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EL SEFARADÍ [email protected] @Expresiones_Exc EXCELSIOR DOMINGO 14 DE AGOSTO DE 2016 AJEDREZ ARTURO XICOTÉNCATL Mate en dos jugadas. Sorpresa. La configuración es demasiado ingeniosa pues el autor, Challenger, retador, desafiante, induce a crear una rápida imagen de mate que es tan sólo falsa. El movimiento clave es en realidad una sorpresa fascinante creada por armoniosos elementos geométricos. = = = = = = = La solución Una imagen que se puede crear a golpe de vista es 1. Af7 seguida de 2. Df4. Sólo que las negras lo refutan rápidamente con el sacrificio del caballo en g2. El movimiento clave es: 1.Cg5! fxg5 2.Ag6++. Si 1...Rxg5 2.Df4++, aprecie cómo armonizan las fuerzas geométricas de la dama y el alfil; si 1...Cg2 2.Dc5++. El caballo cubre la salida de escape e4; si 1...d2 2.Df4++. A. G. Challenger Berlín, 1908. John Irving y su novela mexicana Con autorización de Tusquets, publicamos un avance de Avenida de los Misterios, el nuevo título del novelista estadunidense >6 Carlos Fonseca (Costa Rica, 1987) charló con Excélsior acerca del proceso creativo que lo llevó a escribir y publicar su primera novela. >4 La lengua hablada por los judíos españoles en el siglo XV sigue presente en la literatura, pero hay quienes dudan de que sobreviva >5 Debuta con Coronel Lágrimas Fotoarte: Basado en la portada de la revista El Lucero Sefardí http://jewishstudies.washington.edu/ Foto: Detalle de portada, cortesía Tusquets La revista El Luzero Sefaradí, de Albert David Levy (1896- 1963), influyente periodista y educador líder, fue un faro para guiar a las comunidades judías sefaradíes en todo el mundo.

EXCELSIOR DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 AJEDREZ ARTURO ... · Czeslaw Milosz, cuyas obras abordan las peo-res crueldades del siglo XX. Su evolución ideoló-gica y rechazo al comu-nismo

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Page 1: EXCELSIOR DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 AJEDREZ ARTURO ... · Czeslaw Milosz, cuyas obras abordan las peo-res crueldades del siglo XX. Su evolución ideoló-gica y rechazo al comu-nismo

EL SEFARADÍ

[email protected] @Expresiones_Exc

EXCELSIORDOmIngO 14 DE agOStO DE 2016

AJEDREZ ARTURO XICOTÉNCATL

Mate en dos jugadas. Sorpresa.La configuración es demasiado

ingeniosa pues el autor, Challenger, retador, desafiante, induce a crear una rápida imagen de mate que es tan sólo falsa. El movimiento clave es en realidad una sorpresa fascinante creada por armoniosos elementos geométricos.

= = = = = = =

La soluciónUna imagen que se puede crear a golpe

de vista es 1. Af7 seguida de 2. Df4. Sólo que las negras lo refutan rápidamente con el sacrificio del caballo en g2. El movimiento clave es: 1.Cg5! fxg5 2.Ag6++. Si 1...Rxg5 2.Df4++, aprecie cómo armonizan las fuerzas geométricas de la dama y el alfil; si 1...Cg2 2.Dc5++. El caballo cubre la salida de escape e4; si 1...d2 2.Df4++.

A. G. Challenger Berlín, 1908.

John Irving y su novela mexicana

Con autorización de Tusquets, publicamos un avance de Avenida de los Misterios, el

nuevo título del novelista estadunidense >6

Carlos Fonseca (Costa Rica, 1987) charló con Excélsior acerca del proceso creativo que lo llevó a escribir y publicar su primera novela. >4

La lengua hablada por los judíos españoles en el siglo XV sigue presente en la literatura, pero hay quienes dudan de que sobreviva >5

Debuta con Coronel Lágrimas

Fotoarte: Basado en la portada de la revista El Lucero Sefardí http://jewishstudies.washington.edu/

Foto: Detalle de portada, cortesía Tusquets

La revista El Luzero Sefaradí, de Albert David Levy (1896-1963), influyente periodista y educador líder, fue un faro para guiar a las comunidades judías sefaradíes en todo el mundo.

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2: EXPRESIONES DOmINgO 14 DE agOStO DE 2016 : EXCELSIOR

Víctor Manuel TorresCoordinador

Edgar HernándezEditor

Paola RodríguezCoeditora Visual

Mario PalomeraDiseño

3. “Vuestra obra me deja siempre hondamente impresionado. Impresionado es la palabra. ¡Oh! Realista de lo Fantástico”. Así se expresaba Joseph Conrad de H. G. Wells en una carta de 1897, a propósito de la novela El hombre invisible, según la cita que se presenta al inicio del capítulo VII en

El peligroso encanto de lo invisible (2014) de Philip Ball. Este elogio y el apelativo: “Realista de lo Fantástico” viene a modo, aprovechan-do la sabiduría de Conrad, como cualidad para describir algunas obras que el químico y doctor en Física por la Universidad de Bristol ha desarrollado en las últimas dos décadas. Es el caso, por ejem-plo, de La invención del color (2004), H20: Una Biografía del agua (2008), El instinto musical (2011), Curiosidad (2013) o este octavo título del autor inglés, nacido en 1962, que publica en español la Colección Noema de Turner. Lo invisible (ahora se reconoce nuevamente) abarca un espectro notablemente mayor, para los seres humanos, a lo que sí podemos ver. ¿Cómo comprender algo que no se puede observar? La seducción que insinúa el título nos recuerda el sesgo moral que empaña al tema. Este ensayo es una monografía que se revela como seria y esencial para la materia.

— Mario PaloMera Torres

2. “Si me preguntan del alma, respondo que la co-nozco; que le doy los buenos días y después las buenas noches; que le doy sus alimentos y be-bidas y le procuro sus vicios; que de pronto la sacudo, la maltrato y la pellizco; que en las ma-ñanas templadas la suelo guardar en casa y que

en las tardes de lluvia me la llevo de paseo; que me gusta regalársela a la mujer que amo, que me la roban mis hijos al hallarles la mirada y que al sacarla entre amigos me regresa renovada; que de pronto se me esfuma, que a menudo no la encuentro y que al quererla atrapar sin remedio se me escapa”. Con este tipo de inflexiones el médico y fisiólogo Mauricio Ortiz (Ciudad de México, 1954) se sumerge en el universo de nuestra anatomía, a decir de Antonio Tabucchi en el prólogo: “se ha vuelto microscópico y ha penetrado en nuestro cuerpo”, hallando modos de salir siempre ileso. En un ejercicio literario que duró de 1989 a 1992 nacieron estos textos como columna semanal en el periódico La Jornada. Este libro es ante todo una brújula, dice Tabucchi, para avanzar en los secretos y en los laberintos del cuerpo. “Al final, esta brújula para orientarnos en nuestro cuerpo es sobre todo una brújula para orientarse en los laberintos de nuestra alma”.

— Mario PaloMera Torres

1. ¿Los objetos piensan y sienten? Tal vez sí, nunca se sabe, por eso mejor hay que cuidarlos bien y tratarlos mejor, si no quieres que te pase lo que a Duncan, un niño que olvida sus crayones en la alberca, en el sótano, en el sillón, debajo de la alfombra, en el jardín o, lo que es peor,

en el cuarto del bebé. Este olvido, durante meses, causó a los crayones daños irreparables: uno se partió en dos y un clip lo mantiene con vida, otros dos de colores distintos se derritieron con el sol y se unieron y otros más se quedaron unidos a un sacapuntas y a un calcetín, al que se adhirió en la secadora, otros se fueron de la casa. Un perro se comió a un crayón y lo vomitó y otro de los colores se quedó traumado por la oscuridad del sótano. Los crayones le enviaron a Duncan diversas postales pidiéndole que los rescate y fue así como el niño comprendió el mal que había he-cho. Para resarcirse con su crayones, Duncan creó una casa de cartón contemplando todas sus necesidades y les dio la bienvenida. Este libro, del que se tiraron 36 mil ejemplares, es la continuación de El día que los crayones renunciaron, de los mismos autores, quienes hacen reflexionar sobre la responsabilidad que deben tener los humanos, incluyendo a los niños.

— Virginia BauTisTaP ara multitud de escritores, in-telectuales y lectores el nom-bre James Joyce es sinónimo de una poderosa y compleja revo-lución literaria. Con un puñado

de libros consiguió ingresar a la difícil eterni-dad. Requirió de una sintaxis personal, de un lenguaje propio, de su inventiva, para narrar sus historias. Traducirlo no es fácil, implica desentrañar palabras que no están en nin-gún diccionario o que algún traductor sagaz deberá recrear en español o en francés. Los expertos en Joyce piensan que debe ser leí-do en inglés cuidadosamente; si lo es en otro idioma, la lectura es imperfecta. Para poder expresarse a placer, Joyce asimismo recurría a lenguas escandinavas, añadió un experto mexicano en el tema: Antonio Castro Leal. Hay, pues, un lenguaje que, aun en cartas o mensajes, es complejo y fascinante, como más de una vez señaló uno de sus lectores devotos en México: Salvador Elizondo.

La tragedia de James Joyce fue —explica Harry Levin, uno de sus mejores críticos— que “no es fácil identificar a Joyce con nin-gún movimiento literario. Sus propósitos personales lo alejaron por completo de la re-volución irlandesa. Unas cuantas revistas de cenáculo se interesaron sinceramente en sus escritos, y una antología imaginista incluyó un poema suyo de la primera época. Pero no cabe en ninguna escuela: él, por sí solo, cons-tituye una escuela”. Este escritor audaz y sin límites nació en Dublín en 1882 y murió en Zúrich en 1943, luego de una provechosa es-tancia en París, donde comienza a destacar.

De todas las obras escritas por Joyce, Dublineses parece ser la menos brillante, acaso por ser la que representa menor grado de complejidad; sin embargo, es igualmen-te provocadora e intensa como las restantes. Su libro emblemático es sin duda el Ulises, al que sus contemporáneos vieron como sim-bolista o naturalista, siempre desconcerta-dos ante su magnitud. Fue atacado, criticado con virulencia, defendido con ardor, exco-mulgado, pero pocos le negaron sus cuali-dades estéticas y de profunda crítica a los valores de su tiempo. En México, la genera-ción Contemporáneos, tal vez por impulso de Salvador Novo, lo contempló con serie-dad y admiración: como una de las vanguar-dias del siglo XX. Pero también tuvo críticos adversos y enemigos del tamaño de Diego Rivera, quien, impulsado por un marxismo sectario, pintó en un fresco de la Secretaría de Educación Pública a un obrero barriendo la basura artística, allí va Ulises, de Joyce.

Dublineses apareció en Londres, en 1914. Fue recibida con dosis de frialdad o de es-cepticismo. Ya se avizoraban los principios de una guerra traumática y sanguinaria. Con el tiempo, junto a Ulises, obra titánica y tal vez el libro más ambicioso escrito en el siglo XX, parece un trabajo menor. Con rigor, se trata de tareas parecidas, pero escritas bajo conceptos literarios distintos. Suele ocurrir que críticos y lectores ven al cuento como una suerte de hermano menor. No lo es. G. Cambon, en la ficha que edita en el afamado

Diccionario Bompiani de Autores Literarios, ve los cuentos de Joyce como un conjunto de reproches a su ciudad natal y a él como un “expatriado”. En Ulises, editada en 1922 en París, Joyce está en plenitud y posee la ne-cesaria visión de Europa para darle a su es-critura una complejidad que intenta ser clara para los mejores lectores. Como Kafka, dudo que Joyce haya pensado en ellos, no al me-nos en los más sencillos o simples. Baste se-ñalar que uno de sus traductores al español fue Guillermo Cabrera Infante, quien con libros como Tres tristes tigres produjo cam-bios sustanciales en las letras latinoamerica-nas y distantes del español de España. Mario Vargas Llosa, autor de novelas magníficas, asimismo analista literario severo, compara a Joyce con Flaubert al ser ambos autores de extremo rigor. Joyce seguía al francés dueño de la frase Le mot juste.

Sin embargo, pese a sus complejas re-laciones con su natal Dublín, con sus estu-dios iniciales, sus creencias religiosas y con muchos de sus contemporáneos, Joyce se convirtió rápidamente en una influencia be-nefactora de grandes escritores europeos y norteamericanos. Lo mismo Dylan Thomas, T. S. Eliot y Ezra Pound, que Virginia Woolf, William Faulkner, Proust y Mann.

— www.reneavilesfabila.com.mx

TÍTULO: El peligroso encanto de lo invisible

AUTOR: Philip Ball TRADUCCIÓN: José Adrián Vitier

EDITORIAL: Turner, Colección Noema, España, 2016; 388 pp.

TÍTULO: Del cuerpo. Ensayos de pie y de cabeza

AUTOR: Mauricio Ortiz PRÓLOGO: Antonio Tabucchi

EDITORIAL: Tusquets, Colección Marginales, México, 2016; 208 pp.

TÍTULO: El día que los crayones regresaron a casa

AUTOR: Drew Daywalt ILUSTRACIÓN: Oliver Jeffers

EDITORIAL: FCE, México, 2016; 38 pp.

TRES PARA LLEVAR

Hoy cumpleSARAH BRIGHTMANCANTANTE INGLESA / 56 AÑOSSoprano, actriz, bailarina y directora de orquesta que interpreta classical crossover.

EL RADAR [email protected] @Expresiones_Exc

Adiós a Millares SallUn día como hoy, pero de 1972, murió el pintor y grabador canario Manuel Millares Sall, pintor abstracto. Pintó paisajes, y autorretratos estilo Van Gogh. Entre los materiales que utilizó están arena, cerámica y madera. Nació el 17 de enero de 1926.

RECOMENDACIONES EFEMÉRIDES CANETTI Y MILOSZ

LA VOZ DE UN ÁNGELHa recibido 180 discos de oro y platino en 38 países. Fue nombrada Artista de la Paz por la Unesco (2012-2014).

El libroEsta novela narra una aventura de varios siglos que devela los secretos fundacionales de una nación.

TÍTULO: Máscara de obsidiana

AUTOR: Marcial Fernández

EDITORIAL: Ficticia, México, 2016; 178 pp.

Mueren mismo día, distinto añoUn 14 de agosto, pero de 1994, falleció el es-critor búlgaro naciona-lizado británico Elías Canetti, ganador del Premio Nobel de Litera-tura en 1981 por su estu-dio de los movimientos de masas. Auto de fe (novela, 1936) y Masa y poder (ensayo, 1960) son quizá sus libros más celebrados. Nació el 25 de julio de 1905.

También un día como hoy, pero de 2004, mu-rió en Cracovia el No-bel de Literatura 1980, Czeslaw Milosz, cuyas obras abordan las peo-res crueldades del siglo XX. Su evolución ideoló-gica y rechazo al comu-nismo polaco la plasmó en la serie de ensayos El pensamiento cautivo. Nació en Lituania, el 30 de junio de 1911.

El búho

RENÉ AVILÉS [email protected]

Este escritor audaz nació en Dublín en 1882 y murió en Zurich en 1943, luego de una provechosa estancia en París, donde comienza a destacar.

Dublineses, de James Joyce (1/2)

Este libro recibido con dosis de frialdad o de escepticismo. Ya se avizoraban los principios de una guerra traumática y sanguinaria.[Acaba de aparecer, en la colección Mirlo, que conduce Juan Pablo Tovar, una muy cuidada y digna edición de Dublineses, de James Joyce. Tuve el honor de escribir el prólogo. Desde que Miguel Ángel Quemain me hizo la propuesta, me entusiasmé: jamás pensé prologar a un autor soberbio y complejo que siempre he amado desde que en el bachillerato, el pro-fesor Fausto Vega, parte de El Colegio Nacional hasta su muerte ocurrida no hace mucho tiempo, me hizo leer Ulises y Retrato del artista adolescente, dos monumentos a las letras universales. Confieso que no fue un trabajo sencillo por la cantidad de comentarios y re-flexiones críticas que el escritor irlandés ha levantado. La solución fue derivar mis líneas de la experiencia que tuve con la obra solicitada. Dublineses será presentada en breve. Me permito poner ante mis lectores el prólogo que escribí. Es de esperar que el volumen de relatos de Joyce reactive el interés nacional por este inmenso literato].

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EXCELSIOR : DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 EXPRESIOnES :3

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4: EXPRESIONES DOmINgO 14 DE agOStO DE 2016 : EXCELSIOR

ENCICLOPEDIA BORGEANA

POR RAFAEL MIRANDA BELLOE s p E c i a l

[email protected]

“Me interesa mucho pensar la Historia como un gran archi-vo de ficciones posibles. La idea de que la Historia guarda múltiples historias alternati-vas cuyas posibilidades el es-critor logra elucidar”, señala el narrador Carlos Fonseca (San José, Costa Rica, 1987) en tor-no a las intenciones literarias de Coronel Lágrimas, su de-but novelístico. “Aquí se narra un día del alucinante proyec-to de su protagonista, que se ha dado a la tarea de escribir una Historia alternativa de la Ciencia, una suerte de enci-clopedia borgeana a través de la cual poder contar —en cla-ve— la historia de su propia vida y del tiempo que le tocó vivir. Creo, en este sentido, que toda ficción es una forma de afrontar la realidad, al igual que toda realidad se ve atra-vesada por una multitud de ficciones que le dan sentido”.

Considerado por el escri-tor argentino Ricardo Piglia como su alumno más brillan-te en la Universidad de Prin-ceton, Fonseca recuerda cómo fue que empezó a escribir esta novela: “yo andaba inmerso en la escritura de otra novela, una novela menos fragmentaria, pero más melancólica. Un día, cansado de la voz narrativa que estaba usando en la novela ori-ginal, una voz que me parecía demasiado solemne, me sen-té, tomé cuatro cafés seguidos y, en el furor del momento, de-cidí esbozar lo que luego sería el primer párrafo de Coronel Lágrimas”.

Ese párrafo inicial, que fija la pauta de tono y modo del libro, sitúa a los lectores en la posición privilegiada de in-trusos o espectadores que,

El joven escritor Carlos Fonseca, alumno predilecto de Ricardo Piglia en la Universidad de Princeton, habla sobre Coronel Lágrimas, su primera novela

José Mariano Leyva publica La casa inundada, una novela confesional

POR MARIO ALBERTO [email protected]

Como una confesión catalogó José Mariano Leyva el proce-so creativo que lo llevó a es-cribir su más reciente novela, La casa inundada (Penguin Random House, 2016). Como si estuviera sentado en el di-ván, el autor va aclarando y descifrando los meandros de la memoria, así como desnu-da las verdades de su familia y el inmarcesible recuerdo de su infancia.

“Esta novela arrancó mien-tras yo estaba en una terapia de sicoanálisis, ésa es la rea-lidad. Tiene, como toda nove-la, a pesar del tono personal, partes de ficción. El arranque, por ejemplo, donde el prota-gonista está en Tepoztlán, las drogas, el alcohol, la mode-lo, jamás existió, pero lo cier-to es que era un momento en que yo no la pasaba nada bien. Acababa de morir mi papá, como lo narro en los últimos capítulos, y de repente me di cuenta que, en realidad, no lo había conocido.

LITERATURA PADRES Y MEMORIA

“Con mi padre hubo una separación, lo seguía viendo cada tanto, pero como decía Luis Mario, el protagonista de la novela, lo tenía encasillado como un líder excéntrico, un tipo que engañaba a mi ma-dre, por lo cual yo no quería tener nada que ver con él. Lo que pasa cuando tienes un padre ausente es que de una manera muy tonta te comien-zan a surgir preguntas que ya no le puedes hacer porque ya está muerto. Entonces andaba muy débil y me aventuré en un pasado que incluye sí a mi pa-dre y a mi padrastro, pero no eran los únicos dolores que me estaban conformando en ese momento”, afirma el autor.

La casa inundada narra con pormenores la travesía de una herencia, de una patolo-gía con la que el protagonista, es decir, también el autor, vive a lo largo de su vida. Rodeado de una comuna, con un padre en exceso teatral, un padras-tro extranjero, una herma-na incondicional y una madre siempre atenta, cuyo fondo es Cuernavaca, el lector se siente

cómplice y partícipe de esta historia.

“Esta novela es como si estuvieras en el diván. Hay muchas partes en las que me dirijo a ese hipotético lec-tor. Sí, el tono es comple-tamente confesional, y en algún momento cuando escri- bía me di cuenta de que estaba muy metido conmigo mismo y no sabía si me encontraba es-tableciendo un puente con el lector, y tal vez estos asuntos míos no le interesaban a na-die y por eso utilicé el recurso de hablarle e involucrarlo. Fue una mera cruel de invitarlo a ver estas miserias.

“Se puede decir que La casa inundada es la porno-grafía de la memoria. Otra de las partes que dudaba es que estaba revelando demasiado y no sabía si me estaba expo-niendo. Sin embargo, creo que fue al revés: una vez que lo es-cribí me dio toda la tranquili-dad, sí de exorcizar demonios, y no sólo escribir un libro para estar bien, ya que el sicoanáli-sis tiene sus propios métodos, pero cuando confiesas una

vergüenza de manera tan pú-blica, sé que ya no me pueden chantajear”, aclara Leyva.

La presencia de un grupo de exiliados es fundamental en la novela. Al cuestionar al escritor acerca de la construc-ción de los extranjeros, ase-gura que es una crítica a una izquierda ortodoxa y recalci-trante. “Era una izquierda muy férrea, que descuidó mucho a la familia. Una amiga que vive en Argentina me lla-mó y me dijo ‘hicis-te justicia: mi papá leyó la novela y que-dó destrozado’; yo le dije: ‘espérate, yo no escribí un libro para que rodaran cabe-zas’. A la fecha, muchos de los niños de entonces le reclama-ban el descuido a sus padres.

“Ellos, los exiliados, recor-daban anécdotas cuando se sentaban a la mesa, eran do-lorosas. Las decisiones que se tomaban eran muy difíciles; por ejemplo, por un lado esta-ban los que buscaban regresar a su país; por otro, aquéllos, como mi padrastro, que no

querían regresar, pues ya ha-bían terminado con todo”.

De entre los pasajes más estremecedores es el referente al Ciruelo, la comuna en don-de vivían todos los exiliados. “Era una casa muy grande de Cuernavaca. Laberíntica. Es-taba llena de gente, llegaban exiliados y mexicanos. Era una casa mitad comuna, con todo lo que esto implica. Esa mez-cla de comuna y activismo era, en el fondo, puro desmadre, mucha gente que se la quería pasar bien, romper los lími-tes, al grado de cometer actos como la violación de un niño.

“Lo que era mi n o r m a l i d a d d e niño, no era la de los demás. Vivíamos en una burbuja dife-rente y era grande. La moral chocaba con la de la escuela

pública, temas de los que no se hablaba, libertades que no tenían”, afirma.

Al cuestionarlo acerca de la relación de su libro con el cuento La casa inundada, de Felisberto Hernández, afirma que nada tiene que ver. Sin embargo, dice que tomó al-gunas ideas que conforman La Trilogía USA, de John Dos Passos, para su novela, sobre todo en lo referente a las notas periodísticas que aparecen.

El dolor como formación

Epopeya intimista

por intermediación de la voz de un narrador omnipresente, asisten en vivo a los quehace-res cotidianos e intelectuales del personaje central, en una atmósfera de reality show: “Esa mañana, cuando releí el párrafo, me pareció rarí-simo, como si no lo hubiese escrito yo. Creo que escribí Coronel Lágrimas buscando aclarar cuán lejos podía llegar yo con esa voz narrativa, que algo tiene de cámara cine-matográfica y algo de cámara de seguridad. Luego entendí que, detrás del acercamiento cinematográfico que marca el primer párrafo, se encon-traba también la influencia de un pintor que se había con-vertido en mi gran obsesión durante la época anterior a la escritura de la novela: Chuck Close. De él había robado la idea de que el retrato de un hombre está compuesto por pequeños pixeles de informa-ción. Una vida, como un perfil, está compuesto por pequeñas historias”.

FORMA DE ALMANAQUE Como un personaje de mil ca-ras, la biografía imaginaria del coronel que protagoniza la novela tuvo su punto de parti-da en la figura del matemático galo Alexander Grothendieck; sin embargo, Coronel Lágri-mas no es una novela his-tórica, sino que más bien reconoce el papel obsesivo de la memoria en nuestros días, tal como lo explica su autor: “Creo que nuestra época —nuestra era informática o era Wikipedia— se empeña en dejar registro de todo. Es algo que sabía Borges cuando, en sus cuentos, inventó una se-rie de personajes que encar-nan ese deseo de tener ya sea una memoria total o un regis-tro total: el libro que contiene

a todos los libros, el hombre –Funes– que recuerda todo lo visto, el punto –el aleph– que contiene a todos los puntos”.

“Nuestra era encuentra un placer absoluto en esta uto-pía de un archivo total, en el que se encuentran todas las memorias y todos los sucesos históricos. En Coronel Lágri-mas me interesaba explorar los límites de esta utopía: que-ría explorar el momento en donde ese proyecto de la bio-grafía borgeana llega a su lími-te y colapsa. El momento en el que la obsesión por la historia da paso a la vida privada de un hombre común. A fin de cuen-tas, todas las historias de Bor-ges —desde El Aleph hasta La Biblioteca de Babel— son his-torias de grandes fracasos”.

Epopeya intimista que atraviesa el tráfago histórico del siglo XX, la trama de Co-ronel Lágrimas deriva hacia ciertos episodios que ocu-rren en México. Al respecto, Fonseca apunta: “me había empeñado en una idea un tanto extraña. Quería escri-bir una novela que tomara lu-gar en sitios donde yo nunca hubiese estado. Una novela, por así decirlo, escrita desde la pura información: escri-ta desde Wikipedia y desde la enciclopedia, desde el ar-chivo histórico y desde las anécdotas que yo recordase. Quería, sin embargo, explorar las formas en las que Améri-ca Latina podía interrumpir la historia europea del siglo XX. México se impuso así como un posible punto de partida. Un país que nunca había vi-sitado, pero cuya historia me parecía alucinante. En parti-cular, recuerdo que la historia de Maximiliano y de su fallido imperio se mantuvo latente mientras escribía la novela, como la metáfora perfecta de una historia trasatlántica en la

“Quería escribir una novela que se leyera como un archivo de historias pero que a la vez relatara la pasión privada de un hombre por contar historias. Quería, por así decir, retratar a un hombre que, como Borges, se empeñara en reducir la His-toria a una serie de historias, un hombre que buscara reducir el mundo a una pequeña enci-clopedia privada”.

Porque si bien el autor cos-tarricense-puertorriqueño no pretendía escribir una novela borgeana, siempre tuvo al es-critor argentino en mente: “Me interesaba, más bien, que el protagonista de la novela fue-se una reflexión sobre la figura del propio Borges, un alegato a su favor y en su contra. Una suerte de juicio en torno a ese escritor que, como pocos, ha marcado la forma en la que construimos ficciones hoy día”.

estampasinfrecuentes.blogspot.com

[email protected]

que América Latina había lo-grado ganar la partida. Que-dan huellas de esa fascinación a través de la novela”.

Pero además, Coronel Lá-grimas respira entusiasmo por la escritura y por el he-cho de contar historias, y en su transcurso, Fonseca utiliza múltiples estratagemas na-rrativas (sueños, recuerdos, cartas, etc.) para dar forma a la novela: “Mientras la escri-bía, tenía la sensación de que la forma más contemporánea para la novela no era ya el re-lato lineal y sicológico al que nos había acostumbrado la novela decimonónica, sino la forma dispersa, fragmenta-ria y múltiple del almanaque o el libro de postales. En la actual era de la información, cuando basta un cut and pas-te para recontextualizar un dato o una historia, me pare-ce que ese formato del alma-naque de curiosidades es muy contemporáneo”.

TÍTULO: Coronel Lágrimas

AUTOR: Carlos Fonseca

EDITORIAL: Anagrama, España, 2016; 169 pp.

Un retrato de Fonseca al estilo de Chuck Close.

AUTORJosé Mariano Leyva (Cuernavaca, 1975) es his-toriador, ensayista y na-rrador. También es autor de Perversos y pesimistas. Los escritores decadentes mexicanos en el naci-miento de la modernidad (Tusquets, 2013).

TEXTUAL“Se puede decir que La casa inundada es la pornografía de la memoria”, dice José Mariano Leyva.

Quería explorar el momento en que ese proyecto de la biografía borgeana llega a su límite y colapsa.”CARLOS FONSECAESCRITOR

Ilustración: Mario Palomera

Page 5: EXCELSIOR DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 AJEDREZ ARTURO ... · Czeslaw Milosz, cuyas obras abordan las peo-res crueldades del siglo XX. Su evolución ideoló-gica y rechazo al comu-nismo

EXCELSIOR : DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 EXPRESIOnES :5

REVISTA. Aki Yerushalayim, editada en Israel, única que se imprime en ladino, mantiene viva la historia y la cultura sefaradí.

Una de las portadas de la revista Aki Yerushalayim.

POR VIRGINIA [email protected]

¿ Es posible revivir al sefaradí? Sin ni-ños que lo hablen, sin “un sustrato ge-neracional” que lo

sostenga, el judeoespañol es “una especie de fósil vivo” que ha quedado como “la lengua del recuerdo, de la melanco-lía”, un idioma que “no tiene academia ni patria”.

La ensayista y narradora Angelina Muñiz-Huberman (1936), de ascendencia sefa-radí, y la escritora y periodis-ta Myriam Moscona (1955), de origen búlgaro sefaradí, coin-ciden en que el ladino, como también se le denomina, es una literatura “muy rica” de cinco siglos que ya cumplió su meta y que “no le hace falta a las nuevas generaciones”.

Esta reflexión sobre la len-gua que hablaban las comu-nidades judías que vivieron en la península ibérica, has-ta su expulsión en 1492, y que no sólo la conservaron como idioma familiar, sino que la llevaron a los distintos países a donde emigraron, cobra vi-gencia a raíz de los recientes intentos de la Real Academia Española (RAE) por mante-nerla viva.

El 12 de noviembre del año pasado la RAE incorpo-ró como académicos corres-pondientes a ocho estudiosos extranjeros, cuya especia-lidad es el judeoespañol, lo que significa que, por primera vez en la historia de esta ins-titución, el sefaradí está re-presentado oficialmente.

Además, en 1990, las co-munidades sefaradíes reci-bieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, he-cho que marcó el inicio de la revaloración de este idioma que aún tiene una fuerte pre-sencia en países como Israel, Turquía, el norte de África y Latinoamérica, sobre todo en México.

Para el académico de la lengua Ignacio Padilla (1968), incorporarla a la RAE es “de-gradarla” un poco a un dia-lecto o argot del español. “Hay hablantes tanto en México como en España y

SEFARADÍ IDIOMA HISTÓRICO

La RAE ha intentado mantener viva la lengua que hablaban las comunidades

judías que vivieron en la península ibérica, hasta su

expulsión en 1492

Fotos: Especial

Turquía, y quizá tendría que haber una academia turca de la lengua sefaradí que estu-viera vinculada con una aca-demia mexicana de la lengua sefaradí y, claro, que se man-tuvieran en constante comu-nicación con las academias de la lengua española”.

SIN PATRIA“Es demasiado tarde para el judeoespañol”, afirma tajante la poeta Myriam Moscona so-bre el idioma que se hablaba en la península ibérica en el siglo XV y que ha sido conser-vado por los judíos que tuvie-ron que abandonar España, tras su expulsión por los reyes católicos en 1492.

“El sefaradí es una lengua que no tiene academia ni pa-tria. No hay niños que lo ha-blen. Yo creo que siempre se va a estar muriendo”, agrega la hija de judíos sefaradíes na-cidos en Bulgaria que emigra-ron a México en 1948.

“Ahora hay mucho interés por el ladino en las acade-mias, en instituciones, en ha-blantes, pero no creo que una lengua se mantenga viva por un interés institucional o aca-démico, sino porque tiene ha-blantes”, añade.

La novelista cuyos padres se comunicaban en búlgaro entre ellos, y sus abuelas en la-dino, por lo que su madre y ella aprendieron el español juntas, insiste en que “ya no hay quien lo hable, los últimos viejitos que lo hablan están muriendo”.

La ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 2012 ha es-crito en judeoespañol la nove-la Tela de sevoya, el libro de ensayos Por mi boka, textos de la diáspora sefaradí com-pilados por Moscona y Jacobo Sefamí, así como el poemario Ansina.

“Yo nunca hablé este idio-ma, sólo lo escuché y lo en-tendí”, confiesa. “Entró por mi oído, pero nunca salió por mi boca. Pero mi nexo con él es muy vital. No sólo es la len-gua de mi infancia, sino la infancia de mi lengua. Ten-go el privilegio de conocerla. Siempre que pueda seguiré escribiendo algo, pero tam-poco me quiero convertir en la escritora oficial”.

La doctora en Literatura advierte que no sabe si valga la pena que el ladino esté repre-sentado en la RAE. “No es una lengua viva. No le hace falta a las nuevas generaciones. Me gustaría conocer el programa de trabajo de la academia, qué van a hacer”, apunta.

MÁS ALLÁ DEL ESPAÑOL El escritor y comunicólogo Ignacio Padilla reconoce que desde la adolescencia se ha sentido fascinado por el se-faradí, que disfruta y además atesora como “una fuente in-finita de revelaciones sobre la lengua que habito y sobre la cultura que me constituye”.

Sin embargo, el maestro en Literatura inglesa por la Uni-versidad de Edimburgo cree que el reconocimiento aca-démico hispano de esta len-gua “tiene matices que no hay que pasar por alto, entre ellos, que es lingüística, idiomática y hasta políticamente singular en muchísimos sentidos”.

Al miembro de la Acade-mia Mexicana de la Lengua le parece “hermoso pero a la vez confuso” la incorporación del judeoespañol a la RAE. “Como el gallego, el portugués o el es-pañol, el sefaradí es una lengua romance, pero no es español. Incorporarla académicamen-te es degradarla un poco a un dialecto o argot del español”.

El doctor en Literatura Es-pañola e Hispanoamericana por la Universidad de Sala-manca concluye que el ladi-no es una de las lenguas de México, como lo es de Espa-ña, Turquía o Grecia. “Que en cada una de las academias de la lengua de esos países haya hablantes y conocedo-res del sefaradí me parece imprescindible”.

Herencia singular de los ju-díos españoles, el sefaradí, ju-deoespañol o ladino, a pesar de sus pocos hablantes, conti-núa inspirando obras literarias contemporáneas en varios países y se niega a morir.

Desde 1979, la revista Aki Yerushalayim, editada en Is-rael, única que se imprime completamente en ladino, mantiene viva la historia y la cultura sefaradí.

Dice que le da gusto que el sefaradí esté representado en la RAE. “Pero perdón, aunque se paren de cabeza los aca-démicos, no va a estar viva hasta que sea de comunica-ción cotidiana”.

UN FÓSIL VIVOPara Angelina Muñiz-Huber-man, el ladino en realidad tuvo sentido después de la expulsión de los judíos de Es-paña. “Es una especie de fósil vivo, porque detuvo la evolu-ción del español en 1492. Al salir del contexto de España la fijaron, ya no siguió evolucio-nando, sólo fueron agregando palabras de otros idiomas.

“Los investigadores del si-glo XIX descubrieron que po-dían estudiarla y recoger su pronunciación y también for-mas poéticas, canciones, ro-mances, música de esa época. Todavía en el XX hubo im-prentas que publicaban en la-dino”, detalla.

La egresada de la Univer-sidad de la Ciudad de Nueva York señala que, en el caso de México, donde se habla el es-pañol, les fue muy fácil dejar de lado ese idioma antiguo y la nueva generación aprendió el español moderno.

“Les pasó lo mismo a quie-nes regresaron a España del norte de África. Quedó como una lengua del recuerdo, de la melancolía, de la antigua poesía. Si no existe el sustrato generacional poco a poco se va perdiendo. Quedará como muestra de una lengua que existió, se seguirá leyendo su literatura, pero sin que forzo-samente sea hablada”, indica.

Estudiosos e investigadores de la cultura sefaradí elegidos por la Real Academia Española:

EQUIPO DE RESCATE

3 Aldina Quintana, Israel.

3 David Monson Bunis, Israel.

3 Eleazar Gutwirth, Israel.

3 Moisés Orfali, Israel.

3 Ora R. Schwarzwald, Israel.

3 Laura Minervini, Italia.

3 Beatrice Schmid, Suiza.

3 Jacob Luis Bentolila, Israel

Es un fósil vivo, detuvo la evolución del español en 1492. Al salir del contexto de España ya no siguió evolucionando."ANGELINA MUÑIZ-HUBERMANESCRITORA

Entre el recuerdo y la melancolía

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6: EXPRESIONES DOmINgO 14 DE agOStO DE 2016 : EXCELSIOR

1NIÑOS PERDIDOS

De vez en cuando, Juan Die-go recalcaba: "Soy mexicano; nací en México, me crié allí". Desde hacía algún tiempo te-nía por costumbre decir: "Soy estadunidense; he vivido cua-renta años en Estados Unidos". O, intentando quitar hierro a la cuestión de la nacionalidad, Juan Diego se complacía en decir: "Soy del Medio Oeste; de hecho, soy de Iowa".

Nunca decía que era mexi-cano-estadunidense. No era sólo porque la etiqueta le desa-gradase, aunque la veía como tal y realmente le desagradaba. Lo que Juan Diego creía era que la gente siempre andaba bus-cando elementos comunes en la experiencia mexicano-esta-dunidense, y él no encontraba que hubiese una base común entre su propia experiencia y la de los demás; para ser más sin-ceros, no la buscaba.

Lo que Juan Diego decía era que él tenía dos vidas, dos vidas desligadas y claramente diferenciadas. La experiencia mexicana —su niñez e inci-piente adolescencia— era su primera vida. Al abandonar México —nunca había vuel-to— inició una segunda vida: la experiencia en Estados Unidos o en el Medio Oeste. (¿O acaso estaba diciendo también que, en términos relativos, lo que su segunda vida le había de-parado no era gran cosa?).

Lo que Juan Diego siempre sostenía era que, en su cabeza —en su memoria, desde lue-go, pero también en sus sue-ños—, vivía y revivía sus dos vidas en "caminos paralelos".

Una querida amiga de Juan Diego —también era su médi-co— se tomaba a risa eso de los supuestos caminos para-lelos. Le aseguraba que era, en todo momento, un niño de México o un adulto de Iowa. Aunque a Juan Diego le gus-taba la controversia, en eso daba la razón a su amiga.

Antes de que los betablo-queantes empezaran a alte-rarle los sueños, Juan Diego le contó a su amiga médico que solía despertarse a causa de la "más leve" de sus recu-rrentes pesadillas. La pesa-dilla que tenía en mente era, en realidad, un recuerdo de la formativa mañana en que se quedó cojo. A decir verdad, sólo el principio de la pesadi-lla o recuerdo era "leve", y el origen de ese episodio suce-dió en Oaxaca, México —en la barriada cercana al vertedero de la ciudad, en 1970—, cuan-do Juan Diego tenía 14 años.

En Oaxaca, él era lo que lla-maban un *‘niño de la basura’; vivía en un jacal de Guerrero,

Con autorización del sello Tusquets, publicamos un fragmento de la nueva novela del escritor estadunidense, nacido en New Hampshire en 1942

TÍTULO: Bailando en la oscuridad

AUTOR: Karl Ove Knausgård

TRADUCCIÓN: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo

EDITORIAL: Anagrama, España, 2016; 538 pp.

TÍTULO: Avenida de los Misterios

AUTOR: John Irving

EDITORIAL: Tusquets, México, 2016. 538 pp.

RESEÑA AUTOR NORUEGO

En la ausencia de lo inenarrable

POR JOHN IRVINGE s p E c i a l

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ADELANTO EDITORIAL

el suburbio ocupado por las familias que trabajaban en el ‘basurero’. En 1970 sólo vivían en Guerrero diez familias. Por aquel entonces, la ciudad de Oaxaca tenía unos cien mil habitantes; muchos de ellos no sabían que quienes lleva-ban a cabo las labores de criba y clasificación en el ‘basurero’ eran principalmente los niños de la basura. La tarea de esos chiquillos consistía en sepa-rar el cristal, el aluminio y el cobre.

Quienes sabían a qué se dedicaban los niños de la ba-sura los llamaban ‘pepena-dores’: "rebuscadores". Eso era Juan Diego a los 14 años: un niño de la basura, un re-buscador. Pero también era un lector; corrió la voz de que un ‘niño de la basura’ había aprendido a leer por su cuen-ta. Los niños de la basura no eran, por regla general, gran-des lectores, y los jóvenes lectores de cualquier origen o extracción casi nunca son autodidactas. Por eso corrió la voz, y así fue como los je-suitas, que concedían gran importancia a la educación, oyeron hablar de ese mu-chacho de Guerrero. Los dos viejos sacerdotes jesuitas del Templo de la Compañía de Jesús se referían a Juan Diego como el "lector del basurero".

"Alguien debería llevarle un buen libro o dos al lector del basurero... ¡A saber qué lectu-ras se encuentra ese mucha-cho en el ‘basurero’!", decían el padre Alfonso o el padre Octavio. Cada vez que uno de esos dos viejos sacerdotes de-cía "alguien debería" hacer tal o cual cosa, siempre era el her-mano Pepe quien lo llevaba a cabo. Y Pepe era un gran lector.

Para empezar, el hermano Pepe tenía coche y, como él era natural de Ciudad de Mé-xico, circular por Oaxaca le re-sultaba fácil en comparación. Pepe daba clases en el colegio de los jesuitas, una reputada escuela desde hacía mucho tiempo (todo el mundo sa-bía que la gestión académica era uno de los puntos fuertes de la Compañía de Jesús). El orfanato jesuita, en cambio,

era relativamente nuevo (ha-cía menos de diez años que habían reformado el antiguo convento para transformarlo en orfanato), y no todos veían con buenos ojos el nombre que se le había dado; para algunos, Hogar de los Niños Perdidos era un nombre largo y sonaba un poco severo.

Pero el hermano Pepe ha-bía puesto todo su corazón tanto en el colegio como en el orfanato; con el paso del tiempo, la mayoría de aque-llas almas sensibles a quienes "Hogar de los Niños Perdi-dos" no les "sonaba" bien re-conocerían sin reservas que los jesuitas regentaban tam-bién un orfanato más que aceptable. Además, todo el mundo había abreviado ya el nombre del establecimien-to: la gente lo llamaba "Niños Perdidos". Una de las mon-jas que cuidaban de los ni-ños no se andaba con tantas contemplaciones al respecto;

* En español en el original. En adelan-te usaremos las comillas simples para indicar las numerosas palabras y fra-ses en español que salpican el texto original en inglés a lo largo de todo el libro. (N. del T.)

sus manos: no era posible te-ner en las manos la fe en Jesús, no de la misma manera que se podía tener un buen libro.

—Busco al lector —dijo Pe-pe a los trabajadores del verte-dero, tanto a los adultos como a los niños. Los ‘pepenadores’, los rebuscadores, dirigieron a Pepe una mirada rebosante de desprecio. Saltaba a la vista que no atribuían valor a la lec-tura. Habló primero uno de los adultos, una mujer, quizá de la edad de Pepe o un poco más joven, probablemente madre de uno o más rebuscadores. Indicó a Pepe que encontraría a Juan Diego en Guerrero, en la chabola del ‘jefe’.

El hermano Pepe se quedó desconcertado; quizás había entendido mal a esa mujer. El ‘jefe’ era el responsable del vertedero; estaba al frente del ‘basurero’. ¿Acaso era el lec-tor hijo del ‘jefe’?, le preguntó Pepe a la trabajadora.

Varios niños de la basura se echaron a reír; al cabo de un momento volvieron la cabeza. Los adultos no le veían la gra-cia y la mujer se limitó a decir: "No exactamente". Señaló en dirección a Guerrero, que se hallaba enclavado en una la-dera por debajo del ‘basure-ro’. Los jacales del suburbio se componían de materiales que los trabajadores habían reco-gido en el vertedero, y la del ‘jefe’ era la que se hallaba en la periferia del suburbio, en el lí-mite más cercano al vertedero.

Columnas negras de humo se elevaban desde el ‘basu-rero’, pilares de negrura que llegaban hasta el cielo. Los buitres lo sobrevolaban en cír-culo, pero Pepe vio carroñe-ros tanto arriba como abajo; en el ‘basurero’ había perros por todas partes, circundando los fuegos eternos y cediendo terreno de mala gana ante los hombres que llegaban en fur-goneta, pero ante casi nadie más. Causaba desazón ver a los niños en compañía de los perros, porque unos y otros re-buscaban en la basura..., aun-que no en pos de las mismas cosas. (Los perros no estaban interesados en el cristal ni en el aluminio ni en el cobre.) Los perros de vertedero eran, en su mayor parte, vagabundos, claro, y algunos estaban a las puertas de la muerte.

Pepe no se quedaría en el ‘basurero’ el tiempo suficiente para descubrir la presencia de los perros muertos, ni para ver qué era de ellos: los quema-ban, pero no siempre antes de que los localizaran los buitres.

Pepe se topó con más pe-rros cuesta abajo, en Gue-rrero. A esos otros los habían adoptado las familias que tra-bajaban en el ‘basurero’ y vi-vían en el suburbio. Pepe tuvo la impresión de que los perros de Guerrero estaban mejor alimentados que los del verte-dero, y de que tenían un com-portamiento más territorial.

en honor a la verdad, hay que admitir que la hermana Glo-ria debía de estar refiriéndose a un par de niños díscolos, no a todos los huérfanos, cuando alguna que otra vez decía en-tre dientes ‘los perdidos’; se-guramente "los perdidos" era un apelativo que la vieja mon-ja dirigía sólo a unos cuantos de los niños más exasperan-tes. Por suerte, no era la her-mana Gloria quien llevaba los libros al ‘basurero’ para el joven lector del vertedero; si Gloria hubiese elegido los li-bros y hubiese sido quien se los entregaba, la historia de Juan Diego quizás hubiera terminado antes de empezar. Pero el hermano Pepe tenía la lectura en un pedestal; era jesuita porque los jesuitas lo habían convertido en lector y le habían dado a conocer a Je-sús, no necesariamente en ese orden. Era mejor no preguntar a Pepe qué lo había salvado, si la lectura o Jesús, o qué lo ha-bía salvado más.

A sus 45 años era obeso; una "figura de aspecto que-rúbico, aunque no un ser celestial", así era como el pro- pio hermano Pepe se describía.

Pepe era la bondad perso-nificada. Encarnaba el conoci-do mantra de santa Teresa de Ávila: "De devociones absur-das y santos amargados, líbra-nos, Señor". Asignaba un lugar preferente entre sus oraciones diarias a esa sagrada máxima de la santa. No es de extrañar que los niños lo adoraran.

Pero el hermano Pepe nun-ca había estado en el ‘basurero’ de Oaxaca. Por aquel enton-ces quemaban en el vertedero cuanto podían; había hogue-ras por doquier. (Los libros eran yesca útil.) Cuando Pepe se bajó de su Volkswagen es-carabajo, el olor del ‘basurero’ y el calor de las hogueras coin-cidieron con la imagen que se había formado del Infierno; sólo que esa imagen no incluía niños trabajando.

En el asiento trasero del pequeño Volkswagen llevaba unos cuantos libros muy bue-nos; los buenos libros eran la mejor protección contra el mal que Pepe había tenido en

1PREMIO Oscar posee John Irving en la categoría de Guión Adaptado.

Avenida de los M isterios

Esta novela es el cuarto volumen de Mi lucha, saga de seis tomos

POR RAFAEL MIRANDA BELLOE s p E c i a l

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Convencido de que la ver-dadera libertad siempre se encuentra en otra parte, y en-frentando a su memoria para recorrer las huellas del pasado con un ritmo narrativo torren-cial que orilla al vértigo, pero sin prisa, Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968) inculca y reafirma la afición de seguirlo de cer-ca con Bailando en la oscu-ridad, el cuarto volumen de Mi lucha (2009-2011), la saga

de seis tomos que suman más de tres mil 500 páginas con la que se propuso reconstruir a fuerza de palabras el camino de los días perdidos tras los que dejó media vida.

Las letras corren, y de in-mediato aterrizamos junto al recuerdo que Knausgård mantiene de sí mismo cuando tenía 18 años y llega a Háfjord, un pequeño pueblo pesquero al norte de Noruega, en don-de ha conseguido un traba-jo como profesor de instituto mientras espera el siguiente salto que dará su destino, lejos de su familia y de la vida que hasta entonces conocía. Mo-viéndose a través de las trivia-les ocupaciones cotidianas y el desenfreno de noches espesas de humo, alcohol y olvido, en las que no atina a conducir las

riendas del deseo que ha en-trado de lleno en su vida y que nunca se centra “en un solo punto, sino que se extiende, grande, débil e inmanejable”, pero que, sin embargo, tiende a oscilar en torno a las muje-res y la escritura porque, a fin de cuentas, el viaje al norte del joven Karl Ove se sustenta en el plan maestro de encontrar el amor en grande y dar con la forma de sacar la gran no-vela que lleva dentro desde el momento en que tuvo la idea, poco tiempo antes, de conver-tirse en escritor.

Pero Knausgård entra al baile sin precipitarse, y am-bienta el paisaje de su reme-moración intercalando, ahora en sordina, estampas del hun-dimiento alcohólico del pa-dre, a la vez que tantea la

reconfortante presencia —un tanto distante— de la madre y el hermano, escudriña las personalidades de los abue-los y abre con ironía el oído a la verborrea del tío poeta. Todo amalgamado con “esa increíble condensación vi-brante que sólo pueden pro-ducir los sentimientos” de una conciencia musical: “Si mis recuerdos estaban amonto-nados detrás del remolque de mi vida, la música eran las cuerdas que todo lo ata-ban manteniéndolo en su si-tio”, escribe el autor noruego, mientras intenta permane-cer del lado luminoso de una existencia que tiende a enca-potarse muy a menudo.

“Yo era libre. Un ser que se pertenecía sí mismo. El futu-ro estaba abierto como una

puerta”, subraya Knausgård y, sin muchos rodeos, mantiene alta la tensión al calor de esa hipnótica voz que nos relata más o menos lo mismo que tantos otros narradores nos han contado antes. Sin em-bargo, no es la peculiaridad de la trama lo que sugestiona —aunque también hay, no poco, de eso— sino la esca-lofriante franqueza de su es-tilo: esa aparente ausencia de lo que se supone inena-rrable. Pues, justo en los ta-jos de intimidad expuesta que se abren en el cuerpo de la prosa es donde se agazapa la gracia de esta obra, y capi-taliza su extraordinaria cua-lidad de documento literario de innegable trascendencia contemporánea.

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EXCELSIOR : DOmIngO 14 DE agOStO DE 2016 EXPRESIOnES :7

86AÑOStenía Françoise Mallet-Joris al morir,

Foto: Especial

Françoise Mallet-Joris murió ayer en París.

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PARÍS.— La novelista fran-co-belga Françoise Ma-llet-Joris, autora de Las Murallas de las Beguinas, falleció a la edad de 86 años, anunció ayer el es-critor y periodista Pierre Assouline.

Françoise Mallet-Joris, que obtuvo el Premio Fé-mina con el libro El Im-perio Celeste en 1958, era miembro de la Academia Real de la Lengua y la Li-teratura de Bélgica desde 1993.

Admiradora de la es-critora francesa Colette, Françoise Mallet-Joris es-cribió varios relatos au-tobiográficos como Carta a mí misma, La casa de papel, uno de sus libros de mayor éxito, y la Doble confidencia, sobre su ma-dre. En 1971, Mallet-Joris fue elegida en la Academia Goncourt, que cada año otorga el célebre premio literario del mismo nom-bre, que integró hasta el año 2011.

Mallet-Joris estuvo ca-sada tres veces y tuvo cuatro hijos. Miembro del Comité del Prix Fémina de 1969 a 1971, recibió este galardón en 1958.

Fue además autora de populares canciones, en-tre ellas la muy exitosa La Parisienne, de la cantante Marie-Paule Belle, con la que vivió muchos años.

Mi l i tante feminis-ta, Françoise Mallet-Joris “tuvo una gran audiencia entre las mujeres, pero no sólo entre las mujeres”, de-claró Pierre Assouline.

Los personajes (1963), Divina (1992) y La casa del perro loco (1998) son otros tres de sus libros.

NOVELISTA

MÚSICA ENCUENTRO GLOBAL

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HUELVA.— El Auditorio de la Casa Colón de Huelva fue el viernes escenario de un con-cierto histórico, el que ofreció la formación OIDO, la Orques-ta Internacional de Directores de Orquesta, en la que com-partieron escena músicos de 34 países.

El concierto supuso el pun-to final del X Encuentro Anual de Alumnos de la Escuela de

Dirección de Orquesta y Ban-da Maestro Navarro Lara, que durante esta semana convirtió a la urbe española en el “epi-centro mundial” de la direc-ción orquestal mundial.

Se interpretaron obras de Haydn, Mozart y Mahler y to-maron la batuta diez direc-tores de orquesta, entre ellos Francisco Navarro, un músi-co local de nueve años, que

debutó al frente de una for-mación de estas característi-cas, todos encabezados por el Maestro Navarro Lara, direc-tor de la Sinfónica de Huelva.

El ver a Francisco Navarro al frente de toda una sinfóni-ca fue uno de los momentos más emotivos de la noche; no en vano se convirtió, según la organización, en el músi-co más joven del mundo en

dirigir una gran orquesta, que bajo su batuta interpretó el tema Cumpleaños feliz, con motivo del décimo aniversa-rio de la Escuela de Dirección de Orquesta.

Durante cuatro días han participado en el encuentro directores de orquestas pro-venientes de países como México, Colombia, Esta-dos Unidos, Brasil, Argenti-na, Ecuador, Chile, Paraguay, Reino Unido, Italia, Portugal, India, Francia y Australia.

Cumbre mundial de batutasDirectores de orquesta de 34 países compartieron escena la noche del viernes

El músico Francisco Navarro, director de nueve años.

Foto: Tomada de Facebook/@EscuelaNavarroLara

Adiós a Mallet-Joris

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