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ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, Sexta Serie, N" 9, agosto de 1999, pp. 169-177 EUGENIO PEREIRA SALAS Y SU OBRA. A VEINTE AÑOS DE SU MUERTE Cristián Guerrero Yoacham Humanista eminente, historiador de la cultura chilena y americana, fun- dador de la historiografía musical de nuestro país, historiógrafo de las bellas artes, de la cocina criolla, de la evolución del teatro nacional, de los juegos y las alegrías coloniales, de las tempranas relaciones chileno norteamericanas y de temas del folklore patrio, don Eugenio Miguel Pereira Salas, recibe sin discusión y con aceptación unánime el título de maestro, por la magnitud de su obra, por la fuerza de su irradiación espiritual que dispensó con increíble generosidad, por su enseñanza que se ha proyectado a través del tiempo en varias generaciones de ex alumnos, por los aportes de sus investigaciones originales y su trabajo permanente en numerosas instituciones, especialmente la Universidad de Chile. Su vida, realizada en plenitud, fue un soplo de luz silenciosa y enriquecedora, y su legado resiste el paso del tiempo por su solidez, de ese tiempo histórico que él estudió con esmero y que humanizó centrán- dolo en el hombre concreto chileno v americano en s11 exarta dimensihn liberándolo de las abstracciones propias de la ciencia positiva y destacan- do sus valores espirituales. Por ello, la obra de don Eugenio Pereira Salas es roca sólida y fundamental. Nacido en Santiago el 19 de mayo de 1904, en el seno de un hogar modelo, donde el cultivo de la música, de las artes plásticas, el amor a los libros, al saber y a las viejas tradiciones chilenas era una ancestral costum- bre familiar, don Eugenio se educó en el colegio La Salle, el Instituto Nacional y en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, institu- ciones a las cuales amó durante toda su vida. Perfeccionó sus estudios en Alemania, Francia y en la acreditada Universidad de California e n Berke- ley, donde se impregnó del fuerte espíritu americanista que irradiaba el profesor Herbert E. Bolton. Muy joven definió su vocación de investigador y profesor, e inició su carrera académica en la Universidad de Chile que culminó después de 51 169

EUGENIO PEREIRA SALAS Y SU OBRA. - memoriachilena.cl · En su juventud fue profesor del Liceo de Niñas N 1 de Santiago, del Liceo de Aplicación, del Instituto Nacional y del Instituto

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ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, Sexta Serie, N" 9, agosto de 1999, pp. 169-177

EUGENIO PEREIRA SALAS Y SU OBRA. A VEINTE AÑOS DE SU MUERTE

Cristián Guerrero Yoacham

Humanista eminente, historiador de la cultura chilena y americana, fun- dador de la historiografía musical de nuestro país, historiógrafo de las bellas artes, de la cocina criolla, de la evolución del teatro nacional, de los juegos y las alegrías coloniales, de las tempranas relaciones chileno norteamericanas y de temas del folklore patrio, don Eugenio Miguel Pereira Salas, recibe sin discusión y con aceptación unánime el título de maestro, por la magnitud de su obra, por la fuerza de su irradiación espiritual que dispensó con increíble generosidad, por su enseñanza que se ha proyectado a través del tiempo en varias generaciones de ex alumnos, por los aportes de sus investigaciones originales y su trabajo permanente en numerosas instituciones, especialmente la Universidad de Chile. Su vida, realizada en plenitud, fue un soplo de luz silenciosa y enriquecedora, y su legado resiste el paso del tiempo por su solidez, de ese tiempo histórico que él estudió con esmero y que humanizó centrán- dolo en el hombre concreto chileno v americano en s11 exarta dimensihn liberándolo de las abstracciones propias de la ciencia positiva y destacan- do sus valores espirituales. Por ello, la obra de don Eugenio Pereira Salas es roca sólida y fundamental.

Nacido en Santiago el 19 de mayo de 1904, en el seno de un hogar modelo, donde el cultivo de la música, de las artes plásticas, el amor a los libros, al saber y a las viejas tradiciones chilenas era una ancestral costum- bre familiar, don Eugenio se educó en el colegio La Salle, el Instituto Nacional y en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, institu- ciones a las cuales amó durante toda su vida. Perfeccionó sus estudios en Alemania, Francia y en la acreditada Universidad de California en Berke- ley, donde se impregnó del fuerte espíritu americanista que irradiaba el profesor Herbert E. Bolton.

Muy joven definió su vocación de investigador y profesor, e inició su carrera académica en la Universidad de Chile que culminó después de 51

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3s de trabajo, alcanzando el profesorado emérito tras deserr los los grados del escalafón docente y de haber ejercido la ,ios departamentos de diferentes facultades, fundado y diri j académicas dedicadas a la investigación (Instituto de Invt isicales y Centro de Investigaciones de Historia Americana o de la Facultad de Filosofía y Educación. En su carrera u n Eugenio Pereira fue un permanente innovador, un ir istante de apertura de nuevas líneas temáticas y metodoloL

- ivas, un impulsor formidable del intercambio académico internacional y un profesor de excepción que nunca dejó de estudiar para enseñar más y mejor. Paralelamente realizó un gran trabajo en varias instituciones culturales: fue fundador de Instituto Chileno Norteamericano de Cultura en 1938 y su Presidente por muchos años, Miembro de Número de la Academia Chilena de la Historia que también presidió entre 1962 y 1979, Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua, Miembro Correspondiente de las academias de la Historia y de la Lengua de España y de muchas homólogas de América, Miembro Correspondiente de aso- ciaciones, sociedades e institutos latinoamericanos dedicados al estudio del folklore y de la historia regional, del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, de la Hispanic Society, Hispanic American Historical Association y muchas otras instituciones similares.

En su juventud fue profesor del Liceo de Niñas N 1 de Santiago, del Liceo de Aplicación, del Instituto Nacional y del Instituto Inglés, colegios a los que siempre recordó con gran afecto por lo mucho que había obtenido de ellos.

Dotado de una inteligencia superior y un potencial intelectual inagota- ble, su personalidad era múltiple y con características muy especiales. Su vida fue un ejemplo de humildad y sencillez auténticas. Tenía una gene- rosidad sin límites, de la cual daba pruebas en forma reiterada. Un sentido prístino de la alegría, que expresaba en un fino y punzante buen humor. lamás se le vio abatido por algún problema: su espíritu siempre superaba

ipeñarse en jefatura de

gido unida- stigaciones 1 y el Deca- niversitaria, icentivador pías investi-

la misión de servicio a los semejantes. Hombre que prodigó cariño, tenía una predilección especial por los niños y frente a ellos realizaba el milagro de la multiplicación de los chocolates. Siempre dispuso del tiempo necesario para hacerlo todo con sabiduría, pero no sólo con la sabiduría del que ha leído mucho, sino con la sabiduría que va más allá de la ilustración, esa sabiduría que significa ponderar palabras y acciones y hacerlas jugar al unísono con las virtudes y talentos, esa sabiduría que se manifiesta en la prudencia y que produce un efecto pacificador y llena el plan de Dios de cumplir con fidelidad la misión encomendada a los hombres en su vida terrena. Esa sabiduría llevó a don Eugenio Pereira a un sitial muy alto en el vasto campo de la cultura chilena y americana, que él también enriqueció, por su fecundidad en la docencia, en la investiga- ción y más que nada por el ejemplo de su vida.

Don Eugenio Pereira fue un hombre modesto, tuvo un desapego total por los bienes materiales y toda su gran riqueza estaba en su biblioteca, en sus colecciones de grabados y partituras, en algunos cuadros de pintores famosos y en las medallas que coleccionó. Siempre prefirió el trato con los humildes por sobre los poderosos a quienes también debía frecuentar. Nunca en su vida atribuyó sus éxitos a su trabajo, y normal- mente lo refirió a la bondad de sus amigos y pares, como lo demuestran sus discursos de incorporación a la Academia Chilena de la Lengua, del 3 de diciembre de 1967; de agradecimiento al recibir el nombramiento de Miembro Académico de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile, en 1956; al recibir la Medalla de Honor de la Academia Chilena de la Historia, en 1963; el Premio Atenea de la Univer- sidad de Concepción, en 1965; el Premio Alberdi-Sarmiento del diario La Prensa de Buenos Aires, en 1976, y la Medalla Andrés Bello concedida el mismo año por la Universidad de Chile.

La modestia de don Eugenio se expresaba en su vida diaria, en sus costumbres habituales. Vistió, siempre, con sencillez y buen gusto. Fue gran conocedor del arte culinario chileno y gustaba de la buena mesa. Se definía como “cazuelero” y si la cazuela era de pava con chuchoca, llegaba al éxtasis.

El sentido de la amistad franca, leal, sin tapujos ni intereses, era un concepto muy fuerte en don Eugenio Pereira, quien se prodigó en hacerla realidad. Sus amigos iban desde el suplementero y el cartero que atendían su casa, el maestro gásfiter, los auxiliares de diferentes instituciones hasta el Presidente de la República, ministros de Estado, parlamentarios, emba- jadores, profesionales. Y dentro de este concepto de la amistad hay algo muy hermoso: su matrimonio con la notable artista lírica y destacada

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profesora Lila Cerda Amigo, con quien casó el 18 de diciembre de 1937. En una oportunidad, la señora Lila me dijo: “Más que marido y mujer, Eugenio y yo fuimos verdaderos amigos y reales compañeros”. La señora Lila, también un alma privilegiada, compartió todas las jornadas con don Eugenio; le colaboró en la redacción de sus escritos, en la preparación de sus clases y conferencias, le acompañó en sus viajes de investigación al extranjero ayudándole en la búsqueda de materiales; juntos eran habitúes de los conciertos de la Sinfónica Nacional o de la temporada lírica del Teatro Municipal. La señora Lila le daba en el gusto de interpretarle al piano obras del agrado de don Eugenio y muchas veces le cantaba trozos de oratorios de Bach que don Eugenio había interpretado en un coro en su juventud. El matrimonio Pereira Cerda cumplió 42 años y 10 meses el día del fallecimiento de don Eugenio.

Muchas veces don Eugenio expresó que su trabajo intelectual había sido el de un fraile recoleto, significando con ello la enorme paciencia que tuvo para investigar en sus fuentes originales temas diversos de la historia cultural. Sus primeros estudios sobre las bellas artes datan de 1939 y sus obras monumentales en este campo fueron publicadas entre 1965 y 1992 (póstuma). Su primer artículo sobre las relaciones chileno norteame- ricanas es de 1935 y culminó este esfuerzo en 1971 con un libro magnífi- co, quedando en proyecto un segundo tomo para el cual había reunido gran cantidad de documentos. Su monografía preliminar en el campo de la historia del teatro es de 1941 y el libro de 1974. L o mismo ocurre con sus obras de historiografía musical, folklore, historia de la arquitectura, etc. Trabajó por más de 40 años allegando documentos, materiales de archivos, bibliografías casi inaccesibles en muchos casos, láminas, parti- turas. Ello demuestra una constancia enorme, una perseverancia tremen- da y un amor apasionado por sus temas preferidos; esta fue una enseñan- za más.

Don Eugenio Pereira Salas h e una de las personas más tolerantes y receptivas que he conocido. A pesar de tener convicciones muy claras, sólidas, precisas y definidas -y por eso no siempre fue bien comprendi- do- nunca dio muestras de oposición a otras ideas y a las innovaciones e interpretaciones historiográficas que no calzaban con sus puntos de vista; por el contrario, las apoyaba y tendía a perfeccionarlas y sólo exigía que fueran hechas con rigor científico, honestidad intelectual y tuvieran fundamentos sólidos. Nuevas corrientes interpretativas en historia econó- mica y social, especialmente la historia cuantitativa, o nuevas tendencias en la interpretación de la historia política y aun de las corrientes artísticas no fueron de su agrado, lo que no fue impedimento para que las impul-

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Sara pensando que podría ser una contribución y un enriquecimiento de la ciencia, porque estaba convecido de la frase de Huizinga de que la historia es una permanente resurrección; así apoyaba la savia nueva, la energía renovadora.

Don Eugenio Pereira tuvo un concepto nítido y una visión exacta de lo que debía ser la historiografía: el recuento interpretativo y crítico de todas las experiencias humanas del pasado, presentado en un cuadro cronoló- gico integral y ecuménico, concebido en un plano realista, trazado sobre la base de la objetividad de los hechos tal cual las fuentes permiten conocerlos.

A la luz de esta idea y cargado su espíritu de un profundo humanismo, se dio a la tarea de estudiar, investigar y escribir sobre la historia cultural americana y chilena en expresiones como la música, las artes plásticas, el folklore, la arquitectura, el teatro, la cocina, las entretenciones, el empleo del tiempo libre, aparte de un tema que siempre le interesó: las relaciones entre Chile y Estados Unidos. Por ello su obra es multitemática. Su labor de investigación le tomó más de 50 años, medidos desde la fecha de aparición de sus primeros escritos en 1929 hasta sus trabajos póstumos. En ese período, produjo 727 piezas que se dividen en 13 libros monumen- tales en los que estudió procesos de larga duración, 246 artículos de gran envergadura y trascendencia historiográfica, 205 reseñas bibliográficas y 263 escritos varios que se distribuyen en capítulos de libros colectivos, discursos, prólogos y presentaciones, traducciones, ponencias en congre- sos nacionales e internacionales, necrologías y obituarios, semblanzas biográficas, comentarios, notas breves, artículos de prensa, apuntes de clases, etc. Creemos que muy pocos historiadores pueden mostrar una producción de esta naturaleza y constatar que la crítica especializada ha sido pródiga en alabanzas frente a cada obra.

Los trece libros de don Eugenio Pereira Salas son los siguientes:

1. Los origenes del arte musical en Chile. Prólogo de Domingo Sant: rni? C.intirinr\ Tmt-\rant.i TTnirrnrc; t l ir ; l i 1 O A 1 VTV I 272 -- A n lA-: UICIL., U U I L L I U ~ W , u l l y t / l L l l L a U i i i v L i a i L a i i a , L ~ T L . ALA I J I J pp., -r7 MIIII-

nas , índices, apéndice. 2. Juegos y alegrías coloniales en Chile, Santiago, Empresa Editora

Zig-Zag, 1947. 344 pp., láminas, índices. 3. Apuntes para la historia de la cocina chilena, Santiago, Imprenta

Universitaria, 1943. 88 pp. 4. Guía bibliográfica para el estudio del folklore chileno, Santiago,

Universidad de Chile, Instituto “Ramón A. Laval”. Archivos del Fol- klore Chileno, Fascículo 4, 1952. 112 pp. Corre edición paralela hecha

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el mismo año 1952 por el Instituto de Investigaciones Musicales, Facultad de Ciencias y Artes Musicales, Universidad de Chile. En colaboración con don Manuel Abascal Brunet, Pepe Vila. La zarzuela chica en Chile. Santiago, Imprenta Universitaria, 1952, 225 pp., 25 fotografías, índices. Publicado también en los números 119, 120, 121 y 122 de la Revista Chilena de Historia y GeograJa, correspondientes a los años 1952 y 1953. América del Sur. Perú - Bolivia - Paraguay - Argentina - Chile. Período Nacional, Programa de Historia de América 11,2, Comisión de Historia, Instituto Panamericano de Geografía e Historia. México, 1956.68 pp., bibliografía, índice. Historia de la Música en Chile (1850-1900), Santiago, Publicaciones de la Universidad de Chile, 1957. 424 pp., 64 ilustraciones, apéndice, índices. Historia del Arte en el Reino de Chile, Santiago, Ediciones de la Universidad de Chile, 1965. 497 pp., 275 láminas, índices. Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos, 1 778-1808, Santiago, Editorial Andrés Bello, 1971. 353 pp., apéndices.

10. Historia del Teatro en Chile desde sus orígenes hasta la muerte de Juan Casacuberta, 1848, Santiago, Ediciones de la Universidad de Chile, 1974. 440 pp., 31 ilustraciones, apéndices.

11. Apuntespara la historia de la cocina chilena, Santiago, Sociedad de Bibliófilos Chilenos, 1977. 167 pp., 21 ilustraciones, 6 viñetas, apén- dices. Corre paralela edición de 1.000 ejemplares de la Editorial Universitaria. Esta versión del libro tiene una estructura y una redac- ción totalmente diferentes de la aparecida en 1943. De hecho el autor escribió un libro nuevo.

12. BiobibliograB-a musical de Chile desde los orígenes a 1886, Santiago, Serie de monografías anexas a los Anales de la Universidad de Chile, Ediciones de la Universidad de Chile, 1978. 150 pp., ilustraciones, bibliografía, índices.

13. Estudios sobre la historia del arte en Chile republicano. Edición póstuma a cargo de Regina Claro Tocornal, Santiago, Ediciones de la Universidad de Chile, 1992. 344 pp., 205 ilustraciones, índice.

Los 246 artículos, las 205 reseñas bibliográficas y los 263 escritos varios, fueron publicados de preferencia en los Anales de la Universidad de Chile, la Revista Chilena de Historia y GeograJZa, el Boletín de la Acade- mia Chilena de la Historia, Revista Musical Chilena, Andean Quarterly, Andean Monthly y Boletín Infomativo (estas tres últimas publicaciones

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del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura), Boletín del Instituto Nacional, Boletín de Cooperación Intelectual, El Bibliófilo Chileno, diario El Mercurio de Santiago y otros. Algunos específicos sobre temas y problemas de América Latina fueron publicados por instituciones de alto prestigio como la Pan América Union. UNESCO, Instituto de Estudios Latino Americanos de la Universidad de Londres, el Instituto de Altos Estudios de la América latina de París y el Instituto Panamericano de Geografía e Historia.

Resulta imposible referirnos con cierto detalle a los artículos de fondo de don Eugenio Pereira Salas, pero una lista de algunos de ellos dará una idea de la temática siempre novedosa que cultivó y de las aportaciones hechas: “Danzas y cantos populares de la Patria Vieja” (19381, “El teatro

fotografía en Chile, 1840-1940” (19421, “Perspectiva histórica de la música popular chilena” (19431, “Notas sobre los estudios folklóricos en Chile” (19431, “La primera danza chilena” (19451, “Los primeros pianos en Chile” flOdC.’~ “ T q ITqx7;A-A x r C X I C m.i;t;nnr” llOhL\ “ T Q C t n h - i l i - e -11ein-10.- -e 1-

época colonial” (19461, “La música en la Isla dt centenario de la Canción Nacional” (19481, “Los pr servatorio Nacional de Música” (19491, “La música c1 ? A - 1 1 . 1 T- r , , /-.A?/,\ u n , . . 1 / . LW u i L L l L L L u a i UL IUTL \ I ~ I L J , ha igjlLaia y GI b

Francisco” (19541, “Los villancicos chilenos” (195’ lena en el siglo XIX’ (19561, “Don Luis Esteban Gk “El centenario del Teatro Municipal” (1957), “Aca: . n . 1 1 .. . ,- 1 ,

\L/ 111, bu IYUYIUUU y duo 1 l l u L u l l L o \ ~ / T U J , haa c ~ i ~ u j l i a a iiiuaiLaic;3 CII ia

: Pascua” (15 .imeros años hilena en los r ._... _ _ - -

YJ anos aei sigio AA [ i n u ~ , -EI teatro, ia musica y el arte en el movimien- onvento Mayor de San 51, “La arquitectura chi- irda y su época” (1956), rio Cotapos” (19611, “El

inriujo ae 10s artistas franceses en la epoca romántica” (19621, “Notas (19621, “Los relojes y la noción del raducido al francés y publicado en

Annales, 1966), “Algunos cantos infantiles en Chile” (19671, “Art and Music in Contemnoranv T.atin America” (19681, “Juan Mauricio Rugendas

,701, “Vicuña Mackenna crítico de de la pintura colonial” (19731, a vida musical en Chile en el siglo

tr\ ;ntolnrtilol IQh3” l l O < l \ “ T n Trrl-c:n r T -1 P

sobre el origen del canto a lo divino” tiempo en la época colonial” (1963; ti . _ _ I , \

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(1802-18581, pintor de las Américas” (1s arte” (19721, “Bosquejo panorámico “Guión cultural del siglo XIX’ (19771, “L XIX’ (1982, póstumo).

1.2 crítica esneck~limds en h c difere

,471, “El del Con- ,rimeros

-I -_ --- -- - - ~ ~ _-__- _ _ _ _____ ~ n t e s temáticas que don Eugenio Pereira abordó en sus 13 libros fue pródiga en sus alabanzas ante la calidad de cada uno de ellos, y destacó el enorme esfuerzo de investiga- ción que significaban las nuevas aportaciones y contribuciones al cono- cimiento de la realidad cultural chilena y americana y, finalmente, la hermosa arquitectura literaria, estilo sencillo, galano y entendible a la

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primera lectura. Esta crítica fue objetiva, pues también señaló los errores que los libros contenían, pero indicó al mismo tiempo que éstos eran intrascendentes y nada significaban frente a la magnitud del trabajo realizado y sus contribuciones al conocimiento científico. Entre quienes reseñaron las obras estuvieron connotados investigadores y críticos, plu- mas sefieras y exigentes al máximo, tanto chilenos como extranjeros, que buscaron por sobre todo el rigor científico y literario: Alone (Hernán Díaz Arrieta), José Torres Revello, Vicente T. Mendoza, Luis Merino Montero, Gonzalo Orrego, Andrés Sabella, José Garrido Rojas, Hernán del Solar, Hernán Poblete Varas, John Lynch, Jaime Eyzaguirre, Raúl Silva Castro, Manuel Dannemann, Américo Paredes, Vicente Salas Viú, Alfonso Bulnes Calvo, Manuel Abascal Brunet, Fray Gabriel Guarda, O S . B., José María Palacios, Terence Grider, Antonio Romera, Fernando Campos Harriet, Monseñor Fidel Araneda Bravo, Samuel Claro Valdés, Gilbert Chase, Robert Stevenson y muchos más.

Resulta imposible referirnos al resto de la obra de don Eugenio Pereira Salas en el espacio que disponemos para esta semblanza, pero el lector puede encontrar las referencias (al igual que una selección de las críticas a los libros y principales artículos) en nuestro trabajo Biobib1iograJ.a de Don Eugenio Pereira Salas que compusimos con Luz María Fuchslocher Arancibia y Cristián Guerrero Lira, publicado en 1990 por la Academia Chilena de la Historia.

Hay muchísimos otros aspectos de la vida notable de don Eugenio Pereira Salas que podríamos tocar en esta semblanza, pero el espacio no nos lo permite. En las palabras y frases anteriores creo haber proporcio- nado una pálida imagen de un hombre extraordinario, un notable huma- nista, un investigador incansable, un maestro como pocos y un escritor fecundo. Don Eugenio repitió muchas veces la frase de Paul Valery: “Nacemos muchos pero morirnos uno solo”. Yo creo - c o m o lo dije en 1979, un mes después de su muerte- que la frase es aplicable a la mayoría, pero no precisamente a don Eugenio Pereira Salas. La lluviosa tarde del 17 de noviembre de 1979 no murió un solo Eugenio Pereira, sino muchos. Murió Eugenio Pereira maestro, Eugenio Pereira historiador señero, Eugenio Pereira fundador de la historiografía musical chilena, precursor e impulsor de los estudios folklóricos, de la historia del teatro, de la cocina criolla, de las mentalidades, de las bellas artes; murió Eugenio Pereira, jefe cordial y consejero atinado, murió el amigo por excelencia, generoso, desinteresado, leal, caballeroso, fino y delicado. Murió Euge- nio Pereira sabio y erudito, y para el autor de estas líneas ... murió un verdadero padre, a quien sigo añorando cada vez más a medida que el

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tiempo transcurre, pues su legado se hace más patente y más aplicable para enfrentar el mundo de hoy, porque siempre me enseñó la primacía del espíritu sobre la materia, la dedicación al trabajo y el amor por la historia, que es vida. Por ello repito sus palabras de 1977 cuando agrade- ció el Premio Atenea: “si el hombre se crea a sí mismo, surgiendo de la esencia misma de la disposición humana, la vida no es un cotidiano plebiscito, sino una continuidad para aquellos que creen en la eternidad de los valores”.

Eugenio Pereira Salas, 1904-1979

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