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Autor: Julio César Olórtegui Sáenz Catedrático Principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades - UNAP Iquitos – Perú

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Autor:

Julio César Olórtegui Sáenz

Catedrático Principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y

Humanidades - UNAP

Iquitos – Perú 2008

ENSAYO SOBRE RACIONALIDAD AMAZÓNICA:

Julio César Olórtegui Sáenz

I. CARACTERÍSTICAS DE LA AMAZONÍA

En la Selva del Amazonas, como en otras muchas culturas (primitivas

y arcaicas), el hombre y la naturaleza tienen entre sí una interrelación que

se manifiesta en vivencias sociales, ecológicas, espirituales y religiosas.

Esta relación se desarrolla en la selva amazónica desde tiempos ancestrales,

en que el hombre la habitó, puede afirmarse que, todavía hoy en día, el

poblador amazónico, lucha por mantener incólume este equilibrio que le ha

permitido su subsistencia y que a nosotros nos permite apreciar su

magnificencia.

La Amazonía es el mayor bosque tropical de la tierra y en la

actualidad es el mejor conservado, cuando se compara, por ejemplo, con los

de África e Indonesia. Por tanto, puede decirse que las características

ecológicas del ecosistema sostenido de la región amazónica propician que

esa originaria conexión espiritual con la naturaleza siga siendo, como en su

pasado, el eje de las vivencias y de la cosmovisión de sus habitantes. En el

mundo amazónico –una especie de mundo dentro del mundo– todo gira en

torno a la Naturaleza, a una Naturaleza divinizada y sacralizada. Así, el mito

y el chamanismo, que son los pilares sobre los que se asienta el

pensamiento y la existencia de los aborígenes de esta Cuenca, constituyen

una realidad interrelacionada con el entorno natural y los espíritus que la

habitan: los mitos amazónicos hablan siempre de acontecimientos

relacionados con aspectos ecológicos y espirituales de la selva y el

fenómeno del chamanismo se mueve en torno a una concepción y a un uso

sagrados de la botánica. La amazonía se presenta, entonces, como el medio

natural idóneo para la supervivencia en una relación de existencia

equilibrada con el ecosistema.

La Cuenca Amazónica abarca el sistema tropical y el sistema de ríos

más grande del mundo. Pertenece a la vasta región natural de América del

sur, que con 3 millones de Km2 está constituida por los países: Perú, Bolivia,

Brasil, Surinam, Guayana, Venezuela, Colombia y Ecuador.

El río Amazonas (que atraviesa la amazonía) recoge las aguas de

cerca de un millar de tributarios principales desde los macizos montañosos

de los Andes, de Guayana y del Planalto del Brasil, que vivifican a todos los

ecosistemas que encuentra en su amplio recorrido. Descarga sus aguas en el

Oceano Atlántico con un promedio de 220.000 m3 por segundo. Se forma en

Perú por la confluencia de los ríos Ucayali y Marañón (frente al caserío Grau,

cerca de la ciudad de Nauta) y su longitud es de 6.280 km. desde el Ucayali

y de 5.620 km desde el Marañón. Hoy sabemos que nace en la Cordillera

andina peruana, a 6.000 m s/n/m, próximo al valle del Colca (Arequipa).

La descarga del Amazonas equivale al 15.47% del agua dulce vertida

por todos los ríos y el nivel de sedimentación alcanza en el curso medio 0.1

gramos por litro. Esta sedimentación convierte a los suelos por donde se

desplaza, en suelos de alta fertilidad.

Por otra parte, esta gran Cuenca Amazónica de la región neotropical

de América del sur constituye un universo verde y húmedo de agua y

vegetación, que ha permanecido, en todo su ámbito, tal y como era desde la

época Terciaria (hace 70.000.0000 de años), desde entonces la humedad y

la temperatura han permanecido constantes, donde los días y las noches

duran siempre el mismo tiempo. Estas condiciones de estabilidad

contribuyen a que la amazonía tenga una megadiversidad biológica, pues se

estima que existen entre 5 y 30 millones de especies. De ellas solamente

hay descritas 1,4 millones, entre las cuales 750.000 son insectos, 40.000

vertebrados, 250.000 plantas y 360.000 de la microbiota. En la amazonía se

reconocen un total aproximado de 60.000 especies de plantas superiores,

2.500 especies de artrópodos, 2.500 especies de peces y 300 de mamíferos.

Cada sustrato de suelos tiene su propia formación vegetal, siendo las

especies de cada uno totalmente diferentes.

Toda la biodiversidad de la amazonía tiene una representación viva en la Cuenca amazónica de Perú. Sin embargo existen varias especies endémicas del oriente peruano. 1 La selva peruana es hoy en día uno de los espacios naturales mejor y más conservados de toda la Amazonía. En su biodiversidad, un área que abarca cuatro millas cuadradas (unos 760.000 m2), alberga 1.500 especies de plantas y 750 especies de árboles y en una hectárea pueden encontrase 41.000 especies de insectos. Más de 200 ríos riegan esta selva, que ocupa el 70% de la extensión del país (más de la mitad del territorio nacional) y que se encuentra habitada por menos del 11% de la población peruana. Sus dos zonas principales son la selva alta y la selva baja, cuyo límite superior es de 500 m., donde se registra una pluviometría de 3000 mm anuales, una temperatura media entre 22º a 26º C en la selva alta y de 27,5º C en la baja , y una humedad oscilante entre 80% y 90% durante todo el año. 2 Todo ello hace que la vida natural sea exuberante, cuando se tiene en cuenta la mancha verde que en el territorio nacional peruano ocupa la amazonía, frente a la Sierra andina y la costa.

La diversidad de suelos, ecosistemas y genes ha dado lugar a varias maneras de afrontar el medio. En cada espacio geográfico se han originado diferentes formas de ver el mundo y hacer uso de él, que les permitió atesorar experiencias milenarias de comprobación que las han dado validez de verdadera etnociencia. Esta diversidad de pueblos (se calcula que existen

1 El mono Choro de cola amarilla, el Huapo rojo, la Comadreja Amazónica, el Guacamayo de cabeza azul, el Mirlo del Marañón, la Tanagra de cabeza verde, la Grallaría rojiblanca y la Cotinga carinegra destacan endémicamente en esta cuenca.2 Todos estos datos se han obtenido de las revistas: monográficos sobre Amazonía (1995, 1999, 2001).

actualmente no menos de 60 etnias dependientes de cuatro filums y 12 familias lingüísticas).

En su conjunto, los aborígenes americanos descienden de grupos de

paleoasiáticos que llegaron al nuevo continente a finales del paleolítico, a

través de una ruta de 2.000 km de ancho, que permitía el paso a pie entre

Siberia y Alaska, antes de que se fundieran los glaciares, hace 40.000 años y

se inundara el paso natural y apareciendo lo que hoy llamamos Estrecho de

Bering, estos grupos eran ya homo sapiens de tipo mongoloide, cazadores-

recolectores que se asentaron en el nuevo continente. El antecesor de los

actuales indígenas de América fijó su residencia, hace 24.000 años, en las

orillas de un lago de México y hace 20.000 en un refugio rocoso al sur de la

altiplanicie peruana, y hace 12.000 el hombre ya había llegado al extremo

meridional de América del sur. En estos años y a raíz de un marcado cambio

climático se dio una gran migración de pueblos hacia la Amazonía. Y así

surgió la agricultura y la cerámica, y la separación de poblaciones

homogéneas provocó diferenciaciones culturales y lingüísticas, pero su

adaptación al mismo hábitat hizo converger a culturas de distintos grupos. 3

Los indígenas se hallaban ya en América del sur hace 12.000 años

a.C. sin embargo en la amazonía no se conocen restos arqueológicos

anteriores al año 2000 a. C. Los yacimientos más conocidos son los de Tefé,

Santarém y Marajó de Brasil; y en la parte peruana tenemos los del complejo

Cumancaya en los ríos Ucayali (Tutish-cainyo –2000-1000 a.C. –) y Napo

(Yasuní –50 a.C. –), y los hallados en Sangay, Andoas, Nauta y Santo Tomás,

donde se han encontrado muestras de alfarería de estilo Skakimu y

Barracoide. Por otra parte, hace más de 5.000 años se dio una migración

procedente de diferentes direcciones: una de los Andes conformada por la

familia Arawac, la Tupí-Guaraní desde la región del Chaco (que se bifurcó en

dos direcciones: una hacia Brasil y otra al Atlántico), y la Caribe. 4

Betty Meggers ha realizado una interesante investigación ecológica

de la relación del hombre con su medio ambiente y su adaptación a la

naturaleza amazónica. En su estudio parte de la premisa que los pueblos

primitivos se consideran a sí mismos como parte de la naturaleza (ni

inferiores ni superiores), desde concepciones animistas y sobrenaturales, y

que son una tradición cultural de los avances y retrocesos, que existen en un

nivel biológico para mantener el equilibrio de un ecosistema. Pues bien, en

este proceso ecológico de adaptación humana, la amazonía presenta unas

características ecológicas muy especiales, cuyas condiciones ambientales

3 Alcina Franch, J.; Loa orígenes de América. Ed. Alhambra, Madrid 1985. Pág. 92 ss. 4 Daniel Sotil García; Panorama histórico de la Amazonía peruana. Ed. M. P. M. Iquitos 2000. Pág. 36, 43.

crean la selva tropical en un área de 5.750.000 km2 y donde se incluye la

Cuenca Amazónica. 5

El territorio peruano que ocupa este espacio verde es paradigmático,

cuando se habla de la amazonía, no sólo por la importancia de su extensión

(que es la segunda en superficie después de Brasil) sino además por la

buena conservación de su hábitat y la multitud de etnias que lo habitan: en

la actualidad el oriente peruano sustenta una población nativa e indígena

dos veces y media mayor a la del Brasil, (que, como decíamos, es el país de

Sudamérica que más extensión de selva contiene), es decir unos 60 grupos

étnicos de indígenas.

Estos aborígenes vivían de la agricultura (yuca, plátano y variedad de

frutas silvestres), de la pesca en ríos y cochas (lagos) y en menor medida, de

la caza, para la que usaban lanzas, arcos, cerbatanas y plantas venenosas.

Su forma de organización social era comunitaria y no poseían la noción de la

propiedad privada, ni de la acumulación de posesiones y riquezas. Sin

embargo, en ocasiones, se libraban luchas entre las diversas etnias por

instalarse y dominar las tierras aluviales. Sus relaciones sociales se basaban

en el parentesco (pareja, familia, clan y tribu), pero no existía el sistema de

clases sociales. El grupo era gobernado por un jefe (curaca) cuya autoridad

era de forma acéfala, es decir, era seguido por el resto de la comunidad pero

no podía mandar ni obligar a nadie. Practicaba la poligamia y en la mayoría

de los casos era el más anciano del grupo y, en ocasiones, el chamán.

Todos los grupos étnicos de esta cuenca tenían creencias en seres

sobrenaturales, fuerzas y poderes de la naturaleza y espíritus, pero no tenían

un concepto definido de Dios. Celebraban ritos de paso (el primer corte de

pelo, matrimonio, muerte...) y ritos de iniciación chamánica. Creían en la

vida después de la muerte, en la reencarnación, en la existencia del alma y

en los espíritus de los muertos, de animales, árboles y plantas y seres

espirituales que habitaban la selva. Estas comunidades poseían curanderos y

chamanes que, por medio de plantas alucinógenas o visionarias (Ayahuasca,

toé, tabaco, camalonga...), contactaban con los espíritus, como medio de la

técnica de localización y curación de la enfermedad. Los chamanes tenían,

además, un gran conocimiento científico de la inmensa variedad de árboles y

de las plantas medicinales y de sus aplicaciones. También tenían gran

variedad de mitos que expresaban sus creencias en los espíritus de la

naturaleza, revelaban su concepción del mundo y del universo.

No se sabe como se dio la distribución de los territorios y cómo fueron perfilándose etnias, lenguas, culturas y nacionalidades, resultado de la combinación de su pasado con la novedad del medio, podemos aventurar que alcanzaban los límites de cada territorio hasta donde llegaba la

5 Betty Meggers; Amazonía, un paraíso ilusorio. Ed. Siglo XXI Madrid 1989. Págs. 15-20.

posibilidad del movimiento nómada, que, en ocasiones, alcanzaba miles de kilómetros e interminables años de peregrinaje en busca de la "tierra sin mal" en el límite del mar, hacia el este, o en fascinantes rincones perdidos entre las cerros cubiertos de abigarrados bosque.

Los Conquistadores encuentran en los Andes el Imperio Incaico, organizado en un Estado sólidamente estructurado que había ido expandiéndose, integrando y dominando a otros pueblos de procedencia cultural y lingüística múltiple, que ocupaban todas las direcciones de la rosa de los vientos, por los cuatro suyus: al norte, Chinchaisuyu; al sur, Collasuyu; al oeste, Contisuyu y, al este, Antisuyu, donde los incas no lograron penetrar más allá de limitados niveles sobre el nivel del mar.

El impacto más grande de la dominación de las culturas de occidente a las milenarias orientales fue el choque de la cosmovisión lineal de la racionalidad occidental que se imponía a las potencialidades de los nuevos territorios que consideraba desde su imaginario colectivo como simple objeto de producción, y la consiguiente fragmentación indiscriminada de los espacios con criterios económicos, políticos y administrativos, pero contraria al flujo de la naturaleza y a la comunión de las sociedades con su entorno. El Tratado de Tordesillas en 1494, dividió la esfera terrestre en dos ámbitos expansivos de dominio y catequesis: Portugal navegaría al este; España, al oeste, a partir de la línea imaginaria del paralelo, que poco más adelante constituiría el Brasil como espacio colonial portugués.

II. HITOS HISTÓRICOS DE LA AMAZONÍA PERUANA

Los españoles para penetrar en la amazonía en busca de EL DORADO, utilizaron las mismas rutas que utilizaron los incas. En 1535, Alonso de Alvarado, al mando de 13 soldados, hizo su ingreso a la zona de Chachapoyas, fundando la ciudad al año siguiente con el nombre de “San Juan de la Frontera”, luego la ciudad de Moyobamba (1539).

Entre los años de 1539 y 1542 Gonzalo Pizarro recorrió el Coca y el Napo y Francisco de Orellana siguió por el Napo y el Amazonas hasta el Atlántico, Juan de Salinas exploró el Ucayali en 1557, Pedro de Ursúa bajó por el río Mayo, el Huallaga y el Amazonas en 1560, Juan Álvarez Maldonado exploró la región de Madre de Dios en 1567, y Lope de Aguirre denominado “El azote de Dios”, por la matanza de indígenas y de Pedro de Ursúa.Alfonso Mercadillo (1539) utilizando la entrada de Huánuco, siguiendo el curso del río Huallaga llega hasta la provincia de Maynas.

El descubrimiento del Amazonas (los indígenas lo llamaban PARANANAGUAZÚ) en 1542 supone una visión espacial diametralmente opuesta a la tradicional. El espacio pasó a ser objeto de uso y se le impuso la racionalidad occidental grecorromana, conforme a las visiones fantásticas heredadas del imaginario de los pueblos de EuropaEl acento en la organización de los espacios, cuando alborea el siglo XVII, está en la distribución de grandes zonas económicas, que se adelantan espontáneamente a la zonificación político administrativa o son expresadas por ella.

Luego en 1560 EL NAVARRO Pedro de Ursúa fue nombrado

gobernador del Dorado y Omagua por el Virrey del Perú que en aquel

tiempo era el marqués de Cañete, que inició un viaje desde Trujillo,

pasando por Chachapoyas y Moyobamba, luego navegó por el río Huallaga y

el Marañón para finalmente ingresar al Amazonas; su cronista fue el P.

Francisco Vásquez, que informó sobre las técnicas de previsión alimentaria,

por medio de criaderos artificiales de charapas en lagunetas y corralillos.

Durante los siglos XVI y XVII, las órdenes de los Jesuitas y

Franciscanos fueron encargadas de la labor misional en la Amazonía

apoyados por la fuerza de las armas cuando había resistencia. Los Jesuitas

estuvieron por los ríos Marañón y afluentes (Nieva, Santiago y Morona),

Amazonas, Napo, Ucayali y parte del Huallaga. La ciudad de Quito se

convirtió en el eje de penetración y utilizaron la ruta de Orellana para entrar

en el Amazonas y sus afluentes. En 1638 se fundó la misión de Maynas.

Los jesuitas fundaron centros poblados y reducían a los indígenas,

trastocando profundamente sus formas de organización socio-político y

económico. Los Jesuitas fueron expulsados en 1767.

Los misioneros Franciscanos trabajaron en la selva central y utilizaron

para su penetración las rutas de Huánuco y Andamarca. Fundaron diversos

pueblos, en el año 1724 abrieron un hospicio de conversiones en Ocopa, que

tuvo un papel muy importante en las acciones misioneras desarrolladas en la

selva central.

”Uno de los acontecimientos que más asombró a todos estos

conquistadores y a los evangelizadores, enviados por la Iglesia católica, que

les acompañaron, y en especial a Pedro de Ursúa, fue la llegada de 300

indígenas Tupi en 1549 a la ciudad de Moyobamba. Los Tupi, que

pertenecían a la familia Guaraní, procedían de Brasil y habían realizado un

viaje de 10 años en busca de la Tierra sin Mal, a la que ellos llamaban “el

lugar donde no se muere””.6

Se puede afirmar que con éste acontecimiento, los conquistadores y

evangelizadores, se dieron cuenta de la espiritualidad indígena y

comenzaron por averiguar que, en los pueblos de la Amazonía, existen mitos

y creencias que les permite convivir en armonía con la naturaleza.

III. Los grupos étnicos de la Amazonía peruana.

Actualmente existen en la selva peruana unos 60 grupos de indígenas

nativos que han sobrevivido al mestizaje y a la destribalización, hecho

atribuido al fenómeno del aislamiento voluntario e involuntario. Así pues en

el oriente peruano a la rica biodiversidad natural debe añadirse una

abundancia de variedad étnica y etnocultural, de tal forma que hacen de

este espacio un lugar más puro, autóctono, auténtico y atractivo que otros

centros amazónicos. 7 Así, el primer panorama de la investigación

antropológica que hay que mencionar es el que corresponde al campo de la

6 Juan C. Ochoa, Mito y Chamanismo: El mito de la tierra sin mal....Ed. Eunate 2003. Pag.397 Ibid. Entre los indígenas debe tenerse en cuenta también a los nativos “enmascarados”, quienes ocultan su identidad étnica entre el ambiente mestizo. Este fenómeno es frecuente en nativos que abandonaron su medio selvático y se trasladaron a las ciudades a trabajar. Las causas de su ocultamiento radican en la vergüenza y el miedo a no ser admitidos en la nueva sociedad y a ser despreciados, se trata en el fondo de un comportamiento de protección.

“etnolingüística” de los pueblos de la amazonía peruana. Tanto el origen

como la relación entre estas lenguas indígenas, que en la mayoría de los

casos tiene la misma denominación que el grupo étnico y la Familia

lingüística a la que pertenece, es el reflejo de la derivación lingüística

procedente de la macro familia Arawaka de América Latina, lengua que en el

Perú pertenece a la familia Maipurán: varias lenguas derivan de este tronco

común o raíz lingüística, que en un proceso de transformación fonética ha

originado los distintos dialectos o lenguas; y en este proceso lingüístico ha

contribuido, sin lugar a dudas, el aislamiento, el comportamiento migratorio

de los grupos étnicos y la misma geografía selvática.

* Cuadro sinóptico de clasificación de los grupos étnicos de la

Amazonía peruana desde la “Familia lingüística”. 8

Lengua Familia Lingüística Región

Arawaka Maipurán

Sureste

Culina Arahua

Suroriental

Amarakaeri Arakmbet

Suroriental

Shipibo Pano Frontera

Or

Conibo Pano F.

Orient.

Shetebo Pano F.

Orient.

Matsé Pano F.

Orient.

Nahua(Yora) Pano F.

Orient.

Pisabo Pano F.

Orient.

Moronahua Pano F.

Orient.

Ese’ejja Tacana

Extre. Sur

Aguaruna Jíbaro

Noroccidental

8 Este cuadro y el siguiente se han tomado de la obra de: Susan Harrington Preston; Comunidades nativas de la Amazonía peruana. Ed. I. L. V. Lima 1992. Pág. 99-108.

Orejón Huitoto

Nororiental

Secoya Tucano

Septentrional

Cocama Tupí-Guaraní

Centro

Cocamilla Tupí-Guaraní

Centro

Omagua Tupí Guaraní

Centro

Lamas Quechua

Oeste

Yagua Peba-Yagua

Norte

Chayauita Cahuapana

Centro

Jeberos Cahuapana

Centro

Arabela Záparo

Norte

* Cuadro de clasificación de los grupos étnicos en cuanto a la

herencia biológica, genética, social y cultural.

Grupo étnico Familia lingüística Ubicación

Achuar Jíbaro Alto Pastaza

Shiwiar Jíbaro Alto Pastaza

Aguaruna Jíbaro Alto Marañón

Amahuaca Pano Río Ucayali

Amarakaeri Harakmbet Río Colorado

Amuesha Arawaka Maipurán Río Palcazú

Arabela Záparo Río

Arabela

Bora Huitoto Río

Amazonas

Campa Ashaninca A. Maipurán Río Ucayali

Campa Asheninca A. M. Río Ucayali

Campa Caquinte A. M. Río Perné

Campa Nomatsiguenga A. M. Río Ene

Candoshi Jíbaro. Alto Marañón

Capanahua Pano R. Tapiche

Cashibo Pano R. Purús

Cashinahua Pano Alto Purús

Cocama Tupí-Guaraní R.

Ucayali

Cocamilla Tupí-Guaraní R.

Huallaga

Culina Arahua Alto

Purús

Chayahuita Cahuapana R.Huallaga

Ese’ejja Tacana

R.Madre de D.

Huachipaeri Harakmbet R. Keros

Huambisa Jíbaro R. Morona

Huitoto Huitoto

R. Napo

Jebero Cahuapana R. Huallaga

Machiguenga A. M. R. Urubamba

Mashco Piro A. M. R. Predras

Matsés Pano R. Ucayali

Moronahua Pano R. Purús

Omagua Tupí-Guaraní R.

Ucayali

Ocaina Tucano R.

Putumayo

Orejón Huitoto R.

Putumayo

Piro A. M. R. Urubamba

Quechua del Napo-Pastaza Quechua R. Napo y Pas

Quechua de San Martín Quechua R. Huayaga

Quechua del Tigre Quechua R. Tigre

Secoya Tucano

Alt. Putumayo

Sharanahua Pano Alto Purús

Shipibo-Conibo Pano R. Ucayali

Yagua Peba -Yagua Alt.Amazonas

Yaminahua Pano Alt. Yuruá

Yora Pano R. Manu

Todos estos grupos étnicos de la amazonía peruana (la mayoría de los

expuestos existen hoy en día) conservan su identidad biológica y cultural.

Una herencia que, a veces y en algunos casos, se encuentra sumergida en el

“enmascaramiento” y en el mismo mestizaje. Pero, en cualquier caso y en el

fondo, atesoran una etnocultura autóctona; aunque también es cierto que el

proceso de cambio o aculturación ha alterado ciertos aspectos de su

identidad nativa e indígena.

Un relativo proceso de cambio.

El proceso de cambio, padecido por los grupos étnicos del oriente

peruano y de toda la amazonía, ocupa un lugar importante en la Historia de

la Amazonía: comenzó, como ya sabemos, en el siglo XVI con la conquista

española y portuguesa, continuó en el siglo XVII con la búsqueda del

Dorado, en el siglo XVIII con La Condamine y Humboldt el Siglo de las Luces

entró en la selva y nació el mito del Buen Salvaje, siguió el período misional

de los siglos XVII y XVIII de Jesuitas y Franciscanos, en el siglo XIX el afán

científico encontró en la amazonía un laboratorio idóneo y Walace ensayó

durante cuatro años en el río Negro la teoría de la selección natural, en esta

misma época nació la Etnografía Amazónica y el Naturalismo Amazónico de

científicos y filósofos (como es el caso del Filósofo de la Naturaleza

Alexandre Rodriguez Ferreira); a mitades del siglo XIX y a partir del relato de

La Condamine sobre el pueblo Omagua 9 comenzó la época de la

explotación del caucho, iniciada por los portugueses en Brasil, y que

provocaría la destrucción de los indígenas, y a principios del siglo XX (1.912)

llegó la crisis del caucho y se sucedió el declive del bienestar económico de

un sector de la población de la Cuenca del Amazonas. 10 Otros factores han

contribuido en el siglo XX al cambio sufrido por los grupos indígenas en esta

zona de la cuenca, como son: el cultivo y el tráfico de la coca, la fiebre del

oro, la explotación maderera y petrolera, el sistema extractivo mercantil, la

explotación agrícola de caña, maíz, cacao y palmito, la construcción de la

Carretera Marginal (de Lima a Pucallpa y de Tarapoto a la costa), la

convivencia de los Antropólogos y Etnólogos, el interés de la industria

9 Los Omagua fabricaban con un material extraído del árbol de la hevea unas bombas de jeringa que no necesitaban émbolo: tienen la forma de una pera hueca con un agujero pequeño en el extremo donde acoplan una cánula. La jeringa la llenan con un narcótico que lo toman por inhalación. 10 Crisis económica para la industria y muerte para la vida y la cultura indígena: en el Perú Amazónico cada tonelada de caucho ha costado siete vidas de indios. De 50.000 nativos de la región del caucho quedaron, en aquella época, 8.000, el resto murieron víctimas de la explotación y de la violencia de los patrones caucheros.

farmacológica, el afinamiento urbano, la llegada de la información y el

turismo.

Sin embargo, creo, por lo que hoy podemos saber, que el fenómeno

del cambio tuvo una gran repercusión en sus mismos promotores o

causantes, de forma más positiva y enriquecedora de lo que lo fue a la

inversa. Así y en este sentido, puede afirmarse que, desde el principio de ese

proceso, los conquistadores vieron

en estos nativos un ejemplo de “vida natural y feliz” que se desarrollaba en

un medio natural exuberante, como ellos mismos escribieron y como los

últimos estudios de investigación atetizan: el mito del Buen Salvaje nació en

la Filosofía del Renacimiento europeo y basó sus principios sociales y

morales en la figura del hombre “primitivo natural”, semblante que fue visto

como un modelo de vida y de sociedad regida por la libertad y la armonía; la

Antropología descubrió el inmenso saber cultural, religioso y mítico de los

distintos grupos étnicos, quienes, siendo partícipes de una misma realidad

de “Ontología primitiva” ofrecían a la mentalidad occidental de estas épocas

una forma distinta de vivir y de entender el mundo, que abrió el horizonte de

la razón occidental y trazó un camino nuevo para la cultura, la vida y el

pensamiento en Europa. Qué duda cabe que, desde el principio, hace 500

años, occidente encontró, lo reconozca o no, en el nuevo mundo y de forma

especial en el universo amazónico, las raíces de su propia cultura mística,

mágica y religiosa y el origen, perdido u olvidado, de su particular

Cosmovisión mítica del mundo y del sentido del hombre en el mundo, y cuyo

principal capítulo lo ocupaba el mito paradisíaco como mensaje de una

época y condición en la que el hombre vivía en una Edad de Oro y como

esperanza de poder recuperarla. 11

IV. RACIONALIDAD AMAZÓNICA Y RACIONALIDAD OCCIDENTAL

Los conquistadores europeos al llegar a la amazonía se encontraron

con una forma distinta de pensar, una forma distinta de comprender lo que

sus ojos observaban, no comprendían por que los indígenas tenían tanto

respeto a la naturaleza y sus componentes, pero pese a ello se sintieron

superiores (pues poseían la cultura de occidente) y miraron con menosprecio

a los amazónicos y a su cultura por ser atrasada y primitiva.

11 La cultura indígena Americana nos ha enseñado el sentir ecológico de unión con la Naturaleza, el arte de la subsistencia natural y sencilla, el conocimiento de la botánica farmacopea, la barbacoa, la existencia de un mundo mágico inmerso en la selva, el uso terapéutico y el sentido simbólico y visionario de los sueños y de los enteógenos como alteración de la conciencia y encuentro con lo sobrenatural y lo espiritual, el significado extático de la danza, la organización social tribal comunitaria, la libertad sexual sin tapujos y sin miedos psicológicos, la vida natural y sacralizada, la necesidad del diálogo entre los mundos y la urgencia del respeto a las minorías étnicas, a su vida y a su cultura.

Los conquistadores venían a conquistar estas tierras, según ellos

traían el progreso y la verdad para los bárbaros e incultos y todos aquellos

que no comprendiesen esa nueva forma de pensar deberían ser civilizados,

ya sea por las buenas o por las malas, para ello se usó la fuerza de las armas

y de la religión. El hombre, el homo faber era el “dominador de la

naturaleza”.

Era el encuentro de dos racionalidades: La occidental y la amazónica,

la primera, traída por los europeos y la segunda producida por los

aborígenes amazónicos. Cada una de ellas con una visión distinta de actuar

sobre la naturaleza. Para la primera, la naturaleza debe ser dominada y estar

al servicio del hombre, sin importar si ella es destruida, para la segunda, la

naturaleza no puede ser dominada, pues ella es el sustento de su existencia

y tiene que vivir con ella en forma armoniosa, es parte de su ser y existir y

por lo tanto no pueden “enseñorearse” sobre la naturaleza.

Para los Boras por ejemplo, los seres de la naturaleza son el nexo entre el

hombre y su creador:”En el mundo donde estamos nosotros, tenemos la

representación del mismo Creador en varios animales, él está presente

también en el agua, las plantas y en otros seres que están debajo de la

tierra y en el espacio. Para comunicarnos con el Creador y, a través de él,

con los demás seres de la naturaleza, nosotros usamos los siguientes

insumos: ampiri (esencia de tabaco y sal de monte), coca, cahuana (bebida

de almidón de yuca)...Sin estos elementos no podemos llegar a los oídos de

los seres de la naturaleza...

Estos seres de la naturaleza son como guardianes de cada uno de los seres

que viven en la tierra. Uno de ellos es Iámé Niimúhe, padre de los animales.

Cuando uno lo llama aparece como un viento y, con la coca, el ampiri y la

cahuana, le pedimos permiso para matar animales. Igual hacemos con todos

los padres de los seres. Estos seres son, por ejemplo: el Bájúne Mééi, padre

del bosque, que tiene forma de humano, pero con orejas y uñas largas. Es

responsable de todos los árboles frutales y medicinales. El Úméko Wájya,

fiera que devora a la gente que no cumple con las reglas...Esta fiera se

relaciona con el arco iris que sale al Oeste. Hay un arco iris que sale al Este,

anuncia la lluvia; hay otro arco iris que sale al Oeste y que no sale en

cualquier tiempo, sale cuando va haber sangre. SellamaTújpawa, arco iris

colorado. Con él se relaciona esa fiera porque ambos son seres de la

venganza. A ellos se les pide que empañen la vista de los enemigos para

poder vencerlos. Otro ser muy importante es el Píjkyáne Núbba; núbba, en

castellano es el Sol. El permite que las chacras se desarrollen, se sequen

para quemarlas y poder sembrar las diferentes especies de plantas

comestibles, medicinales y otras. Májchotawa Núbba es la luna, el nos cuida

en las noches y permite el mejor crecimiento de las plantas, alimentándolas

y protegiéndolas de todo mal. Cuando los seres del día duermen en la noche,

los seres de la noche los cuidan y, cuando éstos duermen, los seres del día

hacen lo mismo. Dórame Bóóa es la boa negra. Ella está debajo del agua, es

la responsable de todos los animales del agua y de los peces. Con ésta boa

hay que comunicarse cuando queremos navegar para que no nos pase nada

y para que él también pueda proporcionarnos los peces necesarios para

comer. Esta boa negra puede llevarnos o puede acabar con nuestra vida si

abusamos de sus peces. Todas las actividades las haacemos con el permiso

de estos seres de la naturaleza. Tenemos otro ser, el Üúníjya Bóóa, la boa

pintada; también le dicen Nújpa Bóóa. Ella cuida el agua, es la encargada de

las inundaciones, de la sequía y de la vaciada de los ríos. Con ella hay que

comunicarse para que nos cuide cuando navegamos en las aguas y también

para que no haga llover. Por ejemplo, para la fiesta no queremos que llueva

una semana, entonces nos comunicamos con ella y ella detiene la lluvia y

verdaderamente no llueve. Eso ya se ha comprobado varias veces. Tuúbi, el

arco iris común, es otro ser. El simplemente anuncia la lluvia. Otros seres

como Mííkuru, las estrellas. Estos son los mensajeros para la comunicación

con los astros grandes, nos indican cuando es invierno o verano.

Méhllíñé Súkobára Nuubúmújimééwa es la santa abuela. Ella está debajo de

la tierra; nos cuida y protege de las diversas enfermedades y también hace

dormir a sus nietos...

Y hay otro ser que es el Mémájéhora Kujúwa Chichi, el rayo. El tiene mucho

contacto con el sol, es el fuego...

Cuando el hombre consume mucho de la naturaleza y no da nada a cambio,

el brujo llama a la piraña gigante, Úwááají Nijyáa Wájya, para que su espíritu

le devore el corazón. El Újkómu Wájya, tigre de agua, es el padre de todo lo

malo que ocurre en el mundo bora, es la yuca brava o venenosa.”12

Para los Boras, la naturaleza se comunica con el hombre, a través de

sus mensajeros, y todo lo que existe en ella tiene una intima relación, nada

se puede hacer sin su consentimiento, pues aquel que pretenda romper las

reglas establecida de antemano, será duramente castigado por no obedecer

lo que está establecido.

Para los boras la naturaleza, es un principio, es un ser, un elemento,

es un fin que el hombre debe cuidar, porque es la causa de su bien y le

permite conocer su entorno. Aristóteles en el Libro V de la Metafísica

sostiene que: “...la naturaleza de un ser es un principio, y también el

elemento, el pensamiento, la elección, la sustancia y, en fin, la causa final,

12 El ojo verde, Pág. 107-108

pues para muchas cosas el principio del conocimiento y del movimiento es el

bien y lo bello”13

En este sentido nos resulta muy ilustrativo el estudio del Dr. Antonio

Peña Cabrera sobre “Racionalidad occidental y racionalidad andina: una

comparación”, donde el autor busca contrastar esas dos racionalidades y

poner en relevancia la andina. Nos dice el filósofo peruano que: “El estudio

de la racionalidad- tal como la concebimos aquí- no se reduce al análisis del

pensar, ni tan siquiera la actividad de la razón...Lo que queremos es empero

evitar el uso de un concepto tan cargado de ambigüedad y mistificado por

una larga tradición metafísica en Occidente, que preferimos hablar de

racionalidad sin remitirnos necesariamente a la razón como su fuente

exclusiva...La racionalidad puede ser estudiada en las acciones, en los

resultados de las actividades de sociedades y grupos humanos sin que haya

que recurrir al análisis formal de coherencia entre medios y fines” 14

Este mismo esquema se acepta, comúnmente, en las investigaciones

sobre las culturas de la selva al observar que entre ellos hay racionalidad

cuando se da relación de medios y fines y tienen coherencia interna, y que la

mayor o menor racionalidad, se mide por la economía de costos, de esfuerzo, de

tiempo; y en general es sometido a una prueba de eficacia para alcanzar lo que

se desea.

Pero sin embargo muchas veces descubrimos que aquella

racionalidad es en la práctica irracional, así por ejemplo tenemos las

transnacionales que explotan los recursos naturales de la Amazonía, al

realizar los trabajos de explotación, destruyen el ecosistema y atentan

contra los habitantes, por que envenenan sus aguas, destruyen el bosque

natural, en una sola palabra los condenan a morir lentamente: Así tenemos

por ejemplo que desde hace años los moradores de las zonas de explotación

petrolera de los ríos Chambira, Corrientes, Pastaza, Tigre, han denunciado la

contaminación de las aguas de quebradas, cochas y ríos. Han mostrado

cuerpos de agua con películas de petróleo, tuberías que dejaban caer líquido

a más de 200º C en las quebradas y que ahora lo hacen en el río Corrientes

que es subsidiario del Tigre, como este lo es del Marañón que forma el

Amazonas.

El Consejo del pueblo de Urarina del río Chambira, denunciaron la

contaminación de las quebradas de Pucayacu y Hormiga, responsabilizando

a la Empresa Plus Petrol Corporation.

13 Aristóteles, Metafísica. Edición SARPE, 1985, Madrid- España. Pág. 12814 Peña C. Antonio: Búsquedas de la filosofía en el Perú de hoy. Edit. CBC-Cuzco, 1992. Pág.141

En 1999, la Facultad de Ingeniería Geológica, Minera y Metalurgia de

la UNI, entregaron los resultados de muestras tomadas en el río Pavayacu,

que arrojaron cifras por encima de los límites permisibles para cloruros,

aceites y grasas, bario, plomo y otros metales pesados. Estamos hablando

de destrucción de los ecosistemas hídricos y de disminución de la calidad de

vida de los pueblos indígenas de la zona. La misma compañía petrolera ha

invadido tierras de las comunidades indígenas, contaminando el suelo de sus

cultivos y las quebradas donde beben los sajinos, las sachavacas que al ser

comidos enferman a las personas.

Actualmente La Dirección General de Salud de la Región Loreto, ha

elaborado un informe donde se da a conocer que los habitantes de estas

zonas tienen altos niveles de plomo en la sangre. Esto ya parece un

exterminio sistemático de grupos étnicos.

De aquí que podamos afirmar que La racionalidad que existe

actualmente es la idealización de la ciencia y la tecnología, que como hemos

constatado es la coherencia de medios y fines. Es cierto también que

muchas veces se ha usado a la razón como instrumento de dominación de la

naturaleza y del hombre: como búsqueda del poder, que para nada tiene en

cuenta a la naturaleza que es vistas como un objeto más y al hombre como

un apéndice sin valor alguno, que trabaja por el avance de la “modernidad”.

Desde mi punto de vista, de esto se deduce, como afirma el profesor

Peña, que lo que guía el proceso racional “no son principios de razón, sino

valores que lo trascienden”; y que la racionalidad se define como “un orden

dinámico, un proceso de pensamiento que se desarrolla en condiciones

sociales, históricas, geográficas determinadas y motivadas por fines de

valor” 15

Sin embargo, hay que tener en cuenta, desde el punto de vista de la

cosmovisión amazónica, que la racionalidad no sólo puede estar guiada por

ese tipo de principios, sino que puede ser direccionada, como dice Van

Kessel16, por argumentos emocionales, afectivos, de autoridad, de tradición y

de testimonio. Y este tipo de racionalidad es la que encontramos en el

poblador de esta cuenca, por que el no opera con la lógica científica de fines

y medios, sino que su pensamiento se enraíza en creencias, afectos y mitos:

sus procedimientos son válidos, pues no entran en conflicto con el fin último

buscado, la sobrevivencia del grupo social. Prueba de ello es la existencia

por más de catorce mil años que éstos indígenas viven en total armonía con

su entorno, observando con detenimiento su naturaleza pues sabe y está

15 Ibíd., Pág. 14316 Juan van Kessel, Ritual de producción y discurso tecnológico andino. Puno, CIDSA 1991 Pág. 21

convencido que la respuesta a sus interrogantes está ahí: Así por ejemplo

para los Yagua, el Universo es una serie de mundos orgánicamente ligados

los unos a los otros por un conjunto de “arterias” cósmicas. La tierra está

poblada de una miríada de seres invisibles y proteiformes (dueños o espíritus

del bosque). Estos son guardianes y reguladores de los recursos naturales,

es con ellos con quienes los cazadores deben negociar la caza.

Para los Ticuna, el bosque no sólo engloba a las especies vegetales,

sino también a diversos seres de otras clases: desde los animales, hasta los

“dueños” espirituales de ciertos árboles y todos los otros espíritus que allí

conviven, a veces en forma no armónica.

Para los Cocama, todo árbol tiene madre, todos los seres tienen alma

(Animismo). Existen madres en las espesuras de la selva, en las umbrías

hondonadas, en los grandes lagos y cochas, en las quebradas, en las

profundidades de los ríos. Los animales, las aves y los peces están asimismo

animados por espíritus y estos pueden influir en la vida del hombre. Creen

en los espíritus del monte (Sacharuna y Chullachaqui), del agua (yacuruna),

de la naturaleza de la selva (madres), los espíritus de los muertos y los

espíritus protectores de un lugar y de las personas.

Para los Asháninca, los animales son entendidos como seres sociales,

los animales mantienen relaciones de tipo padre-hijo. La relación entre

hombres y animales es entendida como una relación entre seres sociales,

esto se entiende porque para los Asháninca muchos animales surgen de la

transformación del hombre al inicio del tiempo. La cacería es entendida

como una seducción entre cazador y presa. Los animales tienen dueño y

también quien los cuide, a quien hay que darle algo para que suelte sus

animales. Existe una reciprocidad entre los espíritus y los hombres.

Para los Aguaruna los animales tiene alma y que toman la misma

forma de estos animales. Ciertas plantas poseen alma o “gente”, éstos son

el tabaco, el toé, la yuca y los árboles de lupuna y catahua.

Pero por otro lado y frente a este pensamiento libre, el tipo de

racionalidad predominante en la sociedad moderna es lo que Horkheimer ha

llamado “racionalidad instrumental”: el mundo está gobernado por este

proceder de la razón, por lo cual todo es medio, nada es fin en si mismo.

Como puede comprobarse en el pensamiento relativo se han olvidado que la

contemplación que hacían los griegos para buscar la verdad ahora ya nos es

válida, sino es considerado como algo inmoral.

Hoy describimos nuestra época con la palabra Posmodernidad que

tiene como rasgo más importante la apuesta (quiebra) por (de) una visión

global y omnicomprensiva sobre el mundo, el hombre y la racionalidad

humana y por no perder la esperanza de comprender al mundo y sus

acontecimientos, como una totalidad, como la unidad entre las culturas:

esta filosofía se caracteriza por desarrollar una idea particular de

razón espiritual y por asentar unos principios sociales que regulen

la comunicación entre todos los hombres.

Así que, la racionalidad instrumental, dicen los posmodernistas, se

ha usado como herramienta al servicio del hombre para adaptarse y

sobrevivir a las condiciones materiales dejando de lado la idea que la razón

humana es lo que nos une con lo espiritual, con lo no visible.

Evidentemente fue la instrumentalización del logos, quien, basándose

en la tecno-ciencia, planificó y organizó las actividades del hombre, no

necesariamente buscando la verdad, sino buscando la eficacia técnica.

Según Javier Echevarría (Ciencia Moderna y Posmoderna, Fundación Juan

March, 1998 Citado por Carlos Muñoz, en Introducción a la Filosofía. Edit.

Biblioteca Nueva, Madrid 2002. pág. 49), “la tecnociencia no sólo es un

instrumento de dominio y transformación de la naturaleza, sino también de

las sociedades”. Esta tecnociencia ha adquirido tal poder que de alguna

manera impone actitudes, creencias y maneras de ser y de pensar en las

comunidades donde se desarrolla. Por eso , hoy en día vivimos en

sociedades cada vez más individualistas y egocéntricas, donde todo se mide

por el valor fundamental de la utilidad y la eficacia, dejando de lado otros

valores que tienen mayor significación para los seres humanos como son la

solidaridad, la reciprocidad, la lealtad y, sobre todo, la búsqueda de la

verdad por si misma: el deseo de saber y conocer qué define los

principios de la teoría del conocimiento de los pueblos amazónicos

era, también, EL anhelo de los primeros filósofos y su teoría sobre el

arjé o principio ontológico de las cosas y su manifestación

metafísica.

V. CONCEPCIÓN AMAZÓNICA DE LA NATURALEZA.

En la amazonía, todavía se trabaja las chacras sin emplear

maquinarias, solo con la fuerza corporal y con la ayuda del machete y el

hacha, y con la colaboración desinteresada de los demás miembros de su

etnia. Esta forma de producción es la causa de la conservación de los valores

sociales de reciprocidad y solidaridad que se da entre los indígenas y

mestizos de la cuenca del amazonas y que dista mucho de los valores de

utilidad y eficacia propios de la racionalidad occidental.

De aquí el quehacer cotidiano de estos hombres de la selva tenga

mucho que ver con su Cosmovisión, su forma de ver el Mundo como una

totalidad interrelacionada de los elementos que lo conforman como son el

suelo, el agua, las plantas, los animales, el sol, la luna, los espíritus del

bosque, del agua, de los animales. Estos elementos –que no son vistos como

objetos inertes, sino que son parte integral de sus vivencias ancestrales– no

les son ajenos sino más bien vivifican su existir por el holismo que está

presente entre hombre y naturaleza Y le permiten obtener conocimientos.

Tampoco los amazónicos ven en los elementos de la naturaleza unos

objetos de valor de uso y cambio. Para ellos no existía ese afán nuestro de

acopiar y acumular recursos, lo importante es obtener de la naturaleza lo

estrictamente necesario para su sobrevivencia: nada pertenece a nadie,

expresa el pensamiento amazónico, todo lo que hay es para quien lo

necesite, la naturaleza mientras no sea sobreexplotada brindará al hombre

lo que es necesario para su existencia en forma de una simbiosis entre él y

la madre naturaleza.

Esta concepción de la naturaleza, si nos aventuramos a hacer una

comparación filosófica, al igual que la de los presocráticos, la concibe como

un organismo vivo y en relación con los distintos seres: En la naturaleza cada

cosa tiene su sitio y su función. Los amazónicos no tratan de imponerse a la

naturaleza para dominarla, no usan la técnica según dice Ortega y Gasset:

“...como reacción enérgica contra la naturaleza o circunstancia que lleva a

crear entre ésta y el hombre una nueva naturaleza puesta sobre aquella, una

sobrenaturaleza”. (Meditación sobre la Técnica. Citado por M. Isabel Doñate,

en Introducción a la Filosofía. Edit. Biblioteca Nueva, Madrid 2002. Pág. 224).

Lo que hacen ellos, es intimar con la naturaleza, no alterarla

caprichosamente, piden permiso para actuar sobre ella, no se sienten como

los amos y señores sino como parte de esa totalidad, y de esa forma vivir

armoniosamente.

Se nos dice que las etnias amazónicas están atrasadas, siguen siendo

salvajes y no muestran entusiasmo por adecuarse a la modernidad, son

ociosos, desidiosos y son reacios a las condiciones que la hacen posible,

como sostiene Peña C. en su ensayo, al que me referiré a continuación.

5.1. La naturaleza se torna objeto de explotación y

manipulación.

Desde la llegada de los primeros europeos, la Amazonía siempre fue

vista con ojos codiciosos y voraces y actualmente lo siguen haciendo,

inclusive los mismos peruanos. Ante ello los pobladores amazónicos se

fueron ocultando, adentrándose en la espesura del monte, distanciándose de

los foráneos y no permitiendo que conozcamos en su totalidad sus creencias,

costumbres, mitos y, por que no decirlo, la gran sabiduría ancestral que ellos

guardan con gran celo sobre la naturaleza en su conjunto. No contento con

ello, de la amazonía se han extraído y se sigue extrayendo y manipulando

(Caucho, madera, petróleo, oro, plantas medicinales y otros), sin tener en

cuenta el gran daño que se hace al equilibrio del Ecosistema. Pues siempre

han mirado a la Amazonía como un espacio para la explotación de sus

riquezas, pero nunca tuvieron en cuenta que esas dos terceras partes del

territorio peruano están pobladas por seres humanos que anhelan un

desarrollo sustentado y sostenible.

Desde que los conquistadores pisaron suelo amazónico, lo hicieron

ilusionados de encontrar el “País del Dorado y la Canela”, luego los

explotadores del caucho, eliminaron a miles de nativos, que pagaron con su

sangre la exportación de éste insumo para Europa, al bajar los precios del

caucho dirigieron sus ojos a la madera y comenzó la depredación de los

bosques, que inclusive en el 2004, el Gobierno Regional de Loreto, entregó

en concesión miles de hectáreas de bosques, sin respetar (nunca lo han

hecho), que muchos de esos territorios concesionados forman parte del

territorio de las Comunidades Indígenas, existiendo un serio peligro de

deforestación de la selva peruana, al igual que sucedió con la selva brasilera.

No contentos con esto, las grandes Compañías Petroleras, desde los años 30

del siglo pasado, comenzaron a explorar y producir el oro negro, que se lo

llevan por el oleoducto y en barcazas que navegan por el río mar, dejando

para los pobladores amazónicos sus desechos que contaminan sus ríos,

quebradas y cochas y con ello sus peces y animales y alterando el equilibrio

de Hombre-Naturaleza. Lo mismo hacen los buscadores de oro que

contaminan con mercurio, plomo y otros metales pesados, que están

enfermando a los pobladores de ésta cuenca.

Actualmente, siendo la Amazonía, un lugar privilegiado con la mayor

diversidad del planeta y con una inmensa riqueza genética, que sobrepasa la

riqueza extraída de ésta zona, por los explotadores de antaño. Aparecen los

norteamericanos que quieren aprovecharse de nuestros recursos genéticos,

porque carecemos de la tecnología de “punta”, traen su tecnología, sus

investigadores y el dinero para aprovecharse de esta riqueza. A nosotros nos

faltan conocimientos e información para aprovecharnos de ello. Recién se

está haciendo un inventario de nuestra biodiversidad.

Nuestros pueblos indígenas son muy ricos en tecnología

culturalmente probada a través de siglos de experiencias en manejo de

insectos, plantas medicinales, animales. Sin embargo con la firma del TLC,

nuestros gobernantes, están entregando los recursos genéticos a los

biopiratas de las transnacionales. En éste tratado no se dice qué sucederá

con los conocimientos indígenas que dan origen a patentes, de esas

transnacionales que no tienen en cuenta a los verdaderos poseedores de

esos conocimientos. “Así podrán patentar un invento cuyo componente base

utilice material genético proveniente de la Amazonía y los conocimientos

autóctonos o indígenas sin la autorización de los gobiernos central y

regionales, ni de las comunidades aportantes...”17

5.2. Lo cualitativo y esencial se resuelve en dimensiones

cuantificables y en cantidades en general.

Se piensa que el espacio amazónico, por su extensión (7.5 millones

de hectáreas) y su baja densidad poblacional, hay que poblarlo con la

intención de explotar los bosques, aprovechar sus riquezas hídricas,

acuíferas, petrolíferas y su biodiversidad. En Perú desde antes de la

proclamación de la independencia, no se ha respetado la propiedad de las

tierras de las Comunidades Indígenas, los profetas del mercado libre

argumentan que la propiedad colectiva, al no poder venderse libremente, es

un capital muerto, y que sus dueños, a menudo pobres, nunca podrán

capitalizarse. Muchas de las demarcaciones territoriales se hizo desde los

escritorios de la burocracia estatal, perjudicando a los indígenas y

favoreciendo a los “colonizadores”. “Se estima que el 40% de los bosques de

la Amazonía son reclamados, ocupados y/o usados por indígenas

tradicionales y comunidades de inmigrantes recientes...En el caso Perú, se

estima que 56 diferentes pueblos indígenas que viven en 1,500 comunidades

tienen títulos y derechos exclusivos de concesión sobre cerca del 10.35% del

total de la región amazónica...”18 Pero no se tiene en cuenta que el bosque

tiene propietario, y ese propietario está constituido por las diversas etnias

existentes a lo largo y ancho de la amazonía, pero como no tienen

documentos no pueden acreditar que esas tierras les pertenecen, no por

tener títulos, sino por derecho ancestral de miles de años. Ejemplo de ello es

que cerca a la ciudad de Iquitos, la Etnia Cocama, tiene un litigio sobre

derechos de propiedad con la Marina de Guerra del Perú, que según

documentos es de la Marina de Guerra, pero según los Cocamas ese

territorio les pertenece desde mucho antes que los militares llegaran a esta

parte de Perú.

5.3. Hay un sujeto puro que va oponiéndose a la Naturaleza y

diferenciándose de ella como algo esencialmente distinto.

Esta oposición característica de la modernidad entre Sujeto-Objeto,

que permite al primero dominar al segundo Este sujeto (individuo), se

concibe a si mismo “enfrentado al mundo, al que lo llama objeto y a los

demás hombres. Este sujeto se relaciona con la naturaleza en términos de

17 Gonzalo Tello. El poder injusto: TLC, un triste ejemplo. Quincenario : La Bayuca, Año I, Nº 12-200618 Richard Chase S. El cuidado de los bienes comunes. IEP. Perú .2002, Pág. 24

oposición y concibe su relación con los demás seres vivos en términos de

una oposición de intereses. Esta oposición no es propia de los amazónicos ,

pues para ellos no es necesario oponerse a la naturaleza, no es querer y

desear dominarla, sino más bien sintonizar con ella, mimetizarse con ella,

ser parte de ella, no se necesita diferenciarse de ella, no se necesita

enajenarla, sino identificarse con ella.

VI. TIEMPO Y ESPACIO EN EL PENSAMIENTO AMAZÓNICO.

En el pensamiento de los pobladores amazónicos, los conceptos de

Tiempo y de Espacio no existen como abstracciones separadas, estas dos

nociones aparecen supeditadas a los seres y a los acontecimientos reales o

ideales.

Para ellos existe, dos clases de Tiempo: un tiempo real, que es aquel

de la duración de los fenómenos y otro tiempo donde se superponen lo ideal

y lo sagrado, donde lo mágico-religioso, las imágenes míticas fluyen como un

torrente, sin tener en cuenta las secuencias lógicas del acontecer.

Sobre el Espacio, también tienen una doble significación: pues por un

lado está el espacio físico de las dimensiones, dentro del cual cada cosa

tiene su tamaño real; y por otro lado y con una mayor significación, está el

espacio simbólico, que ya no es un espacio de magnitudes, sino un espacio

heterogéneo en donde existen seres cuantitativamente diferentes, por lo

tanto sagrados.

El Espacio y el Tiempo para los amazónicos son sagrados, son

categorías de un espacio sin distancias y de un tiempo sin cronología.

El poblador Amazónico relativiza el tiempo y el espacio, pues para

ellos, el tiempo y el espacio no están condicionados a las dimensiones

abstractas cuantitativas. Por ello cuando les preguntamos ¿dónde está tu

casa?, nos responden “cerquita”, y en cuanto tiempo vamos a llegar?, nos

responden “rapidito”. O nos dicen “mi casa está a dos “vueltitas del

río”(estas son grandes distancias en canoa, pues se refieren a los meandros

de los ríos), o “pasando dos lomas (cerros) y dos quebradas(pequeños

riachuelos) y estamos en mi casa”.

Nosotros, sin embargo, estamos acostumbrados a movernos en un

espacio homogéneo, donde las distancias están cuantificadas y “parceladas”

y son pertenecientes a determinadas personas o instituciones; y a un

tiempo que tiene el referente del reloj, con el cual estamos esclavizados por

su dictadura, siempre estamos pensando que el tiempo no nos alcanza.

VII. EL CONOCIMIENTO INTUITIVO DE LA NATURALEZA.

En la amazonía, las actividades que desarrolla el hombre, tiene connotaciones en lo

social, lo ecológico y lo espiritual, y esto deriva de la existencia del Mito y el

Chamanismo, esto sucede desde la antigüedad hasta hoy.

“La cultura del hombre amazónico se relaciona con la naturaleza desde estos parámetros antropológicos:1°/desde una relación ecológica con los elementos que la integran, y que da lugar al sentimiento ecológico indígena, 2°/ desde una interiorización del sentido del mundo simbólico que la impregna, y que origina la visión animista amazónica, 3°/ desde una interacción sobrenatural de los poderes que posee y que consolida el mundo mágico de estas culturas aborígenes, y 4°/ desde la conexión con la etnobotánica de plantas curativas y alucinógenas, que configuran el chamanismo de la Amazonía.. ...”19.

“El conocimiento Intuitivo, que debe entenderse como la realización de la capacidad cognoscitiva directa sin mediación racional, es la forma de conocimiento y reconocimiento que se articula en la Cultura Amazónica. El nativo posee la capacidad científica de la observación y experimentación de la Naturaleza, por la que conoce el comportamiento de los animales, las propiedades de las plantas y las manifestaciones que auguran una tormenta. Pero además, tiene la capacidad de sentir o ver un espíritu, predecir acontecimientos, leer en los ojos de una persona su carácter y personalidad o presentir la muerte de un amigo o familiar o conocido. El conocimiento intuitivo forma parte de la personalidad amazónica, mucho más de lo que lo hace el conocimiento racional mediato. La capacidad intuitiva, de ver o intuir, supera con mucho a la de razonar”.20

En cuanto al conocimiento práctico El hombre amazónico tiene

preferencia, si tomamos la idea general que ha puesto de relieve Levy-

Strauss al estudiar el pensamiento salvaje, por lo concreto, antes que por el

modelo universal y el proyecto, por la variedad, antes que por la

uniformidad. En el caso del Amazonas existen procedimientos de predicción

y previsión, basándose únicamente en la observación de la floración de

ciertas plantas, el comportamiento de ciertas hormigas y de otros animales,

para determinar si la creciente o la vaciante de los ríos será alta o baja,

luego ello es aplicado en la siembra y la cosecha de los terrenos aluvionales.

El poblador Amazónico, muchos siglos antes de que apareciese la

Ecología como ciencia, él ya tenía nociones de ella intuitivamente, pues se

abocó a vivir en sincronía con su hábitat, mantener una simbiosis, pues

conocía que ésa era la única forma de convivir con ella, para no romper el

equilibrio de Naturaleza- Hombre. Era y es consciente, de que la Naturaleza

es parte de su ser y existencia, y que conjuntamente con ella forman un todo

orgánico vivo y que además debe respetarla pues de lo contrario, los

espíritus del bosque podrían molestarse y el hombre sufrir las

consecuencias.

VIII. CONTRASTACIÓN DE LA RACIONALIDAD OCCIDENTAL-AMAZÓNICA: A MODO DE MÁXIMAS.

19 Juan C. Ochoa. Mito y Chamanismo: El mito de la tierra sin mal, en los Tupi-Cocama de la Amazonía Peruana. (Tesis Doctoral). Barcelona 2002. Pág. 121.20 Ibíd. Pág. 135

*La racionalidad occidental es diferente en varios aspectos y conceptos a la racionalidad amazónica.

*La racionalidad occidental, se fundamenta en la razón teórica o teorética, la racionalidad amazónica se sustenta en una concepción de la razón que no es teórica o teorética, sino más bien que sus conocimientos son fruto de la experiencia inferida por analogía y generalización. El hombre amazónico no se agota en la racionalidad, por que tiene en cuenta mucho su voluntad y sus sentimientos.

*En la racionalidad occidental, el sujeto se enfrenta al objeto, hay una oposición, sujeto-objeto; y concibe su relación con los demás seres vivos en términos de una oposición de intereses. El hombre amazónico no se enfrenta a la naturaleza, no es para él un objeto más, sino que él se siente parte de ella, con los otros seres vivos no existe una oposición de intereses, sino más bien los intereses si los hubiera, tienen armonía.

*El hombre occidental parte de lo universal hacia lo particular e individual, utilizando el método deductivo. El hombre amazónico precisa conocer lo concreto y detalladamente para poder luego generalizar.

*El hombre occidental prefiere conocer lo general, porque eso le permitirá conocer las leyes o regularidades universales, para controlar y dominar a la realidad. El hombre amazónico, no quiere controlar, ni dominar a la naturaleza, más bien lo que pretende es sintonizar con ella, armonizar con ella, pues ella es su sustento de ser y de existir.

*El pensamiento occidental busca siempre encontrar cuál es la causa de las cosas o de los fenómenos. El pensamiento amazónico es seminal, le interesa el curso de la vida, es observador de cómo las cosas nacen, crecen y se reproducen siguiendo su propio curso. Para el pensamiento occidental basta conocer la causa eficiente para explicar los fenómenos.

*Para la racionalidad occidental, puede haber discusiones y acuerdos sobre su propiedad y uso, pero no se puede cuestionar la legitimidad de explotarla, pues es una materia inerte y no un ser vivo. Respetar a la naturaleza es algo absurdo de mentalidades atrasadas. Para el poblador amazónico, la naturaleza es un ser vivo, al cual no hay que explotarlo, sino servirse de ella sin alterarla ni mutilarla, pidiéndole permiso para poder subsistir.

*Para la racionalidad occidental, él sujeto, el individuo es el que puede producir “finalidad”, pero en la naturaleza no existe “telos” de ninguna especie. Sin embargo, los biólogos han determinado que existe una noción de finalidad en la naturaleza, por eso para el “holismo” y para el “organicismo”, la naturaleza no es un mecanismo inanimado, sino un gran ente viviente. Con lo afirmado últimamente por los intelectuales, los amazónicos lo ratifican en toda su extensión.

*Hoy en día vivimos en sociedades cada vez más individualistas y egocéntricas, donde todo se mide por el valor fundamental de la utilidad y la eficacia, dejando de lado otros valores que tienen mayor significación para los seres humanos como son la solidaridad, la reciprocidad, la lealtad y, sobre todo, la búsqueda de la verdad por si misma.

*Para el occidental el futuro es aquello que le permite tener esperanza y posibilidades de un futuro mejor, el pasado es algo que está cerrado. Para el amazónico el pasado está siempre presente, pues éste le

permite seguir existiendo con todo el cúmulo de experiencias de sus ancestros.

CONCLUSIÓN.

En nuestro mundo, no sólo existe una racionalidad, sino que tenemos

que comprender que existen otras racionalidades, como la amazónica que

no tiene como propósito la dominación de la naturaleza y el hombre,

tampoco ve a ambos como objetos a los cuales puede manejar a su antojo y

conseguir poder para sí sin importar lo que sucede en su entorno físico y

espiritual. Esta racionalidad no está imbuida del “progreso”, concepto de la

modernidad, que muchas veces se convierte en Irracionalidad, por los

ejemplos mencionados anteriormente.

Hay que comprender de una vez por todas, que no sólo el hombre

tiene fines, sino también la naturaleza tiene una finalidad, que está

relacionada con el hombre y su existencia; y que el ser pensante, sino,

quiere perecer antes que ella tiene que respetarla y cuidarla

De esto se deduce, como afirma el profesor Peña, que lo que guía el

proceso racional “no son principios de razón, sino valores que lo

trascienden”; y que la racionalidad se define como “un orden dinámico, un

proceso de pensamiento que se desarrolla en condiciones sociales,

históricas, geográficas determinadas y motivadas por fines de valor”

Sin embargo, hay que tener en cuenta, desde el punto de vista de la

cosmovisión amazónica, que la racionalidad no sólo puede estar guiada por

ese tipo de principios, sino que puede ser direccionada, por argumentos

emocionales, afectivos, de autoridad, de tradición y de testimonio. Y este

tipo de racionalidad es la que encontramos en el poblador de esta cuenca,

por que el no opera con la lógica científica de fines y medios, sino que su

pensamiento se enraíza en creencias, afectos y mitos: sus procedimientos

son válidos pues no entran en conflicto con el fin último buscado, la

sobrevivencia del grupo social. Prueba de ello es la existencia por más de

catorce mil años que estos indígenas viven en total armonía con su entorno,

observando con detenimiento su naturaleza pues sabe y está convencido

que la respuesta a sus interrogantes está ahí.

Tenemos que volver, a hacer lo que hacían los griegos en la

antigüedad, la contemplación de la naturaleza, no para aprovecharse y

explotarla, sino para intentar una comunicación, no hay que separar la

naturaleza y el entorno humano, no hay que “objetivar” a la naturaleza, es

decir y creer que es una realidad inanimada y por lo tanto distante del

ámbito de la moral.

Hay que tener en cuenta los ritmos y cadencias de la naturaleza, procurando

que la actividad del hombre, no la altere sustancialmente, se autorregule y

no produzca destrucción.

La racionalidad amazónica, busca que haya una mayor comunicación entre

los seres de la floresta, y no sólo la comunicación común, sino aquella que

permite comunicarse con los espíritus del bosque, las aguas y los animales,

es decir con lo no visible. Y esta comunicación no es fantasiosa o irreal, pues

existen testimonios en la cultura indígena, que los resultados son

beneficiosos para la humanidad, “como por ejemplo el uso de la

Pilocarpina para curar el glaucoma”, citado por Gonzalo Tello.

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