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FAMILIA SALESIANA

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FAMILIA SALESIANA

El espíritu de Familia como fruto de la amabilidad, el optimismo y la alegría

• Quienes hablamos de Familia Salesiana reconocemos a San Juan Bosco como nuestro fundador. Por eso hablamos de “la Familia Salesiana de San Juan Bosco”. A las puertas del bicentenario de su nacimiento, el fenómeno salesiano sigue causando admiración por ser una realidad en expansión, y por el aumento permanente de los grupos que, con características propias, ven en San Juan Bosco al padre de una gran familia espiritual.

• El término “familia” es habitual en la tradición salesiana para indicar, de forma general, los vínculos que existen entre los grupos, vínculo que no puede reducirse a mera simpatía, sino que es la expresión externa de la comunión interior y carismática.

El espíritu de Familia como fruto de la amabilidad, el optimismo y la alegría

• La Familia Salesiana es una familia espiritual, la palabra «espiritualidad» significa: «el modo de ser dócil al Espíritu Santo», «el modo de ser cristiano», «el modo de vivir como hijo o hija de Dios», en un determinado contexto histórico y cultural.

• La unidad de la Familia Salesiana tiene su raíz en la identidad común de espíritu y misión, al servicio de la juventud y del pueblo. Se busca formar una verdadera comunidad, donde todos los miembros se integran según sus propios dones, sus funciones específicas y las diversas formas de vida posible en la iglesia, formando un conjunto unificado por el espíritu y la misión de San Juan Bosco

El espíritu de Familia como fruto de la amabilidad, el optimismo y la alegría

• Este conjunto, es otra expresión típica del “Cuerpo místico de Cristo”, que supone un compromiso especial de fraternidad espiritual y apostólica entre todos los grupos.

• Este conjunto es, también, expresión de una verdadera familia, como lo fue el Oratorio de Don Bosco a partir de la llegada de Mamá Margarita: allí habían padre (don Bosco) y madre (Mamá Margarita), tíos y tías (como la tía Mariana), hermanos mayores (como los jóvenes mayores y los clérigos) y menores (los jóvenes y niños educandos).

• Para ello es indispensable el conocimiento mutuo, la confianza y ayuda recíproca, la necesidad de compartir, la promoción vocacional, la comunicación y presencia en los acontecimientos más importantes de la vida de cada grupo.

El espíritu de Familia como fruto de la amabilidad, el optimismo y la alegría

• Así mismo, y como toda familia, se aportan a la persona elementos para tener una vida plena y feliz, que se plasma en valores característicos propios que nos identifica, y que nos llevan a adoptar un estilo único de relación con Dios y con los demás.

• Ahora nos referiremos al estilo salesiano, respecto a las relaciones con los demás. Iniciamos con la primera característica de un/una salesiano/a:

LA AMABILIDAD• Amable significa: Digno de ser amado

• La amabilidad es la manera más sencilla, delicada y tierna de hacer realidad un amor maduro y universal, libre de exclusivismos. Amabilidad se define como “Afable, complaciente, afectuoso”, y una persona amable es aquella que “por su actitud afable, complaciente y afectuosa es digna de ser amada”.

• Al hablar de amabilidad, sin duda hemos de referirnos también al amor, como a su fuente; pero ahora queremos especificar la amabilidad como valor, por su carácter más concreto de actitud, de rasgo evidente y definido en la persona.

LA AMABILIDAD• Una persona amable es aquella que escucha con una sonrisa lo que ya sabe, de labios de alguien que no lo sabe

• Hemos recordado que ser amable significa ser “digno de ser amado”; y no es lo que, con frecuencia, conocemos como otra amabilidad, la más común, que es la que tiene que ver con las formas y con las normas de conducta, que sólo sirve para seguir lo que socialmente es aceptado.

• Si hiciéramos conciencia de que amable significa “digno de ser amado”, nuestros actos estarían siempre impulsados por sentimientos puros y sinceros, demostrando una conducta que no cansa, sinos que tiene como origen motivar a los demás a comportarse como nosotros sin buscar en ello una finalidad.

LA AMABILIDAD• Por tanto la verdadera amabilidad es la nace de los sentimientos, no así la “otra amabilidad”, la común, es la que tiene que ver con las formas y normas de conducta, que nos puede conducir a conductas no muy sinceras.

• La amabilidad es siempre una clara expresión de madurez y de grandeza de espíritu, es como una planta que solo germina en “terrenos”, “climas” y “condiciones especiales”.

• Esta amabilidad es una condición característica del lenguaje de Don Bosco, que expresa el afecto lleno de bondad paterna y fraterna que sintió siempre por sus jóvenes.

LA AMABILIDAD• La amabilidad nace del amor profundo.

• Quien se diga salesiano, o salesiana, tiene que ser una persona abierta, dispuesta a acoger, que no se cierra en sí misma, sino que es una persona de relaciones, cordial, respetuosa, paciente, con la capacidad de dar el primer paso, capaz de provocar simpatía y amistad.

• El encuentro salesiano tiene que ir más allá de la acogida, debe estar impregnado de verdadero afecto, hecho de calor humano y al mismo tiempo de la delicadeza de la fe: su fin último es hacer a los demás felices en esta vida y, posteriormente, felices habitantes del cielo –como decía Don Bosco–.

LA AMABILIDAD• Don Bosco recomendaba a los suyos: “Procura que todos aquellos con quienes hablas se hagan tus amigos”. Esto significa abrirles las puertas del corazón, escucharlos, entrar en sus intereses.

• El salesiano “habla el lenguaje del corazón”: “procure el educador hacerse amar de los alumnos si quiere hacerse temer”; “que los jóvenes no sólo sean amados, sino que comprendan que son amados”. “El que sabe que es amado, ama; el que es amado lo consigue todo”.

• Entonces ¿qué es ser amable? Es hacernos fáciles de amar, es hacernos amar.

LA AMABILIDAD• ¿Qué actitudes debemos poner en práctica para conseguir este fin?

Interés por la otra persona

su búsqueda

su acercamiento

La acogida

El respeto

La sinceridad y franqueza

La atención a la persona (su modo de ser, de actuar; sus carencias, sus búsquedas)

El aprecio

La confianza

La escucha

La paciencia

La disculpa

El perdón

El diálogo

El acompañamiento solidario

OPTIMISMO • Reír no es fácil cuando son pocos los motivos. Pero para un salesiano sonreír es casi una obligación, es una manera de vivir. Se trata de "aprender a ver la mitad del vaso lleno”

• El optimismo es uno de los temas que mayor interés ha despertado entre los investigadores de la psicología. Se define como una característica de personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos; el optimismo es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables.

• El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir de los demás.

OPTIMISMO • Pero, sin duda, para un cristiano y más aún para un salesiano, el optimismo se manifiesta como una actitud de confianza en Dios que lo lleva a ver el lado bueno de las cosas, de los acontecimientos y sobre todo de las personas. • La persona optimista, se caracteriza por poseer cualidades como: el buen humor,

la perseverancia

el entusiasmo,

el dinamismo,

el emprendimiento (lista a ejecutar: vive siempre de los hechos, es decir, con los pies bien en el suelo),

el confiar en nuestras

capacidades y posibilidades,

el ser positivo ante las dificultades,

El ser perseverante (lo permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los inconvenientes surgidos).

OPTIMISMO • La persona optimista no se cree ni poseedora, ni conocedora infalible de los recursos necesarios para triunfar ante cualquier circunstancia; sino que sabe buscar ayuda, como una alternativa para mejorar, o para alcanzar los objetivos propuestos. Esto no desacredita nuestro esfuerzo personal, sino que nos hace más sinceros en nuestras iniciativas

• Educar en el optimismo significa, sobre todo, crear y mantener una atmósfera rica de estímulos que nutra las cuatro dimensiones más importantes de la vida: física, afectiva, mental y espiritual.

OPTIMISMO • La espiritualidad salesiana mira a la vida con optimismo, sin ignorar lo negativo que hay en ella.

• Don Bosco es para nosotros el más claro ejemplo de optimismo: el vivió mirando al cielo, pero con los pies bien asentados en la tierra.

• Ahora bien, si buscamos en la vida de Don Bosco un referente para la formación de su optimismo podemos decir que él lo aprendió de Mama Margarita: esa mujer luchó por sacar a sus hijos adelante, recordándose y recordando a sus hijos lo que le dijo su esposo, ya por morir: “confía en la Divina Providencia”. Ella e fue para Juan Bosco apoyo y ejemplo de esfuerzo y perseverancia.

ALEGRÍA • A pesar de los grandes problemas y contratiempos que Don Bosco sufrió, fue capaz de vivir la espiritualidad cristiana con alegría. Si no lo hubiera hecho así, no hubiera sido capaz de convencer, ni de acompañar en su maduración cristiana a aquellos jóvenes.

• La alegría dentro de la pedagogía de Don Bosco, es el fruto de la unión de valores muy profundos humanos y cristianos: la conciencia de ser hijos de Dios y el cumplimiento del deber.

• Una frase, que Don Bosco tenía señalada en su breviario, nos permite entender el secreto de su serenidad: “en ellos no hay más felicidad que alegrarse y buscar el bienestar en la vida” (Eclesiastés 3, 12).

ALEGRÍA • El primer consejo que dio a sus directores, en los recuerdos de 1886, fue el “nada te turbe, nada te espante” de Santa Teresa de Jesús. La recomendación que hace siempre don Bosco a sus salesianos, es: “Haced el bien, estad alegres”. El buen humor, la risa, el actuar con naturalidad, hacen del clima salesiano un medio en el que se vive a gusto y en donde uno se siente en su casa.

• El pensador F. Orestamo afirma que “si San Francisco de Asís santificó la naturaleza y la pobreza, San Juan Bosco santificó el trabajo y la alegría.

ALEGRÍA • El juego, el teatro, la gimnasia, el canto... tienen mucha importancia, ya que el cuerpo expresa la alegría de vivir de la persona, esa alegría que se encuentra viviendo en un clima de confianza y de paz con Dios. Es verdad que existe una falsa paz, paces falsas y promesas de felicidad hechas por la publicidad, promesas que nos hacen creer que la alegría y la felicidad son el resultado del dinero, de la acumulación de bienes, del éxito; pero la verdadera alegría nos enseña que la felicidad nace de la relación y del encuentro con el otro; que la verdadera alegría se la vive con otros y busca ser comunicada… Don Bosco sabía lo importe que era para los jóvenes la vida en el patio, el lugar en donde se revela la verdadera índole del joven y en donde se le conoce. De la misma forma a la persona adulta se la conoce en los momentos de esparcimiento, de compartir….

ALEGRÍA • Para concluir, hago una invitación a vivir la amabilidad, el optimismo y la alegría como cristianos y salesianos. Los invito a ser amables, con el deseo de hacernos querer por vivir de manera sincera y optimista, viendo siempre el vaso medio lleno… y no medio vacío. Perseveremos en el esfuerzo de hacer que así sea, alegres porque nos sentimos amados por Dios y en su presencia. Imitemos la alegría del corazón de Nuestra Virgen Auxiliadora, en el Magnificat: proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador… Que esta alegría se trasmita, de forma