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Número 33 Corriente Crítica de Trabajadores de la Cultura en el Estado de Morelos FELIPE ARNULFO ROSA BENJAMÍN ASCENCIO BAUTISTA ISRAEL CABALLERO SÁNCHEZ ABEL GARCÍA HERNÁNDEZ EMILIANO ALEN GASPAR DE LA CRUZ DORIAM GONZÁLEZ PARRAL JORGE LUIS GONZÁLEZ PARRAL MAGDALENO RUBÉN LAURO VILLEGAS JOSÉ LUIS LUNA TORRES MAURICIO ORTEGA VALERIO JESÚS JOVANY RODRÍGUEZ TLATEMPA ABELARDO VÁZQUEZ PENITEN ADÁN ABRAJÁN DE LA CRUZ CHRISTIAN TOMÁS COLÓN GARNICA LUIS ANGEL FRANCISCO ARZOLA CARLOS LORENZO HERNÁNDEZ MUÑOZ ISRAEL JACINTO LUGARDO JULIO CÉSAR LÓPEZ PATOLZIN JOSÉ ANGEL NAVARRETE GONZÁLEZ MARCIAL PABLO BARANDA MIGUEL ÁNGEL MENDOZA ZACARÍAS ALEXANDER MORA VENANCIO LUIS ÁNGEL ABARCA CARRILLO JORGE ÁLVAREZ NAVA JOSÉ ANGEL CAMPOS CANTOR JORGE ANIBAL CRUZ MENDOZA GIOVANNI GALINDREZ GUERRERO JHOSIVANI GUERRERO DE LA CRUZ CUTBERTO ORTIZ RAMOS EVERARDO RODRÍGUEZ BELLO CHRISTIAN ALFONSO RODRÍGUEZ TELUMBRE MARTÍN GETSEMANY SÁNCHEZ GARCÍA JONÁS TRUJILLO GONZÁLES JOSÉ EDUARDO BARTOLO TLATEMPA LEONEL CASTRO ABARCA MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ MARTÍNEZ CARLOS IVÁN RAMÍREZ VILLAREAL JORGE ANTONIO TIZAPA LEGIDEÑO ANTONIO SANTANA MAESTRO MARCO ANTONIO GÓMEZ MOLINA CÉSAR MANUEL GONZÁLEZ HERNÁNDEZ SAÚL BRUNO GARCÍA BERNARDO FLORES ALCARÁZ

En el Volcan no 33

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Número

33

Corriente Crítica de Trabajadores de la Cultura en el Estado de Morelos

FELIPE ARNULFO

ROSA

BENJAMÍN ASCENCIO BAUTISTA

ISRAEL CABALLERO

SÁNCHEZ

ABEL GARCÍA HERNÁNDEZ

EMILIANO ALEN GASPAR

DE LA CRUZ

DORIAM GONZÁLEZ

PARRAL

JORGE LUIS GONZÁLEZ

PARRAL

MAGDALENO RUBÉN LAURO

VILLEGAS

JOSÉ LUIS LUNA TORRES

MAURICIO ORTEGA VALERIO

JESÚS JOVANY RODRÍGUEZ TLATEMPA

ABELARDO VÁZQUEZ PENITEN

ADÁN ABRAJÁN DE

LA CRUZ

CHRISTIAN TOMÁS COLÓN

GARNICA

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CARLOS LORENZO

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JULIO CÉSAR LÓPEZ

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Corriente Crítica de Trabajadores

de la Cultura en el Estado de Morelos

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Director: Rafael Gutiérrez Yáñez

Editor: Paul Hersch Martínez

Consejo Editorial: Hortensia De Vega Nova, Perla Jaimes Navarro, Gilberto

López y Rivas, Ezequiel Maldonado, Ricardo

Melgar Bao, Fernando Sánchez Martínez,

Luis Tamayo.

En el Volcán Insurgente. año 4, núm. 33, septiembre-octu-bre, 2014, es una publicación bimestral. Editor Responsa-ble: Paul Hersch Martínez. Reserva de derechos al uso exclusivo (en trámite), ISSN (en trámite). www.enelvolcan.com Responsable de la última actualización: Luis Sánchez García, fecha de la publica-ción: 21 de octubre de 2014.

Las opiniones expresadas por los autores no necesa-riamente reflejan la postu-ra del Consejo Editorial de la publicación.

La burguesía -salvo en sus orígenes- ha representado al crepúsculo; re-cordemos que la ausencia de las fi-

guras del alba le es inherente. Una vez más la burguesía nativa y la narco mafia han cernido el crepúsculo sobre la sociedad mexicana sin prever los impactantes al-cances de la respuesta popular. La burgue-sía y la mafia han sido objeto de repudio moral y político por representar el marida-je de la muerte, la impunidad y la renuncia al patrimonio de la nación.

En el momento de escribir estas líneas, ha pasado más de un mes sin noticias ve-races respecto a la investigación que las “autoridades” realizan sobre el asesinato de seis personas y la desaparición forzada de otros 43 estudiantes de la Normal Ru-ral Raúl Isidro Burgos con sede en Ayot-zinapa, Guerrero.

El tiempo transcurre y con ello el dolor y la angustia de los familiares, condiscí-pulos y de todos aquellos que tenemos la esperanza de que los desaparecidos sean rescatados con vida. No por casualidad se

Editorial

Pienso, luego me desaparecen

Semilla Rubíc o m u n i c a c i ó n g r á f i c a

han levantado las banderas del alba. Am-plios sectores se han movilizado en todo el país, encabezados por los estudiantes, maestros y familiares de las víctimas en torno a la defensa del derecho a la vida y también a la educación pública, laica y gratuita. Una voz coral se hace sentir den-tro y fuera del país:

¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!

La sostenida protesta ciudadana se ha mundializado y al hacerlo ha dejado cla-ra la línea de continuidad existente entre el PRI, el PAN y el PRD, aquella que ha multiplicado las fosas llenas de cadáveres a lo largo y ancho del país, al mismo tiempo que se aboca al saqueo de las arcas públi-cas y a la entrega de los bienes de la nación a las corporaciones transnacionales.

Los hechos de Iguala han rebasado el ámbito nacional y alcanzado una relevan-cia internacional y que pone de manifiesto la colusión que guardan entre sí funciona-rios, políticos, cuerpos policiales y mafias

Foto: proceso.com.mx

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delictivas. Una colusión que no es de ahora y que demuestra el fracaso de las supues-tas medidas que se han tomado para com-batir el narcotráfico y la corrupción de los políticos y partidos, a los que no escapan el “Verde Ecologista” ni el PRD.

Es urgente dar resultados creíbles so-bre las investigaciones en curso, que tie-nen múltiples deficiencias, como lo ha se-ñalado Amnistía Internacional.

La renuncia del impresentable gober-nador no resuelve el problema de fondo: en este momento lo prioritario es rescatar

con vida a los 43 estudiantes desaparecidos y que ésta resolución sea la punta de lanza para resolver las miles de desapariciones y asesinatos en el país.

En sucesión dolorosa e indignante, un escándalo mata otro escándalo. En tanto, la voluntad ciudadana y la organización del pueblo se orientan a favor de la reforma del Estado. Las demandas de protección y respeto de los derechos ciudadanos, de no a la corrupción y la impunidad y de defen-sa del patrimonio de la nación, están a la orden del día.

Foto: terra.com

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En el volcán surgió como un espacio de análisis, reflexión y divulgación de las múltiples realidades sociales

y culturales de la vida cotidiana del estado de Morelos, teniendo presente que éstas se encuentran vinculadas a otros factores como los modelos neoliberales y capitalistas. Los primeros ejemplares se publicaron en el año 2011 y desde entonces han circulado men-sual y bimestralmente.

Las publicaciones se sitúan y se entien-den a partir de su contexto histórico, como señala Fernanda Beigel (2003:110) cada pu-blicación «nos conecta de modo ejemplar, no sólo con las principales discusiones del cam-

Los flancos del volcánAngélica Ayala Galván

po intelectual de una época, sino también con los modos de legitimación de nuevas prácticas políticas y culturales».

El eje de partida de esta revista cultural es hacer evidentes y difundir las problemáticas no sólo locales sino también mundiales, que algunos sectores académicos han preferido mantener en silencio.

En este sentido, En el volcán se enmarca en un espacio político en el que se hace visi-ble la preocupación por las formas de domi-nación cultural, de creencias, el arrebato de recursos naturales, patrimonios culturales, tangibles e intangibles, así como la usurpa-ción que han hecho las transnacionales hacía

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los pueblos de América Latina y el mundo. Cabe señalar que durante estos tres años de circulación, también se han retomado textos literarios como los de José Emilio Pacheco y Juan Gelman1, quienes a través de sus obras muestran una parte de la realidad mexicana y la dictadura argentina de los años setenta, respectivamente. Otro ejemplo son los textos que se han retomado de Carlos Pellicer y Ce-sar Vallejo2, quienes en su trabajo muestran la lucha contra el capital minero.

Incluir textos literarios enriquece y per-mite observar que la poesía, la filosofía, la antropología, la historia, contribuyen al aná-lisis, construcción y modificación de las rea-lidades; a suscitar nuevos modos de pensar.

La importancia del análisis académico permite ampliar la visión del mundo y de las repercusiones que traen consigo los me-gaproyectos en la vida de las comunidades. En términos de Eduardo Viveiros de Castro (2008, pág. 16) se trata de «llevar a serio el pensamiento del otro para darnos a nosotros mismos los instrumentos para construir teóri-camente la autodeterminación ontológica del otro», es decir, observar las causas y conse-cuencias de los factores que modifican las for-mas de vida de las sociedades. Se trata de ha-cer algo más que un simple análisis teórico, se busca tener incidencia, ir más allá de las ideas.

Antonio Gramsci (1967, pág.29) señala que «el modo de ser del nuevo intelectual ya no puede consistir en la elocuencia, motora exterior y momentánea de los afectos y de las pasiones, sino en su participación activa en la vida práctica, como constructor, organizador, “persuasivo permanentemente”», que genere alternativas que permitan el bienestar y el res-peto por los diversos mundos y pensamientos.

Por ello, en el número treinta y uno [3] de En el volcán se reafirma la línea de trabajo y pensamiento. Agregan al título el término Insurgente, que recuerda a la época en que surge la primera fuerza de seguidores en lu-cha por la independencia de la Nueva España

1 Véase: «José Emilio Pacheco (1939-2014) y Juan Gelman (1930-2014): poetas de Nuestra América», En el Volcán, núm. 29, enero-febrero 2014, pp. 29-33.2 Véase: «La Lucha contra el capital depredador minero: Tres poemas y una canción», En el Volcán, núm. 11, julio de 2012, pp. 25-35.3 Véase: «Editorial: En el Volcán… Insurgente», En el Volcán Insurgente, núm. 31, mayo-junio de 2014, p. 2.

de la metrópoli peninsular. Así mismo, es un concepto que permite hacer alusión a todo aquel que está en contra del poder, de las in-justicias sociales y económicas por las que atraviesa nuestro país.

Las diversas trincheras de ideas que han quedado plasmadas durante estos tres años de difusión, permiten hacer una clasificación de las temáticas que han tenido mayor número de lecturas. Se ubican a partir de dos gran-des rangos: las asociadas a los movimientos sociales y problemas de despojo de tierras; y aquellas que se enmarcan en la cultura, tradi-ciones, costumbres e historia de Morelos.

Con respecto a los movimientos sociales, la solidaridad y muestras de apoyo no se han hecho esperar por parte del consejo edito-rial, quien mostró abiertamente su respaldo a los jóvenes del movimiento Yo soy 132. Au-tores como Carmen García Bermejo4 y Paul Hersch Martínez5 han analizado las proble-máticas del despojo de tierras a causa de los megaproyectos hídricos o las minas a cielo abierto en zonas indígenas, que han ocasio-nado la expulsión de sus habitantes, así como impactos irreversibles en los ecosistemas.

Entre los casos más representativos están los del Cerro de San Pedro en San Luis Potosí por la canadiense Minera San Xavier; la mi-nera La Esperanza Silver en el cerro El Jumil, municipio de Temixco, Morelos y la lucha del pueblo Huichol en Wirikuta. Algunos de estos territorios han sido concesionados a diversas empresas mineras. Estos ejemplos permiten dilucidar cómo las comunidades se encuen-tran en relación con un sistema más amplio, donde el consumo y la producción son lo im-portante, generalmente no se pregunta por las necesidades que tienen sus habitantes.

Al respecto, Pablo González Casanova6 señala que el capitalismo como modelo de acumulación y dominación ha entrado en crisis, ya no es una opción para resolver los problemas de desarrollo, por el contrario,

4 Véase: «Megaproyectos hídricos y mineros. “Los pueblos indígenas vi-vimos despojo de nuestras tierras y una nueva colonización”», En el Volcán, núm. 20, abril 2013, pp. 25-32.5 Véase: «Agujeramos o agujeramos: los caminos para conseguir lo que se quiere. El caso de la Minera La Esperanza Silver en el cerro El Ju-mil, municipio de Temixco, Morelos», En el Volcán, núm. 18, febrero 2013, pp. 11-19. 6 Véase: «Ecocidio: conocimiento y corporaciones», En el Volcán, núm. 19, marzo 2013, pp. 9-20.

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sólo ha originado un aumento en sus políti-cas de acumulación a costa de las personas, su riqueza natural y cultural.

Las poblaciones inmersas voluntaria-mente a fuerzas en estos megaproyectos han presenciado las repercusiones de estos sis-temas depredadores, que no sólo están aso-ciadas a cuestiones materiales sino también a lo simbólico, a las tradiciones milenarias y su cosmovisión. Informar y analizar estas problemáticas permite comprender que la soberanía de los pueblos y su derecho a de-cidir son fundamentales para conservar sus formas de vida.

Otro rango de temáticas con mayor nú-mero de lecturas en la revista, es el de las tradiciones y las artesanías. Éstas se vin-culan con el primer rubro, partiendo de la idea de que cada una funciona como mar-cador cultural e histórico que al estar en contacto y relación con la «modernidad y el desarrollo» pueden cambiar, permane-cer o incluso desaparecer.

Fernando Sánchez Martínez7 señala que las artesanías forman parte del acer-vo patrimonial de una nación. Un ejemplo es el caso de los juguetes tradicionales, los cuales se pueden percibir como algo más que un objeto, porque es a partir de las relaciones y los requerimientos para su elaboración, que se aprecian como parte de un entramado de relaciones; que per-miten la transmisión de experiencias y conocimientos de una generación a otra, conformando así, la herencia cultural de los pueblos.

Sin embargo, cada vez se torna más complicado seguir elaborando este tipo de artesanía, porque sale más barato produ-cir en serie o porque la mercadotecnia no deja lugar para que los artesanos difundan su mercancía, lo que ha dado paso a la pro-ducción en serie de juegos electrónicos y videojuegos. Con estos cambios, los niños modifican su relación con el entorno, antes tenían que conseguir el material o aprender a elaborar los juguetes, actualmente basta

7 Véase: « Artesanías: una actividad ancestral », En el Volcán, núm. 3, noviembre 2011, pp. 12-16. Véase: « Juguetes tradicionales mexicanos», En el Volcán, núm. 5, enero 2012, pp. 41-43.

con ir comprarlos en la tienda más cercana. Lo precedente es una muestra de cómo el consumo es una herramienta que hace fun-cionar al sistema capitalista.

Otro ejemplo de las transformaciones culturales se puede apreciar desde la ar-quitectura, Rafael Gutiérrez8 en su estudio sobre el Cuexcomate (granero) expone que éste fue un elemento significativo para el cuidado del maíz, era común encontrarlo en las casas que se dedicaban a la agricultura. Sin embargo, al cambiar el sistema de pro-ducción agrícola por otras formas de em-pleo incorporado al urbanismo, se han deja-do de elaborar y han pasado a ser objetos de museo y adorno.

Los juguetes tradicionales y el cuexcoma-te ayudan a comprender el contexto en que se utilizaban, a su vez permiten comparar las formas de vida y necesidades de las socieda-des en distintos tiempos. Es a través de estos análisis que se enriquece el conocimiento de nuestro entorno, con ello se busca «llevar a serio» el pensamiento, las preocupaciones e inquietudes de las poblaciones que presen-cian estos cambios.

Los retos venideros para la revista se-rán difundir el conocimiento, haciendo de los artículos herramientas de pensamiento que lleven a disipar la apatía y la insoli-daridad con las diversas luchas y proble-máticas sociales; en cambio, sean puertas para ser la base del levantamiento de los pueblos, la defensa de sus territorios, tra-diciones y costumbres.

Bibliografía • Beigel, Fernanda. (2003). «Las revistas cul-

turales como documentos de la historia la-tinoamericana». Utopía y Praxis Latinoa-mericana, enero-marzo, 105-115.

• Gramsci, Antonio. (1967) [1ed. 1963], La formación de los intelectuales, Grijalbo, México

• Viveiros De Castro, Eduardo. Entrevista realizada por Isabel Martínez Ramírez, Alejandro Fujigaki Lares y Denisse Sala-zar González, 21 de noviembre del 2008.

8 Véase: « El cuexcomate », En el Volcán, núm. 4, diciembre 2011, pp. 32-35.

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7Si consideramos los hechos de guerra —al final del siglo XIX y comienzo del siglo XX— es posible observar

que la revolución mexicana fue sólo una zona dentro de la gran turbulencia mun-dial. La marca distintiva de esa época fue un doble proceso; por un lado, las luchas de liberación y, por otro, el reparto del mundo entre las potencias imperialistas.

En efecto, aquella fue una época de in-surgencia de los pueblos y las clases tra-

1 Profesor investigador de la Escuela Nacional de Antropolo-gía e Historia.

La intervención militar de Estados Unidos en

la Revolución MexicanaFrancisco Pineda Gómez1

bajadoras. El primer mapa de este trabajo muestra los conflictos populares armados de 1898 a 1919. En el caso de China, por ejemplo, se incluye la rebelión bóxer de 1899-1901; revolución republicana de 1911, rebelión de Sun Yat-Sen de 1913 y revuelta antiimperialista de 1915-1916. Asimismo, se puede apreciar que, en cier-tas zonas del mundo, la insurgencia es mayor: Asia, Africa, América Latina y Eu-ropa del Este.

Por otro lado, entre 1898 y 1920, Esta-dos Unidos llevó a cabo 50 intervenciones

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armadas en todo el mundo. La mayor par-te de ellas, 30, ocurrieron en en México, Centroamérica y el Caribe. Otras 13 ope-raciones militares fueron en Asia; seis en Medio Oriente y Africa; y una en Europa, durante la Primera Guerra Mundial.

El rasgo distintivo de esas acciones fue derrotar a los pueblos que lucharon por su liberación y, así, disputar a otras poten-cias el reparto del mundo. Un documento reciente de la División de Defensa Nacio-nal y Asuntos Exteriores expone que los propósitos contrainsurgentes de Estados Unidos fueron claros, en repetidas opera-ciones armadas de esa época: Cuba, 1898, 1906-1909, 1912 y 1917-1922; Samoa, 1899; Filipinas, 1899-1901; China, 1900, 1911, 1912 y 1912-1941; Colombia, 1901 y 1902; Panamá, 1901, 1902, 1903-1914, 1904, 1912 y 1918-1920; Honduras 1903, 1907, 1911, 1912 y 1919; Siria, 1903; República Do-minicana, 1903, 1904, 1914 y 1916-1924;

Nicaragua, 1898, 1899, 1910 y 1912-1925; México, 1913, 1914, 1916-1917 y 1918-1919; Haití, 1914 y 1915-1934; Guatemala, 1920; y la Unión Soviética, 1918-1920.2 De ese modo, si a mediados de 1914 el ejército regular de Estados Unidos tenía solamente 200 mil efectivos; a finales de 1916 enlistó 24 millones de hombres y pasaron al ser-vicio de las armas 4.3 millones.

Desde el punto de vista de los hechos de guerra, ése fue el contexto interna-cional de la revolución mexicana. Tales intervenciones de Estados Unidos cons-tituyeron la marcha militar de un nuevo imperio; posibilitaron el despojo, la con-trarrevolución y la estructuración de las fuerzas armadas más poderosas que ja-más haya conocido la humanidad.

2 Ellen C. Collier, Foreign Affairs and National Defense Di-vision, Congressional Research Service, “Instances of Use of United States Forces Abroad, 1798-1993”, Library of Congress, Washington, 7 de octubre de 1993. www.fas.org/man/crs/crs_931007.htm

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1911. Plan de guerra general contra MéxicoA finales de 1910, sólo se disputaba la pre-sidencia de la república. Después del frau-de electoral, el movimiento antirreeleccio-nista proclamó una rebelión para llevar a Francisco I. Madero al gobierno.

Muy pronto, sin embargo, en el sur del país irrumpió la multitud insurrecta y ésta abrió la brecha de la revolución social. Las acciones directas eran frecuentes por todos los rumbos surianos, en especial, contra las haciendas azucareras, fábricas textiles y grandes comercios de la zona; los archivos municipales se incendiaban, las cárceles eran abiertas, los trabajado-res presos fueron liberados y azotados los caciques. Por donde quiera surgía la bola zapatista: ¡Abajo haciendas! ¡Viva pueblos! ¡Muera el Supremo Gobierno!

Durante los meses de febrero y mar-zo de 1911, la revolución del sur tuvo la forma de levantamientos locales multitu-dinarios. En cada lugar se produjo la insu-rrección contra la injusticia, con motivos específicos como los del pueblo mixteco, en Oaxaca y Guerrero; los campesinos de la zona azucarera en Morelos y Puebla; los comuneros de Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac; o los obreros de Contreras, Tiza-pán y Miraflores, en el Distrito Federal y el Estado de México.

Poco a poco, sucedió lo extraordinario y las insurrecciones locales comenzaron a unificarse en una revolución social genera-lizada. A finales de marzo de ese año, los jefes rebeldes de diferentes lugares acorda-ron constituir el Ejército Libertador del Sur y eligieron a Emiliano Zapata como jefe, un hombre bien conocido —en luchas agrarias, fiestas regionales y jaripeo— por su valen-tía, habilidad y buen trato con la gente.

La unidad y la atinada elección de la jefatura potenciaron la rebelión popular. Así, a las pocas semanas de ese aconteci-miento fundacional, la bola suriana ya era una fuerza insurrecta considerable; por lo mismo, pudo conquistar muchas pobla-ciones y haciendas, así como la fábrica de Metepec, Puebla, que era la industria textil

más importante de la república. Inmediata-mente, los rebeldes surianos pusieron sitio a la ciudad de Cuautla, Morelos.

En ese contexto, Estados Unidos des-plegó su fuerza militar en la frontera de México, amenazando con invadir el país. Pero lo más significativo es que, al mismo tiempo, la oficina de inteligencia militar elaboró la actualización (1911) del Plan de Guerra General contra México.

Los zapatistas no tenían una semana de haberse levantado en Villa de Ayala, cuan-do el general William W. Wotherspoon co-municó al jefe del Estado Mayor del ejér-cito de Estados Unidos, que las 27 tareas para actualizar el plan estaban terminadas, o a punto de concluirse. “Usted sabe que los planes de guerra están basados inicial-mente en la suposición de que la guerra será conducida por los Estados Unidos prácticamente en contra de un pueblo uni-do”, escribió Wotherspoon el 16 de marzo de ese año. “Todos los datos están aquí y estamos trabajando sobre modificaciones para estar listos en caso de que sea hecho un requerimiento súbito”.3

A fin de llevar a cabo la ocupación de la república, el ejército de Estados Unidos con-templó utilizar varias divisiones de la mili-cia organizada junto con el ejército regular y apoyo de la marina. Al interior de México, se realizaron estudios del material ferrovia-rio necesario para transportar suministros; estudios tácticos y mapas para las líneas de avance; informes acerca de las fuentes de alimentos, ferrocarriles y caminos, planes navales para ocupar los principales puertos mexicanos y establecer un bloqueo total en el Pacífico y el Golfo de México.

Asimismo, el plan de guerra general in-cluyó un estudio detallado de las inversio-nes extranjeras —especialmente, minería y petróleo— que pudieran ser atacadas por la resistencia mexicana a la invasión.

En conjunto, según el legajo de docu-mentos, los objetivos territoriales de Esta-dos Unidos eran cuatro:

3 General W. W. Wotherspoon al Mayor General Leonard Wood, jefe del Estado Mayor del ejército de Estados Unidos, 16 de marzo de 1911.

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1. Zonas estratégicas por su ubicación geopolítica: Baja California y el Istmo de Tehuantepec.

2. Regiones mineras y metalúrgicas, principalmente: Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, San Luis Poto-sí, Aguascalientes y Guanajuato;

3. La zona petrolera de aquel tiempo: Ta-maulipas y el norte de Veracruz.

4. Las rutas de la invasión: desde Aca-pulco y el puerto de Veracruz hacia la capital de la república; de Nogales a Guaymas; Ciudad Juárez a Chihuahua; Piedras Negras a Monclova; Nuevo Laredo a Monterrey; Monterrey a To-rreón; Tampico a San Luis Potosí y Coatzacoalcos a Salina Cruz; así como el control de los demás puertos del Pa-cífico y del Golfo, para imponer un blo-queo naval completo contra México.4

4 “Memorándum confidencial del general W. W. Wothers-poon al mayor general Leonard Wood, jefe del Estado Mayor

El 10 de agosto de ese año, el ejército federal invadió el estado de Morelos, para liquidar a la revolución del sur. El general Victoriano Huerta iba al mando de la ope-ración y llevó, adjunto a su Estado Mayor, al agregado militar de la embajada de Es-tados Unidos, capitán Girard Sturtevant. El 1° de septiembre siguiente, se llevó a cabo el primer intento para asesinar a Emiliano Zapata, en Chinameca.

Operaciones abiertas y encubiertasEl 21 de abril de 1914, una flota norteame-ricana compuesta por 29 barcos de guerra, 10 buques de transporte militar, dos de aprovisionamiento y tres barcos hospital, atacó y ocupó el puerto de Veracruz. Al día siguiente, Washington ordenó el desplaza-

del ejército de Estados Unidos, Washington, d. c., 16 de marzo de 1911, y otros documentos relativos al plan”, (en total 69 pá-ginas), Records of the War Department, General and Special Staffs,MilitaryIntelligenceDivisionFiles,NationalArchivesandRecords Administration, Record Group 165.

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miento de otros 24 buques, dos divisiones de torpederos y demás embarcaciones de apoyo hacia las costas mexicanas del Pací-fico y del Golfo. En las semanas siguientes se mantuvo el amago militar de Estados Unidos sobre los puertos de Mazatlán, Si-naloa; San Blas, en el Territorio de Tepic; San Gerónimo y Salina Cruz, Oaxaca; Tampico, Tamaulipas, y Tuxpan, Veracruz. Previamente, bajo una orden girada el 17 de abril de ese año, el gobierno yanqui había dispuesto la movilización de 75 bu-ques, 695 cañones y 65,850 hombres hacia el puerto de Tampico.5

Este fue un despliegue militar enorme, incluso para la fuerza naval de los Estados Unidos. Según datos oficiales, en diciembre de 1914, ese país contaba con 224 unidades

5 Gastón García Cantú, Las invaciones norteamericanas en México, Ediciones Era, México, 1980, pp. 294-298. Este autor señala que, al día siguiente de la invasión de Veracruz, en Sa-lina Cruz hubo desembarco de marines yanquis, el 22 de abril de 1914. El dato de Mazatlán (un acorazado y un crucero) fue tomado de un telegrama de Alvaro Obregón a Venustiano Ca-rranza, citado por Juan Barragán Rodríguez, Historia del ejérci-to y la revolución constitucionalista, INEHRM, México, 1985, t. II, p. 465.

navales de combate en activo: 34 barcos de guerra, 28 cruceros, 50 destructores, 19 torpederos, 36 submarinos, 28 botes arti-llados, 26 naves auxiliares y 3 monitores. Otro dato que permite sopesar la magni-tud de la fuerza naval estadounidense que intervino en México es el que proporciona Eric Hobsbawm. En ese año, Gran Breta-ña tenía 64 barcos de guerra, Alemania 40, Francia 28, Austria-Hungría 16 y Rusia 23.6

Para imponer a Victoriano Huerta en el Palacio Nacional, Estados Unidos sólo mo-vilizó tres naves de guerra. Un año y dos meses después, en la debacle del régimen huertista, Washington llevó a cabo una de las mayores operaciones de fuerza naval que hubiera realizado antes de la Primera Guerra Mundial.

Los esfuerzos militares del imperio na-ciente se incrementaron, en este periodo, en proporción directa al crecimiento de la revolución. En 1914, a diferencia de 1913, la

6 Ellen C. Collier, cit. Eric Hobsbawm, La era del imperio 1875-1914, Crítica, Buenos Aires, 2001, p. 359.

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rebeldía estaba en ascenso en todo el país y sus núcleos más radicales, el villismo y el zapatismo, podían efectivamente triunfar.

Además, el esfuerzo era mayor porque las ambiciones de Estados Unidos eran mayores. Después de las invasiones a Fi-lipinas, Hawai, Venezuela, Panamá, Nica-

ragua, Cuba y Puerto Rico, ese verano de 1914, el poderío naval norteamericano se aseguraba con el inicio de las operaciones del Canal de Panamá. El sueño del mer-cadeo marítimo interocéanico, anhelado desde 1523, finalmente se hizo realidad bajo la hegemonía de la nueva potencia.

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En ese contexto, antes de la operación mi-litar en las costas mexicanas, el senador William Borah proclamó triunfalmente: “Puedo decir sólo que si la bandera de los Estados Unidos llega a ser izada en Méxi-co, nunca será arriada. Este es el principio de la marcha de Estados Unidos hasta el Canal de Panamá”.7

El imperialismo y la contrarrevolución hacían mancuerna, es una sola estrategia. El antiguo ejército federal estaba aniquila-do y se anunciaba el triunfo revoluciona-rio. En esas condiciones, desde el mes de mayo, el general de las tropas invasoras es-tacionadas en Veracruz, Frederick Funston, consideró la eventualidad de avanzar hasta la capital de la república con el propósito de impedir que ésta cayera en manos de la revolución del sur. Así lo expuso en una comunicación dirigida a Washington: “He sido informado de que extranjeros y habi-tantes de la ciudad de México se unirán en la petición de que las tropas norteamerica-nas ocupen la ciudad para impedir la car-nicería y el pillaje de Zapata... Si se rehúsa el consentimiento [de parte del gobierno de Huerta], iremos a pesar de todo y su-primiremos cualquier fuerza opositora... Los zapatistas se encuentran muy activos en los suburbios. El principal temor es que la chusma tome el control... Los zapatistas probablemente tomarían parte en el sa-queo si se impusiera la chusma”.8

En forma simultánea, el gobierno de Estados Unidos propició un acuerdo entre huertistas y carrancistas, en las Conferen-cias de Niagara Falls y, luego, se firmó el Tratado de Teoloyucan. La revolución del sur ya ocupaba posiciones de montaña, en el Distrito Federal, cuando el usurpador Victoriano Huerta huyó del país; inmedia-tamente, en la línea de fuego de Xochimil-co, las tropas federales fueron remplazadas por carrancistas.

El 23 de noviembre de 1914, bajo se-creto, los constitucionalistas recibieron en

7 Citado por Gastón García Cantú, op. cit., p. 295.8 General Frederick Funston, Veracruz, al Adjutant General, Washington, D. C., 7 de mayo de 1914, citado por John M. Hart, El México revolucionario, Alianza Editorial Mexicana, México, 1992, p. 406.

Veracruz un enorme arsenal del ejército de Estados Unidos, al momento de hacer el desalojo y entrega del puerto. Muchas de las armas que sirvieron a Obregón, para derrotar a Pancho Villa en batallas posteriores, tuvieron esa procedencia.9 La descripción parcial de uno de los depósi-tos da una idea de la guerra que vendría: “8,458 rifles, 3,550 carabinas, 1,650 escope-tas, 3,375,000 cargas de munición (inclu-sive con balas expansivas), 632 rollos de alambre de púas, 380 bultos de maquina-ria militar pedidos por el arma de artille-ría del ejército mexicano, tres mesas para armeros, nueve aparatos de radio de onda corta, 2,034 pistolas, seis cajas de gra-nadas de mano, 1,250 de cianuro sódico (que combinado con el ácido sulfúrico o

9 Cfr. John Mason Hart, op. cit., pp. 409-415.

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nítrico producían gas tóxico)”.10 Una par-te del material de guerra que recibió el carrancismo fue el que contrató Huerta, pero llegó a Veracruz después del derro-camiento de la dictadura. Además, hay indicio de que también se transfirió una parte del arsenal del propio ejército inva-sor. Un reclamo hecho por un sargento de Fort Monroe, Virginia, indica que no re-gresaron aproximadamente 140 toneladas cúbicas de equipo vario, cuatro toneladas cúbicas de bagaje, seis cañones de desem-barco y 75 toneladas cúbicas de parque.11 Y estos son datos parciales, debido a que los inventarios de armamento, que el ejér-cito de ocupación administró en Veracruz, desaparecieron de los archivos.

Pero, aún así, quedan los archivos de los almacenes carrancistas en Veracruz. Por ellos, es posible saber que al iniciar el año decisivo de 1915, en esos almacenes sólo había 1.4 millones de cartuchos y 1 721 fusiles y carabinas. Después, los em-barques procedentes de Estados Unidos proporcionaron al ejército de Carranza: 25.3 millones de cartuchos y 53 749 fusiles y carabinas, entre otros materiales de gue-rra, recibidos sólo en el puerto de Veracruz y sólo durante nueve meses, enero-sep-tiembre de ese año.

Luego de liquidar al ejército de la oli-garquía y luego del emblemático encuen-tro de Emiliano Zapata y Francisco Villa, en Xochimilco; al calor de innumerables combates, a finales de 1915 se materializó el viraje irreversible. Por un lado, la División del Norte fue disuelta y, por otro, el Ejército Libertador fue cercado en Morelos.

En breve tiempo, marzo de 1916, so-brevino la invasión carrancista de Mo-relos y, en forma simultánea, una nueva invasión del ejército de Estados Unidos. El objetivo señalado por los gobiernos de Venustiano Carranza y Woodrow Wilson, en forma explícita, fue exterminar al za-patismo y exterminar al villismo. Ambas campañas, además, terminaron al mismo

10 John M. Hart, op. cit., pp. 413-414.11 Sargent George H. Hahn, Fort Monroe, Virginia, 24 de di-ciembre de 1914, citado por John M. Hart, op. cit. p. 414.

tiempo, estuvieron sincronizadas. Aun-que, también, ambas fracasaron en conse-guir su propósito, globalmente, el proceso revolucionario de México quedó en una situación defensiva durante los años de guerra que siguieron.

Desde el punto de vista de la trayecto-ria zapatista, con la pérdida de la capital de la república en agosto de 1915, también se rompió la línea convergente entre las lu-chas de los pobres del campo y la ciudad. Luego de meses en que el carrancismo apli-có la estrategia de guerra económica, cerco y hambre, las mujeres insurrectas de la ca-pital y los campesinos revolucionarios fue-ron masacrados. La revolución social, que arribó al punto más alto en las jornadas de junio de 1915, fue ahogada en sangre con las armas y municiones de los Estados Uni-dos empuñadas por los carrancistas.

* * *A finales de 1918, dio inicio una nueva campaña militar sobre el estado de Mo-relos. Esta vez, se empleará el afán de los zapatistas por lograr la unificación revo-lucionaria, para montar una emboscada al general en jefe del Ejército Libertador. Emiliano Zapata fue asesinado en China-meca, el jueves 10 de abril de 1919.

Al día siguiente, uno de los periódicos más importantes de la capital dio la noticia en primera plana, con grandes letras rojas a ocho columnas: “Murió Emiliano Zapata: el zapatismo ha muerto”. Ése fue el doble significado que se quiso imponer al trágico acontecimiento.

Todos los diarios de Nueva York publi-caron la noticia. The New York Herald edito-rializó el asesinato de Emiliano Zapata con una incitación abierta dirigida a Venustia-no Carranza: “Si la actividad de las tropas del gobierno de México continúa, no es re-moto predecir que Villa quedará también suprimido... El derecho a existir de cual-quier gobierno de México, depende de la habilidad que demuestre para exterminar a sus enemigos”.12

12 “Las revoluciones en México han dejado de ser una indus-tria productiva.- Con muy buen criterio habla The New York

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La guerra de exterminio fue la forma global como el poder enfrentó a la revolu-ción social. Se aplicó sobre la población za-patista, predominantemente indígena, so-bre los jefes rebeldes, sus familias y arrasó la economía del maíz. Tal estrategia operó sobre la sangre, los afectos y la milpa.

El cadáver de Zapata fue exhibido en Cuautla y a través de fotografías. Miles de personas desfilaron delante del cuerpo. “Dice un guacho: ora sí cabrones, ya que-daron huérfanos, ya su padre se lo llevó la chingada. Despídanse de su jefe”.

En ese momento, para la resistencia zapatista, la cuestión no era producir un emblema sino, salir del callejón sin salida que se impuso con el rostro de la muerte. Y sucedió lo extraordinario. La gente salió del encuadramiento y desplazó la mirada; buscó en la mano, en las piernas o en el pe-cho, señales que autentificaran su propia verdad: “No es Zapata, cabrones”. En me-

Herald de la muerte de Zapata”, El Universal, 19 de abril de 1919.

dio del dolor y la rabia, la resistencia logró restaurar su propia movilidad: Zapata vive, la lucha sigue.

Y la lucha sigue: de un lado, los aca-paradores de tierras, los ladrones de montes y aguas, los que todo lo mo-nopolizan, desde el ganado hasta el petróleo. Y del otro, los campesinos despojados de sus heredades, la gran multitud de los que tienen agravios o injusticias que vengar, los que han sido robados en su jornal o en sus in-tereses, los que fueron arrojados de sus campos y de sus chozas por la codicia del gran señor, y que quieren recobrar lo que es suyo, tener un pe-dazo de tierra que les permita traba-jar y vivir como hombres libres, sin capataz y sin amo, sin humillaciones y sin miserias.

El general en jefe Emiliano Zapata.Tlaltizapán, Morelos, 29 de mayo de 1916.

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16 Las diferentes situaciones que han acompañado la conformación histó-rica de Ciudad Juárez, asimismo su

condición como ciudad fronteriza, la han categorizado como una ciudad sin identi-dad, si bien es cierto las urbes no se pue-den estereotipar o clasificar bajo una sesgo identitario generalizante, como se maneja dentro del colectivo imaginario lleno de sentido de pertenencia que cada miembro de una metrópoli construye, reafirma y consolida a lo largo de su vida, sino más

1 Profesor en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), Licenciado en Historia de México (UACJ) y candidato a Maestro en Investigación por el Colegio de Chihuahua. Institu-ción pública de investigación y posgrados (COLECH).

La Heroica Ciudad Juárez, cuatro elementos identitarios:

La frontera, la maquila, los centros o plazas comerciales y lo norteño

Gabriel Rayos García1

bien, se debe manejar esos pequeños vín-culos del engranaje real-imaginario que cohesionan la identidad de cada lugar, que llevan a construir una visión general de la identidad en las ciudades, porque:

“El modo en que organizamos nuestras vidas, la forma en que nos vestimos, nuestras maneras de cons-truir y modificar el entorno, los di-versos trabajos que desempeñamos para ganarnos la vida, los valores y creencias, las maneras de relacio-narnos con los otros, las narraciones sobre nuestras vidas e historias, por

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solo poner algunos ejemplos, están marcados por los procesos de identi-dad, tanto de las identidades indivi-duales como de las colectivas”2

Por consiguiente los elementos encla-vados dentro del quehacer cotidiano de los pobladores de alguna ciudad se integran al sentido identitarios local que están estre-chamente vinculados, a las aportaciones de la identidad nacionalista del Estado-na-ción como base para consolidar una co-munidad imaginada, que Ardenson define como “la nación: una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana. Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus com-patriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión.”3

Asimismo todas las ciudades constru-yen una comunidad imaginada, que se sus-cribe a un andamiaje vinculado al mundo citadino, como representaciones, imagi-narios, clichés, estereotipos..., que forman parte de las pequeñas identidades y al mis-mo tiempo generan una sola. Por este moti-vo, dentro de este apartado se identificaran cuatro elementos que cohesiona y forma parte de la identidad juarense, como lo son la frontera, la maquila, los centros o plazas comerciales y lo norteño, porque “la teoría de la identidad social, como su nombre lo indica, no se centra en cómo los individuos se ven a sí mismos frente a otros indivi-duos, sino en la identidad grupal, destacan-do la importancia de las autodefiniciones de membresía en categorías sociales, como etnicidad, raza, religión o género”4.

Por consiguiente Ciudad Juárez es una ciudad de México situada en el norte del país, en el estado de Chihuahua, hace zona fronteriza con la ciudad de “El Paso (Texas)

2 Dra. Carolina De La Torre Molina. “Identidad, identidades y ciencias sociales contemporáneas; conceptos, debates y retos”. En: www.psicologia-online.com/articulos/2008/05/identidad_identidades_y_ciencias_ sociales.shtml 3 Benedict, Anderson, Comunidades Imaginadas Reflexiones sobre el Origen y la Difusión del Nacionalismo, México, Fondo de Cultura Económica (FCE), 1993, p. 23.4 Roberto, Blancarte. “las Identidades Religiosas de los Mexi-canos”. en Blancarte, Roberto, (coord), Culturas e identidades, Vol. XVI, México, El Colegio de México, 2010, p. 272, p. 101

en Estados Unidos. Por su población de 1, 321, 004 habitantes según el Censo de 2010, es la mayor ciudad del estado de Chi-huahua y la octava zona metropolitana más grande de México. Las dos ciudades fronterizas conforman la segunda zona metropolitana transnacional más grande de México y los Estados Unidos, con una población de 2, 539, 946 habitantes en 2010, y que actualmente ronda los 2.7 mi-llones aproximadamente.” (INEGI).

Esta dinámica fronteriza “del norte de México y el sur de los Estados Unidos, es un ejemplo vivo de este proceso de trans-formación, donde se amalgaman procesos complejos, como el intercambio cultu-ral-social-económico-ideológico entre am-bos países”5. Desde luego que ser parte de la región fronteriza, ha generado cambios importantes a largo de la conformación histórica de Ciudad Juárez, que en la últi-ma mitad del siglo XX y los primero años de este, se ha caracterizado por un creci-miento forzado6, por ejemplo el Programa Mexicano-Estadounidense de Prestación de Mano de Obra, mejor conocido como Programa Bracero (aunque en realidad fueron varios los programas de Braceros) iniciado por ambos gobiernos en 1942, y según las estadísticas una cuarta parte de estos migrantes cruzo por esta ciudad, asi-mismo “el efecto demográfico en Ciudad Juárez se hizo sentir ante el hecho de que parte de las personas que llegaban hasta la frontera para contratarse a través del programa, o inclusive para internarse sin documentos a territorio estadounidense, y no consiguieron su cometido, se quedaron a residir en la ciudad.”7

5 Cangas Arreola, Omar Daniel. (Octubre 2008). Los Imagina-rios Sociales De La Identidad Nacional En Ciudad Juárez [T e s i s Doctoral], Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Ciudad Juárez, Chihuahua, p. 5.6 Según el Diagnóstico geo-socioeconómico de Ciudad Juárez y su sociedad elaborado por El Colegio de la Frontera Norte (COLF), en mayo de 2005, en los últimos cuarenta años la ciudad cua-druplicó su población y se registraron tasas de crecimiento de-mográficosuperioresalasnacionales.Elimpactodemográficoyeldinamismointernodelasactividadeseconómicasdefinie-ron una ciudad de crecimiento extensivo, cuya estructura ur-bana se ha construido con base en adiciones espaciales emer-gentes, privilegiando la vivienda y la industria maquiladora, en menoscabo de los demás componentes urbanos necesarios para su funcionalidad. 7 Cruz, Rodolfo, “Mercado de trabajo y empleo en Ciudad Juárez”, Diagnóstico geo-socioeconómico de Ciudad Juárez y su sociedad, El Colegio de la Frontera Norte, Instituto Nacional de las Mujeres, Ciudad Juárez, 2005 (versión electrónica).

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Por lo resultante “la ciudad pasó de poco más de 55 mil en 1940 a casi 277 mil en 1960, quintuplicando el número de re-sidentes en tan solo 20 años. Las tasas de crecimiento de la población estuvieron por encima de lo acontecido en el propio esta-do de Chihuahua y en el total del país, pues en términos demográficos ese 9.1 y 7.7 por ciento de incremento promedio anual, en los decenios del cuarenta y cincuen-ta, respectivamente, son bastante altos.”8 Así después de este fenómeno migratorio que por consiguiente establece elementos diaspóricos,9 crecimiento y reformulación de lo juarense, en donde Ciudad Juárez

8 Rodolfo, Rubio Salas. (s/f). “Migraciones y movili-dad de la población en Ciudad Juárez”, Cap. 2, p. 57. en http://132.247.1.49/mujeres/menu_superior/Feminicidio/5_Otros_textos/9/6/ii.pdf 9 Esta palabra se desprende de la palabra diáspora, que se-gún el Diccionario de la Lengua Española, (2014) ladefine como “dispersión de grupos humanos que abandonan su lugar de origen”. El sentido utilitario que se le da en este escrito, hace alusión a todos estos elementos que establecen los migrantes que se establecen en la ciudad convirtiéndose en partes de la identidad del juarense.

tiene un crecimiento acelerado, no pasa mucho tiempo cuando a mediados de los 70s se implementa implantó el proyecto de la Industria Maquiladora de Exportación (IME), con la incorporación de “la indus-tria maquiladora como principal actividad económica, se generó una expansión sin precedentes en la ciudad, la cual se asocia con los flujos migratorios que se incre-mentaron a partir de la puesta en marcha del programa industrial fronterizo”10.

El IME modifica la ciudad en su es-tructura colectiva en manera sustancial, porque las migraciones llegaron en gran-des cantidades, la primera oleada básica-mente del Estado de Coahuila y Duran-do, durante la década de los ochentas y noventas, la segunda oleada que inicia a

10 Luís Ernesto, Cervera Gómez. “Introducción”. en Cervera Gómez, Luis Ernesto (coord.), Diagnóstico geo-socioeconómico de Ciudad Juárez y su sociedad, Ciudad Juárez, Chihuahua, El Colegio de la Frontera Norte, Mayo 2005, p. 15. [versión electrónica: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100882.pdf].

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principios de los noventas fue en gran medida del Estado de Veracruz y la úl-tima oleada y la más pequeña de todas, se da a finales de los noventas y los pri-meros años del 2000, con la llegada de personas de Tabasco y Chiapas, estas oleadas están asociadas a los espacios laborales que genera la Maquila, las per-sonas llegan en búsqueda de un trabajo y con la visión establecerse en esta ciudad, aquí se debe aclara, que no todos las per-sonas que llegan a esta ciudad, en busca de trabajo, tiene las intenciones de cru-zar al Estado Unidos, sino insertarse al mercado laboral local, esto produce que familias completas se movilicen y esta-blezcan en esta ciudad, aunque esto no es una máxima, se presenta regularmen-te, al mismo tiempo del flujo natural de migrantes de otras partes del país, Cen-troamérica y Sudamérica, que intenta pasar al vecino país, “así para 1980 los habitantes de esta ciudad son 567.365, lo cuales se duplican para el 2000 contando la ciudad con 1.218.816 habitantes11.

Pero esta tenencia de crecimiento se reprime, para el 2005 la maquiladora en-tra en dificultad económica y empieza a migrar a otras partes del mundo, para el 2008 se agudiza la crisis de los Estados Unidos y se inicia la disputan de la ruta y el control de tráfico de drogas en esta frontera lo cual genera modificaciones importantes la tejido social de Ciudad Juárez, por consiguiente todo lo aconte-cido en los últimos 50 años han bastado para afirma que la Heroica Ciudad Juárez es un ente sin identidad, demasiado ver-tiginosa y cambiante para consolidar y construirla, pero tales elementos se enla-zan para cuestionar dicha hipótesis, pero es necesario ubicar los elementos que se integran al sentido de identitario del jua-rense, que articula la idea general en el

11 Fuente: Cálculos propios con base en los datos de: CONA-PO, La población de los municipios de México, 1950-1990, y los datos del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000, estos dato se presentan en Mtro. Rodolfo Rubio Salas. (2005). “Características socio-demográficas”, Cap. III. en Diagnósticogeo-socioeconómico de Ciudad Juárez y su sociedad, El Cole-gio de la Frontera Norte, Instituto Nacional de las Mujeres, Ciu-dad Juárez, p. 41. [versión electrónica: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100882.pdf].

colectivo imaginario de Ciudad Juárez, que al mismo tiempo configura lo juaren-se, porque:

“el sentido de pertenencia a deter-minadas categorías sociales incluye también el sentido de pertenencia a determinados entornos urbanos sig-nificativos para el grupo. Detrás de esta idea se encuentra la considera-ción del entorno urbano como algo más que el escenario físico donde se desarrolla la vida de los individuos, siendo un producto social fruto de la interacción simbólica que se da entre las personas que comparten un determinado entorno urbano.”12

Asimismo los procesos nacionalista, tecnológico y globales que se integran a la misma, porque “si partimos de una posición donde la identidad se construye precisamente en la relación entre lo indi-vidual y lo social dentro de un contexto histórico y simbólico, observamos que la complejización de los procesos sociales van a plantear ajustes y transformacio-nes en las actitudes y rasgos individuales, con lo cual se establece diferentes posibi-lidades de adscripción identitaria”13, esto confirma que la conformación tan verti-ginosa de Ciudad Juárez, durante los ulti-mo 50 años, la han dotado de suficientes elementos que se anexan en la actualidad a la identidad del juarense, aquí aproxi-mándose a:

“la identidad está relacionada con la idea que tenemos acerca de quié-nes somos y quiénes son los otros, es decir, con la representación que tenemos de nosotros mismos en re-lación con los demás. Implica, por tanto, hacer comparaciones entre las gentes para encontrar semejan-zas y diferencias entre ella. Cuan-

12 Valera, S. & Pol, E. “El concepto de identidad social urbana: una aproximación entre la psicología social y la psicología am-biental”. en Anuario de Psicología, No. 62, 1999, Universidad de Barcelona, p. 9.13 José Manuel, Valenzuela Arce. “Introducción”. en Valenzue-la Arce, José Manuel (coord.), Decadencia y Auge de las Identidades. Cultura nacional, identidades culturales y modernización, México, Co-legio de la Frontera Norte, 2000, p. 15.

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do creemos encontrar semejanzas entre las personas, inferimos que comparten una misma identidad que las distinguen de otras personas que no nos parecen similares”14.

Entonces cómo se articulan y funcio-nan los cuatro elementos para ser parte de la identidad juarense, más allá de una iden-tidad territorialmente hablando.

Pero se debe considerar la identidad nacional como parte del juarense, inte-grándose al colectivo imaginario naciona-lista, que el Estado-nación se ha encarga-do de consolidar, y es funcional en todas parte del país, según los intereses que se persigan, la articulación deviene de arri-ba hacia abajo, los juarenses son mexica-nos, patriotas, católicos, desciende de un pasado común que los Estado nacionales “laboran en el transcurso de su existencia diversas ideas acerca del pasado, como un recurso elemental para afincarse en el mundo y pensar el porvenir. La interpre-tación del pasado es uno de los hábitos más arraigados en las naciones”15, para posteriormente articular la los elementos que de lo macro a lo micro, en una rela-ción simbiótica, que aterriza en lo regio-nal y local, generando las identidades en las cuales se mueve, identifica y redefine el habitante de esta ciudad, porque:

“El nacionalismo de las naciones, de las regiones, de las comunida-des locales, no es el nacionalismo del Estado. La cultura oficial no es la cultura universal de los gran-des creadores ni la cultura popu-lar de las tradiciones locales. Por el contrario, a lo largo del siglo XX, la nefasta combinación de nacionalismo de Estado y cultural oficial ha servido para sofocar el genio y la autonomía de las pa-trias chicas, de la cultura popular,

14 Gilberto, Giménez. “Cultura, identidad y memoria: Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas”. en Frontera Norte, Vol.21, No.41, México, El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), 1999, p. 1115 Florescano, Enrique, Historia de las Historias de la Nación Mexi-cana, México, Tauros, 2003, p. 15.

de los grandes creadores, a favor del poder central”16

Por lo anterior es importante explicar los elementos que no son parte de esta identidad nacionalista de la nación ima-gina mexicana, identificando la funcio-nalidad de los puntos que cohesionan la identidad de Ciudad Juárez que le dan sen-tido de pertenencia al juarense, fuera de la visión centralista, asimos empezando por la visión de lo “fronterizo”; Ciudad Juárez es una ciudad fronteriza por su colindan-cia con Estado Unidos, el juarense no se identifica con el vecino país, pero si con el hecho se ser fronterizo, la franja imagi-naria, que al mismo tiempo se materializa con toda la estructura de poder ideológica por eso estar al lado del país más poderoso del mundo, lo que:

“reafirma la condición del fronterizo juarense, los juarenses también pue-den construir una fuerte identidad fronteriza porque los mexicanos en general utilizan prioritariamente un sistema clasificatorio basado en el criterio organizador de región para entender comportamientos y acti-tudes. Este sistema regionalista les permite anclar un rótulo identitario en un área geográfica específica como lo es la frontera. Esta combi-nación de factores es la que permite entender por qué el rótulo fronterizo es muy popular en la frontera norte de México, pero no es muy común oír hablar de “fronterizos” en la frontera con Guatemala”17

Pero el ser fronterizo juarenses tam-bién implica todos los elementos del estig-ma18, así como lo fronterizo determina un

16 Zaid, G. Comentario a Rudolf Rocker, en R. Rocker, Nacionalismo y cultura [trad. de D.A. Santillán del texto alemán de 1949]. Méxi-co, Alebrije, 1990, p. 7.17 Vila, Pablo. (s/f). “Construcción de identidades sociales en contextos transnacionales: el caso de la frontera entre México y los Estados Unidos” [MIGRACION / ETNICIDAD / FRONTERA], p. 7. en http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/INTRODUC.pdf 18 “Los griegos, que aparentemente sabían mucho de medios visuales, crearon el término estigma para referirse a signos cor-porales con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el status moral de quien presentaba. Los signos

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sentido de identidad real e imaginario, de progreso, oportunidades, trabajo..., dentro del mismo se da la parte estigmatizada, zona de muerte, narcotráfico, migrante, drogas, carteles, que se agudiza en el 2008, primeramente con las muertas de Juárez y posterior mente con la guerra entre carte-les que inicia en el 2008, reafirmando los:

“Los estereotipos decimonónicos que asociaban la frontera con ame-naza, riesgo y desnacionalización encontraron nuevas vertientes en el siglo XX en perspectivas que enfa-tizaban e el “apochamiento” y las “leyendas negras”, interpretaciones que tuvieron como eje de continui-dad la sospecha sobre las lealtades nacionales y la identidad nacional de los fronterizos. Actualmente, los estereotipos de la frontera han en-contrado nuevos asideros en lo que considero tres heridas abiertas de la frontera: más de 400 feminicidios de odio en Ciudad Juárez y otras ciuda-des del país, más de 4 500 migrantes muertos en el intento de cruzar a Es-tados Unidos y miles de ejecutados, levantados y secuestrados por el narcotráfico”19.

Aunque los asesinatos hayan men-guando considerablemente en el 2013 y 2014, aun así estos elementos se anexan a la identidad del juarense, no se puede considerar que el proceso identitario par-te de un polo positivo, se suscribe a esta dualidad del bien y del mal, sin entender-lo como un juicio de valor, sino más bien como se integra, mueve y reconfigura al juarense fronterizo y a la ciudad en el co-lectivo imaginario, porque “las identidades

consistían en cortes o que maduras en el cuerpo, y advertían que el portador era un esclavo, un criminal o un traidor –una persona corrupta, ritualmente deshonrada, a quien debía evitarse, especialmente en lugares públicos— […] En la ac-tualidad, la palabra es ampliamente utilizada con un sentido bastante parecido al original, pero con ellos se designa pre-ferentemente al mal en si mismo y no a sus manifestaciones corporales.”Goffman, Erving,Estigma. La identidad deteriorada, Madrid, Amorrotu editores, 2006, p. 11. [traducción Leonor Guinsberg]19 José Manuel, Valenzuela Arce. “Estereotipos y Represen-taciones”. en Blancarte, Roberto (coord), Culturas e identidades, Vol. XVI, México, El Colegio de México, 2010, p. 272.

son cambiantes, construidas históricamen-te; no son algo ya dado, o inmutable. Esto radica la contingencia de las identidades”20

De esta manera otro elemento que se anexa a la identidad juarense está relacio-nado con un proceso económico, pero de suma importancia para la sobrevivencia del residente de Ciudad Juárez, la maqui-la, esto la ha clasificado como una ciudad maquiladora, con mano de obra barata, pero bien calificada; estos centros labora-les han reconfigurado desde su implanta-ción la identidad individual del obrero y al mismo tiempo la de la ciudad, catego-rizándola como un espacio de progreso, oportunidades, hospitalaria, en donde su gente es trabajadora y responsable, ade-más de la visión industrial; sin descarta esta imagen de la “maquilera” como ma-

20 José Manuel, Valenzuela Arce. “Identidades Culturales: Co-munidades imaginarias y contingentes”. en Valenzuela Arce, José Manuel Arce (coord.), Decadencias y Auge de las Identidades. Cultura nacional, identidad cultural y modernización, México, Cole-gio de la Frontera Norte (COLEF), 2000, p. 109

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dre soltera,21 fémina fácil y desinhibida22, diferentes a la mujer

del sur, a pesar de que estos elemen-tos son consolidados en los ochentas, se mantienen, a diferencia de “el maquilero” como el hombre jefe del hogar, responsa-ble, que se lucha por sacar a delante a su familia, las disparidades en el comporta-miento de los miembros de la maquila, es condicionado por el contexto y circuns-tancias de vida.

21 “El cambio radical introducido por las maquiladoras fue que las mujeres empleadas no eran casadas, no tenían ex-periencia y su salario era a menudo la principal fuente de ingresos para sus familias. La preferencia de las empresas por las mujeres solteras trajo como consecuencia una serie de tensiones y conflictosenel senode las familias fronteri-zas, y esas tensiones pronto pasaron a otras instancias. Una lectura de los diarios de la época en Ciudad Juárez o Tijuana muestra hasta qué punto la preocupación por los efectos ne-gativos del trabajo femenino había alcanzado las fábricas mis-mas. Las preocupaciones de los patrones de las maquiladoras y de las autoridades locales por las consecuencias “morales” de la participación femenina en la industria se manifestaron desde los años setenta, pero en los años ochenta llegaron a niveles de angustia. En un artículo de El Universal aparecido a mediados de los años ochenta se narran las consecuencias socioculturales de las maquiladoras. En dicho artículo, titulado “Maquiladoras: la explotación del trabajo femenino fractura la estructura familiar en la frontera”. Luis, López Aspeitia. “Identi-dadesenlalínea.Maquiladorasyfigurasdelafemineidadenla frontera norte de México”. en Revista Mexicana de Sociología 72, No. 4, octubre-diciembre, 2010, p. 550.22 “Las obreras de las maquiladoras recibieron rápidamente el estigma de ser “mujeres fáciles”. La presencia de muchas chicas los fines de semana en los salones de baile y en lasdiscotecascontribuyó, sinduda,a confirmaresta tesisde ladecadencia moral de las trabajadoras. La existencia de madres solteras trabajando en la maquila no hacía sino llevar a un ex-tremo esta misma apreciación de que las maquiladoras sólo habían provocado perversión y decadencia”. Idem.

Por otra parte. algo que en los últimos 10 años a articulado y redefinido la iden-tidad de la ciudad y a su vez, la del jua-rense, es la implantación de grandes cen-tro comerciales, desaminados por toda la ciudad y condicionados al crecimiento de la mancha urbana, moviendo su cetro a la periferia de la ciudad, sin lugar a dudas, el Centro Histórico de la ciudad es un punto neurálgico e identitario para el juarense, que en las pasadas administraciones, ha sido depredado en aras de la moderni-dad; es aquí donde se entra en una con-tradicción, cómo un “no lugar” como los denomina el antropólogo Marc Auge: “si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espa-cio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar”23.

Pero cómo estos centros o plazas co-merciales, han encontrado una funcio-nalidad dentro del tejido social juarense, aunque son un lugares de anonimato, porque considerando que “el lugar y el no

23 Marc Auge, Los «No Lugares» Espacios del Anonimato. Una antro-pología de la Sobremodernidad, España, 2000, p. 83. [Traducción: Margarita Mizraji]

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lugar son más bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se re-inscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y de la relación”24 la gente asis-te a ellos metódicamente, aprovechando las múltiples opciones de consumo y ocio que frecen, jugando la funcionalidad de un parque, centro deportivo o centro cultural, de los cuales se carece en gran medida la ciudad; para el visitante recurrente es un lugar de múltiples alternativas, para con-vivir y consumir.

Y por último algo que es determinante para la construcción y reafirmación de la identidad juarense, en primer instancia lo cual ya se trató líneas antes es el concepto de “fronterizo”, en segundo lugar el “jua-rense” que se engloba en esta explicación y en tercer lugar, lo “norteños”, este úl-timo concepto categoriza al “otro”, lo no juarense, no fronterizo, apropiándose de un sentido “otrédico”, según Vilas (2005), respecto a la identificación de “los otros”, la mayoría de los entrevistados –sin im-

24 Idem, p. 84.

portar, qué clase social pertenecían—pre-firieron la construcción gramatical “ellos lo de...” al uso del gentilicios como “jua-rense”, “norteño”, etc. Así, eran mucho más común oír hablar de “ellos, los de Tamhulipas”, “de Monterrey”, de “Chia-pas”25; esta relación entre lo norteño y lo juarense que categoriza, reafirma y cons-truye al “otro” no juarense y por consi-guiente no norteños.

Durante las oleadas de gente en busca de trabajo generado por la maquila, estas categorizaciones de “otredad” fueron recu-rrentes, “los torrioneros”, en los cuales se incluían al gente que provenía de Duran-go, Sonora y otros estados, en la segunda oleada son “los veracruzano”, en la tercera oleada “los chapanecos” los estado circun-vecinos entran en la “otredad” sin discri-minación alguna irónicamente; por las características propias de la implantación de centros industriales, la ciudad crece acereramente, demandado servicio, se aso-ciaban progreso y problemas, los culposos de estas vicisitudes eran los que llegan, los

25 Vila, Pablo, Identificación de Frontera, etnia y región en la frontera de México-EU, Ciudad Juárez, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2004, p. 47.

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de Torreón, Veracruz y Chiapas, nunca se culpa al modelo maquilador, que genera grandes cambios la interior de la ciudad, siempre se ver como enarbolados de pro-greso y oportunidades de empleo.

Se debe considerar que la identidad juarense, no se integran solo de esto cuatro conceptos que se exponen dentro de este escrito; la gama de elementos son amplios y diversos, propios del contexto cultural juarense, como el burrito, las gorditas, el menudo, las tortillas de harina..., elemen-tos gastronómico que tiene una resistencia constante a la introducción e hibridación de la comida rápida proveniente del veci-no país; los modismo del lenguaje: cajue-la, jake (gato hidráulico), extra (llanta de refacción), ruta (autobús de transporte pú-blico)...., que se redefinen constantemente.

Dentro del ámbito religioso sin dejar fuera este sentido guadalupano por la Vir-gen, la celebración a San Lorenzo, en la capilla del mismo nombre, porque “las per-cepciones identitarias también se modifi-can de acuerdo con la situación sociopo-lítica y el entorno cultural-religioso”26,

26 Roberto, Blancarte. “las Identidades Religiosas de los Mexi-canos”. en Blancarte, Roberto, (coord), Culturas e identidades,

asimismo el recate de los lugares repre-sentativos: la colonia Chaveña, integrán-dose allí mismo, entre otros muchos que integran los elementos que se integran a la identidad juarense, aclarando que ni son todo, ni están presente en cada momento de la vida de los habitantes de esta ciudad, además deben considerar muchos, lo cual da para otro análisis posterior.

Contribuyendo a la tesis recurren-te, de que Ciudad Juárez es una ciudad sin identidad, si bien es cierto como se expone en este escrito, la identidad juarense aglomera diversos elementos, para reconfigurar, consolidar y proyec-tar, tanto en la práctica diaria del jua-rense, como en el escenario regional y nacional, una identidad, que da sentido de pertenencia e identifica a los miem-bros y pobladores de esta ciudad, los cuales interpretan, acogen y utilizan se-gún su contexto en el cual se mueven dentro de la misma, proporcionado ar-ticulación social e imaginaria, que pro-porciona una identidad colectiva de la Heroica Ciudad Juárez.

Vol. XVI, México, El Colegio de México, 2010, p. 95.

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25Cuando llueve el agua tiene la posibi-lidad de seguir varios caminos: una parte resbalará por superficies imper-

meables –calles, carreteras, etc.– hasta llegar a algún cauce o al drenaje y de ahí al mar, otra caerá directamente en lagos o ríos; otra po-sibilidad es que el agua empape el suelo y se infiltre para recargar los acuíferos que tanto hemos explotado recientemente.

Lo que no sabíamos, hasta ahora, es exac-tamente a qué profundidad puede llegar el agua que se infiltra. Las investigaciones re-cientes muestran que la lluvia puede penetrar más allá de la corteza superior terrestre –13 kilómetros, cuando menos– bajo la superficie. Previamente, se pensaba que el agua no podría penetrar la corteza dúctil, donde temperaturas superiores a 300 °C y muy altas presiones ha-cen flexible a la roca y ésta fluye en lugar de fracturarse; ahora se tiene evidencia de la exis-tencia de fluidos derivados de la lluvia a estas profundidades1.

La investigación puede tener implicaciones relevantes en el conocimiento de los temblores y la generación de valiosos depósitos minera-les. Los fluidos en la corteza terrestre pueden debilitar a la roca y con ello ayudar al inicio de un temblor a lo largo de las fallas trabadas o atoradas; también ayudan a la concentración de metales valiosos –como el oro. Este nuevo descubrimiento sugiere que la lluvia pueda ser la responsable de controlar estos procesos, aún

1 C. D. Menzies, D. A. H. Teagle, D. Craw, S. C. Cox, A. J. Boyce, C. D. Barrie y S. Roberts 2014, Incursion of meteoric waters into the ductile regime in an active orogen. Eartn and Planetary Science Letters, 399, 1-13.

Noticias para el encargado de la

SeMARNat y sus asesoresAntonio Sarmiento Galán

a grandes profundidades bajo la superficie te-rrestre.

Investigadores de la Universidad de South Hampton, del Centro de Investigación Ambien-tal de las Universidades Escocesas (SUERC), de Isoprime Ltd., en el Reino Unido, y de la Uni-versidad de Otago y de GNS Science en Nueva Zelanda, han estudiado fluidos geotérmicos y vetas minerales en los Alpes del Sur de Nueva Zelanda, donde la colisión entre dos placas tec-tónicas fuerza a las capas más profundas de la Tierra hacia la superficie.

Gracias a ello, sabemos ahora cuál es el origen de dichos fluidos, cuál es su temperatu-ra y a que grado han reaccionado con la roca bajo la cordillera montañosa. En la opinión de Catriona D. Menzies, autora corresponsal del estudio:

Los fluidos pueden provenir de una va-

Alpes del Sur, Nueva Zelanda. Foto de Simon Cox

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26riedad de fuentes en la corteza; en los Alpes del Sur, los fluidos pueden as-cender desde enormes profundidades en donde se han formado como producto de reacciones metamórficas en rocas muy calientes, o la lluvia puede descender desde la superficie, impulsada por las altas montañas encima; en este último caso, la temperatura del agua se eleva a más de 400 °C permitiéndole reaccionar con la roca de la corteza.Cuando los fluidos pasan a través de la roca, van dejando depósitos de minera-les que contienen pequeñas cantidades de agua atrapada en ellos; hemos anali-zado estos minerales y el agua que con-tienen para identificar el origen de los fluidos que se encuentran a estas gran-des profundidades. Aunque ya se había sugerido antes, nuestros datos muestran por primera vez que la lluvia penetra la roca que se encuentra a profundidades tan grandes y temperaturas demasiado altas como para fracturarse.

¿En que cantidad se ha logrado infiltrar el agua a estas profundidades? Es algo que aún no sabemos y cuyo total dependerá en última instancia del número de sitios como el de la in-vestigación que lleguen a localizarse en la Tie-rra. Pero lo que si sabemos, es que el agua es el principal y primer recurso natural que escasea-rá como consecuencia del calentamiento global

antropogénico. De hecho y mucho antes de que toda la población llegase a tener acceso al vital líquido, éste ya ha empezado a escasear en todo el planeta y es la causa de la ocupación inglesa de las Islas Malvinas e Irlanda del Norte y de la guerra de los seis días en 1967 y el subsecuente control Israelí del recurso en la región de Le-vante2 por mencionar sólo dos ejemplos.

¿Cómo justificar entonces que, contrario a lo que debería hacer un secretario de medio ambiente y recursos naturales, éste se haya vuelto promotor público de los procesos extractivos más destructores y contaminantes que se conocen como la fractura hidráulica para la extracción de combustibles cuyo uso es precisamente la causa del calentamiento global?

¿Cómo tolerar la concesión de todo el territorio nacional –incluidas las áreas naturales protegidas3– a ‘empresas’ que además de destro-zar el suelo y subsuelo de la Tierra en la bús-queda de minerales y combustibles, contaminan irreparablemente la poca agua que nos queda?

¿Cómo permitir que se autoricen plantas de generación eléctrica como la de Huexca, More-los, que no solo consumen enormes cantidades del vital líquido sino que originan la mortal contaminación por ozono en la tropósfera?

¿Se darán cuenta al menos de que están comprometiendo recursos vitales e invaluables?

2 Jameel M. Zayed, No Peace Without Water – The Role of Hydropoli-ticsintheIsrael-PalestineConflicthttp://www.jnews.org.uk/commen-tary/“no-peace-without-water”-–-the-role-of-hydropolitics-in-the-is-rael-palestine-conflict3 Según las leyes secundarias recientemente aprobadas.

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Proemio.

Este ensayo contiene una formulación muy inicial para pensar la posibilidad de otras historias, no sólo en términos de disciplina de “conocimiento” del pa-

sado, sino y lo más importante del accionar cotidiano que posibilite la construcción de historias reales alternas al ca-pitalismo, pero para lo cual se hace indispensable antes que cualquier otra acción, una crítica radical al pensamiento de la construcción de lo histórico que ha construido y abande-rado el sistema capitalista, o mejor sería decir la burguesía y que hoy es la visión que se impone en el análisis de lo histórico y de lo cual deviene una forma de enfrentar tanto el pasado, como el presente e inclusive el futuro.

Estas iniciales reflexiones se presentaron dentro Fes-tival La Digna Rabia, convocado por el EZLN el 28 de di-ciembre de 2008, en la ciudad de México, sin que hasta la fecha yo mismo les haya dado continuidad a su plan-teamiento y discusión. Sin embargo ahora y gracias a los editores de enelvolcáninsurgente, las pongo a circular con el único objeto de discutirlas y confrontarlas con otras po-siciones y opiniones de otros especialistas e interesados.

Por respeto a quienes corrieron el riesgo de invitarme a externar mis opiniones y observaciones sobre las posibili-dades de otra historia, dejo íntegro el texto que se presenté en dicha reunión y quedo en espera de réplicas o diálogos con quienes estén interesados en reflexionar sobre este problema y realidad.

Ponencia.Primero y antes que nada quiero agradecer al EZLN la in-vitación que nos hicieron para participar en este impor-tante festival, a 25 años de la fundación del EZLN y a 15 años de su aparición pública, ya que desde entonces -y en-tre otras tantas acciones que ha llevado a cabo para su for-talecimiento y transformación- ha mantenido y prohijado diversos encuentros entre los Pueblos Indios, ciudadanos

Aproximaciones muy iníciales sobre las posibilidades

de otras historiasFelipe I. Echenique March

y distintas organizaciones sociales para intercambiar pun-tos de vista sobre las luchas sociales que se enfrentan al accionar del modo de producción capitalista.

Cuando se nos invitó a participar en el Festival de la Digna Rabia para discurrir sobre “La otra historia” como una posibilidad fuera y alternativa a las ruedas del capita-lismo, sabíamos que la cuestión no era mínima, ni simple. Por el contrario, estamos convencidos de que se trata de un tópico múltiple y complejo, tal y como lo apunta el desplie-gue y entramado de la propia convocatoria de este festival.

La complejidad y diversidad del tópico se inicia con el reconocimiento de los distintos niveles en que opera y se despliega el entretejido de la historia existente –las realidades históricas, pasadas y presentes— con la propia conceptualización o interpretación cosificada y teorizada de la historia de la humanidad hasta llegar a nuestros días.

Pero en la actualidad una y otra se hayan sumergidas en las más profundas contradicciones de sus propias exis-tencias y proyecciones; tal y cual se puede constatar en las realidades existentes en los hombres y mujeres de los cam-pos y metrópolis esplendorosas del sistema capitalista y en el resto de la población mundial que habitan las ciuda-des, pueblos, aldeas y campo, a los que les son impedidos vivir en aquel glamour, dadas las guerras, el narcotráfico o en pocas palabras el llamado subdesarrollo crónico al que los han condenado las metrópolis, pese a la cantaleta de la globalización y el llamado fin de la historia.

Todo lo cual nos hace presenciar lo contradictorio y paradójico de la globalización neo-neocolonialismo que no alcanza los niveles previstos por el propio desarrollo industrial y, el denominado fin de la historia, renuncia ideológica a los goznes de la misma, esto es la conceptua-lización de la evolución, el desarrollo y el progreso, que eran los postulados impulsores de realidades y discursos de las historias a imponer a los que vivían en las márgenes del sistema que los impulsaba.

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La realidad neo-colonizadora e imperialista ha llegado a un punto neutro, por decirlo de alguna manera, pues no puede avanzar en nuevas conquistas que abran inédi-tos horizontes como lo hizo el topamiento colombino, o la máquina de vapor, y menos aún puede imaginar una realidad distinta a ésta que se impone como pasmosa e inamovible y por lo cual se ha declarado el propio fin de la historia, todo lo cual nos obliga a querer o no a pensar en la construcción de otras historias, que para no acabar sien-do la historia de siempre, tienen que partir de otros puntos de apoyo y otros vértices de reflexión y praxis que nos permitan visualizar justamente esos nuevos horizontes o historias inéditas y no le reactualización de la presente.

Para ir desbrozando la complejidad y diversidad de lo que implica la historia y las posibilidades de otras historias es necesario iniciar una serie de reflexiones que tendrán que sucederse a este primer planteamiento que hacemos.

Así, primero se necesita convenir lo que estamos en-tendiendo por historia porque, a querer o no, en todos no-sotros sigue presente el viejo postulado decimonónico de dividir o escindir la historia en Historia con mayúscula e historia con minúscula para distinguir, por un lado, los estudios de los hechos humanos como “ciencia”, “como adquisición de conocimientos del pasado”, “como labor ingente para esclarecer el devenir humano”, que termina siendo trabajo de investigación, reflexión, escritura, lectu-ra y aprendizaje para continuar en la marcha de la historia.

Mientras que, por otro lado, están las propias realida-des humanas que se viven y suceden día a día, mes con mes, año con año, siglos con siglos entre las aldeas, comu-nidades, pueblos, naciones de estos y aquellos territorios.

La inscripción con mayúscula se dio porque los deci-monónicos –aquí utilizaremos esta calificación para los pensadores que finalmente terminaron de armar la ideolo-gía burguesa (Hegel, Comte, Weber...)-- indicaban que la Historia como “ciencia”, como “búsqueda de conocimien-tos verídicos”, de aportación de “verdades descubiertas y exhibidas” de expiación del pasado y del presente y, por lo tanto, inamovibles e inalterables una vez exhibida a través de sus estudios, permitían justamente aquella distinción por la preeminencia de la Ciencia sobre las realidades.

Mientras que la historia con minúscula se dio para mencionar a las realidades que se desprenden del accionar humano en su relación con la naturaleza y con el resto de la humanidad, de donde le viene su movimiento, su fuga-cidad, su incertidumbre, su variabilidad y, por lo tanto, su inscripción con minúscula y por tanto su tratamiento por otras tantas Ciencias.

Quizás a muchos les parezca ocioso traer a cuentas esta división establecida por los decimonónicos, tanto

porque data del propio siglo XIX, como porque se puede suponer que con tanta antigüedad ya no es vigente en nuestros días.

Pero, a pesar de esa apreciación, debo aclarar que esa anciana división goza de cabal salud y acción ideológi-ca entre nosotros porque, hasta donde sabemos -y no se vayan a creer que es mucho- se ha soslayado o desvia-do la discusión de este punto en particular; por parte del marxismo académico, el historicismo, el estructuralismo y otros ismos historiológicos lo han dejándolo intocado y preferido ahondar en los llamados estudios de hechos históricos, de modos de producción o aún de los denomi-nados movimientos de larga duración o del estudio de las mentalidades, y en estos últimos años de se dice de la cul-tura, pero en todos ellos subyace no sólo aquella división sino sus resultados más nocivos que predican el orden de inferior a superior o lo que es lo mismo la evolución, desarrollo, progreso, y con lo cual dejan intocada aquella conceptualización.

Con esa forma de tratar la historia no se ha contribui-do a ampliar las visiones del accionar de la humanidad en el tiempo y en el espacio y más bien se han tenido a congelar las realidades pasadas en los modelos teóricos ya consagrados a los que se les agregan datos y hechos pro-ductos de las investigaciones, pero que dejan intocadas las visiones ya aceptadas, como si se tratara sólo de ir comple-tando un rompecabezas que de suyo ya se sabe cómo era y con lo cual justamente se corona esa visión decimonónica, aún y cuando encuentre su principal paradoja en el fin de la historia que renuncia a sus principales goznes (pieza que une dos o más cuerpos que giran) de la evolución, el progreso y el desarrollo de la humanidad, para conformar-se solamente con la continuidad, ensanchamiento y per-fección de la tecnología.

 Por lo tanto, no se ha contribuido a forjar una visión de lo histórico distinta a la alcanzada por los decimonónicos.

Dicho desarrollo, evolución, progreso humano se plan-tea dentro de una escala siempre ascendente que llega hasta la producción capitalista y sus relaciones sociales de producción que -por paradójico que parezca, tal y como lo señaló Carlos Marx- ya no son sometidos a las transfor-maciones que impondrían aquellos mismos goznes, sino que son osificados por la propia producción capitalista y sus relaciones sociales de producción, al plantear que el cambio se impondrá a los satisfactores de la vida humana por ser siempre inacabados, insatisfechos y siempre cre-cientes, estimulando así únicamente la transformación de los objetos de la producción, medios de producción, y, por tanto, las mercancías. Pero no la de los sujetos reales y concretos que las producen y las relaciones sociales co-

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rrespondientes que se plantean como necesarias e inevi-tables entre quienes solamente tienen su fuerza de trabajo para adquirir esos satisfactores y quienes son dueños de los medios de producción.

Los dueños de los medios de producción siempre buscarán el crecimiento y trasformación de los objetos y medios de producción por medio del desarrollo indus-trial, científico y tecnológico en forma infinita para ir progresivamente subsumiendo a toda la humanidad a esa forma de producción y relaciones sociales de producción que los incorporará al desarrollo de la historia universal y, con ello, a todos los bienes y servicios que produce ese sistema que les develará las formas de gobierno con-veniente a esa producción, tal y como es la democracia burguesa y mediante la cual irán progresivamente alcan-zando la libertad burguesa.

Libertad de producir de todo lo que se pueda o no con-sumir. Libertad de circulación de mercancías, libertad para ser o no propietario, libertad para vender la fuerza de tra-bajo al mejor postor, libertad de conquistar y un gran et-cétera de libertades que sólo son para algunos y negación para las mayorías, aunque éstas, se dice, pueden luchar sin tregua para ingresar al club de los que sí pueden.

Detrás de esa división y divorcio entre “ciencia de la historia” y las realidades histórico-sociales presentes, la ideología burguesa ha intentado ocultar los rasgos ideoló-gicos con que ha llenado las categorías de evolución,  pro-greso y desarrollo, al señalar que no son parte de un entra-mado ideológico que ellos promulguen y estimulen, sino los productos “histórico-naturales” del propio reconoci-miento y estudio de la historia que, finalmente, si se pro-yectan en la propia vida presente, no es porque sean parte de su ideología, sino porque son parte del largo proceso histórico de la humanidad que es verificable, a través del estudio científico y aséptico del pasado humano.

Con esta operación, se intentan exorcizar esos goznes ideológicos que les permiten construir y conservar un pensamiento o referente histórico de movimiento ascen-dente de la historia humana, tan necesario y caro para el movimiento y accionar de la propia producción capitalis-ta: producción-destrucción sin límites.

Este es el referente ideológico que construye la lla-mada ciencia de la historia burguesa y bajo la cual se in-vestigan, examinan y construyen las llamadas fuentes de conocimiento de lo histórico y aún la propia presentación de los hechos históricos que indudablemente en su descu-brimiento, estudio, examen y difusión quedan enfrentados a esos goznes del progreso, desarrollo y evolución. De tal suerte que hechos y aun los denominados procesos histó-ricos, quedan de una u otra manera, adscritos al esquema

general que traza esa misma ideología, sin que se reconoz-ca como tal, sino como productos de un conocimiento ad-quirido válido que nada tiene que ver con el presente y los intereses de los capitalistas. Así, terminan imponiéndose a la construcción-visión de lo histórico (ideología) que po-seemos la gran mayoría de los seres humanos.

Largo, cansado y hasta innecesario sería detenernos en mostrar la presencia de ese esquema ideológico en los estudios de la historia. Cualquiera de nosotros que lea un libro de historia encontrará que ese esquema es el que nu-tre la interpretación genérica, el ensamblaje de los hechos, el discurrir de los acontecimientos planteados por los historiadores. Ningún ser humano que se haya educado -no necesariamente en el sistema escolarizado porque hay muchas maneras de educar- dentro del capitalismo puede sentirse ajeno a esa manera de pensar la historia; es decir, de ubicarse en el tiempo y en el espacio, posesión de re-ferentes sin los cuales no se podría vivir porque -a querer o no y conforme nos han enseñado a pensar y razonar- cubre y está dentro de la lógica de inicios, secuencias y fines, no solamente de la humanidad sino del individuo que forma parte de ella. 

De esta forma, esa disociación entre la supuesta cien-cia de la historia y las realidades histórico sociales pre-sentes -en esa visión el presente es atemporal- le sirven de coartada a la ideología burguesa para predicar que su construcción ideológica de lo histórico es aséptica a los intereses de su propia clase porque pertenecen a las realidades históricas devenida y extraídas por los cono-cimientos científico de la historia. Y como tal, según esa misma prédica, son verdades reveladas no por un ente extraño que se localiza fuera de la historia, sino por la propia historia que termina mostrando el destino mani-fiesto para toda la humanidad que señorea el capitalismo y sus llamados anhelos más caros, como son la libertad y la democracia burguesa.

Todo esto se exhibe en las realidades pasadas de esa llamada evolución, marcha constante del progreso y el de-sarrollo imparable que pude seguirse a través del tiempo y del estudio cuidadoso y científico del devenir de la hu-manidad en distintos espacios y tiempos, construyendo así esa denominada “hazaña” de la humanidad que, a través del trabajo y sus productos deben subordinarse en el pro-ceso capitalista que no tiene fin porque es el máximo logro de la humanidad, el cumplimiento final de un destino ma-nifiesto que -aún destruyendo su cuna y hogar, el planeta tierra,- se realizará a lo largo y ancho del universo. 

Prédica redondita y convincente que, insisto, es indis-pensable para nutrir la renovada y constante producción capitalista no sólo de mercancías, sino de los sujetos que la

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hacen posible en su redimensionamiento constante y que pareciera mitigar la paradoja del triunfo inalterable de la producción capitalista.

Consideramos que la producción capitalista no podrá ser superada o trascendida definitivamente para comenzar a construir otras historias, si se deja incólume la ideolo-gía de lo histórico que promueve la burguesía por todos los medios. Ésta es quien le da forma y sentido al pasado, nutre de razonar el presente y proyecta el porvenir inme-diato o aún el más distante, tal y como podemos observar con lo ocurrido, por una parte, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que intentaron, a través de sus aca-demias de ciencia, llevar a cabo la propuesta de Marx, de solamente invertir el pensamiento burgués del estudio y comprensión de la historia para construir la visión de la clase obrera, dejando fuera de toda discusión los goznes de la ideología burguesa.

Por lo tanto, podemos decir que aún y con algunos apreciables resultados, esa supuesta inversión de la mi-rada de los historiadores soviéticos no fue suficiente para construir otro referente de lo histórico que terminara proyectando otra nueva humanidad y otra alternativa de historia. Con este ejemplo queda claro que no sólo se trata de invertir la ideología burguesa o buscar las debili-dades de sus explicaciones históricas. Hay que ir más allá y dislocar absolutamente toda la producción capitalista, incluyendo su ideología de lo histórico. De lo contario se mantiene el actual discurso no sólo de lo histórico, sino también del presente y aun del futuro, motor ideológico imprescindible del accionar capitalista que nunca verá su fin, si los seres humanos ideológicamente no somos capaces de imaginar otros modos de producir de nuestra vida material e intelectual distinta a la que predica y lle-va a cabo el capitalismo.

Dicho lo anterior, no está por demás señalar que los ejercicios académicos de conocimiento de lo histórico que han prohijado el capitalismo y los llamados socialismos han-permitido tener visiones un poco menos chatas del accionar de las humanidades al haber ahondado en las investigaciones de los tiempos transcurridos, desde que apareció la especie sobre la faz de la tierra, sobre lo que queda del pasado de estos o aquellos pueblos, de tales o cuales movimientos históricos sociales, de estas o aquellas conductas, ideas o hasta ideologías.

Pero esto no ha servido para construir otros referen-tes de lo histórico. Al quedar incardinados esos llamados hechos fácticos descubiertos por la ciencia de la historia, al esquema general que predica la ideología burguesa, lo único que han seguido construyendo es el prestigio del estudio de la historia y su separación de las realidades

actuales. Ante esta situación, se puede decir que la visión de lo histórico del capitalismo no solamente está intacta, sino aun reforzada.

Por lo aquí expuesto, se entenderá por qué considero que la otra historia tiene que desechar la totalidad de la his-toria presente incluyendo, claro está, la ideología burguesa de lo histórico. Esto significa que la otra historia tiene que partir, primero y antes que nada, del cuestionamiento de los principales paradigmas no explícitos en las historias exis-tentes, los cuales son los que guían no sólo las investigacio-nes históricas y sus exposiciones, sino la ideología burguesa en su conjunto y complejidad, usando a la historia para en-cumbrar justamente su “visión histórica” de la humanidad como una marcha ascendente e incesante del ser humano, sin descanso ni reposo, sin reparar en los costos, ni en las consecuencias porque, a fin de cuentas, la humanidad tras-cenderá y superará cualquier obstáculo, cualquier momento histórico ya transitado en esa carrera incesante del progre-so donde unos llevan la batuta y el resto debe seguirlos, ya que ese es el destino de la humanidad.

Esta visión condena lo que se denominan estadios his-tóricos preexistentes al burgués, mismos que sirven para construir ese racismo que le es tan necesario a los colonia-lismos capitalistas para imponerse y subordinar a quienes consideran como “cachos de humanidades” incapaces de ingresar por sí mismos al desarrollo inevitable de la mar-cha de la historia universal enarbolada y muy bien repre-sentada por quienes dicen ser los herederos y creadores de la civilización burguesa.

Toda esa ideología dominante crea un lenguaje genérico y deslumbrante de una sola humanidad, una sola Historia, una necesaria marcha de evolución y una sola forma de en-tender el progreso, el desarrollo, la libertad, la democracia... Con esto se ocultar a los seres humanos concretos, específi-cos, que son hijos o padres, que tienen padres o abuelos, que han heredado y construido tradiciones, modos de ser, estar y aún de imaginarse en su propio futuro bajo sus herencias y potencialidades, sus elecciones de formas y maneras de vida, de querer y acercarse a sus pasados y de vislumbrar sus posibles futuros. Todos ellos -por esa forma de elegir sus historias- son condenados a su aniquilación, a su desapari-ción. La totalidad subsume a los individuos concretos, a las comunidades diferenciadas, a los pueblos autónomos para aniquilarlos en aras de la totalidad.

Qué otra cosa son las guerras contra las comunidades zapatistas, contra todos los pueblos indios del resto de lo que es hoy el territorio mexicano o inclusive, del resto del llamado continente americano o de África, Asia, Me-dio Oriente, Oceanía que han logrado, de una u otra ma-nera, mantener algunas de sus esencias milenarias para

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seguir siendo ellos y no quedar de plano y absolutamente subsumidos en el mundo de la producción, ofertas y de-mandas capitalistas.

Exterminio a lo diferente y radicalmente distintos es la prédica del sistema capitalista que se impone por la vía de las armas, de las guerras en sus distintas gradaciones y en donde debe quedar incluida la visión de lo histórico que venimos denunciado y que tan eficazmente sirve para enarbolan las banderas y forjar ejércitos que dan sus vidas por “ayudar” a salir del atraso, de la marginalidad de la historia, del subdesarrollo, a esos pueblos que se han que-dado -por incapacidad de seguir el ritmo del capitalismo- “osificados”, “petrificados” en el tiempo y en el espacio, en alguno de los estratos de esa evolución de la humanidad sin haberse integrado al mercado que pondría en sus ma-nos todos esos satisfactores que les harían felices, que los colocarían en la modernidad, que los integrarían al verda-dero mundo de los seres humanos que, obvio, está repre-sentada por la vida que se lleva a cabo dentro de algunos círculos privilegiados en las grandes metrópolis.

Este es el pensamiento histórico que domina el modo de producción y que historiadores y también luchadores sociales enarbolamos porque, a quererlo o no, tiene alguna lógica, fija inicios, secuencias e inclusive sueños que se alimentan con estudios concretos de casos, de circunstan-cias, de momentos, de formas de pensar y actuar, etcétera.

Al ser guiados por esa lógica del progreso, del creci-miento y del desarrollo, refuerzan esa ideología y la re-dimensionan a tal grado que novelistas y cineastas la ha recreado con formidables recursos literarios y escenográ-ficos. Recordemos la Guerra de las Galaxias, Matrix, Ro-boCop y tantas otras películas donde se sacraliza y eterni-za el mercado aún en su planteamiento intergaláctico y las formas de su regulación, a través de las confederaciones de mercaderes intersiderales que -encabezados y repre-sentados por emperatrices, primeros ministros, senados, virreyes, comerciantes, etc.,- dejan ver que es una produc-ción capitalista porque es totalmente maquinizada, masiva y en línea, siempre en constante expansión sideral, que nunca encuentra límites mas que los que impone la “or-ganización democrática” para resguardar los intereses de todos los involucrados.

Así, la producción capitalista se eterniza intergalác-ticamente por los siglos de los siglos para siempre jamás. Teleología hollywoodense de la producción y mercado ca-pitalista, con sus consecuentes guerras que se convierten en siderales y en donde aún con su cosmisidad, presiente George Lucas, no todos pueden ser incluidos. Habrá Ewoks (bárbaros, salvajes) que seguirán viviendo en comunidades, en selvas, en sociedades clánicas y “atrasadas” pero que,

finalmente, encontrarán los beneficios y maleficios de las máquinas y sus potencialidades. Llegarán a comprender -aún por guerras no buscadas por ellos- la necesidad y la oportunidad de manejar las armas de la República que bus-ca el “desarrollo armónico” del mercado y que al final po-drán bailar y divertirse con sus nuevos aliados que dan las circunstancias de las guerras y de la lucha por la libertad.

Si Star Wars  teologiza el mundo de la producción, el mercado y las formas de gobierno capitalista sin develar del todo el mundo de los productores de esa inmensidad de mercancías, RoboCop y otras tantas sagas más como Rollerball, exhiben el mundo que han imaginado los publi-cistas del capitalismo para los que producirán esos mun-dos mercantiles y sus dueños los grandes capitales. Estos últimos -encumbrados en espacios y zonas asépticas como ellos mismos- detentan todos los lujos imaginables e ini-maginables que ofrece el super-desarrollo de las fuerzas productivas y todo el poder que de éste se deriva, ubicán-dolos en la cumbre de la humanidad.

Mientras esto sucede, el resto de los sobrevivientes del holocausto que antecede a ese momento sideral, siguen teniendo las necesidades -sin explicar cómo- en aquella producción capitalista que se inicia con sus armas y, luego, todo lo que le sigue de máquinas hasta llegar a la comida chatarra y enlatada.

O ¿qué decir de esas otras historias del futuro de la hu-manidad que se construyen guiadas por el ininterrumpido destino del progreso y desarrollo? Ahí a las grandes masas de la humanidad se les condena a quedar excluidos de una vida digna y para sobrevivir al exterminio dictado por las máquinas o de los que detentan los poderes económicos y políticos, se les anuncia que su destino quedará en los submundos del globo terráqueo o que se convertirán en alimento de las propias máquinas.

De esta forma, las relaciones sociales de producción correspondientes al capitalismo y su mercado y hasta la forma de gobierno capitalista trascenderá los tiempos y los espacios, como la principal muestra de su eficacia y necesidad atemporal y sideral. Su trayectoria y triunfo quedan así eternizados aun antes de que el mismo Francis Fukuyama, con El fin de la historia, hiciera algún ruido en-tre algunos círculos de intelectuales (Star Wars se estrenó en 1977 y el libro de Fukuyama se publicó en 1992).

Así, guionistas y cineastas demuestran que van unos pasos adelante de los historiadores en creatividad, aunque se nutren de ellos y sus visiones de eternizar no El fin de la historia, sino el de la atemporalidad infinita de dicho sistema, adelantándose así a los académicos de Harvard, Yale, Priston, La Sorbona, etc. o visto de otra manera, esos académicos le proporcionaron los materias primas y la vi-

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sión general de la historia a George Lucas y otros tantos creativos para exhibirle a las masas lo alucinado del capi-talismo, al tiempo que le enseñaban la pesadilla que nos tocará vivir dentro de ese supuesto destino inamovible del capitalismo.

Por lo aquí tratado, se puede percibir cómo la ideología burguesa no sólo planta el pasado o, mejor dicho, constru-ye su ideología de lo histórico, sino también del futuro y con ello, todos quedamos convencidos y vencidos ante el espectáculo de la totalidad de la historia. 

Bajo estos términos no hay posibilidad de otra historia porque hasta los Ewoks que se habían mantenido alejados de la mirada de las confederaciones comerciales o de los imperios del mal, algún día quedarán subsumidos en las confederaciones mercantiles intergalácticas y con ellos ensamblados en la producción capitalista.

Perdón por tanta referencia cinematográfica, lo úni-co que busco es mostrar que la ideología capitalista tie-ne como fin imponer su sistema ideológicos y uno de sus principales puntos de apoyo es la introyección de la crea-ción de su “mundo histórico”, evolutivo, de desarrollo, de progreso, ascendente según su punto de vista y que se pe-riodiza y sistematiza metodológica y hermenéuticamente, para sacralizarlo y aparentar que está fuera de los intere-ses de la burguesía. Que es ciencia, conocimiento, saber y, por lo tanto, es neutro, inofensivo, aséptico y de uso vario sin comprometer sus esencias que han sido marcadas ya como pautas inamovibles aun por las mentes más creati-vas porque se vería como verdaderamente insensato, loco, falto de razón, de sensibilidad, de humanismo, el intentar siquiera la crítica a ese modelo ideológico de la evolución, el progreso, el desarrollo y la búsqueda de la democracia y la anhelada libertad.

Si lo anterior es ideología -aunque parezcamos locos ante quienes están convencidos de las bondades de la mis-ma- debemos ahondar en las reflexiones de esa ideología y las consecuencias que se desprenden de ella misma, porque si la mantenemos como nuestra, sólo estaremos acarician-do los sueños de otros y aceptando el inevitable destino de la muerte que se ha dictado para las grandes mayorías, que a querer o no seguimos queriendo vivir una vida digna, ca-balmente como individuos que formamos y conformamos las comunidades que nos dan y proyectan nuestros sen-tidos y querencias, tal y como -de una u otra manera- lo hacen los Tzotziles, Tojolabales, Choles, Mames, Tzeltalez, Wirarikas, Mixes, Otomíes, Pames, Quechuas, Otopames, Mayas, Nahuas, Zapotecos, Yaquis, etcétera., pero también de todos esos otros pueblos que milenariamente han ente-rrado sus historias en las tierras de los llamados continen-tes de América, África, Asia, Oceanía y Antártida.

También de todos aquellos individuos y organizacio-nes que hemos llegado a comprender que el capitalismo -con todo y sus sueños embelesadores, con todo y sus pro-puestas seductores, con toda su creatividad desbordante, alucinante y aún gozosa- implica exclusión, sometimiento y alienación de las grandes mayorías de los seres humanos concretos, a los que se les negará de plano el ingreso a lo que se promete, sueña y propone. No se vaya a pensar que por una maldad mezquina, sino simplemente por sus propias contradicciones y por sus propias paradojas, tal y como sucede hoy en día, dejan perfectamente claro, que la universalización de su modo de producción no es más que una prédica que oculta su aldeanismo rapaz, su provincia-lismo mezquino y avaro, su enanismo congénito.

Justamente por eso -y gracias al EZLN- nos juntamos y reunimos pare ver, planear y poder hacer realidad el sal-to cualitativo de la historia predicada y practicada que ha llegado a sus límites de expansión, saqueo y condena de muerte para las grandes mayorías. Los aquí reunidos, jun-tos con otros millones de personas, queremos vivir digna-mente y, por ello, debemos de buscar -no en los escombros y ruinas del capitalismo- cómo construir esa otra historia que no está escrita, que no está declarada y que aún ni siquiera está prefigurada por las cargas ideológicas con las que el capitalismo ha sembrado inclusive nuestros sueños.

Para esa otra historia habrá que pensar y ensayar mu-chas discusiones que vayan alentando otras tantas alter-nativas y maneras de construir y alimentar nuestras vidas para que efectivamente se ubique y situé en otros referen-tes, en otros puntos de apoyo de construcción de las vidas humanas, toda vez que debemos asimilar las lecciones de-jadas por el capitalismo en cuanto a la condena a muerte de casi las tres cuartas partes de la humanidad existente, para sobrevivir como sistema.

Para esa otra historia quizá también debamos pensar en la necesidad de un posicionamiento ante lo histórico o, mejor dicho, del estudio de lo histórico que según pienso -y de acuerdo a lo aquí expuesto- quizá podamos balbu-cear, por ahora, que no será igual o no se parecerá al que hoy se lleva a cabo porque, a fin de cuentas, no tendrá que ver con la demostración de nada, ni con la observación del cumplimiento de un destino o algo parecido.

Pero también considero que no tendrá razón de ser, el estudiarlo para ver cómo fue y fracasó esa historia del capitalismo, cuando el tiempo podrá ser mucho mejor em-pleado en la construcción de historias dignas para todos los que quieran verdaderamente reinventar a las humani-dades que poblamos este misérrimo globo terráqueo tan querido para muchos por ser el suelo y cielo que alberga las vidas que deben vivirse en ella.

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El día 13 de septiembre en la Comunidad Agraria, Zoque y Zapoteca, de Santo Domingo Zanatepec, nos reunimos diversos representantes munici-pales, comunitarios, agrarios y de organizaciones sociales del Istmo de Te-huantepecydeOaxaca,pararevisar,analizaryreflexionarsobrelosgravesimpactos a la salud y al ambiente que ocasionan los proyectos vinculados al modelo extractivo minero, a la vez que compartimos información sobre las acciones que implementan las empresas eólicas para despojar de la tierras y territorio a los habitantes del Istmo de Tehuantepec, además de revisar los impactos negativos que para los pueblos tendrá la nueva Reforma Energética, en especial, aquellos relacionados a la omisión, segregación y discriminación de toda forma de participación y consulta al respecto.

Derivadodenuestradiscusión,losabajofirmantesrealizamoslasiguienteDeclaración de Zanatepec:

1. RECHAZAMOS CONTUNDEMENTE LA FORMA DESCARADA EN LA QUE EL GOBIERNO FEDERAL HA ESTADO ENTREGANDO EL PATRIMONIO DE TODAS Y TODOS LOS MEXICANOS, A LA VEZ QUE RECHAZAREMOS DE FORMA CATEGORICA EL INGRESO A NUESTRAS TIERRAS DE CUA-LESQUIERA EMPRESA MINERA SEA DE CAPITAL NACIONAL, EXTRAN-JERO O TRASNACIONAL.

2. TENEMOS PLENO CONOCIMIENTO DE LOS PROYECTOS DE MINERÍA que se tienen proyectados en nuestros territorios de Santo Domingo Zanatepec, San Pedro Tapanatepec y San Miguel Chimalapas, Ciudad Ix-tepec y San Dionisio del Mar, entre otros, por lo tanto, nos estamos infor-mando a partir de compartir las experiencias de otros países y de otras regiones de México y de Mesoamérica, con las cuales podemos constatar la terrible devastación que vienen ocasionando las empresas mineras, en especial aquellos efectos que sus actividades generan sobre la salud, la vida comunitaria, la ecología y economía de las regiones, a la vez que destruyen las cuencas hidrológicas en donde operan, lo que a futuro sólo crea miseria y abandono de la tierra.

3. NO PERMITIREMOS QUE ESTOS PROYECTOS EXTRACTIVOS ATENTEN contra nuestros medios de vida, menos aún trasgredan a las actividades que siguen totalmente vinculadas a nuestros procesos ancestrales y cul-turales como los son; la agricultura, la ganadería, las huertas y la pesca.

Declaración de Zanatepec

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4. ACORDAMOS DE FORMA UNÁNIME que estos proyectos extractivos y tóx-icos deben ser detenidos de forma inmediata por la población informa-da y organizada de las comunidades afectadas, pero sobre todo hicimos énfasis en que debemos detenerlos antes de que corrompan a nuestras autoridades, dañen nuestro tejido social y erosionen nuestra capacidad de autogobierno.

5. EXHORTAMOS A TODAS Y TODOS LOS actores sociales del Istmo de Te-huantepec, de Oaxaca y a nivel nacional a unirnos a esta lucha por la de-fensa de la vida, la tierra y el territorio, a la vez que hacemos un llamado a todas las asambleas ejidales y comunales del Istmo a tratar este tema a la mayor brevedad y pronunciarse claramente en contra de la operación de empresas mineras, de tal forma que juntos trabajemos por el estab-lecimiento de Territorios Libres de Minería.

6. RECHAZAMOS CONTUNDEMENTE LA REFORMA ENERGÉTICA que re-cientemente fue aprobada por ambas cámaras y promulgada por el Presidente de México, dado que su contenido reivindica la violación sistemática de los Derechos Colectivos y Humanos de Ejidos y Comunas, así como de la población campesina e indígenas de todo el país. Examin-amos detalladamente los abusos y consecuencias que traerá el hecho de que las nuevas leyes otorguen, de forma arbitraria, el carácter de “interés social y orden público” a la operación de empresas privadas del sector en-ergético, así como los mecanismos de despojo articulados a través de la “ocupación temporal” y la constitución forzosa de servidumbres legales.

7. DENUNCIAMOS QUE LA NUEVA LEY ENERGÉTICA EXCLUYE QUE LAS CO-MUNIDADES, DUEÑAS DEL TERRITORIO, SEAN ADMITIDAS PARA LLEVAR A CABO PROYECTOS ENERGÉTICOS COMUNITARIOS Y SUSTENTABLES, como ya ocurre en el Istmo de Tehuantepec, donde los proyectos comu-nitarios (como el propuesto por Ciudad Ixtepec) es rechazado por CFE, mientras esta misma paraestatal entrega licitaciones y proyectos a di-versas multinacionales, incluso por sobre tierras de comunidades que no desean que éstos proyectos se lleven a cabo.

8. DECLARAMOS QUE EL FIN ÚLTIMO DE LA REFORMA ENERGÉTICA es en-tregar nuestro territorio a grandes empresas, y dar PRIORIDAD AL LUCRO PRIVADO POR ENCIMA de nuestros derechos, forma de vida y relación con el territorio.

9. NOS COMPROMETEMOS A ACTUAR COLECTIVAMENTE Y DE FOR-MA PACÍFICA PARA EVITAR EL DESPOJO DE NUESTRO TERRITORIO

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POR PARTE DE PROYECTOS EÓLICOS Y MINEROS. Continuaremos el es-fuerzo de información y concienciación de mujeres y hombres en cada comunidaddelIstmodeTehuantepec,conelfindereforzarlosprocesosya existentes de organización social y comunitaria, así como de ampliar las redes de apoyo y solidaridad dentro y fuera de la región, el estado y el país. Actuaremos en todos los ámbitos con información puntual sobre: procesos de despojo en marcha o planeados; concientización y fortalecimiento organizativo; movilización social; litigación y visibilización y presencia en los medios de comunicación.

10. CONTINUAREMOS el proceso de articulación entre Ejidos, Comunas, or-ganizaciones sociales, redes regionales y nacionales, y organizaciones sol-idarias. DEFENDEREMOS NUESTROS DERECHOS A TRAVÉS DEL USO de los convenios y tratados internacionales, así como de mecanismos de denun-cia internacional.

Sabemos que este será un proceso largo y estamos preparados para ello. Convocamos a todas los Ejidos y Comunas, y a todas las organizaciones socia-les del Istmo, a unirse a este esfuerzo.

Firmas:• Comisariado de Bienes Comunales de Santo Domingo Zanatepec

• Unidad de Manejo Forestal Regional Istmo-Pacífico A.C.• Autoridad Municipal de San Francisco del Mar

• Regiduría de Ecología y Medio Ambiente de Ixhuatán• Cooperativa Pesquera de Santa Rosa, San Francisco del Mar

• Comisariado de Bienes Comunales “20 de Noviembre” (El Morro)• Agente Municipal de “20 de Noviembre”

• Grupo Ecologista Zanatepec A.C.• Comisariado Ejidal Río Ostuta

• Representante de los Bienes Comunales de Unión Hidalgo• Comisariado de Bienes Ejidales de Río Manzo, Zanatepec, Oaxaca

• Sociedad de Producción Rural Ixtatal, Zanatepec, Oaxaca• Consejo Regional de Productores de Básicos del Istmo de Tehuantepec, A.C.

• Representante de los Bienes Comunales de Santa María Xadani• Comisariado Ejidal de San Pedro Tapanatepec

• Centro Campesino de Asesoría y Capacitación Integral Juntos en el Camino A.C.• Fundación Yansa

• Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos A.C. (PIAP, A.C.)/REMA/M4• Ojo de Agua Comuni

• Comisariado de Bienes Comunales de Ciudad Ixtepec.

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Guía mínima para la auto convocatoria de Encuentros y Jornadas en Defensa de la Tierra,

el Agua y la Vida en cada entidad federativa

Decenas de organizaciones y movimientos cam-pesinos e indígenas así como redes en defensa del territorio y los recursos naturales, sindicatos, orga-nizaciones urbano-populares, grupos ambientalis-tas y de derechos humanos, de mujeres, de estu-diantes, docentes y diferentes colectivos que nos encontramos el 16 y 17 de agosto de 2014 en San Salvador Atenco en el Encuentro Nacional en De-fensa de la Tierra, el Agua y la Vida nos auto convo-camos y convocamos a todos y todas a las jornadas de lucha descentralizadas a lo largo y ancho del país por la defensa de la tierra, el agua y la vida desde hoy al 6 de diciembre de 2014 (ver Pronunciamiento y Plan de Acción).

Se trata de desatar la creatividad e iniciativa de todas y todos los que luchamos por un México en el que quepamos todos, en el que se garantice el derecho a la tierra, el agua y la vida para todos y todas, en que se detenga la depredación y destruc-ción de nuestros territorios y los recursos natura-les en aras de un supuesto desarrollo que no se traduce en un buen vivir para todas y todos. “Si van por todo, lo defenderemos todas y todos”

Nos invitamos e invitamos a que desde el día de hoy hasta el 6 de diciembre de 2014 en que conmemoramos los 100 años del encuentro de Vi-lla y Zapata y su entrada triunfal a la capital, nos encontremos y decidamos horizontalmente qué acciones hacer en nuestra localidad, región, esta-do,sectorsocialoámbitodeinfluencia,yconfluya-mos todas y todos en acciones el 6 de diciembre.

Los que nos encontramos en Atenco lanzamos un pronunciamiento y plan inicial de acción (que adjuntamos): nos convocamos y convocamos a la acción en torno a esos 6 ejes de lucha, pero, sobre todo, a que entre todos y todas construyamos en el camino el plan de acción y las formas unidad y or-ganización necesarios para rescatar nuestro país.

Iremos socializando las diversas acciones que a lo largo y ancho del país vayamos decidiendo. Por lo pronto se proponen las siguientes acciones mí-nimas en cada estado:

1. Realizar una primera reunión con las organi-zaciones y movimientos que convocaron y/o asis-tieron al EncuentroNacional y otros afines, para

conformar un grupo de promoción y organización del Encuentro y Jornadas Estatales en Defensa de la Tierra, el Agua y la Vida. El Grupo de promoción y organización será informal, incluyente, plural y abierto. La coordinación será colectiva, buscando en todo momento los consensos y funcionar con inclusión, respeto, tolerancia y sin protagonismos. Nuestra referencia: “Somos de las Jornadas en De-fensa….”, “somos Jornadas…”.

2. Convocar a una conferencia de prensa para dar a conocer el Pronunciamiento y Plan de Acción general así como el plan de acción estatal.

3. Auto convocar y organizar un Encuentro y Jor-nadas Estatales antes del 6 de diciembre próximo.

4. Acordar participar en la movilización nacional el 6 de diciembre en la ciudad de México y al mis-mo tiempo en la capital del estado.

5. Mantener coordinación y comunicación con las comisiones surgidas del Encuentro Nacional de Atenco.* Desatemos la creatividad e iniciativa y espíri-

tu de lucha,* Busquemos la confluencia de todas y todos en

acciones comunes consensadas* Mostremos el 6 de diciembre de 2014 la fuerza

que logremos acumular* Decidamos juntos el plan estratégico y las for-mas de unidad que queramos darnos superan-do autocríticamente los vicios y actitudes que

en el pasado han impedido la unidad.Todos y todas a continuar la lucha de Zapata y Villa que se unieron y entraron triunfalmente

a la Capital el 6 de diciembre de 1914.

¡Si van por todo, todas y todos lo defenderemos!¡Salvar al campo para salvar a México. Rescatemos

a México para salvar al campo!¡Zapata y Villa viven. La lucha sigue!

Para mayor información y contactos:Para mayores informes puedes escribir al correo electrónico: [email protected] ó seguirnos en Twitter:@EncuentroNal ó en Fa-cebook: Encuentro Nacional / Encuentro Nacional Defensa de la tierra agua y vida.

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06 noviembre 2014COMUNICADO

 MUJERES Y HOMBRES ORGANIZADOS DE CUETZALAN ORGANIZACIONES QUE ACOMPAÑAN LA LUCHA ANTIMINERA ORGANIZACIONES INTEGRANTES DE REMA EN EL ESTADO DE PUEBLA.

 Hoy recibimos con gran satisfacción que el municipio de Cuetzalan reunido en sesión

de cabildo ha decidió sumarse de manera valiente y con responsabilidad ciudadana con el arduo proceso de la resistencia antiminera que miles de personas han hecho evidente en el municipio de Cuetzalan en el estado de Puebla.

Usando laorganización,resistenciaymovilizaciónpacíficaciudadana,hancomple-mentado su lucha con acciones jurídicas de defensa de su territorio y utilizando su or-denamiento ecológico territorial elaborado por la propia población con el apoyo y acom-pañamiento de académicos con conciencia y logrando una articulando, para con sus instanciaslocalesdegobierno,oficializansutotalrechazoalmodeloextractivodepreda-dor vinculado a las empresas mineras y a los proyectos hidroeléctricos que amenazan con el despojo de la tierra, el territorio y la vida.

Su posicionamiento nos demuestra, una vez más, que el trabajo organizado con cla-ridad política y enarbolando un objetivo común, es capaz de derrotar la impunidad, la corrupción y la criminalización que el gobierno estatal y federal en contubernio con el sector empresarial vinculado al modelo extractivo, dirige hacia todos nosotros quienes luchamos por construir nuevas formas de ver el mundo que nos lleve con armonía y comunalidad a disponer de una mejor forma de vida.

Desde las diversas luchas antimineras del país y de REMA los felicitamos arduamente y por supuesto refrendamos que continuaremos luchado de la mano de ustedes.

 Gracias por las enseñanzas compartidas.

Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA)www.remamx.org

[email protected]

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¡ALTO A LA VIOLENCIA DE ESTADO Y DEL CRIMEN ORGANIZADO!

¡ALTO A LA COMPLICIDAD CON EL CRIMEN ORGANIZADO!

¡BASTA DE CORRUPCIÓN!

¡BASTA DE IMPUNIDAD!

Estudiosos del pasado y presente de México, vemos con profun-da indignación cómo en la actual etapa “democrática” se repiten las ominosas acciones que en los años sesenta y setenta del siglo pasado caracterizaron la política de los gobiernos federal y algunos estatales contra luchadores sociales, trabajadores, periodistas, es-tudiantes y el pueblo en general; orientación que desde entonces criminalizó la protesta social. También permanecen el encubrimien-to y la impunidad ante las desapariciones forzadas, las torturas y los asesinatos selectivos o masivos perpetrados o tolerados des-de los poderes públicos contra la población civil. Hoy observamos, con mucha preocupación, un ensañamiento contra los jóvenes; son ellos las primeras víctimas de esta política de Estado.

Las muertes de 22 personas en Tlatlaya -Estado de México- por elementos del Ejército Mexicano cuando las víctimas ya se habían rendido, así como los asesinatos de 6 personas en Iguala, Guerrero, cometidos por policías municipales y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, son las atrocidades más recientes; crímenes de lesa humanidad que ya no responden a los colores de un solo partido político y que los conocemos gracias a medios de comunicación independientes y a las redes sociales que tienden a equilibrar la información y permiten trascender na-cional e internacionalmente.

Pero el panorama no está completo si se excluye la cada vez ma-yorcorrupciónquepermiteel tráficode influenciasyelenrique-cimiento ilícito, delitos en los que participan funcionarios y repre-sentantes de diverso signo partidario. Aunado a esto, hoy en día se devela un nuevo factor: el crimen organizado, que utiliza el terror para someter psicológica y físicamente a la población y que para

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su existencia y sobrevivencia requiere la complicidad de individuos o de grupos de poder ubicados en altas esferas de los ámbitos federal, estatal y municipal. Decenas de miles de desaparecidos, miles de asesinatos, extorsiones incuantificables y demás críme-nes sin castigo contra la sociedad, sólo son explicables mediante la reproducción ilimitada del trinomio: enriquecimiento ilícito-corrup-ción-impunidad.

Esta violencia contra la población es inaceptable. No se debe permitir que continúe. Sólo el pueblo organizado puede obligar al Estado a cumplir con una de sus funciones primordiales: proteger a la sociedad. Se hace indispensable conformar la organización so-cial que permita combatir la corrupción y la impunidad que son los factores que sustentan tanto la violencia como el enriquecimiento ilícito. Es por eso que proponemos la creación de un Frente Ciuda-dano contra la Corrupción y la Impunidad que sea independiente del Estado y de los partidos políticos, se sustente sobre principios democráticos, tenga carácter nacional y esté anclado sólidamente en escuelas, centros de trabajo, asociaciones campesinas, de traba-jadores, profesionales, estudiantiles, vecinales y demás organiza-cionessocialesquesurjanconestefinoyaesténluchandoporsuspropias demandas.

En este momento, la unificación y la organización deben ser en torno de los estudiantes de Ayotzinapa; jóvenes, pobres, in-dígenas y opositores al neoliberalismo que son las actuales víc-timas de la violencia de Estado. Los científicos sociales abajo firmantes, como parte del pueblo mexicano, nos unimos a las cuantiosas voces nacionales e internacionales que exigen:

¡PRESENTACIÓN INMEDIATA Y CON VIDA DE LOS 43 ESTUDIANTES

NORMALISTAS DE AYOTZINAPA!

¡INVESTIGACIÓN TRANSPARENTE TANTO DE LAS DESAPARICIONES FORZADAS DE

LOS ESTUDIANTES COMO DE LOS ASESINATOS DE TLATLAYA E IGUALA. CASTIGO A LOS

AUTORES MATERIALES E INTELECTUALES!

31 de octubre de 2014.

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Patrimonio Biocultural y Megamineria: Un Reto Multiple

Exposición Itinerante

¿inversiones? ¿negocio? ¿desarrollo?¿vida campesina? ¿futuro?

Ellos nunca preguntaron. Simplemente llegaron…Productores de cacao, Cotuí, Sánchez Ramírez, República Dominicana

INAUGURACIÓNMuseo Regional Cuauhnáhuac,Cuernavaca Centro,sábado 15 de noviembre de 2014, a las 12 hrs.Entrada por la tienda

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