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EL RETORNO COMO UN PROCESO AFECTIVO DE RE-HABITAR Y
RELACIONARSE CON EL TERRITORIO EN EL POST-CONFLICTO
DAHIAN CAMILA DIMATÉ ZAMUDIO
Universidad de Los Andes
Ciencias Sociales
Antropología
Bogotá
2019
Introducción
“Cuando tenía 8 años, mi hermana y yo fuimos a acompañar a mi papá a trabajar.
Estábamos allá y mucha gente comenzó a bajar diciendo que los paras habían llegado. Mi
papá nos dejó en la casa de una tía que vivía por ahí, mientras iba a buscar a mi mamá que
estaba con mis hermanos pequeños. Nosotros veíamos mucha gente bajar, diciendo que los
paras estaban bajando. Nos asustamos y nos fuimos con los que estaban pasando para ir
hasta la quebrada. Mi papá nos buscó toda la noche, y nosotros estábamos en el monte con
una familia. Ya cuando estaba clarito salimos y nos encontramos con mi papá que estaba
muy asustado.” Don Joaquín, recuerda ese día, estaba muy preocupado por que lloviera, los
caminos eran difíciles para ellos que estaban tan pequeños. Ahora, Duverney y Don Joaquín
van a diario a El Congal, donde tienen ganado y cultivos de cacao. Duverney, por su parte,
es quien se encarga de la casa de semillas y de coordinar los convites para carretera y huertas
caseras.
Esta investigación se inscribe en un contexto socio-político de transición en
Colombia. Ya que, con la ley de victimas 1448 de 2011 y con la firma del acuerdo de paz se
abre paso, a la definición y clasificación de la población considerada víctima. Además, a la
exigencia del cumplimiento de los acuerdos por diferentes actores que incluyen a ex-
combatientes y población víctima del conflicto armado. Por esta razón, diferentes sectores
de la población han desarrollado acciones para reivindicar sus derechos por su cuenta. En
este sentido, mi proyecto busca responder ¿Cómo se genera la relación afectiva entre el
territorio y la población en el contexto de retorno de una familia desplazada en El Congal?
Entendiendo la relación afectiva desde el concepto de afecto, bajo el cual se plantea que
existe una relación semiótica (Mazzarella, 2017) que reconoce el intercambio y sus efectos
entre diferentes agentes, que se encuentran a travesados por aspectos sociales. Por lo tanto,
busco argumentar que en el proceso de retornar al territorio luego del desplazamiento, se re-
construyen y se crean relaciones que entrelazan a la comunidad y al territorio. Ahora bien,
tomé El Congal como lugar de estudio debido a las acciones autónomas que su comunidad
ha estado realizando como proceso de retornar a su territorio. Esto con el fin de resaltar uno
de los ejes centrales de mi investigación, el retorno como un proceso comunitario de
participación y colaboración más no como hecho finalizado.
Desde el planteamiento del proyecto creí conveniente realizar mi investigación con
una familia nuclear para comprender las relaciones que, tanto adultos nacidos en El Congal,
como niños nacidos en otros lugares del país, construyen con el territorio. Sin embargo, al
iniciar mi trabajo de campo comprendí que las relaciones familiares y comunitarias no son
excluyentes. Si bien, gran parte del trabajo de campo lo compartí con una familia, no nuclear
sino extendida1. Adicionalmente, el contacto con otros miembros de la población2 se fue
profundizando a través de los convites y reuniones donde participé. Teniendo esto en cuenta,
quiero aclarar que gran parte de la información aquí recolectada se basa en mi experiencia
junto a ellos, en los acontecimientos durante mi estadía, en los relatos y enseñanzas que me
brindaron.
Por otra parte, las clasificaciones y cuantificaciones de la población han sido
constantes como se evidencia en los censos. En este sentido, como menciona Jaramillo (2014)
crece un interés por enumerar las “victimas” lo cual a su vez las invisibiliza como sujetos.
En este sentido, “‘la vulnerabilidad’ de las ‘victimas’ emerge como un dispositivo para
legitimar una representación e intervención política” (Jaramillo, 2014. p. 125). De esta
manera, busco resaltar como desde la Unidad de Victimas se promueve un discurso que
victimiza, y en este caso, desconoce o pasa por alto el proceso que la comunidad ha
desarrollado de forma independiente a la institución. Igualmente, como el discurso de la
Unidad mantiene y acentúa la noción de “victima”, sin considerar diferentes formas de auto-
identificación.
Por lo tanto, el texto se encuentra dividido en tres secciones donde busco; 1, presentar
una contextualización frente al conflicto armado en la vereda, el proceso de retorno y su auto-
identificación; 2, exponer la necesidad de los cambios físicos y las materialidades que a su
vez moldean diferentes relaciones sociales; 3, resaltar que durante el proceso de retorno
surgen relaciones inesperadas por la presencia de nuevos actores que confluyen entre sí.
1 Don Daniel y Doña Felicia son conocidos como una de las familias fundadoras de El Congal. En principio había solo 4
familias en la vereda. Entre ellos los Betancur y los Herrera, a las que pertenecen Don Daniel y Doña Felicia
respectivamente. Actualmente, en la vereda habitan 5 de sus hijos y dos más en Florencia. En El Congal, viven en la
primera casa Don Nelson, junto a su hija Yolima, su yerno Camilo y sus dos nietas Guadalupe y Saray. En la segunda
casa, viven Don Islen y la Señora Leidy junto a sus hijas Andrea y Valeria. En la tercera casa viven Chola, Don Danilson,
Don Daniel y Doña Felicia, en ocasiones uno de sus nietos Duverney quien vive en Florencia se queda en casa de Don
Daniel. 2 Don Rodrigo Londoño y su hijo Eliecer Londoño habitantes de la vereda contribuyeron activamente en el desarrollo de
la investigación.
El conflicto armado llegó a la vereda El Congal de Samaná, Caldas por las disputas
entre dos familias por inconvenientes de negocios. Esto dio paso a la posibilidad de crear
alianzas con grupos armados, entre ellos las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio
(ACMM) y posteriormente, la vinculación del frente 47 de las FARC al territorio. Con la
presencia de estos grupos armados los enfrentamientos comenzaron a ser más constantes,
hasta que en 2002 se presentó un incendio, provocado por las ACMM, que destruyo el centro
poblado de la vereda. De esta manera, en 2002 se inicia el proceso de desplazamiento, que
para 2006 fue definitivo con la intervención violenta del ejército nacional. Asimismo, el
desplazamiento se dio principalmente hacia el corregimiento de Florencia que estaba bajo
control de las FARC, sin embargo, muchos otros decidieron dirigirse a grandes ciudades y a
lugares con mayores oportunidades laborales como las zonas ganaderas y mineras. No
obstante, para 2014 un grupo llamado la legión del afecto promovió una visita a la vereda,
después de una década, volvieron a El Congal. Luego de este acontecimiento, la posibilidad
de retornar se hizo tangible, comenzaron a trabajar para abrir caminos y a reconstruir el tejado
de la única edificación que se mantuvo. De esta manera, inició el proceso de retorno, mientras
re-construían sus casas vivían en el puesto de salud y al terminar dejaban el espacio para que
una nueva persona o familia lo habitara.
Por otra parte, el Estado ha establecido la categoría de victima para definir a aquellas personas
a quienes les han vulnerado sus derechos fundamentales o han pasado por hechos
victimizantes, como el desplazamiento. Sin embargo, en El Congal ellos no se reconocen
como víctimas, sino como sobrevivientes. Ya que, la definición de víctima es estática,
mientras que, al auto-definirse como sobrevivientes resaltan las capacidades dinámicas y de
lucha. Además, reafirman el carácter de agentes que construyen e intervienen en las
relaciones afectivas. A su vez, son sujetos que afectan y son afectados por su territorio y otros
actores presentes en el proceso de retorno.
En segundo lugar, expongo como las transformaciones físicas del entorno y las
materialidades allí presentes, configuran sus relaciones y adquieren un significado en esa
relación. Por un lado, profundizo la relación entre carretera, escalera (chiva) y población. Ya
que, fueron ellos quienes a través de convites se organizaron para iniciar la ampliación de la
carretera hasta la vereda, abrieron 1 km y luego con ayuda de la gobernación abrieron los 2
km restantes. Desde ese momento, la chiva comenzó a transitar por primera vez hasta la
vereda. Esto, permitió una profunda transformación en las prácticas sociales de comercio,
carga, mercado y tránsito. Por otro lado, considero el puesto de salud como un sitio de reunión
que a su vez es polifacético. Porque, durante el proceso de retorno, lo que antes del
desplazamiento fue el puesto de salud, se convirtió en un espacio habitado, donde confluían
familias completas, incluso habilitaron una cocina comunitaria, que se mantuvo hasta mi
trabajo de campo. Hoy en día el centro de salud está siendo remodelado y la cocina fue
recientemente re-ubicada. Sin embargo, hasta hace poco el espacio que rodea el puesto de
salud era fundamental en el desarrollo de actividades, por la presencia de la cocina
comunitaria.
En tercer lugar, planteo como en el proceso de retorno se han desarrollado relaciones
afectivas que emergen por los nuevos actores que intervienen en la socialización de la
comunidad con su territorio. La presencia de instituciones estatales, privadas e incluso
académicas están moldeando y creando nuevas relaciones con la comunidad y el territorio.
Estas relaciones inesperadas afectan la forma como la comunidad ha venido aproximándose
a su territorio. En esta sección, profundizo como la comunidad percibe diferentes
instituciones como Agencia Nacional de Tierras, Unidad de Victimas, Unidad de Restitución
de tierras, desminado humanitario, entre otras instituciones estatales presentes. Al igual, que
instituciones público-privadas como el PDP y privadas como la Fundación Apoyar y la
Pastoral Social. Que han intervenido y afectado el proceso de retorno de diferentes maneras,
algunas veces agilizándolo según las necesidades de la población y otras obstaculizando el
proceso.
Finalmente, mi intención en primera instancia es, reconocer el retorno como un
proceso, más no como un hecho dado. También, resaltar el proceso de retorno que ha
realizado la comunidad de El Congal de forma autónoma a través de diferentes formas de
organización, teniendo en cuenta la construcción de una serie de relaciones afectivas que se
desarrollan en torno a la materialidad del retorno y a la creación de relaciones emergentes.
Además, evidenciar como las categorías de identificación pueden ser impuestas y a su vez
transformadas. Teniendo en cuenta, que todo lo anterior se encuentra permeado por una serie
de relaciones bio-sociales donde los diferentes actores se afectan mutuamente.
1. El retorno como proceso de transformaciones.
“Una vez hubo un enfrentamiento de 20 días, se escuchaban balas a toda hora y se veían
desde la cuchilla hasta la laguna. Casi no tuvimos que comer, teníamos que llevarle la
comida a la guerrilla para que siguieran” – Danilson Betancur
El conflicto armado en Colombia toco de forma directa e indirecta varias regiones del país,
entre ellas el eje cafetero. Durante los años 80’s el departamento de Caldas fue usado como
corredor para los grupos armados, sin embargo, para los 90’s comenzaron a asentarse en el
departamento gracias a la crisis económica que pasaban por los bajos precios del café
(Cifuentes & Palacio, 2005). Pero, estos acontecimientos según entes de control no eran
representativos para considerar al departamento como zona de conflicto. Por esta razón, solo
hasta febrero de 2005 cuando los datos de desplazamiento ascienden a 31.556 personas y a
7.422 familias según la Red de Solidaridad Social de Caldas (Cifuentes & Palacio, 2005) el
departamento de Caldas toma lugar en la agenda nacional. En consecuencia, los eventos
violentos que han tenido lugar en diferentes poblaciones tienen repercusiones en las
relaciones presentes en un territorio. Por lo tanto, en la vereda El Congal la intervención de
grupos armados transformaron en diferentes momentos las prácticas productivas y
convivenciales de la comunidad.
En la vereda El Congal y en las veredas cercanas como La Quiebra, La Quiebra del Abejorro
y La Partida, el conflicto fue introducido por una contienda entre dos familias1. Todo
comenzó por un mal entendido en una compra y venta de carne. Según cuentan Don Eliecer
y Don Islen el conflicto fue escalando y comenzaron a pelearse a machete. Con el tiempo los
enfrentamientos comenzaron a escalar, eran constantes y crearon zonas de control. En cierta
ocasión llegaron a una de las casas familiares y la incendiaron, además, para adquirir control
se alzaron en armas. Una de estas familias se contactó con los Giraldo que hacían parte del
frente Omar Isaza de las ACMM. Con esta alianza, el grupo paramilitar comenzó a asentarse
1 las cuales mantendré en el anonimato
en las cercanías del corregimiento de San Diego, y la familia que ellos respaldaban tomó el
control del sector.
Con el tiempo comenzaron a llegar personas desconocidas, y se asentaron en la vereda y sus
cercanías. Allí se concentró el Frente 9 de las FARC y más tarde el Frente 47, ellos ejercían
un control sobre el caserío donde habitaban 54 familias. Como dice Don Daniel “Cuando
llego la violencia, ya había escuela y colegio, puesto de salud y la capilla iba empezando. Si
no hubiera sido por la violencia esto ya sería un corregimiento, porque el caserío era grande.”
Los días de mercado las personas de la vereda y de otras veredas no iban al pueblo, iban al
Congal, tenían carnicería, billar, tiendas, escuela, puesto de salud y habían comenzado la
construcción de una capilla. Pero, con la presencia del grupo armado se modificaron las
relaciones de la vereda con el corregimiento de San Diego. Ya que, en San Diego se acentuó
el control paramilitar, mientras que, en Florencia se estableció un orden guerrillero. De esta
manera, la organización geográfica se distanció de las prácticas sociales, El Congal pertenece
al corregimiento de San Diego, sin embargo, bajo el control de la guerrilla las relaciones
comerciales se realizaban en Florencia, por ende, para hacer mercado ellos debían dirigirse a
Florencia. Aunque, con la escuela hicieron una excepción, esta pertenecía a San Diego y ellos
Ruinas de la casa familiar que fue incendiada, en el conflicto entre dos familias de la región.
Foto de autoría propia
permitieron que durante un tiempo las profesoras continuaran realizando a diario los viajes
para dictar clase.
Con el paso del tiempo, la guerrilla permitió que los habitantes que desearan implementaran
el cultivo de coca bajo su supervisión y protección. El grupo guerrillero, fue el encargado de
coordinar a la población para abrir caminos, controlaban la seguridad del sector y servían de
intermediarios en disputas, en ultimas su rol como intermediario era tomar las decisiones y
era la última palabra. Sin embargo, pese a este control en la vereda el grupo paramilitar
comenzó a acercarse y a intervenir en su territorio atraído por los cultivos de coca y la
posición estratégica de la vereda. Desde allí, se pueden observar “los claros”, es decir, el
reflejo de las luces, de Bogotá, Medellín y Manizales. Es posible apreciar hacia el oriente el
río Magdalena, la ciudad de Dorada, y al occidente algunos caseríos de Argelia y Nariño,
Antioquia. Por lo tanto, El Congal representaba un posible corredor de tránsito para
conectarse con frentes guerrilleros o paramilitares de otros municipios. Gracias a estas
conexiones en diferentes enfrentamientos como narra Don Danilson la guerrilla recibió
apoyo y refuerzos. En una ocasión, Don Chola y Don Danilson contaron que desde el patio
de su casa podían ver las tomas por parte de la guerrilla y la respuesta del ejército nacional a
Florencia, Argelia y Nariño. “Era divertido, se veían los helicópteros y las luces de un lado
Ruinas de las bases para la capilla. Foto de autoría propia
a otro”. Cuando, los paramilitares comenzaron a acercarse a la vereda no realizaban ninguna
distinción, desde su punto de vista todos eran guerrilleros o colaboradores. En una de las
incursiones paramilitares, cuenta la señora Leidy, que le hacían disparos y ella no dejaba de
correr, le gritaban que se entregara, y a pesar de sus 16 años ella sabía que no podía entregarse
porque sería peor, debía huir.
Los enfrentamientos entre paramilitares y el frente 47 de las FARC se mantuvieron. Así, con
el paso del tiempo aprendieron a vivir en el conflicto, se acostumbraron a la presencia de las
FARC. Las relaciones sociales en El Congal estaban mediadas por el grupo guerrillero,
incluso hacían parte de las prácticas cotidianas. En ocasiones ellos debían alimentarlos,
ayudarles a limpiar fusiles, prestarles las mulas si debían cargar. Incluso los guerrilleros se
sentaban en el patio de la casa de Don Daniel a hacer reuniones y hablar. Se acostumbraron
al peligro que la presencia de las FARC representaba para ellos, como cuenta Don Danilson,
un día estaban sentados desayunando cuando vió gente bajar por la cuchilla2, sabían que eran
paras, pues iban despacio y encubriéndose. Don Daniel y Doña Felicia tomaron
inmediatamente lo necesario y se fueron al igual que sus hijos. Los abuelos se refugiaron más
2 Filo de las montañas
Restos de uno de los laboratorios para procesar la coca, que fueron construidos por la población.
Foto de autoría propia
cerca, ya que, no habían tenido mucho tiempo para bajar a la Tolda3. Con el aumento de los
enfrentamientos, la zozobra en que vivían aumentó, Doña Felicia comenzó a debilitarse y
como precaución comenzaron a hacer maletas con lo necesario para poder salir, incluso como
cuenta la señora Yolima “teníamos que tomar turnos para bañarnos, mientras uno se bañaba
otro estaba pendiente de que no bajaran, no podíamos demorarnos”.
Para finales del 2001 los enfrentamientos fueron sucesivos. En diciembre del 2001, los
paramilitares llegaron a la vereda, ese día murieron tres personas, entre ellos dos hermanos.
En esa ocasión la señora Yolima estaba en casa de uno de sus tíos donde había una guardería
de bienestar familiar, cerca de casa de sus abuelos. Don Daniel, Doña Felicia y sus hijos al
ver la presencia de paramilitares decidieron irse, pasaron por la guardería y Don Daniel hablo
con su compadre le dijo “vamos compadre porque nos van a matar” ellos recuerdan la
respuesta “tranquilo compadre, quédese que aquí no nos va a pasar nada”. A pesar de la
respuesta, ellos continuaron su camino. La señora Yolima, siendo apenas una niña presencio
la muerte de su tío y más tarde se enteró que en el caserío otro de sus tíos había muerto. Para
todos fue un día difícil, no pudieron velar a sus familiares por el temor a que volvieran.
3 vereda donde ellos se refugiaban
Los restos de la casa donde operaba la guardería en la vereda de El Congal. Foto de autoría propia
Por esta razón, la decisión de las FARC fue hacer una incursión a San Diego, como venganza
a lo ocurrido, pero esto solo empeoro la situación. Para el 18 de enero de 2002, las ACMM
volvieron a El Congal, esta vez llegaron a incendiar las casas del caserío de forma
indiscriminada, el fuego se expandió rápidamente, ya que, las casas eran de madera. Esto
obligó a la población a irse con lo poco que tenían y que pudieron rescatar. En principio, la
guerrilla no permitió el desplazamiento, sin embargo, la población manifestó su
inconformidad y la incapacidad de la guerrilla para mantenerlos seguros. Accedieron, pero
solo podían desplazarse hacia Florencia, que también estaba bajo el control de las FARC. De
esta manera, en el 2002 gran parte de familias comenzaron a desplazarse, llegaron 8 chivas
para llevarlas junto con las cosas que rescataron, y para el 2005 no quedo nadie en el Congal.
Unos de los últimos en abandonar sus tierras fueron Don Daniel, Doña Felicia y tres de sus
hijos. Para este momento no tenían más opciones, la guerrilla estaba muy debilitada y
necesitaba hombres en sus filas, por lo cual tenían la intención de reclutar a los dos menores.
Sin embargo, para evitar esta situación Danilo el mayor de los tres decidió entregarse al grupo
para así evitar que sus hermanos fueran reclutados. Para la familia Betancur fue un golpe
muy duro, sus hijos se marcharon por temor, mientras que Don Daniel, no quería abandonar
El Congal. Aunque, Doña Felicia no estuvo de acuerdo permanecieron allí tres meses,
vivieron en una casa que construyeron más “abajo” lejos de lo que fue el caserio, esto con el
fin de estar alejados de los enfrentamientos. Finalmente, la guerrilla les ordena irse, ya que,
eran los únicos en la vereda.
El desplazamiento forzado dio paso a una serie de migraciones hacia diferentes regiones del
país. El desplazamiento ocasionó una ruptura en las relaciones comunitarias, familiares y
económicas de los congaleños. Algunos decidieron desplazase hacia grandes ciudades como
Bogotá o Medellín donde el estilo de vida de cada uno cambio radicalmente. No estaban
acostumbrados a la idea de buscar trabajo y trabajar para alguien cuando no tenían
experiencia en esas actividades. Sin embargo, buscaron la forma de adaptarse y aprender,
algunos trabajaron en abastos, o en fruver’s, incluso fueron a regiones ganaderas como
Acacias (Meta) y Puerto Boyacá, donde aprendieron como manejar ganado, ordeñar, castrar,
etc.
Para el 2013, luego de tantos cambios y movimientos comenzó un nuevo proceso que abrió
las puertas al retorno. A finales del 2013, llego a Florencia un grupo de jóvenes llamados la
legión del afecto, quienes eran financiados por el Estado bajo un programa donde viajaban a
zonas de conflicto con la intención de abrir caminos de paz. El proyecto se encuentra dirigido
a jóvenes que vivieron el conflicto o que son considerados vulnerables, consiste en promover
eventos artísticos mientras recorren el territorio colombiano, pasando por zonas donde hubo
presencia del conflicto armado (Centro de Memoria Histórica, s.f). Al llegar al corregimiento
de Florencia se interesaron por las historias de El Congal, y con algunas de las personas
desplazadas de El Congal decidieron ir a la vereda. Como cuenta Don Rodrigo, “estos
jóvenes eran de ciudad, y por allá no había camino porque nadie pasaba por ahí. Todavía no
había carretera, entonces nos tocó entrar con botas y machetes abriendo camino”. Este fue el
primer re-encuentro que tuvieron en años con El Congal, este encuentro marco el comienzo
de un lento proceso de abrir paso para poder acceder. A medida que fueron abriendo camino
encontraron la virgen, “cuando llegamos la virgencita aún estaba, ella paso toda la violencia
con nosotros y estuvo aquí abandonada, tenía un piecito roto y le faltaba una mano por una
bala” como cuenta Don Danilson. Así que cada cierto tiempo iban a trabajar para abrir el
camino y la escuela, cuando terminaron, el padre de Florencia oficio una misa en los restos
de la escuela para conmemorar los actos violentos que tuvieron lugar en la vereda, restauraron
la virgen y la ubicaron en el mismo lugar donde estaba antes del desplazamiento. Este acto
simbólico dio paso a la motivación de re-habitar El Congal.
La virgen del Carmen de la vereda de El Congal, esta sobre una colina, desde donde se puede ver
lo que era y será el caserío. Foto de autoría propia
Por lo tanto, re-construyeron el techo del centro de salud, ya que, era la única construcción
que se mantenía y no fue alcanzada por las llamas. Allí adecuaron un espacio de vivienda
para poder habitarlo, de esta manera construyeron una cocina fuera del centro de salud y
comenzaron el proceso de abrir caminos y espacios para preparar la tierra para sus cultivos.
Don Eliecer Londoño, cuenta que al principio él y su hermano trabajaban en una empresa
petrolera en los llanos orientales y cada vez que tenían descanso aprovechaban para ir a El
Congal a trabajar en sus tierras. Desde el lugar donde trabajaban era casi un día viajando a
El Congal, aún no había carretera, debían caminar casi dos horas desde donde los dejaba la
chiva.
Pasada más de una década donde cada familia estuvo buscando un lugar donde pudieran vivir
y tener una estabilidad económica, decidieron abandonarlo para retornar a El Congal. La
señora Leidy y Don Islen, pasaron algunos años en Bogotá, donde no se sentían a gusto,
tuvieron la oportunidad de encargarse de una finca ganadera en Acacias, allí vivieron por 9
años y nacieron dos de sus tres hijas. Pero, a pesar de la estabilidad que su trabajo
representaba decidieron volver a El Congal, porque allá sus padres nacieron, los educaron y
sacaron adelante, además trabajan en lo propio. Don Daniel cuenta que al principio “eran 4
casitas apenas”, y por eso estaban tan aislados, él y su esposa la señora Felicia vivieron el
proceso de la primera profesora que llego a enseñar, de levantar su casa y sus cultivos, allí
nacieron sus 14 hijos a quienes les enseñaron del campo, y luego a sus nietos.
Por estas razones, uno de sus hijos Don Nelson, fue de los primeros en llegar a trabajar a El
Congal, y poco se fueron involucrando más familias e incluso sus nietos tomaron la iniciativa
de participar en los cultivos, en re-construir la casa y finalmente tomaron la decisión de
volver a su tierra, porque El Congal es donde nacieron, donde sobrevivieron, y el lugar como
expresa Don Danilson donde quieren morir. Al llegar, al sitio donde un día estuvo su casa y
donde sus hijos la volvieron a construir la señora Felicia encontró las palmas, estas palmas
marcan lo que antes fue el camino de entrada y ahora están acompañadas de un jardín. Para
ella, son un regalo, un regalo que su hijo antes de irse con la guerrilla les dejó.
El proceso de retorno ha significado un gran esfuerzo por reconstruir sus casas y cultivos, sin
embargo, como cuenta Don Eliecer, cuando decidieron volver definitivamente no tenían
nada, y vivían en el centro de salud. A diario debían por un lado, convivir con el batallón de
desminado que adelantaba la labor de desminado humanitario y adicionalmente ir a trabajar
en sus cultivos. Pero, debían encontrar formas de subsistir mientras los cultivos comenzaban
a producir. El café, su principal fuente de ingreso, tarda año y medio en dar su primera
cosecha, por lo cual buscaron otras fuentes de ingreso. Por ejemplo, encontraron muchas
balas, incluso llenaban bultos con ellas, Don Eliecer narra que las vendían por el cobre, así
como los cables que encontraron y un poste para la luz que aún quedaba, los vendían para
poder hacer su mercado.
Por otra parte, en el proceso de retorno la población se remitió a las instituciones Estatales
para garantizar su seguridad y realizar los trámites necesarios para recuperar sus tierras. En
este sentido, han sido categorizados como víctimas por parte del Estado por los eventos
violentos que son considerados como victimizantes. De esta manera, dentro del fallo de un
juzgado en Pereira 17 familias fueron reconocidas como sujetos para la reparación colectiva
por desplazamiento forzado. Según la sentencia de la ley 1448 de 2012 “se trata de víctimas
del conflicto armado cuando los hechos acaecidos guardan una relación de conexidad
suficiente con este”. De esta forma, el Estado configura una categoría amplia donde los
clasifica por su rol en el conflicto armado (Jaramillo, 2014). A su vez existen diferentes
Al caminar por la vereda, aún se pueden encontrar casquillos y balas. Ellos las recuerdan al
igual que el sonido de los aviones. Foto de autoría propia
hechos que se categorizan como victimizantes dentro del conflicto armado, como
desplazamientos, violencia generalizada, violencia sexual, acciones legitimas del Estado
entre otras. Aunque esta categoría, puede ser “fundamental en los esfuerzos recientes de
conseguir una identidad” (Jaramillo, 2014. p. 11), también representa un mecanismo para
diferenciarse. En este sentido, algunas comunidades han decidido crear, a partir de sus
experiencias y sus discursos, nuevas categorías con las cuales se identifican.
En este sentido, quiero resaltar un conversatorio en el cual participe poco tiempo después de
realizar mi trabajo de campo. En el Bibiana Peñaranda, resalta en su discurso categorías
como sobrevivientes y sujetas sociales. Planteando que estos términos los aleja del hecho
victimizante, y resalta su agencia para tomar decisiones, en contraste a la clasificación de
victima que los deja en un escenario de “pedir”. De esta manera, en El Congal al hablar de
las experiencias que tuvieron que afrontar se autodefinen como sobrevivientes, porque
tuvieron una situación difícil, pero continuaron trabajando, buscaron alternativas por sí
mismos, iniciando un proceso autónomo de retorno.
2. Materialidades del retorno
“La carretera es una bendición para nosotros”
Don Daniel
En principio, considero relevante aclarar que la presencia en campo implica adquirir un
conocimiento y realizar ejercicios de traducción. Al llegar por primera vez a La Dorada,
Caldas rumbo a El Congal me dijeron que tomara una escalera que me llevaría al
corregimiento de Florencia. Sin embargo, dentro de mi vocabulario la palabra escalera me
remitía a pensar en una construcción escalonada que permite ascender y descender en una
edificación. Para ellos, la escalera es la chiva o buses grandes sin ventanas ni puertas, este
vehículo sirve de transporte para ir a algunos pueblos, corregimientos o veredas.
En esta sección busco profundizar una relación que durante mi trabajo de campo se hizo
tangible y evidente. Las relaciones sociales que se construyen entorno a las materialidades y
que a su vez involucran al territorio, en especial frente a como se habita y recorre. Por lo
tanto, en este apartado busco exponer que el proceso de retorno incluye la construcción de
materialidades propias del retorno o que surgen a partir de este proceso. Estas se encuentran
en constante afecto con la población y sus prácticas cotidianas. Por lo tanto, busco resaltar
La chiva un domingo llegando a El Congal. En contraste una mula que es utilizada como animal
de carga. Foto de autoría propia
esta materialidad a través de tres espacios específicos, el centro de salud, la carretera y la
escalera. Estas últimas analizándolas desde diferentes ángulos según las experiencias del
retorno de cada uno de los individuos, transporte, carga, entretenimiento, conexión,
movilización, intercambio y recepción.
El centro de salud, como mencioné en la sección anterior fue la única construcción del caserío
que no se vio afectada por el incendio en 2002. Sin embargo, con el desplazamiento estuvo
abandonada durante 10 años, cuando comenzaron las visitas a El Congal iniciaron su
reconstrucción y adecuación. En consecuencia, el puesto de salud ha adoptado diferentes
significados entorno a las relaciones diferenciadas que la comunidad ha desarrollado en el
espacio durante diferentes momentos del proceso. Por lo tanto, es posible considerar al centro
de salud como un espacio polifacético que en principio cumplió una función como vivienda
colectiva donde las personas que llegaban a la vereda podían habitar. En este sentido, durante
dos años varios miembros de la comunidad habitaron el centro de salud, incluso llegaron a
convivir 10 personas a la vez, mientras cada uno construía su casa y daba espacio para que
una nueva familia llegara.
Visión general del centro de salud. Foto de autoría propia
Por otra parte, actualmente el centro de salud cumple dos funciones fundamentales; por un
lado, es un espacio dedicado al acompañamiento del sistema de salud. Sin embargo, cabe
resaltar que este espacio funciona únicamente mediante las brigadas de salud que son
realizadas una vez al mes, lo cual limita el acceso de la población al sistema de salud. Por
otro lado, la presencia de la cocina en el centro de salud cumple un rol de reunión. A diario
frente al centro de salud se organiza el comedor comunitario para los estudiantes de escuela
de la vereda, quienes a medio día llegan a este lugar para recibir su almuerzo. En este sentido,
el rol del centro de salud y de la cocina comunitaria como un lugar de reunión se acentúa en
los eventos que tienen lugar en la vereda. En estos eventos que promueven instituciones
privadas, público- privadas y públicas, varios miembros de la comunidad de reúnen para
cocinar y comer con los miembros de estas instituciones. Con lo anterior, es posible resaltar
que el centro de salud adquiere diferentes significados que giran en torno a la socialización
del espacio de acuerdo a las necesidades de la comunidad.
Preparación de almuerzo el día 25 de julio para la audiencia pública. Foto de autoría propia
Ahora bien, en la vereda El Congal la escalera ha sido fundamental para el transporte, sin
embargo, para el momento del desplazamiento la carretera desde Florencia llegaba hasta la
vereda La Quiebra, que queda a dos horas y media caminando. Mientras que, desde San
Diego representaban de cuatro a cinco horas a caballo. Por esta razón, desde antes de la
llegada de la guerrilla, la comunidad se organizó en convites. Los convites según Gibson y
Graham (2006) pueden ser considerados como prácticas de las denominadas “economías
campesinas” (Aparicio, 2014) De esta manera, los convites son reuniones de la comunidad
para realizar una actividad en conjunto, en El Congal se reúnen para hacer caminos y cada
cierto tiempo para su manutención. Debido a la dificultad de acceso a la vereda antes de la
carretera, la comunidad realizaba diferentes convites, para llevar estructuras para la luz, la
virgen e incluso una mesa de billar, en ese momento, estos artefactos los cargaban en grupo
por horas a través de caminos difíciles y escalonados, ya que, la geografía de la región es
montañosa y rocosa, e impide la construcción de caminos planos.
En este sentido, los convites han representado una parte fundamental en la organización y
construcción de la vereda, ya que, implica un trabajo colectivo. Esta organización autónoma
fue afianzada con la llegada de la guerrilla. Este grupo comenzó a intervenir en los convites,
dejaron de ser voluntarios y pasaron a ser obligatorios, cada familia debía tener al menos un
Camino construido para acceder a las casas que han sido construidas en la parte baja de lo que
será el centro poblado. Foto de autoría propia
representante en el convite y trabajar por la comunidad. De lo contrario, la guerrilla hacia un
fuerte llamado de atención, como cuenta Don Danilson “en esas no era si queríamos, era que
tocaba”.
Cuando iniciaron el proceso de retorno, nuevamente se organizaron en convites para abrir el
camino que los llevaba desde La Quiebra, lugar donde la escalera los dejaba, hasta lo que
había sido el centro poblado de El Congal. Sin embargo, cuando comenzaron a re-habitar la
vereda iniciaron el proceso de abrir una carretera que los conectara directamente con el
corregimiento de Florencia. Si bien, en la sección anterior se aclara que El Congal pertenece
al corregimiento de San Diego, gracias a las relaciones comerciales y a la presencia de los
grupos armados esta organización se ha visto transformada. Esta división se afianzo, como
mencione anteriormente, gracias a los grupos armados que sectorizaron cada uno de los
corregimientos como zonas de operación. Debido a esto, mientras las FARC tenían control
de la región, la población de El Congal debía dirigirse únicamente a Florencia, incluso para
el momento del desplazamiento las FARC permitieron la movilización hacia Florencia que
era parte del control guerrillero.
Convite de mantenimiento de vía en la vereda El Congal. Foto de autoría propia
Así, con el proceso de retorno, gran parte de la población que fue desplazada se interesó por
regresar, así tanto los congaleños que habitaban en Florencia como los que comenzaron a
vivir en El Congal, participaban de los convites de la carretera. Haciendo uso de herramientas
como palas, palines, picas, azadones, entre otras, comenzaron a ampliar el camino para
continuar con la carretera hasta El Congal.
La comunidad a través de estos convites abrió y amplió un kilómetro que corresponde a la
carretera, más adelante al ver los esfuerzos de la población la gobernación de Caldas intervino
y contribuyó con una máquina para realizar los dos kilómetros restantes que conectan
actualmente El Congal con Florencia. De esta forma, la población de El Congal continúa
organizada, ahora desde la Junta de Acción Comunal (JAC) de la vereda, para la manutención
de la vía, tanto en rellenar huecos como en limpieza de la maleza que crece alrededor de la
carretera. Como comunidad realizan convites una vez al mes o de ser necesario cada 15 días
según el estado de la carretera, además, en la JAC tienen un comité de obras desde el cual
gestionan la construcción de otros espacios que la comunidad necesita, como una cocina para
la escuela, y el mantenimiento de los lugares comunes.
Durante el convite el azadón fue usado para distribuir la tierra en los baches existentes
en la carretera. Foto de autoría propia
Adicionalmente, es relevante resaltar que la participación de la población en estos convites
está respaldada por la relación que se ha establecido con la carretera. Al ser la única vía de
acceso a la vereda ha permitido una resocialización con otras veredas y el corregimiento a
través de la chiva y la carretera. Ya que, anteriormente como Don Daniel menciona “nosotros
estábamos aislados de todo”. Sin embargo, la escalera siempre ha sido fundamental para
conectarlos con el corregimiento. Ahora bien, con la ampliación de la carretera, ha sido
posible que la escalera llegue hasta la vereda, facilitando y transformando su estilo de vida.
En este sentido la relación carretera-escalera, como anteriormente mencioné, se ha
socializado desde diferentes ángulos. En primer lugar, esta relación ha transformado la visión
sobre el transporte, antes del desplazamiento iban a mercar con animales como mulas o
caballos que servían como transporte y carga. Ahora la escalera, aunque con horarios
restringidos, facilita el transporte. Durante los fines de semana, la escalera va a la vereda dos
veces al día, uno en la mañana donde recoge a los habitantes de la vereda y se dirige al
corregimiento, el segundo se realiza en la tarde para regresar a las personas que debían ir al
pueblo. Durante los fines de semana, en especial los domingos se ve como se configura el
Convite para manutención de la vía. Es importante resaltar que en estos convites participa toda la
comunidad, a los jóvenes y niños les gusta participar en este tipo de actividades. Foto de autoría
propia
uso de la escalera, las personas van al pueblo por la misa, para jugar futbol, para hacer
mercado e incluso para comercializar sus cultivos o hacer encargos. Algunos envían el café
para venderlo en el comité o hacen diferentes encargos que les envían en la escalera de la
tarde.
Sin embargo, la población de El Congal ha tenido que buscar otras alternativas para
movilizarse entre semana, una de las principales formas es a través de las motos o en la ruta
escolar. Gracias a la carretera, la moto se ha configurado como un medio de transporte
importante en la región, en el caso de Duverney él vive en Florencia y trabaja sus cultivos en
El Congal, razón por la cual a diario hace uso de la moto. Pero, cuando la moto no es de su
propiedad comienzan los costos, en ocasiones para ir al pueblo pueden pagar hasta 20 mil
pesos por el viaje en moto. Por otra parte, la ruta escolar tiene como función principal
transportar a los niños a las diferentes instituciones en Florencia, la vereda El Bosque y en
El Congal. Esta ruta escolar ha ampliado su servicio y transporta en ciertos horarios a las
personas que necesitan ir a la vereda, e incluso se hace cargo de encomiendas. Ya que, en la
vereda solo hay una tienda que cuenta con un surtido limitado, por esta razón, en la mañana
Escalera transportando los productos para el mercado campesino. Foto de autoría propia
se realiza el encargo en la ruta escolar y al día siguiente en la mañana llega. Estas
posibilidades facilitan la movilización de productos e incluso dinamizan los recorridos
durante la semana. De esta manera, han establecido una relación de cooperación entre
habitantes de la vereda, la población del corregimiento y los comerciantes frente al transporte.
En este orden de ideas, la escalera también ha facilitado el transporte de carga, como
mencione anteriormente en caso de mercados y venta de cultivos. Adicionalmente, la chiva
también es usada para transportar animales, como gallinas y cerdos; el alimento para los
animales, herramientas, como machetes que son indispensables en la vida de los congaleños
y materiales de construcción. También, en caso de la adquisición de elementos para el hogar,
como antenas de televisión, neveras y camas. Por lo tanto, los domingos al salir del pueblo,
la escalera como materialidad se transforma, está completamente llena, al igual que el
capacete (parte de arriba de la chiva), y se convierte en un nodo que conecta redes de
relaciones, donde interactúan diferentes actores que se afectan mutuamente. Por otra parte,
dentro de esta idea de carga y transporte, la escalera y la carretera como agentes han facilitado
el proceso de comercialización. En marco del mercado campesino fue necesario contratar
La comunidad de El Congal descargando la escalera un domingo en la tarde. Foto de autoría
propia
una escalera exclusivamente para la carga de los cultivos, carpas y el transporte de las
personas que participarían en el mercado, ya que, la chiva no habría dado abasto. Para la
población de El Congal el mercado ha sido fundamental en el proceso de retorno, ya que, es
un espacio de comercialización de sus productos. Además, es un evento donde convergen
otras veredas, un espacio de reunión donde los niños y adultos, con apoyo de algunas
instituciones, hacen presentaciones culturales, preparan alimentos para vender etc… y todo
tiene lugar gracias a la escalera.
La población de El Congal, cargando la escalera
con elementos necesarios para el mercado
campesino. Foto de autoría propia
El espacio en la escalera es limitado y una
gran cantidad de personas usan este vehículo
como transporte y para carga. Así que se
hace uso del capacete. Foto de autoría propia
Ahora bien, para la comunidad de El Congal la carretera y la escalera han representado una
facilidad en la resocialización y en la práctica de re-habitar el espacio. La ampliación de la
carretera en principio hasta El Congal y posteriormente hasta la vereda La partida, ha
transformado la percepción frente a la escalera. La construcción de caminos no solo crea
posibilidades de movilidad, también crea conexiones, intercambio, formas de
entretenimiento e inclusive, la recepción de nuevos actores que participan en la región e
intervienen en los diferentes procesos. La carretera ha generado un sistema de conectividad
entre las veredas que atraviesa, al igual que El Congal, La Partida no contaba con una ruta de
acceso, de hecho, antes del desplazamiento en El Congal, miembros de esta vereda iban a El
Congal a comprar y vender. Sin embargo, con la carretera se han conectado con el
corregimiento. A su vez, la carretera ha permitido el acceso de diferentes instituciones, como
el ejército nacional en su labor de desminado humanitario. Así mismo, ha posibilitado el
desarrollo de las audiencias correspondientes al fallo de reparación colectiva en la vereda,
las instituciones como la Agencia Nacional de Tierras, la Unidad de Victimas, la Unidad de
Restitución de Tierras, han podido acceder a El Congal, con el fin de cumplir con la
participación que les corresponde en el proceso.
Una de las señales del desminado humanitario en los caminos de la vereda. Con ellas marcaban
los lugares que ya se encontraban libres de minas Foto de autoría propia
Los caminos en estas zonas crean conexiones y a su vez tienen un significado cargado de
elementos emocionales. De esta manera, la población congaleña ha configurado algunas
costumbres entorno a la carretera y a la escalera, cada tarde de sábado y domingo, es
costumbre que gran parte de la comunidad se dirija a la escuela a esperar la escalera, algunas
veces porque necesitan recibir sus encargos y otras veces porque les causa felicidad como
dijo Don Daniel “nosotros nunca pensamos que la carretera llegara hasta aquí”. Además, las
pocas veces que la escalera continua el camino y va hasta La Partida la realación cambia
completamente, el conductor permite que las personas se suban en la escalera, para llevarlos.
Por las malas condiciones en la vía a la Partida, es un acontecimiento cuando la chiva puede
subir, y cada persona lo aprovecha realizando ese viaje, con el único objetivo de llegar en la
escalera a la Partida y luego volver a sus casas en El Congal.
Los caminos y carreteras han estado profundamente relacionados con el acceso, la necesidad
de recorrer los territorios, en su mayoría con fines económicos, ya que, las conexiones hacen
parte del progreso y la comercialización. Además, los caminos influyen en cómo se recorren
los espacios y como se habitan, crean una lógica de orden, y de flujo. En El Congal, se ha
Vía desde el Congal a la Partida. Usan palos para emparejar el camino, sin embargo, cuando hay
lluvias no son muy estables y se pueden estancar los carros. Foto tomada desde el capacete de la
escalera. Foto de autoría propia
transformado el paisaje en diferentes momentos. Es decir, el territorio que ellos recorrían
antes de la presencia de grupos armados era diferente y a su vez era distinta la relación que
cada individuo establecía con la tierra. Luego, con la participación de grupos armados hubo
una ruptura en las formas de relacionarse entre ellos y con el territorio, ya que, debían
convivir con otros actores. Ahora, en el contexto de retorno el paisaje está pasando un periodo
de transformaciones y con ellas se modifican cada día las relaciones afectivas en El Congal,
con el proyecto de construir el centro poblado, y los –lentos– avances que ha tenido se han
configurado nuevas prácticas de recorrer y re-habitar, caminar por los senderos del centro
poblado, reconocer los predios e incluso cual predio será el de cada beneficiario, etc. Sin
embargo, la ausencia de caminos que, si bien permitió que grupos armados se beneficiaran
de la ausencia del Estado, también los mantuvo apartados de otros actores e incluso otras
formas de violencia. Ahora, esta vía que es fundamental para la resocialización, el
reconocimiento y el re-habitar de El Congal, también puede representar un camino para
actores violentos como la minería ilegal, presentes en la región. (Defensoría del pueblo,
2018)
Terrazas donde se construirán las viviendas y están marcados cada uno de los predios. También
resalta el sendero, por donde Miliciano (el perro) camina, que conecta la carretera con el camino
el centro de salud y “bajar” a las viviendas. Foto de autoría propia
3. Entretejiendo relaciones inesperadas
Al cabo de unas semanas, comencé a notar que en las casas había sillas del ejército, al
preguntar la razón me respondieron “esas nos las regalaron los desminadores que
estuvieron aquí”
-Fragmento del diario de campo, conversación con la señora Yolima
En ocasiones se hace uso del término “retorno” en relación al post-conflicto, sin embargo,
este término muchas veces es tratado con descuido y se asume como algo dado “la gente
retornó”. Incluso ha sido apropiado por instituciones gubernamentales para referirse a su
fundamental participación para que ocurra el retorno. En este sentido, quiero plantear que el
retorno no es algo dado, no es un hecho finalizado. Por el contrario, es un proceso de
construcción, participación, dialogo y de relaciones emergentes, que surgen en un nuevo
contexto y de diferentes maneras de socializar. De esta manera, en El Congal el proceso de
retorno ha incluido varios actores tales como instituciones estatales, privadas, la población y
el territorio que están en constante contacto y dialogo, transformando radicalmente la forma
en que los congaleños habitan y se relacionan entre sí y con su territorio. Por lo tanto, son
agentes que al estar en constante interacción crean relaciones bilaterales de afecto. Es decir,
las prácticas que cada institución ejerce en El Congal afecta el territorio y la población. Al
igual que estas prácticas institucionales están permeadas e incluso permitidas por la
población.
Quise iniciar con este fragmento para ejemplificar las amplias posibilidades de relaciones
sociales que ocurren bajo el contexto de retorno. Durante la presencia del batallón de
desminadores en la vereda El Congal ellos habitaron el espacio en conjunto. Incluso, en una
ocasión Saray de 5 años me dijo “mi mamá tiene un ahijado grande”, su mamá la señora
Yolima, me comentó que uno de los soldados no había pasado por ninguno de los ritos
correspondientes al catolicismo (Bautismo, Primera comunión y confirmación), por lo que
los realizó en la vereda y la escogió a ella como madrina. En este sentido, en la interacción
entre los miembros de esta institución y la comunidad se han creado lazos cercanos, que
tuvieron lugar gracias al proceso de retorno. En consecuencia, el desminado humanitario,
crea relaciones afectivas con el territorio y la población, en cuanto su labor permite recorrer
la vereda con tranquilidad. El desminado despejó la vereda de minas antipersona (minas
escondidas en objetos simples, pero, llamativos o en la tierra). Adicionalmente, al estar
presentes en la vereda alrededor de año y medio, se desarrollan relaciones en las cuales ambas
poblaciones están en contacto y se afectan. Ya que, las prácticas cotidianas para cada actor
se encontraban permeadas por el otro. El desminado pedía colaboración de la población, ya
que, ellos conocen el territorio. Mientras que, los congaleños podían realizar sus actividades
en sectores libres de minas. Actualmente, en El Congal es posible encontrar sillas del ejército
que pertenecían a los desminadores en casi todas las casas, esto junto a las anécdotas de su
estadía representan un residuo de esta relación.
Ahora bien, la presencia y el flujo de personas que han llegado a El Congal hace eco en la
historia de la vereda. En esta comunidad han intervenido, como se mencionó anteriormente,
diferentes instituciones privadas y estatales. En primer lugar, las organizaciones privadas han
representado para la comunidad un gran apoyo en el proceso de retorno. La Fundación
Apoyar es reconocida por la población congaleña como una de las instituciones que los ha
acompañado desde el principio. Esta institución ha sido según ellos, fundamental para el
proceso, llegó a la vereda hace 4 años. En principio, les colaboraron con camas para las
Uno de los “cambuches” donde se quedaban los soldados durante su labor en el desminado de El
Congal. Fue destruido, para continuar con el proceso de construcción del centro poblado. Foto
de autoría propia
personas que vivían en el centro de salud. Luego, comenzaron proyectos en aspectos, psico-
sociales, productivos y de empoderamiento comunitario. Dentro de estos proyectos se han
dado espacios de memoria y manejo de emociones frente a los momentos que vivieron con
la presencia de grupos armados. Por otra parte, se promueven espacios de capacitación a la
comunidad en nuevas formas de manejo a los cultivos que sean menos contaminantes como
la “agroecología”, así tienen herramientas para manejar sus cultivos sin necesidad de recurrir
a elementos químicos. De esta manera, ha sido importante el apoyo de la fundación en cuanto
les ha permitido acercarse a otro tipo de conocimientos que pueden transformar la producción
que manejan. En este aspecto, la Fundación Apoyar no ha trabajado sola en la vereda, se ha
creado una red de alianzas entre diferentes instituciones, como la pastoral y el Programa de
Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDP), para brindar herramientas productivas y
comerciales a la población. En especial el mercado campesino que se ha organizado desde
hace 4 años.
Estás instituciones han estado presentes en diferentes etapas del proceso y han creado
diferentes tipos de relaciones, se han alejado de una relación profesional y han convivido con
Comunidad de El Congal en jornada de “día de campo” junto a la Fundación Apoyar, el PDP (Programa
de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio) y la pastoral. En esta ocasión fue un agrónomo a compartir
información frente al cuidado orgánico de los cultivos. Foto de autoría propia
ellos. Se ha creado una cercanía y confianza entre la comunidad y las instituciones donde
ambas partes son fundamentales. Una relación donde existen las bromas y la camaradería,
incluso los congaleños los invitan a participar en espacios propios de la comunidad. Por otra
parte, la Fundación Apoyar tiene como uno de sus ejes el empoderamiento de la comunidad,
dirigido principalmente a la participación política. Considero que les han otorgado
herramientas para ser autónomos de forma política, mediante talleres y momentos de
enseñanza, hoy en día El Congal está estructurado de forma política y social, tienen Junta de
Acción Comunal, donde diseñan planes de acción e incluso discuten temas entorno a las
necesidades que tienen como población y las exigencias correspondientes.
Por otra parte, en el caso de las instituciones públicas el panorama es muy diverso. Por lo
tanto, es relevante retomar que la Legión del afecto, estuvo enmarcada en un proyecto del
Estado dirigido a jóvenes que, gracias a su intervención en Florencia, dieron los primeros
pasos para que la población desplazada de El Congal comenzará a reconsiderar la vereda
como un lugar donde tendrían oportunidades. Sin embargo, en cuanto a los trámites legales
que el retorno trae consigo, las instituciones estatales han tenido diferentes posiciones.
En principio, la solicitud que se hizo frente a los juzgados por el tema de restitución de tierras
fue aprobada por un juzgado de Pereira como reparación colectiva a 17 de las 54 familias en
condición de desplazamiento. El fallo a favor de la población de El Congal requiere la
participación de diferentes instituciones que deben contribuir en el cumplimiento de los
aspectos que se explican en el fallo. Tales como la construcción del centro poblado, que
cuente con espacios públicos, acueducto y viviendas de los beneficiarios. Si bien, con este
fallo se favorece a los primeros solicitantes, cabe resaltar que deja fuera al menos 8 familias
que habitan actualmente El Congal. Desde Pereira, el juzgado realiza hace aproximadamente
2 años, audiencias como seguimiento al proceso. En ellas se realiza un balance del avance de
cada una de las instituciones y se da paso a conocer la situación de la población. Sin embargo,
resulta problemático que muchas de estas audiencias se han realizado en Pereira, que se
encuentra a un trayecto de alrededor de 9 horas. Esto ha complicado en ocasiones la presencia
de algunos de los beneficiarios, pero, garantiza el de las instituciones. No obstante, durante
mi trabajo de campo se presentó una audiencia en El Congal, donde algunos miembros de la
URT (Unidad de Restitución de Tierras) me comentaron que era necesario promover estos
espacios. Ya que, por el simple hecho de ir a la vereda pueden comprender la necesidad de
agilizar el proceso, además, se garantiza la participación de cada uno de los beneficiarios.
En este sentido, en El Congal han estado presentes diferentes instituciones estatales, cada una
de ellas con una participación diferenciada en el proceso y el territorio. Con el inicio del
proceso de retorno en El Congal, fue necesaria la presencia del desminado humanitario. Por
lo cual, estuvieron habitando el mismo territorio por al menos dos años, hasta inicios de 2019
donde entregaron El Congal libre de minas antipersona. El desminado humanitario continúa
trabajando en otras veredas cercanas, sin embargo, esta institución mantiene una relación
importante con la vereda, ya que, gracias a la escalera allí llegan sus alimentos e insumos,
para su manutención.
Por otra parte, la presencia del sistema de salud en la vereda es precario. Si bien El Congal
cuenta con un puesto de salud desde antes del desplazamiento, las brigadas de salud se
realizan únicamente una vez al mes. El puesto de salud no cuenta con los instrumentos
necesarios para prestar el servicio. Adicionalmente, en caso de urgencias la población debe
pedir una ambulancia para el hospital de Florencia o llegar allí por sus propios medios. Sin
Camión del desminado humanitario entrando a El Congal rumbo a la vereda de Quebrada Seca. Foto de
autoría propia
embargo, el hospital es de primer nivel y en algunos casos no pueden brindar el servicio
necesario. Por lo tanto, en los casos complejos los remiten a Manizales que se encuentra a 8
horas del corregimiento de Florencia. Ahora bien, actualmente el centro de salud está siendo
remodelado con el fin de brindar un mejor servicio.
Otra de las instituciones estatales que ha estado presente en el proceso de retorno ha sido la
Unidad de Restitución de Tierras (URT). Esta ha tenido como labor acompañar, financiar y
realizar un seguimiento a diferentes proyectos productivos dirigidos a los beneficiarios del
fallo. Los proyectos productivos fueron seleccionados en conjunto con la población, algunos
de ellos escogieron cultivo de café, cacao, ganadería, o porcicultura. En este caso, se han
establecido una relación colaborativa, esta institución ha realizado un acompañamiento con
visitas a los proyectos y desembolsos para el financiamiento. Además, la población reconoce
la labor que la institución ha ejercido en el territorio. Durante una de las visitas algunos
congaleños realizaron un almuerzo en casa de Don Daniel para compartir con los miembros
de la URT, compartiendo en un ambiente fuera de lo institucional, mientras continuaban con
la jornada revisión de los proyectos productivos. Adicionalmente, este año la URT participó
en el mercado campesino que tuvo lugar el pasado septiembre. Además, plantea la posibilidad
de seguir participando en estos eventos con la población.
Ambulancia enviada para la brigada de salud del 27 de junio. Foto de autoría propia
En este sentido, la gobernación de Caldas ha hecho explicito su interés por apoyar el proceso
de retorno, brindando a la comunidad diferentes apoyos destinados a mejorar la
infraestructura de la vereda. Por esta razón, como cuenta Duverney Marín la gobernación en
marzo de este año, realizó una visita a El Congal, donde manifestó que se daría inicio al
alistamiento de las terrazas para la construcción del centro poblado. Si bien, en principio la
obra debía terminar en el mes de mayo, el trabajo de alistamiento se extendió a agosto.
Durante 5 meses el funcionario de la máquina y su ayudante, estuvieron compartiendo con
la población, viviendo con ellos y comiendo con ellos. De esta manera, se establece una serie
de relaciones que comienzan a naturalizarse en torno a las personas que habitan el espacio y
la convivencia entre sí. Por lo tanto, prácticas comunes como ordeñar, atrapar animales,
encerrar el ganado, etc, se convierten en prácticas en las que las personas externas comienzan
a intervenir y contribuir, creando así lazos de fraternidad.
En la imagen de la izquierda se puede ver el cultivo de cacao en crecimiento. En la fotografía de la
izquierda aparece Don Daniel, graneando en su cafetal. Ambos son proyectos productivos apoyados por la
URT. Foto de autoría propia
Sin embargo, este panorama, que a grandes rasgos presenta una idea de contribución y
colaboración interinstitucional en el proceso de retorno, solo es una muestra que da cuenta
de la acción y voluntad política de un pequeño sector. Si bien el banco agrario es una de las
instituciones que financiará gran parte de la reconstrucción del centro poblado junto a la
gobernación de Caldas, sus acciones se han visto aplazadas. Esto, por el incumplimiento en
las fechas por parte de la Agencia Nacional de Tierras, institución que lleva tratando el caso
por tres años y apenas ha titulado los terrenos donde se encuentran los proyectos productivos.
Para la audiencia del 25 de julio, donde había rumores del posible desfinanciamiento por
parte del banco agrario, la población beneficiaria explico ante el juzgado la situación. En ese
momento, la respuesta de la Agencia Nacional de Tierras fue “ya están titulados los predios
destinados a espacios públicos”, pero, los predios correspondientes a las viviendas aún no
estaban debidamente titulados, así que debían seguir esperando. Luego de las demoras en el
proceso, y una espera de 3 años, en la audiencia del 1 de noviembre de 2019 en Pereira, se
dio la orden de iniciar la construcción, ya que los predios habían sido debidamente titulados.
De esta manera, cabe resaltar que las acciones de diferentes instituciones en este caso la
Agencia Nacional de Tierras en relación al proceso de retorno desde lo institucional, está
enmarcado en unas tensiones donde a partir de las exigencias de la población se ejerce presión
ante la titulación, mientras que, la lentitud en el proceso por parte de la Agencia detiene y
pone en riesgo el financiamiento del banco. Es decir, en esta situación los afectos se
encuentran principalmente sobre el territorio y su transformación, y en adición se encuentran
mediados por las tensiones entre la institución y la población.
Por otra parte, hay entidades del Estado que considero deslegitiman el proceso autónomo de
retorno que ha llevado a cabo la población de El Congal. Días antes de la audiencia del 25 de
julio, la Unidad de Victimas llamó a algunos de los beneficiarios con el fin de obtener los
debidos documentos para caracterización e indemnización. Sin embargo, la población había
enviado esos documentos por correo electrónico alrededor de 2 meses atrás. Las preguntas
eran, a qué correo los envío, desde qué dirección de correo y si estaban completos, en esa
ocasión me llene de indignación. Durante 2 meses los documentos necesarios habían estado
a su disposición, sin ningún tipo de avance. Por lo tanto, en la audiencia se resaltó que, la
Unidad de Victimas lleva 2 años dedicada al proceso de documentación y a pesar de la
jornada de documentación realizada el 4 de mayo, para la fecha una persona de las 17 familias
no contaba con todos los documentos. Además, el proceso de reparación colectiva que deben
ejecutar en El Congal no ha iniciado. Sino que la vocera de la Unidad de Victimas resalta
que, el proceso de reparación colectiva iniciara en el momento en que se construya el centro
poblado y las personas lo habiten. De esta manera, la vocera de la Unidad pasa por alto la
presencia de diferentes familias que aún sin el centro poblado habitan El Congal. Ella
manifiesta que, con el centro poblado se puede dar inicio al retorno, sin embargo, la
comunidad se ha organizado y de manera autónoma han participado en la reconstrucción
física, social y económica de la vereda. Por estas razones, la juez que dirige el caso, puso
condiciones a la Unidad de victimas como en el lapso de dos meses terminar el proceso de
documentación, enviar la información para las respectivas indemnizaciones y consolidar el
comité de impacto. Pues la juez resaltó, que ya hay presencia de la comunidad y deben
abordar temas como reconstrucción del tejido social y empoderamiento, algunos aspectos
que han trabajo con anterioridad, pero que son necesarios desde la institucionalidad estatal.
En este sentido, las instituciones han cumplido diferentes roles en el proceso. Sin embargo,
ya sea en su constante participación y apoyo o en la lejanía al proceso, han intervenido en el
actuar de los congaleños, han transformado su forma de pensar al igual que sus prácticas
sociales y productivas. De esta manera, han creado una red de relaciones, no solo con la
población, también con el territorio y con otras instituciones, por lo tanto, El Congal puede
ser pensado como un lugar de convergencia o de reunión.
Adicionalmente, las relaciones que se construyen en El Congal a partir de la interacción con
las instituciones evidencian una serie de tensiones que no se pueden enmarcar bajo relaciones
de poder o de dependencia. Ya que, si bien la institucionalidad cuenta con una serie de
herramientas que las legitiman como entidades con la capacidad incidir en las dinámicas
sociales. En este caso, la comunidad de El Congal mediante la organización social y la
participación política, se encuentran exigiendo el cumplimiento de cada una de las
instituciones públicas de acuerdo a lo estipulado por el juzgado en el fallo. Por lo tanto, esta
relación se debe entender desde el afecto, en cuanto la comunidad y las instituciones se
enmarcan en una serie de tensiones y diálogos, que en el ejercicio de sus derechos y
obligaciones se afectan constantemente.
Conclusiones
A modo de conclusión, es relevante resaltar que las acciones que la comunidad de El Congal
ha estado realizando, de forma autónoma, han transformado la forma en que habitaban el
territorio. De esta manera, estas acciones tienen efectos sociales y políticos para la comunidad
y su territorio, en cuanto el proceso de retorno puede considerarse como un proceso que se
encuentra a travesado por una serie de afectos. Afectos que se socializan y se reproducen en
el territorio en el transcurso del proceso de retorno.
En la primera sección busqué brindar una contextualización frente al conflicto armado, el
desplazamiento y el retorno. Esto, con el fin de evidenciar como los eventos violentos en una
comunidad crean una ruptura en las prácticas diarias con el territorio. En este sentido, eventos
como la llegada de grupos armados, los cultivos de coca, los enfrentamientos y el
desplazamiento forzado, quiebran una serie de prácticas comunitarias tradicionales y además
crean nuevas relaciones para subsistir. De esta manera, es posible resaltar cómo las relaciones
afectivas con el territorio se transforman mediante los efectos que tiene la violencia sobre las
prácticas de los individuos que habitan un territorio. A su vez, no solo influyen en las acciones
de la comunidad, también estos eventos en relación a las experiencias y al proceso de retorno,
que iniciaron de forma autónoma, construye una identidad colectiva. En este caso, los
congaleños como población desplazada se desprenden de la categoría de “victima” y se auto
identifican como sobrevivientes, ofreciendo un ángulo distinto al institucional para analizar
y abordar las implicaciones del proceso de retorno.
En relación a lo anterior, durante la segunda sección busqué ejemplificar cómo en la relación
afectiva con el territorio se establece una dialéctica, donde ambos se encuentran en constante
influencia. Por lo tanto, las transformaciones físicas que como comunidad realizan sobre el
territorio, se encuentran mediadas por el entorno y las necesidades que la población tiene.
Por consiguiente, he buscado abordar la idea de una “materialidad del retorno” en cuanto, el
proceso ha involucrado aspectos de habitar el espacio que tienen efectos físicos y sociales.
La carretera, la chiva y el centro de salud (como lugar polifacético), son algunas
materialidades que durante el retorno se han resaltado. En principio, estas materialidades son
relevantes por las necesidades que suplen para la población durante el proceso de retorno y
en el proceso de re-habitar el territorio. Es decir, estas materialidades responden a las
necesidades de conexión, transporte, y habitar que surgieron con el proceso de retorno. Por
otra parte, cada una de ellas ha tenido un efecto sobre las prácticas y las relaciones sociales
de la comunidad. Como resalte en esta sección, la materialidad del retorno moldea y crea
nuevas relaciones con el entorno. El centro de salud, funcionó como una casa colectiva,
donde diferentes familias habitaron y se relacionaron entre ellos. Mientras que, la carretera
se da por un trabajo autónomo y colectivo que representa conexión y movilidad. Este último,
se relaciona con la escalera, que funciona como una materialidad móvil que transporta y sirve
de “entretenimiento”, por la importancia que tiene que esta pueda transitar hasta la vereda.
En la tercera y última sección, resalto la participación y los efectos de diferentes instituciones
que convergen en el proceso de retorno de El Congal. Esto con el fin de argumentar que
durante el retorno emergen relaciones afectivas, que incluyen a la población, el territorio y
las instituciones que buscan intervenir. De esta manera, planteo que la presencia de estas
instituciones afecta el proceso de retorno y a su población. Es decir, las relaciones que se
establecen entre los agentes, tiene efectos transformativos entre ellos. Ya sea, por el
acompañamiento que brindan algunas instituciones, en aspectos de participación política,
prácticas económicas y productivas, e incluso acompañamiento psicosocial. También, en las
estancias de dialogo y acuerdos frente a las exigencias por parte de la población a dichas
instituciones. Sin embargo, las relaciones no se dan de forma unilateral, las instituciones se
encuentran representadas por sujetos que interactúan con la comunidad (de forma
diferenciada). En estas relaciones se pueden construir lazos de colaboración, confianza y
cercanía que son posibles gracias al intercambio y el dialogo. Resaltando así, que las
relaciones emergentes que ocurren entre las instituciones, el territorio y la población se dan
bajo el proceso de retorno. Por lo tanto, este proceso permite y crea posibilidades de
interacción y contacto con agentes que antes del desplazamiento no se encontraban presentes
en el territorio, y que a su vez dan como resultado relaciones afectivas que son inesperadas.
Finalmente, a lo largo del proceso de investigación y las relaciones que establecí con la
comunidad. Considero fundamental aproximarse al retorno como un proceso que construye
relaciones afectivas, ya que, esto permite comprender las relaciones afectivas que se
desarrollan entre cada uno de actores que interviene. Además, es importante comprender
como se reconstruyen prácticas productivas y convivenciales en el contexto de retornar.
Cómo el pasado tiene afectos sobre estas prácticas y sobre las relaciones sociales que se
reconstruyen y entretejen con el territorio. A través de esta investigación, quiero resaltar que
el proceso de retorno implica un trabajo colaborativo y una unidad entre la población. Ahora
bien, en esta investigación hago un análisis desde el concepto de afecto de las relaciones que
se construyen en el proceso de retorno y como hay materialidades propias del proceso. Sin
embargo, hay cuestionamientos que se pueden derivar de esta investigación, entorno a la
influencia de las instituciones en las prácticas productivas o alimentarias y cómo éstas
contrastan con los quehaceres tradicionales de la población.
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