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¿Es Benéfico el Outsourcing?

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Toda discusión sobre el Outsourcing empieza por enunciar dos aspectos: la reducción de costos y el desempleo que genera. En realidad no es una característica exclusiva de esta modalidad de contratación y prestación de servicios, es una discusión que se presenta cada vez que ocurre un avance en la tecnología y en formas organizacionales.

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Imagen tomada de http://www.uninter.edu.mx/uninterempresarial/images/imagen_uninter_empresarial.jpg

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Universidad Nacional de Colombia Doctorado en Ciencias Económicas

¿Es Benéfico el Outsourcing?

Yanod Márquez Aldana

Doctor en Ciencias Económicas

Toda discusión sobre el Outsourcing empieza por enunciar dos aspectos: la reducción de costos y el desempleo que genera. En reali-dad no es una característica exclusiva de esta modalidad de contratación y prestación de servicios, es una discusión que se presenta cada vez que ocurre un avance en la tecno-logía y en formas organizacionales. En la época de la revolución industrial surgieron los ludistas, un movimiento que propuso acabar con las máquinas para evitar el des-empleo que estaba generando. En tiempos recientes las grandes empresas de cine qui-sieron evitar la comercialización de la video-grabadora, puesto que la posibilidad de co-piar las películas podía acabar con la rentabi-lidad de la industria del cine. El servicio externo tampoco es nuevo como forma de disminuir los costos de producción. Luego de la Revolución Rusa Europa y Esta-dos Unidos respondieron a la amenaza de una revolución mundial con la legitimación de la sociedad y del Estado mediante el desa-rrollo del Estado Bienestar, a costa del in-cremento de los costos de producción. La respuesta empresarial para eludir esos so-brecostos fue la creación de nuevos centros industriales en territorios donde los costos por impuestos y seguridad social fueran me-nores. Así los dueños de siempre establecie-

ron nuevas empresas en el extranjero que les produjeran a menor costo. Esta, como se puede comprobar, es una forma de servicio externo u Outsourcing. Pero esto también introdujo nuevos proble-mas a las potencias occidentales. La sustitu-ción de la producción interna por una del extranjero rompió una de las reglas de oro del capitalismo, la circulación económica dentro del mercado interno. Así el servicio externo se convirtió en una vena rota para la balanza de pagos, la causa del atraso indus-trial y generador de la recesión económica. El dinero se va para el extranjero cuando se pagan las importaciones, las nuevas tecno-logías se aplican en el exterior, y se reduce la posibilidad de comprar y vender en el mer-cado interno, puesto que los dineros expor-tados salen del circuito económico. Ante semejantes circunstancias la solución propuesta fue el neoliberalismo1, cuyo fin es la recuperación del mercado interno, prote-

1 / No hay que confundirlo con la propuesta neoliberal

para los países atrasados, puesto que a los países de-

pendientes se les obligó a realizar una apertura, algo

impensable para las potencias. Así, en realidad, hay

dos modelos neoliberales, uno para las potencias con

características proteccionistas, y otro, para los demás,

modificado con la exigencia de la apertura.

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giéndolo y reduciendo los costos de produc-ción. La protección se surtió estableciendo todo tipo de limitaciones a las importaciones; la reducción de costos se hizo mediante el recorte de impuestos y seguridad social, y mediante el rediseño organizacional, dentro de los cuales está servicio externo o outsour-cing. El Servicio externo tiene dos grandes modalidades, una es recurrir a servicios que se ofrecen en el mercado, y otra es crear una empresa independiente que preste esos mismos servicios. Esta última, como es bien notable, no es más que la aplicación en el mercado interno del modelo que antes se hacía en el extranjero. La diferencia entre la antigua y la nueva mo-dalidad reside en la percepción de que las empresas tradicionales son muy complejas y difíciles de manejar, esa complejidad exige la experticia e inversiones en muchas áreas, lo que necesariamente genera ineficiencias, con consecuencias tanto en los costos como en la capacidad de respuesta a las exigencias de un mercado competido. Un ejemplo es la necesidad de recurrir a los sistemas compu-tarizados: exige grandes inversiones en equipos y programas, y el control sobre un personal muy especializado en actividades diferentes a las que le son propias para el objetivo social de la empresa. Contratar el servicio de sistemas computarizados descar-garía a la empresa de estas inversiones y de la necesidad de dedicar un gran esfuerzo a la administración de una actividad diferente a la principal. Una medida de este tipo al mismo tiempo que genera ahorro a la empresa, crea resis-tencias entre el personal de la empresa que puede verse despedido cuando se elimina la sección de cómputo. Macroeconómicamente se puede argumentar por unos que esos em-pleos perdidos en una empresa se crean en la otra, pero también que la especialización al

ser más eficiente, reduce la tasa total de em-pleo. Sin embargo es necesario tener en cuenta que el atraso tecnológico y organiza-cional es un lujo que no se puede dar una sociedad. El atraso tecnológico y organiza-cional genera minusvalías que pueden ser mortales. Los indígenas americanos, que con-taban con culturas mucho más avanzadas que las europeas, cayeron estrepitosamente por la carencia de armas producidas median-te la forja de metales y por la escasa costum-bre de la guerra, al menos a los niveles de los europeos; situación reforzada por la inmovi-lización que les generó la tradición acerca de la llegada de los dioses a través de occidente. Quizá hubiese sido preferible la aplicación del principio oriental que expresa la necesi-dad del aprendizaje de la violencia al mismo tiempo que se ejercita la no violencia, pero en fin, la falta de capacidad condujo a un fraca-so lamentable para todos. El hecho de que los aumentos de productivi-dad conduzcan al desempleo con consecuen-cias lamentables para el bienestar general, es entonces un efecto que no se debe combatir mediante la oposición a los avances de la tecnología y de las formas de organización. El mal no debe buscarse en los modelos que mejoran la productividad, puesto que como ya vimos sería desastroso no asumirlos, sino en los modelos de distribución de la riqueza y de oportunidades de inserción a la eco-nomía. El problema no está en perder un empleo, sino en que no exista la posibilidad de acceder a otro, de no tener una compensa-ción adecuada mediante la seguridad social, o de la carencia de condiciones socio-económicas para integrarse como trabajador - empresario al circuito económico.