4
EL ZAPATERO Y EL HACENDADO Había una vez un zapatero, pobre, que cantaba todo el día y dormía toda la noche. Y había también un hacendado, muy rico, que no cantaba nunca y no dormía casi nada. ¡Ay!-dijo el hacendado-. ¿Cómo hará mi vecino, el zapatero, tan pobre, para cantar y dormir? Yo, con todo el dinero que tengo, apenas si pego los ojos y no sé cantar ni “el arroz con leche”. Así, que el hacendado llamó a la puerta del zapatero y le preguntó: ¿Cuánto dinero guardas por año?, el zapatero contestó: -Nada. Lo que gano con mi trabajo, me alcanza justito para comer. Este hombre es un simple-pensó el hacendado-. Creí que tendría algún motivo para cantar como canta y dormir como duerme, pero no tiene nada de nada. Le daré cien monedas de oro para que las guarde. El zapatero se emocionó tanto que empezó a buscar un lugar seguro donde guardar las monedas, pero cuando estaba durmiendo, lo despertó un ruido y se levantó alarmadísimo, pensando que estaban robándole las cien monedas de oro, pero por más que buscó, no encontró nada.

El Zapatero y El Hacendado

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: El Zapatero y El Hacendado

EL ZAPATERO Y EL HACENDADO

Había una vez un zapatero, pobre, que cantaba todo el día y dormía toda la

noche. Y había también un hacendado, muy rico, que no cantaba nunca y

no dormía casi nada.

¡Ay!-dijo el hacendado-. ¿Cómo hará mi vecino, el zapatero, tan pobre, para

cantar y dormir? Yo, con todo el dinero que tengo, apenas si pego los ojos y

no sé cantar ni “el arroz con leche”.

Así, que el hacendado llamó a la puerta del zapatero y le preguntó: ¿Cuánto dinero

guardas por año?, el zapatero contestó: -Nada. Lo que gano con mi trabajo, me

alcanza justito para comer.

Este hombre es un simple-pensó el hacendado-. Creí que tendría algún

motivo para cantar como canta y dormir como duerme, pero no tiene nada

de nada. Le daré cien monedas de oro para que las guarde.

El zapatero se emocionó tanto que empezó a buscar un lugar seguro

donde guardar las monedas, pero cuando estaba durmiendo, lo despertó

un ruido y se levantó alarmadísimo, pensando que estaban robándole las

cien monedas de oro, pero por más que buscó, no encontró nada.

No pudo dormir y tan cansado estaba, que apenas pudo trabajar, y menos cantar. Un

día dijo ¡Basta!, sacó las monedas y se las llevó al hacendado diciéndole –No las

quiero tener. Por cuidarlas, no hago otra cosa, ni tengo un momento de tranquilidad.

Téngalas usted que está acostumbrado a eso. Yo quiero trabajar en paz, dormir de

noche y cantar de día. Y así fue. Al otro día de nuevo se escuchó al zapatero cantar

desde el amanecer hasta bien entrada la noche.

(259 palabras)

BEARNES, Beatriz. Fábulas. Para leer en voz alta. México, Salvat: SEP, 1993. (Libros del Rincón)

GUÍA PARA EL APLICADOR:

Page 2: El Zapatero y El Hacendado

Leer mejorTercer ciclo

EL ZAPATERO Y EL HACENDADO

TEXTO PALABRA

S

Había una vez un zapatero, pobre, que cantaba todo el 10

día y dormía toda la noche. Y había también un 20

hacendado, muy rico, que no cantaba nunca y no dormía 30

así nada. ¡Ay!-dijo el hacendado-. ¿Cómo hará mi vecino, 40

el zapatero, tan pobre, para cantar y dormir? Yo, con 50

todo el dinero que tengo, apenas si pego los ojos 60

y no sé cantar ni “el arroz con leche”. Así, 70

que el hacendado llamó a la puerta del zapatero y 80

contestó: -Nada. Lo que gano con mi trabajo, me alcanza 90

justito para comer. Este hombre es un simple-pensó el 100

hacendado-. Creí que tendría algún motivo para cantar como canta 110

y dormir como duerme, pero no tiene nada de nada. 120

Le daré cien monedas de oro para que las guarde. 130

El zapatero se emocionó tanto que empezó a buscar un 140

lugar seguro donde guardar las monedas, pero cuando estaba durmiendo, 150

lo despertó un ruido y se levantó alarmadísimo, pensando que 160

estaban robándole las cien monedas de oro, pero por más 170

que buscó, no encontró nada. No pudo dormir y tan 180

cansado estaba, que apenas pudo trabajar, y menos cantar. Un 190

día dijo ¡Basta!, sacó las monedas y se las llevó 200

al hacendado diciéndole –No las quiero tener. Por cuidarlas, no 210

hago otra cosa, ni tengo un momento de tranquilidad. Téngalas 220

usted que está acostumbrado a eso. Yo quiero trabajar en 230

paz, dormir de noche y cantar de día. Y así 240

fue. Al otro día de nuevo se escuchó al zapatero 250

cantar desde el amanecer hasta bien entrada la noche. 259

Page 3: El Zapatero y El Hacendado

Leer mejorTercer ciclo

ACTIVIDAD:

Después de que el alumno haya leído el texto anterior, formule las siguientes preguntas:

1. ¿Qué tipo de texto consideras que es el anterior?

Leyenda

Fábula

Relato

Informativo

2. ¿Por qué crees que el zapatero decidió regresar las monedas al hacendado?

Ya tenía suficiente dinero

Prefería trabajar y vivir tranquilo

No le gustaba que le regalaran cosas

Porque le gustaba ser pobre

3. ¿Cuál es la enseñanza que te deja la lectura?

Respuesta libre

OBSERVACIONES:

Con esta actividad se valora la comprensión crítica del alumno al juzgar el contenido del texto bajo

su punto de vista personal, emitiendo juicios frente al comportamiento de los personajes de la fábula.

Se incluye la última pregunta con respuesta abierta para que el alumno exprese libremente los

conocimientos que tiene acerca de las situaciones reales e imaginarias.