ELSABOR DE LOSSUEÑOS - Inicio · Gestión y coordinación del proyecto Paqui Agüera Fernández Profesora de Ámbito Socio-Lingüístico 5. 6

ELSABORDE LOSSUEÑOS2º PCPI (I.E.S. “Sierra de Leyre” -Sección Lumbier-)

Con este proyecto no solo hemos conocido nuevas palabras, estudiado los tipos de textos, utilizado las TICs… además hemos aprendido a potenciar la creatividad, a trabajar en equipo, reconocer nuestros errores y los aciertos de los compañeros, tomar decisiones en común y, sobre todo, apreciar con satisfacción el resultado de nuestro aprendizaje

2º PCPI Básico- Ayudante de Restaurante y Bar (2013-2014)

Lo más importante no es empezar un proyecto, sino tener espíritu para terminarlo

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Agradecimientos: A Elena Garralda por enriquecer nuestra historia

con sus exquisitas recetas…. A Beatriz Apesteguía por sus cálculos matemáticos

y su implicación desde el principio. A Nora García por su “rehabilitación”tan efectiva…..

A Sonia por su confianza, y su apoyo constante. Y a todos los profesores del IES Sierra de Leyre de Lumbier, por su empeño diario en formarnos para un

futuro personal y laboral.

;)

AutoresAsier Alcuaz MartínCarlos Bravo Grande

Maikel Cárdenas MedinaCristina Castillo Párraga Asier Contreras Macaya

Joel Cosín MartosLierni González Torres

Maialen González Torres Jesús Gutiérrez RomeroIñaki Rípodas SánchezEkaitz Robles Górriz

Gestión y coordinación del proyectoPaqui Agüera Fernández

Profesora de Ámbito Socio-Lingüístico

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En este lugar todas las tardes de septiembre eran iguales, calurosas, con calles vacías y con un resto de olor a verano. La habitación de Martín se iba quedando a oscuras y él, inquieto (con todas las uñas de las manos mordidas hasta el extremo), solo podía pensar en una cosa: su marcha a la mañana siguiente.Tiempo atrás había sentido grandes deseos de aprender francés porque le gustaba mucho el país y le apasionaban sus recetas de cocina. Al terminar el instituto sintió que era el momento, su momento, y sin dudarlo empezó a planear el viaje, a recoger información sobre diferentes academias y residen-cias. Cuando por fin lo tuvo planteado lo propuso en casa….Martín era hijo único, sus padres habían sido muy rigurosos en su educación y nunca había tenido ningún tipo de beneficio por esta situación. Su relación con ellos era la correcta. Por su gran timidez no mostraba gran afectividad hacia ellos ni hacia su reducida cuadrilla de amigos, a los que en estos momentos no le importaba nada abandonar por un tiempo…Era mediodía, su madre estaba en la cocina preparando el primer plato. Martín se acercó con cara sonriente, tenía casi siempre una sonrisa en su cara, la saludó y con voz titubeante comenzó a contar su proyecto. De manera espontánea comenzó a ayudarla (como solía hacer con frecuencia) con las verduras. El tiempo se paró por un instante, la madre escuchaba en silencio todas las inquietudes de su único hijo, esperó a que terminara y solo salió de su boca una frase: “se lo comentaré a tu padre”.El viaje lo planeó solo, consiguió dinero, buscó alojamiento y se matriculó en las clases prácticas de francés. Sus padres dieron el visto bueno y sin darse cuenta había llegado el gran día. Sonó el despertador. Apenas había dormi-

EL SABOR DE LOS SUEÑOS

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2º PCPI (I.E.S. “Sierra de Leyre” -Sección Lumbier-)

do, tenía un fuerte dolor de estómago, causado por los nervios. Se duchó. Despertó a sus padres y desayunó con ellos. La despedida fue dura. Era la primera vez que marchaba solo y eso le acongojaba bastante, pero intentó sobreponerse y con un fuerte abrazo consiguió salir de casa airoso, sin tener que vivir una situación afectiva difícil.

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Llegó a la estación de tren en autobús, sacó el billete con nerviosismo e inseguridad, nunca había viajado solo. Para él todo era una experiencia diferente, llena de incertidumbre y de aventura. El viaje trascurrió con normalidad, a momentos era aburrido y lento y a ratos parecía que el tren acelerara el trayecto más de la cuenta. Estaba sobresaltado. Atrás quedaba su pueblo. Situado al noroeste de Castilla y León, en la provin-cia de León, con naves agrícolas y ganaderas, casas de una sola planta y un reducido número de habitantes, lo que le daba un aspecto de paisaje rural genuino.Cuando solo faltaba una hora se sentó junto a él una chica que tenía más o menos su edad, se llamaba Nahia; se presentaron y comenzaron a hablar de manera fluida un buen rato; ella también viajaba para aprender el idioma, pero además había tenido la suerte de encontrar trabajo como cuidadora de un niño de tres años. A Martín le cautivó su facilidad de palabra y su encanto personal, no podía evitar mirarla fijamente mientras ella contaba sus proyec-tos en el nuevo país; antes de llegar a su destino compartieron sus teléfonos. Ella se dirigía a un pueblo del interior a unos 30 kilómetros de distancia del pueblo de Martín, se despidieron y prometieron estar en contacto. Durante un largo tiempo él recordaría sus expresivos ojos marrones y su graciosa sonrisa.Nada más bajarse del tren experimentó sensaciones contradictorias: alegría y soledad, todo era extremadamente novedoso. Se sentía un extraño en un lugar que a primera vista le pareció “perfecto”: era un pueblo marítimo situa-do justo al lado derecho de la carretera que va desde Niza a Mónaco, todo rodeado de un inmenso mar azul intenso (su gran sueño desde su infancia era


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vivir cerca del mar). Era un pueblo peatonal. Ayudado por un mapa de la zona localizó sin problemas su residencia; paró un momento para tomar un respiro y se dirigió hacia ella. Se encontró con una residencia enorme con grandes jardines y zonas de estudio al aire libre. Al entrar le recibió la recep-cionista que muy amable, le saludó y le pidió los datos personales necesarios para su admisión:- Hola, ¡Buenos días! ¡Bienvenido a nuestra Residencia! Me llamo Marlene ¿En qué te puedo ayudar?- Hola, soy Martín Gutiérrez, acabo de llegar de España y creo que estoy admitido aquí desde principios del mes de Septiembre- Un momento, déjame, por favor, tu DNI para que compruebe los datos.

Mientras, Martín observaba con detenimiento el vestíbulo. Estaba repleto de cuadros con fotos de antiguos alumnos y una escalera ancha de madera vieja que producía un ruido peculiar con la bajada acelerada de chicos y chicas que parecían de su edad. Marlene se acercó y con voz amable le dijo:- Sí, Martín, tu habitación es la 106, puedes acceder por las escaleras o, si lo prefieres, por el ascensor.- ¡Muchas gracias¡ ¡Hasta pronto!

Cogió sus cosas y se dirigió al ascensor. Segundos antes de que se cerraran las puertas entró un chico y a Martín, viendo que él también llevabas male-tas, se le ocurrió presentarse:- ¡Hola! Me llamo Martín y veo que tú también eres nuevo aquí, ¿a qué piso vas?- Sí, ¡hola! Me llamo Juan. Soy nuevo y he venido aquí para estudiar francés. Subo a la segunda planta.- Sí, yo también subo. Y además de querer aprender francés, voy a buscar trabajo para poder quedarme más tiempo.- ¡Buena idea!... no hay duda….

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Cuando llegaron a la segunda planta las puertas del ascensor se abrieron y Martín y Juan se despidieron. Cada uno se dirigió a su habitación. Al abrir la puerta se encontró un armario robusto junto a dos camas no muy grandes, también tenía un escritorio y justo a la derecha una ventana que daba al patio.


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Estaba impaciente por saber quién era su compañero, se tumbó en la cama y sin darse cuenta se quedó dormido. A la mañana siguiente se despertó temprano, casi no había amanecido y comprobó que aún estaba solo en la habitación. Desayunó, se puso su mejor ropa, un pantalón vaquero oscuro y un jersey también oscuro, a pesar de ser un chico delgaducho para su estatu-ra siempre vestía con ropa holgada, no le gustaba nada los colores claros, decía que “solo favorecía a las chicas guapas”. Se peinó, cogió la mochila y se fue a sus clases de francés.Los primeros días fueron un agobio porque no entendía apenas nada; pero poco a poco fue pareciéndole un poquito más fácil, además se encontraba a gusto con el grupo de clase. Conoció a un chico, Daniel, con el que solía pasar las tardes libres paseando por la zona y, de paso, les gustaba practicar francés y cotillear los lugares más frecuentados y turísticos de la zona.Su habitación aún no había sido ocupada por nadie y por ello pudo disfrutar durante un breve tiempo de la libertad y de la soledad que tanto le encanta-ba.Un sábado Martín se despertó sobresaltado por el ruido de unas maletas y cajas de su nuevo compañero. Abrió los ojos y vislumbró una figura pequeña, que se movía por la habitación de forma torpe debido a la falta de luz. Le habló con voz ronca:- ¿Quién eres?- Hola, perdona por la hora, soy Marcial, tu compañero de habitación. Acabo de llegar de la estación y necesitaba dejar todo este peso aquí. Te he desper-tado ¿verdad? Lo siento…- No importa, pon un poco de luz y acomódate con tranquilidad.


Capítulo 3

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Después comenzaron a hablar y a conocerse. Al cabo de poco rato Martín tenía una sensación muy agradable, se sentía cómodo compartiendo inquie-tudes con su nuevo compañero, un chico de su misma edad y con las mismas ganas de aprender y conocer nuevas experiencias. Empatizaron desde el principio. Los dos estudiaban en la misma academia, pero con distintos niveles ya que la formación de Marcial era más avanzada.Pasaron las semanas con normalidad. Las clases de prácticas se iban complicando cada vez más, pero a la vez su seguridad a la hora de comuni-carse en francés iba creciendo y eso le ayudó a empezar a buscar trabajo por la zona. La mayoría de ellos tenían horarios de mañana o de tarde; esto condicionaba a Martín ya que eran sus horas de clases y no podía abandonar-las. A pesar de ello, no se desanimó y siguió buscando. En la búsqueda se topó con unas clases prácticas de cocina para principiantes, el precio era económico. Le pareció muy interesante porque además de practicar el francés, aprendería a cocinar comida francesa, una de sus grandes aficiones y su gran sueño de trabajo en un futuro. Se apuntó y comenzó dos días más tarde.Llegó el día, era un jueves por la tarde, estaba lloviendo, Martín llegó algo mojado al taller de cocina. Estaba muy ilusionado, pero nunca podría haber imaginado todo lo que cambiaría su vida a partir de ese momento.La cocina era pequeña pero muy nueva, con electrodomésticos de alta gama que ocupaban casi todo el espacio. La zona de trabajo estaba junto a un enorme ventanal, repleto de plantas aromáticas, imprescindibles para cocinar.La profesora de cocina era de origen árabe, de mediana edad, hablaba varios idiomas y entre ellos el castellano. Se presentó e inmediatamente se puso a dar la clase. El nivel de francés de Martín se distanciaba mucho de la clase teórica de cocina, pero pudo soportar la presión ayudado por un compañero que le facilitaba la traducción en momentos de dificultad.

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Se iniciaron con una receta de ingredientes básicos:

EL SABOR DE LOS SUEÑOSEL SABOR DE LOS SUEÑOS

Tarta de quesoTarta de quesoy melóny melón

- Galletas trituradas- Galletas trituradas- Manteca- Manteca- Melón- Melón- Queso- Queso- Hojas de gelatina- Hojas de gelatina- Agua- Agua- Azúcar- Azúcar- Leche- Leche

Elaboración:Primero hacer la base de la tarta. Triturar galletas y mezclar con manteca

hasta obtener masa (ponerla de base). Forrar la base presionando bien con los

dedos (en molde) y llevarlo al frigorífico.

Batir el melón junto al queso y el azúcar hasta obtener una crema homogénea.

Poner las hojas de gelatina en agua fría durante un par de minutos hasta

que se ablanden, las escurrimos y disolver en leche caliente.

Echar la leche con gelatina sobre la crema y volver a batir.

Verter la crema en molde sobre la base y refrigerar unas 4 horas.

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El grupo de cocina era pequeño, cambiaba según el horario y el de Martín, por ser de tarde, era aún más reducido. Lo integraban cuatro chicas y tres chicos, incluido Martín. Desde el principio se llevaron muy bien. Cuando comenzaba la clase todos se sentían una familia. A la hora de trabajar se ayudaban en sus preparaciones y nunca tenían discusiones ni roces. Se habían convertido en buenos compañeros.

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Pasadas unas cuantas clases, la profesora observó en Martín unas buenas cualidades para la cocina, se desenvolvía muy bien en la preparación de los ingredientes, le admiraba su habilidad para introducir pequeños cambios en las recetas más simples (aportándoles personalidad) o en las más elabora-das (resaltando su exquisitez).Una tarde, ya avanzado el curso, la profesora llamó a la casa de Martín; quería informar a sus padres de las buenas actitudes de su hijo en las clases de cocina y preguntarles si les importaba que le ofreciese un trabajo en un restaurante reconocido que estaba cerca de la zona, para que fuese practi-cando y creciendo como cocinero. A su madre le encantó la idea y le alegró mucho la noticia. Una vez hablado con la familia, la profesora se lo comunicó a Martin para que él diera su visto bueno y a él le gustó la idea ya que además de poder cocinar, iba a recibir un beneficio económico y con ello no depender tanto de sus padres.La profesora llevó a Martín al restaurante donde él iba a realizar las prácti-cas. Martín entró por la cocina y se quedó asombrado de su gran amplitud, no se parecía nada a la de la escuela. Le presentaron al chef, que tenía una imagen bastante amable, hombre de aproximadamente cincuenta años, con cara sonriente y estatura pequeña. Se le acercó:- ¿Tú debes de ser el nuevo ayudante?- Sí, soy yo – vergonzoso-.- Me han dicho que te defiendes muy bien como cocinero.- Hago lo que puedo, me apasiona cocinar.- Ven, acompáñame a ver las instalaciones y te enseñaré dónde vas a traba-jar.


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El chef le comentó cuál sería su horario de trabajo, de mañana y noche el fin de semana y que alternaría realizando labores de friegaplatos con la de ayudante de cocinaLlegó por fin su primer viernes de trabajo. Se encontraba nervioso. Le temblaban las piernas. Pero también estaba contento e ilusionado por su puesto. Nada más llegar al restaurante se puso el uniforme que le habían dado y se fue al office. Su primer día le pareció eterno y fue agotador, sobre todo porque la mayor parte del tiempo estuvo fregando vajillas. Así continuó varias semanas.El tiempo pasó muy deprisa hasta que un día el chef se le acercó y le ofreció trabajar como primer ayudante de cocina, diciéndole que, por la baja de un compañero, necesitaba ayuda para una cena de treinta comensales que eran clientes habituales y que, por ello, no podían defraudarlos; él aceptó encanta-do. ¡Esa noche debutaba!

Aprovechando la oportunidad que le había dado le propuso al chef hacer uno de sus platos preferidos, uno que cocinaba con su madre y que además tenía el valor añadido de ser un plato típico y representativo de su país. Le propuso:

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Salmorejo con jamónSalmorejo con jamónMedio kg de miga de pan de pueblo del día anterior.Medio kg de miga de pan de pueblo del día anterior.

750 gramos de tomates maduros.750 gramos de tomates maduros.2 huevos cocidos.2 huevos cocidos.2 Dientes de ajo.2 Dientes de ajo.75 gramos de jamón de jabugo en tacos.75 gramos de jamón de jabugo en tacos.Medio dl de vinagre de vino de Montilla.Medio dl de vinagre de vino de Montilla.

2dl de aceite de oliva virgen.2dl de aceite de oliva virgen.Sal.Sal.En una cazuela de barro poner la miga de pan en remojo durante media

hora. Escurrir el agua y reservar.Pelar y despepitar los tomates, pelar los ajos, sazonarlos, majarlos bien.

Triturarlos junto al pan, el aceite de oliva y el vinagre hasta formar una

pasta fina y homogénea. Añadir un poco de agua muy fría hasta conseguir la textura deseada y

rectificar de vinagre y de sal. Meter en el frigorífico.

Pelar los huevos cocidos y picarlos muy finos.

Servir frío en cazuelita de barro. Añadir por encima los taquitos de jamón, el huevo picado y rematar con un

chorrito fino de aceite de oliva.

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Este plato lo había preparado siempre para tres personas, ahora eran treinta comensales, por lo que pensó en su profesor de matemáticas y empleando la regla de tres, no le llevó más de dos minutos calcular las cantidades necesa-rias de cada uno de los ingredientes para treinta servicios.Terminada la cena un cliente asiduo, Carlín, admirado por la exquisitez de uno de los platos, quiso felicitar a su creador. Pidió permiso y entró confiado en la zona de cocina.

- Disculpe, ¿es usted el autor del entrante?- Sí, el mismo.- dijo el chef, saludándole amablemente-.Martín inconscientemente interrumpió y añadió que él era su autor.- ¡He sido yo!!! – Dijo emocionado, casi tartamudeando - ¿Qué le ha parecido? Es la primera vez que lo sirvo para tantos comensales.- El plato estaba delicioso, me ha sorprendido la complicidad de los sabores y su buena presentación.Se quedaron un buen rato hablando.Cuando el cliente abandonó la cocina, el chef, indignado por la humillación, se dirigió a Martín y con voz desafiante le propuso que abandonara inmedia-tamente su lugar de trabajo y, sin darle ninguna explicación, le indicó que no volviera al día siguiente..Martín se llenó de tristeza porque no había entendido nada de lo que ocurría; cogió todas sus pertenencias y salió del restaurante por la puerta de atrás, allí, junto a una pared de color marrón, estaba el cliente. Tenía una figura que impresionaba a primera vista por su cuerpo robusto, pelo canoso y corto, unas manos grandes que sujetaban un cigarro casi acabado; llevaba una ropa peculiar, traje azul sin corbata y un pañuelo a juego que le daba un aspecto falsamente desaliñado, y que le aportaba una apariencia elegante. Al observar la tristeza del chico, no pudo evitar acercarse y le preguntó asombrado:- ¿Qué ha ocurrido?

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- ¡Me han despedido!… Hoy es el primer día que he cocinado solo, creía que había sido un éxito y no entiendo muy bien lo que ha pasado en realidad. Me gusta mucho este trabajo y además lo necesito económicamente para seguir preparándome. - Me llamo Carlín y me gustaría poder ayudarte. Hubo un silencio entre los dos y después añadió: - ¿Qué te parecería trabajar para mí?- ¿De verdad? ¿Usted me contrataría?- Sí, hablo en serio, me encantaría tenerte como cocinero, vivo en una casa grande, no suelo estar mucho pues soy hombre de negocios, pero creo que tú podrías conseguir que el poco tiempo que paso en casa fuera mucho más “ apetecible”.

Martín aceptó sin pensárselo dos veces. Le estrechó la mano y compartieron sus teléfonos móviles. Carlín quedó en llamarle pronto, cuando lo tuviera todo planificado.


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Durante un tiempo, Martín continuó con sus clases de francés y de cocina, aprendiendo nuevos platos y además disfrutando de su nuevo grupo de amigos. Un martes por la mañana recibió una llamada de Carlín para que se pasase por su casa y así hablar de su nuevo trabajo. Al llegar al lugar, lo primero que le impresionó fue el paisaje: la casa estaba junto al mar. Eso le emocionó mucho; siempre había soñado con esa imagen, el ruido de las olas y el color intenso del agua le producían buenas sensaciones, le recordaba a los ratos de su infancia cuando veía esas imágenes en libros y en películas e imaginaba cómo sería vivir en un lugar así. Su alegría era aún mayor de la que hubiera podido imaginar.Se acercó a un amplio porche donde lo estaban esperando. Carlín le presentó a los miembros de su familia y a los del servicio. Todos se mostraron encan-tadores. El ambiente le pareció muy tranquilo. Cuando llegó a la cocina se quedó maravillado por el espacio y la luz natural que tenía.Carlín le propuso hacer una cena informal el viernes para los cinco miembros de su familia, sobre las 9 de la noche, así tendría tiempo de comprar y cocinar con total tranquilidad, y familiarizarse con la cocina.Cocinó:


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Magret de pato con salsa de naranjaMagret de pato con salsa de naranja

y además, huevos mimosa, mejillones con y además, huevos mimosa, mejillones con

salsa mahonesa, quiche lorraine, salsa mahonesa, quiche lorraine, vichyssoise y lenguado meunierevichyssoise y lenguado meuniere

2 pechugas de pato 2 pechugas de pato 4 naranjas 4 naranjas 50 g de mantequilla 50 g de mantequilla 50 g de azúcar 50 g de azúcar 3 dl de salsa demi-glace 3 dl de salsa demi-glace Pimienta Pimienta

1 dl de licor de naranja 1 dl de licor de naranja 1 dl de vinagre 1 dl de vinagre Patatas chips Patatas chips Comino molido Comino molido Sal Sal

Sacar los gajos de 2 naranjas y reservarlos.

A la corteza de 2 naranjas sacarle la parte blanca, cortarla en juliana

fina, blanquearla y enfriarla en agua helada.

Poner la mantequilla al fuego, añadir el azúcar, dejar que se haga un

caramelo y cuando esté dorado, añadir el zumo de 2 naranjas y moverlo con

una cuchara de madera hasta que se disuelva. Entonces añadir los licores y

dejarlo reducir. Por último echar la salsa demi-glace y la juliana de naranja,

darle un hervor y retirarlo del fuego.

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Cuando terminó la preparación de cada uno de los platos, dejó al servicio que los sirvieran y se marchó a la residencia, estaba feliz, agotado, nervioso… Apenas pudo dormir. Estaba deseando saber cómo había resultado la degus-tación de sus platos.Al día siguiente se despertó y se aseó para ir a clase temprano. Estando en clase de cocina, Martín se puso muy nervioso porque le sonó el móvil y al ver que era Carlín, pensó en lo peor: su cena no había gustado. Con ello reflexionó sobre la gran responsabilidad que había adquirido con este trabajo. Él era un chico muy exigente consigo mismo y esto le producía, a veces, inseguridad; pero tenía muy claro que para aprender en este oficio había que esforzarse y tener mucha disciplina. Tenía una gran fuerza interior que le ayudaba a apreciar el momento que estaba viviendo. Al terminar las clases Martín fue corriendo a casa de Carlín. Nada más llegar se encontró con Carlín que mostraba un aspecto sonriente, le dijo que todo estaba muy rico y que habían quedado encantados con la cena. Después le comentó que tenía una nueva propuesta de trabajo: una cena el próximo sábado para veinticinco comensales, le dejaba carta blanca libre para que propusiera sus ideas.Martín, feliz y agobiado, aceptó el trabajo.Le pidió ayuda a su profesora de cocina, que le propuso una cena buffet. Le aconsejó con algunos platos y otros dejó que fuera él mismo el que lo decidiera, para que así aportara su toque personal.Como era de esperar, puso todo su esfuerzo y empeño en la selección de los platos y cuando, por fin, lo tuvo decidido, presentó este menú buffet para la cena:

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Carpaccio de ternera con crema de membrillo y vinagreta agridulce.

Gnoqui de patata con pimientos confitados y erizos de mar.

Canapé de salmón y caviarCanapé con trufa.Gazpacho de cebollaCanelón de morcillaCanapé de anchoas de Santoña con tomate natural.

Lasaña de borraja con crema de almejas.

Mini-vasito de salmorejo con jamón.

Brik de espárragos fritos s

Ensalada de pato confitado con puerros mostaza a la antigua sobre

crema de hongos.Ensalada de centollo con nido de mango.

Mil hojas de puerro, pulpo, manzana y pasión

Sopa de almendras saladaCrema de purrusalda con bacalao confitado.

Besugo confitado.Lenguado al champan con caviar.

Rable de conejo relleno de manzanas.

Costillar de cordero con asaduras y flan de ajo.

Bacalao al currri con crema de patata

Tarta de mousse de chocolate con avellana.

Sopa gelidificada de miel y canela con queso fresco y sorbete de melón.

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Carlín dio el visto bueno. Quedó encantado con su propuesta.Le llevó horas organizarlo todo.Pidió a dos de sus compañeros que le ayudaran. Para él era necesaria y muy importante esta colaboración. Prepararon todos los platos con mucho agobio pero, a la vez, con las ideas muy claras. Estaban convencidos de que lo que cocinaban era lo apropiado para la ocasión. Con esta seguridad y las ganas de hacer las cosas bien que pusieron los tres, todo resultó tal y como lo habían planeado: exitoso. Casi al final del buffet, cuando ya estaban limpiando la cocina, Carlín fue a buscar a Martín a petición de los invitados: querían conocer al chef y felicitar-le por lo rico y lo original que había resultado toda la comida. Nada más llegar al salón Martín se quedó perplejo. Ella estaba allí. Era la chica con la que había coincidido en su viaje y con la que había compartido teléfono, Nahia.No la había llamado, peron ahora se volvían a encontrar. Cuidaba a un hijo pequeño de una pareja de invitados. Cuando terminó de hablar con todos, la buscó con la mirada, se saludaron y hablaron sobre cómo les iba la vida en este país. Al terminar el buffet quedaron para tomar algo. Charlaron durante toda la noche, hasta que amaneció. A partir de esta noche su relación iba a ser algo más que una buena amistad…

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El tiempo pasó rápido: academia, residencia, amigos y eventuales trabajos de cocina para Carlín. Echaba de menos a sus padres, necesitaba compartir todas estas vivencias con ellos; así que empezó a preparar un viaje sorpresa a España…. Analizó diferentes opciones, al final se decidió por viajar en tren desde Niza hasta Hendaya, de ahí cogería un tren destino León para terminar con el autobús que le llevaría a su pueblo. El coste total sería unos 300 euros a los que habría que sumar los gastos de imprevistos, unos 60 euros aproxi-madamente. Para saber de cuánto dinero podía disponer hizo una estimación de sus ingresos y de sus gastos semanales y llegó a la penosa conclusión de que para poder visitar a sus padres, y que fuera una sorpresa, debía conseguir un trabajo de repartidor de pizza el fin de semana, con el que podía conseguir 50 euros por fin de semana trabajado más 0,50 euros por pizza entregada.Apenas tenía ahorros ya que sus padres le ingresaban 500 euros y sus gastos mensuales entre residencia, clases de francés y cocina, transporte y ocio sumaban aproximadamente los 730 euros, esto lo podía costear gracias a su nuevo trabajo con Carlín. Así que tuvo que calcular cuántas pizzas debía entregar en las tres semanas que quedaban para conseguir los billetes.Carlín le pagaba 100 euros por comida o cena preparada, así que, suponiendo que en ese tiempo requiriera sus servicios al menos dos veces, debía conse-guir 390 euros para costearse el viaje y cubrir otros gastos mensuales. Descontando el fijo de 150 euros que le pagarían en la pizzería por tres fines de semana, no tuvo más que dividir 240 entre 0,5 para descubrir que debía repartir unas 480 pizzas en esos tres fines de semana. Es decir, unas 80 por jornada trabajada. ¡Tendría que emplearse a fondo!.Dos días antes de comprar el billete recibió la peor noticia que podría imagi-


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nar, su fiel amigo y jefe había sufrido un grave accidente de coche y estaba hospitalizado con gran riesgo de perder su vida. En el mismo instante que le comunicaron la notica tuvo un fuerte presentimiento. La vida de los dos iba a ser muy diferente a partir de ese momento.Decidió postergar el viaje.

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El médico confirmó a sus familiares que, aunque ya había pasado lo peor, su estado de salud seguía siendo grave y que aún no se podía asegurar si podría recuperar del todo su movilidad. El proceso sería lento y largo. Carlín quedó ingresado casi dos meses y cuando le dieron el alta salió en silla de ruedas. La familia pidió a Martín que acudiera al hospital, así lo había querido Carlín. Cuando llegó vio a un hombre diferente: su cara reflejaba cansancio, tenía la mirada triste y su voz estaba apagada.

- Eres la primera persona con la que quería estar en este momento. He tenido tiempo estos días para pensar en mi futuro y tú vas a ser muy necesario para mí. Poco a poco te lo iré comentando mis nuevas proyecciones de futuro.Martin, con voz suave, le dijo cogiéndole de la mano:- Me alegra verte con ganas de hacer cosas. Cuenta conmigo siempre. Pero ahora lo primero que tienes que hacer es descansar y recuperarte.

Al decir estas palabras los dos sintieron que su relación se había convertido en una buena amistad. Eran dos personas con diferentes edades, con diferen-tes vidas y de diferentes lugares, a las que les unía el respeto y admiración que sentían mutuamente el uno por el otro.Martín esperó unos días hasta que su amigo se adaptara a su nueva situación para hablar de esos proyectos que tanto le intrigaba.Las mañanas que lo visitaba, le acompañaba a los ejercicios de rehabilitación cuyos objetivos eran no perder movilidad articular y no perder tono muscu-lar (o incluso ganar). Los tipos de ejercicios que realizaban juntos ejercitaban la movilidad de


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sus articulaciones no dañadas: columna cervical, dorsal y lumbar; también en los hombros, codos, muñecas y dedos. Algunas tardes se quedaba un rato con él y le acompañaba en sus ejercicios activos que debía ejercitar por sí mismo. En estos momentos a Carlín le flaqueaban sus fuerzas y para motivarle, Martín proponía temas divertidos de conversación, se reían y compartían experienciasAdemás los fines de semana, a media mañana, Martín se empeñaba en prepararle platos que le subieran el ánimo, platos “para el cuerpo y para el alma”, (bromeaba siempre Carlín) consciente de la generosidad y la afectivi-dad que recibía de este chico joven, que conoció de manera fortuita, y que ahora se había convertido en la mejor compañía y ayuda que hubiera podido imaginar. Uno de sus favoritos era:

Anchoas marinadas a la Anchoas marinadas a la sidra con vinagreta desidra con vinagreta de

guindillas y cocoguindillas y coco

1kg. De anchoas1 cucharadita de ajo picado

1 cucharadita de pimiento verde muy picado1 dl. De vinagre de sidra

1 vaso de sidraMedio vaso de agua

1 cucharadita de pulpa de maracuyá1 dl. De aceite de oliva virgen

6 guindillas dulces en vinagre30 grs de coco rallado

perejil picadosal gorda y fina

Además:

3 tortillas de maíz (que se pueden comprar ya hechas), pasadas por la plancha con un

poco de aceite y un tomate escaldado, pelado, despepitado y triturado aliñado con aceite, sal y tomillo.

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Limpia bien las anchoas de cabeza, tripas y espinas, dejando solo los lomos (recorta también las

barbas laterales). Cubre las anchoas con sal gorda y déjalas así durante tres horas. Pasado este

tiempo, limpialás. Pon en un recipiente el ajo picado, el pimiento verde, el vinagre de sidra

(reservando 4 cucharadas), el vaso de sidra, el agua y la pulpa de maracuyá. Deposita allí las

anchoas sazonadas y limpias, y deja macerando de 3 a 5 horas en sitio fresco. Transcurrido ese

tiempo, saca las anchoas de la marinada. Haz una vinagreta con el resto del vinagre de sidra, el

aceite de oliva virgen y las guindillas picadas, añadiendo al final el coco rallado, así como el

perejil y la sal fina. Aliña con esta vinagreta las anchoas en el momento de servir.

Final y presentación:Corta las tortillitas en rectángulos y ponlas sobre cada plato, montando sobre las mismas los

lomos de anchoas (cortados por la mitad), así como el tomate triturado y aliñado. Añade

alrededor de los pinchos un poco de vinagreta de guindillas y coco.

Consejos:Vinagre de sidra: puedes usar otro tipo de vinagre.

Maracuyá: usa en su lugar zumo de limón.

Aceite de oliva virgen: utiliza aceite de oliva.

Coco: prescinde de él.Tortillitas de maíz: se sustituyen por rebanadas de pan de molde tostadas.

Tomillo: puedes aromatizar con perejil.

Los trucos de Martín: Hay una forma de marinar las anchoas, o mejor dicho, de hacer un escabechado instantáneo, que

me parece particularmente gustosa: Una vez limpias las anchoas (quitadas cabeza y tripas), se

escaldan durante unos segundos en agua hirviendo con sal. Después se abren las anchoas y se

sacan los lomos. Se depositan en una bandeja amplia sobre la que se vierte un refrito con ajos,

pimientos verde y rojo picados y vinagre. El tamaño de la anchoa es vital para cada tipo de

preparación: así, las más pequeñas resultan adecuadas (sin espinas) para revueltos o tortillas.

La anchoa entre pequeña y mediana es la que se puede hacer frita y, si es un poco mayor, abierta,

sin espina central y rebozada (basta freír unos instantes por cada lado para que quede jugosa).

Las más grandes son las que admiten guisos en cazuela, como las encebolladas con vino blanco o

vinagre.33


Pasó más de dos meses y la mejora era evidente. Carlín mostraba mejor aspecto, parecía más optimista, esto se reflejaba en su tono de voz y en su mirada que habían dejado de ser apagada y triste. Un viernes por la tarde, mientras que realizaba los ejercicios con su fisiote-rapeuta, mantuvo con él una conversación que le motivó en gran medida. Los dos reconocieron el buen resultado que estaban dando sus sesiones, espe-cialmente las que favorecían la movilidad de las zonas dañadas de forma pasiva (cadera, rodillas, tobillo y dedos), él se sentía ya con fuerzas para enfrentarse a nuevos retos y decidió coger el móvil y llamar a Martín. Le dejó un mensaje que decía: “Acabo de tenerlo todo claro, por fin se han ajustado todas mis piezas y tú eres una pieza importante….quedamos dentro de una semana y te lo cuento. Disfruta de tu fin de semana y de tu tiempo libre, pronto estarás muy ocupado. Un fuerte abrazo”.Al recibir el mensaje Martín se sintió feliz, por fin conocería su propuesta, y lo más importante es que, al leerlo, reconoció en sus palabras al hombre que admiraba: el emprendedor, lleno de ideas y proyectos.

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Cuando llegó el día, los nervios de Martín parecían incontrolables. Al llegar sintió la necesidad de dar un pequeño paseo por la orilla del mar, quería serenarse y mostrar tranquilidad, no podía imaginar qué era lo que su amigo le quería proponer; pero estaba seguro que le iba a gustar porque sabía que la persona que se lo proponía había puesto en ello todas sus ganas y esfuer-zo.Aunque el paseo no le tranquilizó del todo, se encaminó hacia la puerta principal y contó hasta diez antes de timbrar. Cuando le abrieron la puerta no pudo creer lo que estaba viviendo…. Nunca hubiera imaginado tal sorpresa… su padres fueron al recibirlo, estaban allí, los abrazó y los besó para poder creer que todo aquello era verdad.Pasaron a un salón muy amplio que tenía un ventanal en el que se podía disfrutar de unas vistas preciosas con un fondo de mar. Se sentaron cómoda-mente y comenzaron a charlar.Se contaron vivencias, brindaron y al cabo de un rato degustaron unos platos preparados por su madre (los había preparado para sorprender a su hijo). Tenían mucho que compartir; pero lo más increíble era la sensación que Martín tenía en todo momento: parecía que todos se conocieran desde siem-pre, la confianza con la que hablaban le causó una felicidad indescriptible. Este momento quedará grabado siempre en su memoria. Carlín insistió en que se quedaran en su casa toda su estancia, insistió en que no había ningún problema; ellos aceptaron gustosamente y agradecieron su generosidad. Al día siguiente, al caer la tarde y tras sus ejercicios diarios de rehabilita-ción, Carlín propuso una reunión familiar de negocios; era ya el momento de


Capítulo 8

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comunicar a Martín y a sus padres los nuevos proyectos, en los que ellos estaban implicados de manera importante. Los reunió en una sala muy amplia de la casa que él había mandado preparar para moverse con comodidad en silla de ruedas, tenía una mesa grande de escritorio y un pequeño sofá con sillones cómodos alrededor de una mesita de madera. Cuando ya estaban todos, tomaron asiento y Carlín con voz nerviosa comenzó a hablar:- Comprendo que estéis nerviosos e inquietos por saber el motivo de mi reunión, sobre todo Martín a quien he tenido esperando un largo tiempo. Ya es el momento de comunicaros mi inversión de futuro—dejo una leve pausa, tomó aire y prosiguió-por mis circunstancias vitales me es muy difícil viajar, por lo que he decidido invertir mi dinero en negocios de esta zona en los que va incluido una compra de locales para el ocio y la restauración, con todo esto he pensado en ti, Martín, y en tu futuro como buen cocinero. Creo que si quisieras llevar uno de estos restaurantes, necesitarías estudiar y titularte, una vez conseguido esto te ofrecería una puesto de trabajo para que puedas seguir aprendiendo y ejerciendo en esta profesión que tanto te apasiona.A pesar de que la propuesta no se la esperaba ninguno de los tres, la reacción fue inmediata, les parecía un sueño hecho realidad…

-No sabes cuánto te agradezco que me des esta oportunidad, estaré encanta-do de formarme y trabajar para ti. Ya verás cómo no te decepcionaré- dijo Martín con voz segura y firme.

Los padres emocionados no pudiendo evitar sacar una sonrisa y abrazar a su hijo. Todos siguieron charlando un buen rato para compartir opiniones y asuntos de futuro. Y después decidieron salir a celebrarlo.Al día siguiente los padres tenían que coger el tren de vuelta al pueblo, entre lágrimas y besos se despidieron, pues iban a estar dos meses sin verse…

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El tiempo transcurrió deprisa, Martín terminó ese año su curso de francés y de cocina con unas notas muy buenas.Regresó, no sin pena, a España. Fue admitido en unos cursos exclusivos de restauración en Donostia, tras pasar duras pruebas de práctica y de conoci-mientos teóricos de cocina. Estudió tres años que fueron muy intensos para él; a pesar de ello no perdió en ningún momento el contacto con sus amigos de Francia y especialmente con Carlín que cada vez se sentía más recuperado y optimista, tanto en lo personal como en lo laboral.Su relación con Nahia perdió intensidad por la distancia…pero siempre estuvieron en contacto.Martín tituló con buenas notas y sobre todo con la satisfacción de haber realizado un buen trabajo.

Esperó un breve tiempo para ordenar su vida y después, decidió marchar de nuevo al pueblo francés y visitar a su amigo Carlín. Se sentía fuerte, prepara-do para la vida laboral que su amigo años atrás le había asegurado. Personal-mente estaba en un buen momento, había adquirido confianza en sí mismo y tenía ganas de practicar y compartir todo lo aprendido.Físicamente apenas había cambiado, sólo su pelo que ahora era más largo y su vestimenta se había convertido en algo más formal; pero mantenía su sonrisa jovial y su calma a la hora de hablar.

El día que llegó, le estaba esperando su incondicional amigo Carlín. Andaba ayudado por un bastón que le aportaba un aspecto interesante, lejos de


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hacerle parecer un señor mayor.Se abrazaron y se admiraron mutuamente. Había pasado poco tiempo para Martín pero no lo sentía así su amigo francés. Apenas habían charlado un rato sobre sus vidas, cuando entraron de lleno en el tema laboral; puntualmente Carlín le había informado durante todo este tiempo de su proyecto laboral e inversiones en la restauración de la zona. Tenía reservado un restaurante de nueva cocina para sus prácticas -perfecto para “la joven promesa”- decía entre bromas. Comenzó como ayudante del chef, un restaurador muy reconocido en la zona.Visitaron el lugar que había sido inaugurado apenas hacia un año. Planifica-ron el trabajo y en poco tiempo comenzó su andadura profesional.

Desde hace diez años Martín ejerce su profesión de manera exitosa. Consi-guió llegar a ser chef de cocina, su gran sueño, y ser reconocido como cocine-ro innovador de la cocina hispano- francesa. Se ha convertido en personaje mediático y en un buen trasmisor de la fusión de las dos culturas a través de sus recetas. En una de sus últimas entrevistas ha reconocido que gracias a su trabajo y a “una mano amiga” ha podido llegar a donde está, y por ello no duda en ofrecer su ayuda a jóvenes que, como él, tienen iniciativa y quieren realizar su sueño.

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ELSABORDE LOSSUEÑOS

Este trabajo es el resultado del esfuerzo personal y colectivo del grupo de alumnos de 2º de PCPI Básico, Ayudante de Restaurante y Bar, IES Sierra de Leyre-Lumbier, que un buen día decidieron unir los conceptos teóricos del Ámbito Socio-Lingüístico: vocabulario, ortografía, comprensión lectora, narración, descripción… en una realidad tangible.La palabra esfuerzo es la que mejor define el proyecto, porque al principio todo fueron lagunas y dificultades, pero se superaron con motivación y trabajo: con ideas buenas y otras que, aunque se aparta-ban del objetivo, ayudaron a componer este proyecto.Queremos alcanzar dos objetivos. El más importante es aunar en una realidad los contenidos básicos del curso, otro demostrar con este proyecto que el poder de la palabra, del texto, de la creatividad, no son ámbitos reservados a los elegidos sino que reside en la motivación y el esfuerzo de los que unen las ganas con el papel y el lápiz.Hubo días productivos y unos cuantos desesperados, pero todo llegó a buen fin y, como toda historia con final feliz, hoy queremos compar-tirla con todos los que nos lean y puedan con ello apreciar la ilusión por aprender y mejorar en la teoría y en la práctica de la vida.Gracias a todos los interesados.

Paqui Agüera FernándezProfesora de Lengua y Literatura castellana

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