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ESTUDIOS El psicólogo clínico en la orientación profesional Dr. JOSE GERMAIN Director del Instituto Nacional de Psicología Aplicada y Psicotecnia. La orientación profesional parece tarea de me- nor cuantía y se ha juzgado por los más como privativa de maestros y pedagogos. Hoy día, en el estado actual del desarrollo de la psicología, la cosa creo sinceramente que no es precisa- mente así. Y lo creo tanto más cuanto que he sido uno de los primeros en sostener los puntos de vista que hoy tienen plena actualidad y han sido recogidos, entre otros, por el Profesor Su- per, de la Universidad de Columbia: me refiero a considerar la Orientación como un proceso, y a dar un carácter clínico a la exploración. De la Orientación Profesional, proceso, ya he hablado en diversas ocasiones y en un artículo reciente de la REVISTA DE EDUCACIóN * he vuelto a fijar mi punto de vista. Respecto al aspecto clínico, el desarrollo de la Psicología clínica en los últimos arios ha permitido comprobar la tarea funda- mental que se puede llevar a cabo en la Orien- tación Profesional. Así entendida, la Orientación Profesional desborda, pues, el campo de acción del pedagogo y penetra en el campo, como digo, de la psicología clínica, que exige la colaboración de médicos que sean psicólogos; coincido en esto con una opinión similar sostenida en diversas ocasiones por el Padre Gemelli. No es, pues, extraño que se hable de Orienta- ción Profesional ante el médico y el psicólogo. Voy a hacerlo tratando de definir mi concepto de la Orientación Profesional. Demostraré a con- tinuación la labor clínica que al psicólogo corres- ponde llevar a cabo en este terreno. ta unidad del niño como persona, y las eta- pas sucesivas de su desarrollo, hacen necesario dar un contenido dinámico a la Orientación Pro- fesional, concebirla como un proceso y, conse- cuentemente, enlazar las diversas fases del des- arrollo y de la orientación con las diversas eta- pas de la enseñanza. Como escribe con acierto y elegancia el psiquiatra y psicólogo español Soto Yarritu, «el niño no está situado en su mundo de una manera estática y fija; en realidad, el niño es un caminante entre dos mundo» (1). Si hacemos esto, creo que podemos adoptar la de- V. Jost GERMA/N : Orientación escolar y orientación profesional. R. E. 116, 1.° quincena mayo 1960, págs. 56-63. (1) F. SOTO YARRITU : El mundo del niño y el mundo del adulto. Conferencia inaugural de la V Reunión Anual de la Sociedad de Neuropsiquiatría Infantil. Pamplona, 13 de mayo de 1956. Página 24. finición de la Orientación Profesional que en otro lugar he formulado y que dice así: «La Orientación Profesional es una actuación cientí- fica compleja, actual y persistente, destinada a conseguir que cada sujeto se dedique con liber- tad, pero con conocimiento, al tipo de trabajo profesional para el cual esté más dotado, y en el que con menor esfuerzo pueda obtener mayor rendimiento y mayor provecho, así como mayor satisfacción para sí mismo, al mismo tiempo que el máximo éxito en el ambiente social». Si es una actuación científica, rentamos la base de que sólo puede ser ejercida por técnicos es- pecializados y eliminamos a los aficionados que siempre pululan alrededor de las nuevas acti- vidades profesionales; si es compleja, admitamos la necesidad de dar cabida a exploraciones que van a requerir tiempo y gastos, con lo que des- cartamos la actuación de los facilitones que tien- den a desacreditar el procedimiento, y si es persistente damos por sentado que tiene que des- arrollarse a lo largo de las diversas etapas de la enseñanza, y deshacemos la idea de los departa- mentos estancos y la creencia de que deben exis- tir servicios de orientación para cada grado de enseñanza. Por otro lado, si tenemos en cuenta los otros puntos de la definición: conocimiento, que im- plica información previa; esfuerzo, que supone aptitud; rendimiento, que se fundamenta en la capacidad; satisfacción, que presupone interés, inclinación y libertad, sin la cual ninguna elec- ción podría ser valedera ni satisfactoria, se com- prenderá por qué considero que el proceso de Orientación Profesional constituye un verdadero problema de múltiples facetas, no todas siempre bien estudiadas. Problema es, en efecto, consi- derar todo el contenido que encierra la Orienta- ción Profesional, y problema es tratar de adap- tarlo a un período extendido, pero limitado en el tiempo, como es el periodo escolar en cualquiera de sus fases; problemas son las exploraciones que supone una orientación profesional, y problemas son las interpretaciones que de ellas se deduzcan, así como es problema, y de honda trascendencia individual y social, el consejo o la orientación que, como consecuencia de todo ello, se vaya a dar al niño. Por todo ello, cuando hace meses tuve que to- car este mismo tema en una reunión de la So--

El psicólogo clínico en la orientación profesional · 2020. 6. 22. · escolar y el de información profesional, el psi-cólogo orientador y el psicopedagogo colaboran para homogeneizar

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ESTUDIOS

El psicólogo clínico en laorientación profesionalDr. JOSE GERMAIN

Director del Instituto Nacional de Psicología Aplicaday Psicotecnia.

La orientación profesional parece tarea de me-nor cuantía y se ha juzgado por los más comoprivativa de maestros y pedagogos. Hoy día, enel estado actual del desarrollo de la psicología,la cosa creo sinceramente que no es precisa-mente así. Y lo creo tanto más cuanto que hesido uno de los primeros en sostener los puntosde vista que hoy tienen plena actualidad y hansido recogidos, entre otros, por el Profesor Su-per, de la Universidad de Columbia: me refieroa considerar la Orientación como un proceso, y

a dar un carácter clínico a la exploración. De laOrientación Profesional, proceso, ya he habladoen diversas ocasiones y en un artículo recientede la REVISTA DE EDUCACIóN * he vuelto a fijar mipunto de vista. Respecto al aspecto clínico, eldesarrollo de la Psicología clínica en los últimosarios ha permitido comprobar la tarea funda-mental que se puede llevar a cabo en la Orien-tación Profesional. Así entendida, la OrientaciónProfesional desborda, pues, el campo de accióndel pedagogo y penetra en el campo, como digo,de la psicología clínica, que exige la colaboraciónde médicos que sean psicólogos; coincido en estocon una opinión similar sostenida en diversasocasiones por el Padre Gemelli.

No es, pues, extraño que se hable de Orienta-ción Profesional ante el médico y el psicólogo.Voy a hacerlo tratando de definir mi conceptode la Orientación Profesional. Demostraré a con-tinuación la labor clínica que al psicólogo corres-ponde llevar a cabo en este terreno.ta unidad del niño como persona, y las eta-

pas sucesivas de su desarrollo, hacen necesariodar un contenido dinámico a la Orientación Pro-fesional, concebirla como un proceso y, conse-cuentemente, enlazar las diversas fases del des-arrollo y de la orientación con las diversas eta-pas de la enseñanza. Como escribe con acierto yelegancia el psiquiatra y psicólogo español SotoYarritu, «el niño no está situado en su mundode una manera estática y fija; en realidad, elniño es un caminante entre dos mundo» (1). Sihacemos esto, creo que podemos adoptar la de-

V. Jost GERMA/N : Orientación escolar y orientaciónprofesional. R. E. 116, 1.° quincena mayo 1960, págs. 56-63.

(1) F. SOTO YARRITU : El mundo del niño y el mundodel adulto. Conferencia inaugural de la V Reunión Anualde la Sociedad de Neuropsiquiatría Infantil. Pamplona,13 de mayo de 1956. Página 24.

finición de la Orientación Profesional que enotro lugar he formulado y que dice así: «LaOrientación Profesional es una actuación cientí-fica compleja, actual y persistente, destinada aconseguir que cada sujeto se dedique con liber-tad, pero con conocimiento, al tipo de trabajoprofesional para el cual esté más dotado, y en elque con menor esfuerzo pueda obtener mayorrendimiento y mayor provecho, así como mayorsatisfacción para sí mismo, al mismo tiempo queel máximo éxito en el ambiente social».

Si es una actuación científica, rentamos la basede que sólo puede ser ejercida por técnicos es-pecializados y eliminamos a los aficionados quesiempre pululan alrededor de las nuevas acti-vidades profesionales; si es compleja, admitamosla necesidad de dar cabida a exploraciones quevan a requerir tiempo y gastos, con lo que des-cartamos la actuación de los facilitones que tien-den a desacreditar el procedimiento, y si espersistente damos por sentado que tiene que des-arrollarse a lo largo de las diversas etapas de laenseñanza, y deshacemos la idea de los departa-mentos estancos y la creencia de que deben exis-tir servicios de orientación para cada grado deenseñanza.

Por otro lado, si tenemos en cuenta los otrospuntos de la definición: conocimiento, que im-plica información previa; esfuerzo, que suponeaptitud; rendimiento, que se fundamenta en lacapacidad; satisfacción, que presupone interés,inclinación y libertad, sin la cual ninguna elec-ción podría ser valedera ni satisfactoria, se com-prenderá por qué considero que el proceso deOrientación Profesional constituye un verdaderoproblema de múltiples facetas, no todas siemprebien estudiadas. Problema es, en efecto, consi-derar todo el contenido que encierra la Orienta-ción Profesional, y problema es tratar de adap-tarlo a un período extendido, pero limitado en eltiempo, como es el periodo escolar en cualquierade sus fases; problemas son las exploraciones quesupone una orientación profesional, y problemasson las interpretaciones que de ellas se deduzcan,así como es problema, y de honda trascendenciaindividual y social, el consejo o la orientaciónque, como consecuencia de todo ello, se vaya adar al niño.

Por todo ello, cuando hace meses tuve que to-car este mismo tema en una reunión de la So--

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ciedad Española de Psicología, creí ofrecer unasolución práctica, proponiendo la distribución delproceso de Orientación Profesional en tres eta-pas: una de Orientación Escolar, que debutabaen la Escuela Primaria; otra de InformaciónPedagógica y Profesional, que se iniciaba en losúltimos arios de la Escuela Primaria para conti-nuar cada vez más compleja y rica de contenido,a lo largo de todos los arios de enseñanza, y,finalmente, una última, que denominaba Orien-tación Profesional propiamente dicha, que se si-tuaba en forma variable, según las necesidadesdel alumno y su grado de madurez en el mo-mento de enfocar cualquier rumbo nuevo a susestudios.

Esta manera de abordar la cuestión tiene paramí la enorme ventaja de dar un carácter gene-ral y obligatorio a las dos primeras etapas, quehan de llegar a constituir en cierto modo cuerpocon la enseñanza, y, por otro lado, mantenerlibre la tercera etapa, que habremos sabido mo-tivar con las dos anteriores, pero que constituirásiempre un objetivo hacia el cual aspirará conplena libertad todo aquel que sienta la inquietudde su destino, el afán de utilizar en las mejorescondiciones sus capacidades. Sólo en función deesta libertad de aspiración y deseo sera útil elconsejo y, sobre todo, tendrá posibilidades deser seguido.

Ahora bien: esta sistematización teórica ne-cesita ser plasmada prácticamente para que em-piecen a establecerse las colaboraciones que exigey sobre las cuales se fundamentara su eficacia.No olvidemos que no se trata sólo de adaptar laOrientación Profesional a la Escuela, sino decrear una colaboración activa entre la Escuelay la Orientación Profesional. Comprendo que éstaes una aspiración difícil, pero todo el que sigacon atención las publicaciones de psicología deestos últimos arios, se encontrará sorprendido dever el progreso de ideas similares que hacen cadadía mas presente al psicólogo y a los métodospsicológicos en todas las etapas de la enseñanzay que intentan establecer enlaces que hagan úti-les y significativas las colaboraciones que se es-tablecen; colaboraciones que, bien orientadas,van a eliminar los problemas y a facilitar latarea común: enseriar, sí, pero hacer del niñoque pasa por nuestras manos un ser conscientede sí mismo y capaz de utilizar sus aptitudes coneconomía y con eficacia para su mejor y másefectivo progreso profesional, para su mejor ymás efectiva adaptación social. «La medida delos conocimientos y de las aptitudes —escribePasquasy (1. c.)— no permite más que una eva-luación bien frágil del éxito profesional.»

Entre estas colaboraciones, una de las másimportantes, y que sólo en estos últimos arios seha puesto de manifiesto, es la del psicólogoclínico.

En los dos primeros períodos, el de orientaciónescolar y el de información profesional, el psi-cólogo orientador y el psicopedagogo colaboran

para homogeneizar las clases, facilitar la adap-tación a los estudios, suscitar con la informaciónel interés por las carreras o los oficios y pre-parar la elección que en su día se hará comoresultado de los estudios, del aprendizaje, de lasaptitudes y capacidades, de los factores familia-res y sociales y, sobre todo, de las condicionesespeciales de la personalidad y de la eficacia oInclinación interna que se sienta.

Decir esto es decir que, además de las explo-raciones de las aptitudes, el psicólogo, en funciónde orientador, tendrá que abordar el estudio deesa inclinación interna, de esas condiciones espe-ciales de la personalidad que la práctica y lasestadísticas nos demuestran que tienen más rela-ción con el éxito profesional que la inteligenciao los conocimientos. Véase como ejemplo las co-rrelaciones que tiene el nivel de ingresos profe-sionales con la inteligencia, la personalidad y losdatos escolares en dos grupos de adultos:

Ingresos Inteligencia Personalidad

Escuela

Grupo 1 . . . 0,18 0,72 0,32Grupo 2 . . . — 0,18 0,46 0,19

ASPECTO CLINICO DE LA

ORIENTACION PROFESIONAL

Esta evidencia ha servido para que la orien-tación profesional tome un aspecto clínico y paraque el psicólogo clínico entre con todo derecho ycon toda eficacia a formar parte del equipoorientador.

Mi tarea en el presente trabajo va a consistiren explicar este estado de cosas y en justificarlas técnicas clínicas en el proceso de orientaciónprofesional. «Algunos psicólogos —escribe Mes-chieri— defienden la integración del procedi-miento psicométrico y del procedimiento clínico»(Risultati di un esperimento per la costruzionee validazione di una bateria psicodia gnóstica.XI Congresso degli psicologi italiani, 1956), y e°participo de esta creencia añadiendo el aspectosocial, del cual luego hablaré.

La experiencia demuestra, en efecto, que al noseguir la inclinación profunda vocacional, aque-lla que corresponde a esa llamada íntima inter-na de que otras veces he hablado y que ha deser escuchada en medio de un gran silencio, comodecía Proust; al no seguir esa inclinación, digo,y dejarse llevar de un interés más próximo ymás superficial, se produce un desacuerdo entreel individuo y su trabajo, que puede no hacerseevidente en un principio, pero que en un momen-to o en otro puede dar lugar a problemas indi-viduales o profesionales, que hay que saber te-ner en cuenta en el momento del consejo. Sehabla a este respecto más del rendimiento, estoes, de lo que afecta la desadaptación al trabajo,

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que de lo que el mismo sujeto padece como con-secuencia de esa misma desadaptación. Y es quemuchas veces, y el estudio clínico de muchostrabajadores lo pone bien en evidencia, puedeno producirse una alteración en el trabajo, perosi establecerse un desequilibrio íntimo de lapersonalidad que otras circunstancias de adap-tación, como es la misma vida sexual, puede po-ner en evidencia. Observar y estudiar esto es lamisión del psicólogo clínico.

Cada vez en mayor número acuden al médicohombres que viven en buena situación familiar,desempeñan airosamente su profesión y, sin em-bargo, sufren penosamente en secreto perturba-ciones de su bienestar, todas las cuales puedenconsiderarse desde el punto de vista de la an-gustia; pues, aunque la angustia no es una en-fermedad psíquica y no siempre interesa al mé-dico, «en ninguna esfera son tan fluctuantes lasfronteras entre todavía sano y casi ya enfermocomo en el campo de la experiencia de la an-gustia» (2).

FORMAS DE ORIENTACION

Los hechos que acabo de exponer ponen demanifiesto la importancia que tiene el factorclínico en la orientación profesional, factor clíni-co que se sitúa principalmente en la última etapadel proceso que he denominado de orientaciónpropiamente dicha y que también recibe el nom-bre de consejo vocacional.

Este factor clínico se justifica no sólo por elvalor que tiene para mí la interpretación de psi-cólogos como Rogers, sino también por la mismaevolución que ha tenido la orientación profesionalen estos últimos arios.

Esta evolución puede sistematizarse en cuatroconcepciones de la orientación profesional, quese suceden y entremezclan en el tiempo, a lo lar-go del desarrollo de la psicología en estos últimosarios: concepto de aptitud, concepto pedagógico,concepto caracterológico, concepto dinámico.

La primera, basada en el concepto de aptitud,que corresponde al período en el cual el utillajede los laboratorios de psicología experimental sepuso al servicio del estudio del hombre frente ala variedad de tareas profesionales que el des-arrollo industrial va poniéndole por delante: losnombres de Giesse, Rupp, Moede, en Alemania;Miles y Myers, en Inglaterra; Gemelli, Ponzo yFerrari, en Italia; Lahy, en Francia, correspon-den a esta etapa. La segunda se basa en la con-cepción pedagógica de la exploración, válida, se-gún Gemelli (1947), sobre todo dentro del am-biente escolar, y que corresponde a lo que deno-mino «orientación escolar». Se caracteriza por el

(2) V. E. v. GEBSATTEL : Anthropologie der Angst. Ber-lín, 1934, citada por GAETANO BENEDErn en «La angustiadesde el punto de vista psiquiátrico», en «La Angustia»,edt. Tribuna, de la REVISTA DE OCCIDENTE. Madrid, 1960.

manejo más especial de las pruebas y tests denivel, inteligencia y otros que encauzaron lostrabajos de Claparède, en Suiza; Banissoni, enItalia; Binet y Pieron, en Francia; Buyse y Ver-maylen, en Bélgica; Burt, en Inglaterra; Mr. Ca-teil, en Estados Unidos, entre otros. La concep-ción pedagógica va unida a la información esco-lar, y es, indudablemente, de gran utilidad parasituar al individuo frente a su futuro. Para elpsicólogo soviético León (1957) esta orientaciónde matiz pedagógico, completada con la infor-mación, sirve para formar los gustos profesio-nales, para crear nuevas motivaciones e inclpara modificar unos gustos en función de neceesidades de tipo social y profesional. La tercètrconcepción, de tipo caracteriológico, se basa,la atracción hacia una profesión,demostrado hacia ella. La psicóloga s um-garten ha estudiado muy particularmente estatendencia teórica y practica, que ha tenido otroscultivadores en diversos países. Finalmente, unacuarta concepción, la mas próxima, es la concep-ción dinámica, que define más especialmenteD'Ancona en 1955, y que constituye un verdaderoprogreso en la práctica y en la teoría de la orien-tación profesional. Se caracteriza por abordar elestudio de lo que Gemelli ha denominado el «nú-cleo central de la personalidad..., germen de unavocación hacia un ideal de vida..., que debeser considerado como un elemento fundamental,que ha de tenerse en cuenta en el juicio de laorientación profesional» (1943).

R. Pasquasy (3), por su parte, divide la evolu-ción de la psicología aplicada en tres períodos:uno, primero, analítico, de 1910 a 1930, de carác-ter psicométrico, en el cual predomina el test ysu empleo, y -el psicólogo es visto a través de suinstrumento y, por tanto, desdibujada su perso-nalidad y no bien concebida su función, y otro,sintético, influido por el personalismo de Stern,la teoría de la forma y la caracteriología, queintenta acercarse a esa «unidad» de la persona,de la cual tantas veces ha hablado, «que se nosescapaba de entre las manos en nuestros prime-ros exámenes psicométricos», y, finalmente, otrodinámico, a partir de 1945, en el cual, a favor delos estudios psicoanalíticos, se empiezan a tomaren consideración al lado de los elementos cons-cientes, los elementos inconscientes como motiva-dores de reacciones y de conductas.

Esta misma interpretación dinámica se com-pleta en estos últimos arios con una visión social,cuyas características y posibilidades son muy in-teresantes para el psicólogo, como veremos másadelante.

Aunque estos conceptos se han sucedido en eltiempo, no son ni mucho menos exclusivos, an-tes, por el contrario, todos ellos deben ser teni-dos en cuenta en un examen de orientación. Loque el buen psicólogo debe hacer es dar a cada

(3) PAsotrAsy : L'Orientation Vocationnelle. Folleto.C. L. O. S. P. Bruselas, 1960.

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cual la jerarquía que requiere dentro del procesode exploración y, según el caso, situarlos en eltiempo en función de la edad del sujeto, de lasposibilidades de éxito que nos ofrezcan. Así, porejemplo, sería teóricamente anticientífico e in-operante desde el punto de vista práctico el lle-var a cabo una exploración de aptitudes antesde los once o doce arios, esto es, antes de quebiológicamente éstas hayan hecho su aparición ylogrado su madurez. La lógica utilización de es-tas cuatro concepciones sería, pues, la siguiente:en primer lugar, la orientación escolar seguidade la información profesional; en segundo lugar,el examen de las aptitudes; en tercer lugar, elestudio de los intereses vocacionales, con ayudade una exploración del carácter, y, finalmente, encuarto lugar, el análisis en profundidad de lapersonalidad, con ayuda de los métodos proyec-tivos e interrogatorios clínicos para conseguir elacuerdo entre los diversos resultados de las ex-ploraciones y las tendencias vocacionales más ín-timas.

DIAGNOSTICO DE PROFUNDIDADY ORIENTACION PROFESIONAL

Limitándonos a esta última exploración, la delestudio de la personalidad y de sus reacciones,que situé en la tercera fase de nuestra distri-bución del proceso de orientación, vamos a versus características. Estas se deducen de la con-cepción dinámica de la personalidad, y su misiónes conocer y valorar la inclinación que siente elindividuo por su vocación y analizar sus raícesprofundas.

Aquí surge una primera cuestión, y es la dedefinir bien esa inclinación y perfilarla frente alconcepto de interés, con el cual muy frecuente-mente se confunde.

Walter ya en 1936 separaba estos conceptos;Brigham asimilaba interés y aptitud, y Sternen 1938 los diferenciaba desde el punto de vis-ta del objeto, del origen y de la estabilidad. Encuanto al objeto, el interés suele ser una atrac-ción global, y la inclinación, una reacción másespecífica para un tipo de actividad determinada.Respecto al origen, puede decirse que el interésproviene de una causa objetiva externa a la per-sonalidad, y la inclinación, en cambio, se funda-menta en causas subjetivas, íntimas, profundas,muchas veces subconscientes. Strong, por esemotivo, define el interés como una disposiciónque resulta de la experiencia y que determina elcomportamiento. Y, por lo que a la estabilidadse refiere, se ha visto que el interés es una pro-yección del individuo que se elabora en la ado-lescencia y se desarrolla en arios sucesivos, perosufriendo influencias y mutaciones en sentidopositivo de reforzamiento o negativo de abando-no; recuérdense los trabajos del psicólogo rusoLeón, antes citado, y el libro tan original de De-besse, sobre la crisis de originalidad juvenil, de

la cual nos ocuparemos más adelante. Freyerescribe a este respecto que el valor productivode los intereses cambia con la edad, tanto men-tal como cronológica, y que existe una tendenciade los intereses a acercarse a las aptitudes y ahacerse más práctica a medida que el niño avan-za en edad; en tanto la inclinación surge mástardíamente hacia los veinticinco arios hastaidentificarse con la capacidad.

El interés es modificable por sí mismo; en sucontextura intervienen principalmente agentesexternos y elementos intelectivos, por ello la in-formación, el razonamiento, la sugestión, el am-biente y otros múltiples factores actúan positivao negativamente sobre él. En cambio, la inclina-ción tiene un carácter estable e irreversible, ra-zonamiento o sugestiones no pueden nada frentea ella. Sólo una. psicoterapia, un análisis psico-lógico, puede actuar sobre algo cuyas raíces al-canzan lo más íntimo y profundo de la perso-nalidad.

Si la orientación profesional, como decía Ge-melli, aspira a ser un diagnóstico profundo, ten-drá que basarse en el estudio del proceso de esteelemento fundamental: la inclinación. Esto exige.dice D'Ancona, un conocimiento exhaustivo de lapersonalidad del sujeto. Para ello tendrá que re-currir a los métodos de la psicología clínica, comoson: «el coloquio intenso, no tanto como instru-mento revelador del contenido y de los intereses,sino como indicador del modo formal de ser yde reaccionar; como son también los métodosproyectivos que ponen en evidencia la dinámicadel individuo; y como son asimismo todos losmétodos de la experiencia o la práctica, que noshan demostrado ser útiles para acceder a losniveles más profundos y fundamentales de lapersonalidad.

De todos ellos se ha hablado con más auto-ridad que yo en España. Y, aunque sería inte-resante hablar del valor del interrogatorio y dela entrevista frente a las técnicas proyectivas,paso sin detenerme por todo ello, señalando úni-camente el valor práctico que tiene el cuestio-nario sobre las inclinaciones que elaboró hacepocos arios el psicólogo canadiense J. M. Beauche-min en la . Universidad de Montreal, que estudiatres categorías de inclinaciones: la primera serefiere a la naturaleza de la actividad, buscadapor el sujeto, y encierra tres tendencias: intelec-tual, social y mecánica; la segunda enfoca lafinalidad de la actividad escogida, y abarca dostendencias: altruista y utilitaria; finalmente, latercera señala el modo de actuar el sujeto, quepuede ser una manera lógica o intuitiva.

Nosotros, en la clasificación que desde hacemuchos arios establecimos para relacionar lasprofesiones con la actitud personal del individuofrente al mundo, señalamos tres tendencias fun-damentales: actitud frente a las personas, acti-tud frente a las ideas, actitud frente a las co-sas, pensando que esta actitud señalaba una ten-dencia cuyas raíces serían las de una inclinación.

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ACTIVIDADES PREFERIDAS

Trabajos agrícolas.Funcionamiento de máquinas.Instalaciones en construcciones.Trabajos de construcción.Trabajos manuales delicados.Transporte.Artesanado.

Trato con personas.Enseriafizas.Asistencia social.Consejos.Organización.Influencias directas.Influencias indirectas.

Trabajos científicos.Trabajo sistemático.Ocupaciones artísticas.Creación artística.

Así, pues, este enfoque dinámico o clínicola orientación profesional busca por todos losmedios el equilibrio profundo entre la actividadprofesional y los deseos e inclinaciones más ín-timos y profundos de la personalidad. A este res-pecto comenta Steckel: «Si se hacen investiga-ciones un poco serias y profundas acerca de losmotivos que han presidido la elección de carre-ra, se comprueba con sorpresa que la mayoríade los individuos se han lanzado a su profesiónpor casualidad y que muchas veces el padre hizolo mismo. Y si se tiene ocasión de analizar el ca-rácter del sujeto que ha escogido su profesiónpor inclinación, entonces se ve uno llevado a es-tablecer una relación entre esta elección y suerotismo. Además, los que son tributarios de laocasión tienen, por lo general, otra ocupación oun deporte que representa u ocupa el lugar delo escogido, de lo elegido. Es una de las desgra-cias de nuestro tiempo el que la alegría queprocura una carrera sea tan rara. Una profesióndebería ser siempre la que mejor conviene anuestras aspiraciones; sólo ésta será ejercida confelicidad» (4).

Las exploraciones, en relación con la inteligen-cia y las aptitudes del sujeto, sólo adquieren suvalor en función de esta dimensión profunda ydinámica de la personalidad, que corresponde alpsicólogo clínico poner en evidencia.

Ahora bien: ese equilibrio puede conseguirse,y de hecho se consigue en muchos casos, comohe dicho, de una manera espontánea por una es-pecie de intuición clarividente, que, en un mo-mento determinado del desarrollo, hace que eljoven encuentre su camino.

El examen de orientación resulta en ese mo-mento, según frase D'Ancona, como un proceso

(4) WILLIAm STECKEL L'homme impuiseant.

clarificador y al mismo tiempo catalizador de ladinámica del sujeto.

Si existen obstáculos externos o impedimentoso problemas íntimos que aplacen o dificulten esteequilibrio, preludio obligado de la adaptación, unconflicto se crea, más o menos aparente, peroprofundamente enraizado, como consecuencia dela frustración experimental. Esta frustraciónpuede dar lugar a una postura de rebeldía o deagresividad, que viene a perturbar aún más elproceso de equilibrio y de adaptación. Las con-secuencias profesionales pueden ser muy graves.Por ello se explica una vez más mi insistenciaen la intervención del psicólogo clínico en el pro-ceso de la orientación profesional, intervenciónque, como puede verse, enfocando más al indi-viduo que a la profesión, cumple mejor su co-metido que el clásico sistema de orientación. Poreste mismo motivo escribe D'Ancona: «El examende orientación profesional, llevado a cabo en elplano de las aptitudes y del carácter, puede sercompletamente elusivo.» Por otro lado, el examende tipo «pedagógico» puede conducir a la edu-cación artificial de un gusto, de un motivo pro-fesional en conflicto con la inclinación profun-da del sujeto, y por ello ser fuente de trastor-nos individuales y sociales. A este respecto esinteresante el libro de Anne Roe sobre la psico-logía de las profesiones y su clasificación bidi-mensional, con la cual es posible conocer la liga-zón dinámica que une cada profesión con un as-pecto profundo de la personalidad. Puede serde una gran ayuda para el psicólogo clínico me-tido en las tareas de la orientación profesional.

En todo ello, como afirma Ombredanme, pue-den colaborar sin conflicto los métodos psicomé-tricos y los métodos clínicos, si ambos se subor-dinan al método experimental científico.

Esta interpretación clínica de la orientacióntiene, como es natural, una justificación y tam-bién unas consecuencias. Veamos tres justifica-ciones y dos consecuencias.

JUSTIFICACION DE LA INTERPRETACION

CLINICA DE LA

ORIENTACION PROFESIONAL

Tres son, entre otras, las razones que puedenaducirse en favor de la interpretación clínica deorientación profesional: éste es de la justifica-ción de la penetración del psicólogo clínico enel equipo del orientador.

En primer lugar, existe una razón histórica,ligada al mismo desarrollo de la psicología. Lasconcepciones que hemos señalado previamenteson buena demostración de ello. En un principioel auge de los tests, y muy especialmente de lostests de nivel y de inteligencia, explicaba y jus-tificaba la presencia del especialista en psicome

-trí a; psicólogo y psicopedagogo. Este período tiene

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como exponente el libro de Claparede, traduci-do al castellano, Cómo diagnosticar las aptitu-des en los niños, que enlaza históricamente conla labor de Binet, en Francia; Burt, en Inglate-rra, y Bobertag, en Alemania.

Sigue y enlaza con este período el que corres-ponde al estudio más especifico de las aptitudes,que se caracteriza por el auge de los dispositivosmás o menos complicados para estudiar analiti-camente o en forma compleja las disposicionesnaturales para los diversos oficios y profesiones.Este período ve perfilarse al psicotecnico en loslaboratorios, rodeado de aparatos más o menoscomplicados, estudiando y analizando movimien-tos, reacciones y respuestas diversas ante situa-ciones que querían reproducir las que profesional-mente iba a enfrentar el sujeto. Caracterizan esteperíodo libros como los de Toulouse-Pieron-Vas-hide sobre las técnicas de psicología experimen-tal, y muy especialmente el de Lahy sobre análi-sis psicotécnicos de la profesión de mecanógrafo,como ejemplo de análisis profesional en detalle,y el libro del mismo autor sobre las aptitudesde los conductores, como ejemplo de análisis enconjunto de otra profesión.

Las limitaciones que los resultados de estasexploraciones dieron en la práctica motivaronla aparición del tercer período en esta explo-ración del individuo ante su profesión. Ahorabien: así como los dos períodos anteriores sevan desprendiendo de una manera insensible deestudios anteriores, y desarrollándose en muchosmomentos casi paralelamente, perfilando una ac-tividad profesional bien definida, la de psicotec-nico, que corresponde a la posguerra del año 1914,este tercer período tiene un punto de partidamás concreto y preciso. Parte, en efecto, de lostrabajos de Chase, Hawthorne y Mayo, en losEstados Unidos, que marcan un hito histórico enel desarrollo de los trabajos de psicología apli-cados al estudio del hombre frente a las tareasprofesionales.

En las etapas anteriores el estudio de la inte-ligencia, de las condiciones psíquicas analítica-mente consideradas: memoria, atención, etc., yel estudio de las disposiciones naturales frentea las tareas profesionales: precisión, rapidez, mo-vimientos, etc., había hecho perder de vista yolvidar al hombre que en última instancia erael sustentador de estas aptitudes y de aquellainteligencia.

Pues bien: los trabajos de Hawthorne en laGeneral Electric Company, de Chicago, empeza-ron a poner en evidencia que estos estudios —po-dríamos decir «psicotecnicos», para mejor ca-racterizarlos— constituían una ayuda indudable,pero no eran «ni toda la verdad» ni siquiera «laparte más importante de esta verdad», en rela-ción con ese estudio del hombre ante el trabajoque se pretendía realizar.

Los trabajos de Stuart Chase, contenidos en suslibros The proper study of mankind y Men at

work, ponen de manifiesto que «una fábrica

lleva a cabo dos funciones principales: la econó-mica de producir mercancía y la social de creary distribuir satisfacciones humanas entre la gen-te que convive bajo su techo», y, sobre todo, queambas funciones son inseparables. Problemas,como la fatiga, la monotonía, el rendimiento es-tudiados en función de las aptitudes que ence-rraban resultaron ser consecuencia de la frus-tración y no causa de ella. El problema del hom-bre como totalidad y como individuo pertene-ciente a un grupo estaba planteado.

George Elton Mayo, principal responsable delas experiencias de Hawthorne, profesor de in-vestigaciones industriales en la Harward Gra-duate School of Business, impresionado por losresultados obtenidos e imbuido por las teoríaspsicopatológicas y sociales de mi maestro, elgran psiquiatra francés Pierre Janet, dió el pasoque ha cambiado el tipo de exploraciones en elambiente profesional, centrándolas en las dimen-siones social y personal del individuo.

Esta evolución respecto al estudio del hombreen el trabajo se ha dejado sentir en todas lasdemás exploraciones psicológicas y, como es na-tural, en el planteamiento y en la práctica de laorientación profesional.

A este respecto han contribuido también, des-de otro punto de vista, los trabajos con cuestio-narios diversos, con objeto de estudiar el carác-ter y las reacciones del individuo ante proble-mas concretos, problemas profesionales y otros.No es momento de enumerarlos aquí, pero heseñalado que la psicóloga suiza Baumgarten hasido una de las primeras en apuntar la utilidadde este estudio del carácter y del individuo en laorientación profesional.

Desde otro punto de vista, los estudios de psi-cología social, tan en primer plano de las inves-tigaciones psicológicas modernas, y los de psico-patología de grupos (sociometría, sociodrama),que se desprenden de los trabajos de Moreno, hanhecho aún progresar más estos estudios de lapersonalidad y su contorno, que iniciaron Mayoy Hawthorne.

Prácticamente, esta tercera etapa se caracte-riza por la introducción y amplio manejo en lasexploraciones de orientación profesional de loscuestionarios, que no se limitan sólo a los rasgosde carácter, sino que enfocan también el estudiode intereses y preferencias, nivel de aspiración,reacciones interindividuales, etc. A esto se hanañadido los esquemas sociométricos, cuyo valor,desde el punto de vista de la dinámica en lasclases y en los talleres, no hay por qué resaltar.Vaya como ejemplo la investigación llevada acabo en nuestras escuelas por Valenciano y re-señada en comunicaciones presentadas a la Re-unión Anual de la Sociedad Española de Psico-logía, así como el trabajo de Isabel Díaz Arnal,publicado en la REVISTA DE EDUCACIÓN *.

(*) ISABEL DÍAZ ARNAL: La dinámica de los grupos ysu contenido pedagó gico. R. E. 125, 2.° quincena diciem-bre 1960, págs. 53-60.

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Nos queda la cuarta etapa de la evolución, quevamos reseñando, la que se refiere a lo que an-tes denominábamos concepción dinámica de laorientación profesional. Esta etapa es la conse-cuencia, por un lado, de la penetración de losconceptos psicoanalíticos en psiquiatría y en psi-cología y, por otro, de la multiplicación y exten-sión de los tests proyectivos. Esto ocurre en unmomento en el cual, como hemos visto, la explo-ración de la personalidad está en el primer pla-no de las actividades del psicólogo práctico y enque una nueva actividad de este psicólogo, lapsicología clínica, cobra un desarrollo espectacu-lar en todos los países. Nada de extraño, pues,que la orientación profesional recoja estas ten-tencias y esta metodología y complete en laactualidad las exploraciones ele nivel, de inteli-gencia, de aptitudes y de interés y tendenciavocacionales con un estudio en profundidad dela personalidad.

ORIENTACION PROFESIONALY CRISIS DE

• ORIGINALIDAD JUVENIL

Otra de las razones que para mí existen dedar una interpretación clínica al consejo deorientación es la presencia en esos arios en quese desarrolla el proceso de la llamada crisis deoriginalidad juvenil, tan bien estudiada por elprofesor Debesse, de París.

Esta crisis, que todo el que se ha acercado ala juventud con un criterio médico o pedagógicoidentifica fácilmente, es digna de ser analizadadesde el punto de vista de la orientación prof e-sional, cosa que no ha sido hecha, que yo sepa,hasta ahora.

La razón que me mueve a ello es la relaciónque existe entre esa crisis y la formación de lapersonalidad. Si todos los adolescentes no pre-sentan, como es natural, una crisis de originali-dad, los que la sufren reciben de ella, al mismotiempo que ciertas formas características de lavida mental y un sello psicológico propio, unacierta orientación del ser, que precisamente De-besse ha definido desde un punto de vista psico-lógico, frente a la cual el psicólogo en funciónde orientador no puede pasar sin detenerse.

Existe, en efecto, un momento en el desarrolloen el cual el niño abandona el presente: el es-tar, para empezar a proyectarse sobre el futuro.Es el momento en el cual la noción del tiempose hace sensible y adquiere para el niño realidad.Ese momento corresponde a la iniciación de lacrisis en la cual el individuo empieza a sentirseen el mundo y a definirse ante todo lo que lerodea. Surge en él un deseo de originalidad, quees, dentro de ciertos límites, podríamos decir fi-siológico, que no se hace característico si nopresenta verdaderamente fases críticas.

Este deseo de originalidad crea una cierta ex-centricidad para solicitar, de una u otra manera,la atención de los demás, afirmarse diferente,satisfacer su amor propio y sorprender, como sesorprende a si mismo. Todo ello encubre un tra-bajo mental, que se va elaborando, para tomarcontacto con los demás y consigo mismo.

Naturalmente, esta crisis no es permanente;tiene altos y bajos, sigue una cierta trayectoria yconstituye para los que la sufren una fase deci-siva del desarrollo, sobre todo en el momento enque se orienta el ser y el pensamiento hacia di-recciones más o menos definidas y significativas.

LAS CUATRO

FASES DE LA CRISIS

Desde el punto de vista de su desenvolvimiento,podemos decir que la crisis tiene cuatro fases.Una, primera, que corresponde al descubrimientodel cuerpo por el niño, y que va acompañada deun cierto narcismo. Las características del pen-samiento en esta fase son, según Debesse: aten-ción, acercamiento, descubrimiento, contempla-ción, y según Stern: observación del yo, juicio delyo, formación del yo y expresión del yo. Este des-cubrimiento del yo se hace en el momento en elcual el niño se siente capaz de conversar consigomismo; al yo empírico infantil sucede el yo re-flexivo del adolescente.

La segunda fase se caracteriza por un ciertohábito de recogimiento, que se traduce por unaactividad negativa en el comportamiento y porun deseo de soledad que coincide con la apari-ción del yo reflexivo. Esta soledad y recogimien-to proporcionan al adolescente el sentido deltiempo, de la duración, y así nace la concienciainterna de lo que dura y, a través de esta im-presión de espesor del tiempo, como lo calificaDebesse, llega el adolescente a tomar concienciade la continuidad de su ser y adquiere la pri-mera imagen de sí mismo. Es éste un momentomuy interesante de la vida del niño, que el psi-cólogo clínico tiene que saber descubrir y anteel cual ha de saber actuar con la máxima pre-caución y cautela. Un fallo o falta de discrecióno de habilidad puede dar al traste con un con-tacto que, por lo general, es muy difícil de esta-blecer. Esta fase negativa o de latencia es delmayor valor para el psicólogo, pero también esde la máxima dificultad para su manejo.

La tercera fase es una fase positiva frente ala negativa que la precede. En ella 'se inicia laafirmación del yo que puede ir hasta la exalta-ción. Descubierto su yo el adolescente lo muestracon energía y cierta agresividad, haciéndole elcentro exclusivo de su mundo y de la realidadque alrededor de él va situando. En este períodosurgen y se entremezclan una serie de sentimien-tos llenos de riqueza ideativa que contrastan conla tranquilidad anterior. Hay una tendencia a

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sobrestimarse y un cierto egoísmo, pero mez-clado con afanes, ideales y un cierto misticismo:afán de sinceridad, sentido de responsabilidad,entusiasmo por lo difícil, aspiraciones, ideales,pasión por su destino, etc.

Es curioso ese afán de distinguirse, de singu-larizarse en el vestir, en el decir, en el mismocomportamiento. Lo absurdo, a primera vista detodo ello, tiene, sin embargo, su sentido, y es elde crearse a sí mismo una emulación que tiende,por los más diversos medios y caminos, a la afir-mación del yo.

Todo ello va apuntando la eclosión de la cuar-ta fase de liberación del yo. Los afanes anterio-res señalaban una exaltación del yo, que pugna-ba por librarse del secreto que le oprime y de susoledad.

Surgen en ese momento la busca de ami-gos-confidentes, la redacción de diarios íntimos,las poesías, etcétera. También aquí el psicólogoclínico tiene que estar presente y saber percibiresta etapa y ayudar al adolescente con autoridady con alegría, pues en ese momento admite y va-lora el consejo, y muchas veces lo solicita. Nohay que olvidar que las reacciones patológicasse presentan ahora y el deseo explosivo de libe-rarse de un yo que se ha hecho, a veces, inso-portable puede llevar en algunos casos al sui-cidio.

Por ello nuestra presencia y nuestra ayudacomo psicólogos y como orientadores adquiereparticular gravedad y trascendencia. Las crisisdepresivas, tan frecuentes en esos arios, frutobien de un proceso endógeno, bien de circuns-tancias externas traumáticas: primeros amorescontrariados, primeros exámenes y otras, son muyde tener en cuenta no sólo por el tratamiento quehay que intuir cuanto antes, sino por la re-,percusión que pueden tener, si no están bien es-tudiadas y analizadas sobre la personalidad ysobre la adaptación ulterior. Hay que saber, ade-más, que es en esta fase, y a través de este pro-ceso, cuando se inicia la adaptación, y ésta esquizá la misión más trascendente que nos estáencomendada. Esta fase se divide, a estos efectos,en tres períodos:

Uno, primero, de premadurez, final de la ado-lescencia, en el cual el pensamiento pierde sutraza anárquica y tiende hacia un deseo nuevo,aún mal conocido, pero que el muchacho sientelatente, y frente al cual, según su personalidadnaciente, puede tener la reacción melancólica delque abandona un período que le era grato o laexplosiva del que se lanza en una nueva aven-tura; el segundo período de madurez se carac-teriza por una preocupación por la objetividadfrente a la subjetividad anterior, la curiosidadse canaliza, el campo de la conciencia busca di-rectrices y poco a poco el deseo de adaptacióntriunfa sobre el de ser «yo». Con esto se iniciael tercer período de la cuarta fase, que es yaprácticamente de adaptación al medio. El jovense inserta poco a poco por sí mismo en el mundo

en el cual está llamado a jugar su papel. Trans-formar su mundo y el mundo en general en unapresencia adaptada al mundo en general: es ésteaspecto fenomenológico del dinamismo personal.La profesión agrupa y especializa los elementosde la actividad psíquica del joven: inteligencia,aptitudes y rasgos diversos de la personalidad, seorganizan paulatinamente alrededor de la pro-fesión, cuyos estudios se desarrollan en ese pe-ríodo. El servicio militar perfilará la adaptacióny el casamiento la fijará: todo ello termina porliberar al individuo frente a la familia y hacerloindependiente, seguro de sí mismo y potencial-mente dirigido.

Que todo este largo proceso debe ser conocidopor el psicólogo y . estudiado en sus diversas fa-ses y períodos no es necesario repetirlo ante unauditorio tan informado como el que ha reunidoeste curso.

«Hay siempre —y Scheler lo señaló— un plusen cada persona, que le hace ser más de lo quehace y ofrece», escribe E. Frutos (5), y esto, quees para mí, en última instancia, una reacciónbiológica del organismo en su totalidad o de cual-quiera de sus partes, piénsese en exceso de tejidoque compensa una cicatriz en lo somático, tT lareacción hipomaníaca que sigue a una depresiónen lo psíquico. Pues esto también ocurre en elterreno de la conducta y de la vocación. Y aquípara mí otro problema clínico en el estudio de laadolescencia. Ese plus, cuando se perfila y cuan-do se siente, es en este momento de la crisisjuvenil. Si está bien encauzado, este «plus» seincorpora positivamente a la personalidad deladolescente para constituir el día de marianaese algo potencialmente activo, que hace a mu-chos profesionales, aquellos que han sabido in-corporar este plus, especialmente ricos y brillan-tes luego en la vida. La práctica de la psicote-rapia en los adolescentes nos demuestra la utili-dad de este enfoque de la cuestión.

Ahora bien: conviene recordar, en función deeste proceso, que las etapas que recorre se ini-cian con la pubertad fisiológica que va de lostrece a los quince arios, se desarrolla con la pu-bertad mental, que va de los quince a los veinte,durante la cual la crisis de originalidad aparecetal como la he descrito y que aproximadamentehacia los veinticinco años todo ha terminado yla adaptación se ha logrado.

La adaptación señala, pues, el final de la cri-sis, pero no significa que la orientación nace dela misma crisis; la supone, si se desenvuelve conella; el joven toma progresivamente conscienciade sí mismo, de su realidad individual, y así, porreflexión, se sitúa en su puesto en la vida y ensu actividad profesional. «El deseo de adaptaciónprevalece sobre el deseo de ser él mismo» (De-besse).

(5) E. FRUTOS : Notas, en «Revista de Filosofía», añoXIX. núm. 75, oct.-dic. 1960.

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La existencia fisiológica de la crisis de origi-nalidad juvenil y su riqueza de ideas y de sen-timientos ha sido bien descrita por una jovende diecisiete arios, Mireillo Pacchoni, alumna deBachillerato en Francia, cuyo ejercicio de diser-tación francesa ha sobresalido en el concursogeneral, que en la vecina República se realizacada ario entre los primeros alumnos de todos loscolegios y liceos del país. Su valor de testimoniome incita a reproducirlo; dice así: «Feliz des-concierto de mi adolescencia, que me permiteconocer las múltiples aspiraciones del alma hu-mana. Tengo en mí tantas contradicciones quepuedo sentir a la vez los sentimientos más opues-tos; la incertidumbre en que me encuentro lasmás de las veces para escoger entre diversas ac-titudes, o diversas filosofías, me conduce casisiempre a afirmaciones sofísticas, de las cualespercibo toda la vanidad que encierran y que, sinembargo, a mi alrededor tienen el mal gusto dedar por válidas. Pero, en compensación, puedocasi siempre comprender, después de tomar con-ciencia de las impulsiones contradictorias que mellevan de uno a otro pensamiento, mejor, quizás,sentir el fundamento de las teorías más diversas.Así, pues, dos seres luchan dentro de mí en estemomento: la niña que fui y que no está com-pletamente muerta, quisiera, dando la mano algran poeta Anatole France, vaguear por las ca-lles del viejo París resucitado, y el ser materia-lista, absurdamente razonador y lleno de gracio-sas pretensiones filosóficas que el empuje de losdiecisiete arios ha hecho surgir en mí, como so-berbia y venenosa flor, no se preocupa casi delos buenos tiempos pretéritos.»

Como es natural, existen varias diferencias in-dividuales en cuanto al tiempo y a la intensidad;individuos que recorren estas etapas con rapidezy otros en los cuales las fases se alargan y pareceque no quieren salir de este período, en el cual,si nos auxiliamos de ciertas interpretaciones psi-coanalíticas, podríamos encontrar procesos defijación o de autoacusación de frustración, queexplicarían este retraso. Yo soy partidario enestos casos de recurrir al EEG, que muchas vecesnos presenta signos marcados de inmadurez enrelación con la sintomatología que he esbozado.

CRISIS PSICOPATOLOGICAS

No es extraño, al llevar a cabo estas explora-ciones, encontrar rasgos psicopatológicos, cuyoalcance le corresponde al psicólogo clínico y alpsiquiatra interpretar.

He aquí, como ejemplo, lo que me decía unenfermo neurótico, consciente de la importan-cia que la crisis tuvo para su vida profesionaly para su adaptación social y familiar: «En lasdos crisis que tuve: una a los catorce arios y otraa los veinticinco, no tuve la menor atención mé-dica ni el menor cuidado; no se solucionaron mis

problemas por haber hecho en las dos ocasionescosa oculta de ellos. El complejo de culpabilidadme cerraba la boca y yo no podía confesar miculpa a nadie. Se mezclaba el problema de lamasturbación con la angustia religiosa, la ideadel daño físico y el daño moral que me estabahaciendo. Yo estaba solo; si hubiese tenido aalguien al lado, se hubiera resuelto todo senci-llamente. Yo he crecido con una deformación.Si hubiera tenido ayuda de pequeño, otra cosahubiera sido.»

Véase, por otro lado, el escrito macabro y tre-mendista de un muchacho en plena crisis dedesarrollo con alteraciones de la conducta, tras-tornos del carácter, desvío de los estudios, frial-dad religiosa y gran mitomanía. La psicoterapiapuso de manifiesto una serie de problemas de lainfancia, que, en cierto modo, condicionaban laagresividad y daban esa espectacularidad a lacrisis juvenil. El cociente de inteligencia alto y"el aspecto superficial de muchas de sus reaccio-nes hizo concebir un buen pronóstico, y en laactualidad, sin haber dominado la crisis, estejoven de quince arios se ha adaptado a sus es-tudios, en los cuales progresa, ha vencido laonicofagia y la mitomanía y se está en unaactitud totalmente diferente a la que precedióa la psicoterapia.

Noche de cementeriobajo la luz de los muertos,luz pálida de misterio,tenebrosa como tres tuertos.

Un muerto se asoma a la ventanade su ataúd pestilente,mientras mira con desganaa un duende somnoliento.

La muerte, con su guadaña,,se ne misteriosamente,mientras la vida empañade uno que llora asquerosamente.

El alma en pena del yermose desespera con amarguramientras soporta la torturade vivir en el averno.

De pronto se abre la tapade una pútrida cajamientras se vuela la capade la momia eterna.

De pronto se oye una vozque dice: «Muere, bellaco»,y un cuerpo que se desplomacon el cerebro hecho trozos.

Finalmente, otro ejemplo del curso depresivodel pensamiento de un joven en este período dela crisis juvenil, es el que nos presenta un mu-chacho de dieciocho arios, con un estado de re-beldía frente al ambiente y retraimiento conse-cuente, que concreta en la forma siguiente:

«Los hombres no nos respetamos; a mí no merespetan ni en casa, ni en el colegio; choco en

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XLVIII. 138

todos lados...; muchas veces no se puede huircomo una alimaña...; antes estaba proyectadohacia el futuro, ahora no; tengo terrible luchainterna; no veo claro; no veo salida en nada...;estoy tan hastiado...; no sé de qué... ¡Me salgotanto de la realidad!...»

No existe evidencia, dice Debesse, de que lacrisis corresponda a una personalidad enfermi-za; sin embargo, es un momento de la vida enque conviene estar alerta: «la pubertad, comola menopausia, es un período peligroso para lasalud mental.» Podremos ver, desde adaptacio-nes que se hacen tarde, mal o de una forma in-completa, como en el caso de Amiel, a otros enlos que signos verdaderamente patológicos y gra-ves hacen su aparición. Estos signos han de serbien interpretados y se precisa gran experienciapara no equivocarse; puede un sentimiento deincompletud, como lo describía Janet, ser un ras-go superficial y transitorio de la crisis o, por elcontrario, representar la primera manifestaciónde una neurosis obsesiva que se inicia. Lo mismodigo del «sentimiento de extrañeza», descrito porWallon. Todo lo que nos choca en este periodo noes enfermizo, pero sí tiene un significado quehay que saber encontrar valiéndose de un estu-dio amplio de la personalidad. Existen, comoayuda, según Debesse, condiciones que puedenhacernos entrar en sospecha y son, entre otras:que la crisis de originalidad se inicie antes quela crisis puberal que con las alteraciones delcomportamiento, que he señalado, aparezcanmanías, tics, fugas; que la crisis transcurra sinapaciguamiento; que la excentricidad sea muyafectada, o que el sentimiento de inferioridadsea demasiado vivo y profundo.

Pero aún hay más. Las estadísticas, como lasde Lemaitre, nos enseñan que sólo el 21 por 100de los chicos desea seguir la misma profesiónque el padre; los restantes intentan seguir otrocamino.

El orientador no informado de cuanto aca-bo de exponer corre el riesgo de dejarse lle-var de este tipo de contestación y aceptarla comoválida, sin darse cuenta de que el espíritu decontradicción, de oposición, característico de unade las fases de la crisis de originalidad, puedeser el causante de esta manera de pensar, y quehay que saber esperar y repetir periódicamenteel análisis del interés para estar seguro de suvalor y de su consistencia.

RESULTADO DE ENCUESTAS

Otra razón, la tercera que justifica la inter-pretación clínica de la orientación, es la que sededuce de las encuestas que, en relación con laorientación profesional, he llevado a cabo enestos últimos arios, y que me voy a permitiranalizar brevemente.

Estos resultados que voy a presentar corres-ponden al análisis estadístico de trescientos cues-tionarios, que fueron distribuidos en las Escue-las de Formación Profesional Industrial de Ma-drid.

La primera pregunta, ¿cuáles son los factoresmás importantes de la vocación?, nos arroja losresultados siguientes:

PORCENTAJE DE LOS FACTORES MASIMPORTANTES DE LA VOCACION

LOCALIZACION DE LA CRISIS

Respecto a la crisis en si, puede decirse quese observa en jóvenes que han crecido muy deprisa; yo he tenido ocasión de observar adoles-centes o jóvenes que en los meses anteriores a laconsulta habían dado un estirón brusco, que nocorrespondía al ritmo de crecimiento anterior.Estos jóvenes se encuentran bruscamente en unestado físico de menor resistencia, y por ello esmuy conveniente auxiliar nuestro consejo conun tratamiento vitamínico y, sobre todo, aumen-tar la aportación de cal y de vitamina C al orga-mismo.

Lo mismo pasa con los tuberculosos y pretu-berculosos, en los cuales la crisis se presenta concierta frecuencia.

Vemos así el alcance que tiene la crisis deoriginalidad juvenil, y esta revisión de su reper-cusión es una justificación más de la presenciadel psicólogo clínico en el proceso de orientaciónprofesional.

Voluntad ... ... 16,7Interés ... 12,5Gusto ... ... 12,5Entusiasmo ... ... 6,2Afición ... 4,2

Aptitudes... ... ... 14,5

No respuestas y varios ...

Estudio ... 6,2 IEducación . . 4,2

Si agrupamos las respuestas significativamente,vemos que pueden reducirse a tres grupos: uno,el más importante, que recoge los rasgos quecorresponden a la personalidad; otro, muy in-ferior, que se refiere a la inteligencia y aptitudes,y el último, aún de menor importancia, sólo el10,4 por 100, que apunta los estudios y la edu-cación.

Así, pues, para los jóvenes de trece a dieci-séis arios los factores más importantes, en rela-ción con la vocación, son los que se integranen la personalidad.

52,1 %

22,8 %

14,7 %

10,4 %

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138 . XLVIII EL PSICOLOGO CLINICO EN LA ORIENTACION PROFESIONAL [13 ] 13

La segunda pregunta, ¿qué es la vocación?,permite agrupar las respuestas en la forma si-guiente:

¿QUE ES VOCACION?

Inclinación que sesiente ... ... 43

Inspiración de ser al-

5,3 %15,7 %

Como vemos aquí, también la interpretación dela vocación como inclinación o aspiración, estoes, como llamada interna, tiene más peso que laaptitud.

Si analizamos ahora con la tercera preguntacuáles son las aspiraciones que se intentan lo-grar con la vocación, vernos una distribución, enla cual los elementos subjetivos y afectivos re-ciben una mayor atención que los puramenteprácticos.

ASPIRACIONES

a) Problemas personales

3,9Ser feliz ............ 3,3Ser indepediente 1,9Honrar a los padres. 1,9 14.3 % •Ser cristiano ... 1,9Ayudar a los padres. 1,4

b) Oficio o carrera

Delineante ... 3,3Ingeniero ... 2,6Intérprete 1,4 8.7 %Militar ... 1,4

Terminar la carrera ... 3,3

d) Tarea especifica

%

Montar taller ... 1,4 %

e) No contestan y varios. '72,3 %

La cuarta pregunta, razones de la necesidad dela orientación profesional, nos sitúa en primerlugar también las respuestas que se refieren ala personalidad, en segundo lugar el conocimien-to del oficio, y en tercero, la cultura, desde unpunto de vista general.

RAZONES DE SU NECESIDAD

Ser hombre de pro-30,1

Elegir mejor... ... ... 9,5 45,9 %Facilidad para pro-

6.3

Saber más ... 11,1Mayor cultura ... ... 4,8 15,9 %

Saber un oficio ... 23,8 %

Varios ... 14,4 %

La quinta pregunta se refiere al ideal del jo-ven en la vida. Aquí aparece en primer lugar eloficio (no olvidemos que se trata de muchachosque están en las Escuelas de Formación Profe-

sional Industrial), en segundo lugar elementosde la personalidad y en tercero la cultura.

IDEAL DE LA VIDA

1. Oficios diversos

Tornero ... ...Mecánico ... ...Electricista ... ...

12,311,09,8

Delineante ... ... 6,2 45,4 %Perito 3,6Montador ... ... 2,5

2. Personalidad

Ser algo útil ... ... 11,0Ser honrado y traba-

jador 20,8 %Ser feliz ... ... 3,6

3. Cultura

Aprender ... 4.9Tener carrera ... ... 3,6 8.5%Conocer una especia-

lidad a fondo ... 3,6 3,6 %,

4. Carreras

Ingeniero agrónomo. 3,1Militar ... ... 2,5 6.1%

Finalmente, la puntuación, por orden de im-portancia de los problemas que se plantean en elmomento de elegir carrera, nos permite elabo-rar el cuadro siguiente; aquí, de nuevo, y deuna manera sobresaliente, aparecen en primertérmino rasgos diversos de la personalidad:

PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN EN EL MOMENTODE ELEGIR CARRERA (6)

Indecisión ...Falta de estimulo ............Falta de seguridad en si mis-

17 + 10 273 + 9 = 12

15 + 7 = 22 96Falta de entusiasmo ... 2+ 8 = 10Miedo al futuro ... 13 + 7 = 20Falta de personalidad ... 1+ 4= 5

Falta de inteligencia ... 5 + 9 = 14Falta de aptitud ............ 1 + o = 1 15

Fa:ta de información ......... 6 + 6 = 12 ILagunas de formación ... ... 2 + 6 = 8 I 20

Necesidad de ganar dinero ... 6 + 6 = 12 12Falta de capacidad física ... 0+ 2= 2 2Falta de relaciones ... 1+ 1= 2 2

Podría seguir con otros datos más de la mismaencuesta, pero creo que éstos son suficientespara justificar mi afán de situar el proceso deorientación profesional en el campo clínico yen sostener que por encima de las pruebas pe-dagógicas. de los tests de inteligencia y de apti-tud, de los cuestionarios de interés y de carácterestá el estudio de profundidad de la personalidadclave y real y última de la adaptación.

(6) Agradezco a don Manuel Villar y a sus colabora-dores la ayuda que me han prestado para la elaboraciónde estos datos.

79 %

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14 [141 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS XLVIII. 138

ORIENTACION PROFESIONALY PSICOLOGIA SOCIAL

Veamos ahora las consecuencias. Estas, paramí, son dos: por un lado, penetración de la me-todología de la psicología social en el ámbito dela orientación profesional, y de otro, de la psico-terapia para resolver los problemas de adapta-ción.

Por muy técnica y científica que queramoshacer la orientación profesional, las condicionesy circunstancias sociales se imponen cada díamás en su proceso, y no sólo en el aspecto máspreferentemente estudiado de adaptación, deadaptación de un ser a un grupo social y pro-fesional y a sus condiciones, sino también derealidad biosocial con sus características diná-micas, que condicionan el comportamiento delindividuo dentro de un grupo y en su devenirmismo.

Ignorar estas dos dimensiones es hacer unaorientación profesional manca y anquilosada y,desde luego, nada científica y nada actual. Y digonada científica y nada actual porque precisa-mente la ciencia psicológica en su dimensión so-cial discurre por este cauce cada día con másseguridad y más éxito.

Por esta razón, escribe A. Quadrio, la orienta-ción tendrá un valor como actividad diagnósticay pronóstica sólo en cuanto se considere al sujetoen la recta realidad del contexto social en elcual se halla inscrito.

No olvidemos que de los elementos que ha deestudiar la orientación profesional (capacidad,actitud, afectividad, interés) tres de ellos estáncondicionados por el ambiente y son función delos imponderables que la misma adaptación sus-cita y frustra.

Una primera influencia en este sentido la ob-servamos en el mismo ambiente escolar, dondelos estudios de sociometría (7) han permitidoconocer y comprender las reacciones de los alum-nos entre sí frente a los profesores. En el am-biente de nuestras Escuelas de Formación Pro-fesional Industrial se han llevado a cabo inves-tigaciones muy originales por Valenciano, comoya he señalado.

Una científica comparación con el Rorschachy con los datos deducidos del interrogatorio po-nen bien en evidencia el valor y la utilidad deesta metodología. Creo que para manejar los

(7) La sociometría, ciencia intermedia entre la psico-logía individual y la sociología, tiene tres aspectos : es-tudio con la dinámica social o ciencia de la estructurade los grupos sociales, la manera según la cual se rela-cionan y se polarizan los individuos entre si ; luego conla sociometria o ciencia de la medida de las relacionesinterhumanas se intenta valorar esas tendencias, y, final-mente, con la sociatria o ciencia de la terapéutica de lossistemas sociales se pretende modificar positivamente lasanormalidades o alteraciones que hayan surgido en esastendencias y relaciones y que pueden ser consideradascomo patológicas.

No cabe duda que ai psicólogo clínico le interesa en elambiente profesional estudiar la forma en la cual el in-dividuo percibe al otro, cómo escoge y cómo piensa ysiente su papel.

grupos escolares y poner en evidencia los suje-tos que precisan especial atención, desde el pun-to de vista del carácter y de la adaptación, seva imponiendo cada vez más, y es en gran parteal psicólogo clínico a quien corresponde estafase.

La influencia social en el momento de elegirla profesión es también evidente, y todos sabe-mos de las modas que han prevalecido a esterespecto.

Comparaciones de los cuestionarios manejadosen nuestras Escuelas de Formación ProfesionalIndustrial antes de la guerra y ahora lo ponenbien de manifiesto.

Finalmente, la influencia social y del ambien-te se manifiesta también en la crisis juvenil, queya he reseñado. El adolescente rural, por lo ge-neral, sufre una crisis de originalidad más sim-ple. Por otro lado, existen períodos o épocas máspropicios, al parecer, a la eclosión de crisis deoriginalidad, como son los períodos de revolucióny dictadura. Asimismo la escuela favorece, entodos sus aspectos, el desarrollo normal de lacrisis.

• ORIENTACION PROFESIONAL

Y PSICOTERAPIA

Y con ello toco la segunda consecuencia de lapenetración del psicólogo clínico en la orienta-ción.

Si, en efecto, damos a la orientación la dis-tribución en el tiempo que ha apuntado, si ladistribuimos en las tres etapas señaladas y pro-curamos que la información se desarrolle pro-gresivamente a lo largo de los arios de estudio,no cabe duda que los problemas de adaptaciónse reducen a un mínimo. La gran masa, comoya señalaba en 1935 André Rey, encuentra suorientación y su adaptación progresiva con ayu-da de las sucesivas intervenciones que el psicólo-go tiene a lo largo de los estudios.

Sin embargo, una minoría sí precisa de laayuda del psicólogo en función de psicólogo clí-nico a la vez que el psicólogo orientador. Esaminoría está constituida por los dos extremos dela curva de distribución de los cocientes: de unlado, los infradotados, y de otro, los superdota-dos. Idealmente, ambos deben ser recogidos encentros especializados. Ahora bien: la realidades que si bien los débiles mentales no frecuen-tan, por lo general, las escuelas normales, lossuperdotados no son segregados de ellas, comotampoco lo son los subnormales de cocientes en-tre 70 y 80. Ambos grupos, los subnormales y lossuperdotados, representan un gran problemapara la enseñanza, y son una tarea directa parael psicólogo clínico.

Y es que en ambos casos los problemas deadaptación no se limitan al período último de laorientación, sino que se suceden constantementedurante todo el período escolar. Todo el que haya

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frecuentado el ambiente escolar sabe las difi-cultades que crean no ya los débiles mentales,que pertenecen, como he dicho, a otro tipo deenseñanza y orientación, sino los retrasados es-colares por problemas de cociente bajo, de ense-ñanza o de carácter, y los inadaptados por pro-blemas de cociente alto, que se reflejan sobreel carácter y sobre los estudios.

En ambos casos, digo, el psicólogo tendrá querecurrir a métodos de exploración más finos ymás profundos que los normalmente empleadosen la orientación profesional, con objeto de co-nocer al niño, de explicar sus reacciones y deinstituir el tratamiento más adecuado en cadacaso.

El estudio de la dinámica de la clase puedeser de gran ayuda para el manejo de estos su-jetos, muchas veces cabecillas con signo positivoo negativo, y para vencer las dificultades que sepresentan.

Una experiencia de orientación profesional,llevada a cabo por Assunto Quadrio en Italiaconfirma esta manera de ver respecto a la im-portancia que tiene el tratamiento individual ysocial como complemento de la orientación pro-fesional.

Cuanto llevo dicho nos ha colocado en unplano muy particular de la orientación profe-sional, plano en el cual vamos observando lasfacetas que señalan las posibles dificultades deadaptación del individuo no sólo a la profesión,sino al ambiente en que se desenvuelve: escuela,familia, medio profesional y medio social. Estasfacetas no bastan, en mi opinión, con señalar-las; es necesario estudiarlas, explicar su signi-ficado y darles una solución que no es otra sinola que tiende a facilitar la adaptación en el másamplio sentido; la adaptación a la profesión, laadaptación al medio social en el cual tiene quedesenvolverse.

Para lograrlo, el psicólogo clínico deberá com-pletar su tarea diagnóstica, por tanto, con dosactividades complementarias, de las que pocasveces se habla; una, la de la entrevista clínica,para exponer los resultados de la exploración psi-cológica llevada a cabo según la técnica de Ro-gers, y otra, la de una intervención psicoterdpica,para resolver los problemas de carácter y deadaptación que tests o sociometria hayan puestoen evidencia.

Con todo ello se logra un conjunto de explo-ración que sobrepasa, como se ve, la mera psico-metría de los primeros tiempos de la orientaciónprofesional, y que todavía se enriquece más sitenemos en cuenta todos los datos escolaresque, bien en informes psicológicos, bien en fichaacumulativa, nos vienen de la escuela y centrosfrecuentados.

Sin embargo, todo esto, con ser mucho, no loes todo aún en la orientación profesional. Lanecesidad de la distribución de la orientaciónen tres etapas no obedece a un problema bio-lógico de madurez de las aptitudes, ni a un pro-blema general de información, sino que tiene

también una justificación psicológica individualy social. Cuando se estudian de cerca los pro-blemas de orientación profesional, como lo he-mos hecho, se ve claramente que en ellos, pordebajo del problema educativo o del problemavocacional, existe en realidad un problema pro-fundo del individuo en su totalidad, en proble-ma de la personalidad, cuya resolución es laverdadera clave del éxito del consejo (8).

El psicólogo americano Rogers (9), con sustécnicas «no directivas», ha puesto bien de ma-nifiesto esta importancia del factor personalidaden la mayoría de los casos de consejo. Personal-mente considero que la de Willjamson o de Dar-ley, que se limitan demasiado a la objetividad delos tests y pretenden hacer aceptar el consejo através, precisamente, de un esclarecimiento ra-zonado de los resultados obtenidos. Esto, parami, va en contra de la misma esencia del pro-ceso orientador, que, precisamente Rogers, pusoen evidencia; y es que el conocimiento que elorientado puede recibir de sus condiciones y ap-titudes es más emotivo que racional, más efec-tivo que friamente numérico y expositivo (10).

Para conseguir esto es para lo que he pro-puesto, repito, que el tercer tiempo de nuestroproceso de orientación profesional se desarrolleen un periodo más avanzado de la juventud,tenga carácter individual y sea fundamentalmen-te voluntario: la edad habrá permitido ya unapreformación de la personalidad del sujeto: elcarácter individual de la entrevista facilitará,como he dicho, el contacto, la relación afectivacon el psicólogo, y la espontaneidad de la deman-da condicionará la actitud afectiva y asegurarála eficacia del consejo.

El buen consejero es el que sabe- ciiido ydónde tiene que emplear las técnicas diagnósti-cas que la psicología aplicada nos brinda actual-mente (tests, cuestionarios, rating scales, biogra-fías, et.); en qué forma tiene que interpretarlos resultados; cómo ha de completar éstos condatos diversos de la personalidad y proyectar eltodo sobre el fondo familiar y social que el casopresenta. Pero esto sólo es el aspecto diagnósticode la orientación profesional. El buen c•Apsejero,si quiere ser un consejero práctico, tiene que sa-ber completar su actividad con una informaciónprofesional adecuada, y si quiere ser, finalmen-te, un consejero efectivo, debe dar al resultadoobjetivo de sus exploraciones una interpretacióncomprensiva y afectiva que haga útil y aceptableel consejo.

El buen consejero se ha transformado progre-siva y sucesivamente de observador circunstan-cial en psicometrista, en psicólogo profesional y,finalmente, en psicólogo clínico. Y todo ello

(8) Hay que pensar, dice Quadrio, en «el valor pro-fundo del trabajo ligado a la dinámica de la motivaciónindividual». L. C.

(9) CARL R. ROGERS : Client centered therapy; ist cu-rrent practice and theory. Boston, 1951.

(10) E. G. WILLIAMSON : How co counsel students. NewYork, McGraw Hill, 1959.

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merced a esa idea clínica del desarrollo que hatraído a nuestras manos el problema de la ma-durez fisiológica, de la madurez de las aptitudes,de la madurez de los deseos, de la madurez vo-cacional.

Tres consecuencias se nos presentan entonces,que hemos de atender: una, que la orientaciónprofesional no puede limitarse ya a un meroexamen, sino extenderse en el tiempo durante elperíodo de la enseñanza; otra, que se desprendede ella, y es que ya el orientador no puede abor-dar esta tarea solo, sino que precisa de una co-laboración activa del pedagogo, que no puedeser ya la tangencial de hace unos arios, sino lamuy íntima de un equipo; y, finalmente, que elpsicólogo en función de orientador no puede con-cretarse a ser el simple psicometrista de hacearios, sino que tiene que completarse con unafaceta clínica que le permita estudiar más ínti-mamente la personalidad y estar en condicionesde suministrar no sólo una orientación, sino unconsejo, y si es necesario, un tratamiento psico-terápico.

De la extensión en el tiempo ya he habladoy presentado mi proyecto de que se lleve a caboen tres tiempos.

Respecto al equipo, he tratado de presentar laintimidad de esa colaboración en sus distintasetapas y tareas. Creo que el maestro, como gui-dance worker y como vocational instructor, es unelemento fundamental del equipo (11).

Finalmente, lo que se refiere a la extensión dela misión del psicólogo, a la faceta clínica desu actuación, es un progreso evidente, progresoal cual me cabe el honor de haber contribuidoreiteradamente y que me lleva a creer que, asíconcebida, la orientación profesional debería de-nominarse orientación vocacional no sólo por lamayor amplitud de este concepto, sino porqueelimina en la última fase la palabra «profesio-nal», que ha sido muchas veces mal interpre-tada.

(11) E. DARLEY : Testing and counseling in the HighSchool Guidance programe. Chicago, 1943. Sci. Res. Asso.

Problemas actuales en laenseñanza de las matemáticasJOSE RAMON PASCUAL IBARRA

Catedrático de matemáticas

Intentaré exponer «un esquema de los proble-mas que plantea la enseñanza actual de las ma-temáticas». Me referiré especialmente al ámbitode la enseñanza media, y esto por dos motivos:primero, porque en la enseñanza media se cen-tra hoy la atención de todo el movimiento edu-cativo mundial, y segundo, porque por ser ésteel campo de mi actividad profesional es el únicoen que.podre hablar con algún conocimiento yexperiencia. En la exposición seguiré las ideasde una reciente ponencia presentada en la úl-tima reunión de catedráticos de matemáticas deInstituto, en la que intervine.

1. EXIGENCIAS SOCIALES

En cualquier estudio que tratemos de hacerrelacionado con la enseñanza media, no podemosolvidar, como punto de partida, un hecho quetiene carácter general: la crisis actual de todala enseñanza media. Fenómeno que certeramentese ha denominado crisis de crecimiento. (Recoge-remos un solo dato: de 40.000 aspirantes pre-sentados a las pruebas del Bachillerato en Fran-cia, en 1939, se ha pasado a 200.000 en 1960.)

Este aumento incesante del número de alumnosha motivado que la enseñanza tradicional, decarácter formativo, pero esencialmente prope-déutica para los estudios superiores, haya que-dado desfasada en sus fines y en sus métodos.Podemos señalar algunas consecuencias de estecrecimiento en nuestra patria. El aumento dealumnos en los centros lleva consigo, inevita-blemente, una merma de la unidad educativay de las posibilidades de formación auténtica delos escolares. Junto a la escasez de locales, lamás grave aún, de profesores debidamente ca-pacitados. Entre los modernos, muchos son im-provisados, y algunos de los antiguos no hansabido adaptarse a la nueva situación plantea-da. Desconozco la cifra exacta, pero no creo quesea aventurado afirmar que, por lo menos, el80 por 100 de los profesores de matemáticas enlos colegios no son matemáticos, y gran númerode ellos, ni siquiera licenciados, aunque fueraen otra sección. Para más de 60 unidades didác-ticas semanales de matemáticas que se dan enla mayor parte de los Institutos, la plantilla decatedráticos numerarios de matemáticas siguesiendo de dos profesores por centro (la mismaque en el plan de 1903), que, cuando están los