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El sistema de elementos gramaticales evidenciales o validadores en Quechua-Aru y Guaraní paraguayo. Estudio comparativo Germán de Granda Las monografías lingüísticas de índole descriptiva han mencionado adecuadamente, desde hace décadas, la presencia, en determ in ados códi gos de co municación, de el ementos gramati ca les que marcan morf'ológicame nt e (no léxica o sintácti cament e) la fuente de la in fonnación transmitida por el e mi sor del mensaje y/o la validez, desde el punto de vista epistemológico, de la mi sma. O, en otras palabra s, la existencia en dichas lenguas de Jo que, en la ac tu alidad, se denomina generalmente co mo sistema de elementos validadores o evidencia /es. En la mayor parte de los casos, el rasgo gramati ca l en cuestión no trascendió el ámbito de los trabajos especializados 1 aunque, en otros, ll egó a ser mencionado (y co- rrectamente valorado) en obras de carácter general y de notable ambición teórica 2 No ca be duda, s in embargo. de que ha si do en el último cuarto de siglo y, sobre todo, en los ú lti mos años, cuando dicha pec uliaridad lingüísti ca ha despertado s interés entre los especia li stas. Así lo testimo ni a, por ejemplo, la reciente apari ción de obras dedicadas, básicamente, a su cons id eración y aná li s is 3 . Cfr .. por ejemp lo. A. Wh ee le r. "G ra111111 atic al structur es in Siona di scour se". en Lingua. 19, 1967. pág s. 60 -77. 2 Véase B. L. Whorf. Lll11 guogc. 'f'h1111 gh1 ""d Rea lir.1·, Ca mhrid ge (Mass.), 1956 (pág. 11 9), en que se ana li za co n ju steza In que el aut or denomina "quntativc 111oda lit y" en la lengua hopi. 3 C rr W Chafe y J. Ni chuls (eds). L' vide111io !i1v. 7he Lin g uis1i c Coding o( é' pi.1 ·1e1110/o gL Norwood (NJ.). 1986. 2, diciembre 1996 457

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El sistema de elementos gramaticales evidenciales o validadores en

Quechua-Aru y Guaraní paraguayo. Estudio comparativo

Germán de Granda

Las monografías lingüísticas de índole descriptiva han mencionado adecuadamente, desde hace décadas , la presencia, en determ inados códi gos de comunicación, de elementos gramati cales que marcan morf'o lógicamente (no léx ica o sintácticamente) la fuente de la in fonnaci ón transmitida por el emisor del mensaje y/o la validez, desde el punto de vista epistemológ ico, de la misma. O, en otras palabras, la ex istencia en dichas lenguas de Jo que, en la ac tualidad, se denomina genera lmente como sistema de elementos validadores o evidencia /es. En la mayor parte de los casos, e l rasgo gramatical en cuestión no trascendió el ámbito de los trabajos espec ializados 1 aunque, en otros, llegó a ser mencionado (y co­rrectamente valorado) en obras de carácter general y de notable ambición teórica2•

No cabe duda, sin embargo. de que ha sido en el último cuarto de siglo y, sobre todo, en los últi mos años, cuando dicha peculi aridad lingüíst ica ha despertado más interés entre los espec ia li stas. Así lo testimoni a, por ejemplo , la rec iente aparición de obras dedicadas, bás icamente, a su considerac ión y análi sis3.

Cfr .. por ejemplo. A. Wheeler. "G ra111111 atical structures in Siona di scourse". en Lingua. 19, 1967. págs. 60-77.

2 Véase B.L. Whorf. Lll11guogc. 'f'h1111gh1 ""d Realir.1·, Camhridge (Mass.), 1956 (pág. 11 9), en que se ana li za con justeza In que e l autor denomina "quntati vc 111oda lity" en la lengua hopi .

3 C rr W C hafe y J. Nichu ls (eds) . L'vide111io!i1v. 7he Linguis1ic Coding o( é'pi.1·1e1110/ogL Norwood (N J .). 1986.

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Artículos, Notas y Documentos------------------------

Aunque la presencia de elementos gramaticales evidenciales o validadores ha sido comprobada en lenguas tan diferentes tipológicamente y tan distantes geográficamente entre sí como lo son el turco4 y el créole haaien', parece deducirse, de los datos que actualmente se poseen, que el uso de los mismos es más notoriamente frecuente en los idiomas aborí­genes indoamericanos6 y, sobre todo, en las lenguas amerindias andinas y amazónicas.

Entre estas últimas se dan sistemas de marcación morfológica de carácter validador o evidencia! no sólo en lenguas aisladas como el andoke de Colombia7, sino también en abundantes variedades diatópicas de familias lingüísticas extensas como por ejemplo, entre otras, el yamamadi8 y el paumarf-1, pertenecientes a la familia Arahuacaw, el macushi 11 y el apalai 12, afiliables a la familia Caribe, el piraha13, incluido en la Mura, el sanuma14, en la Yanomami y, finalmente, diferentes modalidades territoriales del tronco Tukano15.

Más relevante, no obstante, que la situación existente, respecto al rasgo gramatical que aquí nos interesa, en las lenguas amazónicas, es la que se da, en idéntico sentido, en las lenguas andinas de América del Sur y, en especial , en sus familias lingüísticas mayoritarias, la Quechua y la Aru, que tanto por su elevado número de hablantes como por el importante rol comunitario que desempeñan en varios países del área (especialmente en Bolivia, Perú y Ecuador) merecen consideración especiaJl6 .

4 Véase D. Slobin y A. Aksu, 'Tense, aspect and modality in the use of che Turkish evidential". en P. Hopper (ed.), Tense-Aspee/: Bet>veen Semantics and Pragmatics, Amsterdam, 1982, págs. 185-200. La llamada modalidad verbal "presunciva" del búlgaro podría haberse originado por influjo turco.

5 Cfr. lo que, en relación con el valor de la partícula asertiva ap en dicha modalidad lingüística, afirma A. Bentolila en su lrabajo "Marques aspecto-temporelles en créole ha'itien : de l'analyse synchronique a la formulation d ' hypotheses diachroniques", en La Linguistique. 23( 1), 1987, págs. 103-122 (espe­cialmente pág. 112).

6 En América del Norte se han identificado sistemas de elementos evidenciales, además <le en hopi , en kwakiu1l, luiseño y varias otras lenguas.

7 Cfr. J. Landaburu "El tratamiento gramatical de la verdad en la lengua Andoke" , en Reví.Ha Colom­biana de antropología, 20, 1976, págs. 83-100 y La lang11e des Andoke (Amazonie colombienne), Par ís, 1979, págs. 119 y SS.

8 Cfr. R. Campbell, "Marcadores de fontes de informac;ao na lingua Jamamadi". en Serie Linguística (S .I.L}, 7, 1977, págs. 117-126.

9 Cfr. S. Chapman y D. Derbyshire, "Paumarí'', en D. Debyshire y G . Pullum (eds. ). Handbook of AmazonianLanguages, 3, 1990, págs.161-354.

1 O Sobre las características gramaticales de las lenguas de esta familia enclavadas en te1Titorio brasileño, véase D. Derbyshire, "A.rawakan (Brazil) morphosyntax", en / 982 Work Papers o(rhe Summer ln.Hinae of Linguistics, Universiry of North Dakota Session. Huntington Beach (Cal.). 1982.

11 Cfr. V. Pira y E. Amodio, Makuxi ma imu: guía para a aprendizagem e dicionário da ling11a Mak11xi. Boa Vista (Brasil), 1983 y M. Abbot, "Macushi", en el volumen citado en la nota 9, págs. 23-160.

12 Cfr. E. y S Koehn, "Apalai language description", en Arq11ivo Ling11fsrico (Brasilia), 127, 1971 y "Apalai", en la obra mencionada en la nota 9, vol , l. págs. 33- 128 .

13 Cfr. D . Everett, "Piraba". en la obra citada en la nota 9, vol. 1, págs. 200-326. 14 Cfr. D. Borgman, "Sanuma" , en la obra ci tada en la nota 9, vol. 2, págs. 15-248 . 15 Véase B. West , Gramática popular del Tulwno , Bogotá, 1980. 16 Cfr., a este respecto. Julio-Alexis Calvo López, "Los evidenciales en las lenguas andinas y amazónicas".

en J. Calvo Pérez (ed.). Estudios de lengua _v culrnra amerindia.\' , l . Valencia (España}, 1994, págs. 85-94.

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

Las familias lingüísticas Quechua17 y Jaqi 18 o Aru 19 , constituida esta última por las lenguas Aimara211 , Jaqaru2 1 y Kawki, comparten, como es sabido, una gran parte de sus rasgos gramaticales bien, como han propuesto determinados especialistas22

, por derivar ambas familias de un origen genético común, bien, según opinan otros estudiosos2-\ por conver­gencia estructural producida por la convivencia multisecular de ambos grupos lingüísticos en las mismas áreas territoriales de la zona andina suramericana24

Uno de estos rasgos compartidos, aunque no en exclusividad como hemos visto25, por ambas familias lingüísticas, es el determinado por la existencia en ellas de complejos mecanis­mos morfosintácticos que marcan la relación del emisor con el contenido informativo del mensaje transmitido, denotando, en este contexto, la fuente informativa de la que el mismo procede y, por consiguiente, también el grado de validez gnoseológica que le debe ser atribuido.

Esta peculiaridad estructural de las familias Quechua y Aru, tan relevante como para haber sido incluida por M. Hardman entre los postulados o categorías formativas básicas del

17 Véanse. sobre esta agrupación lingüística, A. Torero. "Los dialectos quechuas", en Anales Científicos de la Universidad Agraria, 2, 1964, págs. 446-478 y "La familia lingüística quechua". en B. Pottier (ed.). América Latina e11 sus lenguas indígenas, Caracas, 1983, págs. 61-92 y el valioso estudio de Rodolfo Cerrón-Palomino, Lingüística quechua, Cuzco, 1987.

18 Así denomina a esta familia lingüística Martha Hardman. Véanse, de la citada especialista, sus monografías: "Jaqi: The lingui stic family", en lnternational Journal of American Linguistics, 44 (2), 1978, págs. 146-153 y "La familia lingüística Jaqi: Jakaru, Kawki y Aimara". en Vicus Cuadernos. Lingüística (Amsterdam). 2, 1978, págs, 5-28. También Lucy T. Briggs. "Algunos rasgos dialectales del Aymara de Bolivia y del Perú". en Notas y Noticias Li11giiísticas (La Paz). 7-8. 1980, págs. 1-19; "Dialectal variation in Aymara". en H. Klein y L. Stark (eds.) , South American lndian Languages. Retrospect and Prospecl. Austin. 1985, págs. 595-616 y El idioma aimara: Variantes regionales y sociales, La Paz, 1993.

19 Denominación utilizada por A. Torero en sus trabajos "Lingüística e historia de la sociedad andina", en A. Escobar (ed.), El rew del multilingiiismo en el Perú, Lima, 1972, págs. 51 -106 y EL quechua y la historia social andina, Lima, 1974. La emplearé yo mismo en el presente texto. Véase, sin embargo, la acertada propuesta que contiene el reciente trabajo de R. Cerrón-Palomino. "Quechuística y aimarística: una propuesta terminológica", en Signo y Señ.a (Buenos Aires), 3, 1994, págs. 19-53.

20 Cfr. , sobre ella, M. Hardman et al .. Compendio de estructura.fonológica y gramatical del idioma aymara, La Paz, 1983.

21 Véase M. Hardman, Jaqaru. Compendio de la estructura morfológica y.fonológica, Lima, 1983. 22 Entre ellos C. Orr y R. E. Longacre, "Proto-quechumaran", en Language, 44, 1968, págs. 528-555; Y.

Lastra, "Categorías posicionales en quechua y aymara", en Anales de Antropología (México). 7, 1970, págs. 263-284 y T. T. Büttner, Las lenguas de Los Andes Centrales, Madrid, 1983.

23 Cfr .. por ejemplo, A. Torero, artículos mencionados en la nota 19; G.J. Parker, "Del estado actual de los estudios quechuas", en Bulletin. de L 'fn stitut Franrais d'Etudes Andines, 1, 1972, págs. 39-50; M. Hardman, "Quechua y aymara: lenguas en contacto", en Antropología (La Paz), 1, 1979, págs. 69-84 y "Aymara and Quechua: Languages in contact", en el volumen editado por H. Klein y L. Stark men­cionado en la nota 18 , págs. 617-643 ; B. Mannheim, "Contact and Quechua externa! genetic relationships", en el volumen citado de H. Klein y L. Stark, págs. 644-688.

24 Véanse, como excelentes resúmenes de la cuestión, los trabajos de A. Torero mencionados en la nota 19 y el capítulo XI ("La relac ión quechua-aru") del volumen de R. Cerrón-Palomino citado en la nota 17. También la reciente monografía de J. Calvo Pérez. "Quechua y aimara. Lenguas en contacto", en el volumen citado en la nota 16, págs. 95 -1 12.

25 Véanse las notas 4 y 5.

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Artículos, Notas y Documentos------------------------

Aimara26 (y también, habría que añadir, del resto de las lenguas incluidas en las agrupaciones lingüísticas mencionadas), se configura fonnalmente, de modo simultáneo, mediante dos mecanismos gramaticales.

El primero de ellos consiste en la diferenciación funcional entre las fonnas verbales de pasado denotadoras de conocimiento directo de los datos transmitidos, a través de las mismas, por el hablante27 , y las que, referidas también al segmento temporal pretérito, trans­miten acontecimientos realizados sin control personal del hablante como se da, por ejemplo, con hechos ocuffidos en sueños o trasmitidos al emisor por medio de otros informantes o a través de la tradición oral (y también, hoy , escrita). El pasado narrativo o delegatarir/X, como se denomina tanto en quechua como en las diferentes lenguas pertenecientes a la familia Aru a esta última modalidad de tiempo verbal, posee morfemas propios, diversos de los utilizados en el pasado no narrativo. Así, en aimara se marca el pasado narrativo (en tercera y sexta personas) mediante -tay-na, pospuesto a la raíz verbal29

, mientras que en las diferentes modalidades territoriales del Quechua I o Central (Q.I.) se emplea, para similar función, el elemento morfológico -ñaq (y sus variantes), y en el Quechua II (Q.ll.)311 el morfema -sqa (y sus variantes locales), claramente diferenciados en ambos casos de la marca -rqa, caracterizadora fo1malmente, en la totalidad de la familia lingüística Quechua, de las formas verbales del pasado no naiTativo31

.

Por otra parte, tanto las diversas modalidades diatópicas de la familia Quechua como las de la Aru incluyen, dentro de sus individuales nóminas de marcas oracionales indepen­dientes, sistemas paralelos en su función, que expresan la relac ión del emisor con el conte­nido enunciativo de su acto de habla ' 2 y, por consiguiente, el valor de verdad que puede ser atribuido al mismo.

26 Véanse M. Hardman, Poswlados lingiif~ricos del idioma uv11wm. Cochabamba, 1972 y e l trabajo del mismo título publicado por la autora en el volumen, dirigido por A. Escobar, que hemos ci tado en la nota 19. págs. 37-46.

27 Cfr. , e l volumen de R. Cerrón-Palomino citado en la nota 17 , p:ígs. 273-274, su Gramática quechua: Junín-Huanca, Lima, 1976, págs. 174- 176 y su reciente obra Quechwnara. La Paz, 1994, págs. 109- 111 .

28 El primer término es utili zado por R. Ce1Tón-Palomino (loe. cit. en primer lugar en la nota anterior) , el segundo por G. Parker en su Gramática quechua: Ancash-Huaylas. Lima, 1978, págs. 111-112.

29 Cfr. , M . Hardman, op. cit. en la nota 20. También R.A. Laprade, "Sorne cases of Aymara influence in La Paz Spanish", en M. Hardman (ed.) , The Aynwra Lí,nguage in its Social and Cultural Conrext, Gainesville, 1981, págs. 207-227. El elemento -y de -tav es la antigua marca del pasado, fundida con la participial. En Huancané y Oruro el morfema de pasado narrati vo o no experimentado es -tmv (no -wy), lo que quizá constituya la retención de un estado lingüísti co anterior aún no conocido por L. Bertonio. Véase sobre este tema el volumen de R. Cerrón-Palomino citado en último lugar en la nota 27. págs. 109-111.

30 Las denominaciones Quechua 1 (Q.l.) y Quechua 11 (Q.11.) aplicadas por A. Torero respectivamente a las distintas modalidades dialectales del Quechua Central y del Quechua Periférico (septentrional y meridional) equivalen a las del Quechua By Quechua A utilizadas por G. Parker. Véanse los trabajos de A. Torero citados en la nota 17 y el de G. Parker, "La clasificación genética de los dialectos quechuas", en Revista del Museo Nacional (Lima), 32, 1963, págs. 241-252.

31 Cfr. las páginas 212-213 del volumen de R. CeJTón-Palomino citado en la nota 17. 32 Véanse W. Wólck, Especificación y.foco en quechua, Lima, 1972 y Pequeiio breviario quechua, Lima,

J 987 (capítulo 3) y R. CeJTón-Palomino, op. cit. en la nota 17 , págs, 287-289 y op. cit. en último lugar en la nota 27, págs. 131-134.

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

En este sentido, la familia Quechua posee, además de varios morfemas de índole corroborativa-", tres marcas oracionales validad.oras o reportativas que indican, respectiva­mente , que la enunciación emitida ha sido o bien captada directamente por el hablante (-mi) o transmitida al mismo a través de otras fuentes informativas(-.?!} o inferida, conjeturalmente, de estas últimas (-ci)34

. Del mismo modo, en aimara, los morfemas oracionales -wa y -xa indican diversos matices de certeza de informaciones percibidas directamente ("por la vista") por el hablante; siwlsiwa (aoristo del verbo saña 'hablar') marca el conocimiento indirecto ("por el oído") del contenido del mensaje emitido, y otros elementos morfológicos (-qa, -psa) indican, finalmente, el origen inferencia] del mismo-15.

No es de extrañar, dado el interés que reviste la mencionada categorización grama­tical tanto desde el punto de vista de la Lingüística GeneraJ3<• como desde el referido a la tipología de las familias lingüísticas concernidas, que el rasgo lingüístico en cuestión haya sido ya analizado repetidas veces no sólo en cuanto a sus realizaciones diatópicas de área37 ,

sino también en lo que se refiere a sus notas definidoras de índole generaJ3R.

33 Véase la clasificación de los mismos en una determinada modalidad dialectal del Q.I. en el volumen de R. Cerrón-Palomino citado en segundo lugar en la nota 27. págs. 241-244.

34 Cfr. la obra de R. Cerrón-Palomino citada en la nota 17, págs. 287-288 y la del mismo autor mencio­nada en la nota anterior, págs. 237-241. Téngase en cuenta la existencia de diferentes alomorfos, de dJstribuciói_!. di~?pica, de las marcas (originarias mencionadas). Entre ellos se encuentran -ml-nl-min, -sl-sl-.m. -áJ/-ca, etc.

35 Cfr. los trabajos de M. Hardman aducidos en las notas 18 y 26. 36 Véanse, por ejemplo, los enfoques teóricos atinentes al tema que se encuentran en los trabajos siguien­

tes : A. Lehrer, "Interpreting certain adverbs: Semantics or Pragmatics", en Joumal of Linguistics, 11 , 1975, págs. 239-248; A. Mittwoch, "How to refer to one's own words: speech-act modifying adverbials and Lhe performalive analysis", en la misma revista, 13, 1977, págs. 177-189; l. Bellert, "On semantic and distributional properties of sentential adverbs", en Linguistic lnquiry, 8, 1977, págs. 337-350; E. Koktová, Sentence Adverbials. Amsterdam, 1986 y L. Merlini Barbaresi, '"Obviously' and 'certainly': two different functions in argumentative discourse" , en Folia Linguistica, 21, 1987, págs. 3-23.

37 Véanse, entre otras monografías concernientes al tema, H. Larsen, "Algunos rasgos distintivos de la na1i-ación tradicional en el quechua de Ancash", en Lingüística e innigenismo moderno en América, Lima, 1972, págs. 29-51; C. On, "Algunos rasgos característicos del discurso en el quichua de Napo", en Revista Latinoamericana de Estudios Emolingüísticos. l. 1981 , págs. 135-175; W. Wtilck, Especifi­cación y.foco en quechua, Lima, 1972, y D. Weber, "lnformation perspective, profile and patterns in Quechua", en el volumen mencionado en la nota 3, págs. 137-155.

38 Cfr. los trabajos de M. Hardman mencionados en la nota 26, el de W. Wtilck aducido en la nota 32, el de R. Ce1Tón-Palomino citado en la nota 17, y el de G. Parker que figura en la nota 28. Más recientes (y de relevante valor teórico) son M. Hardman, "Fuente de datos y persona gramatical en Jaqi", en Amerindia, 13, 1988, págs. 109-124; R. Howard-Malverde. "Talking about the past: tense and testimo­nial in Quechua nati-ative discourse", en la misma revista y número, págs. 125-155 y, sobre todo, J. Nuckolls, "The semantics of certainty in Quechua and its implications for a cultural epistemology", en Language in Society, 22(2), 1993, págs. 235-255, que proporciona una estimulante discusión sobre la función gramatical de los elementos validadores o evidenciales del Quechua referida fundamentalmente a los puntos de vista expuestos, respecto al tema, por D. Weber (en su trabajo citado en la nota ante­rior) . También, en este mismo sentido, deben ser valoradas las adecuadas consideraciones expuestas en R. Floyd. 'The Wanka reportative as a radial category: A study of prototypes" , en P. Cole et al. (eds ). Languaje in the Andes. Newark, 1994. págs. 151 -189.

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Es, por el contrario, cuando menos sorprendente que no se hayan desati-ollado, ni siquiera en esbozo, investigaciones semejantes a las que, como hemos visto en los párrafos anteriores, se han llevado a cabo, sobre la temática que nos ocupa, respecto al área andina suramericana caracterizada lingüísticamente por el empleo, en ella, de las diversas modali­dades diatópicas de las familias Quechua y Aru en relación con la familia lingüística Tupí­Guaraní, en la cual se dan fenómenos gramaticales que, si bien poseen notas caracterizadoras propias como veremos más adelante, evidencian, de modo a mi parecer irrecusable, la presencia en el mismo de categorías formativas de índole validadora del grado de verdad del mensaje emitido por el hablante, que coinciden en sus líneas generales con las que, en el mismo sentido, se dan en las familias lingüísticas Quechua y Aru.

El hecho, realmente extraño, de que hasta el momento no haya sido estudiado o, al menos, mencionado el relevante rasgo estructural de la familia Tupí-Guaraní a que me refiero ni siquiera en su dirnensión comparativa, obvia, respecto a los elementos, homólogos en su función, que están presentes en las diversas modalidades de las familias Quechua y Aru, quizá pueda ser comprensible (aunque de modo sólo parcial) tomando en cuenta de­bidamente algunas peculiaridades atribuibles a las investigaciones lingüísticas referidas al Tupí-Guaraní y, más especialmente, al guaraní paraguayo, la variedad más y mejor estudia­da, por razones socioculturales obvias, de la familia lingüística en cuestión.

Me refiero en especial al carácter, o bien excesivamente rígido en su armazón teó­rica39 o bien notoriamente tradicionalizante y, por ello, de fisonomía interna atomística y desestructurada40 o fundamentalmente pragmático y elemental en su enfoque..¡ 1 que carac­teriza a las monografías más ampliamente conocidas sobre la lengua guaraní42 , todo lo cual, combinado con la peculiar fisonomía que presentan los rasgos gramaticales en cuestión. explica (aunque no justifica) el estado de cosas a que nos hemos referido.

Retornando al tema que aquí básicamente nos ocupa, considero que la categoría gramatical que manifiesta el grado de validez, gnoseológica y ontológica, del mensaje emitido por el hablante desde el punto de vista del mismo emisor (para lo cual se tiene en cuenta, aunque no de modo exclusivo, la fuente informativa de que procede el contenido nocional del discurso concernido), se marca, en guaraní paraguayo actual43, por medio de dos meca-

39 Así E. Gregores y J.A. Suárez. A description of' Colloquial Guaraní. La Haya-París, 1967 . Véase. además, sobre esta obra el fundamentado comentario que le dedica L. Cadogan en su trabajo "En torno al 'guaraní paraguayo' o 'coloquial'", en Caravelle. 14, 1970. págs. 31-41.

40 Por ejemplo, A. Guasch, El idioma guaraní, Asunción, 1976. 41 Cfr. el volumen, por otra parte utilísimo, de B. Melia et al., El guaraní o su alcance, Asunción. 1960:

B. Schuchard, /\leme /\le, Santa Cruz de la Siena, 1979 y N. Krivoshein de Canese, Gramático de la lengua guaraní, Asunción. 1983.

42 Como es lógico, se excluyen de las consideraciones generales aquí expuestas trabajos tan meritorios como los, ya antiguos, debidos a A. Tovar y L. Cadogan así como a W. Dietrich, M. Dessaint y otros autores que han publicado monografías sobre el guaraní paraguayo en los últimos años. Desgraciada­mente, en muchos casos, sus estudios suelen referirse a modalidades dialectales de la familia lingüísti ca guaraní o a aspectos muy específicos del guaraní criollo.

43 Me limito aquí, por razones de especialización personal, a la consideración de los datos. sincrónicos. referidos al tema estudiado en el guaraní paraguayo. La generalización de las conclusiones obtenidas en este trabajo a las modalidades diatópicas de la lengua guaraní más próximas al mismo me parece (a

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

nismos gramaticales similares, en sus perfiles generales, a los que, para la misma funcionalidad lingüística, se dan en las familias Quechua y Aru.

El primero de los procedimientos validadores44 a que me refiero consiste en la opo­sición existente, en el sistema verbal de la lengua guaraní, entre modalidades verbales de pasado que marcan la constatación por el hablante de que el contenido de la enunciación concreta de que las mismas forman parte es objetivamente verdadero y las que, por el contrario, indican la suspensión del juicio al respecto, bien delegando la afirmación en tal sentido en los responsables concretos del enunciado reproducido, bien dando a entender que el emisor del mensaje no respalda personalmente el contenido de verdad de la aserción en cuestión.

Dada la complicada estructura que presenta el sistema verbal de tiempos de pasado en el guaraní paraguayo actual, debemos distinguir, por Jo que se refiere a la temática que tratamos, entre lo que ocurre en el sentido considerado en los tiempos verbales que poseen un contenido significativo relacionado con el pasado lejano y los que, por el contrario, denotan el desarrollo de la acción en un segmento temporal no lejano.

Por lo que toca a aquéllos, el morfema, sufijado al denominado por W. Dietrich tiempo verbal indefinido, -va'ekue indica (más o menos explícitamente) la constatación del contenido de verdad del enunciado por parte del hablante, mientras que -raka'e marca, inversamente, el carácter virtual o delegatorio del mensaje transmitido por el mismo.

En cuanto a los tiempos que expresan el pasado no lejano, el formado con -ra 'e coincide en su sentido validador, delegatorio o narrativo (en el ámbito temporal concreto al que el mismo se aplica), con el de las formas verbales, de pasado lejano, portadoras del sufijo -raka'e, del mismo modo que el constituido con -akue expresa (si bien de manera ya muy débil) la actitud positiva del emisor en relación con la objetividad real del dato enunciado45

En cuanto se refiere al resto de los elementos verbales de pasado del guaraní criollo, los indicadores de acciones subjetiva u objetivamente desarrolladas en un pasado próximo o inmediato (marcados, respectivamente por -mi y -kuri) no son portadores de contenidos validadores, mientras que la forma verbal de pasado/presente (indefinida o no marcada) los presenta, en mi opinión, neutralizados, siendo, por lo tanto, utilizable tanto como pasado narrativo, no experimentado o reportativo, cuanto como pasado no narrativo, experimentado o evidencialmente constatativo, dependiendo ello, en cada caso, de las marcas oracionales validadoras que Jo acompañen.

partir de los datos que he manejado) indudable así como muy probable en lo que se refiere a la tota­lidad de las variantes dialectales incluibles en la familia Tupi-Guaraní. Cfr., por ejemplo, W. Dietrich, El idioma chiriguano, Madrid, 1986; L. Cadogan, "La lengua mbya-guaraní'', en Boletín de Filología, 5, 1962-1963, págs. 649-670 y H. L. Firestone, Description and Classification c>f Sirionó, La Haya, 1965.

44 Amplío a la totalidad de los mecanismos que, en guaraní paraguayo, marcan el grado de verdad (y/o la fuente informativa) del contenido del enunciado, la denominación específica que R. Cen-ón-Palomino aplica solamente a los sufijos independientes oracionales que desempeñan en quechua la función gra­matical mencionada. Cfr. el volumen del autor citado en la nota 17, págs. 287-288.

45 Cfr. la apreciación. aproximativa pero en lo fundamental con-ecta, que respecto al particular expone N. Krivoshein de Canese en su Gramática de la lengua guaraní, Asunción, 1983, pág. 92. Y, sobre todo, el reciente trabajo de S. Liuzzi y P. K.irtchuk. "Tiempo y aspecto en Guaraní", en Amerindia, 14. 1989, págs. 9-42.

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Téngase debidamente en cuenta que el sentido de las oposiciones que hemos estable­cido en las líneas anteriores entre fo1mas verbales de pasado portadoras de significado evidencia! positivo o negativo respecto al contenido de verdad del mensaje en el cual se integran (-va'ekue -raka'e en el pasado remoto, -akue -ra'e en el próximo), se encuentra cada vez más desdibujado y restringido en el guaraní paraguayo actual como resultado, posiblemente, de la actuación sobre él de condicionamientos negativos derivados del intenso y prolongado contacto del mismo con el código lingüístico español. De ello nos ocuparemos en los párrafos finales del presente trabajo.

El segundo de los mecanismos que en guaraní desarrollan función gramatical validadora está constituido, de modo homólogo a lo que se da en las distintas modalidades diatópicas incluidas en las familias Quechua y Aru, por un sistema de marcas oracionales que indican, primordialmente, el grado de verdad del contenido del mensaje emitido por el hablante y (sólo en algunos casos, como veremos) también la fuente informativa de la que el mismo procede.

Dicho sistema está constituido por los siguientes elementos morfológicos: voi46; ko47; niko48

/ nio; katu; -je, ndaje; -po-, -nipa- -pipo- y gua 'u, de los cuales -je tiene carácter su fijado, -po-, -nipa- -pipo- interfijado y el resto son morfemas libres.

La bibliografía lingüística tradicional referida al guaraní paraguayo ha ignorado, en ocasiones, estos elementos gramaticales en cuanto portadores del valor funcional que aquí examinamos49 . Y, cuando se ha ocupado (siempre de modo verbal y tangencial) de los mismos, ha solido considerarlos, al igual que ha ocurrido en casos semejantes en las gramáticas y manuales clásicos dedicados a otras lenguas indoamericanas50, como "partículas de ornato", de empleo exclusivamente estilístico y desprovistas, por ello, de función gramatical alguna.

Así, para A Guasch ko es (en cuanto a su función no demostrativa) forma "pleonástica" e intraducible51 , mientras que para B. Melia et al. la misma f01ma (y ku) "evitan e indican cierto énfasis"52 y para B. Usher de Herreros niko "refuerza el vocablo anterior" simple­mente53 del mismo modo que voi es elemento "sin significación, sólo estilística"54

.

46 En guaraní paraguayo (no así, por ejemplo, en chiriguano) el acento intensivo va, normalmente, sobre la última sílaba de la palabra, por lo que en la grafía actual sólo se marca por medio de tilde cuando el mismo se aplica en sílaba diferente a la final de las formas léxicas.

47 Y su alomorfo ngo, producto de armonización nasalizadora en los contextos sintagmáticos adecuados. Cfr. sobre este punto, por ejemplo, R. Bareiro Saguier y M. Dessaint, "Esbozo del sistema lingüístico del guaraní paraguayo", en B. Pottier (ed.), América LLaina en sus lenguas indígenas, Caracas, 1983, págs. 311-329 (págs. 314-315).

48 Y su alomorfo nasalizado ningo. 49 Así ocurre, por ejemplo, en la obra de E. Gregores y J. A. Suárez citada en la nota 39 y en la monografía

de R. Bareiro y M. Dessaint mencionada en la nota 47. 50 Véase, para el aimara, Y.H. Cárdenas y X. Albó, "El aymara", en el volumen editado por B. Pottier

que se cita en la nota 47, págs. 283-307 (pág. 293). 51 Obra citada en la nota 40, pág. 77. 52 Obra citada en la nota 41, pág. 16 (nota 3 ). 53 B. Usher de Herreros, "Castellano paraguayo. Notas para una gramática contrastiva castellano-guaraní",

en Suplemento Antropológico. Universidad Católica, 11, 1976, págs. 29-123 (pág. 112) 54 Trabajo citado en la nota anterior, pág. 94.

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

Otros estudiosos han expuesto más acertadamente la función gramatical de algunos de los morfemas citados5', pero ninguno, hasta donde llega mi conocimiento del tema, los ha considerado en su totalidad como conformadores, en conjunto, de un microsistema con características propias y diferenciadas dentro de la estructura de la lengua guaraní, del mismo modo que otros sistemas morfosintácticos, quizá no tan relevantes, que sí han merecido, por el contrario, la atención reiterada de determinados especialistas56

.

Como lo hemos indicado tangencialmente con anterioridad en estas mismas páginas, el carácter superficial e inconsistente, que debe ser atribuido al tratamiento del tema que nos ocupa en la bibliografía científica dedicada al estudio de la lengua guaraní está claramente condicionado, en mi opinión, también por varios factores causales internos, entre los cuales destacan por su relevancia metodológica los siguientes: coexistencia de la función validadora con otros valores gramaticales en determinadas formas morfológicas57; deslizamientos (minoritarios pero perceptibles en el guaraní paraguayo coloquial) en el empleo paradigmático de voi-kolnikolnio; carácter no categórico sino potestativo del uso actual de los marcadores oracionales validadores y, finalmente, no coincidencia de la categoría gramatical validadora con ninguna de las reconocidas tradicionalmente en las lenguas europeas occidentales sobre las que suelen basarse, aún , los esquemas teóricos aplicados (sobre todo en los manuales de uso común) al análisis de las lenguas indoamericanas58

.

Superando adecuadamente estos condicionamientos negativos, teóricos y prácticos, podemos ahora proponer como esquema de la estructura funcional del (micro) sistema de marcas oracionales validadoras del guaraní, el siguiente, en el que a cada uno de los morfemas incluibles en el mismo le son atribuidas las funciones específicas que desempeña respecto a la expresión del contenido de verdad que posee el segmento del mensaje al que determina:

55 Así W. Dietrich, en la obra mencionada en la nota 43 , estudia correctamente el valor gramatical de ko (págs. 150-151) y de ndáye ( = ndaje del guaraní paraguayo) (pág. 169) y N. Krivoshein de Canese (obra citada en la nota 45, págs. 101-103) hace lo mismo en relación con estas formas y otras más (aunque no menciona. con su valor adecuado, el morfema voi). En mis trabajos "Préstamos morfológicos del guaraní en el español del Paraguay. I" y "Préstamos morfológicos del guaraní en el español del Paraguay. 11", incluidos ahora en Germán de Granda, So­ciedad, historia y lengua en el Paraguay, Bogotá, 1988, págs. 167-181 y 182-203, respectivamente, yo mismo consideré algunos de los elementos oracionales validadores existentes en guaraní y en el espa­ñol paraguayo (págs. 174, 175-1 76, 177, 189, 190, 193. 195). de modo no siempre totalmente adecuado en cuanto a sus funciones significativas y, desde luego, sin percibir entonces su inclusión dentro de un (micro) sistema morfosintáctico con características propias.

56 Cfr. el tratamiento que dedica M. A. Morínigo en su volumen Raíz y destino del guaraní. Asunción, 1980. págs. 117-119 y en su trabajo anterior, "Influencia del español en la estructura lingüística del guaraní", en Filología (Buenos Aires) , 5, 1959, págs. 235-247, al sistema de morfemas modificadores de la expresión verbal imperativa. También, en el mismo sentido, L. Cadogan, "Aporte al estudio de la fun­ción de las 'partículas ' (P. Antonio Ruiz de Montoya) o 'sufijos átonos' (P. Antonio Guasch) en el guaraní", en Boletín de Filología (Montevideo), 5. 1962-1963, págs. 17-39.

57 Así ko posee en guaraní, además de la función validadora que en estas páginas le atribuimos, valor adjetival demostrativo; voi tiene (además de ser mrnfema validador) significado adverbial de 'tempra­no, enseguida', etc .

58 Véase, sin embargo. la bibliografía mencionada en la nota 36 y también. en relación con la lengua española, O. Kovacci , "Sobre los adverbios oracionales". en Boletín de Filología de la Universidad de Chile, 31, 1980-1981 , págs. 519-535 y "Notas sobre adverbios oracionales: dos clases de !imitadores del dictum". en Revista Argentina de Lingüística, 2. 1986, págs. 299-316.

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voi. Función asertiva. Expresa la certeza del dato transmitido con implicación59 personal del hablante en el conocimiento del mismo. Equivale, por lo tanto, al sufijo independiente -mi del quechua y al morfema del mismo valor -wa del aimara. Así en che sy okaru voi 'mi madre come [lo sé personalmente]' .

ko!nikolniolkatufl.1• Función constatativa. Expresa la certeza objetiva del dato sin

implicación personal del hablante. Así en nde reguata niko mbegue 'vos caminás [ciertamente] despacio'.

-je/ndaje. Función reportativa. Indica la verosimilitud del dato transmitido y su procedencia de información recibida indirectamente, bien a través de un relato personal oral, bien de la tradición o la fama (o, en la actua­lidad, de los medios de difusión). Puede ser considerado como elemento homólogo al quechua -si (y al aimara siw). Así en ovy'andaje, 'él está alegre [según dicen]'.

-po-1-nipo-!-pipo-. Función inferencia/. Marca la .información transmitida como de­ducida (con probabilidad pero sin certeza) de otros datos conocidos, bien directa o indirectamente. Puede considerarse equivalente al sufijo independiente conjetural quechua -ci. Así en ounipora 'e mboyve '[parece que] él había venido antes'.

gua'u. Función fictiva . Expresa la falsedad real del dato transmitido aparencialmente considerado como cierto. Así en ipochy gua'u 'él está enojado [aparentemente pero no en la realidad]'.

Los datos que hasta aquí he presentado penniten, en primer lugar, postular la exis­tencia en guaraní paraguayo61 de una categoría nocional configurada por mecanismos gra­maticales (validadores) que marcan, primordialmente, el grado de validez gnoseológica y también ontológica, del mensaje emitido por el hablante. Y, en segundo Jugar, establecer las semejanzas y diferencias que la realización morfosintáctica concreta de esta categoría gra­matical en guaraní, por una parte, y en las lenguas de las familias Quechua y Aru, por otra, determina entre ambos grupos lingüísticos.

59 El término implicación aquí empleado equivale al de involvement utilizado por la bibliografía cientí­fica anglosajona. Cfr. el trabajo de A. Wheeler citado en la nota 1.

60 Y sus respectivos alomorfos nasalizados. 61 También, en lo que se me alcanza, en las modalidades diatópicas de la lengua guaraní más próximas

al guaraní paraguayo y, muy probablemente, en la totalidad de las de la familia Tupi-Guaraní. Cfr. , sobre las mismas. M. Lemle, "Interna! classification of the Tupi-Guaraní family ", en D. Bendor-Samuel (ed.). Tupi Srudies. 1, 1971, págs. 107-129; A. D. Rodrigues, "Rela¡,:oes internas na família lingüística Tupí-Guaranf' , en Revista de Antropología (Sao Paulo). 27-28. 1984-1985. págs. 33-53 y W. Dietrich. More Evidence 011 Interna/ Classificarion o{ Tupi-Guaraní úmguages. Berlín , 1990.

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

En este sentido, es evidente que existe una similitud indudable entre los mecanismos generales constituyentes del sistema de validadores en Quechua-Aru y en guaraní criollo. En las dos agrupaciones lingüísticas consideradas existen, en efecto, dos modalidades, básica­mente homólogas, de expresar gramaticalmente la categoría en cuestión: la conformada por la utilización, para dicha finalidad, de diversos tiempos verbales de pasado y la consistente en el manejo de un (micro) sistema de morfemas oracionales específicamente vinculados a la marcación del contenido significativo mencionado.

Esta semejanza fundamental no implica, sin embargo, la inexistencia de muy relevan­tes discordancias entre los sistemas validadores que están presentes, respectivamente, en Quechua-Aru y en guaraní paraguayo.

Entre estas diferencias las hay de carácter formal y también (las más relevantes) de índole relacionada con el contenido significativo y las modalidades de constricción de uso de los elementos gramaticales implicados.

Destaca, en el ámbito de las primeras, la modalidad de morfema ligado que carac­teriza al sistema de marcas oracionales validadoras en Quechua-Aru y, por el contrario, la condición de morfemas independientes o libres que, salvo dos excepciones62, poseen los elementos morfológicos homólogos del guaraní criollo.

En cuanto a las discrepancias a que hemos aludido en segundo término, es ·especial­mente relevante la que se refiere al sentido en que se realiza la evaluación del contenido de los mensajes por parte del emisor, ya que en Quechua-Aru éste resalta, ante todo, la pro­cedencia del dato transmitido, mientras que en guaraní, aunque este aspecto es también considerado (por ejemplo en los casos de uso de voi, -je/ndaje y -po-1-nipo-!-pipo-), pre­domina, por el contrario, la valoración del grado de verdad del enunciado del que, lógica­mente, forma paite (pero no exclusiva ni , en mi opinión, tampoco prioritaria) el origen del dato en cuestión.

Y aún lo es más, por sus implicaciones de índole sociolingüística, la divergencia que se da entre el nivel de uso de los sistemas de elementos validadores en Quechua-Aru y en guaraní paraguayo. En efecto, en las diferentes modalidades diatópicas integradas en las familias lingüísticas Quechua-Aru, el empleo de cada uno de los dos tiempos verbales de pasado (el narrativo y el no narrativo) es absolutamente obligatorio según la procedencia (indirecta o personal) de la información transmitida por el hablante63 y, del mismo modo, si no absolutamente categórico sí es prácticamente obligatorio, en estas lenguas, el uso, en los contextos adecuados, de los morfemas oracionales validadores64

Contrariamente, en guaraní criollo la utilización de estos últimos elementos grama­ticales es ampliamente potestativa y de ningún modo necesaria (aunque se valore favorable­mente su manejo adecuado en el habla más cuidada) y, por lo que toca a la utilización de los tiempos de pasado, el empleo paradigmático de los valores evidenciales de los mismos es progresivamente, al parecer, más tenue no sólo por el condicionamiento negativo que representa, para esta finalidad, la coexistencia de siete modalidades verbales de función

62 El sufijo -je y los infijos -po-l-1úpo-l-pipo -. 63 Véanse los trabajos citados e1i las notas 27, 28 , 29 y 31. 64 Cfr. los estudios mencionados en las notas 32, 33. 34, 35 , 36, 37 y 38.

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semejante, sino (y sobre todo) por los deslizamientos mutuos existentes entre las formas temporales que poseen, como marca morfológica caracterizadora, respectivamente los sufijos -raka'e, -va'ekeu, -akue y -ra'e.

Creo altamente probable que, como propuso M.A. Morínigo en relación con la fiso­nomía actual (visiblemente desdibujada en comparación con estados de la lengua cronológicamente anteriores) de otro (micro) sistema morfosintáctico del guaraní paragua­yo"'\ la perceptible relajación en las constricciones de uso de los diferentes elementos gra­maticales validadores que, como acabamos de ver, manifiesta el guaraní en relación con la situación existente en las lenguas de las familias Quechua y Aru respecto a las marcas, homólogas, en ellas existentes para las mismas funciones estructurales, debe ser atribuida al contacto, intenso y prolongado, de la modalidad paraguaya o criolla del guaranfii con el español local, lengua que no expresa morfosintácticamente"7 la categoría de la validación del grado de verdad del enunciado.

Esta última circunstancia habría incidido, como factor condicionador detenninante, en la reducción de originarias constricciones categóricas de empleo, en guaraní paraguayo, de mecanismos morfosintácticos como los considerados, los cuales, al no darse en la lengua prestigiosa de contacto, tenderían, como postulan las más recientes tesis sobre cambios generados por contacto lingüísticofi8 , a restringir (simultánea o alternativamente) tanto sus contextos sintagmáticos de uso como sus niveles cuantitativosfi9 de empleo70

Germán de Granda Universidad de Valladolid

España

65 Véanse los trabajos de A. Morínigo mencionados en la nota 56 y, además, G. de Granda, "El español del Paraguay. Distribución, uso y estructuras", en el volumen Historia y presente del español de América, Valladolid, 1992, págs. 675-695 (pág. 692).

66 Sobre la diferenciación del guaraní paraguayo de otras modalidades de la lengua guaraní empleadas en el mismo Paraguay (y en Brasil, Bolivia y Argentina) véanse L. Cadogan, "En torno a la enseñanza del guaraní y su implantación como idioma oficial". en Ybyturusú (Villan-ica, Paraguay), 2 (5), 1963. págs. 12-15 y 2 (6) , págs. 10-12, "Algo más sobre el guaraní paraguayo", en Alcor (Asunción) 44-45, págs. 3-5 y "Datos para el estuduo de algunas particularidades del guaraní familiar paraguayo" . en Suplemento Antropológico de la Revista del Ateneo Paraguayo, 4( 1 ), 1969, págs. 189- 193. También G. de Granda, "Algunas precisiones sobre el bilingüismo del Paraguay", en el volumen del autor Sociedad, hiswria y lengua en el Paraguay, Bogotá, 1988, págs. 21-61 (especialmente págs. 37-42) .

67 Cfr. , sobre este tema, los trabajos de O. Kovacci mencionados en la nota 58. 68 Véanse, en especial, P. Muysken. "Linguistic dimensions of language contact. The state of the art in

interlinguistics", en Revue Québecoise de Linguistique. 14, 1984, págs. 49-76; C. Lefebvre. "Grammaircs en contact. Définitions et perspectives de récherche". en la misma revista y volumen, págs. 11 -47: S.G. Thomason y T. Kaufman, Language Con1ac1, Creolization and Gene1ic Linguislics, Berkeley-Los Angeles, 1988: R. Mougeon, E. Beniak y D. Valois, "A sociolinguistic study of language contact: shift and change", en Liniuistics, 23. 1985, págs, 455-487 y R. Mougeon y E. Beniak. Linguistic Conse-

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Granda: El sistema de elementos gramaticales

quences of Language Contact and Restriction . Thc Case of French in Ontario, Canada, Oxford, 1991 . También C. Silva-Corvalán, "Cu1Tent issues in studies of language contact" . en Hispania, 73 , 1990, págs. 162- 176 y "El español actual en Estados Unidos". en el volumen colectivo mencionado en la nota 65. págs. 827-856.

69 Un significativo caso de este tipo de cambio lingüístico por contacto es agudamente descrito y anali­zado en C. Lefebvre, "Quechua' s loss, Spanish gain". en Language in Society, 8, 1979, págs. 395-407. Véase también, en el mismo sentido, F. Klein "A quantitative study ofsyntactic and pragmatic indicators of change in the Spanish of bilinguals in the United States". en Lacating Language in Time and Space, Nueva York, 1980, págs. 69-82. Para la fundamentación teórica de este tipo de cambios Cfr. J.V. Rozencvejg Linguislic lnterference and Convergent Change, La Haya, 1976 y la bibliografía, más reciente, citada en la nota anterior juntamente con A. Danchev. "Language contact and language change". en Folia Linguistica. 22(1-2). 1988, págs. 37-53 y P.H. Nelde, "Three issues in languages in contact" . en Studia Anglica Posnaniensia, 17, 1984, págs. 14 7-156.

70 Debe ser justamente valorada. a este respecto. la existencia en el guaraní antiguo, estudiado y descrito por el P. Montoya, de un sistema de elementos validadores constituido por marcas oracionales indepen­dientes (no por sufijos verbales) que comportan valores relacionados con la fuente de los datos enuncia­dos por el hablante. El P. Montoya menciona explícitamente, en relación con dicha categoría gramatical. el "adverbio" racó/nacó [rakolnako], "afirmativo de cosa pasada, o presente, que se ha visto, o oído" y la "partícula rae [ra 'e], que "afirma lo que le han dicho que pasó". Véase sobre ello, en la reciente, bella y esmerada edición del Arte de la lengua guaraní del P. Antonio Ruiz de Montoya publicada en Asun­ción en 1993 por el Centro de Estudios Paraguayos "Antonio Guasch", la nota 3 (Del Pretérito Per­f ecto) al capítulo Y (De la Conjugación de los verbos) de la reproducción facsímil de la obra o las pá­ginas 202-203 de la cuidadosa transcripción actualizada del libro incluida en el mismo volumen. Debe ser resaltada la similitud que en este punto existe entre la función de los elementos evidenciales oracionales del quechua y el aimara actuales y el de los marcadores gramaticales de la misma índole que, según el testimonio del P. Montoya, existían en el guaraní antiguo. En ambos casos el contenido de los mismos es referido a la fuente de los datos enunciados por el emisor del texto en cuestión, mientras que, como hemos visto en estas páginas. el guaraní criollo de hoy, si bien señala en algunos casos este significado, se inclina mayoritariamente por marcar de preferencia el valor de verdad del enunciado desde un punto de vista objetivo y general no ligado, obligadamente, a su procedencia.

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