16
ESTACIONES DE LA CRUZ PAPA FRANCISCO CON PALABRAS DEL

ESTACIONES DE LA CRUZ - allsaintscatholicpress.com · cruz de Cristo. La divina salvación que envuelve la batalla contra el pecado pasa por la angosta puerta de la cruz. Este es

Embed Size (px)

Citation preview

ESTACIONESDE LA CRUZ

PAPA FRANCISCOC O N PA L A B R A S D E L

Una InvitaciónDel Papa Francisco

Las estaciones de la cruz nos invitan a entrar profun-damente en el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús. Nuestra fe Cristiana nos exhorta a mirar a la cruz. ¡Cuánto quisiera que todos los hombres y mu-

jeres de buena voluntad mira-ran a la cruz aunque sea por un momento! Ahí, podemos ver el deseo de Dios: violencia no se responde con violencia, la muerte no se responde con el lenguaje de muerte. En el silencio de la cruz, el alboroto de las armas acaba y el lenguaje de la reconciliación, perdón, diálogo y paz es hablado. Al reflexionar acerca de los varios

elementos de las estaciones usando las Escrituras, nos podríamos preguntar: ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo, en frente a mi Señor? ¿Quién soy yo enfrente al sufri-miento de Jesús? ¿Dónde está mi corazón? ¿De cuál de estas personas me parezco yo? Que estas preguntas permanezcan en nosotros a través de esta Cuaresma y Semana Santa.

—El Papa Francisco

Primera Estación

Pilato Condena A JesúsA Muerte

Hoy, todavía ocurre la misma confrontación en-tre el bien y el mal, entre el odio y el perdón, entre la humildad y la violen-cia, que culminaron en la cruz de Cristo. La divina salvación que envuelve la batalla contra el pecado pasa por la angosta puerta de la cruz. Este es el sen-dero que Jesús también indicó claramente a sus discípulos. Así que reza es-pecialmente por los cristia-nos que son discriminados por cuenta de su testimonio a Cristo y el Evangelio. Mantengámonos al lado de esos hermanos y hermanas que son acusados injustamente y hechos el objeto de varias clases de violencia.

¿Cómo soy como Pilatos que en una situación difícil se lavó sus manos y eludió su responsabilidad permitiendo

que gentes fueran condenadas?

Segunda Estación

Jesús Carga Su Cruz

¿Por qué la cruz? Porque Jesús carga sobre sí mis-mo el mal, la inmundicia, el pecado del mundo, in-cluyendo el pecado de to-dos nosotros, y Él los lim-pia con su sangre, con la misericordia y el amor de Dios. Miremos alrededor: ¡Cuantas heridas son in-fligidas sobre la humani-dad por la maldad! Gue-rras, violencia, conflictos económicos que atacan a los débiles, la avaricia

del dinero que no puedes llevarte contigo y que tienes que dejar. Y – como cada uno de nosotros sabemos – nuestros pecados personales: nuestro fracaso de no amar y de no respetar a Dios, hacia nuestros vecinos y hacia toda la creación.

¿Cómo soy como la muchedumbre que no estaba segura si estaban en una reunión religiosa, en un juicio o en un

circo, y entonces seleccionaron a Barrabás?

Tercera Estación

Jesús Cae Por Primera Vez

Jesús sabía bien lo que le estaba esperaba en Je-rusalén y cual sendero el Padre le estaba pidiendo tomar: era la Vía de la Cruz, la manera de sacri-ficarse por sí mismo por el perdón de nuestros pecados. El seguir a Jesús significa el compartir su amor misericordioso, en-trar en su gran obra de misericordia por cada per-sona y por todas las perso-nas. ¡La obra de Jesús es, precisamente, una obra de misericordia, una obra de perdón y de amor! Jesús está tan lleno de misericordia! Y este perdón universal, esta misericordia, pasa directa-mente por la Cruz.

¿De qué manera soy como los soldados que golpearon al Señor, se escupieron de Él y lo insultaron?

Cuarta Estación

Jesús Encuentra A Su Madre

María rezaba, trabajaba, e iba a la sinagoga. Pero cada acción fue hecha a cabo en perfecta unión con Jesús. Esta unión en-cuentra su culminación en el Calvario. Aquí María está unida con el Hijo en el martirio de su corazón y en el ofrecimiento de la vida de Jesús al Padre para la salvación de la hu-manidad. Nuestra Señora compartió en el dolor de su Hijo y aceptó con Él la

voluntad del Padre, en esa obediencia que da fruto y concede la verdadera victoria sobre el mal y la muerte.

¿Cómo soy como la madrede Jesús que sufre en silencio?

Quinta Estación

Simón El Cirineo AyudaA Cargar La Cruz De Jesús

El rey a quien seguimos y quien nos acompaña es un rey que ama aun en la cruz y quien nos enseña servir y amar. Y tú no estás avergonzado de su cruz y la abrazas, porque has entendido que es en el dar de nosotros mis-mos, en el emergernos de nosotros mismos que te- nemos la verdadera alegría y que, con su amor, Dios conquistará el mal. Car-gas la cruz peregrina por todo el mundo para decirle a todos que en la cruz Jesús derribó la pared de la enemistad que divide gentes y naciones y trajo reconciliación y paz.

¿Cómo soy como el Cirineo, que aunque agotado,todavía era bueno lo suficiente para ayudar al Señor

a cargar su cruz?

Sexta Estación

Verónica EnjuegaEl Rostro De Jesús

Abramos nuestros oídos para escuchar la palabra de Dios y reconocer su voz y su llamado para seguir en sus pasos, para seguir en ade-lante en nuestra propia tier-ra y recibir su promesa. Que seamos conmovidos por su amor para poder ser afecta-dos en fe. Confiémonos completamente a Él y creer en su amor, especialmente en tiempos de dificultades, debajo de la sombra de la cruz, cuando nuestra fe nos

llama a que maduremos. Recordémonos que aquellos que creen no están solos. Que veamos todas las cosas por me-dio de los ojos de Jesús, para que Él sea la luz en nuestro sendero.

¿Cómo soy como Verónica que tiende la mano a otros para disminuir sus sufrimientos?

Séptima Estación

Jesús Cae Por Segunda Vez

Jesús nunca dejó de ser dócil, o bueno, o lleno de amor, o cerca de los pequeños, o cerca de los pobres. Sin embargo Él tenía la fuerza para cargar todos nuestros pecados a sí mismo, todos ellos. Mu-chas veces, ¡cuando exa-minamos nuestra cons- ciencia, realizamos que algunos pecados son real-mente malos. Pero Él se los lleva consigo. Él vino para esto: perdonar, ha-cer la paz en el mundo, pero primero en el corazón. Quizás cada uno de nosotros nos sentimos preocu-pados en nuestros corazones, quizás experimentamos la oscuridad, o nos sentimos un poco tristes por una culpa propia. Él viene a llevarse todo esto. Él nos da paz, Él nos perdona todo.

¿Cómo puedo levantarme de mis culpas y pecados y ayudar a otros a llevar sus cargas?

Octava Estación

Jesús Encuentra A Las Mujeres De Jerusalén

El sacrificio de Jesús en la cruz es la culminación de la manera en que vivió su vida entera. Conmovi-dos por su ejemplo, que-remos penetrarnos en la estructura de la sociedad, compartiendo las vidas de todos, escuchando sus preocupaciones, ayudán-dolos en sus necesidades de manera material y es-piritual, alegrándonos con los que se alegran, llorando con aquellos que

lloran. Brazo a brazo con otros, estamos comprometi-dos a construir un mundo nuevo. Pero lo hacemos no por un sentido de obligación, no como un deber one-roso, sino como resultado a una decisión personal que nos trae alegría y da un significado a nuestras vidas.

¿Cómo soy como esas mujeres que no tenían miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor y ternura?

Novena Estación

Jesús Cae Por Tercera Vez

¡Nunca cedas al desánimo! La nuestra no es la alegría nacida de tener muchas posesiones, sino de haber encontrado a una per-sona, Jesús, en nuestro medio. Nuestra alegría es nacida del saber que con Él, nunca estamos solos, inclusive en momentos difíciles, ni siquiera cu-ando la jornada de nues-tra vida se presenta con problemas y obstáculos que parecen que no se pue-dan resolver, y ¡hay tantos! Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que Él nos acompaña y nos lleva en sus hombros. Esta es nuestra alegría, esta es la esperanza que tenemos que dar al mundo.

¿Recordamos a Jesús solo cuando necesitamos algo que es malo y tenemos alguna necesidad, o es nuestra una

relación constante, una profunda amistad, aún cuando significa el seguirlo en la vía de la cruz?

Décima Estación

Jesús Es DespojadoDe Sus Vestiduras

A veces somos tentados de ser ese tipo de Cris-tiano que mantiene sus manos lejos de las heridas del Señor. Aún así Jesús quiere que toquemos la miseria humana, tocar el sufrimiento de la carne de otros. Él espera que nosotros terminaremos de buscar esos nichos per- sonales o comunales que nos alberguen de la vorágine de la desgracia humana y en vez, en-

trar en la realidad de las vidas de la gente y conocer el poder de la ternura. Dondequiera que lo hagamos, nuestras vidas se convierten maravillosamente compli-cadas y experimentamos intensamente lo que es ser una persona, ser parte de una gente.

¿Cómo soy como los soldados que encuentranentretenimiento humillando a Jesús?

Décima Primera Estación

Jesús Es Clavado En La Cruz

Dentro de nuestros suf-rimientos es el sufrimien-to de Cristo que soporta esta carga con nosotros y revela su significado. Cuando el Hijo de Dios subió a su cruz, destruyó la solitud del sufrimiento e iluminó su oscuridad. Nosotros de esta manera nos encontramos ante el misterio del amor de Dios por nosotros, que nos da esperanza y valentía: espe-ranza, porque en el plan del amor de Dios hasta la noche del dolor cede a la luz de la Resurrección y valentía, que nos ayuda a confron-tar cada dificultad en su compañía, en unión con Él.

¿Cómo soy como aquellos que se desanimaron y huyeron cuando vieron a Jesús sufriendo y no entendieron el

verdadero significado de su muerte?

Décimo Segunda Estación

Jesús Muere En La Cruz

Azotado, insultado y abusado, coronado con espinas, Jesús en la cruz siente el peso total del mal, y con la fuerza del amor de Dios, Él lo con-quista y lo vence con su resurrección. Esto es lo bueno que Jesús hace por nosotros en el trono de la cruz. La cruz de Cristo abrazada con amor nunca nos lleva a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de haber sido salvados y de

hacer algo pequeño de lo que Él hizo en el día de su muerte. Con su amor, Dios conquistó el mal.

¿Cómo soy como aquellos que caminaron cerca de la cruz y se burlaron de Jesús?

Décima Tercera Estación

Jesús Es BajadoDe La Cruz

La muerte nos afecta a to-dos y nos pregunta de una manera profunda, espe-cialmente nos toca cerca, o cuando coge a los inde-fensos de tal manera que parece que es “escandalo-sa”. Si es entendida como al final de todo, la muerte nos asusta, nos atemoriza, se convierte en un ataque que hace añicos de cada sueño, de cada promesa. Corta cada relación e in-terrumpe cada jornada. Si mi vida ha sido un viaje con el Señor, un viaje de con-fianza en su inmensa misericordia, estaré preparado a aceptar el momento final de mi vida terrenal como el definitivo, confidente abandono en Sus manos que nos da la bienvenida.

¿Cómo soy como José, el discípulo no conocido, queamorosamente lleva el cuerpo de Jesús para darle

un propio entierro?

Stations of the Cross: In the Words of Pope Francis was edited by Steve Mueller and is adapted from the encyclicals, apostolic exhortations, weekly papal audiences, addresses and homilies of Pope Francis. Translated by Waldemar P. Pérez. © 2015 All Saints Press PO Box 190825, St. Louis MO 63119. (800) 923-8618 and AllSaintsPress.com. Printed in the USA. 09-339

Décimo Cuarta Estación

Jesús Es Colocado En El Sepulcro

Parece a veces como si Dios no existiera. En todo alrededor nuestro vemos una persistente injusticia, mal, indiferencia y crueldad. Pero también es ver-dad que en el medio de la oscuri-dad algo nuevo siempre salta de repente a dar vida, y de pronto o más tarde produce fruto. Sin embargo no importa lo oscuras que son las cosas, el bien siempre emerge y se extiende. Cada día en nuestro mundo, la belleza re-

nace de nuevo, un levantamiento transformado a través de las tormentas de la historia. Los valores siempre tienden a reaparecer debajo de nuevas apariencias, y los seres humanos se han levantado de tiempo en tiempo de situaciones que parecen condenadas al fracaso. Donde todo parece estar muerto, símbolos de la resurrección aparecen levantarse de pronto. Es una fuerza irresistible.

¿Cómo soy como las dos afligidas Marías quepermanecieron en el sepulcro, llorando y rezando?