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30/1/2015 Estudio bíblico de 1 Juan 2:16-19 http://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=1111 1/4 Estudio bíblico de 1 Juan 2:16-19 1 Juan 2:16-19 Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por la Primera Epístola del Apóstol Juan. Hemos comenzado este capítulo con la segunda gran división de esta epístola, titulada "Dios es amor", que se extiende desde el capítulo 2:3 hasta el capítulo 4:21. En esta división, la primera sección considerada lleva el título "Como los hijos amados pueden tener comunión entre sí" (versículos 3 al 14). Y ahora nos encontramos en la segunda sección, titulada "Los hijos amados no deben amar al sistema del mundo", que abarca desde el versículo 15 hasta el 28 de este capítulo 2. En nuestro programa anterior nos preguntamos: ¿a qué mundo se refería Juan? La palabra Griega para "mundo" aquí es "kosmos". Tiene que ver con el sistema del mundo, el sistema organizado encabezado por Satanás, que deja fuera a Dios y en la actualidad se opone a Él. A ese aspecto del mundo se refirió el apóstol al decir que no teníamos que amarlo, es decir, estaba señalando a ese mundo organizado en contra de Dios. Recordemos la segunda frase del versículo 15; Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Si una persona está viviendo de acuerdo con los valores de la multitud que sigue al enemigo de Dios toda la semana, y después, el domingo, se une a la multitud que sigue al Señor, es evidente que el amor a Dios el Padre no está en ella. En Romanos 7 Pablo describió su propia lucha como cristiano y la expresó de la siguiente manera: 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí. Así que hay un conflicto real en el corazón del cristiano mientras éste se encuentre en el mundo conviviendo con esa vieja naturaleza viciada por el pecado. Esa vieja naturaleza se dirige con naturalidad hacia el mundo en que vivimos: está perfectamente integrada en el programa del sistema mundano. Ahora, en el versículo 16 de este capítulo 2 de la Primera Epístola del Apóstol Juan, leemos: "Porque nada de lo que hay en el mundo-los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida- proviene del Padre, sino del mundo." Si consideramos sucesivamente estos 3 puntos expuestos en el versículo 16: (1) los deseos de la carne (según otras versiones, "la pasión de la carne" o "los malos deseos del cuerpo"); (2) los deseos de los ojos (según otras versiones "la pasión de los ojos" o "la codicia de los ojos") y (3) la vanagloria de la vida (según otras versiones "la arrogancia de la vida"). En la exposición de los citados puntos haremos referencia al libro del Génesis, capítulo 3, versículos 1 al 7, que relata el diálogo entre Eva y la serpiente, que representaba a Satanás, así como también el resultado de aquella tentación en que Adán y Eva consumaron su acto de desobediencia a Dios. Pero destacamos por anticipado la aplicación práctica de este versículo 16, en la cual haremos referencia a formas concretas en las cuales se manifiesta actualmente la tentación en la vida de los cristianos. Es evidente que estos 3 aspectos del versículo 16 constituyen formas de la atracción que el sistema de valores del mundo ejerce sobre nosotros en la actualidad. Es interesante comprobar que las tácticas del enemigo de Dios no han cambiado desde aquellos días tan lejanos del jardín del Edén, cuando el tentador se acercó para seducir, para instaurar la rebelión contra Dios e intentar destruir al ser humano y a la creación misma. 1. los deseos de la carne (según otras versiones, "la pasión de la carne" o "los malos deseos del cuerpo"). Eva vio que el árbol era bueno para comer. Para quien tuviera hambre, aquel era un lugar y momento apropiados para comer. La Biblia condena la glotonería y muchos otros pecados del cuerpo. Y así, tenemos varios elementos que atraen al cuerpo. Hoy se enfatiza mucho el sexo, el consumo de drogas y de alcohol, y todos ellos ejercen su atracción sobre el cuerpo. Resulta significativo que Satanás presentó estas mismas tentaciones al Señor Jesús. En el Evangelio de Mateo 4:2-3. el relato nos cuenta lo siguiente: Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acercó el tentador y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El Señor Jesús pudo haber hecho ese milagro. La

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    Estudio bblico de 1 Juan 2:16-19

    1 Juan 2:16-19

    Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por la Primera Epstola del Apstol Juan. Hemos comenzado este

    captulo con la segunda gran divisin de esta epstola, titulada "Dios es amor", que se extiende desde el captulo 2:3 hasta

    el captulo 4:21. En esta divisin, la primera seccin considerada lleva el ttulo "Como los hijos amados pueden tener

    comunin entre s" (versculos 3 al 14). Y ahora nos encontramos en la segunda seccin, titulada "Los hijos amados no

    deben amar al sistema del mundo", que abarca desde el versculo 15 hasta el 28 de este captulo 2.

    En nuestro programa anterior nos preguntamos: a qu mundo se refera Juan? La palabra Griega para "mundo" aqu es

    "kosmos". Tiene que ver con el sistema del mundo, el sistema organizado encabezado por Satans, que deja fuera a Dios

    y en la actualidad se opone a l. A ese aspecto del mundo se refiri el apstol al decir que no tenamos que amarlo, es

    decir, estaba sealando a ese mundo organizado en contra de Dios.

    Recordemos la segunda frase del versculo 15; Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est en l. Si una persona

    est viviendo de acuerdo con los valores de la multitud que sigue al enemigo de Dios toda la semana, y despus, el

    domingo, se une a la multitud que sigue al Seor, es evidente que el amor a Dios el Padre no est en ella.

    En Romanos 7 Pablo describi su propia lucha como cristiano y la expres de la siguiente manera: 18Y yo s que en m,

    esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien est en m, pero no el hacerlo. 19No hago el bien que

    quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que est en

    m. As que hay un conflicto real en el corazn del cristiano mientras ste se encuentre en el mundo conviviendo con esa

    vieja naturaleza viciada por el pecado. Esa vieja naturaleza se dirige con naturalidad hacia el mundo en que vivimos: est

    perfectamente integrada en el programa del sistema mundano.

    Ahora, en el versculo 16 de este captulo 2 de la Primera Epstola del Apstol Juan, leemos:

    "Porque nada de lo que hay en el mundo-los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida-

    proviene del Padre, sino del mundo."

    Si consideramos sucesivamente estos 3 puntos expuestos en el versculo 16: (1) los deseos de la carne (segn otras

    versiones, "la pasin de la carne" o "los malos deseos del cuerpo"); (2) los deseos de los ojos (segn otras versiones "la

    pasin de los ojos" o "la codicia de los ojos") y (3) la vanagloria de la vida (segn otras versiones "la arrogancia de la

    vida"). En la exposicin de los citados puntos haremos referencia al libro del Gnesis, captulo 3, versculos 1 al 7, que

    relata el dilogo entre Eva y la serpiente, que representaba a Satans, as como tambin el resultado de aquella tentacin

    en que Adn y Eva consumaron su acto de desobediencia a Dios. Pero destacamos por anticipado la aplicacin prctica de

    este versculo 16, en la cual haremos referencia a formas concretas en las cuales se manifiesta actualmente la tentacin en

    la vida de los cristianos. Es evidente que estos 3 aspectos del versculo 16 constituyen formas de la atraccin que el

    sistema de valores del mundo ejerce sobre nosotros en la actualidad. Es interesante comprobar que las tcticas del

    enemigo de Dios no han cambiado desde aquellos das tan lejanos del jardn del Edn, cuando el tentador se acerc para

    seducir, para instaurar la rebelin contra Dios e intentar destruir al ser humano y a la creacin misma.

    1. los deseos de la carne (segn otras versiones, "la pasin de la carne" o "los malos deseos del cuerpo"). Eva vio que el

    rbol era bueno para comer. Para quien tuviera hambre, aquel era un lugar y momento apropiados para comer. La Biblia

    condena la glotonera y muchos otros pecados del cuerpo. Y as, tenemos varios elementos que atraen al cuerpo. Hoy se

    enfatiza mucho el sexo, el consumo de drogas y de alcohol, y todos ellos ejercen su atraccin sobre el cuerpo. Resulta

    significativo que Satans present estas mismas tentaciones al Seor Jess. En el Evangelio de Mateo 4:2-3. el relato nos

    cuenta lo siguiente: Despus de haber ayunado cuarenta das y cuarenta noches, sinti hambre. Se le acerc el tentador y

    le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El Seor Jess pudo haber hecho ese milagro. La

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    gran diferencia entre el Seor Jesucristo y nosotros es que si nosotros pudiramos convertir a las piedras en pan,

    sospechamos que lo estaramos haciendo. Pero El no lo hizo. l estaba siendo probado en la misma rea en la que usted y

    yo estamos siendo probados - los deseos del cuerpo. Estamos siendo probados, y no hay ningn pecado en estar siendo

    probado. El pecado consiste en ceder a la tentacin. Este mismo principio se aplica a cualquiera de los excesos y

    desviaciones morales que hemos sealado, que pueden ser incluidos en el mbito de los deseos del cuerpo.

    2. los deseos de los ojos (segn otras versiones "la pasin de los ojos" o "la codicia de los ojos") Eva vio que el rbol era

    agradable para la vista. Recordemos tambin que en la tentacin que tuvo lugar en el desierto, Satans le mostr al Seor

    Jesucristo todos los reinos del mundo. Estimado oyente, la vista panormica que el Seor pudo contemplar seguramente

    no pudo ser ms espectacular y atractiva; y tales reinos estn bajo el control de Satans. Hay hoy una filosofa que deja de

    lado a Dios, que est tratando de impregnar la mentalidad de la humanidad. Habr un da en que surgir un Anticristo,

    que vendr a gobernar este mundo de parte de Satans. Este mundo en el cual vivimos es realmente atractivo, con todo

    su despliegue de pompa, de gloria y logros humanos.

    3. la vanagloria de la vida (segn otras versiones "la arrogancia de la vida"). Eva vio que el rbol era deseable para hacer a

    una persona sabia. Hoy muchos se enorgullecen de su familia, considerndose descendientes de una familia de mucho

    renombre o alcurnia, o se enorgullecen por el hecho de pertenecer a cierta raza o nacin. A ese mismo orgullo de raza se

    apel a ciertos pueblos europeos, lo cual condujo a grandes guerras que produjeron millones de vctimas. Este es el

    orgullo de la vida. Es la pasin que nos hace sentir superiores a los dems. Incluso en crculos cristianos, algunos se

    consideran en un nivel superior de santidad. En cierta ocasin, un hombre se acerc al autor de estos estudios bblicos, el

    Dr. J. Vernon McGee, y le dijo que l estaba a favor de su programa de estudio bblico A Travs de la Biblia. Este hombre

    inclusive enviaba algn apoyo econmico para ayudar en los gastos del programa. l le dijo al Dr. McGee: "Yo conozco a

    mucha gente que escucha el programa, y ellos lo necesitan". Pero con toda franqueza le dijo: "Yo no lo escucho". Y la

    razn era que l crea que no lo necesitaba. l crea que ya haba alcanzado la cima; que l estaba en un nivel donde ya

    saba lo suficiente. l pensaba que estaba en un alto nivel de santidad y de madurez. Pero esa manera de pensar, por

    supuesto, demostraba lo contrario: que l era una persona muy inmadura. Satans llev al Seor Jess a la cpula del

    templo y le dijo: "Lnzate abajo; mucha gente te ver y entonces les demostrars tu superioridad". Este incidente

    probablemente tuvo lugar en das de fiesta, cuando muchas personas podran haber contemplado ese espectculo. Pero el

    Seor Jess nunca realiz un milagro para demostrar Su superioridad.

    Estos fueron, pues, tres llamados o apelaciones que el sistema del mundo nos hace a usted y a m. Pero, cuando

    convertimos a la satisfaccin de nuestro cuerpo en nuestra meta para la vida, cuando queremos convertir a la belleza en

    esa meta, o incluso cuando intentamos convertir a todo aquello que es religioso en nuestra meta u objetivo, acabaremos

    teniendo el punto de vista de la vida ms distorsionado que se pueda tener. Estos factores pertenecen al sistema de

    valores del mundo y pueden llegar a convertirse en enemigos mortales. Se nos ha dicho que no debemos amar estas

    cosas, porque Dios mismo no las ama. El tiene la intencin destruir ese sistema de valores algn da. Cul es realmente

    nuestro enemigo? El mundo, la naturaleza carnal, y el diablo. Esta fue la misma tentacin que Satans present ante Eva

    (como vemos en el Gnesis) y ante el Seor Jess (como vimos en el Evangelio de Mateo). El enemigo de Dios no ha

    cambiando sus tcticas. El nos presentar a usted y a m, la misma tentacin con la misma fuerza de atraccin.

    A continuacin, al apstol Juan, nos dio la razn para no amar al sistema del mundo. Leamos el versculo 17 de este

    captulo 2 de la Primera Epstola del Apstol Juan, que dice:

    "Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."

    Los turistas que visitan ciertos pases que han tenido una prolongada historia, ven que se conservan grandes monumentos

    y castillos. En algunos de ellos, los habitantes fueron crueles, sanguinarios, vanidosos y muy mundanos. En una ocasin

    un rey le arrebat a un cardenal un palacio que l mismo haba construido. Y el indefenso y anciano cardenal, antes de

    morir, pronunci las siguientes palabras: "Si solo hubiera servido a mi Dios como he servido a mi rey, hoy no me

    encontrara en esta situacin". Y ese mismo rey cometi otras atrocidades cuyo relato nos horrorizara.

    El apstol Juan dijo en este versculo 17, El mundo pasa. Cuntos derramamientos de sangre se han registrado a travs

    de la historia, a causa de la arrogancia de la vida, de los malos deseos del cuerpo y tambin y de la codicia de los ojos! Y

    cuando contemplamos tantos monumentos y palacios que reflejaron la belleza y la gloria de otros tiempos, pensamos en

    toda esa apariencia que ha pasado, ha quedado atrs. Qu ha quedado de aquellos poderosos que controlaron a su

    antojo las vidas de sus sbditos? Pues apenas han quedado sus restos en pomposas tumbas, que tambin acusan el paso

    del tiempo.

    Incluso nosotros mismos, al mirar hacia atrs, hacia nuestro propio pasado, de alguna manera quisiramos retroceder en

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    el tiempo y recuperar algo de la fuerza e ilusin que nos impulsaron en aquellos das, as como el tiempo que hayamos

    podido desperdiciar. Y todo ello para utilizarlo hoy para el servicio de Dios. Realmente, somos un vivo ejemplo de que "el

    mundo pasa."

    Pero el apstol tambin aadi en este versculo 17: pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

    Estimado oyente, porque no se implica usted activamente en algo que sea permanente, algo que tenga estabilidad, algo

    que vaya a perdurar por toda la eternidad. Leamos ahora el versculo 18 de este segundo captulo, en el cual Juan

    continu diciendo:

    "Hijitos, ya es el ltimo tiempo. Segn vosotros osteis que el Anticristo viene, as ahora han surgido muchos

    anticristos; por esto conocemos que es el ltimo tiempo."

    La palabra Griega aqu traducida Hijitos es levemente diferente a la palabra que fue traducida en la misma forma en el

    versculo 12. All fue usada como un sinnimo de cario, de afecto, e implica a todos los que han nacido en la familia de

    Dios, los nios pequeos de Dios. Estos nios pequeos indican el primer nivel de experiencia espiritual que hemos visto

    en los versculos 12 al 14; los padres aparecen en el nivel ms alto, despus figuran los jvenes, y luego los nios. Aqu

    en este versculo 18, Juan estaba hablando nuevamente de los nios pequeos. Esos nios pequeos aun no haban

    crecido espiritualmente. Estaban expuestos a este mundo, y lo ms probable era que algunos de los factores que Juan

    acababa de mencionar, los hubieran hecho tropezar.

    Destacamos a continuacin la frase ya es el ltimo tiempo. Estamos viviendo en los ltimos tiempos sobre la tierra. Este

    ltimo tiempo ya ha durado mucho. Esta es la poca en la cual Dios est llamando a un pueblo que se rena alrededor de

    Su nombre. En cualquier momento de esta poca usted puede decir: "Ahora es el tiempo aceptable. Si oyes hoy Su voz".

    A qu se debe esta urgencia de la salvacin? Porque, estimado oyente, puede que usted no se encuentre aqu maana.

    Puede que maana no tenga la oportunidad de escuchar este mensaje por la radio, o que no estemos cerca. As que para

    nosotros es importante difundir hoy la Palabra de Dios, y es importante que usted escuche esa Palabra.

    Ahora escuchemos el anuncio de este versculo 18: Segn vosotros osteis que el Anticristo viene, as ahora han surgido

    muchos anticristos; por esto conocemos que es el ltimo tiempo. En el tiempo de Juan haban surgido muchos anticristos,

    pero aun quedaba por aparecer el Anticristo que vendr. Qu queremos decir por "anticristo"? Creemos que la palabra ha

    sido malentendida y, en consecuencia, esa persona que vendr tambin ha sido interpretada. El trmino "anticristo" est

    formado por dos palabras; el ttulo, que es Cristo y la preposicin "anti". Es importante recordar que "anti" tiene dos

    significados. Puede significar "contra"; este significado es evidente cuando uno dice que es "anti" algo, o sea que uno est

    en contra de tal cosa. Y "anti" puede tambin significar "en vez de, una imitacin de". Por lo tanto, puede ser un sustituto.

    Puede ser un muy buen sustituto o simplemente un subterfugio para algo.

    En consecuencia surge la pregunta: Ser el Anticristo un Cristo falso, o un enemigo de Cristo? Donde coloca la Biblia el

    nfasis? En esta primera epstola de Juan hay varias referencias al Anticristo. Pero la nica conclusin que podemos

    obtener de este versculo es que va a haber un Anticristo, y que ya haba muchos anticristos en los das de Juan. Y que

    identificaba a un anticristo? Era alguien que negaba la deidad de Cristo. Esta fue la definicin principal de un anticristo

    presentada en 1 Juan, como veremos al llegar al versculo 22 de este mismo captulo. Este fue el nfasis de 1 Juan, pero

    recordemos que el Seor Jess dijo: porque vendrn muchos en mi nombre, diciendo: "Yo soy el Cristo", y a muchos

    engaarn (como podemos leer en Mateo 24:5). As que este es un anticristo - alguien que se presenta en lugar de Cristo,

    pretendiendo ser Cristo:

    La opinin personal del profesor McGee, es que en el futuro surgirn dos personas al final de la poca, que cumplirn

    ambas caractersticas mencionadas aqu: es decir, la de estar en contra de Cristo, y la de pretender ser Cristo. La Biblia

    presenta el tema de esta manera en Apocalipsis 13. All se represent a una bestia que suba del mar, y Satans era el que

    la convocaba. Ese podra ser el lder religioso. El lder poltico podra provenir del mundo de los no judos, es decir, del

    antiguo Imperio Romano. El lder religioso podra venir de la nacin de Israel - ellos no lo aceptara como Mesas a menos

    que surgiera de ese pueblo. As que aqu tendramos a dos personas que, actuando juntas, cumpliran las caractersticas

    del trmino "anticristo". Ellas surgiran hacia el final de los tiempos, y ambas podras ser llamadas "Anticristo": una de

    ellas actuara contra Cristo, y lo otra actuara en vez de Cristo. Leamos ahora el versculo 19 de este segundo captulo 1

    Juan:

    "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habran permanecido con

    nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros."

    Aqu tenemos una declaracin muy solemne. Juan dijo que en aquel tiempo, algunos que haban hecho profesin de fe

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    como cristianos, tenan todas las caractersticas externas de ser cristianos. Usaban el nombre de cristianos y se haban

    identificado a s mismos con alguna congregacin o iglesia. Haban sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del

    Espritu Santo. Participaban del pan y de la copa en la reunin de comunin. Pero Juan dijo que la forma de saber si uno

    era realmente un hijo de Dios, era que, con el tiempo, una persona mostrara su verdadera naturaleza interior y dejara la

    asamblea de Dios si no era un hijo de Dios. Esa persona se apartara de los cristianos, del cuerpo espiritual de los

    cristianos, y volvera directamente al sistema de valores del mundo, al lugar de donde sali.

    Recordemos que al estudiar 2 Pedro 2:22 hablamos de la parbola del cerdo prdigo, a raz de la mencin que el apstol

    hizo de la puerca lavada. Recordemos que en Lucas 15, el hijo prdigo que decidi vivir por su cuenta e irse lo ms lejos

    posible de la casa de su padre, una vez dilapidada su fortuna, fue a parar a una pocilga. Pero aprovechando la mencin

    del apstol Pedro en su carta, imaginamos qu habra sucedido si un cerdo hubiera acompaado al hijo prdigo en su

    regreso a la casa de su padre, all se hubiera lavado y perfumado. Seguramente habra llegado a la conclusin de que no

    le gustaba la casa del padre del hijo prdigo, porque, despus de todo, era un cerdo. As que, con toda seguridad, un da

    resolvi levantarse y regresar a su antigua morada, en la pocilga del barro y la inmundicia. Y finalmente, all se encontr a

    gusto, al ser un cerdo, porque aquel era su verdadero hogar, su elemento natural. Este detalle nos recuerda la frase de

    Juan en este versculo 19: Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros. Esta debi parecer una declaracin dura,

    incluso cruel, pero result ser una afirmacin veraz y real. Hay muchos que hacen una profesin de su fe cristiana, pero

    no son realmente cristianos y, tarde o temprano, se ponen en evidencia.

    Estimado oyente, nuestro tiempo ha llegado hoy a su fin. Le agradecemos que nos haya escuchado con tanta atencin y le

    invitamos a continuar estudiando con nosotros este captulo tan prctico de esta primera epstola del apstol Juan. Por tal

    motivo le sugerimos que lea por s mismo, por lo menos, hasta el versculo 22 de este captulo, para que pueda estar

    familiarizado con la forma en que el apstol Juan va desarrollando su argumento principal de esta seccin, basado en el

    consejo dado a los creyentes en el sentido de no amar los valores del sistema del mundo, de un mundo que,

    mayoritariamente, se opone a Dios. Le esperamos, pues, en nuestro prximo encuentro a travs de las ondas, para

    proseguir juntos recorriendo esta etapa de nuestro viaje "a travs de la Biblia."

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