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ENTENDIENDO SU PALABRA Principios básicos de interpretación

Entendiendo su palabra — apuntes y notas

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Apuntes y notas sobre hermenéutica básica

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ENTENDIENDO SU PALABRA

Principios básicos de interpretación

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PRESENTACIÓN

Descripción

Este curso es una herramienta fundamental para todo creyente. Ofrece los principios básicos para entender correctamente la escritura, interpretarla correctamente y sobre todo, aplicarla. Es la base para tener un cimiento sólido en lo doctrinal, así como para preparar enseñanzas para niños y adultos.

Metas

1. (cognitiva) Comprender los principios básicos de interpretación. 2. (Afectiva) Enamorarnos de la Biblia y estar más confiados a interpretarla. 3. (Conducta) Aplicar los conocimientos en nuestra vida y/o en el ministerio.

Objetivos

1. Aportar con nuestras tareas, investigación y creatividad para un legado, primeramente a nuestra iglesia, a los que vendrán y también para el pueblo de Dios en general. Este legado consistirá en un manual del curso en un lenguaje sencillo, con imágenes y mapas conceptuales que faciliten su entendimiento y aplicación; el fin es poder trasladar el lenguaje técnico a uno sencillo, para que cualquier creyente se sienta confiado a estudiar e interpretar la biblia correctamente.

Bibliografía

1. Como estudiar e Interpretar la Biblia — R. C. Sproul 2. La Biblia en su contexto — Craig Keener. 3. Hermenéutica — Henry A. Virkler. 4. Principios de Interpretación — Luis Berkhof. 5. Lectura Eficaz — Fee, Gordon y Douglas Stuart. 6. Hermenéutica: Interpretación Eficaz Hoy — Rob Haskell. 7. Hermenéutica, Entendiendo la Palabra de Dios — J. Scott Duvall & J. Daniel Hays.

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Prefacio ¿Por qué comenzar con esta clase?

Uno de los problemas que yo eh visto en la iglesia en general, es la falta de capacidad individual, es la independencia espiritual. Me explico: las ovejas en general son dependientes de su pastor o líder, ellos se sienten incapaces de interpretar la biblia, o de tomar decisiones en momentos difíciles. Esto no siempre es malo, al contrario, parte del trabajo de los líderes es la consejería y la enseñanza. Pero la dependencia ha sido muy extrema, al grado que para cualquier cosa acuden a su pastor. Es como todo al principio, los niños se sienten inseguros, pero llegará el momento en que ellos querrán ir a los baños solos, o comer, o vestirse. Pero, imaginen a un adolescente que quiere que lo lleven al baño ¡eh allí el gran problema! Así puedo ver creyentes que tienen años en la iglesia, y no saben dónde está el libro de Amós, ni como se divide la Biblia, etc.

Por eso, vi con sabiduría comenzar por esta materia. Para que las ovejas se sientan seguras de ir a la biblia y comprender la esencia del mensaje de Dios; sobre todo, saber que la Biblia no es un libro oscuro, al contrario. Es un libro al cual podemos ir cada día y encontrarnos con tesoros invaluables, que nos enamoran de su Palabra. Entonces no escatimamos el tiempo requerido y nos enfocaremos a hablar sobre el libro Sagrado, aquel que es nuestra guía de conducta y doctrina. Al final entenderemos como nos vino, y porque es tan importante para nosotros como congregación.

Al principio trataremos con la clase: “Entendiendo su Palabra”, y después, “Nuestra Biblia”. Quizá en casi todas las escuelas e instintos bíblicos se comienza con el segundo punto; pero vi en nuestro caso necesario primero saber cómo interpretarla, antes de saber cómo nos ha venido [su origen]; obviando que somos creyentes, y todos sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios.

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Contenido

1. Introducción 5 2. Interpretación Privada 13 3. Interpretación 18 4. Contexto 28 5. Desarrollando el método gramático-histórico 31 6. Narración 38 7. Parábolas 43 8. Leyes y Proverbios 46 9. El espíritu y la letra de la Ley 49 10. Los Evangelios 51 11. Las Epístolas 55 12. Tipos, símbolos, profecía y literatura apocalíptica 65 13. Figuras retóricas 74

Apéndice 83

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1. Introducción

Sí hubiera un tesoro escondido, ¿Quién no querría un mapa del tesoro? ¿Qué harías si te encontraras una carta con las siguientes características?

R.P. Sánchez

Nuestros padres nos dejaron un gran tesoro. Tienes que buscarlo en la bodega de nuestro abuelo, en el cuarto de los animales. Procura ir antes de las elecciones y llevar la herramienta adecuada.

—L.K. Sánchez.

Sin duda, esto despertaría gran interés en las personas que conozcan esa situación. Quizá sí supiéramos quien es R.P. Sánchez o L.K. podríamos enterarnos quienes son sus padres, y sobre todo dónde está la bodega del abuelo; a su vez, saber sí aún existe relevancia en los datos y así poder encontrar el tesoro. ¿Ya ocurrieron las elecciones? ¿Por qué el escritor pone ese énfasis de que sea antes de las elecciones? ¿Y a que herramienta se referirá?

Sí se dan cuenta, para poder entender un escrito [cualquiera que sea], se necesita saber ciertas cosas, hacerse preguntas que nos ayuden a indagar con precisión el sentido de las palabras. Quizá haya escritos que ya no sirvan de nada en nuestros tiempos, por ejemplo un mapa de un tesoro en los tiempos de los mayas. Ese mapa no nos servirá pues las referencias ya no existen, ya no hay lagos, montañas, sino sólo edificios y ciudades, y quizá ese mapa ya fue usado.

Sin embargo no sucede así con la Palabra de Dios, pues está es eterna, es para cualquier tipo de persona, y en cualquier tiempo. La palabra de Dios sigue siendo el mapa del tesoro, del conocimiento de Dios y de su plan para el ser humano sigue siendo muy relevante.

¿Por qué debemos estudiar la Biblia?

1 Timoteo 4. 13Entre tanto que voy, OCÚPATE EN LA LECTURA, LA EXHORTACIÓN Y LA ENSEÑANZA. 14No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (Énfasis añadido)

Sí todos los creyentes leyeran su Biblia, la enseñanza sería más fluida y la exhortación más aceptada. Sin embargo no lo es, y esto es síntoma de que no se lee frecuentemente las escrituras. Al no tener la base de una buena lectura, no hay una enseñanza correcta y así nacen las herejías [falsas enseñanzas o desviadas].

La causa número #1 de que existan doctrinas erróneas, es porque se desconoce los principios para interpretar la Biblia. No es suficiente sólo con creer que la Biblia es la Palabra de Dios, sino que es necesario estudiarla eficazmente para así aplicarla correctamente.

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Algunos creen lo más importante es el corazón, y que la mente no interesa ‘tanto’. Algunas frases seductoras dicen:

A Dios no le importa la doctrina, sino el corazón.

Y yo les digo, eso es una verdadera mentira; A Dios le importa que por la doctrina, tu corazón sea transformado. Es verdad, que sólo doctrina sin cambio en el corazón, no sirve de mucho; pero, es mentira que no sea importante la enseñanza.

Como hemos visto en nuestras metas, para poder cambiar la conducta es necesario convencer a la mente y al corazón al mismo tiempo; de esta manera, si hemos comprendido algo con la mente, esto puede llegar al corazón y si llega, seguramente cambiará nuestra conducta [cognitiva, afectiva y de conducta]. ¿Cómo se convence? Con doctrina, es decir con enseñanzas.

¡Algo tiene que cambiar!

La Biblia es el libro de libros. Cada año, la Biblia recibe el reconocimiento del libro más vendido del año. ¡Wow! ¡Qué bendición! No sé si reír o llorar. Algunos se burlan que siendo el libro más vendido, es el libro menos leído. Y sí, las estadísticas no están de nuestro lado, la Biblia no ha sido leída una vez completa por la mayoría de los que dicen creer en ella. Oh que impresión es saber esto, tampoco sorprende, pero sí impacta. Porque tampoco es imposible leerla toda. Al iniciar el año, mi software con el que estudio me diseñó un plan de lectura para 6 meses, y pensé que tendría que invertir más de una hora al día. Pero no, realmente tenía que leer poco menos de media hora diaria para terminar la Biblia dos veces en el año, ¡Sí, Dos veces! ¿Se dan cuenta cuanto leen los cristianos?

¿Por qué los creyentes no estudian la Biblia?

El libro que tomaremos como base —como estudiar e interpretar la Biblia— en el primer capítulo plantea dos mitos que existen acerca de la Biblia. Y a la vez, estos se usan como ‘pretextos’ por aquellos que no la han leído completa.

Mito 1: La Biblia es tan difícil de entender que sólo los teólogos con muchos conocimientos y preparación técnica pueden manejar las Escrituras

La gente dice: “Sé que no puedo estudiar la Biblia, porque cada vez que trato de leerla no la entiendo”. Cuando alguien dice eso, quiere que le den una palmada en la espalda y le digan: “Está bien, te entiendo. Realmente es un libro muy difícil, y, a menos que te hayas preparado en un seminario [instituto], quizás no deberías acercarte a él.”

Esto comenzó siendo un pretexto para convertirse en una razón. La mayoría de la gente no sólo lo pone de pretexto, sino que en verdad cree que la Biblia es muy difícil, por tanto no la leen. La encuesta dice que mientras que la gran mayoría ha leído Génesis y Éxodo, pocos terminan el pentateuco, y mucho menos hablar de los profetas menores; es más, muchos no saben ni siquiera el nombre de un profeta menor. ¡Es tiempo de cambiar esta situación!

Mito 2: La Biblia es aburrida.

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A veces es triste que creyentes se expresen así de la Palabra de Dios. Escuchamos o leemos cosas como:

“Necesitamos alguien joven y estimulante, alguien con un método dinámico que pueda darle vida a la Biblia. Quería decir: ¿Usted quiere que le dé vida a la Biblia? No sabía que estuviera enferma. ¿Qué doctor la atendió antes de su fallecimiento? La Biblia está viva. Al contrario, en ella es donde encontramos la vida en Jesucristo.

Quizás el desinterés que algunos experimentan, se deba a lo anticuado del material que puede parecemos ajeno. ¿Cómo se relaciona la vida de Abraham-que vivió hace tanto tiempo y tan lejos-con nosotros?

¿Es complicada la Palabra de Dios?

En el siglo XVI, los reformadores declararon su entera confianza en lo que denominaron la “perspicuidad” de la Escritura. A lo que se referían con ese término técnico era a la claridad de las Escrituras. Afirmaban que la Biblia era clara y normal. Es lo suficientemente sencilla para que cualquier persona pueda entender su mensaje básico. Esto no significa que todas las partes de la Biblia sean igualmente claras o que no haya en ella pasajes o secciones difíciles.

Los laicos [no pastores o ministros] sin preparación en cuanto a lenguas antiguas y los aspectos críticos de la exégesis pueden tener dificultad con algunas partes de la Escritura, pero el contenido esencial es lo suficientemente claro para ser entendido con facilidad. Lutero, por ejemplo, estaba convencido de que lo que era oscuro y difícil en una parte de la Escritura, se afirmaba con mayor claridad y sencillez en otras partes de la Escritura.

El problema de la motivación

Hay mucha diferencia entre leer y estudiar. Leer es algo que puede hacerse pausadamente, estrictamente como pasatiempo, en una forma casual y desenvuelta. Pero el estudio sugiere labor, trabajo serio y diligente.

Fallamos en nuestro deber de estudiar la Palabra de Dios, no tanto porque sea simple y aburrida sino porque es trabajo. Nuestro problema no es de falta de inteligencia o de pasión; nuestro problema es que somos perezosos. Si vamos a tratar con la disciplina del estudio de la Biblia, debemos reconocer desde el principio que vamos a necesitar de la gracia de Dios para perseverar.

Los fundamentos bíblicos para el estudio de la Biblia

La Biblia misma tiene mucho que decir en cuanto a la importancia de estudiar la Biblia. Examinemos dos pasajes, uno de cada testamento, con el fin de avistar brevemente estos mandatos.

Antiguo Testamento.

Sus palabras se usaban para convocar a la congregación a adorar. Leemos:

“Oye, Israel: JEHOVÁ nuestro Dios, JEHOVÁ uno es. Y amarás a JEHOVÁ tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y con todas tus fuerzas”. (vv. 4–5)

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Casi todos nosotros conocemos estas palabras. Pero ¿qué viene inmediatamente después de ellas? Siga leyendo:

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las exhibirás en los postes de tu casa y en tus puertas. (vv. 6–9)

Aquí, Dios soberanamente ordena que su Palabra sea enseñada tan diligentemente que penetre al corazón.

En el Nuevo Testamento, leemos acerca de la amonestación de Pablo a Timoteo:

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Tm. 3:14–17)

Persiste en lo que has aprendido. Esta parte de la amonestación pone énfasis en la continuidad. Se nos manda que busquemos el conocimiento pero sobre todo que obtengamos sabiduría. Los conocimientos son necesarios si se va a adquirir sabiduría, pero no son lo mismo que la sabiduría. Se pueden tener conocimientos sin tener sabiduría, pero no puede tenerse sabiduría si no se tienen conocimientos.

Toda escritura es inspirada (respirada) por Dios.

Lo que Pablo le dice a Timoteo es que la Biblia viene de Dios. Él es su máximo autor. Es su Palabra; viene de Él; lleva el sello de todo lo que Él es. Por tanto, el mandato que se ha de recordar es “de quién has aprendido [estas cosas]”. Podremos tomar la Biblia y sentirnos “inspirados” o conmovidos o experimentar otras emociones intensas. Pero nuestro mayor provecho está en ser instruidos.

Un sinnúmero de veces he oído a cristianos decir: “¿Por qué necesito estudiar doctrina o teología cuando solamente necesito conocer a Jesús?” Mi respuesta inmediata es esta: “¿Quién es Jesús?” Tan pronto como empezamos a contestar esta pregunta nos estamos adentrando en la doctrina y la teología. Ningún cristiano puede evitar la teología. Todo cristiano es teólogo.

Escritura útil para redargüir, corregir, y para instruir en justicia. En estas palabras Pablo articula el valor práctico del estudio de la Biblia. Como criaturas caídas pecamos, erramos, y estamos inherentemente en mala posición con respecto a la justicia. Cuando pecamos, necesitamos ser reprobados. Cuando erramos, necesitamos ser corregidos. Cuando nos hallamos en mal estado, necesitamos ser instruidos. La función de las Escrituras es la de reprobador principal, nuestro sumo corrector, y nuestro máximo instructor.

A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. El cristiano que no esté diligentemente dedicado a un estudio serio de la Escritura simplemente es deficiente como discípulo de Cristo.

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La biblia es la revelación de Dios

Algunos creen que la biblia es la respuesta a todo. Piensan que la biblia tendría que hablarnos todo acerca de la Biología, o la Geografía; cuando la Biblia habla de la Biología o cualquier ciencia, habla verdad, no hay temor en eso. Pero la Biblia no busca explicar exhaustivamente acerca de las ciencias, ni la edad de la Tierra, ni cuantas especias hay en el mundo, etc. La Biblia es la revelación de Dios, y ni el mejor biólogo, ni geógrafo podrá explicarnos el camino a Dios, y su plan maestro para el ser humano. Por eso es un argumento débil decir, que como la biblia no nos provee todas las respuestas a este mundo, debe ser mentira.

Alguna vez, algún amigo o una persona se ha abierto con nosotros, diciendo: ‘Esto que te voy a contar es confidencial, es muy personal, sólo tú lo sabrás’. Y comienza a darnos información muy personal, que nos abre el panorama de lo que es como persona; quizá antes de eso lo habíamos juzgado mal, en su comportamiento o inmadurez, pero después de saber algo muy personal, lo vemos diferente, sentimos cariño, o compasión. Se ha ganado nuestra confianza, al confiar en nosotros [valga la redundancia]. Y de repente, tenemos un amigo más, y a partir de ese momento se forja una amistad para siempre. ¿Cómo sucedió? Lo conocimos en las cosas más profundas; sólo así se logran las amistades perdurables: conociéndonos. Debe haber una revelación personal: una auto-revelación.

Ahora, ¿Quién nos puede hablar de Dios de una manera certera? Sólo Dios, Él mismo nos revela por medio de la Biblia: ¿Quién es? Aunque se puede aprender mucho de Dios por medio de un estudio de la naturaleza, es la revelación de él mismo en la Escritura la más completa y valiosa para nosotros.

Si queremos saber algo acerca de una persona hay muchas maneras de conseguirlo. Podríamos escribir a agencias oficiales indagando si tienen alguna ficha suya. Podríamos solicitar una copia de sus calificaciones en la escuela o la Universidad. Con estos documentos podríamos descubrir su biografía básica, registro médico, logros académicos y atléticos. Luego podríamos entrevistar a sus amigos para obtener una evaluación más personal. Pero todos estos métodos son indirectos y muchas de las cualidades intangibles de la persona quedarán fuera de nuestro escrutinio. Todos estos métodos no son más que fuentes secundarias de información.

Si deseamos obtener un conocimiento más exacto del individuo necesitamos conocerlo personalmente, observar su aspecto exterior, ver cómo se desenvuelve, qué modos emplea. Hasta quizás podríamos colegir [deducir] cómo siente, cómo piensa, lo que valora y lo que le disgusta. Pero si deseamos llegar a conocerlo íntimamente tendremos que entrar en algún tipo de comunicación verbal con él. Nadie puede expresar con mayor claridad o exactitud lo que cree, siente, o piensa que la persona misma. A menos que el sujeto en cuestión escoja revelar esas cosas verbalmente, nuestro conocimiento estará limitado a la adivinación y la especulación. Sólo las palabras nos iluminarán’.1

1 Sproul, R. C. (1996). Cómo estudiar e interpretar la Biblia (pp. 21–22). Miami, FL: Editorial Unilit.

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Qué emoción saber que con Dios, no tenemos que conformarnos ni investigar información de segunda mano. Dios mismo ha decidido revelarse en las Escrituras. La mente de Dios se muestra descubierta, Él nos cuenta sus secretos, sus planes, cómo es, que le gusta, que le disgusta, etc. Leamos este Salmo:

“El Señor brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto” (Salmo 25.14).

En la Biblia, Dios se revela a sí mismo como un amigo muy íntimo. ¡Imagínate!, Dios mismo es nuestro amigo íntimo.

¿Qué es mejor? ¿La teoría o la práctica?

Para mí el sólo hecho de plantear la pregunta ya es un problema. Es cómo sí hiciéramos una competencia entre Michael Jordan y Cristiano Ronaldo. ¿A quién prefieres? Es que no hay porque ponerlos a competir, yo me quedo con los dos. Ronaldo es excelente en el soccer y Jordan en el Basquetbol. Muchos adoptan sistemas pragmáticos [los resultados son los importantes, no la verdad]. En los que se busca resultados, y a veces no importando los métodos, lo importante es que traiga resultados; de esta manera se ha abandonado las verdades bíblicas. Por ejemplo, en el evangelismo. Tantos métodos que tenemos hoy para que la gente se sienta obligada a ‘repetir’ una oración. ¿Y todo para qué? Para creer que esa persona es declarada salva. Si oras, eres salvo, ¡funciona! Por tanto es verdad. Por otro lado Martyn Lloyd-Jones nos dice:

Esta es la característica de toda la vida en nuestros tiempos. Por ejemplo, las personas ya no están practicando el deporte como se hacía antes. En lugar de eso hoy se juntan en grupos y miran a los demás jugar y traer el entretenimiento. Hubo un tiempo cuando la gente proveía su propio placer, pero ahora la radio y la televisión traen el entretenimiento y placer a sus vidas. Temo que esta tendencia se ha manifestado aún en la Iglesia cristiana. Más y más se está volviendo común de juntarse en grupos y mirar a dos o tres personas hacer todo el trabajo.

—Martyn Lloyd-Jones. Avivamiento, La gran necesidad de un nuevo avivamiento.

La iglesia ya no actúa, sino que idolatramos a predicadores y evangelistas, o peor aún, cantantes. Hablamos de lo bueno que son los predicadores, y lo hermoso de nuestras reuniones. Sabemos tanto, citamos predicadores de antaño, frases impactantes, confesiones e historia; pero no actuamos, no hay despertar, no hay llenura del Espíritu, no hay autoridad, no hay evangelismo, no hay oración. Tenemos todo y nos falta tanto. Por un lado se exalta la práctica menospreciando la teoría. Por el otro, se exalta la teoría dejando a un lado la práctica.

La persona que desprecia la teoría y exalta práctica no es sabia. Debo añadir también que no puede haber práctica sin alguna teoría en el fondo. Hacemos lo que hacemos porque tenemos una teoría. Nada revela más elocuentemente nuestras más profundas teorías que nuestra práctica. Como que las teorías que se hallan en la Escritura proceden de Dios, la Biblia es especialmente práctica. Nada podría ser más práctico que la Palabra de Dios pues procede de una teoría que se establece de la perspectiva eterna.

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El Cristiano Sensual

¿Qué es un cristiano sensual? Un diccionario define sensual como “perteneciente a los sentidos u objetos sensibles: altamente susceptible por los sentidos”. El cristiano sensual es el que vive por los sentimientos más que por su entendimiento de la Palabra de Dios. El cristiano sensual no puede ser movido al servicio, la oración, o el estudio a no ser que él “tenga ganas”. Su vida cristiana es solamente tan efectiva como la intensidad de los sentimientos en ese momento. Cuando experimenta la euforia espiritual, es un remolino de actividad divina; cuando está deprimido, es un incompetente espiritual.

La Biblia está dirigida primordialmente, aunque no exclusivamente, a nuestro entendimiento. Fuertes sentimientos de gozo, amor, y exaltación se manifiestan una y otra vez. Pero esos sentimientos pasionales son una respuesta a lo que con nuestras mentes entendemos que es verdad. Cuando leemos en la Escritura: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33), el bostezo no es una respuesta apropiada. Podemos sentirnos animados porque entendemos que Cristo ciertamente ha vencido al mundo. Eso estremece nuestras almas y nos hace bailar de contentos. ¿Qué es más maravilloso que experimentar la dulzura de la presencia de Cristo o la cercanía del Espíritu Santo?

¿Qué sucede cuando hay un conflicto entre lo que Dios dice y lo que yo pienso? Debemos hacer lo que Dios dice, nos guste o no. Eso es de lo que trata el cristianismo.

¿Qué sucede en su propia vida cuando usted actúa según lo que tiene ganas de hacer y no según lo que sabe y comprende que se le está pidiendo que haga? Aquí nos enfrentamos a la cruel realidad de la diferencia entre la felicidad y el placer. ¡Cuán fácil es confundir las dos cosas! La búsqueda de la felicidad se considera nuestro “derecho personal”. Pero la felicidad y el placer no son la misma cosa. Los dos son agradables, pero sólo uno es duradero. El pecado puede traer placer, pero no la felicidad. Si el pecado no fuese tan placentero, apenas representaría una tentación. Pero, mientras que el pecado frecuentemente “es agradable”, no produce felicidad. Si no conocemos la diferencia o, peor aún, no nos importa la diferencia, habremos avanzado a grandes pasos para convertirnos en el máximo cristiano sensual.

Es precisamente en el punto de discernir la diferencia entre el placer y la felicidad en el que el conocimiento de la Escritura es tan vital. Existe una relación maravillosa entre la voluntad de Dios y la felicidad humana. El engaño fatal de Satanás es la mentira de que la obediencia jamás nos podrá proporcionar felicidad. Desde la tentación primordial de Adán y Eva a la seducción satánica de anoche, la mentira ha sido la misma:

Si haces lo que Dios ordena, no serás feliz. Si haces lo que yo digo, serás ‘liberado’ y conocerás la felicidad.

Si hubiera algún secreto —un secreto cuidadosamente velado— para alcanzar la felicidad humana, sería aquel expresado en un catecismo [de Westminster] que dice: “El fin primordial del hombre es el de glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre”. El secreto de la felicidad se encuentra en la obediencia a Dios. ¿Cómo podemos ser felices si no somos obedientes? ¿Cómo podemos ser obedientes si no sabemos a qué obedecer? En

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resumen, la felicidad no puede ser completamente descubierta mientras permanezcamos ignorantes de la Palabra de Dios.

Dicho sea de paso, el conocimiento de la Palabra de Dios no garantiza que haremos lo que dice, pero cuando menos sabremos lo que deberíamos estar haciendo en nuestra búsqueda de realización como humanos.

Nuestro deber

¿Por qué debemos estudiar la Biblia?

Hemos mencionado que es importante conocer la biblia para saber que Dios quiere que hagamos, nuestra práctica depende de ese conocimiento; además el camino de la felicidad es la obediencia, ¿A quién obedeceremos y que obedeceremos? Estas y muchas otras razones podemos encontrar, las cuales nos dicen que es bueno y nos conviene estudiar las Escrituras. Pero, la razón principal por la cual debemos estudiar la biblia es porque es nuestro ‘deber’.

Una de las palabras que están en peligro de extinción, es la palabra ‘compromiso’. Es el deber que no podemos evitarlo como cristianos. No sólo los pastores, ministros ‘deben’ estudiar las escrituras, sino todos aquellos que creen.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las exhibirás en los postes de tu casa y en tus puertas. (Deuteronomio 6. 6–9)

Dios está interesado en que estudiamos las Escrituras, ¿Por qué? No es porque es maestro en severidad, y quiere dejarnos tareas y tareas; el más bien quiere que comprendamos sus palabras, porque sus Palabras son vida. Digiera el apóstol Pedro: ¿A quién iremos sí solo tú tienes palabras de vida eterna?

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2. Interpretación privada

Sólo hay un significado correcto de cualquier texto bíblico, sin embargo hay múltiples aplicaciones [muchas formas de expresarlo] de ese significado; las aplicaciones de un pasaje puede extenderse más allá de las fronteras, porque la Biblia es un tesoro de la Verdad de Dios.

Alguna vez nos ha pasado, que cuando damos una opinión acerca de un pasaje bíblico, otras personas ‘rechazan’ nuestros argumentos simplemente diciendo: ‘esa es tu interpretación’. Pero, ¿A qué se referirán las personas cuando dicen ‘esa es tu interpretación’?

Es una buena cuestión comenzar con esta pregunta, pues hablaremos del principio de “Interpretación privada” y sus implicaciones.

‘Esa es tu interpretación’ se ha convertido en la forma educada de decir ‘no estoy de acuerdo con lo que piensas’. Pero tampoco creo que la gente sea tan ‘maleducada’ al decir tú estás equivocado con tu pensamiento. Lo preocupante es, que cuando lo gente dice ‘esa es tu interpretación’ más bien está tratando de expresar, que hay ‘muchas’ interpretaciones correctas; esa es la ‘tuya’, y yo tengo la ‘mía’, y hay muchas otras formas de explicar este versículo. Este es el problema, porque esas interpretaciones pueden contradecirse y excluirse mutuamente, y aun se sigue pensando, que pueden ser correctas todas las interpretaciones. O sea, que la Palabra de Dios está sujeta al ‘como’ interprete la persona subjetivamente. De esta manera las Escrituras es amoldable a cada persona, a cada personalidad y cada preferencia, y no debe ser así. Esto ha sucedido, y la Palabra de Dios ha perdido autoridad, y se ha vuelto una verdad relativa.

El principio de la interpretación privada es una herencia que hemos recibido procedente de la reforma protestante [1517]. Por cierto, es un principio que no hemos valorado.

La Biblia sigue siendo el éxito de librería perenne del país. Puede que muchas de ellas sirvan meramente como decoración o como un lugar conveniente para guardar fotos y disecar flores, y también para exhibirse en un lugar prominente cuando el pastor nos viene a visitar. Debido a la facilidad de acceso a la Biblia, nos resulta fácil olvidar el precio pavoroso que fue pagado por el privilegio de poseer una escrita en nuestra propia lengua, la cual podemos interpretar por nosotros mismos.

Tomamos tan normal el hecho de que hoy podamos abrir nuestras biblias a cualquier hora, las tenemos en nuestros celulares y computadoras, escritas y en audio, y, en nuestro propio idioma. Suena tan normal y tan sencillo. No tomamos en cuenta que esta libertad costó vidas, y sangre de mártires. Martin Lutero fue una de las cosas por las que hizo temblar a la Iglesia de Roma, al traducir la biblia al idioma del pueblo [en ese caso, Alemán]. Y de pronto criticamos el hecho del porque se prohibió la Biblia en el idioma local. Pensamos que la iglesia era tan mala, que prohibía la biblia.

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Dos de los grandes legados de la Reforma fueron el principio de la interpretación privada y la traducción de la Biblia a la lengua vernácula [local]. Los dos principios van de la mano y fueron logrados solamente tras mucha controversia y persecución. Infinidad de personas pagaron con su vida quemados en hoguera (principalmente en Inglaterra) por atreverse a traducir la Biblia al idioma vernáculo. Uno de los mayores logros de Lutero fue la traducción de la Biblia al alemán con el fin de que cualquier persona letrada pudiera leerla por sí misma.

Si retrocedemos y vemos la historia, nos daremos cuenta que muchos hombres fueron torturados, quemados, y de más, por atreverse a traducir la Biblia a cualquier idioma. La iglesia de roma se opuso a la traducción de la biblia en el idioma del pueblo, ¿Por qué? Pueden ser varios los motivos, ‘si pensamos mal’, podremos decir, que no querían perder los privilegios del clero, ni el poder político; pero sí ‘pensamos bien’, una de las razones fue que la iglesia romana tenía cierto temor en ‘poner la biblia en manos de inexpertos, sin el magistrado de la iglesia, sin la enseñanza de la iglesia, a fin de regular y proteger a las personas de las falsas enseñanzas de las escrituras’. Fue así su principal argumento para que el pueblo pudiera leer las escrituras. De hecho, ellos predijeron la aparición de múltiples denominaciones, y cada una alegando que la biblia es su verdad. En 1960 se enlistaron en EEUU en un directorio religioso 2000 denominaciones protestantes. Ellos acertaron en gran manera en el hecho de que dar la libertad a cualquiera de interpretar y enseñar las escrituras, se generarían muchas divisiones. Y de que hayan tenido razón en la generación de tantas divisiones, aun así creo que fue bueno que haya sucedido de esa manera.

Fue bueno este principio de interpretación privada, y la traducción de la Biblia al idioma local.

Sabía Lutero que había riesgos sí la Biblia cae en manos de inexpertos, y de gente maliciosa, pero valía le pena correr el riego, para que la gente entendiera el mensaje de Dios [que es claro en su esencia], y así salvarse. Hubo un precio que pagar, y eso fue que cualquiera puede interpretar y enseñar las escrituras, con el riesgo de torcerlas.

El principio con el cual debemos partir, es uno que no les gustará a muchos; porque parece un principio muy ‘cuadrado’, muy intolerante. Pero si no lo tomamos, se prestará al relativismo y subjetividad.

Sólo hay un significado correcto de cualquier texto bíblico.

Esto parece intolerante, políticamente incorrecto o de mente cerrada. Sólo hay un significado correcto de cualquier texto bíblico, sin embargo hay múltiples aplicaciones [muchas formas de expresarlo] de ese significado.

Cuenta R.C. Sproul en las conferencias en audio acerca de estos temas, para explicar este punto ‘de un solo significado, pero diferentes aplicaciones’: que hubo un profesor del seminario [universidad], que dejó de tarea a los estudiantes encontrar 50 cosas que hayan aprendido de un mismo versículo. Los estudiantes se quejaron de esa tarea, y se pusieron a sacar las enseñanzas, rápidamente encontraron 2 o 3 cosas, quizá a hasta unas 6 o 7 enseñanzas, después se les cerró el mundo; después preguntaron entre sus mismos compañeros sus respuestas. Finalmente entre todos y después de desvelarse consiguieron juntar las 50 enseñanzas de un solo verso. El profesor los felicitó, y les volvió a dejar otras 50 enseñanzas más del mismo pasaje.

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Ese ejemplo nos deja claro que las Escrituras es un tesoro inagotable de enseñanzas y del conocimiento de Dios. Cada versículo tiene gran significado para nuestras vidas y muchas enseñanzas. ¿Cuántas enseñanzas no podemos sacar del Salmo 23? Creo que sí pregunto a cada uno, con facilidad dirá algunas enseñanzas. Sin embargo, aunque hay muchas enseñanzas en cada verso, sólo hay un solo significado.

La verdad no es contradictoria, y si tu interpretación contradice la mía, por lo menos una de las dos debe ser incorrecta, o quizá los dos estamos equivocados. Sí hay dos versiones contradictorias de una interpretación, no se puede decir que los dos estén correctos. Estamos viviendo en una cultura que ha adoptado el relativismo como la solución a las diferencias. “Todas las religiones llevan a Dios”.

Una contradicción no es una paradoja, o un significado aparentemente contradictorio. Por ejemplo: “Existe un Dios vs no hay un Dios”. Estas dos ideas no pueden ser verdad al mismo tiempo, pues se contradicen la una y la otra. Algunas personas que no creen en Dios dicen respetar a aquellos que sí creen. Y a veces, hacen declaraciones como: ‘Sí tú crees en Dios, Dios existe para ti, yo no creo en Dios, entonces para mi Dios no existe’. Es una filosofía relativa, ¿Dios existe para quien lo crea? No, no estamos hablando de lo mismo. La verdad exige un veredicto, o Dios existe, o Dios no existe. El Dios en el que creemos existe, creas o no creas en Él. La incredulidad de miles de personas no determina que Dios no exista, no tampoco la fe de otros. La verdad se basa en lo objetivo, no en experiencias subjetivas, no en lo que nosotros deseamos que sea la verdad, lo que nos sirva o lo que nos hace sentir bien. La cultura en la que vivimos nos enseña que cualquier cosa que nos hace sentir bien, eso debe ser la verdad para nosotros.

Analicemos bíblicamente esto de la contradicción, leamos:

Génesis 3. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Más claramente lo podemos ver, Dios dice: “Sí ustedes comen, morirán”. Sí sucede A (comer), inevitablemente vendrá B (morirán); unos instantes después viene satanás diciendo: “No moriréis, se harán como dioses”. Dios dijo sí ustedes comen, mueren; satanás dice, si ustedes comen, no mueren, Esto es una contradicción directa, no es un misterio o una paradoja.

Sí pensamos de esta manera, no hay manera clara entre discernir entre la verdad y la mentira, entre Cristo y el anticristo. ¿Todo es relativo? ¿Podía ser esto verdad para Eva (que iba a morir) y mentira para Adán (no moriría)?

¿Qué sucede cuando hay un conflicto entre lo que Dios dice y lo que yo pienso? Debemos hacer lo que Dios dice, nos guste o no. Eso es de lo que trata el cristianismo.

Subjetivismo y subjetividad no son la misma cosa. Decir que la verdad contiene un elemento subjetivo es una cosa; decir que es totalmente subjetiva es otra cosa bastante diferente. Para que la verdad o la mentira tengan algún significado en mi vida me deben implicar en alguna forma. El comentario “Está lloviendo en Georgia” puede ser verdad objetivamente, pero no me afecta. Se me podía convencer de que sí me afecta si, por ejemplo, se pudiera

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demostrar que junto con la lluvia hubiera un granizo severo que destruyera las cosechas en las que invertí mi dinero. Entonces es cuando el comentario adquiere una importancia subjetiva para mí. Cuando la verdad de un asunto me toca, ese es un asunto subjetivo. La aplicación de un texto bíblico a mi vida puede traer consigo fuertes alusiones subjetivas. Pero eso no es a lo que nos referimos con subjetivismo. El subjetivismo ocurre cuando trastornamos el significado objetivo de los términos para adaptarlo a nuestros propios intereses. El decir “Está lloviendo en Georgia” puede no tener ninguna importancia en mi vida si estoy en Pennsylvania, pero las palabras siguen siendo significativas. Es importante para las personas que viven en Georgia, así como para las plantas y los animales.

Lo que estamos haciendo es tratar de entender lo que la Palabra dice en su contexto antes de llegar a la tarea igualmente necesaria de aplicárnosla. Un comentario en particular puede tener numerosas y posibles aplicaciones personales, pero solamente puede tener un significado correcto. Las interpretaciones opcionales que se contradigan y sean obviamente exclusivas no pueden ser verdad a no ser que Dios esté mintiendo.

¿Qué fue lo que llevó a Lutero a declarar la guerra [literalmente] a la iglesia de Roma? Ver la contradicción en la salvación solo por la fe. La iglesia le exhortaba a que se arrepintiera, a que no podía enfrentarse contra el magistrado de la iglesia. Lutero insistía, que las escrituras contradecían la enseñanza de la salvación de fe + obras. Y que el magistrado y el papa son humanos [como nosotros] y no son infalibles, quizá la iglesia cometió errores. Antes de sentenciarle a muerte [que era el castigo de los herejes], le llamaron a arrepentirse de todo lo que había escrito en contra de la iglesia, y el respondió célebremente:

A menos que me convenzan por medio de la Escritura y una simple razón y no por medio de Papas y concilios que tan frecuentemente se han contradicho mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. Ir en contra de la conciencia no es correcto ni seguro. No puedo y no me retractaré. Esta es mi postura. No puedo hacer otra cosa. Dios me ayude. —Dr. Lutero, ante el Emperador Carlos V en 1521

Lutero desafío a la iglesia el derecho de interpretar infaliblemente las escrituras, y eso pudo costarle la muerte. Y la iglesia respondió con la ‘Contrarreforma’, específicamente en el Concilio de Trento [1535], con algunas sentencias de anatemas [maldición] para aquellos que contradijeran no la biblia, sino la iglesia y sus concilios. Lutero dijo que teníamos el derecho de interpretarla distinto a la Iglesia, pero no teníamos el derecho de distorsionarla.

La interpretación de la Escritura 'sólo es válida' cuando es fiel a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia Católica. —Papa Francisco.

Vs

La Iglesia no determina lo que la Biblia enseña, sino que la Escritura determina lo que la Iglesia debe enseñar. —Martin Lutero.

Prácticamente esas frases definen nuestras posturas acerca de estos principios de interpretación privada y la traducción de la Biblia al lenguaje loca. Nosotros estamos del lado de Spurgeon, la Iglesia debe someterse a la Biblia, y no al contrario.

¿Promovieron los reformadores la noción de desenfreno? ¿Significa la interpretación privada de la Biblia que un individuo tiene el derecho de interpretar la Escritura en una forma

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antojadiza, caprichosa, sin ninguna restricción? ¿Debe el individuo tomar en serio las interpretaciones de otros, tales como los que se especializan en enseñar las Escrituras? Las respuestas a estos interrogantes son obvias. Los reformadores también se preocupaban por las formas y los medios de controlar la anarquía mental.

Quizás el término más crucial que aparece en la declaración de Trento sea la palabra trastornar. Trento dice que nadie tiene el derecho particular de trastornar las Escrituras. Con ello los reformadores estaban completamente de acuerdo. La interpretación privada jamás significó que los individuos tenían derecho a trastornar las Escrituras. Con el derecho a la interpretación privada viene la sobria responsabilidad de la interpretación exacta. La interpretación privada da licencia para interpretar, pero no para trastornar.

Entonces, como cada privilegio conlleva una responsabilidad, así la interpretación privada lleva una responsabilidad, y esta es interpretarla con temor y temblor. Por eso es importante siempre al interpretar, conocer como lo ha interpretado la iglesia en dos mil años. Tener cuidado de no inventar doctrinas nuevas, no es seguro.

La interpretación privada dio acceso a la Biblia a los laicos, pero no terminó con el principio del clero educado. Retrocediendo a los días bíblicos, los reformadores reconocieron que en la práctica y las enseñanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento había un lugar significativo para el rabí, el escriba, y el ministerio de la enseñanza. El hecho de que los maestros deberían ser conocedores de lenguas, costumbres, historia, y análisis literario antiguo, es aún un factor importante en la iglesia cristiana.

Por esa razón es NECESARIO conocer principios básicos de interpretación, que nos proteja del error de interpretarlas mal y torcerlas. Este es el objetivo del curso, estar capacitados para estudiar eficazmente la Biblia, y errar lo menos posible. No es el objetivo ganar argumentos denominacionales, sino estar siempre certeros en comprobar cuál es la santa voluntad de Dios, agradable y perfecta.

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3. Interpretación Hermenéutica es la ciencia de la interpretación. Se dice que la palabra hermenéutica tiene su origen en el nombre Hermes, el dios griego que servía como mensajero de los dioses, trasmitiendo e interpretando sus comunicaciones a sus afortunados, o con frecuencia desafortunados, destinatarios.2

Menciona Gordon Fee en su libro Lectura Eficaz, que uno de los problemas más graves que tiene la gente con la Biblia no es la falta de comprensión, sino el hecho de que entienden demasiado bien la mayoría de las cosas allí escritas. El problema de un texto como “haced todo sin murmuraciones y contiendas” (filipenses 2.14), por ejemplo, no es entenderlo, sino obedecerlo: ponerlo en práctica.

¿Cuál es el propósito de la buena interpretación? No es defender nuestra posición teológica o denominación, ni tampoco ‘descubrir’ lo que nadie ha encontrado en el texto. El propósito es “llegar al significado sencillo del texto”. La prueba de la buena interpretación es que le da buen sentido al texto [no lo complica]. Sí es sencillo el asunto de la interpretación, ¿Por qué no es suficiente con leer?

Varios son los motivos, dos esencialmente se describen en el libro antes mencionado [Lectura Eficaz]:

1. El lector como intérprete. 2. La ‘naturaleza’ de las Escrituras.

1. El lector como intérprete

Cuando uno lee, al mismo tiempo estamos ‘interpretando’, aunque no lo pensemos, y aunque no lo queramos. Pues al leer nosotros comenzamos a suponer lo que el autor está tratando de decir, nos imaginamos y reflexionamos lo que leemos. Y cuando estamos ‘entendiendo’, solemos traer todo lo que somos: nuestras experiencias, cultura, personalidad. Por ejemplo sí leemos en la biblia la expresión: ‘carne y sangre’, ¿Qué se viene a la mente? Sí es la primera vez que lo escuchamos, seguramente, se vendrá una carnicería o algo similar. Se nos viene a la imaginación algo que ya hemos vivido o aprendido.

Otro punto más, es que al leer una traducción de la biblia [sea RV60, NVI, PDT] ya estamos siendo participantes de la interpretación del traductor. La traducción es un resultado final de mucho trabajo de eruditos. Y los traductores tienen que tomar decisiones de cual palabra es la más adecuada para su cultura y tiempo.

2. La Naturaleza de las Escrituras

La Biblia es la Palabra de Dios, y es divina, pero también humana. ¿En qué sentido?

La Biblia es la Palabra de Dios dada en palabras (humanas) dentro de la historia. — George Ladd.

2 Henry A. Virkler, Hermenéutica, Editorial Vida, Edición en Español 1994.

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La Palabra de Dios tiene relevancia eterna; habla de la humanidad en casi todas las épocas y culturas. Dios decidió presentar su Palabra a través del lenguaje humano en la historia. Así que cada libro de la Biblia, está condicionado por el idioma [original], el tiempo y la cultura en que fue escrito o dicho.

La Biblia fue escrita en hebreo, arameo y griego; tres idiomas que tienen estructuras y modismos muy diferentes de los nuestros. Hay modismos en inglés por ejemplo que no podemos traducir literalmente, pues distorsionaríamos la idea. Por ejemplo: Happy Birthday, nos quedaría “día de nacimiento”, que en sentido estricto si da la idea, pero no es lo mismo que se trata de expresar: cumpleaños. Bíblicamente lo mismo puede suceder al traducir frases como "endureció Dios el corazón de Faraón", que es un modismo hebreo que significa en ese idioma algo distinto de lo comunicado por la traducción literal.

Si no se toma en cuenta estas cosas, ¿Cómo interpretamos algunos pasajes como los siguientes?

Deuteronomio 22. 5No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.

Algunos concluyen que la mujer no debe vestir pantalón, y el hombre falda. Sin embargo esta misma gente no toma en cuenta los siguientes mandatos al pie de la letra, como lo siguieron con este.

11No vestirás ropa de lana y lino juntamente.12Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras.

La Biblia no es sólo un libro con miles de mandatos que debemos cumplir. Dios decidió hablar a la humanidad en ciertas circunstancias, tiempos, culturas.

1. La Biblia fue expresada en el vocabulario y modelos de pensamientos de aquellas personas; como dijimos, está condicionada a su cultura, sus tiempos y sus circunstancias.

En otras palabras, la Palabra de Dios para nosotros fue su Palabra para ellos.

El problema es que estamos demasiado lejos de aquellos a quienes se les habló su Palabra. Y esta es la razón principal por la que tenemos que interpretarla. Entonces para interpretar la Biblia, primero hay que oír la Palabra que ellos oyeron; se debe tratar de entender lo que se les dijo en su tiempo y lugar. Segundo, se debe aprender a oír la misma Palabra ahora en nuestro tiempo y lugar.

2. Para comunicar su Palabra Dios decidió usar casi toda clase de comunicación: historias narradas, genealogías, leyes, poesías, proverbios, profecías, dramas, parábolas, cartas, sermones, etc.

Por esto, necesitamos saber cómo un salmo, que era una forma en que los creyentes se dirigían a Dios [recitando], funciona como Palabra de Dios para nosotros, y saber que a hay una diferencia notable entre los salmos y las leyes, mismas que se les dio a gente que vivía en culturas que ya no existen. No es lo mismo un proverbio que una parábola, ni una carta que una profecía. Distinguir nos ayudará a poder interpretar más exactamente la palabra de Dios. Sí tomamos como ejemplo lo que hace un intérprete de teatro, lee un guion y trata de

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trasmitirnos la idea de ese personaje, sus sentimientos, sus percepciones, etc. Un buen interprete no nos deja dudas de cómo es tal personaje. Esta necesidad nos lleva a dos tareas que debemos cumplir como intérpretes: Exégesis y Hermenéutica.

La Exégesis

Está es una de las palabras claves del curso. Y suena muy extraña a nuestro lenguaje común. ¿Qué es exégesis?

Exégesis: “Es el estudio cuidadoso y ordenado de la Escritura para descubrir el significado original”.

Es el intento de oír la Palabra como debieran haberla oído los destinatarios [receptores] originales, para hallar la intención original. Para esta tarea no es necesario ser un experto en idiomas originales. Un exegeta es la persona que explica un texto a una audiencia. Por ejemplo, explicar porque hoy día para saludar ya no se da un ósculo santo, sino sólo se estrechan las manos.

Las herramientas necesarias para hacer una buena exégesis son esencialmente: los idiomas bíblicos, conocer las culturas de los tiempos bíblicos y los manuscritos bíblicos. Y nosotros no necesitamos saber los idiomas completamente, para esto ya hay herramientas que nos ayudan [comentarios, manuales, diccionarios bíblicos]. Para hacer una buena exégesis y finalmente una correcta aplicación, es necesario conocer algunos principios que nos protejan del error y nos ayuden como guías para llegar a nuestra meta, a decir, aplicar su Palabra. En este curso sólo tocaremos las más básicas e importantes, dejando para un posterior estudio más avanzado, alguna bibliografía, para aquellos que tengan la oportunidad de profundizar más.

Principios primarios de Interpretación

1. La analogía de la fe

Cuando los reformadores, particularmente Martin Lutero rompieron con Roma, declararon que la Biblia debería ser la autoridad suprema de la iglesia [sola scriptura en latín], y a la vez se definieron los principios básicos de interpretación. El principio fundamental de interpretación se le llamó “La analogía de la fe”.

1er Principio: La analogía de la fe es la regla que nos enseña que la Escritura es su propia intérprete [la biblia debe interpretarse a sí misma].

Esto en otras palabras significa, que ninguna parte de la escritura puede contradecir a la otra. Este principio no se basa arbitrariamente, sino en la previa confianza de que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada. Por tanto se asume que Dios jamás se contradiría a sí mismo. Si hay pasajes que parecen contradecirse, siempre hay una forma correcta de interpretarlos a la luz de este principio: Dios no puede contradecirse.

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2. Sentido Literal Este principio da a lugar a la confusión. Porque se habla de un lenguaje figurado por un lado y literal por otro. Entonces surge la pregunta, ¿Interpretas la Biblia literalmente? Y más que pregunta parece una acusación. Sin embargo, no se refiere al sentido despectivo de la frase ‘literal’. Igualmente este principio fue re-descubierto por Martin Lutero en la reforma, convirtiéndose así en el segundo principio de interpretación:

2do Principio: La Biblia debe ser interpretada de acuerdo a su sentido literal [sensus litaralis].

El término “literal” viene del latín ‘litera’ que significa letra. Interpretar literalmente es entonces hacer caso a la letra [las letras y palabras que están siendo usadas]. O sea, que el significado natural de un pasaje debe ser interpretado de acuerdo con las reglas normales de la gramática, lenguaje, sintaxis y contexto. Esto quiere decir que la Biblia debe interpretarse como cualquier otro libro. Debe leerse como leemos cualquier libro. Esto parece menospreciar lo especial que es la Biblia para nosotros; pero no, declaramos que la Biblia es el libro de libros, ni más ni menos que la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo. Sin embargo, está escrito como ya vimos, en lenguaje humano, con idiomas humanos; en dónde un nombre propio en la Biblia no se transforma en un verbo, ni el verbo en sustantivo. Las preguntas no se cambian por exclamaciones, ni las órdenes en descripciones. ¿Se entiende el punto?

Aunque la Biblia es un libro especial, está escrito como cualquier otro en el sentido de su ‘literatura’. Allí la importancia de este principio. La biblia debe ser interpretada según las reglas del lenguaje. Para ser un buen intérprete, entonces debemos saber usar bien las reglas de lenguaje, por lo menos las básicas. Entre más conozcamos estas reglas, más precisos seremos a la hora de interpretar.

Dentro de este principio es pertinente aclarar lo que significa ‘Análisis literario’.

El análisis literario se hace para descubrir qué clase de literatura estamos leyendo.

En este proceso se distingue entre tipos de literatura, y envuelve el estudio de cosas tales como formas literales, figuras retoricas [de dicción], y estilo. Se ve la diferencia entre una poesía y una ley, entre un informe y un poema. El no hacer estas distinciones a la hora de interpretar puede llevarnos a una multitud de problemas.

El enfoque místico de la edad media, tenía varios significados para cada texto. Por eso Lutero de inclinaba a Interpretar sentido evidente del texto. Este método que no veremos por cuestiones de tiempo se llama Cuadriga Medieval, pueden verlo en el capítulo 3 del libro de ‘Cómo estudiar e interpretar la Biblia’, de R. C. Sproul.

No existen interpretaciones espiritualistas. No es lo mismo se Espiritual que espiritista. El espiritista es algo místico, no claro, supersticiones. Es como creen algunos obtener dirección de parte de Dios. Por ejemplo: La gente quiere ser guiada por Dios, con el dedo al azar:

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Esta una persona buscando dirección de Dios para escoger un trabajo, y de repente abre su biblia, y donde pone su dedo ‘encontrará’ la voluntad de Dios para esa decisión; se encuentra con que dice que el apóstol Pablo descendió a la Isla de Malta en Hechos 28. ¡Y bingo!, concluye que cómo una empresa se llama Isla Bonita, debe de entrar allí, Dios lo dirigió.

¿Se dan cuenta? ¿Será esa manera de interpretar espiritual o espiritista? No es así como Dios habla. Hay un ejemplo que cuenta el pastor Chuy Olivares en la materia de Hermenéutica del Instituto Bíblico, acerca de una anécdota en un aeropuerto. Cuenta que este creyente tenía urgentemente que viajar, pero el avión estaba con un problema mecánico y no podían partir. Este hombre comenzó a orar, pidiéndole a Dios que le dirigiera cual era la falla del avión. Él no sabía nada de aviones ni de mecánica. Y cuenta que el hombre recibió revelación de parte de Dios. Así que fue con los mecánicos, y efectivamente era esa la falla. Increíblemente Dios habló a este hombre de una manera sobrenatural.

Realmente es una historia impactante, pero el error sería enseñar que Dios siempre nos va a hablar de esa manera, y que esa sea nuestro principio básico de interpretación. Dios habla en todo tiempo, y regularmente habla por medio de su palabra. Y ¿Por qué no? En ocasiones especiales para su propia gloria usa eventos sobrenaturales.

El libro de bibliografía No. 3 [Henry A. Virkler: Hermenéutica] que tenemos como bibliografía, menciona algunas pautas para evitar malinterpretar, mencionaré algunos:

1. Los números con frecuencia se dan de modo aproximado, una práctica frecuente en la comunicación popular.

Por ejemplo, la alimentación a los 5 mil. Alguno podría objetar que no fueron mil, sino 4785. Y esto no pone en tela de juicio la veracidad de las escrituras, ni que Jesús haya mentido. Es legítimo usar números redondos, incluso es más sencillo de entender cuando se nos dice que los mexicanos somos 110 millones, en lugar de que nos digan, somos 108, 856, 112 y contando.

2. Se puede describir el mundo en términos fenomenológicos [lenguaje descriptivo, como los acontecimientos les parecen al ojo humanos].

Este es interesante. Pues es un lenguaje en el que la Biblia recurre frecuentemente. Describe eventos, narra acontecimientos, recuerda historias.

Hubo una mancha en la historia de la iglesia y la ciencia que quedó plasmada. Recordarán a Galileo Galilei, con su frase: “Y sin embargo se mueve”. Donde la iglesia lo condenó por sus escritos acerca de que la Tierra no era el centro del Universo como la Iglesia romana lo tenía como dogma. La iglesia romana se reusó a utilizar el telescopio que inventó Galileo, para así confirmar que era el Sol el centro del sistema solar. Este conflicto deja en claro que no interpretar correctamente las escrituras y hacerlas un dogma trae vergüenza a la iglesia. Pues después la misma iglesia se tuvo que retractar de su condena a este hombre; así como se ha tenido que retractar a otras muchas.

Distinguir las formas de literatura nos ayuda para no caer en errores graves. Algunos estilos provocan problemas si leemos su sentido literal en el sentido despectivo. Sabemos por ejemplo, que la Iglesia y la ciencia siempre han estado en combate. La ciencia dice

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enfáticamente que no hay propósitos para el ser humano, y que no hay origen en el universo, o que de la nada salió toda la hermosura de orden que hay en nuestro planeta. Esas son cuestiones irreconciliables para nosotros. Nosotros sabemos que todo tiene un propósito y un origen [Dios]. Sin embargo hay que decirlo, que el mayor conflicto entre la ciencia y la Biblia es de carácter interpretativo, por las formas literarias.

La biblia habla por ejemplo del Sol que se mueve a través de los cielos, que se oculta, que sale. Si observamos por la mañana y al atardecer, nos damos cuenta que el Sol parece meterse y parece salir de algún lado. Y usamos ese lenguaje con veracidad, la puesta del sol y la salida, y nadie nos tacha de mentirosos. Sin embargo, desde el punto de vista científico, el Sol no se mueve alrededor de la tierra, sino la Tierra alrededor del Sol. Aun así no es incorrecto usar un lenguaje de apariencia [descriptivo] para referirnos a estas y otras cosas cotidianas.

No hay que forzar la biblia para que ‘coincida con la ciencia’, pues la Biblia no pretendía ser exacta y precisa en términos científicos. Y eso sería hacer una mala exégesis. Algunos científicos critican la biblia por el hecho de que no es precisa en términos científicos. No entienden que el propósito de Dios no es la ciencia, sino la Salvación de la humanidad.

3. Los discursos [diálogos] hechos por hombres o Satanás son registrados o parafraseados con exactitud sin que eso implique que lo que esas personas afirmaron era correcto.

Leemos en el Evangelio:

Mateo 4. 8Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

Al leer un dialogo donde satanás habla, o quizá el faraón, o algún incrédulo; no quiere decir que lo que ellos dicen sea verdad. Simplemente se está escribiendo lo que sucedió en la historia.

4. A veces un escritor usó fuentes para lograr su objetivo sin implicar afirmación divina de todo lo demás que esas fuentes hayan dicho.

En contadas ocasiones Pablo, Judas y algunos otros citaron fuentes ‘seculares’ en sus escritos. Estas citas no quieren decir que esas fuentes sean fidedignas en todo lo demás, simplemente se usó la frase para darle énfasis a su idea.

Hechos 17. 28Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

En este versículo Pablo cita a dos poetas, uno de Creta y otro de Grecia. Su cita no hace a los poetas cristianos, ese es el punto de esta pauta de malinterpretación.

Otro de los problemas de malinterpretación de las Escrituras es la “Hipérbole”.

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La Hipérbole es una Figura Retórica que consiste en una alteración exagerada e intencional de la realidad que se quiere representar. La Hipérbole tiene como fin conseguir una mayor expresividad.3

Notas:

• Hipérbole procede del griego "ὑπερβολή" que significa exceso.

Ejemplos de Hipérbole:

• ¡Eres más lento que una tortuga! • Tiene tanta hambre que es capaz de comerse una ballena • Te llamaré un millón de veces • Te bajaré las luna y las estrellas • ¡Lo sabe todo el mundo! • ¡Tienes un corazón tan grande que, no te cabe en el pecho!

Es una figura muy recurrente en las Escrituras. Y la mente vaga e ignorante ha utilizado estas cosas para tratar de ridiculizar las escrituras, discutiendo que es mentira. Jesús utilizaba hipérboles, pero es una forma legítima de expresarse.

Marcos 1. 4Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. 5Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

¿Significa que todos y cada uno de los de la provincia de Judea y de Jerusalén eran bautizados? Es obvio que es una hipérbole para enfatizar y conseguir una mejor expresividad.

Mateo 23. 24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!

Sin duda si estas expresiones no las distinguimos como formas de expresión, tendríamos concluir que es una mentira, tal como muchos creen. Pero distinguir estas formas del lenguaje, nos ayudan a entender mejor lo que esta Dios enseñando en su Palabra.

Más adelante veremos más figuras retoricas que debemos saber distinguir, tales como: Metáforas, alegorías, símiles, antítesis, símbolos, ironías, metonimia, personificación, etc.

3. Método Gramático-Histórico

Finalmente, ligado a la analogía de la fe [la biblia es su propio interprete] y la interpretación literal, esta este método.

3er Principio: El método enfoca la atención en las formas literarias, en la construcción gramatical y en el contexto histórico.

3 http://www.retoricas.com/

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Esto puede sonar muy sofisticado, y puede desanimarnos. ¿La construcción gramatical? Sí, y no es tan complejo como se escucha; la construcción es la ‘forma en que se organiza’ una frase. No se forman de la misma manera la poesía [su estructura], que la carta o un canto.

Para armar una oración de manera correcta, el autor debe tener en cuenta la estructura de la misma. Existen cuatro tipos de estructura: simple, compuesta, compleja y compuesta. Todos ellos deben tener un sujeto y un verbo.

También debe considerarse el propósito de la oración para la construcción correcta de la oración. Los propósitos de una oración pueden ser exclamativos, declarativos, imperativos e interrogativos. Cada construcción de oración tiene ciertas palabras y puntuación para significar su propósito. El autor debe reconocer este propósito en combinación con la estructura de la oración para escribir una oración gramaticalmente correcta.

Esto puede parecer muy complicado para nuestro nivel de escolaridad. Pero vuelvo a insistir que no podemos desanimarnos tan pronto. Hay grandes herramientas que nos ayudan a acercarnos con confianza a un texto bíblico [comentarios, diccionarios], y es importante tener la noción a que se refieren cuando ellos hablen de ‘imperativos, interrogativo, exclamativos, verbos, sujetos, adverbios, etc.

Sí supiéramos las construcciones gramaticales del griego por ejemplo, no nos sorprenderían los testigos de Jehová con su interpretación del verbo en Juan cap. 1, los cuales niegan la divinidad de Jesús. Veamos un ejemplo de una estructura que nos cambia el sentido de ‘cómo’ lo entendemos.

Dice Sproul respecto a esto:

La estructura gramatical determina si las palabras deben ser tomadas como preguntas (interrogativo), órdenes (imperativo), o declarativas (indicativo). Por ejemplo, Jesús dice: “Me seréis testigos” (He. 1:8). ¿Está haciendo una predicción acerca de un futuro cumplimiento, o está emitiendo un mandato soberano? La forma española no es clara. La estructura griega de las palabras, no obstante, deja perfectamente claro que Jesús no se está refiriendo a una predicción futura sino que está emitiendo una orden.

Es interesante cómo nos pueden ayudar a interpretar de mejor manera estos principios. No es lo mismo y parece que es una declaración, y no una orden. Me serán testigos, no es una opción entonces para nosotros; se nos ordena que vayamos a cierta parte para recibir el poder por medio del Espíritu para entonces sí ser obedientes a la orden de Dios: me serán testigos.

Si se dan cuenta vamos avanzando a pasos sólidos con estos principios de interpretación, cimentados en la Verdad de que la Palabra de Dios no se equivoca [1. Analogía de la fe], y no se contradice, interpretamos según la forma literaria [2. Sentido literal], para esto hacemos un análisis literario, que consiste en distinguir que tipo de literatura es [carta, ley, salmo, etc.], el Método gramático-histórico [3] usa estos principios para llegar al significado original para ellos. Este usa la construcción de la frase para ser más certeros de la Palabra de Dios, ¿Orden o descripción?

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Eso es con respecto a la literatura. Ahora, con respecto al análisis histórico, trata de buscar un conocimiento del ambiente y la situación en que fueron escritos los libros. Aquí es bueno hacer algunas preguntas en cuanto a la paternidad literaria [quien escribió], fecha [situación histórica] y destinatarios [para quienes se escribe]. Si sabemos quién escribió un libro, para quien, en qué circunstancias [critica de origen], en qué periodo de la historia, esa información nos abrirá grandemente nuestra mente para comprender más exactamente lo que Dios quiere hablarnos hoy.

Contexto histórico:

Este difiere de un libro a otro [Mateo no se escribió en el mismo tiempo que Romanos], tiene que ver con varias cosas: “La época y la cultura del autor y sus lectores; y la ocasión del libro [salmo, carta, profecía]”.

Es de mucha ayuda para comprender la intención original del escritor, ¿Cómo era la ciudad de Corintios distinta a la de Filipo? Las parábolas de Jesús cobra más sentido si sabemos las costumbres de los judíos de esas épocas, ¿Qué tenía de bueno o malo la ocupación de publicano? ¿A que equivale un denario o un codo?

Esto en la actualidad es muy fácil de investigarse. Los diccionarios bíblicos y algunos comentarios nos dan l información adecuada.

La pregunta importante del contexto histórico tiene que ver con la ocasión y el propósito del libro. Cual fue la situación del autor que lo llevó a escribir. Y es más urgente o crucial por ejemplo la situación de 1ra de Corintios que la de Proverbios.

Concluye Sproul esta sección:

Los tres principios primarios de la interpretación ayudan a enriquecer nuestro conocimiento. La analogía de la fe mantiene toda la Biblia en perspectiva, no sea que suframos los efectos de la exageración de alguna de sus partes o la exclusión de otras. El sentido literal ofrece un control que evita que la imaginación se extravíe en interpretaciones fantásticas y nos invita a examinar de cerca las formas literarias de la Escritura. El método gramático-histórico enfoca nuestra atención sobre el significado original del texto para que no caigamos en la tentación de buscar en la Escritura nuestras propias ideas del presente.

La Hermenéutica

Aunque la palabra “hermenéutica” puede cubrir todo el campo de interpretación [incluida la exégesis], también se usa en un sentido más particular. La primera tarea para poder aplicar un texto a nuestra vida [que es propósito final de esta materia], como vimos es la exegesis. La segunda, es la aplicación de ese análisis que hagamos del texto, al descubrir lo que significaba el pasaje para ellos [los antiguos], tendremos todas las herramientas para poder aplicarlo a nuestra vida personal. Una hermenéutica [aplicación] apropiada comienza con una exégesis sólida.

Cito a Fee:

Estamos convencidos de que el bautismo por los muertos que hacen los mormones con base en 1 Corintios 15:29, o el rechazo de la divinidad de Cristo que hacen los testigos de

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Jehová. O el manipular serpientes según Marcos 16:18, o los "evangelistas" de la prosperidad como derecho cristiano fundados en 3 Juan 2. Son todas interpretaciones impropias. En cada uno de los casos anteriores, el error está en su hermenéutica. Precisamente porque ésta no está controlada por una buena exégesis.

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4. Contexto

Esta es la palabra clave para cualquier interpretación que hagamos. De este ‘palabrita’ depende sí es correcta la exégesis, y por tanto, si es correcta la aplicación, el contexto. ¿Alguna vez las palabras de ustedes las sacaron de contexto? Y ustedes se vieron en la necesidad de tener que explicar en qué momento dijeron eso, y el motivo de sus palabras. Todo fue un malentendido, uf, que bueno. “Yo no dije eso, lo dije por esto”.

Hace unos días me sucedió algo que puede ayudar a ver con claridad el problema de sacar frases fuera del contexto.

Hay una gran tendencia [moda] en las redes sociales de poner frases de predicadores famosos. Frases que impactan y que nos cautivan. Esas frases cuando las leemos hacen que nos identifiquemos en esa idea. Pero, regularmente, por no decir siempre, nadie pone la fuente. Al final, no se sabe en qué momento el pastor dijo tal cosa, y el motivo. Quizá no tenga nada que ver con lo que nosotros queremos demostrar, o con lo que nosotros nos identificamos. Las graves herejías siempre se sustentan en versos extraídos del contexto inmediato y general de las escrituras [eiségesis]. Lo que es feo, es que casi nunca se cita el contexto de esa frase, y eso es una deficiencia y una falta de respeto al autor de la misma. Muchas veces el autor no está diciendo lo que queremos leer.

Una frase que he leído una y otra vez [y que por cierto me fascina] es esta:

Dondequiera que el Señor hará algo nuevo, pone primero a su pueblo a orar. —Charles Spurgeon

Sin embargo, no he visto que alguien cite su contexto [sermón, libro, artículo], y por más que lo he buscado, no he encontrado la fuente directa. Sí eso hacemos con textos de hombres, también lo haremos con la Palabra de Dios. Después de esto un amigo descubrió que esa frase no es de Spurgeon, sino de Mattew Henry. Y al saber esto indague, y encontré el contexto de esa frase.

"When God intends great mercy for his people the first thing he does is to set them a praying". —Matthew Henry, Commentary on Zechariah 12:9-14.

Traducción:

Una obra clemente de Dios opera en su pueblo, conforme a la obra que se ha preparado para ellos. Cuando Él busca destruir a tus enemigos, derramará sobre ti un espíritu de gracia y suplica. Nota: cuando Dios tiene la intención de dar gran misericordia a su pueblo, la primer cosa que hace es ponerlos a orar; así que Él busca destruir a tus enemigos alborotándote a buscar al que podría hacerlo por ti; porque, a pesar de que Él lo ha propuesto y lo ha prometido, y es para su propia gloria el hacerlo, aun así su voluntad debe ser solicitada por la casa de Israel. Ezequiel 36:37

Henry está comentando el siguiente pasaje:

"Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito,

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afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí". (Zac 12.9-13, RV60).

Otra cosa que me di cuenta casi inmediatamente es que la gente se cree cualquier cosa. ¿Qué papa Francisco dijo que cosa? Insistiendo en las fuentes; nuevamente pienso en cómo nos gusta el chisme [sobre todo en las redes].

Hay una noticia que circula en internet, la cual dice que el Papa Francisco ha afirmado que la Biblia está anticuada en muchos pasajes como la "fábula de Adán y Eva" o el infierno, que todas las religiones son iguales, que Dios está cambiando y evolucionando y la verdad religiosa también, y otras cosas semejantes. Todo esto lo habría dicho el Papa en el "Tercer concilio vaticano II".

Una noticia que no tiene ninguna fuente fiable [sólo blogs por internet], ningún medio de comunicación ha dado a conocer esas palabras tan trascendentes [si fueran verdad]. Y ya todos andan dándole rienda suelta a sus dotes de profetas y otros al desenfreno; No hay infierno, Dios nos ama. Seamos más serios, eso no está bien. Buscando en las fuentes directas del Vaticano, en su Web, Twitter, prensa, no hay nada. ¿Se dan cuenta? Si eso hacemos con palabras de hombres, ¿Qué no haremos con la Biblia? ¿Qué Dios dijo qué? Ve a la fuente: La Biblia.

Me he dado cuenta que no nos gusta leer, no nos gusta esforzarnos. Oí una frase precisamente hoy: "La falta de lectura hace obesos mentales, incapaces de pensar sin sufrir un cansancio en el cerebro". Y es cierto, la mayoría de la gente cree lo que los demás dicen, sin verificar por sí mismos que sea verdad. Así nacieron las sectas, así nacieron todas las doctrinas erradas. Si, ‘Allí dice’. Sin contexto nos lleva a la filosofía de ‘por eso se hacen los chismes’. ¿Qué Dios dice que? Contexto es la clave. No sólo por ser buenos en hacer exégesis, no. No olvidemos la finalidad de hacer exégesis [encontrar el significado original], es para aplicarla a nuestras vidas, y no sólo tener la buena intención de ser hijos obedientes, sino ser hijos agradables que avancen en el reino de los cielos.

Hagamos un ejercicio de con dos o tres pasajes de las escrituras originar una herejía. ¿Pueden? Esa sería una tarea para la próxima clase. Por ejemplo: Yo creo que la coca cola está prohibida en la biblia, y citen dos o tres pasajes. Nos daremos cuenta que casi cualquier idea sacando versos al azar, podemos formar una nueva religión.

La importancia del Contexto

El contexto es la manera en que Dios nos dio la Biblia, un libro a la vez. Los primeros lectores de Marcos no recurrieron a Apocalipsis para que les ayudase a entender Marcos; Apocalipsis no se había escrito todavía. Los primeros lectores de la carta a los gálatas no tuvieron una copia de la carta que Pablo escribió a los romanos que les ayudase a entenderla.

Estos primeros lectores sí compartían cierta información común con el autor aparte del libro que recibieron. En este manual llamamos a esta información compartida “trasfondo”: Cierto

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conocimiento de la cultura, historia bíblica que le antecede, etc. Pero lo más importante era que tenían el ejemplar individual de uno de los libros de la Biblia en frente de ellos. — Craig Keener.

Esto es muy interesante, pues podemos ir confiadamente a cada libro individual con la certeza de que el autor contextualizó sus palabras a los lectores, es decir, dio las referencias necesarias para que no hubiera confusiones. Cuando Pablo le escribe a los Filipenses, seguramente estos no conocían la carta a los romanos, y Pablo tuvo que ser claro con ellos, sabiendo que ellos no conocían aquella carta. El trasfondo es también clave, porque esa cultura en la que Vivian Pablo habla conforme a sus prácticas y costumbres. Él no le hablaría a los romanos tal como le habló a los corintios. En cuanto a modismos y en cuanto a formas de expresión. Por ejemplo, si hubiera sido una carta de Pablo a los mexicanos, seguramente sería distinta que a los argentinos. El trasfondo cultural e histórico es distinto.

Después de que uno comienza a leer la Biblia leyendo un libro a la vez, rápidamente reconoce que los versículos sacados fuera de su contexto casi siempre quieren decir algo diferente cuando son leídos en su contexto. Hay un error al usar el extracto de un versículo como si fuera una frase independiente que se pudiera interpretar sin referencia al pasaje de donde vino. También hay un problema en la práctica de memorizar versículos, el problema es tratarlos como proverbios; como si cada versículo fuera una verdad aislada de contexto.

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5. Desarrollando el Método Gramático-Histórico

Los propósitos de este material son: (1) repasar los tres criterios principales de la interpretación de la Biblia (analogía de la fe, interpretación literal de la Biblia, el método gramático-histórico), (2) proveer algunas pautas más concretas para la interpretación de la Biblia, y (3) ponerlas en práctica en la interpretación de un pasaje bíblico.

1. Analogía de la fe. En el capítulo 3, el autor dice: «… la Biblia es la Palabra de Dios inspirada. Por lo tanto, es consistente y coherente». Por eso, vamos a comparar nuestra interpretación del pasaje que estamos estudiando con el resto de la Biblia para ver si nuestra interpretación es consistente y coherente con el resto de la Biblia.

2. Interpretación literal de la Biblia. El autor también dice: «Interpretar algo literalmente es hacer caso a la litera, o a las letras y palabras que están siendo empleadas. Interpretar la Biblia literalmente es interpretarla como literatura». Entonces, primeramente, vamos a hacer un análisis literario del pasaje.

3. El método gramático-histórico. Además, el autor dice: «… el método [gramático-histórico] enfoca atención no solo sobre las formas literarias sino también sobre las construcciones gramaticales y los contextos históricos en que se escribieron las Escrituras». Por eso vamos a analizar la gramática del pasaje e investigar en el trasfondo histórico de la época en la cual fue escrito.

I. Estudie el contexto literario

A) Género literario. Identifique si el pasaje es prosa o poesía, y trata de identificar un género más específico.

Las dos clases grandes de género literario son poesía y prosa. El lenguaje literario puede expresarse en verso o en prosa. El verso es, por su estructura especial, más apto para la poesía.

EL VERSO : El verso está formado por una serie de palabras estructuradas rítmicamente, en las que están presentes ciertos fenómenos como la sucesión de acentos y las pausas, y una medida y rima determinadas. En sencillas palabras, el verso es la forma de expresarnos de una manera especial, usando ritmo, silabas, rimas y figuras para darle un sentimiento que no se puede expresar con palabras ‘normales’.

LA PROSA: La prosa es el modo natural que adopta el hablante para comunicarse: es nuestra forma habitual de expresión.

En resumen, podríamos decir:

* La prosa es la forma más natural de escribir, es la manera que adopta el lenguaje cuando no se ordena.

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* El verso, en cambio, es una forma especial de expresarse que presenta ciertas reglas como: el número de sílabas, la rima o la ubicación del acento en la última palabra. Así se crea un ritmo y una musicalidad específica para esta forma de contar cosas.

* La diferencia entre el verso y la prosa se halla en el ritmo.

En prosa diferenciamos oraciones y párrafos, en poesía, en cambio, versos y estrofas (la estrofa equivaldría al párrafo en prosa

Un escritor al componer versos no emplea las palabras de la misma manera que lo hace cuando escribe prosa. Eso adquiere importancia cuando reconocemos que un tercio del Antiguo Testamento está escrito en la forma de poesía hebrea. Interpretar esos pasajes como si fueran prosa, una práctica que se hace con frecuencia, es interpretar mal su significado. La prosa y la poesía emplean palabras de maneras literal y figurada: en la prosa predomina el uso literal; en la poesía se usa con frecuencia el lenguaje figurado.

Después de identificar el género del libro, es necesario tratar de identificar el género específico del pasaje en el libro que vamos a estudiar. Por ejemplo, hay muchos tipos de profecía en cada libro profético del A.T. En los evangelios, hay parábolas, narraciones históricas, discursos, conflictos, lamentos, y más. En el libro de Hechos, hay narraciones históricas, discursos, oraciones, y más. Es necesario identificar el género del libro y el género del pasaje porque las pautas para interpretar diferentes géneros de literatura pueden ser diferentes.

B) Pasaje. Lea el pasaje que va a estudiar y haga un resumen de su mensaje.

1) Anterior. Lea el pasaje anterior y resuma su mensaje.

2) Posterior. Lea el pasaje posterior y resuma su mensaje.

Lea el pasaje anterior al pasaje que está estudiando, luego el pasaje que está estudiando, y finalmente el pasaje posterior al pasaje que está estudiando. Anote en orden el tema de los tres pasajes y luego el tema global de la sección que contiene los tres pasajes.

Pero entonces, si los versículos en nuestras Biblias no son originales CUIDADO con tratarlos como si cada versículo fuera una unidad, un proverbio, una verdad bíblica independiente del contexto en que se encuentra.4

* Es interesante cómo tratamos los versículos la iglesia actual. Es como ir al supermercado y escoger aquellos que más se nos acomoden [a nuestra personalidad o denominación]. Incluso los mutilamos más allá de los versos y decimos por ej.: "Romanos 5.12a", muchas veces para apoyar nuestro punto. Esto debe de cambiar en todo pastor/maestro honesto.

4 Rob Haskell, Hermenéutica: Interpretación Eficaz Hoy.

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3) Relación. Trate de resumir la relación lógica o narrativa de los pasajes que ha leído.

Estudie la relación entre el pasaje anterior, el pasaje que está estudiando, y el pasaje posterior. Explique cómo el pasaje anterior está conectado al pasaje que está estudiando. Explique cómo el pasaje que está estudiando está conectado al pasaje posterior.

C) Libro. Lea el libro entero en el cual aparece el pasaje que está estudiando (si el libro es muy largo y no tiene tiempo de leerlo todo, use un manual bíblico o comentario para captar de manera general el contenido del libro)

1) Propósito. Identifique el propósito del libro entero, y de cada parte del libro. Identifique cómo el pasaje que está estudiando contribuye a ese propósito.

2) Esquema. Haga un esquema del libro entero, y luego compare su esquema al de uno en un comentario o manual bíblico.

3) Pasajes similares. Estudie pasajes que tengan algo que ver con el pasaje que está estudiando.

A fin de entender el significado de una palabra o frase oscura, busque información adicional en los pasajes paralelos más claros.

Autor: Especialmente estudie pasajes por el mismo autor, o pasajes que aparecen como citas en su pasaje. Compare el contenido de estos varios pasajes para ver si son consistentes.

Testamento: Estudie pasajes paralelos en el otro testamento.

Biblia: Compare lo que la Biblia dice acerca del tema del pasaje que está estudiando para ver si su interpretación del pasaje concuerda con la Biblia en su totalidad.

II. Estudie la gramática

A) Palabras difíciles, centrales, figuradas, teológicas: Haga una lista de palabras que debe estudiar con más profundidad. Incluya especialmente palabras que no entienda, palabras que parezcan muy importantes para el significado del pasaje, o palabras teológicas (como justificación, por ejemplo).

Consulte una concordancia para ver cómo esas palabras están usadas en otros pasajes. Consulte otras versiones para ver posibles palabras sinónimas.

El significado de las palabras está vinculado al contexto en que se usan. El sentido concreto de una palabra no se encuentra en un diccionario (allí se encuentran las posibilidades), sino en relación a las palabras y frases que la rodean. Esto también se aplica a las frases. Otro ejemplo que podría confundir:

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Era una vela larga... . . . que pertenecía a un barco gigante. . . . pero ¿nos alumbraría toda la noche? En el primer caso se trata de la vela de un barco que se usa para capturar el viento e impulsar la nave. En el segundo caso se trata de una vela de cera que alumbra la oscuridad con su llama. El contexto señala el sentido de la frase.

Pero por alguna razón, cuando llegamos al análisis del texto bíblico, nos olvidamos de todo esto y tratamos a palabras, frases y oraciones como si tuvieran un sentido desconectado de su contexto. Esto es, creo, por el hecho de que estamos tan acostumbrados a tratar al texto bíblico como una enciclopedia, de citar versículos y frases en polémicas teológicas, de resaltar palabritas y dichos en nuestras Biblias para poder volver a leerlas aisladas y, lo peor, de oír y predicar sermones basados en una sola frase o palabra.5 En su mayoría, las palabras que sobreviven por largo tiempo en un idioma adquieren muchas denotaciones (significados específicos) y connotaciones (implicaciones adicionales). Las palabras o frases pueden tener denotaciones populares y técnicas. En un hospital la frase "estar quebrado" pudiera referirse a alguien que padece hernia; en el ámbito comercial pudiera referirse a alguien que se ha declarado en quiebra.

Determinar el significado de las palabras

1. Estudiar las maneras en que una palabra se empleaba en otra literatura de la antigüedad: literatura secular, la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento que se hizo antes de Cristo), y otros escritos bíblicos del mismo o de otro autor.

2. El segundo método es estudiar sinónimos, buscando puntos de comparación así como contrastes.

3. El tercer método para determinar los significados de una palabra es estudiar la etimología, considerar el significado de las raíces históricas de la palabra.

Desventajas: (1) las raíces históricas de las palabras son con frecuencias simples conjeturas, y (2) los significados de las palabras muchas veces cambian radicalmente con el paso del tiempo, de modo que queda poca o ninguna conexión aparente entre el significado original de la raíz de la palabra y su significado algunos cientos de años más tarde. Algunos ejemplos pueden ilustrar esos cambios. La palabra entusiasmo originalmente significaba "poseído por un dios", de acuerdo con su raíz en el griego, y fue así hasta principios del siglo diecinueve. Así que un autor puede no haber tenido la intención de trasmitir el significado que una palabra tenía dos siglos antes de su tiempo; en realidad, es probable que él no conociera esas anteriores connotaciones. De ahí que una exégesis que

5 Hermeneútica, Interpretación Eficaz Hoy. Rob Haskell, ‘Cap. 7 En su contexto’.

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dependa mucho de las derivaciones etimológicas tiene una validez cuestionable; como resultado, las derivaciones etimológicas se usan menos que en siglos anteriores.

4. Las exposiciones basadas en análisis etimológicos de las palabras españolas a las que fueron traducidas las voces hebreas o griegas.

Por ejemplo, a veces se oye algún sermón sobre un texto que incluye la palabra dunamis y su conexión histórica con nuestra palabra española dinamita. Es obvio que tales exposiciones tienen una validez muy dudosa porque, aunque sean muy interesantes, con frecuencia introducen significados al texto que el autor no tenía en mente. El método más válido para determinar los significados de una palabra es descubrir las varias denotaciones que esa palabra tenía en el tiempo en que el escritor la empleó.6 Círculos de contexto Como ya hemos visto, el contexto no es algo que solo se aplica a las palabras, sino también a frases, oraciones, párrafos — a todas las unidades de sentido que son parte de comunicación oral o escrita. Una buena manera de visualizar esto es el gráfico llamado círculos de contexto, que ilustra este alojamiento de cada componente de comunicación dentro de su propio contexto:

Cada círculo se centra dentro de la unidad que provee su contexto inmediato, y por lo tanto también su sentido específico. Cada palabra tiene sentido dentro de su frase, cada frase tiene sentido dentro de su oración, cada oración tiene sentido dentro de su párrafo, etc. Las primeras cinco categorías (de palabra a sección) son estrictamente categorías

6 Hermenéutica, Henry A. Virkley, ‘Análisis léxico-sintáctico’.

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literarias y se aplican a cualquier tipo de comunicación escrita. Los otros círculos de contexto son únicos al material bíblico y surgen de sus características particulares. B) Relación entre palabras: Estudie la relación entre palabras y frases. Especialmente, note las palabras que conecten frases o que indiquen el tiempo relativo de acciones.

Anote el tipo de verbo que hay en cada cláusula (si es una afirmación, una orden, una pregunta, un deseo, una posibilidad, etc.). Evalúe y anote las palabras que establecen una relación entre oraciones (por ejemplo, palabras como entonces, después, por eso, por lo tanto, pues). Anote como esas palabras contribuyen al significado del pasaje. Anote cada pronombre en el pasaje y determine a quién se refiere.

C) Figuras: Estudie las figuras retóricas del pasaje y determine su significado. Trate de entender por qué el autor usó cada figura.

Alegoría, Símil, Personificación, Antropomorfismo, Hipérbole, Metáfora, Antítesis, Ironía, Parábola, Paradoja, Eufemismo, Metonimia, Sinécdoque, Paralelismo, Pleonasmo, Símbolo.

Conteste la pregunta: ¿QUÉ DICE?: Escriba un párrafo que exprese en sus propias palabras qué dice el pasaje. Todavía no trate de interpretarlo, solamente trate de decir qué dijo el autor original a sus lectores originales.

III. Estudie el contexto histórico

Aprenda todo lo que pueda de factores históricos que influyan en la interpretación del pasaje.

La Biblia no es un solo libro, sino una colección de libros sagrados, escritos a través de más o menos 1500 años. Fueron escritos por diferentes autores en diferentes épocas y por diferentes razones. A veces cuando leemos la Biblia no se nos ocurre que los diferentes libros fueron escritos por una razón· histórica. También si la Biblia es una colección de libros es importante leer cada libro de la Biblia individualmente, para poder entender ese mensaje y esa situación.

A) Introducción: Aprenda quién escribió el pasaje, cuándo, a quiénes, por qué. Aprenda todo lo que pueda acerca de la situación del autor y de los oyentes (lectores).

Muchas veces, hay información en la Biblia acerca del autor y el tiempo en que él escribió. Esta es la información más importante. También, es necesario consultar un comentario, manual bíblico, diccionario bíblico, o la introducción al libro en una Biblia de estudio. Si es posible, es mejor consultar varias fuentes de información. Después de investigar todo, conteste lo siguiente.

¿Quién es el autor? ¿Cuándo fue escrito? ¿Quiénes fueron los primeros lectores? ¿Por qué?

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B) Historia y cultura: Aprenda lo que pueda acerca de la historia y la cultura. Especialmente, investigue las cosas nombradas en el pasaje [modismos, costumbres, trasfondo].

IV. Conteste la pregunta

¿QUÉ SIGNIFICA?: Escriba un párrafo en sus propias palabras que exprese el significado del pasaje en el contexto histórico y cultural en el cual fue escrito. Trate de decir qué significó el pasaje para los primeros lectores.

V. Qué significa hoy

A la luz de las diferencias entre su propia cultura y la cultura bíblica, conteste la pregunta: ¿QUÉ SIGNIFICA HOY? Ahora trate de reunir los resultados de su análisis al escribir un párrafo en sus propias palabras que exprese el significado del pasaje para nosotros hoy. Todavía no está aplicando el pasaje a situaciones concretas, sino generalizando y contextualizando el significado original para ver qué significa el pasaje hoy.

VI. ¿Qué hacemos?

En consideración de la situación actual de usted mismo, su iglesia, y su comunidad, conteste la pregunta: ¿QUÉ HAGO (HACEMOS)? Reflexione sobre la situación de su vida, su iglesia, y su comunidad. Escriba otro párrafo que exprese en forma concreta y específica cómo aplicar el pasaje hoy.

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6. Narración Craig Keener

Un escritor al componer versos no emplea las palabras de la misma manera que lo hace cuando escribe prosa. Eso adquiere importancia cuando reconocemos que un tercio del Antiguo Testamento está escrito en la forma de poesía hebrea. Interpretar esos pasajes como si fueran prosa, una práctica que se hace con frecuencia, es interpretar mal su significado. La prosa y la poesía emplean palabras de maneras literal y figurada: en la prosa predomina el uso literal; en la poesía se usa con frecuencia el lenguaje figurado.

La Biblia contiene más literatura del género narrativo que de ningún otro estilo literario. Por ejemplo, más del cuarenta por ciento del Antiguo Testamento es narrativo. Como el Antiguo Testamento constituye unas tres cuartas partes de toda la Biblia, por eso el estilo narrativo es el más común en ella. Los siguientes libros del Antiguo Testamento están compuestos en su mayor parte o completamente en el género narrativo: Génesis. Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Daniel, Jonás y Hageo. Además, Éxodo, Números, Jeremías, Ezequiel, Isaías y Job también contienen gran cantidad de porciones narrativas. En el Nuevo Testamento partes extensas de los cuatro evangelios y casi todo el libro de los Hechos son narrativos, también.

La Narración

Son relatos. También significa una sola historia, con un solo grupo de personajes y una sola trama. Las narraciones bíblicas nos cuentan cosas que sucedieron, pero no solamente cualquier cosa. Su propósito es mostrar a Dios en acción en su creación y en medio de su pueblo. Las narraciones del Antiguo Testamento no son alegorías ni historias con significados ocultos, pero puede haber aspectos de las narraciones que no sean de fácil comprensión.

Principios para la interpretación de las narraciones

1. Una narración del Antiguo Testamento, por lo general no enseña directamente una doctrina. Usualmente ilustra una doctrina que se enseña en otra parte.

2. Las narraciones informan lo que pasó, no necesariamente lo que debió haber pasado, ni lo que debe pasar todo el tiempo.

3. Las narraciones pueden enseñar explícitamente (afirmando algo con claridad) o implícitamente (implicando algo con claridad, pero sin declararlo).

4. Leer la historia como un todo. Debemos preguntarnos: “¿Cuál es la moraleja de esta historia?”, o poniéndola de manera diferente: “¿Cuáles son las lecciones que podemos aprender de esta historia?”

5. Evitar la alegorización [no buscar simbolismos ocultos en la historia]. 6. Identificar la lección del relato.

Por ejemplo, en el adulterio de David con Betsabé (2 Samuel 11) no se afirma: "David hizo mal al cometer adulterio y asesinato". Se espera que uno sepa que el adulterio (y el asesinato) son malos, porque así se enseña explícitamente en la Biblia (Éxodo 20:13. 14).

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La Escritura es realista respecto a la naturaleza humana, y por lo tanto revela abiertamente nuestras fragilidades, para que de esta manera podamos ser realistas respecto a nuestras debilidades y a la necesidad de que tenemos que depender siempre de Dios. Tanto Abraham como Sarah se rieron cuando escucharon la promesa de Dios (Gn. 17:17; 18:12-15); David casi se desploma a causa de la persecución de Saúl y la muerte de Samuel; Jeremías, desalentado porque nadie prestaba atención a su mensaje, maldijo el día que nació (Jer. 20:14-18); Juan el Bautista, poco antes de que lo ejecutaran, duda acerca de la identidad de Jesús (Lc. 7:19, 23); Pedro negó a Jesús tres veces (Mr. 14:72). A partir de la erosión de confianza en la autoridad bíblica en nuestro día, ha estado de moda poner la autoridad de Jesús contra la autoridad de las epístolas, particularmente las epístolas de Pablo. La gente no parece darse cuenta de que no están enfrentando a Jesús contra Pablo sino a un apóstol, como Mateo o Juan, contra otro. Debemos recordar que Jesús no escribió ninguna parte del Nuevo Testamento, y dependemos del testimonio apostólico para nuestro conocimiento de lo que él hizo y dijo. Es importante evitar demasiadas deducciones de los relatos acerca de lo que la gente hace. Por ejemplo: ¿Podemos realmente componer un manual de comportamiento cristiano puramente a base del análisis de cómo Jesús actuó? Con frecuencia cuando un cristiano se enfrenta a una situación problemática, se le dice que se pregunte a sí mismo: “¿Qué haría Jesús en esta situación?” Esta no es siempre una pregunta sabia. Una pregunta mejor sería: “¿Qué querría Jesús que yo hiciera en esta situación? En primer lugar nuestros deberes como hijos de Dios obedientes no son exactamente los mismos que la misión de Jesús. Yo no fui enviado al mundo para salvar a los hombres de sus pecados. Jamás podré hablar con una absoluta autoridad de cualquier tema como lo hizo Jesús. No puedo ir a la iglesia con un látigo y echar a los laicos corruptos. No soy el Señor de la iglesia. He aquí donde las epístolas son tan importantes. Nos llaman, cierto, a imitar a Cristo en muchos aspectos; pero nos ayudan a determinar cuáles son esos puntos y cuáles no. Ejemplos: (1) El bautismo con fuego (Mateo 3:11)

Mateo 3. 4Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. 7Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 11Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo

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y fuego. 12Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Muchos otros cristianos presumen alegremente estar “bautizados en el Espíritu Santo y fuego”. Por supuesto, nosotros sabemos y apreciamos lo que quieren decir; se refieren a la santidad, y la santidad es esencial. Pero, ¿es eso a lo que Juan se refiere cuando dice “bautismo de fuego” en este pasaje? A veces, en la Biblia, el fuego es usado como un símbolo de la santidad intensa de Dios o de las pruebas que traen consigo purificación, pero cuando en el Nuevo Testamento el fuego es puesto en conjunto con la imagen del bautismo, este no tiene que ver con la sencilla purificación del individuo, sino con la purificación de todo el mundo por medio del juicio. (El juicio es la aplicación simbólica más común del fuego en la Biblia). En vez de buscar por medio de la referencia cruzada otros pasajes que usan la imagen del fuego en formas diferentes, debemos examinar lo que significa en su propio contexto el texto del “bautismo en fuego”. Debemos primero usar este mismo pasaje antes de acudir de inmediato a una concordancia. El contexto es un llamado al arrepentimiento, y la mayoría de la audiencia a la que se le había prometido este bautismo de fuego no estaba dispuesta a arrepentirse. Juan el Bautista estaba sumergiendo a las personas en agua como señal del arrepentimiento y preparación para el reino de Dios que estaba por venir (Mateo 3:2, 6). (El pueblo judío usaba el bautismo cuando los no judíos se convertían al judaísmo, pero Juan el Bautista exigía que hasta los religiosos judíos viniesen a Dios en los mismos términos en que debían venir los gentiles, cf. 3:9). Juan advirtió a los fariseos acerca de la ira venidera de Dios (3:7), y que si no llevaban fruto (3:8), el hacha del juicio de Dios los echaría en el fuego (3:10; cf. 12:33). Los árboles estériles no servían para nada, excepto para leña. Pero la paja no se podía utilizar como la leña (se quemaba muy rápido); sin embargo, la paja de la que hablaba Juan sería quemada en el “fuego que nunca se apagará” (3:12). En los versículos que le anteceden y los que siguen a nuestro versículo, “fuego” se refiere a fuego del infierno (3:10, 12). Cuando Juan el Bautista habla del bautismo en fuego, usa una imagen de juicio que se mantiene a lo largo del párrafo. Recordemos que los que aquí escuchaban a Juan no eran gente arrepentida (3:7). El Mesías viene a impartir a Su audiencia un bautismo de doble índole, y diferentes miembros de Su audiencia experimentarán diferentes partes de ese bautismo. Algunos se van a arrepentir, serán recogidos y puestos en el granero y recibirán el Espíritu. Sin embargo, los que no se arrepienten, serán la paja, árboles cortados, ¡que recibirán el fuego! (2) La disciplina de la Iglesia (Mateo 18:18)

Mateo 18. 5Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra

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acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. 21Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Yo solía seguir una popular malinterpretación de este versículo. Cuando era un joven cristiano, yo acostumbraba a usar Mateo 18:18 para “atar” y “soltar” demonios en cualquier ocasión que estuviese orando (como si los demonios siempre estuvieran parados al lado de uno escuchando). Afortunadamente, a Dios le importa más nuestra fe que nuestras fórmulas, y en Su misericordia respondía mis oraciones cuando lanzaba o no alguna “atadura”. Pero un día leí Mateo 18:18 en su contexto, y me di cuenta de que había estado malinterpretando el pasaje. Debido a que mis oraciones habían “funcionado”, decidí seguir “atando” y “liberando”—pero entonces cuando supe mejor, la práctica no funcionó más, a causa de que ¡ya no lo podía hacer en la integridad de mi corazón ante Dios! Felizmente, descubrí que Dios respondía todavía las oraciones que elevaba en el nombre de Jesús sin tener que “atar”. ¿Qué significar “atar” y “desatar” en este contexto? En el contexto, Jesús indica que si algún hermano en la fe está llevando a cabo un estilo de vida de pecado, debemos confrontar a ese hermano; si él o ella no quisieran escuchar, se debería traer a otros para que de esa manera tengamos dos o tres testigos si se fuese a llevar el asunto ante la iglesia. Si, a pesar de las confrontaciones hechas en amor, esa persona no quiere arrepentirse, la iglesia debe expulsarla para enseñarle a arrepentirse (Mt. 18:15-17). En este contexto, Jesús declara que cualquier cosa que “aten” o “desaten” en la tierra, ya habrá sido “atada” o “desatada” en el cielo—es decir, bajo esas circunstancias estarían actuando claramente bajo la autoridad de Dios (18:18). Debido a que los términos “atar” y “desatar” tienen que ver literalmente con aprisionamiento o dar libertad a personas, y que los maestros judíos usaban estos términos para describir su autoridad legal, el término encaja bien en este contexto: la iglesia debe disciplinar a sus miembros que estén actuando de manera equivocada, sacándolos de la participación en la iglesia si continuasen en pecado. Los “dos” o “tres” que oran se refieren en este contexto a dos o tres testigos (18:16). Cuando yo leía este pasaje, me preocupaba de que mis oraciones fueran menos eficaces por no encontrar a nadie que se uniera conmigo en oración; sin embargo, me preocupaba por qué mi propia fe sería insuficiente. Pero este versículo no implica que la oración sea eficaz si por lo menos se hace con un mínimo de dos personas. Este versículo promete que si tan solo hay dos testigos, y si las oraciones o las acciones en la tierra tienen que ver con algo tan serio como prohibir la participación a una persona en la iglesia, Dios respaldará a Sus siervos a quienes ha autorizado. Quizás la oración específica que se tenga en mente es que Dios haga que el que está en disciplina se arrepienta y sea restaurado. Así que Jesús contrasta deliberadamente la actitud que pide a Sus seguidores con los dos o tres testigos en la ley del Antiguo Testamento, quienes eran los primeros en lapidar a aquellos en contra de quienes testificaban (Dt. 17:7). Probablemente aludiendo a un dicho judío que circulaba en los primeros siglos de esta era: “Dondequiera que dos o tres se reúnan para estudiar la ley de Dios, Su presencia estará

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entre ellos”, Jesús asegura a Sus seguidores (específicamente a los testigos) que Su presencia estará con ellos inclusive en la difícil situación de la disciplina de la iglesia (Mt. 18:20). Por supuesto, el principio de las oraciones contestadas también se aplica a otras oraciones, pero aquí específica “dos o tres” refiriéndose a los “dos o tres” que acababa de mencionar.

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7. Parábolas

El término “parábola” se deriva de dos vocablos griegos: para, una preposición que significa “al lado de” o “junto a”; y ballein, el verbo “echar” o “arrojar”. Juntos indican algo puesto al lado de otra cosa para indicar la semejanza entre las dos cosas. Brevemente, “parábola” significa “semejanza”. Observemos que la parábola es semejante al símil, excepto que sus detalles se han aumentado para formar una narración: la parábola es una extensión del símil.7 Este es un término flexible en el griego del Nuevo Testamento que significa "un dicho o narrativa, diseñado para ilustrar una verdad"8. Entonces una parábola no es solo una "historia terrenal con un mensaje celestial", como se suele decir. Puede ser un dicho como: "Seguramente ustedes me van a citar el proverbio (parabolei): '¡Médico, cúrate a ti mismo!'" (Lucas 4:2.3). O una imagen sin narrativa: "Les contó esta parábola: -Nadie quita un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De hacerlo así, habrá rasgado el vestido nuevo, y el retazo nuevo no hará juego con el vestido viejo" (Lucas 5,36).

Esta práctica de usar figuras, proverbios e historias tiene un trasfondo en el Antiguo Testamento, y seguramente ese trasfondo tuvo algo que ver con el uso de Jesús. Allí se usa la palabra hebrea mashal para describir el mismo tipo de cosa: un proverbio (Ez. 16:2-3), o una imagen como la de la .cena que Dios manda a Ezequiel preparar (Ez. 24:2-5). — Rob Haskell.

Normalmente, la parábola está compuesta de tres partes: la ocasión, la narración, y la lección espiritual. En algunos casos la primera y la tercera partes no se encuentran en el texto bíblico. Pero podemos estar seguros que, en todo caso, hubiera alguna ocasión adecuada, aun cuando el Evangelio no la reportó. Así enseñaba Jesús: respondiendo a la situación del momento con palabras adecuadas. Pero el Señor no siempre señalaba la lección espiritual; a veces se la dejaba a sus oyentes para que ellos mismos la descubrieran. La interpretación correcta de las parábolas demanda que las tres partes de la parábola se tomen en cuenta. Cualquiera interpretación que resulte contraria a la razón por qué fue narrada, o a la lección que indicó Jesús, tiene que ser equivocada. Pero cuando el intérprete examina estas tres partes, no hace más que cumplir otra regla frecuentemente mencionada, la de observar el contexto.9 Al leer una parábola estamos buscando el punto principal, no un montón de diferentes metáforas y figuras. La historia misma es la figura, y los detalles rellenan esa figura. Aún en las parábolas que son muy alegóricas, como la del sembrador y las semillas donde casi cada elemento tiene su interpretación, hay un solo punto principal de la historia: ilustrar la dinámica entre el anuncio del evangelio y los corazones de los que lo oyen.

7 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (pp. 112–113). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

8 Amdt, Danker y Bauer, Greek-Englísh !exícon, 760. 9 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (p. 115). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

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Pero aun cuando las parábolas de Jesús eran a veces analogías extendidas con verdades en el mundo real (por ejemplo, los cuatro tipos diferentes de terreno en la parábola del sembrador, Mr; 4: 3-20), a veces incluían algunos detalles simplemente necesarios para que la historia tuviera lógica o para que fuese una historia bien contada. (Éste también era el caso de otras parábolas judías de este período). Por ejemplo, cuando el fariseo y el cobrador de impuestos oran en el templo (Lc. 18:10), el templo no “representa” algo; simplemente ese era el lugar favorito para orar de los habitantes de Jerusalén. Cuando el dueño de la viña construye una muralla alrededor de su viñedo (Mr. 12:1), no debemos esforzarnos en determinar lo que representa la muralla; ésta era simplemente una característica común de los viñedos y obliga al lector atento a reconocer que Jesús está aludiendo a la parábola del Antiguo Testamento que se encuentra en Isaías 5:5, por lo que los lectores sabrán que la viña representa a Israel. Cuando hablábamos de la parábola del hijo pródigo con anterioridad, el Padre representaba a Dios, el hijo menor era una analogía respecto a los pecadores, y el mayor, otra respecto a los escribas y fariseos, pero los cerdos no “representan” algo en particular. Éstos simplemente ilustran el rigor del sufrimiento e inmundicia que sufría el hijo pródigo. Las prostitutas (Lc. 15:30) no representan las falsas enseñanzas, la idolatría ni nada más, como si fueran un símbolo estándar; ellas simplemente ilustran el grado de inmoralidad con que el que el hijo malgastó las ganancias de su padre. Veamos la parábola del Buen Samaritano en Lucas 10:30-35. En esta parábola vemos a un hombre que “bajó” desde Jerusalén hasta Jericó, y en el camino es asaltado y golpeado por unos ladrones, quienes lo dejan casi muerto. Un sacerdote y un levita pasan de largo, pero finalmente un samaritano es quien le rescata y lo lleva a un mesón. Agustín, un gran pensador y padre de la iglesia de la costa norte de África, decidió que esta era la historia del Evangelio: Adán “bajó” porque cayó en pecado, el diablo abusó de él, no fue ayudado por la ley, pero finalmente fue salvado por Cristo como un buen samaritano. Se podría predicar haciendo uso de esta interpretación y realmente esperar que haya conversiones, porque se estaría predicando el Evangelio. Pero el Evangelio podría ser predicado sin adherirlo a esta parábola en particular, y de hecho esto no es a lo que se refiere esta palabra en el contexto de Lucas. En Lucas 10: 29, un intérprete de la ley le pregunta a Jesús que quién era su “prójimo” al cual la Biblia le mandaba que tenía que amarlo (cf. 10:25-28). Jesús le responde que su vecino podría ser hasta un samaritano—que el amor verdadero debe cruzar fronteras tribales, raciales y hasta religiosas. Probablemente esta no era la respuesta que el intérprete quería oír. Esta respuesta todavía hoy en día sigue siendo muy ofensiva para algunos que no quieren que esta parábola quiera decir esto. Pero, ¿por qué “bajaría” aquel hombre de Jerusalén a Jericó? ¡Simplemente porque Jericó es de más baja elevación que Jerusalén! Además, el camino a Jericó (como muchos otros caminos) era albergue de muchos asaltantes; un hombre que viajase solo sería una presa fácil, especialmente de noche. El sacerdote y el levita que pasaron por allí, por el otro lado del camino (10:31-32), probablemente lo hicieron así para evitar contraer impureza espiritual. Muchos maestros judíos pensaban que alguien podía quedar inmundo hasta por una semana si tan solo su

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sombra tocaba un cadáver, y no se podía realmente saber, a menos que se acercaran bastante, si alguien “medio muerto” (10:30) estaba realmente vivo o muerto. El sentido de esta historia es que algunas personas que eran muy religiosas no actuaban como un verdadero prójimo, pero que una persona de la cual no se esperara algo así, sí actuó como tal. Quizás si en este tiempo contáramos la historia, hablaríamos de un maestro de Escuela Dominical o de un ministro que pasaron por el otro lado del camino, pero que un musulmán, o alguien perteneciente a una tribu hostil, rescataron a la persona. Nuestros escuchas podrían reaccionar con hostilidad ante tal comparación—pero esa es exactamente la manera en que reaccionarían los que escuchaban a la comparación de Jesús. El “prójimo de este” intérprete de la ley podría ser un samaritano. El nuestro podría ser alguien a quien estemos tentados a rechazar de una manera no menos intensa, pero Jesús nos manda a que amemos a todo el mundo. Principios:

1. La parábola generalmente está ligada a un contexto [un tema o situación]. 2. Las parábolas deben ser interpretadas como historias figurativas con una enseñanza

principal. 3. No buscar simbolismos ocultos. 4. No basar una doctrina en la parábola cuando no se encuentre claramente en otras

partes explicitas de la Biblia. 5. La parábola está compuesta de tres partes: la ocasión, la narración, y la lección

espiritual. Cualquiera interpretación que resulte contraria a la razón por qué fue narrada, o a la lección que indicó Jesús, tiene que ser equivocada.

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8. Leyes y Proverbios

Uno de los errores más comunes —dice Sproul— es darle el mismo peso a un proverbio que a una ley [absoluto moral]. Vemos que en AT hay más de 600 leyes establecidas de parte de Dios. Y que todas se encuentran entre Éxodo 20 y Deuteronomio 33. Normalmente cuando la biblia se refiere a la ‘Ley’ se refiera a esta sección. Noten a Jesús hablando sobre el A.T.: Lucas 24.44 —Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Los proverbios

Los Proverbios en hebreo se llaman meshallim ("figuras de dicción", "parábolas" o "dichos breves"). Un proverbio es la expresión particular y breve de una verdad.

Mientras más breve sea una declaración, más imposible es que sea totalmente precisa y aplicada universalmente. Sabemos que las declaraciones detalladas, extensas y precisas de un hecho, no sólo son difíciles de entender, sino que es casi imposible memorizarlas. Los proverbios se escriben de tal modo que cualquiera pueda aprenderlos de memoria. En hebreo, muchos proverbios tienen cierto ritmo, repetición de sonidos y cualidades de vocabulario que hacen fácil su aprendizaje. Los proverbios son expresiones cortas y concisas de principios generales. Como tal, son resúmenes de promesas normales y condicionales para toda circunstancia. Realmente algunos principios generales pueden entrar en conflicto entre sí en situaciones específicas. Consideremos los proverbios en castellano: "Antes que te cases, mira lo que haces" y "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"; vemos que tienen cierta rima y ritmo que los hacen más atractivos. No se pueden olvidar tan fácil como las siguientes declaraciones: "Antes de comprometerte a algo permanente, considera las circunstancias y las opciones" y "si no dejas acumular el trabajo, haciendo cada día lo que tienes a mano para hacer, todo será más fácil". Estas últimas explicaciones son más precisas, pero les faltan la fuerza y la eficacia de los proverbios anteriores, y es más difícil recordarlas. "Antes que te cases, mira lo que haces" es una declaración inexacta; se puede entender mal, y tal vez se crea que se aplica sólo al matrimonio. Así pasa con los proverbios hebreos. Se deben entender considerando sus limitaciones. No lo dicen todo acerca de una verdad, pero señalan hacia ella. Al pie de la letra, son inexactos, pero como guías didácticas para la formación de una conducta selecta, son insuperables.

Proverbios 6:27-29: ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare.

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Por ejemplo, algunos dicen, basados en algunos proverbios (y también en otros textos descontextualizados) que podemos hablar las cosas que no son para que sean. Ellos apuntan que la lengua puede traer la muerte o la vida, herir o sanar (Pr. 18:21; 12:18), pero cuando comparamos otros proverbios que hablan acerca de la lengua trayendo sanidad o vida, su significado queda claro: se puede edificar a otros o herirlos con lo que hablamos, y, a la vez, podemos meternos en problemas o evitarlos por la manera en que hablamos a otros (Pr. 12:14; 13:2-3; 18:20; 21:23). Para mayor conveniencia, damos aquí unas reglas resumidas para el uso debido de los Proverbios, según su propósito inspirado por Dios.

1. Los proverbios son generalmente parabólicos, es decir, figurados, pues su significado está más allá de su apariencia literal. 2. Son prácticos, no de teoría teológica. Guías poéticas para la buena conducta. 3. Están compuestos de manera que se puedan memorizar, no con precisión técnica. 4. Dan buenos consejos para tratar con sabiduría ciertos aspectos de la vida, pero no los cubren todos. — Gordon Fee.

En Proverbios 26:4–5 se ilustra claramente cómo los proverbios pueden contradecirse si se toman como absolutos sin ninguna excepción. El versículo 4 dice: “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, no seas tú también como él”. El versículo 5 dice: “Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión”. Por lo tanto, hay veces en que es imprudente responderle a un necio de acuerdo con su insensatez, y hay ocasiones en que es sabio contestarle a un necio con necedad.10 Las leyes Ya vimos que es muy diferente un proverbio [un dicho breve que aplica algunas circunstancias] con la ley, que se pronuncia específicamente y de manera absoluta. La ley es un modelo. No es una lista completa de todas las cosas que uno puede o debe hacer para agradar a Dios. Antes bien, la Ley presenta ejemplos, o muestras de lo real que es el pecado para Dios, y de cómo lo detesta. La ley es paradigmática: pone una norma como ejemplo, en vez de mencionar todas las circunstancias posibles. Por eso, la ley del Antiguo Testamento se encuentra más cerca de la Constitución —que establece a grandes rasgo— y en bosquejo las características de la justicia y libertad en una tierra que de la forma de los códigos federales. Hay dos tipos básicos de ley que encontramos en la biblia, la ley apodíctica [decisiva] y la ley casuística [caso por caso].

Apodíctica: Expresa absolutos decisivos y va seguida de una forma personal tal como “harás” o “no harás”. Son mandamientos directos [positivos o negativos]. Casuística: Es una declaración condicional, dando una forma de ejemplos que actúan como pautas para hacer justicia [si… entonces].

10 Sproul, R. C. (1996). Cómo estudiar e interpretar la Biblia (p. 93). Miami, FL: Editorial Unilit.

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Por ejemplo: Éxodo 23:4 instruye:

“Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo”. Nótese que la primera cláusula es casuística y la segunda apodíctica. Aquí se dan instrucciones explícitas en cuanto a devolverle al enemigo su buey o su asno. Pero si me encuentro con la vaca o el camello de mi enemigo descarriándose, ¿tengo que devolverlo? La ley no lo dice. La ley casuística nos da el principio con un ejemplo. Se incluye implícitamente a las vacas, camellos, gallinas, y caballos. Si la Biblia diese una regla explícita para cada eventualidad concebible, necesitaríamos bibliotecas inmensas para contener todos los volúmenes legales necesarios. La ley nos muestra cuán imposible es agradar a Dios por nuestras propias fuerzas. Cuando leemos la Ley del Antiguo Testamento, debemos ser humildes para comprender cuán indignos somos de pertenecer a Dios. La ley sigue siendo buena y útil para la enseñanza ética, siempre y cuando se use adecuadamente (Ro. 3:27-31; 7:12; 1 Ti. 1:8-11). Pero una mera obediencia a la ley sin fe nunca ha traído salvación; Dios siempre salvó a las personas por gracia por medio de la fe (Ro. 4:3-12), y desde la venida de Cristo, ha salvado a las personas por medio de la fe en Jesucristo. Cuando consideramos cómo aplicar en nuestros días detalles particulares de la ley, debemos tener en cuenta otros factores. Cómo en cada Capítulo de su Libro Gordon Fee y Douglas Stuart presentan un resumen de principios, también se dan para la Ley. Al tener en cuenta estos principios, evitará las aplicaciones erróneas de la Ley, mientras recibe su instrucción y se aumenta la fe, cuando lea las leyes del Antiguo Testamento. Aquí pongo los más relevantes:

1. Busque en la Ley las elevadas normas, el amor y la justicia de Dios. No olvide que en ella, la misericordia de Dios es igualada a la severidad de las normas.

2. No vea la Ley del Antiguo Testamento como completa, puesto que no abarca todas las situaciones técnicas posibles. Vea la Ley corno un paradigma que presenta ejemplos de la conducta que se espera.

3. Recuerde que la esencia de la Ley (los Diez Mandamientos y las dos leyes principales) se repite en los profetas y aparece renovada en el Nuevo Testamento.

4. Vea la Ley corno un regalo generoso para Israel, que le trae mucha bendición cuando es obedecida. No vea la Ley del Antiguo Testamento como un conjunto de reglas arbitrarias y molestas que limitaban la libertad del pueblo.

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9. El espíritu y la letra de la ley

Sin duda el mejor ejemplo que podemos usar para explicar la diferencia entre el espíritu y la letra de la ley, son nuestros queridos fariseos del NT, esos que interactuaron tanto con el Maestro. Es de suma importancia aprender este principio que siempre nos ayudará en la humildad para con Dios; en no ir siempre tratando de justificarnos. Los fariseos eran muy escrupuloso respecto a observar la ley en su ‘letra’ [aspecto externo o literal], mientras que se burlaban de su espíritu constantemente. Yo siempre he pensado que hay algunas pautas para saber si alguien tiene una doctrina sana; esto es, como interpretan la Ley y la Santidad. Unos pueden irse al lado del legalismo, darle a la Ley un valor en cuanto a la salvación y como base de la relación con Dios, además de elevar mandamientos de hombres como si fuera voz de Dios. Y otros al lado del anti-nomianismo; como la Ley no justifica a nadie, no sirve para la vida cristiana, el pecado no existe, podemos conducirnos como bien nos parezca. Unos destruyen el espíritu de la Ley [legalistas], otros, destruyen la letra de la ley [antinomianistas]. Veamos algunos ejemplos:

Mateo 5. 1Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 27Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Si leemos de prisa, sin meditar y considerar el propósito de Jesús en esta sección, tendremos conclusiones erróneas, y lo peor, muy peligrosas. Por ejemplo, estos días platicando me di cuenta que se puede malentender lo que Jesús quiere lograr en sus oyentes. Miren como es perversa la mente humana: ‘Bueno, sí ya codicié, y por tanto adulteré en mi corazón con esa mujer, ¿Qué más da que llegué hacerlo? De todas maneras soy culpable de juicio, que valga la pena el castigo’. Pienso que así hemos caído algunos engañados por nuestra mente perversa, al creer que ‘como es lo mismo’, pues lo hacemos. El enojo y la lujuria no es lo mismo que matar y adulterar, eso que quedé claro. Distingamos entre la letra de la Ley, ¿Cuál es en estos pasajes? Es sencillo: No matarás y No cometerás adulterio. Seguramente muchos fariseos festejaban que cumplían al pie de la letra estas cosas de la ley; efectivamente, ninguno de ellos fue sorprendido con alguna mujer, ni matando a nadie. Y es curioso, que cuando uno evangeliza en la calle, la gente suele responder así ante la necesidad de un Salvador: ‘No le he hecho daño a nadie, quiero a mi familia’. Es allí dónde viene Jesús y explica, que aunque no tiene las mismas consecuencias inmediatas, matar o enojarse, o codiciar y adulterar; al final, se está violando ese ley en su intención de erradicar la raíz del mal [el Espíritu de la Ley]. Si alguien mata, está violando la letra de la Ley; si alguien se enoja, está violando el espíritu de la ley. No está hablando de consecuencias o implicaciones. Dice Sproul:

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La ira no le quita la vida a una persona ni deja a la esposa viuda y a los hijos huérfanos. El crimen sí. Si tengo un pensamiento de lujuria, puedo perjudicar la pureza de mi propia mente, pero no he comprometido a la mujer en un acto de infidelidad hacia su esposo que podría destruir el matrimonio y su hogar.

El espíritu de la ley tiene una aplicación amplia, no sólo lo externo, sino discierne hasta lo más profundo de los pensamientos del corazón, y la parte con doble filo. Con respecto a nuestros pasajes, tanto la ira como la lujuria, no solo basta con no hacerlo, sino evitar la raíz por la cual uno llega a cometer adulterio o asesinato. Dios está interesado en el corazón, lo externo hasta los fariseos lo cumplían. Y se engañaban a sí mismos, de que eran perfectos. No es que el espíritu esté contra la letra, sino que el espíritu escudriña los corazones y las intenciones. No solamente es bueno dar, sino la motivación; no es suficiente con orar, sino la intención del corazón.

20Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

¿Cuál es la justicia mayor a la de los fariseos? La espiritual, y no sólo la letra. Y esa justicia perfecta sólo la encontramos en Jesús, que cumplió cada uno de los días sobre la tierra, tanto la letra como el espíritu de la Ley, trayendo así para todo su pueblo salvación al que cree en su Justicia perfecta.

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10. Los evangelios

Fee dice que “Los cuatro evangelios forman un género literario único, para el cual hay pocas analogías reales”. Pero la dificultad hermenéutica principal consiste en la comprensión del "reino de Dios", una expresión que es absolutamente crucial para todo el ministerio de Jesús, y que sin embargo se presenta al mismo tiempo en el idioma y los conceptos del judaísmo del siglo primero. El problema está en la manera de traducir tales ideas y conceptos a nuestra propia cultura. Estos cuatro libros representan casi la mitad del Nuevo Testamento por lo que a extensión se refiere.

¿Qué son los Evangelios?

J. Scott Duvall & J. Daniel Hays

El término evangelio traduce la palabra griega euangelion, que significa «buenas noticias». Antes del Nuevo Testamento, esta palabra aludía, por regla general, a las buenas nuevas de alguna victoria política o militar. En el contexto del Nuevo Testamento esta palabra denota las buenas nuevas proclamadas por Jesús (Mr 1:14–15) o acerca de Él (1 Cor 15:1).

¿Cómo inspiró el Espíritu Santo a los autores de los Evangelios (a menudo llamados «evangelistas») para presentar o comunicar estas Buenas Nuevas? Lo acertado de una interpretación depende de que se identifique correctamente la clase de comunicación que está teniendo lugar.

Los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan se vieron desde el principio como relatos de Jesús procedentes de la experiencia personal de los apóstoles. En su Primera Apología, Justino Mártir, un notable dirigente de la Iglesia Primitiva (aproximadamente 100–165 DC.) se refiere a los Evangelios como las «memorias» de los apóstoles. Esto suena como si los autores estuvieran escribiendo biografías de Jesús. Sin embargo, cuando leemos los cuatro Evangelios, nos damos cuenta de inmediato que éstos son un tanto distintos de las modernas biografías. ¿Se te ocurre alguna diferencia específica entre los Evangelios y la mayoría de las biografías o autobiografías modernas?

A diferencia de la mayor parte de las biografías modernas, los Evangelios no cubren toda la vida de Jesús, sino que pasan directamente de su nacimiento a su ministerio público. Mateo y Lucas consignan relatos del nacimiento de Jesús, mientras que en el Evangelio de Marcos la primera aparición del Señor es en el Jordán siendo ya adulto para ser bautizado por Juan (Mr 1:9). Marcos no nos dice nada acerca del nacimiento o infancia de Jesús.

En ocasiones, encontramos también considerables variaciones en el orden de los mismos acontecimientos que presentan los tres primeros Evangelios. A Mateo, Marcos y Lucas se les llama comúnmente Evangelios Sinópticos puesto que es fácil «verlos juntos» cuando se sitúan uno al lado del otro (synsignifica «junto» y opsis, «ver»). Juan sigue, muchas veces, una línea completamente diferente. En la tabla siguiente puede observarse que los autores de los Evangelios sitúan los mismos acontecimientos y relatos en un orden ligeramente distinto.

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Parece evidente que lo que encontramos en los cuatro Evangelios no es el resultado de cuatro personas que seguían a Jesús para grabar sus palabras o filmar sus intervenciones. ¿Cómo hemos de entender estas diferencias? En primer lugar, hemos de comenzar reconociendo que los autores de los Evangelios (como cualquier reportero o historiador) no podían contar exhaustivamente todo lo que Jesús hizo o dijo. En la última frase de su Evangelio, Juan admite precisamente esto (21:25): «Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían».

Como biógrafos de la Antigüedad, los autores de los Evangelios se tomaron la libertad de parafrasear o resumir lo que dijo Jesús y de ordenar los acontecimientos según un criterio temático más que conforme a una estricta secuencia cronológica.

No deberíamos ver las diferencias entre las distintas historias como errores de información, sino más bien como ilustraciones de los distintos propósitos y acentos teológicos de los autores de los Evangelios.

Tomemos, por ejemplo, la diferencia en el orden de la segunda y tercera tentación de Jesús. Uno de los temas centrales del Evangelio de Mateo es el reino de Dios. Tiene sentido que Mateo terminara su relato de las tentaciones presentando a un Satanás que muestra a Jesús todos los reinos del mundo (Mt 4:8–10). Dado que Jerusalén ocupa un lugar destacado en el Evangelio de Lucas, es fácil entender por qué este evangelista quiere concluir mostrando a un Jesús que es tentado a arrojarse del pináculo del templo de esta ciudad (Lc 4:9–12). Al contar la historia de Jesús, Mateo y Lucas varían los detalles a fin de presentar un acento teológico específico. Esto nos lleva a subrayar el último aspecto importante acerca del género literario de los Evangelios.

Los cuatro Evangelios se parecen en muchos sentidos a la antigua biografía, sin embargo son más que biografías de la Antigüedad. Por su enfoque centrado en la vida y enseñanzas de Jesús podemos referirnos correctamente a los Evangelios como biografías cristológicas. Esto nos lleva a los dos propósitos esenciales que los evangelistas tenían en mente al escribir los Evangelios. (1) Seleccionaron y ordenaron el material para contar la historia de Jesús. (2) A través de la historia de Jesús, los evangelistas comunicaron algo importante a sus primeros lectores (y también a nosotros).

Dios decidió darnos cuatro relatos de las Buenas Nuevas de Jesucristo: los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En nuestra aplicación del recorrido interpretativo a los Evangelios, hemos de darnos cuenta de que estamos ante biografías cristológicas, a saber, relatos acerca de Jesús redactados con un propósito específico. Para cruzar el puente de los principios hemos de hacernos dos preguntas básicas: ¿Cuál es el principal mensaje de cada episodio? y, ¿qué es lo que el evangelista quiere comunicarnos con el modo en que éste ordena entre sí los relatos? Puesto que podremos sacar principios de ambos niveles, hemos examinado tanto la lectura de los relatos individuales como la de series de relatos.

¿Cómo deberíamos leer los Evangelios?

Nuestra forma de leer los Evangelios ha de respetar los medios que Dios utilizó para inspirarlos. Los autores de los Evangelios están diciéndonos algo acerca de Jesús en cada

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uno de los episodios y también con el modo en que van vinculando los relatos más breves para formar el relato total.

A fin de llegar a un método de lectura de los Evangelios que esté en consonancia con los medios de comunicación de Dios hemos de transformar estos dos propósitos centrales que acabamos de mencionar en dos sencillas preguntas interpretativas. (1) ¿Qué nos dice este pequeño relato acerca de Jesús? (2) ¿Qué está diciendo el autor del Evangelio a sus lectores con la manera en que dispone y encadena los distintos relatos? La tabla que presentamos a continuación describe las dos preguntas interpretativas centrales para la lectura de los Evangelios.

¤Episodio 1 ¤Episodio 2 ¤Episodio 3

¿Qué nos dice este episodio acerca de Jesús?

¿Qué nos dice este episodio acerca de Jesús?

¿Qué nos dice este episodio acerca de Jesús?

¢ Episodios 1, 2, y 3

¿Qué es lo que el evangelista pretende comunicar a sus lectores con el modo en que conecta los distintos relatos?

Tomemos como ejemplo el familiar relato de María y Marta en Lucas:10:38–42. El primer paso es leer el relato y entender su mensaje, por regla general se trata de un mensaje que se centra en Jesús.

¤Lucas 10:25–37 ¤Lucas 10:38–42

¤Lucas 11:1–13

Aquí descubrimos el principio de que hacer buenas obras para Dios puede, en ocasiones, hacernos perder de vista el cultivo de nuestra relación personal con Dios. El deseo de Marta de preparar una fiesta para Jesús la lleva a perderse lo mejor: escuchar a Jesús.

Antes de seguir adelante, hagamos una prueba. Lee Lucas 10:25–37 y Lucas 11:1–13 y hazte la pregunta, ¿Cuál es la idea principal de cada relato? ¿Qué me enseña este relato acerca de Jesús? ¿Qué es lo que Jesús enseña en este relato? ¿Qué aprendo de las acciones de Jesús que se recogen en este relato? Vamos a aprender mucho más acerca de cómo leer los episodios individuales más adelante en este mismo capítulo, pero por ahora queremos que resumas la idea principal. Observa cómo hemos intentado captar el mensaje de Lucas:

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¤Lucas 10:25–37 ¤Lucas 10:38–42 ¤Lucas 11:1–13

Vemos el principio de que el amor al prójimo ha de trascender toda frontera humana de nacionalidad, raza, religión, o posición económica.

Hacer buenas obras para Dios puede, en ocasiones, hacernos perder de vista el cultivo de nuestra relación personal con Dios. El deseo de Marta de preparar una fiesta para Jesús la lleva a perderse lo mejor: escuchar a Jesús.

Jesús nos enseña a comunicarnos con Dios a través de la oración (11:1–4). A esto le sigue una parábola respecto a la oración (11:5–8) y una exhortación a orar (11:9–13).

El primer paso es, entonces, entender el mensaje principal de cada relato, un mensaje que por regla general se centra en la vida y enseñanzas de Jesús. En el segundo paso hemos de situar el episodio de María y Marta dentro de los episodios circundantes para ver lo que Lucas pretende comunicar a sus lectores (y a nosotros) por medio del modo en que ha ordenado el material. Fíjate en nuestros resúmenes y piensa en lo que tienen en común estos tres relatos. ¿Ves alguna conexión? Lee el párrafo siguiente y valora nuestra conclusión.

¢ Lucas 10:25–37; 10:38–42; 11:1–13

El tema recurrente parece ser las relaciones personales. En el primer relato se nos dice que los seguidores de Jesús deben expresar su amor al prójimo. En el segundo relato se nos enseña que escuchar a Jesús ha de ser más importante que «la mera actividad religiosa». Finalmente, en 11:1–13 Lucas subraya nuestra relación con Dios. Los seguidores de Jesús han de aprender a relacionarse con su prójimo (servicio), con su Señor (devoción), y con su Padre (oración).

No podemos estar absolutamente seguros de haber captado la intención de Lucas, y es posible que cada lector vea aquí diferentes conexiones. Es importante no forzar nada. Intenta seguir la idea principal de cada pasaje y descubrirás grandes y profundas verdades en los Evangelios.

Hasta este momento hemos visto que, para leer los Evangelios hemos de hacernos dos preguntas esenciales, unas preguntas que se corresponden con los dos propósitos principales de los evangelistas: hemos de observar lo que se enseña en cada episodio, y también lo que se transmite por el modo en que se vinculan los distintos episodios para formar el relato más extenso. En el próximo apartado de este capítulo exploraremos ambas preguntas con mayor detalle, comenzando con la lectura de los episodios individuales.

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11. Las epístolas

Las epístolas son las que más abundan en el NT. Tenemos los Evangelios, Hechos y Apocalipsis, y todo lo demás se considera epístolas. Las epístolas parecen engañosas por su “facilidad” para interpretarse. Suelen parecer fáciles porque regularmente son correcciones del escritor, o enseñanzas particulares sobre temas específicos. Sin embargo, a la hora de acercarse y darnos cuenta que han pasado más de dos mil años, y fueron escritas a otras culturas distintas a la nuestra, es allí donde no es tan fácil siempre encontrar una aplicación a nuestros días. Un buen ejemplo de esas complicaciones la encontramos en la carta a los Corintios. La excomunión de 1 Corintios 5, ¿cómo funciona hoy día? Sabemos que si una persona sale de una congregación, sin problema puede irse a otra. El caso de los capítulos del 12 al 14, sí uno está en una iglesia donde no se consideran validos esos dones sobrenaturales, ¿Qué importancia tendrá esos capítulos?

La Naturaleza Hay una distinción entre carta y epístola, aunque regularmente se le llama carta a una carta epistolar. Una carta no tiene valor literario, sólo tenía el propósito que interesaba a la persona o personas. La epístola era una forma literaria artística dirigido al público. Aunque hay muchas variaciones en las cartas de la Biblia, debemos observar que todas ellas tienen en común algo, y es importante notarla a la hora de interpretar:

Todas son documentos de ocasión [motivadas por circunstancias reales en la iglesia antigua: para corregir un comportamiento, un error doctrinal que enderezar, un malentendido que aclarar].

Eso es importante, porque a veces vamos a leerlas como si fueran escritas ayer, y para nuestra cultura mexicana. Si pensamos un poco, nos daremos cuenta que el escritor era motivado a escribir por algún comportamiento que necesitaba corrección, o un error doctrinal que había que enderezar, o un malentendido que aclarar. Fee comenta que el mayor problema de las epístolas es que tenemos la respuesta [como en el caso de Pablo], pero pocas veces la pregunta. Es como escuchar solamente una parte de una conversación telefónica, y tratar de deducir que dijo la otra parte. Las cartas no son un compendio de Teología sistemática, sino tratados especiales para temas que surgieron. Así como nuestras cartas formales tienen una forma peculiar [fecha, saludo, texto, conclusión y firma], así las que encontramos en la Biblia. La mayoría tiene seis partes que describe Gordon Fee:

1. Introducción [Quién escribe a quién] 2. Deseos personales. 3. Tema de la carta. 4. Cuerpo de la carta. 5. Conclusión y oración [deseos].

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Epístola de Judas: Introducción [Quién escribe a quién] 1Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de

Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo:

Deseos 2Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

Tema de la carta 3Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

Esta epístola es muy pequeña. Sabemos que la escribió Judas, el hermano de Jacobo y del Señor. En el segundo Judas expresa los deseos para los lectores. Luego en el verso tres vemos el tema de la carta. Judas no termina como las cartas antiguas, sino con una exaltación de la Gloria de Dios [doxología], en lugar de deseos finales o despedida. Vemos otro Ejemplo en la carta a los Gálatas: Introducción [Quién escribe a quién]

1Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), 2y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

Deseos 3Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, 4el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, 5a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Tema de la carta 6Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

Cuepo Gálatas 1.7-6.17. Saludos finales 18Hermanos, la gracia de nuestro Señor

Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. Entender que las epístolas siguen una forma particular nos ayuda demasiado, en primer lugar, para no inventar propósitos o simbolismos ocultos. Las epístolas suelen ser claras en su intención, y entendiendo esto, lo vemos más claramente aun. No es que tengamos que buscar casi al azar alguna pista del propósito del libro. Generalmente su formato es este, aunque hay excepciones que no están exactamente igual; ejemplo, Efesios, que pasa por alto algunas cosas y Pablo se concentra en una descripción de Dios.

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Recordemos el principio de las epístolas: son escritos de ocasión, no siempre nos dicen todo lo que tiene que ver con un tema. Esto es importante y claramente ilustrado en la carta a los Romanos y Santiago, tratando asuntos “diferentes” los dos llegan a tocar el tema de la “fe”, y algunos han llegado a pensar que se contradicen. Un incidente “curioso” sucedió con Martin Lutero —estaba arisco con la iglesia católica romana, me imagino—, que por un momento quiso quitar el libro de Santiago del canon bíblico. También vemos un contraste entre la manera en que Pablo habla de Jesucristo y la Salvación en Romanos y Colosenses. En la carta a los romanos Pablo describe la obra de Jesucristo en relación al Antiguo Testamento, mientras que en la carta a los colosenses el enfoque está en la supremacía de Jesucristo y su triunfo sobre todos. ¿Por qué será esto? Si prestamos atención al propósito de las cartas es claro. En el libro de Romanos Pablo está defendiendo su ministerio a los gentiles. Y Santiago habla a aquellos que profesan la religión. Es por eso que es de mala “educación” estar tirando versículos en las discusiones o debates, como si fuera un concurso a ver quién se cita más. ¿Qué estoy queriendo decir? Volviendo sobre Santiago y Romanos, si estamos hablando de la Salvación, debo ir a la carta que habla de la Salvación, no de otros asuntos. En este caso es Pablo el que toca la fe para justificación, no Santiago, que toca la fe ya dentro del que se dice creyente. Y esto es muy diferente y si no notamos esos propósitos por los cuales los escritores escribieron, nos perderemos fácilmente del tema y caeremos en errores. Contexto histórico Para poder aplicar una epístola a nuestra iglesia, debemos saber que fue escrita a personas reales, con problemas reales; entendiendo su contexto histórico y su trasfondo cultural podemos entonces aplicar de manera correcta aquellas enseñanzas. En las epístolas se recomienda más que en otros escritos entender lo histórico [1] comenzar con lo histórico [trasfondo]. Recordemos nuestras preguntas de nuestro esquema: ¿Quién? ¿Cuándo? ¿A quiénes? ¿Por qué? Esta tarea la haremos en los siguientes trimestres. Buscar e indagar en diccionarios o comentarios bíblicos acerca de cada libro de la Biblia. Toda la información que podamos recabar nos ayudará a responder nuestras preguntas. Debemos reconocer que Pablo estuvo con los Corintios dieciocho meses, y que da por sentado que ellos conocen de qué está hablando, así como su estilo de escritura. Una vez que entendamos la situación, casi siempre podremos entender cómo el autor trata esa situación. Keener dice:

Cuando los apliquemos, debemos asegurarnos de que encontremos las analogías adecuadas entre las situaciones que Pablo trataba y las nuestras del presente.

Por ejemplo, algunos intérpretes creen que Pablo le prohíbe a la mayoría de las mujeres de una congregación de que enseñen porque por lo general éstas no tenían educación y, por lo tanto, podían enseñar de manera equivocada (1 Ti. 2:11-12). En esa cultura, su orden de

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que debían “aprender” (2:11; en silencio, con toda sujeción”, era la manera propia de aprender de las aprendices) en realidad liberaba a las mujeres, quienes normalmente no recibían instrucciones directas excepto al sentarse en los servicios. Si este es el asunto o no marca una diferencia: si no lo es, la analogía adecuada para hoy puede ser que las mujeres nunca deban enseñar la Biblia (aunque esto dejaría bajo cuestión otros textos como Ro. 16:1-2,7; Fil. 4:2-3; Jue. 4:4; 1 Co. 11:4-5). Por otra parte, si resulta ser así, la analogía para hoy puede ser que las personas con falta de instrucción, sin importar el sexo, no deben enseñar la Biblia. Después, hay que hacerse el hábito de [2] leer toda la carta de una sola vez, cuando estemos estudiándola. Así es como se leen las cartas, de corrido. Al principio no será fácil, pero se recomienda dividir la carta por temas, y estudiarlos por tema particular. Fee sugiere tomar notas, como las siguientes:

1. Lo que observe sobre los destinatarios mismos; [si son judíos o griegos, ricos o esclavos, sus problemas, actitudes, etc.] 2. La actitud del autor. 3. Las cosas específicas mencionadas en cuanto a la ocasión particular de la carta. 4. Las divisiones lógicas y naturales de la carta.

Gordon Fee propone dos principios generales para interpretar las epístolas.

Primero: “un texto no puede significar lo que nunca significó para su autor o sus lectores”.

Este principio para mí es importantísimo. Pues, no podemos saberlo todo; pero por lo menos podemos saber lo que no está hablando el autor. A veces algunos elaboran argumentos “super-creativos”, pero realmente el texto que ellos explican, el autor nunca quiso decir eso. Y si el autor original nunca tuvo esa intensión, significa que la interpretación es incorrecta, por más creativa que sea. Un texto NO PUEDE significar lo que NUNCA significó.

Por ejemplo: ¿Cesaron los dones según 1 Corintios 13.8?

Entonces solo es posible identificar “lo perfecto” aquí con la Biblia si tomamos estas descripciones generalmente y no prestamos atención al aspecto histórico de este libro bíblico. Sea lo que sea lo perfecto, debe de ser algo que tanto Pablo como los miembros de la Iglesia en Corinto puedan experimentar, y ellos no pueden experimentar la finalización de la Biblia. La conclusión correcta parece ser que “lo perfecto” se refiere al encuentro final del individuo con la persona de Cristo y la transformación que surge del mismo. — Rob Haskell, 'Cuando venga lo perfecto'.

Esto nos deja ver claro que sí no significó para Pablo el canon, tampoco significará para nosotros el canon cuando se refiere a ‘lo perfecto’.

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Segundo: “en donde compartimos particulares comparables (es decir, situaciones similares y específicas de la vida) con el panorama del primer siglo, la Palabra de Dios para nosotros es la misma que Su Palabra para ellos”.

Comenta Keener:

La murmuración, la inmoralidad sexual y la codicia siempre estarán mal; no importa lo mucho o lo poco que se practique en cualquier cultura.

¿Qué hacemos con los textos que tratan situaciones muy diferentes a las nuestras de hoy en día? Los cristianos judíos y los cristianos gentiles estaban divididos en cuestiones de leyes sobre los alimentos y en los días festivos. Pablo, en Romanos 14, les advierte que no se debían dividir por asuntos tan secundarios. Si nos encontramos en círculos en donde no conocemos si hay algún cristiano que guarde las festividades del Antiguo Testamento y quien se abstenga de comer carne de cerdo, ¿nos saltamos este capítulo? Sin embargo, el consejo que da Pablo en este capítulo funciona desde un principio más amplio al tratar la situación específica. El principio es que no debemos dividirnos por asuntos secundarios, asuntos que no se encuentran en el corazón del Evangelio ni de la moral cristiana.

Fee enumera varios principios para distinguir los principios transculturales de los ejemplos específicos que nos da la Biblia, de los cuales hemos adaptado los más importantes.

Primero, debemos buscar el “núcleo”, o el principio transcultural en el texto. Esto es importante para que de esta manera mantengamos el énfasis en el evangelio de Cristo, y no nos convirtamos en legalistas en los detalles, como lo eran algunos enemigos de Jesús.

Segundo, la Biblia presenta algunos asuntos como normas morales transculturales, tal como la lista de vicios que da Pablo (Ro. 1:28-31; 1 Co. 6:9-10). Pero en diferentes culturas la Biblia permitía diferentes costumbres en cuanto a las mujeres trabajando fuera del hogar (Pr. 31:16, 24; 1 Ti. 5:14) o diferentes formas de ministerio (Jue. 4:4; Fil. 4:3; 1 Ti. 2:12). Si pasajes diferentes permiten prácticas diferentes, vemos estas prácticas proveyendo pautas en una cultura específica, pero no un principio transcultural detrás de ellas sin dejar excepciones.

Tercero, necesitamos entender las opciones culturales disponibles al escritor. Por ejemplo, los escritores bíblicos escribieron en una era en donde nadie estaba tratando de abolir la esclavitud. El hecho que los escritores de la Biblia no mencionen explícitamente un asunto del que nadie haya hablado, ¡no sugiere que ellos hubiesen estado del lado de los que apoyaban la esclavitud si la pregunta se hubiera hecho! Por otra parte, los griegos en los días de Pablo tenían varios puntos de vista en cuanto a las relaciones sexuales prematrimoniales, las relaciones homosexuales, etc., pero la Biblia es unánime al condenar tales prácticas.

Cuarto, necesitamos tener en cuenta las diferencias de situación: en el primer siglo, los hombres estaban más aptos para ser educados, incluyendo en la Biblia, que las mujeres. ¿Hubiera Pablo escrito exactamente la misma aplicación para este tiempo, en el que los hombres y las mujeres tienen las mismas oportunidades educacionales? Los principios de Fee se asemejan a los que mencionamos anteriormente acerca del uso del trasfondo transcultural.

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Me parecieron interesantes algunos ejemplos que Keener explica:

Podemos proveer un ejemplo crudo de cómo debemos tomar en cuenta la situación de Pablo. En dos textos Pablo exige que las mujeres guarden “silencio” en la iglesia (1 Co. 14:34-35; 1 Ti. 2:12). Si llevamos esto a todo lo que pudiera significar, ¡las mujeres ni podrían cantar en la iglesia! Muy pocas iglesias en el presente llevan estos versículos tan lejos, pero ¿se encuentran ignorando el significado del pasaje? No necesariamente. En otros textos Pablo felicita a las mujeres por su trabajo en el reino (Fil. 4:2-3), y en Romanos 16 felicita más a mujeres que a hombres por su servicio al Señor (¡aunque menciona a más hombres!).

Por otra parte, por lo menos ocasionalmente, los términos que más comúnmente usa con sus colaboradores masculinos, los usa también con algunas mujeres: “colaboradores” (Priscila; Ro. 16:3); diakonos (“sierva” Febe; Ro. 16:1), y en una ocasión ¡hasta “apóstol”! (Junia, según las mejores traducciones; Ro. 16:7). Más importante aún, acepta a las mujeres orando y profetizando con sus cabezas cubiertas (1 Co. 11:4-5). ¿Cómo pueden orar y profetizar si luego, en la misma carta, les pide que permanezcan en silencio en la iglesia (1 Co. 14:34-35)? ¿Se contradice la Biblia aquí? ¿Se contradice Pablo en la misma carta?

Es probable que los dos textos acerca del silencio no se refieran a todos los tipos de silencio, sino que traten con tipos especiales de situaciones. El único tipo de lenguaje que se trata específicamente en 1 Corintios 14:34-35 es el de hacer preguntas (14:35). Era común en la cultura griega y judía que las personas interrumpieran a los maestros y a los oradores con preguntas, pero era considerado algo descortés que la gente iletrada lo hiciera, y se consideraría más descortés aún si lo hacían mujeres sin ninguna educación. No debemos olvidar que las mujeres eran por lo general mucho más iletradas que los hombres. De hecho, en la cultura judía, se enseñaba a los muchachos a recitar la Ley de Dios, pero las muchachas casi nunca recibían esta educación.

En cuanto a 1 Timoteo 2:11-12, los eruditos todavía se debaten en cómo Pablo usa el trasfondo del Antiguo Testamento (aplica ejemplos del Antiguo Testamento de diferentes maneras en diferentes pasajes, incluso el ejemplo de Eva, 2 Co. 11:3). Pero por lo menos hay un punto que es interesante; las cartas de Pablo a Timoteo en Éfeso son las únicas en toda la Biblia en donde sabemos que los falsos maestros se estaba dirigiendo específicamente a las mujeres con sus falsas enseñanzas (2 Ti. 3:6).

No se debe permitir que alguien que no conozca la Biblia, la enseñe. Cualquier otra conclusión se puede sacar de esto; ¡parece incierto que Pablo no dejase que las mujeres cantaran en la iglesia!

Keneer provee un resumen de las pautas para interpretar [contextizar] las epístolas:

Léalas primero como cartas dirigidas a gente de la vida real. Conozca la situación; ¿cómo se dirige el autor ante esa situación?

• ¿Cuál es la cultura y cuál es la situación específica a la que se refiere? • Criticismo retórico: ¿existen razones culturales por las cuales expone su argumento con un formato particular?

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• Determine cómo se refiere a la situación (estando de acuerdo, en desacuerdo, una mezcla de ambos elementos, etc.)

¿Es su aplicación transcultural?, o ¿lo transcultural es simplemente el principio detrás de esta aplicación?

• En diferentes culturas o situaciones, ¿presenta la Biblia enseñanzas alternativas? • ¿El autor concuerda o no con el punto de vista de la mayoría en su cultura? • Si concuerda en algunos puntos, puede que apoye elementos moralmente neutrales de su cultura por relacionarse con ella positivamente. • Si no concuerda con algunos puntos (o si toma una postura firme y su cultura sostiene diversas opiniones), es probable que esté articulando una norma transcultural.

Para tener un impacto equivalente, debemos aplicar el principio a situaciones equivalentes del presente.

• ¿Cuáles situaciones del presente son casi analogías exactas a aquellas que tuvieron los primeros lectores? • ¿Cuáles situaciones del presente (en nuestras vidas, las vidas de otros, la sociedad, etc.) son similares en varios aspectos a la situación original? • ¿A qué otras situaciones se puede referir el principio (teniendo en cuenta que hayamos determinado correctamente el principio detrás de la aplicación)? • Asegúrese de que su aplicación se adecue al tipo que hubiese dado el autor.

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12. Tipos, profecía y literatura apocalíptica

Dios se ha revelado a sí mismo, no solamente con palabras, sino también por hechos. Ambas cosas van juntas y también se complementan. Las palabras explican los hechos, los hechos ratifican las palabras. La mejor forma de ver esta realidad —de las palabras y los hechos— es en Cristo, pues Él es la Palabra hecha carne.

Debemos entender que la revelación del Antiguo Testamento en los tipos y las profecías apuntan al Cristo. Entonces, cuando vamos al A.T. no nos conformemos poner atención sólo a las narraciones que encontremos, sino esforzarnos en ver los tipos que apuntan hacia Cristo. Como ejemplo: el llamamiento de Abraham; la lucha de Jacob con Dios; la liberación de Israel de Egipto, etc. El mismo Israel como pueblo tiene un gran mensaje típico y simbólico acerca de Cristo.

Tipos

Los hechos narrados en el A.T. pueden tener un significado típico. Algunas personas, lugares, objetos, eventos e instituciones de los tiempos antiguos fueron preparados por el Señor para representar alguna realidad espiritual futura. Aquellos eran figuras o tipos de estas realidades.11

Abraham realizó un hecho típico cuando ofreció a su único hijo en el monte Moriah. La serpiente levantada en el desierto señalaba el futuro levantamiento de Cristo sobre la cruz. El sacerdote que entraba en el lugar santísimo del santuario para hacer expiación una vez al año, por los pecados del pueblo, prefiguraba a Aquel que en el tiempo cumplido ofreció una sola vez ese sacrificio por su propia sangre, para obtener eterna redención.

¿Qué es un tipo?

La palabra griega traducida “tipo” es tupos. Pero comúnmente es traducida “figura”. Primero queremos observar que el tipo es figura de alguna realidad espiritual futura, preparada por inspiración divina.

Louis Berkhof nos ofrece una definición que nos ayudará a evitar limitar los tipos por un lado, y ampliarlos excesivamente por el otro, dice:

(1) La marca que deja un golpe; (2) La impresión hecha con un sello, esto es, una figura o imagen; y (3) un ejemplo o patrón, que es el significado más común en la Biblia.

11 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (p. 101). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

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Tanto los tipos como los símbolos, apuntan fuera de sí mismos, a otra cosa —ya veremos que difieren también—. Veamos un ejemplo conocido:

Juan 3. 4Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Jesús señala dos semejanzas: (1) el levantamiento de la serpiente y de sí mismo, y (2) la vida para los que responden al objeto levantado.

Dios prefiguró —una imagen en minuatura— la obra redentora en el Antiguo Testamento, y la cumplió en el Nuevo. Por ejemplo, con las leyes del A.T. demostró al pueblo su necesidad de qua expiación por sus pecados; sacrificar día tras día, mes tras mes y año tras año animalitos para quitar sus pecados. Esas ceremonias señalaban hacia el perfecto sacrificio hecho por Jesús.

Esa prefiguración se le llama tipo, y el cumplimiento se llama antitipo.

Esto lo vemos muy explícito en los capítulos 7 al 10 de hebreos, hablando de figuras y símbolos. Como en:

Hebreos 9. 23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25y no para ofrecerse muchas veces, como entra

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el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. [Énfasis añadido]

Símbolos

Los hechos en el AT pueden tener un significado simbólico. Cada narración de los hechos nos pueden servir como un símbolo de verdades espirituales.

El símbolo puede definirse como cualquiera cosa real y visible, que representa algo invisible.12

Los símbolos pueden ser objetos, sustancias, colores, números, y su significado depende de la intención de su autor cuando los emplea.

El agua simboliza muchas cosas en la Biblia. En 2 Crónicas 18:26 representa la angustia. Pero en Juan 2 se entiende como el símbolo de lo que es común o usual en la vida. En Efesios 5:26 el agua representa la palabra de Dios: “habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”. En Juan 7:38 el agua significa el Espíritu de Dios (v. 39). En Mateo 27:24 significa el lavamiento o la limpieza. En Jonás 2:5, 6 el agua representa el sepulcro. En Apocalipsis 22:1 representa la vida eterna.

Casi siempre el aceite se entiende como símbolo del Espíritu Santo. Este simbolismo está basado en el uso del aceite para ungir a los reyes hebreos. En el Nuevo Testamento (1 Jn. 2:20) el don del Espíritu Santo es llamado una “unción”, una metonimia por el aceite usado en las ceremonias del Antiguo Pacto. En otros textos el aceite se usa como símbolo de la medicina (Is. 1:6; cf. Lc. 10:34; Stg. 5:14). También se usa para representar la alegría (He. 1:9; Is. 61:3), y en Ap. 6:6 y Jl. 2:24, representa el alimento.

Debe ser muy evidente que es un error decir que los símbolos siempre representan la misma cosa en la Biblia.

Para interpretar los símbolos, se debe tener presente que su significado depende de la semejanza entre sí y la cosa que representan. Pero esta semejanza es siempre sencilla y no múltiple; se parecen los símbolos y lo que representan en algún punto principal y no en varios puntos. No se deben buscar otros puntos de semejanza, sino limitar su significado a lo que es más evidente. Esta semejanza es la que le da al símbolo su verdadero valor.

Los tipos son semejantes a los símbolos. Pero hay dos características que los diferencian.

La primera es que los símbolos sirven como señales de algo que ellos representan, sin ser necesariamente similares en algún aspecto, mientras que los tipos son semejantes en uno o más de las cosas que prefiguran.

12 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (pp. 106–107). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

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Por ejemplo, el pan y el vino son símbolos del cuerpo y de la sangre de Cristo; No hay una semejanza necesaria entre los símbolos y las cosas que simbolizan, como si la hay entre el tipo y el antitipo.

La segunda es que los tipos señalan hacia adelante en el tiempo mientras que los símbolos no necesariamente lo hacen.

Un tipo siempre precede históricamente a su antitipo, mientras que un símbolo puede precederlo, existir concurrentemente con él o llegar después que la cosa que simboliza.

Características de un tipo

Se pueden identificar tres características principales.

La primera es que “debe haber algún punto notable de semejanza o analogía” entre el tipo y su antitipo. Eso no implica que haya muchas diferencias también: Adán es un tipo de Cristo, aunque las Escrituras hablan de más puntos de diferencias que de semejanzas (véase Romanos 5:14-19).

La segunda es que "debe haber evidencia de que el tipo fue señalado por Dios para representar la cosa tipificada". Para que una semejanza sea un tipo debe haber alguna evidencia de la afirmación divina de la correspondencia entre el tipo y el antitipo, aunque tal afirmación no sea declarada formalmente.

Una tercera característica de un tipo es que "debe prefigurar algo en el futuro". Los antitipos en el Nuevo Testamento presentan la verdad más plenamente cumplida que en el Antiguo Testamento.

Todos los tipos son proféticos; no son simples ilustraciones. De manera que la única forma de estar seguro de que alguna ilustración tomada del Antiguo Testamento es realmente un tipo, es poder señalar alguna confirmación de ello en el Nuevo Testamento. Otra característica del tipo es que representa alguna realidad espiritual futura, cuyo significado iba a ser manifestado en su plenitud, solamente después de la venida de Cristo.

A pesar de que los tipos tienen formas muy variadas, la mayor parte de ellos se cumplen en Cristo. A veces los tipos eran personas importantes en la historia de Israel. Otras veces eran oficios ordenados por la ley de Moisés. O bien, eran objetos materiales, o lugares significativos, eventos de la historia, o instituciones del sistema religioso hebreo.

Entre las personas tipo están Adán (Ro. 5:14); Abraham e Isaac (He. 11:17–19); Moisés (Dt. 18:18; Jn. 1:21, 45; Hch. 7:37); Josué (Jos. 1:15; He. 4:8); Melquisedec (Sal. 110:4; He. 6:20–7:25); David (Is. 55:3; Hch. 2:25–32); Salomón (2 S. 7:12–16; Mt. 12:42); Jonás (Mt. 12:40); y otros.

Los oficios tipo incluyen los de profeta, sacerdote, rey, libertador y juez.

Los siguientes eventos de la historia son tipos: el ofrecimiento del cordero por Abel, el ofrecimiento de Isaac y la sustitución del carnero, la primera pascua en Egipto, el cruce del mar rojo, la entrada a la tierra de Canaán, así como otros eventos de la historia que el estudiante podrá identificar.

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Algunos objetos tipo son: el arca de Noé, el carnero que sustituyó a Isaac, el cordero de la pascua, la roca herida en el desierto, el maná, la serpiente de bronce, la escalera en el sueño de Jacob, el arca del pacto, el velo del templo, el tabernáculo y todos sus muebles.

Los lugares tipo incluyen el río Jordán, la tierra de Canaán, Egipto, el desierto, Jerusalén, Babilonia, Tiro y Sidón.

Las instituciones tipo serán: la pascua anual, todas las fiestas establecidas por la ley, el sacerdocio, todos los sacrificios de la ley, el templo, la circuncisión, las ciudades de refugio, las varias clases de sábado, y otras.13

Una palabra de advertencia: no es correcto estudiar la Biblia para buscar enseñanzas típicas o alegóricas. En resumen, entonces, para que una figura sea un tipo debe haber (1) alguna semejanza o analogía notable entre el tipo y el antitipo; (2) alguna evidencia de que Dios indicó que el tipo representa la cosa tipificada; y (3) algún antitipo futuro correspondiente.

Como dice Davidson:

Un símbolo es un hecho que enseña alguna verdad moral; un tipo enseña y predice la realización de una verdad moral.

Interpretación de los tipos. En la interpretación de los símbolos y tipos, se aplican las mismas reglas generales que gobiernan la interpretación de las parábolas. De ahí que podamos referirnos a éstas.

Concluye Berkof:

Finalmente, es necesario poner la debida atención a la diferencia entre tipo y antitipo. El primero representa la verdad a un nivel más bajo; el segundo la misma verdad a un nivel más alto. Pasar del tipo al antitipo, es ascender, de aquello en lo cual prepondera el elemento carnal, a lo que es puramente espiritual, es decir, de lo externo a lo interno, de lo presente a lo futuro, de lo terreno a lo celestial.

Roma pierde de vista este principio cuando afirma que los sacrificios veterotestamentarios eran tipo de la misa, que el sacerdocio del Antiguo Testamento era tipo de la sucesión apostólica de sacerdotes y obispos, y que el sumo sacerdote era tipo del Papa.

Profecía

Los libros proféticos comprenden los cuatro profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel, y Daniel), y los doce menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, y Malaquías). La denominación «mayores» y «menores» no tienen nada que ver con la importancia de estos profetas sino con la extensión de sus obras. Los primeros cuatro libros proféticos son mucho más largos que los doce siguientes.

13 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (pp. 102–103). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

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Un gran porcentaje de la última mitad del Antiguo Testamento es literatura profética. ¡De hecho, los profetas ocupan el mismo espacio en la Biblia que todo el Nuevo Testamento! No cabe, pues, duda de que este material es una parte importante del mensaje de Dios para nosotros. No obstante, de todos los géneros literarios de la Biblia, la literatura profética es quizá la que nos es más difícil de entender. ¿Por qué? Probablemente, la razón principal sea que en la literatura castellana no tenemos nada parecido a este género.

Relatos, cantos, cartas pueden ser familiares para nosotros. Pero el género de profecía no.

En ambos testamentos "un profeta es un vocero de Dios que declara la voluntad de Dios al pueblo". La profecía se refiere a tres cosas:

(1) Predecir acontecimientos futuros (por ejemplo, Apocalipsis 1:3; 22:7,10; Juan 11:51).

(2) Revelar hechos ocultos respecto al presente (Lucas 1:67-79; Hechos 13:6-12).

(3) Ministrar instrucción, consuelo y exhortación en un lenguaje poderosamente apasionado (por ejemplo, Amós; Hechos 15:32; 1 Corintios 14:3, 4,31).

Para la mayoría de las personas, esta palabra significa lo que aparece corno la primera acepción en la mayoría de los diccionarios: "Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras." Por eso, ocurre que muchos cristianos buscan en los profetas solamente las predicciones sobre la venida de Jesús o ciertos aspectos de la edad del Nuevo Pacto. Como si la predicción de sucesos muy distantes de su época fuera el interés principal de los profetas. Este es un uso muy selectivo de los profetas.

«Menos del 2 por ciento de la profecía del Antiguo Testamento es mesiánica. Menos del 5 por ciento describe específicamente la época del nuevo pacto. Menos del 1 por ciento alude a acontecimientos que hoy siguen siendo futuros».25 La inmensa mayoría del material de los libros proféticos se dirige a la desobediencia de Israel y/o Judá y al consecuente juicio entonces inminente. El papel del profeta consistía tanto en proclamar esta desobediencia y el juicio que se cernía sobre la nación, como en predecir acontecimientos que iban a tener lugar en el futuro más distante.14

Los profetas utilizan la poesía para transmitirnos una buena parte de su mensaje, y este aspecto poético de los textos es el que nos resulta más extraño. Los libros proféticos son colecciones de unidades más cortas, normalmente mensajes orales que los profetas han proclamado públicamente al pueblo de Israel o Judá. En estos libros encontramos textos literarios de otro tipo, como por ejemplo narraciones, oráculos, y visiones.

25 Fee y Stuart, How to Read the Bible, 182.

14 Duvall, J. S., & Hays, J. D. (2008). Hermenéutica: Entendiendo la Palabra de Dios: Un acercamiento práctico a la lectura, interpretación y aplicación de la Biblia. (P. L. Gómez Flores, Trad., A. F. Ortiz, Ed.) (p. 520). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.

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Ocasionalmente encontramos un tema amplio y general (juicio, liberación etc.) que agrupa una gran sección de texto, no obstante en su mayor parte, hay una ausencia de estricta unidad temática.

A medida que la nación se aleja del Señor, olvidando así el pacto que hicieron con Dios en Éxodo y Deuteronomio, los profetas surgen como portavoces divinos que llaman de nuevo al pueblo a la obediencia. De este modo, por lo que respecta al contexto histórico de su ministerio, la mayor parte de los profetas predican básicamente en dos situaciones: inmediatamente antes de la invasión asiria, que destruyó Israel, el reino del norte; o inmediatamente antes de la invasión babilónica, que destruyó Judá, el reino del sur.

Desde un punto de vista teológico, los profetas proclaman su mensaje en el contexto del pacto mosaico, tal como se define en Deuteronomio. Éstos llaman al pueblo al arrepentimiento, a volverse de los ídolos y a regresar al pacto que se comprometieron a guardar en Deuteronomio.

Hemos visto que los profetas escriben en el contexto teológico de Deuteronomio y en el contexto histórico de una invasión inminente por parte de los asirios (contra Israel) o de los babilonios (contra Judá). ¿Cuál es su mensaje en esta situación?

Los profetas actúan como fiscales del Señor que, en su representación, acusan y advierten al pueblo de las consecuencias de la violación del pacto. Aunque su proclamación presenta un buen número de matices y puntos secundarios, su mensaje general puede reducirse sin embargo a tres cuestiones esenciales, cada uno de los cuales es importante para el mensaje de los profetas:

1. Habéis quebrantado el pacto; ¡más vale que os arrepintáis!

2. ¿No queréis arrepentiros? ¡Entonces solo queda el juicio!

3. No obstante, más allá del juicio está la esperanza de una gloriosa restauración futura.

En el centro mismo de su mensaje, entretejido en los distintos aspectos de la palabra profética, encontramos el tema constante de la relación de Dios con su pueblo. El estudio de los profetas puede ayudarnos a entender mejor el carácter de Dios y a captar de un modo personal lo que Dios espera de nosotros en nuestra relación con él y con nuestro prójimo.15

Paso 1: Entender el texto en su contexto original. ¿Qué significó el pasaje para los receptores bíblicos?

Estudia el texto y haz el mayor número posible de observaciones. Anótalas en una fotocopia del texto. Asegúrate de que entiendes los significados de todas las palabras. Realiza estudios de trasfondo y de palabras cuando sean necesarios para entender cada término. Pon especial atención en identificar todas las figuras literarias.

15 Duvall, J. S., & Hays, J. D. (2008). Hermenéutica: Entendiendo la Palabra de Dios: Un acercamiento práctico a la lectura, interpretación y aplicación de la Biblia. (P. L. Gómez Flores, Trad., A. F. Ortiz, Ed.) (p. 542). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.

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Identifica el contexto literario y el contexto histórico y cultural. ¿Cuándo y dónde aparece esta profecía? (Si es necesario utiliza un diccionario o comentario bíblico para responder estas preguntas.) ¿De qué tratan los pasajes que rodean al texto? ¿Podemos situar este pasaje dentro de alguno de los tres puntos principales del mensaje profético, o de alguna de las acusaciones de que hemos hablado antes? En caso afirmativo, ¿cuál de ellos/as? Repasa la exposición anterior respecto al punto del mensaje profético que tenga relación con tu pasaje.

Paso 2: Medir la anchura del río a cruzar. ¿Cuáles son las diferencias entre los receptores bíblicos y nosotros?

Paso 3: Cruzar el puente de los principios. ¿Cuál es el principio teológico que subyace en este texto?

Paso 4: Cruzar al Nuevo Testamento. ¿Modifica o matiza este principio la enseñanza del Nuevo Testamento, y en caso afirmativo, cómo?

Paso 5: Entender el texto en nuestro contexto. ¿Cómo deberían aplicar los cristianos de hoy el principio teológico a sus vidas?

Literatura Apocalíptica

Craig Keener

El Apocalipsis es un tipo específico de profecía. El Apocalipsis es una mezcla de lo profético y lo apocalíptico (un tipo especial de profecía que aparece en Daniel, partes de Isaías, Ezequiel, y Zacarías), presentado en forma de carta. En los libros apocalípticos es normal que haya muchas diferencias de opiniones, es normal estar en desacuerdo; no debemos ser dogmáticos en estos libros.

El alcance de los libros apocalípticos rebasa este estudio sobre hermenéutica, pero veremos algunas cosas que nos ayuden a evitar los errores más comunes sobre esta literatura; que ha sido la más abusada, y la más creativa en cuanto a las múltiples interpretaciones. Leer Apocalipsis como un todo (prestando atención al contexto del libro completo) y a la luz de su trasfondo (del Antiguo Testamento y otros trasfondos) nos ayudará a evitar o corregir muchos de los errores comunes que hemos heredado de parte de otras personas. En su momento, si Dios lo permite estudiaremos el libro a fondo; mientras tanto sólo señalaré los errores y abusos.

El libro de apocalipsis y esta literatura suele generar curiosidad y morbosidad. ¿Quién será el anticristo? ¿Los 144,000? ¿Cuándo sucederán estas cosas? Incluso, me encontrado que los incrédulos les es un tema muy “llamativo”. Por eso debemos tener cuidado en ser fieles a Dios, y reconocer nuestra limitación en cuanto al entendimiento de las cosas finales.

Las malinterpretaciones

En los últimos dos siglos han llovido millones de interpretaciones sobre las cuestiones apocalípticas. Eso ha sucedido porque la gente utiliza la “hermenéutica del periódico” para entender el apocalipsis. Todos proclaman: “Vean las guerras, la maldad, los rumores de

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guerra, pestes; debe ser el fin, estamos en los últimos días”. Y frecuentemente se ha tenido que cambiar de postura en cuanto a la última generación, a quien es el anticristo, etc.

Uno de los ejemplos más claros en cuantos estos errores de interpretación profética, es la de los Testigos de Jehová. Predijeron erradamente el regreso de Cristo y otros sucesos del final de los tiempos para 1874, 1878, 1881, 1910, 1914, 1918, 1925, 1975 y 1984. Incluso hasta cristianos que aman la Biblia han cometido errores al determinar fechas, algo contrario a las enseñanzas de Cristo (Mr. 13:32). Hipólito, uno de los padres de la iglesia, llegó a la conclusión de que el Señor vendría para el año 500. San Martín de Tours creía que el Anticristo ya vivía en su tiempo.

En la década de los años 70’, muchos cristianos se preocuparon al escuchar que una computadora que se encontraba en Bélgica le llamaban “la bestia”— ¡sin saber que esa computadora sólo existía en una novela!

Algunos de los errores en la historia:

Durante la Reforma, Thomas Müntzer colaboró con la Sublevación de los Campesinos de 1524, creyendo que ésta aceleraría el juicio final; los campesinos fracasaron, y Müntzer fue ejecutado. En aquellos días las especulaciones acercan del fin de los tiempos morían violentamente—a veces literalmente.

Cuando en Inglaterra el Rey Santiago I (King James I) persiguió a los primeros líderes bautistas, ellos temían que estaban pasando por la tribulación final.

William Booth, líder apostólico de finales del siglo XIX, cuyo Ejército de Salvación estaba haciendo grandes obras para Dios, creía que el Ejército de Salvación que había fundado “había sido escogido por Dios como la agencia principal para establecer final y totalmente” el reino de Dios.

Un caso más reciente fue en E.U.A. donde muchos cristianos compraron más de tres millones de copias del libro de Edgar Whisenat titulado 88 Reasons Why the Rapture Could Be in 1988, [88 razones por las que el rapto pudiera ser en el 1988]. Una amiga mía trabajaba en una librería cristiana para ese entonces; el dueño de la librería le pidió que vendiera tantas copias del libro como pudiese hasta finales de 1988, pues le advirtió que nadie compraría el libro en el 1989.

Otros predecían el regreso del Señor para varias fechas en los 90’ o para el año 2000. Como lo ha señalado uno que otro autor, todos los que predicen los tiempos y las sazones tienen una sola cosa en común: que todos han estado errados.

En ocasiones los intérpretes han procedido sobre la base de dos suposiciones: la primera, que somos la última generación, y la segunda, que todas las profecías se aplican a la última generación.

Perspectivas respecto a Apocalipsis

Los lectores han tomado de manera tradicional uno de los siguientes enfoques para interpretar Apocalipsis:

1. Preterista: aquellos que creen que todo fue cumplido en el primer siglo

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2. Historicista: aquellos que creen que Apocalipsis predecía los detalles de la historia continua, los cuales ahora podemos reconocer en los libros de Historia

3. Idealista: aquellos que creen que Apocalipsis contiene principios eternos

4. Futurista: aquellos que creen que Apocalipsis habla del futuro.

La interpretación historicista ha sido desechada en gran manera pues la historia no encaja muy bien con el bosquejo de Apocalipsis. (Esto es cierto hasta para las cartas a las siete iglesias, las cuales en cierta ocasión fueron leídas como las siete etapas de la historia de la iglesia; pocos eruditos aceptan esta perspectiva en el presente, ni siquiera en la tradición “dispensacional”, en donde solió ser muy común por un tiempo). El dispensacionalismo también ha cambiado muchísimo desde que fue fundado.

De los otros puntos se puede decir que hay algo legítimo en cada uno de ellos, siempre y cuando no usemos uno para excluir los otros puntos. Es cierto que Apocalipsis, al igual que muchos libros de la Biblia, fue escrito a una antigua audiencia (el punto preterista); el libro habla explícitamente de las siete iglesias en Asia Menor, de la misma manera que Pablo habla a las iglesias en sus cartas (Ap. 1:4), y Apocalipsis está escrito en griego y usa símbolos que los lectores del primer siglo entenderían. Sin embargo, esto no necesariamente tiene que significar que no está hablando del futuro o (como el resto de la Biblia) articula principios útiles para las siguientes generaciones.

Apocalipsis contiene principios eternos que son relevantes para la Iglesia en cada generación. También habla acerca del futuro, además del presente y el pasado. Los lectores pueden discrepar en cuánto de Apocalipsis se refiere al futuro, pero casi todos están de acuerdo en que por lo menos Ap. 19-22 es futuro. De la mima manera, algo de él se refiere directamente al pasado: el arrebatamiento del niño en Apocalipsis 12 (quien la mayoría piensa sea Jesús) ya sucedió.

Después de que fue terminado el libro de Apocalipsis, los primeros padres de la iglesia (líderes de la iglesia primitiva de los dos primeros siglos) eran premilenialistas; es decir, creían que Jesús vendría antes de los 1000 años de los que habla Apocalipsis. También eran postribulacionistas; es decir, creían que ya estaban en la gran tribulación o que era algo que estaba por venir, pero que Jesús no regresaría por Su Iglesia sino hasta después de ella. Pero unos siglos después, para el tiempo de Agustín, la mayoría de los cristianos eran amilenialistas. Muchos creían que cuando Constantino terminara de perseguir a los cristianos, comenzarían los 1000 años, y muchos fueron los que esperaron el regreso de Jesús 1000 años después de Constantino.

Otra perspectiva amilenialista, más común en nuestros días y más fácil de defender por las Escrituras, es que el milenio es algo simbólico para el período entre la primera y la segunda venida de Jesús, reinando éste hasta que Sus enemigos sean puestos bajo Sus pies. No sólo la mayoría de los cristianos medievales eran amilenialistas, sino que también lo eran la mayoría de los reformadores (incluyendo a Lutero y a Calvino). La mayoría de las denominaciones fundadas en los tiempos en los que predominaban los amilenialistas, son hoy en día amilenialistas. Lo mismo sucede con iglesias fundadas en diferentes partes del mundo por misioneros amilenialistas. Por otra parte, las iglesias fundadas por misioneros

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premilenialistas son en su mayoría premilenialistas. Juan Wesley creía en dos milenios separados en Apocalipsis 20, uno en el cielo y otro en la tierra.

La mayoría de los líderes de los grandes avivamientos de Estados Unidos en el siglo XVIII y en especial el XIX eran postmilenialistas, incluyendo a Jonathan Edwards y a Carlos Finney. Durante los avivamientos que trajeron a la fe en Cristo un gran porciento de personas en Estados Unidos de principios del siglo XIX, se ejercía una fe que creía que “el evangelio del reino” sería “predicado a las naciones, y entonces vendría el fin” (Mt. 24:14). Carlos Finney, quien quizás llevó a los pies de Cristo cerca de medio millón de personas y ayudó a guiar el movimiento en contra de la esclavitud, era postmilenialista.

Los postmilenialistas creían que establecerían, por medio del Espíritu de Dios, el reino de Dios en la tierra, y entonces Jesús regresaría a tomar Su trono. En el presente, la mayoría de los cristianos ven el postmilenialismo como un optimismo ingenuo, pero esta era el punto de vista predominante de los cristianos del siglo XIX en Estados Unidos.

En el siglo XIX se evidenció otro punto de vista, que luego se popularizó en el siglo XX. Este punto de vista se llama premilenialismo dispensacional. En 1830 o cerca de este año, John Nelson Darby se apareció con un sistema de interpretación que dividía las Escrituras entre lo que se aplicaba a Israel (el Antiguo Testamento, los evangelios, Apocalipsis, y gran parte de Hechos) y lo que se aplicaba directamente a la Iglesia (especialmente las epístolas). Por medio de este sistema él argumentaba que los dones espirituales no eran para la era de la iglesia, y que habría otra venida para la iglesia (antes de la tribulación) y para Israel (después de la tribulación).

Una vez introducido, el punto de vista se popularizó por medio de la Biblia de Referencia Scofield, principalmente a principios del siglo XX. El fracaso del optimismo postmilenial en el siglo XIX y la desintegración del antiguo consenso evangélico de Estados Unidos hicieron que este punto de vista pareciera atractivo. Después de todo, ¿quién se disgustaría con ser arrebatado antes de la tribulación, y no después de ella?

No podemos darnos el lujo de utilizar mucho espacio para debatir a favor o en contra de este punto de vista, sino tan solo señalar sencillamente que la mayoría de las personas que sostienen esta perspectiva desconocen que nadie en la historia de la iglesia pensaba así antes de 1830. Algunos piensan que esta concepción es clara, pero los cristianos leen la Biblia desde hace más de 1700 años sin que nadie, que hasta ahora sepamos, ¡se percatara de ella! (Y eso, aunque la mayoría de los cristianos a lo largo de la historia creyeron que ya estaban en los últimos tiempos, y muchos, al igual que muchos cristianos de las generaciones pasadas, que ellos eran la última generación).

Cada punto de vista cita versículos para defender su posición, pero cada uno de estos versículos debe ser examinado en su contexto para estar seguros de su significado. Eso incluye algunos puntos de vista de la actualidad, como el dispensacionalismo, y a la vez, no podemos olvidar que tales perspectivas tan esparcidas en el presente eran muy raras o (en este caso) sin precedentes en la historia. Por si sirve de algo, la mayoría de los eruditos de hoy que se encuentran consagrados al estudio de las Escrituras son, ya sea, amilenialistas o premilienialistas no dispensacionalistas (generalmente postribulacionistas), aunque hay buenos eruditos con otros puntos de vista.

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Los verdaderos propósitos que perseguimos con esto deben ser los prácticos que nuestros métodos anteriormente mencionados nos ayuden a deducir. Algunos asuntos son muy prácticos, y ningún cristiano verdadero los discute: por ejemplo, todos sabemos que debemos estar preparados para la venida de nuestro Señor. Pero otros asuntos son prácticos y a veces son pasados por alto por intérpretes que no tienen acceso al trasfondo cultural o a los métodos del contexto del libro completo.

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13. Figuras retóricasDe la Fuente, T.

Adornando el idioma

Ya hemos notado la tendencia del hombre, al desarrollar su capacidad innata de expresión, de enriquecer el habla corriente y llana por medio de figuras, las llamadas «figuras retóricas», en las que aplicamos ciertas características del mundo físico para iluminar o dramatizar lo que queremos decir. Los autores bíblicos, por ser orientales, embellecen sus escritos con todas las figuras retóricas de uso general, y a veces se pasan de lo que parecería propio a la sobriedad occidental. Nos fijaremos en algunos ejemplos.16

Poesía hebrea

La poesía hebrea es un tipo de literatura muy importante en la Biblia. Es usada no solo en los "libros poéticos" (Job- Cantares), sino también en los libros proféticos, y además hay partes de los libros de narrativa en las que se encuentran secciones de poesía. No hay debate sobre esto y no vale la pena negarlo. La Biblia viene con mucha poesía.

Pablo cita el Antiguo Testamento 93 veces en sus escritos y de estas citas, 19 son de los Salmos y 25 son del libro de Isaías, que también está compuesto principalmente de poesía.3 En total, Pablo cita libros de poesía 54 veces. O sea, más de la mitad de sus citas del Antiguo Testamento vienen de los libros de poesía. Es evidente que estos libros y pasajes en este género literario son una base significativa para las enseñanzas de las epístolas.

La poesía hebrea es algo diferente a la poesía que nosotros escribimos y leemos hoy día. Para nosotros las características fundamentales de la poesía son metro y rima y también el uso de imágenes, aunque metro y rima son menos importantes en la poesía moderna. La poesía hebrea no usa ni metro ni rima, pero sí usa muchas imágenes. La característica más sobresaliente de este tipo de literatura es el paralelismo, o sea la repetición de ideas con diferentes palabras.

El paralelismo sinónimo ocurre cuando diferentes partes de un pasaje presentan el mismo pensamiento en una forma de expresión ligeramente alterada. Por ejemplo:

El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará (Pv. 19:5) Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. (Sl. 95:6) "¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte?" (Sal. 15:1 ). "Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas" (Sal. 25:4).

16 Trenchard, E. (1958). Normas de interpretación bıb́lica (pp. 90–91). Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz.

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La segunda línea repite la idea de la primera pero con diferentes palabras o imágenes. Es importante ver que cada conjunto de paralelos es una unidad de significado.

Aunque se están diciendo dos cosas, son dos cosas acerca del mismo tema. Pero a veces el paralelo es en realidad un contraste: "El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas" (Pr. 10,12).

El paralelismo sinónimo ocurre cuando diferentes partes de un pasaje presentan el mismo pensamiento en una forma de expresión ligeramente alterada. Por ejemplo:

El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará (Pv. 19:5) Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. (Sl. 95:6)

El paralelismo sintético es un poco más complejo que las otras formas. Aquí la primera parte del pasaje crea un sentido de expectación, el cual se completa con la segunda parte. También puede avanzar en un movimiento progresivo “en escalinata”, hasta alcanzar una conclusión en la tercera línea:

Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, porque he aquí perecerán tus enemigos; serán esparcidos todos los que hacen maldad. (SI. 92:9)

Aunque Jesús no hablaba en poesía, la influencia de la forma de paralelismo se encuentra en sus palabras.

Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo, rehuses. (Mt. 5:42)

0:

Pedir, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. (Mt. 7:7)

La habilidad para reconocer los paralelismos con frecuencia puede aclarar aparentes dificultades en el entendimiento de un texto. También puede enriquecer grandemente nuestra percepción de fondo de varios pasajes. En la versión de Reina Valera de la Biblia hay un pasaje que ha causado tropiezo a muchos. Isaías 45:6–7 dice:

Yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

Se me ha preguntado acerca de este versículo en muchas ocasiones. ¿No nos enseña claramente que Dios crea el mal? ¿No convierte esto a Dios en el autor del pecado? La resolución a este pasaje problemático es sencilla si reconocemos la presencia obvia de un paralelismo antitético en Él. En la primera parte encontramos la luz en contraste con la oscuridad. En la segunda parte, la paz se encuentra en contraste con el mal. ¿Qué es lo opuesto a la paz? La clase de “mal” es aquel mal que se opone, no a la bondad sino a la “paz”. En una reciente traducción inglesa, dice: “Causando el bien y creando calamidad”. Esta es una versión más exacta de este pensamiento expresado por paralelismo antitético. Lo importante de este pasaje es que finalmente Dios trae la bendición de bienestar y paz a

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los píos, pero les visita con calamidad cuando actúa con juicio. Esto dista mucho de ser originalmente el creador del mal.17

Antropomorfismo

Esta palabra (que no aparece en la Biblia—se deriva del griego anzrōpos = hombre, y morfē = forma) señala a la idea de concebir a Dios como teniendo forma de hombre (Ex. 15:3; Nm. 12:8), pies (Gn. 3:8; Ex. 24:10), manos (Ex. 24:11; Jos. 4:24), boca (Nm. 12:8; Jer. 7:13), y corazón (Os. 11:8); pero en un sentido más amplio el término también incluye atributos humanos y emociones (Gn. 2:2; 6:6; Ex. 20:5; Os. 11:8).18

El antropomorfismo de los israelitas era un intento de expresar los aspectos no-racionales de la experiencia religiosa (el mysterium tremendum, «la tremenda majestad». tratada por Rudolf Otto) en términos racionales, y sus primeras expresiones no fueron tan «brutas» como el así llamado hombre ilustrado pensó una vez. Las características humanas del Dios de Israel eran siempre exaltadas, mientras que los dioses de sus vecinos del Cercano Oriente participaban de los vicios de los hombres.

El símil

El símil es la figura literaria que describe algún objeto, acción o relación como semejante a otra cosa no similar.

El símil usa las palabras como, así, semejante, etc., declarando expresamente la semejanza entre las dos cosas. Esta figura es la más sencilla de todas y la más fácil de identificar. Veamos, por ejemplo, la semejanza expresamente declarada en este texto: “Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra” (Pr. 26:1). El estudiante puede examinar los símiles en los siguientes textos: Génesis 13:10, 16; 15:5; Jueces 7:12; Proverbios 26:18, 19; Isaías 1:8.

Hay casos cuando el símil existe sólo implícitamente. Es decir, la semejanza entre las dos cosas diferentes, solamente se da a entender. En Proverbios 26:3 leemos: “El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio.” El escritor dio a entender que las tres cosas son igualmente propias.

En Proverbios 25:4, 5 encontramos otro símil implícito: “Quita las escorias de la plata, y saldrá alhaja al fundidor. Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afirmará en justicia.”

Que busque el estudiante el símil implícito en Juan 12:24, 25.

A veces el símil es prolongado, para incluir varios aspectos de la semejanza. En el Cantar de los Cantares 2:3–5 encontramos este símil prolongado: “Como el manzano entre los

17 Sproul, R. C. (1996). Cómo estudiar e interpretar la Biblia (pp. 89–90). Miami, FL: Editorial Unilit.

18 Beegle, D. M. (2006). ANTROPOMORFISMO. En (E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry, Eds.)Diccionario de Teología. Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

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árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar… Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas.”

El símil prolongado también se puede considerar una parábola o una alegoría. Estas se estudiarán en los capítulos 16 y 17.

La metáfora

Esta figura indica la semejanza entre las dos cosas muy diferentes, declarando que una de ellas es la otra.

Encontramos esta figura en las palabras de Jesús: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt. 5:14). La expresión quiere decir: “Vosotros sois como una luz para el mundo”, quizá la luz del sol. Existe también la metáfora prolongada. En Isaías 40:7 dice el profeta, según la Versión Antigua: “Ciertamente hierba es el pueblo.” (La Versión Revisada mete la palabra como, cambiando la figura en un símil.) Pero observemos cómo se prolonga la figura en el v. 8: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

Raras veces el escritor explica su metáfora. En Isaías 9:14 dice: “Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola”, representándolo como una bestia. Y en el v. 15 explica: “El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.” Para ver otros ejemplos de la metáfora, véase Génesis 15:1; Proverbios 16:22; 25:18; Juan 10:7; 15:1; y Salmo 84:11.

La metonimia

La metonimia es el uso de una palabra en lugar de otra, sugerida por la primera.

Cuando el escritor pone el efecto de una acción en lugar de la causa, o usa el símbolo o la seña en lugar de la realidad, usa la metonimia.

En Joel 2:31 el profeta dice: “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.” El sol nos hace pensar en luz, y la falta de sol, en las tinieblas. Y la luna también será oscurecida para verse roja como la sangre. Pero en todo esto, Joel habla del juicio de Dios, que es la causa; y el efecto es la oscuridad de la que Joel habla.

En 1 Juan 1:7 dice el Apóstol: “Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros.” La palabra luz es símbolo de entendimiento y rectitud. Al decir luz en lugar de la realidad espiritual, usa una metonimia.

En Génesis 6:12 y 31:42, el estudiante puede ver ejemplos del uso del efecto por la causa. Para ver ejemplos de la metonimia que emplea palabras sugeridas por otras, véase Proverbios 5:15–18, y 23:23. En el primer caso, el estudiante verá también el uso del eufemismo, examinado más adelante en este mismo capítulo.

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La sinécdoque

Ocurre la sinécdoque cuando el escritor apunta una parte por el todo, o el todo por una parte.

En el Salmo 16:9 dice David: “Mi carne también reposará confiadamente.”

La referencia es a la resurrección de Cristo, según Hch. 2:31. Por supuesto, habla de la resurrección de todo su cuerpo y no solamente de su carne. Porque en sí, la carne no significa los huesos, el cabello ni las uñas. La palabra carne es una sinécdoque por todo el cuerpo; es una parte por el todo.

Hay sinécdoques en 1 Corintios 11:27 y Lucas 2:1. Pero en estos mismos textos hay metonimias también. Estos textos son ejemplos del problema de clasificar las figuras literarias. En 1 Corintios 11:27 dice Pablo: “Cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa …” La copa llena se usa aquí por la pequeña parte que bebe el comulgante; esta es la sinécdoque. Pero la copa se pone aquí en lugar de su contenido, el vino. Esta es la metonimia.

En Lucas 2:1 dice el evangelista que César promulgó un edicto para que “todo el mundo fuese empadronado”. Pero no todo el mundo estaba dentro del gobierno de Augusto César. De manera que Lucas pone “todo el mundo” en lugar de la parte gobernada por él. Esta es la sinécdoque. Pero al decir “el mundo”, quiere decir los habitantes de él. Esta es la metonimia.

Otros ejemplos de la sinécdoque se pueden encontrar en Exodo 4:12; Isaías 32:12; Miqueas 4:3; y Santiago 1:27.

La ironía

La ironía es la expresión de una idea mediante su sentido contrario, para exponer lo absurdo del caso.

Job habla irónicamente (12:2) cuando dice: “Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría.” Sus amigos estaban tan seguros de tener la razón y de que Job estuviera equivocado, que Job usó esta manera de llamarles la atención a lo absurdo de sus palabras.

El estudiante puede examinar las expresiones irónicas en 2 Corintios 11:5 y 12:11; 1 Reyes 18:27; y Job 38:21.

La hipérbole

En el idioma griego, la palabra hipérbole significa “tirar más allá (del blanco).” Como figura literaria significa la exageración de una idea. No debe ser entendida como mentira, la cual tiene la intención de engañar. La hipérbole exagera de una manera evidente para dar énfasis al pensamiento.

En Deuteronomio 1:28 Moisés recuerda las palabras de los espías que fueron enviados para investigar la tierra. Decían que las ciudades eran “grandes y amuralladas hasta el cielo”. Así

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dieron a entender que sería imposible vencerlas. Nadie entendió estas palabras literalmente, y Moisés tampoco tenía la intención de tomarlas literalmente. La misma figura se encuentra en Números 13:32, 33.

El estudiante puede examinar Génesis 15:5 y preguntarse si su lenguaje es hiperbólico. En Mateo 5:29, 30 ¿existe una hipérbole? Véase también las que se encuentran en Proverbios 6:30, 31; 23:1, 2; y Hechos 27:34.

La apóstrofe

Cuando algunas palabras son dirigidas a una persona ausente o muerta, o a algún objeto sin vida, o a una idea abstracta como si tuvieran vida o pudieran oírlas, tal expresión se llama una apóstrofe.

En 2 Samuel 18:33 David exclama a su hijo muerto: “¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” David no se imaginaba que Absalón le pudiera oír. Pero emocionado, le habló como si estuviera presente y oyendo.

En Mateo 23:37 nuestro Señor levantó la voz para lamentar la desobediencia de la ciudad capital: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!” En una apóstrofe, habla a la ciudad—más bien, a sus habitantes, aunque no estaban presentes para oír sus palabras.

El estudiante encontrará apóstrofes en 1 Corintios 15:55; Apocalipsis 6:16; Cantares 4:16; Isaías 1:2; 52:9. Medite sobre Marcos 4:39. ¿Contiene o no, una apóstrofe?

La personificación

La personificación existe cuando características personales se atribuyen a los animales, las plantas o las cosas sin vida. Esta figura se conoce también con el nombre de prosopopeya.

En Isaías 55:12 dice el profeta: “Los montes y los collados levantarán canción.” Es claro que las cosas inanimadas nunca podrían cantar, a menos de suponer un milagro grotesco e innecesario. No hay duda de que la referencia es a aquello que ha de suceder en el corazón de los redimidos en el reino de Dios. Este sentido está de acuerdo con la primera parte del versículo, donde declara: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos.” Las palabras que siguen, diciendo que “los montes y los collados levantarán canción”, deben entenderse como el complemento poético de lo anterior, en que la alegría del hijo de Dios se atribuye a la naturaleza misma.

En Proverbios 1:20–23 la sabiduría es personificada. Dice Salomón: “La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas.” En los vv. 24–33 sigue hablando, aunque se puede entender que Dios es el que habla. Pero por lo que afirma en el v. 20, todo el pasaje se debe clasificar como una personificación. Otra vez en Proverbios 8:1–4 ocurre la misma figura.

Otros ejemplos se pueden observar en Isaías 14:8; 35:1, 2; y 44:23. En este último caso, hay una apóstrofe también.

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El eufemismo

Esta figura consiste en expresar con suavidad o decoro, una idea que bien podría ofender a los lectores u oyentes.

En lugar de decir “orinar” o “defecar”, el escritor moderno prefiere decir algo como “hacer las necesidades”, “ir al baño”, o “al monte”. Estos son eufemismos modernos.

En Deuteronomio 23:13 leemos la expresión: “cuando estuvieres allí fuera” en lugar de lo que dice en el hebreo: “cuando te sientes”. Las dos expresiones son eufemismos para evitar el uso de la palabra “defecar”.

En 1 Reyes 18:27, Elías se burla de los seguidores de Baal, diciendo, según la Versión Antigua, “quizá … tiene algún empeño” y según la Revisada, “tiene algún trabajo”. Pero la expresión es un eufemismo por no decir que estaba defecando.

El acto sexual, la cohabitación, se expresa de varias maneras en la Biblia. En Génesis 49:4 Jacob se refiere al pecado que cometió su hijo Rubén, diciendo: “subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado”. Pero en la Versión Popular habla más claramente: “deshonraste mi cama al acostarte con mi concubina”. Aun así, las dos expresiones son eufemismos.

En Génesis 4:1 leemos que “conoció Adán a su mujer Eva”, en lugar de decir que tuvo relaciones sexuales con ella. La misma palabra se usa en Génesis 19:5 para hablar de relaciones homosexuales, En Génesis 39:7 la mujer de Potifar le dice a José: “Duerme conmigo”, aunque en la Versión Popular le dice: “Acuéstate conmigo.” Otra vez, las dos expresiones son eufemismos.

El eufemismo más delicado se encuentra en Proverbios 5:18, 19. Salomón le dice el lector: “Alégrate con la mujer de tu juventud … sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.” Luego en el v. 20, se refiere a las relaciones ilícitas usando la expresión: “¿por qué … abrazarás el seno de la extraña?”

El estudiante puede ver qué expresión usan los discípulos en su oración, por no usar la palabra “infierno” (Hch. 1:25). Y en Levítico 18:6–20 observe las varias maneras de referirse al acto sexual. Véase también el eufemismo de Jesús en Marcos 7:19.

La paradoja

Cuando alguien expresa algunas verdades aparentemente contradictorias en una sola oración, o muy cerca la una a la otra, llamamos a esa figura una paradoja. En las enseñanzas de Jesús hay muchas.

Por ejemplo, cuando Jesús respondió al sumo sacerdote en Marcos 14:61, 62, dijo: “Yo soy (el Cristo, el Hijo del Bendito); y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” Para sus oyentes, el ser Hijo de Dios contradecía la idea de ser Hijo del Hombre. En esta aparente contradicción está la paradoja.

En las Bienaventuranzas (Mateo 5) hay varias paradojas. En el v. 4 afirma que son “Bienaventurados los que lloran.” En el v. 5 dice que “los mansos… recibirán la tierra por

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heredad.” Y en el v. 6 dice que son “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” Todas estas ideas parecen contener contradicciones, y por eso son paradojas. El estudiante verá otras en los vv. 10 y 11.

A través del Evangelio de Juan, Jesús expresa algunas verdades acerca de sí mismo que resultan ser paradojas. En 4:13, 14 afirma que “el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que … será en él una fuente de agua.”

Todo el discurso sobre “el pan de vida” (Jn. 6:25–59) contiene muchas paradojas. Nótese especialmente el v. 35: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Véanse también estas expresiones: “El pan que yo le daré es mi carne” (v. 51); “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (v. 53); “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” (v. 56).

Muchas de las paradojas de Jesús se pueden clasificar como enigmas. Estos se estudiarán en el capítulo 18.

El juego de palabras

No debe sorprendernos que haya juegos de palabras en la Biblia. Salomón los usó en su Cantar de Cantares, y Pablo en sus Cartas a los Gálatas, a los Filipenses y a Filemón. El juego de palabras también se conoce con el nombre de retruécano.

En Cantares 1:3 dice la sulamita que “tu nombre es como ungüento derramado.” En el texto hebreo la palabra “nombre” es shem. Y la palabra “ungüento” es shemen. Podemos captar el juego de palabras que emplea si decimos: “Tu shem es como shemen…”

Semejante juego de palabras ocurre en Eclesiastés 7:1: “Mejor es la buena fama (shem) que el buen ungüento (shemen).”

En su Carta a Filemón, Pablo pidió que pusiera en libertad a Onésimo, el siervo que se fugó de él. El nombre “Onésimo” quiere decir “provechoso”. Pero Onésimo no había sido provechoso para Filemón, su dueño. Ahora, por la obra de Pablo y la vida cambiada de aquel “provechoso”, le daba valor a su nombre. En el v. 11 Pablo escribe a Filemón: “el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil.” El Apóstol ha usado “útil” como sinónimo de “provechoso”. Así, Pablo juega con este nombre para dar énfasis al cambio que Dios obró en Onésimo.

Los juegos de palabras arriba mencionados dependen por su efecto sobre los textos originales de hebreo y griego. Pero hay otros cuyo significado aparece claramente en el español.

En Filipenses 3:2 Pablo advierte a sus lectores que se guarden del “cortamiento”, según la Versión Antigua. En la Revisada usa la expresión “los mutiladores del cuerpo.” Y en el v. 3 dice que “nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios …” La “circuncisión” era, por supuesto, los judíos; la practicaban en sus hijos varones porque así lo requería la ley de Moisés. El intento de este reglamento era para recordarles que debían estar separados de la carne para Dios. Pero Pablo reclama esta característica para los

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creyentes cristianos y llama a los judíos “el cortamiento” o los “mutiladores de la carne”. Por medio de este juego de palabras Pablo habla despectivamente de aquel énfasis falso.

Con más ardor Pablo juega con la misma palabra en Gálatas 5:11, 12. Hablando de los que enseñan la necesidad de circuncidarse, dice en el v. 12: “¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!” Pero en la Versión Popular, el verdadero significado aparece: “¡Ojalá se castraran a sí mismos de una vez!” Tan fuerte era el odio de Pablo para aquella doctrina falsa y dañina.19

19 De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación biblica - edición actualizada (pp. 83–91). El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones.

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Apéndice

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| Entendiendo su Palabra [Imágenes]

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pág. 1 | Entendiendo su Palabra [Imágenes 2]

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Aplicación a nuestros días

Principio 2 Principio 3

Principio 1

Exégesis

Hermeneútica

Analisis de cuidadoso y ordenado del texto

Principios Básicos de Interpretación

Narrativa histórica

Hipérbole

Parábola

Metafora

Ley

Cultura

Autor

Propósito

Analisis Literario

Sentido Literal

Analogía de la fe

Gramático-Histórico

La biblia es su propio

interprete.

Analisis literario (distinguir): Epoca Construcción

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Taller 1

Método gramático-histórico

Los propósitos de este material son: (1) repasar los tres criterios principales de la interpretación de la Biblia (analogía de la fe, interpretación literal de la Biblia, el método gramático-histórico), (2) proveer algunas pautas más concretas para la interpretación de la Biblia, y (3) ponerlas en práctica en la interpretación de un pasaje bíblico.

1. Analogía de la fe. En el capítulo 3, el autor dice: « … la Biblia es la Palabra de Dios inspirada. Por lo tanto, es consistente y coherente». Por eso, vamos a comparar nuestra interpretación del pasaje que estamos estudiando con el resto de la Biblia para ver si nuestra interpretación es consistente y coherente con el resto de la Biblia.

2. Interpretación literal de la Biblia. El autor también dice: «Interpretar algo literalmente es hacer caso a la litera, o a las letras y palabras que están siendo empleadas. Interpretar la Biblia literalmente es interpretarla como literatura». Entonces, primeramente, vamos a hacer un análisis literario del pasaje.

3. El método gramático-histórico. Además, el autor dice: « … el método [gramático-histórico] enfoca atención no solo sobre las formas literarias sino también sobre las construcciones gramaticales y los contextos históricos en que se escribieron las Escrituras». Por eso vamos a analizar la gramática del pasaje e investigar en el trasfondo histórico de la época en la cual fue escrito.

I. ESTUDIE EL CONTEXTO LITERARIO

A) Género literario. Identifique si el pasaje es prosa o poesía, y trata de identificar un género más específico.

B) Pasaje. Lea el pasaje que va a estudiar y haga un resumen de su mensaje.

1) Anterior. Lea el pasaje anterior y resuma su mensaje.

2) Posterior. Lea el pasaje posterior y resuma su mensaje.

3) Relación. Trate de resumir la relación lógica o narrativa de los pasajes que ha leído.

C) Libro. Lea el libro entero en el cual aparece el pasaje que está estudiando (si el libro es muy largo y no tiene tiempo de leerlo todo, use un manual bíblico o comentario para captar de manera general el contenido del libro)

1) Propósito. Identifique el propósito del libro entero, y de cada parte del libro. Identifique cómo el pasaje que está estudiando contribuye a ese propósito.

2) Esquema. Haga un esquema del libro entero, y luego compare su esquema al de uno en un comentario o manual bíblico.

3) Pasajes similares. Estudie pasajes que tengan algo que ver con el pasaje que está estudiando. Especialmente estudie pasajes por el mismo autor, o pasajes que aparecen

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como citas en su pasaje. Compare el contenido de estos varios pasajes para ver si son consistentes.

D) Biblia. Compare lo que la Biblia dice acerca del tema del pasaje que está estudiando para ver si su interpretación del pasaje concuerda con la Biblia en su totalidad.

II) ESTUDIE LA GRAMÁTICA

A) Palabras difíciles, centrales, figuradas, teológicas: Haga una lista de palabras que debe estudiar con más profundidad. Incluya especialmente palabras que no entienda, palabras que parezcan muy importantes para el significado del pasaje, o palabras teológicas (como justificación, por ejemplo).

B) Relación entre palabras: Estudie la relación entre palabras y frases. Especialmente, note las palabras que conecten frases o que indiquen el tiempo relativo de acciones.

C) Figuras: Estudie las figuras retóricas del pasaje y determine su significado. Trate de entender por qué el autor usó cada figura.

III) Conteste la pregunta: ¿QUÉ DICE?: Escriba un párrafo que exprese en sus propias palabras qué dice el pasaje. Todavía no trate de interpretarlo, solamente trate de decir qué dijo el autor original a sus lectores originales.

.IV) ESTUDIE EL CONTEXTO HISTÓRICO: Aprenda todo lo que pueda de factores históricos que influyan en la interpretación del pasaje.

A) Introducción: Aprenda quién escribió el pasaje, cuándo, a quiénes, por qué. Aprenda todo lo que pueda acerca de la situación del autor y de los oyentes (lectores).

B) Historia y cultura: Aprenda lo que pueda acerca de la historia y la cultura. Especialmente, investigue las cosas nombradas en el pasaje.

V) CONTESTE LA PREGUNTA: ¿QUÉ SIGNIFICA?: Escriba un párrafo en sus propias palabras que exprese el significado del pasaje en el contexto histórico y cultural en el cual fue escrito. Trate de decir qué significó el pasaje para los primeros lectores.

VI) A la luz de las diferencias entre su propia cultura y la cultura bíblica, conteste la pregunta: ¿QUÉ SIGNIFICA HOY? Ahora trate de reunir los resultados de su análisis al escribir un párrafo en sus propias palabras que exprese el significado del pasaje para nosotros hoy. Todavía no está aplicando el pasaje a situaciones concretas, sino generalizando y contextualizando el significado original para ver qué significa el pasaje hoy.

VII) En consideración de la situación actual de usted mismo, su iglesia, y su comunidad, conteste la pregunta: ¿QUÉ HAGO (HACEMOS)? Reflexione sobre la situación de su vida, su iglesia, y su comunidad. Escriba otro párrafo que exprese en forma concreta y específica cómo aplicar el pasaje hoy.

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