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Luis Alberto Bravo (Ecuador, 1979)
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El síndrome de Palazzolo
Si un chico se esconde no hay nada peor que
no lo descubran
Donald Winnicott
Dominic Palazzolo es un personaje que aparece en la novela Las vírgenes suicidas, del escritor
norteamericano Jeffrey Eugenides. La teoría más extendida es que Cecilia Lisbon se suicidó por él.
De igual manera, los doctores Kotbaum, Hornicker y Judith Weisberg aparecen en la novela.
…
1
Descendiente de italianos. Vivía con unos parientes en el mismo barrio de las hermanas
Lisbon. Y desde la primera semana de su llegada, y sin que él lo supiera, Paul Baldino lo
empezó a odiar. Algunos aseguraban que la causa de ello, se debió a que Paul vio, en
aquel recién llegado, una amenaza a su condición de galán de barrio. Todo el tiempo,
Paul hablaba mal de él; al tiempo que se refería a Dominic por su apellido a secas, cosa
bastante rara entre chicos. Los demás permanecíamos sentados, escuchando en silencio
las cosas que Paul decía del nuevo vecino. Una ocasión, aseguró que la madre de
Dominic trabajaba en un prostíbulo; suficiente injuria para hacer que nos volviéramos
cómplices a la hora de marginar a Dominic; a quien empezamos a llamar simplemente
Palazzolo. Quien por su parte, en la seguridad de su dormitorio y su patio, ignoraba todo
lo que ocurría a su alrededor.
También fue el primer muchacho en salir a la calle con un chupete, acto que causó
escándalo en adultos y chicos; quienes estaban acostumbrados a ver a los jóvenes
desenvolviendo mentas (para aplacar el olor de los cigarrillos) y sólo a las chicas
haciendo grandes globos de sus bocas. Palazzolo, a quien le pasaba todas estas críticas
por debajo, solo le bastaba lo que su tía Jenny le podía decir acerca del cuello de su
camisa o del desorden de sus cabellos. Vince Fusilli, el primo de Baldino lo llamaba
“Marica”. Y con el agregado xenófobo: “Eres un inmigrante marica”, le decía. Pero luego
estos insultos quedaron invalidados cuando los demás chicos volvieron a imitar a
Palazzolo.
Había una leyenda popular que flotaba como un globo incapaz de salir del cielo de la
vecindad. El cual decía que Palazzolo escribía poesía. Para nosotros, escribir era una
cosa relacionada a las chicas. Y en este caso Palazzolo era un marica. Algo que cobró
fuerza cuando descubrimos que llevaba un diario. Sin embargo, tuvimos que borrar todas
nuestras teorías de la pizarra, y empezar de nuevo, cuando otra leyenda surgió. Se llegó
a decir que en las últimas páginas de aquel íntimo cuaderno de Palazzolo había una larga
lista que contenía los nombres de todas las mujeres que a él le gustaban. Muchas
adolescentes soñaban en secreto con estar incluidas en dicha lista; y quien sabe si
algunas madres, también.
Se ha dicho que la razón del primer intento de suicidio de Cecilia Lisbon, se debió a
Dominic. Pero esto fue desmentido en alguna ocasión por Bonnie Lisbon: “Mi hermana
detestaba a ese idiota”. Pero otros testimonios, como el de Amy Schraff (quien fue
compañera de Cecilia) alimentaba la primera teoría. Aseguraba haber visto, en más de
una ocasión, a Cecilia buscar el „País Bota' en el mapamundi de la oficina de la
inspectora.
—Siempre, siempre terminaba colocando el dedo sobre Italia. — Dijo la chica,
quien además mencionó que Cecilia hablaba en el recreo del río Po, de los spaghettis, y
del drama aquel de la mujer que le cantaba a su hijo muerto en Sorrento—
En todo caso, la atención y objetivo amatorio de Dominic no era Cecilia sino otra chica
llamada Diana Porter. Diana era rubia según Sofia Coppola y castaña-caballuna según
Jeffrey Eugenides.
— I love her — Decía Dominic mirando hacia el cielo, cuando la observaba jugar en
la cancha de tenis cerca del lago.
Pero cuando los padres de Diana la enviaron de vacaciones a Suiza, Palazzolo sintió
desfallecer, lloró, puteó y no comió en dos días. Luego de eso maldijo al cielo. Y para
demostrar su amor por Diana, subió al tejado de la casa de sus parientes (a plena luz del
día y ante algunos espectadores, entre ellos Mary y Cecilia Lisbon).
— I love her — Dijo y luego saltó y cayó en el jardín.
Algunos decían que este acto hizo que Cecilia se enamorara de él en ese preciso
momento. Sin embargo, el parte policial descartó la posibilidad de que el intento de
suicidio se debió a un amor no correspondido, luego que los agentes —siguiendo los
estándares de la investigación— leyeran completamente el diario de Cecilia. El nombre de
Dominic Palazzolo, sólo aparecía en una ocasión en sus escritos. Decía así: «Palazzolo
saltó del tejado por esa puta de la Porter. ¡Qué estúpido es!».
Pasaron dos días y Dominic volvió a lanzarse de la misma casa, esta ocasión llegó la
policía (quienes habían atendido una llamada desesperada de la tía Jenny) y lo
encerraron. Algunos chicos celebraron la actitud intrépida del italiano. “¿En verdad hizo
eso?”. “Qué cool”. Y fue así como empezaron a hacer estupideces para que los policías
tuvieran una razón también para encerrarlos.
— Los árboles, me lanzaré desde un olmo, ya no quiero viviiiiiiir—se lo escuchó gritar
en alguna ocasión.
Y aunque nadie lo vio lanzarse desde un olmo, o de ningún almendro o peor del adornado
abeto que se encontraba en el parque frente a su casa... muchos chicos encontraron hiper
fascinante aquella proeza. Fue así como se volvió en una especie de catarsis que servía
cuando se encontraban deprimidos; o debido a que se habían peleado con sus novias. De
esa manera, se volvió tendencia ver a jóvenes en dirección al bosque, y una vez ahí,
trepar un árbol y luego, sin protección estrellarse contra el suelo.
En una entrevista, Jordi Sánchez, cantante del grupo de tecno-pop barcelonés OBK,
relató el encuentro que tuvo en un consultorio; a donde fue llevado por su madre, luego de
haber cometido una estupidez. Cuando el psicólogo le preguntó:
—¿Qué has hecho?
—Me he arrojado desde un árbol, señor.
—Oh… el síndrome de Palazzolo—escribió el profesional en su informe—.
El legado de Dominic había ejercido enorme influencia, al punto de que su apellido se lo
asoció con la gama de desórdenes psicológicos que padecieron todos los adolescentes
de las generaciones que le precedieron.
Sin embargo, un día cualquiera, el diario de Palazzolo desapareció. Se cree que el
envidioso de Baldino se lo robó. Los dos schnauzer de la tía de Palazzolo estuvieron a
punto de morir. Al parecer, habían ingerido una sustancia que los mantuvo mareados el
tiempo suficiente para que Paul Baldino entrara por el patio de la casa. Esto desmoronó
completamente a Palazzolo, debido a que sus notas quedaron a la luz pública. No demoró
en que todos nosotros y los chicos del barrio vecino empezaran a fotocopiar sus escritos
para reírnos en las aceras. Eso sí, no se encontró la famosa lista de amores platónicos de
Dominic Palazzolo; lo cual desilusionó a más de una chica.
Al poco tiempo de esta humillación, sus padres lo enviaron a ver. Se habían instalado
definitivamente en Nuevo México. DominicKotbaum Palazzolo con el peso de la
humillación y el amargo recuerdo de Diana Porter, se despidió de su tía Jenny y volvió a
maldecir a Dios.
PORTER NO ESTÁ (escribió en una pared)
PORTER SE FUE (escribió en otra)
Nunca más se volvió a saber nada de él. Con respecto al diario de Dominic Palazzolo, se
lo empezó a llamar, El libro negro de Sal Mineo. Debido a las constantes referencias al
actor y cantante.
2
SÍNDROME DE PALAZZOLO: Grupo de trastornos en los varones adolescentes de entre
12 y 17 años. Su causa es una alteración de la hipófisis, producido por niveles elevados
de adrenalina BC (una rara especie de hormona, segregada igualmente por las glándulas
endócrinas, pero que se desactiva en el varón un día antes de cumplir los 18 años).
Los síntomas que se presentan son: disminución del apetito, rápida cicatrización de las
heridas, acné, cansancio, euforia y en algunos casos el enrojecimiento de las mejillas. Los
factores psicológicos también pueden ser la causa de este síndrome. El estrés producido
por situaciones traumáticas como la ausencia de los padres durante la infancia, derivará
en situaciones tormentosas en el futuro. El doctor Hornicker es partidario de esta tesis, él
cree además que ciertos traumas reprimidos aparecen en la etapa de la pubertad como
consecuencia de haber aceptado (continuamente) quedarse a dormir en la casa de los
parientes o de haber almorzado en el peor lugar de la mesa… sin protestar. Es decir,
humillaciones que fueron toleradas. Un historial similar, puede ser el causante de la
aparición de este trastorno. El mismo que se manifiesta el primer día con fiebre alta y
erupción cutánea, además de pequeñas burbujas en el estómago.
No existe tratamiento específico. La administración precoz de agua con azúcar, seguido
de una cachetada puede reducir el riesgo de afectación del corazón. El denominado
síndrome se caracteriza por la alteración de los niveles de andrógenos; de este hecho se
deriva la presencia de testículos más grandes y blandos en los adolescentes. A menudo
los pacientes empiezan a cursar problemas de adaptación social, a lucir un aspecto
indiferente y evidenciar con una actitud fría, arrogante su desinterés por la amistad.
Suelen asistir a los supermercados… por diferentes causas blandamente terroristas:
a) comerse frutas,
b) arrojar los productos,
c) cambiarlos de lugar
Caminan por los pasillos convencidos de que se tratan de personajes principales de
cualquier videoclip; los doctores Kotbaum y Hornicker, no se ponen totalmente de
acuerdo. Kotbaum cree que la psiquis se ve afectada exteriormente, por el contexto y la
cultura. En cambio, Hornicker sostiene que el conflicto sería interno; su hipótesis sobre el
comportamiento de los pacientes como reflejo de los fondos secretos de la personalidad
de cada individuo lo dictó en el V Congreso de Psiquiatría que tuvo sede en Manchester.
Sin embargo, en sus tesis coinciden cuando señalan que la psiquis de los jóvenes se ha
venido influenciando, en los últimos treinta o cuarenta años, del contenido de ciertas
imágenes y videos anómalos de la cultura popular. Pero vuelven a diferir. Para Kotbaum
estos contenidos (en principio inéditos) afectan radicalmente al individuo, en cambio, para
Hornicker, estos contenidos no afectan a los pacientes, simplemente despiertan en cada
uno, algo que ya existía en el inconsciente. En un seminario en la Universidad de
Siracusa, se estudió el personaje del video de la canción del grupo de rock inglés The
Verve, Bitter Sweet Symphony. “Se trata de un ser incapaz de establecer contacto verbal
con las personas de su entorno”, expresó la doctora Judith Weisberg. El doctor Hornicker
solicitó una copia de aquel estudio. Y notó que Weisberg había subrayado en lo siguiente:
"Evidencia lectura antisocial y notable caso de autismo".
Los chicos que llegan a padecer este trastorno, suelen vestir con:
a) jeans (que han abandonado sus hermanos mayores)
b) gafas (como las que han visto a sus padres en las fotos)
c) camisetas de colores (por lo regular, evitan los estampados)
En sus personalísimas soledades, van con walkmans en sus manos (iPod's o Mp3's
players) escuchando canciones de fines de los cincuenta e inicios de los sesenta. Resulta
paradójico que mientras se muestren poco tolerantes hacia los adultos, sus referentes
culturales sean los de la generación anterior (ídolos cinematográficos muertos y cantantes
antiguos). Mikel Erentxun, el vocalista del grupo de rock español Duncan Dhu, 1 confesó
haber padecido el síndrome de Palazzolo.
Ahí estaba yo, en la acera de mi casa o después del almuerzo, siempre escuchando
canciones de Jerry Lee Lewis, todo el día. Arrimado a la ventana o en una silla del
parque, escribiéndole cartas que nunca se las envié. Yo era tan chico, tan ingenuo, tan
jodidamente estúpido. Cuando supe que su tío paterno la violó, me eché a llorar. Quise
morir. Grité. Grité mucho. Pensé vengarme, busqué libros para asesinar a ese tipo. Leí
novelas, quería ser un mercenario. Un día mi padre me descubrió en estas lecturas y me
golpeó. La guitarra y una novela de Robert Louis Stevenson me hicieron olvidarla. Quién
sabe dónde estará. Quién sabe si comprará mis discos. Sólo sé que esa chica me hacía
soñar. Era ella... la chica que alargaba la noche en mi habitación.
Además de dotar con valores divinos a la persona amada (algo que juega en contra, pues
alcanzan, gracias a ellos mismos, el estatus de inalcanzable) se eleva en estos pacientes
el sentido del equilibrio. Llegan a perder toda sensación de inseguridad y el miedo a
1 El nombre estaba basado en un personaje de una novela de Robert Louis Stevenson. Duncan Dhu era el jefe de un clan escocés del siglo XVII.
precipitarse desde las alturas, prácticamente queda anulado. El clímax de este
padecimiento ha evolucionado con el paso del tiempo: hace 40 años, el colmo llegaba al
hecho de lanzarse del techo de una casa; una década después fue muy común arrojarse
desde un árbol o desde una ventana. 2 Y en los últimos años se lo puede apreciar en los
escaladores de puentes y edificios.
Han sido visualizados los lugares que escogen los palazzolos al momento de observar al
sexo opuesto:
a) último rincón de los patios,
b) detrás de la reja de la cancha de tenis,
c) trepados en cualquier árbol vecino; desde donde se masturban al ritmo en que les
crecen espinillas.
Desde la aparición de este trastorno, la demanda de binoculares ha aumentado en el
mercado. Es de esta manera, cómo los palazzolos logran enterarse de todos los
movimientos que las jóvenes llegan a realizar en las noches. Desde la hora en que
pasaron del dormitorio al cuarto de baño, o el hecho de si la televisión había quedado o
no encendida, cuando se acostaron a dormir. Por la delgada línea de la obsesión juvenil
con el acoso terrorista, el caso de un palazzolo peruano fue documentado por el doctor
Kotbaum. Un joven sudamericano, de catorce años, llamado Gonzalo N.N (se ha
protegido su identidad) decidió enviar una carta por correo a una chica. Estuvo varios
días, pendiente de alguna respuesta. Al no obtenerla decidió saber qué ocurría. ¡A lo
mejor el cartero no estaba haciendo su trabajo! Los vecinos advirtieron a la policía, de
cierto joven que se pasaba varios días merodeando por su vecindario, pero
concretamente el área del buzón de cierta familia; exacto, la familia de la chica. En el
expediente de Gonzalo, que recibió el psiquiatra a quien se asignó el caso, se adjuntó la
carta que había enviado.
Una característica de los palazzolos sería el de intentar por todos los medios comunicarse
con el sexo opuesto, pero una vez en que tienen la oportunidad de dirigirles la palabra...
renuncian y pasan a mostrarse ajenos a aquel íntimo propósito. Detrás de sus fachas de
tipos idiotas y duros se esconden irremediables cobardes. Kotbaum y Hornicker se
2 El artista austriaco Rudolf Schwarzkogler solía arrojarse desde las ventanas, durante su adolescencia. Es muy probable que hubiera padecido el trastorno cuando no aún no se lo había definido.
vuelven a poner de acuerdo. El segundo de ellos afirma que aquel comportamiento es una
forma en que el paciente intenta escamotear su sensibilidad.
En el XXIV Congreso dedicado al suicidio en Tokio, el doctor Kotbaum en representación
del Instituto Psiquiátrico Occidental, entidad donde labora, expuso documentos referidos
al Síndrome de Palazzolo. Una a una, Kotbaum fue pasando diapositivas en la mesa del
proyector:
Los pacientes latinoamericanos del cono sur, especialmente los que viven en las
vertientes del Paraná y Uruguay suelen lanzarse desde cedros (llamados en esta área
Cedros de Misiones); los españoles del área de Galicia interior, lo hacen desde castaños
y pinos, a diferencia de los españoles que habitan en la región central, quienes lo hacen
mayormente desde los olmos y en menor porcentaje desde los eucaliptos. Los catalanes
que lo hacen desde las encinas, nunca llegan a alcanzar su trepadera a la copa de diez a
doce metros de altura. Simplemente se lanzan al llegar a una rama de cinco o seis metros
elevada del suelo. Los estadounidenses de Maine (luego de juguetear lanzando piñas a
los transeúntes) se lanzan desde píceas negras. Suele ocurrir que los palazzolos
neoyorkinos,cuando han alcanzado los veintisiete o treinta metros del abeto que han
escogido en el Central Park, son sorprendidos por micrófono; una ley de NY evita la
reclusión a los palazzolos que se rinden en el acto, o que no rechacen la escalera del
helicóptero que asiste al rescate. Hay quienes se han lanzado de los árboles. Todos han
muerto, a excepción de un palazzolo que sobrevivió a la caída, pero se suicidó a los
pocos meses, al no soportar la idea de no volver a caminar. Los pacientes de Kansas City
lo hacen desde robles, así como los que habitan en la cuenca del Mississippi, lo hacen
sobre nogales americanos, castaños, olmos, pinos, cedros, cipreses o tupelos. Siendo los
de esta zona, el grupo menos convencional y más heterodoxo.
El ataque de un oso a un palazzolo sueco de catorce años, fue el detonante y acontecer
mediático, para que la península escandinava empezara a tolerar el continuo escalar de
sus chicos por los techos y azoteas, pues consideraban menos peligroso que aterrizaran
de cabeza en la nieve. Existen registros (varios artículos en diarios españoles y
marroquíes) que indican que los palazzolos africanos y árabes que habitaban en los
desiertos... en fuertes ataques de ansiedad, terminaron devorándose los dedos de las
manos. Hace quince años, en la India, los palazzolos solían lanzarse desde robles y
magnolias, pero corrió el rumor entre quinceañeros... la leyenda decía que un príncipe
hindú solía lanzarse desde su elefante. Ese hecho derivó en el alquiler indiscriminado de
proboscidios, y cuyos costos de lanzamiento llegaron a oscilar entre las 90 y 180 rupias
indias. Los chihuahueños y pacientes de Nuevo León y Durango se lanzan desde
pinabetes, y cipreses mexicanos (siempre y cuando caigan sobre un río). Un documental
mostró que los de Sonora no arriesgan y prefieren los chamizos. Los habitantes de la
península de Yucatán se lanzan desde magnolias. En cambio, los nicaragüenses saltan
desde caobas, pero se desconoce del porqué únicamente lo hacen durante las noches. El
mangle es el árbol oficial que escogen los palazzolos en el Caribe y algunas zonas de
Venezuela y de las Guayanas. En la zona ecuatorial lo hacen desde matas de aguacates
y de mangos. En el interior del Brasil han puesto un anuncio de ejecución para todo aquel
que se atreva a lanzarse desde sus árboles de caucho. Los chilenos se rompen la frente
arrojándose desde hayas y alerces. Los japoneses trepan dos dedos de sus manos (el
medio y el índice) en la copa de sus respectivos bonsáis, y realizan una suerte de
lanzamientos de 15, 20 y hasta 30 centímetros de altura.
El doctor Hornicker es el psiquiatra que más ha avanzado en el estudio de los palazzolos.
Ha llegado a advertir que llegados a un punto, los jóvenes tienden a ahogarse en
problemas existenciales. “¿Por qué el hombre no menstrúa?”, por ejemplo. Lo que ha
hecho que Hornicker además de sus libros de psiquiatría empezara a leer filosofía zen.
Escribió una carta a Alan Watts contándole el problema. Tuvo la siguiente respuesta: «el
hombre es un animal que padece una amenorrea centenaria».
Kotbaum ha recopilado una serie de expresiones grabadas en paredes. ¡Qué viva la
muerte!, ¡Muera Dios!, Me cago en la Virgen María... Y graffitis con leyendas: “Una
violación es el inicio de una gran amistad”; "Mi novia es una perra. Atentamente Pluto";
“La Madre Teresa ya no es coco. Atte: Juan Pablo II”, etc.
A finales de la década del noventa, una pareja de esposos asistieron al consultorio de
Kotbaum. Querían superar ciertos traumas. Él hombre había padecido el Síndrome de
Palazzolo en su adolescencia. Y la mujer había sido violada por su primer enamorado.
Lamentaron no haberse conocido antes.
— Cómo quisiera ponerle las manos encima a ese tipo. ¿Por qué no te conocí
antes?
— ¡No! ¿Por qué yo no te conocí antes? ¿Dónde estabas?
— …
— Descuida. Los chicos como tú se sentaban en los últimos asientos.
— Las chicas como tú no me dirigían la palabra.
Cuando el síndrome llega a su decadencia, se producen durante seis días erupciones
cutáneas, gustos por los colores fríos, asco a la pasta de dientes y diarrea. No confundir
este último aspecto con el grave trastorno denominado Síndrome de Zollinger-Ellison. Las
burbujas en el estómago desaparecen y desaparece además su condición de voyeurs
amatorios. El último día es cuando el síndrome se muestra en todo su esplendor: pegan
puñetazos contra las paredes, arrancan posters de sus cuartos, lloran amargamente en
sus habitaciones, y maldicen a Dios. Al cabo de años de estudio, el cuaderno del doctor
Hornicker se había llenado con casos de pacientes que habían escalado árboles, los que
se habían roto la frente al saltar desde tejados, los que habían optado por incinerar sus
ropas, o los que habían arrojado cosas por las ventanas. El informe de Hornicker concluía
así: "Bola de estúpidos".
Las ardillas del Orden Enano (Editorial El Quirófano, Guayaquil, 2011)
Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979). Escritor ecuatoriano. Ha publicado Antropología Pop (Para árboles epilépticos) (Universidad de Cuenca, 2010); Utolands (Editorial Lenguaraz, México D.F, 2010; Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2013); Cuentos para hacer dormir a una niña punk (Ediciones Arlequín, de Guadalajara, México, 2010); Las ardillas del Orden Enano (Editorial El Quirófano, Guayaquil, 2011); El blues de la pequeña naranja (Editorial El Quirófano, Guayaquil, 2013).
Su novela Septiembre obtuvo la beca del Fondo Editorial 2012 del Ministerio de Cultura del Ecuador. En octubre de 2013, salió al mercado su novela Hotel Bartleby publicada bajo el sello editorial Random House
Mondadori. Fue considerado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de 2011, como uno de 'Los 25 secretos literarios de América Latina'. Fue becario del Fonca para el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití (2014).