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ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO Y MOLECULAR DE PARÁSITOS INTESTINALES EN NIÑOS
MARROQUÍES
TESIS DOCTORAL
CHADIA EL FATNI
Granada, 2014
Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Chadia El FatniD.L.: GR 2342-2014ISBN: 978-84-9083-386-5
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ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO Y MOLECULAR DE PARÁSITOS
INTESTINALES EN NIÑOS MARROQUÍES
TESIS DOCTORAL
Universidad de Granada (España)
Instituto de Biotecnología
Departamento de Parasitología
Chadia El Fatni
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El trabajo de investigación que se expone en la presente memoria, titulado:
"ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO Y MOLECULAR DE PARÁSITOS
INTESTINALES EN NIÑOS MARROQUÍES ", ha sido realizado en el
Departamento de Parasitología Molecular de la Facultad de Ciencias de la
Universidad de Granada, bajo la supervisión de la profesora Dra. Dña. Mª José
Rosales Lombardo.
Granada, octubre de 2014
Tesis Doctoral presentada por Dña. Chadia El Fatni, para optar al Grado de
Doctora por la Universidad de Granada.
La Directora del Trabajo
Fdo. Dra. Dña. Mª José Rosales Lombardo
El licenciada
Fdo.Dña. Chadia El Fatni
___________________________________________________________________
Este trabajo ha sido financiado por la Agencia Española de Cooperación al
Desarrollo (A/028401/09), (A/033147/10).
Beca MAEC-AECID programa II-A de Becas del Ministerio de Asuntos
Exteriores y Cooperación de estudio en España para ciudadanos extranjeros
en el curso 2011/2012
Indice
Indice
OBJETIVOS…..............................................................................................
1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES.............................................
1.1 Parasitosis intestinales: un problema de salud pública…........................
1.2 Factores asociados a la parasitosis intestinales……................................
1.3 Los niños y los enteroparásitos……........................................................
1.4 Programas de control frente a los enteroparásitos...................................
1.5 Parasitosis intestinales en Marruecos......................................................
1.6 Giardia, un enteropatógeno muy frecuente…........................................
1.6.1 Algunos datos epidemiológicos…….....................................................
1.6.2 Taxonomía y epidemiología molecular…..............................................
2. MATERIAL Y METODOS.....................................................................
2.1. Introducción…….....................................................................................
2.2. Ubicación del estudio: lugar y población……….....................................
2.2.1. Descripción de la provincia de Tetuán…………..................................
2.2.2. Población estudiada ……………………….........................................
2.3. Fases del estudio…………………………..............................................
2.3.1. Visitas a los colegios……………………….........................................
2.3.2. Fichas identificativas……………………….........................................
2.3.3. Estudio del peso y talla…………………….........................................
2.3.4. Diagnóstico coprológico………………………...................................
2.3.4.1. Recogida de las muestras fecales………………...............................
2.3.4.2. Procesamiento y análisis coprológico de las muestras fecales….......
2.3.5. Estudio nutricional. Indicadores antropométricos……….....................
2.3.5.1. Método empleado y análisis de resultados………….........................
2.3.6. Entrega de resultados y tratamiento de los niños parasitados...............
2.3.7. Comparación cuantitativa de las técnicas de Faust y Ritchie................
2.3.8. Análisis molecular de las muestras con Giardia……...........................
2.3.8.1. Aislamiento y purificación de quistes……………............................
2.3.8.2. Ruptura /digestión de los quistes…………………….......................
2.3.8.3. Extracción de ADN………………………………...........................
2.3.8.4. Purificación de ADN…………………….........................................
2.3.8.5. Cuantificación de ADN.....................................................................
2.3.8.6. Técnica de PCR (Reacción en cadena de la polimerasa)...................
2.3.8.7. Electroforesis………………………………….................................
2.3.8.8. Purificación de los productos obtenidos por PCR….........................
2.3.8.9. Secuenciación………………………................................................
2.3.8.10. Comparación con secuencias publicadas Blast…….......................
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2.4. Análisis estadístico de resultados…………............................................
3. RESULTADOS........................................................................................
3.1. Sobre las características de la población estudiada.................................
3.1.1. Nivel de participación de la población en el estudio............................
3.2. Prevalencia de enteroparásitos................................................................
3.2.1. Estudios de índice se parasitación simple (IPS) y corregido (IPC).....
3.2.1.1. Estudio comparativo de parasitismo según la zona..........................
3.2.2. Estudio del IPS e IPC por edades………………………...................
3.2.2.1. Estudio comparativo del parasitismo según la edad…….................
3.2.2.2. Estudio comparativo del parasitismo según la edad en cada zona...
3.2.3. Estudio del IPS y del IPC por sexos………………............................
3.2.3.1. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo……..................
3.2.3.2. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo y por zonas..
3.2.4. Estudio del IPS y del IPC según la estación de año…........................
3.2.4.1. Estudio comparativo del parasitismo según la estación del año........
3.3. Estudio cualitativo…………………………………...............................
3.3.1. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos según la zona.................
3.3.2. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos según la estación
del año en cada zona………………………………………………….
3.3.3. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos en cada zona
según la edad…………………………………………………………
3.3.4. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos en cada
distrito según la edad ...........................................................................
3.3.5. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos asociados a diarrea.........
3.4. Estudio de enteropatógenos.....................................................................
3.4.1. Estudios del IPS e IPC por zona...........................................................
3.4.2. Estudio del IPS e IPC por edades.........................................................
3.4.2.1. Estudio comparativo de IPS e IPC según edad.................................
3.4.2.2. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos
Según la edad y la zona.....................................................................
3.4.3. Estudio del IPS y del IPC por sexos…………….................................
3.4.3.1. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos
según el sexo ....................................................................................
3.4.3.2. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo y la zona...........
3.4.4. Estudio del IPS y del IPC según la estación del año............................
3.4.4.1. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos
según la estación del año .................................................................
3.5. Estudio de poliparasitismo………………………...................................
3.6. Estudio del estado nutricional…………………......................................
3.7. Comparación cuantitativa de las técnicas de Faust y Ritchie..................
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3.8. Caracterización molecular de Giardia......................................................
3.8.1. PCR.......................................................................................................
3.8.2. SECUENCIACIÓN………………………...........................................
3.9. Estudio comparativo de proporciones de parásitos intestinales en niños
de Tetuán..................................................................................................
3.9.1. Estudio comparativo de proporciones por zonas……….......................
3.9.2. Estudio comparativo de proporciones por sexos……….......................
3.9.3. Estudio comparativo de proporciones por estaciones del año..............
3.9.4. Estudio comparativo de proporciones según la edad….......................
5. DISCUSIÓN.............................................................................................
5.1. ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO………………..................................
5.2. CARACTERIZACIÓN MOLECULAR DE Giardia….......................
6. CONCLUSIONES………………………...............................................
7. BIBLIOGRAFÍA…………………….....................................................
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Objetivos
1
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Concienciar de la importancia actual de los parásitos intestinales en Tetuán
mediante un estudio epidemiológico conducente al tratamiento de los niños
afectados por enteroparásitos.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Estudio epidemiológico de parásitos intestinales en escolares de la
provincia de Tetuán (Marruecos).
2. Estudio del estado nutricional de los niños y su posible asociación a
enteroparasitosis.
3. Tratamiento de los niños afectados por parásitos intestinales.
4. Caracterización molecular de Giardia, el principal enteropatógeno de
los niños estudiados.
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Introducción y Antecedentes
3
1. Introducción y Antecedentes
1.1. Parasitosis intestinales: un problema de salud pública
Las parasitosis intestinales constituyen un serio problema de salud
pública que afecta a la población mundial, no solamente a la de países en vías
de desarrollo, produciendo morbilidad y mortalidad considerable. Los
enteroparásitos repercuten negativamente en el progreso socioeconómico de
un país y afectan al estado nutricional e intelectual de su población.
Entre los enteroparásitos humanos existen diversidad de protozoos y
helmintos. Sus fases de transmisión o los individuos adultos pueden aparecer
en las heces, al igual que también pueden estar presentes formas de desarrollo
de otros parásitos pulmonares o hépaticos. En la Tabla 1. Se indican los
parásitos más frecuentes, intestinales o no, cuyas fases de transmisión pueden
identificarse en las heces humanas.
Ultimamente debido al rápido incremento de los viajes
intercontinentales, la inmigración y la proliferación de casos de
inmunodepresión, se han convertido es afecciones más difundidas y más
difíciles de controlar. La frecuencia y el tipo de parásito pueden variar de una
región a otra, pero los enteroparásitos no discriminan por raza, sexo, estado
económico, o situación geográfica, aunque presenta mayor impacto en los
países subdesarrollados, donde sus habitantes no cuentan con infraestructura
ni educación sanitaria (Hernandez y cols. 2000). En las áreas rurales de esos
países es donde el problema se acentua. La población infantil es la
principalmente afectada debido a su inmadurez inmunológica y al poco
desarrollo de hábitos higiénicos (Ytalia y cols. 2007).
Las parasitosis intestinales pueden afectar el estado general del
individuo favoreciendo no solo la anemia y la malnutrición sino también
representando una puerta de entrada para otros agentes infecciosos.
Introducción y Antecedentes
4
TABLA 1 HELMINTOS
Nematodes Trematodes Cestodes
Ascaris lumbricoides Fasciola hepatica Taenia solium
Trichuris trichiura Fasciolopsis buski Taenia saginata
Ancylostoma duodenale Fasciola gigantica Diphyllobothrium latum
Necator americanus
Clonorchis sinensis
Opisthorchis spp. Diphyllobothrium pacificum
Strongyloides spp. Paragonimus spp. Hymenolepis nana
Trichostrongylus spp. Schistosoma mansoni Hymenolepis diminuta
Capillaria spp. Schistosoma japonicum Dipylidium caninum
Enterobius vermicularis
Trichinella spp. Heterophyes heterophyes
Metagonimus yokogawai
Echinostoma ilocanum
Echinochasmus perfoliatus
Gastrodiscoides hominis
Dicrocoelium dendriticum
Acantocéfalos
Macracanthorhynchus hyrudinaceus
Moniliformis moniliformis
PROTOZOOS
Amebas Flagelados Coccidios
Entamoeba histolytica Giardia duodenalis Isospora belli
Entamoeba dispar Chilomastix mesnili Cryptosporidium spp.
Entamoeba coli Cyclospora cayetanensis
Trichomanos tenax Trichomonas hominis Sarcocystis spp.
Entamoeba hartmanni Enteromonas hominis
Entameba polecki Retortamonas intestinalis
Entamoeba gingivalis
Endolimax nana
Iodamoeba bütschlii
Ciliados Otros
Balantidium coli Blastocystis hominis
Microsporidium spp.
Introducción y Antecedentes
5
Entre los síntomas ocasionados, como es lógico, los más
generalizados son los de carácter entérico como malestar general, dolor
abdominal, nauseas, vómitos, diarrea, flatulencia y en ocasiones fiebre. Pero
estos síntomas van más allá, ya que más allá del tracto gastrointestinal van
también algunos de los enteroparásitos tales como Entamoeba histolytica,
Cryptosporidium,Cyclospora,Ascaris,Strongyloides,Ancylostoma/Necator…
Por poner algunos ejemplos. Por ello pueden aparecer patologías
pulmonares, hepáticas, cerebrales, etc…más o menos graves asociadas a
parásitos intestinales.
En realidad, la patogenicidad o virulencia de los parásitos refleja la
interacción dinámica entre estos y el hospedador en una lucha entre el
sistema defensivo del huésped y la capacidad evasiva del parásito (Lujan,
2006). Por ello en pacientes inmunodeprimidos como los oncológicos,
desnutridos, esplenectomizados, VIH y niños con desnutrición severa los
síntomas se exarceban, pudiendo ocasionar la muerte de la persona afectada
por enteroparásitos.
En los niños, principal población de riesgo, los enteroparásitos se ha
visto que también afectan a su desarrollo fisico (talla/peso) y cognitivo, son
causantes de gran ausentismo escolar y se asociacian con anemia y
desnutrición (Schaible y Kaufmann, 2007; Borrego 2009; Gamboa y cols.
2011).
El mecanismo fisiopatogénico del daño es distinto según la naturaleza
del parásito; los protozoos normalmente producen diarreas agudas o crónicas
por lesiones o reducción del número de vellosidades intestinales, lo cual
disminuye la superficie de reabsorción del intestino delgado, o forman
úlceras en el intestino grueso que se manifiestan como diarreas disentéricas
con mucus, pus y sangre.
Introducción y Antecedentes
6
Los helmintos suelen producir daños menores en las mucosas pero
compiten con el alimento preformado del intestino delgado sustrayendo del
huésped, aminoácidos, proteínas, vitaminas, oligoelementos y hierro; esta
expoliación de los nutrientes más ricos durante varios años, conduce a la
desnutrición crónica, la disminución de peso y talla, y una disminución
irreversible de la capacidad cognitiva (Al Rumbein y cols. 2005).
Si bien la mortalidad es baja, se estimó hace algunos años que sobre
mil millones de personas en el mundo se encontraban infectadas con al
menos una especie enteroparásita (WHO, 2012). Pero realmente estos datos
se quedarán cortos por la falta de obligatoriedad en su declaración oficial en
la mayoría de los países.
Según informes de la Organización Mundial de la Salud, una sexta
parte de la población mundial se encuentra afectada por helmintos
intestinales, llegando a causar alrededor de seis millones de muertes anuales.
Entre ellos, los datos más recientes resaltan 1.4 billones de personas
afectadas por Áscaris lumbricoides , con uncinarias 1.2 billones y con
Trichuris trichuria 1 billón (WHO, 2012). En el caso de los protozoos,
Entamoeba histolytica afecta a 50 millones de personas y produce 100.000
muertes anuales y Giardia lamblia afecta a 200 millones de personas en todo
el mundo. Todos ellos pueden generar estados patológicos como infecciones
crónicas, afecciones del estado nutricional y por ende el crecimiento y
alteraciones de la actividad física así como en el rendimiento académico de
esta población (Berrocal y cols. 2006; Neves Santos y cols. 2012).
También cabe añadir la relevancia adquirida en los últimos años por
parásitos intestinales patógenos humanos como son los coccidios, cuya
incidencia ha aumentado espectacularmente debido a su carácter oportunista
en pacientes inmunodeprimidos (infectados por VIH, transplantados, etc.) y
en población infantil. Entre ellos destacan, por méritos propios,
Introducción y Antecedentes
7
Cryptosporidium y Cyclospora que son responsable de multitud de epidemias
por vía hídrica y alimentaria en todo el planeta (Chalmers, 2014 a,b; Fariza y
Bahi, 2013; Slapeta, 2013; Chacín-Bonilla, 2010).
No podemos olvidar tampoco, aunque no se considere un protozoo,
que el enteroparásitos más frecuentes a nivel mundial es Blastocystis
hominis, cuya patogenicidad es objeto de controversia, aunque algunos
estudios lo asocian a cuadros abdominales agudos y retraso en el crecimiento
y desarrollo infantil (Clark y cols. 2013).
Todos estos patógenos no solo ocasionan problemas de salud pública,
también ocasionan otros de tipo económico, habiéndose estimado en billones
de dólares los gastos ocasionados en atención sanitaria a enfermos afectados
por enteroparásitos (Chacón y Leal, 2006).
Se evaluaría mejor la importancia que revisten las parasitosis
intestinales para la salud pública si se pudiera evaluar cuantitativamente la
morbilidad que ocasionan. La disposición que muestran las sociedades a
pagar los gastos para controlar o eliminar las enfermedades se podrían
aprovechar con facilidad si a quienes formulan las normas de acción del
gobierno y a los planificadores de los sevicios de salud se les brindar la
oportunidad de comparar análisis de costo-benificio o de eficacia en función
de los costos de los diversos caminos a seguir con estimaciones de las
pérdidas económicas pronosticadas por causas de morbilidad. Con respecto a
las parasitosis intestinales, se podría buscar información cuantitativa acerca
de los años de vida potencial perdidos, del número de días saludables
perdidos, de las tasas de incidencia, prevalencia y letalidad de la enfermedad,
utilizándose a este propósito métodos cuantitativos como los empleados
actualmente en otras enfermedades como el cáncer o las enfermedades
cardiovasculares. Pero, debe procederse cuidadosamente al seleccionar los
parámetros que permitan dilucidar la importancia en salud pública de las
Introducción y Antecedentes
8
enteroparasitosis debido a las variaciones regionales del alcance del
problema. Además la letalidad no es un parámetro útil en el caso de estas
afecciones, ya que es escasa, pero los costos para el sistema, los servicios
sanitarios y las personas si se pueden medir en términos de pérdida de
nutrientes y productividad.
Realmente la OMS empezó a ser consciente del efecto económico y
social de las parasitosis intestinales en una reunión celebrada en Beers, Países
Bajos, en 1983 sobre los aspectos económicos de las enfermedades
parasitarias (OMS, 1987), donde se resaltó que enteroparásitos como Ascaris
y las uncinarias constituían un serio problema en la economía y calidad de
vida de algunas comunidades. Esto se refleja claramente en: a) nutrición,
desarrollo y crecimiento, b) trabajo y productividad, c) costos de atención
médica.
Por todo lo dicho, la OMS desde el año 2001, considera a las
parasitosis intestinales como un problema de salud pública mundial y fijó
como meta para el 2010, proporcionar tratamiento masivo a un 75% de la
población escolar en riesgo; incluyendo además educación sanitaria,
interrelación con los programas de salud y saneamiento ambiental apropiado.
Aunque esta finalidad se hubiera cumplido, cosa que es cuestionable, los
parásitos intestinales siguen y seguirán difundiéndose y afectando a millones
de personas en todo el mundo debido a la gran variedad de factores que
habría que controlar para su erradicación.
Es evidente por todo, que determinar los daños a la salud causados
por enteroparásitos, mediante el estudio de causas de morbilidad y
determinantes ambientales de la salud, permite obtener una visión
panorámica e integral de los avances en salud de la población y sirve para.
Introducción y Antecedentes
9
establecer con objetividad los programas que es necesario mantener o
eliminar para mejorar el estado de salud de la población frente al riesgo de
enfermar o morir.
1.2. Factores asociados a la parasitosis intestinales
La prevención y control de las enteroparasitosis requiere de la
identificación de factores de riesgo locales, sobre todo entre los grupos de
alto riesgo.
Está claro que los parásitos intestinales, como todos los parásitos,
necesitan de unas condiciones medioambientales que aseguren su desarrollo
y propagación, ya se trate de parásitos monoxenos o heteroxenos. Así,
necesitan de un biotopo, con unas características medioambientales que
permitan su superviviencia. Así los suelos aireados y húmedos, con
vegetación que los proteja de la desecación y de la radiación solar directa,
son los biotopos idóneos, dentro de unos límites de termperatura, para que
maduren los huevos de Ascaris o Trichuris, o las larvas las uncinarias.
Igualmente, también necesitan de una biocenosis formada por la flora y fauna
necesarios para su superviviencia y propagación, ya que deben incluir a los
hospedadores intermediarios y definitivos de los parásitos.
Entre los factores ambientales implicados en la supervivencia de los
parásitos intestinales se encuentra la temperatura que ha de ser
preferentemente cálida y la humedad relativa y pluviometría propia de zonas
tropicales es también beneficiosa.
De otra parte, está claro que la prevalencia de las parasitosis varía
según el riesgo de exposición a ambientes insalubres, y están asociados a
prácticas higiénicas inadecuadas, tales como hábitos y costumbres en la
preparación de los alimentos o problemas en la dotación de agua potable y
alcantarillado en poblaciones que viven en condiciones de pobreza,
Introducción y Antecedentes
10
lo que se traduce en que la prevalencia de parasitosis sea mayor
cuando los ingresos económicos de la familia sean menores (Ávila y cols.
2007; Östan y cols. 2007).
En un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) refiere que más del 40% de la morbilidad mundial se origina por
factores ambientales. Las amenazas ambientales más frecuentes se relacionan
con agua, insegura, saneamiento inadecuado de excretas, contaminación del
aire, exposición a productos químicos peligrosos y lesiones no intencionales.
Muchos de estos factores ambientales son modificables.
Tomando en cuenta el contexto global, existen factores que
condicionan la infestación por parásitos, estos tienen que ver
fundamentalmente con el estado de saneamiento ambiental en que viven las
personas, así como con el estilo de vida. Así podemos destacar el inadecuado
o ausente tratamiento del agua de consumo, la ausencia de letrinas y redes de
distribución y tratamiento de excretas, el empleo de viviendas con piso de
tierra, el contacto con animales domésticos y el poco uso de calzado.
Mucho habría que hablar sobre la importancia del agua en la
transmisión de los enteroparásitos y como desencadenante de procesos
diarreicos ya que muchos parásitos intestinales se transmiten a través de agua
de bebida, residual o recreacional, y algunos de ellos han desencadenado
múltiples epidemias, tal es el caso de Giardia y Cryptoporidium (Karanis,
2011). Estas epidemias por vía hídrica no solo han afectado a países en vías
de desarrollo sino a países desarrollados, y a un alto número de individuos
por lo que han creado situaciones de alarma que han llevado al
establecimiento de costosas técnicas de control protozoológico del agua.
Asociados a estos factores medioambientales están los
socioculturales. Muy importante es la escasa cultura de la población por lo
que la formación sanitaria es prácticamente nula. Esto implica no tener unas
Introducción y Antecedentes
11
nociones básicas sobre higiene, como el lavado de manos previo a la comida
o después de defecar, la inadecuada manipulación de alimentos, y las dietas
poco balanceadas que inducen a la desnutrición en el caso de los niños. De
otro lado, la precaria capacidad adquisitiva de muchas familias también
llevaría a esta estado de deficiente nutrición. Este problema además se ve
agravado al no tener, en muchos casos, acceso a los servicios sanitarios.
Si bien se ha demostrado que algunos enteroparásitos son causantes
de desnutrición infantil (Stephenson y cols. 1993; Gendrel y cols. 2003;
Hesham Al Mekhlafi y cols. 2005; Casapia y cols. 2006; Botero y cols. 2009;
Inabo y cols. 2011) también sucede lo contrario y los problemas nutricionales
podrían, a su vez, influir sobre el estado de infección parasitaria a través de la
modulación de la respuesta inmune involucrada en los mecanismos de
defensa contra estos parásitos. Es decir, que también existen factores propios
del hospedador, como el estado inmunológico, que condicionan el
enteroparasitismo o la gravedad de la afección por enteroparásitos. Por eso
los niños, con sistema inmunológico inmaduro y más si están malnutridos,
son uno de los principales grupos de riesgo para los parásitos intestinales.
Por poner algún ejemplo; las Ig E están implicadas en la respuesta
inmunológica frente a los helmintos (King y cols. 1993). Se ha demostrado
que factores sociales relacionados con el riesgo nutricional son fuertes
estimuladores de la producción policlonal de IgE (Hagel y cols. 1993), así
como también que en niños parasitados malnutridos los niveles de IgE total
son muy elevados, mientras que la respuesta IgE específica al parásito es
deficiente (Hagel y cols. 2001). Y además, que al contrario de los niños bien
nutridos, después de la aplicación de tratamiento antihelmíntico sostenido y
prolongado no se observan cambios en la relación IgE total/ IgE específica en
niños malnutridos, lo cual indica que la malnutrición podría favorecer
respuestas policlonales de IgE y reducir la capacidad de establecer una
Introducción y Antecedentes
12
respuesta específica protectora (Hagel y cols. 2001). Esto contribuiría a las
reinfecciones continuas que son frecuentes sobre todo en niños.
Igualmente pacientes de SIDA, transplantados, tratados con
corticoides o mujeres embarazadas, constituyen importantes grupos de riesgo
también. En ellos, en base a las deficiencias en su sistema inmunológico, los
enteroparásitos se pueden multiplicar más activamente y mejor, e incluso
coloniza localizaciones extraintestinales como es el caso de Cryptosporidium
spp., Cyclospora cayetanensis, Strongyloides spp, etc..
Otros factores asociados a la actividad humana como son el
hacinamiento, o las migraciones, muchas veces forzadas, hacen que se relajen
los hábitos higiénicos o se introduzcan enteroparásitos en países donde no
existían. Además, el fenómeno de la migración de la población potencia las
enteroparasitosis, ya que generalmente se ubica en áreas marginadas con
servicios de saneamiento ambiental insuficientes. (Berrocal y cols., 2006).
1.3. Los niños y los enteroparásitos
La OMS consideró a la salud ambiental infantil como uno de los
principales retos sanitarios del siglo XXI, luego de celebrar en diciembre de
2002 la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo,
Sudáfrica. Desde entonces, estimula el desarrollo de estrategias para abordar,
divulgar y resolver los problemas ambientales a partir de centros
especializados. Esta difusión ha dado origen a un nuevo movimiento en la
pediatría, conocido como Pediatría Ambientalista, destinada a diagnosticar,
tratar y prevenir las patologías relacionadas con la contaminación del medio
ambiente (Gil, 2008).
En mayo de 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre
la Infancia emitió el documento titulado “Un mundo apropiado para los
niños”, en el que los líderes mundiales acordaron “reducir la prevalencia de
Introducción y Antecedentes
13
las parasitosis intestinales” y reconocieron la estrategia de desparasitación
masiva como una herramienta útil a este propósito.
Las infecciones parasitarias predominan en la población infantil y
constituyen una causa importante de morbilidad y mortalidad a nivel
mundial, la pobreza y las condiciones higiénicas limitadas se asocian a una
alta frecuencia e intensidad de estas infecciones. Entre las causas de
morbilidad infantil a nivel mundial, la producida por parásitos intestinales se
sitúa en el tercer lugar, precedida por las infecciones respiratorias agudas y
las diarreas de otras etiologías, además son unas de las enfermedades
transmisibles más difíciles de controlar, no solo por su gran difusión, sino por
los diversos factores que intervienen en su cadena de propagación (Espinosa-
Morales y cols. 2011).
El conocimiento actual sobre las enfermedades diarreicas, su
prevención y control, ha permitido en los últimos años salvar millones de
vidas en todo el mundo y contribuir a la supervivencia infantil. A pesar de
estos avances, millones de niños y niñas siguen padeciendo estas
enfermedades. El tratamiento de los niños en edad escolar constituye la base
de la prevención de las enteroparasitosis de la población de un área
geográfica (Balcioglu y cols. 2007).
Aproximadamente 1.5 millones de niños mueren al año de diarrea,
muchos de ellos por parásitos intestinales, y el 90% de estos casos se debe a
agua contaminada o falta de higiene (OMS, 2012). Los datos
epidemiológicos más recientes sobre enteroparasitosis en niños reflejan más
del 80% de prevalencia en países en vías de desarrollo, frecuencia de
multiparasitismo del 20% y una de las más importantes causas de mortalidad
(Paz Soldán y cols. 2006; Peréz Cordón y cols. 2008; Gamboa y cols. 2011;
Garbosa, 2013; El-Sherbini y cols. 2013; Bailey y cols. 2013).
Introducción y Antecedentes
14
De importancia son las infecciones parasitarias en los niños en edad
preescolar y escolares hasta 7 años, quienes son más susceptibles que otros
grupos de edad a ellas y las cuales puede tener una profunda repercusión
sobre el crecimiento y el desarrollo en los niños. La mayor suceptibilidad de
este grupo etario se debe a la inmadurez del sistema inmunológico y a la
esposición a lo parásitos por sus juegos y poca práctica de hábitos higiénicos
(Londoño, 2009; Alarcón, 2010; Nguyen y cols. 2012).
Muchos niños con parásitos intestinales son asintomáticos pero
aquellos que presentan síntomas los manifiestan básicamente de dos formas:
síntomas gastrointestinales y carenciales. Dentro de los gastrointestinales
sobre todo diarrea acuosa o hemorrágica, dolor abdominal, nauseas, vómitos,
flatulencia o tenesmo. Los síntomas carenciales se manifiestan con debilidad,
palidez e hiporexia entre otros (Gonzalez de la Rosa y cols. 1999). Además,
cuando los menores sufren episodios repetidos de diarrea quedan en estado
de mayor vulnerabilidad ante la desnutrición y otras enfermedades (Unicef,
2005).
La mayoría de los niños en países en vías de desarrollo están
infectados de gusanos intestinales (Paz Soldán y cols. 2006; Peréz Cordón y
cols. 2008; Gamboa y cols. 2011; OMS 2012) y no es extraño ya que 2.000
millones de personas en todo el mundo están afectadas por helmintos
intestinales. Más de 270 millones de niños en edad preescolar y más de 600
millones en edad escolar viven en zonas con intensa transmisión de
geohelmintos y necesitan tratamiento e intervenciones preventivas (OMS,
2013). Estos al igual que los demás enteroparásitos pueden causar
malnutrición en los niños y disminuir las posibilidades de crecer,
desarrollarse y aprender. Asimismo, la OMS (2013) ha señalado que los
niños infectados que reciben tratamiento muestran un aumento espectacular
Introducción y Antecedentes
15
de la memoria a corto y largo plazo, así como de su capacidad de
razonamiento y de comprensión de lectura.
Según la OMS (2013) los niños en edad preescolar y escolar
constituyen, junto con las mujeres embarazadas, los principales grupo de
riesgo de las geohelmintiosis. Y el programa de control frente a helmitos
transmitidos por el suelo, iniciado en 2001, tiene como principal meta
mundial eliminar la morbilidad causada por las helmintiasis transmitidas por
el suelo en los niños de aquí a 2020. Ello se logrará mediante el tratamiento
periódico de al menos el 75% de los niños en las zonas endémicas (según los
cálculos, unos 873 millones).
1.4. Programas de control frente a los enteroparásitos
Los objetivos de los programas de control de las
enteroparasitosis están dirigidos fundamentalmente a reducir la
morbilidad a corto plazo mediante la atención médica individual,
quimioterapia y educación sanitaria. A largo plazo pretenden reducir la
prevalencia a través de la mejora del saneamiento, abastecimiento de
agua potable y promoción de la higiene personal y alimentaria.
En muchos países las infecciones parasitarias intestinales endémicas
guardan una relación estrecha con los procesos de desarrollo económico y
social y, por consiguiente, el control de aquéllas puede ser una cuestión
delicada, tanto social como políticamente. En otros, el control de dichas
infecciones ha resultado ser un punto útil de entrada para el despliegue de
otras actividades de atención primaria de salud, por ejemplo, en la
planificación de la familia, la atención infantil, la educación en materia de
salud y la nutrición.
En el diseño de programas de prevención y control frente a
parasitosis intestinales son esenciales los estudios epidemiológicos más allá
Introducción y Antecedentes
16
de la mera identificación y del recuento de casos. La elaboración de
encuestas exactas de la distribución y del alcance de las enfermedades
parasitarias siempre será esencial en la selección de problemas que han de
atacarse a través de los programas de prevención y control para observar el
progreso y la eficacia de la estrategia elegida.
Los descubrimientos recientes en la investigación epidemiológica
han contribuido, sin embargo, a que comprendamos mejor cómo se transmiten
los parásitos, cómo se regula su número dentro de los huéspedes (tanto
personas como comunidades) y cómo puede perturbarse la dinámica de la
población afectada por una infección parasitaria dada a los efectos del
control. Se han elaborado modelos matemáticos de varias infecciones que
permiten predecir los efectos de la interferencia con un aspecto particular
de la historia de la vida de un parásito, con una intervención dada, en la
prevalencia y la intensidad de la infección en la comunidad. Los modelos
matemáticos para formular estrategias de control, planificar la
secuencia cronológica y la forma de las intervenciones y pronosticar los
resultados serán de poco provecho, a menos que se hayan elaborado
sobre la base de datos exactos acerca de la prevalencia e intensidad de
las infecciones de helmintos en relación con la edad, y sobre la tasa de
incidencia de infecciones protozoarias en relación con la edad. La
recopilación de datos debe fundamentarse en diagnósticos fiables y en el
muestreo correcto de la comunidad, y al efectuarla habrá que tener en
cuenta las variaciones estacionales.
El primer paso consiste en estudiar la epidemiología de las
infecciones parasitarias intestinales y en recopilar la información
existente acerca de la índole y del alcance de aquellas infecciones y otras
enfermedades existentes en la zona sometida a estudio. Esa
información puede ser suficiente para la evaluación del grado de
Introducción y Antecedentes
17
prioridad que debe asignarse a la prevención y al control de las
infecciones parasitarias intestinales. En la mayoría de los casos, sin
embargo, tendrán que obtenerse datos suplementarios mediante
encuestas especiales con objeto de definir y cuantificar los problemas de
salud, de identificar los sectores de la población particularmente
afectados y de evaluar la viabilidad de las medidas de control. Los datos
de las encuestas tienen que suplementarse mediante estudios sobre el
terreno acerca del comportamiento humano, de las prácticas locales en
cuanto a higiene alimentaria, de los métodos de evacuación de heces y de
la calidad y accesibilidad del abastecimiento de agua.
El comportamiento humano reviste importancia considerable en
la transmisión de las infecciones parasitarias intestinales y el éxito de
los programas de control quizá depende en última instancia de la
modificación de las normas de comportamiento. El comportamiento
humano puede ser deliberado o involuntario y puede promover la salud o
contribuir a su deterioro. Por ejemplo, la defecación indiscriminada, el
uso impropio de las letrinas y el empleo de las heces humanas sin
tratar como estiércol son actos deliberados que propician la transmisión
de la infección. La buena higiene personal, el uso habitual de calzado y
la abstención del consumo de ciertos tipos de alimentos asociados con
algunas enfermedades (por ejemplo, la carne de cerdo mal cocinada)
reducen la transmisión y el riesgo de infección.
En las encuestas que se emprendan como parte de un programa
planificado de control debe incluirse la recopilación de información acerca
de los valores y normas de la comunidad, su actitud hacia esas infecciones y
la reacción general a la intervención proyectada. Es importante, en
particular, identificar qué tipos de comportamientos determinados por la
cultura y las prácticas locales son desfavorables para la salud y sería
Introducción y Antecedentes
18
necesario modificar con objeto de reducir el riesgo de infección, cuáles son
beneficiosos y necesitarían reforzarse para realzar el cumplimiento del
programa de control.
Una vez que se han sentado los cimientos epidemiológicos, puede
adoptarse una decisión de principios normativos en cuanto a si ha de
iniciarse o no un programa en gran escala. Si la decisión es afirmativa, es
esencial una formulación clara de los objetivos específicos que se
pretenden alcanzar para la planificación apropiada del programa, la
selección de estrategias y los métodos para ponerlas en práctica, la fijación
de metas, el seguimiento y la evaluación. El objetivo global a largo plazo es
reducir la prevalencia, intensidad y gravedad de las infecciones parasitarias
intestinales a niveles a los que éstas cesen de ser importantes para la salud
pública. En este contexto, la expresión “a corto plazo” abarca la cobertura
de unos pocos años, en tanto que la expresión “a largo plazo” se refiere a
un decenio o más.
El enfoque básico consiste en interrumpir la transmisión mediante: a)
la introducción, el uso y el mantenimiento de medidas de saneamiento
eficaces; b) la promoción de métodos de evacuación inocua; c) el
abastecimiento de agua potable; y d) la promoción de la higiene personal y
alimentaria. Usualmente esas medidas surten efecto con lentitud, exigen una
inversión considerable y necesitan ir acompañadas de actividades de
desarrollo social, económico y educacional. Con los objetivos a corto plazo
se aspira a controlar la enfermedad con rapidez, lo cual es crucial si se
desea obtener el apoyo y la cooperación de la comunidad. Dichas medidas,
por lo tanto, deben dirigirse hacia aquellos sectores de la población que se
encuentran en mayor riesgo. Por ejemplo, en el caso de enfermedades
helmínticas esto quiere decir la aplicación de quimioterapia en masa o
Introducción y Antecedentes
19
selectiva con antihelmínticos y, en el caso de la infección por uncinarias, la
utilización de antihelmínticos suplementados con hierro.
Cuando las infecciones y enfermedades parasitarias intestinales
constituyen un problema de salud importante, el programa de prevención
y control debe incorporar componentes a plazos cortos y largos. Las
medidas a corto plazo se precisan para lograr un efecto temprano y las
medidas amplias a largo plazo se necesitan para reducir la transmisión por
debajo del nivel que se requiere para mantener la infección.
Desde 1987 hasta la actualidad algunos de los objetivos de la OMS
en el control de las parasitosis intestinales son los siguientes:
A) En el caso de la ascariosis el objetivo a corto plazo es
atenuar la intensidad de la infección a niveles a los que los efectos
perniciosos en el estado nutricional y las manifestaciones de
obstrucción intestinal en los niños sean poco comunes. Esto se puede
lograr por medio de la quimioterapia, enfocada hacia los sectores de la
población más acentuadamente infectados (los niños de corta edad) o
los más vulnerables (los niños desnutridos). El control de la ascariasis
pulmonar, biliar y de otros estados relacionados con la migración de
vermes adultos en el cuerpo y la alergia por Ascaris requiere el logro de
una reducción sustancial de la prevalencia general de A. lumbricoides, lo
que representa un objetivo a largo plazo que se puede alcanzar con una
mejora del saneamiento, suplementada por la quimioterapia en gran
escala.
B) En la infección por uncinarias el objetivo a corto plazo debe
consistir en reducir la morbilidad y la mortalidad debidas a la anemia
producida por las uncinarias y, en el logro de este objetivo, los centros
periféricos de salud tienen una función crucial que desempeñar. El
objetivo a largo plazo, la disminución de la prevalencia total, demanda
Introducción y Antecedentes
20
que se mejoren en general el saneamiento y la higiene, y su logro se
puede acelerar mediante la aplicación de medidas específicas sanitarias y
quimioterapéuticas.
C) En lo que se refiere a la estrongiloidiosis el objetivo a corto
plazo es prevenir la infección intensiva o diseminada. Esto se puede
llevar a cabo mediante el examen. El tratamiento si es necesario, de los
que se encuentran en riesgo especial (es decir, las personas con alguna
malignidad o alteración de la inmunidad o los pacientes que están a
punto de recibir medicamentos inmunosupresores para operaciones de
transplante de órganos). En el caso de la infección por «S. fuelleborni»
(por ejemplo, en Papua Nueva Guinea), la quimioterapia profiláctica y el
tratamiento bien organizado de casos corrientes deben contribuir a
salvar las vidas de lactantes a menos que alguna encuesta indique que
se necesitan mejores medidas de control. El mejoramiento del nivel de
vida en general reducirá la prevalencia de la estrongiloidiasis pero no la
erradicará debido a que la infección se transmite con facilidad de una
persona a otra y es de duración sumamente prolongada.
D) En lo atinente a la teniosis por T. solium el objetivo a corto
plazo es reducir la mortalidad y la morbilidad debidas a la
neurocistercercosis, lo cual es probable que se pueda lograr por medio de
la quimioterapia en gran escala en zonas hiperendémicas. El objetivo a
largo plazo debería consistir en la reducción global de la prevalencia de la
teniasis mediante la supervisión apropiada de casos, la detección y el
tratamiento tempranos de la infección, la inspección regular de la carne y la
mejora del saneamiento y la higiene veterinaria. La educación en materia
de salud y la participación de la comunidad revisten importancia particular
en los programas de control de T. solium.
Introducción y Antecedentes
21
E) En la himenolepiosis debe ponerse interés particular en la
prevención y el control de epidemias de H. nana en instituciones infantiles
y hospitales. La reducción a largo plazo de la prevalencia de- manda el
mejoramiento de la higiene personal más que medidas sanitarias generales.
F) En lo que se refiere a la amibiosis el objetivo a corto plazo
consiste en reducir la mortalidad y la morbilidad debidas a la disentería
amibiana y a amibiosis extraintestinal. Esto se puede lograr mejorando el
saneamiento, la higiene personal y alimentaria y la calidad del agua y su
abastecimiento, así como mediante el diagnóstico y el tratamiento de casos
individuales. La reducción de las tasas de prevalencia se puede alcanzar
aplicando las medidas higiénicas no específicas mencionadas antes, que en
general son esenciales para la prevención y el control de la mayoría de las
infecciones intestinales y diarrea de origen vírico, bacteriano o parasitario.
G) En el caso de la giardiosis el objetivo a corto plazo es prevenir y
controlar las epidemias en poblaciones que comparten las fuentes de agua o
en instituciones (como centros de atención diurna, orfanatos y hospitales
para tratamiento de enfermedades mentales). En todos aquellos casos en
que la tasa de prevalencia global exceda del 10 % deberá intentarse reducir
el número de casos mediante la aplicación de medidas higiénicas no
específicas.
A continuación hay que establecer las prioridades, costos y
beneficios y la decisión de establecer un programa de control de
enfermedades parasitarias intestinales puede que dependa de la
evaluación de las ventajas del control. En otras palabras, urge decidir si
los beneficios previstos del control pueden justificar plenamente los
costos de las medidas necesarias, en particular cuando hay limitaciones
de recursos y otros problemas de salud.
Introducción y Antecedentes
22
Las razones que justifican el control de las parasitosis intestinales
son claras: a) Cada vez se tienen más pruebas de que dichas infecciones
revisten gran importancia para la salud pública debido al efecto directo
que ejercen en la salud y a que contribuyen a que se produzcan otras
condiciones patológicas. b) La experiencia adquirida en el uso correcto de
los medicamentos modernos ha hecho que el control de esas infecciones
sea a la vez viable y eficaz. c) La aplicación de medidas para combatir
los parásitos intestinales promueve el desarrollo de programas integrados
de salud a nivel de la comunidad. Esas medidas son acogidas con
beneplácito por las comunidades y tienen un efecto psicológico
beneficioso que propicia el mejor cumplimiento de las otras partes de
un programa integrado de salud y desarrollo.
El proceso de planificación debe incluir enfoques analíticos para
estimar los costos y beneficios comparativos de los diferentes
programas de salud. Además, deberán hacerse evaluaciones del efecto
potencial de diferentes estrategias y políticas no sólo en el estado de
salud de la población que se va a cubrir, sino también de los cambios
experimentados en los conocimientos, la actitud y el comportamiento de
la gente. Se deben evaluar, por tanto, los beneficios directos e indirectos.
El costo de la prevención y del control de las parasitosis
intestinales es mínimo cuando el programa está estructurado de tal
manera que sus varios componentes sean parte de la rutina establecida
del trabajo de salud de la comunidad, como la atención de salud
maternoinfantil, la atención de los niños de edad escolar, la educación
en materia de salud y el saneamiento ambiental. Los costos adicionales
corresponden en gran parte a los laboratorios de diagnóstico y a los
antihelmínticos, en tanto que el coste de personal y de transporte es
relativamente menor.
Introducción y Antecedentes
23
Por último hay que aplicar las estrategias adecuadas mediante el
control de las epidemias, el tratamiento de los casos y los proyectos de
orientación comunitaria. La mira de los proyectos de orientación
comunitaria debe de ser doble: a) controlar las propias infecciones
parasitarias intestinales prevalecientes localmente y b) promover la
cooperación de la comunidad en cuestiones de salud utilizando un
programa de control de esa índole como medio de lograr un desarrollo
general.
Además, las actividades relacionadas con la prevención y el
control de infecciones parasitarias intestinales tendrán que llevarse a
cabo en general a través de otros programas importantes de salud, a saber:
abastecimiento de agua y saneamiento, control de las enfermedades
diarreicas, atención de salud maternoinfantil, programas de
alimentación, inocuidad de los alimentos, educación en materia de salud
y salud ocupacional.
La quimioterapia se ha convertido en un instrumento potente
para controlar helmintiasis intestinales graves, aunque su eficacia para
controlar las infecciones protozoarias intestinales es menos evidente.
Aun cuando la quimioterapia orientada hacia la comunidad proporciona
resultados inmediatos el efecto puede ser pasajero si el tratamiento no se
repite a intervalos apropiados por espacio de algún tiempo o si no es
apoyado por medidas sanitarias y programas de educación en materia de
salud. La quimioterapia se utiliza tanto en la atención médica de
particulares como en proyectos basados en la población. Toda decisión
en cuanto a utilizar la quimioterapia en gran escala debe fundamentarse en
los resultados de una encuesta de la distribución y transmisión de parásitos
intestinales en una zona dada y en objetivos claramente definidos. La
tecnología aplicada al saneamiento también es fundamental Las
Introducción y Antecedentes
24
infecciones parasitarias intestinales mantendrán su prevalencia en tanto que
la gente no tenga acceso fácil y cómodo al abaste- cimiento de agua potable
y a las instalaciones higiénicas para la eva- cuación de las excretas humanas.
El abastecimiento de agua potable y la provisión de mejores servicios de
saneamiento y su utilización contribuirían en escala importante a la
prevención y al control de enteroparasitosis.
Por último es necesario valorar la eficacia del programa
aplicado. En la práctica, la prevención y el control de infecciones
parasitarias intestinales dependen de encuestas iniciales exactas y
fiables y de la observación apropiada de la evolución de los programas
de intervención. Debe prestarse atención particular a los instrumentos de
diagnóstico, a la entrega y al uso de los medicamentos, a la elección de
la tecnología sanitaria y a la educación en materia de salud para
particulares y la comunidad. El trabajo epidemiológico, efectuado a través
de la vigilancia de la población, constituye un componente esencial de
todo programa de prevención y control. La vigilancia permite a los
funcionarios de salud observar la evolución de los programas de control y
modificarlos, según sea necesario. Por último, la vigilancia epidemiológica
actúa como un sistema para el seguimiento a largo plazo de la prevalencia
de las infecciones en relación con las medidas de control establecidas. En
el trabajo de vigilancia deben verificarse con todo detenimiento los factores
que determinan la incidencia y distribución de una infección parasitaria
intestinal. Es importante recopilar y analizar datos sobre la prevalencia e
intensidad de la infección por edad, sexo, situación socioeconómica de la
población, ubicación geográfica de la zona cubierta y variaciones
estacionales en la zona. Los principales elementos de una estrategia de
vigilancia pueden ser: a) las encuestas epidemiológicas de la población
para determinar la prevalencia distribución e intensidad de la infección,
Introducción y Antecedentes
25
donde fuere el caso: b) el registro de la mortalidad y c) la notificación de
la morbilidad. Los datos demográficos son necesarios toda vez que
contribuyen a la interpretación de los resultados de las encuestas
epidemiológicas y permiten hacer estimaciones de los suministros que se
precisan para llevar a cabo los programas de prevención y control.
La OMS (2001) hace incapie entre las parasitosis intestinales a las
helmintiosis transmitidas por el suelo y la esquitosomiosis, incluidas dentro
de las llamadas “enfermedades desatendidas”.
Las enfermedades “desatendidas” son un grupo de enfermedades
parasitarias y otras enfermedades infecciosas que se caracterizan por la
inversión destacablemente baja del sector farmacéutico en ellas y porque
principalmente afectan a los grupos más desfavorecidos de la sociedad. Entre
estas enfermedades se incluyen las parasitosis intestinales, principalmente las
geohelmintiosis por Ascaris lumbricoides, Trichuris trichiura, Ancylostoma
duodenale y Necator americanus y la esquistomiosis.
En mayo de 2001, los miembros de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) se reunieron para implementar e integrar una estrategia de
prevención y control para la esquistosomiasis y las helmintiasis a través de la
resolución 19 de la 54th World Health Assembly (WHA54.19). La Asamblea
reconoció el abastecimiento sanitario y de agua segura (agua potable) como
elementos esenciales. Se subrayó que la medida más adecuada para lograr
disminuir la morbilidad y mortalidad, para mejorar la salud y el desarrollo de
las comunidades infectadas es el tratamiento de los grupos de alto riesgo,
especialmente niños en edad escolar, y el acceso a fármacos desde los
servicios de atención primaria.
En el documento final del período extraordinario de sesiones de la
Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la infancia (mayo de 2002),
titulado «Un mundo apropiado para los niños», los líderes mundiales
Introducción y Antecedentes
26
acordaron «reducir la incidencia de los parásitos intestinales» y «reducir en
un tercio la prevalencia de la anemia, incluida la anemia ferropénica, para
el año 2010».
La declaración conjunta OMS-UNICEF (2004) que lleva por título
“Prevención y control de la esquistosomiosis y las helimintiosis transmitidas
por el suelo” ya indicaba que “Las estrategias globales e integradas de
prevención y control de las infecciones por helmintos, incluido el tratamiento
vermífugo regular de las personas en riesgo, puede tener importantes
repercusiones en la salud, el crecimiento y el desarrollo cognitivo de los
niños”. “A fin de promover y proteger los derechos de los niños, entre ellos el
«el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a
servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la
salud» (Convención sobre los Derechos del Niño), hay que hacer frente de
forma eficaz a las enfermedades que suponen una carga excesiva para su
salud y desarrollo. Además, la creación de un entorno educativo seguro,
saludable, inclusivo y con una distribución equitativa de los recursos que
fomente la excelencia del aprendizaje, es una condición importante para que
se cumpla el derecho de todos los estudiantes a tener una educación de buena
calidad”. En esta misma declaración se indica el ejemplo de “Sudáfrica:
tratamiento vermífugo de los escolares para mejorar el aprendizaje” en que en
un poblado rural de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, los profesores y los padres
observaron que los niños que se quedaban dormidos en la escuela eliminaban
gran número de gusanos en las heces o los vómitos. Una amplia encuesta
realizada en las 12 escuelas primarias de la zona reveló que más del 95% de
los niños estaban infectados por gusanos. Estos resultados alarmantes
llevaron a la formación de un grupo de trabajo cuyo objetivo fue obtener de
las empresas privadas recursos para administrar tratamiento vermífugo a los
niños. Cada 6 meses, los profesores y las enfermeras escolares administraron
Introducción y Antecedentes
27
tratamiento vermífugo a más de 11 000 niños, con lo que la proporción de
niños infectados se redujo a menos del 20%. Aprovechando el éxito de este
programa de tratamiento vermífugo, el grupo de trabajo prosiguió su labor
con las comunidades escolares. El resultado ha sido que todas las escuelas
han establecido planes de acción para mejorar el entorno escolar y han
integrado en sus programas la educación sobre la higiene; a la hora de asignar
recursos para el saneamiento, el gobierno local ha comenzado a darle
prioridad a las escuelas. Igualmente incentivadas por la OMS se han
desarrollado muchos Proyectos de Escuelas Saludables en Latinoamérica en
base a la definición ““Un espacio para la transformación social, con el
compromiso de formar ciudadanas y ciudadanos plenos de derechos,
fundamentado en los principios de igualdad, equidad, libertad, solidaridad y
justicia social, donde niños, niñas y adolescentes logran un armonioso
desarrollo biológico, emocional y social, con estilos de vida saludables, en
un ambiente de bienestar, compartido con sus familias, docentes, personal de
la escuela y comunidad, bajo un enfoque integral, integrador y participativo.
Todos trabajando por un fin común, formar generaciones futuras con cultura
de salud integral y desarrollo humano”
Es importante también recordar (OMS-UNICEF, 2004) que “para
poner en práctica cualquier programa de control de las helmintiosis y
conseguir que llegue a las mujeres y a los niños será necesario vincularlo con
los programas esenciales de los países que ya estén en marcha y colaborar
con las actividades regionales, nacionales y locales ya existentes. Esto podría
incluir: la estrategia de AIEPI (Atención Integrada de las Enfermedades
Prevalentes de la Infancia), incluida la AIEPI comunitaria; los programas
basados en las escuelas, como Saneamiento e Higiene y FRESH
(Concentración de Recursos en la Sanidad Escolar); programas de
suplementación de vitamina A; salud maternoinfantil; salud reproductiva,
Introducción y Antecedentes
28
incluida la iniciativa Reducir los Riesgos del Embarazo; hacer Retroceder el
Paludismo; programa Ampliado de Inmunización; agua y saneamiento
ambiental”.
Se concluye que “El tratamiento vermífugo mejora la salud, la
nutrición y el desarrollo físico, hace que el embarazo sea más seguro y
mejora su desenlace. Además, es barato; un programa escolar de tratamiento
vermífugo suele costar entre US$ 0,25 y US$ 0,50 por niño y año. El
tratamiento es seguro, incluso cuando se administra durante el embarazo o a
niños no infectados. Por último, el tratamiento vermífugo puede añadirse
fácilmente a actividades y programas ya existentes en los servicios de salud,
a los programas de salud escolar y a campañas sanitarias especiales. Cuando
se acompaña de actividades de saneamiento e higiénicas apropiadas,
destinadas a prevenir la reinfección, el tratamiento vermífugo regular puede
tener impacto a largo plazo”.
La administración coordinada y masiva de medicamentos para tratar
varios tipos de parásitos intestinales se convirtió en una norma internacional
a partir de este punto. Poco después, el secretariado de la Organización
Mundial de la Salud empezó a fortalecer las alianzas a fin de hacer que los
parásitos intestinales tuvieran una mayor prioridad entre los defensores y
practicantes de la salud pública. Estas alianzas convergieron para determinar
los métodos más efectivos para aunar los compromisos políticos mostrados
por los Estados Miembros y los enfoques técnicos respaldados por la
Asamblea Mundial de la Salud. La publicación de la Organización Mundial
de la Salud del año 2006 titulada “Quimioterapia Preventiva para las
Helmintiasis Humanas: Uso Coordinado de Medicamentos Antihelmínticos
en las Intervenciones de Control”, fue el primer manual para los
profesionales de la salud sobre la manera de tratar los parásitos intestinales, y
les ha ofrecido a los médicos y planificadores de la salud una orientación en
Introducción y Antecedentes
29
riesgo y reducir el reservorio de la infección”. También resalta que son
esenciales alianzas entre las instituciones gubernamentales (incluyendo las
escuelas), la sociedad civil y el sector privado para las campañas exitosas de
desparasitación (OPS, 2011). El control integral de las helmintiasis
intestinales necesita de la participación activa de la comunidad y de esfuerzos
coordinados multidisciplinarios e interinstitucionales para el desarrollo de
estrategias apropiadas.
Se indica también que las geohelmintiosis, en particular, requieren de
la integración de acciones para el saneamiento y otras intervenciones
ambientales necesarias, la provisión de agua potable, la mejora de la
vivienda y de las condiciones de vida, la promoción de hábitos apropiados de
higiene personal y colectiva y la introducción de normas para la producción,
manejo y consumo de alimentos en el ámbito familiar y comunitario. El
médico y el equipo de salud directamente vinculado a la comunidad, juegan
un rol fundamental como efectores de acciones específicas, en la educación,
la consejería permanente y el estímulo para la incorporación de hábitos
adecuados por parte de la comunidad, que sirvan de base para la prevención y
el control efectivo de estas y otras enfermedades transmisibles (OPS, 2003).
Recientemente, en 2012 la OMS publicó “Eliminación de helmintiosis
transmitidas por el suelo como un problema de salud pública en niños.
Progresos desde 2001-2010 y plan estratégico 2011-2020” y volvió a analizar
las estrategias de control de las helmintiosis transmitidas por el suelo
consistente en controlar la morbilidad tratando periódicamente a las personas
en situación de riesgo que viven en zonas endémicas.
Las personas en riesgo son las siguientes: niños en edad preescolar,
niños en edad escolar, mujeres en edad fecunda (en particular las
embarazadas durante el segundo y tercer trimestres de la gestación y las
Introducción y Antecedentes
30
mujeres lactantes), y adultos con algunas ocupaciones de alto riesgo, como
recolectores de té o mineros.
La OMS recomienda el tratamiento farmacológico (vermífugo)
periódico sin diagnóstico individual previo para todas las personas en
situación de riesgo que vivan en zonas endémicas. El tratamiento debe
administrarse una vez al año si la prevalencia de helmintiasis transmitidas por
el suelo en la comunidad supera el 20%, y dos veces al año si la prevalencia
supera el 50%. Esta intervención reduce la morbilidad porque hace disminuir
la carga de gusanos.
Además, la educación sobre salud e higiene reduce los casos de
transmisión y reinfección porque fomenta la adopción de conductas
saludables; también es importante que haya unos sistemas adecuados de
saneamiento, pero ello no siempre es posible en los entornos con pocos
recursos.
Las actividades de control se centran en la morbilidad. El tratamiento
periódico de las poblaciones en riesgo reducirá la intensidad de la infección y
la morbilidad de las personas infectadas.
El tratamiento vermífugo periódico se puede integrar fácilmente en
los días de salud infantil o los programas de suplementación entre los niños
en edad preescolar, o bien en los programas de salud escolar. En 2011, más
de 300 millones de preescolares y escolares recibieron tratamiento con
antihelmínticos en los países donde estas parasitosis son endémicas, cifra que
corresponde a un 30% de los niños en riesgo.
Las escuelas constituyen un punto de entrada especialmente idóneo
para las actividades de desparasitación, ya que permiten aplicar fácilmente el
componente de educación en salud e higiene, insistiendo por ejemplo en el
lavado de las manos y la mejora del saneamiento.
Introducción y Antecedentes
31
La OMS actualmente indica que el 24% de la población mundial están
afectados por enteroparásitos. Las ascariosis afecta a cerca de 1 billón de
personas, la trichuriosis 795 millones y las uncinariosis 740 millones; de ellos
270 millones son niños en edad preescolar y 600 en edad escolar. Por ello
estas enfermedades siguen preocupando.
La meta mundial (OMS 2012, OMS 2013), de este programa de
control, iniciado en 2001, consiste en eliminar la morbilidad causada por las
helmintiosis transmitidas por el suelo en los niños de aquí a 2020. Ello se
logrará mediante el tratamiento periódico de al menos el 75% de los niños en
las zonas endémicas (según los cálculos, unos 873 millones).
Los estados miembros de la Organización Panamerica de la Salud, en
Latinoamérica apoyando esta iniciativa se han comprometido a reducir antes
del 2015 la prevalencia de geohelmintiosis a menos del 20% en niños en edad
escolar viviendo en áreas de alto riesgo de infección.
En Africa se estiman en 400 millones las personas afectadas por
geohelmintiosis y 200 millones por esquistosomiosis por lo que OMS/AFRO
está llevando a cabo los correspondientes programas de control también en
África y que en el caso de la esquistosomiosis, al igual que en el resto de los
países, se basan en: tratamiento preventivo, control de caracoles, saneamiento
y educación sanitaria. Podemos decir que el 90% de las personas que están
recibiendo tratamiento frente a la esquistosomiosis viven en África.
La Fundación Bill and Melinda Gates está financiando programas de
control nacionales para la esquistomiosis y las infecciones por helmintos en
varios países de África (Uganda, Tanzania y Zambia). Esta fundación
mediante la Iniciativa para el Control de la Esquistosomiosis puso en marcha
en 2003 programas de control en Burkina Faso, Mali y Níger que priorizaban
el uso de los propios recursos, e identificaban zonas endémicas de alto riesgo
donde existía un acuerdo político para el control de la esquistosomiosis.
Introducción y Antecedentes
32
Se seleccionó para cada país la estrategia de control más adecuada y se
aportó evidencia sobre el impacto positivo de los programas de control sobre
la prevalencia e intensidad de la infección y de la morbilidad.
En América 4 países son endémicos de esquistosomiosis: Brasil,
Venezuela, Suriname y Santa Lucía, y la OPS en Resolución su resolución
CD49.R19 de 2009 se propuso como meta para el 2015 reducir la prevalencia
en aquellos países donde la transmisión fuera de al menos el 10%. Posterior a
esta fue la Resolución WHA 65.21 de la Asamblea de Salud Mundial en la
que se hace un llamamiento a los países endémicos para que se reduzca la
transmisión y se acelere la eliminación de la enfermedad antes del 2020.
OPS/OMS colaboran unidas en países endémicos de esquitosomiosis para
obtener la donación de medicamentos, monitorizar y luchar para interrumpir
la transmisión y eliminar la esquisomiosis.
En la Región del Pacífico Occidental 4 países son endémicos de
esquistomiosis: Camboya, China, Laos y Filipinas. Desde 2010 se han tratado
a más de 3.370.000 personas. La experiencia de China y Egipto demuestra
que la quimioterapia preventiva y el tratamiento masivo con praziquantel
pueden dar significativos resultados en los índices de infección y que el
tratamiento durante la niñez es probable que evite la enfermedad en la edad
adulta.n
1.5 Parasitosis intestinales en Marruecos
Históricamente, los parasitismos intestinales ya eran conocidos en
Marruecos por los antiguos médicos árabes. La disentería amebiana aparece
en libros como “Kitab arrahma” y “Talhil al manafi” descrita por Averrhoes
y en “Cannon de la Medicine” por Avicenna, donde le da diferentes
denominaciones como Zahir y Sahj (Bouceta, 1952).
Introducción y Antecedentes
33
La palabra Sahj deriva de una raíz de la lengua árabe clásica
significando la “erosion”. Su uso ha desaparecido, siendo sustituido por los
términos “Zehma” en Fes, “Tekdia” en Marrakech y “Ujaa el Kalb” en las
tribus del norte de Marruecos.
El médico del XII Avenzohair describe la disentería en su libro Taysir
como enfermedad de origen hídrico (Faraj, 1952).
Realmente los datos sobre enteroparasitosis son confusos, pero
haciendo una breve reseña histórica, podemos observar que estos parásitos
persisten casi con prevalencia similar a la reflejada en la escasa bibliografía
existente al respecto.
Así podemos encontrar referencias de estudios llevados a cabo en
Marruecos sobre enteroparásitos durante los años del protectorado. M. Grall
y Hornus (1908) en un estudio realizado en el Hospital Militar de
Casablanca, con un total de 379 enfermos diagnosticaron Entamoeba
histolytica en 104 de ellos, lo que supone un índice de parasitación simple
(IPS) de 0,27.
En 1911, un médico de una misión militar francesa diagnosticó diez
casos de abscesos amebianos que fueron intervenidos quirúrgicamente en
1911 y 1912.
En Fez en el Hospital Auvert, en 1913 Hornus realizó exámenes de
muestras fecales de 200 individuos, entre el 20 de agosto y el 20 de
noviembre de 1913, encontrando 11 positivos a amebiasis, es decir un índice
de parasitación simple de 0,05.
En 1921 Jausion y Dekster, en Fes examinaron 2.614 muestras
fecales, siendo 392 positivas a E.histolytica, IPS=0,14.
También en Fez, y un año después, Jausion y Dekester sobre 1.620
enfermos hospitalizados por enteropatías encuentran en 714 de ellos
parasitosis intestinales, IPS 0,44.
Introducción y Antecedentes
34
En 1922 M. Jausion en Fez llevo a cabo 1.385 exámenes
coprológicos encontrando una tasa de infestación por Giardia intestinalis de
un 46%.
En 1923 Jausion y Dekester detectan un 10% de portadores de
Giardia, entre 1.620 enfermos hospitalizados por perturbaciones digestivas, y
tan solo cuatro entre 100 sujetos sanos.
En 1925 en Fez, Deschiens, durante el mes de octubre, sobre 959
enfermos afectados de perturbaciones digestivas, detecta un IPS de 0,07
relativo a flagelados intestinales, un 0,18 para amebas y un 0, 037para ambos
grupos de protozoos.
En 1932 Eduardo Ortiz de Landazuri, en el hospital militar de Tetuán
detecta un índice de parasitación simple de 0,61. Sobre 75 exámenes
coprológicos de los individuos sanos, habitantes de la Kabila de Ben Bousra,
detecta 35 positivos, es decir un índice de parasitación de 0,466.
Deschien y Melnotte (1933) en Fez, practican exámenes coprológicos
(de octubre de 1923 a marzo de 1924), en el laboratorio de los hospitales
Cocard y Auvert. Sobre un total de 665 muestras, detectan 90 individuos con
parasitación intestinal, IPS=0,13.
En 1936 Flye Ste Maria en Fez encuentra en pacientes que
padecían de enteropatías agudas o crónicas. 61casos fueron positivos de
amebiasis disentérica entre 346 muestras fecales examinadas. En otros
exámenes en el mismo hospital de 236 de materias fecales, detectaron formas
vegetativas o quistes en un 0,28% de los casos.
En 1936 el mismo autor lleva a cabo una encuesta en Fez sobre 236
adultos, encontrando un 0, 22% positivos a Chilomastix mesnili y un 0,45% a
Pentatrichomonas y a Enteromonas.
Introducción y Antecedentes
35
En los años 1938 al 1942, Benlinger y Bailly hallaron 112 casos
positivos a protozoos y helmintos en un total de 501 exámenes coprológicos
efectuados en Tánger. El índice de parasitación simple 0,223.
Flye Ste Marie en 1943 en 348 muestras de niños detecta un IPS de
0,052 para
Chilomastix mesnili y de 0,115 para Pentatrichomonas y Enteromonas.
Jourencel (1945) en Casablanca halla una tasa de infestación del 20%
para Giardia intestinalis en enfermos que presentaban perturbaciones
digestivas. Estos exámenes se efectuaron en el Instituto Pasteur.
En 1951 Gand y Chedecal en Berguent sobre 457 exámenes
coprológicos encontraron un 18% positivos para Chilomastix mesnili, un 19%
para Pentatrichomonas y un 23% para Enteromonas.
En 1952 Al Fasi examino 402 muestras coprológicos de niños
escolarizados. El índice de la parasitación simple IPS fue 0,41.
Los mismos autores publican en 1955 para la zona Noroeste que la
tasa de infestación por Giardia intestinales en 1943 era 10% para 399 niños
escolarizados en Fez y del 20% para 300 niños escolarizados en Immouzer du
Kander.En 1951 era 33% en 457 niños escolarizados en Berguem y 17% en
1955 en 280 niños escolarizados en Tahla.
Entre 1949 y 1956 el número de casos de amebiasis en Marruecos
ascendió anualmente en unos 3.000. Este número podría extrapolarse a unos
6.000 para la totalidad del país, lo que supondría un 5% de la población.
En 1962 Deschiens ofreció los datos estadísticos del laboratorio
provincial de Fez, hospital Ibn Khatib. Fruto del examen de 1.414 muestras
coprológicos, había encontrado una frecuencia de infestación por Entamoeba
histolytica de 0,161 43 casos de los 88 estudiados manifestaron un síndrome
disentérico. Por otra parte, Deschiens llevo a cabo análisis coprologicos
durante el mes de febrero de 1963 en Fez detectando que un 20%de los casos
Introducción y Antecedentes
36
presentaban síndromes cólicos agudos o subagudos, en los cuales aparecían
las formas vegetativas de tipo histolytica o minuta de la amebiasis
disentérica.
En 1967 Tinta Renau detectan formas atípicas de los quistes de
Giardia intestinalis aproximadamente en un 16% de los portadores de los
parásitos, constatando que los periodos negativos superan a veces 25 días y
en un 10%de los exámenes la densidad de los quistes es muy débil. En una
investigación sobre la forma parasitaria de medio rural entre 1188 individuos
examinados encontraron un 0,11(IPS) portadores de los quistes de Giardia
intestinalis y 0,037IPS eran portadores de quistes que ellos denominaban
azules.
Entre 1968-1971 Belkhayat en Tánger señala una tasa global de
infestación por protozoos de 0,0075(IPS), y para helmintos de 0, 1709 (IPS)
sobre un total de 1737 exámenes coprológicos.
En 1970 Cadi Soussil en Rabat en 6.026 enfermos de afecciones
digestivas encuentra 0,22 (IPS) portadores de protozoos y 0,024(IPS)
portadores de helmintos.
En 1974 Sequat Mohamed realizo un trabajo sobre el parasitismo
intestinal y examino 29.580 muestras coprológicos de las cuales 27.435
procedían de los hospitales Ibn Sina y Sidi Talha, ambos en Rabat. Por otra
parte, el mismo autor examino 2.145 muestras coprológicas en un hospital de
Fez (Mohamed V) y en el Hospital El Ghasani detectando un índice de
parasitación simple IPS para la ciudad de Rabat y su región de 0,32 y para
Fez de 0,46.
En 1976 Hajfani Noradine realizó un examen coprológico de 16.041
muestras entre los años 1973 al 1975 en el hospital de CHU de Rabat
encontrando 0,271 (IPS) de protozoos y 0,017 (IPS) de helmintos, con un
índice de parasitación total de 0,2582.
Introducción y Antecedentes
37
En 1983 Hajhouj Ahmend realizó una encuesta sobre el parasitismo
intestinal en Alhocima. Examinó 830 muestras fecales de niños
escolarizados, encontró un índice de parasitación simple (IPS) 0,6036 para
protozoos, (Entamoeba coli y Entamoeba histolytica-0,2951; Giardia-
0,1831), y un 0,0602 IPS para helmintos (Enterobius e Hymenolepis nana) y
un 0,365 para poliparasitismo.
En 1980 Lahlou Nor El Yakin realizó una encuesta epidemiológica de
parasitosis intestinales en 768 individuos de edades comprendidas entre 1
mes y 14 años, en el centro de Sanidad del Yousofia, Rabat. EL índice de
parasitación simple fue de 0,6484, siendo los parásitos más frecuentes
Enterobius (0,3512), Entamoeba histolytica (0,226), Giardia intestinales
(0,2018) y Entamoeba coli (0,1132).
En 1984 Guessous Idrissi N y cols. Realizaron exámenes
coprológicos en 240 personas del hospital CHU de Casablanca, encontrando
que un 0,417 IPS de ellas estaban parasitados, la mitad de ellos por especie
reconocidas como patógenas. El poliparasitismo afectaba asi a un 0, 213%de
los examinados.
En 1984 Garcia-Fernandez y cols. Estudiaron muestras de 187
alumnos de Ceuta de los colegios nacionales de zona socioeconómicas
deprimidas en las que frecuente los alumnos musulmanes, encontrando
índices de parasitación intestinal por protozoos y helmintos. En los 86
alumnos parasitados identificaron las siguientes especies: Trichuris
trichiura 0,261, Entamoeba coli 0,118, Giardia 0,081, Iodamoeba buschilii 0,
048, Endolimax nana 0,043, Hymenolepis nana 0,011, Ascaris lumbricodes
0,011.
Jimenez-Albarran y cols. (1986), realizando un estudio
epidemiológico de trichiurosis en muestras procedentes del norte de
Marruecos, hallaron casualmente huevos de T .vulpis en las heces de dos
Introducción y Antecedentes
38
personas, constatando las diferencias en razón longitud-anchura, y forma y
aspecto de mamelones polares.
En 1988 Mahmoudi A realizo exámenes coprológicos en un Hospital
infantil de Rabat durante un periodo 3 años. En el examen de 4909 muestras
encontraron 1.270 casos positivos (índice de parasitación simple 25,87) los
protozoos más frecuentes fueron Entamoeba histolytica (0,1057), Giardia
intestinalis (01047) y Entamoeba coli, 0,0613. Los helmintos estaban
presentes en una muestra de cada diez, siendo H.nana el más hallado
(0.0107), y el poliparasitismo de 0.0678.
También en 1988 Ghilan M examinó 1.328 muestras en el Instituto
Pasteur de Tanger constatando un IPS de 0.3725 de niños con
poliparasitismo. Los protozoos eran más frecuentes que los helmintos en los
recién nacidos (0,4723) frente a un 0,1456 en niños mayores), y para
helmintos 0.2017 en mayores frente a un 0.0568 en niños recién nacidos.
Massoudi M efectuo 5947 examino coprológicos entre el premiro de
marzo1985 al 29 de febrero 1988 en el laboratorio provincial de Fez
(Hospital Ghasani), el índice de la parasitación simple fue 0,0938, las tasas
de infestación por protozoos y helmintos fueron respectivamente 0,455y
0,059.
Más tarde Jimenez-Albarran y Odda (1994), en un trabajo efectuado
en este Departamento de Parasitologia de la Universidad de Granada,
estudiaron un total de 4643 muestras fecales, encontrando parásitos en 2,637
de ellas, con un IPS de 56.79% y un índice comparativo de parasitismo (ICP)
de 1.38. Entre los protozoos prevalecían E.coli, E.nana G.lamblia y
Iodamoeba. Entre los helmintos T.trichiura, seguido de A.lumbricoides,
E.vermicularis e H.nana. La prevalencia global de parasitismos intestinales
fue mayor en Tetuán y Larache que en Tánger.
Introducción y Antecedentes
39
En 1993 El Abdeloui D efectuó un examen coprológico de 710
muestras en el laboratorio Provincial del Jadida durante un periodo de 2 años.
La tasa de parasitación fue 0,1940 para protozoos y de 0,1518 para
helmintos. El índice de parasitación simple IPS fue 0,3412.
Bouhoum y Schwartzbrod en 1998 compararon los datos obtenidos
en 253 niños control no expuestos. El primer grupo de niños estaba más
parasitado por nematodes, con un índice de poliparasitismo (IPP) del 13%
frente a un 2% del control.
En 1999, Laamrani el Idrissi A y cols, llevaron a cabo un estudio en
las provincias de Taounate, Beni Mellal y Tizinit, en un total de 1682
individuos escogidos tanto en población urbana como rural. Los dos tercios
de los habitantes en zona rural estaban parasitados y un 50% de los que
vivian en zona urbana. Las amebas eran los parásitos
más frecuentes, seguidos por flagelados y helmintos.
Habbari K y cols (2000) en la provincia de Beni-Mellal estudiaron a
1343 niños, 740 de ellos de zonas donde se riega con residuales, el resto
controles no expuestos. La prevalencia global de parasitosis intestinales fue
del 50,8% en el primer grupo, frente a un 8,2% en el control. Los parásitos
hallados en orden de mayor a menor prevalencia fueron: E.histolytica,
G.intestinalis, A.lumbricoides, T.trichiura, E.vermicularis, H.nana y
T.saginata. Se encontró una prevalencia de ascariosis aproximadamente
cinco veces mayor entre los niños de las regiones de aguas residuales
afectadas en comparación con las regiones control. Las tasas de trichiurosis
no mostraron una diferencia estadísticamente significativa entre las aguas
impactadas y las regiones de control.
En 2001 El Fatni Hoummad realizó un estudio de 1003 muestras
coprológicas procedentes de tres provincias: Tetuan, Rabat y Marrakech. El
índice de parasitación simple en las tres provincias fue 56 en Tetúan, 40 en
Introducción y Antecedentes
40
Rabat y 47 en Marrakech, expresado en tanto por ciento. Se estudiaron las
tasas de parasitación comparativas entre áreas rurales y urbanas, por edades,
sexo, estación del año, etc. La parasitación intestinal globalmente resultó más
elevada en zonas rurales que en las urbanas, las personas de edad
comprendida entre 6 y 15 años fueron las más parasitadas. La parasitación
resultó más elevada en la población masculina y el verano fue la estación del
año con más parasitismos. Tetuan fue la provincia con tasa de infección por
helmintos más elevada, destacando un 21% de Trichuris que normalmente
apareció asociado a Ascaris. Es importante resaltar también la presencia de
Ancylostoma duodenale en 6 muestras en la provincia de Rabat.
En 2002 Amahmid O y cols analizaron muestras de una planta piloto
de estabilización de agua en Marrakech para detectar la presencia de quistes
de Giardia y los huevos de Ascaris. Se aislaron 2,8 x 10 3
quistes de
Giardia/l, a continuación 1,7 huevos de Ascaris/l. Los datos también indican
que las diferencias estacionales en las concentraciones de quistes de Giardia y
los huevos de Ascaris en las aguas negras, siendo más elevadas en los meses
de primavera y verano. En las aguas tratadas para consumo público no se
encontraron ni quistes de Giardia ni huevos de Ascaris. Al estudiar lo lechos
sedimentados y secos se encontraron a razón 1,3 x 10 3 quistes/g y 29,6
huevos /g.
En 2006 Tligui y Agoumi presentaron los resultados de un estudio
realizado de octubre a diciembre de 2004. Un total de 170 niños fueron
seleccionados al azar de una escuela primaria. Las muestras de heces de cada
niño fueron examinados para detectar la presencia de parásitos. Las edades de
los niños estaban entre 7 y 15 años, con una edad media de 10,3 ± 5, la
proporción de sexos fue de 0, 7. De las 170 muestras examinadas,
encontramos 97 positivo para la presencia de parásitos (prevalencia de
57,1%). Prevalencia de protozoos no patógenos fue de 46% mientras que la
Introducción y Antecedentes
41
de protozoos patógenos de 25,8%. Blastocystis hominis estuvo presente en 38
niños. Enterobius vermicularis e Hymenolepis nana se detectaron en el 4,1%
de las muestras examinadas. 14% asociaciones protozoo-protozoo se
encontraron y 2.9% asociaciones gusano-helminto. La edad de 10 a 12 años
fue la más afectada, (84,1%). 20 niños tenían síntomas clínicos.
También en el mismo año El Kettani S y cols. (2006) estudiaron el
riesgo de regar con aguas residuales no tratadas en Marruecos asociado a la
prevalencia de Giardia intestinalis. El trabajo se realizó sobre 214 personas
de edades comprendidas entre 28-19 años que vivían en zonas que riegan con
residuales los cultivos y 119 de edades entre 31-19 años de zonas no
expuestas a estos riegos. En la población expuesta la prevalencia de G.
intestinalis fue 11.7% comparado con el 2.5% en la población control. El
riesgo relativo fue de 4,6. Esta diferencia es estadísticamente significativa.
Los más afectados eran principalmente los niños de entre 3 y 14 años. El
contacto entre los miembros afectados fue evidente ya que el 50% eran
familias. Ascaris lumbricoides fue el helminto más frecuentemente
observado, con una prevalencia del 4,2%.
En 2009 El Guamri y cols. hicieron un estudio epidemiológico
restrospectivo de enteroparásitos en el Hospital Provincial Central El Idrissi
de Kenitra (Marruecos). Se analizaron 4.285 muestras de heces recogidas
entre 1996-2005 mediante examen coprológico. De las personas encuestadas,
606 de ellos fueron parasitados por una o más especies, un índice de
infección, de 14,15%. La amebas fueron las más frecuentes (47,04%), con
una prevalencia de E. histolytica fue de (23,74%). Siguieron flagelados
(28,79%), representados por Giardia intestinalis (22,71%), Trichomonas
intestinalis (5,49%) y Chilomastix mesnili (0,60%). Los helmintos se
encontraron menos. Ascaris lumbricoides fue común entre los helmintos
(11,87%), seguido de Trichuris trichiura (5,64%), Hymenolepis nana
Introducción y Antecedentes
42
(2,68%), Enterobius vermicularis (2,08%), Taenia saginata (0,75%) y
Stronyloides stercoralis (0,45%).
En 2009 Elqaj M y cols. analizaron la prevalencia de parásitos
intestinales en una población infantil de zonas rurales pobres y escasa
higiene. El estudio transversal se llevó a cabo en una escuela primaria situada
en Douar Ouled Berjal, entre abril y junio 96 de 2007. Participaron 163
escolares (proporción de sexos hombre / mujer = 1,29 y edad media de 9,7
años). Cada niño se sometió a un examen de heces, incluyendo una revisión
El examen de heces fue macroscópico y microscópico en fresco y después
otro tras concentración. Los resultados mostraron una prevalencia global de
parásitos intestinales de 68,1%, con 36,94% de poliparasitismo. Se
identificaron los parásitos: Blastocystis hominis (56,44%), Giardia lamblia
(19%), Entamoeba coli (9,2%), Enterobius vermicularis (5,52%), Trichuris
trichiura (3,07%), Hymenolepis nana (2,45%), Entamoeba histolytica /
dispar (1,84%), Iodamoeba butschlii (1,84%), Ascaris lumbricoides (1,23%)
e Hymenolepis diminuta (0,61).
En 2010 Rahmouni H estudió enteroparásitos en 123 de escolares de
Rabat. El estudio se realizó durante un periodo de 4 meses. La tasa de
parasitación fue del 61,7% y el grupo más afectado el de edad comprendida
entre 12-14. No se observó diferencia estadística entre sexos. Los protozoos
aparecienron en el 57, 7% (n = 71) de los niños examinados. Los helmintos
estaban presentes en el 26% (n = 32) de los escolares. 36,4% de los niños
estaban multiparasitados.
En 2011 El Kouraibi S estudio los enteroparásitos de 70 mujeres
embarazadas en colaboración con el laboratorio de Parasitología y
ginecología del Hospital Mohammed V de Rabat. 46 mujeres estaban
parasitadas, por tanto una tasa de parasitación de 65,7% en comparación con
48,7% en mujeres no embarazadas. No se encontraron helmintos.
Introducción y Antecedentes
43
Las mujeres embarazadas afectadas de parásitos patógenos fueron 4.3%. 23
de las mujeres estaban multiparasitadas, 32.8% del total.
En 2012 Tagajdid R y cols. realizaron un estudio de incidencia y
prevalencia de parásitos intestinales durante un período de cinco meses en
escolares de la ciudad de Salé (Marruecos). La recolección de las muestras
fecales se realizó durante tres días. Durante el período de estudio, se
incluyeron 123 escolares. Setenta y seis niños (61,7%) estaban infectados con
parásitos intestinales. El grupo de edad 12-14 años fue el más afectado. Los
protozoos se encontraron en 57,7% (N = 71) de los niños examinados. Las
amebas fueron predominantes. Los helmintos estaban presentes en el 26% (N
= 32) de los escolares. Cuarenta y cinco (36,6%) de los niños estaban
multiparasitados. Este trabajo indica la importancia de los enteroparásitos en
la salud de los niños y su asociación a desnutrición, por lo que se hace
imprescindible su prevención y control.
1.3. Giardia, un enteropatógeno muy frecuente
1.3.1. Algunos datos epidemiológicos
Giardia es uno de los parásitos intestinales más comunes en humanos.
Aproximadamente 200 millones de personas en Asia, África y Latino
América manifiestan afección sintomática, pero la giardiosis asintomática es
mucho más frecuente, especialmente en países en vías de desarrollo (Feng y
Xiao, 2011). Giardia es también un enteroparásito común en animales
domésticos (perros, gastos, ovejas, vacas, cerdos, caballos, cabras) y en
multitud de animales salvajes, incluidos pájaros y mamíferos marinos
(Plutzer y cols. 2010).
La giardiosis constituye un problema de salud pública mundial, por
ser Giardia uno de los parásitos intestinales más prevalentes, por su
capacidad para desencadenar brotes epidémicos y por los graves trastornos
Introducción y Antecedentes
44
físicos y cognitivos que ocasiona en niños. Tampoco podemos olvidar su
importancia en veterinaria.
En Europa los datos más recientes de prevalencia de giadiosis en
seres humanos oscilan entre el 1% y el 17% (De Wit y cols. 2001; Almeida y
cols. 2006; Karanis y Ey, 1998; Horman y cols. 2004; Bajer, 2008; Davies y
cols. 2009; Berrilli y cols. 2006; Spinelli, 2006, y Geurden y cols. 2009). En
Estados Unidos y Canadá está considerado como el parásito entérico más
prevalente (Mandell G, 2002; Church y cols. 2010) y alrededor del 15% de la
población rural de América Latina presenta dicha afección (Atías y Neghme,
1996; Acuña y cols. 1999). En Australia y Nueva Zelanda se estima en 7.6%
la prevalencia en los últimos estudios epidemiológicos realizados (Learmonth
y cols. 2003; Read y cols. 2002).
Giardia no se considera un parásitos oportunista, así en pacientes
inmunodeprimidos como los afectados por HIV se han publicado
prevalencias similares a las de personas normales, por ejemplo de 3.5%-6.2%
en Italia (Giangaspero y cols. 2007), 3.1% en Irán (Daryani y cols. 2009),
6.6% en Arabia Saudí (Al-Megrin, 2010) y 13.9% en Francia (Oksenhendler,
2008). Solo de forma ocasional en zonas pobres de países en vías de
desarrollo o de países desarrollados. Así se han indicado alta prevalencia
(42.9%) en Italia en la pequeña comunidad pobre de Rom (Marangi y cols.
2010).
Es evidente que la giardiosis es más frecuente en países en vías de
desarrollo, donde las condiciones higienico sanitarias son más deficientes. En
países asiáticos (Banglades, Camboya, China, Laos, Indonesia, India, Nepal,
Malasia, Filipinas, Tailandia, Vietnan), norte de América (Cuba, México y
Nicaragua), Sudamérica (Argentina, Brasil, Colombia o Perú), y África la
prevalencia de Giardia oscila entre 4-73% (Feng y Xiao, 2011; Madhumita y
cols. 2014; Puebla JL, 2014). Lo normal en estos países es que esté por
Introducción y Antecedentes
45
encima del 30%. Los datos más elevado, 73.4%, se han reportado en Nepal
(Easow y cols. 2005). La mayoría de estos datos corresponden a estudios
realizados en niños, siendo la población infantil la más afectada por Giardia,
especialmente los niños de guarderías y escuelas en los primeros años. No
solo son más suceptibles a la infección por sus actividades y juegos sino
también por la inmadurez de su sistema inmunológico, por lo que se reifectan
continuamente. Un cierto grado de inmunodepresión también afecta a las
mujeres embarazadas y en este caso hay un estudio específico sobre el tema
realizado en México en que se estiman 25.1% de mujeres infectadas por
Giardia spp. (Rodriguez-García y cols. 2002).
Los quistes de Giardia se transmiten por vía fecal-oral, tanto directa
como indirectamente. La giardiosis puede transmitirse como antroponosis o
como zoonosis. El agua de bebida, residual o recreacional puede consituir
una vía de infección al igual que los alimientos contaminados con quistes;
productos normalmente de consumo en crudo como vegetales, fruta,
moluscos bivalvos u otros alimentos que se han contaminado a través de
agua, artrópodos o manipuladores de alimentos (Plutzer y cols. 2010).
Aunque la mayoría de los casos de giardiosis ocurren de forma
esporádica, también se han producido múltiples brotes epidémicos por este
parásito. Al menos se han producido 132 brotes por Giardia a través del
agua desde 1954 en todo el mundo (Karanis y cols. 2011). De ellos 104 se
han relacionado con agua de bebida, 18 con aguas recreacionales y 10 con
viajeros al extranjero. El número de casos en cada brote varió hasta un
número máximo de 50.000 personas. La mayoría de los brotes publicados se
han producido en Norteamérica y Europa posiblemente porque disponen de
mejores sistemas de vigilancia y presentación de informes que en otros
lugares. También se producido algunos brotes por alimentos contaminados
asociados con hielo, vegetales o alimentos contaminados por manipuladores
Introducción y Antecedentes
46
(Yoder y cols. 2010). Brotes persona a persona se han producido también en
niños en guarderías (Ang L, 2000). Pocos brotes se han identificado de
animales a personas, solo dos. Uno de ellos por consumo de punding
contaminado con heces de roedores y otro por consumo de sopa hecha con
tripas de oveja afectada de giardiosis (Smith y cols. 2006).
1.3.2. Taxonomía y epidemiología molecular
Giardia es un protozoo perteneciente al Phylum Sarcomastigophora,
Subphylum Mastigophora, Clase Zoomastigophorea, Orden Diplomonadida y
Familia Hexamitidae (Morrison y cols. 2007).
Introducción y Antecedentes
47
Tabla 2. Especies y ensamblajes de Giardia
a Nombres de especies recientemente propuestas (Thompson y Monis, 2004;
Thompson y cols. 2008; Monis y cols. 2009)
Especies
Hospedadores
G. agilis (Kunstler, 1882) Anfibios
G. ardeae (Noller, 1920) Aves
G. microti (Benson, 1908) Roedores
G. muris (Benson, 1908) Ratas y topos
G. psittaci (Erlandsen y Bemrick,
1987)
Aves
G. varani (Lavier, 1923) Reptiles
G. duodenalis (Davaine, 1875):
Ensamblajes A-H
Ensamblage A (=G. duodenalis sensu
strictoa)
- Subensamblajes AI-AIV
Humanos, primates no humanos,
rumiantes domésticos y salvajes,
alpacas, cerdos, caballos, cánidos
domésticos y salvajes, gatos,
roedores, marsupiales, hurones y
otros mamíferos (incluso marinos)
Ensamblage B (=G. entéricaa)
- Subensamblages BI-BIV
Humanos, primates no humanos,
vacas, perros, caballos, conejos,
ratas, castores y mamíferos marinos
Ensamblaje C (=G. canisa) Cánidos domésticos y salvajes
Ensamblaje D (=G. canisa) Cánidos domésticos y salvajes
Ensamblaje E (= G. bovisa) Rumiantes domésticos y cerdos
Ensamblaje F (=G. catia) Gatos
Ensamblaje G (=G. simondia) Ratones y ratas
Ensamblaje H Animales marinos
Introducción y Antecedentes
48
Actualmente se aceptan 6 especies de Giardia: G. agilis, G. ardeae, G.
microti, G. muris, G. psittaci y G. duodenalis (G. intestinalis, G. lamblia). La
Tabla 2 muestra las especies y ensamblajes de Giardia. De todas las especies
de Giardia solamente G. duodenalis (G. intestinalis o G. lamblia) parasita a
seres humanos. Aunque a nivel médico se ha empleado durante mucho
tiempo el término G. lamblia para designar a la especie que afecta al hombre,
numerosos estudios genéticos han demostrado que la misma especie está
presente en el hombre y un amplio rango de mamíferos y que no existen
bases taxonómicas para el uso del término G. lamblia en humanos. De igual
forma el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica no indica esto
tampoco, por lo que pueden emplearse indistintamente los términos G.
lamblia, G. duodenalis y G. intestinalis (Feng and Xiao, 2011).
G. duodenalis es la única especie que parasita al hombre pero también
se ha encontrado en muchos animales, tanto domésticos como salvajes, que
actúan como reservorios. Actualmente, y gracias a una considerable cantidad
de datos, G. duodenalis se considera como una especie compleja dividida en
8 grupos genéticos o ensamblajes, A-H, (Tabla 2). Esta subdivisión tiene
bases genéticas esencialmente. Gracias a una variedad de técnicas
moleculares tales como la PCR-RFLP, PCR múltiple o PCR a tiempo real se
ha realizado el análisis filogenético de la secuencia de nucleótidos de
diferentes genes tales como la glutamato deshidrogenasa (gdh), triosafosfato
isomerasa (tpi), β–giardina (bg), SSUrRNA, 18SrDNA y factor de elongación
1 α (ef 1 α), (Elegio y cols. 2008; Babaei y cols. 2008; Almeida y cols. 2010).
Los ensamblajes A y B se han encontrado en humanos, animales domésticos
(ovejas, cabras, cerdos, caballos, vacas, perros y gatos) y ciertas especies de
animales salvajes, incluyendo mamíferos marinos (Plutzer y cols. 2010). Los
ensamblajes A y B se dividen a su vez en subensamblajes en bases a los
mismos análisis filogenéticos. De tal forma que el ensamblaje A se divide en
Introducción y Antecedentes
49
AI, AII, AIII y AIV y el ensamblaje B en BI, BII, BIII y BIV (Ryan y
Caccio, 2013). El resto de los ensamblajes C-H se han aislado de animales,
(Tabla 2).
Un análisis por PCR de 4.000 aislados Giardia duodenalis de heces
humanas, de diferentes localizaciones geográficas, demostró que casi de
forma exclusiva los ensamblajes A y B son los que está asociados con
giardiosis humana (Feng y Xiao, 2011). La distribución de estos dos
ensamblages varía incluso dentro del mismo país, pero el ensamblaje B
parece ser más común que el A tanto en países desarrollados como en los que
están en vías de desarrollo (Ryan y Caccio. 2013). También parece ser que
los subensamblajes AI y AII así como los BIII y BIV son habituales en
personas mientras que los demás se encuentran fundamentalmente en
animales (Monis y cols. 2009; Ryan y Caccio. 2013). De todos ello el AI
parece ser que es el que tiene mayor carácter zoonótico (Thompson, 2004).
En cualquier caso, hay también algunas publicaciones que indican la
existencia de los ensamblajes considerados de animales en personas. Así los
ensamblajes específicos de cánidos (C y D) se han encontrado en humanos en
Tailandia (Traub y cols. 2009), ensamblaje F en Etiopía (Giangaspero y cols.
2007), ensamblaje E en Egipto (Foronda y cols. 2008) y ensamblajes C, D y
F en Europa (Sprong y cols. 2009). De todas formas, estos trabajos son
puntuales y se ponen en duda las técnicas empleadas en algunos de ellos
(Feng y Xiao, 2011). También es interesante considerar que las infecciones
mixtas con varios ensamblajes son habituales, sobre todo en los países en
vías de desarrollo (Ryan y Caccio. 2013).
Aunque actualmente se sigue esta nomenclatura taxonómica existe
una gran controversia al respecto, con la idea de modificarla. Esto se debe a
la gran distancia genética que existe entre unos ensamblajes y otros, y a que
esta coincide con la especificidad de hospedador. Por eso se está proponiendo
Introducción y Antecedentes
50
adoptar los nombres de G. duodenalis para el ensamblage A, G. enterica para
el ensamblaje B, G. canis para los ensamblajes C y D, G. bovis para el
ensamblaje E, G. cati para el ensamblaje F y G. simondi para el ensamblaje
G. No se ha propuesto ningún nombre para el ensamblaje H (Feng and Xiao,
2011; Ryan y Caccio, 2013). En cualquier caso estas especies necesitarían ser
redescritas y sus nombres validados de acuerdo a datos biológicos y
moleculares de acuerdo al Código de Nomenclatura Zoológica antes de poder
ser aceptadas como especies.
Material y Métodos
51
2. MATERIAL Y MÉTODOS
2. 1. Introducción
Hemos realizado un estudio epidemiológico en escolares de la provincia
de Tetuán (Marruecos) tanto en zonas rurales como urbanas. La mayoría de
las muestras corresponden a los barrios situados dentro de la ciudad y los
pueblos de los alrededores. El objetivo de este estudio es conocer la
prevalencia de los enteroparásitos, especialmente los patógenos, de esta
población para que a los niños enfermos se les prescriba el tratamiento
adecuado en vías a adoptar medidas de prevención y control.
Al diagnosticar a Giardia como el patógeno más frecuente en los
niños analizados, hemos querido contribuir al conocimiento de la
epidemiología molecular de la giardiosis, llevando a cabo el primer estudio
de caracterización molecular de Giardia realizado en Marruecos
2.2. Ubicación del estudio: lugar y población
Este estudio se ha llevado muestreando niños de Tetuán (Marruecos)
por lo que vamos a describir brevemente esta provincia
2.2.1. Descripción de la provincia de Tetuán
Tetuán es una ciudad del norte de Marruecos, ubicada en las
proximidades del mar Mediterráneo, limita al sur por la provincia de Larache,
al este por la provincia de Chefchauen y al oeste por la Wilaya de Tanger.
Esta provincia se extiende sobre un área geográfica caracterizada por paisajes
montañosos, el lado oeste de la cadena rifeña tiene topografía muy
accidentada, a excepción de ciertas zonas que tienen un relieve poco elevado
y algunas llanuras mediterráneas: Martil, Anjra, Ouedlou, Mallallin, Smir y
Negro .
Material y Métodos
52
Se superficie es de 3.242 km, o sea el 31.25% de la superficie total de
la Wilaya de Tetuán, su clima se caracteriza por la existencia de dos
estaciones diferentes una estación lluviosa y húmeda del mes de octubre
hasta el mes de abril, y otra seca del mes de mayo al mes de septiembre. Las
precipitaciones son variables y la temperatura está influenciada por la acción
del mar Mediterráneo y el Océano Atlántico.
Es una zona de clima mediterráneo y las temperaturas dan un clima
bastante dulce con períodos muy cálidos durante los meses de julio y agosto
(28.3ºC a 32.9ºC) y también periodos muy fríos durante los meses de enero y
febrero (5.3ºC a 8.6 ºC).
La provincia de Tetuán está atravesada por muchos ríos, entre los
principales el de Martil y Ouedlaou cuyo caudal varia de 15 a 70 l /s. Existen
tres embalses de agua de grandes dimensiones y más de 1.306 fuentes de
agua, 70 importantes, que permiten la irrigación de una superficie del orden
de 8.630 ha.
La provincia o Wilaya de Tetuán tiene 725.000 habitantes (2006), el
75% de las aguas residuales urbanas se recogen en el río de Martil llegando
al mar a unos 8 km al este de la ciudad. El resto se descarga en pozos u otros
sistemas autónomos.
El río es el depositario principal de las aguas residuales domésticas de
Tetuán. Estas aguas no son tratadas. Sin embargo, en el contexto del derecho
al saneamiento en la ciudad de Tetuán, ha entrado una empresa francesa
llamada Amendis que está construyendo una planta de tratamiento de aguas
residuales cerca del largo río.
En el centro de la ciudad de Tetuán la población presenta un nivel
socioeconómico medio, con buenas condiciones higiénicas, agua potable y
todo el material necesario para vivir, además el sistema sanitario es adecuado
Material y Métodos
53
con la presencia de hospitales privados y un hospital civil grande que se
llama Hospital Saniate Armal.
En las infraestructuras de la ciudad, encontramos canales de
alcantarillado, contenedores de basura, máquinas de limpieza de calles y
están reguladas carreteras y aceras. Todas estas mejoras se están realizando
por la empresa francesa de agua y luz Amendis, asociada con el gobierno de
Marruecos, aunque se ha producido un gran aumento en las tasas de luz y
agua.
Los barrios urbanos donde hemos muestreado son Boujarah, El
Barrios, Ajbal Darsa, Jamaa El Mazouak y Kuelma. En ellos se han
muestreado los colegios 18 Novembre, Ahmed al Bakal, Ahmed Zaouak,
Mouhamed Ben Abdelkarim El Khattabi, Maghrrib El Arrabi y El Fakih
Tanji. Estos colegios están situados en las zonas más o menos altas,
montañosas, menos la zona de Kuelma.
En estos colegios no tienen comedores pero hay algunas ayudas para
los niños que las necesitan. La mayoría de los padres son más o menos
analfabetos.
El nivel de la vida es medio-bajo, con falta de condiciones higiénicas,
en algunas zonas faltan los servicios en las casas y el agua potable. Las aguas
residuales contaminan los acuíferos o las fuentes de agua de consumo. En
estos barrios el sistema sanitario es escaso. Están alejados del centro de
Tetuán y en algunos existen centros de salud pero están alejados de los
hospitales. Existen mayormente bloques de edificios y las mascotas
conviven con las familias dentro o fuera de las casas, ya que poseen perros,
gatos, ovejas, vacas, cerdos, cabras, burros etc…
En los barrios rurales (Ben Karrich, El Mellalyène, Azla, Souk el
Kadim) los colegios muestreados son Ben Karrich, El Mellalyène, Azla y
Material y Métodos
54
Bounazal. La mayoría son zonas montañosas menos la zona de Azla que está
situada en el mar.
Estos barrios, están formados por casas que han sido construidas por
sus propietarios con cemento, adobe o ladrillo, y están más o menos dispersas
unas respecto de las otras.
En algunos de estos colegios hay comedores que preparan la comida
para repartirla a los niños. Estos comedores hacen una gran labor social para
los niños más pobres y para los que viven lejos de sus casas. La mayoría de
los padres son analfabetos o tienen escasísima cultura. El nivel de vida es
bajo, con ausencia de condiciones higiénicas, agua no potable, beben agua
del pozo no tratada o agua del grifo pero está contaminado con los acuíferos,
y el hacinamiento en las viviendas es frecuente. La mayoría de la población
rural no tiene sanitarios y defecan en áreas próximas a sus viviendas. Al no
existir cultura higiénica la contaminación de los alimentos es elevada por
moscas, manipulación inadecuada, riego de verduras con aguas negras y
consumo de aguas no tratadas, etc.. En definitiva, la sanidad no está a la
altura deseada. Los hospitales en la zona son escasos solo hay algún centro
de salud bastante deficiente. Las personas que viven en la zona rural no
tienen un acceso fácil al agua potable y algunas personas lavan sus platos y
ropa, en canales o ríos que se contaminan fácilmente. El contacto con
animales domésticos es frecuente y las condiciones de vida de los niños en
estas zonas son higiénicamente muy deficientes.
Material y Métodos
55
Fig. 1. Mapa de Marruecos
2.2.2. Población estudiada
En zonas urbanas de Tetuán se realizó el estudio de parásitos
intestinales en los escolares de los colegios ya mencionados que cuentan con
el siguiente número de alumnos:
Material y Métodos
56
Barrio Boujarah
- Colegio 18 de Novembre: 1205 alumnos
El Barrios
- Ahmed Al Zaouk: 560 alumnos
Barrio Ajbal Darsa
- Ahmad Al Bakal: 1382 alumnos
Barrio Jamaa El Mazouak
- Maghrrib El Arrabi: 1000 alumnos
- Mouhamed Ben Abdelkarim El Khattabi: 1293 alumnos
Barrio Kuelma
- El Fakih Tanji: 964 alumnos
En la zonas rurales los colegios estudiados han sido:
Barrio Mellalyéne
- Mellalyéne: 212 alumnos
Barrio Ben Karrich
- Ben Karrich: 463 alumnos
Barrio Azla
- Azla: 247 alumnos
Barrio Souk el Kadim
- Bounzal: 168 alumnos
Material y Métodos
57
Fig. 2. Mapa de Tetúan con sus barrios
Material y Métodos
58
2.3. Fases del estudio
2.3.1. Visitas a los colegios
Previo al muestreo se concertaron citas con los responsables de los
colegios, profesores y director de cada colegio con el objetivo fundamental
de conocer las zonas de estudio y a las personas que colaborarían en el
mismo.
Gracias a esta primera toma de contacto se pudieron conocer las
características de la población de cada barrio y la realidad de cada colegio.
Así se obtuvo información lo más detallada posible sobre la población:
actividades profesionales, nivel socioeconómico, sanitario y cultural, así
como de las principales enfermedades que afectan habitualmente a niños y
adultos. También fue interesante conocer detalles imprescindibles como la
fuente de obtención de agua potable, la existencia o inexistencia de redes de
distribución de agua y alcantarillado, el tipo de alimentación, los hábitos
higiénicos, el contacto con animales, el tipo y condiciones de las viviendas y
de los colegios etc..
Como es lógico, uno de los puntos más importantes fue adquirir
información sobre las enfermedades más frecuentes en la población de estos
distritos tanto a nivel general como en los niños. Consultamos todos los
aspectos relacionados con el sistema sanitario y el grado de familiarización
de la población con los parásitos intestinales y el control de los mismos.
2.3.2. Fichas identificativas.
Se diseñaron unas fichas identificativas que a la vez contenían una
pequeña encuesta socioeconómica para ser cumplimentadas por los niños o
sus padres (Fig. 1) con los siguientes datos: nombre, edad, sexo, peso, talla,
enfermedades padecidas, forma de abastecimiento de agua y eliminación de
desechos humanos y presencia de animales en casa. El peso y la talla se
rellenaron en el colegio, ya que cada niño al entregar la muestra fecal fue
Material y Métodos
59
pesado y medido. Al final la ficha quedaba cumplimentada con el diagnóstico
parasitológico y el tratamiento recomendado, (con indicación del principio
activo). Las fichas de los niños parasitados se remitieron directamente del
colegio al centro de salud para que los médicos les proporcionaran el
tratamiento o les dijeran cual era para comprarlo.
Fig. 3. Ficha identificativa personal
2.3.3. Estudio del peso y talla.
Todos los niños fueron pesados y medidos mediante báscula portátil (±
100 g), con tallímetro adaptado (± 0.1 cm). Las medidas se llevaron a cabo
con el niño en posición erecta de manera que su espalda, nalgas y talones,
Ficha identificativa del alumno/a
Nombre:_______________________________________________Edad
:___________
Sexo:_______________Peso:_______________Talla:____________
____________
Enfermedades (en
curso/padecidas):____________________________________
Tipo de
vivienda__________________________________________________
____
Indique de donde toma el agua para
beber:_____________________________
Indique si tiene servicios
sanitarios:________________________________
¿Tiene animales en
casa?______________________________________________
Diagnóstico
parasitológico:___________________________________________
__________________________________________________________
____________
Tratamiento (principio
activo):_______________________________________
Material y Métodos
60
permanecieran en contacto con el tallímetro y que la cabeza estuviera
siguiendo el plano horizontal, con el objeto de lograr una correcta posición
cefálica durante las mediciones.
2.3.4. Diagnóstico coprológico
2.3.4.1. Recogida de las muestras fecales
A cada niño se le hizo entrega de un contenedor estéril de plástico de 50
ml de capacidad etiquetado para indicar nombre, edad y curso escolar.
Simultáneamente se le dieron las fichas identificativas para que rellenaran los
datos correspondientes. La entrega de los contenedores se centralizó en los
colegios. Se indicó la necesidad de la entrega de la muestra fecal a la mayor
brevedad posible y se fijó una fecha máxima de entrega. A la entrega de la
muestra fecal se solicitó la ficha identificativa para que pudiera terminar de
rellenarse. A la recogida de las muestras se les fue adicionando a cada una de
ellas dicromato potásico al 2.5% y se conservaron a 4ºC hasta su traslado al
Departamento de Parasitología de la Facultad de Ciencias de la Universidad
de Granada, donde fueron analizadas. El muestreo de heces se llevó a cabo
desde octubre de 2009 a julio de 2012. Se realizó un muestreo estacional para
poder analizar las posibles variaciones que podían manifestar algunos
parásitos.
2.3.4.2. Procesamiento y análisis coprológico de las muestras fecales
A) Examen macroscópico de las muestras
Se realizó a simple vista, observando y registrando los caracteres
organolépticos que pudieran dar pistas de posibles patologías: consistencia,
color, presencia de mucus, grasa, sangre, restos alimenticios mal digeridos e
incluso la eventual presencia de helmintos (enteros o partes de ellos).
Material y Métodos
61
B) Examen microscópico de las muestras
Tras la observación macroscópica todas las muestras se observaron al
microscopio óptico a la mayor brevedad posible. En primer lugar mediante
un examen directo y posteriormente tras concentración.
B.1. Examen directo
El fundamento del examen directo microscópico, es buscar la presencia
de formas evolutivas de parásitos de tamaño microscópico: trofozoítos y
quistes de protozoos, así como larvas o huevos de helmintos.
Para ello se colocamos en una lámina portaobjetos una porción de heces
de 2 a 3 mm. de diámetro de la muestra fecal, que se diluyó con solución
yodo-yodurada de lugol, con lo que simultáneamente se efectuó una tinción
con yodo que ayudó a diferenciar caracteres. Se cubrió con una laminilla
cubreobjetos y se observó al microscopio óptico a 10, 40 y 100x. Otra
porción de la muestra, conservada en dicromato potásico al 2.5%, fue
observada directamente con el mismo microscopio con idénticos aumentos.
B.2. Examen tras concentración
Pasamos a exponer las técnicas de concentración más
frecuentes empleadas.
Para realizar cualquiera de estas técnicas previamente se la
lavaron las muestras fecales varias veces con agua mediante
centrifugación a 3.000 r.p.m durante 10 minutos al objeto de eliminar
el dicromato potásico, y por último se filtraron por una gasa doble.
Material y Métodos
62
B.2.1. Métodos de concentración por sedimentación
Método de sedimentación rápida.
Esta técnica se base en la gravidez de los huevos. Por su tamaño y
peso sedimentan rápidamente cuando se suspenden en agua.
Se realiza en base al siguiente procedimiento: homogeneizar bien 10 a
20 ml de muestra fecal. Colocar un colador y dos capas de gasa en la abertura
del vaso y a través de ella, filtrar la muestra.
Se retira el colador y se llena la copa con agua filtrada hasta 1 cm debajo
del borde y se deja sedimentar la muestra durante 30 minutos. Decantar las
2/3 partes del contenido de la copa o vaso y agregar nuevamente agua.
Repetir los pasos anteriores cada 5 a 10 minutos por 3 ó 4 veces, hasta
que el sobrenadante quede limpio. Transferir el sedimento a una placa Petri y
observar al microscopio.
B.2.2. Métodos de concentración por flotación.
Método de Fülleborn
Esta técnica se base en la flotación de quistes, ooquistes y huevos de
parásitos en una solución saturada de NaCl que posee mayor densidad que
ellos.
Para ello hay que: mezclar la muestra a analizar con 50 ml de solución
de Fülleborn. Filtrar por doble capa de gasa en colador y a través de embudo
recoger el filtrado en el tubo de ensayo llenando hasta formar un menisco. Se
deja reposar 30 minutos y con la ayuda del asa de platino, tomar una muestra
de la superficie del menisco y colocarla en una lámina portaobjeto, agregar
lugol, cubrir con laminilla y observar al microscopio a 10, 40 y 100x.
El inconveniente que tiene esta técnica es que si las heces tienen gran
cantidad de grasa, esta flota en la superficie y cubre la capa acuosa donde
Material y Métodos
63
pueden estar los huevos o quistes. Tampoco se obtienen buenos resultados
con los huevos operculados o los huevos infértiles de Ascaris lumbricoides
que pueden deformarse e impedir su identificación.
Método de flotación de Willis
Se basa en la flotación de quistes, ooquistes y huevos de parásitos en una
solución saturada de NaCl que posee mayor densidad que ellos, pero en este
caso para la toma de muestra tras la concentración no se usa asa de platino,
en su lugar, se aplica una laminilla cubreobjetos.
El procedimiento es similar al método de Fülleborn explicado
anteriormente, salvo que en lugar de usar asa de platino para tomar una
muestra de la superficie del menisco; se coloca sobre éste, una lámina
cubreobjetos dejándolo reposar de 10 a 15 minutos.
Pasado este tiempo, se levanta con cuidado el cubreobjetos y se coloca
sobre un portaobjetos. Observar al microscopio inmediatamente a 10, 40 y
100x, ya que la preparación se seca rápidamente.
B.2.3. Método mixto o de centrifugación-flotación
Método de Faust
Consiste en concentrar huevos y quistes mediante el empleo de sulfato
de zinc. Para ello la técnica consiste en preparar una solución de sulfato de
zinc al 33% en agua. Después se centrifuga la muestra en agua solo una vez a
2.500 r.m.p durante 10 minutos, decantar el sobrenadante y tomar el
sedimento. A continuación hay que coger 1,5 ml de muestra y añadir 5 ml de
sulfato de zinc y agitar hasta resuspender, luego centrifugar la muestra a
1.500 r.m.p durante 5 minutos. Recoger la parte superior del sobrenadante
donde están los parásitos, montarla entre porta y cubre y llevarla a
observación al microscopio.
Material y Métodos
64
Método de Ritchie (centrifugación con formol-éter)
El fundamento de esta técnica se base en la concentración de quistes y
huevos por sedimentación mediante centrifugación y flotación con la ayuda
de formol y éter para separar y visualizar los parásitos.
Para realizar esta técnica el filtrado obtenido de la muestra fecal
pasada por la gasa se centrifuga 2 minutos a 3.000 r.m.p, luego se decanta el
sobrenadante y si el líquido obtenido es muy turbio hay que volver a lavar el
sedimento con agua destilada. Una vez hecho esto al sedimento obtenido se
le añaden dos partes de formol al 10% y una parte de éter, luego tapamos el
tubo y mesclamos vigorosamente hasta obtener un solución homogénea que
dejamos reposar en poco. A continuación se centrifuga a 2000 r.m.p durante
3 minutos. Se observan cuatro capas en el tubo, una del éter, la segunda de
restos, la tercera del formol y la última es un sedimento donde se encuentran
los parásitos. Hay que desechar el sobrenadante procurando no arrastrar el
sedimento del fondo que contendrá el concentrado de párasitos. Añadimos
una gota del lugol y mezclamos, colocamos un cubreobjetos y observamos en
el microscopio 10x y 40x .
Método de Telemann
El fundamento de esta técnica se base en la concentración de quistes y
huevos por sedimentación mediante centrifugación y flotación con la ayuda
de xilol y éter.
Para realizarlas se toma 2-3 ml de la dilución fecal realizada
previamente y se colocan en un tubo de centrífuga. A cada tubo se añade un
volumen de éter igual a la suspensión fecal colocada. Se cierra con tapón de
caucho y se agita vigorosamente para poner en contacto la fase acuosa y la
fase etérea. En esta agitación se forman gases, por lo que a intervalos de
Material y Métodos
65
tiempo se ha de destapar el tubo con cuidado para liberarlos. Después se
centrifugar a 1.500/ 2.000 rpm durante unos 3 minutos. Despegamos el
coágulo de las paredes del tubo mediante la varilla de vídrio y decantar
rápidamente todo el sobrenadante, procurando no arrastrar el sedimento.
Añadir al sedimento una gota de solución 0.1 N de NaOH y mezclar bien
para tomar con la pipeta una muestra del sedimento y colocarla entre porta y
cubre para ser observada al microscopio.
B.2.4. Método Kato o método de concentración por
tamizado
Consiste en el aclaramiento de las heces con el uso de glicerina, que
permite preparar una capa transparente y observar las formas parasitarias.
Se realiza tamizando 1g de la muestra de heces a través de gasa, nylon o
malla metálica. Se extiende el tamizado sobre el portaobjetos y se cubre con
la laminilla impregnada en glicerina. Comprimimos la muestra durante 30
min. y secamos el exceso de glicerina. Así ya queda lista para su observación
al microscopio
B.2.5. Método de Baermann (Método de concentración por
migración)
Se trata de un método de enriquecimiento específico para las larvas de
primér estadio de nematodes broncopulmonares, larvas de tercer estadio de
nematodes gastrointestinales y nematodes del suelo (no patógenos). Se basa
en el hidrotropismo de las larvas vivas, que abandonan las materias fecales si
existe agua alrededor, y se concentran por sedimentación.
La técnica consiste en llenar el embudo con agua previamente
calentada a 40ºC de tal manera que la malla y la gasa se mojen. Colocar la
materia fecal sobre la malla y la gasa, dejar reposar durante 2 horas para que
Material y Métodos
66
las larvas pasen al agua del embudo. Pasadas las 2 horas se abre la pinza, se
deja salir el agua y se recibe en 2 tubos de ensayo y se centrifuga el líquido
durante 1 min a 2000 r.p.m. Tomar una muestra del sedimento y colocarla
entre porta y cubreobjetos. Examinar al microscopio con 10x y
posteriormente con 40 x.
B. 3. Examen microscópico tras tinción permanente
En muchas ocasiones sin la ayuda de tinciones, se vuelve muy
complicado hacer un diagnóstico acertado de los parásitos presentes en la
muestra y, más aun, diferenciar algunas estructuras de los mismos que nos
permitan identificarlos. Para tal fin, se hace uso de colorantes a través de
distintos métodos de coloración que según el parásito y la forma evolutiva del
mismo, será de un tipo u otro. En nuestro estudio, los métodos de coloración
aplicados han sido tres: Método de Ziehl-Neelsen modificado o Kinyoun,
hematoxilina férrica y tinción con Giemsa.
Preparación del frotis fecal
Previamente a la aplicación de los colorantes, se hace necesario realizar
un frotis fecal. Para ello, las heces se lavan varias veces con agua, y sin
contener dicromato potásico se diluyen en un poco de solución salina
fisiológica. Sobre una lámina portaobjetos desengrasado, con ayuda de una
pipeta Pasteur se coloca una gota de la suspensión de heces y se hace una
extensión. Para la fijación del frotis, éste se deja secar a temperatura
ambiente y se aplica fijador. En nuestro caso el fijador aplicado fue metanol
absoluto, cuyo tiempo de aplicación varió según el método de coloración
aplicado.
Material y Métodos
67
Métodos de Ziehl-Neelsen modificado o Kinyoun
Se basa en el comportamiento ácido-alcohol-resistente de la cubierta
de algunos parásitos como Isospora y Cryptosporidium, los cuales se tiñen de
rojo y destacan sobre un fondo verde o azul, dependiendo del colorante de
contraste usado.
Para realizar esta tinción se prepara el frotis fecal y se fija con metanol
durante 5 minutos, tras lo cual se deja secar. Una vez seca se cubre la
preparación con fucsina fenicada durante 15 minutos, mejor en estufa a
37ºC. Se lava con agua y se cubre con azul de metileno por 5 minutos, se
vuelve a lavar con agua y dejar secar, se procede a observar al microscopio
con objetivo de inmersión.
Tinción con hematoxilina férrica de Heidenhain
Método clásico para colorear e identificar estadios de protozoos
principalmente amebas y flagelados comunes en heces del humano, sobre
todo cuando sólo hay trofozoítos y las infecciones son mixtas.
Se prepara un set de placas Petri con los reactivos correspondientes. Una
vez realizado el frotis con la muestra fecal y secado, éste se pasa por solución
de Schaudinn durante 3 a 5 minutos. Seguidamente se pasa por alcohol al
70% más 1 a 2 gotas de tintura de yodo durante 5 minutos; posteriormente
por alcohol al 50% por 5 minutos y pasar por agua corriente de 5 a 10
minutos. Se somete a la solución mordiente al 2% de 5 a 10 minutos y se
enjuaga con agua corriente. Tras someter el frotis al mordiente se aplica el
colorante durante 5 a 10 minutos. Lavar con agua corriente y pasar por una
segunda solución mordiente para decolorar. Se lava con agua corriente
durante 10 minutos y posteriormente se deshidrata pasando por alcohol al
70%, 85%, 95% y absoluto, de 10 a 15 minutos cada uno. Aclarar con xilol,
montar con bálsamo de Canadá y observar la microscopio a 100x. El
Material y Métodos
68
citoplasma de los parásitos se observan de color azul oscuro y los núcleos de
color morado intenso a negruzco.
Debido a la laboriosidad del método y a la cantidad de reactivos
empleados, sólo se aplicó dicho método cuando la identificación de
determinada amebas fue dudosa mediante el examen directo con lugol.
Tinción con Giemsa
Se basa en la capacidad del colorante Giemsa para teñir de color
fucsia los componentes ácidos de los parásitos y de color azul los que tienen
carácter básico. Esto se debe a que este colorante está formado por eosina
(tiñe los componentes ácidos) y azul de metileno (tiñe los componentes
básicos).
La técnica se realiza tiñendo un frotis fecal previamente fijado con
metanol y seco. El colorante Giemsa se diluye al 10 o 20% con agua
destilada y se aplica cubriendo el frotis fijado. Tras esperar 20 minutos se
retira el colorante y se lava suavemente la preparación. Se deja secar y se
observa al microscopio óptico.
B.4. Recuento de parásitos
Cámara de Neubauer
Es un instrumento utilizado en medicina y biología para realizar el
recuento de células en un medio líquido, que puede ser un cultivo celular,
sangre, orina, líquido cefalorraquídeo, líquido sinovial, etc. En nuestro caso,
es igualmente en el recuento de formas parasitarias.
Material y Métodos
69
Esta cámara de recuento está adaptada al microscopio de campo claro
o al de contraste de fases. Se trata de un portaobjetos que tiene dos zonas
ligeramente deprimidas en cuyo fondo se ha marcado con la ayuda de un
diamante una cuadrícula de dimensiones conocidas. Se cubre la cámara con
un cubreobjetos que se adhiere por simple tensión superficial (en especial una
vez que se haya añadido la muestra líquida). Luego se introduce, por
capilaridad entre la cámara y el cubre, la muestra fecal con las parásitos a
contar, generalmente ya procesada previamente a través de alguna de las
técnicas de concentración descritas o diluida si se trata de la muestra inicial.
Se observa la retícula al microscopio con el aumento adecuado y se cuentan
los parásitos.
A partir del número de parásitos contados, conociendo el volumen de
líquido que admite el campo de la retícula, se calcula la concentración de
células en la muestra líquida aplicada.
El cálculo de la concentración de parásitos se puede expresar así:
Parásitos / μl = (parásitos contados) / [ (superficie contada
(mm²)∙profundidad de la cámara(mm) ] ∙ dilución
Material y Métodos
70
En la retícula central, la cámara de Neubauer tiene un cuadrado
primario que contiene nueve cuadrados secundarios, cada uno de ellos
dividido a su vez en 16 cuadrados terciarios. El cuadrado secundario central
contiene no 16, sino 25 cuadrados, cada uno de ellos dividido a su vez en 16
cuadrados cuaternarios.
Esta técnica es útil para el recuento de cualquier forma parasitaria
microscópica, ya sean trofozoitos, quistes, larvas, huevos, etc…
Cámara de McMaster
Permite determinar el número de huevos y larvas de helmintos, así
como de ooquistes de coccidios por gramo de heces.
La lámina Mc Master tiene 4 cámaras de 0,3 ml cada una. Cada
cámara está subdividida en dos áreas de recuento de 0.15 ml, cada una de las
cuales tiene líneas guía para ayudar al recuento.
Material y Métodos
71
Cálculo de recuento:
Huevo por gramo= Recuento total x 100/Nº de cámaras contadas
Multiplicando por 100, obtendremos el número de huevos por gramo de
heces (los retículos de la cámara tienen 1 cm por lado y la altura entre el
portaobjetos y el cubreobjetos es de 1,5 mm. El volumen de cada cámara
será, por tanto, de 0.15 ml).
2.3.5. Estudio nutricional. Indicadores antropométricos.
La malnutrición es uno de los problemas que más afecta a la población
infantil de los países en vías de desarrollo.
Como ya hemos indicado previamente la antropometría es la técnica más
usada en la evaluación nutricional, siendo las mediciones más utilizadas el
peso y la talla. La Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de las
curvas de crecimiento elaboradas por el National Center for Health Statistics
(NCHS), ya que los pesos y tallas de niños provenientes de grupos
socioeconómicos de nivel alto y medio de países subdesarrollados son
similares a los de niños de países desarrollados con antecedentes
comparables.
Material y Métodos
72
El peso como parámetro aislado no tiene validez y debe expresarse en
función de la edad o de la talla.
2.3.5.1. Método empleado y análisis de resultados.
En nuestro estudio se han utilizado las tablas para cada sexo en
percentiles del Indice de Masa Corporal (IMC), por edades elaboradas por el
National Center for Health Statistics (NCHS) del CDC (Figs. 4 - 7). Se
calculó el IMC de cada niño y dentro de cada grupo de edad, los límites de
los percentiles 5 y 95; se calculó la media de dichos valores entre las edades
límites de los grupos de edad. Según los resultados, se clasificaron a todos los
niños en tres categorías según su estado nutricional: desnutrición, normal o
sobrepeso.
Material y Métodos
73
Fig. 4
Material y Métodos
74
Fig 5
Material y Métodos
75
Fig. 6
Material y Métodos
76
Fig. 7
Material y Métodos
77
2.3.6. Entrega de resultados y tratamiento de los niños parasitados.
Una vez obtenidos los resultados se transmitieron a los colegios. De
forma inmediata, en el momento del diagnóstico, se notificaron los niños que
padecían algún enteropatógeno para que estos niños fueran tratados a la
mayor brevedad posible.
2.3.7. Comparación cuantitativa de las técnicas de Faust y Ritchie
Dado que las técnicas de concentración que mejores resultados
ofrecieron en la recuperación de formas parasitarias fueron las técnicas de
Faust (1939) y Ritchie (1948), decidimos realizar un estudio cuantitativo para
ver cuál de las dos técnicas es más efectiva.
Para ello tomamos 100 muestras fecales al azar de los niños objetos
de este estudio.
Las muestras fecales se lavaron varias veces mediante centrifugación
a 3.000 r.p.m durante 15 minutos descartando el sobrenadante tras cada
centrifugación. De esta forma se eliminó el dicromato potásico en que
estaban preservadas.
Una fracción de la muestra se destinó a la realización de la técnica de
Faust y otra fracción a la de la técnica de Ritchie, tal como se ha expuesto en
apartados anteriores.
La muestra de parásitos obtenida tras la realización de cada una de las
técnicas fue recogida y se procedió a la cuantificación de formas parasitarias
empleando las cámaras de Neubauer y McMaster. De esta forma se
determinaron los parásitos/ml en el primer caso y por gramo en el segundo,
para ambas técnicas.
Material y Métodos
78
2.3.8. Análisis molecular de las muestras con Giardia
Giardia duodenalis fue el enteroparásito patógeno más frecuente.
Dada nuestra experiencia previa sobre caracterización molecular de Giardia
(Peréz Cordón y cols. 2008) decidimos realizar un breve estudio molecular
para identificar los principales ensamblajes que estaban presentes en las
muestras fecales de los niños estudiados.
Este ha sido el primer estudio de caracterización molecular de Giardia
realizado en Marruecos hasta la fecha.
La dificultad y laboriosidad de este trabajo estriba en varios puntos
que pasamos a exponer:
- La pequeña cantidad de quistes que presentaban la mayoría de las
muestras
- La pérdida de quistes en los procesos de concentración empleados
- La dificultad para conseguir romper los quistes de Giardia
- La pequeña cantidad de ADN obtenida que en la mayoría de los casos
era insuficiente para continuar con el proceso de PCR
A continuación pasamos a explicar la metodología ensayada para
mejorar el rendimiento en la cantidad de ADN obtenido de los quistes de
Giardia.
2.3.8.1. Aislamiento y purificación de quistes
Los quistes de Giardia lamblia se purificaron a partir de las muestras
de heces de los niños estudiados mediante de la técnica de Faust previamente
ya que otras técnicas pueden impedir el posterior procesado para realizar
PCR.
Material y Métodos
79
2.3.8.2. Ruptura/digestión de los quistes
Se ensayaron varias técnicas para intentar incrementar el número de
quistes abiertos para la posterior extracción de ADN.
A) Choque térmico: Los quistes se sometieron a 10 ciclos de
congelación-descongelación. La congelación se realizó a
(-80ºC durante 30 minutos) y descongelación brusca en
baño a 100ºC
B) Acción enzimática y choque térmico:
B.1. De acuerdo a las técnicas descritas previamente
(Coggins y Schaefer, 1986; Polverino y cols. 2004). La técnica
es la siguiente:
A 0.5 ml de las heces, con los quistes, previamente
lavadas se les incorpora 5 ml de una solución ácida de
pepsina (0.1 M NaHCO3, 12 mM KCl, 40 mM NaCl,
0.5% de pepsina. Ajustar el pH final de la solución a
2.0), y se incuban a 37ºC durante 1h con agitación.
Centrifugar a 4.000 r.p.m durante 10 minutos.
Descartar el sobrenadante.
Lavar por centrifugación 2 veces con PBS caliente
(37ºC)
Resuspender el potón con los quistes en 10 ml de
solución tripsina-Tyrode (0.5% p/v, pH 8) e incubar a
37ºC durante 30 minutos.
Observar si los quistes se han abierto y si no lo han
hecho someter a 6 ciclos de congelación (-80ºC, 30
minutos) y descongelación (80ºC, 30 minutos) y
posterior ebullición.
Material y Métodos
80
B.2. De acuerdo a la metodología descrita por Renton
y cols. 1986).
La muestra fecal o los quistes purificados se someten
a 6 ciclos de congelación (-80ºC, 30 minutos) y
descongelación (80ºC, 30 minutos) y posterior
ebullición a 100ºC durante 15 minutos.
Centrifugar a 4.000 r.p.m durante 10 minutos
Resuspender el botón en solución Hank con 1% de
tripsina (pH 2.7) e incubar durante 1h a 37ºC.
Centrifugar y lavar 2 veces con PBS
Resuspender el botón en solución Hank (pH 7) con 1%
de bilis bovina y 0.06% de bicarbonato sódico durante
15-30 minutos a 37ºC. Mirar si se han desenquistado.
Si no se han digerido aún centrifugar y lavar 4 veces.
El botón final ponerlo en tampón de lisis 24h a 37ºC.
C) Sonicación en tampón de lisis:
- Partir de muestras fecales previamente lavadas varias veces por
centrifugación a 3.000 r.p.m y concentradas mediante la técnica de
Faust.
- Añadir al botón final 1.5 ml de tampón de lisis con inhibidores de
proteasas
- Homogenizar bien la muestra
- Introducir la muestra en hielo
- Realizar 6 ciclos de sonicación con 1.5 minutos cada vez.
Material y Métodos
81
2.3.8.3. Extracción de ADN
La extracción del ADN genómico de Giardia, se efectuó mediante
mini kit QIAamp (QIAGEN, USA) de acuerdo a las instrucciones del
fabricante. El kit comercial, corresponde a un método de extracción por
columna de intercambio iónico que permite la purificación de ADN de
muestras frescas o congeladas que presentan gran concentración de
inhibidores de PCR. EL ADN liga específicamente a la membrana de sílica
gel del QIAamp y los contaminantes la atraviesan. Los inhibidores de PCR
son removidos por la acción combinada de una resina de adsorción
(InhibitEX) y un tampón. La lisis con proteinasa K asegura un alto
rendimiento de todos los tipos de ADN en las muestras, incluso de patógenos
gastrointestinales. Las impurezas son eficientemente removidas por dos
lavados con diferentes tampones (AW1 y AW2), obteniéndose un ADN puro
el que debe ser eluído en tampón salino para su uso directo en reacciones de
amplificación.
El proceso de extracción de ADN fue el siguiente (Fig. 8)
- Las muestras estaban previamente sonicadas en 1.5 ml de tampón de
lisis (Buffer ASL) proporcionado por el kit QIAamp.
- Las muestras se agitaron durante 1 min para su total homogenización.
- Para la lisis se calentaron las muestras a 95°C por 5 min, se agitaron
por 15 seg. y centrifugaron a máxima velocidad por 1 min hasta
obtener un botón de la muestra.
- Del sobrenadante, 1,2 ml se trasladaron a un nuevo tubo de
microcentrífuga de 2 ml y se desechó el pellet.
- Se adicionó una tableta de Inhibitex a cada muestra y se agitó
inmediata durante 1 min.
Material y Métodos
82
- A continuación se incubó la suspensión por 1 minuto a temperatura
ambiente para permitir que los inhibidores se adsorbieran a la matriz
InhibitEX.
- Se centrifugó la muestra a máxima velocidad por 3 min para que el
botón de inhibidores se unieran al InhibitEX.
- Todo el sobrenadante se depositó en un nuevo tubo de centrífuga y se
eliminó el botón, centrífugándose la muestra a máxima velocidad por
3 min.
- Se colocaron 15 l de proteinasa K dentro de un nuevo tubo de
microcentrifuga de 1,5 ml y 200 l de sobrenadante, se adicionó 200
l de tampón AL y se aplicó vortex por 15 seg.
- Se incubó a 70°C durante 10 min. Se adicionaron 200 l de etanol
(100%) al lisado y se mezcló mediante vortex.
- En una nueva columna QIAamp situada en un tubo de colección de 2
ml, se aplicó el lisado y se centrifugó a máxima velocidad por 1 min.
- La columna QIAamp se situó en un nuevo tubo de colección y se
desechó el tubo que contenía el filtrado, se adicionaron 500 l de
tampón AW1, se centrifugó a máxima velocidad por 1 min.
- La columna QIAamp fue situada en un nuevo tubo de colección de 2
ml y se desechó el tubo de colección que contenía el filtrado.
- Se adicionaron 500 l de tampón AW2, se centrifugó a máxima
velocidad por 3 min y se desechó el tubo de colección que contenía el
filtrado.
- La columna QIAamp se transfirió a un nuevo tubo de microcentrífuga
de 1,5 ml y se adicionó 200 l de tampón AE directamente dentro de
la membrana QIAamp.
- Se incubó por 1 min. a temperatura ambiente y se centrifugó a
máxima velocidad por 1 min para obtener el ADN eluido.
Material y Métodos
83
- Las muestras de ADN extraído se conservaron a -20ºC hasta su uso.
Fig 8 . Esquema de extracción de ADN mediante QIAamp
Material y Métodos
84
2.3.8.4. Purificación de ADN
Dado que aún seleccionando las muestras con mayor cantidad de
quistes, la concentración obtenida de ADN era pequeña procedimos a
purificar el ADN mediante un kit de purificación de ADN (Wizard®
Genomic, Promega), de acuerdo a la siguiente técnica
- Añadir 200 µl de isopropanol a los 200 µl de ADN extraído mediante
el kit
- Agitar por volteo suavemente
- Centrifugar a 4.500 r.p.m durante 4 minutos
- Descartar el sobrenadante
- Añadir 400 µl de etanol de 70º
- Centrifugar a 4.500 r.p.m durante 4 minutos
- Eliminar el sobrenadante y mantener en la estufa hasta secar (15
minutos)
- Añadir 70 µl de solución de rehidratación de ADN (10mM Tris, 1mM
EDTA). Mantener 1 h a 65ºC
2.3.8.5. Cuantificación de ADN
Tras la obtención del ADN purificado por el kit, se procede a su
cuantificación y medida del grado de pureza, para esto último se mide la
absorbancia a 260 y 280 nm.
El cociente λ260/λ280 nos da una medida de pureza del ADN, donde:
< 1,5 exceso de proteínas
> 2 exceso de ácidos nucleicos (RNA)
Mientras que para medir la concentración del ADN tenemos en
cuenta la absorbancia medida a 260 nm, la dilución empleada y un factor de
corrección para la cuantificación utilizando cubetas de cuarzo.
Material y Métodos
85
La dilución empleada es la 1/50 (490 µl de tampón TE + 10 µl
muestra = 500 µl total). [ADN] (µg/µl) = A260 × 50 × 0,05
2.3.8.6. Técnica de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa)
Este técnica permite identificar los genotipos de Giardia duodenalis
en las muestras fecales de los niños estudiados Hemos seleccionado dos
técnicas para confirmar los resultados.
Ensayo de PCR 1
Realizamos una PCR semi-anidada, (nested-PCR), con los cebadores
y las condiciones publicados por Read y cols. (2004) para amplificar un
fragmento de 432 pb del gen de la glutamato deshidrogenasa (gdh) de
Giardia.
El gen gdh ha sido previamente utilizado, mostrando un alto grado
de polimorfismo en G. duodenalis, lo que permite la diferenciación tanto en
el genotipo (ensamblajes) como a nivel intragenotípico (subensamblajes).
Los cebadores empleados (Thermo Fisher Scientific) fueron: GDHeF:
5'-TCA ACG TYA AYC GYG GYT TCC GT-3 ', GDHiF: 5'-CAG TAC
AAC TCY GCT CTC GG-3', GDHiR: 5'-GTT RTC CTT GCA CAT CTC C-
3’.
La reacción de amplificación se realizó en un volumen final de 50 µl,
con 200 nmol de cada cebador, Biomex formado por 200 µM de dNTP, 1,5
mM de MgCl2, 2,5 U de taq ADN polimerasa (Qiagen GmbH, Hilden,
Alemania), 2 µl DMSO (Dimetilsulfóxido 10 mg /ml) (Promega, (Promega,
Biotech Ibérica S.L ) y 20 µl de ADN.
Las condiciones de amplificación consistieron en, un paso previo, un
ciclo de 94°C durante 2 min, 56°C durante 1 min, 72°C durante 2 min y 55
Material y Métodos
86
ciclos de amplificación (94°C durante 30 s, 56°C durante 20 s, 72°C durante
45 s), seguido de un ciclo de 7 min a 72ºC.
Ensayo de PCR 2
Realizamos una PCR anidada (nested PCR) empleando la técnica
previamente descrita por (Appelbee y cols. 2003), para amplificar un
fragmento de 292 pb del gen 18S rRNA de Giardia (Appelbee et al., 2003).
Los cebadores empleados son los siguientes: GiaF: 5'-AAG TGT
GGT ACG GAC GGA CTC-3 ', GiaR: 5'-CTG CTG CCG TCC TTG GAT
GT-3', RH11: 5’- CAT CCG GTC GAT CCT GCC-3 ' y RH4: 5'-AGT CGA
ACC CTG TCA CTC CGC CAG G-3’.
La reacción de amplificación se realizó en un volumen final de 50 µl,
con 200 nmol de cada cebador, Biomex compuesto de 200 µM de dNTP, 1,5
mM de MgCl2, 2,5 U de taq ADN polimerasa (Qiagen GmbH, Hilden,
Alemania), 2 µl DMSO (Dimetilsulfoxido 10 mg /ml) (Promega, Biotech
Ibérica S.L) y 20 µl de ADN.
Las condiciones de amplificación consistieron a 35 ciclos (96ºC
durante 45 s, 55°C durante 30 s, 72°C durante 45 s) seguido por un ciclo de 4
min a 72°C a la PCR primaria. A continuación, 35 ciclos de amplificación
(96°C durante 45 s, 59°C durante 30 s, 72°C durante 30 s) seguido por un
ciclo de 4 min a 72°.
Como control positivo se usó Giardia duodenalis (ATCC 30888).
2.3.8.7. Electroforesis
Los productos obtenidos de las PCR1 y PCR2 se separaron
mediante electroforesis en gel de agarosa. Se usaron alícuotas de 5 l
mezcladas con 1 l del buffer de corrida constituido por glicerol 30%, azul de
bromofenol 0,25%, xileno-cianol 0,25% y H2O destilada autoclavada en csp
Material y Métodos
87
100 ml. La electroforesis se realizó en un gel de agarosa al 2% en buffer TBE
1x a 100 Volts por 1:45 hrs, usando además un marcador de peso molecular,
1000 pb Ladder (Promega, (Promega, Biotech Ibérica S.L).
Para revelar las bandas, el gel de corrida se tiñó con bromuro de
etidio (10mg/ml) durante 15 min, se lavó en H2O bidestilada durante 15
minutos, se observó en transiluminador de LUV (UVP, Cambridge UK) y se
procedió a fotografiar con cámara (OLYMPUS C-4000 Zoom, New York
USA)
2.3.8.8. Purificacion de los productos obtenidos por PCR
Para ello se empleó el kit Wizard® SV gel y purificación de
productos de PCR (Promega, USA) siguiendo el siguiente protocolo:
- Partiendo del gel de agarosa recortar las bandas de 432 y 292 bp
obtenidas en la PCR1 y PCR2 con un escarpelo.
- Introducir las bandas recortadas en un tubo de microcentrífuga de 1.5
ml.
- Añadir 10 µl de solución de unión a membrana (Membrane Binding
Solution) por 10 mg del gel de agarosa.
- Mezclar agitando e incubar a 50ºC- 65ºC hasta que el gel de agarosa
se disuelva
- Insertar una columna (SV) en un tubo de colección
- Transferir el gel disuelto a la columna e incubar a temperatura
ambiente durante 1 minuto
- Centrifugar a máxima velocidad durante 1 minuto. Descartar el
sobrenadante y reinsertar la columna dentro de otro tubo de
colección.
- Añadir 700 µl de solución de lavado de membrana (etanol absoluto) y
centrifugar a máxima velocidad durante 5 minutos. Descartar el
Material y Métodos
88
sobrenadante y reinsertar la columna dentro de un nuevo tubo de
colección.
- Añadir 500 µl de solución de lavado de membrana. Centrifugar a
máxima velocidad durante 5 minutos.
- Vaciar el tubo de colección y centrifugar la columna durante 1
minuto, abrir la tapa de microcentrífuga para permitir la evaporación
del etanol residual.
- Transferir cuidadosamente la columna a un nuevo tubo de
microcentrífuga
de 1,5 ml.
- Añadir 50 µl de agua libre de nucleasas en la columna. Incubar en una
temperatura ambiente durante 1 minuto. Centrigugar a máxima velocidad
durante 1 minuto.
- Descartar la columna y conservar el ADN a 4ºC o -20ºC.
2.3.8.9. Secuenciación
La cantidad de ADN para una reacción de secuencia de los
productos de PCR, fue calculada de acuerdo a la siguiente fórmula:
Tamaño del fragmento x 0,1 = ng DNA para una
reacción de secuencia
Debido a que el volumen máximo de reacción de secuencia es de 10
µl, la mínima concentración del producto debe ser de 5 ng/µl.
Para realizar la secuenciación se empleó un ABI PRISM 310 (Applied
Biosystems).
Material y Métodos
89
2.3.8.10. Comparación con secuencias publicadas Blast
La secuencia obtenida se comparó efectuando un alineamiento local
mediante la introducción de la secuencia parcial en el programa
bioinformático del Centro Nacional de Información para Biotecnología
(NCBI) empleando Blast para nucleótidos.
A través del programa Blast se puede conocer la homología existente
entre la secuencia problema y las recogidas en GenBank.
2.4. Análisis estadístico de resultados
Se llevó a cabo un estudio cuantitativo de los resultados obtenidos
mediante el cálculo de los Índices de Parasitación Simple e Índice de
Parasitación Corregido, según la edad, sexo y distrito de procedencia de los
alumnos.
El Índice de Parasitación Simple (IPS) se define como la relación de
personas parasitadas (NPP) y el tamaño muestral (TM).
IPS = NPP/TM
El Índice de Parasitación Corregido (IPC) se define como la relación
entre el número total de parásitos (NTP) y el tamaño muestral (TM).
IPC = NTP/TM
Material y Métodos
90
Por otra parte, se aplicó el test de comparación de proporciones.
Supongamos que una cierta característica, expresada porcentualmente,
quiere compararse entre dos poblaciones, y que para ello, se toman sendas
muestras de tamaños N1 y N2 respectivamente, obteniéndose a partir de
ellas unos porcentajes muestrales de P1 y P2 .
El test de significación consiste en evaluar el estadístico:
Que se distribuye según una ley normal N (0,1). Como para un nivel α =
0.05 es Z α / 2 = 1.96 la diferencia porcentual entre ambas poblaciones
será significativa. En nuestro trabajo llevamos a cabo los estudios
siguientes:
- Estudio comparativo de proporciones de parásitos en los
colegios de la zonas urbanas y rurales por grupo de
edades, por sexo y por estaciones.
- Estudio comparativo de proporciones de parásitos entre
los distintos sexos: por zonas, por grupo de edades y zona,
por estación más grupos de edades y zonas.
- Estudio comparativo de proporciones de parásitos según
la estación del año.
Material y Métodos
91
- Estudio comparativo de proporciones de enteropatógenos
en zonas rurales y urbanas y por grupos de edades, sexo y
por estaciones.
- Estudio comparativo de proporicones de multiparasitismo
- Estudio comparativo de desnutrición asociada a
enteroparásitos
También se ha calculado la prevalencia de los parásitos encontrados
en función de los parámetros analizados.
Número de sujetos parasitados Prevalencia = ------------------------------------------------------------------------- x 100 Número de sujetos del grupo estudiado
92
Resultados
93
3. RESULTADOS
3.1. Sobre las características de la población estudiada
3.1.1. Nivel de participación de la población en el estudio
Tabla 1. Nivel de participación en cada zona
Nº alumnos participantes en el muestreo/Nº total de alumnos de los colegios
de las diferentes zonas
Tabla 2. Distribución de la población según zona
Zona N/N total % N
Rural 470/1.117 42%
Urbana 935/6.404 14.6%
Total 1.405/7.521 56.6%
Zona N % N
Rural 470 33,5%
Urbana 935 66,5%
Total 1405 100,0%
Resultados
94
Tabla 3. Distribución de la población según la estación del año
Tabla 4. Distribución de la población según el sexo
Rural Urbana
N % N N % N
Primavera 271 19,3% 284 20,2%
Verano 125 8,9% 228 16,2%
Otoño 74 5,3% 118 8,4%
Invierno 0 0% 305 21,7%
Total 470 33,5% 935 66,5%
Niñas Niños
N % N N % N
Rural 238 16,9% 232 16,5%
Urbana 470 33,5% 465 33,1%
Total 708 50,4% 697 49,6%
Resultados
95
Tabla 5. Distribución de la población por estaciones del año según sexo y
zona
Tabla 6. Distribución de la población por edades
Rural Urbana
N % N N % N
[5,8) 140 10,0% 361 25,7%
[8,11) 221 15,7% 454 32,3%
[11,15) 109 7,8% 120 8,5%
Total 470 33,5% 935 66,5%
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
N % N N % N N % N N % N
Primavera 127 9,0% 144 10,2% 148 10,5% 136 9,7%
Verano 69 4,9% 56 4,0% 108 7,7% 120 8,5%
Otoño 42 3,0% 32 2,3% 58 4,1% 60 4,3%
Invierno 0 0% 0 0% 156 11,1% 149 10,6%
Total 238 16,9% 232 16,5% 470 33,5% 465 33,1%
Resultados
96
Tabla 7. Distribución de la población por grupos de edades y estaciones del
año en cada zona
Rural Urbana
N % N N % N
[5,8) Primavera 68 4,8% 103 7,3%
Verano 51 3,6% 102 7,3%
Otoño 21 1,5% 20 1,4%
Invierno 0 0% 136 9,7%
[8,11) Primavera 135 9,6% 138 9,8%
Verano 51 3,6% 120 8,5%
Otoño 35 2,5% 58 4,1%
Invierno 0 0% 138 9,8%
[11,15) Primavera 68 4,8% 43 3,1%
Verano 23 1,6% 6 0,4%
Otoño 18 1,3% 40 2,8%
Invierno 0 0% 31 2,2%
Resultados
97
Tabla 8. Distribución de la población por grupos de edades, estaciones del
año, y sexo en cada zona
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
N % N N % N N % N N % N
[5,8) Primavera 27 1,9% 41 2,9% 55 3,9% 48 3,4%
Verano 26 1,9% 25 1,8% 34 2,4% 68 4,8%
Otoño 12 0,9% 9 0,6% 14 1,0% 6 0,4%
Invierno 0 0% 0 0% 70 5,0% 66 4,7%
[8,11) Primavera 71 5,1% 64 4,6% 73 5,2% 65 4,6%
Verano 29 2,1% 22 1,6% 70 5,0% 50 3,6%
Otoño 20 1,4% 15 1,1% 25 1,8% 33 2,3%
Invierno 0 0% 0 0% 70 5,0% 68 4,8%
[11,15) Primavera 29 2,1% 39 2,8% 20 1,4% 23 1,6%
Verano 14 1,0% 9 0,6% 4 0,3% 2 0,1%
Otoño 10 0,7% 8 0,6% 19 1,4% 21 1,5%
Invierno 0 0% 0 0% 16 1,1% 15 1,1%
Resultados
98
3.2. Prevalencia de enteroparásitos
3.2.1. Estudios de índice se parasitación simple (IPS) y corregido (IPC)
3.2.1.1. Estudio comparativo de parasitismo según la zona
Tabla 9. Distribución del tamaño muestral, número de personas parasitadas
(NPP) y número total de parásitos observados (NTP)
TM: Tamaño muestral
NPP: Número de personas parasitadas
NTP: Número total de especies de parásitos
Tabla 10. Distribución del IPS y del IPC por zonas
IPS: Índice de Parasitación Simple
IPC: Índice de Parasitación Corregido
Rural Urbana
TM 470 935
NPP 312 566
NTP 443 719
Índices Rural Urbana
IPS 0,66 0,61
IPC 0,94 0,77
Resultados
99
0,660,61
0,94
0,77
00,10,20,30,40,50,60,70,80,9
1
Rural Urbana
IPSIPC
Gráfico 1. Representación gráfica del IPS y del IPC según la zona
3.2.2. Estudio del IPS e IPC por edades
3.2.2.1. Estudio comparativo del parasitismo según la edad
Tabla 11. Distribución del tamaño muestral, número de personas parasitadas
(NPP), y número total de parásitos encontrados (NTP), según la edad.
[5,8) [8,11) [11,15)
TM 501 675 229
NPP 311 417 150
NTP 390 569 203
Resultados
100
Tabla 12. Distribución del IPS y del IPC según la edad
Gráfico 2. Representación gráfica del IPS y IPC según la edad
0,62 0,62 0,66
0,780,84
0,89
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
[5,8) [8,11) [11,15)
IPS
IPC
[5,8) [8,11) [11,15)
IPS 0,62 0,62 0,66 IPC 0,78 0,84 0,89
Resultados
101
3.2.2.2. Estudio comparativo del parasitismo según la edad en cada zona
Tabla 13. Distribución del tamaño muestral (TM), del número de personas
parasitadas (NPP), y del número total de parásitos encontrados (NTP), según
la edad y la zona
Tabla 14. Distribución del IPS y del IPC según la edad y la zona
Rural Urbana
[5,8) IPS 0,64 0,61
IPC 0,86 0,75
[8,11) IPS 0,65 0,60
IPC 0,98 0,78
[11,15) IPS 0,72 0,59
IPC 0,97 0,81
Rural Urbana
[5,8) TM 140 361
NPP 89 222
NTP 121 269
[8,11) TM 221 454
NPP 144 273
NTP 216 353
[11,15) TM 109 120
NPP 79 71
NTP 106 97
Resultados
102
IPS
0,64 0,610,65 0,600,72
0,59
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
[5,8)
[8,11)
[11,15)
IPC
0,860,75
0,98
0,78
0,97
0,81
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
[5,8)
[8,11)
[11,15)
Gráfico 3. Representación gráfica del IPS según la edad y la zona
Gráfico 4. Representación gráfica del IPC según la edad y la zona
Resultados
103
3.2.3. Estudio del IPS y del IPC por sexos
3.2.3.1. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo
Tabla 15. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos encontrados (NTP), según el
sexo
Tabla 16. Distribución del IPS y del IPC según el sexo
Niños Niñas
TM 697 708
NPP 432 446
NTP 564 598
Niños Niñas
IPS 0,62 0,63
IPC 0,81 0,84
Resultados
104
Gráfico 5. Representación gráfica del IPS y del IPC según el sexo
3.2.3.2. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo y por zonas
Tabla 17. Distribución del tamaño muestral (TM), del número de niños
parasitados (NPP), y del número total de parásitos encontrados (NTP), según
el sexo y en cada zona
0,62 0,63
0,81 0,84
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Niños Niñas
IPS
IPC
Rural Urbana
Niños TM 232 465
NPP 157 275
NTP 215 349
Niñas TM 238 470
NPP 155 291
NTP 228 370
Resultados
105
IPS
0,680,59
0,65 0,62
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
Niños
Niñas
Tabla 18. Distribución del IPS y del IPC según el sexo en cada zona
Gráfico 6. Representación gráfica del IPS según el sexo en cada zona
Rural Urbana
Niños
IPS 0,68 0,59
IPC
0,93
0,75
Niñas
IPS
0,65
0,62
IPC 0,96 0,79
Resultados
106
Gráfico 7. Representación gráfica del IPC según el sexo en cada zona
Tabla 19. Distribución del tamaño muestral (TM), del número de personas
parasitadas (NPP), y del número total de parásitos encontrados (NTP), según
el sexo y la edad en cada zona
IPC
0,93
0,75
0,96
0,79
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
Niños
Niñas
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
[5,8)
TM 65 75 173 188
NPP 39 50 108 114
NTP 52 69 131 138
[8,11)
TM 120 101 238 216
NPP 78 66 145 128
NTP 127 89 188 165
[11,15)
TM 53 56 59 61
NPP 38 41 38 33
NTP 49 57 51 46
Resultados
107
IPS
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural_Niñas Rural_Niños Urbana_Niñas Urbana_Niños
[5,7][8,10][10,14]
Tabla 20. Distribución del IPS y del IPC según el sexo y la edad en cada
zona
Gráfico 8. Representación gráfica del IPS según sexo y edad en cada zona
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
[5,8)
IPS 0,60 0,67 0,62 0,61
IPC
0,80 0,92 0,76 0,73
[8,11)
IPS 0,65 0,65 0,61 0,59
IPC
1,06 0,88 0,79 0,76
[11,15)
IPS 0,72 0,73 0,64 0,54
IPC
0,92 1,02 0,86 0,75
Resultados
108
3.2.4. Estudio del IPS y del IPC según la estación de año
3.2.4.1. Estudio comparativo del parasitismo según la estación del año
Tabla 21. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos encontrados (NTP), según la
estación del año
Tabla 22. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año
Primavera Verano Otoño Invierno
TM 555 353 192 305
NPP 363 218 123 174
NTP 469 282 205 206
Primavera Verano Otoño Invierno
IPS 0,65 0,62 0,64 0,57 IPC 0,85 0,80 1,07 0,68
Resultados
109
0,65 0,62 0,640,57
0,850,80
1,07
0,68
-0,10
0,10
0,30
0,50
0,70
0,90
1,10
Primavera Verano Otoño Invierno
IPS
IPC
Gráfico 9. Representación gráfica del IPS y del IPC según la estación de año
Tabla 23. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos (NTP), según la estación del
año y distrito.
Rural Urbana
Primavera TM 271 284
NPP 176 187
NTP 235 234
Verano TM 125 228
NPP 82 136
NTP 110 172
Otoño TM 74 118
NPP 54 69
NTP 98 107
Invierno TM 0 305
NPP 0 174
NTP 0 206
Resultados
110
Tabla 24. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año y distrito
Gráfico 10. Representación gráfica del IPS según la zona y la estación del
año
IPS
0,65 0,660,66 0,600,73
0,58 0,57
0,00
0,20
0,40
0,60
0,80
1,00
Rural Urbana
Primavera
Verano
Otoño
Invierno
Rural Urbana
Primavera IPS 0,65 0,66
IPC 0,87 0,82
Verano IPS 0,66 0,60
IPC 0,88 0,75
Otoño IPS 0,73 0,58
IPC 1,32 0,91
Invierno IPS 0 0,57
IPC 0 0,68
Resultados
111
Gráfico 11. Representación gráfica del IPC según el distrito y la estación del
Tabla 25. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos (NTP), según la zona, edad y
estación del año
P=Primavera, V=Verano, 0=Otoño, I=Invierno
IPC
0,87 0,820,880,75
1,32
0,91
0,68
0,000,200,400,600,801,001,201,40
Rural Urbana
Primavera
Verano
Otoño
Invierno
Rural Urbana
P V O I P V O I
[5,8) TM 68 51 21 0 103 102 20 136
NPP 43 33 13 0 74 61 10 77
NTP 54 45 22 0 86 76 17 90
[8,11) TM 135 51 35 0 138 120 58 138
NPP 85 32 27 0 86 71 36 80
NTP 120 43 53 0 113 92 54 94
[11,15) TM 68 23 18 0 43 6 40 31
NPP 48 17 14 0 27 4 23 17
NTP 61 22 23 0 35 4 36 22
Resultados
112
Tabla 26. Distribución del IPS y del IPC según la edad y estación del año
P=Primavera, V=Verano, 0=Otoño, I=Invierno
Gráfico 12. Representación gráfica del IPS según zona, edad y estación del
año
IPS
0,00
0,20
0,40
0,60
0,80
1,00
Rural_P Rural_V Rural_O Rural_I Urbana_P Urbana_V Urbana_O Urbana_I
[5,8)[8,11)
[11,15)
Rural Urbana
P V O I P V O I
[5,8) IPS 0,63 0,65 0,62 0 0,72 0,60 0,50 0,57
IPC 0,79 0,88 1,05 0 0,83 0,75 0,85 0,66
[8,11) IPS 0,63 0,63 0,77 0 0,62 0,59 0,62 0,58
IPC 0,89 0,84 1,51 0 0,82 0,77 0,93 0,68
[11,15) IPS 0,71 0,74 0,78 0 0,63 0,67 0,58 0,55
IPC 0,90 0,96 1,28 0 0,81 0,67 0,90 0,71
Resultados
113
Gráfico 13. Representación gráfica del IPC según zona, edad y estación del
año
IPC
0,000,200,400,600,801,001,201,401,60
Rural_P Rural_V Rural_O Rural_I Urbana_P Urbana_V Urbana_O Urbana_I
[5,8)[8,11)
[11,15)
Resultados
114
Tabla 27. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas parasitadas (NPP), y número total de parásitos
(NTP), según el sexo, estación del año, edad y zona
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
P V O I P V O I P V O I P V O I
[5,8) TM 27 26 12 0 41 25 9 0 55 34 14 70 48 68 6 66
NPP 16 15 8 0 27 18 5 0 44 16 8 40 30 45 2 37
NTP 18 20 14 0 36 25 8 0 52 16 14 49 34 60 3 41
[8,11) TM 71 29 20 0 64 22 15 0 73 70 25 70 65 50 33 68
NPP 40 19 19 0 45 13 8 0 49 41 16 39 37 30 20 41
NTP 56 28 43 0 64 15 10 0 63 55 27 43 50 37 27 51
[11,15) TM 29 14 10 0 39 9 8 0 20 4 19 16 23 2 21 15
NPP 19 11 8 0 29 6 6 0 15 2 11 10 12 2 12 7
NTP 21 14 14 0 40 8 9 0 18 2 16 15 17 2 20 7
Resultados
115
Tabla 28. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año, edad y sexo en cada zona
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
P V O I P V O I P V O I P V O I
[5,8) IPS 0,59 0,58 0,67 0 0,66 0,72 0,56 0 0,80 0,47 0,57 0,57 0,63 0,66 0,33 0,56
IPC 0,67 0,77 1,17 0 0,88 1,00 0,89 0 0,95 0,47 1,00 0,70 0,71 0,88 0,50 0,62
[8,11) IPS 0,56 0,66 0,95 0 0,70 0,59 0,53 0 0,67 0,59 0,64 0,56 0,57 0,60 0,61 0,60
IPC 0,79 0,97 2,15 0 1,00 0,68 0,67 0 0,86 0,79 1,08 0,61 0,77 0,74 0,82 0,75
[11,15) IPS 0,66 0,79 0,80 0 0,74 0,67 0,75 0 0,75 0,50 0,58 0,63 0,52 1,00 0,57 0,47
IPC 0,72 1,00 1,40 0 1,03 0,89 1,13 0 0,90 0,50 0,84 0,94 0,74 1,00 0,95 0,47
Resultados
116
3.3. Estudio cualitativo
3.3.1. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos según la zona
Tabla 29. Distribución de la prevalencia de las distintas especies de protozoos y
helmintos según la zona
Rural Urbana Total
N % N N % N N % N
Protozoos Giardia duodenalis 88 19,9 127 17,7 215 18,5
Cyclospora cayetanensis 40 9,0 56 7,8 96 8,3
Entamoeba coli 17 3,8 21 2,9 38 3,3
Chilomastix mesnili 7 1,6 11 1,5 18 1,5
Entamoeba histolytica 8 1,8 3 0,4 11 0,9
Endolimax nana 6 1,4 3 0,4 9 0,8
Iodamoeba bütschlii 2 0,5 3 0,4 5 0,4
Cryptosporidium spp. 0 0,0 1 0,1 1 0,1
Isospora belli 1 0,2 0 0,0 1 0,1
Helmintos Hymenolepis nana 6 1,4 6 0,8 12 1,0
Enterobius vermicularis 3 0,7 8 1,1 11 0,9
Trichuris trichiura 2 0,5 7 1,0 9 0,8
Ascaris lumbricoides 0 0,0 8 1,1 8 0,7
Hymenolepis diminuta 3 0,7 4 0,6 7 0,6
Fasciola hepatica 0 0,0 2 0,3 2 0,2
Ancylostoma duodenales 0 0,0 1 0,1 1 0,1
Dicrocoelium dentriticum 1 0,2 0 0,0 1 0,1
Taenia saginata 1 0,2 0 0,0 1 0,1
Otros Blastocystis hominis 258 58,2 458 63,7 716 61,6
Resultados
117
Gráfico 14. Representación del número de parásitos: protozoos, helmintos y B.
hominis en cada zona
Gráfico 15. Representación gráfica de la prevalencia de parásitos en cada zona
258
458
716
169225
394
16 36 520
100200300400500600700800
Rural Urbana Total
Otros Protozoos Helmintos
58,2 63,7 61,6
38,1 31,3 33,9
3,6 5,0 4,5
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Rural Urbana Total
Otros Protozoos Helmintos
Resultados
118
Gráfico 16. Representación gráfica de la prevalencia (%) de las distintas
especies de parásitos en cada zona
Resultados
119
3.3.2. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos según la estación del año en cada zona
Tabla 30. Prevalencia de parásitos intestinales en cada zona según la estación del año
Rural No. (%)
Urbana No. (%)
P V O P V O I Protozoos Giardia duodenalis 46 (19,6) 34(30,9) 8 (8,2) 47 (20,1) 33 (19,2) 19 (17,8) 28 (13,6)
Cyclospora cayetanensis 15 (6,4) 7 (6,4) 18 (18,4) 11 (4,7) 15 (8,7) 13 (12,1) 17 (8,3)
Entamoeba coli 3 (1,3) 2 (1,8) 12 (12,2) 4 (1,7) 6 (3,5) 5 (4,7) 6 (2,9)
Chilomastix mesnili 5 (2,1) 1 (0,9) 1 (1) 5 (2,1) 1 (0,6) 1 (0,9) 4 (1,9)
Entamoeba histolytica 0 0 8 (8,2) 1 (0,4) 0 2 (1,9) 0
Endolimax nana 5 (2,1) 0 1 (1) 0 2 (1,2) 0 1 (0,5)
Iodamoeba bütschlii 1 (0,4) 1 (0,9) 0 1 (0,4) 1 (0,6) 0 1 (0,5)
Cryptosporidium spp. 0 0 0 0 0 1 (0,9) 0
Isospora belli 1 (0,4) 0 0 0 0 0 0
Helmintos Hymenolepis nana 3 (1,3) 3 (2,7) 0 1 (0,4) 0 3 (2,8) 2 (1)
Enterobius vermicularis 0 3 (2,7) 0 0 4 (2,3) 2 (1,9) 2 (1)
Trichuris trichiura 2 (0,9) 0 0 3 (1,3) 1 (0,6) 1 (0,9) 2 (1)
Ascaris lumbricoides 0 0 0 3 (1,3) 1 (0,6) 2 (1,9) 2 (1)
Hymenolepis diminuta 3 (1,3) 0 0 1 (0,4) 0 3 (2,8) 0
Fasciola hepatica 0 0 0 2 (0,9) 0 0 0
Ancylostoma duodenales 1 (0,4) 0 0 0 0 0 0
Dicrocoelium dentriticum 0 0 0 0 0 0 1 (0,5)
Taenia saginata 1 (0,4) 0 0 0 0 0 0
Otros Blastocystis hominis 149 (63,4) 59 (53,6) 50 (51) 155 (66,2) 108 (62,8) 55 (51,4) 140 (68)
Resultados
120
3.3.3. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos en cada zona según la edad
Tabla 31. Prevalencia de parásitos intestinales según la edad y la zona
Rural
No. (%) Urbana No. (%)
[5,8) [8,11) [11,15) [5,8) [8,11) [11,15)
Protozoos Giardia duodenalis 32 (26,4) 41 (19) 15 (14,2) 56 (20,8) 60 (17) 11 (11,3)
Cyclospora cayetanensis 10 (8,3) 25 (11,6) 5 (4,7) 10 (3,7) 36 (10,2) 10 (10,3)
Entamoeba coli 3 (2,5) 7 (3,2) 7 (6,6) 6 (2,2) 9 (2,5) 6 (6,2)
Chilomastix mesnili 2 (1,7) 3 (1,4) 2 (1,9) 4 (1,5) 6 (1,7) 1 (1)
Entamoeba histolytica 2 (1,7) 5 (2,3) 1 (0,9) 1 (0,4) 0 2 (2,1)
Endolimax nana 1 (0,8) 3 (1,4) 2(1,9) 1 (0,4) 2 (0,6) 0
Iodamoeba bütschlii 0 2 (0,9) 0 1 (0,4) 2 (0,6) 0
Cryptosporidium spp. 0 0 0 0 1 (0,3) 0
Isospora belli 0 1 (0,5) 0 0 0 0
Helmintos Hymenolepis nana 4 (3,3) 1 (0,5) 1 (0,9) 1 (0,4) 3 (0,8) 2 (2,1)
Enterobius vermicularis 2 (1,7) 0 1 (0,9) 2 (0,7) 4 (1,1) 2 (2,1)
Trichuris trichiura 1 (0,8) 1 (0,5) 0 1 (0,4) 4 (1,1) 2 (2,1)
Ascaris lumbricoides 0 0 0 2 (0,7) 5 (1,4) 1 (1)
Hymenolepis diminuta 0 3 (1,4) 0 0 2 (0,6) 2 (2,1)
Fasciola hepatica 0 0 0 0 1 (0,3) 1 (1)
Ancylostoma duodenales 0 1 (0,5) 0 0 0 0
Dicrocoelium dentriticum 0 0 0 1 (0,4) 0 0
Taenia saginata 0 1 (0,5) 0 0 0 0
Otros Blastocystis hominis 64 (62,9) 122 (56,5) 72 (67,9) 183 (68) 218 (61,8) 57 (58,8)
Resultados
121
3.3.4. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos en cada distrito según la
edad
Tabla 32. Prevalencia de parásitos intestinales según sexo y zona
Rural
No. (%) Urbana No. (%)
Niños Niñas Niños Niñas
Protozoos Giardia duodenalis 43 (20) 45 (19,7) 66 (18,9) 61 (16,5)
Cyclospora cayetanensis 15 (7) 25 (11) 26 (7,4) 30 (8,1)
Entamoeba coli 5 (2,3) 12 (5,3) 8 (2,3) 13 (3,5)
Chilomastix mesnili 4 (1,9) 3 (1,3) 8 (2,3) 3 (0,8)
Entamoeba histolytica 2 (0,9) 6 (2,6) 1 (0,3) 2 (0,5)
Endolimax nana 4 (1,9) 2 (0,9) 1 (0,3) 2 (0,5)
Iodamoeba bütschlii 2 (0,9) 0 1 (0,3) 2 (0,5)
Cryptosporidium spp. 0 0 0 1 (0,3)
Isospora belli 0 1 (0,4) 0 0
Helmintos Hymenolepis nana 5 (2,3) 1 (0,4) 2 (0,6) 4 (1,1)
Enterobius vermicularis 2 (0,9) 1 (0,4) 4 (1,1) 4 (1,1)
Trichuris trichiura 1 (0,5) 1 (0,4) 2 (0,6) 5 (1,4)
Ascaris lumbricoides 0 0 4 (1,1) 4 (1,1)
Hymenolepis diminuta 3 (1,4) 0 1 (0,3) 3 (0,8)
Fasciola hepatica 0 0 0 2 (0,5)
Ancylostoma duodenales 1 (0,5) 0 0 0
Dicrocoelium dentriticum 0 0 0 1 (0,3)
Taenia saginata 1 (0,5) 0 0 0
Otros Blastocystis hominis 127 (59,1) 131 (57,5) 225 (64,5) 233 (63)
Resultados
122
3.3.5. Estudio de la prevalencia de enteroparásitos asociados a diarrea
Tabla 33. Prevalencia de las distintas especies de parásitos en niños con y sin
diarrea
Parásitos
Diarrea nº (%) No Diarrea nº (%) Prevalencia %
Blastocystis hominis
137 (87,2)
464 (80) 80
Giardia duodenalis
44 (28)
139 (23,3) 24,3
Cyclospora caytanensis
11 (7)
54 ( 9) 8,6
Chilomastix mesnili
4 (2,5) 11 ( 2,2 ) 2
Entamoeba coli
3 ( 2 ) 16 ( 3,4) 2,5
Endolimax nana
4 ( 2,5 ) 5 ( 1 ) 1,1
Iodamoeba bustchlii
1 ( 0,6 ) 3 ( 0,6 ) 0,5
Isospora belli
0 1 ( 0,2) 0,1
Enterobius vermicularis
0 11(2,2) 1,4
Ascaris lumbricoides
0 5 ( 1 ) 0,6
Trichuris trichiura
1 (0,6 ) 5 ( 1 ) 0,9
Ancylostoma duodenalis
0 1 ( 0,2) 0,1
Fasciola hepática
0 1 (0,2 ) 0,1
Dicrocoelium dentriticum
0 1 (0,2 ) 0,1
Teania saginata
1 (0,6 ) 0 0,1
Hymenolepis nana
1(0,6 ) 5 (1 ) 0,8
Hymenolepis diminuta
1(0,6 ) 2 (0,4 ) 0,4
Resultados
123
3.4. Estudio de enteropatógenos
3.4.1. Estudios del IPS e IPC por zona
Tabla 34. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP)
Tabla 35. Distribución del IPS y del IPC por zona
Índice Rural Urbana
IPS 0,28 0,21
IPC 0,33 0,24
Rural Urbana
TM 470 935
NPP
131
197
NTP
155
226
Resultados
124
Gráfico 18. Representación gráfica del IPS y del IPC de enteropatógenos por
zona
3.4.2. Estudio del IPS e IPC por edades
3.4.2.1. Estudio comparativo de IPS e IPC según edad
Tabla 36. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según la edad.
0,280,21
0,330,24
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
IPS
IPC
[5,8) [8,11) [11,15]
TM 501 675 229
NPP
111
166
51
NTP
126
199
56
Resultados
125
Tabla 37. Distribución del IPS y del IPC según la edad
Gráfico 19. Representación gráfica del IPS y del IPC de enteropatógenos según
la edad
0,22 0,25 0,220,250,29
0,24
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
[5,8) [8,11) [11,15)
IPS
IPC
Índice [5,8) [8,11) [11,15)
IPS
0,22
0,25
0,22
IPC
0,25
0,29
0,24
Resultados
126
3.4.2.2. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos según la
edad y la zona
Tabla 38. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según la edad y la zona
Tabla 39. Distribución del IPS y del IPC según la edad y la zona
Rural Urbana
[5,8) TM 140 361
NPP 44 67
NTP 51 75
[8,11) TM 221 454
NPP 64 102
NTP 81 118
[11,15) TM 109 120
NPP 23 28
NTP 23 33
Rural Urbana
[5,8) IPS 0,31 0,19
IPC 0,36 0,21
[8,11) IPS 0,29 0,22
IPC 0,37 0,26
[11,15) IPS 0,21 0,23
IPC 0,21 0,28
Resultados
127
Gráfico 20. Representación gráfica del IPS de enteropatógenos según edad y
zona
Gráfico 21. Representación gráfica del IPC de enteropatógenos según edad y
zona
IPS
0,310,19
0,290,220,21 0,23
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
[5,8)
[8,11)
[11,15)
IPC
0,36
0,21
0,370,26
0,210,28
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
[5,8)
[8,11)
[11,15)
Resultados
128
3.4.3. Estudio del IPS y del IPC por sexos
3.4.3.1. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos según el
sexo
Tabla 40. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
Tabla 41. Distribución del IPS y del IPC según el sexo
Índice Niños Niñas
IPS
0,23
0,24
IPC
0,26
0,28
Niños Niñas
TM 697 708
NPP 158 170
NTP 182 199
Resultados
129
Gráfico 22. Representación gráfica del IPS y del IPC de
enteropatógenos según el sexo
0,23 0,240,26 0,28
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Niños Niñas
IPS
IPC
Resultados
130
3.4.3.2. Estudio comparativo del parasitismo según el sexo y la zona
Tabla 42. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según el sexo y la zona
Rural Urbana
Niños TM
232
465
NPP
66
92
NTP
75
107
Niñas TM
238
470
NPP
65
105
NTP
80
119
Resultados
131
Tabla 43. Distribución del IPS y del IPC según el sexo y la zona
Gráfico 23. Representación gráfica del IPS de enteropatógenos según el sexo
y la zona
IPS
0,280,20
0,270,22
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
Niños
Niñas
Rural Urbana
Niños IPS
0,28
0,20
IPC
0,32
0,23
Niñas IPS
0,27
0,22
IPC
0,34
0,25
Resultados
132
Gráfico 24. Representación gráfica del IPC de enteropatógenos según el sexo
y la zona
Tabla 44. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según el sexo y la edad por zona
IPC
0,320,23
0,340,25
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural Urbana
Niños
Niñas
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
[5,8)
TM 65 75 173 188
NPP 18 26 28 39
NTP 20 31 21 43
[8,11)
TM 120 101 238 216
NPP 38 26 60 42
NTP 51 30 68 50
[11,15)
TM 53 56 59 61
NPP 9 14 17 11
NTP 9 14 19 14
Resultados
133
Tabla 45. Distribución del IPS y del IPC según sexo y edad por zona
Gráfico 25. Representación gráfica del IPS de enteropatógenos según es sexo y
edad por zonas
IPS
0,000,100,200,300,400,500,600,700,800,901,00
Rural_Niñas Rural_Niños Urbana_Niñas Urbana_Niños
[5,8)
[8,11)
[11,15)
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
[5,8)
IPS 0,28 0,35 0,16 0,21
IPC 0,31 0,41 0,12 0,23
[8,11)
IPS 0,32 0,26 0,25 0,19
IPC 0,43 0,30 0,29 0,23
[11,15)
IPS 0,17 0,25 0,29 0,18
IPC 0,17 0,25 0,32 0,23
Resultados
134
Gráfico 26. Representación gráfica del IPC de enteropatógenos según es sexo y
edad por zonas
3.4.4. Estudio del IPS y del IPC según la estación del año
3.4.4.1. Estudio comparativo del parasitismo por enteropatógenos según la
estación del año
Tabla 46. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según la estación del año
Primavera Verano Otoño Invierno
TM 555 353 192 305 NPP 127 89 62 50 NTP 143 103 80 55
IPC
0,00
0,20
0,40
0,60
0,80
1,00
Rural_Niñas Rural_Niños Urbana_Niñas Urbana_Niños
[5,8)
[8,11)
[11,15)
Resultados
135
Tabla 47. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año
Gráfico 27. Representación gráfica del IPS y del IPC de enteropatógenos
según la estación del año
0,23 0,250,32
0,160,26 0,29
0,42
0,18
-0,10
0,10
0,30
0,50
0,70
0,90
1,10
Primavera Verano Otoño Invierno
IPS
IPC
Índice Primavera Verano Otoño Invierno
IPS 0,23 0,25 0,32 0,16
IPC 0,26 0,29 0,42 0,18
Resultados
136
Tabla 48. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según la estación del año y la zona.
Rural Urbana
Primavera TM 271 284
NPP 65 62
NTP 73 70
Verano TM 125 228
NPP 41 48
NTP 48 55
Otoño TM 74 118
NPP 25 37
NTP 34 46
Invierno TM 0 305
NPP 0 50
NTP 0 55
Resultados
137
Tabla 49. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año y la zona
Gráfico 28. Representación gráfica del IPS según la estación del año en cada
zona
IPS
0,24 0,220,33
0,210,34 0,31
0,16
0,00
0,20
0,40
0,60
0,80
1,00
Rural Urbana
Primavera
Verano
Otoño
Invierno
Rural Urbana
Primavera IPS 0,24 0,22
IPC 0,27 0,25
Verano IPS 0,33 0,21
IPC 0,38 0,24
Otoño IPS 0,34 0,31
IPC 0,46 0,39
Invierno IPS 0 0,16
IPC 0 0,18
Resultados
138
Gráfico 29. Representación gráfica del IPC según la estación del año en cada
zona
Tabla 50. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos enteropatógenos observados
(NTP), según la estación del año y edad por zona.
IPC
0,87 0,820,880,75
1,32
0,91
0,68
0,000,200,400,600,801,001,201,40
Rural Urbana
Primavera
Verano
Otoño
Invierno
Rural Urbana
P V O I P V O I
[5,8)
TM 68 51 21 0 103 102
20
136
NPP 16 22 6 0 19 20
6
22
NTP 17 27 7 0 20 23
7
25
[8,11)
TM 135 51 35 0 138 120
58
138
NPP 36 13 15 0 32 27
21
22
NTP 43 15 23 0 38 31
25
24
[11,15)
TM 68 23 18 0 43 6
40
31
NPP 13 6 4 0 11
1
10
6
NTP 13 6 4 0 12 1
14
6
Resultados
139
Tabla 51. Distribución del IPS y del IPC según la edad y estación del año por
zona .
Gráfico 30. Representación gráfica del IPS de enteropatógenos según edad y
estación del año por zona
IPS
0,00
0,20
0,40
0,60
0,80
1,00
Rural_P Rural_V Rural_O Rural_I Urbana_P Urbana_V Urbana_O Urbana_I
[5,8)[8,11)
[11,15)
Rural Urbana
P V O I P V O I
[5,8)
IPS 0,24 0,43 0,29 0 0,18 0,20 0,30 0,16
IPC 0,25 0,53 0,33 0 0,19 0,23 0,35 0,18
[8,11)
IPS 0,27 0,25 0,43 0 0,23 0,23 0,36 0,16
IPC 0,32 0,29 0,66 0 0,28 0,26 0,43 0,17
[11,15)
IPS 0,19 0,26 0,22 0 0,26 0,17 0,25 0,19
IPC 0,19 0,26 0,22 0 0,28 0,17 0,35 0,19
Resultados
140
Gráfico 30. Representación gráfica del IPC de enteropatógenos según edad y
estación del año por zona
IPC
0,000,200,400,600,801,001,201,401,60
Rural_P Rural_V Rural_O Rural_I Urbana_P Urbana_V Urbana_O Urbana_I
[5,8)[8,11)
[11,15)
Resultados
141
Tabla 52. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas parasitadas (NPP), y número total de parásitos
enteropatógenos observados (NTP), según la estación del año, sexo y edad por zona.
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
P V O I P V O I P V O I P V O I
[5,8) TM 27 26 12 0 41 25 9 0 55 34 14 70 48 68 6 66
NPP 5 9 4 0 11 13 2 0 10 1 5 15 9 19 1 10
NTP 5 10 5 0 12 17 2 0 11 1 5 12 9 22 2 10
[8,11) TM 71 29 20 0 64 22 15 0 73 70 25 70 65 50 33 68
NPP 17 8 13 0 19 5 2 0 22 17 11 10 10 10 10 12
NTP 21 9 21 0 22 6 2 0 25 19 14 10 13 12 11 14
[11,15) TM 29 14 10 0 39 9 8 0 20 4 19 16 23 2 21 15
NPP 4 3 2 0 9 3 2 0 5 1 5 6 6 0 5 0
NTP 4 3 2 0 9 3 2 0 5 1 7 6 7 0 7 0
Resultados
142
Tabla 53. Distribución del IPS y del IPC según la estación del año, sexo y edad por zona
Rural Urbana
Niñas Niños Niñas Niños
P V O I P V O I P V O I P V O I
[5,8)
IPS 0,19 0,35 0,33 0 0,27 0,52 0,22 0 0,18 0,03 0,36 0,21 0,19 0,28 0,17 0,15
IPC 0,19 0,38 0,42 0 0,29 0,68 0,22 0 0,20 0,03 0,36 0,17 0,19 0,32 0,33 0,15
[8,11)
IPS 0,24 0,28 0,65 0 0,30 0,23 0,13 0 0,30 0,24 0,44 0,14 0,15 0,20 0,30 0,18
IPC 0,30 0,31 1,05 0 0,34 0,27 0,13 0 0,34 0,27 0,56 0,14 0,20 0,24 0,33 0,21
[11,15)
IPS 0,14 0,21 0,20 0 0,23 0,33 0,25 0 0,25 0,25 0,26 0,38 0,26 0 0,24 0
IPC 0,14 0,21 0,20 0 0,23 0,33 0,25 0 0,25 0,25 0,37 0,38 0,30 0 0,33 0
Resultados
143
3.5. Estudio de poliparasitismo Tabla 54. Distribución de casos de poliparasitismo en los niños
estudiados
No.
de
casos
2 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
B. hominis + C. mesnili
G. duodenalis + C. cayetanensis
G. duodenalis+ H. nana
G. duodenalis + C. mesnili
G. duodenalis+ E. coli
B. hominis + T. trichiura
B. hominis + E. nana
G.duodenalis + I. bütschlii
E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli
B. hominis + E. vermicularis
B. hominis + T. saginata
C. cayetanensis + T. trichiura
C. cayetanensis + I. bütschlii
C. cayetanensis + I. belli
E. coli + E. histolytica
E. nana + C. mesnili
G. duodenalis + E. vermicularis
G. duodenalis + A. lumbricoides
H. nana + H. diminuta
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
B. hominis + H. nana + H. diminuta
G. duodenalis + B. hominis + E. vermicularis
B. hominis + C. cayetanensis + I. bütschlii
B. hominis + C. mesnilis + E. nana
B. hominis + C. mesnilis + C. cayetanensis
89
33
7
5
4
2
2
2
2
2
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
11
8
6
5
4
2
2
2
2
Resultados
144
B. hominis + C. cayetanensis + E. vermicularis
B. hominis + H. diminuta + D. dentriticum
G. duodenalis + B. hominis + F. hepática
G. duodenalis + Cryptosporidium spp. +
A. lumbricoide
B. hominis + H. nana + A. lumbricoides
B. hominis + E. nana + C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + E. nana
B. hominis + C. mesnili + E. coli
4 Parásitos
B. hominis + E. coli + E. histolytica + C. cayetanensis
G. duodenalis + C. cayetanensis + E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
G. duodenalis+ B. hominis + C. cayetanensis + T. trichiura
5 Parásitos
B. hominis + E. coli + T. trichiura + H. nana +A. duodenale
2
1
1
1
1
1
1
1
2
1
1
1
1
1
Resultados
145
Tabla 55. Distribución de casos de poliparasitismo en zona rural
Rural No. de
casos
2 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
G. duodenalis + H. nana
B. hominis + C. mesnili
G. duodenalis + E. coli
B. hominis + E. nana
G. duodenalis + I. bütschlii
B. hominis + E. coli
B. hominis + T. saginata
C. cayetanensis + T. trichiura
C. cayetanensis + I. belli
E. coli + E. histolytica
E. nana + C. mesnili
H. nana + H. diminuta
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis +C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + E. histolytica
B. hominis + C. mesnilis + E. nana
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
B. hominis + C. cayetanensis + I. bütschlii
B. hominis + C. cayetanensis + E. vermicularis
B. hominis + H. diminuta + D. dentriticum
G. duodenalis + B. hominis + E. nana
B. hominis + C. mesnili + E. coli
4 Parásitos
B. hominis + E. coli + E. histolytica + C. cayetanensis
G. duodenalis + C. cayetanensis + E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + E. histolytica
38
16
4
3
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
8
5
3
2
1
1
1
1
1
1
2
1
1
Resultados
146
Tabla 56. Distribución de casos de poliparasitismo en zona urbana
Urbana
No.
de
casos
2 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
G. duodenalis + C. cayetanensis
B. hominis + C. mesnili
G. duodenalis + C. mesnili
B. hominis + T. trichiura
E. coli + C. cayetanensis
G. duodenalis + E. coli
B. hominis + E. nana
G. duodenalis + I. bütschlii
B. hominis + E. vermicularis
C. cayetanensis + I. bütschlii
G. duodenalis + E. vermicularis
G. duodenalis + A. lumbricoides
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
B. hominis + H. nana + H. diminuta
G. duodenalis + B. hominis +C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + E. histolytica
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + E. vermicularis
B. hominis + C. mesnili + C. cayetanensis
B. hominis + C. cayetanensis + I. bütschlii
B. hominis + C. cayetanensis + E. vermicularis
G. duodenalis + Cryptosporidium spp. + A. lumbricoides
B. hominis + H. nana + A. lumbricoides
B. hominis + E. nana + C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + F. hepatica
4 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
G. intestinales + B. hominis + C. cayetanensis + T. trichiura
5 Parásitos
B. hominis + E. coli + T. trichiura + H. nana + A. duodenale
51
17
5
4
2
2
2
1
1
1
1
1
1
1
4
4
3
3
3
2
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
Resultados
147
Tabla 57. Distribución del poliparasitismo en la estación de primavera
Primavera
No. de
casos
2 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
B. hominis + C. mesnili
B. hominis + T. saginata
C. cayetanensis + T. trichiura
C. cayetanensis + I. bütschlii
C. cayetanensis + I. belli
E. nana + C. mesnilis
H. nana + H. diminuta
B. hominis + T. trichiura
G. duodenalis + E. coli
G. duodenalis + C. cayetanensis
B. hominis + E. nana
G. duodenalis + H. nana
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis +C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
B. hominis + H. diminuta + D. dentriticum
G. duodenalis + B. hominis + F. hepática
G. duodenalis + B. hominis + E. nana
B. hominis + C. mesnili + E. coli
B. hominis + C. cayetanensis + I. bütschlii
B. hominis + C. mesnili + E. nana
B. hominis + H. nana + H. diminuta
B. hominis + C. mesnili + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + E. histolytica
4 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + C. cayetanensis + T. trichiura
48
8
5
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
3
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
Resultados
148
Tabla 58. Distribución del poliparasitismo en la estación de verano
Verano No. de
casos
2 Parásitos
G. intestinales + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
G. intestinalis + C. cayetanensis
G. intestinalis + H. nana
B. hominis + C. mesnilis
B. hominis + E. vermicularis
B. hominis + E. coli
G. intestinalis + I. bütschlii
E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + T. trichiura
B. hominis + E. nana
3 Parásitos
G. intestinales + B. hominis +C.cayetanensis
G. intestinales + B. hominis + E. vermicularis
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + E. nana + C. cayetanensis
B. hominis + C. cayetanensis + I. bütschlii
B. hominis + C. cayetanensis + E. vermicularis
G. intestinales + B. hominis + E. coli
24
4
3
3
2
1
1
1
1
1
1
3
2
2
1
1
1
1
Resultados
149
Tabla 59. Distribución de casos de poliparasitismo en otoño
Otoño No. de
casos
2 Parásitos
B. hominis + C. cayetanensis
G. duodenalis+B. hominis
G. duodenalis + A. lumbricoides
E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + E. vermicularis
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis +C.cayetanensis
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
B. hominis + E. coli + E. histolytica
B. hominis + H. nana + H. diminuta
G. duodenalis + Cryptosporidium spp. + A. lumbricoides
B. hominis + C. mesnilis + E. nana
B. hominis + C. cayetanensis + E. vermicularis
B. hominis + C. mesnilis + C. cayetanensis
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
4 Parásitos
B. hominis + E. coli + E. histolytica + C. cayetanensis
G. duodenalis + C. cayetanensis + E. coli + E. histolytica
G. duodenalis + B. hominis + E. coli + E. histolytica
13
8
1
1
1
5
5
5
3
1
1
1
1
1
2
1
1
Resultados
150
Tabla 60. Distribución de casos de poliparasitismo en invierno
Invierno No.
de casos
2 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis
B. hominis + C. cayetanensis
G. duodenalis + C. mesnili
G. intestinalis + I. bütschlii
E. coli + C. cayetanensis
G. duodenalis + E. coli
G. duodenalis + C. cayetanensis
3 Parásitos
G. duodenalis + B. hominis + E. coli
B. hominis + H. nana + A. lumbricoides
B. hominis + E. coli + C. cayetanensis
5 Parásitos
B. hominis + E. coli + T. trichiura + H. nana + A. duodenale
9
8
2
1
1
1
1
1
1
1
1
Resultados
151
3.6. Estudio del estado nutricional
Tabla 61. Distribución del tamaño muestral (TM), número de personas
parasitadas (NPP), y número total de parásitos observados (NTP), en
niños desnutridos, normales o con sobrepeso
Tabla 62. Distribución del IPS y del IPC en base al estado nutricional
Desnutrición Normal Sobrepeso
N %N N %N N %N
TM 395 28,11 % 987 70,25 % 23 1,64 %
NPP 246 28,02 % 620 70,62 % 12 1,37 %
NTP 314 27,02 % 834 71,77 % 14 1,20 %
Desnutrición Normal Sobrepeso
IPS
0,62
0,63
0,52
IPC
0,79
0,84
0,61
Resultados
152
Tabla 63. Evaluación nutricional antropométrica de los escolares según
el sexo mediante el Índice de Masa Corporal (IM)
Gráfico 32. Representación gráfica de la prevalencia de desnutrición,
estado normal y sobrepeso en las zonas estudiadas
31,91 26,20
67,2371,76
0,85 2,03
Rural Urbana
SobrepesoNormalDesnutrición
Desnutrición Normal Sobrepeso
N % N N % N N % N
Rural Niño 74 5,27 % 161 11,46 % 3 0,21 %
Niña 76 5,41 % 155 11,03 % 1 0,07 %
Total 150 10,68 % 316 22,49 % 4 0,28 %
Urbana Niño 131 9,32 % 327 23,27 % 12 0,85 %
Niña 114 8,11 % 344 24,48 % 7 0,50 %
Total 245 17,44 % 671 47,76 % 19 1,35 %
Total Niño 205 14,59 % 488 34,73 % 15 1,07 %
Niña 190 13,52 % 499 35,52 % 8 0,57 %
Total 395 28,11 % 987 70,25 % 23 1,64 %
Resultados
153
Gráfico 33. Representación gráfica de la prevalencia de desnutrición,
estado normal y sobrepeso según el sexo
28,95 27,26
68,93 71,59
2,12 1,15
Niño Niña
SobrepesoNormalDesnutrición
Resultados
154
Tabla 64. Relación entre desnutrición y enteroparásitos
Desnutrición Normal Sobrepeso
N %N N %N N %N
Protozoos Giardia lamblia 63 29,30 % 148 68,84 % 4 1,86 %
Cyclospora cayetanensis
20 20,83 % 76 79,17 % 0 0 %
Entamoeba coli 13 34,21 % 25 65,79 % 0 0 %
Chilomastix mesnili
3 16,67 % 15 83,33 % 0 0 %
Entamoeba histolytica
3 27,27 % 8 72,73 % 0 0 %
Endolimax nana 2 22,22 % 7 77,78 % 0 0 %
Iodamoeba bütschlii
1 20 % 4 80 % 0 0 %
Cryptosporidium spp.
0 0 % 1 100 % 0 0 %
Isospora belli 0 0 % 1 100 % 0 0 %
Helmintos Hymenolepis nana
0 0 % 12 100 % 0 0 %
Enterobius vermicularis
4 36,36 % 7 63,64 % 0 0 %
Trichuris trichiura 2 22,22 % 7 77,78 % 0 0 %
Ascaris lumbricoides
4 50 % 4 50 % 0 0 %
Hymenolepis diminuta
1 14,29 % 6 85,71 % 0 0 %
Fasciola hepatica 0 0 % 2 100 % 0 0 %
Ancylostoma duodenales
0 0 % 1 100 % 0 0 %
Dicrocoelium dentriticum
1 100 % 0 0 % 0 0 %
Taenia saginata 0 0 % 1 100 % 0 0 %
Otros Blastocystis hominis
197 27,51 % 509 71,09 % 10 1,40 %
Resultados
155
3.7. Comparación cuantitativa de las técnicas de Faust y
Ritchie
Tabla 65. Recuento de enteroparásitos recuperados de las muestras
fecales mediante las técnicas de Faust y Ritchie
N: número de parásitos contados con cámara de Neubauer x 104/ml
Mc: número de parásitos contados con cámara de McMaster/g
Mediante el test estadístico Mann-Whitney (W) el rango medio fue de
93.4167 para la técnica de Ritchie y 63.5933 para la técnica de Faust.
W= 1878.5
p-value=0.0000185924
Parasites Ritchie Faust
N/Mc
N/Mc
Giardia lamblia 1027 503
Blastocystis hominis 956 478
Hymenolepis spp. 35/47 12/20
Cyclospora
cayetanensis
10 7
Chilomastix mesnili 9 2
Entamoeba coli 8 0
Ascaris
lumbricoides
5/8 5/6
Taenia saginata 4/6 2/3
Endolimax nana 3 3
Iodamoeba bustchlii 3 1
Enterobius
vermicularis
1/3 1/2
Dicrocoelium
dendriticum
1/2 0/0
2062/2082
1014/1025
Resultados
156
3.8. Caracterización molecular de Giardia
3.8.1. PCR
Entre las técnicas de ruptura/digestión de los quistes la técnica
que figura en el apartado de Material y Métodos con el título de
sonicación en tampón de lisis fue la que ofreció mejores resultados,
pudiendo conseguir aproximadamente la ruptura del 90% de los
quistes. Mediante las otras dos técnicas ensayadas no se consiguieron
romper ni siquiera el 50% de los quistes, por lo que fueron descartadas.
La mayoría de las muestras fecales tenían pequeña cantidad de
quistes y solo de 11 pudimos obtener la cantidad de ADN suficiente
para realizar PCR.
Las técnicas de caracterización molecular fueron seleccionadas
en base a su reconocida capacidad para identificar ensamblajes y
subensamblajes de Giardia. Estas dos técnicas son la descrita por Read
y cols. (2004) para amplificar un fragmento de 432 pb del gen de la
glutamato deshidrogenasa (gdh) de Giardia y la técnica para amplificar
un fragmento de 292 pb del gen 18S rRNA de Giardia descrita por
Appelbee y cols. 2003. Al utilizar dos técnicas distintas si una muestra
no quedaba identificada por una de ellas podía ser identificada por la
otra y obtener la máxima información posible.
En todas las muestras se pudo amplificar el fragmento de 432 bp
del gen de la gdh pero el fragmento de 292 pb del gen 18S rRNA solo
se observó en 9 muestras.
Las Figs. 1 y 2 muestran las imágenes de los geles de agarosa
tras la correspondiente electroforesis.
Resultados
157
Fig. 1. Amplificación por PCR del gen de la glutamato
deshidrogenasa (gdh) de Giardia duodenalis en gel de agarosa al 2% y
teñido con Bromuro de Etidio.
Lane 1: marcador de peso molecular (1.000 bp)
Lane 2: control positive of Giardia duodenalis (ATCC 30888)
Lanes 3-13: productos de PCR de las muestras problema
Resultados
158
Fig. 2. Amplificación por PCR del gen 18S rRNA Giardia duodenalis
en gel de agarosa al 2% y teñido con Bromuro de Etidio.
Línea 1: marcador de peso molecular (1.000 bp)
Líneas 2-12: productos de PCR de las muestras problema
Línea 13: control positive de Giardia duodenalis (ATCC 30888).
Resultados
159
3.8.2. SECUENCIACIÓN
Gdh
-MUESTRA 1
FASTA
>GRHeF
TCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGA
TGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACG
AGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCT
GACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCT
GTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAG
AACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTG
TCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGA
>GDHiF
TCTCGATCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGC
TTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGA
CAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCG
GGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGG
TTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGG
GCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGGTATG
GAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGACA
>GDHiR
CCCGCCCCACTTGATGTTCTTGCCCGTGAGGACGCCCGTGAACTCGTTCCTGAGGC
GCTTGTACTGTCCAAACAGATAACCGATCTCGCGACCGCCGACGCCAATATCGCCA
GCAGGAACGTCGGTGTCAGCCCCGACGTGCCTTTGGAGTTCGGTCATAAAGGACT
GGCAAAAGCGCATGACCTCGTTGTCCGACTTGCCCTTAGGATCGAAGTCGGAGCC
GCCCTTACCACCGCCCATCGGAAGCGTGGTAAGGGAGTTCTTCAGGATCTGCTCAA
AGCCGAGGAACTTAAGGATCGAGAGGTTGACAGAGGGGTGGAAGCGGAGACCAC
CCTTGTAGGGCCCGAGAGCAGAGTTGTAC
Resultados
160
RESULTADO
- Identidad del 99% con el aislado H22.
- Nº de acceso a GenBank EF507665.1.
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H22 (Blast. NCBI)
CDS: Putative 1 1 L K F L G F E Q I L K N S L T T L P M
Query 1 TCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGG 60
Sbjct 140 ............................................................ 199
CDS:glutamate dehydr 47 I L K F L G F E Q I L K N S L T T L P M
CDS: Putative 1 20 G G G K G G S D F D P K G K S D N E V M
Query 61 GCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGC 120
Sbjct 200 ............................................................ 259
CDS:glutamate dehydr 67 G G G K G G S D F D P K G K S D N E V M
CDS: Putative 1 40 R F C Q S F M T E L Q R H V G A D T D V
Query 121 GCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTC 180
Sbjct 260 ....C....................G.....G..G......................... 319
CDS:glutamate dehydr 87 R F C Q S F M T E L Q R H V G A D T D V
CDS: Putative 1 60 P A G D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K
Query 181 CTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGC 240
Sbjct 320 .......................................................T.... 379
CDS:glutamate dehydr 107 P A G D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K
CDS: Putative 1 80 R L R N E F T G V L T G K N I K W G G S
Query 241 GCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTC 300
Sbjct 380 ............................................................ 439
CDS:glutamate dehydr 127 R L R N E F T G V L T G K N I K W G G S
CDS: Putative 1 100 L I R P E A T G Y G A V Y F L E E M C K
Query 301 TCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGG 360
Sbjct 440 ............................................................ 499
CDS:glutamate dehydr 147 L I R P E A T G Y G A V Y F L E E M C K
Query 361 A 361
Sbjct 500 . 500
CDS:glutamate dehydr 167 D
Resultados
161
-MUESTRA 2
FASTA
>GRHeF CCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCT >GDHiF GATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCA >GDHiR TGCCCGTGAACTCGTTCCTGAGGCGCTTGTACTGTCCAAACAGATAACCGATCTCG
CGACCGCCGACGCCAATATCGCCAGCAGGAACGTCGGTGTCAGCCCCGACGTGCC
TTTGGAGTTCGGTCATAAAGGACTGGCAAAAGCGCATGACCTCGTTGTCCGACTTG
CCCTTAGGATCGAAGTCGGAGCCGCCCTTACCACCGCCCATCGGAAGCGTGGTAA
GGGAGTTCTTCAGG
RESULTADO
- Identidad del 99% con el aislado H22.
- Nº de acceso a GenBank EF507665.1
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H22 (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 Q S F M T E L Q R H V G A D T D V P A G
Query 1 CCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGG 60
Sbjct 267 ..................G.....G..G................................ 326
CDS:glutamate dehydr 90 Q S F M T E L Q R H V G A D T D V P A G
CDS: Putative 1 21 D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K R L R
Query 61 CGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAG 120
Sbjct 327 ............................................................ 386
CDS:glutamate dehydr 110 D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K R L R
Resultados
162
CDS: Putative 1 41 N E F T G V L T G K N I K W G G S L I R
Query 121 GAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAG 180
Sbjct 387 ............................................................ 446
CDS:glutamate dehydr 130 N E F T G V L T G K N I K W G G S L I R
CDS: Putative 1 61 P E A T G Y G A V Y F L
Query 181 ACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCT 216
Sbjct 447 .................................... 482
CDS:glutamate dehydr 150 P E A T G Y G A V Y F L
-MUESTRA 3
FASTA
>GRHeF ACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAACCTCTCGATCCTTAAGTT CCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGACCGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGCGCCTCAGGAACGAGTTTACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGG >GDHiF GACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGACCGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGCGCCTCAGGAACGAGTTTACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGG >GDHiR CCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGACCGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGCGCCTCAGGAACGAGTTTACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGATAACAACACCGTAATCAGGGGCAAGAACGTCCTCCTCTCTGGCTCTGGCAACGTTGCTCAGTACGCGTG
Resultados
163
RESULTADO
- Identidad del 98% con el aislado H30.
- Nº de acceso a GenBank EF507671.1.
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H30. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 S A L G P Y K G G L R F H P S V N L S
Query 1 ACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAACCTCTCGA 60
Sbjct 74 ............................................................ 133
CDS:glutamate dehydr 25 N S A L G P Y K G G L R F H P S V N L S
CDS: Putative 1 20 I L K F L G F E Q I L K N S L T T L P M
Query 61 TCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGG 120
Sbjct 134 ............................................................ 193
CDS:glutamate dehydr 45 I L K F L G F E Q I L K N S L T T L P M
CDS: Putative 1 40 G G G K G G S D F D P K G K S D N E V M
Query 121 GCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGC 180
Sbjct 194 ............................................................ 253
CDS:glutamate dehydr 65 G G G K G G S D F D P K G K S D N E V M
CDS: Putative 1 60 R F C Q S F M T E L Q R H V G A D T D V
Query 181 GCTTCTGCCAGTCCTTTATGACCGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGT-- 238
Sbjct 254 ..........................................................TC 313
CDS:glutamate dehydr 85 R F C Q S F M T E L Q R H V G A D T D V
CDS: Putative 1 80 R Y W R R R S R D R L S V W T V * A
Query 239 ------GCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGC 292
Sbjct 314 CTGCTG...................................................... 373
CDS:glutamate dehydr 105 P A G D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K
CDS: Putative 1 97 P Q E R V Y G R P H G Q E H Q V
Query 293 GCCTCAGGAACGAGTTTACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGG 342
Sbjct 374 .................................................. 423
CDS:glutamate dehydr 125 R L R N E F T G V L T G K N I K W
Resultados
164
MUESTRA 4
FASTA
>GRHeF CCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGG >GDHiF TCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGGTA >GDHiR TGCCCGTGAGGACGCCCGTGAACTCGTTCCTGAGGCGCTTGTACTGTCCAAACAGA
TAACCGATCTCGCGACCGCCGACGCCAATATCGCCAGCAGGAACGTCGGTGTCAG
CCCCGACGTGCCTTTGGAGTTCGGTCATAAAGGACTGGCAAAAGCGCATGACCTC
GTTGTCCGACTTGCCCTTAGGATCGAAGTCGGAGCCGCCCTTACCACCGCCCATCG
GAAGCGTGGTAAGGGAGTTCTTCAGGATCTGCTC
RESULTADO
- Identidad del 99% con el aislado H22
- Nº de acceso a GenBank EF507665.1
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
Resultados
165
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H22. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 L K N S L T T L P M G G G K G G S D F D
Query 1 CCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGA 60
Sbjct 168 ............................................................ 227
CDS:glutamate dehydr 57 L K N S L T T L P M G G G K G G S D F D
CDS: Putative 1 21 P K G K S D N E V M R F C Q S F M T E L
Query 61 TCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACT 120
Sbjct 228 ....................................C....................G.. 287
CDS:glutamate dehydr 77 P K G K S D N E V M R F C Q S F M T E L
CDS: Putative 1 41 Q R H V G A D T D V P A G D I G V G G R
Query 121 CCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCG 180
Sbjct 288 ...G..G..................................................... 347
CDS:glutamate dehydr 97 Q R H V G A D T D V P A G D I G V G G R
CDS: Putative 1 61 E I G Y L F G Q Y K R L R N E F T G V L
Query 181 CGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCT 240
Sbjct 348 ............................................................ 407
CDS:glutamate dehydr 117 E I G Y L F G Q Y K R L R N E F T G V L
CDS: Putative 1 81 T G K N I K W G G S L I R P E A T G Y G
Query 241 CACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGG 300
Sbjct 408 ............................................................ 467
CDS:glutamate dehydr 137 T G K N I K W G G S L I R P E A T G Y G
CDS: Putative 1 101 A V Y F L E
Query 301 AGCTGTCTACTTCCTGGAGG 320
Sbjct 468 .................... 487
CDS:glutamate dehydr 157 A V Y F L E
MUESTRA 5
FASTA
>GRHeF
CCGCGGCTTCCGTATCCAGTACAACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAACCTCTCGATCCTCAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACTGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTAT >GDHiF
CACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACTGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGT >GDHiR
Resultados
166
CACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGATAACAACACCGTAATCAGGGGCAAGAACGTCCTTCTCTCTGGCTCTGGCAACGTTGCCCAGTACGCGTGCGAGAAGCTCCTCCAGCTCGGTGCGAAGGTCCTCACCTTCTCGGACTCCAACGGGACTATCGTCGATA
RESULTADO
- Identidad del 100% con el aislado BAH-12.
- Nº de acceso a GenBank AF069059.1).
- Giardia duodenalis ensamblaje BIII
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO BAH-12. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 R G F R I Q Y N S A L G P Y K G G L R F
Query 1 CCGCGGCTTCCGTATCCAGTACAACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTT 60
Sbjct 12 ............................................................ 71
CDS:glutamate dehydr 5 R G F R I Q Y N S A L G P Y K G G L R F
CDS: Putative 1 21 H P S V N L S I L K F L G F E Q I L K N
Query 61 CCACCCCTCTGTCAACCTCTCGATCCTCAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAA 120
Sbjct 72 ............................................................ 131
CDS:glutamate dehydr 25 H P S V N L S I L K F L G F E Q I L K N
CDS: Putative 1 41 S L T T L P M G G G K G G S D F D P K G
Query 121 CTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGG 180
Sbjct 132 ............................................................ 191
CDS:glutamate dehydr 45 S L T T L P M G G G K G G S D F D P K G
CDS: Putative 1 61 K S D N E V M R F C Q S F M T E L Q R H
Query 181 CAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACTGAGCTCCAGAGGCA 240
Sbjct 192 ............................................................ 251
CDS:glutamate dehydr 65 K S D N E V M R F C Q S F M T E L Q R H
CDS: Putative 1 81 V G A D T D V P A G D I G V G G R E I G
Query 241 CGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGG 300
Sbjct 252 ............................................................ 311
CDS:glutamate dehydr 85 V G A D T D V P A G D I G V G G R E I G
CDS: Putative 1 101 Y
Query 301 TTAT 304
Sbjct 312 .... 315
CDS:glutamate dehydr 105 Y
Resultados
167
MUESTRA 6
>GRHeF CAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGA >GDHiF TTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGACA >GDHiR TGAGGACGCCCGTGAACTCGTTCCTGAGGCGCTTGTACTGTCCAAACAGATAACCG
ATCTCGCGACCGCCGACGCCAATATCGCCAGCAGGAACGTCGGTGTCAGCCCCGA
CGTGCCTTTGGAGTTCGGTCATAAAGGACTGGCAAAAGCGCATGACCTCGTTGTCC
GACTTGCCCTTAGGATCGAAGTCGGAGCCGCCCTTACCACCGCCCATCGGAAGCGT
GGTAAGGGAGTTCTTCAGGATCTGCTCAAAGCCGAGGAACTTAAGGATCGAGAGG
TTGACAGAGGGGTGGAAGCGGAGACCACCCTTGTAGGGCCCG
RESULTADO
- Identidad del 99% con el aislado H22
- Nº de acceso a GenBank EF507665.1)
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
Resultados
168
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H22. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 Q S F M T E L Q R H V G A D T D V P A G
Query 1 CAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGC 60
Sbjct 268 .................G.....G..G................................. 327
CDS:glutamate dehydr 90 Q S F M T E L Q R H V G A D T D V P A G
CDS: Putative 1 21 D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K R L R
Query 61 GATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGG 120
Sbjct 328 ............................................................ 387
CDS:glutamate dehydr 110 D I G V G G R E I G Y L F G Q Y K R L R
CDS: Putative 1 41 N E F T G V L T G K N I K W G G S L I R
Query 121 AACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGA 180
Sbjct 388 ............................................................ 447
CDS:glutamate dehydr 130 N E F T G V L T G K N I K W G G S L I R
CDS: Putative 1 61 P E A T G Y G A V Y F L E E M C K
Query 181 CCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGA 233
Sbjct 448 ..................................................... 500
CDS:glutamate dehydr 150 P E A T G Y G A V Y F L E E M C K D
MUESTRA 7
FASTA
>GRHeF
CAGTACAACTCTGCTCCCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTC
AACCTCTCGATCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACC
ACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGT
CGGACAACGAGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGACC >GDHiF
CCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTG
GTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCG
CTTCTGCCAGTCCTTTATGACCGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACG
TTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGA
>GDHiR
TCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGCGCCTCAGGAACGAGTTTACGGGCGTCCTC
ACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGG
TATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGACAAC
RESULTADO
- Identidad del 100% con el aislado NQG143.
Resultados
169
- Nº de acceso a GenBank JQ70043.1).
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO NQG143. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 Q Y N S A P G P Y K G G L R F H P S V N
Query 1 CAGTACAACTCTGCTCCCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAAC 60
Sbjct 1 ............................................................ 60
CDS:NADP-dependent g 1 Q Y N S A P G P Y K G G L R F H P S V N
CDS: Putative 1 21 L S I L K F L G F E Q I L K N S L T T L
Query 61 CTCTCGATCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTT 120
Sbjct 61 ............................................................ 120
CDS:NADP-dependent g 21 L S I L K F L G F E Q I L K N S L T T L
CDS: Putative 1 41 P M G G G K G G S D F D P K G K S D N E
Query 121 CCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAG 180
Sbjct 121 ............................................................ 180
CDS:NADP-dependent g 41 P M G G G K G G S D F D P K G K S D N E
CDS: Putative 1 61 V M R F C Q S F M T
Query 181 GTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGACC 210
Sbjct 181 .............................. 210
CDS:NADP-dependent g 61 V M R F C Q S F M T
MUESTRA 8
FASTA
>GRHeF GTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGA >GDHiF AGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTTTGCCAGTCCTTTATGACCGAACTCCAAAGACACGTCGGGGCTGACACCGACGTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGGCCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGACA >GDHiR CGACGCCAATATCGCCAGCAGGAACGTCGGTGTCAGCCCCGACGTGCCTTTGGAG
TTCGGTCATAAAGGACTGGCAAAAGCGCATGACCTCGTTGTCCGACTTGCCCTTAG
Resultados
170
GATCGAAGTCGGAGCCGCCCTTACCACCGCCCATCGGAAGCGTGGTAAGGGAGTT
CTTCAGGATCTGCTCAAAGCCGAGGAACTTAAGGATCGAGAGGTTGACAGAGGG
GTGGAAGCGGAGACCACCCTTGTAGGGCCCG
RESULTADO
- Identidad del 99% con el aislado H22
- Nº de acceso a GenBank EF507665.1)
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H22. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 V G A D T D V P A G D I G V G G R E I G
Query 1 GTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGCGTCGGCGGTCGCGAGATCGGT 60
Sbjct 298 ............................................................ 357
CDS:glutamate dehydr 100 V G A D T D V P A G D I G V G G R E I G
CDS: Putative 1 21 Y L F G Q Y K R L R N E F T G V L T G K
Query 61 TATCTGTTTGGACAGTACAAGCGCCTCAGGAACGAGTTCACGGGCGTCCTCACGGGCAAG 120
Sbjct 358 ............................................................ 417
CDS:glutamate dehydr 120 Y L F G Q Y K R L R N E F T G V L T G K
CDS: Putative 1 41 N I K W G G S L I R P E A T G Y G A V Y
Query 121 AACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAGACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTAC 180
Sbjct 418 ............................................................ 477
CDS:glutamate dehydr 140 N I K W G G S L I R P E A T G Y G A V Y
CDS: Putative 1 61 F L E E M C K
Query 181 TTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGA 203
Sbjct 478 ....................... 500
CDS:glutamate dehydr 160 F L E E M C K D
MUESTRA 9
FASTA
>GRHeF
TGTTCCGTGTCCCCTGGATGGACGACGCCGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTC
CGTATCCAGTACAACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCC
TCTGTCAACCTCTCGATCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCC
Resultados
171
CTTACCACGCTTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGG
GCAAGTCGGACAACGAGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGAC >GDHiF
CGAGCTCCAGAGGCACGTCGGGGCTGACACCGACGTTCCTGCTGGCGATATTGGC
GTCGGCGGTCGCGAGATCGGTTATCTGTTTGGACAGTATAAGCGCCTCAGGAACG
AGTTTACGGGCGTCCTCACGGGCAAGAACATCAAGTGGGGCGGGTCTCTCATCAG
ACCAGAGGCCACAGGGTATGGAGCTGTCTACTTCCTGGAGGAGATGTGCAAGGAT
AACAACACCGTAATCAGGGGCAAGAACGTCCTCCTCTCTGGCTCTGGCAACGTTGC
TCAGTACGCGTGCGAGAAGCTCCTCCAGCTCGGTGCGAAGGTCCTCACCTTCTCGG
ACTCCAACGGGACTATCG >GDHiR
TCGATAAGGATGGCTTCAACGAGGAGAAGCTGGCCCACCTCATGCACCTCAAGAA
TGAGAAGCGCGGGCGCATCGCTGAGTTCAAGGAGAAGTATCCCAGCGTCGTGTAT
CACGAGAACAAGAAACCCTGGGAGTGCTTCGACGGGCAGGTGGATTGCATCATGC
CCTGCGCCACCCAGAACGAGGTCACTGGCGATGACGCGACGCGCCTTGTTGGCCT
TGGCCTCAAGTTCGTGGCCGAGGGTGCGAATATGCCCTCTACGGCGGAGGCCGTC
CATGTCTACCATGCCAAGGGCGTCATGTACGGGCCCGCCAAGGCCGCCAACGCCG
GTGGTGTTTCCGTCTCCGGT
RESULTADO
- Identidad del 100% con el aislado H29.
- Nº de acceso a GenBank EF507671.1
- Giardia duodenalis ensamblaje BIV
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO H29. (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 F R V P W M D D A G R I N V N R G F R
Query 1 TGTTCCGTGTCCCCTGGATGGACGACGCCGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTCCGTA 60
Sbjct 5 ............................................................ 64
CDS:glutamate dehydr 2 M F R V P W M D D A G R I N V N R G F R
CDS: Putative 1 20 I Q Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V
Query 61 TCCAGTACAACTCCGCTCTCGGGCCCTACAAGGGTGGTCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCA 120
Sbjct 65 ............................................................ 124
CDS:glutamate dehydr 22 I Q Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V
CDS: Putative 1 40 N L S I L K F L G F E Q I L K N S L T T
Query 121 ACCTCTCGATCCTTAAGTTCCTCGGCTTTGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTTACCACGC 180
Sbjct 125 ............................................................ 184
CDS:glutamate dehydr 42 N L S I L K F L G F E Q I L K N S L T T
CDS: Putative 1 60 L P M G G G K G G S D F D P K G K S D N
Resultados
172
Query 181 TTCCGATGGGCGGTGGTAAGGGCGGCTCCGACTTCGATCCTAAGGGCAAGTCGGACAACG 240
Sbjct 185 ............................................................ 244
CDS:glutamate dehydr 62 L P M G G G K G G S D F D P K G K S D N
CDS: Putative 1 80 E V M R F C Q S F M T
Query 241 AGGTCATGCGCTTCTGCCAGTCCTTTATGAC 271
Sbjct 245 ............................... 275
CDS:glutamate dehydr 82 E V M R F C Q S F M T
MUESTRA 10
FASTA
>GRHeF CGCGTGCCCTGGATGGATGACGCTGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTCCGTGTCCAGTACAACTCTGCTCTCGGCCCCTACAAGGGTGGCCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAATCTTTCGATTCTCA >GDHiF AAGAACTCCCTCACCACGCTCCCGATGGGCGGCGGCAAGGGCGGCTCCAGAGGCACGTCGGCGCCGACACTGACGTTCCTGCCGGCGACATCGGCGTCGGCGCCCGCGAGATCGGGTACCTGTACGGACAGTACAAGCGCCTGAGGAACGAGTTCACAGGCGTCCTCACAGGCAAGAACGTCAAGTGG >GDHiR GGTCCTTCATCAGGCCGGAGGCTACGGGCTATGGCGCTGTCTACTTCCTGGAGGA
GATGTGCAAGGACAACAACACTGTGATCAGGGGTAAGAACGTCCTCCTTTCTGGCT
CCGGCAACGTTGCCCAGTTTGCTTGCGAGAAGCTCATTCAGCTTGGCGCAAAGGTC
CTCACCTTCTCAGA
RESULTADO
- Identidad del 100% IndA2
- Nª de acceso a GenBank AB569385
- Giardia duodenalis ensamblaje AII
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO IndA2 (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 R V P W M D D A G R I N V N R G F R V Q
Query 1 CGCGTGCCCTGGATGGATGACGCTGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTCCGTGTCCAG 60
Sbjct 22 ............................................................ 81
CDS:glutamate dehydr 8 R V P W M D D A G R I N V N R G F R V Q
CDS: Putative 1 21 Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V N L
Query 61 TACAACTCTGCTCTCGGCCCCTACAAGGGTGGCCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAATCTT 120
Sbjct 82 ............................................................ 141
CDS:glutamate dehydr 28 Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V N L
Resultados
173
CDS: Putative 1 41 S I L
Query 121 TCGATTCTCA 130
Sbjct 142 .......... 151
CDS:glutamate dehydr 48 S I L
MUESTRA 11
FASTA
>GRHeF ATCTTCCGCGTGCCCTGGATGGATGACGCTGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTCCGTGTCCAGTACAACTCTGCTCTCGGCCCCTACAAGGGTGGCCTCCGCTTCCACCCCTCTGTCAATCTTTCGATTCTCAAGTT >GDHiF CCTCGGTTTCGAGCAGATCCTGAAGAACTCCCTCACCACGCTCCCGATGGGCGGCGGCAAGGGCGGCTCCAGAGGCACGTCGGCGCCGACACTGACGTTCCTGCCGGCGACATCGGCGTCGGCGCCCGCGAGATCGGGTACCTGTACGGACAGTACAAGCGCCTGAGGAACGAGTTCACAGGCGTCCTCACAGGCAAGAACGTCAAGTGG >GDHiR GGCGGGTCCTTCATCAGGCCGGAGGCTACGGGCTATGGCGCTGTCTACTTCCTGG
AGGAGATGTGCAAGGACAACAACACTGTGATCAGGGGTAAGAACGTCCTCCTTTC
TGGCTCCGGCAACGTTGCCCAGTTTGCTTGCGAGAAGCTCATTCAGCTTGGCGCAA
AGGTCCTCACCTTCTCAGACTCCAACGGGACCATTGTCGACAAG
RESULTADO
- Identidad del 100% con el aislado IndA2.
- Nª de acceso a GenBank AB569385
- Giardia duodenalis ensamblaje AII
COMPARACIÓN DE SECUENCIA PROBLEMA CON EL
AISLADO IndA2 (BLAST. NCBI)
CDS: Putative 1 1 I F R V P W M D D A G R I N V N R G F R
Query 1 ATCTTCCGCGTGCCCTGGATGGATGACGCTGGACGCATCAACGTCAACCGCGGCTTCCGT 60
Sbjct 16 ............................................................ 75
CDS:glutamate dehydr 6 I F R V P W M D D A G R I N V N R G F R
CDS: Putative 1 21 V Q Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V
Resultados
174
Query 61 GTCCAGTACAACTCTGCTCTCGGCCCCTACAAGGGTGGCCTCCGCTTCCACCCCTCTGTC 120
Sbjct 76 ............................................................ 135
CDS:glutamate dehydr 26 V Q Y N S A L G P Y K G G L R F H P S V
CDS: Putative 1 41 N L S I L K
Query 121 AATCTTTCGATTCTCAAGTT 140
Sbjct 136 .................... 155
CDS:glutamate dehydr 46 N L S I L K F
3.9. Estudio comparativo de proporciones de parásitos
intestinales en niños de Tetuán
3.9.1. Estudio comparativo de proporiciones por zonas
Comparación entre las zonas rurales y urbanas de Tetuán
- Zexp= 2,13631
- p-valor=0,0326541
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones es significativa. El
intervalo de confianza, al nivel de confianza del 95%, para la
diferencia de proporciones es (0,00551524; 0,111449) de lo que se
puede concluir que, en base a estos datos y con un nivel de confianza
del 95%, la proporción de parásitos entre los niños/as de las zonas
rurales es superior a la de las zonas urbanas.
Por grupos de Edades:
a) [5,8): Comparación entre la zonas rurales y urbanas de Tetuán
- Zexp=0,428505
- p-valor=0,66828
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones no es significativa.
b) [8,11): Comparación entre la zonas rurales y urbanas de Tetuán
- Zexp=1,26201
- p-valor=0,206943
Resultados
175
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones no es significativa.
c) [11,15): Comparación entre las zonas rurales y urbanas de
Tetuán
- Zexp=2,06396
- p-valor=0,0390209
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones es significativa. El
intervalo de confianza, al nivel de confianza del 95%, para la
diferencia de proporciones es (0,00901827; 0,257182) de lo que se
puede concluir que, en base a estos datos y con un nivel de confianza
del 95%, la proporción de parásitos entre los niños/as de 11 a 14 años
de las zonas rurales es superior a la de las zonas urbana.
Por Sexo:
a) Niños: Comparación entre las zonas rurales y urbanas de
Tetuán
- Zexp=2,1861
- p-valor=0,0288083
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones es significativa. El
intervalo de confianza, al nivel de confianza del 95%, para la
diferencia de proporciones es (0,0103412; 0,160259) de lo que se
puede deducir que, en base a estos datos y con un nivel de confianza
del 95%, la proporción de parásitos en niños de las zonas rurales es
superior a la de las zonas urbanas.
b) Niñas: Comparación entre la zonas rurales y urbanas de Tetuán
- Zexp=0,838276
- p-valor=0,401874
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones no es significativa.
Por Estación:
Resultados
176
a) Primavera: Comparación entre las zonas rurales y urbanas de
Tetuán
- Zexp=-0,225283
- p-valor=0,821755
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones no es significativa.
b) Verano: Comparación entre las zonas rurales y urbanas de
Tetuán
- Zexp=1,1001
- p-valor=0,271287
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones no es significativa.
c) Otoño: Comparación entre la zonas rurales y urbanas de Tetuán
- Zexp=2,03792
- p-valor=0,0415573
La diferencia porcentual entre ambas poblaciones es significativa. El
intervalo de confianza, al nivel de confianza del 95%, para la
diferencia de proporciones es (0,0102998; 0,2797) de lo que se puede
deducir que, en base a estos dato y con nivel de confianza del 95%, la
proporción de parásitos en niños/as en la estación de otoño de las
zonas rurales es superior a la de las zonas urbanas.
Nota: este test usa una aproximación normal. Debido al pequeño
tamaño de alguna de las muestras, la aproximación puede no ser
válida.
d) Invierno: Comparación entre la zonas rurales y urbanas de
Tetuán
Esta comparación no puede realizarse debido a que no se tienen datos
de la zona rural durante la estación de invierno.
Resultados
177
3.9.2. Estudio comparativo de proporciones por sexos
Comparación entre niños y niñas:
- Zexp=-0,390962
- p-valor=0,695821
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
Por Zonas:
a) Rural: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=0,58279
- p-valor=0,560032
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
b) Urbana: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=-0.866433
- p-valor=0,386251
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
Por Grupos de Edad:
a) [5,8): Comparación entre niños y niñas
- Zexp=0,136543
- p-valor=0,891387
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
b) [8,11): Comparación entre niños y niñas
- Zexp=-0,291323
- p-valor=0,770801
Resultados
178
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
c) [11,15): Comparación entre niños y niñas
- Zexp=-0,733489
- p-valor=0,463258
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
Por Estación:
a) Primavera: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=0,55956
- p-valor=0,575777
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
b) Verano: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=-1,16284
- p-valor=0,244895
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
c) Otoño: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=1,78766
- p-valor=0,07383
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa. Debido
a que el p-valor está entre 0,05 y 0,1 y que uno de los tamaños de
muestra es inferior a 100, con lo que la aproximación normal no es
apropiada para dicha muestra, se debería repetir el estudio con una
muestra mayor para confirmar los resultados.
d) Invierno: Comparación entre niños y niñas
- Zexp=0,000758727
- p-valor=0,999389
Resultados
179
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
3.9.3. Estudio comparativo de proporciones por estaciones del año
Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno. Para dicha
comparación múltiple de proporciones se aplica un test no paramétrico
2 (chi-cuadrado) con un nivel de significación de 0,05:
- 2exp=5,62
- p-valor=0,1316
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
Por Zonas:
a) Rural: Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=1,69
- p-valor=0,4292
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
b) Urbana: Comparación entre primavera, verano, otoño e
invierno
- 2exp=5,49
- p-valor=0,1391
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
Por Grupos de Edad:
a) [5,8): Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=5,29
- p-valor=0,1515
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
b) [8,11): Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=2,51
- p-valor=0,4742
Resultados
180
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
c) [11,15): Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=2,46
- p-valor=0,483
La diferencia porcentual entre las estaciones no es significativa.
Por Sexo:
a) Niños: Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=3,5
- p-valor=0,3209
La diferencia porcentual entre ambos sexos no es significativa.
b) Niñas: Comparación entre primavera, verano, otoño e invierno
- 2exp=20,22
- p-valor=0,0002
La diferencia porcentual entre las estaciones es significativa dentro del
grupo de las niñas. En base al gráfico de Análisis de Medias (ANOM),
las estaciones que muestran diferencias en sus porcentuales son el
verano y el invierno.
Resultados
181
3.9.4. Estudio comparativo de proporciones según la edad
Comparación entre los grupos de edad [5,8), [8,11) y [11,15). Para
dicha comparación múltiple de proporciones se aplica un test no
paramétrico 2 (chi-cuadrado) con un nivel de significación de 0,05:
- 2exp=1,07
- p-valor=0,5859
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
Por Zonas:
d) Rural: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=2,46
- p-valor=0,2925
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
Gráfico de Análisis de Medias para NiñasCon 95% Límites de Decisión
Prop
orci
ónUDL=0,76
CL=0,68
LDL=0,60
Primavera Verano Otoño Inv ierno0,57
0,62
0,67
0,72
0,77
0,82
Resultados
182
a) Urbana: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=0,26
- p-valor=0,8762
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
Por Estación:
a) Primavera: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=0,136543
- p-valor=0,891387
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
b) Verano: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=-0,291323
- p-valor=0,770801
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
c) Otoño: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=-0,733489
- p-valor=0,463258
La diferencia porcentual entre los grupos de edad s no es significativa.
d) Invierno: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=-0,733489
- p-valor=0,463258
Resultados
183
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
Por Sexo:
a) Niños: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y
[11,15)
- 2exp=0,18
- p-valor=0,9149
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
b) Niñas: Comparación entre grupos de edad [5,8), [8,11) y [11,15)
- 2exp=1,37
- p-valor=0,505
La diferencia porcentual entre los grupos de edad no es significativa.
Conclusiones: Prácticamente en todas las comparaciones realizadas el
p-valor es superior a 0,05, por lo que no podemos rechazar la hipótesis
de igualdad entre las proporciones comparadas, con un nivel de
confianza del 95%. Caben destacar dos casos: El primero es al
comparar el IPS de las zonas rurales y las zonas urbanas donde
podemos rechazar la igualdad entre las proporciones con el mismo
nivel de confianza y, de forma más precisa, las diferencias son
significativas dentro del grupo de edad comprendido entre los 11 y los
15 años, dentro del grupo de los niños y en el mes de otoño. En este
caso, analizando el intervalo de confianza para la diferencia de
proporciones, en base a los datos obtenidos, podemos concluir que el
IPS en las zonas rurales es superior al de las zonas urbanas, a un nivel
Resultados
184
de confianza del 95%. El segundo caso donde aparecen diferencias
significativas en el IPS es, dentro del grupo de las niñas, entre las
estaciones, y más específicamente en las de verano e invierno.
En algún caso el tamaño muestral es insuficiente para que los
resultados del contraste puedan ser del todo fiables.
Discusión
185
5. DISCUSIÓN
5.1 ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO
"Si planificas para un año, siembra trigo. Si planificas para una década,
planta árboles. Si planificas para una vida, educa personas" (Kwan
Tzu)”.
"Cuando educas a tu hijo educas también a tu nieto" (El Talmud).
"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres"
(Pitágoras)
Nada existe más gratificante ni más importante que educar, y
especialmente a los niños, que como material ávido de aprendizaje son
también más moldeables. Miles de frases como las anteriormente
expuestas lo ponen de manifiesto. Pero nuestra propia experiencia, de
varios años al respecto, también lo corrobora.
Con el presente trabajo hemos intentado realizar un estudio
epidemiológico sobre parásitos intestinales en niños de Tetuán al objeto
de conocer el estado actual sobre este tema, que según pensábamos y
hemos constado, sigue afectando a la población igual que hace décadas.
Estos trabajos de carácter epidemiológico con personas, en este
caso con niños, llevan aparejados un contacto directo con la población
de una determinado zona y de forma espontánea, aún sin querer, e
independientemente de las pautas planificadas, surgen la “educación” y
la “concienciación” como valores innatos que vamos inculcando a lo
largo del estudio. Por tanto, no son solo estudios con resultados en
forma de interminables cifras y datos, sino que aparte de esto, los frutos
del trabajo quedan a modo de pequeñas semillas en la mente de las
personas, esperemos que ayudándoles en sus hábitos de vida diarios
para prevenir y controlar las afecciones por enteroparásitos.
Discusión
186
Lo bueno sería regar estas semillas con cierta asiduidad, para
evitar que con el olvido se sequen, pero esto, de momento, es
imprevisible. Realmente en la actualidad no existen programas de
prevención, control o tratamiento de parásitos intestinales en
Marruecos. Aunque la OMS está llevando a cabo, desde el año 2001,
un programa destinado a la eliminación de helmintos transmitidos por
el suelo en niños, mediante la administración de tratamiento a los
escolares, este no afecta a Marruecos.
Nuestros resultados demandan la necesidad de estos programas
ya que de las 1405 muestras que hemos analizado 878 contenían uno o
más enteroparásitos, es decir, que la prevalencia de parásitos
intestinales en los escolares ha sido del 62.5%. Vaya este dato por
delante de todo para indicar la importancia que en nuestra época tienen
los parásitos intestinales en Marruecos y más si consideramos que
aparte de las patologías propias de cada uno, se pueden asociar con
desnutrición, anemia o trastornos en el desarrollo cognitivo de los
escolares.
La única forma para poder realizar nuestro estudio es a través de
los colegios y en conexión con los centros de salud de diferentes zonas
de Tetuán. La selección de los colegios se ha realizado considerando,
en gran parte, la capacidad e interés para participar en el estudio que
mostraron los profesionales de los mismos, y teniendo en cuenta
también los barrios en que había mayores posibilidades de recolectar
muestras fecales. No todos los colegios estuvieron interesados en
cooperar en este trabajo y además, como es lógico, hay determinados
barrios que pueden ser más cerrados o problemáticos y estos, de
entrada, ya fueron descartados.
Discusión
187
Los colegios de zonas rurales que participaron pertenecían a
barrios interiores de Tetuán a excepción del de Azla que es una zona
costera. Participaron 4 colegios: Mellalyéne (212 alumnos), Ben
Karrich (463 alumnos), Azla (247 alumnos) y Bounzal (168 alumnos).
Estos colegios son más pequeños y tienen, por tanto, muchos menos
alumnos que los de las zonas urbanas estudiadas, en las que se
muestrearon los colegios: 18 de Novembre (1205 alumnos), Ahmed Al
Zaouk (560 alumnos), Ahmad Al Bakal (1382 alumnos), Maghrrib El
Arrabi (1000 alumnos), Mouhamed Ben Abdelkarim El Khattabi (1293
alumnos) y El Fakih Tanji (964 alumnos). En cambio la participación
en el estudio (Tabla 1) fue muy superior en los colegios de zonas
rurales (42%) que en los de zonas urbanas (14.6%), con notable
diferencia. Esto puede indicar una mayor preocupación de la población
de zonas rurales por los parásitos, porque tienen más frecuentes
afecciones intestinales asociados con diarrea, y esto puede estar unido a
una mayor implicación e insistencia de los maestros para que los
alumnos entregaran las muestras. Estos colegios de zonas rurales, al ser
más pequeños, favorecen una relación más personalizada de los
maestros con los alumnos y sus padres, y por ello también una mayor
implicación de los profesionales en la problemática de sus alumnos.
Independientemente de este dato y dado que el número de alumnos es
casi 6 veces mayor en los colegios de zonas urbanas que en los de
zonas rurales, hemos analizado más muestras de niños de zonas urbanas
(66.5%) que de niños de zonas rurales (33.5%), casi el doble (Tabla 2).
Esto solamente vuelve a demostrar que en los estudios epidemiológicos
los muestreos no se pueden realizar metódicamente y los resultados
están también sujetos a este hecho.
Discusión
188
En cualquier caso, una vez que cada colegio decidió participar
en nuestro estudio se concertó la correspondiente cita para el muestreo
y una breve explicación a los niños y sus padres de la finalidad de
tomar estas muestras. Es evidente que todo se planteó de una manera
sencilla y fácil de entender para que tomaran conciencia de que a través
de este chequeo podríamos obtener información sobre los parásitos
intestinales que afectaban a los escolares.
En este primer contacto simultáneamente al reparto de
contenedores para la toma de muestras, se repartieron unas fichas
identificativas con una brevísima encuesta sobre algunos datos
relacionados con el estudio para conocer las condiciones de vida de los
niños: sus enfermedades, tipo de vivienda, forma de obtener agua,
eliminación de desechos y presencia de animales en las casas. En estas
mismas fichas en los casos en que el diagnóstico fue positivo se indicó
el mismo y se recomendó la asistencia al centro de salud de la zona
para el establecimiento del tratamiento adecuado. Todas las fichas de
los niños parasitados se remitieron de los colegios a los centros de
salud de la zona. Para aquellos niños pertenecientes a familias sin poder
adquisitivo, previa acreditación, los medicamentos fueron gratuitos. Al
resto se les indicó para que los compraran.
Otro dato de la ficha fue la talla y el peso de cada niño, que se
rellenaron sobre la marcha para cada escolar.
La pequeña encuesta incluida en la ficha identificativa fue
rellenada por muy pocas familias, por no decir casi ninguna. Está claro
que el índice de analfabetismo o el desinterés en cumplimentarla fue la
pauta general, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
El sistema educativo marroquí está en una fase de
modernización impulsada muy especialmente por Mohamed VI y
Discusión
189
realizada por el gobierno actual. Su principal objetivo es “universalizar
la escolarización abarcando a la totalidad de la población infantil”.
Las estadísticas arrojan unos datos preocupantes. De los 28
millones de habitantes (según datos de la UNESCO del 2000) que tiene
el país, el 55 % son analfabetos. Una acción educativa decisiva, que
incida particularmente sobre las zonas rurales contribuirá, en gran
medida, a rebajar este índice.
El llamado programa de educación no formal consiste en la
educación de los niños de 8 a 16 años de edad que no han sido
escolarizados o desescolarizados. Este programa propone su inserción
en la enseñanza general o la formación profesional o bien, su
preparación para la vida activa.
Según los datos estadísticos de la Dirección de Estrategia,
Estudios y Planificación durante el curso escolar 2000/2001, el
conjunto de niños y niñas no escolarizados (9 a 15 años) ascendía a
1.463.154, de los que 348.000 tenían entre 9 y 11 años, edades
consideradas prioritarias por el programa por la posibilidad de integrar
a estos alumnos en un ciclo de primaria tras la etapa de educación no
formal.
La tasa de analfabetismo en Marruecos se reparte de esta forma.
En mujeres que viven en medio rural: 89%, en medio urbano: 49%, en
conjunto: 67%. En hombres que viven en medio rural: 61%, en medio
urbano: 25%, en conjunto: 41%. El objetivo de la generalización de la
enseñanza no se ha logrado, sobre todo en el medio rural.
Según el censo de 1994 y los datos estadísticos del año escolar
1996-1997 entre los jóvenes de 8 a 16 años, dos millones y medio no
habían ido nunca a la escuela o la habían dejado antes del final de la
escolarización obligatoria. Representaban el 42% del conjunto de la
población de esta franja de edad. Por otra parte, esos jóvenes no
escolarizados o desescolarizados aumentan el número de analfabetos ya
Discusión
190
que diversos estudios han mostrado que los desescolarizados olvidan
con el tiempo lo que aprendieron en su momento.
Los maestros que ejercen en estas zonas se quejan de la gran
distancia que separa las escuelas de los domicilios. Muchos padres
necesitan que sus hijos comiencen a trabajar lo antes posible para
contribuir económicamente a los ingresos de la familia y abandonan la
escuela antes de los 15 años. Los niños que desean recibir instrucción
deben recorrer largas distancias, a menudo atravesar montañas.
El gobierno se ha decidido a aplicar medidas que tiendan a
paliar estas deficiencias. De igual modo, intenta consolidar la
investigación científica, así como el cambio de los programas de
estudio en la primaria y secundaria. Dichos cambios se sustentarán
económicamente en la instauración de un sistema de pago para las
clases favorecidas de la sociedad, que deberán de hacerse cargo de los
gastos que ocasiona la educación secundaria e universitaria.
Según un estudio llevado a cabo por el exministro de educación,
Rachid Belmokthar, la clase alta se ha beneficiado de la gratuidad de la
enseñanza secundaria e universitaria en un 65 por ciento, mientras que
las clases desfavorecidas en un 5,5 por ciento.
Si bien la encuesta de la ficha identificativa no sirvió de nada
porque no fue rellenada por la gente, la visita a los barrios, el contacto
directo con las personas y la información que nos aportaron los
maestros, nos permitió saber acerca de la mayoría de los datos que
pedíamos en la ficha. Podemos constatar que en las zonas rurales la
mayoría viven en casas que ellos mismos han fabricado con adobe
mientras que en los barrios urbanos predominan los edificios de varias
plantas. La excepción es el barrio de Jamaa el Mazouak donde hay
también muchas casas de construcción personal y sin servicios
higiénicos. Realmente el 100% de las casas de los barrios urbanos
estudiados tenían servicios incorporados en el interior de los pisos,
Discusión
191
menos en Jamaa el Mozouak, como hemos indicado. En las casas de los
barrios rurales también, dentro o fuera de las viviendas, existían letrinas
o pozos ciegos, sin ser normal la defecación al ras. El agua corriente
dentro de las casas fue poco habitual en zonas rurales, no más del 20%
contaban con red de distribución de agua. Sin embargo en los barrios
urbanos podemos decir que no más de un 10% de la población carecen
de agua potable.
Los animales domésticos, de compañía o granja, fueron
habituales en todos los barrios rurales, pudiendo verse burros, cabras,
pollos, gatos, perros….De igual forma también en los barrios urbanos
los animales de compañía como gatos y perros estaban presentes en la
mayoría de las viviendas.
En todos los colegios en que se ha realizado este estudio se
imparte primaria, secundaria y bachillerato. Nuestro estudio se ha
realizado en los niños de primaria cuyas edades oscilan entre 5-14 años
(Tabla 6), puesto que son los más pequeños del colegio y por ello los
que pueden constituir una población de riesgo, ya sea por sus hábitos y
juegos como por su sistema inmunológico algo más inmaduro que el de
los alumnos de edades superiores. Los que aportaron menos muestras
fueron, justamente, los más mayores entre 11-14 años, ya sea porque
ellos mismos no quisieron traerlas o/y porque tampoco sus padres a esta
edad se preocupan ya tanto de ellos.
Por zonas se han muestreado prácticamente el mismo número de
niños que de niñas (Tabla 4) y se ha realizado también un breve análisis
de acuerdo a las estaciones del año (Tabla 3). El clima es mediterráneo
con períodos muy cálidos durante los meses de julio y agosto (28.3ºC a
32.9ºC) y otros fríos durante los meses de enero y febrero
Discusión
192
(5.3ºC a 8.6 ºC). Por eso hemos considerado interesante ver la variación
estacional de los parásitos intestinales.
Al analizar detenidamente la distribución de enteroparásitos en
la población infantil estudiada y hacer un estudio del índice se
parasitación simple (IPS) y corregido (IPC) en los barrios rurales y
urbanos (Tablas 9 y 10. Gráfico 1) nos damos cuenta que los IPS en
ambas zonas son muy parecidos, es decir que hay una proporción
similar de niños parasitados. En cambio el IPC si fue mayor en zonas
rurales ya que los niños de estos barrios normalmente presentaban más
de un parásito en sus muestras fecales y esto ocurrió en menor
proporción en las zonas urbanas estudiadas. Un estudio similar
realizado por Hoummad El Fatni en 2001 analizando 1003 muestras
fecales de población de diferentes edades de Tetuán, Rabat y
Marrakech indicaba resultados similares en Tetuán, aunque las
diferencias entre los IPC en zonas urbanas y rurales estaban menos
acentuados que en nuestro estudio. Esto se puede deber al hecho de que
nuestro trabajo se ha realizado con una población de riesgo, como es la
población infantil, y por ello las diferencias son más marcadas.
Al estudiar la distribución de parásitos intestinales por edades
(Tablas 11 y 12. Gráficos 3 y 4), seguimos encontrando IPS casi
idénticos en los 3 grupos de edades que hemos establecido. En cambio
llama la atención que los IPC son mayores en niños de 8-14 años. Esto
puede ser debido, como ya hemos comentado, a un menor control de su
alimentación y hábitos por parte de las madres que en los niños más
pequeños; comen también más cosas de la calle lo que puede contribuir
a que muchos niños estén multiparasitados. Esto mismo se acentúa,
como el lógico, en las zonas rurales respecto a las urbanas (Tabla
13.Gráficos 3 y 4). Trabajos parecidos realizados en Marruecos, como
Discusión
193
el ya mencionado de Hoummad El Fatni (2001) o el que realizaron
Tligui y Agoumi en Tiflet (2006) demostraron que en niños desde
recién nacidos a 15 años, también se iban incrementado los IPS e IPC
con la edad. Otros estudios también confirman nuestros datos y así en
Trujillo (Perú), (Tesis Doctoral de Gregorio Pérez Cordón), igualmente
se observó que en niños de edades comprendidas entre 10 meses y 14
años la parasitación se incrementaba con la edad, posiblemente por las
mismas causas que hemos expuesto.
En cuanto al sexo, nuestros resultados reflejan IPS e IPC
similares en niños en niñas (Tablas 13 y 14. Gráfico 5). Es lógico
pensar que tanto los niños como las niñas reciben una alimentación
similar en sus casas y fuera de ellas. Logicamente también han
recibido las mismas escasas nociones sobre higiene, juegan con
mascotas en igual proporción y sus viviendas son idénticas.
Desde hace años se ha constatado que la variación estacional
puede afectar a la transmisión de los parásitos intestinales cuyas formas
de resistencia han de madurar o permanecer en condiciones óptimas de
temperatura y humedad para mantenerse viables. Este hecho está
perfectamente constatado tanto en protozoos como en helmintos
(Rodríguez y cols. 1996; Fryauff y cols. 2000; Noordeen y cols. 2001;
Hoummand El Fatni 2001; Cifuentes y cols. 2004; Calvo y cols. 2004;
Ponce-Macotela y cols. 2005). En nuestro estudio esto se confirma y de
acuerdo a la estación del año, (Tablas 21 y 22. Gráfico 10), los IPS e
IPC más bajos se produjeron en invierno, ya que la baja temperatura
perjudica la transmisión de los enteroparásitos; en cambio en otoño y
primavera se encontraron los IPC más altos.
La prevalencia de enteroparásitos en escolares de Tetuán fue de
62.5%, este dato es muy similar al del más reciente trabajo, anterior al
Discusión
194
nuestro, realizado en niños de la ciudad de Sale que indicaba un 61.7%
de prevalencia (Tagajdid y cols. 2012). Realmente son prevalencias
muy altas, incluso superiores a las que aparecen en trabajos más
antiguos en que oscilaban entre en 14 y 57% (Jimenez Albarran y cols.
1994; Laamrani El Idrissi 1999; El Guamri 2009). Los datos pueden
variar según las diferentes variables del estudio, zona, población,
estación del año y metodología empleada para la identificación de los
parásitos. Pero, en cualquier caso, está claro que independientemente
de estas variables, las condiciones de vida en Marruecos no han variado
todo lo que sería de desear a lo largo de los años y que los
enteroparásitos siguen siendo compañeros vitales en la población
marroquí.
La importancia del uso de técnicas idóneas para la identificación
y concentración de los enteroparásitos es clara y pueden hacer variar
considerablemente los datos epidemiológicos que resultan del estudio.
En nuestra experiencia previa así como la de otros autores, (Navone y
cols. 2005; Cordova Paz Soldan y cols. 2006; Pérez Cordón y cols.
2008; Xavier de Carvalho y cols. 2012) dos de las mejores técnicas
para concentración de parásitos de muestras fecales son las de Ritchie
(1948) y Faust (1939).
Al objeto de concentrar todas las muestras fecales para un
diagnóstico más exacto, se realizó un breve estudio cuantitativo
comparando las técnicas de Ritchie y de Faust, para seleccionar la que
nos permitiera la obtención de un mayor número de parásitos. El
método de Ritchie ofreció un rendimiento mucho mejor y
prácticamente se recuperaron el doble de parásitos por esta técnica
respecto a la de Faust (Tabla 65), por ello se adoptó como técnica de
concentración de nuestro estudio, aunque se pudiera complementar con
Discusión
195
otras. Esto se reflejó también en el caso de enteropatógenos tales como
G. duodenalis, C. cayetanensis o Taenia spp. La elección de la
metodología influye a veces en que un diagnóstico sea positivo o
negativo, es decir sea certero o no, con la importancia que esto tiene en
el establecimiento de un tratamiento para la curación de los niños
afectados. El rendimiento del método elegido cobra aún más
importancia en el caso de que el número de parásitos en las muestras
fecales sea escaso, porque con técnicas menos productivas el resultado
va a ser posiblemente negativo, como consecuencia no se establecerá
tratamiento alguno y los parásitos podrán multiplicarse activamente en
esta población de riesgo infantil.
También la elección de una técnica u otra en los estudios
epidemiologícos puede tener relevancia en el hecho de que se descarte
la presencia de un parásito en una zona o se modifiquen
considerablemente los valores de prevalencia, incidencia, etc.. En
nuestro estudio la prevalencia de parásitos intestinales ha sido, como ya
hemos indicado, bastante alta, superando a las de la mayoría de los
trabajos previos. Esto se puede deber también al hecho de haber
escogido una metodología adecuada de trabajo que permite la
recuperación, para su posterior identificación, de una gran proporción
de parásitos. Además nuestro trabajo refleja que mediante la técnica de
Ritchie se pueden perfectamente concentrar formas de B. hominis, al
contrario que se había pensado desde hacía tiempo y fue refutado por
Navone y cols. (2005).
En nuestro estudio B. hominis es el parásito más frecuente,
61.6% de prevalencia global (Tabla 29). La alta prevalencia de este
parásito en Marruecos empieza a ponerse de manifiesto en un trabajo
realizado en Tiflet (Tligui y Agoumi, 2006), en el que resaltó
Discusión
196
conjuntamente con E. vermicularis e H. nana. Este protista
perteneciente al grupo de los Stramenopiles (Silberman y cols. 1996) se
ha considerado como apatógeno por mucho tiempo, hasta que varios
estudios han demostrado su potencial patogenicidad en condiciones de
alteración de la flora intestinal o inmunodepresión, ocasionando
diferentes síntomas como diarrea, dolor abdominal, flatulencia y
vómitos (O’Gorman y cols. 1993; Sinniah y cols. 1994; Michelli y
Donato, 2001). Es más la presencia en una muestra fecal de 5 o más
formas de B. hominis por campo, al microscopio óptico, se asocia a
síntomas y a la necesidad de establecer tratamiento (Koneman y cols.
1992). En nuestro estudio muchas muestras con B. hominis eran
diarreicas, prácticamente el porcentaje es el mismo de las muestras de
niños con B. hominis diarreicas y no diarreicas (Tabla 33). Muchas de
estas muestras diarreicas solo presentaban B. hominis, por lo que
podemos pensar en su patogenicidad, y también frecuentemente estuvo
asociado con otros enteropatógenos en cuyo caso las muestras siempre
fueron diarreicas.
En nuestro estudio la prevalencia de protozoos fue muy superior
a la de los helmintos (33.9% frente a 4.5%), tal como ocurría en otros
trabajos previamente publicados y realizados en Marruecos (Laholu y
El Yakine, 1980; Hoummad El Fatni, 2001; Tligui y Agoumi, 2006; El
Guamri y cols. 2009; Tagajdid y cols. 2012). Los protozoos
identificados fueron G. duodenalis, C. cayetanensis, C. mesnili, E. coli,
E. histolytica/dispar, E. nana, I. butschilii, Cryptosporidium spp. e I.
belli (Tabla 29).
G. duodenalis ha sido el protozoo enteropatógeno más frecuente
en los niños de nuestro estudio, 18.5% de prevalencia (Tabla 29).
Desde que apareció en la bibliografía el primer trabajo sobre parásitos
Discusión
197
intestinales en Marruecos, Gand y Chedical (1956), ya aparece G.
duodenalis como el parásito más prevalente (10%). A partir de aquí, no
existe ningún estudio en que no aparezca en un lugar prioritario
(Laholou y El Yakire, 1980; Mahmoudi, 1988; Jimenez Albarran y
cols. 1994; Laamrani el Idrissi, 1999; Tligui y Agoumi, 2006; El
Kettani y cols. 2006; Lamghari y Assobhei, 2007; El Guamri y cols.
2009, Tagajdid y cols. 2012). Dependiendo de la población, zona y
técnica de análisis su prevalencia ha variado ligeramente a lo largo de
los años entre el 10-22% y, como es lógico, G. duodenalis se ha
identificado en aguas fecales de riego agrícola y plantas de depuración
de residuales de zonas urbanas en Marruecos (Habbari y cols. 2000;
Amahmid y cols. 2002).
Si analizamos los resultados obtenidos, podemos apreciar
escasas diferencias en la distribución de los parásitos en entre los niños
de zonas rurales y urbanas (Tabla 29). Normalmente la prevalencia de
enteroparásitos fue algo superior en zonas rurales que en zonas urbanas.
Esto mismo ocurrió con G. duodenalis que apareció con una
prevalencia de 19.9% en zonas rurales y 17.7% en zonas urbanas,
aunque hay que resaltar que en muchas muestras de niños de zonas
rurales la cantidad de quistes/ml fue mayor que en los niños de zonas
urbanas, en que pudimos encontrar muy pocos quistes. En cualquier
caso la prevalencia de Giardia en niños de Tetuán sigue siendo tan alta
como siempre, porque las condiciones socioeconómicas y sanitarias no
han mejorado demasiado desde que aparecen los primeros estudios de
parásitos intestinales en la bibliografía. Además, como hemos indicado,
este parásito está presente tanto en zonas urbanas como rurales con
similar frecuencia, tal vez por la influencia que puede tener la
transmisión zoonótica de G. duodenalis que está perfectamente
Discusión
198
constatada (Thompson, 2004; Rashid y cols. 2011; Ryan y Caccio,
2013). En ambas zonas rurales y urbanas abundaban los animales de
compañía; en los barrios de zonas rurales también los animales de
granja, y todos ellos pueden estar parasitados por G. duodenalis, que es
frecuente en perros, gatos, vacas, ovejas, caballos, cabras…y también
en animales salvajes, incluso en mamíferos marinos (Ryan y Caccio,
2013). Otro factor a tener en cuenta es el sociocultural, ya que la
educación infantil en medidas de higiene es escasa en Tetuán en
general, lo que aproxima unas zonas a otras en cuanto a parásitos
intestinales se refiere.
En este trabajo los niños más pequeños fueron los más afectados
por G. duodenalis (Tabla 31). Así el grupo de niños de 5-7 años
presentaron un 26.4% de prevalencia en zona rural y 20.8% en zona
urbana respecto a los más mayores con 14.1% y 11.3%
respectivamente. No se encontraron marcadas diferencias respecto al
sexo, como en los demás parásitos (Tabla 32) y el número de niños
parasitados fue ligeramente mayor en los meses de primavera y verano
(Tabla 30).
Es un hecho demostrado que los niños en países en vías de
desarrollo se reinfectan fácilmente por G. duodenalis tras el
tratamiento, y muchos autores cuestionan la efectividad del tratamiento
en países hiperendémicos, ya que los niños están continuamente
expuestos al flagelado y además no desarrollan inmunidad. Otro factor
que puede influir en que la giardiosis se siga manteniendo y los niños
se reinfecten fácilmente es el hecho de que G. duodenalis apareciera en
casi igual proporción en niños con y sin diarrea (Tabla 33). De hecho
muchas muestras fecales no diarreicas tenían gran cantidad de quistes.
Volvemos a poner de manifiesto, como en trabajos anteriores
Discusión
199
realizados por nosotros, (Cordova y cols. 2006; Pérez Cordon y cols.
2008), el importante papel de la población asintomática en la
transmisión de la giardiosis, especialmente en el caso de los niños, que
por su menor preocupación por la higiene y por sus hábitos y juegos,
son más propensos a parasitarse. Algunos trabajos también han
demostrado que los quistes aislados de niños asintomáticos son más
infectivos en gerbiles que los de niños sintomáticos (Astiezaran y cols.
2000).
Entre los coccidios destaca por encima de los demás C.
cayetanensis (Tabla 29), con prevalencia de global de 8.3% (9% en
zonas rurales y 7.8% en zonas urbanas), ya que Cryptosporidium spp. e
Isospora belli solo han aparecido en una muestra cada uno. Si
volvemos a analizar los trabajos publicados hasta la fecha, de estudios
realizados en Marruecos, no encontramos referencia a ningún coccidio.
Tampoco en el trabajo de tesis doctoral realizado en nuestro laboratorio
por Hoummad El Fatni (2000) se identificaron coccidios, que parecen
ser infrecuentes en Marruecos. La transmisión de C. cayetanensis es
antroponótica exclusivamente, por lo que pudo contraerse entre los
niños por su falta de higiene o a través de alimentos o agua. De nuevo
podemos indicar que apareció en un porcentaje similar de heces
diarreicas (7%) y no diarreicas (9%), (Tabla 33), lo que sugiere, al igual
que en caso de G. duodenalis, la importancia de los portadores sanos en
la transmisión de este enteropatógeno.
Entre los helmintos hemos podido observar: Trichuris trichiura,
Hymenolepis nana, H. diminuta, Enterobius vermicularis, Taenia
saginata, Ascaris lumbricoides and Fasciola hepática, Dicrocoelium
dendriticum y Taenia spp. El más frecuente fue Hymenolepis spp. pero
su prevalencia fue baja (1.6%). Hymenolepis spp. es habitual en
Discusión
200
Marruecos al igual que E. vermicularis, T. trichiura y A. lumbricoides,
pero sus prevalencias no suelen ser muy altas. Los mayores valores se
han encontrado en la ciudad de Kenitra (El Guamri y cols. 2009) y son
de 11.8% para A. lumbricoides, 5.64% para T. trichiura, 2.68% para H.
nana y 2.08% para E. vermicularis. Los estudios comparativos por
sexo, edad y estación del año no fueron relevantes (Tablas 30- 32) en el
caso global de los helmintos.
Todos estos helmintos se consideran patógenos. Hemos tenido
también la curiosidad de analizar la distribución por zonas, edad y sexo
de los principales enteropatógenos, incluyendo además de a estos
helmintos a los protozoos que hemos identificado y que son más
patógenos: G. duodenalis, C. cayetanensis e I. belli. Los datos de IPS e
IPC son superiores en zonas rurales respecto a las urbanas (Tabla 35.
Gráfico 18), siendo esto algo más acentuado que cuando nos referíamos
al cómputo global de enteroparásitos. Por edades las diferencias fueron
mínimas siendo los IPS e IPC mayores en niños de edades
comprendidas entre 8-10 años (Tabla 37. Gráfico 19). En cuanto al
sexo no son significativas las diferencias (Tabla 41. Gráfico 22). En
cambio al analizar la variación estacional de los enteropatógenos (Tabla
47. Gráfico 27), se aprecia una mayor variación que al estudiar todos
los enteroparásitos globales, y podemos indicar que claramente los
valores de IPS e IPC fueron menores en invierno (0.16 y 0.18
respectivamente) y los mayores en otoño (0.32 y 0.42).
El multiparasitismo no fue demasiado habitual y solo 14% de
las muestras fecales contenían 2,3, 4 o 5 parásitos (Tabla 54). Hay que
resaltar la asociación de B. hominis con G. duodenalis y C.
cayetanensis, en muestras con 2 parásitos y con los 3, todas ellas
diarreicas al igual que las heces de 2 niños con 4 parásitos intestinales,
Discusión
201
B. hominis + E. coli + E. histolytica/dispar + C. cayetanensis, en
colegios de Ben Karrich y Bouk El Kadim. Solo un caso de
multiparasitismo por 5 parásitos (B. hominis, E. coli, H. nana y A.
duodenale) fue diagnosticado en el barrio urbano de Jamaa El
Mozouak, que ya hemos indicado que presenta características
diferentes al resto de los de zonas urbanas. De acuerdo a la estación del
año (Tablas 57-60) el mayor número de casos de poliparasitismo se
produjo en primavera (88 casos) y el menor en invierno (27), como es
de esperar en base a la buena temperatura y humedad del clima
mediterráneo en primavera, que favorecen la superviviencia de los
parásitos.
Los análisis de las tendencias a lo largo de los últimos 40 años
muestran una disminución constante y notable en la prevalencia de la
desnutrición en Marruecos (Barouaca, 2012). A pesar de esta mejora, la
desnutrición constituye un problema importante de salud pública para
las zonas rurales y urbanas. Sin embargo, el problema más grave es la
elevada prevalencia de retraso del crecimiento y la alta mortalidad en
menores de cinco años, por lo que las mejoras en seguridad alimentaria,
nutrición y medicina han sido insuficientes para alcanzar los Objetivos
de Desarrollo del Milenio. Esta alta prevalencia de desnutrición en la
infancia conduce a un alto riesgo de obesidad y enfermedades crónicas
en la edad adulta ilustrando así el fracaso de las políticas para combatir
la desnutrición en Marruecos.
Las estadísticas recopiladas en los últimos cuatro decenios han
demostrado que el estado de desnutrición, entendido como bajo peso
para la edad (<-2 desviaciones estándar del Centro Nacional para
Estadísticas de Salud y la Organización Mundial de la Salud
Internacional de la población de referencia) ha disminuido a la cuarta
Discusión
202
parte pasando del 41,78% en 1971 al 10,2% en 2004. Las diferencias
entre población rural y urbana también son evidentes. Debido a que la
primera está más expuesta al problema de la desnutrición, esta solo se
ha reducido al 14% mientras que en medio urbano se observa una
reducción al 10,2% durante el mismo periodo (Barouaca, 2012).
El análisis de la tendencia de la prevalencia del retraso del
crecimiento (baja talla para la edad o <-2 desviaciones estandar del
CNES-OMS) entre 1971 y 2004 muestra que esta sigue siendo muy alta
(18,1% en 2004). Esta tendencia se muestra también para la mortalidad
infantil que ha pasando del 203 ‰ en 1962 al 43 ‰ en 2004, un valor
aún muy elevado (Barouaca, 2012).
La antropometría es la técnica más usada en la evaluación
nutricional, siendo las mediciones más utilizadas el peso y la talla. La
Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de las curvas de
Índice de Masa Corporal (IMS), elaboradas por el National Center for
Health Statistics, (figuras 5 y 6; Material y Métodos), ya que los pesos
y tallas de niños provenientes de grupos socioeconómicos de nivel alto
y medio de países subdesarrollados son similares a los de niños de
países desarrollados con antecedentes comparables. La talla en
particular parece ser un buen indicador de malnutrición (WHO, 1986),
e indica que niños bajos serán adultos bajos. Además los efectos de la
malnutrición pueden ser multigeneracionales, afectando a la salud y
capacidad cognitiva.
Existen estudios que demuestran la asociación entre
encanijamiento e infección por helmintos tales como Ascaris y
Trichuris (Stephenson y cols. 1993, 2000; Hadju y cols. 1997; Stoltzfus
y cols. 1997; Beach y cols. 1999; Hagel y cols. 1999; O’Lorcain y
Holland, 2000; Casapía y cols. 2006), esto se puede deber a varios
Discusión
203
factores tales como disminución del apetito y a la mala absorción de
nutrientes (Stephenson y cols. 1993).
Todo ello es extensible a otras enteroparasitosis. En Iquitos, en la
región de la amazonía peruana, se realizó un estudio al respecto en
niños de 3 meses a 16 años, analizando los factores que podían influir
en el bajo tallaje, entre ellos la afectación por parásitos como Necator
americanus, Ascaris y Trichuris (Casapía y cols. 2006). Este trabajo
demuestra la asociación entre baja talla y desnutrición, en casos de
coinfección por Trichuris y Ascaris para altas parasitemias.
En nuestro estudio 28.1% de los niños presentaban desnutrición
(Tabla 63). Esta desnutrición no estuvo asociada al sexo, ni tampoco
hubo relevantes variaciones entre las zonas urbanas y rurales (Tabla 63.
Gráficos 32 y 33). Si analizamos la asociación de desnutrición y
enteroparásitos (Tabla 64) podemos observar que 29.3% de los niños
con G. duodenalis estaban desnutridos y 20.8% de los parasitados por
C. cayetanensis. La giardiosis se ha asociado con malnutrición y
deficiencia de micronutrientes, especialmente la vitamina A y hierro
(Gendrel y cols. 2003; Hesham Al Mekhlafi y cols. 2005; Botero y
cols. 2009; Inabo y cols. 2011), pero en muchas ocasiones la
problemáticas no es solo que Giardia pueda conducir a desnutrición en
niños sino que en muchos niños desnutridos la giardiosis puede ser
drástica e incluso mortal En el caso de los helmintos destacan A.
lumbricoides (50% de desnutridos), E. vermicularis (36.3%) y T.
trichura (22.2%). En realidad los datos relacionados con helmintos no
son concluyentes dado el pequeño número de casos encontrados.
Finalmente decir que en la fecha actual no podemos olvidar que
hay países en que los parásitos intestinales son compañeros de vida de
la gente desde muy temprana edad. Con este trabajo hemos querido
Discusión
204
hacer, de nuevo, un llamamiento sobre ellos. No solo hemos pretendido
la realización de un estudio epidemiológico actual, sino también una
labor de concienciación de la población y profesionales de la educación
y la sanidad de Tetuán. Y tampoco no hemos conformado con esto,
sino que hemos conseguido que todos los niños que necesitaban
tratamiento lo recibieran, en la mayoría de los casos de forma gratuita.
Por eso nos sentimos satisfechos de haber aportado nuestro pequeño
“granito de arena” a esa tan promulgada labor de la Asamblea General
de las Naciones Unidas de crear «Un mundo apropiado para los
niños».
5.2. CARACTERIZACIÓN MOLECULAR DE Giardia
Giardia ha sido después de Blastocystis hominis el parásito más
frecuente en nuestro estudio y ha sido, con diferencia, el
enteropatógeno más prevalente.
Por este motivo, y dada la ausencia total de datos sobre la
epidemiología molecular de la giardiosis en Marruecos, hemos iniciado
un breve estudio para conocer las especies, genotipos (ensamblajes) y
subgenotipos (subemsamblajes) de Giardia en los niños de los
diferentes colegios de Tetuán que hemos estudiado a lo largo de casi 3
años.
Como hemos podido constatar la prevalencia de Giardia ha sido
del 20% en colegios rurales y del 18% en colegios urbanos. A pesar de
que la prevalencia en nuestro estudio ha sido alta, como lo ha sido en
trabajos publicados previamente, las muestras analizadas contenían
muy pocos quistes y en la mayoría de los casos solo pudieron
observarse tras concentración y no en la observación directa a
microscopio óptico. Por ello dada nuestra experiencia previa sobre
Discusión
205
caracterización molecular de Giardia (Peréz Cordón y cols. 2008)
seleccionamos aquellas muestras que contenían una mayor
concentración de quistes e intentamos mejorar la técnica de
ruptura/digestión de los mismos empleada anteriormente. Esta técnica
consistía en emplear 5 ciclos de congelación-descongelación
empleando temperaturas de -80ºC y 65ºC, pero la cantidad de ADN
obtenida era muy baja, lo que dificultaba bastante el proceso posterior
de PCR. Con el mismo objetivo también ensayamos otras técnicas
previamente descritas (Coggins y Schaefer, 1986; Polverino y cols.
2004; Renton y cols. 1986), tal como se indica en el apartado 2.3.8.2 de
Material y Métodos. Una vez ensayadas las diferentes técnicas se
cuantificaban los quistes intactos y en la mayoría de los casos solo se
rompían una pequeña proporción. La técnica que mejores resultados
ofreció y gracias a la cual conseguimos romper aproximadamente el
80% de los quistes fue la de sonicación en tampón de lisis,
requiriéndose al menos 6 ciclos para conseguir este porcentaje de
quistes rotos.
Durante este proceso de selección se perdieron gran cantidad de
muestras, para las que no se consiguió una concentración óptima de
ADN tras su extracción mediante el mini kit QIAamp (QIAGEN,
USA). Por ello finalmente realizamos en proceso de caracterización
molecular de 11 muestras, con la intención de empezar un estudio
molecular que tal vez en el futuro pueda ser continuado.
Existen 6 especies aceptadas de Giardia: G. agilis, G. ardeae,
G. microti, G. muris, G. psittaci y G. duodenalis (G. intestinalis, G.
lamblia). La única que parasita a seres humanos es G. duodenalis
considerándose los otros dos términos, G. intestinalis y G. lamblia,
Discusión
206
sinónimos de la misma especie tras múltiples estudios genéticos (Feng
and Xiao, 2011).
A su vez G. duodenalis está considerada como una especie
sumamente compleja y aunque existe poca variabilidad morfológica si
existe una gran variabilidad genética intraespecífica, por lo que se ha
subdividida la especie en 8 genotipos o ensamblajes, A-H (Ryan y
Caccio, 2013). La distancia genética que separa estos ensamblajes es
bastante grande y comparaciones relativamente recientes están
reforzando la idea de que los ensamblajes A, B y E representan
especies distintas (Franzen y cols. 2009; Jeristrom-Hultqvist y cols.
2010). Además existen subestructuraciones dentro de los ensamblajes.
Evidentemente los más estudiados son los que afectan a humanos
donde los ensamblajes A y B se han subdividido en subemsablaje AI,
AII, AIII, AIV, BI, BII, BIII y BIV (Ryan y Caccio, 2013). Realmente
existe una gran controversia al respecto y todos los trabajos
moleculares pueden aportar nuevos datos al conocimiento de la
taxonomía de G. duodenalis y su carácter zoonótico.
De entre las técnicas más habituales de caracterización
molecular de Giardia, que incluyen PCR-RFLP, PCR múltiple o PCR
a tiempo real para realizar el análisis filogenético de la secuencia de
nucleótidos de diferentes genes, hemos seleccionado dos técnicas con
la idea de que se complementen y no se pierda información sobre las
muestras seleccionadas. Estas técnicas han sido la descrita por
Appelbee y cols. 2003 que amplifica un fragmento de 293 bp del gen
18S rRNA (=SSUrRNA) de Giardia y la técnica de Read y cols. 2004
para amplificar un fragmento de 432 bp del gen de la glutamato
deshidrogenasa (gdh) de Giardia. La primera de ellas siempre ha sido
considerada como sensible y utilizada para la detección de Giardia
Discusión
207
tanto de heces como de agua. Es útil a nivel de ensamblajes pero no
tanto para identificar subensamblajes, para lo cual una de las mejores
técnicas es la del gen (gdh) en la que ya contamos con experiencia
previa en niños peruanos (Pérez Cordón y cols. 2008).
En nuestro estudio sometimos el ADN de las muestras de
Giardia a las dos técnicas de PCR indicadas y pudimos constatar que
mediante el estudio del gen de la glutamato deshidrogenasa (gdh) todas
las muestras pudieron ser caracterizadas mientras que por el locus 18S
rRNA solamente 9 ofrecieron resultados aceptables, ya que al realizar
la PCR en solo 9 muestras apareció la banda de 292 bp (Figs. 1 y 2 de
Resultados). Las muestras 10 y 11 (líneas 11 y 12 del gel de
electroforesis) no pudieron observarse, mientras que empleando la
técnica de la (gdh) si se apreciaron. Estas muestras eran justamente las
que presentaban menor concentración de ADN, por lo que podemos
indicar una mayor sensibilidad en la técnica de Read y cols. (2004)
empleando en gen de la (gdh) que en la de Appelbee y cols. 2003. Estos
resultados concuerdan con los ya indicados en trabajos previos en que
también comparando ambas técnicas para la detección y caracterización
de Giardia en muestras de aguas o fecales, ofreció siempre un mayor
rendimiento y sensibilidad la técnica de Read y cols. (2004) de
amplificación del gen de la (gdh), (Plutzer y cols. 2008; Feng y Xiao
2011).
Por ello a continuación realizamos la secuenciación de los
productos obtenidos por la (gdh) y pudimos caracterizar completamente
todas las muestras.
Las secuencias obtenidas se compararon efectuando un
alineamiento local mediante la introducción de la secuencia parcial en
el programa bioinformático del Centro Nacional de Información para
Discusión
208
Biotecnología (NCBI) empleando Blast para nucleótidos. Blast también
nos permitió conocer la homología existente entre la secuencia
problema y las recogidas en GenBank.
Nuestros resultados mostraron que 9 muestras correspondían a
G. duodenalis subensamblaje B, concretamente 8 al subensamblaje IV
(72.7%) y una al subensamblaje BIII (9.08%), y las otras dos al
ensamblaje A, concretamente al subensamblaje AII (18.1%).
Las personas, al parecer, solo se infectan con los ensamblajes A
y B de G. duodenalis, aunque existen unos pocos estudios,
anteriormente mencionados, que indican lo contrario (Giangaspero y
cols. 2007; Foronda y cols. 2008; Sprong y cols. 2009; Traub y cols.
2009). En cualquier caso, trabajos posteriores ponen en duda las
técnicas de identificación empleadas (Feng y Xiao, 2011), pero esto
sigue creando controversia al respecto y por eso se siguen realizando
continuos estudios moleculares. En nuestro estudio solamente hemos
podido identificar los ensamblajes A y B, en concordancia con casi la
totalidad de los trabajos de epidemiología molecular de Giardia
realizados en humanos.
La transmisión zoonótica de Giardia duodenalis es un hecho
suficientemente constatado (Plutzer y cols. 2010; Feng and Xiao, 2011;
Ryan y Caccio, 2013). Ambos ensamblajes A y B tienen carácter
zoonótico y pueden transmitirse entre las personas y los animales tanto
domésticos como salvajes. Al parecer el genotipo más implicado en la
transmisión zoonótica tanto de personas-animales como de animales-
personas es el ensamblaje A y en mucha menor proporción el
ensamblajes B (Thompson, 2000; Plutzer y cols. 2010; Ryan y Caccio,
2013)
Discusión
209
A nivel de animales de granja tales como vacas, ovejas o cerdos
el genotipo predominante es el E (Feng y Xiao, 2011; Fayer y cols.
2012; Muhid y cols. 2012), pero una revisión reciente sobre el tema
(Ryan y cols. 2013) demuestra que el ensamblaje A también es muy
frecuente en bovinos, y en menor proporción el ensamblaje B. Por
ejemplo, en un estudio de Giardia en bovinos de Alemania, Gran
Bretaña, Italia y Francia, se determinó una prevalencia del 45.4% de
Giardia con un 43% de ensamblaje A de Giardia duodenalis (Geurden
y cols. 2012). De los pocos estudios que han tipificado el ensamblaje A
de G. duodenalis en vacas, se ha deducido que el subensamblaje AI es
el más habitual. Así en un estudio realizado en Europa, de las 113
muestras con G. duodenalis analizadas, 62% eran subensamblaje AI,
39% subensamblaje AII y 4% subensamblaje AIII (Sprong y cols.
2009). La transmisión zoonótica de Giardia duodenalis entre vacas y
humanos se ha propuesto en varios estudios. Así en un reciente estudio
en la India (Khan y cols. 2011) el subensamblage A1 se identificó
mediante el locus bg en vacas y granjeros de la misma granja. Ambos
subensamblajes AI y AII son los más habituales en humanos, aunque el
más frecuente es el AII (Xiao y Fayer, 2008), pero este trabajo de Khan
y cols. 2011 sugirió la transmisión zoonótica en granjeros, un factor de
suma importancia si se considera que esto no solo implica una
transmisión directa de las vacas a las personas sino también la
contaminación de aguas posteriormente usadas para el riego de
alimentos o para bebida (Feng y Xiao, 2011).
Al igual que el ganado bovino, cabras, ovejas y cerdos se
infectan sobre todo con ensamblaje E (Robertson, 2009; Feng y Xiao,
2011) pero el ensamblaje A también se ha identificado en varios países,
con prevalencia más alta del subensamblaje AI (Sprong y cols. 2009).
Discusión
210
Algún estudio también indica la presencia del ensamblaje B (Farzan y
cols. 2011). En cualquier caso, la posibilidad de transmisión zoonótica
de G. duodenalis a granjeros se estima en todos estos trabajos como
muy probable, así como la contaminación de agua o alimentos.
Los perros y los gatos, como los más frecuentes animales de
compañía, son también potenciales transmisores de Giardia a sus
propietarios (Esch y Petersen, 2012; Ryan y Caccio, 2013). Giardia se
encuentra normalmente en heces de perros tanto sintomáticos como
asintomáticos tanto en países desarrollados como en los que están en
vías de desarrollo. En la mayoría de los estudios los ensamblajes que se
consideran más frecuentes son el C y el D (Feng y Xiao 2011; Beck y
cols. 2012; Ryan y Caccio, 2013), sin embargo también se han
identificado los ensamblajes A y B siendo el más común el
subensamblaje AI, al igual que en el resto de los animales (Ryan y
Caccio, 2013). En base a los estudios realizados se sugiere que tanto en
entorno urbano como rural coexisten dos ciclos de transmisión; el que
se desarrolla entre los perros con los ensamblajes más específicos C y
D y el ciclo entre perros y humanos con predominancia del ensamblaje
AI (Ryan y Caccio, 2013).
Los gatos se infectan con el ensamblaje A y F, siendo el más
frecuente el F (Feng y Xiao, 2011). Los estudios más recientes revelan
dentro del ensamblaje A los subensamblajes AII y AIII como los más
frecuentes (Sprong y cols. 2009; Lebblad y cols. 2010; Suziki y cols.
2011).
Otros animales tales como los caballos presentan tanto
ensamblaje A (AI y AII) como B y E pero no existen evidencias de que
jueguen un papel importante como reservorios de G. duodenalis para el
hombre (Feng y Xiao, 2011; Ryan y Caccio, 2013).
Discusión
211
En nuestro estudio la mayoría de los niños tanto de zonas
urbanas o rurales tienen mascotas o conviven con animales, por tanto la
transmisión zoonótica no resultaría sorprendente, pero si analizamos los
resultados de nuestro breve análisis molecular el genotipo
predominante es el B con bastante diferencia respecto al A (82% frente
a 18%). Teniendo en cuenta que el genotipo predominante en animales
es el A y que el B aparece más raramente, podríamos presuponer que,
tal vez, la principal vía de infección de estos niños haya sido la vía
antroponótica. Es decir, que estos niños se están infectando con G.
duodenalis entre ellos o con quistes de personas adultas, ya sea por sus
deficientes hábitos higiénicos, o por la transmisión indirecta a través de
alimentos o agua contaminados. Como ya se ha comentado
anteriormente las deficientes condiciones sanitarias que abarcan varios
factores tales como: la falta de formación de la población, la escasa
educación sanitaria entre madres e hijos, la ausencia de normas en
manipuladores de alimentos, el mal estado de las redes de distribución
de aguas, el abastecimiento directo de aguas de pozos no tratados, la
falta de letrinas y la defecación al ras, la deficiencia en la recogida de
basuras etc…
Coincidiendo con nuestro estudio, podemos decir que aunque la
predominancia de un ensamblaje de G. duodenalis u otro varía en cada
país, e incluso dentro de cada país, el ensamblaje más frecuente en
personas es el B. En una revisión reciente (Ryan y Caccio, 2013) sobre
epidemiología molecular de la giardiosis humana, haciendo el cómputo
total de 2.800 muestras con G. duodenalis recolectadas en países de
todo el mundo, se concluye que el ensambaje B (58%) es más
prevalente que el A (37%). Analizando un poco estos resultados
podemos resaltar que en América varían mucho la distribución de
Discusión
212
ensamblajes; estudios realizados en México, Brasil y Colombia indican
una mayor frecuencia del ensamblaje A, mientras que estudios de
Nicaragua, Argentina y Cuba muestran el B como predominante
(Elegio-García y cols. 2008; Lebbad y cols. 2008; Minvielle y cols.
2008; Peréz Cordón y cols. 2008; Puebla y cols. 2014). El ensamblaje
B es más frecuente en estudios del sur y sudeste asiático incluyendo la
India y también en Europa (Bertrand y cols. 2005; Ajjampur y cols.
2009; Geurden y cols. 2009). En Africa muestran predominancia del
ensamblaje A en Egipto y Etiopía (Gelanew y cols. 2007; Al-
Mohammed y cols. 2011). Al parecer, por tanto no existe gran
diferencia en la distribución de los ensamblajes entre los países
desarrollados o en vías de desarrollo, pero si se nota una prevalencia
mayor de infecciones mixtas, (por varios ensamblajes), en países en
vías de desarrollo (5.2%) que en países desarrollados (3.2%), aunque
como vemos esta tampoco es demasiado notable (Ryan y Caccio,
2013).
Los estudios realizados en niños muestran, obviamente,
resultados similares, con mayoría del ensamblaje B sobre el A. Entre
los más recientes podemos indicar algunos tales como: en Brasil Kholi
y cols. (2008) identifican 74.1% de ensamblaje B y 5% del A en 47
niños estudiados. En Nepal 74% de B y 20% de A con 6% de mezcla
de ambos (Singh y cols. 2009). En Irán 66.7% de BIV y 33.3% de AII
(Hatam y cols. 2011) y en un trabajo posterior 10% de AII, 16% de B y
74% de mezcla de AII y B (Roointan y cols. 2013). En Argentina
Molina y cols. identificaron 65.7% de muestras con ensamblaje B y
31.4% con A, 2.8% con mezcla. También en Argentina Lebbad y cols.
(2011) encontraron en 207 muestras de niños 73 infectados con G.
duodenalis ensamblaje A, 128 con B y 6 con mezcla de ambos. En
Discusión
213
Cuba la prevalencia de ensamblajes A y B fue respectivamente de 40%
y 42% en el análisis de 103 muestras de niños.
Pocos estudios han investigado la relación entre los ensamblajes
de G. duodenalis y la edad de los pacientes. Un solo trabajo
epidemiológico realizado con 321 personas de edades comprendidas
entre 2 y 76 años demostró que los niños de menos de 12 años eran los
que presentaban un mayor riesgo de infección por el subensamblaje
BIV de G. duodenalis (Mahdy y cols. 2009). Estos resultados también
concuerdan plenamente con los obtenidos en nuestro estudio en el que
participaron niños menores de 14 años y predominó ampliamente el
subensamblaje BIV (72.7%). Por otro lado también se ha visto que en
niños dentro del ensamblaje A predomina el subensamblaje AII
(Minvielle y cols. 2008) y este dato también se corresponde con nuestro
estudio en que solo aparecieron dos casos de ensamblaje A y
correspondían con AII.
Varios estudios moleculares llevados a cabo en Etiopía y
Filipinas han mostrado que no existe diferencia alguna en la
distribución de los genotipos de G. duodenalis y el sexo (Gelanew y
cols. 2007). Sin embargo un estudio posterior realizado en Malasia
(Mazardo y cols. 2008) demostró que en las mujeres del estudio el
riesgo de contraer en ensamblaje B fue el doble que en los hombres.
Dando también por constatado el predominio del genotipo B en niños,
en este mismo trabajo se sugiere que esto puede ser debido al mayor
contacto de las mujeres con niños que pudieran están infectados,
especialmente en el caso de niñeras, maestras o madres, y con mayor
facilidad si cuidan niños de corta de edad a los que hay que cambiar
pañales.
Discusión
214
En nuestro trabajo hemos podido constatar que los niños
afectados por el ensamblaje B de G. duodenalis presentaban más
quistes en sus heces que los infectados por el A. Así las muestras de las
líneas 11 y 12 (Fig. 2) corresponden al ensamblaje AII y tenían menos
quistes/ml por lo que no aparecen bandas al amplificar el fragmento
de 293 bp del gen 18S rRNA (=SSUrRNA) de Giardia, técnica que
como ya hemos comentado anteriormente parece ser menos sensible
que la del gen de la gdh en que si aparecen (Fig. 1). Este dato ya se
indicaba en trabajos previos (Kholi y cols. 2008; Pérez Cordón y cols.
2008). Puede ser que justamente este sea un motivo adicional para que
predomine el ensamblaje B en la mayoría de los análisis moleculares,
ya que cuanto mayor número de quistes existan en las muestras fecales
también hay más posibilidad de que las técnicas moleculares funcionen
correctamente y permitan la identificación del genotipo de G.
duodenalis.
Al contrario de lo que cabía pensar, y aunque en las muestras
fecales son genotipo B aparezcan más quistes, esto no implica que estas
muestras sean diarreicas. Por el contrario las muestras con genotipo A
frecuentemente suelen ser diarreicas mientras que las que corresponden
a genotipo B no lo son. Por ello varios estudios relacionan ensamblaje
A con proceso sintomático incluyendo diarrea y ensamblaje B con
proceso asintomático (Read y cols. 2002; Haque y cols. 2005; Pérez
Cordón y cols. 2008; Goñi y cols. 2010; Feng y Xiao. 2011). Esto se
traduce en que el genotipo A de G. duodenalis parece ser más virulento
que el B. Algunos estudios profundizan aún más e indican que el
subensamblaje AII es el que se ha identificado en los casos más
sintomáticos de giardiosis (Haque y cols. 2005; Hussein y cols. 2009;
Breathnach y cols. 2010). Estos datos conceden sumo interés, en la
Discusión
215
transmisión de G. duodenalis, a los portadores asintomáticos, puesto
que mayormente las personas que mayor número de quistes presentan
en sus heces no tienen diarrea y en la mayoría de los casos carecen de
síntomas, estando parasitados por el genotipo B.
En nuestro caso de las 11 muestras fecales para las que se
realizó la caracterización molecular, solo 4 eran diarreicas, de las cuales
2 eran muestran con el subensamblaje AII y las otras II
correspondientes al BIV y BIII. Con ello corroboramos la importancia
de los niños asintomáticos, ya que tampoco manifestaron ningún otro
síntoma, y la asociación del ensamblaje B con la ausencia de síntomas,
en la mayoría de los casos. Esta importancia también estriba en el
hecho de que estas muestras sean justamente las que más cantidad de
quistes contienen y por tanto su potencial transmisor está también
incrementado.
Los datos moleculares de los brotes epidemiológicos de Giardia
son muy escasos, pero en aquellos que se han estudiado el genotipo
predominante es también el B. Así en el caso del único brote epidémico
de giardiosis por alimentos en que realizó el análisis molecular, que se
produjo en San Francisco en 2001, se encontró el ensamblaje B.
Posteriores brotes producidos a través del agua en Bergen en 2004
(Robertson y cols. 2006), California en 2007 (Karon y cols. in press) y
New Hampshire en 2007 (Daly y cols. 2010) también se identificó el
genotipo B. Solo un brote de Giardia directo persona-persona ha sido
estudiado molecularmente y se produjo en Inglaterra desde una
profesional de una guardería, donde niños y otros compañeros también
se contaminaron con el genotipo B de G. duodenalis. El único brote en
que ha estado implicado el genotipo A ha sido el que se produjo en
Discusión
216
Ontario en 1994, donde de las 10 personas analizadas 6 tenían genotipo
A (Van Keulen y cols. 2002).
Todo lo descrito hasta la fecha sobre caracterización molecular
de Giardia, incluidos nuestros propios datos, aporta algunas pinceladas
al complejo conocimiento de este tema; a la distribución geográfica de
los genotipos de Giardia, su carácter zoonótico o antroponótico y su
virulencia…pero estos estudios aún están “en pañales” si se quiere
dilucidar por completo la compleja epidemiología molecular de
giardiosis tanto humana como animal.
217
Conclusiones
218
6. CONCLUSIONES
1. Los parásitos intestinales constituyen actualmente un problema
de salud pública en la población infantil de Tetuán. La
prevalencia de enteroparásitos encontrada en este estudio ha
sido de 62.5%.
2. La técnica de Ritchie es más efectiva que la técnica de Faust,
recuperándose el doble de parásitos de las muestras fecales.
3. Los IPS fueron similares en zonas urbanas y rurales, pero los
IPC fueron superiores en zonas rurales. En el caso de
enteropatógenos ambos IPS e IPC son superiores en zonas
rurales.
4. No se observaron diferencias en la distribución de
enteroparásitos por sexo, pero si por edad, siendo los niños de
8-14 años los más parasitados y entre ellos los de 8-10 años los
más parasitados por enteropatógenos. En cuanto a la variación
estacional, se aprecia un claro descenso de parásitos en
invierno.
5. El multiparasitismo no es muy frecuente en la población infantil
de Tetuán y solo 14% de las muestras contenían 2,3,4 o 5
parásitos.
6. Blastocystis hominis fue el enteroparásito más frecuente con
diferencia (61.6%). La prevalencia de protozoos fue muy
superior a la de helmintos (33.9% frente a 4.5%). Los protozoos
enteroparásitos con mayor prevalencia fueron Giardia
duodenalis (18.5%) y Cyclospora cayetanensis (8.3%).
7. La desnutrición afectó a 28.1% de los niños y fue similar en
niños de zonas urbanas y rurales, pudiendo apreciarse una
Conclusiones
219
posible asociación con patógenos como G. duodenalis y C.
cayetanensis.
8. Hemos realizado el primer estudio de caracterización molecular
de Giardia en Marruecos.
9. Para el estudio de genotipos y subgenotipos de Giardia
recomendamos, por su mayor sensibilidad, la técnica de Read y
cols. 2004 que amplifica un fragmento de 432 bp del gen de la
glutamato deshidrogenasa (gdh).
10. En la población infantil estudiada en Tetuán predomina el
ensamblaje B (81.7%) frente al A (18.1%). Suponemos, por
tanto, que la transmisión ha sido antroponótica y subrayamos la
importancia de los portadores asintomáticos en la transmisión
de G. duodenalis, ya que muy pocos niños presentaron
síntomas.
11. Todos los niños afectados por enteroparásitos patógenos han
sido tratados siguiendo la posología indicada por los médicos de
los correspondientes centros de salud.
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