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Entrevista al escritor Francisco Melero “Por suerte no escribes para obtener premios, sino para ti, en primer lugar, y para los que te puedan leer cuando te desprendes de tu creación. Lo demás sólo llega si ha de llegar, te preocupes mucho o poco del asunto” Francisco Melero Maíllo (Barcelona, 1974) es el autor de la novela ‘El faro del unicornio’, obra que quedó finalista en el prestigioso Premio Plane- ta 2009. De su pasión por contar historias, de lo compli- cado que es en la actualidad el mundo editorial y de sus proyectos venideros nos habla, entre otras cues- tiones, en esta entrevista. ¿Por qué escribes? Básicamente porque en mi interior se acumu- lan ciertas historias que quiero plasmar en letras y prefiero verterlas al exterior que mantenerlas encerradas dentro de mí, cual fieras enjauladas que se me enquisten y acaben por devorarme. Lo bueno o malo de esto es que, a medida que escribes y sigues leyendo, van surgiendo nue- vas ideas que reclaman un desarrollo adecuado, y de ahí a tener otra historia que contar va un paso. Sin darte cuenta, comienzas a enlazar re- latos, poesías, novelas y un día descubres que en tu rutina, junto a la familia, es en la literatura en lo que más piensas, y a ella deseas abandonarte en los ratos libres y en los ratos que te obligas a convertir en libres sólo para poder enfrascarte en la confección de escritos. A menudo hablas de una necesidad “casi físi- ca” de escribir. ¿Cuándo empezaste a sentirla? Desde pequeño, con seis u ocho años, ya planea- ba con mi primo Kike Maíllo (director de cine), series de novelas y relatos diversos. De esa épo- ca guardo como oro en paño una historia que inicié sobre egipcios, que me dibuja una sonri- sa de ternura cada vez que la contemplo. Des- pués estuve muchos años sin plantearme seria- mente escribir, cumpliendo puntualmente con los deberes de buen estudiante, hasta que entré a trabajar como abogado en un despacho y vi que mi vida se abocaba a un guion que excluía por completo la posibilidad de juntar letras. De ese modo, en cuanto conseguí establecerme en un sector profesional más tranquilo me dije a mí mismo, casi me prometí, que consagraría a la li- teratura parte de ese tiempo recuperado, con in- dependencia de lo que esta me pudiera deparar en el futuro. Y en 2009 quedas finalista del Planeta. ¿Qué significó para ti? Empezaré por lo negativo. Ser tercer finalista (o como dicen algunos de mis conocidos, “el pri- mero de los que no podían ganar”) de un pre- mio de la relevancia del Planeta, me ha quita- do vida y tranquilidad. Antes del 15 de octubre de 2009 yo escribía cuando podía y si podía. De ahí, por ejemplo, que la novela ‘El faro del uni- cornio’ tardara cuatro años y medio en fraguar- se, dado que la escribía en los desayunos del tra- bajo, en períodos de medias horas. Después de esa fecha, ya no puedo pensar ni actuar como un escritor ocasional, de fin de semana, sino que he adquirido el hábito de un profesional de la es- critura, e intento escribir todos los días un rato. El problema es que, cuando tu agenda te mues- tra con crudeza que no tienes huecos libres que utilizar, tú ignoras esa advertencia y abres a gol- pe de maza nuevas brechas en el encorsetado día de 24 horas. ¿A costa de qué? Pues de la fa- milia, de tu sueño, de tu ocio, de los amigos… Hay que ser consciente del precio que pagas, y resolver si estás dispuesto a ello. Por el contrario, ese hecho fundamental me ha refrendado en la convicción de que esta es mi verdadera vocación, posiblemente esa activi- dad para la que sirvo en esta vida, para la que he sido concebido, a la que mi genética y mis cir- cunstancias estaban predestinadas de antema- no. Quién sabe. ¿Cómo nació ‘El faro del unicornio’? Las historias más increíbles suelen hallarse en los sucesos más intrascendentes. En mi caso esa máxima se cumplió. El día 13 de noviembre de 2003 caminaba yo por las calles de la ciudad después de una re- unión laboral. Por casualidad me paré delante del escaparate de una pequeña librería y miré los libros que ofrecía, desparramados sobre los estantes y en condiciones de conservación de- plorables. Otro hombre se detuvo a mi lado y se interesó por un ejemplar expuesto. Llamó a la puerta, cerrada, y cuando se entreabrió apare- ció una cabeza de mujer desaliñada preguntan- do de malos modos qué queríamos. Al escuchar la consulta del hombre respecto al precio de uno de los libros, la mujer respondió indignada que era caro, muy caro, carísimo, tanto que no te- níamos dinero suficiente para adquirirlo, y que Francisco Melero Maíllo es un lector ávi- do y escritor de 39 años, nacido en Bar- celona, licenciado en Derecho y aman- te de la literatura, a la que dedica gran parte de sus horas y energías desde que quedó tercer finalista del Premio Plane- ta y confirmó así su verdadera vocación. Además de sus proyectos individua- les, anda ahora enfrascado en un pro- yecto común con otros escritores, entre ellos Ramón Valls y Félix Rueda, para aportar su granito de arena al mundo de las letras, organizando actividades a fa- vor de la literatura. Y la última ha sido una que merece la pena destacar: reali- zan, en colaboración con los voluntarios del Hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, un cuentacuentos que pre- tende acercar a los niños ingresados nue- vos cuentos inventados por los diferen- tes autores participantes, al tiempo que les hace la estancia, en la medida de lo posible, más llevadera. “Es una verda- dera delicia que enriquece el alma. Re- cientemente he leído allí un cuento titu- lado ‘Duli, el árbol despelucado', para el que la ilustradora Laura Jiménez Valero ha realizado un trabajo excelente que no dejó indiferente a ningún niño”. BAEZA actualidad Diciembre 2013 10

Entrevista a Francisco Melero en Baeza Actualidad (diciembre 13)

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Entrevista al escritor

Francisco Melero“Por suerte no escribes para obtener premios, sino para ti, en primer lugar, y para los que te puedan leer cuando te desprendes de tu creación. Lo demás sólo llega si ha de llegar, te preocupes mucho o poco del asunto”

Francisco Melero Maíllo (Barcelona, 1974) es el autor de la novela ‘El faro del unicornio’, obra que quedó finalista en el prestigioso Premio Plane-ta 2009. De su pasión por contar historias, de lo compli-cado que es en la actualidad el mundo editorial y de sus proyectos venideros nos habla, entre otras cues-tiones, en esta entrevista.

¿Por qué escribes? Básicamente porque en mi interior se acumu-lan ciertas historias que quiero plasmar en letras y prefiero verterlas al exterior que mantenerlas encerradas dentro de mí, cual fieras enjauladas que se me enquisten y acaben por devorarme. Lo bueno o malo de esto es que, a medida que escribes y sigues leyendo, van surgiendo nue-vas ideas que reclaman un desarrollo adecuado, y de ahí a tener otra historia que contar va un paso. Sin darte cuenta, comienzas a enlazar re-latos, poesías, novelas y un día descubres que en tu rutina, junto a la familia, es en la literatura en lo que más piensas, y a ella deseas abandonarte en los ratos libres y en los ratos que te obligas a convertir en libres sólo para poder enfrascarte en la confección de escritos.A menudo hablas de una necesidad “casi físi-ca” de escribir. ¿Cuándo empezaste a sentirla?Desde pequeño, con seis u ocho años, ya planea-ba con mi primo Kike Maíllo (director de cine), series de novelas y relatos diversos. De esa épo-ca guardo como oro en paño una historia que inicié sobre egipcios, que me dibuja una sonri-sa de ternura cada vez que la contemplo. Des-pués estuve muchos años sin plantearme seria-mente escribir, cumpliendo puntualmente con los deberes de buen estudiante, hasta que entré a trabajar como abogado en un despacho y vi que mi vida se abocaba a un guion que excluía por completo la posibilidad de juntar letras. De ese modo, en cuanto conseguí establecerme en un sector profesional más tranquilo me dije a mí mismo, casi me prometí, que consagraría a la li-teratura parte de ese tiempo recuperado, con in-dependencia de lo que esta me pudiera deparar en el futuro.Y en 2009 quedas finalista del Planeta. ¿Qué significó para ti?

Empezaré por lo negativo. Ser tercer finalista (o como dicen algunos de mis conocidos, “el pri-mero de los que no podían ganar”) de un pre-mio de la relevancia del Planeta, me ha quita-do vida y tranquilidad. Antes del 15 de octubre de 2009 yo escribía cuando podía y si podía. De ahí, por ejemplo, que la novela ‘El faro del uni-cornio’ tardara cuatro años y medio en fraguar-se, dado que la escribía en los desayunos del tra-bajo, en períodos de medias horas. Después de esa fecha, ya no puedo pensar ni actuar como un escritor ocasional, de fin de semana, sino que he adquirido el hábito de un profesional de la es-critura, e intento escribir todos los días un rato. El problema es que, cuando tu agenda te mues-tra con crudeza que no tienes huecos libres que utilizar, tú ignoras esa advertencia y abres a gol-pe de maza nuevas brechas en el encorsetado día de 24 horas. ¿A costa de qué? Pues de la fa-milia, de tu sueño, de tu ocio, de los amigos… Hay que ser consciente del precio que pagas, y resolver si estás dispuesto a ello. Por el contrario, ese hecho fundamental me ha refrendado en la convicción de que esta es mi verdadera vocación, posiblemente esa activi-dad para la que sirvo en esta vida, para la que he sido concebido, a la que mi genética y mis cir-cunstancias estaban predestinadas de antema-no. Quién sabe. ¿Cómo nació ‘El faro del unicornio’?Las historias más increíbles suelen hallarse en los sucesos más intrascendentes. En mi caso esa máxima se cumplió. El día 13 de noviembre de 2003 caminaba yo por las calles de la ciudad después de una re-unión laboral. Por casualidad me paré delante del escaparate de una pequeña librería y miré los libros que ofrecía, desparramados sobre los estantes y en condiciones de conservación de-plorables. Otro hombre se detuvo a mi lado y se interesó por un ejemplar expuesto. Llamó a la puerta, cerrada, y cuando se entreabrió apare-ció una cabeza de mujer desaliñada preguntan-do de malos modos qué queríamos. Al escuchar la consulta del hombre respecto al precio de uno de los libros, la mujer respondió indignada que era caro, muy caro, carísimo, tanto que no te-níamos dinero suficiente para adquirirlo, y que

Francisco Melero Maíllo es un lector ávi-do y escritor de 39 años, nacido en Bar-celona, licenciado en Derecho y aman-te de la literatura, a la que dedica gran parte de sus horas y energías desde que quedó tercer finalista del Premio Plane-ta y confirmó así su verdadera vocación. Además de sus proyectos individua-les, anda ahora enfrascado en un pro-yecto común con otros escritores, entre ellos Ramón Valls y Félix Rueda, para aportar su granito de arena al mundo de las letras, organizando actividades a fa-vor de la literatura. Y la última ha sido una que merece la pena destacar: reali-zan, en colaboración con los voluntarios del Hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, un cuentacuentos que pre-tende acercar a los niños ingresados nue-vos cuentos inventados por los diferen-tes autores participantes, al tiempo que les hace la estancia, en la medida de lo posible, más llevadera. “Es una verda-dera delicia que enriquece el alma. Re-cientemente he leído allí un cuento titu-lado ‘Duli, el árbol despelucado', para el que la ilustradora Laura Jiménez Valero ha realizado un trabajo excelente que no dejó indiferente a ningún niño”.

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deseábamos comprar libros baratos fuéramos enfrente. Yo miré hacia el lugar indicado y reparé que se refería a un an-ticuario de libros, donde los libros podían ser cualquier cosa menos baratos. Durante la conversación contemplé el interior de la li-brería, a través de la rendija que la mujer dejó abierta, y me quedé pasmado. Pilas de libros se alzaban hasta el techo, y la impresión era la de que se preparaba una mudanza. Des-concertados ante las palabras de la extraña mujer, y más aún ante el portazo que nos propinó sin más, me despedí del hombre y caminé de regreso al trabajo, dándole vueltas a las circunstancias peculiares que podían haber conducido a la señora a actuar de aquella manera. De esa anécdota nació el personaje entrañable del Sr. Bü-cher, el peculiar librero que protagoniza las andanzas de ‘El faro del unicornio’. ¿Ser finalista en un premio significa que será más fácil pu-blicar después? A raíz de mi experiencia he ido localizando personas que han pasado por lo mismo o por algo similar, y la opinión mayoritaria, incluida la mía, es que esa vitola de finalista de un gran premio no supone un plus a la hora de presen-tar una nueva propuesta literaria para quienes van a acabar decidiendo sobre su publicación. Al menos en el llamado canal convencional de publicación, esto es, a través de una editorial o de un agente literario. No obstante, existen hoy en día formas alternativas de publicar y de publicitarse don-de, según me cuentan, sí tiene cierto peso específico el pre-cedente del premio literario.¿Se puede vivir de escribir? La verdad es que se puede si tus obras alcanzan una visibili-dad considerable y funciona su recomendación, a nivel ca-sero o a nivel de medios potentes de comunicación. Pero la realidad demuestra que muy pocos escritores pueden vivir de lo que escriben, especialmente en España. Para alguien como yo, esa situación es poco menos que quimérica o utópica, a fecha de hoy, de modo que no gas-to demasiadas neuronas en fantasear sobre esa opción ni en lamentarme por no darse el caso. ¿Cuáles son a tu entender los males de la literatura en Es-paña? Son varios. Para empezar, estoy en contra de esa opinión que de vez en cuando se usa para justificar que surjan esca-sas voces nuevas en nuestro país, y que apela a la falta de ca-lidad de nuestros autores. Eso es rotundamente falso. Hay mucha calidad, tanta que quizás ello mismo impide que toda pueda emerger a la superficie, al nivel donde los nom-bres de los escritores y sus obras resultan reconocibles para el gran público. Hoy en día el sector editorial se expresa mediante una concepción diferente a la de hace unas déca-das, y sobre ella mandan los números y los criterios empre-sariales por encima de los aspectos estrictamente literarios. ¿Escribes en castellano y catalán? De entrada, debo decir que son malos tiempos para hablar de estos temas, tan en boga que generan, sin comerlo ni beberlo, una polémica injustificada, porque inclinarse por unas lenguas u otras a la hora de escribir no tendría que ser motivo de escándalo, aunque lo es. Yo escribo en castellano. Y lo hago básicamente por dos motivos: primero porque, como nacido en Barcelona, per-tenezco a esa generación (cuantiosa en número, que no en presencia pública actualmente) de personas de mediana

edad cuyos padres son inmigrantes de distintas provincias españolas, y en mi crecimiento me he nutrido de una cul-tura global española, conformadora de una manera de ser, de pensar y de expresarme, según la cual el castellano es mi lengua materna y natural. Y el segundo motivo está estrechamente relacionado con el primero, porque en mi estilo literario me gusta cuidar el lenguaje, casi mimarlo y exprimirlo al máximo, de modo que es complicado hacer eso con una lengua que no sea la tuya propia, por más que la conozcas y la puedas dominar en su vertiente oral. Tu última obra publicada ha sido una narración, ‘El po-bre político’, que forma parte de ‘Cataluña: golpe a la co-rrupción’. ¿Podrías hablarnos de cómo se hizo y quiénes participáis? La editorial Atlantis, con la que publiqué ‘El faro del uni-cornio’, organiza a nivel estatal una serie de antologías de relatos que tienen como nexo común la corrupción en to-das sus manifestaciones, divididas por comunidades autó-nomas. ‘El pobre político’ nos presenta a un cargo político in-termedio que un buen día tiene una pesadilla en la cual el funcionario de base quiere arrebatarle el poder que posee. Lejos de permanecer quieto, el pobre político actúa en con-secuencia poniendo en marcha toda una serie de medidas que, desgraciadamente, se han dado en la vida real, si bien le espera un final inesperado. Con este texto buscaba hacer pública la manera tan cruel en que la crisis y sus derivaciones se han cebado en un co-lectivo tan importante para un país como es el de los funcio-narios, servidores públicos a merced de los políticos de tur-no, que se ofrecen como cabezas de turco en época de vacas flacas y son los grandes olvidados en época de bonanza. ¿Cuáles son los próximos proyectos literarios? Proyectos siempre hay en la cabeza. Más complicado es po-der traspasarlos a papel. Escribir novelas es un ejercicio de constancia que se dilata en el tiempo, y eso es un problema para las mentes de los novelistas, siempre elucubrando fic-ciones a partir de situaciones y hechos cotidianos. Actualmente, debido a la dificultad para publicar, estoy sopesando vías alternativas a las tradicionales para introdu-cir mis novelas en el canal de distribución adecuado y hacer visibles a mis lectores dichas creaciones. Por desgracia, eso quita mucho tiempo para escribir. ¿El sueño era ser finalista de un importante premio o los tienes que llegan más lejos? Cuando me puse a dar vida a mi primer relato, el objetivo era simplemente refrendar el pacto hecho conmigo mismo de escribir. Esa fue mi satisfacción. Con la novela ‘El faro del unicornio’ la pretensión consistía en homenajear a la li-teratura de todos los tiempos, y esta me recompensó con la mención en un gran premio literario. Lo que venga después será igual que lo anterior, quiero decir, que no dependerá directamente de mí, sino de terceros. Tampoco soy de los que rechaza los reconocimientos. Confieso que me encantaría conseguir el póquer de ases de premios literarios, el Nacional de Narrativa, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Cervantes y el Premio Nobel. ¡Por soñar, desde luego, que no quede! Para eso soy escritor; y si no, siempre me queda el recurso de inventar una historia en la que un público ficticio reconoce el día de mañana mi trabajo y mi obra. AHerrera

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