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Energía Del Vacío / Mirtha Núñez Cueva [págs. 01-13]

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El hablante de este libro asume varias enunciaciones y, acaso, una esencial: la de un voyeur, que aprecia (¿deprecia, desprecia?) una realidad que se diluye en el vértigo de su estupefacción. El mundo, en el despiadado inventario de esta mirada que declina la complicidad (la aflicción es solo una cisura), es un remolino fáctico que se disuelve. Una fugaz luminiscencia de fuego. Un vértigo de sombras que apenas rasga la supremacía ardorosa de la soledad. Esta mirada que, impasible, notifica: El dolor no prescribe. Llaga.A través de una trama discursiva manifestada en la opacidad de la representación, en la corrosión y desmontaje del yo poético (que satura gran parte de la poesía en boga), y en la poetización de una temática disidente, Energía del vacío, que se asienta en un lenguaje pulido por la exigencia más preclara del oficio poético, confirma, como era ya sabido por los lectores más agudos de poesía de estas tierras y de fuera, a Mirtha Núñez como una de las poetas más importantes en el concierto nacional. [Jimmy Marroquín]

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  • POES

    A

  • Energa del vaco

    Mirtha Nez Cueva

  • PRIMERA EDICIN, Noviembre 20142014, Mirtha Nez CuevaEditorial Doce ngulos, S. A.Tel. 054-978647704

    EDITOR:Christian Gorvea [email protected]

    DISEO DE PORTADA, DIAGRAMACIN E ILUSTRACIONESOmar Suri | cromosapiens.com

    CORRECCIONCarlos Valenzuela Huillca

    Hecho el Dposito Legal en la Biblioteca Nacional del Per N 2014-17728

    Energa del vaco

  • A ti

  • No s qu dao es ste...Juan Gelman

  • 9El inicio de un momento de silencio que se decanta en la sombra, a la que apresa, a la que funde en su estructura/ Huir. Como si pudieras invertir el viento, la luz, la noche/ Si hay vaco, si hay ausencia, si existe ese monlogo con los muebles y la tapa de los libros cubiertos de polvo. Si hay esa relativa presencia en el tiempo hincado en los relojes, y que escapa, sin aprehensiones, sin cercos de jbilo o mie-do/ Todo pasa, como un desfile de imgenes brillantes, con una estela iridiada en los lbulos palpitantes del cerebro La soledad es un concepto impreciso.

  • 11

    Exencin(Del exilio del ruido en la piel)

    Oh lengua, no detengas la mareaQue llega del desierto y te traspasa,

    Y viene de un reseco mar de duelo.Amanda Berenguer

    Sin peso, en una flota de vaho en el aire,

    esa pared de anhdrido que asciende,

    desintegrados los huesos

    Desledo el cuerpo como el aliento deshabitado

    Con un brillo reposado

    cual perpetua sombra en los metales tan fros,

    c omo el hlito nocturno que se filtra entre la ropa,

    entre los orificios del tejido

    Clarificado en una esquirla de tiempo, en los instantes

    numerados que detonan

    Situado en un armonioso revestimiento de esferas

    de estras subcutneas

    inmerso en un torrente acuoso de folculos clidos

    Acaso el rayo contiene esa descarga

    Que acribilla glndulas,

    Uas

    Dermis

    Extendida ella

    como un ramillete de aberturas fulminantes

  • 12

    Esa piel

    embriagada

    helada y voluptuosa

    Bruida por el gemido que repta,

    en ese manto de tomos que navegan

    Inexorable

    Tan desvanecida

    En la tintura de humedad y los residuos de neblina

    Tan ingrvida

    Como una red tegumentosa que enluta el tacto

    Estar

    Suspenso el cuerpo y su membrana

    sa que se gesta tensa y luminosa,

    como un haz de rayos abatidos

    y que en la noche desgarrada

    naufraga en remolinos

    prpuras

    Y desborda tornados de poros abiertos

    Insomne

    La noche es un halo que se cuela bajo la puerta

    Y las manos son arcas de alabastro en vaivn

  • 13

    Las sombras entonces,

    como una ecuacin traslucida de cdigos mutables

    revelan la luminiscencia,

    dilatada como un albergue de instancias lbregas

    Y el dolor,

    estada extraviada

    destruye su volumen en espiras

    En una brazada de fuego en la ventana que tiembla

    Tiembla

    Envenena

    Como las lenguas amarillas del sol

    Que regeneran el color ocre de las puertas

    En la quietud

    El silencio se trueca en agujero negro

    de frecuencias hiperblicas

    En elipsis infinita

    En calma

    En espacio declinado,

    Donde el plpito toma los confines del arbitrio

    Lo que sobra de la ambigedad

    Lo que desborda de la conmocin

    Como un estado destruido

    Como nieve diluida

    En la contienda de la piel exnime

    En la querella de su pureza con el brillo evasivo del sudor