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Entre 105 Libros de CLM
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LIBROS Y NOMBRES
DE CASTILLA-LA MANCHA CENTÉSIMOQUINTA ENTREGA
105 Año IV/ 22 de febrero de 2013
Barcarola y su homenaje a
Antonio Beneyto
La revista Barcarola no es sólo un
orgullo y un prestigio para las letras de
nuestra región de Castilla-La Mancha,
sino por muy abundantes motivos para
las de España y aún las universales. Su
temática y sus colaboradores han sido
siempre muy abiertos, y desde aquí no
podemos sino sentirnos enormemente
satisfechos de que una publicación de
tal calidad se produzca y se edite en
Albacete, en Castilla-La Mancha.
Barcarola lleva ya 33 años, se dice
pronto, desde que en 1979 arrancó bajo
el impulso del primer ayuntamiento
democrático de Albacete y de su
Diputación, y gracias al trabajo de un
grupo de amigos y colaboradores, que la
conducen desde entonces: Juan Bravo
Castillo y José Manuel Martínez Cano,
pero también de algunos otros,
entusiastas que se fueron incorporando
posteriormente.
En la revista se han publicado, con
frecuencia, inéditos de nuestros
primeros escritores (Juan Ramón
Jiménez, de manera muy destacada) así
como artículos y páginas de creación
literaria de las figuras más relevantes
del ámbito literario hispánico. Son
destacables igualmente las numerosas
traducciones inéditas de textos
procedentes de otras literarturas.
Ahora, tras un excelente monográfico
dedicado a Miguel Hernández, ofrecen
este (que hace el nº 78 de su serie) a
quien ha sido uno de sus colaboradores
desde el principio (desde 1981) el
poliédrico e inclasificable Antonio
Beneyto, albaceteño de los años
cuarenta, emigrado desde los años 60 a
Barcelona, y que ha ejercido de poeta,
crítico, novelista, artista plástico,
performer, etc.
Juan Bravo Castillo, que es también
catedrático de Literatura en la UCLM
(campus de Albacete) define a Beneyto
como el “último exponente vivo del
Postismo”, ese movimiento de
vanguardia (literaria y pictórica),
surgido en los difíciles años 40 y que
tantas raíces tuvo en nuestra tierra.
En el mismo acto antes mencionado el
crítico Manuel Guerrero responsable del
Centro de Arte Santa Mónica, de
Barcelona, afirmó que en Antonio
Beneyto, la escritura y el arte “se
fusionan de tal modo que se puede
hablar de una rara y manifiesta
correspondencia estética entre arte,
escritura y vida”. Habló de su
protagonismo en los años 70, en
Barcelona, y lo definió como una
mezcla de “libertino, libertario y
librepensador”.
Por otra parte la revista acaba de
entregar (a finales de enero) los premios
de su 28º certamen internacional de
poesía y cuento que han recaído en esta
ocasión en el poemario Miraba las
cenizas, del conquense Rafael Talavera,
y La vida entre anillos, relato de Rafael
Martín Cordero. En la entrega de estos
premios actuó el cantautor Luis
Eduardo Aute quien afirmó que es muy
importante “que se entreguen premios
de poesía y que Barcarola siga muy
viva, porque no hay en España una
revista dedicada a la cultura, con tanta
intensidad y cuidado como esta”.
En el acto de presentación de este
monográfico, en el Ateneo de
Barcelona, Juan Bravo Castillo anunció
la publicación de inéditos de Leopoldo
Alas, Clarín, en el próximo número de
la revista.
Alfonso González-Calero
José Luis Rivera Hernández
Poemario Edición no venal
Edita Grupo Altabán; Albacete, 2012
Unos poemas escritos por Josete
dormían entre nuestros papeles
amarillentos. No sabemos en qué fecha
se escribieron cada uno de ellos, pero sí
sabemos que el más antiguo es de 1972,
cuando tenía 14 años y hay uno de
cuando cumplió los 22, pero la mayoría
deben de ser de 1976 o 1977. Varios
años de una producción literaria en
plena adolescencia que hemos vuelto a
releer a la muerte de nuestro amigo. Al
comprobar su enorme belleza, hemos
querido reunir los textos y publicarlos
para que todos los que quisimos a José
Luis Rivera podamos disfrutarlos.
Ahora lamentamos doblemente su
pérdida, la del amigo y la del poeta
adolescente.
El itinerario que parte de la infancia y
lleva a la edad adulta no se transita sin
desgarros. Son años frenéticos. ¡Qué
deprisa pasan tantas cosas!
Apenas se había puesto por primera vez
unos pantalones largos, de una tela que
con tanto mimo le planchara su madre,
cuando Josete empezó a dar clases a
chavales mayores que él en Vista
Alegre. Atrás empezaron a quedar sus
juegos infantiles en el Prado,
aderezados con el sonido de los
vencejos, y aparecieron los juegos de
adultos, las chicas y la amistad
confidente, aliñado todo con poesía.
Años de proximidad con desheredados
en Vista Alegre que compartieron con él
el aire y las sonrisas; años de afición a
la práctica del boxeo, deporte noble que
le permitió reconciliarse con su cuerpo
roto (como dirá en sus poemas); años de
enamoramientos platónicos; años de
conciencia social y política; de
descreimiento; de lecturas intensas de
Beckett, Lorca, Machado; años de
enamoramientos literarios; de pandilla,
de guateques, de teatro y de cine, del
Juman, de Filología, de Madrid, de
Ciudad Real, de la Mancha, de
atardeceres en los que José Luis veía
morir el sol ..... y años también de
desengaños, de fracturas,
desorientación, vértigo, vacío, y
soledad, mucha soledad, pero una
soledad muchas veces también deseada,
gustosa, voluntaria y fértil.
Años vividos por una persona buena,
tímida e introspectiva, de sensibilidad
exquisita, ansiosa de expresarse y con
excelentes cualidades literarias que
alumbraron estos poemas.
Para Josete, como para todos nosotros,
esta etapa empezó bruscamente a los
catorce años cuando descubrió
dolorosamente que todo dependía de
una casualidad imprevista e
imprevisible, como la coincidencia de
un niño y un automóvil a la salida del
colegio, que relatará en una prodigiosa
narración breve, coincidencia que trunca
trágica y definitivamente la apacible
vida del niño. En el primer poema que
le conocemos, Josete se enfrenta al
sinsentido de la vida y la muerte con
una madurez sorprendente en un
adolescente de catorce años.
Los temas son los temas eternos de la
poesía: el amor físico o soñado, la
soledad dolorosa o deseada, la
injusticia, la amistad, la mirada
reveladora del poeta, pero también del
campesino y del obrero, el silencio del
mar oteado desde, y fundido con, la
llanura manchega.
Junto a la belleza de imágenes de
árboles bostezando, cercanas sin duda a
las aún recientes lecturas infantiles, se
abren cielos donde nubes rojas
serpentean bajo cipreses, fluyen ríos en
cuyas verdes aguas ahogadas quedan
las palabras y se construyen casas con
la oscura noche … de tus negros ojos.
Josete recorre por esos años el cuerpo
de su amada a través de los vientos y
también, orgulloso, se fuma un cigarro
al comprobar que dos y dos son
veintidos.
Pese a su juventud, Josete no se arredra
ante los retos que le plantea la creación
poética. Duda hasta con catorce años
acerca del mejor recurso y no esconde
su sensibilidad en corsés formales sino
en puro ritmo y gusto por el lenguaje.
Da igual verso que prosa, su fuerza
expresiva acaba triunfando. Poesía, en
fin, gran poesía que brota de un espíritu
inteligente e inquieto.
Josete nos ha dejado a sus amigos un
tesoro de medio centenar de poemas (en
verso o en prosa) que hemos recopilado
aquí. Somos conscientes de que es
preferible degustar la poesía en sorbos
pequeños pero, aún así, no hemos hecho
una selección de los poemas que a
nosotros más nos gustan. Al contrario,
hemos querido ofrecer todos los textos
unidos en un volumen. A falta de
cronología, hemos ordenado los poemas
en tres bloques: poesía íntima, poesía
comprometida y prosa poética.
Esperamos que podáis disfrutarlo como
Josete, un hombre bueno, en el buen
sentido de la palabra, se ha merecido
siempre.
Sus amigos
(prólogo del libro)
Ciudad Real, octubre de 2012
Teo Serna
Índice onomástico Biblioteca de Autores Manchegos,
Ciudad Real, 2012
Una poética del retrato
En Índice onomástico, Teo Serna rinde
homenaje al ser humano, con sus luces
y con sus sombras. Cincuenta
personajes elegidos por el autor
conforman una galería emblemática de
retratos que el lector descubre página
tras página. Santos y demonios, locos o
tremendamente cuerdos, hermosos,
deformes, antagónicos o
complementarios toman cada uno,
pacientemente, su lugar en el orden
alfabético. Este libro de poemas, el
número 83 de la colección literaria Ojo
de Pez de la Biblioteca de Autores
Manchegos constituye una minuciosa
labor de ilustración mediante la palabra,
un fino acercamiento a la psicología de
cada ser.
Serna dibuja poéticamente un mapa de
la existencia en el que conviven
hombres y mujeres reales de todas las
épocas, con personajes de ficción. Nada
los diferencia ya, porque ahora, todos,
se han convertido en lenguaje, en
materia literaria. Como artista que es,
Teo vive la presencia de cada uno de
estos seres con una intensidad similar y
tan verdadera es la impronta de La bella
durmiente, como la de Juana de Arco,
transformada ya en leyenda por el
tiempo.
Serna penetra en el interior de los
diferentes personajes para mostrarnos,
con hábiles y certeras pinceladas, lo que
palpita en sus corazones. Nos permite
escuchar la voz de cada uno de ellos,
acercarnos a su intimidad, a los
momentos cruciales de sus vidas;
aquellos que marcarán para siempre su
lugar en el mundo. Es emocionante la
capacidad poética que tiene el autor
para sintetizar en tan sólo unos versos,
la compleja alquimia de los
sentimientos. ¿Cómo plasmar en un
pequeño poema la tortuosa mente de
Van Gogh o la febril locura de Camille
Claudel? Diferentes épocas, variados
gustos, infinidad de posibilidades que
Teo organiza en una lista de nombres.
Nombres que lo dicen todo, nombres
que, como afirman los nominalistas,
contienen en sí la totalidad del sujeto.
Resulta esclarecedora la manera en que
Serna presenta a cada protagonista. A
manera de título coloca un nombre y
una fecha (el nacimiento y la muerte del
personaje) o una referencia literaria
(San Marcos, 14: 43-46); con eso perfila
el contexto. Luego resume el alma de
cada uno en un verso que la define. Así
encontramos que Edgard Alan Poe es
presentado con “Charcos turbios”;
“Lisístrata” con “Rosas de la sangre" y
el Marqués de Sade con “Anzuelos de
platino”. Serna realiza en este libro una
profunda labor interpretativa; confía en
su intuición para reflejar la psiquis de
los personajes y, lo más importante,
para transformar a cada uno en
sustancia poética.
A lo largo de este comentario he
utilizado repetidamente metáforas
pictóricas para hablar de la escritura de
Teo, porque se nota en su manera de
abordar la literatura, que es también un
artista plástico. Su mirada devela una
capacidad muy desarrollada para aunar,
en una misma expresión, el enfoque de
diferentes disciplinas artísticas. Y es por
esto que reconozco en Teo a un eterno
buscador de belleza. Puedo imaginarlo
rastreando lo que de artístico y estético
tiene el mundo, ávido de nuevas
experiencias. Cabría preguntarse
entonces ¿qué une un poema con el
otro? ¿Quién crea y ordena este Índice
onomástico? Una personalidad exquisita
capaz de disfrutar de la Literatura, la
ciencia, la música, la filosofía, la
pintura o la mitología. Todo tiene
cabida en este libro plagado de
espíritus.
A través de Índice onomástico Teo
Serna se recorre a sí mismo y nos
devela aquello que más golpea su
sensibilidad, aquello que lo inspira para
crear. Mención especial merece el
poema final titulado “In nomine” en el
que el yo poético se reconoce demiurgo
y presenta al lenguaje como la materia
de la que están hechas sus creaturas. La
palabra será, por tanto, hálito de vida y
al mismo tiempo escenario de las
apariciones, mientras el poeta, como un
Dios creador, va en procura del amor,
de los enigmas del tiempo y de los
mitos que nos configuran.
Leer este poemario implica realizar un
viaje por la historia del ser humano;
emprendamos pues, junto a Teo, un
periplo cultural que, sin duda,
enriquecerá nuestro espíritu.
Carmela Fischer Díaz; doctora en
Filología hispánica por la UCLM
LABRADOR HERRAIZ, José J.
y DIFRANCO, Ralph A. (Ed.
facsímil a cargo de), LA
PHILOSOPHIA / VVLGAR. / DE
IOAN DE MAL LARA. VEZINO DE / SEVILLA. / Ala C. R. M.
del Rey Don Philippe. / Nuestro
Señor.Dirigida. / PRIMERA PARTE
QVE CONTIENE / mil refranes
glosados. / En la calle de la Sierpe. En
casa de Hernando Diaz.Año.1568.,
México, Frente de Afirmación
Hispanista, A. C., 2012
Nuestros queridos amigos el doctor en
Filología Española José Julián
Labrador, de la Cleveland State
University, tan aficionado a todo lo
relacionado con Cifuentes -y en general
con Guadalajara- y Rafael DiFranco,
catedrático de Lengua y Literatura en la
Universidad de Denver (Colorado),
creadores de la Colección Cancioneros
Castellanos, dieron a conocer a finales
del año pasado -gracias a la ayuda
económica del Frente de Afirmación
Hispanista, con sede en México- esta
magnífica edición facsímil, que corrió a
su cargo, de La Philosophía Vulgar del
erudito hispalense Juan de Mal Lara,
obra sobradamente conocida y de
indudable interés para cuantos se
sientan atraídos por el apasionante
mundo de la paremiología o tratado de
refranes y por el erasmismo hispánico.
Aparte de la extraordinaria calidad de la
propia edición: desde la belleza clásica
del frontispicio, correspondiente a la
príncipe de Sevilla y 1568, y las selectas
ilustraciones interiores, hasta el formato
(31 x 22 cm), pasando por la calidad del
papel, el tipo y tamaño de la letra
empleada, etcétera, el libro destaca
indudablemente por su contenido, que
los editores han dividido en un prólogo
titulado “Poemas sueltos de Juan de Mal
Lara”, escrito por ellos mismos, y dos
estudios: “Juan de Mal Lara, humanista
y traductor”, debido a Inmaculada
Osuna Rodríguez, de la Universidad
Complutense, y “Juan de Mal Lara,
maestro de la Escuela Sevillana:
contexto humanístico y apuntes bio-
bibliográficos” por Francisco Javier
Escobar, de la Universidad de Sevilla;
trabajos de gran interés que, junto a un
completísimo y muy selecto capítulo
bibliográfico, sirven de introducción a
la obra facsimilar, que ocupa casi
seiscientas páginas.
A lo largo de “Poemas sueltos de Juan
de Mal Lara” se ofrece un amplio y
claro panorama de todo lo que el libro
contiene y que comienza, precisamente,
con una octava que sintetiza el elogio
que el autor de La Philosophía dirige al
rey Felipe II “gran defensor de la fee
sancta”, con el que trata de congraciarse
puesto que poco antes había sido
apresado erróneamente por la
Inquisición; alabanzas que se prodigan
desde 1565, año en el que Mal Lara
redacta la parte final de su Hércules.
Aquí tu Magestad leerá, si quiere,
quanto saber tuuieron los iberos
en la Philosophía, que no muere,
en refranes del Vulgo verdaderos,
la prudencia que sola boz refiere.
Autores son de sciencia los primeros,
no ay arte, o sciencia en letras
apartada,
quel Vulgo no la tenga decorada.
Además de tratarse de un libro
“fundamental” para el conocimiento del
castellano, a la hora de llevar a cabo la
edición de la presente obra se han
tenido en consideración otros factores
como el que los hispanistas pudieran
leer directamente las glosas que
contiene al tiempo que estudiar con
detenimiento los numerosos aspectos
del pensamiento español en el siglo XVI
que hay en él. De aquí que para esta
edición se eligiese la primera parte -y
única que llegó a la imprenta tras una
tarea recopilatoria de varios miles de
refranes comentados- de la de Sevilla
(1568), impresa en la oficina de
Hernando o Fernando Díaz.
También se han tenido en cuenta los
juicios de Menéndez Pelayo, Bataillon y
muy especialmente, de Américo Castro,
quien en el tomo III del Homenaje
ofrecido a Menéndez Pidal (1925)
reconocía el interés que la obra del
sevillano había despertado, “y en
cambio no existe ni edición moderna ni
estudio propiamente dicho de su gran
colección de refranes comentados”, por
lo que Antonio Vilanova se encargó de
recoger el guante lanzado por don
Américo, al que dedicó su edición de
1958 y 1959 cuyo prólogo contiene gran
copia bibliográfica acerca de nuestro
humanista, y a la que habría que añadir
las nuevas noticias, aportadas en 2007,
por Francisco Javier Escobar.
Sin embargo, mayor proyección
alcanzaron los trabajos “fundamentales”
de Sánchez Escribano, Margit Frenk
Alatorre y la relativamente reciente
edición (1996) del Recibimiento y
Descripción de la Galera Real, a cargo
de Manuel Bernal Rodríguez que, sin
duda, han contribuido a un mejor y más
amplio conocimiento de la obra de Mal
Lara, al tiempo que han abierto nuevos
cauces de investigación de otros
aspectos exteriores al erasmismo,
aunque con él relacionados.
El trabajo de Inmaculada Osuna pone al
día la anotadísima biografía de Antonio
Vilanova y “evita ir más allá de los dos
preciosos testimonios que van a
continuación”: dos semblanzas de Mal
Lara, la primera autobiográfica, que
figura en la glosa “A quien Dios quiere
bien, en Sevilla le dio de comer”, donde
indica que nació en dicha ciudad, en la
que estudió gramática griega y latina,
siendo su maestro el clérigo Pedro
Fernández, y de la que hubo de
ausentarse por espacio de diez años, en
los que recibió instrucción de parte de
doctos maestros en varias
Universidades, hasta su regreso a
Sevilla donde entonces vivía y
enseñaba; la segunda, ampliamente
citada por haberse fundamentado sobre
ella muchas de las demás, es la que
aparece en el Libro de descripción de
verdaderos retratos de ilustres y
memorables varones, de Francisco
Pacheco, editado en 1599.
Continua el capítulo introductorio con
el apartado que lleva por título “Poemas
de Mal Lara en Flores de Baria
Poesía”, cancionero en el que, por
desgracia, el óxido de la tinta ha
corroído el papel, dificultando, cuando
no impidiendo, su lectura.
La profesora Margarita Peña, que
preparó la edición de los poemas como
sujeto de su tesis doctoral publicada en
1980, señala que el contenido del
cartapacio abarca desde los años 1543-
1545 hasta1577 (fecha en que fueron
compilados) y reúne obras de diversos
autores pertenecientes a la generación
de Boscán y algunos vates posteriores.
Los sonetos religiosos de Mal Lara,
ortodoxos a más no poder, aparecen
agrupados en la primera parte y son
exclusivos de esta obra, es decir, no se
encuentran en ninguna otra fuente
manuscrita o impresa, sospechándose
que fue Juan de la Cueva quien los
recogió en ese ramillete viajero. Se trata
tan solo de media docena y cada uno de
ellos lleva un epígrafe con su atribución
al hispalense. Normalmente suele
aludirse a ellos remitiendo a la edición,
pero en este caso los editores han
considerado que, para facilitar su
lectura, era mucho mejor su traslado
íntegro. Son los siguientes: “¡Sancto
Espíritu, vida de mi vida!”,
“Suauíssimo pan que desde el çielo”,
“¿Quién me dará ser Phénix en la
uida?”, “Al trasponer del Sol diuino
estaua”, “Antes que el Sol diuino
apareciesse” y “¡Bendito sea el día, el
mes, el año,”, o sea, dos oraciones a san
Juan Bautista, otras dos a san Juan
Evangelista, una al Espíritu Santo y otra
más al Sacramento que, en su tiempo,
apenas tuvieron difusión y por tanto
fueron escasamente conocidos.
Continua con un apartado dedicado a las
“Traducciones de los epigramas de
Marcial”, composiciones que,
contrariamente a lo que sucedió con los
sonetos religiosos, alcanzaron notable
difusión como demuestra la existencia
de dos manuscritos, el primero, de
relativa importancia, es el 3708 de la
Biblioteca Nacional de Madrid, tardío y
facticio -artificial- que reúne papeles de
los siglos XVII a XIX de diferentes
tamaños, desordenadamente y con
foliación moderna a lápiz y, el segundo,
que se custodia en la Biblioteca
Nacional de Florencia (Marmi VIII, 22),
mucho más preparado por el viajero y
estudiante italiano Girolamo da
Sommaia, autor de la Miscelánea
hispánica, según puede verse en
Florido, “Pervivencia de Marcial en la
Filosofía Vulgar de Juan de Mal Lara”
(Alazet, 14, 2002).
Labrador y DiFranco ofrecen, por orden
alfabético, los primeros versos de las
traducciones de las obras del bilbilitano
realizadas por Mal Lara e incluidas en
La Philosophía vulgar, con el número
del folio de la edición príncipe, así
como la relación existente entre los
manuscritos de Madrid y Florencia, lo
que contribuye a “establecer la fortuna
de la obra del humanista hispalense
durante el último tercio del siglo XVI y
las primeras décadas del siglo XVII”.
Un ejemplo: Casar conmigo quiere
Paula, es vieja, 65v (Marcial. Lib. 10,
epig. 8. MN 3708, 3v; FN VIII-22, 64).
“La Philosophía vulgar en el Nuevo
corpus” cierra el prólogo a la obra
indicando que, “por razones expositivas,
hemos repartido en dos grupos los
poemas del humanista, aunque estamos
tan conscientes como nuestra admirada
amiga Margit Frenk de que “la poética
popular se amalgamaba, en muy
diferentes maneras, con la culta”, y
como ha concluido Vilanova: “Ningún
refranero -ni antes ni después de Mal
Lara- ha penetrado así en la intimidad
de nuestros refranes, poniendo de
relieve el valor actual y humano que el
Renacimiento veía en estas
expresiones”.
Margit Frenk, precisamente, ha
documentado gran cantidad de las
cancioncillas y coplas refranescas que
Mal Lara había incluido en La
Philosophía vulgar, añadiendo fuentes y
procurando concordancias y
correspondencias. Dada su utilidad cara
a venideros estudios los editores han
querido ofrecer, por orden alfabético,
los primeros versos de las cancioncillas,
seguidos del folio en que se encuentran
en la edición príncipe y el número de
entrada en el Nuevo corpus (nota 21 que
falta a pie de página), por ejemplo,
“Buena pascua dé Dios a Pedro, / que
nunca me dijo malo ni bueno”, 8v,
(Nuevo corpus, núm. 1829 A y B),
donde además aportan -en este caso- un
contrahecho a lo divino de esta canción
que se encuentra en LN Cod. 3072, 80v,
“Ya está vencido el perro moreno / que
siempre me dijo / ni malo ni bueno”
(Cancionero sevillano de Lisboa,
Sevilla, 2003, núm. 99).
A modo de conclusión y recordando a
Juan Bautista de Avalle-Arce, Labrador
y DiFranco repiten con él: “Cada uno de
nosotros sabemos poco, pero entre todos
estamos llegando a conocer bien el
Siglo de Oro”, quedando a la espera de
que el lector de La Philosophía vulgar
en el presente siglo, tenga la necesidad
de bucear en el resto de sus obras y
continuar los escasos aunque bien
encaminados estudios que acerca de la
misma existen.
José Ramón López de los Mozos
Los traductores del árabe del
Estado español
Una obra que descubre a
intérpretes aventureros
"Los traductores del árabe del Estado
español" narra la historia del aparato de
traducción e interpretación del árabe
durante el siglo XX
Los traductores de árabe del Estado
español. Del Protectorado a nuestros
días‟ es una obra -escrita por Juan Pablo
Arias Torres y Manuel C. Feria García-
que recorre, en más de 600 páginas, un
siglo del aparato de traducción e
interpretación del árabe en la
administración española desde 1912
hasta 2012.
Este interesante trabajo, presentado en
la Escuela de Traductores -entidad que
ha colaborado gustosa en su edición-
aborda la identidad y la función de
quienes fueron intérpretes durante el
Protectorado, indaga en su papel en la
descolonización del Sáhara en el 75 (si
se alinearon o no en el reclutamiento de
moros durante la Guerra Civil o si
fueron víctimas represaliadas), y analiza
su labor en los atentados del 11-M.
Momento en el que el mundo de la
traducción y de la interpretación del
árabe cobró un relieve periodístico y
social sin precedentes.
Por ello, y destacando que esta
publicación se ha realizado durante los
últimos 5 años porque contiene una
decena de entrevistas a los protagonistas
de esta historia -algunos ya fallecidos-,
sobra decir que se trata de un
documento más que valioso sobre una
oficio, el de traductor, que es
mayoritariamente desconocido a pesar
de su importancia histórica.
De hecho, y puesto que este libro recoge
en primera persona las experiencias
vividas por los intérpretes en los
distintos periodos y las herramientas de
las que disponían, es curioso comprobar
cómo alguno de los protagonistas podría
ser un auténtico héroe de novela porque,
como apuntó el director de la Escuela
de Traductores, Luis Miguel Pérez
Cañada, «muchos han vivido verdaderas
aventuras de espionaje» dignas de ser
conservadas en papel y exhibidas,
gracias a esta publicación, en un
importante apartado gráfico.
Además de ser un recorrido ameno y
sorprendente, esta obra ofrece al lector
elementos de juicio suficientes para
responder a algunas preguntas en torno
a la labor desarrollada por unos
intérpretes que para el imaginario
popular están más identificados «con
unos señores con gafas gordas
enclaustrados en una oscura oficina»
que con «personajes novelescos con una
vida repleta de aventuras».
No olvidan, los autores, dedicar una
panorámica general sobre su labor en
una actualidad cercana marcada por la
llegada de inmigrantes magrebíes a
España y sus procesos de
regularización, los problemas de
seguridad por el tráfico de
estupefacientes y la amenaza terrorista.
Tan sólo reseñar que pese a que este
trabajo constituye un documento único
sobre la historia de los traductores de
árabe en la administración nacional
durante el siglo XX, no ha tenido un
camino fácil para ver la luz.
latribunadetoledo.es - sábado, 26 de
enero de 2013
Vicente Zaragoza Sesmero
El Tesoro del Renegado,
Fundación Ormeña, Villacañas, 2011
Hace unos años, Bartolomé Bennassar
pasó por Villacañas interesándose por
un paisano de esa localidad, del siglo
XVII, llamado Juan “Rodelgas”. Nada
sabíamos entonces de él, y poco
después escribió un artículo, en una
revista francesa [Conversion ou
reniement ? Modalités d'une adhésion
ambiguë des chrétiens à l'islam (XVIe-
XVIIe siècles), Annales. Économies,
Sociétés, Civilisations, Año 1988, vol.
43, nº 6, pp. 1349-1366], que bajo ese
título describía las andanzas de su
personaje. Juan Rodelgo saldría de
Villacañas para servir al virrey de
Nápoles, fue preso en la mar, llevado a
Argel donde vivió en esclavitud hasta su
enrole en el corsario, huido en las
Canarias y posteriormente encarcelado
en las mazmorras de la Santa
Inquisición de las islas, en cuyos
archivos había descubierto el hispanista
el expediente de depuración. En la
mente de todos se realizaba, como no
podía ser menos, un paralelismo entre lo
que le ocurriera al más famoso manco y
escritor de la época y nuestro
villacañero.
Ahora, el testigo lo recoge
literariamente Vicente Zaragoza. Un
docente que ha jugado magistralmente
con las palabras y los versos en su
utilidad didáctica. En la novela que
titula “El Tesoro del renegado”, hace
que Juan Rodelgo, ahora con apellido
realmente villacañero, recree espacios y
momentos de la Mancha y de Argel, con
gran facilidad en la descripción y en la
trama argumental en una lucha
constante por la supervivencia y la
libertad.
Por medio nos deja una transmisión de
lo que son las formas –en palabras,
refranes y giros lingüísticos- y el fondo
–modos de vida, de sentir y de estar en
el lugar-. Y eso solo se logra después de
una larga trayectoria de contacto íntimo
con los sus paisanos y el conocimiento
milimétrico de las calles de Villacañas,
sus casas, silos y terrenos, o en las
vivencias de los ciclos vitales, anuales y
festivos de sus gentes.
Y Vicente se nos muestra en este caso
como un escritor con mayúsculas, capaz
de escribir toda una novela histórica con
una maestría que nada tiene que
envidiar a los grandes del momento. Y,
como gran creador de texto, enriquece
nuestro acervo común con sentencias
como la que vierte en algún momento
del texto en boca del protagonista, cuya
inteligencia permitía cubrir en todo
momento las necesidades alimenticias,
y que añade que: “hambre de saber, de
mujer y de libertad no faltan nunca,
porque nunca han sido saciadas”.
Sabemos que siempre ha estado
persiguiendo el saber y que lo ha
vertido en el enseñar, que es de una
generación que ha luchado por la
libertad. Y la novela es un canto a las
ansias de buscarla, de conquistarla, a
pesar de, como le pasó a D. Quijote, nos
cunda el desánimo y desengaño porque
los hados del destino nos confundan con
espejismos ilusorios de honra, fama y
fortuna.
Es de esperar que Vicente a se cebe en
otro personaje o en otro momento de
nuestra historia y vuelva a dejar correr
la pluma alentado por esas musas –o
martinicos, dirían en Villacañas- que en
este caso han estado acertadísimas,
enriqueciendo más si cabe este pasado
que unos mediante la creación literaria y
otros con la investigación histórica,
vamos recuperando poco a poco.
Francisco García
Martín
Fallece el escritor y dibujante
Víctor de la Vega Almagro
'Vitejo' Hijo del pintor Víctor de la Vega, fue
enterrado en el cementerio municipal
de Cuenca
El pasado sábado falleció el escritor y
dibujante Víctor de la Vega Almagro
„Vitejo‟, hijo del pintor Víctor de la
Vega, que el domingo era enterrado en
el cementerio municipal de Cuenca.
Vitejo estudió el periodo republicano en
Cuenca y es autor de la obra „Tesoro
artístico y guerra civil: el caso de
Cuenca‟, (Centro de Estudios de
Castilla-La Mancha-UCLM, 2007), en
la que habla de la actuación de la Junta
del Tesoro Artístico de Cuenca durante
la Guerra Civil Española y defiende la
figura del cronista de Cuenca Juan
Giménez de Aguilar. Como ilustrador
ha participado en obras como „Fiestas
de toros en el coso del Huécar‟. Fue uno
de los socios fundadores del colectivo
„Ciudadanos por la República‟, que ha
emitido un comunicado en el que
transmiten el pésame a sus familiares
habla de Vitejo como una de las
personas más comprometidas con los
valores republicanos: “La Tercera
República está más cerca gracias al
compromiso y el ejemplo de personas
como "Vitejo", dice el texto.
Vocesdecuenca.es 14-I-2013
Cristina García
Rodero, cuarta
académica de las
Bellas Artes La fotógrafa de Puertollano ha sido
elegida en primera ronda de las
votaciones
La fotógrafa Cristina García Rodero
(Puertollano, 1949) se ha convertido
esta noche en la cuarta mujer que
ingresa en la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando. García Rodero,
el único nombre español en la
prestigiosa agencia Magnum, la que
fundaron, entre otros Robert Capa y
Cartier Bresson en 1947, ha sido elegida
en primera ronda de las votaciones. Su
candidatura la habían presentado el
fotógrafo Alberto Schommer, el director
de cine Manuel Gutiérrez Aragón y el
escultor Julio López Hernández.
Cristina García Rodero, autora del
imprescindible libro España oculta, en
el que retrató en blanco y negro las
fiestas populares y tradiciones de
pueblos españoles, se une a la
conservadora Carmen Giménez en la
Academia de Bellas Artes, elegida en
mayo de este año, y ocupa el sillón que
dejó vacante por fallecimiento el
cineasta Luis García Berlanga.
Los académicos han elegido a la
autodidacta García Rodero por “su
mezcla de calidad técnica y potente
testimonio de la realidad española”.
En una entrevista en EL PAIS, Cristina
García Rodero, que se siente cómoda
con la definición de "fotógrafa
documental", aseguraba en su día que,
aunque estudió pintura, se introdujo en
la fotografía por la fuerza que posee
“para comunicarte con lo que tienes
delante”. En cuanto a su querencia por
el blanco y negro, la justificó por su
sobriedad: “Al no tener la sensualidad
del color, te ayuda más a que la
fotografía o comunique o sea buena”.
En los cursos a jóvenes fotógrafos que
se acercan deslumbrados a esta mujer
jovial les da consejos como este desde
su experiencia:
“Tuve que olvidarme de las timideces,
los miedos y los vértigos. El reportaje es
acción. Si pierdes las ganas de luchar
quédate en casa porque el reportaje es
tener ganas de luchar, tener una cabeza
muy fuerte”.
(Conviene recordar que en la Real
Academia de Bellas Artes de san
Fernando también figura como
académico nuestro paisano el
fotohistoriador Publio López Mondéjar
natural de Casasimarro, Cuenca).
EL PAÍS Manuel Morales Madrid
18 FEB 2013