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SECRETARA DE EDUCACIN PBLICA
DIRECCIN GENERAL DE
EDUCACIN SUPERIOR UNIVERSITARIA
ESCUELA NACIONAL DE
BIBLIOTECONOMA Y ARCHIVONOMA
ESTADO DEL ARTE DE LA DIPLOMTICA EN
LA ARCHIVONOMA
T E S I S
Q U E P A R A O B T E N E R E L T T U L O D E
L I C E N C I A D O E N A R C H I V O N O M A
P R E S E N T A :
E D G A R E S P I N O S A O S O R I O
ASESORES: Lic. Vernica Hernndez Alpizar
Lic. Guillermo Corts Rojas
MXICO, D. F. 2011
i
Tabla de Contenido
Pgina
Prefacio iii
Introduccin v
Captulo 1 Estado del Arte
1.1 Travesa del Estado del Arte 8
1.2 Pensamiento arcaico 14
1.3 Desarrollo de la escritura 17
1.4 Una mirada por Amrica prehispnica 21
1.5 Antecedentes histricos de la semitica 23
1.6 Antecedentes histricos de la Diplomtica 26
1.7 Antecedentes histricos de la Paleografa 28
Captulo 2 Paleografa, Diplomtica y Semitica
2.1 Concepto de Paleografa 30
2.2 Importancia de la Paleografa 33
2.3 Concepto de Diplomtica 35
2.4 Importancia de Diplomtica 37
2.5 Clasificacin de los Documentos 38
2.6 Caracteres internos y externos 40
2.7 Concepto de Semitica 45
2.8 Importancia de la Semitica en los documentos de archivo 46
ii
Captulo 3 Semitica como auxiliar de la diplomtica
Pgina
3.1 El signo o representamen 49
3.2 conos, ndices y smbolos 51
3.3 El objeto y el interpretante 56
3.4 La accin semitica en la diplomtica 58
Captulo 4 Anlisis diplomtico a partir de la semitica: una perspectiva para la Archivonoma
4.1 Ciencias del lenguaje: Semitica de la documentacin 60
4.2 Teposcolula, Oaxaca; Alfajayucan, Hidalgo y Provincia de San Juan
62
4.2.1 Teposcolula, Oaxaca 62
4.2.2 Alfajayucan, Hidalgo 68
4.2.3 Provincia de San Juan 72
4.3 Estudio Semitico en documentos diplomticos del siglo XX
76
Conclusin 85
Glosario 87
Bibliografa 89
iii
Prefacio
La presente obra es el resultado de un trabajo en donde se hace patente la
importancia de la ciencia semitica en el estudio de los documentos
diplomticos. Los textos estn concentrados en cuatro captulos, los cuales han
sido pensados para abordar los mbitos disciplinarios del estudio de la ciencia
diplomtica vista a travs de la semitica. Las ideas formuladas en la presente
obra se encuentran desarrolladas con base en una perspectiva de la semitica
documental, que se traduce en un tratamiento poco usual para el estudiante y
profesional de los archivos.
El legado que recibimos del pasado, lo que vivimos del presente y lo que
transmitimos a las futuras generaciones, se llama patrimonio. Los documentos
de archivo son parte de l, esto es, conforman un cuerpo de documentos
organizados, gestionados y conservados para la toma de decisiones o la
consulta de stos para investigaciones acadmicas o cientficas que
desembocan en la administracin documental y, el fortalecimiento de nuestro
punto de referencia e identidad. A travs de nuestro desarrollo como sociedad,
hemos recibido una herencia cultural que debemos conocer y preservar para
fortalecer nuestro conocimiento del presente con base en el pasado. El legado
documental tambin conforma el patrimonio de los pueblos que los hace
nicos.
Partimos de la proposicin de que es posible echar mano del andamiaje terico
que vincule a la ciencia diplomtica con la ciencia semitica, de la misma
manera que nos permitir abordarla en una parte de la lgica de la
investigacin. Para ello, se atendern los documentos diplomticos por medio
de la vertiente crtico-analtica, permitiendo su anlisis para la teorizacin
semitica del documento. Asimismo se pretende vincular la informacin
diplomtica y semitica para alcanzar el diseo de un marco terico que
sustente la prctica diplomtica, por medio de la definicin de los conceptos y
la delimitacin del tema tratado.
iv
En esa medida se procura establecer la relacin entre la ciencia diplomtica y
la teora semitica por medio del estado del arte. As pues, no es arriesgado
considerar que los archivos en Mxico pueden verse favorecidos por el
acompaamiento de la ciencia semitica para entenderlos a partir de su teora
y del que poco se ha explorado.
v
Introduccin
La construccin del Estado del Arte para el presente trabajo incluye la
exploracin de las investigaciones sobre la temtica de la semitica a travs de
los estudios del Dr. Izquierdo Arroyo y del filsofo norteamericano Charles
Sanders Peirce; de las anotaciones que se obtuvieron en el diplomado sobre
semitica en las instalaciones de la Universidad Autnoma de la Ciudad de
Mxico (UACM), y de la consulta bibliogrfica citada en ste mismo trabajo.
Asimismo nuestra obra parte del estudio de la ciencia diplomtica y
paleogrfica, que consistir fundamentalmente en la bibliografa disponible
sobre el tema en las instalaciones de la biblioteca de la Escuela Nacional de
Biblioteconoma y Archivonoma (ENBA) y en la Biblioteca Central de Ciudad
Universitaria (UNAM).
Por ello, se busca una primera aproximacin al conjunto de los aportes
realizados por cada unidad de anlisis; intentando con ello, describir la
dimensin del sentido semitico encontrado en las actividades de la
diplomtica. En cuanto al objeto de estudio de la diplomtica, por su parte, ser
el documento, pero no cualquiera, sino al que a la diplomtica stricto sensu le
interesa, respetando su naturaleza jurdica bajo la observancia de formalidades
porque en funcin de ello se estudiarn aspectos paleogrficos, histricos,
lingsticos, y literarios que indaguen la autenticidad del documento, valindose
de la correspondencia de sus componentes internos y externos que lo integran.
De igual manera, nuestra investigacin irrumpe en el terreno de la filosofa
porque los documentos analizados forman parte del crisol de la cultura que
dar pie a la recopilacin de datos que nos permitan emplear tcnicas
especficas de anlisis, de produccin terica, que genere respuesta con base
en preguntas que den cuenta de la relacin diplomtica-semitica como campo
especfico de la reflexin humana.
La tarea no fue nada fcil porque se ha tratado poqusimo el tema, por lo
menos en la institucin de la Escuela Nacional de Biblioteconoma y
Archivonoma (ENBA).
vi
Es un comienzo probablemente pobre, sin embargo, se puede ahondar sobre el
tema porque es exhaustiva la urdimbre de hebras de la que se conforma la
diplomtica acompaada de otras ciencias. Comenzamos nuestro primer
captulo, el cual inicia con un estudio de lo que significa Estado del Arte en
cuanto a la arquitectura de nuestra teora diplomtica-semitica, en relacin
con los documentos de archivo. Haremos algunas reflexiones sobre arte y
estado del arte, esto es, la trayectoria de ideas mediante la cual pretendemos
abordar el tema para nuestro anlisis documental y un recorrido breve sobre la
historia de la escritura.
El captulo segundo aborda la conceptualizacin de los puntos propuestos para
la tesis como diplomtica, paleografa y semitica, una trinidad de
concepciones que si bien no son los nicos, conforman la base que sustenta
nuestra obra. Los conceptos hacen las veces de gua en la bsqueda de
opciones de anlisis, pues a travs de los conceptos se puede determinar las
ideas por las que transitar la obra. A partir de esta etapa de trabajo con los
conceptos, se puede atender los componentes que involucran a los
documentos de archivo y que tienen un lugar en el campo de la teora y el
conocimiento. Un buen objeto estructurado da los indicios del tipo de
instrumentos que se requieren para llegar a una conclusin ms o menos
aceptable, que aunque no la nica, por lo menos una parte de ella lo afronta.
El captulo tercero nos coloca en una posicin delicada como trascendental,
puesto que implica partir de un anlisis semitico y de la manera en la que se
ir hilvanando con un captulo cuarto para el estudio del anlisis documental
diplomtico. Tambin aborda un bosquejo del estudio semitico a partir del
tratado de Peirce y del Dr. Izquierdo Arroyo. Dos propuestas complejas y
ciertamente interesantes para nuestro disertacin documental. En el captulo
tercero se estructura, con base en los estudios Peirceanos, un complejo y
apasionante escenario de la semitica.
vii
Finalmente nuestro captulo cuarto analiza algunas piezas documentales desde
la perspectiva semitica-diplomtica y algunas reflexiones de esta aportacin
para la archivstica. Un replanteamiento general que posibilite encuentros de
discusin con pocas respuestas aun y, que el estudio en la materia propuesta
no se quede ah, esto es, que se busque las respuestas que quedaron en el
tintero.
1
Captulo 1 Estado del Arte
Este primer captulo aborda la idea del arte en general y del estado del arte en
particular, as como la vinculacin con la ciencia diplomtica y con la ciencia
archivstica. Esto es, mostraremos que el estado del arte como tal, nos coloca
en una posicin poco abordada en el anlisis de los documentos diplomticos
porque se inscriben en un proceso de reconocimiento del signo semitico. El
estado del arte guiar nuestro trabajo, en cuanto a que, consultando parte de la
informacin que hasta el momento se ha escrito sobre el tema, es una de las
primeras etapas que debe desarrollarse dentro de una investigacin, puesto
que su elaboracin, que consiste en ir tras las huellas del objeto de
conocimiento, permite determinar cmo ha sido tratado ste, cmo se
encuentra en el momento de realizar la propuesta que se deriva de la
investigacin y cules son las tendencias.1
Sabemos que es un trabajo delicado y ambicioso. Nos queda claro que el
objeto de estudio no se ha agotado y que da para mucho ms en el campo de
la disciplina archivstica; comencemos pues, con la construccin de la idea
semitica en el anlisis de los documentos diplomticos, esto es, nuestro
estado del arte.
1Dentro del seminario que ofrece la Escuela Interamericana de Bibliotecologa de la Universidad de Antioqua, precisa una de las directrices sobre el ESTADO DEL ARTE y del que pensamos, se ajusta ms a la presente obra: Para su elaboracin, es recomendable establecer un perodo de tiempo, de acuerdo con los objetivos de la investigacin. Se desarrolla en dos fases:Fase heurstica: se procede a la bsqueda y recopilacin de las fuentes de informacin, que pueden ser de muchas caractersticas y diferente naturaleza.Bibliografas, anuarios; monografas; artculos; trabajos especiales.Documentos oficiales o privados; testamentos; actas; cartas; diarios.Investigaciones aplicadasFilmaciones; audiovisuales; grabaciones, multimedio. Seala que cada una de las fuentes investigadas se leer, se analizar, se interpretar y se clasificar de acuerdo con su importancia dentro del trabajo de investigacin. A partir de all, se seleccionarn los puntos fundamentales y se indicarn el o los instrumentos diseados por el investigador para sistematizar la informacin bibliogrfica acopiada, por ejemplo, en una ficha de contenido o una matriz para los conceptos.Para realizar el estado del arte, el investigador debe llevar a cabo una serie de pasos para la bsqueda de la informacin que le permitir ir tras las huellas del tema con base en el siguienteproceso:La bsqueda de informacin pretende encontrar lo necesario para satisfacer una necesidad. El medio bibliotecolgico ha organizado sistemas para recuperar la informacin de una manera efectiva, la cual se encuentra en fuentes informacin almacenadas de una manera organizada que permita la recuperacin con altas probabilidades de resultar tiles para una comunidad de usuario.Seminario Estudios de Usuarios [en lnea]. Colombia: Organizacin y elaboracin de proyectos de estudios de usuario, 2003 [Consultado 8 Marzo 2011]. Disponible en: http://docencia.udea.edu.co/bibliotecologia/seminario-estudios-usuario/unidad4/estado_arte.html
http://docencia.udea.edu.co/bibliotecologia/seminario-estudios-usuario/unidad4/obj_busqueda.htmlhttp://docencia.udea.edu.co/bibliotecologia/seminario-estudios-usuario/unidad4/estado_arte.htmlhttp://docencia.udea.edu.co/bibliotecologia/seminario-estudios-usuario/unidad4/estado_arte.htmlhttp://docencia.udea.edu.co/bibliotecologia/seminario-estudios-usuario/unidad4/estado_arte.html
2
El estado del arte sobre la diplomtica conlleva un estudio riguroso que le
otorgan las herramientas auxiliares como la paleografa, la historia o la
administracin en conjunto con el anlisis semitico. Estado del Arte se
propone trazar el camino del que se sujetar la aportacin para el anlisis de
los documentos, toda vez que, es posible abordarla desde un canal de anlisis
textual, amn de los ya establecidos por la diplomtica como medio para
establecer un diseo cientfico que nos permita la comprensin del documento
diplomtico a travs de la ciencia semitica, como se pretende a lo largo de la
obra.
Asimismo, estamos conscientes de que la semitica, en cuanto a su
complejidad o falta de inters, no se ha abordado en el terreno de la ciencia
diplomtica ni en la disciplina archivstica con respecto a los trabajos existentes
en el acervo bibliogrfico de la Escuela Nacional de Biblioteconoma y
Archivonoma (ENBA), por lo que entendemos que ahora estamos ante una
valiosa oportunidad para exponer los grandes desafos en cuanto al tratamiento
de una obra con las caractersticas que la semitica reconoce. En ese contexto
podemos decir, no sin un dejo de preocupacin: cmo hacer viables los
conocimientos producidos en un entorno poco favorable?
Lo anterior se suma a un proceso delicado porque se ha construido una
pequea obra para la arquitectura de una semitica que pretende insertarse en
el anlisis de los documentos, por lo que es preciso preguntarnos: qu tanto
se ha escrito en la diplomtica sobre el estado del arte desde la representacin
semitica; qu autores lo han abordado y qu tanto ser factible circunscribirlo
en el anlisis de los documentos?. En este ltimo punto tendremos que
detenernos para comenzar entre otros-, conel proceso por el cual se ve
inmerso el documento diplomtico al ser analizado por una ciencia semitica
que al parecer no es nada nuevo en el mbito de los documentos si nos
atenemos al anlisis del Dr. Izquierdo Arroyo que ya haba argumentado en
una de sus obras como ms adelante se explica.
3
Necesariamente partiremos de una teora del conocimiento que nos oriente en
la investigacin sobre las relaciones entre el documento y su contexto socio
histrico; esto es, nuestro punto de apoyo del que partiremos descansa sobre
el anlisis de una construccin terica y un planteamiento prctico, en donde lo
que rodea a nuestro documento como el signo, mantienen un papel
sobresaliente. Y nos referimos al signo como una nocin bsica de toda ciencia
del lenguaje del que la diplomtica no escapa a su anlisis, un signo como un
sistema del que nuestros documentos se encuentran plagados para la ciencia
diplomtica, amn de sus dems componentes.
Pero antes, es pertinente acotar la frontera que se desprende de la teora de la
ciencia, ya que como bien podemos anotar, segn Johan Hessen se divide en
formal (lgica) y en material (teora del conocimiento)2, por tanto, puede
definirse a la teora del conocimiento como la teora del pensamiento
verdadero, a diferencia de la lgica que sera la teora del pensamiento
correcto. De ah que, en el fenmeno del conocimiento se contempla a la
consciencia frente al objeto: el sujeto y el objeto. Por lo que, el conocimiento
puede definirse como una determinacin del sujeto por el objeto.
Ahora bien, un conocimiento es verdadero si su contenido coincide con el
objeto mencionado, esto es, Diplomtica-Semitica. Para lograrlo, el
pensamiento verdadero del que pretende estructurarse la tesis, ser guiado por
un camino (estado del arte) en cuanto a la consulta de lo que se ha escrito
sobre el tema.
Ahora bien, la teora del conocimiento es la estructura en el que se alzar
nuestra obra, sin dejar fuera al pensamiento correcto que encontrar cabida en
2 Nos dice de modo esquemtico Johan Hessen, que la filosofa es un intento del espritu
humano para llegar a una concepcin del universo mediante la autorreflexin sobre sus funciones valorativas tericas y prcticas. A su vez asevera que la posicin de la teora del conocimiento en el sistema filosfico, se le entiende como una reflexin sobre la conducta terica a la que se le llamara ciencia y, la filosofa viene a ser la teora del conocimiento cientfico o teora de la ciencia. Como reflexin sobre la conducta prctica (valores), toma el sentido de teora de los valores. Johan posiciona en un tercer lugar a la filosofa porque nos dice que es una teora de la concepcin del universo. Ahora bien, a la teora de la ciencia la divide en formal (lgica) y material (teora del conocimiento) y concluye diciendo que la teora del conocimiento es a su vez la teora del pensamiento verdadero, a diferencia de la lgica que sera la teora del pensamiento correcto.
4
el anlisis de los documentos, lo cual muestra que el pensamiento verdadero,
nos dir por dnde ir; a quin acudir y el pensamiento correcto se resolver al
interior de la tesis para mostrarnos el anclaje de la lgica para nuestro anlisis
documental.
En esta ltima, la semitica nos apoyar para su estudio, dado que, se
pretende estudiar a la pieza documental a partir de un razonamiento lgico y
filosfico, entendindose esta ltima en cuanto a que la filosofa no descubre
hechos nuevos ni propone leyes que expliquen su comportamiento. La filosofa
analiza, clarifica, sistematiza conceptos. Al hacerlo, pone en cuestin las
creencias recibidas, reordena nuestros saberes y puede reformar nuestros
marcos conceptuales3
De lo anterior se desprende que compartimos el punto de partida de la
produccin del conocimiento, como lo hace el investigador Len Oliv y el Dr.
Ruy Prez Tamayo, acerca de una construccin ms amplia de lo que la
filosofa sobre la produccin del conocimiento considera. Toda vez que
ciertamente la idea de que la epistemologa es la disciplina filosfica cuyo
objeto de estudio es el conocimiento, y se encarga de generar conocimiento
sobre el conocimiento, los especialistas discuten que tambin hay disciplinas
como la historia de la ciencia, y ciencias empricas como la antropologa, la
sociologa y la psicologa4 que analizan al conocimiento desde hace ya un
buen tiempo.
Esto es, una segunda postura de que el conocimiento de la realidad est en
gran parte determinado por los presupuestos que sustentan los marcos
conceptuales de los sujetos y las comunidades, pero que al mismo tiempo
estos marcos conceptuales se modifican y se enriquecen con las
3 El tema se ha discutido de manera interesante entre el investigador Len Oliv y el Dr. Ruy
Prez Tamayo, al afirmar uno y otro que hay una posicin del anlisis del concepto mismo de conocimiento que adems de entraar los conceptos clsicos o epistmicos bsicos como verdad y objetividad, as como de un proceso de justificacin, otra postura ve inseparable e inmerso en y parte de, prcticas sociales, especialmente las llamadas prcticas cognitivas, de las cuales las cientficas son un tipo principal. OLIV, Len y Ruy Prez Tamayo. Temas de tica y epistemologa de la ciencia. Dilogos entre un filsofo y un cientfico. 1. ed. Mxico: Fondo de Cultura Econmica. 2011, p.15 4dem. OLIV, Len. p.25
5
consecuencias de las acciones y de los juicios de valor, y que al hacerlo se van
acercando cada vez ms a la realidad misma5 esto es, se desprende de una
concepcin clsica de conocimiento en abstracto.
Ahora bien, en lo que respecta a la teora del conocimiento, los problemas que
se abordan en la obra tienen una relacin con el pensamiento crtico, porque
como bien lo ha expresado Hessen, nos complace definirla como la
autorreflexin del espritu6 que entre otras ciencias, tambin la diplomtica y
la semitica nos ofrecen.
Lo anterior nos posiciona dentro de un marco del pensamiento crtico que
implica hacerlo razonadamente tanto en la eleccin de reconocimientos o ideas
bsicas, as como en la toma de decisiones. Por ello, asumimos que lo anterior
implica autogestionarse, esto es, pensar nuestro pensamiento7
Si bien, algunas contrariedades fundamentales en torno al cuerpo del
documento han sido resueltos ciertamente por el anlisis diplomtico, como sus
5 OLIV, Len y Ruy Prez Tamayo. Op. Cit. p. 23
6 TECLA JIMNEZ, Alfredo. Fundamentos para una teora del conocimiento. 1. ed, Mxico:
Instituto Politcnico Nacional. 2007. p. 39 7 Es oportuno presentar algunos puntos interesantes de la Conferencia dictada por el Dr. Axel
Arturo Barcel Aspeitia, dentro del Encuentro Nacional de Didctica de la Lgica 2003, en cuyo marco de referencia nos presenta el Argumento Paradigmtico, al afirmar que es un fragmento discursivo compuesto de una serie de afirmaciones expresadas en oraciones del lenguaje cientfico o natural, las cuales juegan, unas el papel de premisas y otra el de conclusin. El argumento nos convence racionalmente de aceptar la conclusin, es decir, de tomarla como verdadera, en base de las razones expresadas en la conclusin, las cuales han de ser aceptables de manera previa, por su parte, las premisas nos dan razones suficientes para aceptar, de manera racional, la conclusin, porque la verdad de esta ltima (la conclusin) se sigue de manera (lgicamente) necesaria de la verdad de las primeras (las premisas). De esta manera, estamos seguros de que la conclusin es verdadera si las premisas son verdaderas y el argumento es lgicamente vlido. Ahora bien, nos subraya que es tambin necesario llevarlo a hacer la inferencia de premisas a conclusin, esto es, que de premisas a conclusin hay un vnculo que se produce por el proceso mismo de inferencia. Entonces, la argumentacin tiene un objetivo dialctico, que es la conviccin racional, un mecanismo inferencial que produce tal conviccin y una relacin de consecuencia lgica que lo garantiza, es decir, que garantiza que tal inferencia produzca tal conviccin. Y declara que la Racionalidad, Inferencia y Lgica se unen as en el proceso y la actividad argumentativa. CONFERENCIA Magistral, Encuentro Nacional de Didctica de la Lgica 2003 (2007: Mxico). 8 p. [Consultado 9 Marzo 2011].Disponible en: http://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:G19uoego4tAJ:www.filosoficas.unam.mx/~Tdl/Enc6/Materiales/Axel.pdf+axel+arturo+barcelo+aspeitia,+Los+Alcances+de+la+Argumentaci%C3%B3n&hl=es-419&gl=mx&pid=bl&srcid=ADGEESiXYINvJKSras9cM2rbN1k-_sdobUuuL1KrCiGj7hB9jKWJpiyyLPPMsI_UKJZV5M1VWcf4yvrgqzl5yYNHqc2DZAd-gQkufZaKkTxQTo-QRK1uvCeVkusoSkGSwrKvyBtmwRhY&sig=AHIEtbRcDFIx9kCPka2TW1fVAFZTLioisw
6
caracteres internos y externos y la explicacin del origen documental; el estudio
semitico se incorpora a la praxis que requieren nuestros documentos para su
examen; para ello, nos valemos de las reflexiones del profesor Jos-Mara
Izquierdo Arroyo, al considerar que hay varios contextos tericos que se
vienen ocupando en el dominio de la organizacin del conocimiento. Por lo
que las teoras de la ordenacin y representacin en el contexto de las
ciencias de la documentacinpertenecen de lleno a lo que venimos llamando
Semitica Documental.8
No debemos dejar en el olvido la preocupacin del Dr. Izquierdo Arroyo,
cuando nos dice que el concepto tradicional de clasificacin [classification]
queda potenciado con el desarrollo histrico de la epistemologa
[epistemology], la lgica y la matemtica,9 y en donde se infiere que desde el
estudio documental y en particular del diplomtico, podemos construir un
corte en el tiempo, esto es, profundamente historizado, en el que tambin
nuestros documentos diplomticos como resultado de actos jurdicos
plasmados en algn soporte, son materiales y todo lo que es material es
pensado, concebido a travs de su gnesis, su historia10. Interpretarlos con
base en una reglamentacin, es parte de nuestra tarea que se ve reforzado por
una de las respuestas a las variantes del relativismo propuesta por el Dr. Ruy
Prez Tamayo, cuando argumenta que la experiencia de la realidad, puede
influir en la forma como la conocemos y la interpretamos y concluye que las
preguntas cientficas que vale la pena tratar de responder son aquellas cuyas
respuestas desconocemos, y que por lo tanto tienen la posibilidad potencial de
cambiar nuestras hiptesis y, con ellas, nuestras distintas maneras de ver el
mundo11
8 Cabe sealar que el Dr. Izquierdo Arroyo llama a la Semitica Documental, disciplina
ocupada del Tratamiento Documental del Contenido, en sus vertientes lingstica, lgica, psico-cognitiva y retrico-comunicativa. IZQUIERDO ARROYO, Jos-Mara. La organizacin Documental del Conocimiento. 2. ed, Madrid: Tecnidoc. 1994. p. 2 9. dem. IZQUIERDO ARROYO. p. 2.
10 MORN, Edgar. La epistemologa de la complejidad [en lnea]. Gazeta de Antropologa N 20,
2004 Texto 20-02 [Consultado 23 mayo 2011]. Disponible en: http://www.ugr.es/~pwlac/G20_02Edgar_Morin.html 11
OLIV Len y Ruy Prez Tamayo. Op. Cit. p. 23
7
Siguiendo el hilo conductor de nuestro planteamiento sobre el pensamiento
correcto, en la Lgica, por ejemplo, de la que pretendemos abordar en nuestra
tesis, nos habla de una lgica formal porque coincide con el pensamiento
crtico y desde la poca Aristteles, se trata de la ciencia del pensamiento
correcto, coherente que permite construir proposiciones vlidas mediante el
uso de los conceptos, juicios y razonamiento. Ello, nos conduce a desarrollar
los conocimientos, actitudes y habilidades propios de la argumentacin crtica
que se resolver en el captulo cuarto de la obra. Pero de qu se ocupa la
lgica formal?, del anlisis de los argumentos, y finalmente de sus contextos de
origen.
Sabemos que la lgica formal ha asumido avances para desarrollar
herramientas con las cuales evala y mejora los argumentos del lenguaje
ordinario, encaminndose especialmente sobre los contenidos de dichos
argumentos. Y, no es que se quiera insistir en este modelo de lgica
arbitrariamente, ya que estamos convencidos como bien lo ha expresado el Dr.
Barcel Aspeitia que en Lgica, todo es importante, pero nada
esesencialporque todo en la lgica es, por lo menos en principio, aplicable,12
de ah que la construccin del estudio semitico mediante esta lgica formal,
sea una pieza esencial para nuestro razonamiento documental.
Por lo que se desprende que un cuerpo interdisciplinario determina las formas
para hacer operativa la edificacin de los conocimientos de nuestra ciencia
diplomtica-semitica. Es pertinente atender la idea de Albertine Gaur cuando
nos dice: El conocimiento puede consistir en pensamientos, ideas, hechos,
conceptos; puede ser totalmente visual, como es el caso del arte, acstico,
como sucede en la msica, numrico, como en las matemticas, en la fsica, en
la qumica13 o, lgico como sucede en nuestro anlisis documental
acompaada de la ciencia semitica.
12
BARCEL ASPEITIA. Op. Cit. [en lnea] 13
GAUR, Albertine. Historia de la Escritura. Madrid: Fundacin Germn Snchez Ruiprez. 1990. p.37
8
1.1 Travesa del Estado del Arte
Desde hace siglos, la interrogante de la travesa del Estado del Arte junto a
muchas otras ha sido objeto de grandes y profundas reflexiones. Han sido los
filsofos griegos14 quienes procuraron dar todo tipo de respuestas atribuyendo
las causas y el devenir de las cosas a diferentes entes inmateriales o
materiales; el tipo de explicaciones va muy de acuerdo con la visin del mundo
de la poca en que surgieron las ideas y los valores.15 Por lo tanto, la travesa
que emprenderemos implica partir de un concepto clave: entender el objeto de
estudio y su aplicacin a la diplomtica-semitica.
Comprender este punto en particular es crucial para alcanzar el propsito de la
obra que implica enormes repercusiones para el anlisis de los documentos
desde la reflexin semitica. Pero antes, debemos delimitar lo que entendemos
por arte: si tomamos la palabra arte para significar actividades como construir
14
Nos dice el Dr. Ruy Prez Tamayo que los griegos fueron los precursores de la ciencia moderna, sobre todo los filsofos presocrticos, quienes fueron los primeros en abandonar las explicaciones mitolgicas y sobrenaturales de la naturaleza, e intentaron otras igualmente imaginarias, pero restringidas a la realidad y concebidas puramente por medio de la razn. OLIV Len y Ruy Prez Tamayo. Op. Cit.p.16 15
Los valores constituyen un tema nuevo en la filosofa: la disciplina que lo estudia la
axiologa ensaya sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX. Es cierto que algunos
valores inspiraron profundas pginas a ms de un filsofo, desde Platn en adelante, y que la
belleza, la justicia, el bien, la santidad, fueron temas de preocupacin de los pensadores en
todas las pocas. No es menos cierto, precisar que tales preocupaciones no lograban delimitar
una regin propia, sino que cada valor era estudiado aisladamente. La belleza, por ejemplo,
interesa por s misma y no como representante de una especie ms amplia. Si bien no se ha
perdido el inters en el estudio de la belleza, sta aparece hoy como una de las formas de una
peculiar manera de asomarse al mundo que se llama valor. Tanto los antiguos como los
modernos incluan, sin tener conciencia de ello, el valor del ser, y medan ambos con la misma
vara. Los intentos de axiologa se dirigan, sin excepcin, a valores aislados y en particular al
bien y al mal. El estudio de estos valores aislados adquiere hoy nueva significacin al
advertirse el hilo sutil que los une y la proyeccin de luz sobre cada uno de estos sectores que
arroja toda investigacin de conjunto sobre la naturaleza propia del valor. De ah que tanto la
tica como la esttica de vieja condicin filosfica- hayan dado, en los ltimos aos, un gran
paso adelante al afinarse la capacidad de examen del valor en tanto valor Cuando se
descubre una zona nueva se producen, por lo general, dos movimientos opuestos. Uno, al que
ya aludimos, y que encabeza los ms entusiastas del hallazgo, pretende ver todo desde una
nueva perspectiva, e intenta reducir la realidad anterior a la nueva. En oposicin a este
movimiento se origina otro que pretende reducir lo nuevo a lo viejo. Mientras unos sostienen
que toda la filosofa no es ms que axiologa, otros se empean en que los valores no
constituyen ninguna novedad, que se ha descubierto un nombre nuevo para designar viejos
modos de ser.
FRONDIZI, Risieri. Qu son los valores? [en lnea]. Mxico: Educacin Superior Abierta y a
Distancia, 2007 [Consultado 8 Marzo 2011]. Unidad 3. Valores y proyectos de vida. Disponible
en: http://aulavirtual.abiertayadistancia.sep.gob.mx/av007a/course/view.php?id=10
9
templos y casas, realizar pinturas y esculturas o trazar esquemas, no existe
pueblo alguno en el globo que carezca de arte,16 forjador de las actividades
creativas como le sucede a un pintor: no sabemos hasta qu momento la obra
pictrica concluir, porque ahora se le ve de una manera y al poco rato de otra,
de la misma manera como a un archivnomo le sucede con la organizacin de
su archivo: conoce los procedimientos a seguir, sin embargo, cada acervo le
depara una quehacer intelectual y fsicamente distinto.
Ahora bien, en cuanto al arte, no arrinconemos lo que formul en su tiempo el
pintor Chileno Carlos Faz, cuando expres que El arte nunca ha sido arte
puro, es un cuento de los intelectuales. Ha estado siempre al servicio de una
clase o de una mayora, como el arte medieval. No olvidemos que el Concilio
de Arrs orden a los pintores que sus obras deban exaltar y adornar la casa
de Dios. Es decir, que el arte tena y debe tener una finalidad determinada17
con una comprensin y sensibilidad desarrollada. Ah tenemos el ejemplo de
los Cistercienses que fueron una orden monstica a la que se le debe la
expansin de la arquitectura gtica por Europa del siglo XI, y se sabe que
dedicaron mucho tiempo y esfuerzo en la compilacin y copia de manuscritos
para sus bibliotecas. Pero qu es el arte?: es lo que an no sucede, lo que
an es posible, lo que an no ha fracasado18 porque gracias a esa
comprensin y sensibilidad intelectual se reordena nuevamente el
conocimiento.
Y qu propone el arte?, puntos suspensivos, y esto lo diferencia de prcticas
que buscan la eficacia y la transformacin efectiva, como la poltica, pero
tambin puede tener una nocin de resistencia basada en lo esttico como el
lugar de la inminencia, de lo que todava es posible,19 desde ese punto de
partida consideramos que es posible la creacin de una semitica dentro y
fuera de la diplomtica, porque se le puede mirar desde un sinfn de signos al
16
GOMBRICH, E.H. La Historia del Arte. 16 ed. Nueva York: Phaidon Press Limited, 1997. p.39 17
TIBOL, Raquel. Cmo percibi Estados Unidos la independencia latinoamericana desde el arte. Semanario de Informacin y Anlisis Proceso. (1760): 63, 2010. 18
GARCA, Canclini Nstor. Analiza paradojas en el arte actual. Reforma: Mxico, 23 de octubre de 2010. p.C23, col. 1. (En seccin: Cultural) 19
dem, Canclini Nstor.
10
ser acompaada por otras ciencias y disciplinas como la administracin, la
historia, el derecho o la paleografa, por mencionar solo algunas.
Por su parte, el socilogo norteamericano Wright Mills en La Promesa de su
Imaginacin Sociolgica, lleva a cabo un breve anlisis sobre los hechos de la
historia contempornea, considerando que son inherentes a la victoria y a la
frustracin de los hombres y mujeres individuales, sosteniendo como tesis
central que para comprender nuestro ambiente cultural, histrico y poltico
demandamos la construccin del arte, que desde hace poco ms de un siglo
los literatos que no los cientficos sociales, atestiguaron el dominio sobre
gran parte de la ciencia social del siglo XIX ejercido por la bsqueda celosa de
leyes supuestamente comparables a las que nos imaginamos que encuentran
los cientficos de la naturaleza.20 No haba una ciencia social adecuada por lo
que los novelistas, los dramaturgos, crticos y poetas han sido los principales, y
casi los nicos formuladores de inquietudes individuales y hasta de problemas
pblicos.
En este punto abrimos un parntesis para hacer notar la exposicin del Dr. Ruy
Prez Tamayo, al ir ms atrs en el tiempo y afirma que los humanistas fueron
un grupo de hombres educados, rbitros de la cultura y del buen gusto en
comparacin con las personas del grupo de los cientficos que conocan poco
del latn y menos el griego, eran iconoclastas y rebeldes, algunos hasta
francamente rudos y antisociales,21 desde luego, que entre ese grupo, que
Tamayo asevera, hubo talentos geniales de la talla de Coprnico, Miguel ngel,
de Durero, Kepler o Newton, por mencionar slo algunos y que transformaron
radicalmente a la sociedad de su tiempo.
Siguiendo con el razonamiento de Mills, quien nos dice que El arte no formula
ni puede formular esos sentimientos como problemas que contienen las
inquietudes y las dudas a las que los hombres tienen que hacer frente ahora si
han de vencer su malestar e indiferencia y las insufribles angustias a que
20
MILLS, Wright. La promesa en: La imaginacin sociolgica. Mxico. Fondo de Cultura Econmica. p. 28. 21
OLIV Len y Ruy Prez Tamayo. Op. Cit. p. 19.
11
conducen.22 En realidad nos advierte el socilogo que tambin para el artista
se torna angustioso enfrentarse a las inquietudes y a las dudas que caracteriza
a nuestra sociedad, por lo que el artista debe de valerse de una imaginacin
sociolgica para hacerle frente a sus dudas e inquietudes. Una cualidad
mental exigida para el anlisis y poner en claro los puntos de nuestra
indiferencia y situar en perspectiva la idea del socilogo de su imaginacin
sociolgica que bien podra ser parte fundamental de un estado del arte para
la produccin de algn tipo de conocimiento.
Ahora bien, Philip Ball nos dice que la sustancia del arte ya no es la
herramienta pasiva que fue durante los siglos intermedios, organizada y
trabajada hasta volverse invisible bajo la propia imagen, de la misma manera
nos seala que el medio del artista es el mundo23 y consideramos que para
allegarse del mensaje y del medio por el cual se transmite ese arte en favor de
la diplomtica, falta la pieza del rompecabezas que viene siendo un estado del
arte que nos aproxime a los objetivos propuestos para la construccin de la
tesis, estableciendo la relacin diplomtica-semitica y si es posible hasta con
la archivonoma misma.
De ah que, para la dominacin de un arte se requiere practicar las virtudes
como la disciplina, la concentracin, la paciencia y la preocupacin,24 tambin
es menester aprender a pensar lo ms objetivamente posible a travs de la
razn, conscientes de que la actitud nos conducir al aprendizaje, entonces
estado del arte vendr a hacer la construccin de un determinado campo del
conocimiento: la diplomtica vista a travs de la semitica.
En conclusin, mientras que el arte es el resultado de las capacidades en
juego; estado del arte buscar las herramientas que emplearemos para darle
forma y fuerza a la obra escrita en cuanto a produccin terica sobre un objeto
de estudio, en consecuencia es posible documentar un grado de desarrollo y
22
MILLS, Wright. Op. Cit.p. 30. 23
BALL, Philip. La invencin del color. 1. ed, en castellano, Mxico. Fondo de Cultura Econmica, para Amrica latina. 2003. p. 402 24
DAZ MARTN, ngel. El arte de dirigir proyectos. Mxico. Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V. 2007. p. 38
12
de resolucin a problemas en un determinado saber cientfico: algo as como la
virt renacentista25 o el aret de la antigua Grecia.
Siguiendo esta ltima percepcin, aret se funda en el conocimiento de la
verdad de las cosas yla encontramos en cada confeccin de los hroes de la
antigedad y en cada asignatura de los folios homricos. Aret significa
excelencia y capacidad para la ejecucin de las actividades y, fue sin duda,
una palabra clave en el amasijo del dilogo antiguo que se incorpor en la
escritura y en la vida cvica. Aret eligi el desempeo cumplido y es la suma
de cualidades morales e intelectuales, amn de la educacin en cuanto a la
capacitacin para pensar, para hablar y para obrar con xito. As pues,
siguiendo un perfil filosfico como lo fue el aret, nuestro propsito ser la
construccin de la obra escrita que se traduce en un estado del artey, esta a su
vez nos permitir reflexionar por dnde ir, a quin acudir y de qu
herramientas, tcnicas y mtodos nos valdremos de acuerdo a lo que se ha
escrito sobre el tema. Aplicarlo, ser materia del pensamiento correcto.
Ahora bien, para lograrlo tenemos que recorrer un pramo de vaivenes en el
terreno del estado del arte, que implica trazar un esquema terico que conlleve
una comprensin y sensibilizacin del tema que nos ocupa. El debate
comprometido y serio est abierto, esperando que de l surja ms adelante, las
tendencias que sobre el contenido se han diseado y son escasas dentro de la
disciplina archivstica. Desde la anterior reflexin, consideramos que no todo
est escrito en cuanto al tema de la presente obra, porque la construccin del
conocimiento es muy compleja y divergente, como un ensamblaje elaborado de
generacin en generacin que no cede al rompimiento de la cadena del
conocimiento.
Una vez aclarado el camino por el cual partiremos, nos concentraremos en el
estudio del anlisis semitico por el que puede ser estudiado un documento de
25
Nos dice el Dr. Ruy Prez Tamayo que en el Renacimiento ya es posible reconocer dos tipos generales de actividades: las aristocrticas, humanistas o imitativas, cuyo inters central era la recuperacin de los clsicos griegos y latinos, y las populares, cientficas o no imitativas, cuya mirada estaba dirigida no al pasado sino al futuro. OLIV Len y Ruy Prez Tamayo. Op. Cit. p. 18
13
archivo, como el diplomtico. Si bien, no deseamos contribuir a la "perversin"
de la diplomtica ni de la semitica al comprimir el pensamiento de una escuela
y otra en escuetas frmulas para explicar la imagen como procesos icnicos y
estudiar su relacin con diversos mbitos,26 amn de sus signos que una
comunidad archivstica puede instituirlo como tal, si pretendemos que el
Estado del Arte, siga una lnea que implique a la lgica en cuanto disciplina
filosfica que estudia patrones de razonamiento para determinar si son
correctos o no, hablamos de los signos. Por tanto, estado del arte, viene siendo
el estudio del documento diplomtico por medio de la lgica para lograr explicar
un estudio semitico del documento.
Provocar con las convenciones anteriores que rodean a la semitica con la
lgica, es seguro que no impida que el lenguaje diplomtico siga utilizndose
como ha venido sucediendo, sin embargo, puede ser suficiente para anular o
distorsionar a nuestro documento diplomtico, cosa que no deseamos hacer.
Es importante que nuestros razonamientos estn bien fundamentados para no
caer en ello. Ahora bien, el lenguaje y la escritura que se esgrime en la
diplomtica ya estn en uso desde Mabillon27 y antes, desde luego, con los
medievales.28 Si bien, un documento diplomtico por su gnesis describe una
26
ELIZONDO, Jess O. Signo en accin. [en lnea]. El origen comn de la semitica y el pragmatismo. [Consultado 3 Marzo 2011]. Disponible en: http://www.unav.es/gep/IIJornada/IIJornadaJElizondo.html 27
Nos dice la Dra. Luciana Duranti que en 1643, los bolandistas comenzaron a publicar los primeros volmenes de una obra colosal, las Acta Sanctorum, y en ellas se evaluaban los testimonios relacionados con las vidas de cada santo, su fin era separar los hechos de las leyendas. Su segundo tomo apareci en 1675 con una introduccin escrita por Daniel Van Papenbroeck, en que se enunciaban rigurosamente los principios generales para establecer la autenticidad de pergaminos antiguos. La aplicacin de estos principios a los diplomas del rey Francisco, hizo que Papenbroeck declarara errneamente que un diploma de Dagoberto I era falsificacin y con este caan en descrdito todos los diplomas merovingios, y que la mayora de ellos, haban sido preservados en el monasterio benedictino de San Denis. Dom Jean Mabillon, benedictino de la congregacin de San Mauro que haba sido llamado a la abada de Saint-Germain-des Pres para publicar las vidas de santos benedictinos, respondi a la acusacin de Papenbroeck seis aos ms tarde, en 1681, en un tratado de seis partes, De Re Diplomatica Libri VI, que estableca las reglas fundamentales de la crtica textual. La publicacin del trabajo de Mabillon marca la fecha de nacimiento de la diplomtica y de la paleografa. DURANTI, Luciana. Diplomtica, usos nuevos para una antigua ciencia. Espaa: S&C ediciones.1996. p. 24 28
El problema de distinguir documentos genuinos y falsificaciones estuvo presente en los ms antiguos perodos de la documentacin, pero hasta el S. VI no se hizo ningn intento para encontrar criterios de identificacin de falsificaciones. Ni los legisladores mostraron inters en el tema, bsicamente a causa del principio legal aceptado por todos en el mundo antiguo de que la autenticidad no era un carcter intrnseco a los documentos sino que les advena por el hecho de su preservacin en un lugar destinado a ese fin, un templo, una oficina pblica, una
14
determinada regla que ha fijado un modo de decir las cosas y la herramienta
del buen anlisis puede hacerlo factible. Pensar crticamente a un documento
diplomtico es parte fundamental de un Estado del Arte, como ya habamos
expresado. En consecuencia, para juzgar racionalmente la composicin
utilitaria que alguien ms origin en un sistema simblico y comunicativo de
naturaleza grfica, que tiene por objeto representar sobre soporte estable los
mensajes y los textos,29 se pretende plantear un mtodo que probar su
autenticidad, acompaado de un anlisis lgico.
1.2 Pensamiento Arcaico
Comencemos por expresar que el hombre tuvo que ajustarse a un laborioso
camino de evolucin que requiri de una increble constancia y aprendizaje,
siendo pertinente preguntarnos: por qu medio ha logrado desde tiempos
vetustos el dominio de un universo variado de sus hallazgos y de sus
innovaciones?, lo que nos lleva a contestar que las artes tuvieron un papel
esclarecedor y, que mejor decir, por ejemplo, de la representacin que el hacha
de piedra estableci tras varias generaciones de aprendizaje y que fue una de
las herramientas transformadoras por el gnero humano al menos durante mil
siglos,30 y en ese pequeo proceso, en ese pequeo salto aparentemente
irrelevante se puede hallar el forjamiento de un complejo mecanismo del
pensamiento, de la cultura y de la tecnologa de la cual todava estamos
sujetos.
Ahora bien, sabemos que el mito aliment gran parte del pensamiento remoto
que llev a manifestar a los antiguos sus inquietudes para encontrar posibles
respuestas y, que incorporaban a su pensamiento una estructura de imgenes
que se entreveraban a la realidad y que luego seran vertidas en algn soporte.
caja de caudales o un archivo. Este principio daba lugar a abusos. En ocasiones, algunos comenzaron a llevar falsificaciones a las oficinas destinadas a documentos para darles autenticidad. Por esta causa se introdujeron reglas prcticas para reconocerlas en el cdigo civil de Justiniano (Corpus juris civilis) y ms tarde en algunas decretales de los Papas. dem. DURANTI, Luciana. p. 23-24 29
REAL ACADEMIA ESPAOLA. Ortografa de la lengua espaola. Mxico: Espasa. ed. 2011. p. 2 30
DERRY, T.K. y TREVOR I. Williams. Historia de la Tecnologa, desde la antigedad hasta 1750. 16 ed. en espaol. Mxico: Siglo Veintiuno Editores, S.A. de C.V., 1994. p.10
15
De esa manera lo ha mostrado el estudio de la historia y de la tecnologa: El
lenguaje, la escritura, la imprenta y la fotografa son cuatro pasos en la
tecnologa de los procedimientos de registro y consideran los autores que: el
lenguaje es correlativo a la herramienta, esto es, el hombre paleoltico hacia
palabras igual que fabricaba herramientas.31 Lo cual implica que haba que
interpretar el lenguaje por algn medio y haba que interpretar a las ideas del
pensamiento inscritas en ese reducto angosto de invencin tecnolgica.
Podemos decir que en la medida en la que el hombre iba evolucionando, la
tecnologa se extenda y se desarrollaba. No es inusitado afirmar entonces, que
de acuerdo a la disposicin de la tecnologa se orientaba el desarrollo de la
civilizacin occidental, pero acaso no hay alguna relacin entre la evolucin
de la tecnologa y el enriquecimiento de la cultura? Aunque algunos pueblos
antiguos, como los egipcios que se concentraron en el desarrollo de la
tecnologa, y los griegos, en los asuntos de la democracia y de la polis, por
sealar una comparacin, siempre hubo un resquicio para construir a un ritmo
sin apresuramientos lo que les faltaba, generalmente los autores separan esos
dos universos.
Luego sobrevino el nacimiento de la escritura que instaur el signo del fin de la
barbarie32 que cedi a los tiempos brbaros que la precedieron y mucho
antes, la vida de la lengua impregn a la civilizacin antigua. Sin embargo,
cuando nace la escritura, nace otro mundo para reproducir el lenguaje y de ah
que su fin ser, con el tiempo, la reproduccin de la forma ms asequible y
exacta del pensamiento, lo que nos acercar al estudio del alfabeto. Pudimos
argumentar entonces, en un corto nmero de smbolos grficos organizados, la
reproduccin de los sonidos de un lenguaje concreto.
Por otro lado, se dice que toda escritura es una colecta de informacin, mas no
es la nica forma de almacenamiento de la informacin. De ah que la memoria
ha cumplido un papel sobresaliente antes de la llegada de la escritura, en ese
espacio se encuentra la Grecia de los sofistas, que entre otros, fueron los
31
bidem p.309 32
bidem p.14
16
hombres cultos de la periferia remota y los emisarios de la cultura antigua. Sus
diligencias en el cultivo del arte se ven reflejadas en sus representaciones
conocidas hasta la edad media. Por lo que tambin son sealados, como lo
hizo el filsofo Platn por sus discursos persuasivos al amparo de la opinin
pblica y por el cobro de sus servicios.
En ese eje, la corriente del pensamiento sofstico se convirti en objeto de un
inters poltico: los sofistas, que no son sabios ni hombres cientficos, sino los
maestros cultos del manejo del pensamiento, prueban lo que afirman y llena de
asombro a los griegos porque saben probarlo todo, como suele decirse.33El
sofista fue un educador con estipendio y con la capacidad para hablar mejor,
construir discursos por medio de la argumentacin, aunque su edificacin
incluso, se hizo con base en proposiciones falsas que derivaron en
proposiciones verdaderas pero no necesariamente vlidas y, ser sta la
herramienta disponible durante mucho, mucho tiempo para que la retrica sea
uno de los primeros signos que identific el punto de la historia cultural de
aquellas regiones del tica y del Peloponeso. Se tuvo que disear al lenguaje
que prescindi de la escritura como auxiliar de la comunicacin por mucho
tiempo porque as responda a un perodo y a un espacio de aquellos tiempos
remotos.
Desde luego, que la edificacin de la escritura ocurri ms tarde y con ello, la
manera para transmitirlo de un lugar a otro, el hbito de dictar no estaba
reservado a los grandes hombres y se extenda a todas las clases sociales,
porque para `escribir no se requera poseer ninguna habilidad caligrfica
porque el dictado fue una prctica extendida en todo el tejido social y en todos
los gneros literarios.34 Como una expansin de ondas, desde los tiempos
arcaicos, la escritura naci y aparentemente en un primer momento no tuvo
gran relevancia, hasta que el orador poco a poco sucumbi y con ello todo un
tiempo histrico.
33
GARCA GUAL, Carlos. Historia de la tica. De los griegos al Renacimiento: Los Sofistas y Scrates. En: CAMPS, Victoria. Historia de la tica. Barcelona, Espaa: Victoria Camps, editorial, 1988. p. 37 34
dem. p. 16
17
1.3 Desarrollo de la Escritura
Ahora bien, necesariamente para estructurar nuestra obra, no dejaremos a la
deriva la idea de la conformacin de la escritura. Acudimos a ella al considerar
que fue inventada mucho tiempo atrs del ao 3000 a.C. Sin embargo, poco
reflexionamos sobre las palabras y sobre las letras, esto es, sobre las
numerosas simbologas presentes en los documentos y creados en distintas
pocas. Para ello, es preciso afianzarnos de un lenguaje que comprenda lo que
las personas piensan, por lo que las diferentes lenguas evidencian la historia
social e intelectual de los pueblos que las hablan35 transportndolas a un
soporte documental.
Un lector de los tiempos pasados no tena una pgina comprensible ante s,
costaba creer que aquella era una pgina de difcil conocimiento, esto es, sin
evaluacin ortogrfica y con las oraciones de corrido; pero contaba con otro
nivel de entendimiento que compensaba y le daba al escribano un amplio
margen para el equilibrio por medio de la introduccin de una serie de valores
precisos como los fonticos y retricos que se hicieron patentes en el momento
de su prctica pblica y, a la hora de su ejecucin argumentativa, por lo que, no
requeran de la escritura. Se poda improvisar y no porque fuera menos
importante, sino porque satisfaca el flujo de la comunicacin de toda una
poca y de todo un tiempo pasado36
La distincin del dictado no se origin porque ignoraran la importancia del texto
escrito, ya que les result casi imposible hacer coincidir la composicin con la
enunciacin porque les imposibilitaba la pausa necesaria para considerar a la
35
WATSON, Peter. Ideas.Historia intelectual de la humanidad. 2 ed, en rstica, Barcelona, Espaa: Crtica, S.L. 2009. p. 11 36
Tendramos que preguntarnos qu es la escritura y, remitindonos a lo que ha expresado Rolan Barthes en su grado cero de la escritura, tenemos que la lengua es un corpus de prescripciones y hbitos comn a todos los escritores de una poca. Lo que equivale a decir que la lengua es como una naturaleza que se desliza enteramente a travs de la palabra del escritor, sin darle, forma alguna, incluso, sin alimentarla; es como un crculo abstracto de verdades, fuera del cual, solamente comienza a depositarse la densidad de un verbo solitario. Encierra toda la creacin literaria, algo as como el cielo, el suelo y su interaccin dibujan para el hombre un hbitat familiar. El escritor no saca nada de ella en definitiva: la lengua es para l ms bien como una lnea cuya transgresin quiz designe una sobrenaturaleza del lenguaje: es el rea de una accin, la definicin y la espera de un posible. BARTHES, Roland. El Grado cero de la Escritura. 18 ed, Mxico: Siglo Veintiuno editores, 2006. p. 22
18
exactitud o a la belleza estructural que podemos notar en algn texto de los
tiempos modernos. Para ellos representaba la expresin toda una mediante de
argumentacin pblica, stas mantenan una lgica de leyes de la palabra
pronunciada que les forzaban a ir siempre al frente y no les permitan volver la
mirada para construir las conexiones lgicas necesarias, esto es, haba tiempo
para la improvisacin.
Los autores romanos consideraban que el dictado poda conducir a un texto
inacabado y solan disculparse por recurrir al procedimiento: as pues disculpa
mi dolor de ojos, es decir, disculpa si tengo que dictar.37, de ah que podemos
inferir que el dictado en apariencia fue minimizado y que ms tarde se
consolid la importancia del mismo y de la escritura.
Ahora bien, en las disertaciones de Albertine Gaur, al respecto reparamos: La
mayora de las formas codificadas de la escritura, con una carga mayor o
menor de elementos fonticos, se han desarrollado en sociedades orientadas
en forma capitalista y con una tecnologa incipiente entre 4000-3000 a.C. en el
Lejano Oriente, y acaso haca el 1000 a.C. en Amrica Central38 correlativo a
lo que se ha dicho ya, en cuanto a que los primeros escritos se deben a la
propiedad de los individuos para responder a las ms apremiantes
necesidades. El autor nos incorpora en su estudio un propsito mercante y
nutico, y ah se encuentra el antiguo Egipto, el Peloponeso o la antigua
Mesopotamia en donde los investigadores encontraron listas de bienes
vendidos, transferidos o recibidos, cartas, contratos, cuentas y registros
administrativos39
Por otra parte, los poemas picos del antiguo Egeo muestran otra parte
relevante de la raz del primer tejido de un ethos escritural. La lucha que cada
persona cree necesario llevar a cabo para incorporarse a lo colectivo que lo
integra a una visin de la individualidad; en el tejido de prescripciones del
ethos, se dejan ver los proyectos ideales para crear una convivencia en la
37
Nueva Enciclopedia Temtica: Edad Media, Europa. Mxico: Editorial Richard, S.A. Panam, R.P. 1963. p. 3 38
GAUR, Albertine. Op. Cit. p.19 39
dem. p.19
19
cultura y en el lenguaje y para ello fue necesario dejarlo dispuesto por algn
medio en el siglo X a.C.
Si bien, cuando notaron que su pensamiento haba quedado fraguado en algn
mecanismo complejo como la escritura, fue necesario concientizarlo para que
el punto de cambio se situara en algn escrito prudente, redactado y
representado en sus ms variopintos sueos y que algn lector pudiera
interpretar el lenguaje de la imaginacin, de las ideas y conexiones
encontradas en cada pgina y en el crisol cultural en donde tena cabida la
escritura.
En ese tono de discusin se ha dicho que para el hombre leer y escribir
asentaron las bases de la Historia y de la Cultura, dejando con ello una estela
de testimonios escritos. Los testimonios han sido concebidos en diferentes
soportes en concordancia con su desarrollo cultural y con su desarrollo
tecnolgico.
Los acontecimientos ocurridos en el Medioevo, por ejemplo, no encuentran
comparacin con la antigedad, ya que la iglesia fue la nica fuerza
sobreviviente capaz de salvaguardar, transmitir y difundir la cultura entre los
nuevos pueblos40. No obstante, la proteccin de los acervos en manos de los
monjes tuvo un alto precio para la historia que aun hoy seguimos lamentando,
porque teman y detestaban a un tiempo, la erudicin pagana de griegos y
romanos41 que los haca borrar y reescribir en esos pergaminos
transcendentales para la investigacin de nuestros das.
Entonces, borrar episodios picos y reescribirlos en funcin de la vida de los
santos y de todo lo que pugnaba la confeccionada clericalidad, incorporaron a
su acervo a lo que se le ha dado el nombre de palimpsestos, que quiere decir
vueltos a escribir.
40
PREZ CORTS, Sergio. La Travesa de la Escritura. 1 ed, Mxico: Taurus. 2006. p.17 41
dem. p.22
20
Durante cinco siglos (700-1200 d.C.) la iglesia se consolid en una fuerza
espiritual, poltica, cultural y econmica sin precedentes. Los monasterios
fueron un pilar importante en la conduccin de los pueblos por un camino
espiritual. As fue como brotaron en los monasterios las flores del
conocimiento. All se copiaban los libros. Y all aprendieron grandes maestros,
que luego fueron a ensear a las universidades.42 No obstante, haba excesos,
los clrigos cometan simona que consista en comerciar con los objetos
espirituales.
La investigacin sobre los das del medioevo ha permitido allegarse pruebas de
que la mayora de los autores antiguos dictaban sus obras y no las escriban
por s mismos. Tras la magia del texto se ha ocultado que un nmero de
autores griegos y latinos, as como de autores del Medioevo fueron dictatores,
no scriptores. A travs de la escritura el autor poda alcanzar pblicos lejanos y,
a la larga hubo que alterar la relacin escritor-lector, porque haba finalizado un
tiempo dentro de nuestra historia en la que la retrica y la argumentacin
consuman y satisfacan la comunicacin de ese tiempo. Si bien, en el periodo
medieval los oficios de los escribanos tuvo otra expresin distinta de la de los
tiempos de esplendor griego, porque en el Medievo se obedeci a la fe
religiosa: Los relatos evanglicos antiguos ponen enseanzas concretas
relativas a aspectos particulares de la vida humana (repudio de la mujer,
venganza, riquezas, valor de los ritos) como otra de alcance general sobre lo
que Dios pide del hombre.43
La escritura era establecida en funcin de la obra de Dios, a lado del trabajo
manual para cumplir una rutina en grupo y a la conducta colectiva de la vida
religiosa: los monjes copistas recibirn todo lo necesario para que puedan
dedicarse a su ocupacin en la soledad de su celda individual.44 Pero esto
entraaba peligros desde el punto de vista de la alteracin de los documentos
para fines especficos distintos al que la religin dictaba o, precisamente para
preservar los intereses de la vida religiosa. As como los clrigos borraban y
42
Nueva Enciclopedia Temtica. Op. Cit. p. 6 43
GMEZ CAFFARENA, Jos. El cristianismo y la filosofa moral cristiana.En: CAMPS, Victoria. Historia de la tica. Barcelona, Espaa: Victoria Camps, 3 ed. 2008. p. 294 44
PEREZ CORTS, Sergio. p. Cit. p. 48
21
volvan a reescribir documentos, otros monasterios hacan lo propio y haba
que descifrar el verdadero contenido que encerraba tanto palimpsesto y
simona. En ese contexto de reelaboracin textual nace la diplomtica para
averiguar la gnesis del mismo.
Cuando pensamos en el trmino `escribir se ocultan contextos, entornos e
iconografas muy diversas, en donde el escribano de la antigedad significaba
transcribir las palabras pronunciadas por otro, por ejemplo, el que escriba en
los monasterios copiaba magnficos manuscritos dedicados a la liturgia pblica
o a la devocin privada: la escritura como medio de expresin personal es la
culminacin de complejos procesos culturales.
Pero no es una evidencia inmediata, e incluso puede asegurarse que no estuvo
disponible siglos, cuando se haban extinguido las antiguas escrituras cursivas
cotidianas y la nica institucin lingstica puesta por escrito era el latn, que
despus de un cierto momento representaba para todos una lengua ajena.45y
se puede decir que en la modernidad ni siquiera nos damos tiempo para
reflexionar en consecuencia.
Pero tambin hubo un tiempo en que la nica forma de poseer nuestras propia
versin de un cuadro, por dar un ejemplo, era encargar que nos pintaran una
copia, de forma legal o ilegal. Todava en el siglo XIX mucha gente slo
conoca las obras de los maestros, antiguos y modernos, a travs de grabados
monocromos.46 Es claro ejemplo de cmo las copias, muchas veces, facilitaba
las actividades de las que se encargaba el hombre, aunque fuera en la prctica
asctica.
1.4 Una mirada por Amrica Prehispnica
Ahora bien, es pertinente dirigir nuestra mirada a las tierras de Amrica, an no
descubiertas en ese entonces y en donde tambin se estuvo escribiendo la
historia. Empezar a conocer el otro Mxico resulta ser una tarea placentera y
45
PEREZ CORTS, Sergio. Op. Cit. p.10 46
BALL, Philip.Op. Cit. p. 126
22
compleja al mismo tiempo. Los conocimientos prehispnicos han sobrevivido,
no en la misma forma que tenan antes de la conquista, pero siguen
salvaguardando su esencia. Se puede decir que los conservacionistas de esa
poca y la tradicin han jugado un papel esclarecedor para transmitir los
conocimientos de generacin en generacin.
Si bien, los custodios de las tradiciones y de los acervos prehispnicos, han
existido en todas las culturas que sobreviven en la actualidad, aunque no los
conozcamos con ese nombre. Permiten conservar las tradiciones y vienen
siendo los responsables de preservar los grandes lugares sagrados. Un
ejemplo de ello, es el Proyecto Arqueolgico Mayapn que descansa sobre el
descubrimiento de una efigie que data de entre 1250/1300 al 1460 d.C.,
representando a un escribano hombre-mono, asociado con la comunidad de los
escribientes en el arte del clsico maya.
Los investigadores de este proyecto nos dicen que el hombre-mono en la
mano izquierda, sostiene una vasija en forma de caracol, similar a las vasijas
que contenan tinta empleada en el Clsico maya. En la mano derecha, el
hombre-mono sostiene un pincel semejante a aquellos representados en las
pinturas sobre cermica47y, se apunta que tena la misin de honrar al dios de
los escribanos y artistas en sus tribuales ofrecimientos. Se percibe el profuso
cruce para ofrendar a su dios que les permita develar los secretos por medio
de la inspiracin divina y del que estaban dispuestos a dejar la huella sumaria
en las representaciones de su bella caligrafa. Con ello, nos damos cuenta,
grosso modo, de la destacada funcin que los escribanos mantenan en las
ininteligibles relaciones sociales de las culturas prehispnicas que la
investigacin reciente ha dejado al descubierto con precisin y del que an falta
mucho por desenterrar.
El recorrido de la escritura no deja a un lado la gradual invencin del conjunto
de convenciones grficas presentes en las pginas modernas y antiguas, que
han hecho pasivo al lector de nuestros das; ya se mencion que se requiri
47
PERAZA LOPE, Carlos y Susan Milbrath. El Escribano de Mayapn, Yucatn.Arqueologa Mexicana. Volumen XVIII (104): 18. Julio-Agosto 2010.
23
una intensa preparacin para llegar a los momentos en los que ahora nos
encontramos frente a la lectura y a la escritura. Esto requiri de un proceso
complicado, imperioso y distinto que dio un giro sin precedentes en la cultura,
el pensamiento y la manera de comunicarnos, permitindonos a cambio,
diversas formas de aproximacin al texto.
Podemos decir que la escritura copiada por los clrigos y luego la escritura
`liberada de la modernidad, conllev a un parteaguas en la historia de la
cultura y del pensamiento moderno, uno y otro gozan de esplendor porque a
travs de la palabra perpetuada en el texto, nos es dado aproximarnos a
civilizaciones desaparecidas hace milenios, a situaciones, conceptos y
problemticas humanas que fsicamente jams estarn a nuestro alcance.48
Sin la fascinante tarea de los copistas, escribanos y depositarios del
conocimiento el recorrido se trazara en otra dimensin poco favorable para
escribir y reescribir nuestra historia, probablemente estaramos en la antesala
de la inconmensurable flaqueza humana.
1.5 Antecedentes histricos de la Semitica
Los umbrales de la semitica se alzan en la antigedad Griega, en cuya base
se encuentra el tronco de la medicina considera por Galeno e Hipcrates, ya
que se valieron de ella para no perder de vista y estudiar los sntomas como
indicadores de padecimientos. El investigador Vctor Miguel Nio Rojas nos
dice que la semitica encontr cabida con la significacin del lenguaje
Aristotlico; en la naturaleza de las palabras con Plantn en su Crtilo, y en las
relaciones del lenguaje con el pensamiento49, dando consistencia a las
primeras ideas de semitica que estuvieron ancladas a la filosofa en el campo
de la lgica, la gramtica y la retrica.
En sus inicios la semitica se involucr durante mucho tiempo con la cavilacin
sobre el lenguaje. Por ejemplo, el diccionario enciclopdico de las ciencias del
48
GONZLEZ CASILLAS, Magdalena. La Sociedad en la obra de Juan Rulfo. 1 ed. Guadalajara, Jalisco: Secretara de Cultura del Gobierno de Jalisco, 1998. p. 9 49
NIO ROJAS, Vctor Miguel. Fundamentos de Semitica y Lingstica. 5. Edicin. Bogot, D.C., Colombia: Ecoe Ediciones, 2007. p. 14
24
lenguaje nos dice que hay una teora semitica implcita en las especulaciones
lingsticas que la Antigedad nos ha legado: tanto en China como en la India,
en Grecia como en Roma. Los modistas de la Edad Media tambin formulan
Ideas sobre el lenguaje que tienen un alcance semitico.50 Sin embargo, es
con Locke cuando surgir el nombre de semitica propiamente.
Ahora bien, es con el filsofo norteamericano Charles Sanders Peirce que la
semitica llega a ser independiente de la lingstica. Es aqu donde nos
detendremos para comenzar nuestro breve estudio sobre la ciencia semitica
inscrita en los documentos. Es importante tomar en cuenta que este trabajo
retoma principios clave del cientfico Peirce, que ha sido considerado el padre
de la semitica y tambin abordaremos el legado terico y hasta olvidado que
elDr. Jos Mara Izquierdo Arroyo, asent en su obra. Por su parte, Peirce fue
tendiendo durante su vida lo que se conoce como su concepcin tridica del
signo que an se alcanzan en nuestros das y del que se enfocar gran parte
de la obra.
Ahora bien, nos anuncia Mauricio Beuchot, que la semitica es la ciencia que
estudia el signo en general; todos los signos que formen lenguajes o sistemas.
Esto es, comienza estudiando las condiciones de significacin de los signos
lingsticos, pero tambin estudia otros como las modas, los gestos, la comida,
para lo cual se ha desarrollado semiticas visuales, auditivas, olfativas,
gustativas.51 Para Peirce lo anterior se encierra en semitica nicamente sin
ms, ni ms.
Si bien, La semitica peirceana proporciona una teora general completa del
significado y la representacin, es porque para Peirce todo lo que existe es
signo, en cuanto que tiene la capacidad de ser representado, de mediar y llevar
ante la mente una idea, y en ese sentido la semitica es el estudio del ms
50
La Semitica. En: Diccionario Enciclopdico de las Ciencias del Lenguaje. Espaa: Siglo XXI Editores, S.A de C.V., 2009. p. 104. 51
BEUCHOT, Mauricio. La Semitica. Teoras del signo y el lenguaje en la historia. Mxico: Fondo de Cultura Econmica (Breviarios). 2004. p .7
25
universal de los fenmenos52 El estudio a la introduccin de la semitica, nos
conduce a la enorme concepcin que de los signos se pueden abordar en el
estudio de la diplomtica y en el estudio general de la archivstica.
Ahora bien, se entiende por signo todo aquello que representa a otra cosa. Es
decir, lo que est en lugar de otra cosa, que hace sus veces, Por lo que la
cosa representada es el significado. Los signos son usados por los que
pertenecen a una comunidad semitica (de hablantes o usuarios de los signos),
pues tienen que compartirlos para saber que son signos, y despus, cul es su
significado53
En consecuencia, podemos decir que la semitica es el estudio de los signos y
el estudio de los signos visto a travs del signo peirceano como un cdigo de
proceso que no se extingue, en tanto se cumplan los procesos que demanda el
anlisis semitico, esto es, en cuanto al flujo del anlisis documental por el que
puede transitar la pieza, si se le acompaa su naturaleza tridica:
'representamen' o signo, un 'objeto semitico' o interrelacin con el
representamen, as como un 'interpretante', correlativo al significado o
interpretacin del representamen a travs de su correspondencia con el objeto
semitico y todo ello se encuentra presente de acuerdo a nuestra tesis - en el
documento diplomtico.
De ah que, si partimos del pensamiento que cada consideracin en una
direccin entraa la prdida en otra, intentaremos situar la obra segn nos lo
imprime la teora Diplomtica en conjunto con la Semitica para crear una
concreta representacin de las circunstancias que el estado del arte nos
impone sobre el documento.
52
Seminario del Grupo de Estudios Peirceanos [en lnea]. Universidad de Navarra. CHARLES SANDERS PEIRCE. Autores: Sara Barrena y Jaime Nubiola, 2010 [Consultado Noviembre 10 2010]. Disponible en: http://www.philosophica.info/voces/peirce/Peirce.html#toc4 53
BEUCHOT, Mauricio.Op. Cit. p. 8
26
1.6 Antecedentes histricos de la Diplomtica
Nos dice la Dra. Luciana Duranti que la diplomtica junto con la paleografa
nacen como ciencias y como resultado de un estudio crtico de los documentos
que eran tenidos por falsificaciones54 como ya apuntamos en algn momento.
La autora sita la palabra diplomacia y diplomtica en la raz del verbo griego
(diploo), que significa doblado o pliego y que da nacimiento a la palabra
diploma, relatando que eran escritos sobre dos tablillas reforzadas por goznes
y llamados dpticos.
Por su parte, la Dra. Vicenta Corts Alonso nos seala que la diplomtica nace
y se relaciona con los escritos a mano cuyo fin ha sido la perpetuacin de
sus creaciones espirituales, artsticas, religiosas o memoriales...como una
necesidad de fijar de manera permanente los acontecimientos de su vida
cotidiana55 antes de la difusin de la escritura mecnica.
Para la historiadora Antonia Heredia, la diplomtica nace Etimolgicamente
en el siglo XVII, y estudia los diplomas entendindolos a stos como
sinnimos de documentos56
El Historiador Eduardo Nez Fernndez, nos dice que a la Diplomtica le
interesa y en esa perspectiva analiza al documento en s mismo, su
ingenuidad, su tradicin y su estructura interna.57Tiene que ver con la
procedencia del mismo y su creacin.
Ahora bien, el movimiento de los documentos tena diversas direcciones
dependiendo de dnde procedan y a quienes llegaban58. Si intentamos
54
DURANTI, Luciana. Op. Cit. p. 23 55
CORTS ALONSO, Vicenta. La escritura y lo escrito. Paleografa y diplomtica de Espaa y Amrica en los siglos XVI y XVII. Madrid, Espaa: Instituto de Cooperacin Iberoamericana, 1986. p. 1 56
HEREDIA HERRERA, Antonia. Archivstica General, Teora y Prctica. 7. Edicin. Sevilla, Espaa: Excma. Diputacin Provincial de Sevilla, 1995. p. 61 57
NEZ FERNNDEZ, Eduardo. Organizacin y gestin de archivos. 1. Ed. Gijn (Asturias): Ediciones Trea, S.L., 1999. p. 101 58
Hay un tema de gran importancia que debera de ser tratado con minuciosidad en cuanto a su empleo y trmino epistemolgico, nos referimos a la Documentoscopa. Los archivnomos disponemos de la ciencia diplomtica, toda vez que aborda el anlisis y autenticacin de los
27
concentrarnos en el estudio de la Diplomtica, ser desde el espacio que
conocemos o que se encuentra disponible, esto es, desde que el
descubrimiento y la conquista fueron empresas en las que, a los aspectos
mercantiles, debe sumarse la presencia del rey en todos los actos jurdicos que
las generaron, y permitieron su desarrollo59Como sucedi en los siglos XVI y
XVII. Podemos apreciar que hay una clara identificacin en cuanto a algunas
de las caractersticas de un documento diplomtico que los autores anteriores,
grosso modo, nos dicen.
Hay que tener claro que para la gran mayora de nuestros documentos, la
asistencia y declaratoria, que era con el rey que se pactaban las
capitulaciones; era el monarca quien autorizaba la fundacin de villas y lugares,
y a su benevolencia se deban todas las acciones vinculadas con ambas
tareas, por eso, desde el primer momento estuvieron presentes los funcionarios
del rey.60
Un ejemplo de ello, en este escenario y particularmente en la Nueva Espaa,
fue el rumbo que tomara la administracin en la zona conquistada, en donde
hubo un aparato que se deline con caractersticas propias como las sociales,
polticas y jurdicas que centr en la figura del rey (o la reyna) su razn de ser
y que fue desde el primer momento dominante61 y del que el documento no
escap.
Ahora bien, en ese proceso histrico entendemos que el rey decida qu deba
sembrarse, qu libros podan leerse, qu habra de producirse, quienes eran
merecedores de los cargos burocrticos, qu privilegios y a quines podan
documentos histricos y contemporneos, ya se habla de una diplomtica del siglo XX. Entonces qu es la documentoscopa, qu tipos documentales aborda que no aborde la diplomtica y por qu comienza a ser recurrente en el lenguaje de la disciplina archivstica? 59
Cartas de Indias. Grupo Editorial Miguel ngel Porra. Ediciones Facsimilares. Mxico. 1980-2007. p. XXXVI 60
Esto permiti que, a medida que se iba penetrando en las tierras americanas, se fuera introduciendo un aparato burocrtico, portavoz de los intereses reales, del que dependieron la colonizacin y la evangelizacin. De esta manera, el conquistador fue cediendo su papel protagnico al encomendero, al misionero, al criollo y como es obvio, al funcionario real. Op. Cit. p. XXXVI 61
Ibdem p. XXXVII.
28
otorgarse62 consideramos entonces, que la continuacin del desarrollo de la
ciencia diplomtica, en gran medida parte, si nos situamos en un tiempo
determinado de la poca de la colonia, de los vaivenes y de las escaramuzas
durante un largo periodo por las correduras nuticas.
Trazar mecanismos que auxilien los planes logsticos en cuanto a la entrega de
mercancas enviadas por medio de naves al viejo mundo; ah se encubran
los originales o copias de las rdenes recibidas y entregadas al rey, porque
en la medida que se fueron ampliando los dominios en las islas y tierra firme
del mar ocano, el rey fue delegando funciones para su gobierno en diversos
organismos63 y fue un campo minado para la piratera naval y de caminos que
conectaban a un punto con otro como el de tierra adentro, que desde 1598 se
explor una trayecto con claras referencias prehispnicas, que se levantaba
desde el valle de Mxico hacia el norte, hacia nuevo Mxico, conocida como el
Camino Real.
1.7 Antecedentes histricos de la Paleografa
Si bien, la paleografa nace unida a la diplomtica, por la necesidad de
distinguir los documentos verdaderos de los falsos y para verificar la
autenticidad legal de los documentos y hacia el siglo XII el papa Inocencio III
formul reglas precisas para analizar las caractersticas externas e internas de
los documentos64 Asimismo la historiadora nos apunta que el italiano Luigi
Schiaparelli, da algunas precisiones al respecto, refiriendo que La Paleografa
latina estudia la escritura latina en sus diversas formas; nos ensea su lectura
62
Finalmente, en qu forma se deba llevar al cabo la evangelizacin de los pueblos aborgenes, encomendados a su Real Patronato por disposicin expresa del Romano Pontfice. Ibdem p. XXXVII. 63
De esta suerte, se fueron creando cuerpos colegiados, virreinatos, audiencias y dems tribunales, gobernaciones, capitanas generales para ocuparse del gobierno y administracin de los distintos territorios. Pronto se puso de manifiesto que en la conquista y la colonizacin de los nuevos territorios, eran inoperantes los sistemas empleados por los peninsulares en la reconquista y en la expansin mediterrnea. As, siguiendo a Cspedes del Castillo, se puede afirmar que las estructuras sociales, polticas y religiosas que encontraron los peninsulares en las tierras americanas, les resultaron tan ajenas que no pudieron acomodarlas a la cultura europea. La consecuencia fue que haciendo casi tabla rasa de lo que hallaron, implantaron con absoluta naturalidad sus formas de vida. Ibdem p. XXXVII. 64
SILVA PRADA, Natalia. Manual de paleografa y diplomtica hispanoamericana, siglos XVI, XVII y XVIII. 1. Ed. Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. 2001. p. 20
29
precisa, indaga su desarrollo histrico y geogrfico y examina todos aquellos
caracteres que pueden ocurrir a la crtica y a la ilustracin del texto
considerando como fuente histrica en general y bajo todos sus aspectos
especiales, filolgico, literario, diplomtico65
Un recorrido por el desarrollo histrico de la paleografa y una atencin a sus
inmediatos tratados develar cmo se ha ido estructurando la disciplina en
razn de las contribuciones de sus estudiosos. La insuficiencia de contar con
un medio para leer correctamente palabras abreviadas produjo que sepamos
desde el siglo I, repertorios y registros de abreviaturas de representacin
emprico con la finalidad exclusivamente prctica.
De la edad media se registran los primeros alfabetos y los ms tempranos
intentos de clasificar los diversos tipos de escritura aunque connotaciones poco
exactas. Cabe aclarar que la paleografa se ha ido expandiendo en relacin a
su concepto primigenio, esto es, desde sus ms viejas concepciones la
paleografa tuvo una misin especfica en cuanto al estudio de los documentos,
unas veces sin saberlo, otras tantas s; una veces ilcito, otras oficiales.
Sabemos que intervienen una serie de dispositivos metodolgicos e histricos
construidos para tal fin, en cuanto a la enorme amplitud de saberes que
intervienen en el estudio del documento diplomtico, como el que aborda el
presente trabajo.
La paleografa y diplomtica se agregan a un espacio cronolgico bastante
amplio y desde sus inicios se ven unidos en el terreno de lo monstico, de lo
religioso y solemne. En sus inicios quedan asignados al estudio de la vida de
los santos y tambin de los reyes. Por lo que diremos que se trata de delimitar
nuestro espacio de estudio a partir de la historicidad y de la inconmensurable
observancia del tiempo que citan los acontecimientos alrededor de los
documentos y del entorno en que se gestaron.Despus de adentrarnos un poco
a los antecedentes de nuestro objeto de estudio, continuaremos con el
desarrollo de las significaciones que fundamentan nuestro trabajo.
65
CORTS ALONSO.Op. Cit. p. 96
30
Captulo 2 Paleografa, Diplomtica y Semitica
En el captulo segundo abordamos los conceptos de paleografa, diplomtica y
semitica, los conceptos, como ya se dej asentado, hacen las veces de gua
en la bsqueda de opciones de anlisis, ya que a travs de los conceptos se
puede mirar de nueva cuenta a la realidad de nuestros documentos, aqu
traemos a la luz una breve manifestacin de la Dra. Luciana Duranti, que
consideramos clave para el futuro inmediato de una diplomtica actual, nos
dice: La recproca influencia de la administracin de documentos y la
diplomtica puede indicar el camino a seguir en el futuro. La aplicacin de la
crtica diplomtica a los documentos de los ltimos siglos requiere un estudio
especfico de las prcticas de archivacin de cada administracin, lo cual es
ms que la historia administrativa y es algo diferente a ella.66
2.1 Concepto de Paleografa
La paleografa y la diplomtica son consideradas -como dira la Archivera
Antonia Heredia-, ciencias auxiliares de la archivonoma, ya que, sus cdigos
instrumentales: las tcnicas de lectura y anlisis en la Paleografa; el esquema
formal y tipolgico de los documentos en la Diplomtica; las categoras y el
lenguaje preciso de la Sigilografa, la Herldica y la genealoga67 y, para el
presente trabajo, la semitica y el estudio de los signos, viene a auxiliar a la
archivstica, de la misma manera.
Considerar la conceptualizacin desde el punto de vista paleogrfico o
diplomtico, equivaldra a ignorar la significacin que pretende abordar la obra,
por lo que, en cuanto a los conceptos bsicos de los que nos valdremos para
nuestro anlisis documental diplomtico, la semitica se incorpora a nuestra
obra. Podr parecer ambiciosa o merecer algn tipo de censura por la
insuficiencia de sus materiales y la necedad de sus resultados, pero el camino
que acompaa el anlisis de nuestros documentos, se quiera o no, requerir
mayor espacio y tiempo para su investigacin en un futuro inmediato.
66
DURANTI, Luciana. Op. Cit. p. 21 67
HEREDIA HERRERA, Antonia. Op. Cit. p. 89
31
La doctora Luciana Duranti nos anunci que la Paleografa florece con el
conclave de Trento, cuando comenzaron a estudiar los documentos
merovingios de los siglos VII y VIII para demostrar su autenticidad; sin
embargo, era este un estudio concreto, que no afectaba a las escrituras
antiguas.
Diremos en seguida que la paleografa permite leer y transcribir correctamente
los documentos manuscritos. Ahora bien, podemos comenzar nuestra columna
de conceptualizacin apuntando a la discusin de Bernard de Montfaucon
(1708) en una de sus obras,68 en cuanto a la preocupacin porque en esos
momentos distinguieran a las fuentes histricas en materiales blandos y duros
y, en donde la paleografa se encarg de las escrituras