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Universidad Nacional de Colombia.
Departamento de Psicología - Maestría en psicología
Seminario Investigación Cualitativa e interpretativa
Juan Carlos Marulanda H.
Abril 13 de 2009
Tradición y cambios epistemológicos en la investigación.
No existe una sola rama del conocimiento que en la actualidad escape al debate
que intenta romper con los límites que la tradición positivista impone sobre la forma de
hacer ciencia y configurar nuevas cosmovisiones sobre aquello que se intenta conocer.
El paradigma positivista establece una línea divisoria entre el sujeto y el objeto, en
donde este segundo, se caracteriza por poseer características materiales dentro de una
realidad aprehensible en su totalidad, y cognoscible de forma directa por el sujeto a
través de sus órganos sensoriales. Dentro de éste paradigma, el conocimiento es un
reflejo de la realidad, por tanto, el observador cumple con un rol pasivo, en donde el
afecto es considerado un fuente de error, y el sujeto solo a través de la razón es capaz de
organizar la información para constituir un nuevo conocimiento.
Mientras el empirismo ingenuo actúa desde la creencia que las leyes de la
naturaleza podían ser aprehendidas de manera directa por el observador, el positivismo
lógico considera que dichas leyes se constituyen en proposiciones, que se relacionan
entre sí develando el proceso de conocer. Esta idea llevo a dar una gran importancia a la
formulación hipotética sobre lo fenómenos y su posterior comprobación como forma de
proceder, de tal manera que solo a través del dato y el uso de estadísticos, el
conocimiento era una reflejo valido de la realidad.
En tanto se considerara que la realidad, externa y material, solo podía ser
aprehendida de manera correcta, dando al individuo un papel pasivo que interfiriera lo
menos posible con el criterio de verdad; el paradigma positivista rechazo cualquier idea
acerca de la subjetividad, desplazado a la vez al sujeto como actor en la construcción de
esa realidad. La anulación del individuo creo diversos interrogantes y debates, debido a
que en el campo de las ciencias sociales y la psicología, esta postura presentaba diversas
limitaciones al momento de intentar explicar fenómenos complejos en los que el
individuo era parte fundamental y no podían explicarse en ausencia de éste.
La versión tradicional del positivismo mantenía una postura caracterizada por una
realidad que era aprehendida directamente, una segunda forma, conocida como
positivismo, hizo hincapié en las limitaciones de la capacidad humana para conocer la
realidad e incluyo el consenso científico entre investigadores como criterio para
determinar el conocimiento sobre lo real; aun así, desde la visión del postpositivismo
era bastante difícil dar cuenta de la complejidad de una realidad que en su misma
concepción comenzaba a rebatirse.
A finales de los años 70s, muchos investigadores, sin alejarse de paradigma
positivista, comenzaron a indagar acerca de los aspectos cualitativos del conocimiento,
haciendo uso de estrategias que rompían con la tradición metodológica. La
investigación cualitativa se dio de manera paralela y combinada con la metodología
cuantitativa en un principio, pero poco después las necesidades teóricas para explicar
fenómenos más complejos, conllevaron a un rompimiento con el paradigma tradicional,
plantando alternativas que permitieran a la investigación cualitativa desarrollarse más
allá de su misma metodología y que a su vez dieran cuenta de la subjetividad,
devolviendo al sujeto su papel de actor principal dentro de la realidad.
Hasta este momento era claro que la tradición científica en la psicología y las
ciencias sociales, había roto su relación con la filosofía, de tal manera, que la teoría se
había estancado en sus propios métodos, reduciendo la realidad a estos, los cuales se
caracterizaron principalmente por el fraccionamiento de una realidad ingenua y estática,
con el propósito de estudiarla y dar cuenta de verdades absolutas. La realidad estancada
y encerrada dentro de los límites impuestos por la teoría y sus métodos, evitaba que
fuera estudiada en su totalidad y a la vez limitaba cualquier explicación que pudiera
evidenciar sus cambios. Es así, como se presento la necesidad de construir teorías que
permitieran nuevas formas de conocimiento, atacando el reduccionismo en que había
caído lo real, desarrollando “zonas de sentido” que permitieran conocer más
ampliamente todo aquello que se escapaba de la tradición positivista.
Las “zonas de sentido”, desde la explicación de Gonzáles (2007), representan la
concepción de nuevos puntos de vista que permitan crear teorías que abarquen la
complejidad de lo real. Cada nuevo interrogante, contradicción o novedad que no pueda
entenderse desde una teoría previa, necesita del surgimiento de una nueva “zona de
sentido” que permita entenderla.
La subjetividad anteriormente rechazada por el paradigma positivista, al ser
considerada como un factor ajeno a la realidad, necesitaba de una nueva zona de
sentido, que permitiera dar cuenta de ella como un factor influyente y a la vez
dependiente de la realidad. Los investigadores que desde una nueva metodología no
podían explicar sus hallazgos dentro de las zonas de sentido tradicionales, consideraron
que era conveniente replantear la formulación teórica y la concepción de realidad que
hasta el momento dominaba dentro del campo. Con este propósito, recurrieron a los
debates, discusiones y nuevos aportes desde la filosofía, entre los que se destacan la
fenomenología, la hermenéutica y el pensamiento Marxista.
Los primeros acercamientos a la construcción de un nuevo paradigma que
rompiera con la tradición, se dieron desde las concepciones de la filosofía
fenomenológica de Husserl. La fenomenología se oriento al estudio de diversos niveles
de conciencia en el sujeto, en los cuales se define el sentido dado a las experiencias del
sujeto con la realidad. Desde esta perspectiva, para conocer algo acerca de la realidad
debía estudiarse lo real en términos de su construcción dentro de la conciencia. En la
misma vía, se hizo énfasis en las expresiones del sujeto, las cuales eran causa de una
organización de las configuraciones de elementos diferentes que en su conjunto
constituían lo que se llamaba subjetividad. En esta zona de sentido, la realidad dejaba de
ser el conjunto de fenómenos ajenos al individuo, considerando que la conciencia del
sujeto era la manifestación de lo real y por tanto debía ser un objeto de estudio.
En el intento de estudiarla expresión del individuo como parte de la conciencia de
lo real, los investigadores acudieron a la hermenéutica o método de interpretación
basado en la filosofía de Heidegger. Esto llevo a una confusión entre fenomenología y
hermenéutica, ya que la primera era considerada como teoría y la segunda como
método. A pesar de que la hermenéutica tiene sus bases en la fenomenología, sus
concepciones acerca del individuo son distintas, y por ende, es erróneo hacer uso de una
ubicándose desde las concepciones de la otra.
La hermenéutica considera que no es posible separar el sentido de la expresión
del sujeto en su experiencia de la realidad, de la acción de este mismo como fuente de
experiencia. Por tanto, la experiencia constante que constituye la subjetividad del
individuo esta dada por su acción sobre el medio. En este sentido la interpretación de la
acción es la que permite el conocimiento. La interpretación de la acción se logra
mediante la observación de la interacción del individuo en diversos espacios,
considerando a la vez los factores socioculturales que influyen dentro de la acción y
hacen parte de la historia del individuo. La interpretación da cuenta del sentido
construido del sujeto en relación con la situación.
En tercer lugar, los aportes de la filosofía marxista fueron de gran importancia en
la construcción de nuevos paradigmas, entre los que se destaca el criticismo social.
Marx comprendía la realidad en su forma dinámica, esta era construida socialmente
como consecuencia de las relaciones entre los individuos, para comprender dicha
realidad era necesario comprender los factores históricos que determinaban la realidad
actual. Marx fue un fuerte crítico de la filosofía idealista desde una postura materialista,
su principal aporte fue el método dialéctico, que dentro del campo de las ciencias
permitió dar cuenta de la contradicción como el principal motor del avance en la
construcción de nuevos modelos explicativos de la realidad.
El criticismo o teoría critica, se constituyo como teoría en el campo de las ciencias
sociales. Este paradigma desciende directamente del pensamiento marxistas; para el
criticismo, la realidad es virtual y se construye a través de la historia en relación con
factores sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género, que se han
constituido a través del tiempo. Dicha realidad es descubierta a través de la interacción
y el dialogo del investigador con los individuos, y la verdad se descubre mediante el
método dialéctico que permita entender la historia. El propósito de este paradigma es
generar un conocimiento emancipatorio, que al librar de la ignorancia les permita a los
individuos transformar un entorno que ha sido construido a partir del engaño.
Al igual que las ciencias sociales, el pensamiento marxista tuvo gran influencia
sobre algunas nuevas concepciones dentro del campo de lo psicológico, principalmente
dentro de la psicología soviética y francesa. Dentro de la psicología soviética, se le dio
gran importancia a la subjetividad y la personalidad como fenómenos construidos
gracias a las relaciones sociales, que su vez daban cuenta de una realidad histórica
presente. De ahí, lo psíquico no podía ser estudiado en ausencia de dichos factores,
como hasta el momento había intentado proceder la tradición investigativa en la
psicología.
Teniendo en cuenta los aportes filosóficos ya considerados, en el campo de la
psicología, los primeros indicios que mostraron un desprendimiento de la tradición
positivista se dieron dentro de las teorías constructivistas. Desde el constructivismo, el
sujeto es reinsertado en el proceso de producción del conocimiento, de tal manera, que
este conocimiento no es revelado desde ninguna metodología, sino por el contrario, es
construido por el propio sujeto a través de una serie de unidades y procesos concretos,
que han sido utilizados para dar cuenta de dicha construcción. Mientras para los
constructivistas radicales, la realidad mantiene ese carácter de cosa en si externa al
individuo e incognoscible por él, los constructivistas dialécticos dan cuenta de una
realidad que hace parte del proceso de conocimiento.
Frente al positivismo, el constructivismo argumento que no era posible considerar
el conocimiento como una copia de la realidad exterior, sino más bien, como una
elaboración por parte del individuo. Esto dio partida a una nueva concepción
metodológica que diera cuenta de la construcción del sujeto a través de su experiencia
con lo real. De esta forma se plateó una metodología que no considerara los aspectos
cuantitativos de dicho conocimiento, sino en lugar de eso, permitiera comprender la
cualidad del mismo. Desde su punto de vista, el constructivismo dio al sujeto un papel
activo como constructor de su entendimiento, incluyendo además la necesidad y el
afecto como elementos influyentes dentro de su experiencia.
Mientras autores como Piaget ser interesaron en los aspectos cognitivos y los
procesos como objeto de conocimiento. Autores como Vigotsky comprendieron la
necesidad de una metateoría que permitiera un entendimiento más profundo de la
constitución del sujeto, es así como dieron gran valor a la interacción del individuo
como factor determinante de la adquisición del conocimiento. Esta interacción fue
estudiada en su forma simbólica, considerando el lenguaje como elemento primordial en
la interacción, dando espacio a la vez a la concepción de lo psicológico dentro de una
dimensión social.
A pesar de la incapacidad del constructivismo para edificar un paradigma fuerte,
que permitiera construir teorías y metodologías complejas que abarcaran un mayor
campo en el entendimiento de la realidad, con la concepción del interaccionismo
simbólico se permitió un nuevo avance en la construcción de un nuevo paradigma.
Han sido dos tendencias, principalmente, las que se han asociado al
interaccionismo simbólico: por una parte la de Kuhn que intenta a partir de este hacer
predicciones generales sobre la conducta social, por otra parte, la de Blumer que
intentaba hacer inteligible la sociedad moderna desde una posición más humanista. Para
Blumer el ser humano actúa hacia las cosas con base en el sentido que las cosas tienen
para él, este sentido se desarrolla a través de la interacción social, es guiado y
modificado mediante un proceso interpretativo realizado por la persona frente a las
cosas que enfrenta.
Blumer no aparto lo individual para dar campo al estudio de la interacción social,
incluso, mantuvo una idea en la que el sentido seguía siendo parte de la individualidad,
sin embargo, lo real conservaba su carácter ajeno al individuo al ser construida dentro
de la interacción y por tanto, para conocerla era necesario sumergirse dentro de dichos
espacios. Debido a que las interacciones y espacios sociales son distintos, también se
construían diversas realidades que debían ser comprendidas, estas consideraciones
fueron el punto de partida para el paradigma del construccionismo social.
El construccionismo social concibe al sujeto como ser social, por lo tanto toda
dimensión acerca de él debe ser entendida desde la perspectiva de su contexto
particular. Lo social implica la actividad conjunta, dentro de la cual la conversación se
convierte en la principal vía de intercambio. Dentro de dicha actividad conjunta se
estructuran una serie de reglas de obligatoriedad acerca de lo que está y no permitido, y
por ende nuestra acción está orientada por el vinculo social y no por nuestro
conocimiento. Pero al mismo tiempo el conocimiento nos permite funcionar dentro del
sistema social, no como sujetos depositados dentro de esta, sino como actores participes
de la construcción de dicho sistema. La realidad no es una cosa en si ajena al individuo,
es construida por este dentro de un sistema social, desde esta postura, no es posible
concebir una realidad sin sujeto en tanto ésta ha sido creada y esta en constante
transformación por el mismo sujeto.
Es así como la metodología desde el constructivismo social intenta comprender
las dimensiones cualitativas del conocimiento, partiendo principalmente de la
interpretación de la actividad humana que requiere en principio de la identificación
empática con el sujeto, en donde el investigador debe comprender la construcción de lo
real desde las mismas características sociales y culturales que han influido en dicha
construcción. Para este propósito, el construccionismo social tomo las ideas de “juego
de lenguaje” de la filosofía de Wittgenstein, en donde el lenguaje como practica social
esta determinado por las características del contexto, y por lo tanto, no puede entenderse
la realidad individual sin acudir a la observación y la interpretación de éste. Teniendo en
cuenta que el interpretativismo representa la base metodológica del construccionismo,
este enfoque se ha ligado fuertemente a la filosofía hermenéutica, mostrando un fuerte
interés por comprender al sujeto como participe activo de la construcción de su realidad.
Mientras una versión fuerte del construccionismo considera como igualmente
validas todas las realidades construidas por los individuos, la versión débil enfatiza en la
existencia de una realidad mejor o más correcta que las otras, creada a partir de una
conciencia del error y el sesgo, consecuencia de las limitaciones de la mente humana.
A partir del construccionismo social emergió el paradigma participativo, que ha
llevado a la investigación más allá de la construcción de conocimiento, en donde la
actividad investigaba cobra un papel activo en la construcción de la realidad. Este
paradigma comparte muchas características con los paradigmas criticistas y
construccionistas, apoyándose a la vez en la crítica postmodernista que deshace la
barrera entre el investigador y su objeto de estudio. En cuanto al paradigma
participativo, a la interpretación de la realidad subjetiva se suma una metodología
propositiva, en la cual el investigador es participe de los hallazgos que guían a la
transformación. La realidad desde este paradigma es tanto subjetiva como objetiva, co-
creada por la mente del observador en su interacción con el cosmos. La verdad es dada a
través de una subjetividad crítica presente en la interacción con el cosmos, en donde el
conocimiento propositivo del investigador puesto en práctica, es un actor clave en la
construcción de los hallazgos. En términos metodológicos, la indagación participativa
reflexiona acerca de la participación política de los individuos con la acción
colaborativa del investigador, de manera que tanto la exploración como la acción son
igualmente importantes.
Los paradigmas emergentes, o generados a partir del rechazo a la postura
positivista, han sido considerados como paradigmas cualitativos. Este grupo de
paradigmas rompieron con la línea divisora entre la investigación psicológica y las
ciencias sociales, argumentando que era imposible construir un conocimiento en
cualquiera de las dos áreas, separando el vínculo estrecho entre el individuo y su
entorno, en donde lo social y lo cultural dejan de ser agentes externos al individuo, y se
transforman en dimensiones internas que se configuran dentro de la subjetividad. El
positivismo no tardo en rechazar la dimensión subjetiva al no ser cuantificable y
medible a través de sus instrumentos, también porque como dimensión no encajaba
dentro de su teoría acerca de la realidad. Aun así, la subjetividad y la personalidad no
dejaron de ser un factor importante dentro de la psicología, lo que dio origen a un
replanteamiento sobre la teoría tradicional y sus métodos.
El paradigma cualitativo rechazo las limitaciones de impuestas por una visión
cuantificable y reducida de la realidad, en oposición, consideraron que esta realidad
contenía una serie de cualidades que necesitarían una nueva zona de sentido que pudiera
dar cuenta de dichas características. En la misma línea, era necesario construir una
nueva teoría que diera validez a métodos alternativos que dieran cuenta de la realidad.
Como consecuencia, consideraron que la realidad no podía ser apartada del sujeto,
porque la mismo tiempo éste como organismo vivo actuaba sobre ella transformándola,
dando lugar al mismo tiempo a un cambio en si mismo, por lo tanto, la naturaleza
dinámica y ligada al sujeto desde la epistemología cualitativa, no correspondían a la
visión cerrada y limitada del positivismo, lo que dio lugar a la inconmensurabilidad
entre ambos grupos de paradigmas dadas su diferencias epistemológicas.
La visión dinámica de la realidad, permitió a su vez, replantear la naturaleza y
propósito del conocimiento. Los paradigmas cualitativos comprendieron muy bien que
no podían limitar la acción del conocimiento al entendimiento y la explicación de los
fenómenos, por el contrario, el conocimiento era acción en si mismo y daba lugar a la
transformación del individuo y su contexto en beneficio del bienestar. El conocimiento
permitía liberar al individuo del engaño y le había las puertas a nuevas formas de acción
sobre su entorno para construir realidades diferentes. Dentro de esta nueva concepción,
la investigación no solo cumplía con una función epistémico, su función encuadra
dentro del compromiso social, ético y político a favor de la misma humanidad;
podríamos entender el objetivo de la investigación del paradigma cualitativo como un
conocer para transformar.
Como hasta el momento podemos darnos cuenta, la controversia entre el uso de
metodologías cuantitativas o cualitativas, no se puede abordar como un tema que se
refiera al tipo de datos recogidos para dar cuenta de un mismo fenómeno; el problema
esta en el tipo de fenómenos estudiados, como pertenecientes a concepciones de la
realidad que difieren mucho entre sí. Fue la misma naturaleza de los hallazgos en el
campo cualitativo los que motivaron a replantear que la realidad iba más allá de la
concepción positivista. Por lo tanto, el cambio epistemológico se da como consecuencia
de la misma labor del investigador.
Un cambio epistemológico no hubiera sido posible mientras se limitara la acción
del investigador a dar cuenta de la realidad sin interferir en el mismo proceso de
conocimiento. Dentro de la tradición, el investigador cumplió con el papel de leer y
organizar los datos aportados por el instrumento, anulando su carácter de sujeto y
considerando cualquier influencia de su características subjetivas como una fuente de
error que hacia defectuosa la naturaleza del conocimiento aportado. Pero fue imposible
mantener al investigador como observador pasivo, precisamente por que su naturaleza
humana se resistía a ser aislada, y de la misma forma, como ser humano impregnaba de
sentido sus datos, trasformando así la misma realidad que observaba.
La investigación no se da como actividad aislada del contexto social, al mismo
tiempo el investigador como sujeto no esta atrapado en el mundo de la investigación,
por el contrario, interactúa en diferentes espacios interconectados entre si, espacios que
son afectados por las transformaciones externas e internas, en donde el individuo
participa de manera activa. Pero entonces ¿cómo es posible que la ciencia desde el
paradigma positivista mantenga esa visión estática de la realidad, visión que mantiene
una división entre el investigador y su objeto?, como se pudo observar al principio, no
es la teoría y la metodología la que dependen de la realidad, más bien, el paradigma
positivista ha construido una realidad cerrada dentro de sus propias teorías y datos,
realidad que no puede ser rechazada al igual que su hallazgos, pero que tampoco puede
extenderse para explicar lo real en su totalidad. Gonzáles (2007), hace referencia a este
punto desde una visión compleja de la realidad. La complejidad esta dada por las
mismas contradicciones que se dan como consecuencia de la dinámica constructiva de
lo real, y para dar cuenta de esta realidad, la investigación debe generar una apertura
que permita abordar cada nuevo cambio y explicar cada nuevo aspecto que se presenta,
y que no pueden ser entendidos mientras las mismas teorías no se transformen.
El debate se aclara si consideramos que los puntos en contraste son la dinámica o
transformación constante versus la posición estática en el tiempo. El erro en que cae la
segunda concepción sobre lo real, está en desestimar la acción del mismo individuo
sobre su entorno, al mismo tiempo que considera que la realidad ya ha sido definida y
por tanto, el segundo paso será comenzar el estudio de sus diversos fenómenos por
separado.
En conclusión, el positivismo como paradigma se agota en si mismo, su propio
ejercicio investigativo lo ha llevado a replantear las bases en las que se funda como
efecto de no poderse apartar totalmente de las transformaciones sociales en las que está
inmerso. La investigación es una actividad humana, ha sido construida dentro de un
entorno social y por lo tanto se transforma en función de los cambios históricos que
atreviesen a dicha sociedad.
Sin embargo, considero que seria injusto desconocer la importancia de los
hallazgos y teorías que han sido construidas desde una modelo empirista. Si bien, desde
el construccionismo social se abran las puertas a nuevas formas de conocimientos y
nuevos elementos que tal vez se mantenían en el punto ciego del empirismo, cabe
preguntarse, desde mi propia perspectiva, si aquellas disciplinas que se ocupan de una
realidad independiente de la existencia humana y su cualidad social. Con esto me refiero
a ciencias como la física, la astronomía, la química, o la biología, que dependen
plenamente del abordaje desde una postura empírica, al cual hasta el momento a
permitido generar el conocimiento que en estos campos se ha acumulado. En este
sentido abogo por una propuesta que permita incluir la multiplicidad de leguajes
pertenecientes a los diversos paradigmas. A pesar de la inconmensurabilidad, esto no
imposibilita el hablar de distintos ángulos o visiones sobre un mismo objeto de estudio,
tal vez lo que aquí se criticaría de una forma válida, sería el convertir la ciencia en un
sistema cerrado, homogéneo y totalmente estandarizado, que como señalaba
anteriormente, representa tal vez el origen de su extinsión.
Referencia:
González Rey Fernando.2003. Epistemología cualitativa y subjetividad. EDUC, Sao Paulo. Paginas 9 - 106. capitulo I. Tradición y cambio en el desarrollo epistemológico en Psicología.