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VERANO 2016 • REVISTA DEL INSTITUTO ALICANTINO DE CULTURA JUAN GIL-ALBERT • NÚM. 66 • 23€ 66 El turismo en Alicante y la Costa Blanca

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V E R A N O 2 0 1 6 • R E V I S T A D E L I N S T I T U T O A L I C A N T I N O D E C U L T U R A J U A N G I L - A L B E R T • N Ú M . 6 6 • 2 3 €

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El turismo en Alicante y la Costa Blanca

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CANELOBRE es una publicación del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, Organismo Autónomo

de la Diputación de Alicante

Número 66Verano 2016

23 euros

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CANELOBRE

DirecciónRamón Sánchez Martos

SubdirecciónElvira Rodríguez Fernández

Consejo AsesorJosé Vicente Asensi Seva

Joan CastejónJosé Ferrándiz LozanoSusana Llorens Ortuño

Rosalía Mayor RodríguezJorge Olcina CantosJosé Payá Bernabé

Gabriel Segura Herrero

SecretaríaLorena Bernabéu Lledó

Maquetación Marten Kwinkelenberg

ImpresiónQuinta Impresión

Depósito Legal: A-227-1984ISSN: 0213-0467

Número monográfico de CANELOBRE:El turismo en Alicante y la Costa Blanca

Coordinado por:José Fernando Vera Rebollo

Canelobre agradece las aportaciones fotográficas que aparecen en este monográfico y que han sido cedidas gentilmente por la siguiente relación de particulares e instituciones:

AENA, Aeropuestos Españoles; AG. Fotógrafo; Áxel Álvarez; Alberto Aragón; Perfecto Arjones; Rafa Arjones; Joaquín Carrión; Alicante Convention Bureau; Alicante Cruise Terminal; Alicante Natura, Diputación Provincial de Alicante; Aquology; Archivo Histórico Municipal de Elche; Archivo Histórico Municipal de Orihuela; Archivo Municipal de Benidorm; Archivo Municipal de Villajoyosa; Archivo Profesional de Juan Antonio García Solera; Archivo Profesional de Juan Guardiola Gaya; Archivo Profesional de Luis Marés Feliu; Arxiu Històric Municipal d’Alcoi; Asociación Alicante Accesible; Ayuntamiento de Banyeres de Mariola; Ayuntamiento de Elche; Ayuntamiento de L’Alfàs del Pi; Ayuntamiento de Petrer; Ayuntamiento de Torrevieja; Biblioteca Nacional de España; Biblioteca Valenciana Digital; Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu; Biktra; Blog Alicante Vivo; Alfredo Campello; Canal Patrimonio; CdT Alicante, Centro de Turismo Alicante; CdT Benidorm, Centro de Turismo Benidorm; Centro Superior de Idiomas de la Universidad de Alicante; Centro TLC Dénia; Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante; A. Conesa Morales; Consejo Regulador Denominación Origen Protegida Vinos Alicante; A. Darblade; Dénia Creative City, Ayuntamiento de Dénia; Diario digital Denia.com; Diario ABC; Diario Información; Estación de Autobuses de Alicante; Estudio Carme Pinós; Familia Gäbel; Fundación La Alcudia; Grupo Bali; Grupo Casaverde; Histobenidorm, Blog de la Historia de Benidorm; HOSBEC, Asociación Empresarial Hotelera de Benidorm y la Costa Blanca; Hotel del Juguete, de Ibi; Hotel Meliá Villaitana, de Benidorm; IES Mediterránea, de Benidorm; IES Tirant Lo Blanc, de Elche; IMED Hospitales; INVAT.TUR, Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas; Francisco David Lucha Ojeda; MACA, Museo Arte Contemporáneo de Alicante; MARQ, Museo Arqueológico de Alicante; José A. Moya; MUBAG, Museo de Bellas Artes Gravina; Museo del Calzado (Elda); Museo Villa Romana de l’Albir; Office of Architecture in Barcelona Carlos Ferrater Partnership; Oficina de Turismo de El Campello; Paco Grau; Paisajes Españoles; Parque Natural de Serra Gelada; Polaris World; Quique Dacosta Restaurante; Llum Quiñonero; Restaurante BonAmb Restaurant; Restaurante Casa Pepa; Restaurante La Finca; Restaurante L’Escaleta; Restaurante Monastrell; Javier Riera; Borja Rodríguez; Servicio de Carreteras de la Diputación Provincial de Alicante; Servicio de Relaciones Internacionales de la Universidad Miguel Hernández de Elche; Shutterstock; SICTED, Sistema Integral de Calidad Turística Española en Destinos; José Soler; Diario digital Sport.be; Tourist Info Alcoy; Tourist Info San Fulgencio; Tourist Info Teulada Moraira; Turespaña; M. Vera; Vilamuseu, Ayuntamiento de Villajoyosa; Visit

Benidorm; Visit Elche; Vissum Corporación Oftalmológica; Vivood Landscape Hotel.

La revista Canelobre agradece especialmente la colaboración de Cristina Espinosa y Manuel Pulido, del Archivo Fotográfico de la Diputación de Alicante; de Santiago Linares, Agustín Medina y Elvira Sánchez, del Archivo Histórico Municipal de Alicante; de la Fundación Caja Mediterráneo y de

Luis Castroverde, Víctor Mirete y Jose Manuel Quintana, del Patronato Provincial de Turismo Costa Blanca.

Relación de imágenes de cubierta, contracubierta y portadillas interiores en página 445.

Asimismo, la revista Canelobre agradece a todos los particulares, organismos e instituciones que, de forma desinteresada, han aportado datos e información para El turismo en Alicante y la Costa Blanca.

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Representación de la costa litoral de la provincia de Alicante (Elaboración propia a partir de la superposición de la serie cartográfica CV10 del Instituto Cartográfico Valenciano y la ortofotografía del Instituto Geográfico Nacional, versión actual del PNOA).

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Toda actividad humana requiere de un espacio físico en el que desarrollarse: la actividad turística no es una excepción y, por ello, se asienta en ciudades y territorios propuestos para ese propósito. En este sentido, el modelo urbanístico sobre el que se asientan los espacios turísticos constituye un elemento relevante en su configuración. Así, el urbanismo define la organización territorial y urbana de las actividades y usos, mientras que la arquitectura define la forma de los edificios que acogen esas actividades y usos (Martínez, 2004; Granell, 2002).

Si se considera que el espacio turístico es «el territo-rio donde se localizan los elementos que están relaciona-dos con la actividad turística: los recursos que pueden ser aprovechados para formar productos turísticos, las infraes-tructuras de acceso y apoyo, los alojamientos y el espacio de las actividades» (Vera et al., 2011: 83) el urbanismo se convierte en una herramienta básica para la planificación de los destinos que debe encargarse de orientar estratégi-camente el desarrollo de las ciudades turísticas y poner en valor su paisaje articulando las diferentes actividades del ocio (Pié y Rosa, 2014; Sabaté, 2014).

En la Costa Blanca, el importante desarrollo de la acti-vidad turística está relacionado con el intenso crecimiento de las ciudades y, particularmente, con la transformación de gran parte del litoral donde los procesos de urbanización intensiva han ocupado durante las últimas décadas gran parte del valioso espacio costero. Por tanto, puede afirmarse que turismo, urbanización y planeamiento urbanístico se han desarrollado paralelamente en este ámbito geográfico.

Precisamente, los territorios de alto valor paisajístico constituyen el principal recurso para la práctica turística, más aún cuando el atractivo fundamental reside en disfru-tar del sol y la playa. Esta cuestión está relacionada con el hecho de que este tipo de turismo costero busca el disfrute de espacios y paisajes naturales sin renunciar a las como-didades que ofrece el entorno urbano. De modo que, por un lado, las ciudades tradicionales han crecido, adaptándose a las nuevas exigencias turísticas y, por otro lado, han sur-gido nuevos espacios urbanizados específicos para aten-der dichas demandas (Tuset and Temes, 2015).

Esta consideración urbana y territorial nos permite distinguir dos patrones de implantación de los espacios

turísticos del litoral de la provincia de Alicante; por una parte aquellos desarrollos apoyados en las estructuras urbanas preexistentes y, por otra parte, los nuevos asenta-mientos suburbanos que surgen al margen de la ocupación territorial anterior. Así, se estudian las ciudades turísticas y los desarrollos suburbanos aislados.

LA CIUDAD TURÍSTICA EN LA COSTA BLANCA

El suelo que se ha transformado desde el inicio de la actividad turística en la Costa Blanca ha discurrido por dife-rentes etapas de planificación y desarrollo.

Al principio, la actividad turística comienza a implan-tarse de forma espontánea para, más tarde, consolidar algunos asentamientos en torno a núcleos históricos y próximos a la línea de costa; y, posteriormente, desarro-llar una localización en el interior en forma de grandes bol-sas de urbanización, implantándose fundamentalmente el denominado turismo inmobiliario (Huete et al., 2008).

Aunque en una etapa inicial los desarrollos urbanísti-cos fuesen un tanto espontáneos al amparo de normas subsidiarias y mínimas reglas de planeamiento, los pla-nes generales que se aprueban durante el último tercio del siglo XX, se elaboran siguiendo las técnicas y crite-rios pensados para la ciudad convencional y no tienen en cuenta estrategias específicas de planificación turís-tica (Navalón, 1995; Vera, 1987). Es decir, no se incorpo-ran desde el planeamiento urbano aquellos atributos que de forma específica afectan a una ciudad pensada para el aprovechamiento turístico. Únicamente puede conside-rarse el caso de Benidorm como la excepción a esta situa-ción, pues su Plan General de 1956 y sus modificaciones abordan de forma frontal una planificación urbana al ser-vicio del turismo (Gaviria, 1971, 1974; Martínez y Oliva, 2012)

Con carácter general se puede afirmar que, en la mayo-ría de los casos, la planificación urbanística de los munici-pios costeros no se ha adecuado al equilibrio territorial y se ha confundido el potencial del desarrollo turístico con otros tipos de desarrollo como el inmobiliario, el hotelero o el referido a otras actividades específicas (golf, resorts,

El urbanismo y la urbanización del turismoPablo Martí Ciriquián Almudena Nolasco CirugedaÁrea de Urbanística y Ordenación del Territorio Departamento de Edificación y Urbanismo Universidad de Alicante

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Pablo Martí Ciriquián y Almudena Nolasco Cirugeda

parques temáticos, etc.) (Ivars et al., 2013; Vera, 2005). Ambos desarrollos, tanto el urbano como el turístico, se han materializado de distintas formas y con diferente carácter (Nolasco, 2015) dando soporte a distintos tipos de demanda y siguiendo las diferentes estrategias. Estas estrategias de desarrollo urbanístico han estado reforza-das por modelos turísticos específicos que los municipios litorales han consolidado a lo largo de estos años [fig. 1].

En este sentido, los distintos desarrollos turísticos en la Costa Blanca se han generado entornos urbanos que dan soporte a la actividad turística de modos distintos y, a la vez, complementarios. Esta diversidad está determinada

fundamentalmente por el carácter de los asentamientos determinado por distintas cuestiones propiamente urbanís-ticas y que definen su imagen y cualidades. Entre otros, el tipo de edificación que da soporte a las actividades turísti-cas, la presencia del paisaje natural, la forma en que se orga-niza el espacio y el tipo de visitante al que atraen, condicio-nados fuertemente no solo por el tipo de alojamiento que se ofrece al visitante, sino también, por los equipamientos y servicios que sirven a las actividades del ocio y que son característicos del espacio turístico. Se trata de aquellas «piezas mínimas» (Pié Ninot, 2013) que complementan la oferta de alojamiento y determinan el carácter del espacio turístico potenciando el valor estratégico del destino.

Por una parte, los desarrollos urbanos –o más con-cretamente los urbano-turísticos– tienen su origen como continuación del tejido de núcleos de población tradicio-nales. Forman continuos de ciudad con cualidades típica-mente turísticas que introducen las mencionadas «piezas mínimas» y otras peculiaridades de la trama que son muy comunes en este tipo de asentamientos: mayor cantidad de espacios libres de uso comunitario en parcelas, ausen-cia de locales comerciales en zócalos continuos o plantas bajas y la introducción de elementos naturales en el paisaje urbano. También las tipologías edificatorias residenciales y hoteleras son diferentes a las que construyen el conti-nuo urbano tradicional, pues en los entornos turísticos se observan mayor proporción de tipologías de edificación abierta y viviendas unifamiliares que se agrupan de for-mas diferentes con un carácter y disposición propiamente urbanos –en hilera o formando conjuntos en manzana–. Se trata de una singularidad urbanística y arquitectónica inte-resante, sobre todo al comparar los tejidos urbanos de una ciudad tradicional y de una ciudad turística y que explica cómo las diferentes actividades humanas requieren distin-tas formas espaciales para un adecuado desarrollo de las mismas [fig. 2].

Más aún, si se pueden constatar las diferencias urba-nísticas y arquitectónicas en la morfología de las ciudades turísticas y tradicionales, igualmente podemos señalar ras-gos identificativos y diferenciales en la forma urbana de las ciudades turísticas según el modelo turístico al que atien-den. Así los destinos turísticos caracterizados por su carác-ter rotacional o dinámico, playa de Levante en Benidorm por ejemplo, presentan una mayor presencia de edificios hote-leros, apartamentos en bloque o torre en altura; en aquellos destinos más vacacionales, entre ellos la franja costera al norte de Dénia, destacan entre sus edificaciones destina-das al turismo, el predominio de los bloques lineales pluri-familiares de mediana altura; y, como modelo alternativo a los anteriores, basado en el turismo residencial, nos encon-tramos con las urbanizaciones de viviendas unifamiliares adosadas formando manzanas [fig. 3].

Uno de los aspectos más comunes a los desarrollos turísticos de carácter urbano, se centra en su localización junto a emplazamientos próximos a la costa permitiendo, por su densidad edificatoria, alojar un mayor número de visitantes en entornos de fácil acceso a la playa y consi-guiendo aproximar la comodidad de lo urbano al espacio natural de la costa.

Figura 1. Cabo Cervera, en Torrevieja; Las Marinas, en Dénia y San Juan Playa, en Alicante (Fuente: Office of Architecture in Barcelona Carlos Ferrater Partnership, OAB) (Las imágenes están a la misma escala).

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El urbanismo y la urbanización del turismo

En relación con la mencionada construcción de «pie-zas mínimas», frecuentemente, estos entornos vacaciona-les se salpican de hoteles y otros establecimientos regla-dos que introducen el alojamiento rotacional (dinámico) en lugares alejados del centro histórico de la ciudad y próxi-mos al sol y la playa, por lo que, en estos asentamientos, se mezcla la construcción de espacios para turistas de corta estancia con espacios para veraneantes que se trasladan a estos «barrios de vacaciones» durante la temporada esti-val. Precisamente, la definición material de esas piezas mínimas, en el caso de los hoteles, ha estado vinculada a los debates en el marco de la cultura arquitectónica de cada uno de los periodos concretos. Si el Parador de Jávea se convertía en referencia en la cultura arquitectónica de fina-les de la década de los sesenta del siglo pasado, el hotel Bali de Benidorm forma parte de las referencias más recientes como hotel en altura.

También son característicos de estos entornos algunos equipamientos que propician el disfrute de la naturaleza y el acercamiento al mar como los paseos marítimos o los puertos deportivos.

El paseo marítimo es la fina línea que separa lo urbano de lo natural. Algunas de las más recientes intervenciones han puesto en valor el uso de la playa pues, como ya se ha comentado, la infraestructura propiamente urbana facilita el acceso al entorno natural aportando comodidades pro-pias de la ciudad (Nolasco y García, 2014; Serrano et al., 2014). Es el caso de los proyectos de los paseos maríti-mos de la playa de Poniente en Benidorm (Carlos Ferrater) [fig. 4] o el de Juan Aparicio en Torrevieja (Carme Pinòs) [fig. 5], ambos son ejemplos de la revitalización y revalo-rización del espacio público en entornos turísticos a tra-vés de proyectos del espacio público, con un carácter inte-grador de las actividades específicas de estos espacios y

Figura 2. Asentamientos turísticos en continuidad con el tejido de centro histórico tradicional: Benidorm, Santa Pola y Guardamar del Segura. (Fuente: Plan Nacional de Ortografía Aérea) (Las imágenes están a la misma escala).

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ofreciendo un nuevo paisaje urbano y natural de calidad (Martí y Melgarejo, 2016)

En el caso de los puertos deportivos, son numerosos los casos de los puertos pesqueros que se han remodelado en los últimos años para ofrecer un uso más turístico junto con una mejor imagen de la ciudad para transformarse en lugares de recreo. Habitualmente, los puertos deportivos cuentan, no sólo con actividades propias de la náutica sino que se combinan con una variada oferta en restauración e incluso ocio nocturno. Es el caso, por ejemplo, de la reciente remodelación del puerto de Santa Pola [fig. 6]

A este respecto, también existen una cierta cantidad de desarrollos vacacionales a lo largo de la Costa Blanca que se construyen originalmente en el entorno de los puertos

deportivos y han crecido constituyendo pequeñas ciudades de vacaciones como es el caso de Dehesa de Campoamor en Orihuela Costa [fig. 6].

LOS DESARROLLOS SUBURBANOS AISLADOS Y EL TURISMO RESIDENCIAL

Frente a los desarrollos urbanos integrados en ciuda-des tradicionales o conurbaciones costeras apoyadas en los viarios de comunicación litoral, el otro grupo de asenta-mientos turísticos mencionados, con una lógica de inser-ción territorial diferente se corresponde con los desarrollos suburbanos aislados. Se trata, además, de los protagonis-tas de los procesos de crecimiento urbano-turístico más reciente; pues, a través de una variada y accesible oferta inmobiliaria, han conseguido atraer a aquellos turistas que buscan la Costa Blanca como lugar para residir más que para visitar.

Estos asentamientos se localizan tanto cercanos a la costa como al interior, pero desvinculados totalmente del mar, configurando dos tipos de espacios turísticos muy diferentes. En el caso de los primeros, su localización junto a la costa les proporciona o bien un buen acceso a la playa –como sucede, por ejemplo, en Las Rotas (Dénia)– o, si por el contrario esta no existe y el acceso al mar es difícil, las vistas privilegiadas de un paisaje costero espectacu-lar [fig. 7]. En el segundo caso, su localización al interior, habitualmente en municipios del prelitoral de la provincia, proporciona un entorno en el que disfrutar del buen clima y del espacio libre a un precio mucho más reducido que en emplazamientos cercanos al mar [fig. 7].

Frecuentemente, el primer tipo de desarrollos subur-bano-turísticos –junto a la costa– se encuentran en la parte más septentrional de la costa provincial, mientras que el segundo caso –al interior– es más propio de las áreas más meridionales de la provincia.

Para estudiar, tanto las similitudes como las diferen-cias urbanísticas que se identifican en estos asentamien-tos turísticos suburbanos de la Costa Blanca resulta con-veniente centrarse en dos aspectos que condicionan fundamentalmente su morfología: la topografía en la que se asientan y el planeamiento que ha establecido sus pautas de desarrollo.

Por una parte, el condicionante topográfico influye tanto en la disposición y forma de ocupación del territo-rio como en la mayor o menor dificultad de acceso para los procesos de construcción. Por este motivo es frecuente encontrar que en los asentamientos localizados en topo-grafías escarpadas las parcelas tienen un menor tamaño y las edificaciones rara vez forman conjuntos mientras que en las llanuras las parcelas son mayores y en muchas oca-siones las viviendas se agrupan formando grandes com-plejos que comparten servicios comunitarios de ocio y deporte.

Por otra parte, las normas urbanísticas del planea-miento que regulan el crecimiento en los municipios propi-cian unos modelos de desarrollo u otros. De este modo, en la zona norte de la provincia, como sucedió en el municipio

Figura 3. Benidorm, Dénia y Torrevieja –Tipologías– (Fuente: Plan Nacional de Ortografía Aérea) (Las imágenes están a

la misma escala).

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El urbanismo y la urbanización del turismo

Figura 6. Puerto de Santa Pola (izquierda) y Puerto Deportivo Dehesa de Campoamor (derecha). (Fuente: Plan Nacional de Ortografía Aérea) (Las imágenes están a la misma escala).

DETALLE PLANTA PAVIMENTOS

PLANTAS DIRECTRICES - PLATAFORMAS - SECCIONES - ALZADO GENERAL

Figura 5. Sección del Proyecto del Paseo Marítimo Juan Aparicio de Torrevieja, por Carme Pinòs (Estudio Carme Pinòs).

Figura 4. Imágenes del Proyecto del paseo Marítimo de Poniente (Benidorm), de Carlos Ferrater (Office of Architecture in Barcelona Carlos Ferrater Partnership –OAB–).

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Pablo Martí Ciriquián y Almudena Nolasco Cirugeda

de Dénia, la calificación de suelo como «rústico de interés turístico» propició el desarrollo de pequeñas construccio-nes turísticas y segundas residencias en el parcelario hasta entonces de uso agrícola, gracias a la regulación de la edi-ficabilidad máxima en las parcelas y el establecimiento de la dimensión de parcela mínima acordes. Mientras que en la zona sur, la aprobación tardía de los planes generales de distintos municipios favoreció el desarrollo de suelos con fines turísticos a partir de la aprobación de planes parciales que planteaban la construcción de grandes bolsas de suelo destinadas a satisfacer la creciente demanda de inmuebles en entornos vacacionales.

Respecto a aquellos aspectos que caracterizan estos desarrollos suburbanos de manera más general destacan las siguientes cualidades comunes en muchos de ellos.

En primer lugar, estas nuevas urbanizaciones han gene-rado grandes bolsas de edificación independientemente de la localización del asentamiento –junto a la costa o al inte-rior– donde las tipologías de vivienda unifamiliar en parcela aislada o adosada son las más abundantes con gran diferen-cia. Además, la construcción masiva de este tipo de desarro-llos ha deteriorado algunos de los paisajes y territorios de mayor valor paisajístico, ecológico y natural, especialmente en aquellos casos en los que la edificabilidad y la ocupación del suelo no se ha planteado de manera acorde al entorno. Más aún, se ha llegado a dar la paradoja de que en el mismo periodo temporal en el que se protegía un determinado espacio natural se desarrollaba el planeamiento cercano o entorno a ese mismo espacio (Martí y Nolasco, 2012).

En segundo lugar, estos asentamientos suburbanos se localizan, frecuentemente, próximos a núcleos urbanos tra-dicionales aunque no exista continuidad ni con su trama ni con los viarios de carácter urbano. Así, apoyados en viarios territoriales mantienen una imagen de ciudad aislada, «ex novo» o de nueva planta, a modo de «new town» de carac-terísticas peculiares al mantener condiciones de implan-tación que contribuyen a la desarticulación territorial de estos nuevos usos residenciales (Ponce, 2006).

En tercer lugar, estos asentamientos satisfacen la demanda del turista residencial –turista inmobiliario– que busca invertir en una segunda residencia en territorios costeros donde disfrutar del tiempo libre durante largas temporadas o incluso con vistas a la jubilación. Este es el caso, sobre todo, de residentes extranjeros que buscan en la costa mediterránea una vivienda donde pasar parte del año aprovechando la buena temperatura y la calidad de vida del entorno mediterráneo (Huete y Mantecón, 2013; Mazón et al., 2009).

Por último, en los desarrollos suburbanos aislados esca-sea la construcción de piezas mínimas características del turismo de sol y playa. No existen infraestructuras propias y exclusivas de este tipo de asentamientos aunque sí es cierto que abundan los centros comerciales, destinados a satisfacer la demanda de comercio al por menor (pequeñas tiendas de barrio) y mayor proporción de locales dedicados a la restauración y algunas actividades de ocio (alquiler de vehículos para el ocio, excursiones, buceo, etc.).

Estos nuevos escenarios se diseñan como comple-jos que constituyen por sí mismos «el principio y el fin del escenario turístico» (Vera et al., 2011: 89) superan la defi-nición de «pieza mínima» en tanto en cuanto «no son la mínima expresión de aquello que hace turístico un lugar» sino que constituyen referencia a nivel regional como ele-mento estratégico (Pié, 2013: 30).

Respecto a las diferencias y singularidades que presen-tan estos desarrollos suburbanos aislados destinados al turismo, tal y como se ha señalado, están vinculados prin-cipalmente a dos condicionantes: la orografía y el modelo urbanístico seguido.

Una primera distinción entre estas nuevas urbaniza-ciones es la imagen percibida de estos asentamientos, en

Figura 7. Altea Hills (Altea), La Marina-Oasis (San Fulgencio) y Gran Alacant (Santa Pola) (Fuente: Plan Nacional de Ortografía Aérea)

(Las imágenes están a la misma escala).

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cuanto a su grado de integración en el territorio en el que se asientan. Respecto a dicho impacto, además de la orogra-fía que evidencia o minimiza la percepción de estos asenta-mientos, uno de los aspectos más relevantes son las con-diciones urbanísticas de desarrollo urbano: la parcelación, la edificabilidad, la ocupación y la tipología. Así, la dimen-sión de la parcela y su relación con la ocupación afecta doblemente ya que define la trama del asentamiento, por un lado, y permite o no la existencia de espacio destinado a la vegetación que ofrezca una imagen externa en la que la edificación propiamente dicha casi no se percibe; por el otro, la edificabilidad condiciona la altura de las construc-ciones y según su ubicación territorial define el impacto de dichas edificaciones; la ocupación establece cuanto suelo se edifica y cuanto se mantiene libre, con implicaciones medioambientales evidentes y de percepción exterior que afecta al impacto visual; y, la influencia de las tipologías edificatorias que no solo condicionan la densidad de los espacios urbanizados sino que afectan a la permeabilidad visual y a la relación de espacios libres urbanos.

Todas las variables anteriores permiten, evidentemente, un amplio abanico de soluciones y situaciones que se pue-den reconocer en el territorio de la Costa Blanca. A modo de ejemplo de casos extremos en los que la parcelación, tipología, ocupación y edificabilidad ofrecen dos imágenes absolutamente dispares, podemos citar las de Moraira y

Benitaxell al norte o La Dehesa de Campoamor y San Miguel de Salinas en el sur de la provincia.

Respecto a los desarrollos con una cierta singularidad, resulta imprescindible referirse a las urbanizaciones aso-ciadas a los campos de golf (Martí y García, 2009). Se trata de un modelo inmobiliario relativamente reciente que ha sido acogido tanto en la Costa Blanca como en la mayoría de los territorios turísticos. En el caso concreto de la pro-vincia de Alicante este nuevo modelo de urbanización se ha materializado en espacios tradicionalmente vacacio-nales con nueva vocación residencial como es el caso de San Juan Playa o en áreas aisladas de buena accesibilidad rodada como son los casos de Alenda Golf (Alicante), La Sella (Dénia), La Marquesa (Rojales), Bonalba (Mutxamel) o el complejo de Villaitana (Benidorm). En estos casos, los complejos construidos sí funcionan a modo de las piezas mínimas del turismo mencionadas por Ricard Pié.

LA IMPORTANCIA DE LA INTERPRETACIÓN URBANÍSTICA DEL ESPACIO TURÍSTICO

Tal y como se ha descrito, el panorama urbanístico vin-culado al turismo que la Costa Blanca ofrece es diverso y complejo. Dicha variedad y riqueza tiene su razón de ser en la importancia de la actividad turística a lo largo de muchas

Figura 8. Áreas urbanizadas con parcelación y tipologías diferentes: en el norte de la provincia Cap Blanc (superior izquierda), Cumbres del Sol (superior derecha) y al sur Dehesa de Campoamor (inferior izquierda) y Villamartín (inferior derecha) (Fuente: Plan Nacional de Ortografía

Aérea) (Las imágenes están a la misma escala).

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décadas así como en la apuesta por diversificar la oferta, incorporando nuevos atractivos para diferentes deman-das turísticas y vacacionales. Cada uno de los modelos turísticos que la Costa Blanca ofrece ha tenido una mate-rialización diferente desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico. Así se pueden identificar distintas confi-guraciones urbanas que responden mejor al turismo rota-cional, vacacional o residencial; y dentro de estos mode-los turísticos a las diferentes exigencias expresadas en la demanda por parte de sus usuarios.

De igual manera, se impone en estos momentos una reflexión sobre el difícil equilibrio entre dos estrategias: por un lado, el mantenimiento de aquellos territorios más o menos litorales sin ocupar y que en muchas ocasiones son la razón de la actividad; y, por otro lado, la presión urba-nística que sigue demandando espacios en los que ofrecer una mayor oferta. Se trata de un balance que exige pensar en las próximas décadas y no únicamente en los beneficios a corto plazo. En este sentido la identificación certera de la relevancia del soporte sobre el que se desarrolla la activi-dad es uno de los puntos de partida imprescindibles para poder canalizar la importante contribución que el territorio y su paisaje aportan. No solo es imprescindible contener la presión urbanística sobre espacios singulares, como pue-dan ser los parques o espacios naturales, sino también en aquellas áreas que, no teniendo un valor medioambiental

tan alto, pueden contribuir a un importante equilibrio entre urbanización y espacios libres.

Precisamente la calidad, variedad y potencial del territo-rio de la Costa Blanca permite seguir desarrollando nuevos modelos urbanísticos de ocupación del suelo que aumenten la diversidad y adecuación de los ya existentes. El reto de los próximos años se centra en saber adecuar los desarrollos urbanísticos y las definición arquitectónica de los mismos a una nueva manera de entender el territorio y el paisaje.

En relación con aquellos destinos turísticos maduros del litoral alicantino se constata que se han convertido en estructuras urbanas complejas por la necesidad de satisfa-cer una demanda cada vez más exigente y diversa. Para ello se han visto obligados a buscar estrategias de especializa-ción y diversificación utilizando la coexistencia de distintos atractivos turísticos en un mismo lugar. Esta diversidad ha dotado a estas ciudades de una complejidad urbana que, a su vez, les dota de una gran capacidad de resiliencia en un futuro cambiante y dependiente de las circunstancias geopolíticas del Mediterráneo.

Por último, insistir en el carácter integral y relacional que existe entre el modelo turístico, el sector al que va des-tinado y la configuración espacial del destino. Sin un urba-nismo adecuado no es posible ofrecer ni un turismo urbano ni de carácter residencial con proyección futura como el que plantea la Costa Blanca.

Figura 9. Desarrollos inmobiliarios junto a campos de golf: La Sella, en Dénia (superior izquierda); Villaitana, en Benidorm (superior derecha); Alenda Golf, en Monforte del Cid (inferior izquierda) y Bonalba, en Mutxamel (inferior derecha) (Fuente: Plan Nacional de Ortografía Aérea)

(Las imágenes están a la misma escala).

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El urbanismo y la urbanización del turismo

Bibliografía

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