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Entre la violencia y el doloroso sueño del progreso María Isabel Remy DEGREGORI, Carlos Iván. Ayacucho 1969-1979. El surgimiento de Sendero Luminoso. Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 1990. 216 pp. más mapas, anexos y cuadros estadísticos. El libro de Carlos Iván Degregori es un minucioso estudio sobre el Ayacucho donde nace Sendero Luminoso. Si bien el objetivo del análisis es comprender el surgimiento de esa organización subversiva, no es ni un estudio de coyuntura, ni propiamente un análisis político. Es una historia regional contemporánea y un estudio de actores sociales, varios, diversos (no sólo de SL), que actúan y piensan su reatidad y desde ella viven -sufren- los procesos naciona- les de las últimas décadas. Es por ello que el texto interesa no sólo a quienes se preocupan por el accionar, bastante inusual dentro de los movimientos de inspiración socialista, de Sendero Luminoso en el Perú. Degregori desenfoca la visión de los procesos nacionales al analizarlos desde sus efectos en una región atrasada, pobre, desar- ticulada del país, desentrañando así una trama nacional diferente. Es por ello que si bien Sender-0 Luminoso está de muchas maneras presente a lo largo del texto y una sección \completa, la última, está dedicada a analizar su historia precisa No. 1, julio 1990 179

Entre la violencia y el doloroso sueño del progreso · en sus carreras de Ciencias Sociales. ... índices de analfabetismo en el país. La UNSCH, que dinamiza económica y demográficamente

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Entre la violencia y el doloroso sueño del progreso

María Isabel Remy

DEGREGORI, Carlos Iván. Ayacucho 1969-1979. El surgimiento de Sendero Luminoso. Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 1990. 216 pp. más mapas, anexos y cuadros estadísticos.

El libro de Carlos Iván Degregori es un minucioso estudio sobre el Ayacucho donde nace Sendero Luminoso. Si bien el objetivo del análisis es comprender el surgimiento de esa organización subversiva, no es ni un estudio de coyuntura, ni propiamente un análisis político. Es una historia regional contemporánea y un estudio de actores sociales, varios, diversos (no sólo de SL), que actúan y piensan su reatidad y desde ella viven -sufren- los procesos naciona­les de las últimas décadas.

Es por ello que el texto interesa no sólo a quienes se preocupan por el accionar, bastante inusual dentro de los movimientos de inspiración socialista, de Sendero Luminoso en el Perú. Degregori desenfoca la visión de los procesos nacionales al analizarlos desde sus efectos en una región atrasada, pobre, desar­ticulada del país, desentrañando así una trama nacional diferente. Es por ello que si bien Sender-0 Luminoso está de muchas maneras presente a lo largo del texto y una sección \completa, la última, está dedicada a analizar su historia precisa

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como partido y su ideología, el trabajo trasciende a esa organizaclón para ofrecer la reconstrucción de una dinámica regional como la ayacucharnren los últimos años, pensada y vivida por sus diferentes sectores sociales.

Ello no quiere decir que ambos "sujetos", Ayacucho sujeto múltiple y Sendero Luminoso, marchen paralelos. SL expresa, como en un espejo defor­mado, desmesurado, la región donde nace y su vivencia de los procesos de modernización nacional; su ideología, su radicalidad asesina, su fundamentalis­mo, que guían, como el libreto de una pesadilla, el bañ.<> de sangre que vive desde hace una década el Perú, se construyen bajo "la influencia del clima regional".

Como método de análisis de un movimiento político es sumamente sugerente. Este no aparece como el actor único, con dinámica propia, a estudiar, sino como uno más dialogando con otros. Degregori se aleja de las aproxima­ciones a los movimientos políticos donde todo el análisis se centra en lo correcta o incorrectamente que éstos interpretan las "condiciones objetivas". Por el contrario, el texto muestra una trama regional compleja donde se expresan campesinos, sectores urbano-populares, sectores medios profesionales, mujeres, señ.ores ("el actor ausente") y mistis, y, muy centralmente, jóvenes en ubica­ciones diversas.

Una idea central que recorre el texto es que el surgimiento de SL, su fuerza de atracción sobre una generación que vive al final de los años 60, aún adolescente, un doloroso enfrentamiento con el Gobierno Militar, su gravitación en la escena regional, su extrema radicalidad también, se asocian a la producción en la región de un vacío de poder y al desarrollo de una lógica de confrontación.

En la primera sección, Degregori analiza los largos plazos de la configu­ración regional de Ayacucho y su desarrollo como centro dinámico articulado al mercado interno colonial (centro comercial y manufacturero) y la forma cómo el desarrollo fragmentario de nuestro capitalismo en este siglo afecta negativamente a Ayacucho, produciendo estancamiento del centro regional, crisis del sistema latifundista y desmembramiento regional. Estos cambios perjudican no sólo al centro regional, sino a algunas de sus provincias, como Huanta, Cangallo y Víctor Fajardo (y quien siga el accionar de SL en el territorio tiene claros estos nombres), "que, al no existir vías longitudinales, quedaron todavía más encajona­das en una especie de tierra de nadie". Ayacucho y sus diversas zonas, antes integradas, viven, como efecto de la modernización, "un aislamiento catastrófico", en los términos del autor, que se expresa a muchos niveles.

En esta situación, ampliamente documentada en el texto, generadora de pobreza y estancamiento económico, la vieja élite dominante de la región se desmiembra, se empobrece, se desanicula sin recambio. Las tradicionales instan­cias de mediación desaparecen sin que otras nuevas se produzcan. Así, todo conflicto se procesa como confrontación y enfrenta inmediatamente a la pobla­ción con el poder central. Esta confrontación, en cada caso respondida con represión violenta, deslegitima al Estado, produciendo "nuevos abismos de desconfianza".

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En este vacío de poder, en

"ese momento decisivo en que la capa señorial terrateniente se batía en retirada y las nuevas capas comerciales y burocráticas ligadas a la expansión del aparato del Estado no habían llegado, en los años 60 una nueva élite nucleada en la universidad y en el Frente de Defensa irrumpe por esos resquicios y se convierte en verdadero contrapoder en Ayacucho, respetado y temido por el poder local tradicional e incluso por el poder central. Y en el corazón de ese contrapoder germinaba la fracción roja(l)" (p. 45).

Degregori pone ·de manifiesto el rol central de la universidad en la dinámica social de Ayacucho, región abandonada por sus tradicionales clases dirigentes y sin expectativas de dinamismo económico; de ahí su importancia inusual. La universidad, reabierta en 1954 tras poco más de medio siglo de clausura, aparece en el texto como el único quiebre dinamizador en esa región de "suma pobreza".

"Punta de lanza de la modernidad", pero sólo en la superestructura, sin aparato económico que se modernice ni sistema político que se abra a la partici­pación, y más bien a contracorriente de ambos, la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (UNSCH) se va constituyendo a lo largo de los años sesenta en una de las más dinámicas y modernas del país. Ayacucho junta el sector agropecuario más deprimido del país con una de las facultades de Ciencias Agronómicas de mayor calidad, que desarrolla muy tempranamente modernos centros de experimentación agropecuaria en altura (uno de ellos fue la granja Allpachaca, íntegramente destruida por SL, incluyendo el sanguinario degolla­miento del ganado mejorado). La universidad adquiere también brillo creciente en sus carreras de Ciencias Sociales.

Degregori nos conduce a través de esta institución cuyas tasas de crecimiento a nivel de alumnado, en la década de los 60 y aún de los 70, son mayores a las de cualquier otra universidad del país. En las estadísticas, Ayacucho combina las mayores tasas de crecimiento en educación superior y los más altos índices de analfabetismo en el país.

La UNSCH, que dinamiza económica y demográficamente la ciudad capital en decadencia, convoca a profesionales jóvenes de todo el país a inte­grarse como profesores. Degregori encuentra entre ellos dos vertientes cuyas diferencias vividas en esa región son expresivas también de lastres nacionales generadores de profundos conflictos en los procesos de modernización del país. Por un lado, la vertiente "cosmopolita", integrada por profesionales que venían ya adquiriendo prestigio nacional y que lo consolidan en su paso por Huamanga, proyectándose incluso a nivel internacional; miembros de -o rápidamente inte­grados a- las élites intelectuales criollas, estos profesionales, que contribuyen a elevar el nivel académico de la universidad y la abren a la presencia de científicos de otros paf ses, viven su experiencia huamanguina como inmersión temporal en el Perú andino. En contraste con ellos están los "provincianos", reclutados de las universidades del interior y que no logran convertir su entusiasmo en recono-

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cimiento intelectual; su origen provinciano, la menor calidad qe su formación original, su distancia de Jas élites intelectuales nacionales, los reítgan al espacio regional donde, por otro lado, establecen vínculos más sólidos, incluso familia­res, con la sociedad local. Entre ellos, que son muchos, llega un joven pro­fesional arequipeñ.o, Abimael Guzmán.

Región pobre, desarticulada, estancada; universidad moderna, dinámica y joven, en un país ajeno a las vicisitudes de ambas ("¿Quién se acuerda de Ayacucho?" es el título de un interesante capítulo del libro}, aparecen en el texto generando vacíos, desencuentros y ese "catastrófico aislamiento".

Es interesante detenerse un momento en el eje escogido por el autor para transitar por esta historia regional contemporánea, telón de fondo de una antro­pología de actores sociales regionales. Si bien la problemática de un vacío de poder regional remite a procesos económicos y políticos, el tema que sigue todo el texto, el que permite ubicar a los actores regionales, es la educación. No es casual que Degregori encuentre que la universidad juega un rol decisivo en la dinámica social regional, articulando un movimiento social en su defensa (la lucha por rentas para la UNSCH en 1966) y devolviendo este apoyo en impulso a la formación del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho. La universidad y, en realidad, la educación en diferentes niveles concentran las únicas expecta­tivas de progreso de los sectores populares urbanos y campesinos y también de los residuos del poder local de esa sociedad deprimida.

El acontecimiento central analizado en el texto, acontecimiento que marca el hito para la periodificación propuesta en el libro (1969) y que pennite al autor el puente entre el análisis de la dinámica regional (primera sección) y el de los actores sociales cuyas expresiones, luchas y discursos va siguiendo en la tercera sección del libro, es la movilización de los pueblos de Ayacucho y Huanta por la gratuidad de la enseñanza secundaria, tema de la segunda sección.

Degregori reflexiona sobre el hecho de que Ayacucho (largo tiempo en competencia exitosa por ocupar los primeros lugares en las más dramáticas estadísticas de la pobreza) no había participado en las grandes luchas del cam­pesinado andino por la tierra y contra el latifundio de los años sesenta. Sin obreros ni grandes oleadas migratorias a su capital, tampoco había participado significativamente de la organización y movilización sindical y barrial.

Desde su "suma pobreza", tanta que, como nos muestra el autor, hasta los terratenientes importantes habían abandonado en la región sus haciendas, el pueblo ayacuchano se suma tardíamente a esta gran ola de movilizaciones popu­lares por modernizar el país, defendiendo encarnizadamente lo único que aparecía como posibilidad de cambio y progreso: la ed1:1cación, la educación gratuita que acababa de ser recortada por el Gobierno Militar y que era vista como factor necesario para migrar exitosamente. A la lucha (confrontación con el poder central respondida con represión desmesurada) se suman los escolares secunda­rios y también los campesinos y los sectores urbano-populares.

Elemento adicional que refuerza la importancia del análisis de esta movilización es el hecho de que la generación de adolescentes secundarios que

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vive su primera (y brutalmente conflictiva) experiencia política en ese movi­miento, es la que estará en la universidad donde se consolida SL y la que diez años después conduce, junto con Guzmán, la lucha armada.

La educación, finalmente, se muestra relevante para comprender Ayacucho y el surgimiento de SL desde un hecho más. Esta organización política no sólo aparece y se encierra en la universidad; su influencia política y su militancia se nutren de profesores y alumnos universitarios y escolares. Factor de desarrollo de SL será su control sobre la Facultad de Educación de la UNSCH, la única que permanentemente domina, así como sobre el Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación (SUTE-Ayacucho).

La última sección del libro está dedicada mtegramente a analizar a uno de los actores, SL, "el que manda de lejos". Aquí SL aparece desarrollando su accionar y su pensamiento encerrado (autoexilado) en la universidad, bajo la "in­fluencia del clima regional", que va diferenciando a esa organización del resto de la izquierda peruana.

Más importante, probablemente, que la reconstrucción de la historia de Sendero Luminoso como partido durante los años setenta(2) es el análisis de la ideología de ese movimiento político y de la composición social de su militan­cia(3). Degregori marca distancia con la idea, durante algún tiempo de moda entre los estudiosos de este movimiento, de que Sendero Luminoso sería expre­sión de un mesianismo o milenarismo andinos o el producto de la tradición andina y del campesinado andino pobre.

Todo lo contrario, la hipótesis de Degregori es que se trata, en primer lugar, de una ideología "hiperracionalista" en la que una teoría, el marxismo­leninismo-maoísmo, llega al límite de sustituir la realidad(4). SL inclusive niega militantemente, en aras de su cientificismo, cualquier identidad étnica (conside­rada chauvinismo o manipulación burguesa) o vinculación con la tradición andina, a pesar de que, según el autor, su cohesión como núcleo partidario viene en parte dada por su identidad étnico-regional. Así, como sector social, SL expresaría la confluencia, por un lado, de jóvenes rurales que perdieron, en aras de las expec­tativas paternas de progreso por la vía de la educación, sus vinculaciones con la sociedad campesina y que no encuentran en la educación el factor de movilidad que los ubique exitosamente en el sector urbano moderno; y por otro, de una élite intelectual provinciana.

Estos intelectuales senderistas que acompañan a Guzmán no son "hijos de hacendados, pero sí de estratos mistis, de gente "decente" y además intelec­tuales, que a pesar ue su origen social y su calificación intelectual, sienten el desprecio de la élite criolla limeña que los margina por provincianos, serranos, cholos" (p. 206). Su identidad es mestiza, ni indígena ni criolla, es "una nueva forma de ser misti, a contracorriente de la tendencia principal en el país, que apuntaba más bien al resquebrajamiento del poder misti" (p. 210). Ella se ex­presa en su relación con el pueblo, vertical, jerárquica y autoritaria, descono­ciendo sus orgarizaciones independientes; "surgida entre las ruinas de una sociedad señorial en decadencia, la nueva élite emergente no necesita abolir las jerarquías

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porque abraza una ideología absolutamente radical, pero al mislll<) tiempo extre­matlamente autoritaria". Tradiciones sefioriales y marxismo-leninismo-maoísmo refuerzan mutuamente sus aspectos autoritarios. Degregori concluye que Sendero Luminoso "empalma con la búsqueda de 'progreso', pero también con los aspec­tos más autoritarios, cerrados y premodemos de la cultura política peruana, aspectos que se exacerban en el Ayacucho de los afios 60 y 70, pero que no son exclusivos de dicha región" (p.212).

Investigación seria y rigurosa (y no discurso político) sobre la base de rica infonnación cifrada y testimonial, términos de · análisis renovados sobre el paf s, las regiones, la cultura política, y aportes netos a la discusión sobre Sendero Luminoso, aparecen en este libro, que adiciona a todo ello una estructura muy dinámica (ese ir y volver, muy fluido y bien organizado, de acontecimientos a estructuras y luego a actores de los acontecimientos cuyos actos y discursos se van volviendo poco a poco inteligibles) y un estilo literario muy ágil. Nuestra apretada síntesis apenas si toca algunos puntos de los muchos temas ofrecidos por el libro de Degregori, que permite desenfocar la autocomplaciente visión del Perú de los afios 60 y 70, recomponiendo otra desde la dolorosa experiencia de una región andina.

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María Isabel Remy Centro Bartolomé de Las Casas

Apartado 477 Cosco-Perú

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NOTAS

(1) Antecedente político inmediato de Sendero Luminoso; se trata de una fracción, liderada por Abimael Guzmán, del Partido Comunista que, tras la ruptura de relaciones entre la Unión So­viética y China, opta -como varios otros grupos en el país- por la corriente maoísta.

(2) Adelantada por Degregori en dos breves publicaciones previas, Sendero Luminoso: l. Hondos y mortales desel\CUentros y II. Lucha ~ndlna y utopía autoritaria, publicadas ambas por el IEP en 1985.

(3) El capítulo XV, dedicado a ello, desarrolla varias ideas contenidas en otra breve publica­ción previa del mismo autor: Que difícil es ser Dios. Ideología y violencia política en Sendero Luminoso. Ediciones El zorro de abajo, 1989.

(4) "Son los últimos hijos del Siglo de las Luces que doscientos años más tarde, perdidos en los Andes, llegan a convertir la ciencia en religión", señalaba Degregori en Qué dificil es ser Dios, op. cit., aludiendo a su pretensión cientificista desmesurada de organizar racio­nalmente -&¡_ través de un método científico- el universo y la historia, no sólo de la huma­nidad, de la materia, autoubicándose ellos y sus "tareas" en ese multimilenario movimiento.

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