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Manuel Marulanda Vive Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP 26 de marzo Dia del derecho universal de los pueblos a la rebelion armada

Manuel Marulanda Vive

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Vida y Obra de Manuel Marulanda Vélez El héroe insurgente de la Colombia de Bolívar

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Manuel Marulanda

Vive

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP

26 de marzo

Dia del derecho universal de lospueblos a la rebelion armada

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Vivemanuel

Era original; auténtico; no era hombre de poses ni de alardes; sin duda no era un posterman, como acertadamente lo advierte el maestro Petras; era un lider natural salido del pueblo, convertido en el mas grande estratega de la guerra de guerrillas en el continente.

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o son las de los nuestros, Nmuertes que se apagan y se extinguen luego de la breve marcha por la tierra; la muerte de un revolucionario suele y debe ser un rayo de luz en el alba perenne de la esperanza, vivificando el fuego de la lu-cha, disipando sombras, an-dando sin silencios ni amar-guras, sin aflicciones perdura-bles, sin dolores que no amai-nen y, ante todo, deben ser las de los nuestros, muertes con memoria sin olvidos… Indeleble debe ser el recuer-do de los que han caído por llevar hasta feliz término el "asalto de los cielos"; él debe cimentarse día a día en nues-tras almas, y como el catalejo de José Arcadio debe servir-nos para otear el futuro con seguridad y determinación, evadiéndonos de "la peste del insomnio", de "la idiotez sin pasado" que nos termine ha-ciendo perder la imagen mis-ma de nuestros sueños, "la conciencia de nuestro ser";

porque, es que no hay "sus-tancia de color apacible" que nos de la luz de lo que somos y por lo que somos, que no sea el hacernos al conocimiento de nuestra propia historia. Por ello es que está prohi-bido olvidar; día a día tenemos que repetirnos los pasos que han delineado el camino de la emancipación que tanto anhe-lamos: reiterar, entonces, por ejemplo, que es marzo el mes del derecho de los pueblos a la rebelión armada; que en este tiempo equinoccial se nos col-ma el alma de sentimientos profundos de identidad espiri-tual, presencias y recuerdos que insuflan el compromiso irreductible con la emancipa-ción de los oprimidos; que es marzo, digamos, como una pasión signada en parte por la fecha internacional de las mu-jeres trabajadoras, de las mu-jeres combatientes, insumi-sas; pero teñida, además para los farianos, de valiosa sangre y ejemplo de combatientes

26 de marzoDía del derecho universal de los

pueblos a la rebelión armada

Vive Manuel

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como Raúl Reyes, Iván Ríos y Manuel Marulanda, entre tan-tos y tantos otros que repre-sentan el anchuroso caudal del sacrificio insurgente, de la entrega abnegada de millares de guerrilleros y luchadores populares que han sido ejem-plo de entrega por amor al pueblo. El 26 de marzo, de manera muy especial, rendimos ho-menaje al comandante Ma-nuel Marulanda Vélez. Al cum-plirse cuatro años de su mar-cha triunfal por los senderos de la eternidad, reiteramos con palabras del camarada Fi-del Castro, que "será él reco-nocido como uno de los más dignos y firmes luchadores por el bienestar de los cam-pesinos, los trabajadores y los pobres de América Latina". Sin duda seguirá desde la montaña, su cuartel de siem-pre, iluminando el camino de la victoria. Y tal como expresa una de las notas escritas en memoria de su gesta, y que ahora reeditamos con venera-ción y optimismo en la victoria, repetimos con certeza que Manuel "… se fue con el sol del 26 de marzo, sólo para volver en la alborada del si-guiente día irradiando con más luz su invencible estra-

tegia justiciera"; esa estrate-gia que es el nervio de la historia de resistencia prota-gonizada por el pueblo co-lombiano en su legítima ba-talla contra los opresores. Ha sido, sin duda, un bello gesto de solidaridad, de her-mandad bolivariana, de inter-nacionalismo revolucionario y valentía, el que muchos hijos de países hermanos han mos-trado al levantar su voz -con-tra toda estigmatización y a-menaza de los agentes de la represión-, para designar el 26 de marzo como el día in-ternacional del derecho de los pueblos a la rebelión armada. Lo han hecho en homenaje a los luchadores insurgentes de la América Nuestra, pero en especial rindiendo deferencia a ese héroe guerrillero de la Colombia de Bolívar que es el comandante Marulanda Vé-lez, símbolo de dignidad y de abnegación por la causa emancipadora de los oprimi-dos, en tiempos en que la om-nipotencia del imperialismo se ensaña y arrasa con más odio que nunca a los pueblos y a los hombres y mujeres con decoro que se levantan contra sus afanes re-colonizadores en el mundo. Hoy, las FARC-EP mani-

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Raúl Reyes Iván RíosManuel Marulanda

fiestan una vez más su gra-titud por todas las muestras de solidaridad y de hermandad para con el pueblo colombiano y para con la lucha que contra el neoliberalismo y la depre-dación capitalista enfrenta la insurgencia comunera, boliva-riana, que con tanto ahínco li-deró y sigue inspirando desde su ejemplo inmarchitable el comandante Manuel. Con la reedición de esta bre-ve reseña de su vida y obra, al tiempo que hacemos honor a la memoria del héroe insur-gente expresando nuestra de-terminación de combatir hasta las últimas consecuencias por la construcción de la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo, con fervor repe-timos a nuestros amigos y ca-maradas, a la gente humilde que nos ha dado su apoyo y cree en nuestros propósitos, que entre más nos enfrenta-mos a la crudeza de la muerte más amamos la vida y más estamos dispuestos a entre-garla incondicionalmente por la felicidad de la humanidad. Sin secretos en nuestros

sentimientos, con nuestros motivos, y mitos, y certezas e ideales desnudos frente al mundo, aquí estamos francos y decididos, sorteando los enigmas del destino, entrega-dos en cuerpo y alma a la causa de los desposeídos, sin pretender que nuestras con-ciencias portan el absoluto de una única verdad irrebatible. Así avanzamos con nuestras insignias plebeyas de resis-tencia imbatible enfrentando la arrogancia criminal de la he-gemonía burguesa, que casi con frivolidad anuncia las muertes de nuestros valientes y el fin de nuestros propósitos por establecer un mundo sin explotadores ni explotados. Así enfrentamos a quienes ha-cen juego a la quimera del "fin del fin de la guerrilla", coreada por los espíritus más mezqui-nos y abyectos que cantan loas al dólar y las ganancias anhelando darle entierro de tercera a la decencia de los oprimidos todos de Nuestra América. Y aunque tengan los explotadores la certeza de que se darán esos funerales pla-

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nificados por su régimen cri-minal que ha sistematizado la violencia y ha ido cimentando la indiferencia moral de la so-ciedad para continuar sin con-tratiempos la depredación del continente, lo más seguro es que fracasarán. Hoy, la guerra contrainsur-gente que incluye la crimina-lización de la protesta social como base de garantía de la explotación capitalista, es sin duda una manifestación pa-tológica de la acumulación ca-pitalista, donde la barbarie de la economía extractiva, "tec-nificada y eficiente" va de la mano de una filosofía del cri-men, con sus modalidades de asesinatos, masacres, falsos positivos, desapariciones for-zadas, fosas comunes y pri-siones, muy modernas prisio-nes a la altura de la moder-nización de la economía, a lo que suman sistemas de re-presión científicamente orga-nizados así como científica es la organización del despojo y de la explotación. Perfecta-mente se ha organizado el neoliberalismo como fuerza destructiva del tejido social y del medio ambiente. Es la más excelsa técnica para repro-ducir el capital al mismo ritmo en que se reproduce la des-

trucción del planeta y la muer-te. Y es contra ese infierno que las FARC luchan sin cesar. Y es por esa lucha que el ene-migo de clase nos odia a muerte. Bajo esas circunstancias, en combate y en reposo; siem-pre, siempre, siempre, en no-sotros el amor es una pira viva de acciones, recuerdos y sue-ños en función del pueblo, bre-gando a que por fin el sentido de lo social prime sobre el egoísmo. Por ello, cuando re-cordamos a los nuestros en medio de la conflictividad monstruosa que enfrentamos por cuenta del terrorismo de Estado; cuando evocamos a Manuel, por ejemplo, lo ha-cemos dimensionándolo no sólo como dirigente sino en su condición de sencillo ser hu-mano, en su carácter de ami-go y camarada, al mismo tiem-po que como parte de un co-lectivo y de una causa que sólo guardan importancia en la medida en que tengan como correlato el interés de los des-poseídos. Así estamos, por lo que entonces decimos en este ani-versario de compromiso con la lucha hasta las últimas conse-cuencias, que decretar la no vigencia de la lucha armada

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en un mundo que soporta la ferocidad desbocada de los opresores, ó decretar el fin de las FARC sin resolver las pro-fundas causas sociales y polí-ticas que le dieron surgimien-to, sería como decretar las exequias del pundonor de pueblos que como el colom-biano se han alzado en armas no solamente para defender los recursos naturales de la voracidad capitalista, no so-lamente para alentar la lucha por otro mundo posible…, sino para mantener flameante el decoro de este amerindiano pedazo de la humanidad. Pero resulta que en las FARC no hay ni habrá agonía de esos principios que gal-vanizados están con la he-rencia de los caídos; en las FARC no habrá rendición ni conciliación que traicione el fervoroso amor de los de aba-jo; y porque creemos en el porvenir y en la ingente capa-cidad emancipadora de los pueblos, somos la persis-tencia de la guerra a muerte contra la degradación de la existencia. De camaradas como Manuel Marulanda, Raúl Reyes, Iván Ríos, nuestro comandante Jorge Briceño, el entrañable Alfonso Cano ó la valerosa

Mariana Páez…, hálito de la resistencia, aprendimos que como soldados del pueblo, como partisanos de la eman-cipación, en algún momento podríamos emprender nues-tra última marcha sobre la tierra, en medio de la pólvora y el humo; si así ha de ser que sea, siempre con la frente en alto y con la certeza de que el ser y los sueños permanecen más allá de la muerte; y como en el monólogo de Hamlet, hemos de saber que la au-sencia de la vida no nos priva del ser que hemos construido con el ejemplo de lucha; que estaremos siempre latiendo en la existencia del colectivo, de nuestro partido, de nuestro ejército revolucionario y sobre todo de nuestro pueblo. Así, nuestros muertos no son sino la victoria de una simbología de sacrificio por el bien de la humanidad; una simbología que ahora cobra preeminen-cia en la conmemoración y celebración de un día como el del derecho de los pueblos a la rebelión armada.

¡Viva la memoria de Manuel Marulanda Vélez! ¡Viva el derecho a la rebelión armada! ¡Juramos vencer y venceremos!

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oy se conmemoran cuatro años Hde la desaparición física de nuestro Comandante Manuel Ma-rulanda Vélez. Todos los frentes y columnas farianas, todos los gue-rrilleros y milicianos bolivaria-nos, miles de revolucionarios de América y del mundo, obreros, campesinos y gentes del común, recordamos hoy al inmortal con-ductor de la guerra popular co-lombiana. Su memoria es una constante en

Comunicadodel Secretariadode las FARC-EP

4 años sin el comandante Manuel

Su memoria vive en la lucha diaria de nuestro pueblo por alcanzar la Nueva Colombia

cada accionar de nuestra orga-nización revolucionaria. Él fue el principal arquitecto de cada una de las etapas de ella, desde sus lejanos orígenes como resisten-cia de masas en el agreste Tolima de la violencia chulavita, hasta su consolidación como un verdade-ro Ejército del Pueblo en la lucha por alcanzar el poder político y ponerlo al servicio de las mayo-rías nacionales y de la construc-ción de la Nueva Colombia.

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Genio en Marquetalia, genio en Riochiquito, genio en los Llanos, invencible director de la resis-tencia al Plan Patriota, les hizo morder el polvo de la derrota a más de cuatro generaciones de Generales apátridas que adelan-taron la guerra sucia contra nues-tro pueblo, defendiendo intereses antinacionales. El camarada Manuel representó en sí mismo a una generación en-tera de campesinos que se atre-vieron a responder a la violencia oficial consuetudinaria y a levan-tarse contra un orden y un régi-men político injusto. En su abrazo profundo con Jacobo Arenas se encarnó la ne-cesaria alianza obrero-campesi-na y el horizonte comunista que Marulanda acogió con la sabi-duría de su raigambre labriega. La identidad con su pueblo se ra-tificó en la adopción de su nom-bre de guerra: el campesino Pe-dro Antonio Marín se convirtió en un Manuel Marulanda, redi-vivo en homenaje al camarada obrero antioqueño torturado has-ta la muerte por el régimen con-servador Laureanista. Cuentan ya numerosos escritos, de pluma fariana y ajena, que Manuel, siendo aún un novel co-mandante de las nacientes FARC, se dedicó al estudio sistemático de los clásicos de la estrategia

guerrera y del marxismo-leni-nismo. La conciencia de la im-portancia de estos saberes para el desarrollo de la lucha colombiana lo convirtió en un erudito de la revolución, pero no por vano ca-pricho libresco, sino para el desa-rrollo efectivo de una táctica y estrategia para la revolución co-lombiana. La estatura militar que alcanzó fue tal, que uno de sus más acé-rrimos adversarios el general Ál-varo Valencia Tovar, en gesto ga-llardo, lo describió de esta ma-nera: "Tirofijo es el guerrillero más hábil que ha producido el país, (...) Tirofijo es la figura más impor-tante que ha producido la guerrilla en el mundo, guardadas las pro-porciones con Ho Chi Min o cual-quiera de ellos, combatientes gue-rrilleros, ideólogos comunistas que asumieron el liderazgo como jefes revolucionarios y no como guerrilleros. El mismo general Giap de Indochina no se le com-para. Tirofijo es en realidad un maestro de la guerra de guerrillas pura. (...) Tirofijo es militar com-batiendo. Y si él se complementa con un hombre como Jacobo Are-nas, pues llega a ser el binomio de oro de la guerrilla"(del libro: Sueños y Montañas de Arturo Alape). Cuestionador permanente de la realidad circundante, nunca pro-

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movió la disciplina a palos, sino que fue un defensor a ultranza de la verdadera disciplina comu-nista, la plenamente consciente. Los que tuvimos el gusto y el honor de conocerlo podemos dar testimonio de su carácter demo-crático como conductor de gue-rrillas: El comandante Manuel confiaba en la dirección colecti-va, en el debate productivo, en el diálogo y la construcción desde la base. A pesar de la inquina con la que la prensa oficial lo trató, y del hosco talante guerrerista que le adjudicaron, el comandante má-ximo de las FARC-EP fue siem-

pre un amigo de la paz. Lanzó múltiples mensajes de diálogo y reconciliación a la institucionali-dad oligárquica de nuestro país en busca de una salida política civilizada al conflicto, sin que fuera nunca escuchado a con-ciencia por los verdaderos res-ponsables de esta guerra tan pro-longada. Hoy, a cuatro años de su de-saparición física, mientras las FARC-EP enfrentamos en titá-nica lucha la embestida furiosa del imperialismo norteamerica-no, de sus aliados británicos y sionistas, y de sus lacayos crio-llos, le rendimos homenaje a Ma-nuel, a nuestro insigne coman-dante de la guerra de guerrillas móviles, sabiendo que somos par-tícipes de su más grande obra en la lucha por la construcción de una Nueva Colombia, democrática, popular y socialista. Por eso So-mos FARC - Ejército del Pueblo. Los hijos y las hijas de Mar-quetalia lo gritamos a los cuatro vientos: Contra el imperialismo, por la Patria! Contra la oligarquía, Por el Pueblo! Camarada Manuel Marulanda Vélez: Presentes y combatiendo! Hasta la Victoria!

Secretariado del Estado Mayor de las FARC EP

Montañas de Colombia, marzo 26 de 2012

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No ha muerto; está en medio de la pólvora,de pie, como mecha ardiendo. Pablo Neruda.

“Camaradas: mi mayor satisfacción en este aniversario es ver-los de todo corazón comprometidos sin descanso en una cons-tante lucha por los cambios por los que muchos combatientes han ofrendado sus vidas motivados en la gran causa de la paz con justicia social y la soberanía. Estoy seguro que con el apor-te de cada uno de ustedes, apoyados siempre en las masas, el triunfo será nuestro más temprano que tarde", es la voz viva del comandante Manuel que sigue vivo en sus combatientes y el pueblo que amó, esparciendo su certeza, señalizando la ruta.

60 años de rebeldía contra un régimen injusto, de lucha consecuente por la paz con justicia social, 60 años de combate y de construcción de

Manuel Marulanda Vélez

manuel vélezmarulanda

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la victoria popular, no podían morir con la muerte física de un hombre. Manuel Marulanda Vé-lez dejó a su paso por la noche de Colombia la estela fulgurante de la resistencia a la opresión. Quizá su sueño sólo encontrará reposo cuando se asegure para el pueblo el laurel de la victoria. Evocar la gesta de Manuel en este aniversario de su partida es provocar el tropel de los recuer-dos que acometen por todos los flancos -como su táctica invenci-ble-, para hablarnos del altruismo generoso del héroe legendario. Pedro Antonio Marín (1930-2008) nació para la historia como Manuel Marulanda Vélez en la escuela política de El Davis, en 1953. Su nombre de guerra fue un

merecido homenaje político al destacado dirigente sindical comunista, Manuel Marulanda Vélez, asesinado a golpes en los calabozos del Servicio de Inte-ligencia Colombiano (SIC) por su consecuente defensa del pueblo trabajador y por su combativo re-chazo a la utilización de soldados colombianos en la guerra de Co-rea como desechables peones de la geopolítica del gobierno de Washington. Desde el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, Manuel Marulanda trasciende como símbolo de la re-sistencia y como comandante de la esperanza de un país que siem-pre ha soñado vivir en dignidad. Pregonaba Gaitán en las plazas

PEDRO ANTONIO MARÍNTomó el nombre de Manuel Marulanda V.

Como homenaje a MANUEL MARULANDA VÉLEZ, líder sindical comunista asesinado por el régimen, Pedro Antonio Marín tomó su nombre de guerra.

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públicas colmadas que "El ham-bre no tiene color político; no es liberal ni es conservadora/ En Colombia existe una plutocracia liberal-conservadora que asfixia al pueblo/ El país político no pue-de someter al país nacional/ El pueblo es superior a sus dirigen-tes/ Pueblo: por la restauración moral de la República, ¡A la car-ga!" Por este discurso subversivo Gaitán fue asesinado por la CIA y la oligarquía colombiana. De alguna manera estas ideas habían encendido el fuego de la rebeldía en el alma del joven Manuel, fuego que unido más tarde al del anhelo comunista, lo convierte en invencible guerrero de la causa de pueblo. Desde los albores de su perso-nalidad, el prestigio fue una de sus más fulgurantes cualidades. El entorno le reconocía su ex-traordinario don de mando. Por eso sus primos (los Marín) en Gé-nova Quindío esperan la llegada del muchacho de 18 años para ha-cerlo jefe de la resistencia arma-da. Luego del asesinato de Gai-tán, la dictadura conservadora de Mariano Ospina y Laureano Gó-mez dio rienda suelta al terro-rismo de Estado contra el pueblo que se había sublevado frente el crimen, para sofocarlo y someter-lo. Pueblos enteros, campesinos de amplias zonas, huían tras las masacres, el incendio y el despojo

de sus propiedades. Era el co-mienzo de la oscuridad que se apoderó de un capítulo de la his-toria de Colombia conocido como época de la violencia partidista. El suelo de Colombia fue anega-do con la sangre de 300 mil de sus hijos, y muchos más colocados frente al imperativo del desplaza-miento forzoso. Manuel Marulanda se hace co-mandante guerrillero en la res-puesta y resistencia del pueblo a la violencia terrorista del Estado. Cuando en el Quindío se agotan las condiciones para el accionar del pueblo armado, Manuel tras-lada al sur del Tolima el escenario de su gesta combatiendo inicial-mente en las guerrillas liberales de los Loaiza en las que gana ascendencia por su arrojo y sagacidad. Allí se encuentra con

Jorge Eliécer Gaitán 1948

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su alma gemela en la lucha, el gran Jacobo Prías Alape (Charro Negro). En esa misma zona entró en contacto con la guerrilla co-munista. Lo cautivó la causa po-lítica y la disciplina de dicho Movimiento. En 1953 en el co-mando de El Davis, a orillas del Cambrín, se hace comunista. Y de allí parte con Jacobo Prías -como comunistas los dos- para la región de Riochiquito a prose-guir la resistencia. Mientras las guerrillas liberales se desmovili-zan durante la dictadura del ge-neral Rojas Pinilla, las comu-nistas no se rinden ni entregan sus armas. En 1956 en una Con-ferencia guerrillera realizada en Marquetalia Manuel Marulanda Vélez es designado jefe militar del Movimiento, y Jacobo Prías jefe político. Los dos comandan-tes afrontan las agresiones de los desmovilizados, denominados guerrilleros "limpios" (limpios de ideologías comunistas) urdidas por los jefes políticos li-berales y conservadores. Los "limpios" se habían desmovilizado en la lucha contra el go-bierno, pero éste les había permitido con-servar sus armas para que persiguieran a los comunistas. Apoyados en las masas, en el pueblo

que los rodeaba, Manuel y Cha-rro, capean el nuevo reto plan-teado por el Frente Nacional (pacto de las oligarquías) que les exige desmovilización. Luego de arrancar del gobierno el com-promiso de satisfacer sus deman-das políticas, econó-micas y so-ciales, sin entregar sus armas el movimiento se establece en Mar-quetalia a la espera del cumpli-miento de las promesas. El 11 de enero de 1960 Jacobo Prías es asesinado en Gaitania por los "limpios" en cumpli-miento de órdenes expresas emitidas por el gobierno central. Este asesinato es la causa política del surgimiento de las FARC en Marquetalia. Más tarde Manuel Marulanda expresaría su con-vicción de que "con el correr del tiempo la muerte de Charro nos ha llevado a una confrontación nacional con grandes perspec-tivas para producir cambios; y si ello nos permite, crear todas las condiciones para tomarnos el

En enero de 1960 es asesinado Jacobo Prías Alape en Gaitania12

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poder. No todas las veces se pro-ducen levantamientos armados por la muerte de un comandante; prácticamente es caso único. De todas maneras en Marquetalia ha comenzado el chispazo y co-mienzo de la revolución en serio de acuerdo a lo que estamos viendo". Es a partir de Marquetalia que el nombre de Manuel se consagra en la historia de Colombia como genuino arquetipo de la resis-tencia popular frente a la vio-lencia terrorista del Estado po-tenciada por la geopolítica del imperio, y como fanal que alum-bra el camino de la victoria con su certera estrategia militar y po-lítica. En el Programa Agrario de los Guerrilleros y en las nueve Con-ferencias de las FARC están plas-madas las huellas de la cons-trucción gradual de una alterna-tiva política de poder para Colombia, con una fuerza funda-mental que no puede ser ignorada a la hora de sentar colectiva-mente las bases de una nueva sociedad justiciera, pacífica, de-mocrática, bolivariana, que le dé al pueblo "mayor suma de felici-dad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política".

El guerrero de la paz

La paz, la solución política del conflicto sobre la base del cam-bio radical de las injustas estruc-turas políticas, económicas y so-ciales, es el basamento esencial de la estrategia guerrillera de Ma-nuel. Personalmente condujo to-das las conversaciones con los go-biernos dirigidas a ese propósito de huma-nidad. Así lo registra la historia. En 1958, desde su puesto de mando en la montaña instrumentó a los voceros insurgentes, en-cabezados por Charro, para el diá-logo con el gobierno del Frente Nacional. Más tarde, en 1984, junto a Jacobo Arenas, comanda la estrategia del diálogo con el gobierno de Belisario Betancur.

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Como resultado de este esfuerzo se firmó el Acuerdo de La Uribe, se pactó con el gobierno una tregua bilateral y las FARC se convirtieron en plataforma de lanzamiento de un nuevo movi-miento político, la Unión Patrió-tica. Pero el Estado, dominado por el guerrerismo, arroja por la borda la extraordinaria posibili-dad de paz para Colombia abierta por el Acuerdo y opta por el ex-terminio físico de la Unión Pa-triótica dando rienda suelta al accionar criminal del paramili-tarismo institucional. 5.000 di-rigentes y militantes de la UP fueron asesinados, entre ellos, dos candidatos presidenciales y un rosario de senadores, repre-sentantes a la Cámara, diputados, alcaldes, concejales, dirigentes comunistas y líderes comunales. De nada sirvió el genocidio, el exterminio físico de toda una generación de revolucionarios para apaciguar el temblor de las élites frente a la inconformidad social. Casi tres décadas después de haber sido descabezada la oposición por una oligarquía te-rrorista arrodillada al imperio, hoy ha empezado a despertar y a movilizarse en Colombia la gran causa del pueblo que está más viva que nunca. En diciembre 1990 la Fuerza Aérea bombardeó a Casa Verde

por orden del presidente César Gaviria porque las FARC no aceptaron su inaudita propuesta de desmovilizarse a cambio de una representación en la Asam-blea Nacional Constituyente. En respuesta al aleve ataque, el mo-vimiento insurgente desató una contundente ofensiva militar que se extendió por todo el país. La situación generada obligó al go-bierno a buscar por todos los me-dios, diálogo con urgencia. Luego de arduas discusiones llenas de incidentes políticos pudo abrirse el capítulo de las conversaciones de Caracas y Tlaxcala. De nuevo está Marulanda, con sus com-pañeros de la Coordinadora Gue-rrillera Simón Bolívar, al frente de su obsesión: la paz por la vía menos dolorosa, la de la solución política, la del acuerdo nacional. Pero finalmente, como dice Al-fonso Cano, "los diálogos se frus-traron porque el gobierno solo requería pretextos para intensi-ficar su guerra integral e imponer a sangre y fuego la apertura eco-nómica neoliberal. En el contexto de la política nacional, el go-bierno Gaviria estaba muy des-prestigiado por el apagón (desa-bastecimiento eléctrico), su alian-za con el cartel de Cali y los lla-mados "pepes", sus tratos con Pa-blo Escobar, su nefasta apertura económica, el manejo represivo que dio a la protesta popular, etc.,

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y decidió, para ganar en gober-nabilidad, romper el proceso". En 1999, durante el gobierno de Pastrana, el espacio de los diálogos de paz se traslada a San Vicente del Caguán. El coman-dante Manuel, conocedor como el que más de la importancia de esta batalla política, establece su cuartel a cinco minutos de Los Pozos, lugar donde se había ins-talado la mesa, para orientar en tiempo real a los portavoces re-beldes y seguir el pulso y la pro-gresión del debate en torno a la agenda convenida con el go-bierno. Y Marulanda desata su arrolladora dinámica. Exige al presidente Pastrana frenar las masacres del paramilitarismo de Estado. Es artífice de la inicia-tiva de la Mesa Temática donde se escucha el cuestionamiento de los diversos sectores sociales del país a la política neoliberal. Pro-pone establecer un subsidio es-tatal a los desempleados mien-tras se convienen en la mesa fór-

de las FARC, Manuel Pérez del ELN, Alfonso Cano y Joselo LozadaComandantes de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, Manuel Marulanda

mulas para superar el desempleo. Promueve en audiencia pública internacional ante el cuerpo di-plomático acreditado en el país un plan de sustitución de los de-nominados cultivos ilícitos a tra-vés de un proyecto de desarrollo dirigido a los campesinos culti-vadores y a sus regiones olvi-dadas. Dialoga con obreros, estu-diantes, campesinos, afro colom-bianos, indígenas, mujeres, aca-démicos, dirigentes políticos, con el jefe de la bolsa de valores de Nueva York, con los empre-sarios colombianos, con la reina Noor de Jordania, con el Pre-sidente Pastrana y con todos los que quisieron escuchar el punto de vista de las FARC en torno al problema crucial de la guerra y de la paz en Colombia. Tomó en sus propias manos el asunto del canje de prisioneros de guerra como su responsabilidad y reto, pero el gobierno no quiso entender la importancia de un acuerdo en ese campo ni la calidad de su

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interlocutor. El gobierno desechó la oportunidad histórica de im-pulsar el proceso cuando las FARC, buscando generarle con-diciones propicias, liberaron de manera unilateral a 305 prisione-ros de guerra en su poder. El presidente Pastrana sólo es-taba interesado en ganar tiempo para fortalecer la máquina de guerra de consuno con el South Command del ejército de los Estados Unidos y en la ejecución del Plan Colombia que ya había sido diseñado por los halcones y estrategas del gobierno de Wa-shington. Era evidente que no quería producir cambios en las injustas estructuras ni mejorar las condiciones de vida de los co-lombianos. Marulanda tenía la certeza que la contraparte ya es-taba buscando los pretextos para romper el diálogo y proseguir la guerra, la que en efecto declaró a partir del 20 de febrero del 2002.

El Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia

De los diálogos del Caguán quedó sin embargo una propuesta de combate político para el pue-blo: el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, cuyo lanzamiento tuvo lugar el 29 de abril del año 2000. Ese día San Vicente se llenó de pueblo. Trein-ta mil almas abarrotaron la sabana ardiente. Por las trochas, los ríos y las carreteras brotaba el pueblo que iba llegando en busca de la esperanza, en busca de Si-món Bolívar, de su pensamiento y de su espada, hombres y mujeres sedientos de justicia y dignidad, dispuestos a organizarse, a enro-larse en el ejército de pueblos que está forjando el Libertador a su regreso, convencidos con el padre de Nuestra América de que no hay mejor medio de alcanzar la li-bertad que luchar por ella. En el escenario a cielo abierto, bajo la mirada paternal del Li-bertador, estaban reunidos casi todos los integrantes del Estado Mayor Central de las FARC, los voceros insurgentes en los diá-logos de paz, la comisión temá-tica, los combatientes guerrille-ros, el pueblo trabajador, y las blancas banderas, y el amarillo, azul y rojo tremolando con Bolí-var, con Manuel, con el pueblo al poder.

El comandante Manuel Marulanda Vélez y el presidente Andrés Pastrana durante los diálogos del Caguán

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Y habló el legendario jefe gue-rrillero, el comandante Manuel: "Este encuentro va a ser histórico en Colombia por el surgimiento de un nuevo movimiento en don-de todos sin distingos políticos, razas o credos, puedan agruparse para defender sus intereses po-líticos, económicos y sociales con la certeza que estamos abriendo caminos a una nueva democracia…” Y el comandante Alfonso Cano, jefe en ese entonces del Movi-miento que empezaba a fulgir desde San Vicente, explicó la propuesta política como un ins-trumento civil, amplio, policla-sista, orientado hacia la conquista del poder, hacia el resurgimiento de Colombia bajo un nuevo orden social justo, con unas Fuerzas Armadas Bolivarianas garantes de la libertad, la soberanía y las conquistas sociales.

"El rostro semioculto de El Libertador Simón Bolívar que hace parte de la presidencia de este acto y que descubre su noble y profunda mirada -decía Al-fonso Cano- significa que el nue-vo Movimiento Político tendrá un funcionamiento clandestino. La amplitud de los objetivos a conquistar no ocultan los peli-gros que se ciernen sobre su exis-tencia. No repetiremos la expe-riencia de la Unión Patriótica en donde la heroicidad de sus inte-grantes y la generosidad que ca-racterizó su compromiso, fueron brutalmente abatidas por las fuer-zas armadas oficiales en traje de civil, hasta prácticamente hacerla desaparecer". El Movimiento Bolivariano crece hoy en la clandestinidad como alter-nativa política, como espacio de encuentro y de lucha por la Nueva Colombia, la Patria

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Grande y el Socialismo, la paz, la democracia, el nuevo poder.

El derecho universal a la rebelión armada

Tanto Manuel Marulanda, como su ejército revolucionario, son consecuencia congruente del ejercicio de un derecho unive-rsal: el que asiste a todos los pueblos del mundo a alzarse en armas contra la injusticia y la opresión. La Declaración Uni-versal de los Derechos Humanos aprobada por la ONU en 1948, consagra y legitima en su preám-bulo el derecho a la rebelión. Pero Independientemente de que haga parte de un corpus norma-tivo reconocido por los estados, es un derecho natural. Por enci-ma de la legalidad predomina la legitimidad de la rebelión de-rivada de la justicia de sus actos. "Es la insurrección por su natu-raleza un acto legítimo -expre-saba el Libertador-: ella anuncia que si hay en un Estado un poder esencialmente perverso, el hom-bre-ciudadano sabrá buscar los medios de derribarlo". Es el de-recho que tomó en sus manos Manuel Marulanda Vélez. La le-gitimidad de la resistencia a la violencia terrorista del Estado, violencia injusta de los podero-sos, no admite en la situación concreta y en el contexto colom-

biano dudas en su entorno. El de-bate sobre la vigencia o no de la lucha armada, entronizado por la euforia neoliberal hace un cuarto de siglo, no nos desvela, porque actuamos con la certeza de que hacemos uso de un derecho uni-versalmente aceptado por la ra-zón, legitimado además por el altruismo y la sed de justicia que el acto de la rebelión encierra. Por eso las FARC reciben, como un reconocimiento colmado de justicia y solidaridad, la decisión del Movimiento Continental Bo-livariano de instituir el 26 de marzo, fecha de la desaparición física del comandante Manuel, como día del derecho universal de los pueblos a la rebelión armada. Nada más justo que esta generosa decisión.

El maestro de la Guerra de Guerrillas Móviles

Marulanda fue original, autén-tico. Siguió el camino de sus pro-pios pensamientos, de sus refle-xiones. Tomando los elementos del acumulado de su experiencia fue elaborando una doctrina mi-litar insurgente que ha probado en el campo de combate su eficacia. Sin duda, su estudio de los proce-sos revolucionarios fortalecieron su concepción táctica y estraté-gica, pero su talento militar y po-lítico proviene esencialmente de

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su profundo análisis de la ope-ratividad enemiga de la que ex-trae conclusiones que convierte en directrices, no solo para neu-tralizar el esfuerzo adversario, sino para superarlo y derrotarlo en el teatro de la contienda. En realidad Marulanda fue un ta-lentoso comandante rebelde egresado con las más altas ca-lificaciones de la escuela de la ex-periencia. Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, La Sonora, las operaciones Centauro, Thanatos, Destructor I y II, el Plan Colom-bia, el Plan Patriota, fueron sus academias en el arte militar. Su táctica es la de Guerra de Guerrillas Móviles cuya dinámi-ca y concepción se fundamenta en el secreto, la movilidad y la sorpresa, en el Nuevo Modo de Operar que es un acoplamiento a

los cambios en la modalidad ope-rativa del enemigo. Su rasgo esencial es el accionar militar permanente, también político, lo cual exige una nueva mentalidad en mandos y combatientes, que reclama eficacia en sus empren-dimientos. La inteligencia de combate es el factor objetivo ge-nerador de la dinámica. En pa-labras de Marulanda, se trata de explotar las vulnerabilidades del enemigo, golpearlo en los des-plazamientos, fuera de sus for-tificaciones; también en sus fuer-tes y bases con artillería y sor-presa, atacar su dispositivo de seguridad, quitarle la iniciativa y la tranquilidad con el golpeteo permanente, sin descanso. Esto exige, dice el estratega, mandos preparados cumplidores de los planes y de sus deberes, disci-plinados, dispuestos a darlo todo

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por la causa, sin aspiraciones per-sonales, siempre al frente de sus tropas educándolas, formándo-las. Manuel Marulanda es un concierto de modos de operar, de accionar permanente, sostenido, con objetivos principales y al-ternos disponibles para garan-tizar el ataque de todas maneras. Para el comandante Manuel el ataque a Marquetalia que diera origen a las FARC en 1964, siempre fue un referente para el análisis y la prospectiva militar. La modalidad operativa del ene-migo en ese entonces fue la base para establecer comparativamen-te la evolución de la doctrina con-trainsurgente aplicada en el mo-mento actual por los estrategas del South Command estadouni-dense.

Marulanda frente al Plan Patriota

Teorizando, intercambiando sobre el Plan Patriota, Manuel Marulanda conceptuaba que su

objetivo era la derrota militar de la guerrilla utilizando todo el po-derío del Estado en lo militar, político, económico, diplomático y propagandístico; exterminar a los jefes insurgentes y disuadir la inconformidad social para con-solidar la política neoliberal y generar seguridad inversionista. La modalidad operativa es el des-pliegue en masa de la fuerza con elevado poder fuego, apoyo aé-reo, tecnología militar de punta e información satelital en tiempo real. Para lograr el propósito la economía toda fue volcada en función de la guerra y la inversión social arrojada al basurero del olvido. Y los medios sólo debían difundir la versión manipulada de los hechos. El objetivo final: obli-gar a la guerrilla a "negociar". Desde la Operación Mar-quetalia hasta Destructor II -anota Marulanda-, las acciones eran di-rigidas por oficiales colombianos; a partir del Plan Patriota la con-ducción es asumida directamente por oficiales de South Command

Cada vez es mayor lainjerencia de los Estados

Unidos en el confictointerno de Colombia20

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del ejército estadounidense mien-tras los militares colombianos pa-san a jugar papel secundario co-mo subalternos. Todas las fuer-zas: Ejército, Marina, Fuerza Aé-rea, paramilitares y policías que-dan subordinadas a los militares de Washington. Esta observación de Marulanda es refrendada por las asevera-ciones del general James T. Hill quien oficiara como jefe máximo del Comando Sur: "La mayor par-te de los activos disponibles por nosotros están siendo enfocados en la pelea táctica en Colombia". Por eso pululan asesores milita-res extranjeros en las principales guarniciones del país y se anuncia la instalación múltiple de bases militares yanquis en territorio co-lombiano. El Plan Patriota es la geopolítica de Washington pre-tendiendo en medio de la crisis sistémica del capital asegurar su predominio en el continente. El Plan Patriota es la respuesta al despliegue estratégico de las FARC en todo el territorio na-

cional en su objetivo de toma del poder con apoyo de masas, por la vía política o militar según las circunstancias. La primera fase es el despliegue de Divisiones y Brigadas en un gran cerco contra los Bloques y Frentes de las FARC. La segunda fase fue el estrechamiento del cerco en me-dio de combates, movimiento acompañado de un férreo control de carreteras, trochas, ríos y abastecimientos; destrucción del apoyo de masas con bloqueos económicos a las comunidades, masacres, "falsos positivos", bombardeos, detenciones masi-vas, desapariciones, incendio, destrucción de cosechas, para motivar el desplazamiento for-zoso de la población. La tercera fase fue la penetración en la selva con la fantasía de desalojar a la guerrilla del terreno y obligarla a transitar zonas ya controladas por el ejército para golpearla desde posiciones favorables. El 50 por ciento de la tropa penetró a pie y el resto desembarcados, en dece-

El ataque de las FARC a las tropas oficiales es permanente

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nas de misiones, en helipuertos abiertos en la profundidad de la selva. Desde las nuevas posicio-nes, luego del "ablandamiento" de la ruta con bombardeos de la Fuerza Aérea y artillería pesada, avanzan en masa y suficiente po-der de fuego estructurados en hileras separadas a una distancia de 100 a 200 metros, cubriendo un frente de hasta 8 kilómetros y más. La resistencia de las FARC al Plan Patriota es un homenaje de pólvora y combate a Manuel Ma-rulanda Vélez. El cambio de tác-tica es la movilidad completa. In memóriam, en combativo home-naje al comandante, los guerri-lleros reciben al ejército con su táctica de guerra de guerrillas móviles. Los comandos aparecen y desaparecen, atacan por sor-presa. Planifican muy bien sus movimientos y exploraciones. Ubican al enemigo, y cuando éste se pone en movimiento, entran en

acción. El ataque por vanguardia o retaguardia, o por los flancos, es una combinación letal de acti-vación de minas con fuego de francotiradores. La movilidad permite a la guerrilla golpear al enemigo dentro y fuera del teatro de operaciones. Es evidente que la insurgencia ha asimilado la nueva modalidad operativa implementada por el Comando Sur. En medio de la confrontación, de los bombar-deos de aniquilamiento, la gue-rrilla de las FARC no ha dejado ni un instante de realizar sus es-cuelas militares, practicar cirugías de guerra en la selva, abastecerse de todo lo necesario para atender los requerimientos logísticos de la contienda bélica. El Plan Patriota no ha sido obs-táculo para efectuar las necesa-rias reuniones de sus estados mayores en todos los niveles. Si alguno de sus mandos cae en combate, hay siempre disponible

Los militares colombianos están subordinados a los gringos

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una lista de cuadros suplentes muy capaces. La fortaleza de las FARC está en su cohesión, en la claridad de sus principios y en el apoyo de la población. La ilusión de la victoria militar agitada durante décadas por el Estado es una ilusión vencida y taciturna, derrotada por la es-trategia insurgente del pueblo en armas en marcha hacia su des-tino: la Nueva Colombia, la pa-tria grande y el socialismo. La miseria creciente, el despla-zamiento forzoso, los falsos po-sitivos, la aparición cada día de grandes fosas comunes, el de-sempleo, la desatención de la deuda social, la indignante entre-ga de la soberanía patria a los Estados Unidos, constituyen una poderosa bomba de tiempo a punto de estallar. La inconfor-midad social, conjugada con el accionar militar de la guerrilla, puede, como afirma Manuel Ma-rulanda, abrir las puertas a un

nuevo orden regido por la jus-ticia. De espaldas a esta realidad, la oligarquía colombiana ebria de triunfalismo, habla del fin del fin de la guerrilla, como si el con-flicto pudiera dirimirse con con-juros o trucos de prestidigitación. El autismo de la clase dominante no le permite ver la derrota del Complejo Militar Industrial en Irak y Afganistán. Diga lo que quiera la oligarquía a través de sus usinas de desinformación, en Co-lombia el Plan Patriota del Co-mando Sur del ejército de los Estados Unidos no logró derrotar la insurgencia de Manuel.

En la Plataforma ondea la estra-tegia política de Manuel. En su manifiesto de septiembre de 2007, las FARC pusieron a con-sideración del país, de sus

Lanzamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia23

La plataforma bolivariana por la Nueva Colombia

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organizaciones políticas y socia-les, la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia, como aporte a la discusión y al inter-cambio sobre las banderas y pro-grama de un nuevo gobierno, de carácter patriótico, democráti-co, bolivariano, hacia un nuevo orden social, comprometido en la solución política del grave con-flicto que vive el país. Un nuevo gobierno que mate-rialice el proyecto político y so-cial del Libertador, que confor-me un nuevo Ejército Boliva-riano para la defensa de la patria y las garantías sociales. Un nue-vo orden edificado sobre la de-mocracia y la soberanía del pue-blo, que agregue a las ramas del poder público los poderes moral y electoral, instituya el congreso unicameral y la revocatoria del mandato. Un nuevo sistema de gobierno que ponga fin a la po-lítica neoliberal, asuma el control de los sectores estratégicos y estimule la producción en sus di-versas modalidades, que haga respetar la soberanía patria sobre los recursos naturales y que im-plemente políticas eficaces de preservación del medio ambien-te. Un gobierno que garantice la gratuidad de la educación en to-dos los niveles, instrumente la redención social y la justicia

agraria, que renegocie los con-tratos con las transnacionales que sean lesivos para la nación, y deje sin vigencia los pactos militares, tratados y convenios que man-cillen la soberanía de la patria; que no extradite nacionales y que objete el pago de la deuda externa en aquellos préstamos viciados de dolo en cualquiera de sus fases. Un gobierno cuya divisa en po-lítica internacional sea la Patria Grande y el socialismo y que prio-rice las tareas de la integración de los pueblos de Nuestra América.

Manuel sigue vivo

No ha muerto Manuel. No puede morir quien comandó la más bella de las batallas, la de liberar a su patria. Un grupo de medios co-lombianos difundió hace poco un documental a través de la Natio-nal Geographic, titulado "Tiro-fijo está muerto". El título en sí es una exhalación de una oligarquía que siempre lo percibió como amenaza a sus privilegios, porque Manuel Marulanda había hecho suyo el anhelo de paz, de justicia y dignidad de las mayorías. La vida del legendario fundador de las FARC no es la parábola del fracaso de las armas como camino para hacer política en Colombia, tal como lo pretenden los promotores del documental. Es

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que no se ha permitido hacer opo-sición de otra manera. Siempre pretendió la clase dominante el monopolio de las armas para el Estado y la indefensión del pue-blo. La justeza de la lucha de Manuel es incuestionable. Hasta los rea-lizadores del documental tuvie-ron que reconocer que: "a Maru-landa se le puede vituperar, de-testar o admirar, pero nadie puede negar que es uno de los colom-bianos más importantes de la his-toria reciente del país. No hubo general de la República ni presi-dente que no se propusiera darle muerte". 17 gobiernos sucesivos, con sus generales, recursos y me-dios bélicos, no pudieron con él. De Manuel Marulanda, dice el general Valencia Tovar: "fue uno

de los más sagaces estrategas mi-litares gracias a una intuición poco común y a un sistemático aprendizaje de la experiencia". El orgullo de los combatientes farianos es ser soldados de Ma-nuel, sentirse libertadores bajo sus banderas justicieras de inde-pendencia y soberanía, con Bolí-var, con Jacobo, Efraín, Raúl, Iván, Jorge y la compañía sagrada de los camaradas caídos. Manuel Marulanda el guerri-llero estadista que concibió el proyecto de Gobierno Alternati-vo; que previó, anticipándose a los acontecimientos, que en caso de acceder al poder por la vía de las armas, el Estado Mayor Cen-tral asumiría funciones de go-bierno nacional, los Bloques de gobierno departamental, los

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frentes de gobierno municipal, que las FARC asumirían fun-ciones de nuevo Ejército, y que también nos entregó su idea de cómo integrar un eventual go-bierno surgido de las alianzas políticas, sigue vivo en los gue-rrilleros, batallando por sus sue-ños. Imposible olvidar su admirable campaña ideológica frente al des-plome del campo socialista, reu-niendo a los partidos revolucio-narios del continente para ins-tarlos a la unidad de esfuerzos y a reafirmar las convicciones de cambio y revolución. In memóriam, seguiremos firmes en la senda de soberanía política que caracterizó a las FARC bajo su mando, trabajando con mente abierta la construcción de una alternativa política hacia la paz, buscando la aproximación necesaria con los militares pa-triotas y bolivarianos con miras a la solución polí t ica y la reconstrucción del país. La cohesión del Estado Mayor, comandante Manuel, sigue sien-do uno de los más importantes logros de las FARC. Sus directri-ces, camarada, para enfrentar con éxito las vicisitudes de los planes bélicos del adversario siguen la senda trazada. El parte militar de las FARC en el 2010 arroja los siguientes resultados: bajas cau-

sadas a la fuerza pública: 4.371/ Helicópteros averiados: 75/ Derribados: 1/ Aviones impac-tados: 20/ 2 barcos y 11 lanchas artilladas batidas por el fuego. Las FARC le dan vida a Manuel con sus acciones. En una hermosa y justiciera rememoración de Manuel Maru-landa, el comandante Fidel Castro expresó: "consideré y considero que Marulanda fue uno de los más

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destacados guerrilleros colom-bianos y latinoamericanos. Cuan-do muchos nombres de políticos mediocres sean olvidados, el de Marulanda será reconocido como uno de los más dignos y firmes luchadores por el bienestar de los campesinos, los trabajadores y los pobres de América Latina". En una ocasión, Manuel Marulanda Vélez fue sorprendido con la pregunta de un estudiante en la Escuela nacional de cuadros Hernando González Acosta, sobre lo que podría significar su eventual muerte para las FARC. Mirándolo fijamente, el coman-dante respondió: "yo ya hice lo que tenía que hacer, y ahí están el Ejército del Pueblo y sus coman-

dantes formados para que conti-núen la lucha hasta más allá del triunfo". Desde la montaña, su cuartel de siempre, Manuel sigue iluminan-do el camino de la victoria.

Venceremos.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC

Montañas de Colombia, marzo de 2011

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EL HÉROE INSURGENTEde la Colombia de Bolívar

Manuel

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El H e r oein sur gen t e

de l aCO LO M B IA

de B ol i v a r

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l comandante Manuel, el Elegendario guerrillero,el héroe insurgente de la Colombia de Bolívar, el adalid y esperanza inapagable de los humildes y los justos, libra ahora su estelar combate por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo desde las montañas rebeldes de la eternidad. Allí, en su trashumante cuar-tel de la montaña, a las 18:20 horas, fuertemente abrazado por el inmenso amor de San-dra su compañera, rodeado de sus recios guerrilleros de la Columna Isaías Pardo y de sus valientes oficiales se fue con el sol del 26 de marzo, sólo para volver en la alborada del si-

guiente día irradiando con más luz su invencible estra-tegia justiciera. Sesenta años atrás, en aquella mañana del 9 de abril, el joven Pedro Antonio Marín con sus tres mulas cargadas y sus casi 18 años, llegaba al caserío de Ceilán sobre uno de los pliegues de la Cordillera Central. Habló brevemente con su tío Ángel, fervoroso dirigente gaitanista, y luego de un recorrido por la calle prin-cipal dirige sus pasos hacia los billares. Observaba con asombro el trazo geométrico impecable de una tacada a tres bandas cuando estalló la noticia en la radio: ¡Mataron a Gaitán, mataron a Gaitán!,

EL HÉROE INSURGENTEde la Colombia de Bolívar

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noticia que estremeció la his-toria de Colombia y cuyos de-sarrollos posteriores abrieron profundas heridas que aún no sanan y le duelen a la patria. Pedro Antonio Marín, que más tarde tomara como nom-bre de guerra por la paz, el de Manuel Marulanda Vélez, na-ció en 1930 en Génova (Quin-dío), un alargado pueblo de colonos sitiado por colinas, a orillas del río San Juan. Era el mayor de los cinco vástagos de Rosa Delia y Pedro Pablo. Creció entre aromas de café y de molienda en los cañavera-les, entre cosechas diluviales de maíz y fríjol cargamanto, entre gritos de arriería y la persuasiva voz de su maestra en el Alto del Rosario y en Ceilán. De su tío Ángel tomó argumentos políticos, y del tío José de Jesús, el arte de la esgrima. Trece años tenía cuando salió de su casa en busca de fortuna. Fue agricul-tor, aserrador, ingeniero de caminos, constructor de ca-sas, expendedor de carne, vendedor de dulces, panade-ro, contratista, mayordomo y dueño de almacén de pueblo. Fue de todo… bailó "la múcura" y "la araña pelúa", y solía pegar en el negro chal de las noches montañeras los ra-

diantes luceros de sus me-lodías extraídos como por raro virtuosismo de un viejo violín. Obligado por la violencia del Estado tuvo que cambiar la cadencia de sus acordes por la cadencia de fuego de un fusil. Toda su familia era liberal. En su discurso el tío Ángel propagaba que "Gaitán es un hombre de nosotros". Los li-berales del pueblo tenían fe en el triunfo electoral de las ideas de Gaitán, que desde las plazas públicas llamaba a la carga contra las oligar-quías. Tristeza y rabia era el sentimiento mezclado ante el asesinato del caudillo. Acica-teados por el dolor salieron a las calles armados de mache-tes, de palos, escopetas y hasta piedras, pero el barco de su furia no tenía timonel, porque la Dirección Nacional Liberal asustada por el des-borde popular y la dictadura goda, ni dirigía ni sugería na-da. Prefirieron abandonar el puesto de mando para refu-giarse cobardemente en el exilio. El futuro Manuel de la leyenda fue testigo de la tri-fulca inicial entre liberales y conservadores a piedra y a peinilla, a disparos y puñala-das, en la plaza de El Dovio,

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donde corrió profusamente la sangre de los muertos y de los heridos. Muy pronto apare-cieron los "pájaros" apoyados por la policía y el gobierno. Se distinguían por su sombrero de ala caída y el trapo azul de su partido amarrado al cuello; desalmados jefecillos conser-vadores armados hasta los dientes matando liberales y comunistas bajo la des-concertante consigna de ¡Viva Cristo Rey, mueran los "cachi-porros"! Y entre bambalinas, los curas. Su más tenebroso jefe, León María Lozano alias el Cóndor, accionaba la gua-daña de la muerte a través de sus lugartenientes Chimbilá, Lamparilla, Pájaro Azul, Pá-jaro Negro y toda una legión

de pájaros salidos del infierno. Reforzados por la policía y el ejército recorrían los campos sembrándolos de muerte y desolación. Las noches del te-rror fueron iluminadas con el incendio de los pueblos libe-rales. Volquetadas de muertos eran arrojados a los afluentes del río Cauca, y todos ellos arrastraban los cadáveres flo-tantes, como en la pintura tris-te del maestro Botero. La muerte corretea a Pedro Antonio. La violencia de los "pájaros" del gobierno con-servador de Ospina Pérez lo espera en los caminos, lo asedia en los poblados. Cuan-do atacaron La Primavera re-duciéndola a cenizas hume-antes tuvo que huir hacia el río

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Cauca, pero la zozobra allí era peor. Resuelve entonces re-gresar a Ceilán donde toma parte activa en la defensa del pueblo, en la práctica cercado por la chusma de El Cóndor. Una mañana apareció sobre el incierto cielo de Ceilán una avioneta lanzando hojas vo-lantes que cayeron sobre los techos de las casas y en las calles. Los papeles decían que el pueblo no sería ata-cado y que el problema era solamente con los "nueve abrileños gaitanistas"; que no había que temer. Muchos se confiaron. Los "pájaros" en-traron por todas partes dispa-rando a diestra y siniestra, lanzando tacos de dinamita, metiéndole candela a todo… fueron doscientos los muer-tos. Si Pedro Antonio no esca-pa corriendo por un potrero hubiese sido uno de ellos. Fue

a parar carrera en El Carmen, en una finca de su tío Manuel a orillas del río Frazadas. Allí se encaletó, en el monte, sólo, durante seis meses, mientras buscaba contactos a través de su tío, pensando en la re-sistencia. Mientras tanto los "pájaros" daban rienda suelta a sus desafueros y al saqueo. Roban ganados y cosechas, despojan tierras, y el trabajo de toda una vida. De noche entró Pedro Anto-nio a Génova, su pueblo natal, donde lo esperaban escondi-dos entre los cafetales 14 de sus primos, todos "Marín", que desde antes de su llegada ya lo habían ungido como jefe. Allí toman contacto con Mo-desto Ávila, y en poco tiempo ya eran 25 hombres resueltos a responder…, pero no tenían "fierros". Entre las masas libe-rales que los apoyaban reco-

Manuel organiza el primer destacamento armado

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gieron escopetas, revólveres y viejas armas de la guerra de los mil días y en las vegas del San Juan, en improvisados polígonos afinaron su punte-ría. Muy pronto salen las pri-meras expediciones punitivas dando de baja y ajusticiando principalmente a los violentos cabecillas de los "pájaros". Luego se le miden a embos-car una patrulla de carabine-ros en la zona de Cumbarco recuperando los primeros cuatro fusiles. Se tomaron confianza. Ahora eran los victimarios los que huían. Como les había llegado la información que el 7 de agos-to un sector del ejército daría un golpe de Estado para im-pedir la posesión de Laureano Gómez como presidente, tomaron la osada decisión de atacar el puesto de policía de Génova. Alertados los policia-les, pidieron apoyo de otras guarniciones, tomaron posi-ciones y lograron repeler el ataque. Se les vino encima un gran operativo conjunto de ejército y policía que se en-sañó fundamentalmente con-tra las masas liberales que los apoyaban. El permanente asedio de las tropas y la in-timidación de la base social, hizo que la mayoría de los

imberbes alzados abandona-ran la lucha. Pero el fusil de Pedro Antonio no dejaba de tronar desde las trincheras de la sorpresa. Luego de varios choques y escaramuzas re-suelve trasladarse al sur del Tolima buscando nuevos es-pacios y condiciones para continuar la pelea.

La primeras huellas de la resistencia

Desde Cajamarca por vía legal se desplaza a Neiva, y desde allí a Gaitania donde se reencuentra con su padre y sus hermanas. Por esos días, los Loaiza, primos en segundo grado, procedentes también del Viejo Caldas, toman por asalto a Gaitania. Su en-cuentro con el catire Gerardo Loaiza y sus hijos tuvo lugar en La Ocasión, jurisdicción del municipio de Río Blanco. Acordaron planes para en-frentar al ejército, a la policía y a los "pájaros" que sembraban con sevicia el terror en Río Blanco, Planadas, Santiago Pérez, La Herrera, Bilbao y Gaitania, quemando casas, violando mujeres, despojando fincas, robando ganados, ha-ciéndole a sus víctimas el "corte de franela" consistente

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en mocharles la cabeza a ras del tronco, el "corte de cor-bata" en el que haciendo una incisión en el cuello sacaban por allí la lengua de los ulti-mados, destazaban los muer-tos y abrían los vientres de las mujeres embarazadas para matarles la "semilla liberal o comunista"… Se calcula en 300 mil los muertos de esta etapa aciaga de la violencia en Colombia en la que cientos de miles de almas deambu-laban por el país en despla-zamiento forzoso. Como pue-de verse, la degradación de la guerra siempre ha provenido del Estado, y para ser más exactos, desde la usurpación del poder por el propio San-tander y sus seguidores en 1830, cuando mataron a Bolí-var y a Colombia. Su primera acción en res-puesta a esta violencia del Es-tado, ya en compañía de los Loaiza, fue contra una agru-pación de 50 "pájaros" con-servadores en La Profunda. Recuperaron 18 armas entre

carabinas, escopetas, revól-veres y un viejo fusil grass. Luego coparon Gaitania, y ga-naron influencia en La Herre-ra, Chaparral, El Limón, en el Sur del Tolima, y en poco tiem-po extendieron su presencia a San Luis, Praga, Aipe y El Car-men, en el departamento del Huila. Un día se les apreció un teniente al frente de 25 sol-dados con el cuento que ha-bían desertado del ejército porque estaban hastiados de cumplir las órdenes criminales de los mandos de la Brigada, que ellos eran de origen liberal y que venían a combatir al lado de las guerrillas contra el gobierno. Con esta carta de presentación fueron recibidos en la región de La Verbena en medio de vítores y aplausos de un pueblo liberal ilusionado en el castigo ejemplar a los victimarios y en la reconquista del poder. Luego de confra-ternizar un tiempo con la gen-te, de ganar su confianza, el teniente asume la función de instruir y disciplinar a los gue-rrilleros con formaciones de patio, orden abierto y orden cerrado, y con prácticas de desplazamientos diurnos y nocturnos... Y los Loaiza, feli-ces. Sólo Pedro Antonio Marín

“Corte de franela”o decapitación

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miraba con desconfianza el desarrollo del inesperado su-ceso y prevenía a su gente. Concluidas las prácticas, el advenedizo teniente preguntó por el objetivo militar a tomar, a lo que los liberales respon-dieron al unísono: ¡Río Blanco! El viejo Gerardo Loai-za ya se imaginaba alcalde municipal y armaba planes en el aire para su administra-ción… Ya en las goteras del casco urbano el teniente les propone muy hábilmente re-coger todas las armas y transportarlas en mulas, para guardar de esa manera el se-creto y para evitar que su obsolescencia desprestigiara al ejército, lo cual fue ingenua-mente aceptado. A continua-ción el teniente se adelantó para esperarlos en el poblado. Cuando los liberales llegaron fueron sorprendidos con de-cenas de fusiles que les apun-taban intimándoles rendición. Doscientos hombres fueron detenidos por el ejército y los principales jefes fusilados en la plaza del pueblo. Y el resto, la gran mayoría, fueron asesi-nados cuando eran condu-cidos amarrados a las guarni-ciones militares. La descon-fianza razonable que acom-pañó a Pedro Antonio Marín -

Manuel Marulanda Vélez- du-rante toda su vida, y que lo puso a salvo de múltiples ce-ladas, lo había alejado en esta ocasión de una muerte se-gura. El golpe fue muy duro y devastador para las huestes liberales alzadas en armas. Entre tanto, un poco más al norte, en Chaparral, los comu-nistas venían librando desde finales del 49 y desde los co-mandos de Chicalá, Irco y Ho-rizonte, una extraordinaria lu-cha de resistencia dirigidos por Richard, Lister, Melco y otros comandantes. Habían resuelto abandonar la zona pensando que con ello evi-tarían la represión oficial contra la población civil orga-nizada. Con esta idea confor-maron la columna de marcha uniendo los destacamentos de los tres comandos. La ruta marcaba el sur, y el objetivo, la unidad de acción con las gue-rrillas liberales de Gerardo Loaiza. Los inspiraba de al-guna manera la marcha admi-rable de Luís Carlos Prestes, "el caballero de la esperanza", que había atravesado el in-menso Brasil en 3 o 4 años combatiendo, ganando con-ciencias, ganando pueblos. Fue una dura travesía por la

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cordillera central, con familias y en medio de combates, por una trocha que se estiraba a 2000 metros de altura. Al cabo de un mes fueron recibidos por los liberales con una gran fiesta en El Davis, en el cañón del Cambrín. Se conformó un Estado Mayor Unificado. Ha-blaban de unirse a las gue-rrillas de los Llanos y de Antio-quia para buscar juntos el de-rrocamiento del gobierno. Unidos los "comunes" y los li-berales enfrentan el operativo de mil hombres lanzado por el gobierno contra la nueva es-peranza de resistencia po-pular. La tropa avanza mor-tereando y disparando, e in-cendiando; y desde la mon-taña, cien escopetas empu-

ñadas por valientes respon-den el fuego ensordecedor de mil fusiles. Los soldados caen aquí y allá, en la vuelta del ca-mino, en el cruce del río, mien-tras familias enteran huyen con sus niños, animales y en-seres hacia la montaña. Al final los agresores regresan a sus cuarteles con las manos vacías, pero dejando a su pa-so las huellas atilanas de su perfidia y de tierra arrasada. En desarrollo de los planes acordados la guerrilla unida logra la toma de Órganos, de Gaitania y de San Luis. Recu-peran fusiles y revólveres, se enfrentan a sus persecutores; recuperan más armas y muni-ciones. Causan bajas y reci-ben bajas, pero van apren-diendo juntos el arte de la gue-rra y de vencer. Sin embargo el entendimiento entre libe-rales y comunistas no duraría mucho. Chocaron por la disci-plina. Los liberales no estaban acostumbrados a la guardia ni a los relevantes, ni a la forma-ción, la relación diaria, ni al funcionamiento interno con oficiales de servicio. No les gustaba que los botines de guerra se distribuyeran entre todos. Tampoco la siembra co-lectiva ni los economatos or-ganizados. Acusaron a los co-

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munistas de militaristas que querían controlar todo. Les molestaba que estos llamaran a la unidad por la base del pueblo liberal y del pueblo conservador para luchar contra el sistema. Desde lue-go Tirofijo, como ya llamaban a Pedro Antonio Marín, no compartía las inquietudes de los liberales y sus primos. Las enseñanzas de la vida y su experiencia en la confron-tación le decían claramente que esas medidas eran perti-nentes. El propio Gerardo Loaiza encabezaba la cruzada anti-comunista, y para diferen-ciarse de sus aliados empezó a denominar a sus seguido-res: liberales limpios; "limpios" de ideologías extrañas y especialmente -lo remarcaba con aire camorrista- de aque-llas venidas de Moscú. Fue entonces cuando el ejército empezó a ofrecerles armas y municiones, y una recompen-sa de 10 mil pesos por cabeza de jefe comunista. Pedro An-tonio Marín les advertía: "a los vencedores el gobierno les pagará con un tiro en la nuca. Ustedes van a terminar de go-biernistas". La asamblea liberal reali-zada en La Ocasión para tra-

tar el asunto fue extremada-mente tensa. Pedro Antonio y sus contradictores liberales argumentaban recalentados, pistola en mano. Jacobo Prías Alape -Charro Negro- estaba del lado de Marulanda, y se comentaba "Charro está con Tirofijo y Tirofijo está con el Charro". Finalmente la asam-blea acordó sacar a los comu-nistas de El Davis y del sur del Tolima, y acabar con ellos. Lo que siguió fue una violenta y absurda contienda entre dos guerrillas que conocían palmo a palmo el terreno. Hubo mu-chas bajas de parte y parte. Lo paradójico es que los comu-nistas no diferenciaban entre Gerardo Loaiza y el destaca-mento de Charro y de Manuel, terminando estos enfrentados al ejército, a la policía, a los liberales, a los conservadores y a los propios comunistas. La situación empezó esclare-cerse cuando los guerrilleros de Pedro Antonio y el Charro capturan en combate a uno de los jefes comunistas. Cinco días hablaron con él explicán-dole que no eran sus enemi-gos y que por el contrario compartían con ellos los mis-mos ideales. Al dejarlo en li-bertad pidieron por su inter-medio el envío de una comi-

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sión comunista para discutir sobre la unidad. A los pocos días llega la comisión y esta invita a Pedro Antonio al co-mando de San Miguel. Va Charro y finalmente convie-nen unificarse en El Davis. Acordaron funcionar con un reglamento. Hay comandan-cia de guardia, oficial de servi-cio, cuerpo armado disponi-ble, mimeógrafo para imprimir boletines, enfermería, econo-mato, organización de muje-res y pioneros… En la medida en que esta guerrilla unificada enfrenta con éxito los opera-tivos del ejército y derrota p a u l a t i n a m e n t e a l o s liberales, su influencia se va extendien-do por todo el sur del Tolima.

En estas circunstancias, ocurre el golpe militar del general Rojas Pinilla en 1953. Llegó hablando de paz, lle-nando de ilusiones el alma co-lectiva de los colombianos. El dictador pide desde Bogotá la desmovilización de las guerri-llas, y se entregan en el Llano las de Guadalupe Salcedo en interminables filas de hom-bres con sus armas, imáge-nes que aún se resisten a de-saparecer atrincheradas en la memoria. -Más tarde Guada-lupe caería asesinado en una calle de la capital-. Mientras tanto los guerrilleros liberales del sur de Tolima, acicateados por el ejército salen a los pue-blos, ebrios de ilusión y de anticomunismo, a fustigar y a

Guerrilla comunista en la plaza de Cabrera

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provocar a los rebeldes de El Davis -a quienes conside-raban prisioneros del comu-nismo y de la disciplina militar- y a urdir planes para someter a su control toda la región… Es en este contexto que Pe-dro Antonio Marín -quien pa-saba por un curso de filosofía marxista y de economía en ese comando- toma el nom-bre de Manuel Marulanda Vé-lez, en homenaje al líder sin-dical asesinado en los calabo-zos del Servicio de Inteligen-cia Colombiano, SIC, luego de brutales golpizas con ca-chiporras y varillas en di-ciembre de 1950. Lo mataron por sus indoblegables ideas revolucionarias y su tenaz oposición a la participación de soldados colombianos en la guerra de Corea, utilizados como carne de cañón por el gobierno de los Estados Uni-dos. El nuevo Manuel, que alargaba la lucha de aquel ex-traordinario comunista, nacía así para la posteridad en la escuela de cuadros del desta-camento de El Davis. No habrá entrega de armas ni de guerrilleros, decía Ma-nuel; pero la dirección política representada por Pedro Vás-quez, Martín Camargo y "Olimpo" del Comité Central

se mostraba partidaria de pac-tar un acuerdo con los libera-les para evitar el derrama-miento de sangre sin tener en cuenta las intenciones del enemigo de acabar con los co-munistas. Como ese plantea-miento fue rechazado de pla-no por el Estado Mayor y los alzados en general, la inicia-tiva fue llevada entonces al Frente Democrático donde la mayoría no era combatiente. Por este desacierto con el tiempo resultaron muertos unos 500 hombres de la orga-nización dirigida por los comu-nistas. Un día Gerardo Loaiza remite una carta a Marulanda anunciándole el propósito de tomar con 300 hombres El Da-vis para matar a los comu-nistas, pidiéndole no oponer-se a su designio. Cuando Ma-nuel se percata que varios ca-pitanes del comando ya ha-bían vendido su alma a la traición toma la decisión de salir de ese nido de felones llevando consigo a Vásquez y a Camargo, a Lister, Wilcken y Timochenko. Y lo hace a la fuerza, fusil en mano con Cha-rro y todos los integrantes de su fuerza especial. No se atre-vían atajarlo porque le tenían respeto. Antes de atravesar el

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puente sobre el Saldaña orde-na a varios de sus hombres vadear o cruzar a nado el río. Cuando les anuncia a los de la avanzada su intención de cru-zar, ya tenían éstos los fusiles de la fuerza especial apun-tándoles a sus espaldas. Lue-go de alcanzar la cordillera, Manuel se dirige a los de la dirección política: "Se salva-ron ustedes, nos salvamos nosotros. Si se dan combates más adelante ya no tendre-mos problemas. Mientras Gerardo Loaiza y Mariachi juraban aniquilar a los "maleantes" que no aten-diesen el patriótico llamado del gobierno a la pacificación, y los aviones oficiales lan-zaban propaganda llamando a la desmovilización y entrega de armas, Jacobo Prías aren-gaba a los guerrilleros: "lo úni-

co seguro en estos tiempos de tormenta es el fusil. La des-movilización es una trampa. Esta no es una lucha de hom-bres obligados. Los que dese-en irse, pueden hacerlo, pero sin las armas. ¡Dos pasos al frente los que quieran seguir siendo guerrilleros!" 26 mar-charon con Marulanda y Cha-rro Negro, bajo el fuego, rum-bo a Riochiquito. En la dura travesía, en la que observa-ban a lo lejos las casas hume-antes, tuvieron que enfrentar al ejército, a los limpios, a los "pájaros", y a algunos renega-dos de El Davis.

Del comando de El Davis a Riochiquito y Marquetalia

Riochiquito era un riachuelo en la arisca geografía del oriente del departamento del

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Cauca. Llegaron a finales del 53, y por encima de los exor-cismos de los brujos alebres-tados por los latifundistas y de las diatribas demonizadoras de monseñor Enrique Vallejo, establecieron allí su coman-do. Ese obispo del averno ha-bía instituido las 10 de la no-che como la "hora santa", en la que él, vestido de uniforme, salía con el ejército y los "pá-jaros" a matar liberales y co-munistas. Fue el paisa Miguel Madrid quien contactó a los guerrilleros con los indígenas perseguidos y los guió en sus exploraciones hacia el río Símbola. Al poco tiempo 30 in-dígenas habían ingresado a filas reclutados por Antonio e Isaías Pardo. Manuel es el instructor militar y Charro, el educador polít ico. Días después enfrentan un ope-rativo de 1.500 hombres del ejército, con los cuales pelean sin descanso, un mes comple-to. Las bombas lanzadas por la aviación que no explotaban eran utilizadas como cargas explosivas en las embosca-das guerrilleras. Combatien-do en el Raicero los rebeldes dan de baja a 30 soldados. Con retenes y puestos de con-trol las tropas bloquean la re-gión, y las familias buscan re-

fugio en los campamentos pa-ra salvar la vida. Los alzados en armas tienen que sembrar maíz, caña de azúcar, yuca y plátano, y complementan su alimentación con ganado re-cuperado a los latifundistas y a los "pájaros". Tuvieron que vender hasta las mulas para comprar municiones. Monta-ron redes de información para estar al tanto de los movi-mientos del ejército. Constru-yeron células de Partido e im-pulsaron el Frente Democrá-tico contra la dictadura. En el 54 envían a Antonio en busca de contacto con el Partido -que actuaba en la clandes-tinidad- a recabar orientación política. Poco a poco su in-fluencia se va extendiendo por las tierras del Cauca, del Huila y del Tolima. El lenguaje del gobierno ya no era de paz sino de guerra, y la propaganda ofi-cial presentaba a Marulanda como el "temible comunista". Ahora las masas liberales los buscaban, acosadas por el gobierno y fatigadas por los atropellos y el cuatrerismo im-pune de los "Limpios". El 9 de junio de 1954 Rojas Pinilla ha-bía masacrado una mani-festación estudiantil en Bogo-tá utilizando las tropas del Ba-tallón Colombia que venía de

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participar en la guerra de Corea. En las medianías del 56 tiene lugar una Con-ferencia guerrillera en Marquetalia, la cual nombra un Estado Ma-yor de 13 integrantes, con Charro como res-ponsable político, Manuel co-mo jefe militar y Ciro Trujillo -quien había venido con Antonio desde Villarrica-, en-cargado de propaganda. La conferencia aprobó incre-mentar la lucha armada en los tres departamentos, fijó me-tas de crecimiento y estable-ció objetivos militares inme-diatos. Los choques permanentes y las acciones de comandos, las emboscadas y el uso de explosivos, el asedio y la utili-zación de francotiradores, así como la superación de gran-des distancias para atacar por sorpresa al enemigo, iban configurando la reconocida impronta de la modalidad operativa del comandante Marulanda. Cuando la nueva realidad política y militar forjada en Riochiquito y Marquetalia amenazaba con diluir El Davis como recuerdo asperjado en la memoria, se produce la

caída de la dictadura rojas-pinillista. Cayó como resul-tado de un paro cívico nacio-nal, hábilmente explotado por las oligarquías que se sentían cada vez más desplazadas del poder político por los mi-litares y afectadas en sus ne-gocios. La verdadera moti-vación del pacto de Sitges y Benidorm (España), era esa, y no tanto ponerle fin a la terrible violencia bipartidista por ellos desatada. El Frente Nacional fue un convenio excluyente en el que liberales y conserva-dores acordaron la alternancia presidencial y la repartición paritaria de los empleos y cargos burocráticos de la na-ción. Los derechos a otras op-ciones políticas quedaron su-primidos y en estado de sitio todo el país. La dictadura ha-bía sido suplantada por una junta militar. El primer gobi-erno del Frente Nacional, pre-sidido por el liberal Alberto Lle-ras Camargo, emprende la pa-cificación del sur del Tolima.

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Su intención era poner la re-gión bajo las órdenes de "Ma-riachi" y de "Peligro", cabeci-llas de los "limpios". Rehabi-litación para los mandos, mi-seria y muerte para los com-batientes rasos. A diferencia de estos, las guerrillas co-munistas de Manuel, previa consulta, y tomando nota de los planteamientos de la po-blación civil, exigen como condición para cesar lucha: el le-vantamiento del estado de sitio, libertades democráticas, excarcelación de los presos políticos, amnistía para todos los combatientes, retiro de las bases militares, libre organi-zación de los campesinos, construcción de escuelas, puestos de salud, vías de pe-netración, créditos, merca-deo, etc. En septiembre del 58 los voceros de la guerrilla en-cabezados por Charro Negro se reúnen en Aipe con la con-traparte del gobierno, repre-sentada por el coronel del ejército Arce Herrera y los po-líticos Felio Andrade Manri-que y Jorge Parga Cortés. La Conferencia de Marquetalia había aprobado el cese de la lucha armada. Los bienes fue-ron distribuidos entre los com-batientes, y las armas, recogi-das por la organización.

Durante un año Manuel trabajó como inspector de ca-rreteras. Los del gobierno no sabían que era comunista, por eso cuando se reunió en Iba-gué con Darío Echandía para denunciar las provocaciones de la banda de Mariachi con-tra el liderazgo de Marque-talia, el político liberal le res-pondió que el problema era con Charro Negro, con sus ideas. Ante esta intolerancia inveterada, ante la amenaza que se arremolinaba en el ho-rizonte, Marulanda toma la decisión de renunciar a su tra-bajo para estar más cerca de su gente. Charro -Jacobo Prías Alape- era miembro del Comité Central del Partido Co-munista; un dirigente muy querido y respetado por las masas. Había llevado la luz eléctrica a Gaitania… El 11 de enero de 1960 fue asesinado por la espalda en la plaza del pueblo. Fueron los directorios políticos y los militares -preci-sa Marulanda- los que insta-ron a los mariachistas al asesi-nato. Más tarde expresaría su convicción de que "con el co-rrer del tiempo la muerte de Charro nos ha llevado a una confrontación nacional con grandes perspectivas para producir cambios; y si ello nos

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permite, crear todas las con-diciones para tomarnos el po-der. No todas las veces se producen levantamientos armados por la muerte de un comandante; prácticamente es caso único. De todas ma-neras en Marquetalia ha co-menzado el chispazo y co-mienzo de la revolución en se-rio de acuerdo a lo que esta-mos viendo". "Compañeros, compañeras/ camaradas y soldados/ cuan-do el sol ya florecía/ en los te-chos de Gaitania/ mil disparos a mansalva/ me quebraron las espaldas/ Recorred toda la t i e r r a / c o n q u i s t a d l a y liberadla/ y devolvedme a la vida/-indio de cuerpo y alma-/ yo naceré en cada niño/ que nazca en la nueva patria". Los marquetalianos espe-raron que se hiciera justicia,

pero la justicia sólo perseguía a los comunistas. "Los afec-tados -decía Marulanda- re-solvimos dar respuesta militar a muchos de los respon-sables, claro está, después de haber acudido a todas las ins-tancias legales sin haber logrado que se nos prestara atención por ninguna entidad judicial". Manuel Marulanda Vélez organizó entonces "la móvil", fuerza especial inte-grada por 30 combatientes, verdaderos profesionales de la revolución, con toda la ex-periencia militar acumulada en los años de confrontación en el sur del Tolima, y les dio la misión, junto a la autodefen-sa, de defender a Marqueta-lia. Se hizo justicia, lo cual no gustó al gobierno.

Marquetalia, símbolo de resistencia

La reacción instaba a so-meter por la fuerza a la "repú-blica independiente de Mar-quetalia", a liberar la región del "imperio comunista de Tiro-fijo", siendo uno de sus princi-pales instigadores el senador conservador Álvaro Gómez Hurtado. "La liberación de Marquetalia de la nefasta influencia de Tirofijo costará

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300 millones de pesos" -pro-palaban los generales desde Bogotá. En Fort Bragg, Caro-lina del Norte y en la zona del Canal se preparaba a los mi-litares colombianos en téc-nicas contrainsurgentes. 30 mil pesos ofrecía el gobierno como recompensa por la ca-beza de Manuel Marulanda Vélez. En 1962 el Presidente conservador Guillermo León Valencia, reconocía para per-plejidad del mundo civilizado, que había coleccionado al-gunas cabezas de bandoleros para someterlas a estudio ci-entífico. Así actuaba y pen-saba el Presidente cavernario que comandó la agresión a Marquetalia. Ilustres catedráticos y polí-ticos como Gerardo Molina, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, los sacerdotes Camilo Torres Restrepo, Gus-tavo Pérez Ramírez y mon-señor Germán Guzmán Cam-pos, piden diálogo directo con los campesinos y llaman a levantar un muro humano contra la represión. El ruido de los sables, la azufrada in-transigencia del cardenal Concha, y la obstinación de Washington por impedir una nueva Cuba en el continente, ahogaron las voces pacifistas

y sensatas que abogaban por la solución política de la tensa situación. Contra Marquetalia fueron lanzados en 1962, cinco mil hombres, pero la Móvil y la autodefensa, rodeadas por un vasto movimiento de masas y la solidaridad de muchas or-ganizaciones políticas y so-ciales del país, los enfrenta con éxito causándoles con-siderables bajas y recupe-rándoles armamento. Aprove-chando la circunstancia de la álgida confrontación, la gue-rrilla ataca por sorpresa y eli-mina la amenaza de los "pá-jaros" promovida en su contra por el gobierno. "Habíamos guardado el pan para cuando tuviéramos leche", expresó Manuel Marulanda. Nadie po-día trabajar en paz en las par-celas. Para sembrar y cose-char había que hacerlo con el fusil al hombro. En medio de la bruma y de la lluvia del 17 de abril de 1964, Marulanda recibe en su co-mando de la resistencia, a Ja-cobo Arenas y a Hernando González, procedentes de Bogotá. "Con la compañía de ustedes no debe ser tan dura la guerra", fue su expresión al abrazarlos. Manuel y Jacobo, juntos, escribirían las más he-

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roicas páginas de la resis-tencia y construirían un im-batible ejército revolucionario, cuyo destino ya estaba remar-cado con caracteres irrever-sibles: la Nueva Colombia, la Patria Grande bolivariana, y el socialismo. Para ese entonces aviones de reconocimiento hendían con insistencia los cielos mar-quetalianos buscando objeti-vos y lugares de desembar-co. En tierra avanzaba el des-pliegue de fuerza y se esta-blecían nuevas bases y pues-tos de control. La población estaba sitiada; quien no tuviera el salvoconducto exi-gido, no podía entrar o salir del área general de Gaitania. Mientras el gobierno hacía ga-la de una desconocida volun-tad de solucionar las caren-cias de la región a través de promesas y del desarrollo de campañas de acción cívico militar, aeronaves oficiales l anzaban pape les que justificaban la proyectada

agresión y llamaban a respal-darla. No es contra la pobla-ción -decían- sino contra los jefes rebeldes, al tiempo que instaban a los combatientes a desertar y a matar a sus co-mandantes. En mayo de 1964, en de-sarrollo del Plan LASO -Latin American Security Operation- diseñado por el Pentágono de los Estados Unidos, comienza el ataque militar a Marquetalia con 16.000 efectivos. Tendie-ron cercos inmensos, tapona-ron todas las salidas, ametra-llaron y cohetearon, desem-barcaron tropas y penetraron en profundidad, llenaron la noche de explosiones y ben-galas, atacaron objetivos con bombas de napalm, e infes-taron las montañas con bacte-rias. Los helicópteros y los bombarderos sacudían los aires con sus sonoridades bé-licas. Los primeros choques con los hombres de Marulanda tie-nen lugar el 27 de mayo en el

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cañón del Río Atá, hito que marca la fecha de fundación de las FARC. Los agresores cayeron en emboscadas; re-cibieron en el pecho el fuego repentino, relampagueante, salido de la niebla; volaron por los aires con el vislumbre y el trueno de las minas guerri-lleras; se estrellaron contra to-das las sorpresas de la guerra de guerrillas móviles, táctica invencible de los guerreros de Manuel, que golpeaban y de-saparecían, para volver a gol-pear y nuevamente desapa-recer; se encontraron frente a frente con la moral y la bra-vura de 48 combatientes de verdad. El 14 de junio, luego de bom-bardear y rafaguear con ame-tralladoras punto 50 las altu-ras y puntos dominantes que rodean a Marquetalia, las tro-pas del batallón Colombia lo-gran desembarcar y ocupar el poblado de tan sólo doce ca-sas, con 800 hombres a los que se suman los que avan-zaban por tierra. Días des-pués, en el Alto de Trilleras, notificando que la contienda apenas comenzaba, la "Anas-tasia", la bomba guerrillera de 14 arrobas, destroza en su alarido, la avanzada enemiga que ascendía tras el rastro de

los guerrilleros. Los combates y las explosiones cente-lleaban en distintos puntos del teatro de operaciones. En una de estas acciones cae el más grande capitán de guerrillas que pudo haber tenido Manuel: el indio bravío, Isaías Pardo. A pesar de haber re-cibido una ráfaga en su pe-cho, continuaba peleando, y aunque se le escapaba la vi-da, su carabina San Cristóbal no dejaba de tronar. "Al co-nocer Manuel la terrible no-ticia no sabía qué hacer con las manos, apretaba con fuer-za la boquilla de su carabina M-1, la soltaba con docilidad, metía las manos en los bolsillos de los pantalones co-mo buscando cualquier cosa, se quitó el chacó de la cabeza, lo estrujó fuertemente entre

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sus manos y se quedó miran-do con su mirada fija y pene-trante la montaña… No quería hablar Manuel, es que no po-día hablar Marulanda. Al ce-rrar los ojos, desgranó dos grandes lágrimas como perlas que le bañaron todo el rostro". La columna que acompañaba a Manuel el día de su partida el 26 de marzo en las selvas del sur, se llamaba Isaías Par-do como homenaje del alma de Manuel a su soldado, y se seguirá llamando así, Isaías Pardo, siempre. Tres semanas de plazo se ha-bían fijado los gringos, el go-bierno y los generales lacayos para aniquilar la resistencia en Marquetalia, pero todavía continúan si esperanzas, lue-go de cuatro décadas, tras la misma quimera. Marquetalia ya no es un punto incrustado entre montañas remotas, con el nevado del Huila en su mis-mo puesto de guardia. Mar-quetalia es Colombia entera resistiendo y combatiendo, y cada vez más próxima al obje-tivo estratégico de toma del poder para el pueblo. El co-razón de la resistencia nunca será ocupado. Hemos jurado vencer, y venceremos. Manuel ya había previsto el momento para romper el con-

tacto militar con el enemigo. Cuando sus guerrillas móviles se replegaban por una trocha estratégica, rumbo a Riochi-quito, el ejército seguía dispa-rando sin objetivo en la monta-ña. Más tarde reconocería el general Matallana: "Era una trocha ancha, estructurado su piso y oculta a la observación aérea. De manera que en nu-estra guerra revolucionaria colombiana, es una obra sin antecedentes y con una mag-nitud verdaderamente estra-tégica. Además, con gran acierto ellos concibieron la tro-cha de tal manera que no salía directamente de Marquetalia sino de bien adentro de la sel-va… para llegar hasta la entra-da se utilizaban unas trochas pequeñas y que para la Ope-ración Marquetalia fueron to-das minadas… con gran ries-go encontramos las trampas que generalmente eran gra-nadas de fragmentación ins-taladas con un simple hilo; cualquier contacto con el hilo, estallaba la granada". Marulanda explica así, su repliegue táctico: "Antes decíamos: si nos sacan de la orilla del río, cruzamos hacia la otra orilla del río; si nos sa-can de la montaña, escapa-mos a la otra montaña; si nos

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sacan de una región, atrave-samos el río, atravesamos la montaña y buscamos otra re-gión... Pero el principio fue cambiando... y, entonces, ya decíamos: si nos sacan de la orilla del río, los estaremos es-perando en la otra orilla del río; si nos sacan de la mon-taña, los estaremos espe-rando en la otra montaña; si nos sacan de una región, en otra región los estaremos es-perando. Pero el principio se fue haciendo más claro, hasta decantarse en una idea pre-cisa: Ya no sólo los estaremos esperando en la otra orilla del río, ya no sólo los estaremos esperando en la otra monta-ña, ya no sólo los estaremos esperando en la otra región. Ahora volveremos a buscar-los en la orilla del río de donde un día nos sacaron, volvere-mos a buscarlos en la mon-taña de la cual un día nos hicieron salir a la huyenda, volveremos a buscarlos en la región de la que un día nos hi-cieron correr". De la gesta de Marquetalia diría más tarde el comandante Jacobo Arenas: "Hubo un nú-cleo de combatientes dis-puesto a darlo todo por la causa revolucionaria y por eso Marquetalia se creció en

la resistencia y sentó las ba-ses políticas, militares y mo-rales de lo que serían un poco más tarde las FARC. La Oc-tava Conferencia Nacional de las FARC debe producir una resolución en el sentido de que cuando oigamos el nom-bre MARQUETALIA, todos nos pongamos firmes". Con Marquetalia quedó re-frendada la combinación de todas las formas de lucha de masas como recurso válido y legítimo, genuino e inteligente de todo un pueblo para en-frentar la violencia desborda-da, multifacética, ejercida des-de la fundación misma de la República por la oligarquía santanderista que usurpa el poder. "Marquetalia es Marulanda en la conciencia/ el anuncio de la patria liberada/ Marquetalia está en el pueblo en resisten-cia/ es Bolívar que regresa con su espada", como lo pre-gonan los versos insurgentes.

El 20 de julio de 1964 en Riochiquito el movimiento in-surgente aprueba el histórico Programa Agrario de los Gue-rrilleros que es como un fanal

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El programa agrario y lasConferencias guerrilleras

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de luz que direcciona e ins-trumenta la lucha política en la nueva etapa de la confron-tación. En su exposición de motivos puede leerse: "Noso-tros somos revolucionarios que luchamos por un cambio de régimen. Pero queríamos y luchábamos por ese cambio usando la vía menos dolorosa para nuestro pueblo: la vía pa-cífica, la vía democrática de masas. Esa vía nos fue cerra-da violentamente con el pre-texto fascista oficial de com-batir supuestas "Repúblicas Independientes", y como so-mos revolucionarios que de una u otra manera jugaremos el papel histórico que nos co-rresponde, nos tocó buscar la otra vía: la vía revolucionaria armada para la lucha por el

poder". El primer punto del programa es preciso al seña-lar sus objetivos: "A la política agraria de mentiras de la oli-garquía, oponemos una efec-tiva política agraria revolucio-naria que cambie de raíz la estructura social del campo colombiano, entregando en forma completamente gratuita la tierra a los campesinos que la trabajan o quieran traba-jarla, sobre la base de la con-fiscación de la propiedad lati-fundista en beneficio de todo el pueblo trabajador". Al final del documento, aparece es-tampada entre otras, la firma dorada de Manuel Marulanda Vélez. A finales de 1965 tiene lugar en Riochiquito la Primera Conferencia del Bloque Sur,

Los marquetalianos. Fernando Bustos, Manuel Marulanda, JaimeGuracas, Miguel Pascuas, Joselo Losada. Con ellos, Efraín Guzmán

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nombre que adoptó en ese entonces el movimiento gue-rrillero marquetaliano. Partici-paron 100 combatientes en sus deliberaciones. Esta Pri-mera Conferencia hace el ba-lance de la Operación Mar-quetalia y toma de ella ex-periencias hacia el futuro. En 1966 se realiza la Segunda Conferencia del Blo-que Sur con 250 guerrilleros. El trascendental evento esce-nificado en la región del Duda crea oficialmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. "La Con-ferencia constitutiva de las FARC -en opinión de Marulan-da- sentó las bases para el trabajo respectivo acondicio-nando la estructura orgánica y la línea política-militar subsi-guiente. Nos dimos un regla-mento que rige nuestra orga-nización interna y se organi-

zan nuevos destacamentos con un área territorial de res-ponsabilidad para cada uno y se amplió la acción alcan-zando un cubrimiento nacio-nal. También nuestra táctica recibió correcciones consis-tentes, entre otros muchos movimientos, en obligar al enemigo a enfrentarnos en un teatro de operaciones elegido por nosotros en el que tra-taríamos de mantener siem-pre la iniciativa". Pero ocurre que en desarrollo de los pla-nes emanados de esta Con-ferencia, la organización sufre un duro revés: Ciro Trujillo, se-gundo al mando de las FARC, pasando por alto claras dis-posiciones sobre la modali-dad operativa, concentra sin explicación coherente casi to-dos los destacamentos en el Quindío, con excepción de los de Joselo y Manuel. Detec-

tada la concentra-ción el ejército lanza un vasto operativo contra ella. Trujillo no había previsto respuestas a even-tual idades como estas, lo que generó graves improvisa-ciones. Como con-secuencia de ello el movimiento tuvo

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muchas pérdidas en hombres y también del 70% de sus ar-mas. Difícil comienzo. La Tercera Conferencia rea-lizada en 1968 en la región del Guayabero toma medidas co-rrectivas urgentes y dispone el despliegue de la fuerza funda-mentalmente en dirección a los departamentos del Tolima, Huila y el Cauca. Se crea la escuela de formación ideo-lógica. En el Magdalena Me-dio empieza a prender la se-milla del Cuarto Frente de las FARC. La Cuarta Conferencia lleva-da a cabo en 1970 consolida la idea de la operatividad y estructuración de la fuerza por frentes guerrilleros. Los fren-tes consolidados debían des-doblarse creando nuevos frentes con el propósito de ex-tender la presencia del movi-miento armado a otras áreas del territorio nacional. La Quinta Conferencia reali-zada en 1974 en el Meta salu-dó la recuperación de las FARC, que volvió a una diná-mica de crecimiento y ope-ratividad, similar a la del 66. "ahora sí calculo que nos he-mos repuesto de esa terrible enfermedad que casi nos ani-quila a todos", reconoció sa-tisfecho Manuel Marulanda

Vélez. El Quinto Frente había surgido del desdoblamiento del Cuarto y en el Cauca se habían generado las condi-ciones para la creación del Sexto Frente. La Sexta Conferencia efec-tuada en 1978, constata un crecimiento de la influencia de las FARC en el campo y la ciu-dad. Ya son 1000 los com-batientes y 120 los mandos. Esta Conferencia crea los Es-tados Mayores de los Frentes y la instancia del Secreta-riado, que en concordancia con los lineamientos gene-rales, orienta el trabajo políti-co y militar entre pleno y pleno del Estado Mayor Central. Se reglamenta la vida interna de las FARC en tres documentos fundamentales: el Estatuto, el Reglamento de régimen disci-plinario y las Normas internas de comando. En mayo de 1982, en el Guayabero, se desarrolla la Séptima Conferencia que aprueba el Plan Estratégico de las FARC. El esfuerzo se orienta en dos direcciones: la toma del poder por la vía de las armas y la toma del poder por la vía de las alianzas po-líticas. El Plan se denomina también Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia. A la

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sigla FARC, se le anexa EP, que significa Ejército del Pueblo, el cual estará signado por un Nuevo Modo de Operar surgido de las experiencias militares. La Conferencia pre-cisa los documentos que re-gulan la vida interna de la or-ganización al establecer que: el Estatuto formula en esencia los fundamentos ideológicos de las FARC-EP, define su es-tructura orgánica, el régimen de comando, los deberes y derechos de los combatien-tes; que el Reglamento de ré-gimen disciplinario trata sobre normas de conducta, faltas, sanciones y atribuciones de los diversos escalones de mando; y que las Normas in-ternas de comando se refieren a la vida militar de las di-versas unidades de las FARC-EP en cuarteles, campamen-

tos, marchas, y unifica los cri-terios de comandantes y gue-rrilleros en cuanto a la disci-plina. En abril de 1993 sesiona la Octava Conferencia Guerrille-ra Comandante Jacobo Are-nas, estamos cumpliendo en la Uribe con 81 delegados de los frentes y estructuras urbanas. Las FARC proponen al país su plataforma para un nuevo gobierno de reconcilia-ción y reconstrucción nacio-nal. Ratifican la tarea de pro-seguir las huellas de la gesta emancipadora del Libertador Simón Bolívar cuyas metas quedaron truncas por la trai-ción de una aristocracia inca-paz de entender el papel de los pueblos en la construcción de las nuevas sociedades. La Conferencia aprueba las normas de funcionamiento de

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los Estados Mayores, y para efecto del desarrollo del Plan General, y en función de los objetivos estratégicos, orga-niza los frentes por regiones, en siete Bloques, al frente de cada uno de los cuales se ubi-ca un miembro del Secreta-riado. Al respecto explica el comandante Manuel: "La creación de los Bloques es parte del desarrollo del Plan Estratégico. Cada Bloque, tie-ne señalado su objetivo y so-bre qué bases trabajar; cuáles son sus áreas y límites terri-toriales con los demás Blo-ques y Frentes... El papel que juegan los Bloques en el desa-rrollo del Plan Estratégico es exactamente el relacionado con los preparativos para la confrontación armada. Cada Bloque crea y prepara las condiciones para ir hasta su objetivo; crea sus corredores, organiza las masas, consigue finanzas para el desarrollo de los planes, recluta, crece, for-ma cuadros políticos, militares y de organización. Esa es la importancia que tienen ellos dentro del Plan Estratégico. Los Bloques se ponen de acuerdo con el Secretariado y mantienen las comunica-ciones permanentes. Cuando consideremos que tenemos

las condiciones creadas para lanzar la ofensiva final, el Co-mando General comenzará a ultimar los detalles de ella. Esa es la importancia que tie-nen los Bloques. En esas con-diciones hay mayor facilidad para trabajar descentralizada-mente y menos congestión en las tareas. Naturalmente no pueden faltar los planes alter-nativos, por si es necesario hacer algunas modificaciones al Plan Estratégico." La Novena Conferencia por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo tiene lugar en el 2007 en medio de las operaciones del llamado Plan Patriota y del escala-miento de la intervención de tropas norteamericanas en el conflicto interno de Colombia. Caracteriza al Estado como fascista, paramilitar y mafioso. La ilegitimidad del Régimen y el terror del Estado -asegura la Declaración Política- dan vi-gencia al alzamiento popular y convalidan ante el mundo el sagrado derecho del pueblo colombiano a la rebelión. Las FARC-EP reafirman la ban-dera de la solución política a la crisis, que con la participación mayoritaria de los colombia-nos, pueda definir soberana-mente la construcción de una

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nueva institucionalidad, de profundo contenido boliva-riano. Se prosigue la tarea de construcción clandestina de Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia y de forta-lecimiento del Partido Comu-nista Clandestino como instru-mentos indispensables en la lucha por el poder. La Confe-rencia dedicó especial aten-ción al tema de la consecución de recursos financieros, nece-sarios para e l desar ro l lo de l P lan Estratégico. Se reajustó el Estado Mayor Central, y se establecieron responsabilida-des y estructuras de gobierno en los planos nacional, re-gional y municipal para la eventualidad de un acceso al poder por la vía de las armas.

Manuel Marulanda VélezEl artesano de la estrategia

Las FARC son una orga-nización política-militar que lu-cha por la toma del poder para el pueblo. Su táctica es la combinación de todas las formas de lucha de masas. Aplican a la realidad colom-biana los principios funda-mentales del marxismo leni-nismo. Se inspiran en el pen-samiento revolucionario del

Libertador Simón Bolívar. Se rigen por el Plan Estratégico, la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia, las con-clusiones de sus Conferen-cias y de los plenos de su Estado Mayor Central. En las FARC, Bolívar y Marx se com-plementan, marchan juntos, constituyéndose en una po-tencia demoledora contra la opresión. Propugnan -como lo reseñan sus Estatutos- por la creación de un auténtico ejér-cito bolivariano, tal como lo concibiera el propio "arquitec-to de castillos en el aire", Bolí-var, es decir, movidos por el amor al pueblo y a la patria, y el odio a la tiranía. Es tal el ingenio de Maru-landa que ha obligado al Es-

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tado y a la comandancia mili-tar a adecuar el despliegue de su fuerza al Plan Estratégico de las FARC, surgido de su aguda visión del conflicto. A la estructuración de las FARC en siete Bloques, el ejército ha respondido con la creación de siete Divisiones cuyo disposi-tivo coincide con la disloca-ción de la fuerza guerrillera para contrarrestar su accio-nar, contando con el apoyo político, económico y militar del gobierno de los Estados Unidos. Refiriéndose a la estrategia nacional del Estado que inte-gra esfuerzos en lo político, económico, social y militar, el general Bonett admite que a diferencia de la mayoría de países, en la que prevalece la integridad territorial, la de Co-lombia coloca el acento en la seguridad interna, y su obje-tivo es controlar el territorio, proteger los recursos natu-rales, las inversiones nacio-nales y extranjeras, dar segu-ridad a la infraestructura na-cional, impedir el avance de la guerrilla, la insurrección del pueblo, y la defensa del gobi-erno. Todo está estructurado en esa estrategia para man-tener el poder político en ma-nos de las oligarquías y para

garantizar a las trasnaciona-les el expolio neoliberal de nu-estras riquezas. La estrategia de las FARC tiene dos direcciones o sende-ros: la toma del poder por la vía de las armas, y el acceso al mismo por la vía política, de las alianzas y de la solución diplomática del conflicto. Co-mienza con el despliegue de la fuerza, acompañado de la acumulación y el desarrollo de esa fuerza en tres fases o eta-pas -que no entramos a deta-llar-, las cuales se han venido surtiendo paso a paso, con avances y retrocesos, como ocurre con toda realidad, pero sin perder de vista el norte estratégico. El despliegue de la fuerza se ha completado y las FARC hacen presencia en todo el territorio nacional. Las tareas generales son de cre-cimiento, vigorización de los frentes, consecución de me-dios para la confrontación, construcción de corredores estratégicos, organización de masas, de Partido Comunista Clandestino, Movimiento Boli-variano, activación de Redes urbanas militares, de milicias bolivarianas en el campo y la ciudad, de frentes de masas, etc., esfuerzos conectados con la idea del levantamiento

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insurreccional. Sin levan-tamiento insurreccional no hay nada. Todo está proyec-tado para fusionar el torrente de la lucha popular con la fuerza guerrillera que des-ciende de la montaña. Cuan-do estén dadas las condicio-nes, entrará en funcionamien-to el Comando General que dirigirá la ofensiva, conforma-do por el Secretariado y los comandantes de los Bloques. Hace parte de la estrategia una política de fronteras. Las FARC no incursionan contra los ejércitos de los países ve-cinos, y define claramente que no son sus enemigos. Desarrollan una intensa labor de contactos internacionales orientados a lograr el recono-cimiento de su estatus beli-

gerante. En caso de una inter-vención militar directa, masiva de los Estados Unidos en el conflicto interno de Colombia, la confrontación adquiría el carácter de guerra patria. En el plano interno las FARC di-rigen esfuerzos hacia secto-res patrióticos y bolivarianos de las Fuerzas Armadas, a quienes considera indispen-sables en el proyecto de cons-trucción de la Nueva Colom-bia; desarrolla una gran ac-tividad de contactos con orga-nizaciones políticas y sociales del país con miras a articular una alternativa política hacia la instauración de un nuevo gobierno verdaderamente de-mocrático y soberano; Propi-cia diálogos de paz con el gobierno de acuerdo a sus li-neamientos estratégicos; Define políticas para la unidad de acción con otras organiza-ciones insurgentes; se ocupa de la suerte de los guerrilleros presos y lisiados de guerra; del funcionamiento de hospi-tales de campaña y de talleres de reparación de armamento, de fabricación de armas y ex-plosivos; Busca estabilizar la Cadena Radial Bolivariana, Voz de la Resistencia y otros instrumentos de difusión, co-mo mecanismo de orientación

Manuel Marulanda y Jacobo Arenas

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política al pueblo. Estas son entre otras, algunas líneas de acción del Plan estratégico de las FARC. Desde luego hay aspectos de la estrategia que continúan cuidadosamente guardados en el cofre de los arcanos, sobre todo los rela-cionados con los reajustes a la misma, insinuados por la cambiante realidad, la dia-léctica natural de los aconte-cimientos políticos y militares, que solamente son del do-minio del Comandante en Je-fe y de su equipo de trabajo, los integrantes del Secreta-riado. Fundamental preocupación constituía para Marulanda la formación de mandos político-militares capaces, para el de-sarrollo y la conducción del proyecto. Siempre, personal-mente se ocupó de la direc-

ción de la Escuela Nacional de cuadros "Hernando Gon-zález Acosta", en la que él mismo fungía como instructor. Apreciaba mucho el inter-cambio de experiencias como camino más rápido para el aprendizaje, y en tal sentido daba gran importancia a la exposición de casos tácticos en el tablero por parte de los mandos que pasaban por la escuela. Se explicaban todos los detalles: lo positivo, lo ne-gativo, el plan, la ejecución del mismo, rutas de aproxima-ción, el repliegue, los asegu-ramientos y contenciones, avanzadas, grupos anti-aé-reos, etc., de tal manera que los estudiantes salían escla-recidos con este método de clases magistrales. Las expe-riencias en la construcción po-lítica también eran y siguen

Escuela guerrillera de Fuerzas Especiales

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siendo objeto de intercambio. Para el desarrollo del Plan Estratégico requerimos 600 comandantes de Compañía, explicaba el Comandante Ma-nuel. Desde luego esto supo-ne la existencia de 1.200 co-mandantes de Guerrilla y 2.400 de Escuadra. La forma-ción de los mandos en las FARC es atendida por la es-cuela nacional y por las escue-las de los bloques y los fren-tes. La magnitud de la empresa y el significado de la toma del poder en Colombia, debe mi-rarse a la luz de la realidad. La lectura de la misma sugiere te-ner en cuenta que Colombia es un país intervenido militar-mente por el gobierno de los Estados Unidos. El Plan LA-SO, el Plan Colombia, el Plan Patriota, son la misma espiral violenta de una intervención que no cesa. Este último es la continuación de la interven-ción de los años 60. La mutación de los pretextos o justificaciones ideológicas solo buscan asegurar el en-gaño. La lucha contra el "ene-migo interno", el comunismo, el narcotráfico y el terrorismo, son infames sofismas de dis-tracción y demonios de la ma-nipulación mediática que en-

cubren el expolio neoliberal de Nuestra América, el despojo del petróleo, del gas, del car-bón, el agua y la biodi-versidad. Algunos, coincidien-do con tales campañas me-diáticas, califican a las FARC como guerrilla endémica que asumió su estado de insur-gencia como una forma de vi-da, y que por eso no les inte-resaría la toma del poder. Tal vez en desarrollo de esa ló-gica absurda es que han lle-gado a la conclusión de que la lucha armada sólo fue viable hasta los años 70 y sugieren entonces el trueque de las ar-mas por la sola lucha elec-toral, sin tener en cuenta la condición violenta que carac-teriza al Estado colombiano. A la cuestión del por qué la guerrilla no se ha tomado el poder, responde Manuel Ma-rulanda Vélez: "Es muy difícil hacerse entender y puede que lo que uno diga no sea de entera complacencia, pero ninguna situación revolucio-naria se da por el sólo deseo de los revolucionarios, tampo-co se da por el deseo de los jefes políticos y militares, sino que obedece a una situación especial que debe darse en el país. Condiciones que no sur-gen en 4 o 5 años. Para que

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todo el mundo comprenda, se trata es de hacer un cambio de estructuras, de hacer la revolución, que hay que derrocar el sistema, que hay que cambiar el ejército por uno nuevo … eso no puede hacerse de un momento para otro… Todo obedece a una situación política, económica y social, y además a factores objetivos y subjetivos. Que si hay una situación dada no está la otra; entonces, hasta que aquellas cosas no se den en su conjunto, la fuerza reac-cionaria no se haya debilitado por las diversas contradic-ciones, es imposible desem-bocar en la revolución". La formación de un ejército re-volucionario para la toma del poder demanda la consoli-dación de unas condiciones específicas: "…Lo primero

que necesitamos es un man-do bien estructurado en el as-pecto político y militar; con do-minio sobre la situación po-lítica del país. Y la formación de los mandos es un proceso largo. Necesitamos de man-dos capaces en el aspecto político y militar; mandos me-dios que requieren una prepa-ración suficiente y prolonga-da, con muchos conocimien-tos para conducir tropas. Ne-cesitamos tropas preparadas, entrenadas". Por otra parte, "la consecución de armamen-to en este país no es fácil; aquí uno va a una tienda y puede conseguir un bulto de arroz, otro de panela, otro de chocolate, pero no puede ir a una tienda a decir: véndame 50 fusiles o véndame 20.000 cartuchos... También se re-quiere crear todo un equipo de

1987 Destacamento guerrillero en La Caucha (Cañón del Duda)

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profesionales en materia de especialidades … Lo estoy diciendo a manera de ejem-plo, pongamos 40.000 hom-bres: ¿Cuántos especialistas necesitarían? - médicos, en-fermeros, expertos en comu-nicaciones, topógrafos, inge-nieros, explosivistas, artille-ros, propagandistas, choferes para el transporte de tropas- Se necesitan miles… Es gen-te que hay que prepararla. Ese proceso no se da así tan rápido como uno quisiera… Tanto la formación de un ejér-cito, como la toma del poder, no se pueden dar de la noche a la mañana. A mí no se me ocurre que personas cultas y capaces, piensen que un pro-ceso revolucionario se puede efectuar de un momento a otro… No me incomoda pen-sar, que nosotros en este pro-ceso de lucha no nos haya-mos tomado el poder todavía; no me incomoda, porque hay que partir de un análisis justo y realista de cada una de las si tuaciones para poder pensar cuándo nos tomamos el poder". Hay un plan en marcha para toma del poder, y eso es lo importante. Y que avanza. Si no fuera así no se estaría dan-do ese escalamiento de la in-

tervención militar directa del gobierno de los Estados Uni-dos en el conflicto interno de Colombia. El nuevo modo de operar como línea táctica emanada de la Séptima Conferencia es explicado así por el coman-dante Marulanda: "Es un Nue-vo Modo de Operar para gol-pear al enemigo en los dife-rentes desplazamientos diur-nos y nocturnos; en los distin-tos terrenos de la geografía nacional… si vamos a la casa de ellos, donde tienen sus trin-cheras, tienen sus ametralla-doras, sus morteros, sus abastecimientos y bien pla-neada la defensa, así es mu-cho más costoso para noso-tros y estamos expuestos al peligro. Por ello la guerrilla de-be buscar la manera de hacer-los desplazar para golpearlos en movimiento, teniendo en cuenta el amplio concepto que encierra la disciplina. El ataque al enemigo debe ser permanente y no por cose-chas. Lo que se necesita es dinamizar nuestra operati-vidad, persiguiéndolos cons-tantemente sin darles tiempo para el descanso. -Lo decía de otra manera reciente-mente: la Novena Conferen-cia en su análisis tiene que

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examinar con atención todo lo que nos rodea a favor y en contra para poder dar pasos firmes en la concreción y ra-tificación de tareas de todo orden para fortalecer el Plan Estratégico. En el entendido que lo fundamental en la ac-tual coyuntura de este gobier-no paramilitar, es movilización y organización de masas en dirección a alcanzar el obje-tivo supremo: la toma del po-der, mediante variadas ac-ciones donde ello sea posible. Incluido el permanente ac-cionar guerrillero, sean estas acciones grandes, pequeñas o medianas, donde aplique-mos el dicho maoísta: "Dios, fusil, nosotros y pólvora", en cuarteles, carreteras, trans-portes, montañas, puentes, torres eléctricas, bancos, pe-tróleo y desplazamientos de tropas en operativos etc. Todo

ello dirigido contra la dirigen-cia gobernante y la economía para debilitarla. Y Dios, en es-te caso es el pueblo-. ¿Qué tal que el enemigo se trace una nueva táctica de no salir de los Batallones? La Guerrilla no puede quedarse quieta por ningún motivo; debe buscar la manera de golpear a los guar-dias, a las patrullas avan-zadas de seguridad, dejarlos sin luz, agua, golpear los me-dios de abastecimiento, aislar-los de la población civil a tra-vés de la propaganda, combi-nando la parte militar con la política, y así, estamos cum-pliendo con los objetivos del Nuevo Modo de Operar. Mejor dicho, la guerrilla tiene que re-currir a todos los medios indis-pensables: paralizando los abastecimientos, la energía, carreteras, transportes y otras actividades, que le garanticen

Con ametralladora punto 50 contra la aviación enemiga

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su éxito sobre el enemigo, sin dejarlo reponer ni moral ni fí-sicamente. Sin esperar que seamos cientos de hombres, los podemos golpear con pe-queños comandos, Escua-dras, Guerrillas, Compañías y Columnas. En lo anterior, pri-ma por encima de todo la voluntad de los mandos y combatientes, porque no hay triunfo sin esfuerzo y perse-verancia. Sin olvidar el ele-mento principal para toda cla-se de acciones: la inteligen-cia. Esta, debe ser permanen-te, sin interrupción y utilizarla en los desplazamientos diur-nos y nocturnos; en los escon-dites en ciudades y campos. Hacer todo guardando el se-creto, para evitar golpes del enemigo". En cuanto a lo operacional y lo táctico que pincela de algu-na manera su concepción de la guerra de guerrillas, opina Marulanda: "La parte opera-cional es el desarrollo perma-nente del accionar del Movi-miento guerrillero. Ahora, si nos ponemos a hacer una diferencia, podemos consi-derar una operación militar en gran escala de todas las uni-dades del Bloque Sur, que in-volucre la mayor parte de las Fuerzas Armadas situadas

dentro de su territorio, o una acción que los involucre a to-dos, como parte de un plan operacional. Es algo comple-jo, ya que es algo grande. Ca-so táctico puede ser atacar una patrulla, atacar un camión con tropas, policías, sicarios, paramilitares; todas esas pe-queñas acciones sumadas son casos tácticos; en cambio una operación, involucra un gran cuerpo armado con ac-ciones que pueden durar 24 horas, 20 días, uno o dos me-ses. Ahora veamos: si el Sur se trazara la tarea de atacar 5 o 6 Batallones simultánea-mente en su jurisdicción, esto se llama operación, y puede

Martín Caballero muestra una bombaarrojada por la fuerza aérea

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ser relámpago o prolongada; paralizando carreteras a la misma hora para ejercer con-trol sobre el comercio, el transporte, etc. Una operación puede tener como finalidad, desalojar al enemigo de una posición. Naturalmente para acciones de ésta naturaleza tenemos que crear todas las condiciones, incluido hasta el más mínimo detalle; sin olvi-dar el apoyo de masas, táctica operativa y estrategia. Esta úl-tima termina con la toma total del territorio, o la capital de la República para quedarnos con ella, y como tal, instalar el poder. Es para esto que se ne-cesita la cantidad de mandos y compañías, de que hemos venido hablando; y se nece-sitan bien armados.

El abrazo con Bolívar

No es una ocurrencia de úl-tima hora. El abrazo con el Li-bertador está plasmado en los Estatutos de las FARC, como ya fue comentado. El Plan Es-tratégico también se denomi-na por determinación de una Conferencia guerrillera CAM-PAÑA BOLIVARIANA POR LA NUEVA COLOMBIA. Bolívar combate en los fusiles y en las ideas de las FARC, o mejor,

las FARC en sus batallas por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo, em-puñan la inmensa Bandera al viento del proyecto político y social del libertador Simón Bolívar, que hoy regresa en el vislumbre de esta nueva albo-rada, acompañado por todos los héroes de la independen-cia de Nuestra América. El Comandante Jesús San-trich en su artículo "Ese abra-zo con Bolívar" aparecido en la revista RESISTENCIA nú-mero 36, evoca la vibrante intervención del historiador militante Juvenal Herrera To-rres en uno de nuestros cam-pamentos y que arroja pistas

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fehacientes sobre este su-ceso: "Siempre ha sido para mí muy grato el encuentro con ustedes, desde aquella época en que en el año de 1983 ini-ciábamos, por decirlo así, la cátedra bolivariana en nues-tro país y precisamente con quienes constituyen la ver-sión actual del ejército boliva-riano. Valga la ocasión para recordar algunas cosas des-de entonces: las palabras del compañero Nariño, cuando en el Quinto Frente hacíamos un cursillo bolivariano y plan-teaba que esto es lo que nos hace falta a nosotros y cuente con la invitación de Jacobo y de Manuel, porque, evidente-mente, tenemos que nutrirnos del pensamiento bolivariano. Luego, ya con Jacobo y con Manuel, se profundizaba en ese contacto y en ese encuen-tro con las ideas bolivarianas, y fuimos identificando muchas cosas importantes, como que ningún movimiento revolu-cionario puede triunfar si no tiene dominio de la historia de su pueblo … A ese Estado que dice ser colombiano, no le conviene que el pueblo se eduque en el conocimiento de su propia historia, en el pen-samiento bolivariano, porque esto desnuda la crueldad de

un régimen que desde la muerte del Libertador, no ha sido más que de intolerancia suprema, de aniquilamiento popular y de traición a la pa-tria". Evocó Juvenal -dice San-trich- una velada en la que con el comandante fariano Pablo Catatumbo, autor de El pro-yecto político del Libertador -recientemente designado jefe del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia-, re-cordaron el suceso de un da-nés que después de conocer a Bolívar había escrito, que no era fácil que cuando uno sabe de un héroe, sea más grande el héroe que uno conoce que el hombre que se había ima-ginado. Yo quería conocer al hombre de América, que es Bolívar, había dicho el eu-ropeo. Entonces, explicó Ju-venal que de esa circuns-tancia surgió el nombre de la que por aquellos días era su obra más reciente:

, en la que tuvo el valor de exaltar el sur-gimiento del Movimiento Bo-livariano por la Nueva Co-lombia, lanzado por las FARC en abril de 2000, aquel 29 de amor. El trabajo se publicó el mismo año, en dos tomos que

Bolívar, el Hombre de América, Pre-sencia y Camino

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se convirtieron en material de estudio fundamental para los guerrilleros de las FARC. Bo-lívar, entonces, es puesto a marchar entre la gente y con la gente, por rutas diversas e inhóspitas trochas de la pa-tria, vistiéndose de poncho, calzándose de abarca o alpar-gata, andando tramos a pie desnudo, con el obrero, con el desplazado, viajando en las mochilas de indígenas nasa, coreguaje, cogui, arhuacos, wayuu, embera…; hermanán-dose con el poporo, envuelto en un costal sobre el costillar de una mula, entre las parti-turas del músico, los pinceles del artista, las metáforas del poeta, dándole ideas y ánimo a un estudiante ya en el aula de clases o en la pedrea de protesta, o quién sabe por qué otros rumbos particulares, siempre en busca de la liber-tad. Pero antes, los guerrilleros de Manuel ya estudiaban a BOLIVAR, vigencia histórica y política, obra del mismo his-toriador, y El ser guerrero del Libertador, trascendental trabajo salido de la pluma del general Álvaro Valencia Tovar, y que Jacobo Arenas sacara en edición mimeografiada en la montaña, para estudio obli-

gatorio de los combatientes guerrilleros. La Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar sur-gida en 1987, fue un bello in-tento de unidad de la insur-gencia colombiana, y este proyecto brotó en un cam-pamento de las FARC con la presencia de Manuel Maru-landa Vélez y otros líderes de la guerrilla. El lanzamiento por las FARC en el 2000 del Movimiento Bo-livariano por la Nueva Colom-bia, en el marco de los diá-logos de San Vicente del Ca-guán, y al que concurrieron cerca de 30 mil personal pro-venientes de las selvas, de los ríos y de las ciudades, mues-tran la estirpe bolivariana del

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proyecto de las FARC. Ese abrazo con Bolívar es un abrazo consciente, afec-tuoso, de soldado a coman-dante, desde que Marulanda sembró en la mente y en el co-razón del guerrillero que nues-tra lucha está por todos los flancos hermanada con el an-helo de Patria Grande, de gran nación de repúblicas, que con los más puros sen-timientos de nuestros héroes de la libertad cohesionan la lucha de los pueblos de la América nuestra. No es casu-al que Manuel Marulanda Vé-lez haya aceptado hacer parte de la presidencia colectiva de la Coordinadora Continental Bolivariana y que haya empe-ñado todos sus esfuerzos por-que las FARC fueran un factor de unidad de los revoluciona-

rios del continente. El nuevo comandante, Alfonso Cano, es garantía de continuidad de esta determinación. A esta casta de revolucionarios bo-livarianos no la va la contener una oligarquía santanderista, como la de Bogotá que desde hace 178 años ha pugnado por proscribir el proyecto boli-variano y alejarlo de las funda-das esperanzas de los pue-blos.

La incesante guerra por la paz

La paz es el principal com-ponente de la estrategia de las FARC y puede sustentarse en la extraordinaria concepción que de ella tenía el Libertador Simón Bolívar: "la insrrección se anuncia con el espíritu de

Lanzamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia

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paz, se resiste contra el des-potismo porque éste destruye la paz, y no toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la paz". A ella dedicaron toda su vida Manuel Marulanda Vélez, Ja-cobo Arenas, Jacobo Prías Alape, Efraín Guzmán, Raúl Reyes, Iván Ríos y todos los combatientes guerrilleros que a pesar de haber partido conti-núan firmes, enhiestos, en sus trincheras de combate por la paz. En 1984 con motivo del Acuerdo de La Uribe firmado por el gobierno de Belisario Betancur y las FARC, ésta or-ganización se convirtió en pla-taforma de lanzamiento del movimiento Unión Patriótica que al año siguiente recorría las plazas públicas, buscando por la vía electoral, un espacio para la lucha política presen-tándose en esas tribunas co-mo alternativa de poder y de

cambio frente a los partidos de las oligarquías, el liberal y el conservador, responsables de la crisis histórica del país. Luego de pocos meses de campaña la Unión Patriótica logra elegir en el 86, 17 con-gresistas, 23 diputados y 350 concejales. Ni los gobiernos de Betancur y Barco, ni las mayorías del Congreso cum-plieron con lo pactado en Ca-sa Verde, y por el contrario, asesinaron a dos candidatos presidenciales de la UP, a la gran mayoría de los elegidos a las corporaciones públicas y a cerca de 5 mil de sus mili-tantes en todo el territorio na-cional. Tal vez aquellos que se impacientan porque las FARC no entran dócilmente al calle-jón sin salida de la lucha elec-toral, no conocen o quieren pasar por alto las duras reali-dades de la confrontación po-lítica en Colombia. Bajo la conducción de

Manuel Marulanda Vélez las FARC han hecho hasta lo impo-sible por alcanzar la paz por la vía del entendimiento, del acuerdo, pero no en-contraron nunca re-ciprocidad ni volun-tad política por parte

1984. Manuel Marulanda y John Agudelo RíosComisionado de Paz del gobierno de B. Betancur

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del gobierno. Desde el Estado se concibe la paz como la incorporación de la insurgen-cia al sistema político vigente, sin cambios en las injustas estructuras. Para ellos la paz es la desmovilización y en-trega de armas y la conser-vación de sus privilegios a cambio de algún ministerio o cargo público para los comandantes y la miseria y el olvido, como en el pasado, para los combatientes. El caso es que los guerrilleros de las FARC no están luchando por beneficios per-sonales, sino por el bien co-mún, por un gobierno como lo quería Bolívar, que le dé al pueblo la mayor suma de felicidad posible, empeño en el que muchos compañeros ofren-daron su sangre, mirando ex-tasiados esa Nueva Co-lombia del futuro, la que soña-

ron en paz, con justicia social y libre de cadenas neocolo-niales. Y es también por su sa-grada memoria, que los gue-rrilleros y las guerrilleras faria-nas, no claudican. Los diálo-gos de La Uribe, Caracas, de Tlaxcala y San Vicente en pro-cura de una solución política no llegaron al puerto de la paz, fundamentalmente por la in-transigencia de las oligar-quías liberal-conservadoras, santanderistas, que nunca se han sentido abandonadas por la perfidia y las armas del go-bierno de Washington, obse-sionado con el expolio. Diá-logos como el del Caguán fue-ron una obra de teatro, una maniobra política bien mon-tada, en la que el gobierno de Pastrana sólo buscaba ganar tiempo para la reingeniería del ejército y ultimar detalles del Plan Colombia antes de aflo-jarle las riendas.

Alfonso Cano en la instalación de los diálogos de Caracas

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Hoy por hoy, el único esce-nario posible para la paz sería el de un gobierno tambaleante ante la movilización popular generalizada, haciendo uso de todas las formas de lucha legitimadas por el derecho universal. El otro escenario sería el de un nuevo gobierno surgido de un Gran acuerdo Nacional, que empuñando la bandera de la paz democrá-tica, recoja las tropas en sus cuarteles, despache para su casa a los injerencistas y mer-cenarios del Comando Sur, y convoque el diálogo de paz, en el que al lado de la guerrilla participe el pueblo, como en el Caguán, y firmado el acuerdo -como lo visualizaba Manuel-, proceda a convocar una Asamblea Nacional Constitu-yente, que refrende ese pacto social por la paz, la justicia y la dignidad.

De Marquetalia al 2008, del Plan LASO al Plan Patriota, los Estados Unidos han incre-mentado su intervención en Colombia en proporción a su ambición geopolítica y a las perspectiva que genera la existencia de una guerrilla bo-

livariana como las FARC, cuya estrategia que contiene pue-blo, se levanta como sólido bastión de resistencia y de Nuevo Poder, como factor di-namizador de la construcción de una alternativa política al gobierno de Bogotá, su taci-turno peón en el continente. La conducción de las accion-es del Plan Patriota por oficiales del Comando Sur en la base de Larandia (Caquetá) y la conversión paulatina de Tres Esquinas en una base militar norteamericana, enclavada en el suelo de la patria donde na-ce la Amazonía, la presencia cada vez mayor de asesores y mercenarios yanquis, y la utili-zación de tecnología bélica de última generación en opera-ciones contra las FARC, apun-tan a un mejor posicionamien-to de las transnacionales para el asalto y la rapiña, hacia la nueva andanada depredadora del neoliberalismo y la impo-sición del ALCA y los TLC, con lo que pretende asegurar la re-colonización del continente. En ese empeño han hecho de Colombia el primer país re-ceptor de su "ayuda" militar en el continente y tercero en el mundo. Con su pie de fuerza que sobrepasa los 400 mil efectivos y su pretendida in-

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Del Plan LASO

al Plan Patriota

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tención de trasnacionalizar su derechista política de segu-ridad interna, el gobierno de Colombia se ha erigido en preocupante amenaza deses-tabilizadora para los gobier-nos de la región. El avance en masa de la tropa selva adentro, con po-tente poder de fuego, apoyo aéreo y artillero, información satelital en tiempo real, bom-bas inteligentes; control de al-gunos ríos, trochas, puertos y otros objetivos a través de sofisticados equipos que re-gistran movimientos; el moni-toreo y detección de comuni-caciones desde estaciones terrestres y aviones platafor-ma, la utilización de aerona-ves no tripuladas y globos con intricados mecanismos elec-trónicos para descubrir emi-siones electromagnéticas, de metales y de calor, -muchos de estos artefactos captura-dos por la FARC- muestran las condiciones en que los

guerrilleros enfrentan el Plan Patriota del Comando sur del ejército de los Estados Uni-dos. Y lo enfrenta con elevada moral, con una fe en el triunfo que no admite vacilaciones, con trampas explosivas, fue-go fusilero, y su artillería de vez en cuando, y movilidad: la guerra de guerrillas móviles, la táctica invencible de Manuel, de su Nuevo Modo de Operar tutelado por el principio del se-creto, la movilidad y la sorpre-sa. También con la solidaridad espiritual de muchos compa-triotas de Nuestra América. La sabiduría de Manuel si-gue susurrando en el oído guerrillero: "Ha sido y sigue siendo de gran importancia para las FARC el conocimien-to estratégico y táctico del enemigo en sus diversas ma-nifestaciones en la confronta-ción militar y el desarrollo de operativos a escala nacional contra la insurgencia derivada de las desigualdades sociales

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que han obligado al pueblo a luchar contra el Estado… Ex-periencia que estamos obliga-dos a recopilar para que sirva posteriormente para transmi-tir conocimientos a la coman-dancia, y ésta a todos los combatientes en las diferen-tes escuelas de aprendizaje. De tal manera que cada vez estemos superando nuestras fallas en la conducción de combatientes en los terrenos político y militar, y los lleve-mos al triunfo final, transfor-mando el Estado en uno nue-vo, con el apoyo de las masas. Los expertos en la lucha contra el fascismo de varios países aseguran que este desconoce todas las conquis-tas democráticas de los pue-blos y sólo caen del poder con plomo mediante grandes ac-ciones de masas ligadas a un movimiento armado, en nues-tro caso las FARC, como ver-dadera oposición revolucio-naria al sistema imperante oli-gárquico…Para ello debemos utilizar los diferentes medios a nuestro alcance, apoyados en sectores democráticos y des-contentos con el actual go-bierno. Se tiene conocimiento del malestar existente en al-gunos oficiales y suboficiales por la política de guerra del

presidente Uribe, el desco-nocimiento de los derechos humanos, su negativa al inter-cambio humanitario, los atro-pellos indiscriminados contra la población civil, el compa-drazgo con los paramilitares buscando su reelección a la Presidencia, la desatención a la inversión social, la entrega de la soberanía al imperio gringo, el maltrato a sus tro-pas quienes sufren las conse-cuencias de la guerra, y como es apenas lógico, también los afecta la grave crisis general que sufre el país en todos los estamentos… Por estas razo-nes debemos llamarlos a re-forzar la lucha del pueblo por sus derechos políticos, eco-nómicos y sociales y en lo po-sible propiciar con ellos un acercamiento. … Es necesario pertrechar a todos los mandos y guerrille-ros con la teoría de la guerra de guerrillas móviles para gol-pear y huir y volver a golpear sin dar tregua al enemigo has-ta cansarlo… Los entrena-mientos militares y políticos requieren de alta disciplina, camuflaje en desplazamien-tos…, reforzamiento de las medidas de seguridad en campamentos…, compañías, columnas, comandos tácti-

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cos... El conocimiento de mul-titud de casos tácticos ofen-sivos contra el enemigo en po-blados, veredas, carreteras, bases militares y desplaza-miento de tropas es indispen-sables para mejorar el conoci-miento militar, aplicando sufi-ciente inteligencia en la plane-ación de acciones en toda cla-se de terreno, sin improvisa-ción, trato fraternal a las ma-sas, buen pulso y puntería en todas las acciones para aho-rrar munición y causar muer-tos y heridos al enemigo. Sin desconocer la capacidad de éste por la utilización de me-dios técnicos, como medios de transporte aéreo, la utili-zación de aviones espías y bombarderos... Si tenemos en cuenta estos elementos, ve-remos cómo la situación será otra muy diferente porque las masas comienzan a no creer

en el triunfo de las Fuerzas Ar-madas sobre la guerrilla, y ahora con el ingrediente de la descomposición de los parti-dos. Las circunstancias políti-cas son formidables para el accionar del movimiento ar-mado y el movimiento boliva-riano".

La sinfonía del Estado Mayor Central

De manera metafórica y di-dáctica el comandante Ma-nuel ha utilizado el símil de la orquesta sinfónica para ex-plicar la forma y el fondo de lo que debe ser el accionar polí-ticomilitar de las FARC para avanzar en la concreción del Plan Estratégico: "Todo proyecto de una orga-nización política-militar como las FARC con fines revolucio-narios y estratégicos a corto y

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largo plazo para la toma del poder mediante la combina-ción de las diversas formas de acción de masas, -dice Ma-nuel- requiere de sus cuadros más esclarecidos, constancia, perseverancia, esfuerzo, de-dicación, conocimientos loca-les, regionales y nacionales de la problemática que nos rodea en un país lleno de conflictos sociales para acer-tar en la formulación política, táctica y estratégica a largo plazo y en lo posible en alianza con otras fuerzas que asuman el compromiso de lu-char por los cambios. El Estado Mayor Central, todos sus integrantes -en total 31-, son como los integrantes de una gran orquesta de re-sonancia nacional e interna-cional, en la que cada uno de ellos, estructurados política e ideológicamente, calificados y experimentados en su espe-cialidad, ejecuta un instru-mento, desde el más complejo hasta el más sencillo. Los mandos medios en permanente activad política-militar con tropas guerrilleras entrenadas, son el compo-nente humano para darle con-tinuidad al Plan Estratégico, hasta que las condiciones ob-jetivas y subjetivas surjan en

los grandes centros urbanos de acuerdo a la profundiza-ción de la crisis al interior de los partidos tradicionales en lo político, económico y social, y que las masas tengan un alto grado de organización y con-cientización sobre el objetivo a conquistar, y no quieran se-guir más siendo gobernadas por los de arriba como antes, para que se produzca el cam-bio revolucionario, bajo la di-rección de FARC. Las finanzas son el motor que genera la energía y ali-menta los instrumentos de la orquesta. Todos los plenos y conferencias se realizan para coordinar y afinar todos los instrumentos y ejecutar la me-lodía al ritmo de interés ge-neral, de un escenario repleto de masas. En nuestro caso esos instrumentos son: el Plan Estratégico, la Plataforma Bo-livariana por la Nueva Co-lombia, el Programa Agrario, las Normas Internas, el Es-tatuto y el Régimen Discipli-nario, el accionar militar cons-tante, el Partido Clandestino, el Movimiento Bolivariano, la solución política al conflicto social y armado, el Intercam-bio humanitario, la Agenda Común para la paz, entre otros.

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El Secretariado dirige la or-questa a escala nacional y afina los instrumentos en ca-da Bloque y en cada Frente. Si alguno no suena tal como lo requiere el Plan Estratégico, hay que acoplarlo hasta que el instrumento logre la sintonía requerida por el conjunto de la orquesta. Esta sintonía se lo-gra mediante la subordinación a los organismos superiores, el cumplimiento de planes y órdenes, el gasto austero, la capacidad de análisis ante los nuevos acontecimientos, el excelente comportamiento in-terno, sin desviarse a uno u otro lado en la política de ma-sas; manteniendo la unidad de mandos, combatientes y población civil. Si estos elementos son te-

nidos en cuenta, será muy po-co lo tengamos que agregar en ajuste de planes".

Las muertes que no lo mataron

Lo mataron tantas veces…, pero después de cada muerte reaparecía siempre, carabina en mano, disparando entre el humo su certero fuego polí-tico. Lo mataban con los fusi-les del deseo y el ensordece-dor tableteo de los linotipos. El brazo derecho traspasado por un disparo; mortalmente herido en el pecho en comba-te con tropas regulares; des-trozado por una granada en un choque de encuentro…, que murió desangrado, aban-donado por sus hombres, pe-ro nunca mostraron el cadá-ver. "Mis muertes las he oído fundamentalmente por la ra-dio -decía Marulanda. A uno no lo pueden matar todos los días con disparos de pala-bras. Claro que esas muertes de mentira tienen una razón propagandística, pero es que toda una vida no se puede engañar a la gente. Quizá en un sentido sicológico dirigido a las tropas y a las masas tenga alguna explicación este tipo de

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP

Estatutosestatutos, reglamento, normas

Venceremos

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noticias. Lo malo de esa tác-tica es que ahora los mandos tienen que aceptarnos ha-ciendo declaraciones ante la prensa y la televisión, bien vivos, y no muertos como siempre han querido vernos". Sin embargo, por encima de estas consideraciones, vol-vieron a matarlo en los titula-res de la prensa. Como no lo pudieron matar los operati-vos, ni los bombardeos de la aviación, ni el fuego mortal de los cercos militares, imagina-ron su muerte en un ataque sorpresivo de congas iracun-das en las selvas del Caquetá. Para un conocedor de estas hormigas gigantes, la versión del diario El Tiempo de Bogotá no podía ser del todo desca-bellada. Si el aguijonazo de una sola, además del terrible dolor, provoca oleadas de fie-bre, parálisis, espasmos y ga-nas de morir, un ataque en masa, como suele ser el de las congas, sería la agonía, y tam-bién la muerte. Decía "El Tiempo" de los Santos, que luego de varios días de deambular por las selvas in-hóspitas del sur, cargado unas veces en camilla y otras en hamaca, Marulanda había expirado bajo el manto verde, alelado en la visión de su

entrada triunfal a Bogotá al frente de sus huestes gue-rrilleras. Pero esa historia se desvaneció en el fragor de los combates del sur, del oriente y del nor-occidente… Todos su-pieron que seguía vivo cuando reapareció hablando de paz y de canje de prisioneros. La guerrilla tenía en su poder a 500 militares y policías captu-rados en combate. La última vez que fue visto Marulanda fue aquella tarde de fuego del Caguán, en las postrimerías de los diálogos de paz,

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cuando al despedirse de los periodistas que lo cercaban con sus preguntas, micrófo-nos y cámaras, les dijo con su refinado humor de siempre: "me voy porque está cayendo la noche, y como ustedes saben, por aquí hay mucha guerrilla". Después lo mató una cró-nica de la periodista Patricia Lara, en la que afirmaba con toda certeza y aguda intui-ción, que había muerto de cáncer de próstata. Relató los angustiosos e inútiles esfuer-zos de sus compañeros de ideas y de armas por embar-carlo en un avión ambulancia que lo llevara hasta Cuba. Murió en el intento, dijo Pa-tricia. Muerto de la risa Ma-nuel Marulanda escuchó la noticia. Obsesivos lo siguieron ma-tando hasta después de su muerte… Desatando todas las perple-jidades, el Presidente Uribe y su Ministro de Defensa San-tos, al conocer la noticia di-fundida por el Secretariado sobre la partida del legendario el 26 de marzo, buscando pescar victorias en río revuel-to, como delirantes tontiva-nos, salieron a difundir ante los medios que Manuel Maru-

landa había sido abatido, co-mo lo dijo Uribe, en un bom-bardeo en el que fueron lan-zadas 250 bombas; o que ha-bía muerto de susto, como aseguró en un arranque bu-fónico el ministro de Defensa.

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A nadie puede caberle en la cabeza que el legendario gue-rrillero que se enfrentó duran-te 60 años a 17 gobiernos y a todos los estados mayores de las fuerzas armadas oficiales en ese lapso, hubiese podido morir de susto. Murió, como no lo querían. Murió de viejo el Comandante en Jefe dirigien-do personalmente sus hues-tes guerrilleras en el turbulen-to corazón del Plan Patriota, patrullando la selva sobre las alas de la guerra de guerrillas móviles, su táctica de comba-te que todavía tiene qué ha-cer. Como Bolívar en Santa Marta, sólo se ha recostado a soñar aquel momento en que, desde el Comando General, muy cerca de Bogotá, dirigirá la entrada victoriosa de sus guerrilleros, rodeados de pue-blo, a la capital.

Que era introvertido, dicen todos, pero nadie puede ne-gar que era y sigue siendo ex-trovertido en el combate polí-tico y militar, y en la planifica-ción de la toma de poder. Te-nía toda la sabiduría de los campesinos de las cordilleras y de la costa, de los valles, de las selvas y de las sabanas. Era original; auténtico; no era hombre de poses ni de alar-des; sin duda no era un pos-terman, como acertadamente lo advierte el maestro Petras; era un líder natural salido del pueblo, convertido en el más grande estratega de la guerra de guerrillas en el continente. Fue Manuel un creador: crea-dor de ejércitos revoluciona-rios, de combatientes, de es-tados mayores insurgentes y de estrategias de victoria po-pular. "Un combate no es difícil diseñarlo -decía Manuel Ma-rulanda. Un combate no lo puede diseñar ningún ejército de un momento para otro; en la preparación militar de los ejércitos no se improvisan las acciones, ya sean tácticas o

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El retrato hablado de Manuel o la semblanza del héroe in-surgente de la Colombia de Bolívar

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estratégicas, eso no se hace de la noche a la mañana. Todo combate, toda acción está acompañada de un previo tra-bajo de inteligencia acumu-lado y analizado, luego se puede realizar ya una situa-ción táctica cualquiera, in-cluso, si es estratégica u ope-racional. Porque también está la parte táctica, lo mismo que las situaciones operacionales y estratégicas. Podemos divi-dirlas en estas tres partes, pero para dividirlas en las tres partes, es indispensable dis-poner de una vasta red de in-teligencia que permita diseñar los planes para poderlos aplicar muy bien. Se lo digo, ningún ejército puede actuar a la loca; ni ellos ni nosotros po-demos actuar sin un previo trabajo de inteligencia. Por ejemplo, alguien se le acerca al ejército y le dice: allá está la guerrilla; el ejército tiene que comprobar y saber su ubica-ción, comprobar de qué o de quienes se trata, para poder intentar una acción contra uno, y si por precipitación de un mando no lo hace puede traer malos resultados por la improvisación… Un desliz se-mejante puede costar muchas vidas. En esas condiciones se diseñan los planes, ya sean

grandes o pequeños. Eso es lo que puedo explicar de esas situaciones…". Así era su len-guaje, sencillo y profundo. De participar directamente en las acciones, pasó a la con-ducción de los combates des-de su cotidiano puesto de mando. Hasta por radio HF impartía instrucciones en me-dio de las balas y del estruen-do de los cohetes como ocu-rrió en la acción de Tambora-les Urabá, noroeste de Co-lombia, mientras él se encon-traba en el sur. Si los ayuda-mos -decía- podrán conducir combates sin la presencia nu-estra. Para nosotros, maestro sin par de guerra de guerrillas. En asuntos de táctica y estrategia no tomaba Manuel decis iones indiv iduales. Siempre sometía sus proyec-tos y concepciones a la opi-nión del Secretariado o del Estado Mayor Central, inclu-so, a consulta de los Frentes. Podía tomar decisiones unila-terales, pero no lo hacía aun-que llevaran el sello del acier-to, como siempre ocurría. Era el comandante de la dirección colectiva y el adalid de la cohe-sión. Sabía escuchar a la gente. Respondía personalmente las cartas. Puede decirse que ca-

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si no daba órdenes sino suge-rencias. Profundamente res-petuoso de la dignidad de to-do el mundo, confiaba en sus compañeros. Lo alteraba la traición y el incumplimiento de lo acordado. Inspiraba gran seguridad. Cultivaba buenas relaciones con la gente. No le gustaba juzgar a priori. Amigo leal, no develaba confidencias. Era franco y directo, persuasivo, planificador, y de una sola pa-labra. Enseñó un profundo respeto por el adversario. No toleraba el muy difundido -entre los guerrilleros- califi-cativo de "chulos" al ejército. Hay que llamarlos por su nom-bre, decía. En sus escritos y alocuciones se refería al ejér-cito y a la policía como "tropas enemigas". Cuando fue visita-do por el general Matallana, quien comandó con el rango de coronel el asalto a Marque-talia, lo saludó como si fueran viejos amigos. Siempre se preocupó por establecer un puente de comunicación con los militares patrióticos y boli-varianos de Colombia. Buen bailador y organizador de fiestas. En el Caguán de vez en cuando visitaba cam-pamentos con un grupo musi-cal de vallenatos guerrilleros.

Mamador de gallo como él sólo. "Oiga lo que están diciendo los patos"… y solta-ba su broma a continuación. En una ocasión recibió la visi-ta de Miller Chacón, por ese entonces secretario de orga-nización del Partido Comunis-ta. Como Miller era tan pere-zoso para levantarse, y lo ha-cía después de la 06:00, cu-ando la levantada era a las 04:50, mandó a un guerrillero que le amarrara un gallo a la pata de la cama. A las 03:00 empezó a aletear y a cantar el emplumado. Enfurecido Miller se incorpora de la cama, ob-serva el gallo y dirige sus airados pasos hacia él para matarlo. El gallo -que no se sabe cómo adivinó sus in-tenciones- logró zafarse como pudo y alcanzó a salvar su vi-da perdiéndose en la oscu-ridad. Enardecido por la chan-za, antes del amanecer buscó al camarada Manuel para quejarse del irrespeto de algún guerrillero burlón, pero Manuel, en medio de un feroz ataque de risa, no tenía oídos para ese reclamo. Salvita (Salvador) un niño chileno de 10 años, escribió estos versos desde su gran corazón al comandante Ma-nuel:

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Compañero Manuel/ está vivo en nuestros corazones/ y en cada guerrillero con su fusil en mano/ peleando por la li-bertad/ Ustedes nunca cae-rán/ el compañero Manuel si-gue combatiendo/ desde las cumbres de las montañas/ en todas nuestras almas/ sigue combatiendo/ por el sueño de Bolívar/ por la paz y la justicia/ para dejar de vivir debajo de la bota imperial/ para que nues-tros sueños se hagan reali-dad/ sigan combatiendo ami-gos/ algún día yo iré/ a la mon-taña/ a tomar mi lugar.

Manuel es un canto épico para ser entonado por los oprimidos con clarines de re-beldía y lucha, porque "no hay mejor medio de alcanzar la libertad que luchar por ella". En los fusiles de los guerri-lleros de este héroe, resisten los pueblos de Nuestra Amé-rica a la estrategia de los imperios rapaces que se han creído que la dignidad de los de abajo es alfombra para sus sucias botas. La guerrilla de Manuel, es profundamente antiimperialista; cree en el in-ternacionalismo, en la fuerza de la unidad y de la solidari-dad, y pugna, empuñando la altiva bandera de su Plata-forma Bolivariana, por un nue-vo poder en Colombia, que no sólo traiga justicia y paz para todos, sino el germen acele-rante de la unidad y la re-volución continental. Manuel Marulanda está más vivo que nunca. Viene con Bolívar y con todos los héroes nacio-nales de nuestra independen-cia a comandar la ofensiva final. "Canto Colombia a Manuel, el guerrillero/ es éste, América Latina, el que yo canto/ a éste, mundo de hoy, os lo presento/ Manuel es el padre de la selva colombiana/ es el pastor de la

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paz en el rebaño/ Manuel es hermano de los ríos y del viento/ y allá donde es más libre la montaña/ dulce patria hacia el cielo, allá lo siento/ En su loor la noche iluminada/ suelta su tiroteo de luceros/ Las altas tierras limpias lo vi-eron colombiano/ y el aire pu-ro le fue dócil a su sueño/ El águila que pasa es un dis-paro/ cada ave es como un papel que cruza el cielo/ Para hablarle de patria los árboles susurran/ y el mástil de la pal-ma flamea su bandera/ para

indicar que pasa el guerrillero/ ¡Un momento! le dice la lím-pida mañana/ y sobre un risco del ande americano/ le saca una foto espectral de cuerpo entero/ Los árboles son como escuadras de su ejército/ por defensor del pobre, pariente próximo del trigo/ como a éste le sucede: que cuarenta veces lo han dejado muerto/ sólo pa-ra quedar cuarenta veces vi-vo".

Montañas de Colombia, septiembre de 2008

Marulanda fue uno de los más destacados guerrilleros colombianos y latinoamericanos. Cuando muchos nombres de políticos mediocres sean olvidados, el de Marulanda será reconocido como uno de los más dignos y firmes

luchadores por el bienestar de los campesinos, los trabajadores y los pobres de América Latina

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El cura y el ateo

con la mano su nariz la hacía aparecer más afilada y aga-rrándose el mentón simulaba una larga barba hasta las ro-dillas y abría los ojos, volte-ándolos en un gran esfuerzo para dejar sus pupilas en blan-co y la gente creía ver al final, dos llamitas de igual tamaño muy rojizas, en vez de la mira-da cristiana del sacerdote. El monaguillo no quemaba inci-enso, el monaguillo quemaba azufre y al inundarse la igle-sia de humo oloroso, la gente estornudaba llorando a gritos, pidiendo perdón por sus ma-los pensamientos. Al presentir que finalizaba la misa, al en-trar la nave en calma, los oyentes religiosos sentían con pavor, que al-guien sin que ellos se dieran cuenta, los iba desnudando de su propia piel y también de su sombra, como queriendo desnudarlos de su alma. Y de común acuerdo, al mirar todos hacia la salida de la iglesia, petrificados se im-presionaban porque el humo se había convertido en figuras humanas y sin pedir permiso a

n un pueblito había un hom-bre que no creía en cosas que no vieran sus ojos, en cosas que no tocaran sus manos, en cosas que no pudiera masti-car. Un hombre libre-pensan-te, un hombre sin amarres en los pies. Un ateo que no iba a misa, que prohibía a su mujer y a sus hijos asistir a la iglesia. Esa situación la aprovechaba muy bien el cura con sagaci-dad y constancia, en las misas de la mañana y en los sermo-nes de la noche, para hablar mal y maldecir a los ateos y señalar al ateo del pueblo con nombre propio: Demetrio Ro-dríguez. Ese hombre, decía el cura en discurso infernal, cu-ando se muera se lo lle-vará el diablo en cuerpo y alma, y los creyentes de este pueblo que sigan ese camino de la equi-vocación humana, les aconte-cerá lo mismo. El cura en el púlpito olvidándose de la palabra y en demostración y de gestos, se despelucaba el cabello figura-ndo en su cabeza enormes y agudos cuernos; alargando

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Historias de Espanto contadas por Manuel

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nadie, se escapaba en vuelo clandestino. Los hijos del hombre se-ñalado como ateo, es decir, Demetrio Rodríguez, crecie-ron, se casaron y se fueron y quedó Demetrio ya viejo con su mujer ya muy vieja, los dos en soledad de ancianitud. Y como los dos eran maleza por cuestiones del pensamiento, nadie por temor los visitaba a la casa, nadie quería nublar la cabeza de perversidad anti-rreligiosa, nadie quería que su alma lo abandonara en vida. Feroz la labia del cura. Un día cualquiera el tal De-metrio se enfermó, se agravó de cuerpo y murió pensando en sus pensamientos. Nadie en el pueblo se atrevió a darle a la viuda un saludo de pésa-me, nadie le envió un ramo de flores. Muerto Demetrio, la mujer levanta de la cama el cuerpo muerto de su marido y con gran esfuerzo lo acuesta sobre una mesa y lo arropa con una sábana, le prende cuatro espermas y se pone en función de velarlo y se hace hacia una esquina de la mesa a llorarlo. Fue toda una tarde de llanto. Después, sentada la mujer en una butaca, en la puerta de la calle, con su triste y bien arreglado cabello largo,

su vestido de luto muy triste, sus manos cruzadas y coloca-das tristemente sobre las rodi-llas y sus ojos hundidos por el llanto amargo, sentada la mu-jer viendo la quietud de la ca-lle, con la tristeza que sola-mente deja la muerte, llorando la lejanía del cuerpo ya ausen-te de su marido. Casualmente pasa por la c-lle, un paisa de arrestos y dice: -Oiga, mi señora, ¿por qué llora? Responde la mujer: "Ay, señor, cómo no voy a llorar, se me murió mi esposo. Un hom-bre gente buena, sabe, sólo con problemas en el pensar, según el cura. Por eso dijo el señor cura que cuando mi ma-rido se muriera, el diablo ven-dría a llevárselo en cuerpo y alma. Ay, señor, estoy muy atemorizada, de pronto en realidad viene el diablo. Yo no sé si será cosa cierta. Resulta que como se trataba de un paisa borracho y arries-gado, le dijo: -Señora, si quiere yo la acompaño. Pero lo primero que tenés que hacer es con-seguirme una botella de aguardiente, pues, y yo seré su sombra esta noche. -Con tal que me acompañe señor, yo le consigo el aguar-

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diente. Yo no quiero verme sola en la tragedia de ver có-mo el diablo desenjalma el cuerpo de mi marido. La se-ñora se levantó ya más ani-mosa y fue a la tienda, trajo la botella de aguardiente y un paquete de tabacos. El hom-bre se hecha al guargüero el primer trago, prende su ta-baco y hace figuras con el hu-mo alrededor de su cabeza, se quita el sombrero y espan-ta las volutas en espiral del humo que estaban ya aseme-jándolo a un santo de pueblo, se sienta al lado de la señora y sigue en ese estado más o menos de aguardiente. A medianoche, los dos es-cucharon ruidos por los lados del jardín, pasos arrastrados como si alguien encadenado a otro mundo, caminara con cansancio. La mujer se puso nerviosa y dijo: Ay, señor, oigo pasos que no son de hombre. Estoy segura. Yo no sé... -Cómo va a ser -dijo el hom-bre-. Aguarde un poco mi se-ñora, no se me alebreste en el nerviosismo. Para darse va-lor, el hombre cogió la botella y bebió un trago de largo tiro y salió a la calle y claro, preciso, vio que venía el diablo, muy grande el tipo, vestido de capa

negra y una cola muy verraca que arrastraba dejando mu-cho polvo; unos cachos gran-des de cabro ya anciano y un tabaco en la boca tres veces mayor del tamaño del común que se fumaba en la región. Dijo el hombre: -Hasta aquí llegó la historia del paisa. En realidad, mi se-ñora resultó ser el diablo. Pero perdone mi señora, que un bo-rracho puede cometer cual-quier imprudencia. Sacó el revólver de la pretina y dice el hombre a darle bala al diablo... Sonaron seis dispa-ros. Bebió otro trago y le dio a la señora la botella para que bebiera también y los dos es-peraron a que hiciera de nue-vo presencia el diablo y el dia-blo no hizo presencia. En la sala de la casa, sobre la mesa Demetrio ahora difunto, con la sábana cubriéndole hasta la mitad del pecho, su bigote más crecido y las llamas de las espermas consumiéndose en la prisa del viento sin puerta para salir; Demetrio ya difunto cuando en vida su cuerpo alcanzaba un metro sesenta y cinco centímetros, ahora en descomposición acelerada. La una de la mañana, las dos, las tres de la mañana, en

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los patios de las casas can-taban los gallos un canto ex-traño como de presagio, canto afónico, desgarrado. Llega la hora de sonar las campanas y no sonaron las campanas, no repican con la angustia de siempre. Las cinco de la ma-ñana y el pueblo se iluminó de día. El cura no está en la iglesia. Nadie sabía de su pa-radero. Dieron parte a las autoridades, que el cura se perdió y anoche escuchamos unos disparos junto a la casa del ateo muerto. Fueron al si-tio y vieron al cura disfrazado de diablo. Era un diablo ancia-no, recién afeitado, doblado

en su gordura, la sotana desa-botonada y se le veía el om-bligo muy salido; a un lado de su cara, los cachos se des-prendían de la cabeza y sus ojos abiertos tenían el color de la ceniza. La mujer le devolvió su tris-teza a la muerte y acompaña-da por todo el pueblo enterró el cuerpo de su marido. Y por cosas del destino, el cura fue enterrado junto a la tumba del ateo. Diariamente la gente va al cementerio y reza por la sal-vación del alma del sacerdote. Ya se ha vuelto una costum-bre, incluso depositan sobre su tumba ramos de flores blancas.

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Con Bolívar, con ManuelCon el pueblo al poder

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