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Cajamarca: conflicto lingüístico y traducción- Enrique Cortez Las siguientes notas pretenden un acercamiento al registro de un momento fundamental para la cultura peruana y latinoamericana: la escena de Cajamarca. La versión del Inca Garcilaso de la Vega, que constituye el corpus de nuestro análisis, ha generado un conjunto amplio de intérpretes. Sus lecturas de estos hechos, diversas si atendemos a sus perspectivas o sus formaciones disciplinarias, muestran consenso al valorizar esta escena como fundacional. Esta valorización, que me parece razonable, es el fondo sobre el que se inscriben las consideraciones que pretendo desarrollar en cuanto a un aspecto de este momento: la escenificación del conflicto lingüístico que separa en bandos distintos a sus actores. El modo discursivo que elijo es fragmentario. Ello no evita cierta unidad, presente en las preguntas que encabezarán cada parágrafo y que pretenderé responder o problematizar, inscribiendo mi escritura en un horizonte ensayístico 1 . ¿Dónde comenzar? Tal vez en la dedicatoria de la traducción de Los diálogos de amor de León Hebreo que Garcilaso destina a Felipe II. Este texto, incluido también en el prólogo a la Segunda Parte de los Comentarios reales 2 tiene por esa repetición una significación enfática. Se trata de la justificación del trabajo realizado y aspira a la valorización positiva en un juego de ida y vuelta que, mediante el reconocimiento del poder político, personificado en Felipe II a quien se dedica la traducción, se busca el propio reconocimiento. Los argumentos persuasivos que el Inca explaya en el prólogo de su traducción son cuatro, y nos exigen considerar sus estrategias paratextuales como fundamentales en la significación de sus discursos. En primer lugar afirma el Incaporque el objeto de su traducción, Los diálogos de León Hebreo, lo merece (esboza de ese modo un criterio oficialista de la cultura o, en todo caso, remite al discurso canonizador de la época ); en segundo lugar, porque su traducción representa las primicias culturales que el Nuevo Mundo, y en particular, el Cusco ofrece al monarca, es decir, la traducción de Garcilaso en términos pragmáticos (y metonímicos también) lo presenta a él como traductor, como una primicia cultural de las Indias para el rey; en tercer lugar, porque el vasallaje da sentido a la vida del traductor (se expresa en Garcilaso primero en las armas sabemos que llegó a ser capitán, y con su traducción en las letras); en cuarto lugar, porque su existencia es también documental e informa al gobernante sobre las calidades de la nobleza incaica de la cual él es parte. En este último punto el traductor saca partido de su procedencia cultural y lo capitaliza a favor de sí, ya que el valor de cualquier traducción radica también en las aptitudes personales del traductor, en la diferencia que su condición y circunstancia histórica puede aportar al texto traducido. Nótese que la situación planteada por tal dedicatoria es reveladora, pues nos habla del carácter político de toda traducción, como bien lo ha demostrado la teoría de los polisistemas. «Las actividades de traducción dice José Lambert tienden a tomar sus reglas y valores, sino en su propia existencia, del entorno político dominante especialmente en casos de bruscos cambios políticos y sociales, hasta el punto de que se incluyen en lo que se puede denominar pautas o modelos ‘coloniales’» (260). Esta observación, más bien actual y teórica, de la actuación pragmática de la traducción, no está desatendida para nada en el texto de Garcilaso. Pero, ¿por qué el castellano?

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Encuentro de CajamarcaLiteratura latinoamericana

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Cajamarca: conflicto lingstico y traduccin- Enrique CortezLas siguientes notas pretenden un acercamiento al registro de un momento fundamental para laculturaperuanaylatinoamericana:laescenadeCajamarca. Laversindel nca!arcilasodela"ega# que constituye el corpus de nuestro an$lisis# %a generado un conjunto amplio de int&rpretes.'uslecturasdeestos%ec%os# diversassi atendemosasusperspectivasosusformacionesdisciplinarias# muestran consenso al valorizar esta escena como fundacional. Esta valorizacin, queme parece razonable, es el fondo sobre el que se inscriben las consideraciones que pretendo desarrollaren cuanto a un aspecto de este momento: la escenificacin del conflicto lingstico que separa en bandosdistintos a sus actores. El modo discursivo que elijo es fragmentario. Ello no evita cierta unidad, presenteen las preguntas que encabezarn cada pargrafo y que pretender responder o problematizar,inscribiendo mi escritura en un !orizonte ensaystico".()nde comenzar*#al vez en la dedicatoria de la traduccin de Los dilogos de amorde $en %ebreo que &arcilaso destinaa 'elipe ((. Este te)to, incluido tambin en el prlogo a la *egunda +arte de los Comentarios reales, tienepor esa repeticin una significacin enftica. *e trata de la justificacin del trabajo realizado y aspiraa lavalorizacinpositivaenunjuegodeidayvueltaque, medianteel reconocimientodel poder poltico,personificadoen'elipe(( aquiensededicalatraduccin, sebuscael propioreconocimiento. $osargumentospersuasivosqueel (ncae)playaenel prlogodesutraduccinsoncuatro, ynose)igenconsiderarsusestrategiasparate)tualescomofundamentalesenlasignificacindesusdiscursos. Enprimer lugar afirma el (nca porque el objeto de su traduccin, Los dilogos de $en %ebreo, lo merece-esboza de ese modo un criterio oficialista de la cultura o, en todo caso, remite al discurso canonizador delapoca./ ensegundolugar,porquesutraduccinrepresentalasprimiciasculturalesqueel 0uevo1undo, yenparticular, el 2uscoofreceal monarca, esdecir,latraduccinde&arcilasoentrminospragmticos -y metonmicos tambin. lo presenta a l como traductor, como una primicia cultural de las(ndias para elrey/ en tercer lugar, porque el vasallaje da sentido a la vida del traductor -se e)presa en&arcilaso primero en las armas sabemos que lleg a ser capitn, y con su traduccin en las letras./ encuarto lugar, porque su e)istencia es tambin documental e informa al gobernante sobre las calidades dela nobleza incaica de la cual l es parte. En este 3ltimo punto el traductor saca partido de su procedenciacultural y lo capitaliza a favor de s, ya que el valor de cualquier traduccin radica tambin en las aptitudespersonales del traductor, en la diferencia que su condicin y circunstancia !istrica puede aportar al te)totraducido.0tese que la situacin planteada por tal dedicatoria es reveladora, pues nos !abla del carcter poltico detoda traduccin, como bien lo !a demostrado la teora de los polisistemas. 4$as actividades detraduccin dice 5os $ambert tienden a tomar sus reglas y valores, sino en su propia e)istencia, delentorno poltico dominante especialmente en casos de bruscos cambios polticos y sociales, !asta elpuntodequeseincluyenenloquesepuededenominar pautasomodelos6coloniales78-,9:.. Estaobservacin, ms bien actual y terica, de la actuacin pragmtica de la traduccin, no est desatendidapara nada en el te)to de &arcilaso.+ero# (por qu& el castellano*El momento, sin duda, era propicio: Espa;a viva el auge de su e)pansin colonizadora y su organizacin!omogeneizante, pasaba por la unidad de la lengua. 2on esta traduccin &arcilaso se inserta en la lneaabierta por eina, i pongo delante los ojos el antigedad de todas lascosas, que para nuestra recordacin y memoria quedaron escriptas, una cosa !llo y sco por conclusinmui cierta: que siempre la lengua fue compa;era del imperio/ y de tal manera lo sigui, que junta mentecomen?aron, crecieron y florecieron, y despus junta fue la caida de entrambos.@=eestemodo, comoafirma$ambert al e)plicarel funcionamientodelacolonizacin, la4ambicindeestandarizar una lengua y pro!ibir las lenguas e)tranjeras -o de someter la traduccin a estrictas reglas delsistemade llegada., forma parte de un intento poraplicar principios territoriales a todos losvalores. Elprincipio de colonizacin no es ms que un intento de e)tender el principio territorial8 -,A9..Este criterio est presente de principio a fin en la obra del (nca, pero con un importante matiz, pues se tratadegeneralizardosprincipioslingsticos: el castellano, pertenecienteal imperioespa;ol yel quec!ua,!erramienta civilizadora en su lecturaB del gobierno incaico. Esa particularidad, que tiene su causa enla constatacin de un abismo profundo pero no insalvable para &arcilaso gracias a la traduccin entrelaculturaespa;olaylaincaicatieneunaescenificacinimportanteenlanarracindel encuentrode2ajamarca donde sepresentade formaclara el conflicto lingstico queauna!orae)iste entreloqueodolfo2errn+alomino.D ycomounasuertedepedagogasobrelaculturaquesetraduce, colisionaanteunasituacinconcreta: lapresenciadelaincompetencia, esto es, de la improvisacin de la traduccin, pero tambin la inconciencia de suimportancia, personificados en 'elipillo y los conquistadores. $a conclusin obvia y general, queadelantamos,diceque si bieneste!ec!oeslamentable tantoporlaviolenciafsica queesteconflictolingstico gener en su momento, como simblica a lo largo de nuestra !istoria, tambin nos indica unaposibilidad a3n irrealizada. Es lamentable, porque nos constata que la !istoria la !icieron los 'elipillos/ senos presenta una posibilidad, porque ese modelo de traductor, previsto y personificado por &arcilaso yque resultaba una ucrona para lo que narraba, no lo es en relacin al futuro, si asumimos su modelo demodo ms fle)ible. Es decir, si nos quedamos con el sentido general de su propuesta de traduccin comoun acto cultural bilinge, perotambin comouna pedagoga, y dejamos de lado las realizacionespragmticas que su escritura esperaba motivar, a saber, la restitucin poltica de su nobleza que le !izopostularsecomouncaso3nicoy,por cierto, irrepetible. Enotraspalabras, el conflictolingsticoylaviolenciasimblicaqueellorepresenta, productodel carcter polisistmico, multilingsticoo, si seprefiere, !eterogneodel pas, tendraunaresolucinenel actodetraduccin, quelarescatedesuinocente o apoltica 4lingisticidad8 y la postule como un acto cultural, de carcter poltico esto es asaun a pesar de las intenciones del traductor que no evite la pedagoga.2omosevermsadelante, lastraduccionesde&arcilasonosontcnicasni literales/ sonbastantee)plicativas, comparativas, pretenden iniciar en un saber. En ese sentido son pedaggicas. econozco algunas ausencias bibliogrficas, quevine a conocer despus de !aber redactado el te)to. 0o obstante, sus omisiones no alteran la propuesta de leer tambin en laobra de &arcilaso una metodologa para la traduccin., $a crtica a3n no se !a puesto de acuerdo en llamar 4*egunda +arte de los 2omentarios reales8 a la Historia General del er!.*inembargo, e)isteninteresantestrabajosenesadireccin, comolosclsicosestudiosde odolfo. 4El (nca &arcilaso o la lealtad idiomtica8. $e)is, Iol. FI, 0U ,, "OO".2ornejo +olar,