
incumplimiento voluntario e imputable de la obligación.
Como señalamos en el apartado anterior, la resolución del contrato será procedente
sólo cuando la impetre el contratante cuya contraparte haya incumplido obligaciones
27 ALCALDE, E., op. cit. P. 83 28 ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 411.
29 MEZA, R., Manual de derecho civil. De las obligaciones, 8º edición, Jurídica de Chile, Santiago, 1992, p.86. 30 Tiene lugar sin dudas en la compraventa, donde se regula especialmente en el artículo 1826.
11
principales o esenciales del contrato, quedando para el incumplimiento de obligaciones
accesorias o secundarias sólo la posibilidad de obtener la ejecución forzada.
3. Que quien la solicita, haya cumplido o esté llano a cumplir su obligación31
En la hipótesis del contratante que ha cumplido su obligación no se presentan
problemas o dudas interpretativas, pero nuestro legislador no ha definido qué debemos
entender por estar llano a cumplir una obligación, y se presenta la duda de si basta aducir
el simple propósito de cumplir o es necesario que el contratante realice actos que revelen
esta intención. En apartados posteriores examinaremos y nos haremos cargo de las
diversas soluciones propuestas bastando en este acápite su enunciación por motivos
metodológicos.
4. Que sea declarada por sentencia judicial. No opera de pleno derecho ya que otorga una
opción, la que además tiene requisitos.
§. 4. Excepción de contrato no cumplido. Breve noción
Consideramos importante comenzar explicitando los principios que informan esta
institución, debido a que los problemas que más adelante expondremos, y las soluciones dadas a
éstos, no son del todo consecuentes con ellos.
Se señala por la doctrina que el fundamento principal de la institución apuntada es la
equidad, ya que como es lógico, nadie puede ser obligado a cumplir mientras su contraparte no
cumple o no se allana a hacerlo; lo esencial es que se mantenga el equilibrio contractual. Abeliuk
agrega a lo expuesto que “La excepción de contrato no cumplido entronca en un principio de
carácter mas general en el Derecho: No puede exigirse lo que no se está dispuesto a dar. La buena
fe debe presidir el derecho”32, el autor destaca la importancia del requisito de la buena fe en la
institución analizada y señala que carece de buena fe el contratante que acciona sin haber
cumplido o estar llano a cumplir, opinión que compartimos.
Como es sabido, la excepción de contrato no cumplido no procede contra el contratante
diligente, es decir, contra aquel que ha cumplido su obligación o está llano a cumplirla, esto se
extrae del artículo 1552, artículo que se conecta directamente con la condición resolutoria tácita,
ya que como señalamos en el apartado pertinente, quién debe accionar para que prospere y se
acoja la pretensión de resolución o ejecución forzada debe ser el contratante que ha cumplido o
está llano a cumplir.
31 Es “un favor que la ley entiende acordar a esta parte que respeta su compromiso”. CLARO SOLAR, L., Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Jurídica de Chile, Santiago, 1980, p.176. 32 ABELIUK, R. Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 774
12
Abeliuk al respecto señala: “es necesario que la contraparte contra quien se opone la
excepción no haya cumplido ni se allane a cumplir alguna obligación emanada del mismo
contrato”33, por tanto el contratante objeto de esta excepción, es aquel que no ha cumplido ni está
llano a cumplir.
Debemos referirnos ahora a si cualquier tipo de incumplimiento habilita a la contraparte
para oponer la excepción, o si por el contrario es relevante la entidad de la obligación en que
recae el incumplimiento. En relación a esto parte de la doctrina señala que basta cualquier tipo de
incumplimiento34, pero nosotros creemos que al igual que en la condición resolutoria tácita, para
que sea procedente oponer la excepción en estudio, la obligación incumplida debe ser esencial o
principal, debido primordialmente a los fundamentos de la institución, que se basa en el
equilibrio contractual35, y la reciprocidad de las obligaciones en los contratos bilaterales36. No
procederá a nuestro juicio la excepción de contrato no cumplido si lo que se ha dejado de cumplir
son minucias u obligaciones meramente accidentales, la vía para exigir el cumplimiento
compulsivo de ésta clase de obligaciones será a través de una demanda reconvencional37.
33 ABELIUK, R. Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, pp. 776-777. 34 “Basta cualquier incumplimiento, dado que la sanción no es tan drástica, y al acreedor le basta con cumplir para exigir, además de que cualquier abuso del que opone la excepción se corrige con el requisito de la buena fe”. Ídem, p. 777. 35 “Lo esencial en la materia es evitar el abuso de deudores inescrupulosos, interesados más en eludir su propio cumplimiento que obtener el ajeno”. RDJ, T. 39, sec. 1ª, pag. 377. 36 “No es aceptable introducir en ellos un tratamiento discriminatorio o permitir que una parte abuse o se aproveche de la otra”. RODRÍGUEZ, P., op. cit. p. 130. 37 Ibídem.
13
II. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN LLANO A CUMPLIR
§. 5. Vaguedad de la expresión “llano a cumplir”
Nuestro legislador no estableció que debemos entender por “estar llano a cumplir”, y la
vaguedad de la fórmula genera problemas que en la práctica se traducen en una dificultad para
determinar quien está legitimado para obtener la resolución o ejecución forzada de un
determinado contrato.
La vaguedad de la fórmula incluso podría habilitar a un contratante a pedir la resolución o
la ejecución forzada, simplemente aduciendo la voluntad abstracta de cumplir su obligación, y así
incluso obtener indemnización de perjuicios por el incumplimiento de su contraparte. No sería
necesario entonces cumplir la obligación, si no sólo señalar la disposición a cumplir, situación
que nos parece totalmente ilógica.
Criticamos esta posible interpretación debido principalmente a:
- De aceptar esta interpretación el contratante siempre podría obtener la resolución o la ejecución
forzada más la indemnización de perjuicios, no siendo necesario que cumpla su obligación, ya
que solamente le bastaría aducir una simple intención. Siempre se podría alegar amparado en ésta
expresión y la excepción se transformaría inevitablemente en la regla general.
- No tendría sentido la existencia de la excepción de contrato no cumplido, ya que ésta no
procede en contra del contratante que ha cumplido o está llano a cumplir su obligación, y si
entendemos que basta la simple aseveración de querer cumplir, y ésta a la vez siempre puede
invocarse, siempre existiría un contratante diligente “inmune” a la excepción citada.
- Esta aseveración tiene sentido cuando se solicita la ejecución forzada del contrato, ya que
ambos animus son coincidentes: se pide la ejecución forzada de las obligaciones de la contraparte
debido a que también se quiere cumplir con las propias, y por tanto, el contratante está “llano a
cumplir” la obligación; pero por el contrario, pierde totalmente su sentido si se solicita la
resolución del contrato, ya que es ilógico aducir la intención de cumplir y luego accionar de
resolución.
Entonces, ¿Cuál es la interpretación más adecuada para esta expresión?
Creemos que es necesario demostrar mediante hechos concretos la disposición a cumplir
el contrato. Al respecto la doctrina y jurisprudencia no ha sido precisa, limitándose la mayoría de
14
los autores a simplemente señalar la necesidad de que el contratante que accione haya dado
cumplimiento a su obligación o se allane a cumplirla38, sin siquiera exponer la amplitud de la
fórmula y los problemas interpretativos que acarrea.
La jurisprudencia en este sentido tampoco ha sido clarificadora, señalando por ejemplo:
“El artículo 1552 dispone que la parte que exige el cumplimiento de una
obligación esté llana a cumplir las suyas, y no que en realidad las cumpla”39
“La equidad y la buena fe, que son los principios en que descansan todas las
disposiciones legales, en particular aquellas que regulan los contratos, exigen que la
voluntad de cumplir la obligación propia que invoca aquel que pretende purgar la mora en
que incurrió, conste efectivamente. Otra solución podría conducir a un fallo condenatorio
en contra del cocontratante mediante el cual se le impondrían prestaciones reales y
efectivas en cambio de una mera declaración teórica vacía de todo contenido real, lo que
resulta contrario a aquellos postulados. En consecuencia, la voluntad de cumplir debe
manifestarse dando principio a la ejecución”40
“La mera afirmación de estar llano a cumplir el contrato, no basta para dar por
satisfecha la prescripción de la parte final del artículo 1552, si ese propósito no se
exterioriza por actos efectivos y reales, como será acompañar una boleta por el valor del
contrato de la especie”41
Por nuestra parte, de la escasa doctrina existente sobre el tema queremos rescatar la
opinión de Abeliuk, quien señala:
“Pero no será suficiente que el acreedor diga que está llano al cumplimiento, sino
que es necesario que dé principio a la ejecución, como por ejemplo, depositando la cosa
debida para ser entregada al comprador contra pago del precio, o depositando en una
promesa la cuota del precio en poder de un Notario”42.
El autor citado, al igual que la jurisprudencia transcrita, reconoce la necesidad de
demostrar mediante hechos concretos la disposición a cumplir con las obligaciones emanadas del
contrato, pero tampoco entrega argumentos de texto ni señala un criterio consistente para que el
38 Cfr. LARRAÍN, H., Teoría de las obligaciones, Lexis Nexis, Santiago, 2003, p. 84; también TRONCOSO, H., De las obligaciones, Lexis Nexis, Santiago, 5ta edición, 2007, p. 141. 39 C. La Serena, 27 diciembre 107. R., t.5, sec. 2ª, p.140 (C. 8º, 1ª inst., p.145). 40 C. Suprema, 12 diciembre 1941. G. 1941, 2º sem., Nº 47, p. 199 (C. 4º y 5º, p. 202). R., t. 39, sec. 1ª, p. 377 (C. 4º y 5º, p. 381). 41 C. Talca, 30 nov de 1949, considerando 12, p. 407. 42 ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 777.
15
operador jurídico pueda ante un caso concreto, decidir si los actos del contratante son suficientes
para configurar el requisito de “estar llano a cumplir”.
§. 6. Análisis de la expresión “pronto a pagar el precio íntegro”
La compraventa es un contrato de tanta importancia dentro de nuestro derecho privado,
que nuestro legislador reitera normas dadas en general para los contratos al regularla.
Es así como la condición resolutoria tácita se regula especialmente para el contrato de
compraventa en el artículo 1826 de nuestro Código Civil, el que prescribe:
“El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del
contrato o a la época prefijada en él.
Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador
a su arbitrio perseverar en el contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para
ser indemnizado de los perjuicios según las reglas generales.
Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio
íntegro o ha estipulado pagar a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no
se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio, sino
pagando, o asegurando el pago”43.
En el inciso primero del artículo 1826 se establece cuándo debe efectuar la entrega el
vendedor, es decir, la hipótesis de diligencia. El inciso segundo a su vez, tras explicitar la
hipótesis de incumplimiento o mora del vendedor, reitera la condición resolutoria tácita
otorgando el derecho de opción al comprador diligente.
El inciso tercero del citado artículo señala las hipótesis de diligencia del vendedor, lo que
inferimos de la expresión “todo lo cual se entiende”, ya que al igual que en el requisito de la
condición resolutoria tácita, extraído del 1552 CC, no es cualquier contratante el que puede
obtener la resolución o el cumplimiento forzado, y por tanto, se debe definir quién es el
contratante diligente. Además el citado inciso señala a continuación 3 hipótesis de comprador que
puede hacer uso del derecho de opción del inciso segundo, las que a su vez dicen directa relación
con los casos señalados por el artículo 1552; de contratante que ha cumplido o está llano a
cumplir su obligación.
43 El análisis de éste último inciso lo dejaremos para apartados posteriores.
16
Meza señala al respecto:
“En verdad, el contratante que no cumple o no está llano a cumplir no puede
demandar ni la resolución ni el cumplimiento del contrato…
El art. 1826 aplica esta norma. Faculta al comprador para pedir la resolución o el
cumplimiento al vendedor moroso, pero únicamente ‘si el comprador ha pagado o está
pronto a pagar el precio íntegro o ha estipulado pagar a plazo’”44.
Desde antiguo nuestra jurisprudencia consagra ésta postura:
“Si bien el vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente
después del contrato, o a la época prefijada en él, tal obligación sólo es exigible en caso
que el comprador haya pagado, o esté pronto a pagar el precio íntegro, o se haya
estipulado pagar a plazo. En consecuencia, el vendedor no está en mora para entregar la
cosa vendida si por su parte el comprador no se allana a cumplir con el pago del precio”45
Sólo rescataremos de este fallo la utilización de la expresión “allana a cumplir”, ya que
respalda nuestra tesis de conexión del artículo 1826 con el 155246.
Concluimos del artículo 1826 inciso tercero, que es comprador diligente:
1. El comprador que “ha pagado”
2. El comprador que “está pronto a pagar el precio íntegro”
3. El comprador que “ha estipulado pagar a plazo”
En el primer y en el último caso no existen mayores dudas interpretativas; o el deudor ha
dado cumplimiento exacto a las obligaciones que le imponía el contrato, o ha estipulado dar
cumplimiento en un plazo futuro. La expresión que nos produce dudas interpretativas y tiene el
mismo inconveniente de vaguedad de la frase “llano a cumplir”, es aquella que señala que
también es diligente el comprador que “está pronto a pagar el precio íntegro”. Podría entonces
nuevamente presentarse la posibilidad de aducir la mera intención de estar “pronto” a cumplir
para obtener la resolución o la ejecución forzada más el pago de los perjuicios, cuestión que
nuevamente parece ser ilógica, ya que de aceptar esta tesis, se producirían los mismos problemas
prácticos expuestos anteriormente al hablar de la condición resolutoria tácita y el requisito de
estar “llano a cumplir”.
44 MEZA, R., Manual de derecho civil. De las obligaciones, editorial jurídica, Santiago, 1997, p. 82 45 C. Talca, 21 octubre 1913. G. 1913, 2º sem., Nº1.096, p. 3159 (C. 5º y 6º, p. 3162). 46 Confirma esta conexión Meza, quien con respecto a la mora requerida para accionar, señala que el artículo 1826 confirma la necesidad de retardo culpable ya que: “Faculta al comprador para perseverar en el contrato o desistir de él, si el vendedor por hecho o culpa suya a retardado la entrega”. Meza R., Manual de derecho civil. De las obligaciones, editorial jurídica, Santiago, 1997, p. 81,
17
Como nuestro legislador no ha definido que debemos entender por “estar llano a cumplir”
ni tampoco ha delimitado la fórmula “estar ponto a pagar el precio íntegro”, consideramos de
suma importancia hacernos cargo de este problema, entregando argumentos de texto que avalen
nuestra teoría de la necesidad de que existan hechos concretos que demuestren la intención real
de cumplir las obligaciones emanadas del contrato.
§. 7. Artículo 1826, una nueva interpretación.
Como ya planteamos en el apartado anterior, creemos que existe una conexión directa
entre los artículos 1552 y 1826, por tanto, será justamente a través de una interpretación sistémica
de estos preceptos que buscaremos una definición más adecuada para las expresiones “llano a
cumplir” y “pronto a pagar el precio íntegro”.
La parte final del artículo 1552 señala: “…el otro contratante no lo cumple por su parte o
no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos”, por lo que podemos extraer a contrario
sensu 2 hipótesis de contratante diligente:
1. El que ha cumplido la obligación
2. El que está llano a cumplirla en forma y tiempo debidos
Destacaremos en la segunda hipótesis de contratante diligente que enunciamos, la
utilización de las expresiones “forma” y “tiempo”, que consideramos están en directa sincronía
con la fórmula utilizada por nuestro legislador en el artículo 1826.
De las 3 hipótesis que establece el último precepto legal citado, la primera se refiere al
contratante que “ha pagado”, lo que es totalmente coincidente con la hipótesis del artículo 1552
de un contratante que “ha cumplido” con la obligación. Las siguientes afirmaciones del artículo
1826 se refieren al contratante que “está pronto a pagar el precio íntegro” y a aquel que “ha
estipulado pagar a plazo”, siendo coincidente la primera expresión con la consagrada en el 1552
de un contratante que está llano a cumplir en la forma debida, y la última hipótesis se conecta con
la de un contratante que está llano a cumplir en el tiempo debido.
El inciso cuarto del artículo 1826 señala: “Pero si después del contrato hubiere menguado
considerablemente la fortuna del comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro
inminente de perder el precio, no se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado plazo para
el pago del precio, sino pagando o asegurando el pago”, como es posible advertir, en el caso
apuntado, la entrega de parte del vendedor no se puede exigir por el comprador cuando se haya
18
estipulado el pago a plazo; lo que es coincidente con la formulación del artículo 1552 “tiempo
debido”, y con la frase “ha estipulado pagar a plazo” del inciso tercero del 1826. Pagar el precio
coincide claramente con la fórmula “ha cumplido”, extraída a contrario sensu del 1552, y el “ha
pagado”, del 1826 inc.3. Finalmente la expresión “pronto a pagar el precio íntegro” es a su vez
coincidente con la expresión “asegurando el pago”, y “forma debida” que utiliza el artículo 1552.
Consideramos que el inciso 4to del artículo 1826 lo que hace es consagrar una excepción
a los casos previstos en el inciso tercero del mismo artículo, establecida la figura con el fin de dar
seguridad al vendedor del cumplimiento de su derecho a recibir el pago por parte del comprador,
es decir, de que su contraparte va a cumplir la obligación correlativa. Al hacerlo, nuestro
legislador reitera las 3 hipótesis que configuran la regla general, prescribiendo que en el caso de
que el comprador haya “menguado considerablemente de fortuna” (hipótesis de insolvencia), no
procederá que exija la entrega “aunque” haya pactado el cumplimiento de su obligación en un
plazo futuro. El artículo agrega además un requisito para la insolvencia, ésta debe ser de tal
entidad que haga que el vendedor “se halle en peligro inminente de perder el precio”, por tanto,
debe disminuir de tal forma la fortuna, que peligre el cumplimiento de la obligación, midiendo
con este criterio la intensidad de la insolvencia necesaria para que el comprador necesite pagar o
asegurar el pago para recibir el cumplimiento de la prestación.
Creemos que la regla general es por tanto que el vendedor se halle seguro de recibir el
pago, este es el criterio principal, ya que se opone a la excepción de “peligro inminente” en el
cumplimiento consagrada en el artículo 1826 inciso cuarto. Resulta claro que el vendedor está
seguro del cumplimiento de la obligación cuando el comprador ha pagado, pero nuevamente se
presenta la duda de la entidad de cumplimiento que se necesita para que se considere “asegurado”
el pago. Pensamos que esta formulación nuevamente amplía el espectro de posibilidades, ya que
no es tan acotada y drástica como los enunciados de cumplimiento y de plazo planteados tanto
por el artículo 1552 y 1826 en su tercer y cuarto inciso. “Asegurando el pago” sería por tanto otra
forma de hipótesis genérica, tal y como lo es “allanarse a cumplir en forma debida” y “estar
pronto a pagar el precio íntegro”, pero esta vez clarificaría el sentido de la fórmula, develando un
nuevo criterio de nuestro legislador, consistente a nuestro juicio en la necesidad de dar seguridad
a la obtención del cumplimiento futuro de la obligación.
La idea de la necesidad de brindar seguridad al acreedor en el cumplimiento de las
obligaciones subyace también en artículo 1496 que prescribe:
“El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es:
1º. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia;
19
2º. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han
disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el
beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.
El artículo transcrito, al igual que el 1826, al consagrar las situaciones de: insolvencia o
quiebra, y de cauciones cuyo valor (“por hecho o culpa suya”) “han disminuido
considerablemente de valor”, no hace mas que regular hipótesis en las que el cumplimiento de la
obligación peligra, ofreciendo la posibilidad, sólo en estos casos, de exigir el pago antes de la
expiración del plazo. Lo expuesto se ve avalado por la finalidad de las cauciones, la cual es
esencialmente asegurar el cumplimiento de la obligación principal, y por lo mismo es que al
renovarse o mejorarse éstas, podrá, en términos del 1496, reclamar el deudor el “beneficio del
plazo”. Por otro lado, el patrimonio de la contraparte es una seguridad del cumplimiento de las
obligaciones patrimoniales, y por lo mismo cuando éste disminuye de tal forma que hace peligrar
el cumplimiento de la obligación, nuestro legislador entrega herramientas como la prevista en el
1826 inciso 4to o en el 1496 recientemente expuesto para reestablecer la seguridad en el
cumplimiento.
El criterio de la seguridad en el cumplimiento propuesto por nosotros, es consecuente con
el principio de equidad que debe informar esta materia, y que como expusimos al comenzar
nuestra monografía, sirve de base para que tanto la doctrina como la jurisprudencia mayoritaria se
inclinen porque se resuelvan sólo los contratos en los que se hayan infringido obligaciones
esenciales, es decir, informa otras soluciones e interpretaciones para que resulten acordes con el
equilibrio contractual. Consideramos además que si bien el criterio expuesto fue extraído de un
artículo referido a la compraventa, y no en general para todos los contratos, éste puede y debe
aplicarse en forma genérica, ya que resulta de toda lógica por la importancia de la compraventa y
por razones de equidad. Es necesario añadir también que el criterio por nosotros propuesto se
extrae de una interpretación sistémica que involucra al artículo 1552, que sí es una regla general
para los contratos, y que es coincidente y no contrapuesta con la hipótesis del artículo 1826.
Cabe preguntarse ahora, cuáles son las obligaciones que se deben asegurar, ¿basta
asegurar el cumplimiento de cualquier tipo de obligación?. Creemos que si bien es cierto, el
artículo 1826 sólo se refiere a obligaciones de tipo principal en el contrato de compraventa como
son la de entregar la cosa y pagar el precio, nada obsta a que el contratante haya dado
cumplimiento a obligaciones accesorias del contrato, más aún si este tipo de obligaciones son
necesarias para el cumplimiento posterior de la obligación principal, como en la situación del
campesino que alimentó, cuidó y trasladó al ganado para que esté en las condiciones requeridas
para su venta y llegado el día de la transacción no recibió el pago. El campesino no cumplió su
obligación de entregar, y el plazo ya está vencido, pero puede demostrar mediante hechos
20
concretos que estaba llano a cumplir su obligación, tomando las palabras del artículo 1826, estaba
“pronto” a cumplir. Consideramos que lo importante es que el cumplimiento de cualquier tipo de
obligaciones, incluso accesorias, lo que revelen sea que el contratante estaba “llano a cumplir”
sus obligaciones, y no que simplemente cumplió o aseguró el cumplimiento de una obligación
accesoria irrelevante con el objetivo de obtener una indemnización de perjuicios. El principio de
buena fe se torna esencial en este punto, ya que el juez deberá ponderar los elementos y decidir si
en el caso concreto las obligaciones cumplidas revelan la intención de cumplir la totalidad del
contrato, tal y como había sido pactado, o en términos literales “en la forma debida”.
Concordamos con Abeliuk47 en que se debe dar principio de ejecución a las obligaciones,
pero ese principio de ejecución debe ser de tal entidad que revele la intención de querer cumplir
la totalidad de las obligaciones, y no simplemente minucias sin importancia con el solo fin de
obtener una indemnización de perjuicios. No será necesario que se de cumplimiento exacto a las
obligaciones, ya que en ese caso estaríamos en la hipótesis de “haber cumplido” del 1552, y sería
injusto exigir siempre y solamente el cumplimiento para otorgar el derecho de opción, ya que
puede presentarse el caso de que el otro contratante no cumpla ni la mas mínima parte de su
obligación correlativa, produciéndose un evidente desequilibrio.
Consecuente con lo señalado, la expresión “pronto” también nos entrega luces de lo que
nuestro legislador tenía en mente para esta hipótesis, y consideramos que existen dos probables
interpretaciones de esta palabra: la primera como adjetivo, concordante con la frase “llano a
cumplir”, es decir, como dispuesto al cumplimiento de la o las obligaciones, y la segunda como
adverbio de tiempo, que indica cercanía en tiempo al cumplimiento, por ejemplo, estando a pocas
cuotas de pagar el precio íntegro si el cumplimiento es fraccionado en el tiempo, o si se depositan
pequeñas cantidades constantes del precio antes del vencimiento del plazo, e incluso el
comprador puede demostrar su intención de cumplir la obligación depositando en la cuenta del
tribunal parte considerable del precio, siendo ambas probables interpretaciones totalmente
consecuentes, ya que la última aceptación señalada, no hace mas que avalar la intención concreta
de querer cumplir, o en términos del 1552, de que el contratante estaba “llano”.
El contratante que siguiendo nuestro planteamiento demuestra que estaba “llano a
cumplir” sus obligaciones, estará habilitado para obtener la resolución del contrato o el
cumplimiento forzado de éste por su contraparte, más una indemnización de perjuicios que
paleará los gastos que le acarrearon las maniobras que realizó destinadas a cumplir, y además
resarcirá los daños del incumplimiento. La cuantía de los perjuicios deberá decretarla el juez
atendiendo entre otros aspectos, a la entidad de las obligaciones a las que se dio cumplimiento,
descartando aquellas irrelevantes realizadas con el solo afán de obtener la indemnización de unos
47 ABELIUK, R., op. cit. p. 777
21
perjuicios inexistentes, y valorando el cumplimiento de aquellas obligaciones tanto accesorias
como principales que revelan la intención seria de haber cumplido, y que con el fin de equilibrar
la situación injusta producida deben ser pagadas.
Nuestra interpretación supera los problemas que expusimos al hablar del requisito de estar
“llano a cumplir” configurado con la simple aseveración de una intención, ya que no se
transformaría en la regla general, porque el requisito de demostrar mediante hechos concretos la
intención actuaría como una especie de filtro, en la que sólo algunos contratantes y no todos
calificarían. Recobraría sentido la excepción de contrato no cumplido, y no habría problemas de
contraposición de los animus al aducir “estar llano a cumplir” y solicitar la resolución del
contrato.
22
III. EXCEPCIÓN DE CONTRATO NO CUMPLIDO.
Durante el transcurso de nuestro estudio, nos hemos referido en diversas oportunidades
tangencialmente al tema de la “excepción de contrato no cumplido”, prevista y regulada en el
artículo 1552 de nuestro Código Civil, ya que como expusimos en el apartado pertinente, está
directamente relacionada con el artículo 1826 y obviamente con el artículo 1489, ya que es
precisamente del artículo 1552 de donde se extrae uno de los requisitos para poder obtener el
cumplimiento forzado o la resolución del contrato más la indemnización de perjuicios.
Hemos analizado la expresión “llano a cumplir” que utiliza el artículo 1552, y entregamos
un criterio de lo que debemos entender que significa. La interpretación entregada tiene la ventaja
de solucionar los problemas que un criterio subjetivo, como sería que este requisito se configure
con la sola aseveración del contratante de estar dispuesto a cumplir, sin haber efectuado
maniobras que lo demuestre acarrea, y además establece una fórmula que sirve de guía al
operador jurídico para determinar ante un caso concreto si el contratante es o no diligente.
Tras haber delimitado la fórmula problemática, indagaremos ahora en el papel procesal de
la excepción de contrato no cumplido, esta vez como una institución y no solamente como un
requisito sustantivo para que prospere la pretensión de quien acciona, explicitando los problemas
que surgen en la práctica y demostrando la necesidad de reformular algunos principios arraigados
en nuestra tradición civilista, específicamente con relación a la finalidad que cumple la
excepción.
Tradicionalmente por nuestra doctrina se ha recalcado el papel de defensa, limitada a
impedir o atajar la satisfacción efectiva del crédito, operando para suspender el cumplimiento del
contrato y restablecer el equilibrio contractual. Su fundamento en la ejecución de buena fe y su
carácter marcadamente dilatorio son señalados como las características mas importantes de esta
figura48. Si bien lo apuntado es esencial para la comprensión del papel que desempeña la
exceptio, creemos que se desconoce la faceta “activa” que desempeña, al otorgar la opción de
suspender el estado de mora cumpliendo o allanándose a cumplir, y por ende romper la
paralización a la que inevitablemente lleva la interposición de la excepción.
A través de este capítulo intentaremos demostrar que ante casos conflictivos, la excepción
entrega una efectiva solución no explorada, que evita los inconvenientes a los que conduce el
papel de paralización de la pretensión, señalado tradicionalmente por nuestra doctrina.
48 Cfr. FUEYO, F., Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones. Tercera edición actualizada por el Profesor Gonzalo Figueroa Yañez, Jurídica de Chile, 2004, tercera edición, pp. 235-237; ABELIUK, R., op. cit. p. 779.
23
§. 8. Legitimación activa
Se ha planteado por parte importante de la doctrina que sólo puede accionar el contratante
diligente, es decir, aquel que ha cumplido o está llano a cumplir su obligación. De las diversas
opiniones consignadas sobre el tema por la doctrina, rescataremos para su análisis las siguientes:
“El que pide la resolución del contrato ha de ser un contratante diligente, que ha cumplido
por su parte o está llano a cumplir.
De otro modo, como se comprende, no puede reprochar a su contraparte la infracción del
contrato y pretender que se sancione la resolución del mismo. Además no estaría la contraparte en
mora.
En verdad, el contratante que no cumple o no está llano a cumplir no puede demandar ni la
resolución ni el cumplimiento del contrato. El otro contratante podría oponerle la excepción de
contrato no cumplido, la exceptio non adimpleti contractus”49
“En suma, si ninguna de las obligaciones que nacen de los contratos sinalagmáticos es
reclamable mientras la obligación de la contraparte no se cumpla o el obligado no se allane a
cumplir en tiempo y forma debidos, la demanda de resolución o ejecución forzada es improcedente
y es esto, justamente, lo que dice el artículo 1552 del código civil, al consagrar la “excepción de
contrato no cumplido”50
Las expresiones: “no puede demandar” y “la demanda de resolución o ejecución forzada
es improcedente” nos llevan a concluir que los autores citados confunden dos cosas diversas:
quién puede accionar y quién obtendrá un fallo favorable en el juicio51. Se plantea por los autores
que sólo el contratante diligente es el que está legitimado activamente para accionar de resolución
o cumplimiento forzado52, basados en que sería un sinsentido que algo pudiese obtener de su
contraparte aquel contratante que nada ha dado o hecho para cumplir su parte del contrato53.
Coincidimos con la jurisprudencia y la doctrina en que el contratante que no ha cumplido
ni está llano a cumplir, nada puede obtener de su contraparte aún si esta se encuentra en la misma
posición de mora que él, ya que sería del todo ilógico y atentatorio contra los principios que
inspiran nuestro Derecho Civil que su pretensión de cumplimiento prosperara o que los tribunales
49 MEZA, R,. op. cit. p. 82 50 RODRÍGUEZ, P., op. cit. p. 125 51 Este planteamiento es categóricamente propuesto por Meza, sin embargo Rodríguez efectúa ciertas aseveraciones contradictorias, que hacen pensar que su confusión es mas bien terminológica y no sustantiva. De todas maneras la confusión evidenciada es al menos terminológica. 52 Controvierte esta postura la moderna doctrina procesal sobre el derecho de acción. En particular véase BORDALÍ, A., “El Derecho fundamental de acción: Un intento de configuración en el orden constitucional chileno”, Revista de Derecho y jurisprudencia y gaceta de los tribunales, tomo XVCII, Nº3, enero, 2000, pp. 81-105. 53 “Quizás sea preciso advertir en esta parte que no es requisito para el ejercicio del derecho de acción, el que la persona que pretenda acceder al órgano jurisdiccional tenga efectivamente o demuestre tener un derecho subjetivo previo, sino que basta que tal persona afirme un interés que pueda ser reputado como jurídico, es decir, coherente con las normas y principios constitucionales, y que ha sido negado o violado. Si tal persona sea efectivamente titular de un derecho subjetivo o un interés jurídico material, ello se sabrá al terminar el proceso, con la sentencia que recaiga sobre el fondo de la cuestión planteada”. BORDALÍ, A., op. cit. p. 83.
24
basados en la equidad resolvieran el contrato a petición de quien no está legitimado. Pero la
confusión en que se incurre lleva a una solución ilógica. Criticamos esta interpretación debido
principalmente a que el contratante diligente está “inmune” a esta excepción, pues lo que plantea
el artículo 1552 es que la excepción de contrato no cumplido puede oponerse contra el
contratante negligente, y por tanto, si sólo es procedente la acción del contratante diligente, el
artículo 1552 nunca tendría aplicación.
Consideramos que esta explicación del artículo 1552 desconoce la finalidad de la
excepción de contrato no cumplido, que en realidad lo que hace es reconocer la posibilidad de
que accione el contratante negligente, es decir, aquel que no ha cumplido ni está llano a cumplir
las obligaciones emanadas del contrato, actuando como una protección para el contratante que se
ve impetrado por la acción.
Discordamos también con aquella jurisprudencia que plantea:
“Para que proceda la excepción de contrato no cumplido, es necesario que la parte
que la opone no se encuentre en mora de cumplir lo pactado. En consecuencia, no puede
oponerse por una de las partes si ella nada hizo, para que se suscribiera el contrato
prometido, obligación primordial suya que no cumplió. Basta tal mora para que no pueda
aprovecharse de dicha excepción, que se rige por los principios generales del derecho”.54
Lo planteado por esta jurisprudencia es confuso, ya que la excepción justamente plantea
la hipótesis de dos contratantes en el mismo plano de incumplimiento, “ninguno” está en mora,
porque ambos han dejado de cumplir sus obligaciones.
Consideraciones como las expuestas, nos llevan a la necesidad de replantear la función y
el real alcance de la excepción de contrato no cumplido, cuyo papel en la práctica no es claro y
genera situaciones absurdas y/o planteamientos erróneos.
54 RDJ.- Tomo 72, sec. 1ª., p.33.
25
§. 9. Hipótesis problemáticas del artículo 1552
Si el que acciona es el contratante que ha cumplido o está llano a cumplir, no tenemos
ningún problema, ya que este supuesto está previsto por el artículo 1552 en relación al 1489 CC,
este contratante diligente no tendrá problemas para obtener la resolución o el cumplimiento
forzado más la indemnización de perjuicios.
Pero cuando acciona el contratante negligente contra su contraparte en la misma situación
de incumplimiento, se presentan supuestos problemáticos en relación a la petición de resolución o
cumplimiento, en los que no existe solución legal, y la doctrina se encuentra dividida o no se
pronuncia. En estos casos no está clara la situación en la que queda el contrato ni la solución más
adecuada para el fin de las obligaciones.
§. 9.1. Caso problemático: Ninguno ha cumplido.
¿Qué ocurre con la petición de resolución o cumplimiento forzado más indemnización de
perjuicios del contratante que no ha cumplido ni está llano a cumplir?
Como ya hemos expuesto, el contratante que no ha cumplido ni está llano a cumplir,
puede accionar de cumplimiento o resolución de contrato, pero justamente en este caso el otro
contratante opondrá con justo motivo la excepción de contrato no cumplido del artículo 1552 CC.
Nos encontramos consecuentemente con los dos contratantes en la misma situación: ninguno
cumplió sus obligaciones o se allanó a cumplirlo en forma y tiempo debidos.
El contrato se encontrará en una situación irregular en sede judicial, ya que si bien el
contratante negligente puede accionar de resolución o cumplimiento, no está habilitado para
obtener su pretensión, y su acción se verá detenida por la excepción de contrato no cumplido,
opuesta por una contraparte también negligente.
Abeliuk señala a estos efectos:
“Puede ocurrir que ninguna de las partes quiera cumplir, en cuyo caso si no lo hacen de
común acuerdo no hay solución legal para poner término al contrato, que quedará en el aire hasta
que alguna de las partes se decida a cumplir o se venzan lo plazos de prescripción”55
Añade el autor que el efecto paralizador de la excepción de contrato no cumplido deja “en
el aire” las obligaciones, ya que a través de ésta simplemente se detiene la pretensión, pero no
55 ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 419
26
fuerza al contratante sino indirectamente a cumplir o dar principio de ejecución a sus
obligaciones56.
Rodríguez señala al respecto que si ninguna de las partes demuestra su intención de
cumplir las obligaciones, y por el contrario se mantiene en su letargo, la prescripción es el
remedio a esta situación de incertidumbre en la que queda el contrato. Indirectamente las partes
contratantes, se verán incentivadas a cumplir sus obligaciones en sede judicial, si su interés es
perseverar en el contrato y evitar los perjuicios del incumplimiento57, de lo contrario la
prescripción operará a modo de sanción, y de medida de seguridad jurídica, presumiendo la
voluntad de las partes de no querer seguir obligados por un vínculo no respetado.
Esta solución planteada es del todo lógica y consecuente con la dinámica del proceso
judicial, pero genera consecuencias nefastas para la seguridad jurídica y el intercambio de bienes,
ya que mientras el contrato se mantenga en esa situación de incertidumbre o “en el aire” como
plantea Abeliuk, estará el bien objeto del litigio en una situación de limbo, a espera de determinar
su suerte y poder ser nuevamente intercambiado en el comercio. Si ambas partes están renuentes
a cumplir sus obligaciones, o no manifiestan su intención de allanarse para perseverar en el
cumplimiento del contrato, creemos que es ilógico que sigan atados por un vínculo irrespetado,
hasta que la prescripción después de un largo tiempo ponga fin a la situación de incertidumbre
jurídica.
Debido a lo inadecuado de la solución anterior, nosotros para comenzar a analizar de
mejor forma el problema, separaremos las hipótesis en virtud del plazo o la condición a la que
estaba sujeta la exigibilidad de las obligaciones, ya que de esto se desprenden importantes
consecuencias prácticas. Distinguiremos si la obligación aún es exigible, o si de lo contrario no es
posible exigir judicialmente su cumplimiento.
En la situación de las obligaciones emanadas de contratos sujetos a plazo o a condición
extintiva, si ninguno cumplió en el plazo o dentro del plazo fatal señalado en el contrato, ya no
tiene sentido solicitar el cumplimiento forzado de una obligación fenecida, y la solicitud de
resolución tendría la única finalidad de dar certeza judicial a la relación contractual vencida, lo
que no sería en rigor necesario.
Ahora bien, si el plazo es suspensivo, y no está claro si aún es exigible la obligación,
sostenemos que la solicitud de cumplimiento forzado o de resolución, dependerá de la actitud
adoptada por los contratantes tras la interposición de la excepción.
56ABELIUK, R., Las obligaciones, Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 419 57 RODRÍGUEZ, P., op, cit. p. 124
27
Siguiendo lo expuesto, el artículo 1489 le otorga la opción al contratante que ha cumplido,
debido a que utiliza la expresión “de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado”, y
agrega en su segundo inciso que en tal caso el otro contratante (que entendemos diligente) “podrá
pedir a su arbitrio”58. Por tanto si ambos han incumplido, ninguno de los contratantes tendrá el
derecho de decidir si prefiere el cumplimiento o la resolución, y el contratante impetrado también
negligente, podrá cumplir o asegurar el cumplimiento, y de esa forma forzar al demandante a
cumplir su obligación correlativa. La excepción de contrato no cumplido en este caso vendrá a
poner freno a la pretensión del actor negligente, para que su contraparte también negligente
aduzca su intención de cumplir o querer poner fin al contrato. La ventaja de decidir no la tiene
quien acciona primero, sino quien ha cumplido o está llano a cumplir. Como es lógico, si el
demandado desea igualmente que se resuelva el contrato, no efectuará maniobras destinadas a
cumplir o a asegurar el posterior cumplimiento.
A modo de ejemplo, supongamos un contrato de promesa en el que no se ha pactado
plazo, en los términos de: “X se obliga a vender una camioneta (debidamente determinada) a Z
por el precio de $5.000.000”. Pasado un mes desde la celebración, ninguno ha cumplido o se ha
allanado a hacerlo y Z acciona de resolución más perjuicios contra X por el no cumplimiento del
contrato. Como es lógico X opondrá a la pretensión de Z la excepción de contrato no cumplido,
pero supongamos que X quiere que el contrato persista, y por tanto se allana en sede judicial a
cumplir. Como en el contrato no se ha señalado plazo fatal, entendemos que la obligación aún es
exigible, y por tanto el demandado efectivamente puede aún cumplir o allanarse a cumplir para
hacer exigibles las obligaciones emanadas del contrato y terminar con la paralización de la
pretensión.
Si acciona el negligente de resolución, y el cocontratante no se pronuncia y simplemente
opone la excepción de contrato no cumplido, se debe resolver el contrato, ¿basados en qué?. Aquí
tenemos un problema pues las partes nada dicen, se debe interpretar su voluntad presunta de no
allanarse o no cumplir, y resolver el contrato, fundamentando el fallo más o menos en estos
términos: El demandado pudo expresar su voluntad de persistir en el contrato ante el
requerimiento de resolución opuesto por su contraparte, cumpliendo o allanándose en sede
judicial a cumplir su obligación. Al no hacerlo, se entiende que su voluntad es desistir de él, y no
seguir atado a obligaciones que no cumplió ni manifiesta querer cumplir.
58 El artículo 1826 ya analizado en esta memoria, también utiliza la expresión “a su arbitrio” al otorgarle al comprador diligente el derecho a decidir entre la resolución o el cumplimiento forzado del contrato.
28
Aunque no resulta directamente aplicable, por tratarse de una norma sobre interpretación
de contratos, el artículo 1563 apoya esta interpretación al señalar:
“En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la
interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.
Las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen”.
Esta norma contenida bajo el título XIII “De la interpretación de los contratos”, entrega
luces al operador jurídico para el caso de que los contratantes no manifiesten su “voluntad
contraria”, como sería por ejemplo la situación planteada anteriormente, de un contratante que
ante la demanda de resolución interpuesta por su contraparte, no demuestra mediante hechos
concretos su intención de perseverar en el contrato. Enfrentado a este silencio, y a la evidente
inactividad de las partes, el juez debe buscar aquella forma de interpretar “que mejor cuadre con
la naturaleza del contrato”. La excepción de contrato no cumplido, no sólo plantea la situación de
paralización de la exigibilidad de las obligaciones, también entrega una posibilidad de detener la
solicitud de resolución opuesta por el negligente, cumpliendo o allanándose a cumplir. Si la
inactividad de las partes se prolonga, lo lógico es interpretar ese letargo como intención de
resolver el contrato, ya que no se demostró la voluntad contraria de perseverar, y el derecho no
puede forzar a las partes a cumplir. Lo más coherente con la naturaleza de un contrato bilateral es
que se mantenga el equilibrio en las prestaciones, y si éste se rompe al punto de que se conduzca
a las obligaciones a un punto muerto, es absurdo que el vínculo persista premiando la desidia del
demandado.
La teoría expuesta se ve reforzada por el artículo 310 de nuestro Código de Procedimiento
Civil que señala:
“No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción,
cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un
antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán
si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la
vista de la causa en segunda…”
Se ha entendido por la doctrina que esta norma al utilizar la expresión “excepción de
pago”, lo que hace es consignar que la demostración mediante medios de prueba de que se
efectuó un pago, se puede alegar en cualquier estado de la causa cuando se funde en un
antecedente escrito, o de lo contrario, antes de la citación para oír sentencia en primera instancia
o la vista de la causa en segunda; y no que se puede pagar válidamente hasta ese momento59,
59 Cfr. PEÑAILILLO, D., Obligaciones. Teoría general y clasificaciones. La resolución por incumplimiento, Jurídica de Chile, Santiago, 2003, pp. 417-418.
29
debido lo anterior principalmente, a que de interpretarse así este precepto, la decisión de que se
resuelva o que se deba cumplir el contrato quedaría a discreción del demandado, y no del
demandante diligente60. Extraemos de esto, que una vez que el contratante diligente decide
solicitar la resolución del contrato, al impetrado no le sirve realizar maniobras, ni siquiera
pagar61, para cumplir y forzar a cambiar la opción de resolución por la de cumplimiento forzado.
La situación expuesta se contrapone aparentemente a lo planteado por nosotros al señalar
que la opción de resolución tomada por el contratante negligente puede ser cambiada por la de
cumplimiento forzado, si el demandado también negligente utiliza la opción otorgada por el
artículo 1552 y da cumplimiento o se allana a cumplir, terminando con la paralización de la
exigibilidad de las obligaciones producto de la mutua mora. Esto no hace más que reafirmar la
tesis de que el contratante diligente es el que puede decidir válidamente entre el cumplimiento
forzado o la resolución del contrato, y que el negligente que acciona se arriesga a que su petición
no prospere por la “diligencia sobrevenida” de su contraparte.
Si bien la teoría expuesta podría criticarse aduciendo que es absurdo que el contratante
que acciona de resolución efectúe maniobras para allanarse a cumplir o cumpla su obligación
para que prospere su pretensión y no sea atajada por el demandado, consideramos que sí debe
exigirse este requisito debido principalmente a que la exigencia de diligencia establecida por la
doctrina, no es más que una plasmación del principio de cumplimiento de buena fe de los
contratos establecido en el artículo 1546 CC que mandata:
“Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que
en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
Este principio informador del Derecho obliga a los contratantes a actuar de buena fe
durante todo el iter contractual, incluyendo la etapa resolutoria, manifestándose en ésta a través
de la necesidad de apoyar la petición en hechos concretos que demuestren la intención de haber
cumplido de buena fe las obligaciones. Además y coincidente con lo anterior, el requisito está
establecido pensando en aquel contratante que de buena fe tras la celebración del contrato efectúa
maniobras destinadas a cumplir sus obligaciones, y no en un contratante que tras su desidia
simplemente en sede judicial se allana para validar su acción de resolución. El Derecho no está
llamado a prever y amparar este tipo de situaciones extremas.
60 “De ser así se estaría transgrediendo el artículo 1489, el cual ordena que la opción la tiene el contratante cumplidor, lo cual es bien justificado. Con aquella conclusión la opción pasaría a ser del deudor…”. PEÑAILILLO, D., op. cit., p. 417. 61 “La opción la tiene el cumplidor, el cual la ejercita al interponer la demanda. Desde entonces, el deudor ya no puede pagar”. PEÑAILILLO, D., op. cit., p. 417.
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Refuerza lo sostenido el precepto que establece que el contrato una vez celebrado es ley
para las partes, “y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas
legales”62, por tanto ya no depende de la voluntad unilateral de alguno de los contratantes, aunque
éste decida accionar primero. De aceptar que un contratante que acciona de resolución no apoye
su solicitud en hechos concretos que demuestren que cumplió o estuvo dispuesto a cumplir
realizando maniobras para que persista el contrato, sin permitir a la otra parte oponerse a la
resolución cumpliendo o allanándose a cumplir en sede judicial, se dejaría la determinación de
poner fin a una relación contractual válidamente contraída al mero capricho de uno de los
contratantes.
Por último, la indemnización de perjuicios unida a la petición de resolución o
cumplimiento forzado, presume una actuación del contratante que acciona, ya que tiene como fin
reestablecer el equilibrio en las prestaciones. Si el demandante nada hizo para cumplir, no hay
desventaja que nivelar, y por tanto desaparece el objetivo de la institución.
En todo caso el contratante negligente siempre puede accionar de resolución, pero estará a
merced de la voluntad de su contraparte para determinar la suerte de su petición, por las razones
ya expuestas.
Por último, si el contratante negligente acciona de cumplimiento, y el demandado le
opone la excepción de contrato no cumplido del 1552, la solución es acorde con su voluntad de
persistir en el contrato: simplemente debe allanarse a cumplir o cumplir para que prospere su
pretensión, y así poner fin al congelamiento en la exigibilidad de las obligaciones, producto del
estado de mora recíproca.
§. 9.2. Caso problemático: Existe un principio de ejecución mejor.
¿Qué ocurre con la petición de resolución o cumplimiento forzado más indemnización de
perjuicio del contratante cuyo principio de ejecución no es de la entidad requerida para
configurar la hipótesis de estar “llano a cumplir”?
Al referirnos al requisito de “estar llano a cumplir” necesario para obtener la resolución
del contrato o la ejecución forzada más la indemnización de perjuicios, construimos un criterio
consistente en la necesidad de dar principio de ejecución a la obligación, de tal forma que estas
maniobras efectuadas otorguen la seguridad al otro contratante de que las obligaciones serían
62 El artículo 1545 es claro al señalar que sólo la ley o el acuerdo de ambas partes puede invalidar un contrato legalmente celebrado.
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cumplidas. El supuesto problemático diría relación entonces con aquel contratante cuyo principio
de ejecución no fue suficiente para configurar la hipótesis de “estar llano a cumplir”.
Ejemplo: en la compraventa de un auto, se obliga el vendedor a entregar junto al móvil 2
neumáticos, un extintor de incendios, un botiquín y fundas para los asientos. Llegado el plazo
fatal el vendedor solamente ha cumplido las obligaciones accesorias de entregar las fundas y el
botiquín y el comprador no pagó el precio.
Las prestaciones cumplidas son simples minucias, que bajo nuestro criterio no son
suficientes para considerar que el contratante estaba llano al cumplimiento, y por tanto sería
injusto otorgarle la opción de elegir y obtener la resolución o el cumplimiento forzado más una
indemnización de perjuicios.
En el caso de aquel contratante que acciona de cumplimiento forzado habiendo dado
principio de ejecución, pero no de la entidad necesaria para configurar el requisito de estar llano a
cumplir, la solución es acorde con su petición: el demandante simplemente deberá cumplir o
asegurar el cumplimiento del resto de las obligaciones para terminar con la paralización de la
exigibilidad de las prestaciones y que su pretensión prospere. En el caso propuesto, el vendedor
deberá entregar o asegurar la entrega del auto, los dos neumáticos y el extintor de incendios.
Cuando la petición es de resolución, el supuesto es mas complejo. Expondremos como
caso ilustrativo de la cuestión un fallo revisado por nuestra Corte Suprema63.
Hechos de la causa
Se celebra contrato de promesa de compraventa de un inmueble en $110.000, el
promitente comprador entrega $20.000 como arras imputable al precio, fijan como fecha para la
celebración del contrato de compraventa, 6 meses a partir de la suscripción de la promesa. Antes
de fenecido el plazo el promitente vendedor enajena el inmueble a un tercero. Ante esto el
promitente comprador acciona de resolución más indemnización de perjuicios.
Tanto el 3er Juzgado Civil de Santiago como la Corte de Apelaciones entregaron la razón
al promitente comprador, resolviendo el contrato pero sin indemnización de perjuicios, basando
su decisión en el artículo 1489 CC.
63 RDJ, T. 28, sec. 1ª, p. 689ss.
32
El promitente vendedor presenta recurso de casación en el fondo, por infracción al
artículo 1489 CC, y la Corte Suprema resuelve ratificando la resolución del contrato, pero funda
su determinación en razones de equidad64 y no en el artículo impugnado, ya que el
incumplimiento de las obligaciones era recíproco. No invalida el fallo, ya que fundados en la
equidad se llegaba a igual resultado, y por tanto el razonamiento errado no tenía influencia
sustancial en lo dispositivo del fallo.
Alessandri en comentario marginal a esta sentencia, critica la solución dada al caso, ya
que considera errado que se deba recurrir a principios de equidad por ser inoperante el artículo
1489, debido a que el artículo 1552 precisamente es el adecuado para resolver esta situación de
incumplimiento recíproco.
Nosotros creemos que la situación no se encuadra dentro de la hipótesis de mutuo
incumplimiento65, ya que una de las partes había dado un adelanto del precio, por lo que hubo un
cumplimiento, pero de escasa relevancia que no alcanza a configurar la hipótesis de “estar llano a
cumplir”. La Corte Suprema reconoce este hecho señalando:
“…dado que las gestiones realizadas sólo estaban aparentemente encaminadas a producir la
impresión de querer llevar a la práctica el contrato”66.
Justamente las razones determinantes aducidas por la Corte Suprema para resolver el
contrato, dicen relación con la necesidad del promitente comprador de recuperar el adelanto de
precio que había realizado; y lo ilógico de dejar a las partes atadas por una obligación que ya no
podría cumplirse. La situación del contratante que ha dado principio de ejecución a sus
obligaciones pero que no alcanza a configurar el requisito de estar llano a cumplir, y acciona de
resolución o cumplimiento forzado más indemnización de perjuicios contra un demandado
también negligente, no difiere substancialmente de la situación de ambos contratantes negligentes
expuesta como caso problemático número uno, pero trae aparejado el problema de determinar la
solución mas coherente para que el contratante cuyo principio de cumplimiento fue menor al
requerido, recupere lo dado o pagado.
64 ALESSANDRI, A., en comentario marginal a esta sentencia señala que por ser un fallo que se funda en la equidad, y
considera las especiales circunstancias del caso, no se puede extender a casos similares, como serían por ejemplo aquellos que deben fallarse de acuerdo al 1826 “y ello porque el 1826 exige expresamente para que el comprador pueda ejercer esa acción que haya pagado o esté pronto a pagar el precio íntegro o haya estipulado pagar a plazo”. Concordamos con Alessandri en que atendidas las particularidades del caso y que el fallo se funda en la equidad, no puede extenderse como un precedente a considerar, pero discordamos en que la situación que recoge el artículo 1826 difiera de la prevista por el 1552, ya que como desarrollamos en capítulos anteriores, las hipótesis consignadas en forma especial para el contrato de compraventa son derivadas del requisito previsto en el 1552. 65 Sin embargo reconocemos que se puede hablar de “incumplimiento” en términos generales para referirse al caso de un contratante cuyo principio de ejecución es mínimo y no alcanza a configurar el requisito de “estar llano a cumplir” o “pronto a pagar el precio íntegro”, pero se debe hacer el alcance. 66 RDJ, T. 28, sec. 1ª, p. 696
33
En el caso expuesto, nuestra Corte Suprema decide resolver el contrato por razones de
equidad sin indemnización de perjuicios y dar lugar a la restitución de los $20.000 al promitente
comprador, sin embargo y como ya hemos expuesto, la situación descrita se encuadra dentro de
lo prevenido por el artículo 1552, el que habría derivado en una paralización de la exigibilidad de
ambas obligaciones, pero otorgando una opción para que en este caso el promitente vendedor se
allane a cumplir o cumpla en sede judicial, cosa que no podía ocurrir, debido a que el inmueble
objeto del contrato había sido enajenado a un tercero antes del vencimiento del plazo fijado en la
promesa.
Expusimos ya la situación de aquel contratante que acciona de cumplimiento forzado
habiendo dado un cumplimiento mínimo de sus obligaciones, la voluntad de persistir en el
contrato lo obligará a ejecutar el resto de ellas para poder forzar su cumplimiento. Ahora, si
acciona de resolución, el demandado podrá cumplir o allanarse a hacerlo en sede judicial, y en
ese caso el demandante deberá también cumplir el resto de sus obligaciones pendientes. Todo
esto se entiende si la obligación aún es exigible.
El problema se presenta entonces cuando el impetrado por la acción simplemente opone la
excepción de contrato no cumplido sin efectuar maniobras relacionadas con el cumplimiento, y
entonces no está claro el destino de las obligaciones a las que se ha dado cumplimiento. Tal y
como expusimos anteriormente, en esos casos lo coherente es dar lugar a la resolución del
contrato, basados en la inactividad de las partes y especialmente en la desidia del impetrado por
la acción, que ante la posibilidad de cumplir o allanarse a hacerlo y que persista el contrato,
simplemente se mantiene en su letargo. Junto con la resolución, y con fundamento en ella, se
debe dar lugar a la restitución de lo dado o pagado por el demandante, sin indemnización de
perjuicios, ya que como hemos señalado reiteradamente, esta presume la realización de
maniobras, y si éstas no se han efectuado o son insignificantes, la resolución y la restitución de lo
dado o pagado son suficientes para compensar la nula o escasa actividad del demandante67.
Además la indemnización “sólo procede existiendo mora”68, según el artículo 1557 CC, la que en
este caso como sabemos no existe en virtud del 1552 CC.
De aceptar la solución que criticamos, y esperar hasta que la prescripción termine con la
exigibilidad de las obligaciones, las especies entregadas o los adelantos de precios efectuados,
con la finalidad de configurar la hipótesis de un contratante que está llano a cumplir, correrían la
misma suerte que las obligaciones pendientes, siendo imposible al menos por esta vía la
recuperación de lo dado o pagado. Lo señalado confirma lo ilógico de la medida propuesta.
67 “…en cuanto a la indemnización que ha de pagar, ella sólo tiene lugar si algún daño demuestra haber sufrido el cumplidor, y en tal situación, sólo está reparando un daño causado, lo cual tampoco puede calificarse de sanción”. PEÑAILILLO, D., op cit., p. 399. 68 Ídem, p. 412.
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§. 10. Finalidad de la excepción de contrato no cumplido
Tradicionalmente la doctrina ha señalado que la excepción de contrato no cumplido tiene
un efecto meramente paralizador de la acción, dejando “en el aire” el contrato, hasta que alguna
de las partes rompa su inactividad, cumpliendo o allanándose a cumplir. De lo contrario el
destino de las obligaciones es la prescripción.
Nosotros consideramos que la excepción de contrato no cumplido no tiene una finalidad
meramente paralizadora, sino más bien incentivadora, ya que la parte que se sienta perjudicada
por la acción interpuesta, tendrá que cumplir o allanarse a hacerlo para que no actúe la
prescripción.
De modo más bien indirecto, la excepción de contrato no cumplido actúa como una
advertencia para ambos contratantes inactivos, ya que el demandante sabe que ante su
negligencia el demandado opondrá la excepción, congelando su pretensión, teniendo
contraproducentes consecuencias cuando acciona de cumplimiento forzado.
En el caso de la resolución las consecuencias pueden ser aún mas indeseadas, debido a que el
impetrado por la acción puede cumplir o allanarse a cumplir en sede judicial, y así forzar al
demandante a que de cumplimiento a sus obligaciones.
En el transcurso de nuestra monografía hemos explicitado los problemas que se producen
por el efecto paralizador de la exceptio non adimpleti contractus, y la situación absurda a la que
conduce cuando acciona de resolución un contratante negligente contra su contraparte en la
misma situación de incumplimiento. Creemos que la causa principal de estos inconvenientes,
radica en la visión sesgada del rol de la institución en estudio y el énfasis de la paralización a la
que conduce, desconociendo la importante opción que otorga para romper el estado de mora. La
expresión “mientras” utilizada por el precepto apoya nuestro planteamiento de que las partes
pueden romper su inactividad cumpliendo o allanándose a cumplir y así terminar con los efectos
indeseados de la parálisis.
El rol paralizador de la exceptio debe ser matizado con la función incentivadora de
cumplimiento, que alienta a las partes a romper su inactividad para evitar los efectos de la
resolución, ya que como planteamos existen razones tanto legales como de lógica jurídica para
resolver el contrato si las partes persisten en su letargo, y así evitar que éstas sigan ligadas por un
vínculo irrespetado, hasta que después de un largo tiempo la prescripción ponga fin a la
exigibilidad de las obligaciones.
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IV. CONCLUSIONES
1. Se debe dar lugar a la resolución del contrato sólo ante el incumplimiento de obligaciones
principales o esenciales. Para los incumplimientos de menor entidad o accesorios, se reserva
solamente la posibilidad de obtener la ejecución forzada del resto de las obligaciones pendientes,
y no la resolución del contrato.
2. El criterio para determinar qué es una obligación principal o esencial consiste en determinar “si
ante un caso concreto – y atendidas las particulares circunstancias- la obligación infringida es de
tal entidad que sea presumible que, sin ellas las partes no habrían contratado”, criterio que tendrá
que tenerse presente especialmente en aquellos contratos innominados, pero que también será útil
frente a un contrato nominado.
3. Sólo la infracción de obligaciones esenciales habilitan al demandado para oponer la excepción
de contrato no cumplido del artículo 1552, debiendo exigir reconvencionalmente el cumplimiento
de aquellas obligaciones secundarias a las que no se ha dado correcto cumplimiento.
4. La expresión “llano a cumplir” utilizada por el artículo 1552, debe entenderse de manera
objetiva, por tanto, el contratante que acciona de resolución o cumplimiento forzado aduciendo
estar “llano a cumplir”, debe demostrar mediante hechos concretos dicha intención.
5. El artículo 1552 está directamente relacionado con el 1826, ya que ambos supuestos consagran
las mismas hipótesis de diligencia. La expresión “pronto a pagar el precio íntegro”, es una
plasmación del requisito “llano a cumplir del artículo 1552 CC.
6. El principio de ejecución, necesario para configurar el requisito de estar llano a cumplir, debe
ser de tal entidad que asegure al contratante que obtendrá el cumplimiento de las obligaciones.
7. El inciso final del artículo 1826 consagra una excepción a la regla general contenida en el
inciso tercero del mismo artículo. La excepción es que peligre el cumplimiento, por tanto la regla
general es que el cumplimiento de las obligaciones esté seguro.
8. Las obligaciones cumplidas para configurar la hipótesis de un contratante que está “llano a
cumplir”, pueden ser tanto principales como accesorias. Lo importante es que se asegure el
cumplimiento de la totalidad de las obligaciones adquiridas en el contrato.
9. La cuantía de la indemnización de perjuicios que obtendrá el demandante, dependerá entre
otras cosas, de la entidad de las obligaciones cumplidas por éste.
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10. La expresión “pronto”, utilizada por el artículo 1826 en su inciso tercero, puede entenderse de
dos formas, ya sea como adverbio de tiempo o como adjetivo, pero ambas envuelven la intención
de querer cumplir la obligación.
11. El artículo 1489 contempla la hipótesis de un contratante diligente y otro incumplidor, y el
artículo 1552 prevé la situación de ambos contratantes en la misma situación de incumplimiento.
12. Todo contratante, ya sea negligente o diligente está legitimado activamente para demandar la
resolución de un contrato o su ejecución forzada, pero sólo el contratante diligente podrá obtener
una sentencia favorable a su petición.
13. Ante incumplimientos recíprocos (ambos contratantes en la misma situación de negligencia),
se presentan hipótesis problemáticas. El rol paralizador de la excepción de contrato no cumplido,
en estos casos conduce a un punto muerto, con indeseables consecuencias prácticas.
14. Se debe reformular el rol de la excepción de contrato no cumplido, fortaleciendo la faceta
activa de esta institución, que otorga una solución adecuada para poner fin a la paralización o
ante la continuidad del letargo, resolver el contrato fundado en esta inacción.
15. El demandante negligente de resolución verá detenida su pretensión por la excepción de
contrato no cumplido del 1552, y su contraparte también negligente tendrá la opción de romper la
paralización cumpliendo o allanándose a cumplir en sede judicial, forzando al demandante de
resolución a cumplir sus obligaciones.
16. Ante la inactividad del demandado de resolución se debe resolver el contrato, debido a que no
se hizo uso de la opción que entrega el 1552 para cumplir o allanarse a hacerlo y terminar la
paralización de la exigibilidad de las obligaciones.
17. También el contratante que acciona de resolución debe demostrar mediante hechos concretos
que ha cumplido o que estaba llano a cumplir sus obligaciones.
18. El contratante negligente que acciona de cumplimiento forzado, deberá cumplir o allanarse a
hacerlo en sede judicial para que su pretensión prospere.
19. La excepción de contrato no cumplido, no tiene sólo una faceta paralizadora, también tiene
una incentivadora de cumplimiento, que soluciona adecuadamente los problemas que conlleva el
congelamiento en la exigibilidad de las obligaciones.
37
BIBLIOGRAFIA
Bibliografía citada
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Bibliografía consultada
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