El Zoológico de Nietzsche

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Lectura para tema 5: La moral como problema veterinario

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    El zoolgico de Nietzsche. Vida como voluntad de mutacin Csar Alberto Pineda Saldaa UNAM. Maestra en Filosofa

    Sabemos ya suficientemente cun ofensivo resulta or que alguien incluya al hombre, de manera franca y sin metforas, entre los animales [] Qu importa! No podemos obrar de otro modo: pues precisamente en esto consiste nuestro nuevo modo de ver las cosas. Ms all del bien y el mal, Para la historia natural de la moral, 202.

    i. Superacin de la moral: enriquecimiento animal

    En la veterinaria y zootecnia existe un problema, relativamente comn cuando algn

    animal silvestre es llevado al cautiverio, por ejemplo, en los zoolgicos para deleite

    de aquel otro animal curioso, el que disfruta simplemente mirando, aunque tal vez

    goce en realidad de observar cmo otros animales caen en reclusin, del mismo modo

    que sucedi con l hace miles de aos en la historia evolutiva. Cuando dichos animales

    acostumbrados a un territorio sin cercas, a jugarse la vida en cada acometida, a los

    retos de la caza, la intemperie o la sequa son contenidos repentinamente en un

    espacio limitado, con presas y parejas reproductivas limitadas, inclusive con horarios

    de comida establecidos, comienzan a observarse comportamientos y efectos

    patolgicos en la conducta animal, todo ello concentrado bajo el trmino estrs. Al no

    poder dar cause normalmente a sus instintos e impulsos, lejos de las necesidades y el

    entorno salvaje, algunos animales confinados desarrollan estereotipias conductas

    aleatorias, repetitivas, sin aparente sentido ni finalidad, fenmeno ejemplificado con el

    famoso len enjaulado, otros se violentan a s mismos se lamen o rascan

    frecuentemente en un mismo lugar, hasta desarrollar laceraciones, hasta sangrar o a

    otros especmenes; finalmente, la seal inequvoca de estrs animal en cautiverio es la

    falta de apareamiento y reproduccin, al grado que en la actualidad, el hecho de que

    algunos especmenes logren reproducirse en cautiverio es motivo de encabezados en

    muchos noticieros terminan siendo, en efecto, animales ascetas.

    Ya se adivina en dnde hemos visto un escenario semejante, en el problema

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    del hombre como lo propone Nietzsche, la crianza de un animal civilizado, un proceso

    equivalente al despliegue de una moral dirigida a suspender los instintos que fueron

    maestros del hombre en otro momento de su historia. Tal es una primera hiptesis de

    este escrito: la problemtica de la moral, como la plantea el pensador de la Genealoga

    de la moral, se puede leer desde una perspectiva veterinaria, o en todo caso, dicha

    mirada puede enriquecer la interpretacin del problema de la moral en Nietzsche. El

    desarrollo de la mala consciencia ofrece algunas pistas iniciales: cuando la bestia

    humana se vio desplazada a la contencin de un marco social, algo que no parece

    haber sido progresivo ni mucho menos haber tenido la forma de un pacto o contrato,

    de un golpe todos sus instintos quedaron desvalorizados y en suspenso,1 pues se le

    hizo prometer, a la fuerza, que no descargara su instinto violento contra el vecino a la

    menor provocacin o antojo, que no desencadenara sus impulsos reproductivos con la

    primera hembra que considerase adecuada, que no defecara donde sintiera necesidad

    o cuando quisiera establecer una marca territorial esta prohibicin conforma uno de

    los primeros grados de sociabilidad en el hombre. El problema, ya se sabe, es que

    dichos instintos no dejaron de reclamar su satisfaccin, y cuando les fue impedido

    verterse hacia fuera, encontraron una nueva vctima hacia el interior: La enemistad, la

    crueldad, el placer en la persecucin, en la agresin, en el cambio, en la destruccin

    todo esto vuelto contra el poseedor de tales instintos: se es el origen de la mala

    conciencia.2

    En este panorama, en esta jaula, observamos al hombre deambular,

    impaciente, irritable; lo vemos comenzar a rascarse y lamerse tanto, que llega al grado

    de auto flagelarse, dirige ya la crueldad contra s mismo; lo vemos ejercitndose en

    prcticas repetitivas, mecanizadas, sin aparente finalidad fisiolgica; lo encontramos

    con trastornos alimenticios y, finalmente, reproductivos, pues ha llegado en algunos

    casos, como quiso Schopenhauer,3 a suspender la voluntad que conduce a reproducir

    la especie. Finalmente, el hombre dar con el ideal asctico, con los sacerdotes, para

    que ellos le den razn de su confinamiento, aproximadamente como un animal que

    est encerrado en una jaula, sin saber con claridad por qu y para qu, anhelante de

    1 Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado segundo, p. 108.

    2 Ibid., p. 109.

    3 Cfr. Arthur Schopenhauer, los Complementos al libro cuarto, en El mundo como voluntad y

    representacin II.

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    encontrar razones.4 Y bien, cul es el problema de este encierro zoolgico? Desde un

    punto de vista extramoral, si una voluntad de poder mayor se ha enseoreado del

    hombre para recluirlo y disfrutar vindolo en su jaula como hace a su vez el hombre

    con algunas especies, no hay nada que reprochar. El problema es que dicho

    confinamiento, llevado as sin ms, de manera irreflexiva, conduce al incumplimiento

    del propsito inicial del zoolgico: quin disfrutara del espectculo de animales

    enfermizos, auto flagelados, apticos, errantes, trastornados? Slo un animal

    resentido, sin duda. A travs de estos encierros y prohibiciones hacia todo vestigio de

    animal salvaje, la moral se propuso formar un mejor hombre, uno que fuera manso,

    apacible, no egosta. No obstante, en palabras de Nietzsche, llamar a la domesticacin

    de un animal mejoramiento es para nuestros odos casi una broma, quien sabe lo

    que sucede en las mnageries5 duda de que con esto el animal sea mejorado. El animal

    se debilita. Se vuelve menos daino, se convierte en una animal enfermizo en virtud de

    la emocin depresiva del miedo, en virtud del dolor, de las heridas, del hambre.6

    Al menos en un zoolgico nuestro goce es cruel pero no resentido:

    disfrutamos ver a los animales privados de su entorno, en condiciones sesgadas como

    nosotros, pequeo retrato, ya se dijo, pero no nos divertira mucho el verlos

    postrados en el suelo, y si murieran se acabara el espectculo en el zoolgico, que es

    uno de los mltiples puntos de fuga para la sublimacin de nuestras crueldades. Como

    un intento de paliar todas estas consecuencias del cautiverio artificial, los veterinarios

    y zootcnicos, ya en el siglo XX, propusieron la estrategia del enriquecimiento animal:7

    para no atrofiar el libre flujo instintivo de los animales, y provocar de tal modo que

    ste se exprese posteriormente de una manera destructiva, errtica, negadora de la

    vida, el criador le plantea juegos o retos al animal; por ejemplo, en lugar de colocar

    habitualmente el alimento en una charola, la comida se coloca en un lugar de difcil

    acceso, de forma que el animal deba ingenirselas para llegar a ella, ejercitarse, crear

    4 Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado tercero, p. 180.

    5 Las mnageries son el antecedente directo de los zoolgicos actuales; eran jardines especiales en los

    cuales los gobernantes y aristcratas ms poderosos recluan animales exticos, como muestra de su

    riqueza y conquistas. 6 Friedrich Nietzsche, Los Reformadores de la humanidad, en El ocaso de los dolos, p. 80.

    7 Para un panorama del enriquecimiento animal, en relacin en el estrs en cautiverio, cfr. Kathy

    Carlstead y David Shepherdson Alleviating Stress in Zoo Animals, en G.P. Moberg y J.A. Mench, The Biology of Animal Stress, CABI Publishing, Oxfordshire, 2000.

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    soluciones, resolver enigmas, correr, destruir lo que se oponga en su camino y hasta

    colaborar con otros individuos. La cuestin es no negar el instinto, sino estimularlo a

    travs de juegos y problemas.

    En esto ltimo encontramos matices semejantes a la apuesta de Nietzsche

    por la potencia creadora, que no niega el cuerpo y la vida, sino que constituye su

    mxima sublimacin. El individuo creador,8 sea cual sea el objeto de su arte su propio

    cuerpo, su mente, la filosofa, la historia, la sociedad se ejercita en las antiguas tareas

    de la destruccin, la crueldad, para edificar una visin, plasmar su interpretacin del

    mundo, todo ello a manera de juego y problema; es como el nio de Zaratustra,9 que

    despus de ser len, tal vez enjaulado, aprende por fin a ser jovial, una autntica

    madurez que significa haber reencontrado la seriedad que de nio tena al jugar.10 El

    arte y la creacin seran un enriquecimiento animal para el hombre extramoral, quien

    tal vez vuelva a cazar, aunque no imaginemos el objeto de su caza, con la misma

    seriedad que lo hacamos cuando ramos animales sin ms acaso hemos dejado de

    serlo?

    Ahora bien, el enriquecimiento animal no es necesario en todos los casos,

    solamente cuando hay condiciones desfavorables, en suma, cuando se detecta estrs.

    Todas las especies tienen criterios distintos para estresarse, y modos muy variados de

    expresar dicho estado, pero la seal inequvoca para detectar estrs animal es la falta

    de reproduccin, esto lo saben muy bien los veterinarios, y por ende se trata del

    primer indicador a observar en la vida en cautiverio. No obstante, no todos los

    animales recluidos tienen problemas de reproduccin, es decir, no a todos les molesta

    su cautiverio. Se adivina ya cules estn en este caso? Se trata de los animales de

    granja, que han sido criados para producir. Por mucho que moralmente nos parezca

    inaceptable ver decenas de cerdos transportados en un camin, o a centenares de

    pollos, conejos y corderos recluidos en diminutos corrales, stos siguen

    reproducindose, y por montones, una pequea seal de que tal vez no la estn

    pasando tan mal como nosotros creemos, sntoma de que no estn estresados.

    Despus de un milenario proceso de evolucin, simbiosis y domesticacin, estos

    8 Cfr. La genealoga de la moral, Tratado tercero, 25, donde Nietzsche describe al arte como un mejor

    rival para el ideal asctico, en comparacin con la ciencia. 9 Cfr. Friedrich Nietzsche, De las tres transformaciones, en As habl Zaratustra.

    10 Friedrich Nietzsche, Sentencias e interludios, en Ms all del bien y del mal.

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    animales de granja renunciaron al desquite arbitrario de sus instintos en un entorno

    libre, a cambio de la calidez de una lmpara humana, del alimento rutinario y seguro, e

    inclusive, de la reproduccin cmoda y asistida. Todos ellos buscan una mano que los

    gue, una cerca, una jaula, un corral que les garantice la vida.

    En cierta medida, quiz es una buena seal que an nos indignen las

    condiciones en que existen los animales de produccin aunque ellos no parecen

    molestarse tanto, pequeo lapsus de una valoracin ms salvaje, de que algo en

    nuestro interior an prefiere la vida lejos de los corrales. Pero dicho lapsus parece

    quedar sepultado por la corriente dominante: el instinto de rebao. Como el cordero,

    como todos los animales de granja, tal vez estemos hoy perfilndonos hacia el final de

    un largo camino de domesticacin, del cual somos acaso el fruto ms maduro11 y

    tardo, de modo que como la oveja no veamos ya con dolor a las cercas como una

    imposicin violenta, sino como la tranquilizante conduccin hacia una vida quieta,

    segura, un alivio, un blsamo y analgsico. A final de cuentas, como estos animales de

    granja, hemos preferido que nuestro alimento y medios de vida estn siempre

    disponibles, garantizados, en lugar de crear constantemente nuevos caminos, juegos y

    problemas para vivir. Quiz sea esto parte de lo que se juega en la esencia de la tcnica

    contempornea, segn ciertas pistas de Heidegger,12 ante la posibilidad de que todo

    devenga constantemente dis-ponible, en reserva, accesible sin el mnimo esfuerzo;

    pero ya sabemos lo que sucede en un zoolgico empobrecido: cuando todo, desde

    nuestra comida hasta nuestro apareamiento est al alcance de un botn, qu nuevos

    sistemas de crueldades habrn de irrumpir para dar cauce a la vitalidad suspendida?,

    qu nuevas patologas, estereotipias y autoflagelaciones desarrollaremos? O bien, si

    todo esto se logra sin problemas y sin dolor, ser indicio de que al final lo hemos

    conseguido: nos habremos convertido completamente en corderos. Tal vez valdra la

    pena interpretar a la tcnica como el producto ms refinado en la historia de la moral y

    el ascetismo.

    11

    Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado segundo, p. 77. 12

    Cfr. Martin Heidegger, La pregunta por la tcnica, en Filosofa, ciencia y tcnica.

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    ii. Metstasis: moral nica

    Y bien, cul es el problema con esta moral asctica? Despus de todo tiene su

    sentido; sin su asistencia, seguramente un puado de bestias rubias o negras

    gobernaran unos cuantos clanes, y entre asesinatos, robos y ultrajes, el homo sapiens

    que seguramente no se llamara as no pasara de ser una aburrida especie

    endogmica de frica o Asia central. El mismo Nietzsche reconoce su lugar en la

    historia de los despliegues de la voluntad de poder. El problema es que dicha moral,

    dominante durante casi dos milenios, pretende ser y se presenta como la nica

    posible. Tal vez se pregunte: no concuerda ello con los rasgos de la voluntad de poder

    que busca imponerse sobre lo dems? No es tan simple, la vida como voluntad de

    poder busca imponerse, s, pero como afirmacin de s misma, no como negacin de lo

    dems; sta es la gran diferencia entre lo afirmador/activo y lo reactivo. La moral

    resentida, reactiva dice no, ya de antemano a un fuera, a un otro, a un no-yo,

    y ese no es lo que constituye su accin creadora.13

    De nueva cuenta, cul es el problema de que algo niegue todo lo dems y se

    afirme como lo nico? Es un problema que concierne a la vida, es la cuestin del

    cncer, al menos en dos sentidos. En primer lugar, y sobre todo cuando la moral

    asctica se encarna en las religiones con su pathos predicador y evanglico, stas

    quisieran lograr que todo otro modo de sentir la vida fuera considerado falso y se

    volviera imposible.14 Con esto, olvidan que son slo medios y se asumen como fines

    en s mismas; buscan imponer su modelo de hombre ideal el manso, sumiso,

    expectante por la llegada final de un trasmundo como el nico, perfecto, intentan

    fijar finalmente a ese animal disperso que es el hombre. En segundo lugar, con su

    programa de indulgencia y misericordia, buscan defender a toda forma de vida en

    general, sin importar su condicin enfermiza: Intentan conservar, mantener con vida

    cualquier cosa que se pueda mantener [] han conservado demasiado de aquello que

    deba perecer. 15

    sta es la operacin misma del cncer, en el cual hay una falla en la apoptosis,

    13

    Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado primero, p. 50. 14

    Friedrich Nietzsche, El ser religioso, en Ms all del bien y el mal, p. 112. 15

    Idem.

  • 7

    es decir, la muerte celular programada, un mecanismo fijado genticamente cuyo

    objetivo es controlar el crecimiento desmedido de un tejido celular, y es fundamental

    para la destruccin de clulas daadas. El cncer parece afirmar la vida, es

    reproduccin, supervivencia y crecimiento sin control, pero conocemos su efecto:

    cuando un grupo celular crece de manera ilimitada comienza a invadir otros tejidos,

    atrofiando su normal desenvolvimiento. Cuando el cncer se propaga a travs de vasos

    sanguneos y linfticos (metstasis) pueden alcanzar otros focos de crecimiento,

    nuevos rganos, hasta provocar la muerte de todo un organismo. Se dice de un tumor

    que es benigno cuando no puede propagarse por invasin y metstasis, de modo que

    no es potencialmente mortal. Por cierto, a un nivel de observacin mayor, tal vez la

    muerte, como la conocemos, tenga un papel similar al de la apoptosis: evitar que una

    forma de vida se propague e imponga sus condiciones a las dems, de modo un

    ecosistema en su conjunto se vea afectado parece que esto sucede con el hombre y

    su relacin con el planeta entero. De este modo, habra que reinterpretar la muerte,

    incluso a ella, en un sentido vital y jovial: no como el enemigo eterno de la vida, sino

    como un mecanismo a travs del cual la vida prolifera y se diversifica se ampliar este

    tema en el apartado siguiente sobre la mutacin.

    Cuando una visin, una moral, se reproduce como la nica, se la lleva en

    evangelios, panfletos y programas educativos, no podr expandirse sin control hasta

    invadir otras visiones, otros valores? Es radical el contraste con el pathos de la

    distancia, caracterstico de una moral de seores y poderosos, stos no buscan

    diseminar sus valores, no quieren convencer a nadie: slo ellos son dignos de sus

    valoraciones, slo ellos son lo suficientemente sanos y fuertes para valorar de tal

    manera. Cuando la moral nica se expande como cncer, llega al nivel de pases,

    civilizaciones y pocas enteras a travs de la historia. As, es posible leer la historia,

    como Deleuze, en tanto que desarrollo del resentimiento y reactividad a nivel

    civilizatorio: En vez de la justicia y de su proceso de autodestruccin, la historia nos

    presenta sociedades que no quieren perecer y que no imaginan nada superior a sus

    leyes. Qu Estado escuchara el consejo de Zarathustra: dejaros invertir?.16

    Hasta ahora, prcticamente no hemos conocido ninguna cultura, ninguna

    16

    Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofa, p. 194.

  • 8

    cosmovisin lo suficientemente fuerte como para no considerarse universal. Casi toda

    civilizacin antigua se autointerpret en sus mitologas como centro del universo,

    como el lugar donde los dioses crearon al hombre; y la mitologa moderna del

    progreso no es la excepcin, pues se asume como la culminacin de la historia, como

    el punto ms avanzado. En cambio, los valores joviales que propone el pensador de Sils

    Mara, implican una fuerte afirmacin de la pluralidad, no como un romntico llamado

    a la armona del gnero humano, sino como afirmacin del poder de la vida misma.

    Por ello, inclusive el bermensch no es una parada final, la cspide definitiva y esttica

    de la historia, algo ante cuyo advenimiento habra de cesar el devenir; as tambin lo

    interpreta Vanessa Lemm, para quien lo sobrehumano no supone un intento de

    estabilizar al ser humano en una especie de forma sobrehumana ideal, sino de

    provocar un contra-movimiento que cuestione aquello que se estabiliza a s mismo en

    una identidad y una naturaleza inalterables.17 La negacin de lo otro y la posterior

    afirmacin a ultranza de una identidad esttica, la cual adems se esgrime cuando no

    se busca imponer por la fuerza, a travs de guerras santas como modelo universal, en

    ello radica lo cancergeno de una moral. La moral de esclavos, conducida por el

    sacerdote asctico, con su propia meta de un hombre domesticado, no permite

    ninguna otra interpretacin, ninguna otra meta, rechaza, niega, afirma, corrobora

    nicamente en el sentido de su interpretacin.18

    Por otro lado, a pesar de todo, si se pretende bosquejar un pensamiento

    afirmativo, evitando caer en una denuncia panfletaria y resentida contra semejante

    metstasis, habra que preguntarse cul es el sentido para la vida de dicho cncer; tal

    vez albergue una posibilidad afirmativa, como sucede con el propio ideal asctico. En

    el tercer tratado de la Genealoga, Nietzsche presta armas a su rival pues todo ser

    poderoso desea un enemigo a su altura y plantea un sentido afirmativo del ideal

    asctico, esto es, un papel que debe jugar a favor de la vida sana: tal ideal ha re-

    direccionado al resentimiento, mismo que en lugar de dirigirse hacia fuera, se dirige al

    ser que lo ha generado, de modo que el ascetismo ha servido para hacer inocuos

    hasta cierto punto a los enfermos, para destruir a los incurables sirvindose de ellos

    17

    Vanessa Lemm, La filosofa animal de Nietzsche, p. 59. 18

    Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado Tercero, p. 187.

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    mismos.19 En este sentido, cabe la posibilidad de que el cncer sea una apoptosis, ya

    no ejercida a nivel celular, sino al nivel de los organismos pluricelulares y los grandes

    colectivos. De esta manera, no debera sorprender algo que muchos han notado: en

    fechas recientes los casos de cncer parecen multiplicarse. Tal vez, justo cuando un

    modo de vida monoltico el del hombre moderno occidentalse afirma sin dar cabida

    a ninguna otra alternativa, sus propios hbitos terminan por producir algn tipo de

    cncer, tarde o temprano.

    iii. Vida como voluntad de mutacin

    Con lo dicho en el apartado anterior, cabe al menos una interrogacin: por qu la

    pluralidad habra de ser conveniente para la vida? O en otras palabras, de qu

    manera la proliferacin de una moral nica, de una sola forma de vida, resultara

    perjudicial para la vida en su conjunto? Por qu se dijo anteriormente que el sentido

    de la muerte podra consistir en evitar el predominio de un solo organismo? Se trata

    de una cuestin evolutiva. Si existiera un solo organismo sea uno o varios

    especmenes con las mismas caractersticas, un solo representante de la vida, y si

    algn cambio en el entorno resultara fatal para dicha forma biolgica, con ella morira

    toda expresin de vida. En cambio, cuando existen diferentes organismos, cada uno

    con diversas caractersticas, una alteracin repentina y perjudicial del entorno no

    necesariamente aniquilar a todos ellos. Si hace 65 millones de aos, en la extincin

    masiva del cretcico-terciario, todos los seres vivos hubieran sido dinosaurios,

    probablemente ya no habra vida sobre este planeta. La vida se enriquece en la

    proliferacin de la multiplicidad.

    Tradicionalmente, en la jerga evolucionista, la capacidad de los diversos

    organismos para responder a diversas condiciones adversas se ha llamado

    adaptacin. El problema con dicha nocin es que ha remitido fcilmente a lecturas

    teleolgicas de la evolucin, como si los seres vivos se adaptaran para el calor o para el

    fro, como si desarrollaran colmillos para atacar, como si el propio organismo supiera

    lo que conviene en un determinado ecosistema y se auto-modificara en consecuencia.

    19

    Ibid., p. 165.

  • 10

    Cmo podra suceder esto? A travs de qu mecanismos? Tendra que haber un

    sujeto, una razn, un conocimiento en el ncleo de la naturaleza de la que se dice por

    ah que es sabia. Cmo evitar semejante antropocentrismo en la interpretacin de la

    vida? Cmo concebir una evolucin sin teleologa?

    En este tema, tan aparentemente biolgico, Nietzsche tambin clav los

    dientes, y lo que extrajo es digno de consideracin; en el segundo tratado de la

    Genealoga, particularmente en el pargrafo 12, critica duramente la interpretacin

    del evolucionismo positivista: Se ha definido la vida misma como una adaptacin

    interna, cada vez ms apropiada, a circunstancias externas (Herbert Spencer). Pero con

    ello se desconoce la esencia de la vida, su voluntad de poder,20 caracterizada por una

    supremaca de las fuerzas espontneas, agresivas. La adaptacin-para es un concepto

    eminentemente reactivo, significara que la vida es pasiva de entrada y cuando hay

    algn reto en el ambiente, acta, responde, reacciona en consecuencia. En la ilusin

    teleolgica, enfatiza el filsofo alemn, la gnesis de una cosa y su utilidad parecen

    coincidir, como si en la historia natural la mano hubiera surgido para sujetar, el ojo

    para ver, ignorando que todo acontecer en el mundo orgnico es un subyugar, un

    enseorearse, y que, a su vez, todo subyugar y enseorearse es un reinterpretar, un

    reajustar.21

    Pero entonces, cmo surgi la mano y cmo fue posible que, en efecto,

    sujetara? Cmo explicar que los animales de lugares fros tengan pelaje y grasa

    protectora? Por qu los seres vivos parecen tan acoplados a su medio? En lugar de

    mecanismos de adaptacin, que haran de la vida algo sumamente reactivo, sta se

    sirve de algo mucho ms afirmativo, ms inocente, se trata de un craso error: la

    mutacin. La vida no slo necesitara de la ilusin, como ha subrayado Nietzsche en

    varios lugares, sino que su evolucin misma se basara en el error tan pletrica y

    poderosa resulta, que hace del equvoco una gran potencia. La mutacin es, a final de

    cuentas, un error al copiar la informacin gentica de un individuo a otro

    descendiente.

    Recientemente, la Biologa ha revalorado el papel de las mutaciones para

    describir las derivas evolutivas. Es el caso de Gregoty Chaitin un bilogo enterado de

    20

    Friedrich Nietzsche, La genealoga de la moral, Tratado Segundo, p. 102. 21

    Ibid., p. 99.

  • 11

    algunas cuestiones de filosofa contempornea, lector de Deleuze, quien ha intentado

    explicar los eventos mutacionales como un logaritmo que acta a la manera de un

    software que acta aleatoriamente. Un paseo aleatorio productor de mutaciones

    con posibles efectos evolutivos se describe as: Intentamos conseguir una mutacin

    aleatoria, la usamos para transformar nuestro organismo actual. Si el organismo

    resultante calcula un nmero ms alto, si est mejor adaptado, entonces reemplaza al

    organismo actual. En caso contrario conservamos el organismo actual y probamos otra

    mutacin aleatoria, y as sucesivamente.22 Digamos, para poner un ejemplo simplista,

    que al interior de una raza de animales sin pelo surge eventualmente, producto de un

    error gentico, una mutacin, un individuo con pelaje. De entrada, dicho espcimen

    ser visto con recelo si es que sus padres no lo asesinaron al nacer, ser rechazado,

    despreciado; pero si acaso, en algn momento, sucediera un evento climtico que

    enfriara el clima notablemente, tal vez muchos de los congneres de tal monstruo

    moriran, l estara mejor adaptado para tales circunstancias, slo l puede salir a

    cazar en el fro, enferma menos; ahora convertido en alguien fuerte, sobrevivir, ser

    una mejor apuesta para la reproduccin; en sus hijos se replicar el error y

    probablemente persevere esta nueva variedad de animales con pelo.

    En trminos probabilsticos esto sera mucho ms afortunado que ganarse la

    lotera, parece una combinacin demasiado afortunada para ser real; pero entonces

    hay que mirar a un lado, hacia todas las mutaciones desafortunadas a lo largo de la

    historia natural, hacia todos los monstruos, engendros, tan escasos y pasajeros que no

    resta el mnimo registro fsil de ellos. Cunto derroche, cunto desperdicio debe haber

    en la historia de la evolucin para que algunos individuos mantengan la vida, todo ello

    permitido por el error y el azar. Chaitin subraya: El azar es creativo! Las mutaciones

    aleatorias y la seleccin natural, alcanzan una suerte de inteligencia! La inteligencia

    surge de manera espontnea!23. Y ms an, esa inteligencia adaptativa es una ilusin

    ptica, al perder de vista la enorme cantidad de mutaciones desafortunadas. La

    naturaleza no prev, no calcula, no es inteligente ni sabia no requiere de semejantes

    artilugios reactivos: Imaginaos un ser como la naturaleza, que es derrochadora sin

    medida, indiferente sin medida, que carece de intenciones y miramientos, de piedad y

    22

    Gregory Chaitin, Demostrando a Darwin. La biologa en clave matemtica, p. 69. 23

    Ibid., p. 75

  • 12

    justicia, que es feraz y estril e incierta al mismo tiempo, imaginaos la indiferencia

    misma como poder.24 La vida afirma pletricamente el azar: en una ruleta apuesta a

    muchsimas casillas posibles, a tantas como sea posible, y no calcula. Qu importan las

    apuestas perdidas! Una o algunas combinaciones resultarn ganadoras. Es el

    paroxismo de un derroche dionisiaco. Y de nueva cuenta, cunta mezquindad en

    apostarle a una sola casilla!

    Deleuze destac en su momento la importancia del azar para comprender a la

    voluntad de poder. Nietzsche identifica el azar con lo mltiple, con los fragmentos,

    con los miembros, con el caos: caos de los dados que chocan y se lanzan. Nietzsche

    hace del azar una afirmacin.25 As pues, la vida en tanto que voluntad de poder

    podra leerse como voluntad de mutacin, voluntad de diferencia en ese pathos de la

    distancia, de ser sobrepasado, voluntad de olvido y error para que advenga lo nuevo.

    Todo esto parecera contradecir la expresin misma de eterno retorno de lo mismo; sin

    embargo, como afirma Deleuze, en dicho principio no vuelve lo uno, sino que el

    propio volver es lo uno que se afirma en lo diverso o en lo mltiple.26 El eterno

    retorno es la razn de lo diverso y de su reproduccin, de la diferencia y de su

    repeticin. Nietzsche presenta este principio como uno de los descubrimientos ms

    importantes de su filosofa. Y le da un nombre: voluntad de poder.27

    iv. Autopoiesis. Voluntad de poder?

    Qu es la vida? Como observan Maturana y Varela, bilogos chilenos, sta es una

    pregunta que, curiosamente, no slo no ha tenido respuesta en la Biloga, sino que

    prcticamente no ha sido planteada. Los cientficos de la vida han descrito

    acertadamente procesos fsico, electro y bioqumicos; pero el gran misterio sobre lo

    qu sea la vida no ha sido del todo aclarado. Se conoce a Maturana y Varela por haber

    propuesto un concepto que al parecer, por fin, permite distinguir lo vivo de lo no vivo:

    la autopoiesis, auto-creacin. Una mesa se distingue de cualquier ser vivo porque ella

    24

    Friedrich Nietzsche, De los prejuicios de los filsofos, en Ms all del bien y el mal, p. 36. 25

    Gilles Deleuze, op. cit., p. 41. 26

    Ibid., p. 72. 27

    Ibid., p. 73.

  • 13

    no slo no puso por s misma, ni mantiene organizados, los componentes que la

    constituyen en tanto que mesa, sino que tampoco los puede seguir produciendo

    conforme se deterioran o desgastan; su organizacin es alo-poitica, es decir, es otro

    quien la ha producido, y su fin es otra cosa que s misma. En cambio, una organizacin

    autopoitica implica procesos concatenados de una manera especfica tal que los

    procesos concatenados producen los componentes que constituyen y especifican al

    sistema como una unidad.28 En otras palabras, la vida tiene una organizacin circular,

    se trata de elementos organizados de tal manera que producen los mismos elementos

    que perpetan dicha organizacin. Se trata de una autoafirmacin radical sin ninguna

    finalidad fuera de s misma. Si se le pudiera preguntar a un sistema autopoitico por

    qu o para qu vive, tal vez respondera para seguir viviendo!

    No obstante, esta lectura de la vida an debe ser matizada. Parecera que,

    entonces, todo lo vivo no tiene otro fin que sobrevivir, y esto se ha convertido casi en

    un dogma en las ciencias de la vida. Pero, en palabras de Nietzsche, los fisilogos

    deberan pensrselo bien antes de afirmar que el instinto de autoconservacin es el

    instinto cardinal de un ser orgnico. Algo vivo quiere, antes que nada, dar libre curso a

    su fuerza la vida misma es voluntad de poder : la autoconservacin es tan solo una

    de las consecuencias indirectas y ms frecuentes de esto.29 Pero si la supervivencia es

    tan slo un sntoma, algo secundario, qu es lo que se afirma primero en la vida?,

    cmo comprender esa voluntad de poder en lo vivo? De nueva cuenta, Deleuze

    puede brindar algunas pistas: Lo que quiere una voluntad es afirmar su diferencia. En

    su relacin esencial con la otra [voluntad], una voluntad hace de su diferencia un

    objeto de afirmacin. El placer de saberse diferente.30 Esto es algo con lo que

    tambin se encontraron, a su modo, Maturana y Varela, pues el sistema autopoitico

    debe, adems, reproducir sus lmites con respecto al entorno, mantener su diferencia.

    La unidad de un sistema vivo, indican los citados bilogos, se define mediante una

    operacin de distincin: en un sistema autopoitico, la autopoiesis constituye la

    operacin de distincin que lo define, y su origen es coincidente al establecimiento de

    28

    Humberto Maturana y Francisco Varela, De mquinas y seres vivos. Autopoiesis: la organizacin de lo

    vivo, p. 70. 29

    Friedrich Nietzsche, De los prejuicios de los filsofos, en Ms all del bien y el mal, p. 44. 30

    Gilles Deleuze, op. cit., p. 18.

  • 14

    dicha operacin.31 Desde la perspectiva de Nietzsche, si el individuo sobrevive, si se

    auto-conserva, sera como un efecto secundario de la afirmacin de su diferencia; en

    cuanto deja de afirmar sus lmites con el entorno y es sobrepasado por ste, el sistema

    vivo perece.

    As pues, an son incompletas y reactivas las interpretaciones de la ciencia y la

    teora de sistemas que, al intentar dar cuenta de lo vivo, enfatizan el equilibrio, la

    homeostasis; esto es slo un sntoma temporal de una voluntad ms fuerte y

    afirmativa. Es por ello que, para Deleuze, el eterno retorno no es la permanencia del

    mismo, el estado de equilibrio ni la morada de lo idntico. En el eterno retorno no es

    lo mismo o lo uno que retornan, sino que el propio retorno es lo uno que se dice

    nicamente de lo diverso y de lo que difiere.32

    Finalmente, an resta considerar otro rasgo de la vida entendida en la clave

    de la voluntad de poder, desde una perspectiva afirmativa. Qu es lo que es activo?

    Tender al poder. Apropiarse, apoderarse, subyugar, dominar, son los rasgos de la

    fuerza activa. Apropiarse quiere decir imponer formas, crear formas explotando las

    circunstancias.33 En trminos biolgicos, dnde se encuentran tales rasgos en la

    vida? Probablemente el concepto de acoplamiento, tambin considerado por

    Maturana y Varela, pueda dar cuenta de ello.

    La primera unidad autopoitica, es decir, viva, es la clula. Pero, cmo

    explicar que hayan surgido organismos pluricelulares, cada vez ms complicados y

    complejos? Gracias a qu fuerza? A travs de qu mecanismos? Es importante

    recordarlo, la unidad de un sistema no se reduce al mero mantenimiento esttico de

    una identidad permanente: La unidad (posibilidad de distinguirse de un fondo y, por

    lo tanto, de otras unidades) es la sola condicin necesaria para tener existencia en

    cualquier dominio dado.34 Lo que Maturana y Varela llaman operacin de distincin es

    lo que especifica la naturaleza de un sistema; de nueva cuenta, voluntad de diferencia.

    Pero de esto modo, parecera haber casi a priori un rechazo de lo exterior. Si la clula

    se autoafirma como diferente de su entorno, por qu luego habra cambios?, por

    qu unirse a otras unidades para formar seres pluricelulares? Por qu la deriva

    31

    Humberto Maturana y Francisco Varela, op. cit., p. 86. 32

    Gilles Deleuze, op. cit., p. 69. 33

    Ibid., p. 63. 34

    Humberto Maturana y Francisco Varela, op. cit., p. 88.

  • 15

    evolutiva? Slo porque una fuerza mayor se ha enseoreado de otras. Deleuze enfatiza

    la lucha y diferencia de fuerzas; producto de esta tensin, que tiene como axioma la

    pluralidad, la diferencia, algunas fuerzas sojuzgan a otras, toda unidad se afirma en la

    medida de su poder, a la manera del derecho natural de Spinoza,35 pero no todas

    pueden lo mismo. Para seguir afirmando su diferencia con mayor vehemencia y poder,

    algunos sistemas se apropian de otros, los subyugan y someten a su propio dominio. La

    vida y la evolucin son esa carrera hacia ms poder, ms diferencia, ms pluralidad.

    Cada vez que el comportamiento de una o ms unidades es tal que hay un

    dominio en que la conducta de cada una es una funcin de la conducta de las dems,

    se dice que ellas estn acopladas en ese dominio.36 En dichos acoplamientos, que

    como reconocen Maturana y Varela son muy frecuentes entre los seres vivos, pueden

    formarse nuevas unidades sin que las unidades componentes pierdan ni su unidad ni

    su circularidad autopoitica. Como indica Deleuze, en la pugna y distincin de fuerzas

    aquellas que son sojuzgadas no desaparecen, son sometidas por una fuerza mayor;

    aunque las sojuzgadas eventualmente pueden impedir a las mayores que ejerzan todo

    su poder como un cncer que bloquea el funcionamiento de un organismo, en esto

    consiste lo reactivo.

    De este modo, bajo tales acoplamientos, la finalidad de cada clula que

    compone nuestro organismo sigue siendo reproducirse a s misma, mantener su

    diferencia; pero nosotros, como un cuerpo en conjunto, nos servimos de su

    autopoiesis para que funcionen tejidos, sistemas y aparatos, los cuales nos mantienen

    vivos y nos dan ms posibilidades de vida, ms poder. Y por nuestro lado, de qu

    nuevas unidades y potencias formaremos parte? De qu nuevas formas de afirmacin

    somos acaso una nfima clula? Pero tambin cabe preguntarse, qu nuevas maneras

    de afirmacin, ms pletricas y ricas, son obliteradas cuando, como individuos y

    grupos sociales, nos obstinamos en hbitos reactivos, cancergenos, aferrados a

    valores y proyectos que se pretenden nicos e insuperables?

    35

    Cfr. Baruch Spinoza, Tratado poltico. 36

    Humberto Maturana y Francisco Varela, op. cit., p. 101.

  • 16

    BIBLIOGRAFA

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