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EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCAS DE SOTEAPAN, VERACRUZ: TRANSFORMACIONES EN LA ORGANIZACIÓN Y APROPIACIÓN DEL ESPACIO Emilia Velázquez CIESAS-GOLFO RELACIONES 87, VERANO 2001, VOL. XXII

EL TERRITORIO D E - El Colegio de Michoacán · ción vertical y centralizada (región, territorio, “espacio vivido”). 1 Para Odile Hoffmann (1992: 13), el territorio es “una

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EL TERRITORIO DE LOS POPOLUCASDE SOTEAPAN, VERACRUZ: TRANSFORMACIONES

EN LA ORGANIZACIÓN Y APROPIAC IÓN DEL ESPAC IO

E m i l i a V e l á z q u e zC I E S A S - G O L F O

R E L A C I O N E S 8 7 , V E R A N O 2 0 0 1 , V O L . X X I I

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NTRODUCCIÓN

La idea de espacio está necesariamente ligada a la deterritorio, si este último se conceptúa como un “espaciomarcado” (Hoffmann, 1998: 90) o un “espacio vivido”

por los grupos sociales que lo habitan y que, a partir de prácticas y rela-ciones sociales particulares, se lo apropian,1 lo hacen suyo y, con ello,pasa a formar parte de su singularidad cultural, es decir de su identi-dad, de aquello que los diferencia de los “otros”. Al hacer esto, el espa-cio se convierte en un elemento constitutivo de la organización social yla forma de pensar de hombres y mujeres, y no en un receptáculo inertede las acciones de los grupos sociales. Se trata, por el contrario, de unespacio valorizado desde perspectivas materiales y simbólicas,2 siendoestas diversas valorizaciones las que conducen a formas específicas deordenamiento y transformación del espacio. Es en este sentido que Gi-ménez (1996: 11) alude al territorio no como un “dato” preexistente sinocomo un “producto”, como el resultado de una fabricación.

Ahora bien, tal concepción del territorio como “espacio vivido” o“espacio construido” es semejante a la que algunos autores hacen sobre

I

Partiendo de la diferencia entre región y territorio, el objetivo deeste artículo es analizar las distintas formas en que un grupo étni-co del sur de Veracruz organiza su espacio territorial en diferentesmomentos de su historia, así como reflexionar sobre las diversasformas de “marcar” el espacio que, en una misma época, se sobre-ponen para configurar un territorio con múltiples significaciones.Se muestran las transformaciones que tuvieron lugar en el territo-rio popoluca a lo largo del siglo XX, transitándose de una organi-zación horizontal del espacio, con varios “centros”, a una organiza-ción vertical y centralizada (región, territorio, “espacio vivido”).

1 Para Odile Hoffmann (1992: 13), el territorio es “una porción del espacio apropia-do por un grupo social, ya sea material, simbólica o políticamente hablando”.

2 Gilberto Giménez (1996: 10) señala que el espacio puede ser valorizado instrumen-tal (sus aspectos ecológicos, económicos y geopolíticos) y culturalmente (sus aspectossimbólico-expresivos).

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el análisis del conflicto. Guillermo de la Peña (1981: 79) también remar-ca el carácter político de las regiones, al señalar que “la relación entre laspartes y el todo es una relación definida por mecanismos de subordina-ción: de poder”, por lo que el procedimiento analítico para identificarlas regiones “es a partir de la existencia de núcleos de poder localizadosy relativamente capaces de tomar decisiones independientemente delcentro” (ibid.). Por su parte, Xóchilt Leyva (1993: 28-31) trata de enten-der la organización regional a partir de la articulación de lo económicoy lo político. Para esta autora, en torno al desarrollo de ciertas activida-des económicas se genera una utilización particular del espacio, en laque juegan un papel central los grupos dominantes, la intervención es-tatal y la demanda de los mercados urbanos hacia donde se dirige laproducción agropecuaria y agroindustrial.

Desde estas perspectivas, el análisis regional da cuenta de la espa-cialización de actividades económicas y de formas de organización ycontrol político, pero omite la consideración de otros aspectos de la vidasocial. Al respecto, Van Young advierte que “el análisis regional –con suinevitable énfasis en los elementos económicos, las relaciones espacialesy cierto tipo de interacciones sociales– puede dejar de lado otros aspec-tos importantes de la estructura y el cambio, como la etnicidad y el con-flicto étnico [...]” (1991: 105). Después de utilizar productivamente elenfoque de la teoría del lugar central para analizar la configuración re-gional en torno a la ciudad de Guadalajara en el siglo XVIII, Van Young(1992: 2) reconoce que, si bien este acercamiento teórico es muy útil, hayotras formas de construir y conceptualizar las regiones históricas.

Claudio Lomnitz-Adler (1992: 60), por su parte, señala que la teoríade los sistemas regionales ha dejado de lado el análisis de la produccióncultural y la identidad, e identifica tres motivos de ello: a) el supuestode que la cultura es simplemente una adaptación racional a las fuerzaseconómicas y políticas del sistema regional; b) el énfasis en mapear“conductas observables” (flujos de mercancías, de personas, áreas deproducción, etcétera); c) la reducción de la cultura a una interacciónsimbólica (intercambio de información) comparable al intercambio co-mercial. En contraparte, la teoría cultural ha dejado de lado el análisisespacial, al enfocarse básicamente en el discurso y la retórica, conside-rando a la cultura como códigos separados de las condiciones sociológi-

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la región (Gatti, Cuello y Alcalá, 1979: 28; Viqueira, 1998: 112), lo que melleva a preguntarme si hablamos de lo mismo cuando nos referimos alterritorio y a la región. Tal como son conceptuados y analizados desdelas ciencias sociales (incluida aquí la geografía humana), territorio y re-gión compartirían dos características centrales: a) son producto de lasacciones de los grupos sociales a lo largo del tiempo, es decir, son cons-trucciones sociales e históricas; y, b) son, en términos de Eric Van Young(1991: 105), “una matriz para la convergencia del espacio físico y social”.

Sin embargo, hay otros elementos que parecerían indicar que regióny territorio son conceptos que aluden a aspectos diferentes de la reali-dad social.3 Veamos: para algunos estudiosos de la cuestión regional, lasregiones se estructuran básicamente a partir de las actividades económi-cas y políticas. Así, Pérez Herrero (1991: 9), una vez que señala la di-mensión histórica en la construcción de las regiones, enfatiza que éstastienen “una estructura interna propia, ya sea polarizada, nodal, funcio-nal o sistémica”. Estos tipos de estructuración regional responden, engeneral, a formas de organización de los intercambios y al papel quejuegan los llamados lugares centrales (Smith, 1976a, 1976b).4 Por su par-te, Van Young (1991: 101) indica que “el concepto de región en su formamás útil es [...] la ‘espacialización’ de una relación económica”, e insisteen la importancia de entender la vinculación de los conceptos región yclase social (ibid.: 105-106). Para Bryan Roberts (1980: 12-17), ciertosespacios adquieren una identidad regional a partir del desarrollo defuerzas económicas a las que se adaptan de manera particular las prin-cipales instituciones de un área dada. Es decir, son los arreglos institu-cionales específicos que se crean en torno a cierta actividad económica,los que definen una identidad regional.

Otros autores, como Martínez Assad (1990: 12), consideran que en elanálisis regional se debe poner énfasis en el estudio de las fuerzas so-ciales y la identificación de los objetivos políticos que éstas persiguen,por lo que el hilo conductor de las investigaciones regionales deberá ser

3 Me refiero a la realidad social desde una perspectiva constructivista.4 Van Young (1991: 109) señala que el intercambio o las relaciones de mercado for-

man el núcleo central de la teoría del emplazamiento central, que ha sido la base de lamayoría de los trabajos teóricos sobre el análisis regional.

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el análisis del conflicto. Guillermo de la Peña (1981: 79) también remar-ca el carácter político de las regiones, al señalar que “la relación entre laspartes y el todo es una relación definida por mecanismos de subordina-ción: de poder”, por lo que el procedimiento analítico para identificarlas regiones “es a partir de la existencia de núcleos de poder localizadosy relativamente capaces de tomar decisiones independientemente delcentro” (ibid.). Por su parte, Xóchilt Leyva (1993: 28-31) trata de enten-der la organización regional a partir de la articulación de lo económicoy lo político. Para esta autora, en torno al desarrollo de ciertas activida-des económicas se genera una utilización particular del espacio, en laque juegan un papel central los grupos dominantes, la intervención es-tatal y la demanda de los mercados urbanos hacia donde se dirige laproducción agropecuaria y agroindustrial.

Desde estas perspectivas, el análisis regional da cuenta de la espa-cialización de actividades económicas y de formas de organización ycontrol político, pero omite la consideración de otros aspectos de la vidasocial. Al respecto, Van Young advierte que “el análisis regional –con suinevitable énfasis en los elementos económicos, las relaciones espacialesy cierto tipo de interacciones sociales– puede dejar de lado otros aspec-tos importantes de la estructura y el cambio, como la etnicidad y el con-flicto étnico [...]” (1991: 105). Después de utilizar productivamente elenfoque de la teoría del lugar central para analizar la configuración re-gional en torno a la ciudad de Guadalajara en el siglo XVIII, Van Young(1992: 2) reconoce que, si bien este acercamiento teórico es muy útil, hayotras formas de construir y conceptualizar las regiones históricas.

Claudio Lomnitz-Adler (1992: 60), por su parte, señala que la teoríade los sistemas regionales ha dejado de lado el análisis de la produccióncultural y la identidad, e identifica tres motivos de ello: a) el supuestode que la cultura es simplemente una adaptación racional a las fuerzaseconómicas y políticas del sistema regional; b) el énfasis en mapear“conductas observables” (flujos de mercancías, de personas, áreas deproducción, etcétera); c) la reducción de la cultura a una interacciónsimbólica (intercambio de información) comparable al intercambio co-mercial. En contraparte, la teoría cultural ha dejado de lado el análisisespacial, al enfocarse básicamente en el discurso y la retórica, conside-rando a la cultura como códigos separados de las condiciones sociológi-

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la región (Gatti, Cuello y Alcalá, 1979: 28; Viqueira, 1998: 112), lo que melleva a preguntarme si hablamos de lo mismo cuando nos referimos alterritorio y a la región. Tal como son conceptuados y analizados desdelas ciencias sociales (incluida aquí la geografía humana), territorio y re-gión compartirían dos características centrales: a) son producto de lasacciones de los grupos sociales a lo largo del tiempo, es decir, son cons-trucciones sociales e históricas; y, b) son, en términos de Eric Van Young(1991: 105), “una matriz para la convergencia del espacio físico y social”.

Sin embargo, hay otros elementos que parecerían indicar que regióny territorio son conceptos que aluden a aspectos diferentes de la reali-dad social.3 Veamos: para algunos estudiosos de la cuestión regional, lasregiones se estructuran básicamente a partir de las actividades económi-cas y políticas. Así, Pérez Herrero (1991: 9), una vez que señala la di-mensión histórica en la construcción de las regiones, enfatiza que éstastienen “una estructura interna propia, ya sea polarizada, nodal, funcio-nal o sistémica”. Estos tipos de estructuración regional responden, engeneral, a formas de organización de los intercambios y al papel quejuegan los llamados lugares centrales (Smith, 1976a, 1976b).4 Por su par-te, Van Young (1991: 101) indica que “el concepto de región en su formamás útil es [...] la ‘espacialización’ de una relación económica”, e insisteen la importancia de entender la vinculación de los conceptos región yclase social (ibid.: 105-106). Para Bryan Roberts (1980: 12-17), ciertosespacios adquieren una identidad regional a partir del desarrollo defuerzas económicas a las que se adaptan de manera particular las prin-cipales instituciones de un área dada. Es decir, son los arreglos institu-cionales específicos que se crean en torno a cierta actividad económica,los que definen una identidad regional.

Otros autores, como Martínez Assad (1990: 12), consideran que en elanálisis regional se debe poner énfasis en el estudio de las fuerzas so-ciales y la identificación de los objetivos políticos que éstas persiguen,por lo que el hilo conductor de las investigaciones regionales deberá ser

3 Me refiero a la realidad social desde una perspectiva constructivista.4 Van Young (1991: 109) señala que el intercambio o las relaciones de mercado for-

man el núcleo central de la teoría del emplazamiento central, que ha sido la base de lamayoría de los trabajos teóricos sobre el análisis regional.

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Mi propuesta es, por lo tanto, que región y territorio son dos concep-tos que aluden a distintos ámbitos de reproducción de las relaciones so-ciales. Sobre este punto, considero útil acudir a algunos planteamientosde Luis González, quien se vio en la necesidad de diferenciar terruño deregión. En el primero, dice él, “predominan los lazos de sangre y de mu-tuo conocimiento”, en tanto que en la mediana comunidad de la región“son particularmente importantes los lazos económicos” (González,1991: 27). El método de acercamiento a uno y otro espacio social es, porlo tanto, diferente: la microhistoria y la historia regional, respectiva-mente.6 Desde mi punto de vista, región y terruño, igual que región y te-rritorio, corresponden a dos espacios de relaciones sociales diferencia-dos, que se abordan desde escalas y métodos de análisis distintos. La re-gión sería el espacio de relaciones sociales en el que, en tanto miembrosde un grupo dado, los individuos se relacionan económica, política yculturalmente con los “otros”, diferentes a ellos por creencias; por for-mas de ver la vida, de trabajar, de vestir, de gozar; por distintos gradosde acceso a la riqueza, a la información, a los servicios; por maneras di-ferentes de hablar y comunicarse. Desde esta perspectiva, tal vez seríaposible decir que la región es el ámbito privilegiado de reproducción dela “cultura de relaciones sociales”7 de que habla Lomnitz-Adler (1995),en tanto que el territorio sería el espacio donde se reproducen las “cul-turas íntimas” (ibid.), aquellas que dan identidad a un sector localizadode una clase social,8 pero también a un grupo étnico. Es decir, la singula-ridad a partir de la cual se establece la relación con los “otros” se cons-truye en el territorio, que es “un espacio a la vez de dominio y de ‘inti-midad protegida’” (Gatti, 1987: 10). El territorio y la región son, entonces,dos espacios de relaciones sociales que no se contraponen ni excluyen,sino que se complementan.

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cas en las que son producidos (ibid.). Justamente, el trabajo de Lomnitz-Adler (1995) trata de trascender las limitaciones de los análisis regionaly cultural, por lo que se ocupa de desarrollar conceptos que permitanincorporar el aspecto cultural al análisis espacial en el nivel regional. Sinduda, la propuesta de este autor es central para entender la integraciónde las culturas regionales, los códigos de interacción cultural entre lasdiferentes clases y grupos sociales al interior de un espacio regionalcomplejo, heterogeneo, y jerárquicamente estructurado, lo que hastaahora ha estado ausente del análisis regional.5

Por lo que respecta a mi propia experiencia de investigación, mi in-terés se ha centrado en el análisis de la organización regional y el papelque en el juegan los intercambios económicos, para lo cual me ha servi-do de guía la teoría del lugar central (Velázquez, 1995a). También me heocupado de descubrir cómo se estructura un espacio regional a partir dela articulación de actividades productivas y formas de organización ycontrol político (Velázquez, 2000). Sin embargo, siempre me quedan in-terrogantes sobre los aspectos más cotidianos de los actores sociales quehabitan en estas regiones, aquella que se construye con base en prácti-cas que sólo se entienden en el contexto de las unidades familiares y lascomunidades, a las que ya no puedo contestar desde la teoría de los lu-gares centrales. Así, he tenido una relativa familiaridad con la investiga-ción sobre las relaciones económico políticas que estructuran unaregión, pero ningún acercamiento a las prácticas culturales que configu-ran la identidad de grupos particulares al interior de una región deter-minada. En este artículo trataré, precisamente, de analizar cómo es quehombres y mujeres, de acuerdo a su propia historia local, van constru-yendo prácticas culturales que les permiten organizar de manera parti-cular el espacio inmediato (y mediato) en el que viven, sueñan, gozan ytemen. Para ello recurriré al concepto de territorio, concebido éste comoel espacio de reproducción de identidades de los diversos grupos socia-les que interactúan al interior de una región.

5 Una excepción notable es el trabajo de Gatti, Cuello y Alcalá (1979), en el que sebusca entender cómo las regiones se construyen a partir de las prácticas que las clases so-ciales despliegan en un ámbito regional y las percepciones que, a partir de tales prácti-cas, construyen sobre su espacio circundante.

6 Luis González (1991: 27) confiesa que a principios de la década del setenta, cuandopropuso el uso de la mircohistoria, “confundía la historia regional con la historia parro-quial; llamé a una y otra microhistoria o historia matria. El término microhistoria –pien-so hoy– habrá que reservarlo para el estudio histórico que se haga de terruños […]”.

7 Para Lomnitz-Adler (1995), la cultura de relaciones sociales “es el campo simbólicoen el que se establecer objetivamente las relaciones de poder entre culturas íntimas” (: 47).

8 La cultura íntima “es la cultura de una clase en un ámbito regional específico”(ibid.).

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Mi propuesta es, por lo tanto, que región y territorio son dos concep-tos que aluden a distintos ámbitos de reproducción de las relaciones so-ciales. Sobre este punto, considero útil acudir a algunos planteamientosde Luis González, quien se vio en la necesidad de diferenciar terruño deregión. En el primero, dice él, “predominan los lazos de sangre y de mu-tuo conocimiento”, en tanto que en la mediana comunidad de la región“son particularmente importantes los lazos económicos” (González,1991: 27). El método de acercamiento a uno y otro espacio social es, porlo tanto, diferente: la microhistoria y la historia regional, respectiva-mente.6 Desde mi punto de vista, región y terruño, igual que región y te-rritorio, corresponden a dos espacios de relaciones sociales diferencia-dos, que se abordan desde escalas y métodos de análisis distintos. La re-gión sería el espacio de relaciones sociales en el que, en tanto miembrosde un grupo dado, los individuos se relacionan económica, política yculturalmente con los “otros”, diferentes a ellos por creencias; por for-mas de ver la vida, de trabajar, de vestir, de gozar; por distintos gradosde acceso a la riqueza, a la información, a los servicios; por maneras di-ferentes de hablar y comunicarse. Desde esta perspectiva, tal vez seríaposible decir que la región es el ámbito privilegiado de reproducción dela “cultura de relaciones sociales”7 de que habla Lomnitz-Adler (1995),en tanto que el territorio sería el espacio donde se reproducen las “cul-turas íntimas” (ibid.), aquellas que dan identidad a un sector localizadode una clase social,8 pero también a un grupo étnico. Es decir, la singula-ridad a partir de la cual se establece la relación con los “otros” se cons-truye en el territorio, que es “un espacio a la vez de dominio y de ‘inti-midad protegida’” (Gatti, 1987: 10). El territorio y la región son, entonces,dos espacios de relaciones sociales que no se contraponen ni excluyen,sino que se complementan.

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cas en las que son producidos (ibid.). Justamente, el trabajo de Lomnitz-Adler (1995) trata de trascender las limitaciones de los análisis regionaly cultural, por lo que se ocupa de desarrollar conceptos que permitanincorporar el aspecto cultural al análisis espacial en el nivel regional. Sinduda, la propuesta de este autor es central para entender la integraciónde las culturas regionales, los códigos de interacción cultural entre lasdiferentes clases y grupos sociales al interior de un espacio regionalcomplejo, heterogeneo, y jerárquicamente estructurado, lo que hastaahora ha estado ausente del análisis regional.5

Por lo que respecta a mi propia experiencia de investigación, mi in-terés se ha centrado en el análisis de la organización regional y el papelque en el juegan los intercambios económicos, para lo cual me ha servi-do de guía la teoría del lugar central (Velázquez, 1995a). También me heocupado de descubrir cómo se estructura un espacio regional a partir dela articulación de actividades productivas y formas de organización ycontrol político (Velázquez, 2000). Sin embargo, siempre me quedan in-terrogantes sobre los aspectos más cotidianos de los actores sociales quehabitan en estas regiones, aquella que se construye con base en prácti-cas que sólo se entienden en el contexto de las unidades familiares y lascomunidades, a las que ya no puedo contestar desde la teoría de los lu-gares centrales. Así, he tenido una relativa familiaridad con la investiga-ción sobre las relaciones económico políticas que estructuran unaregión, pero ningún acercamiento a las prácticas culturales que configu-ran la identidad de grupos particulares al interior de una región deter-minada. En este artículo trataré, precisamente, de analizar cómo es quehombres y mujeres, de acuerdo a su propia historia local, van constru-yendo prácticas culturales que les permiten organizar de manera parti-cular el espacio inmediato (y mediato) en el que viven, sueñan, gozan ytemen. Para ello recurriré al concepto de territorio, concebido éste comoel espacio de reproducción de identidades de los diversos grupos socia-les que interactúan al interior de una región.

5 Una excepción notable es el trabajo de Gatti, Cuello y Alcalá (1979), en el que sebusca entender cómo las regiones se construyen a partir de las prácticas que las clases so-ciales despliegan en un ámbito regional y las percepciones que, a partir de tales prácti-cas, construyen sobre su espacio circundante.

6 Luis González (1991: 27) confiesa que a principios de la década del setenta, cuandopropuso el uso de la mircohistoria, “confundía la historia regional con la historia parro-quial; llamé a una y otra microhistoria o historia matria. El término microhistoria –pien-so hoy– habrá que reservarlo para el estudio histórico que se haga de terruños […]”.

7 Para Lomnitz-Adler (1995), la cultura de relaciones sociales “es el campo simbólicoen el que se establecer objetivamente las relaciones de poder entre culturas íntimas” (: 47).

8 La cultura íntima “es la cultura de una clase en un ámbito regional específico”(ibid.).

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maco (véase figura 1).10 Desde tiempos prehispánicos la sierra ha sidohabitada por gentes de habla zoque-popoluca y nahua, quienes a la lle-gada de los españoles formaban parte del señorío de Guazacualco. Du-rante la Colonia quedaron integrados administrativamente, primero ala alcaldía de Acayucan (siglos XVI-XVIII), luego a la sub-intendencia deAcayucan (siglo XVIII), y para el siglo XIX a los cantones de Minatitlán yAcayucan (García de León, 1976; Azaola, 1982; Calderón, 1997).

Este territorio popoluca de la primera mitad del siglo XX se extendíapor gran parte de la sierra de Santa Marta, lo que a grosso modo hoy co-rrespondería a la superficie de los municipios de Soteapan, Mecayapan,Tatahuicapan y una porción del de Catemaco. Este era el espacio por elque los popolucas se movían, ya fuera para sembrar, para recolectar,para cazar y pescar, o para formar nuevos poblados.11 En la actualidad,algunos ancianos conservan la noción de los límites de este territorio:

Antes, Soteapan llegaba hasta El Bastonal, Tebanca, Los Morritos, CorralNuevo, Los Mangos, Adalberto Tejeda, [todo esto en el municipio de Cate-maco], parte de Jáltipan y Chacalapa.12

Las tierras de Soteapan llegaban hasta Corral Nuevo, Acayucan y Jáltipan;yo me acuerdo que de niña vi una mojonera, en donde comienza Jáltipan,que decía: San Pedro Soteapan.13

10 Tatahuicapan es un municipio de reciente aparición. Hasta 1997 el poblado Tata-huicapan formaba parte del municipio de Mecayapan, pero en ese año sus habitantes lo-graron que la Legislatura local aprobara que Tatahuicapan pasara a ser la cabecera de unnuevo municipio conformado por poblados que hasta entonces habían pertenecido a losmunicipios de Mecayapan y Soteapan. Algunos poblados al norte del municipio de Me-cayapan no aceptaron cambiar su adcripción municipal, por lo que, como se observa enla figura 1, la superficie de este municipio es discontinua.

11 Después de la derrota del levantamiento armado de 1906, en el que tuvieron unaparticipación destacada los popolucas de Soteapan (Azaola, 1982), algunos de los rebel-des se internaron por la selva, hacia el norte y nororiente de la Sierra, en donde crearoncampamentos que después se volvieron pueblos (Piedra Labrada, Mirador Pilapa, Maga-llanes).

12 Entrevista de Emilia Velázquez con Mauricio Rodríguez, Santa Marta, Ver.,13/10/93.

13 Entrevista de E.V. con Carmen Pérez, Soteapan, Ver. 21/05/99.

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Con base en estos planteamientos, los objetivos de este documentoserán: a) conocer las formas de organizar el espacio territorial que ungrupo étnico desarrolla en distintos momentos de su historia social; y,b) analizar las diferentes formas de “marcar” el espacio que, en una mis-ma época, se sobreponen para configurar un territorio con múltiplessignificaciones. El grupo étnico al que me refiero es el de los popolucasque habitan al sur y suroeste del municipio de Soteapan, en la parte me-ridional del estado de Veracruz. Las fuentes principales a las que recu-rro son las historias contadas por popolucas de mediana y avanzadaedad, en pláticas que he sostenido con ellos en diversos momentos entre1993 y 1999. A partir de la lectura y relectura de estas pláticas, registra-das en grabadora o en apresuradas notas a lo largo de las pláticas, juntocon información que he obtenido de la revisión de expedientes de la co-misión agraria mixta y de los registros que otros investigadores han he-cho en el pasado, he reconstruido las imágenes que aquí presento sobrela organización del espacio.

UN TERRITORIO CON TRES ESPACIOS DIFERENCIADOS9

Por supuesto, los límites del territorio popoluca no han permanecidoinalterables en el tiempo. En este apartado me referiré al territorio po-poluca de las primeras seis décadas del siglo XX, cuyos orígenes se re-montan a un pasado probablemente colonial, o incluso quizás prehispá-nico. Los límites de este territorio eran aquellos donde terminaba elespacio conocido, valorado, utilizado de diversas maneras, y reconoci-do como propio por los popolucas de Soteapan. Este es uno de los mu-nicipios que conforman la sierra de Santa Marta, la cual es una eleva-ción montañosa que irrumpe en la planicie costera al sur del estado deVeracruz, por lo que sus laderas norte y oriente dan al Golfo de México;en ella se ubican, además de Soteapan, los municipios de Pajapan, Me-cayapan, Tatahuicapan y una pequeña porción del municipio de Cate-

9 Agradezco a Eric Léonard y Rafael Palma la elaboración de las figuras que aparece-rán en las siguientes páginas.

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maco (véase figura 1).10 Desde tiempos prehispánicos la sierra ha sidohabitada por gentes de habla zoque-popoluca y nahua, quienes a la lle-gada de los españoles formaban parte del señorío de Guazacualco. Du-rante la Colonia quedaron integrados administrativamente, primero ala alcaldía de Acayucan (siglos XVI-XVIII), luego a la sub-intendencia deAcayucan (siglo XVIII), y para el siglo XIX a los cantones de Minatitlán yAcayucan (García de León, 1976; Azaola, 1982; Calderón, 1997).

Este territorio popoluca de la primera mitad del siglo XX se extendíapor gran parte de la sierra de Santa Marta, lo que a grosso modo hoy co-rrespondería a la superficie de los municipios de Soteapan, Mecayapan,Tatahuicapan y una porción del de Catemaco. Este era el espacio por elque los popolucas se movían, ya fuera para sembrar, para recolectar,para cazar y pescar, o para formar nuevos poblados.11 En la actualidad,algunos ancianos conservan la noción de los límites de este territorio:

Antes, Soteapan llegaba hasta El Bastonal, Tebanca, Los Morritos, CorralNuevo, Los Mangos, Adalberto Tejeda, [todo esto en el municipio de Cate-maco], parte de Jáltipan y Chacalapa.12

Las tierras de Soteapan llegaban hasta Corral Nuevo, Acayucan y Jáltipan;yo me acuerdo que de niña vi una mojonera, en donde comienza Jáltipan,que decía: San Pedro Soteapan.13

10 Tatahuicapan es un municipio de reciente aparición. Hasta 1997 el poblado Tata-huicapan formaba parte del municipio de Mecayapan, pero en ese año sus habitantes lo-graron que la Legislatura local aprobara que Tatahuicapan pasara a ser la cabecera de unnuevo municipio conformado por poblados que hasta entonces habían pertenecido a losmunicipios de Mecayapan y Soteapan. Algunos poblados al norte del municipio de Me-cayapan no aceptaron cambiar su adcripción municipal, por lo que, como se observa enla figura 1, la superficie de este municipio es discontinua.

11 Después de la derrota del levantamiento armado de 1906, en el que tuvieron unaparticipación destacada los popolucas de Soteapan (Azaola, 1982), algunos de los rebel-des se internaron por la selva, hacia el norte y nororiente de la Sierra, en donde crearoncampamentos que después se volvieron pueblos (Piedra Labrada, Mirador Pilapa, Maga-llanes).

12 Entrevista de Emilia Velázquez con Mauricio Rodríguez, Santa Marta, Ver.,13/10/93.

13 Entrevista de E.V. con Carmen Pérez, Soteapan, Ver. 21/05/99.

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Con base en estos planteamientos, los objetivos de este documentoserán: a) conocer las formas de organizar el espacio territorial que ungrupo étnico desarrolla en distintos momentos de su historia social; y,b) analizar las diferentes formas de “marcar” el espacio que, en una mis-ma época, se sobreponen para configurar un territorio con múltiplessignificaciones. El grupo étnico al que me refiero es el de los popolucasque habitan al sur y suroeste del municipio de Soteapan, en la parte me-ridional del estado de Veracruz. Las fuentes principales a las que recu-rro son las historias contadas por popolucas de mediana y avanzadaedad, en pláticas que he sostenido con ellos en diversos momentos entre1993 y 1999. A partir de la lectura y relectura de estas pláticas, registra-das en grabadora o en apresuradas notas a lo largo de las pláticas, juntocon información que he obtenido de la revisión de expedientes de la co-misión agraria mixta y de los registros que otros investigadores han he-cho en el pasado, he reconstruido las imágenes que aquí presento sobrela organización del espacio.

UN TERRITORIO CON TRES ESPACIOS DIFERENCIADOS9

Por supuesto, los límites del territorio popoluca no han permanecidoinalterables en el tiempo. En este apartado me referiré al territorio po-poluca de las primeras seis décadas del siglo XX, cuyos orígenes se re-montan a un pasado probablemente colonial, o incluso quizás prehispá-nico. Los límites de este territorio eran aquellos donde terminaba elespacio conocido, valorado, utilizado de diversas maneras, y reconoci-do como propio por los popolucas de Soteapan. Este es uno de los mu-nicipios que conforman la sierra de Santa Marta, la cual es una eleva-ción montañosa que irrumpe en la planicie costera al sur del estado deVeracruz, por lo que sus laderas norte y oriente dan al Golfo de México;en ella se ubican, además de Soteapan, los municipios de Pajapan, Me-cayapan, Tatahuicapan y una pequeña porción del municipio de Cate-

9 Agradezco a Eric Léonard y Rafael Palma la elaboración de las figuras que aparece-rán en las siguientes páginas.

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En ese tiempo [1910] el terreno de Soteapan era grande. Ahora estamos pen-sando que el gobierno nos debiera dar de vuelta la tierra que era de noso-tros. Antes teníamos hasta Catemaco, había una piedra grande que era el lí-mite; luego el lindero pasaba por Corral Nuevo y Acayucan. Todo eso erade nosotros, nos lo quitaron cuando la revolución. El gobierno mismo dijoque había que repartir, que le quedara a cada uno su terreno.14

Este territorio estaba constituido por espacios diversificados, tantopor su topografía como por el uso a que se destinaban, pero también porlos seres sobrenaturales que tenían dominio sobre ellos. Veamos cuáleseran estos diferentes espacios. Espacio 1: era el espacio más inmediatoal hogar, se destinaba principalmente a la agricultura, y se extendía porlas faldas de la ladera occidental del volcán Santa Marta y por las tierrasbajas al sur y suroeste del municipio. En este espacio los campesinos po-polucas de la cabecera municipal y de las congregaciones que entoncesexistían sembraban, a diferentes altitudes, maíz, frijol y café. Esta pose-sión mancomunada de dicho espacio permitía el tránsito por diferentesrumbos, conociendo y reconociendo las cualidades naturales del terre-no, como indican los ejemplos siguientes.

El señor Criscino Hernández, de San Pedro Soteapan (400 msnm),nació en 1947; cuando tenía alrededor de ocho años (1955) ya ayudabaa su abuelo a trabajar en el campo. Recuerda que su abuelo sembraba sumilpa de temporal por Ocozotepec, entre los 600 y 700 msnm y aproxi-madamente a 8 kilómetros al noroeste de San Pedro. Pero como en nin-guno de estos dos lugares se podía obtener buena cosecha de tapachol(siembra de invierno), iban a sembrar en unos terrenos cercanos al ac-tual pueblo de Tierra y Libertad, a 100 msnm15 y cerca de 30 kilómetrosal sur de San Pedro. También sembraban café en las tierras que ahorapertenecen a San Fernando y Ocotal Chico, entre los 600 y 700 msnm yentre 6 y 10 kilómetros al norte de San Pedro16 (véase espacio 1 en figu-ra 2). Por su parte, don Dionisio Cruz, originario de San Fernando, se-

14 Entrevista de E.V. con Mauricio Sagrero, Soteapan, Ver., 30/05/97.15 Los datos altitudinales son los registrados en la carta topográfica 1:250 000, hoja

Coatzacoalcos E15-1-4 del INEGI.16 Entrevista de E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 9/05/93.

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En ese tiempo [1910] el terreno de Soteapan era grande. Ahora estamos pen-sando que el gobierno nos debiera dar de vuelta la tierra que era de noso-tros. Antes teníamos hasta Catemaco, había una piedra grande que era el lí-mite; luego el lindero pasaba por Corral Nuevo y Acayucan. Todo eso erade nosotros, nos lo quitaron cuando la revolución. El gobierno mismo dijoque había que repartir, que le quedara a cada uno su terreno.14

Este territorio estaba constituido por espacios diversificados, tantopor su topografía como por el uso a que se destinaban, pero también porlos seres sobrenaturales que tenían dominio sobre ellos. Veamos cuáleseran estos diferentes espacios. Espacio 1: era el espacio más inmediatoal hogar, se destinaba principalmente a la agricultura, y se extendía porlas faldas de la ladera occidental del volcán Santa Marta y por las tierrasbajas al sur y suroeste del municipio. En este espacio los campesinos po-polucas de la cabecera municipal y de las congregaciones que entoncesexistían sembraban, a diferentes altitudes, maíz, frijol y café. Esta pose-sión mancomunada de dicho espacio permitía el tránsito por diferentesrumbos, conociendo y reconociendo las cualidades naturales del terre-no, como indican los ejemplos siguientes.

El señor Criscino Hernández, de San Pedro Soteapan (400 msnm),nació en 1947; cuando tenía alrededor de ocho años (1955) ya ayudabaa su abuelo a trabajar en el campo. Recuerda que su abuelo sembraba sumilpa de temporal por Ocozotepec, entre los 600 y 700 msnm y aproxi-madamente a 8 kilómetros al noroeste de San Pedro. Pero como en nin-guno de estos dos lugares se podía obtener buena cosecha de tapachol(siembra de invierno), iban a sembrar en unos terrenos cercanos al ac-tual pueblo de Tierra y Libertad, a 100 msnm15 y cerca de 30 kilómetrosal sur de San Pedro. También sembraban café en las tierras que ahorapertenecen a San Fernando y Ocotal Chico, entre los 600 y 700 msnm yentre 6 y 10 kilómetros al norte de San Pedro16 (véase espacio 1 en figu-ra 2). Por su parte, don Dionisio Cruz, originario de San Fernando, se-

14 Entrevista de E.V. con Mauricio Sagrero, Soteapan, Ver., 30/05/97.15 Los datos altitudinales son los registrados en la carta topográfica 1:250 000, hoja

Coatzacoalcos E15-1-4 del INEGI.16 Entrevista de E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 9/05/93.

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ñala que antes de que hubiera ejidos17 las tierras eran “comunales”, porlo que ningún poblado reconocía límites propios. Ocupaban el mismoterreno, “sin distinción”, campesinos de San Fernando, Ocotal Chico,Ocozotepec y San Pedro Soteapan. Por ejemplo, de San Fernando (600 a700 msnm) iban a sembrar maíz en terrenos que hoy pertenecen a SanPedro (400 msnm), Mirador Saltillo (200 msnm) y La Florida (100msnm), aunque en esa época estos dos últimos sitios no estaban habita-dos: “íbamos a esos lugares porque allá se daba buen maíz, unas mazor-cas grandes”.18

Así, la gente se trasladaba de un lugar a otro, buscando un buen te-rreno para hacer milpa de temporal y tapachol, o para sembrar frijol.Desplazarse por diversos rumbos y recorrer distancias considerablespara sembrar era una práctica común, aceptada y disfrutada: “Sí, íba-mos lejos porque a los popolucas nos gusta caminar”.19

Luciano Cruz, campesino de San Fernando, recuerda que como eneste lugar (600 a 700 msnm) sólo se puede sembrar frijol “venturero” yéste cuesta mucho trabajo “varearlo”, se iba a sembrar frijol de mata porKilómetro 10 (100 msnm).20 Arnulfo Duarte, campesino de San PedroSoteapan, rememora sus andares de niño junto a su abuelo, quien sem-braba café adelante de San Fernando (cerca de los 700 msnm) y maíz porel Kilómetro 14 (100 msnm).21 Caminaban hasta este último lugar parasembrar maíz porque ahí “hay buena tierra negra”, así que también cul-tivaban frijol, frutas y tubérculos (véase espacio 1 en figura 2).

Pero no sólo se transitaba por las áreas propias para los cultivos,sino que se iba a otras más alejadas, donde se encontraban los otros dosespacios de que hacían uso. El espacio 2 se encontraba en la “montaña”,es decir, en las partes más altas del volcán Santa Marta, entre los 700 y1 500 msnm, las cuales estaban cubiertas con selva alta. Aquí se podíarecolectar chocho, tepejilote y frutas diversas, cortar bejucos que se utili-zaban para fabricar canastos, y cazar animales para alimentarse (véase

17 El reparto ejidal ocurrió a mediados de la década del sesenta del siglo XX.18 Entrevista de E.V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 13/10/93.19 Ibid.20 Entrevista de E.V. con Luciano Cruz Albino. San Fernando, 14/04/94.21 Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97.

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ñala que antes de que hubiera ejidos17 las tierras eran “comunales”, porlo que ningún poblado reconocía límites propios. Ocupaban el mismoterreno, “sin distinción”, campesinos de San Fernando, Ocotal Chico,Ocozotepec y San Pedro Soteapan. Por ejemplo, de San Fernando (600 a700 msnm) iban a sembrar maíz en terrenos que hoy pertenecen a SanPedro (400 msnm), Mirador Saltillo (200 msnm) y La Florida (100msnm), aunque en esa época estos dos últimos sitios no estaban habita-dos: “íbamos a esos lugares porque allá se daba buen maíz, unas mazor-cas grandes”.18

Así, la gente se trasladaba de un lugar a otro, buscando un buen te-rreno para hacer milpa de temporal y tapachol, o para sembrar frijol.Desplazarse por diversos rumbos y recorrer distancias considerablespara sembrar era una práctica común, aceptada y disfrutada: “Sí, íba-mos lejos porque a los popolucas nos gusta caminar”.19

Luciano Cruz, campesino de San Fernando, recuerda que como eneste lugar (600 a 700 msnm) sólo se puede sembrar frijol “venturero” yéste cuesta mucho trabajo “varearlo”, se iba a sembrar frijol de mata porKilómetro 10 (100 msnm).20 Arnulfo Duarte, campesino de San PedroSoteapan, rememora sus andares de niño junto a su abuelo, quien sem-braba café adelante de San Fernando (cerca de los 700 msnm) y maíz porel Kilómetro 14 (100 msnm).21 Caminaban hasta este último lugar parasembrar maíz porque ahí “hay buena tierra negra”, así que también cul-tivaban frijol, frutas y tubérculos (véase espacio 1 en figura 2).

Pero no sólo se transitaba por las áreas propias para los cultivos,sino que se iba a otras más alejadas, donde se encontraban los otros dosespacios de que hacían uso. El espacio 2 se encontraba en la “montaña”,es decir, en las partes más altas del volcán Santa Marta, entre los 700 y1 500 msnm, las cuales estaban cubiertas con selva alta. Aquí se podíarecolectar chocho, tepejilote y frutas diversas, cortar bejucos que se utili-zaban para fabricar canastos, y cazar animales para alimentarse (véase

17 El reparto ejidal ocurrió a mediados de la década del sesenta del siglo XX.18 Entrevista de E.V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 13/10/93.19 Ibid.20 Entrevista de E.V. con Luciano Cruz Albino. San Fernando, 14/04/94.21 Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97.

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los hombres hacían un “ranchito” y se quedaban ahí a dormir, para podercomenzar a trabajar temprano al otro día. Las mujeres regresaban diario alpueblo para hacer tortillas y llevar de comer.24

Yo sembraba maíz por el campo dos; como este lugar estaba retirado delpueblo, tenía ahí un “ranchito” donde me quedaba con mi mujer y mis hijosdos o tres días para trabajar en la milpa.25

En cambio, la “montaña”, las playas y los ríos lejanos, eran espaciosa los que sólo accedían los hombres adultos. Las razones prácticas parala exclusión de las mujeres de este espacio eran el esfuerzo físico que serequería para llegar y transitar por el mismo, así como al tiempo (másde un día) que debían pasar fuera de los hogares, en donde la presenciade las mujeres es indispensable para atender niños y cuidar animalesdomésticos. Por la forma en que la gente se refiere a ellos, la importan-cia de cada uno de estos espacios estaba dada por su cercanía con la re-producción familiar y social. Así, el espacio 1 aparece como el de mayorjerarquía, y en él se entremezclaban la casa, el pueblo y los campos decultivo. Cada espacio de este vasto territorio popoluca se diferenciabatambién por el tipo de seres sobrenaturales que habitaban en ellos, y porla presencia de ciertos sitios de suma importancia para la supervivenciafísica y espiritual. La milpa, elemento central del espacio 1, era el reinode Homshuk, dios del maíz, al que había que dar atenciones especialespara que éste, en retribución, propiciara una abundante cosecha quepermitiera la reproducción de las unidades doméstica. Estas atencionesconsistían en oraciones, quema de copal y dieta sexual26 por parte de lapareja que está al frente de la unidad doméstica en cuyo beneficio sesiembra la milpa. En este espacio se encuentran también los arroyos ysaltos de agua necesarios para dar término a ciertas curaciones y al ri-tual de petición de lluvia por parte de los tso’okas o brujos, así comopara ofrendar alimentos cuando finalizaban los siete días de velación yayuno antes del carnaval.27

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espacio 2 en figura 2). Trasponiendo este segundo espacio estaba el es-pacio 3: en donde se encontraban el mar y algunos ríos especialmentecaudalosos. Don Dionisio Cruz recuerda que él y su cuñado MauricioRodríguez iban a caballo, de San Fernando, en la vertiente occidentaldel volcán Santa Marta, hasta Zapoapan, Mezcalapa y Tecuanapa, en lavertiente oriental del mismo volcán (véase espacio 3 en figura 2), pordonde llegaban a la playa a buscar cangrejos, con los que llenaban algu-nas “costalillas”, que traían a lomo de caballo para consumirlos con susfamilias y venderles a otras personas del mismo pueblo. También cruza-ban parte de la serranía Yohualtajapan-El Bastonal, para llegar a Cox-coapan, en el actual municipio de Catemaco, a buscar cangrejo azul enel río. En busca de este molusco, considerado un manjar, iba tambiéngente de Colonia Benito Juárez, San Pedro Soteapan y Morelos. Otrasitio al que viajaban varias personas de San Fernando era al río Huazi-napa, en la Azufrera, por los rumbos de El Bastonal; iban en los mesesde marzo y abril, cuando se podía pescar “bobos” (nombre común deuna especie de pez), que salaban y ahumaban para conservarlos duran-te una o dos semanas.22

Así, el territorio popoluca estaba conformado por tres ámbitos espa-ciales diferenciados que se utilizaban para la reproducción de las unida-des domésticas: el área de cultivo, en donde se sembraba maíz de tem-poral y tapachol, frijol, café y frutas, además de cazar animales en losacahuales.23 Era un espacio al que accedían todos los miembros de lasunidades domésticas: los hombres adultos encargados de abastecer asus unidades domésticas; los niños varones que acompañaban a padreso abuelos, comenzando así a conocer esta fracción del espacio territorialy a aprender las técnicas agrícolas y los rituales para la siembra; las mu-jeres que ayudaban en algunas labores agrícolas y proveían de comidapreparada.

A las cuatro de la mañana salíamos para la milpa, íbamos nueve personasde la familia. Como caminábamos dos horas y media para llegar a la milpa,

22 Entrevista de E. V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 19/04/93.23 Areas que están en descanso después de haber sembrado maíz por cuatro o cinco

años seguidos; una vez que recuperan la fertilidad perdida vuelven a ser cultivadas.

24 Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, Ver., 14/12/95.25 Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.26 Este es el término local para referirse a la abstinencia sexual.27 Este era un ritual político-religioso que tenía lugar en el mes de febrero, y que dejó

de practicarse hacia finales de los años cincuenta o principios de los sesenta del siglo XX.

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los hombres hacían un “ranchito” y se quedaban ahí a dormir, para podercomenzar a trabajar temprano al otro día. Las mujeres regresaban diario alpueblo para hacer tortillas y llevar de comer.24

Yo sembraba maíz por el campo dos; como este lugar estaba retirado delpueblo, tenía ahí un “ranchito” donde me quedaba con mi mujer y mis hijosdos o tres días para trabajar en la milpa.25

En cambio, la “montaña”, las playas y los ríos lejanos, eran espaciosa los que sólo accedían los hombres adultos. Las razones prácticas parala exclusión de las mujeres de este espacio eran el esfuerzo físico que serequería para llegar y transitar por el mismo, así como al tiempo (másde un día) que debían pasar fuera de los hogares, en donde la presenciade las mujeres es indispensable para atender niños y cuidar animalesdomésticos. Por la forma en que la gente se refiere a ellos, la importan-cia de cada uno de estos espacios estaba dada por su cercanía con la re-producción familiar y social. Así, el espacio 1 aparece como el de mayorjerarquía, y en él se entremezclaban la casa, el pueblo y los campos decultivo. Cada espacio de este vasto territorio popoluca se diferenciabatambién por el tipo de seres sobrenaturales que habitaban en ellos, y porla presencia de ciertos sitios de suma importancia para la supervivenciafísica y espiritual. La milpa, elemento central del espacio 1, era el reinode Homshuk, dios del maíz, al que había que dar atenciones especialespara que éste, en retribución, propiciara una abundante cosecha quepermitiera la reproducción de las unidades doméstica. Estas atencionesconsistían en oraciones, quema de copal y dieta sexual26 por parte de lapareja que está al frente de la unidad doméstica en cuyo beneficio sesiembra la milpa. En este espacio se encuentran también los arroyos ysaltos de agua necesarios para dar término a ciertas curaciones y al ri-tual de petición de lluvia por parte de los tso’okas o brujos, así comopara ofrendar alimentos cuando finalizaban los siete días de velación yayuno antes del carnaval.27

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espacio 2 en figura 2). Trasponiendo este segundo espacio estaba el es-pacio 3: en donde se encontraban el mar y algunos ríos especialmentecaudalosos. Don Dionisio Cruz recuerda que él y su cuñado MauricioRodríguez iban a caballo, de San Fernando, en la vertiente occidentaldel volcán Santa Marta, hasta Zapoapan, Mezcalapa y Tecuanapa, en lavertiente oriental del mismo volcán (véase espacio 3 en figura 2), pordonde llegaban a la playa a buscar cangrejos, con los que llenaban algu-nas “costalillas”, que traían a lomo de caballo para consumirlos con susfamilias y venderles a otras personas del mismo pueblo. También cruza-ban parte de la serranía Yohualtajapan-El Bastonal, para llegar a Cox-coapan, en el actual municipio de Catemaco, a buscar cangrejo azul enel río. En busca de este molusco, considerado un manjar, iba tambiéngente de Colonia Benito Juárez, San Pedro Soteapan y Morelos. Otrasitio al que viajaban varias personas de San Fernando era al río Huazi-napa, en la Azufrera, por los rumbos de El Bastonal; iban en los mesesde marzo y abril, cuando se podía pescar “bobos” (nombre común deuna especie de pez), que salaban y ahumaban para conservarlos duran-te una o dos semanas.22

Así, el territorio popoluca estaba conformado por tres ámbitos espa-ciales diferenciados que se utilizaban para la reproducción de las unida-des domésticas: el área de cultivo, en donde se sembraba maíz de tem-poral y tapachol, frijol, café y frutas, además de cazar animales en losacahuales.23 Era un espacio al que accedían todos los miembros de lasunidades domésticas: los hombres adultos encargados de abastecer asus unidades domésticas; los niños varones que acompañaban a padreso abuelos, comenzando así a conocer esta fracción del espacio territorialy a aprender las técnicas agrícolas y los rituales para la siembra; las mu-jeres que ayudaban en algunas labores agrícolas y proveían de comidapreparada.

A las cuatro de la mañana salíamos para la milpa, íbamos nueve personasde la familia. Como caminábamos dos horas y media para llegar a la milpa,

22 Entrevista de E. V. con Dionisio Cruz, Santa Marta, 19/04/93.23 Areas que están en descanso después de haber sembrado maíz por cuatro o cinco

años seguidos; una vez que recuperan la fertilidad perdida vuelven a ser cultivadas.

24 Entrevista de E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, Ver., 14/12/95.25 Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.26 Este es el término local para referirse a la abstinencia sexual.27 Este era un ritual político-religioso que tenía lugar en el mes de febrero, y que dejó

de practicarse hacia finales de los años cincuenta o principios de los sesenta del siglo XX.

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se visitaba con menos frecuencia30 y su grado de seguridad era menor,ya que ahí los traviesos chaneques podían hacer pasar un mal rato, a loque se juntaba el riesgo de encontrarse con animales peligrosos. Y, final-mente, el espacio 3 era verdaderamente el límite del territorio, muchomenos conocido, aquel al que sólo unos pocos se aventuraban en algu-nas temporadas del año.

UNA ORGANIZACIÓN HORIZONTAL DEL ESPACIO

Cualquier tipo de organización social va aparejada a una determinadamanera de organización del espacio, la cual no es sólo el reflejo de aqué-lla sino una parte constitutiva de la misma. En el caso al que aquí me heestado refiriendo, tenemos un territorio que era cruzado en muchas di-recciones por campesinos establecidos en diferentes asentamientos, sinimportar si procedían de la cabecera municipal o de una localidad demenor jerarquía (las congregaciones) según la división de la adminis-tración pública estatal y federal. Pero era también un territorio cuyo es-pacio principal compartían con los nahuas del vecino municipio de Me-cayapan,31 como indican los siguientes testimonios:

De aquí de Ocotal Chico íbamos a sembrar maíz a Mecayapan, porque ahíse da bien el maíz de tapachol.32

Había señores de San Pedro que iban a sembrar maíz a Mecayapan porquela mayoría de las tierras de los alrededores de San Pedro eran encinales, y

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La “montaña”, por su parte, era el reino de los chaneques, aunqueéstos también se encontraban en los ríos y saltos de agua. Los chanequesson seres sobrenaturales a quienes hay que pedirles permiso para entrara su espacio y tomar recursos de él (productos vegetales y los animales),para lo cual había que proporcionarle su propio alimento: el humo delcopal.28 El chaneco es dueño de todo animal del monte y del río, lo queobliga a los humanos a tener un trato especial hacia los animales que secazan en el monte. Según la información recabada en San Fernando porel lingüista Alejandro Rodríguez, cuando se caza un animal inmediata-mente se ahuma con copal blanco y, al momento de comerlo, debe deevitarse que en la casa ocurra llanto de niños o alguna disputa familiarpues, de lo contrario, el cazador será víctima de alguna mordedura devíbora; tampoco debe desperdiciarse el alimento obtenido en la caza. Dela misma manera, debe cuidarse que los huesos de pescado no lo comanlos perros o gatos, pues de ocurrir así el responsable de ello será jaladopor el chaneco cuando vaya a bañarse al río. Una función importantedel chaneco es la de avisarle al cazador, a través del sueño, el momentopropicio para que se interne en el monte. Si el chaneco habla en el sueñosobre una pata blanca de venado, esto quiere decir que el cazador popo-luca debe ofrendarle velas. En este caso, se entierran siete velas y sietebolsitas de copal en el lugar que les indica el chaneco, que precisamentees el sitio donde el cazador ha matado más animales, así “se le paga alchaneco”. Cuando se deja de soñar al chaneco queda claro que éste, porel momento, no desea que se vaya a cazar al monte.29

Cada uno de estos espacios representaba grados diferentes de inti-midad y seguridad: el espacio 1 se conocía con mucho mayor detalle,pues por ahí se transitaba una y otra vez en las diferentes estaciones delaño; era el espacio central para la reproducción material y espiritual, yaque ahí se obtenía el principal alimento, dado por un dios propio, y serecuperaba la salud físico-espiritual. Era un espacio de seguridad, porel que se movilizaban hombres, mujeres, ancianos y niños. El espacio 2

28 Sobre esta relación hombres-naturaleza mediada por los chaneques, entre los na-huas de la Sierra, puede consultarse el libro de Lazos y Paré (2000).

29 Agradezco a Alejandro Rodríguez que me haya facilitado esta información, la cualle fue proporcionada por Esteban Márquez en San Fernando, 1/04/94.

30 “[...] van de vez en cuando á los bosques circunvecinos, armados del arco y la fle-cha que manejan con admirable destreza; y si auxiliados de esta arma no se proporcio-nan más suculenta comida, siempre consiguen variarla, porque llevan a sus casa en sufi-ciente cantidad” (Iglesias, 1973: 14).

31 Según la tradición oral de Mecayapan, cuando los nahuas de este lugar llegaron aasentarse a la Sierra ya los popolucas habitaban ahí, pero éstos les permitieron asentarseen parte de su territorio. Lo cierto es que, cuando a finales del siglo XIX los popolucas deSoteapan trataron de dividir sus tierras comunales en condueñazgos, sólo ellos poseíantítulos de propiedad, pero manifestaron su decisión de incluir a los nahuas en el repartode sus tierras comunales (Ramírez Lavoignet, 1971: 20).

32 Entrevista E.V. con Nemorio Matías, Ocotal Chico, Ver., 02/03/93.

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se visitaba con menos frecuencia30 y su grado de seguridad era menor,ya que ahí los traviesos chaneques podían hacer pasar un mal rato, a loque se juntaba el riesgo de encontrarse con animales peligrosos. Y, final-mente, el espacio 3 era verdaderamente el límite del territorio, muchomenos conocido, aquel al que sólo unos pocos se aventuraban en algu-nas temporadas del año.

UNA ORGANIZACIÓN HORIZONTAL DEL ESPACIO

Cualquier tipo de organización social va aparejada a una determinadamanera de organización del espacio, la cual no es sólo el reflejo de aqué-lla sino una parte constitutiva de la misma. En el caso al que aquí me heestado refiriendo, tenemos un territorio que era cruzado en muchas di-recciones por campesinos establecidos en diferentes asentamientos, sinimportar si procedían de la cabecera municipal o de una localidad demenor jerarquía (las congregaciones) según la división de la adminis-tración pública estatal y federal. Pero era también un territorio cuyo es-pacio principal compartían con los nahuas del vecino municipio de Me-cayapan,31 como indican los siguientes testimonios:

De aquí de Ocotal Chico íbamos a sembrar maíz a Mecayapan, porque ahíse da bien el maíz de tapachol.32

Había señores de San Pedro que iban a sembrar maíz a Mecayapan porquela mayoría de las tierras de los alrededores de San Pedro eran encinales, y

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La “montaña”, por su parte, era el reino de los chaneques, aunqueéstos también se encontraban en los ríos y saltos de agua. Los chanequesson seres sobrenaturales a quienes hay que pedirles permiso para entrara su espacio y tomar recursos de él (productos vegetales y los animales),para lo cual había que proporcionarle su propio alimento: el humo delcopal.28 El chaneco es dueño de todo animal del monte y del río, lo queobliga a los humanos a tener un trato especial hacia los animales que secazan en el monte. Según la información recabada en San Fernando porel lingüista Alejandro Rodríguez, cuando se caza un animal inmediata-mente se ahuma con copal blanco y, al momento de comerlo, debe deevitarse que en la casa ocurra llanto de niños o alguna disputa familiarpues, de lo contrario, el cazador será víctima de alguna mordedura devíbora; tampoco debe desperdiciarse el alimento obtenido en la caza. Dela misma manera, debe cuidarse que los huesos de pescado no lo comanlos perros o gatos, pues de ocurrir así el responsable de ello será jaladopor el chaneco cuando vaya a bañarse al río. Una función importantedel chaneco es la de avisarle al cazador, a través del sueño, el momentopropicio para que se interne en el monte. Si el chaneco habla en el sueñosobre una pata blanca de venado, esto quiere decir que el cazador popo-luca debe ofrendarle velas. En este caso, se entierran siete velas y sietebolsitas de copal en el lugar que les indica el chaneco, que precisamentees el sitio donde el cazador ha matado más animales, así “se le paga alchaneco”. Cuando se deja de soñar al chaneco queda claro que éste, porel momento, no desea que se vaya a cazar al monte.29

Cada uno de estos espacios representaba grados diferentes de inti-midad y seguridad: el espacio 1 se conocía con mucho mayor detalle,pues por ahí se transitaba una y otra vez en las diferentes estaciones delaño; era el espacio central para la reproducción material y espiritual, yaque ahí se obtenía el principal alimento, dado por un dios propio, y serecuperaba la salud físico-espiritual. Era un espacio de seguridad, porel que se movilizaban hombres, mujeres, ancianos y niños. El espacio 2

28 Sobre esta relación hombres-naturaleza mediada por los chaneques, entre los na-huas de la Sierra, puede consultarse el libro de Lazos y Paré (2000).

29 Agradezco a Alejandro Rodríguez que me haya facilitado esta información, la cualle fue proporcionada por Esteban Márquez en San Fernando, 1/04/94.

30 “[...] van de vez en cuando á los bosques circunvecinos, armados del arco y la fle-cha que manejan con admirable destreza; y si auxiliados de esta arma no se proporcio-nan más suculenta comida, siempre consiguen variarla, porque llevan a sus casa en sufi-ciente cantidad” (Iglesias, 1973: 14).

31 Según la tradición oral de Mecayapan, cuando los nahuas de este lugar llegaron aasentarse a la Sierra ya los popolucas habitaban ahí, pero éstos les permitieron asentarseen parte de su territorio. Lo cierto es que, cuando a finales del siglo XIX los popolucas deSoteapan trataron de dividir sus tierras comunales en condueñazgos, sólo ellos poseíantítulos de propiedad, pero manifestaron su decisión de incluir a los nahuas en el repartode sus tierras comunales (Ramírez Lavoignet, 1971: 20).

32 Entrevista E.V. con Nemorio Matías, Ocotal Chico, Ver., 02/03/93.

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miento que debe seguirse para dotarlos de la tierra que pretenden [...] senci-llamente [piden] se les señale una superficie que ellos mismos indiquenpara posesionarse de ellas en un uso comunal con todas las congregacionescercanas.36

Fue el encuentro de dos formas distintas de concebir y organizar elespacio. Una de ellas, la de la administración pública, incluía una jerar-quización entre cabecera municipal y congregaciones, y una definiciónprecisa de límites entre municipios y, al interior de éstos, entre pobla-dos. La otra forma de pensar y organizar el espacio, la de la poblaciónnativa, era totalmente contrastante: un espacio con límites difusos y va-riables y escasa jerarquización interna. Sobre los límites variables y difu-sos he hablado en los párrafos anteriores. Ahora veamos cómo se je-rarquizaba el espacio al interior del municipio, entre la cabecera y lascongregaciones. La cabecera era la sede del ayuntamiento y del ínfimocomercio fijo, pero esta jerarquización obligatoria (por ley debía haberuna cabecera del municipio donde estuviera establecido el ayuntamien-to) se diluía en la manera de participar en esta forma de administraciónpública. A diferencia de lo que ocurre actualmente en Soteapan, en queel presidente municipal casi siempre es de la cabecera, hasta los años1950 y 1960 el hombre elegido por un consejo de ancianos para ocuparla presidencia del municipio podía ser de la cabecera o de alguna de lascongregaciones:

Sí, el presidente podía ser de alguna congregación. De los que yo me acuer-do eran Tomás Arias, de colonia Morelos; Teófilo Ramírez, de San Fernando;Roberto Hernández, de Amamaloya; y Martín Jiménez, de Buena Vista.37

En 1943 era presidente municipal Teófilo Ramírez, era de San Fernando. Eltesorero se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.38

Cuando Salomón Sabás (década del cincuenta) era presidente municipalhubo un problema con el destacamento de policías que estaba aquí, por eso

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en estas tierras no se daba buena cosecha sino hasta el segundo año de ha-berse empezado a sembrar; por eso rozaban un pedazo de terreno cerca deSan Pedro y sembraban un poco los dos primeros años, y mientras se ibana sembrar en algún acahual por Mecayapan.33

Antes de que hubiera ejidos no había propietarios de las tierras […] Por esoaquí a la Florida venían a hacer milpa campesinos de San Pedro, San Fer-nando, Santa Rita (Acayucan) y Mecayapan, aunque éstos milpeaban máspor Chamilpa. Venían hasta acá porque aquí se da más y mejor el maíz; yadespués dejaron de venir.34

Este uso de un mismo territorio por nahuas y popolucas quedó tam-bién registrado en los expedientes de Mecayapan y Tatahuicapan parala creación de ejidos. En el caso de Mecayapan, en 1958 el perito agrarioencargado de llevar a cabo la medición de los futuros ejidos reportabala dificultad que esto entrañaba debido a que los campesinos popolucasde Ocotal Chico y Ocotal Grande, del municipio de Soteapan, ocupabanel mismo terreno junto con campesinos nahuas de Mecayapan y OcotalTexizapan, del municipio de Mecayapan. Unos años antes, cuando en1951 se estaban realizando las mediciones para deslindar la superficiede dotación ejidal para Tatahuicapan, el presidente municipal de Sotea-pan y los presidentes de los comités ejecutivos agrarios de Ocozotepecy Col. Benito Juárez, también hicieron saber sobre el uso mancomunadode tierras entre campesinos de estas localidades y campesinos de Meca-yapan y Tatahuicapan.35

Esta particular organización del espacio causó un gran desconciertoen los enviados de la comisión agraria mixta que acudían a realizar lasmediciones necesarias para deslindar las tierras que serían entregadascomo ejidos. Así, en el informe que un perito agrario dirigió a sus supe-riores se lee lo siguiente:

tratándose de un grupo de aborígenes que no hablan el castellano, es difí-cil entenderse con ellos y […] además tienen una idea errónea del procedi-

33 Entrevista E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, 9/05/93.34 Entrevista E.V. y Juan Rodríguez con Agustín Juárez, La Florida, 18/01/97.35 Expedientes 2299 y 2611 del archivo de la comisión agraria mixta (ACAM) en

Xalapa, Ver.

36 Expediente 3195 del ACAM, Xalapa, Ver.37 Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, Soteapan, Ver., 04/06/99.38 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, Ver., 04/11/97.

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miento que debe seguirse para dotarlos de la tierra que pretenden [...] senci-llamente [piden] se les señale una superficie que ellos mismos indiquenpara posesionarse de ellas en un uso comunal con todas las congregacionescercanas.36

Fue el encuentro de dos formas distintas de concebir y organizar elespacio. Una de ellas, la de la administración pública, incluía una jerar-quización entre cabecera municipal y congregaciones, y una definiciónprecisa de límites entre municipios y, al interior de éstos, entre pobla-dos. La otra forma de pensar y organizar el espacio, la de la poblaciónnativa, era totalmente contrastante: un espacio con límites difusos y va-riables y escasa jerarquización interna. Sobre los límites variables y difu-sos he hablado en los párrafos anteriores. Ahora veamos cómo se je-rarquizaba el espacio al interior del municipio, entre la cabecera y lascongregaciones. La cabecera era la sede del ayuntamiento y del ínfimocomercio fijo, pero esta jerarquización obligatoria (por ley debía haberuna cabecera del municipio donde estuviera establecido el ayuntamien-to) se diluía en la manera de participar en esta forma de administraciónpública. A diferencia de lo que ocurre actualmente en Soteapan, en queel presidente municipal casi siempre es de la cabecera, hasta los años1950 y 1960 el hombre elegido por un consejo de ancianos para ocuparla presidencia del municipio podía ser de la cabecera o de alguna de lascongregaciones:

Sí, el presidente podía ser de alguna congregación. De los que yo me acuer-do eran Tomás Arias, de colonia Morelos; Teófilo Ramírez, de San Fernando;Roberto Hernández, de Amamaloya; y Martín Jiménez, de Buena Vista.37

En 1943 era presidente municipal Teófilo Ramírez, era de San Fernando. Eltesorero se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.38

Cuando Salomón Sabás (década del cincuenta) era presidente municipalhubo un problema con el destacamento de policías que estaba aquí, por eso

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en estas tierras no se daba buena cosecha sino hasta el segundo año de ha-berse empezado a sembrar; por eso rozaban un pedazo de terreno cerca deSan Pedro y sembraban un poco los dos primeros años, y mientras se ibana sembrar en algún acahual por Mecayapan.33

Antes de que hubiera ejidos no había propietarios de las tierras […] Por esoaquí a la Florida venían a hacer milpa campesinos de San Pedro, San Fer-nando, Santa Rita (Acayucan) y Mecayapan, aunque éstos milpeaban máspor Chamilpa. Venían hasta acá porque aquí se da más y mejor el maíz; yadespués dejaron de venir.34

Este uso de un mismo territorio por nahuas y popolucas quedó tam-bién registrado en los expedientes de Mecayapan y Tatahuicapan parala creación de ejidos. En el caso de Mecayapan, en 1958 el perito agrarioencargado de llevar a cabo la medición de los futuros ejidos reportabala dificultad que esto entrañaba debido a que los campesinos popolucasde Ocotal Chico y Ocotal Grande, del municipio de Soteapan, ocupabanel mismo terreno junto con campesinos nahuas de Mecayapan y OcotalTexizapan, del municipio de Mecayapan. Unos años antes, cuando en1951 se estaban realizando las mediciones para deslindar la superficiede dotación ejidal para Tatahuicapan, el presidente municipal de Sotea-pan y los presidentes de los comités ejecutivos agrarios de Ocozotepecy Col. Benito Juárez, también hicieron saber sobre el uso mancomunadode tierras entre campesinos de estas localidades y campesinos de Meca-yapan y Tatahuicapan.35

Esta particular organización del espacio causó un gran desconciertoen los enviados de la comisión agraria mixta que acudían a realizar lasmediciones necesarias para deslindar las tierras que serían entregadascomo ejidos. Así, en el informe que un perito agrario dirigió a sus supe-riores se lee lo siguiente:

tratándose de un grupo de aborígenes que no hablan el castellano, es difí-cil entenderse con ellos y […] además tienen una idea errónea del procedi-

33 Entrevista E.V. con Criscino Hernández, San Pedro Soteapan, 9/05/93.34 Entrevista E.V. y Juan Rodríguez con Agustín Juárez, La Florida, 18/01/97.35 Expedientes 2299 y 2611 del archivo de la comisión agraria mixta (ACAM) en

Xalapa, Ver.

36 Expediente 3195 del ACAM, Xalapa, Ver.37 Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, Soteapan, Ver., 04/06/99.38 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, Ver., 04/11/97.

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El presidente municipal y el síndico eran los responsables de organizar elcarnaval. Mandaban a policías y cabos a avisar a todas las congregaciones[...] venía la gente de San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, BuenaVista, Colonia Benito Juárez, Ocozotepec. Los [nahuas] de Mecayapan tam-bién venían pero sólo a ver, los [popolucas] de las congregaciones sí ayuda-ban a hacer la fiesta.42

La relación entre nahuas y popolucas, y entre cabecera y congrega-ciones, también tenía lugar mediante la procesión de santos católicos.Hangert (1970) reporta que en 1966 la imagen de Santiago, santo de Me-cayapan, fue conducida a Soteapan, para lo cual los hombres que la car-gaban tuvieron que caminar más de una hora y cruzar tres ríos. Antesde que arribara la procesión, algunos ancianos y el sacristán de Sotea-pan hicieron en el patio de la iglesia de este lugar un nicho para san Pe-dro, su santo patrón. Cuando los visitantes llegaron con la imagen deSantiago, la condujeron al interior de la iglesia y, más tarde, salieron conlos dos santos, acompañados por cantores, tamboreros, flautistas y gen-te del pueblo, para dirigirse a algunas congregaciones cercanas para rea-lizar una colecta, o como dijo el sacristán “para llevarlos a pasear” (: 89).

Tenemos, entonces, un territorio “postulado” (Gatti, 1987: 4) en for-ma de interacciones horizontales por la gente que lo vive, a partir deprácticas productivas, religiosas, cívicas. Utilizo el término horizontalpara indicar dos cosas: a) no había predominancia relevante de un gru-po social, ni de un asentamiento de población sobre otro, con relación aluso material y simbólico del espacio, es decir, se trataba de un uso in-cluyente del espacio; y, b) no había un centro definido con nitidez en di-cho territorio, pues si bien San Pedro Soteapan era la sede física de lasautoridades municipales y de la fiesta del carnaval, tanto los miembrosdel cabildo como los participantes de la fiesta provenían indistintamen-te de la cabecera y de las congregaciones. Por otro lado, parece ser quehabía otros “centros” aparte de la cabecera, relacionados con otros as-pectos de la vida social. Así, en la historia que rememoran algunos vie-jos resalta Ocotal Grande como un lugar especial, ya que aquí se encon-

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se huyó el presidente. Entonces se tuvo que nombrar un concejo municipal,[el presidente] se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.39

Los presidentes que no eran de la cabecera permanecían en sus con-gregaciones toda la semana, ocupándose de sus actividades agrícolas, yel fin de semana se trasladaban a la cabecera para ejercer sus funcionesen el ayuntamiento. De las congregaciones también podían ser otrosfuncionarios o empleados municipales, como el tesorero, el síndico, o al-gún policía. La presencia de la gente de las congregaciones era impor-tante también en la realización de ciertas actividades cívicas y religiosas.Por lo que se refiere a fiestas cívicas, el desfile del 16 de septiembre eraencabezado por el presidente municipal, atrás del cual caminaban losniños de la escuela y más atrás, cerrando el desfile, iban señores de Oco-tal, Ocozotepec y San Fernando, montados a caballo, con sus rifles cru-zados al frente y jalando sus perros de cacería.40 La participación demiembros de las congregaciones era también activa en la fiesta religiosamás importante, que era la del carnaval, la cual:

Era la fiesta del maíz y el frijol, la fiesta se hacía para que hubiera más maíz,no era una fiesta que se hiciera nomás por hacerla. Mientras se preparabael carnaval las autoridades [municipales] velaban en una casa particular,ahí estaban encerrados. No comen, ni duermen, ni mojan sus manos, nomásestán sentados. Siete noches sin dormir y ya después, a las doce del día, co-men pollo y pescado. Una vez que se completaron los siete días comienzana bailar la danza [del tigre]. Después una noche velan y otra duermen, yotra vuelven a velar. Esta vela terciaria duraba hasta que llegaba el carna-val. A la casa donde estaban guardados nadie podía ir, ni tocar las sillasdonde se sentaban las autoridades, y comían poquito. Esa dieta la guarda-ban para asegurar que hubiera lluvia cuando la gente sembrara. Tambiénvelaban los curanderos y el brujo. Venían a velar también curanderos y bru-jos de otras comunidades.41

39 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.40 Entrevista E.V. con Estéfana Lanche, San Pedro Soteapan, Ver., 17/01/97.41 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero y Amada Pascual, participantes en el carna-

val, San Pedro Soteapan, 30/05/97.

42 Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, organizador del carnaval en dos ocasio-nes, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.

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El presidente municipal y el síndico eran los responsables de organizar elcarnaval. Mandaban a policías y cabos a avisar a todas las congregaciones[...] venía la gente de San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, BuenaVista, Colonia Benito Juárez, Ocozotepec. Los [nahuas] de Mecayapan tam-bién venían pero sólo a ver, los [popolucas] de las congregaciones sí ayuda-ban a hacer la fiesta.42

La relación entre nahuas y popolucas, y entre cabecera y congrega-ciones, también tenía lugar mediante la procesión de santos católicos.Hangert (1970) reporta que en 1966 la imagen de Santiago, santo de Me-cayapan, fue conducida a Soteapan, para lo cual los hombres que la car-gaban tuvieron que caminar más de una hora y cruzar tres ríos. Antesde que arribara la procesión, algunos ancianos y el sacristán de Sotea-pan hicieron en el patio de la iglesia de este lugar un nicho para san Pe-dro, su santo patrón. Cuando los visitantes llegaron con la imagen deSantiago, la condujeron al interior de la iglesia y, más tarde, salieron conlos dos santos, acompañados por cantores, tamboreros, flautistas y gen-te del pueblo, para dirigirse a algunas congregaciones cercanas para rea-lizar una colecta, o como dijo el sacristán “para llevarlos a pasear” (: 89).

Tenemos, entonces, un territorio “postulado” (Gatti, 1987: 4) en for-ma de interacciones horizontales por la gente que lo vive, a partir deprácticas productivas, religiosas, cívicas. Utilizo el término horizontalpara indicar dos cosas: a) no había predominancia relevante de un gru-po social, ni de un asentamiento de población sobre otro, con relación aluso material y simbólico del espacio, es decir, se trataba de un uso in-cluyente del espacio; y, b) no había un centro definido con nitidez en di-cho territorio, pues si bien San Pedro Soteapan era la sede física de lasautoridades municipales y de la fiesta del carnaval, tanto los miembrosdel cabildo como los participantes de la fiesta provenían indistintamen-te de la cabecera y de las congregaciones. Por otro lado, parece ser quehabía otros “centros” aparte de la cabecera, relacionados con otros as-pectos de la vida social. Así, en la historia que rememoran algunos vie-jos resalta Ocotal Grande como un lugar especial, ya que aquí se encon-

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se huyó el presidente. Entonces se tuvo que nombrar un concejo municipal,[el presidente] se llamaba Lucio González, era de Ocotal Chico.39

Los presidentes que no eran de la cabecera permanecían en sus con-gregaciones toda la semana, ocupándose de sus actividades agrícolas, yel fin de semana se trasladaban a la cabecera para ejercer sus funcionesen el ayuntamiento. De las congregaciones también podían ser otrosfuncionarios o empleados municipales, como el tesorero, el síndico, o al-gún policía. La presencia de la gente de las congregaciones era impor-tante también en la realización de ciertas actividades cívicas y religiosas.Por lo que se refiere a fiestas cívicas, el desfile del 16 de septiembre eraencabezado por el presidente municipal, atrás del cual caminaban losniños de la escuela y más atrás, cerrando el desfile, iban señores de Oco-tal, Ocozotepec y San Fernando, montados a caballo, con sus rifles cru-zados al frente y jalando sus perros de cacería.40 La participación demiembros de las congregaciones era también activa en la fiesta religiosamás importante, que era la del carnaval, la cual:

Era la fiesta del maíz y el frijol, la fiesta se hacía para que hubiera más maíz,no era una fiesta que se hiciera nomás por hacerla. Mientras se preparabael carnaval las autoridades [municipales] velaban en una casa particular,ahí estaban encerrados. No comen, ni duermen, ni mojan sus manos, nomásestán sentados. Siete noches sin dormir y ya después, a las doce del día, co-men pollo y pescado. Una vez que se completaron los siete días comienzana bailar la danza [del tigre]. Después una noche velan y otra duermen, yotra vuelven a velar. Esta vela terciaria duraba hasta que llegaba el carna-val. A la casa donde estaban guardados nadie podía ir, ni tocar las sillasdonde se sentaban las autoridades, y comían poquito. Esa dieta la guarda-ban para asegurar que hubiera lluvia cuando la gente sembrara. Tambiénvelaban los curanderos y el brujo. Venían a velar también curanderos y bru-jos de otras comunidades.41

39 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.40 Entrevista E.V. con Estéfana Lanche, San Pedro Soteapan, Ver., 17/01/97.41 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero y Amada Pascual, participantes en el carna-

val, San Pedro Soteapan, 30/05/97.

42 Entrevista de E.V. con Cirilo Hernández, organizador del carnaval en dos ocasio-nes, San Pedro Soteapan, Ver., 11/01/96.

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Había un tal Sixto Pascual, un tal don Diego Gutiérrez, y no me acuerdoquiénes otros más. Eran los que manejaban todo, eran como ocho o diezpersonas que se juntaban siempre para hacer esos cambios (de presidentesmunicipales).47

Un señor de aquí, Sixto Pascual, era como el abogado del pueblo; despuésdel conflicto él mandó un escrito a Xalapa pidiendo que vinieran a solucio-nar el conflicto, luego él fue el que dijo que yo estaba bien para concejo (mu-nicipal).48

Por lo que se refiere a los conflictos, éstos se desarrollaban en tornoa interacciones personales, manifestándose frecuentemente en forma deenvidia y celos, y resolviéndose mediante brujería o por enfrentamien-to violento:

El presidente municipal de Soteapan pidió a todos los popolucas decir unaoración para asegurar una buena cosecha de maíz. Todos los habitantes deBuena Vista, salvo el padre (del informante), ignoraron esta petición, y encorrespondencia a esta obediencia el presidente le demostró atenciones es-peciales. Esto irritó al nahual, quien tomó su venganza en esta forma (cau-sándole una enfermedad por introducción de animal al cuerpo) (Foster,1940: 23-24).A veces no es bueno tener amigos. Yo tenía un amigo, éramos jóvenes losdos. El tenía una tiendita donde ahora está Arcadio. Todos los días llegabayo ahí a platicar y chancear con ese amigo y su esposa; le decían la china.Un día mataron a ese amigo. Después de eso yo seguí visitando a su esposapero sólo como amigo. Luego el que era presidente municipal empezó a te-ner interés en ella y como me veía llegar todos los días creyó que yo teníaalgo que ver con ella, así que buscó quien me matara. Me dieron de balazoscuando iba a mi milpa.49

Otro tipo de conflictos ocurría con relación a desacuerdos por la par-ticipación en luchas sociales de alcance regional o nacional:

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traba la piedra donde se iba a aprender “misterios”, como la de conver-tirse en animales.43 También resulta ser, en la historia de la hija de un po-poluca que participó en el levantamiento de 1906 y en la revolución de1910 (Donaciano Pérez), el lugar donde unos señores de San Pedro So-teapan llevaron a enterrar los títulos virreinales que amparaban la pro-piedad legal de las tierras comunales de Soteapan y que el revoluciona-rio había recuperado.44 Es decir, un lugar que no era la cabecera (el centroseñalado por la administración pública) era la sede de la clave de unasabiduría que dotaba de poder al que la adquiría45 y de unos papelesque demostraban la posesión legal del territorio, en cuya defensa los po-polucas de Soteapan se incorporaron a dos luchas armadas: la de 1906y la 1910.

Es necesario aclarar que la horizontalidad no significa homogenei-dad ni inexistencia de conflictos. Los miembros de la comunidad popo-luca estaban socialmente diferenciados, aunque a partir de elementosdistintos a los que actualmente los diferencian, como la posesión de tie-rra, la adquisición de un título de profesor, la propiedad de una tienda,etcétera. Había gente que, por las habilidades que había desarrollado olos servicios que había prestado a la colectividad, tenía un status mayor;era el caso de los ancianos,46 los brujos, los curanderos y los hechiceros.

43 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 4/06/99.44 Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99.45 “Un hechicero (witch doctor) es llamado “nawat” o “nawal”, y tiene poderes que le

permiten causar o curar enfermedades, comer cuerpos exhumados, chupar la sangre delas personas que duermen, y transformarse en diversos animales […] La habilidad pro-viene no de un poder revelado sobrenaturalmente, sino de largos años de estudio y apli-cación intensos. En Ocotal Grande están tres piedras, toscamente grabadas, que son con-sideradas como escuelas para el entrenamiento de nahuales. Los novicios iban a estasrocas, recitaban las inscripciones, cuyos significados esotéricos eran explicados por na-huales más viejos […] Los novicios tomaban clases en cada roca durante cuatro años, ha-ciendo doce en total” (Foster, 1940: 22).

46 Según se desprende del trabajo de Waltraud Hangert (1970) sobre las mayordo-mías en Soteapan, el consejo de ancianos estaba integrado por los hombres que habíanprestado a la comunidad el servicio de organizar la fiesta patronal. Actualmente perma-nece la costumbre de que cuando un mayordomo muere le tocan el tambor en su casadurante el velorio y lo llevan a enterrar con música de tambor, “esto sólo se hace con losmayordomos no con cualquier gente” (Estéfana Lanché, San Pedro Soteapan, 17/01/97).

47 Entrevista E.V. con Arcadio Salazar, San Pedro Soteapan, 05/11/97.48 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Sotepana, 11/01/96.49 Entrevista E.V. con M. S., San Pedro Soteapan, 21/05/99.

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Había un tal Sixto Pascual, un tal don Diego Gutiérrez, y no me acuerdoquiénes otros más. Eran los que manejaban todo, eran como ocho o diezpersonas que se juntaban siempre para hacer esos cambios (de presidentesmunicipales).47

Un señor de aquí, Sixto Pascual, era como el abogado del pueblo; despuésdel conflicto él mandó un escrito a Xalapa pidiendo que vinieran a solucio-nar el conflicto, luego él fue el que dijo que yo estaba bien para concejo (mu-nicipal).48

Por lo que se refiere a los conflictos, éstos se desarrollaban en tornoa interacciones personales, manifestándose frecuentemente en forma deenvidia y celos, y resolviéndose mediante brujería o por enfrentamien-to violento:

El presidente municipal de Soteapan pidió a todos los popolucas decir unaoración para asegurar una buena cosecha de maíz. Todos los habitantes deBuena Vista, salvo el padre (del informante), ignoraron esta petición, y encorrespondencia a esta obediencia el presidente le demostró atenciones es-peciales. Esto irritó al nahual, quien tomó su venganza en esta forma (cau-sándole una enfermedad por introducción de animal al cuerpo) (Foster,1940: 23-24).A veces no es bueno tener amigos. Yo tenía un amigo, éramos jóvenes losdos. El tenía una tiendita donde ahora está Arcadio. Todos los días llegabayo ahí a platicar y chancear con ese amigo y su esposa; le decían la china.Un día mataron a ese amigo. Después de eso yo seguí visitando a su esposapero sólo como amigo. Luego el que era presidente municipal empezó a te-ner interés en ella y como me veía llegar todos los días creyó que yo teníaalgo que ver con ella, así que buscó quien me matara. Me dieron de balazoscuando iba a mi milpa.49

Otro tipo de conflictos ocurría con relación a desacuerdos por la par-ticipación en luchas sociales de alcance regional o nacional:

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traba la piedra donde se iba a aprender “misterios”, como la de conver-tirse en animales.43 También resulta ser, en la historia de la hija de un po-poluca que participó en el levantamiento de 1906 y en la revolución de1910 (Donaciano Pérez), el lugar donde unos señores de San Pedro So-teapan llevaron a enterrar los títulos virreinales que amparaban la pro-piedad legal de las tierras comunales de Soteapan y que el revoluciona-rio había recuperado.44 Es decir, un lugar que no era la cabecera (el centroseñalado por la administración pública) era la sede de la clave de unasabiduría que dotaba de poder al que la adquiría45 y de unos papelesque demostraban la posesión legal del territorio, en cuya defensa los po-polucas de Soteapan se incorporaron a dos luchas armadas: la de 1906y la 1910.

Es necesario aclarar que la horizontalidad no significa homogenei-dad ni inexistencia de conflictos. Los miembros de la comunidad popo-luca estaban socialmente diferenciados, aunque a partir de elementosdistintos a los que actualmente los diferencian, como la posesión de tie-rra, la adquisición de un título de profesor, la propiedad de una tienda,etcétera. Había gente que, por las habilidades que había desarrollado olos servicios que había prestado a la colectividad, tenía un status mayor;era el caso de los ancianos,46 los brujos, los curanderos y los hechiceros.

43 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 4/06/99.44 Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99.45 “Un hechicero (witch doctor) es llamado “nawat” o “nawal”, y tiene poderes que le

permiten causar o curar enfermedades, comer cuerpos exhumados, chupar la sangre delas personas que duermen, y transformarse en diversos animales […] La habilidad pro-viene no de un poder revelado sobrenaturalmente, sino de largos años de estudio y apli-cación intensos. En Ocotal Grande están tres piedras, toscamente grabadas, que son con-sideradas como escuelas para el entrenamiento de nahuales. Los novicios iban a estasrocas, recitaban las inscripciones, cuyos significados esotéricos eran explicados por na-huales más viejos […] Los novicios tomaban clases en cada roca durante cuatro años, ha-ciendo doce en total” (Foster, 1940: 22).

46 Según se desprende del trabajo de Waltraud Hangert (1970) sobre las mayordo-mías en Soteapan, el consejo de ancianos estaba integrado por los hombres que habíanprestado a la comunidad el servicio de organizar la fiesta patronal. Actualmente perma-nece la costumbre de que cuando un mayordomo muere le tocan el tambor en su casadurante el velorio y lo llevan a enterrar con música de tambor, “esto sólo se hace con losmayordomos no con cualquier gente” (Estéfana Lanché, San Pedro Soteapan, 17/01/97).

47 Entrevista E.V. con Arcadio Salazar, San Pedro Soteapan, 05/11/97.48 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Sotepana, 11/01/96.49 Entrevista E.V. con M. S., San Pedro Soteapan, 21/05/99.

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Esa que dices fue otra lucha, yo era chiquillo cuando mataron a SantanónRodríguez [en 1910]. Me acuerdo que mi mamá lloraba mucho porque ha-bían matado a mi padrastro. El era lugarteniente de Santanón, le cargabala escopeta y se la preparaba para que disparara. Los mataron a los dosjuntos.52

Mi papá peleó junto a Hilario C. Salas (líder magonista) pero lo agarraronpreso y lo llevaron a San Juan de Ulúa. Cuando salió de la cárcel se dio dealta como soldado. Después dejó al ejército y se unió al general Miguel Ale-mán (quien) le mandó armas para que peleara. Tenía mucha gente mi papá,de aquí y de las congregaciones.53

De esa organización (agrarista) eran Manuel Bibiano, José Hernández, Be-nigno Mendoza, allí llegaban, allí donde está la escuela, vinieron bastantegente, vino una delegada de México, y nombraron un presidente municipalnuestro. Era grande la organización, de Ocotal Grande, de todo lo que co-rresponde a Soteapan, todas las congregaciones.54

FRAGMENTACIÓN DE UN TERRITORIO Y FORTALECIMIENTO

DE LA CENTRALIZACIÓN

Numerosos cambios se vivieron en Soteapan durante la segunda mitaddel siglo XX. A mediados de la década del sesenta, después de numero-sos enfrentamientos y negociaciones internas entre campesinos que de-seaban que les restituyeran sus tierras comunales para seguir haciendouso de ellas en forma mancomunada, y campesinos que considerabanque era mejor luchar por la dotación de ejidos individuales, y entre difi-cultades de entendimiento entre los representantes de los campesinosque solicitaban tierras y los técnicos enviados por la comisión agrariamixta, se dotó de terrenos ejidales a los campesinos de Soteapan. Deesta manera, la superficie que formaba parte del espacio 1 al que me re-ferí en el primer apartado de este texto fue fraccionada, estableciéndoselímites muy precisos entre las tierras de los nuevos ejidos, aunque no al

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Cuando hay revolución no hay amigos ni nada. La gente le tenía miedo alos rebeldes de aquí. No todos participamos [en la lucha armada de 1921],y a los que no participamos no nos querían como amigos. Entre los rebel-des estaba Chano Pérez, que era el jefe popoluca, usaba calzoncillo demanta.50

Mira, te voy a contar, ese año, no nomás ese año sino más antes, hubo unaorganización que se llamaba agrarista y tenía fuerza agrarista cuando fueLázaro Cárdenas […] Entonces estaba la organización fuerte de agraristas yaquí en Amamaloya venían a hacer convención, había una asamblea gran-de, venían de todas partes, de todas las congregaciones, de Jáltipan; perohabía gente de Soteapan que se oponía, se decían epenerristas, eran del rico.Y como en la planta uno (hidroeléctrica) estaba el licenciado Trejo, pues te-nía bien organizada a la gente de Soteapan, que no deben meterse en esa or-ganización […] Un sobrino de mi abuela, que se llamaba Francisco Gonzá-lez, un hombre gordo, güero, ahí enfrente, en donde ahora es planta uno,ahí lo mataron.51

Desde la vida diaria en este territorio, con el uso diferenciado de susespacios, su forma particular de reproducir su vida social y sus estilospropios de resolución de conflictos, los popolucas de Soteapan partici-paban de la dinámica comercial de una región cuyos centros rectoreseran, por orden de importancia, Acayucan, Minatitlán y Chinameca, acuyos comerciantes vendían sus excedentes de maíz y frijol, los cerdosque engordaban, y su cosecha de café. Este cultivo fue introducido en elsur de Veracruz en la segunda mitad del siglo XIX por algunos hacenda-dos; de hecho, los campesinos de Soteapan aprendieron a sembrar y cui-dar el café trabajando como peones en la hacienda Los Andes. A la vezde integrarse a estos circuitos económicos regionales, entraban en con-tacto con líderes de organizaciones y movimientos políticos que opera-ban en los niveles regional y nacional: los anarquistas de 1906, los ma-deristas de 1910, los agraristas de los años treinta, los cenecistas de loscuarenta.

50 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, 30/05/97.51 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97.

52 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 21/05/99.53 Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99.54 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97.

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Esa que dices fue otra lucha, yo era chiquillo cuando mataron a SantanónRodríguez [en 1910]. Me acuerdo que mi mamá lloraba mucho porque ha-bían matado a mi padrastro. El era lugarteniente de Santanón, le cargabala escopeta y se la preparaba para que disparara. Los mataron a los dosjuntos.52

Mi papá peleó junto a Hilario C. Salas (líder magonista) pero lo agarraronpreso y lo llevaron a San Juan de Ulúa. Cuando salió de la cárcel se dio dealta como soldado. Después dejó al ejército y se unió al general Miguel Ale-mán (quien) le mandó armas para que peleara. Tenía mucha gente mi papá,de aquí y de las congregaciones.53

De esa organización (agrarista) eran Manuel Bibiano, José Hernández, Be-nigno Mendoza, allí llegaban, allí donde está la escuela, vinieron bastantegente, vino una delegada de México, y nombraron un presidente municipalnuestro. Era grande la organización, de Ocotal Grande, de todo lo que co-rresponde a Soteapan, todas las congregaciones.54

FRAGMENTACIÓN DE UN TERRITORIO Y FORTALECIMIENTO

DE LA CENTRALIZACIÓN

Numerosos cambios se vivieron en Soteapan durante la segunda mitaddel siglo XX. A mediados de la década del sesenta, después de numero-sos enfrentamientos y negociaciones internas entre campesinos que de-seaban que les restituyeran sus tierras comunales para seguir haciendouso de ellas en forma mancomunada, y campesinos que considerabanque era mejor luchar por la dotación de ejidos individuales, y entre difi-cultades de entendimiento entre los representantes de los campesinosque solicitaban tierras y los técnicos enviados por la comisión agrariamixta, se dotó de terrenos ejidales a los campesinos de Soteapan. Deesta manera, la superficie que formaba parte del espacio 1 al que me re-ferí en el primer apartado de este texto fue fraccionada, estableciéndoselímites muy precisos entre las tierras de los nuevos ejidos, aunque no al

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Cuando hay revolución no hay amigos ni nada. La gente le tenía miedo alos rebeldes de aquí. No todos participamos [en la lucha armada de 1921],y a los que no participamos no nos querían como amigos. Entre los rebel-des estaba Chano Pérez, que era el jefe popoluca, usaba calzoncillo demanta.50

Mira, te voy a contar, ese año, no nomás ese año sino más antes, hubo unaorganización que se llamaba agrarista y tenía fuerza agrarista cuando fueLázaro Cárdenas […] Entonces estaba la organización fuerte de agraristas yaquí en Amamaloya venían a hacer convención, había una asamblea gran-de, venían de todas partes, de todas las congregaciones, de Jáltipan; perohabía gente de Soteapan que se oponía, se decían epenerristas, eran del rico.Y como en la planta uno (hidroeléctrica) estaba el licenciado Trejo, pues te-nía bien organizada a la gente de Soteapan, que no deben meterse en esa or-ganización […] Un sobrino de mi abuela, que se llamaba Francisco Gonzá-lez, un hombre gordo, güero, ahí enfrente, en donde ahora es planta uno,ahí lo mataron.51

Desde la vida diaria en este territorio, con el uso diferenciado de susespacios, su forma particular de reproducir su vida social y sus estilospropios de resolución de conflictos, los popolucas de Soteapan partici-paban de la dinámica comercial de una región cuyos centros rectoreseran, por orden de importancia, Acayucan, Minatitlán y Chinameca, acuyos comerciantes vendían sus excedentes de maíz y frijol, los cerdosque engordaban, y su cosecha de café. Este cultivo fue introducido en elsur de Veracruz en la segunda mitad del siglo XIX por algunos hacenda-dos; de hecho, los campesinos de Soteapan aprendieron a sembrar y cui-dar el café trabajando como peones en la hacienda Los Andes. A la vezde integrarse a estos circuitos económicos regionales, entraban en con-tacto con líderes de organizaciones y movimientos políticos que opera-ban en los niveles regional y nacional: los anarquistas de 1906, los ma-deristas de 1910, los agraristas de los años treinta, los cenecistas de loscuarenta.

50 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, 30/05/97.51 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97.

52 Entrevista E.V. con Mauricio Sagrero, San Pedro Soteapan, 21/05/99.53 Entrevista E.V. con Carmen Pérez, San Pedro Soteapan, 21/05/99.54 Entrevista E.V. con Jesús Gutiérrez, Amamaloya, 4/11/97.

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eran: 1) elección del presidente municipal en una asamblea en la queparticipaban los hombres de la cabecera y las congregaciones. Asambleaen la que tenía un peso definitivo la opinión de un grupo de notables: elconsejo de ancianos, cuyos integrantes proponían al candidato a la pre-sidencia municipal e intervenían en todos los asuntos de importanciapara los habitantes del municipio. 2) Obligación del presidente munici-pal y el síndico de organizar la fiesta del carnaval y cumplir con todoslos requerimientos asociados a la misma (abstinencia sexual, ayuno, ve-laciones, ejecución de la danza del tigre), que de no cumplirse se paga-ba con la muerte por enfermedad. En su lugar se fue desarrollando elcontrol priísta del ayuntamiento, cuyos rasgos principales fueron: 1)elección del presidente municipal en elecciones controladas por laUnión Regional Ganadera del Sur de Veracruz, que entre 1950 y 1970adquirió un fuerte dominio político en el istmo veracruzano, a la parque la ganadería se extendía considerablemente en toda la región deAcayucan, incluidas partes de la Sierra de Santa Marta (Velázquez,2000). Obligación del presidente municipal de garantizar votos para elPRI en las elecciones estatales y federales.

La importancia que en los niveles regional y estatal adquirió el con-trol político de los ayuntamientos, así como la fragmentación del terri-torio a causa de la Reforma Agraria y, más tarde, de los procesos decolonización que dieron lugar a la creación de nuevos poblados en por-ciones de lo que habían sido los espacios 2 y 3 del territorio popoluca,dieron lugar a nuevas formas de organización del espacio. Se aceptó yasumió la delimitación entre los ejidos, aunque al interior de éstos semantuvo el uso mancomunado de las tierras, permitiendo el acceso a lasmismas tanto a ejidatarios como a hijos de ejidatarios y avecindados. Si-tuación que cambió en los años noventa con la aplicación del Programade Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE)(Velázquez, 1999). Por otro lado, la cabecera municipal se convirtió en elcentro indiscutible de la política y la economía municipal: los comerciosse multiplicaron gracias en gran parte al auge de la cafeticultura, con-centrándose en la cabecera; el beneficio particular de café se construyóaquí, pese a que en la cabecera casi no se cultiva café; los elegidos a ocu-par la presidencia municipal empezaron a ser siempre de San Pedro So-teapan; los profesores originarios de la cabecera o asentados en ésta se

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interior de éstos, en los que se mantuvo el uso mancomunado de la tier-ra mediante una creación local: los “ejidos comunales”. Con el repartoagrario el cultivo del café se convirtió en una posibilidad accesible sóloa los campesinos de los ejidos ubicados arriba de los 600 msnm,55 a quie-nes les quedaron las fincas de café que habían sembrado otros campesi-nos. Así, los campesinos de San Pedro y de congregaciones ubicadas aalturas menores a los 500 msnm quedaron excluidos de la cafeticultura:

Sembraba yo café en la montaña, por San Fernando y Ocozotepec, tambiéntenía una finquita por Ocotal Chico pero cuando repartieron los ejidos per-dí mis fincas y nadie me pagó nada.56

Tenía yo una finca en San Fernando pero cuando vino lo del reparto (agra-rio) mi cafetal quedó adentro del ejido San Fernando, tenía yo como cincomil matas. Al principio me dejaron seguir cortando mi café, aunque tuveque pagar una cuota, pero ya después mi finca se le quedó a un señor deSan Fernando.57

De igual manera, las buenas cosechas de maíz y frijol que se obte-nían en las “tierras negras” de las partes bajas quedaron únicamente adisposición de los campesinos que habitaban los ejidos de las planicies(200 y 100 msnm).58

Mi abuelo hacía milpa adelante de Kilómetro 10, salíamos de Soteapancomo a las tres de la mañana. Después de que se repartieron los ejidos yano pudimos ir para allá, empezamos a sembrar aquí dentro del ejido de So-teapan, hicimos dos milpas.59

Por otro lado, entre las décadas del cincuenta y sesenta fue desapa-reciendo una forma particular de gobierno local, cuyas características

55 Estos ejidos son San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, Ocozotepec, Col. Be-nito Juárez, El Tulín, Buena Vista y Santa Marta.

56 Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, San Pedro Soteapan, 4/06/99.57 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, 11/01/96.58 Estos ejidos son Amamaloya, Mirador Saltillo, San Juan Chamilpa, La Florida, La

Estribera, Kilómetro 10, Cuilonia, Tierra y Libertad.59 Entrevista E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97.

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eran: 1) elección del presidente municipal en una asamblea en la queparticipaban los hombres de la cabecera y las congregaciones. Asambleaen la que tenía un peso definitivo la opinión de un grupo de notables: elconsejo de ancianos, cuyos integrantes proponían al candidato a la pre-sidencia municipal e intervenían en todos los asuntos de importanciapara los habitantes del municipio. 2) Obligación del presidente munici-pal y el síndico de organizar la fiesta del carnaval y cumplir con todoslos requerimientos asociados a la misma (abstinencia sexual, ayuno, ve-laciones, ejecución de la danza del tigre), que de no cumplirse se paga-ba con la muerte por enfermedad. En su lugar se fue desarrollando elcontrol priísta del ayuntamiento, cuyos rasgos principales fueron: 1)elección del presidente municipal en elecciones controladas por laUnión Regional Ganadera del Sur de Veracruz, que entre 1950 y 1970adquirió un fuerte dominio político en el istmo veracruzano, a la parque la ganadería se extendía considerablemente en toda la región deAcayucan, incluidas partes de la Sierra de Santa Marta (Velázquez,2000). Obligación del presidente municipal de garantizar votos para elPRI en las elecciones estatales y federales.

La importancia que en los niveles regional y estatal adquirió el con-trol político de los ayuntamientos, así como la fragmentación del terri-torio a causa de la Reforma Agraria y, más tarde, de los procesos decolonización que dieron lugar a la creación de nuevos poblados en por-ciones de lo que habían sido los espacios 2 y 3 del territorio popoluca,dieron lugar a nuevas formas de organización del espacio. Se aceptó yasumió la delimitación entre los ejidos, aunque al interior de éstos semantuvo el uso mancomunado de las tierras, permitiendo el acceso a lasmismas tanto a ejidatarios como a hijos de ejidatarios y avecindados. Si-tuación que cambió en los años noventa con la aplicación del Programade Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE)(Velázquez, 1999). Por otro lado, la cabecera municipal se convirtió en elcentro indiscutible de la política y la economía municipal: los comerciosse multiplicaron gracias en gran parte al auge de la cafeticultura, con-centrándose en la cabecera; el beneficio particular de café se construyóaquí, pese a que en la cabecera casi no se cultiva café; los elegidos a ocu-par la presidencia municipal empezaron a ser siempre de San Pedro So-teapan; los profesores originarios de la cabecera o asentados en ésta se

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interior de éstos, en los que se mantuvo el uso mancomunado de la tier-ra mediante una creación local: los “ejidos comunales”. Con el repartoagrario el cultivo del café se convirtió en una posibilidad accesible sóloa los campesinos de los ejidos ubicados arriba de los 600 msnm,55 a quie-nes les quedaron las fincas de café que habían sembrado otros campesi-nos. Así, los campesinos de San Pedro y de congregaciones ubicadas aalturas menores a los 500 msnm quedaron excluidos de la cafeticultura:

Sembraba yo café en la montaña, por San Fernando y Ocozotepec, tambiéntenía una finquita por Ocotal Chico pero cuando repartieron los ejidos per-dí mis fincas y nadie me pagó nada.56

Tenía yo una finca en San Fernando pero cuando vino lo del reparto (agra-rio) mi cafetal quedó adentro del ejido San Fernando, tenía yo como cincomil matas. Al principio me dejaron seguir cortando mi café, aunque tuveque pagar una cuota, pero ya después mi finca se le quedó a un señor deSan Fernando.57

De igual manera, las buenas cosechas de maíz y frijol que se obte-nían en las “tierras negras” de las partes bajas quedaron únicamente adisposición de los campesinos que habitaban los ejidos de las planicies(200 y 100 msnm).58

Mi abuelo hacía milpa adelante de Kilómetro 10, salíamos de Soteapancomo a las tres de la mañana. Después de que se repartieron los ejidos yano pudimos ir para allá, empezamos a sembrar aquí dentro del ejido de So-teapan, hicimos dos milpas.59

Por otro lado, entre las décadas del cincuenta y sesenta fue desapa-reciendo una forma particular de gobierno local, cuyas características

55 Estos ejidos son San Fernando, Ocotal Chico, Ocotal Grande, Ocozotepec, Col. Be-nito Juárez, El Tulín, Buena Vista y Santa Marta.

56 Entrevista E.V. con Catarino Rodríguez, San Pedro Soteapan, 4/06/99.57 Entrevista E.V. con Cirilo Hernández, San Pedro Soteapan, 11/01/96.58 Estos ejidos son Amamaloya, Mirador Saltillo, San Juan Chamilpa, La Florida, La

Estribera, Kilómetro 10, Cuilonia, Tierra y Libertad.59 Entrevista E.V. con Arnulfo Duarte, San Pedro Soteapan, 17/01/97.

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congregaciones a la cabecera, y de aquí a las congregaciones, en buscadel curandero que se considere mejor.62

Y por lo que respecta a la religión católica, si bien los santos están enla iglesia de la cabecera, las imágenes principales van en peregrinacióna las congregaciones para obtener dinero y maíz para sus fiestas. Lasimágenes son conducidas por el mayordomo y en cada lugar al que lle-gan se quedan a velar dos o tres noches, para después regresar a la ca-becera; en las velaciones se reza y se come. Sólo peregrinan las imágenesde San Pedro y San Salvador, las llevan a Morelos, Buena Vista, Tulín,Ocozotepec, Amamaloya, Aguacate, Lomas de Sogotegoyo y Sabaneta.Los santos se llevan a cualquier congregación donde alguien los pida,para lo cual el peticionario turna un acta al presidente de la parroquiaen la que manifiesta que se hace responsable del santo. Cuando un san-to es llevado a velación, la gente del lugar donde lo solicitaron le regaladinero, maíz, frijol y pollos, “cuando van a Morelos y Buena Vista traenmucho maíz”.63

REFLEXIONES FINALES

En este último apartado quisiera poner atención en los siguientes aspec-tos. Uno de ellos es el de que los espacios son dibujados “por las referen-cias de las gentes y por los anclajes históricos de la memoria colectiva”(Gatti, 1987: 3-4). En el primer apartado de esta ponencia hablé de un te-rritorio que a primera vista no existe más; así, en el espacio 1 los límitesentre municipios y, al interior de éstos, entre ejidos, han sido aceptadosy asumidos y, más recientemente, al interior de los ejidos se están deli-neando límites infranqueables entre las parcelas, mediante un procesode parcelamiento amparado en el PROCEDE (Velázquez, 1999). Al mismotiempo, el espacio 2 se ha acotado por la deforestación y la creación de

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fueron convirtiendo en importantes actores políticos. Así fue surgiendoun centro relevante, una especie de “lugar central” que antes no existía.

Por otra parte, el auge del café en los sesenta y setenta marcó demanera importante a algunos lugares: aquellos donde había una mayorproducción de este grano. San Fernando, Ocozotepec y Ocotal Chico seconvirtieron en los puntos clave de acopio de café tanto por parte de loscompradores privados como del INMECAFE. Los créditos de los setenta ylas mejores condiciones para la comercialización del grano, transforma-ron la fisonomía de estos pueblos con la construcción de casas de con-creto, o de tablas y láminas, radios y televisores en el interior de algunascasas, camionetas propiedad de los campesinos que lograron acumularcierto capital en los años de buenas cosechas y precios altos en el mer-cado internacional.

Sin embargo, esta organización vertical del espacio no ha sido abso-luta pues en otros ámbitos de la vida social se recrean con la prácticausos anteriores del espacio. Así, Dionisio Cruz enseñó a sus hijos Lucia-no y Tomás el camino a la Azufrera, por lo que éstos todavía en 1990iban al río Huazinapa a pescar “bobos”; otras personas de San Pedro So-teapan y de San Fernando también siguen yendo a la Azufrera a buscarestos peces (véase espacio 3 de figura 2). Y si bien la mayor actividadpolítica se concentra en San Pedro (la “grilla” se hace en la cabecera),igual que el comercio, otras cuestiones importantes no han cedido a estacentralización. Así por ejemplo, los tso’okas (brujos que controlan la llu-via) se encuentran en la cabecera pero también en otras comunidades,por lo que los campesinos que no viven en San Pedro no dependen deeste lugar para saber cuándo empezará a llover y planear sus siembras,o para lograr que lleguen las lluvias, o que cese el exceso de éstas.60 Tam-bién hay curanderos tanto en la cabecera como en las comunidades,61

por lo que hay un constante ir y venir de una congregación a otra, de las

60 “Que yo sepa, hay tso’okas aquí en San Pedro, en Buena Vista y en Col. Benito Juá-rez”; “sí hay tso’oka aquí (Ocozotepec)”, entrevistas E.V. con Hermenegilda Mateo y San-tana Márquez, 14/02/97 y 7/06/99.

61 “Hay curanderos en San Pedro, Reforma Agraria, Buena Vista, Col. Benito Juárez,San Fernando y Ocozotepec”, entrevista E.V. con Ricardo Rodríguez, San Pedro Sotea-pan, 9/01/96.

62 La bióloga Lourdes Godínez, quien trabaja con grupos de mujeres en San Fernan-do, Ocotal Chico Ocozotepec, me hizo notar que por lo regular se acostumbra visitar acuranderos que no son del mismo lugar de origen que los enfermos.

63 Entrevista E.V. con María Hernández, esposa del presidente de la parroquia deSoteapan, 29/05/97.

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congregaciones a la cabecera, y de aquí a las congregaciones, en buscadel curandero que se considere mejor.62

Y por lo que respecta a la religión católica, si bien los santos están enla iglesia de la cabecera, las imágenes principales van en peregrinacióna las congregaciones para obtener dinero y maíz para sus fiestas. Lasimágenes son conducidas por el mayordomo y en cada lugar al que lle-gan se quedan a velar dos o tres noches, para después regresar a la ca-becera; en las velaciones se reza y se come. Sólo peregrinan las imágenesde San Pedro y San Salvador, las llevan a Morelos, Buena Vista, Tulín,Ocozotepec, Amamaloya, Aguacate, Lomas de Sogotegoyo y Sabaneta.Los santos se llevan a cualquier congregación donde alguien los pida,para lo cual el peticionario turna un acta al presidente de la parroquiaen la que manifiesta que se hace responsable del santo. Cuando un san-to es llevado a velación, la gente del lugar donde lo solicitaron le regaladinero, maíz, frijol y pollos, “cuando van a Morelos y Buena Vista traenmucho maíz”.63

REFLEXIONES FINALES

En este último apartado quisiera poner atención en los siguientes aspec-tos. Uno de ellos es el de que los espacios son dibujados “por las referen-cias de las gentes y por los anclajes históricos de la memoria colectiva”(Gatti, 1987: 3-4). En el primer apartado de esta ponencia hablé de un te-rritorio que a primera vista no existe más; así, en el espacio 1 los límitesentre municipios y, al interior de éstos, entre ejidos, han sido aceptadosy asumidos y, más recientemente, al interior de los ejidos se están deli-neando límites infranqueables entre las parcelas, mediante un procesode parcelamiento amparado en el PROCEDE (Velázquez, 1999). Al mismotiempo, el espacio 2 se ha acotado por la deforestación y la creación de

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fueron convirtiendo en importantes actores políticos. Así fue surgiendoun centro relevante, una especie de “lugar central” que antes no existía.

Por otra parte, el auge del café en los sesenta y setenta marcó demanera importante a algunos lugares: aquellos donde había una mayorproducción de este grano. San Fernando, Ocozotepec y Ocotal Chico seconvirtieron en los puntos clave de acopio de café tanto por parte de loscompradores privados como del INMECAFE. Los créditos de los setenta ylas mejores condiciones para la comercialización del grano, transforma-ron la fisonomía de estos pueblos con la construcción de casas de con-creto, o de tablas y láminas, radios y televisores en el interior de algunascasas, camionetas propiedad de los campesinos que lograron acumularcierto capital en los años de buenas cosechas y precios altos en el mer-cado internacional.

Sin embargo, esta organización vertical del espacio no ha sido abso-luta pues en otros ámbitos de la vida social se recrean con la prácticausos anteriores del espacio. Así, Dionisio Cruz enseñó a sus hijos Lucia-no y Tomás el camino a la Azufrera, por lo que éstos todavía en 1990iban al río Huazinapa a pescar “bobos”; otras personas de San Pedro So-teapan y de San Fernando también siguen yendo a la Azufrera a buscarestos peces (véase espacio 3 de figura 2). Y si bien la mayor actividadpolítica se concentra en San Pedro (la “grilla” se hace en la cabecera),igual que el comercio, otras cuestiones importantes no han cedido a estacentralización. Así por ejemplo, los tso’okas (brujos que controlan la llu-via) se encuentran en la cabecera pero también en otras comunidades,por lo que los campesinos que no viven en San Pedro no dependen deeste lugar para saber cuándo empezará a llover y planear sus siembras,o para lograr que lleguen las lluvias, o que cese el exceso de éstas.60 Tam-bién hay curanderos tanto en la cabecera como en las comunidades,61

por lo que hay un constante ir y venir de una congregación a otra, de las

60 “Que yo sepa, hay tso’okas aquí en San Pedro, en Buena Vista y en Col. Benito Juá-rez”; “sí hay tso’oka aquí (Ocozotepec)”, entrevistas E.V. con Hermenegilda Mateo y San-tana Márquez, 14/02/97 y 7/06/99.

61 “Hay curanderos en San Pedro, Reforma Agraria, Buena Vista, Col. Benito Juárez,San Fernando y Ocozotepec”, entrevista E.V. con Ricardo Rodríguez, San Pedro Sotea-pan, 9/01/96.

62 La bióloga Lourdes Godínez, quien trabaja con grupos de mujeres en San Fernan-do, Ocotal Chico Ocozotepec, me hizo notar que por lo regular se acostumbra visitar acuranderos que no son del mismo lugar de origen que los enfermos.

63 Entrevista E.V. con María Hernández, esposa del presidente de la parroquia deSoteapan, 29/05/97.

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nuevos ejidos en los setenta y ochenta (Velázquez, 1995b). Mientras queel espacio 3 se ha vuelto poco visitado, tanto porque se ha convertidoen el espacio cercano de otros grupos de población que llegaron a esta-blecerse cerca de la costa en diferentes momentos de la colonización dela selva en las décadas del cincuenta y sesenta (ibid.), como por la extin-ción de los recursos que de ahí se obtenían. Sin embargo, el territorio an-terior permanece como parte de la memoria viva de ancianos y gente deedad mediana, quienes refieren hasta dónde eran los límites del territo-rio que fue suyo, y detallan cómo se movilizaban por los distintos rum-bos de los tres espacios que conformaban ese territorio. Permanecen ensu memoria puntos precisos de referencia: las tierras negras de la plani-cie adecuadas para la obtención de buenas cosechas de maíz y frijol; lastierras altas, “de montaña”, propias para el café, un cultivo que apren-dieron a conocer cuando pudieron acceder a tales tierras; las travesíaspara llegar a los ríos y a las playas a pescar aquello que les gustaba co-mer, o que se debía comer en algunos rituales.

El aspecto que quiero retomar es el de que los espacios son organiza-dos y estructurados a partir de las prácticas de aquellos que los viven(Gatti, Cuello y Alcalá, 1979; Hoffmann, 1992). En relación con ello pue-de pensarse la información narrada en el apartado dos, en la que se evi-dencia cómo una organización del espacio (con una jerarquía y unoslímites claros y precisos) dictada para fines de administración y controlpolítico, en la práctica fue dejada de lado por otra organización propia,que se sobrepuso a la primera haciendo un uso diferente de las reglasde ésta. En un sentido semejante Gatti (1987: 4) llama la atención sobreel hecho de que las regiones se transforman en política al hacerse evi-dente que no obstante que el poder central regionaliza y planifica segúnsus concepciones e intereses, “las gentes viven un espacio distinto por-que recuerdan otro espacio y porque están postulando su espacio”. Estapostulación de una forma propia de organizar el espacio no desaparecedel todo pese a la ocurrencia de cambios fuertes en la organizaciónpolítica, en la división administrativa y en la actividad económica, sinoque, como se muestra en el apartado tres, aspectos importantes de esaorganización espacial (que he llamado horizontal) permanecen y se en-tremezclan con formas nuevas de organización espacial (que he deno-minado vertical).

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