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NanoFate Un Pequeño Cambio Parte I. Era un día normal en la sexta unidad móvil, todo era tranquilo desde que Jail Scaglietti fue capturado. Pero en la enfermería de aquel lugar, no estaba todo tan calmado, la comandante de la unidad Hayate Yagami y la doctora Shamal, estaban con la instructora de combate, Nanoha Takamachi que se encontraba, extrañamente, lanzando improperios en contra de su novia, Fate Testarossa Harlaown, que se encontraba en una misión lejos de ahí, sin imaginarse aquella situación. -¡¿Cómo pudo hacerme esto? ¡La voy a matar!- Bramó llena de ira.- ¡¿Qué voy hacer ahora?- Esa pregunta era difícil de contestar. Hayate y Shamal miraban a Nanoha dar vueltas y vueltas, caminaba de la camilla a la puerta, luego a la ventana y así seguía sin detenerse. Estaba muy enojada, pero a pesar de eso, en cualquier momento parecía que se iba a poner a llorar, y la entendían perfectamente. No todos los días se recibían una noticia como esa… y afortunadamente Fate se encontraba en una misión lejos de ahí, así que Nanoha no cometería un crimen, del cual se arrepentiría el resto de su vida. Y esperaban haberla calmado para cuando la rubia llegase a Mid- Childa, o realmente la instructora mataría a su pareja, ¿Por qué? Por las hormonas, según Shamal. Aunque Fate no tenía más culpa que Nanoha. -Nanoha-chan, cálmate. Por favor.- Pidió Hayate con nerviosismo, al ver como su amiga gruñía y se paseaba como fiera enjaulada. -¿Qué me calme?- Gruñó la instructora. – ¡¿Cómo quieres que me calme?- Vociferó.- ¡¿Escuchaste lo que me dijo?- Apuntó a Shamal la cual suspiró y se levantó de su asiento, temiendo que Takamachi se le tirase encima.- ¿Estás completamente segura, Shamal?- Sus ojos reflejaron esperanza y Shamal detestaba tener que quebrar aquel anhelo por una respuesta negativa. Era verdad y Nanoha debía afrontarlo. -Sí, no hay dudas.- Murmuró su respuesta la doctora. -Pero…- Titubeó ¿Cómo contradecir un diagnóstico así?- Tiene que haber un error… por favor, Shamal hazme el examen de nuevo.- Pidió y es que era imposible aceptar de buenas a primera el análisis

Fate Nanoha

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NanoFateUn Pequeño Cambio

Parte I.

Era un día normal en la sexta unidad móvil, todo era tranquilo desde que Jail Scaglietti fue capturado. Pero en la enfermería de aquel lugar, no estaba todo tan calmado, la comandante de la unidad Hayate Yagami y la doctora Shamal, estaban con la instructora de combate, Nanoha Takamachi que se encontraba, extrañamente, lanzando improperios en contra de su novia, Fate Testarossa Harlaown, que se encontraba en una misión lejos de ahí, sin imaginarse aquella situación.

-¡¿Cómo pudo hacerme esto? ¡La voy a matar!- Bramó llena de ira.- ¡¿Qué voy hacer ahora?- Esa pregunta era difícil de contestar.

Hayate y Shamal miraban a Nanoha dar vueltas y vueltas, caminaba de la camilla a la puerta, luego a la ventana y así seguía sin detenerse. Estaba muy enojada, pero a pesar de eso, en cualquier momento parecía que se iba a poner a llorar, y la entendían perfectamente. No todos los días se recibían una noticia como esa… y afortunadamente Fate se encontraba en una misión lejos de ahí, así que Nanoha no cometería un crimen, del cual se arrepentiría el resto de su vida.

Y esperaban haberla calmado para cuando la rubia llegase a Mid-Childa, o realmente la instructora mataría a su pareja, ¿Por qué? Por las hormonas, según Shamal. Aunque Fate no tenía más culpa que Nanoha.

-Nanoha-chan, cálmate. Por favor.- Pidió Hayate con nerviosismo, al ver como su amiga gruñía y se paseaba como fiera enjaulada.

-¿Qué me calme?- Gruñó la instructora. – ¡¿Cómo quieres que me calme?- Vociferó.- ¡¿Escuchaste lo que me dijo?- Apuntó a Shamal la cual suspiró y se levantó de su asiento, temiendo que Takamachi se le tirase encima.- ¿Estás completamente segura, Shamal?- Sus ojos reflejaron esperanza y Shamal detestaba tener que quebrar aquel anhelo por una respuesta negativa. Era verdad y Nanoha debía afrontarlo.

-Sí, no hay dudas.- Murmuró su respuesta la doctora.

-Pero…- Titubeó ¿Cómo contradecir un diagnóstico así?- Tiene que haber un error… por favor, Shamal hazme el examen de nuevo.- Pidió y es que era imposible aceptar de buenas a primera el análisis hecho por la rubia. Era… ilógico, iba en contra de todo lo que ella había aprendido en la tierra. Por eso dudaba tanto… a ella le habían enseñado otra cosa. ¡Por eso no se había preocupado!

-Vamos Nanoha-chan, no es tan malo.- Comentó despreocupada Hayate. Takamachi miró a su amiga con furia, sus ojos brillaron y parecía que había llamas en ellos, Yagami se tapó la boca con una mano.- Lo siento, no debí decir algo tan descuidado.

-Yo me tengo que disculpar, estoy actuando como histérica.- Nanoha se sentó en la camilla y miró sus manos, pensativa. ¿Qué había hecho para que eso sucediese? Bueno, sabía que había hecho, pero ¿Cómo fue posible? Biológicamente era improbable, aunque claro en Mid-Childa todo se daba vueltas, todo era muy distinto a como se lo habían enseñado en la tierra. Era un planeta desarrollado, no sabía porque seguía extrañándose… pero aún así, ¡No se suponía que la anatomía humana debía cambiar! Si lo hubiese sabido… nada habría cambiado.

-Tienes que hablar con Fate-chan.- Aconsejó Shamal ofreciéndole un vaso con agua, que Nanoha aceptó gustosa.- No te puedo dar ningún medicamento, lo siento.- Se disculpó aunque no sabía exactamente el motivo, ¿Era por no poder darle un calmante o por haberle dado aquel diagnóstico? ¡Si ella no tenía la culpa de nada!- Esto me gano por ser doctora…- Pensó con cansancio.- O mejor

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dicho, por ser la doctora de esta gente…- No había nada peor que tener que atender a unas heridas Nanoha, Fate y Signum, eso si que era un dolor de cabeza.- Como si yo fuese la que lucha como bestia…- Suspiró y se concentró en su problema actual: Nanoha.

-¿Qué le voy a decir?- Nanoha se tomó el vaso de agua.

-Bueno, la verdad ¿No?- Contestó Hayate con una sonrisa.- No es como que se lo puedas ocultar, bueno lo puedes hacer, pero no por mucho tiempo.- Takamachi suspiró, era verdad. No podía ocultar su estado por mucho tiempo.

-Esto es tan…- Se mordió el labio inferior. ¿Cuál era la palabra exacta, para describir su situación?

-¿Lindo? ¿Tierno?- Quiso saber Yagami, aunque por su mueca, se notaba que no esperaba una respuesta así.

-Raro.- Terminó la instructora, sin tomar en cuenta, las palabras de su amiga.- Nunca me imaginé que…- Ni siquiera podía decirlo.

-Vamos, debes decirlo.- Alentó Shamal.- Después te acostumbrarás, es normal que las primerizas tengan miedo, Nanoha.- Hayate asintió al escuchar las palabras de la doctora, como si ambas tuviesen experiencia en aquel campo.

-¿Qué saben ustedes? ¡Lo único que manejan es teoría!- Gritó enojada, asustada y todo eso que sienten las primerizas, según el punto de vista de Shamal, que sólo tenía sonrisa paciente en el rostro.- ¡No sonrías como si supieras lo que siento!

-Bueno, Nanoha… no es culpa mía, o de Hayate-chan que estés…-

-¡No lo digas!- Gruñó la mujer.

-¿Cuándo lo vas asumir?- Preguntó Hayate con una sonrisa, al parecer no le importaba exponer su vida, porque Nanoha estaba tan enfadada, que en cualquier minuto sacaría a Raising Heart.

-¡Es imposible!

-"¿Qué es imposible?" Nanoha se paralizó al escuchar esa voz.- "¿Nanoha?"- Se giró lentamente y notó con alivio que su novia no se hallaba en la habitación. Ella se había puesto en contacto con Shamal, no estaba ahí o de lo contrario todas sus defensas se habrían roto y hubiese terminado llorando en los brazos de la mujer de ojos carmesí. Tenía miedo, y no se lo quiso mostrar a Fate, aunque no lo ocultó muy bien.

-Fate-chan…- Susurró la maga. -No, no es nada… Nyahaha…- Soltó su característica risa, pero a los oídos de Fate sonó muy forzada y como era de esperarse, la enforcer se preocupó.

-"Pero…"- Al ver la mirada suplicante de su novia, Fate dejó de hacer preguntas. Ya volvería a casa para aclarar todo.- "Shamal, tenemos cuatro heridos de gravedad, preparen la sala de emergencia, volvemos esta noche."- El corazón de Nanoha se detuvo, ¿Esa noche? ¿Tan pronto? El temor fue evidente en su cara y la preocupación de Fate aumentó.- "¿Cómo está Vivio?"

-Como siempre, un poco inquieta y curiosa, pero esta muy bien.- Respondió perdida Nanoha. Vivio… ella también se iba a ver afectada por su estado.- Se pondrá muy contenta, cuando le diga que vuelves esta noche.- Comentó al azar, aunque su tono tenía de todo, menos entusiasmo.

-¿Y tú, Nanoha?- Las palabras de Fate eran tranquilas, a pesar que su pecho se encontraba apretado, ¿Y cómo no iba a estarlo? Si Nanoha la estaba tratando de una manera bastante fría e impersonal, otras veces llegaba a saltar de alegría cuando ella llamaba, pero por algún motivo que temía descubrir, ahora todo era muy diferente.- ¿Estás contenta por mi vuelta?- Hayate y Shamal hicieron una mueca al escuchar esas palabras, Fate no estaba entendiendo nada y ciertamente no era su culpa.

-¡Claro que sí!- Chilló la instructora. -Me alegra que vuelvas, ha pasado un mes…- Con cada palabra que decía, su voz se iba apagando.

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-"¿Tienes algo que contarme?"- La voz de Fate sonaba carente de emociones. Nanoha la miró y con culpa notó como en los ojos de su pareja, había tristeza y miedo.

-Sí, Fate-chan.- Asintió y le sonrió a su novia.- Tengo muchas cosas que contarte, pero lo haré en persona.- La rubia asintió, incapaz de decir algo.- ¿A qué hora volverán?

-"Pasada la media noche."

-Te esperaré despierta.- Aseguró la instructora con una sonrisa dulce en el rostro.- Te he extrañado mucho…- Shamal y Hayate intercambiaron una mirada divertida, eso sucedía a menudo. Nanoha y Fate se encerraban en su pequeño mundo, olvidaban que había más gente a su alrededor y se volvían muy melosas. Y por que no se habían visto en un mes y varios días, las dejaron ser.

-"Ya me tengo que ir, Nanoha."- Murmuró Fate.

-Ya veo…- Suspiró desilusionada, después del susto inicial, estaba alegre de haber hablado con su novia.- Nos vemos está noche, Fate-chan.- La rubia asintió.- Y no olvides que te amo.

-"Lo sé."- Fate sabía que Nanoha esperaba otra respuesta.

-¡Fate-chan, eso es cruel!- Reclamó con la mejor cara que tenía en su repertorio de: 'perritos abandonados'. La rubia soltó una risa al verla.

-"Lo siento, no lo pude evitar. Te ves linda, cuando pones esa cara."- Y Nanoha se sonrojó, como siempre. Fate no había perdido ese toque halagador, que tenían a su autoestima por los cielos.- "También te amo"- La sonrisa de Nanoha se extendió por todo su rostro.- "Nos vemos, Nanoha"- Se despidió con una sonrisa.

-Nos vemos, Fate-chan.- La comunicación se cortó y Nanoha se giró, mucho más feliz de lo que había estado inicialmente.- ¿Qué es tan divertido?- Preguntó, mirando a Hayate y Shamal que se reían entre dientes.

-Hace unos minutos, querías matar a Fate-chan.- Explicó la castaña sin reprimir su sonrisa.- Ya sabes… por hacerte "eso".- Las mejillas de Nanoha se encendieron y las palabras no salieron de su garganta, ¿De vergüenza o rabia? Hayate prefería pensar que era por lo primero.- Que de seguro no querías hacer…- Siguió burlona.

-¡Hayate-chan!- Vociferó Nanoha con vergüenza, ¿Por qué Yagami se metía en su vida privada? Era su amiga, pero eso no le daba ningún derecho a inmiscuirse… y recordó de quién se estaba hablando, era Hayate Yagami, obviamente se iba a meter en su vida, su hobby era molestar a la gente, especialmente a ella y a su novia.

-Ya, ya.- Tranquilizó la muchacha más baja.- Aunque debes decirme todos los detalles…

-¡Shamal, dile algo!- Rogó Nanoha y la aludida asintió, al parecer creía que la tortura a la pelirroja había sido suficiente.

-Hayate-chan, no es bueno que la alteres o estreses, es malo para su salud.- Shamal hablaba con una sonrisa, y Nanoha de pronto recordó su estado y se comenzó a imaginar lo complicado que se volvería todo, la familia que había formado para Vivio se vendría abajo, Fate no iba a querer estar más con ella, se había vuelto una carga.

-¿Qué le voy a decir a Fate-chan?- Preguntó afligida, sus ojos se llenaron de lágrimas.- Yo estoy… me va a dejar, no va a querer estar conmigo… no me va a creer que ella sea... y…- Hayate la abrazó con una sonrisa compresiva. Y Nanoha estalló en llanto. No todos los días, debías darle una noticia así a tu novia.

-Es normal que tengas miedo, pero recuerda que hablamos de Fate-chan, ella no hará nada parecido a lo que dices.- Le tranquilizó mientras le acariciaba el cabello.

-¿De verdad lo crees?- Hayate asintió y le ofreció un pañuelo, que gustosa aceptó.- Pero… es difícil creer… que yo…- Titubeó un momento y las otras ocupantes del cuarto guardaron silencio. Nanoha

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suspiró, por primera vez lo iba a decir a viva voz.- Que yo esté embarazada, sin haber tenido algún tipo de relación con un hombre.

-Si ese es el caso, algo que es bastante obvio, ¿Fate-chan, tiene que hacerse cargo de lo que hizo, no?- Nanoha se sonrojó ligeramente al reconocer, el tono sugestivo de su amiga, pero en el fondo le estaba agradecida por aquellas palabras, que la animaban a decirle a su novia que estaba embarazada.

-Gracias, Hayate-chan.- Murmuró llena de gratitud.- Pero…- Miró a Shamal que estaba en su escritorio.- ¿Cómo fue posible?

-¿Magia o tecnología?- Habló la doctora.- No lo sé, voy a tener que averiguarlo.

-¿Cómo lo averiguarás? ¿Lo vas a poner en práctica o algo así?- Preguntó Hayate con una sonrisa.

-¿Cómo lo podría poner en práctica, Hayate-chan?- Quiso hacerse la desentendida, pero Shamal tenía una idea bastante clara, de lo que estaba sugiriendo Hayate.

-Ya sabes, vas a intentar tener hijos con Signum, ¿No?- Y el color rojizo en las mejillas de Shamal, fueron toda la respuesta que necesitaba la castaña.- Aunque conociéndolas, lo van a intentar muchas veces y no van a querer tener resultado, para así seguir intentando porque son unas insasia-…

-¡Hayate-chan!- Interrumpió la doctora. Nanoha se comenzó a reír, por lo menos ya no la estaban haciendo sufrir a ella.

Todo quedó en silencio, Nanoha se puso una mano en el vientre con una sonrisa, ¿Un hijo? No parecía tan malo ahora, le estaba comenzando a gustar la idea de ampliar su familia.

-Nanoha-chan.- rompió el silencio, la comandante.

-¿Sí, Hayate-chan?

-¿Me dirás los detalles íntimos?

-…

-¿Usan la lengua o los dedos? Signum y Shamal siempre usan…

-¡HAYATE-CHAN!

El grito de Nanoha y Shamal se escuchó por toda la unidad.

Un Pequeño Cambio.Parte II.

Fate estaba mirando el cielo oscuro y sin estrellas, a través de una de las ventanillas del helicóptero, estaba muy nerviosa y no sabía porque, había estado un mes lejos de su hogar, lejos de Nanoha, de Vivio y todos sus amigos cercanos, pero volver no le traía esa emoción que espero sentir. No, estaba asustada, presentía que algo malo sucedería. Sólo rezaba por el bienestar de Nanoha y Vivio, porque si a su novia e hija les pasaba algo, ella no podría soportarlo.

Cuando el helicóptero aterrizó y las puertas de este se abrieron, los heridos fueron recibidos de inmediato por una tranquila Shamal, que antes de marcharse le regaló una sonrisa llena de comprensión, como si la doctora supiese algo que ella ignoraba completamente.

Y su temor aumentó. Shamal confirmó sus sospechas, algo importante había pasado en su ausencia. ¿O sólo se estaba volviendo paranoica?

Tomó su bolso y silenciosamente comenzó a caminar, era tarde y no quería seguir haciendo esperar a Nanoha, ella tenía algo importante que decirle, se lo había comentado cuando había llamado. Y de pronto se sintió intrigada, dejando de lado el miedo y preocupación, dejó que la curiosidad se

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apoderase de ella. ¿Qué querría decirle Nanoha? Era algo importante, estaba segura… pero ¿Qué podía ser tan serio, para que no pudiesen esperar hasta el siguiente día? Por más que lo intentaba, nada aparecía en su mente.

Se le pasó por la cabeza, que podía ser algo con respecto a Vivio, sabía que su novia amaba a la pequeña, pero no era muy buena controlando su energía de cinco añera, o tal vez era algo sobre su relación. Se mordió el labio inferior, ¿Acaso algo le molestaba a Nanoha con respecto a ella? ¿Había hecho algo mal? ¿Había olvidado alguna fecha importante? Hizo funcionar su cerebro y nada parecido se le vino a la mente. No, no había hecho nada…

Y tal vez eso molestaba a Nanoha, que ella no hiciese nada para quedarse con su familia, que no rechazase ninguna misión, que trabajase como si el mundo se fuese acabar. Que pusiese su imagen como enforcer, por sobre su imagen como madre. Muchas veces, Nanoha se lo había reclamado en sus pequeñas discusiones… y quizá, ella no era tan buena madre como todos decían o creían, ni tampoco una buena pareja. Nanoha tenía mucha razón, en aquel montón de cosas que le recriminaba, cuando la ira le invadía. Nada de lo que decía por muy hiriente que fuese, era mentira.

Esas inseguridades ¿Por qué volvían a surgir? Se suponía que ella y Nanoha, estaban trabajando arduamente en formar una familia y claro, en mantener una sana relación amorosa, no eran la pareja perfecta, discutían, tenían desacuerdos, cometían errores, como todos. Y trataban de mejorar en los aspectos que fallaban, porque se amaban y no querían que los defectos que poseían, arruinasen su familia. Porque ya no eran sólo ellas dos, también debían pensar en Vivio. La niña merecía un hogar estable, su vida no había sido fácil.

Aunque tener a su Fate-mamá lejos por largas temporadas, tampoco le hacía muy bien a la pequeña.

-Supongo que mi principal problema, es la manía que tengo por el trabajo.- Susurró mientras bajaba las escaleras. El trabajo no era más importante que Vivo o Nanoha, al contrario, amaba estar con su novia e hija, pero lamentablemente de amor no se vivía y debía trabajar.

"¡Pero te tomas esa frase demasiado en serio, Fate!"

Le había dicho Nanoha, en una de esas tantas discusiones que habían tenido. ¿Cuántas veces había tenido que partir? Muchas, sin duda alguna. Planeaban vacaciones y salidas en familia, que eran canceladas el día antes, o a veces el mismo día, porque era llamada por alguna emergencia que se suscitaba. Donde, según sus superiores, debía estar la gran enforcer Testarossa Harlaown, y ¿Quién era ella para contradecir órdenes? No era nadie, sólo un peón que tenía mucho más poder mágico que el resto, que era utilizado para acabar con los peligros en un instante, así la TSBA brindaba una imagen de seguridad a la gente.

Pero eso iba a cambiar.

-Me voy a tomar un tiempo, quiero estar con mi familia y nada, ni nadie me va hacer cambiar de parecer.- Decidió con una pequeña sonrisa, imaginando la cara que iban a poner Nanoha y Vivio al enterarse de esa noticia.

No tenía idea, de la sorpresa que ella se iba a llevar.

Nanoha caminaba en círculos por la sala, estaba nerviosa e histérica, Fate llegaría en cualquier momento y tendrían aquella conversación. Por suerte Vivio estaba dormida, así no tendría que explicarle todavía que tendría un hermano y eso le quitaba un peso de encima. Siguió dando vueltas, miraba por la ventana, iba a la cocina por un vaso de agua, luego se recostaba en el sofá, se volvía a levantar y repetía la rutina.

No sabía como abordar el tema, es que no podía llegar y decir: "Fate, ¡Estoy embarazada!" A su pobre novia le daría un ataque de algo, y no quería dejar huérfano a sus hijos. Tampoco podía empezar con: "Fate-chan ¿Recuerdas esa noche, cuándo te pusiste cariñosa?" Porque seguramente

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mandaría el mensaje incorrecto, no era que le molestase el rumbo que tomarían las cosas, si Fate malinterpretaba su mensaje, pero debía informarle de su estado de inmediato. Entre más tiempo pasaba, peor se pondría la situación.

-Como si fuese fácil.- Farfulló con impaciencia.- ¿Cómo irá a reaccionar?- Comenzó a imaginar, el modo en que actuaría su novia al escuchar la noticia, pero nada se le venía a la mente. Fue a sentarse en el sofá de nuevo, sin dejar de intentar imaginar la posible reacción de su amante y nada se le ocurría, por más que quería no podía adivinar la reacción de la enforcer. Sólo ella le podía dar la respuesta, y se estaba demorando en llegar a la casa, y con la espera su valor y determinación se estaban esfumando.

-Vamos, Fate-chan.- Susurró nerviosa.- Llega antes de que me arrepienta.- Pidió y como si sus plegarias hubiesen sido escuchadas, la puerta se abrió lentamente. Su corazón se detuvo unos momentos. Y la vio ahí, parada en el pasillo, tan hermosa como siempre.

-¿Nanoha?- La voz suave de la rubia, rompió el silencio de la casa. Ella no había logrado ver a la pelirroja debido a la oscuridad, así que comenzó a caminar lentamente, procurando no golpear nada. Nanoha no podía dejar de mirarla, a pesar de la escasez de luz, podía ver perfectamente a Fate y como siempre, se quedó unos segundos embelesada recorriendo la figura de la enforcer.

-¡Fate-chan!- Se levantó de golpe asustando a la rubia, pero no le importó y la abrazó con fuerza.- ¡Te extrañé un montón!- Y sin decir más palabras la besó. Al hacer contacto sus labios, ambas sintieron ese conocido hormigueo en sus estómagos, volvieron a revivir la misma sensación, que sintieron años atrás cuando compartieron su primer beso. Volvieron a ser las adolescentes nerviosas y torpes que se besaron por primera vez en aquel puente, dónde comenzó su historia.

-También te extrañé.- Susurró agitada Fate, luego de romper aquel largo y profundo beso. Se quedaron unos minutos abrazadas, disfrutando el calor de la otra, embriagadas con el aroma dulce que desprendían sus cuerpos. Decir que se habían extrañado, era poco para describir lo que habían sentido en esos largos días, donde añoraron la presencia de la otra.

Y el encanto se rompió, cuando Nanoha recordó lo que debía contarle a Fate, su nerviosismo no pasó desapercibido para la enforcer, que con delicadeza, le acarició la mejilla.

-¿Sucede algo, Nanoha?- Le susurró muy cerca del oído y la instructora de combate se estremeció al sentir el cálido aliento de la rubia en su cuello. Su piel se erizó y le temblaron las piernas, la rubia le sujetó por la cintura, sintiendo la repentina debilidad de su novia. Y vaya que se sentía muy bien, estando entre los brazos de Fate.

Nanoha nunca se aburriría de esa sensación, se sentía protegida entre esos gentiles brazos.

-Tienes algo que decirme ¿No?- Volvió a cuestionar la mujer más alta, con un tono de voz mucho más bajo y seductor que la anterior, y de nuevo demasiado cerca de su oído. Nanoha pasó saliva, le costó un poco encontrar su voz.

-S-sí.- Balbuceó con un hilo de voz y con las mejillas rojas. ¿Cómo podía Fate hacerle sentir eso? ¡Sólo le había susurrado palabras al oído! Se sentía como una quinceañera nuevamente, y vaya que le gustaba esa sensación.- Tengo algo muy importante que decirte, Fate-chan.- Se separaron y se dirigieron al sofá de la mano.

-¿Por qué no encendemos la luz?- Preguntó la rubia de pronto, intentando aligerar el nerviosismo de la instructora.- Quiero ver tu lindo rostro.- Comentó con una sonrisa y sus palabras lograron el efecto esperado.

-¡Fate-chan!- rió Nanoha con un leve tinte rosa en las mejillas.- Deja de halagarme, que ya tengo la autoestima por los cielos.- Se quejó con una sonrisa.

-Pero sólo digo la verdad.- Después de algunas bromas y risas, las mujeres encendieron las luces.- ¿Y qué me quieres decir? Me preocupé, después de esa llamada. ¿Pasa algo malo, Nanoha?- El rostro de Fate mostraba seriedad, realmente la mujer esperaba muy malas noticias.

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-Y no las son… ¿Verdad?- Se preguntó Nanoha. Era un embarazo, iban a tener un hijo y eso era una bendición, una buena noticia, no algo malo, ¿Cierto?- Genial, Nanoha… escogiste un muy buen momento para sentirte insegura…

-¿Nanoha?

-Verás, es algo complicado de explicar Fate-chan… o mejor dicho, de entender.- La rubia sintió como la mano de Nanoha comenzaba a sudar y le dio un apretón suave. Takamachi sonrió agradecida.- Verás Fate-chan… yo… te amo, ¿Lo sabes, no?- La chica de ojos escarlata asintió sin dudar.- Y sabes que sería incapaz de hacer algo para herirte…

-Lo sé, Nanoha.- Aseguró la rubia.- Pero, sigo sin entender…- Nanoha le puso un dedo en los labios y Fate guardó silencio.

-Hoy me sentí mal, y Hayate-chan me llevó donde Shamal.- Comenzó el relato, su voz temblaba con cada palabra que decía y cada vez se iba poniendo más pálida. Fate se inquietó, algo no sonaba bien.- Me hizo unos exámenes y…

-¿Estás enferma?- Interrumpió angustiada.

-No exactamente.- Masculló y se quedaron un momento calladas. Fate le dio un apretón en las manos y le sonrió con calidez. Nanoha sintió una repentina confianza.- Fate-chan yo… estoy em…- Nanoha se mordió el labio inferior.- Embarazada.- Siseó débilmente y Fate agudizó su oído y aún así no logró entender esas palabras.

-¿Estás qué? Lo siento, no entendí…- Se disculpó.

-¿No entendiste o no quieres entender?- Preguntó con el ceño fruncido.- También es tu responsabilidad, ¡¿O te vas a echar para atrás?- Y se puso a llorar abiertamente, dejando a una enforcer más que confundida.- Oh genial, cambios de humor…- Pensó, pero no podía dejar de llorar, tenía miedo y Fate no estaba haciendo las cosas muy fáciles.- ¡Tontas hormonas!

-¡Nanoha!- Fate la abrazó intentado confortarla, aunque ella estaba más asustada que la pelirroja. ¿Por qué lloraba? ¿Acaso tenía algo grave?- Lo siento, yo… yo… de verdad no te escuché… no llores, por favor.- Pidió acariciando el cabello y la instructora lentamente se separó de ella.- ¿Nanoha?

-Estoy embarazada…- Habló, ni fuerte ni bajo. Fate escuchó claramente y suspiró aliviada.- ¿Fate-chan?

-Me preocupé, pensé que era algo grave.- Susurró con una sonrisa.- Pero sólo estás…- Y Fate en ese momento, proceso bien las palabras de Nanoha. Su sonrisa desapareció, se puso pálida y miró a Nanoha con los ojos abiertos.- ¿Em… bara… zada?- La voz que salió de su boca, no era la suya. No era esa voz dulce y tranquila que Nanoha amaba tanto. No, en esos momentos era temblorosa y aguda.

-Sí, vamos a tener un hijo.- Informó la mujer de cabello rojizo, sintiéndose un poco impaciente y porque no decirlo, nerviosa y asustada por la falta de respuesta de Fate. ¡Le había dicho que estaba embarazada! ¿Y cuál era su reacción? Quedarse callada.- ¿Fate?- volvió a llamarla.

-Va-vamos a tener u-un hijo…- Fue la respuesta de Fate.

-Me estás asustando, di algo…- Pidió Nanoha tomando la mano de la rubia. Estaba fría y sudada. La enforcer al sentir el tacto de su novia, pareció reaccionar.

-¿Cómo es posible Nanoha? Ambas somos mujeres…- Fate habló con incredulidad, pero aun así su corazón comenzó a latir con fuerza. ¿De emoción quizá? Después de todo, un hijo era una bendición ¿O era por miedo? Si ella consideraba, que no era una buena madre para Vivio, ¿Qué haría con otro hijo? Y Nanoha… ¿Cómo le pudo hacer eso? Y Fate extrañamente sintió culpa.

-N-no lo sé… Shamal tampoco supo explicarlo.- Fate movió afirmativamente su cabeza,

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comprendiendo las palabras de Nanoha, pero fue un grave error, todo le comenzó a dar vueltas.- ¿Fate-chan te sientes bien? Estás mucho más pálida y…

-…N-no.- Todo lo que vio la rubia fue oscuridad.

-¡Fate-chan!

Poco a poco fue recuperando sus sentidos. Lo primero que logró apreciar, fueron voces a su alrededor, pero no lograba entender nada de lo que hablaban, su cabeza dolía mucho, sentía que en cualquier momento iba a explotar. Lentamente fue abriendo los ojos, esperando ver alguna cara familiar, pero todo lo que logró ver fue el blanco techo de la habitación.

-Hey, al fin despiertas.- Habló una mujer, con un extraño acento.

-¿Hayate?- Murmuró incorporándose. Miró a sus alrededores, reconociendo la enfermería de la unidad seis.- ¿Dónde está Nanoha?

-Aquí estoy.- Apresuradamente la instructora se acercó a su novia.- ¿Te sientes mejor?- Con una seña, Nanoha pidió a Hayate y los Wolkenritter que las dejasen solas. Y estos en silencio abandonaron la habitación.

-Sí. ¿Qué pasó?- Preguntó desorientada.

-Eh… verás te desmayaste cuando te dije que… estaba embarazada.- Nanoha vio como la rubia se tensaba.- Antes que digas algo, ¡Te aseguro que no es de Yuuno-kun! ¡Es nuestro!- Aseguró sabiendo que Fate era celosa y que su primera sospecha sería el chico hurón.

-Oh…- Soltó sin salir de su impresión, pero el nombre de Yuuno le hizo fruncir el ceño. Ese hombre que había intentado reemplazarla cuando había estado en misiones lejos. El recuerdo más claro que se le venía a la mente, fue el primer día en la escuela de su hija. Ella había sido mandada a una misión en el espacio y para su total molestia, Yuuno había ocupado el lugar que le correspondía a ella. Y no entendía porque el hurón había estado ahí, si Nanoha le había dejado claro que nunca sintió nada por él, más allá de una amistad.- No puedo creer lo celosa que soy.- Se dijo con cansancio. Es que hablar de Yuuno era un nervio sensible que tenía, le molestaba la cercanía que Nanoha tenía con él, y estaba de más decir que la obvia atracción del hurón por su novia, era el motivo principal de sus celos.- Puedo confiar en Nanoha, pero no en él.

-¿No me crees?- Preguntó con un nudo en la garganta.

-¡Claro que sí!- Tomó la mano de Nanoha.- Lo siento, es que… es todo tan repentino.- Se rió nerviosamente.- Y tengo un poco de miedo…

-¿Por qué?

-No sé.- Mintió, pero era por el bien de Nanoha. No quería preocuparla con sus inseguridades, iba a mejorar como madre y pareja, trataría de permanecer el mayor tiempo posible con Nanoha, Vivio y su futuro hijo.- Tenemos que decirle a Vivio que tendrá una hermana.- Cambió de tema con rapidez, tampoco quería hacer de su inseguridad un drama.

-¿Hermana? ¿Cómo sabes que será niña?

-Es… genética.- Takamachi se rió nerviosa, ella nunca fue buena en ese tipo de cosas.- ¿Shamal no te lo dijo?

-Creo que no la dejé.- Se rascó la nuca.- Gracias Fate-chan.- Abrazó a la rubia.- Cuando me enteré, creí que me dejarías…

-Eso nunca.- Le dio un beso en la frente.- Y menos ahora que seremos cuatro.

-Fate-chan… no seremos cuatro.

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-¿Eh, porqué?

-Porque son trillizas.

- ¡¿QUÉ?

-…

-…

-Es broma, Fate-chan.- Dijo después de un rato, riendo. Miró a su novia y con asombro notó, que nuevamente se había desmayado.- ¡Mou, Fate-chan!- Gimió recostando a la inconsciente rubia en la cama.- Cielos, creo que nunca voy aprender a bromear.- Se lamentó mirando a la enforcer que tenía los ojos como espiral, mientras murmuraba 'Son trillizas'.

Pero a pesar de todo, Nanoha sintió calma, ya había pasado lo más difícil ¿No?

Un pequeño Cambio.Parte III.

Fate estaba escuchando las instrucciones de Shamal, con respecto a la nueva dieta de Nanoha, pero aunque quería no podía prestar toda su atención a la doctora, su corazón aún latía rápido, realmente aquella broma de Nanoha no le había hecho ninguna gracia, aún estaba pálida y le sudaban las manos. Imaginar que había una posibilidad, de que fuesen trillizas era realmente… aterrorizante. Ya se imaginaba a tres niñas, con la energía de Nanoha y su velocidad… sería un desastre total.

Levantó un poco la mirada, y se topó con los ojos azules de Hayate, la comandante estaba claramente divertida mirándola, frunció el ceño y desvió la mirada. No tenía ni los ánimos, ni la energía para aguantar las bromas de su amiga, ya había tenido bastante en un día. Preocupaciones, sorpresas… ¿Y más bromas? No lo iba a poder soportar, estaba agotada. Quería dormir, alejarse de Hayate y de sus torturas, quería irse con Nanoha, y acostarse a dormir abrazada a ella, como siempre lo hacía.

− ¿Te sientes bien, Fate-chan?− La pregunta de Hayate sobresaltó a la enforcer, pero no contesto. Temiendo que sus palabras fuesen usadas en su contra como siempre sucedía.− Parece que aun estás procesando las palabras de Nanoha-chan.− La rubia se refregó las manos nerviosa, sin saber que decir. Iba a ser madre, una hija de ella y de Nanoha… ¡No era tan fácil procesarlo! Debían darle un poco más de tiempo.

Al no escuchar la respuesta de la rubia, Nanoha le miró de reojo con preocupación.

¿Qué le sucedía a su novia? Era verdad que la noticia que le había dado, era para sorprenderse, pero no le había dicho palabra alguna desde que se había desmayado por segunda vez. Miró el piso con miedo, mil cosas pasaron por su mente, cada una más absurda que la anterior. Fate estaba asimilando la noticia aún, no había de que preocuparse, era normal. Entonces, ¿Por qué ni siquiera la miraba?

−No pienses en tonterías, Nanoha.− Se dijo intentando calmarse, pero al ver que su novia miraba seriamente, casi fría el techo, le hizo dudar.− Cálmate, te dijo que no te iba a dejar… ella no es así, ¡Deja de dudar!− Se regañó con enfado, sabía que estaba siendo ridícula, Fate la amaba y le había dicho que no la dejaría. Tomó la mano de la rubia y la presionó débilmente, la miró vacilante, pero la sonrisa cálida que se había formado en el rostro de su novia, le calmó. Todo era su imaginación.− ¿Qué debemos hacer, Shamal?

−Pues, ya te dije como cuidar tu dieta.− La doctora sonrió comprensivamente, al ver a dos de las magas más poderosas del universo, nerviosas por un simple embarazo.− Olvidé comentarte, debes

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dejar de beber café, Nanoha. Es dañino, pues la cafeína está asociada a las interrupciones del embarazo, sobre todo en el primer trimestre.− Fate reprimió una mueca, su novia era adicta a la cafeína, según decía no podía empezar su día sin su taza diaria de café.

−Pero… ¿Qué voy hacer sin mi café de cada mañana?− Preguntó con un puchero.

−Bebe leche, nada de cafeína Nanoha.− El rostro de Shamal se volvió extremadamente serio.− El consumo de cafeína, se asocia cada vez más a los abortos espontáneos, Nanoha y no queremos eso. ¿Verdad?− La maga asintió rápidamente, asustada al oír la palabra aborto.

−Yo me encargaré de eliminar toda la cafeína de la casa.− Comentó Fate, igual de asustada que su pareja. Sería un golpe duro si Takamachi llegaba a perder a su hija. El simple hecho de pensarlo, le hizo estremecer.

−Oh, y me temo que no podrás seguir con tu trabajo, Nanoha.− Shamal esperó los gritos, que afortunadamente no llegaron. La doctora miró a la instructora y con sorpresa vio su expresión seria, mientras asentía a sus palabras.

−Está bien, si es por el bien de nuestro bebé.− Testarossa parpadeó varias veces, esperando los reclamos de su pareja al igual que la doctora, pero Takamachi estaba decidida a seguir al pie de la letra casa indicación de Shamal.− Me pasaré los nueve meses, en el escritorio si es necesario, no quiero que nada malo le pasé a nuestra hija, ¿Verdad Fate-chan?− La enforcer asintió lentamente, y acarició tiernamente la mejilla de su novia.

−Veo que Fate ya te habló de la genética, como sea. Te voy a controlar mensualmente, si tienes alguna duda o problema, no dudes en venir.− Ambas asintieron y se levantaron dispuestas a ir a su hogar. Cansadas por todas las emociones que pasaron en el día.− Fate, mañana quiero que te pases por acá. Tengo que hablar contigo, con respecto a los heridos de la misión y sobre tu salud.− Hayate se levantó también, mirando a la rubia que asentía y recordó que ella también debía hablar con su amiga.

Y no eran precisamente noticias buenas.

−También tengo que hablar contigo, es sobre tu trabajo.− La pareja se detuvo y se notó la tensión en ambas.

−No…− Nanoha miró angustiada a su amiga.− ¿Se tendrá que ir nuevamente?− Hayate bajó la mirada, Fate suspiró con tristeza. Nanoha sintió como su garganta se apretaba. No podría pasar por su embarazo sola, sin el apoyo de Fate… ¿Era hija de ambas, no? Era el deber de la rubia quedarse a su lado.− Pero no es ella la que quiere marcharse… es por su trabajo…− Y dolía no ser la prioridad de la enforcer.

−Eso tendremos que analizarlo.− Una sonrisa llena de pesar se formó en el rostro de la castaña, aunque no era su culpa que solicitasen a Fate para tantas misiones y tampoco la rubia se podía negar. Ordenes eran ordenes y si no se cumplían, le podían quitar el título de enforcer y así arruinar su carrera… aunque ya estaban arruinando su vida personal.− Ahora vayan a su casa, tienen que hablar con Vivio, ¿Verdad?

−Sí… gracias por todo, Shamal.− Habló Fate sin ánimos, no se había imaginado que tendría que marcharse tan pronto. Y no quería irse, no dejando a Nanoha sola, no estando embarazada. No.− Como si pudiese negarme…− Pensó con abatimiento. Aunque lo desease, no podía permanecer junto a su novia. Era su obligación ir a cada misión que le asignaban, debía ir a menos que hubiese una razón de peso para permanecer en la unidad.

¿El embarazo de Nanoha, no era una buena razón? Por supuesto… pero, había un problema. No había nada que las vinculase frente a sus superiores, no había motivo alguno para que ella se tuviese que quedar, legalmente Nanoha no era nada suyo…

−Si tan sólo…− Fate desechó la idea incluso antes de procesarla completamente.− No… es complicado, no se podrá.

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Ambas caminaban en silencio por los pasillos, con destino a la enorme habitación que era su hogar. Nanoha iba cabizbaja, no quería hablar porque sabía que terminaría llorando, nunca habían solicitado a la enforcer tan rápido. Fate ni siquiera llevaba un día y ya se debía marchar. Normalmente se quedaba dos semanas y luego le daban una misión…

−Y precisamente en este momento… no se puede quedar ni siquiera un día…− Nanoha sintió como la rubia presionaba su mano, con delicadeza. Inevitablemente sus ojos se llenaron de lágrimas.− ¡¿Por qué te debes marchar?− Gritó llorando abiertamente, incapaz de mantener controladas todas sus emociones.

−Es… es mi trabajo, lo siento.− Susurró la enforcer acariciando la mejilla de su pareja, secando las lágrimas con su pulgar.− No puedo hacer nada Nanoha…

−Pero… pero ¡No es justo!− Al ver que su novia suspiraba rendida, se enfadó. ¿Por qué nunca se quejaba?− ¡Nunca dices nada! Parece que a veces te da igual separarte de nosotras…− Al ver el dolor en los ojos carmesí, Nanoha guardó silencio. Sabía que todo lo que había dicho era una vil mentira. Fate sufría tanto como ellas.− Lo siento… es sólo que… ¡No es justo!− Repitió sus palabras, Fate sonrió cansada y dolida… ¿Por las palabras de Nanoha? ¿O por tener que abandonarlas de nuevo?

−Tampoco es justo que digas esas cosas…− Desvió la mirada, Nanoha la abrazó.− No quiero irme, pero… ¿Qué puedo hacer, Nanoha?− Susurró, rodeando con sus brazos la cintura de su novia. Se quedaron un rato ahí abrazadas, sin saber que decir.

Ordenes son ordenes y se deben cumplir. Su deber es lo más importante.

Esa frase se las dijeron sus instructores, cuando ambas se graduaron de sus respectivas carreras.

Y estaban comenzando a odiarla.

Porque no podían escapar de ella.

−Será mejor que volvamos, es tarde.− Fate asintió sin ánimos.− Zafira, se quedó con Vivio…− Nanoha tomó la mano de la rubia y la guió hasta su hogar.− ¿Cómo le diremos a Vivio que tendrá una hermana?− Su pregunta aligeró la tensión del ambiente.− ¿Cómo crees que reaccionará?

−Eh… no lo sé.− Murmuró pensativa.− Y creo que lo mejor será decirle mañana, cuando vuelva de la escuela… ¿No?− La rubia vio como su novia sonreía traviesa.− ¿Por qué sonríes así?− Levantó una ceja con sospecha.

−Aunque estoy segura que no reaccionará como tú, nyahaha.− Nanoha rió y las mejillas de Fate se tornaron tan rojas como sus propios ojos.

− ¡¿Q-qué esperabas? Le vas a decir que tendrá una hermana, ¡N-no que será madre! − Rebatió tartamudeando y con aire ofendido, aunque más que eso era para ocultar su vergüenza.− ¿Cómo hubieses reaccionado tú en mi lugar?− Interrogó mientras abría la puerta de su habitación.

−Pues… no lo sé.− Takamachi abrazó a Testarossa y sonrió con aquella mueca atractiva que derretía a Fate.− Pero no me hubiese desmayado.− Golpeó la nariz de Fate con su dedo índice.− Aunque me debo disculpar por la broma de las trillizas…− Antes de recibir réplica, besó a la rubia apasionadamente. Los labios de Nanoha buscaban una respuesta, que Fate no le estaba dando, se encontraba muy sorprendida, ya que la boca de su novia era dominante y exigente sobre la suya.

Su mente quedó en blanco.

Cuando reaccionó, dividió sus labios y se perdió en aquel beso alucinante. No recordaba haber sentido eso nunca antes, ¿Era debido al tiempo que habían estado separadas? No se preocupó en encontrar la respuesta cuando ya la sabía.

El beso era tan placentero que el par, no se dio cuenta cuando la luz se encendió. Tampoco cuando un animal azul y una pequeña rubia hicieron acto de presencia, ambos les miraban desde el otro

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extremo del pasillo, con sorpresa. Y el animal con un poco de vergüenza.

−Cof, cof…− Se aclaró la garganta, Zafira. La pareja se separó abruptamente, ambas con la cara totalmente roja.

Habían sido atrapadas en un mal momento.

-¡Fate-mama!− La pequeña rubia de ojos bicolor, corrió hasta su mamá, quién la recibió con una enorme sonrisa y los brazos abiertos.− ¡Vivio te extrañó mucho!− Y la niña le dio un sonoro y tierno beso en la mejilla aun sonrojada de la rubia mayor.− Nyahaha, la mejilla de Fate-mama está caliente.− Comentó con voz risueña y se apegó al cuerpo de su madre.

−También te extrañé, Vivio.− Acarició la cabeza de su hija.− ¿Cómo te has comportado?− Fate miró a Zafira, le agradeció su ayuda con un asentimiento y comenzó a caminar con Vivio en sus brazos, mientras oía la animada respuesta de la pequeña.

−Ah… gracias, Zafira.− Soltó la instructora con una sonrisa nerviosa, aun avergonzada de haber sido atrapada besándose con su novia, de manera tan… poco inocente.− Espero que no hayas tenido problemas…

−No hubo problema.− Respondió el animal serio, como siempre.− ¿Está todo en orden?− Cuestionó refiriéndose a la situación que estaban pasando ambas mujeres, aunque preguntó más por cortesía que por otra cosa, ya que con la escena que había presenciado, le quedó claro que todo estaba perfecto.

−Sí, todo está bien.− Respondió con voz baja, aunque su sonrisa era feliz.− Gracias por la ayuda, Zafira.− Agradeció nuevamente, el lobo azul asintió y se marchó.− Pero todo estaría mejor, si Fate-chan no tuviese que irse mañana…− Pensó con tristeza, aunque no sabía si realmente la enforcer tendría que ir a otro planeta, no había nada oficial.− Eso no dice nada, cada vez que la llaman es porque tiene que abandonar Midchilda.− Se dirigió a donde se encontraban Fate y Vivio.

− ¡Vivio es muy lista!− Escuchó la alegre voz de la niña y luego su risa infantil. Cuando las vio no pudo evitar sonreír. Fate le estaba haciendo cosquillas a la pequeña, mientras esta intentaba hacer lo mismo con su madre, sin obtener resultados.− ¡Nyahaha! ¡No… justo! ¡Fate-mama es más graaaandeeee que Vivio!

−Después de unos años, Vivio será más grande que Fate-mamá.− Comentó Nanoha llamando la atención de su familia.

−¡Siiiii!−Chilló corriendo hacía Nanoha− ¡Así Vivio podrá proteger a Nanoha-mama y a Fate-mama de los malos!− Takamachi le dio un beso en la frente a la niña y esto logró que la sonrisa de Vivio se extendiese.− ¡Nanoha-mama anda muy cariñosa hoy! Le dio un beso a Fate-mama y a Vivio.− Testarossa se sonrojó un poco y guardó silencio.

−Siempre ando cariñosa.− Nanoha hizo un puchero ofendido, logrando que Vivio riera. ¡Todo era más divertido, cuando sus dos mamás estaban con ella! Y no quería que eso cambiase. Así todo era perfecto.

−Ya es tarde, Vivio.− Habló Fate, con su característica voz maternal.− Será mejor que duermas, o mañana costará levantarte.

−Pero no quiero…− Gimoteó.− ¡Vivio quiere estar con Fate-mama y Nanoha-mama!

−La escuela es importante, Vivio. Debes descansar, para sacar excelentes calificaciones.− La sonrisa de Vivio vaciló un poco, sabía que sus mamás tenían razón, ¡Pero hacía tiempo que no estaban todas juntas!− Sé que eres inteligente, Vivio. Pero necesitas descansar.− Al escuchar el halago los ojos de la niña de iluminaron.

-¡Mm! Porque Vivio es taaaan inteligente como Fate-mama.− Informó con orgullo.− ¡Sensei siempre lo dice!

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−Mou, siempre dicen eso. Como si yo fuese tonta.− Rezongó Nanoha, intentando parecer ofendida.− Estoy empezando a creer que los maestros de Vivio, piensan que sólo soy una máquina de guerra.− Ambas rubias se rieron al ver las morisquetas que hacía Nanoha. Pero pronto la risa de Fate murió.

¿Por qué no podían permanecer siempre así?

− Es por mi culpa.− Meditó la enforcer con angustia y su expresión no pasó desapercibida para Nanoha.

−Fate-chan…− Vivio miró a sus madres preocupadas, no entendía que había sucedido.

Pero antes de que la niña notase algo, Fate fingió una sonrisa feliz.

Y todo parecía estar bien de nuevo.

−¡Zafy dijo que tenían que decirle algo a Vivio!− Ambas mujeres se miraron con sorpresa, era el momento indicado para decirle a Vivio, que tendría una hermana.

Pero aun así, estaban conscientes que la niña haría muchas preguntas, como siempre, y no sabían de qué modo iban a explicarle como había sido posible.

¡Ni siquiera ellas lo sabían!

−Verás, Vivio…− Comenzó la instructora.− Eh, sabes que hay familias que tienen más hijos y bueno verás nosotras…− Nanoha se calló. No pensó que sería tan difícil decirle a su hija, que estaba embarazada.

Vivio miraba a Nanoha, luego a Fate y así sucesivamente.

Hubo un largo silencio…

−Cariño, tendrás una hermana.− Habló finalmente Fate y nuevamente se formó un silencio.

Vivio pestañeó.

Nanoha pasó saliva.

Fate suspiró…

−¡Siiiii! ¡Vivio tendrá una hermanita!− Gritó con alegría.− ¡Vivio va a jugar con ella! ¡Y Vivio la protegerá! ¡Vivio será la hermana mayor!− Fate y Nanoha se rieron al ver a su hija saltar y gritar. Era realmente un alivio verla actuar así, y no había hecho ninguna pregunta que tuviese una explicación embarazosa.

− ¿Dónde está mi hermanita?

Habían cantado victoria antes de tiempo. Es pregunta inevitablemente llevaría a otra…

−Está… aquí.− Nanoha acarició su vientre, con ternura.

Los ojos de Vivio se abrieron desmesuradamente. Y Nanoha vio el terror en aquella mirada infantil.

Pero… ¿Por qué?

−Fate-mama, ¡Nanoha-mama se comió a la hermanita de Vivio!− La enforcer parpadeó varias veces, y luego se comenzó a reír a carcajadas. Sin tomar en cuenta la expresión de Nanoha, que no supo si era una enojada, ofendida o divertida.

−No me la comí, Vivio… ¡Mou, Fate-chan deja de reír!− Ordenó, pero la rubia no pudo dejar de hacerlo.

−¿Por qué está aquí y no afuera, con Vivio?− La pequeña Takamachi se acercó y acarició el vientre aun plano, de la chica de cabello cobrizo.

−¿Aun no te lo explican en la escuela, Vivio?− Al ver que negaba, palideció. ¿Cómo se lo iba a

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explicar? Miró a Fate que ya había parado de reír, la rubia al ver que su pareja la miraba, se encogió de hombros, sin saber que contestar. Genial, ahora no sabía que decir y Vivio esperaba la respuesta, con sus ojos grandes y brillantes. Tragó saliva sonoramente.− Está aquí porque aun es muy pequeño, y los bebés deben estar en el vientre de la madre… antes de nacer… porque tienes que crecer… ahm… eso…− Nanoha sabía que su respuesta había sido vaga y sin sentido. ¡Pero tenía su mente en blanco! Y su novia no le estaba ayudando.

Vivio asintió, al parecer entendiendo algo que no le habían explicado.

−Nanoha-mama, Fate-mama…− Llamó la niña con una expresión seria en el rostro, que le hacía ver adorable.

−¿Sí?− Preguntaron al unísono ambas madres.

−¿Cómo se hacen los bebés?− Ambas mujeres perdieron el color.

Y nuevamente hubo silencio.

−¿Fate-mama?− La rubia desvió la mirada, su cara de pronto se había vuelto roja como un tomate. ¿Por qué? Vivio no lo entendía.− ¿Nanoha-mama?− La instructora se rió nerviosa, su cara también estaba carmesí.

¿Vivio había hecho algo malo?

−… Nyahaha, mira la hora Vivio ¡Tenemos que dormir! ¿Quieres acostarte con nosotras?− La rubia de ojos bicolor hizo un puchero enfadado.

−P-pero… ¡Vivio quiere saber como se hacen los bebés!− Insistió.

−Cuando dos personas se quieren mucho, mucho pueden tener un bebé, Vivio.− Explicó Fate, sudando notoriamente.

−¿Cómo Nanoha-mama y Fate-mama?− Frunció el ceño, poco convencida.

−¡Sí, como nosotras!− Afirmó la instructora.

−Ah, ¡Vivio entendió!− La pequeña aplaudió con alegría. Aunque aun le quedaban dudas… prefirió callar.

−Que bien, ahora a dormir señorita.− Dijo Nanoha cambiando su tono de voz, a uno más autoritario, pero sus mejillas rojas delataban su vergüenza. Fate tomó a la niña en sus brazos y la acostó en el centro de la enorme cama.

−Fate-mama…

La rubia se tensó notoriamente, esperando otra pregunta sobre el tema.

−¿Qué, cariño?− Logró articular con su voz más dulce.

Nanoha les miró con atención, ¿Qué preguntaría ahora la niña?

−Vivio te extrañó mucho…− La abrazó con fuerza.− No te vuelvas a ir por favor… porque Vivio y Nanoha-mama se ponen muy tristes…− La rubia se tensó notoriamente, su garganta se apretó y sus ojos se humedecieron.

−Les estás haciendo daño, Fate.− Se dijo con pesar.

Al parecer, todo lo que le causaba a su familia eran tristezas.

−Por favor, Fate-mama… promete que no te irás… − Los ojos de la niña se llenaron de lágrimas, al no recibir respuesta. Nanoha bajó la mirada, inconscientemente su mano se encontraba acariciando su vientre.

¿Las cosas siempre iban a ser iguales? ¿Siempre iban a estar separadas? ¿Nunca podrían ser una familia normal?

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Sabía que Fate no lo hacía a propósito, entendía que era su deber, que le era imposible ignorar órdenes, y que si lo llegaba hacer, podía ser castigada de la manera más cruel e injusta. Pero lo que le estaban haciendo a ellas… no era justo, Fate Testarossa Harlaown merecía poder formar una familia, al igual que ella. El hecho de ser magas poderosas, no significaba que los comandantes tenían el derecho, de privarles de su felicidad.

Por primera vez en su vida, Nanoha maldijo todas las leyes de los militares.

−Fate-mama…− La voz débil y chillona de la niña sacaron a ambas mujeres de sus pensamientos.

La enforcer se inclinó y besó la frente de su hija, no dijo ninguna palabra tranquilizadora, ni prometió nada.

−Buenas noches, Vivio.− Fue lo único y último que pronunció la rubia esa noche. Vivio se escondió bajó las mantas, para que no la viesen llorar, pero era inútil. Su llanto cada vez se hacía más sonoro.

Su Fate-mama, la iba a abandonar de nuevo, y eso le dolía. Ella quería a su Fate-mama, su Nanoha-mama también la quería y extrañaba, ¿Acaso no era ese un motivo suficiente para que su rubia madre se quedase? O era acaso… ¿Qué su Fate-mama no la quería?

Vivio no lo entendía y eso la hizo llorar aun más.

Fate cerró los ojos, con dolor.

−Lo siento…

Esa noche fue silenciosa y sombría.

La enforcer no pudo conciliar el sueño, había hecho llorar a Vivio, Nanoha estaba deprimida por las palabras de Hayate, porque lo más probable era que tuviese que marcharse, ¿Qué podía hacer?

No quería irse, menos ahora que sabía que Nanoha estaba embarazada y muy emocional, y que Vivio se encontraba triste y dolida, porque creía que su madre no las amaba.

Quería hacer algo, pero en el fondo sabía que nada iba a lograr… pero ¿Qué perdía con intentarlo?

−Lo siento por ellos, pero ya es suficiente…

Fate Testarossa Harlaown iba a luchar, por alcanzar la felicidad y tranquilidad que había anhelado para ella y su familia.

Y si era necesario tomar medidas extremas, lo iba hacer sin dudar.

−Por mí familia…

Un Pequeño Cambio.Parte IV.

Fate T. Harlaown se levantó aquella mañana con una expresión llena de determinación en el rostro. La noche anterior había tomado una decisión, después de mucho pensarlo y analizar las posibles consecuencias… las cuales poco le importaban si podía estar con Nanoha y Vivio, había llegado a la mejor solución para su actual problema. Al recordar lo sucedido en la noche, sintió un nudo en la garganta y miró a las dos personas más importantes de su vida dormir en la enorme cama y no pudo evitar la sonrisa enorme que adornó su rostro, verlas así siempre le alegraba la vida. Llena de esperanzas comenzó su día… creyendo que todo estaba por cambiar, para bien.

Aunque muchos tomarían su decisión como una locura.

−Si es por ellas, soy capaz de mucho más.− Susurró y arropó a ambas mujeres que dormían profundamente.− Ahora, tengo que ir aclarar las cosas con Hayate.− Colocándose la chaqueta, tomó a Bardiche y emprendió camino hacía la unidad seis, específicamente hacía la oficina de su amiga,

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la comandante Hayate Yagami.

Aun le costaba asimilar lo que estaba sucediendo, había vuelto de una misión larga y se topaba con aquella agradable sorpresa. Iba a ser madre, iba a tener una hija biológica con Nanoha, algo que jamás creyó posible. Parecía un sueño…

Miró el cielo y suspiró nerviosa. A pesar de estar contenta por la noticia, sentía miedo… ¿Podría ser finalmente la madre que Vivio y el bebé necesitaban? ¿Podría ser la pareja que merecía Nanoha? Se iba a esforzar al máximo para ser ambas cosas.

−¡Fate-san! − Escuchó que la llamaban, detuvo el paso y se giró. Cuando reconoció a quién le había llamado, sonrió.

−Erio, Kyaro.− Ambos chicos se acercaron corriendo a ella con unas enormes sonrisas dibujadas en el rostro, atrás de los niños iban Teana y Subaru, al parecer acaban de entrenar, porque tenían la ropa destrozada y el cuerpo lleno de hollín.− ¿Cómo han estado?− Acarició el cabello de ambos.

−Bien, hemos estado entrenando duro.− Contestó el único varón.− Fate-san, ¿Sabe por qué Nanoha-san no vino al entrenamiento de la mañana? − Un atisbo de preocupación cruzó la mirada azulina del muchacho, sin poder evitarlo Fate sonrió torpe. ¿Cómo decirles a ellos que su novia estaba embarazada?− ¿Fate-san? − Despertando de sus pensamientos, la rubia les regaló una mueca nerviosa que pretendió ser una sonrisa.

−No se preocupen, no le ha pasado nada malo a Nanoha.− Tranquilizó y fingió mirar su reloj.− Miren la hora, me debo marchar.− Se levantó y miró al grupo de jóvenes con claro nerviosismo.− Nos vemos más tarde, esfuércense mucho en su entrenamiento.

−¡Sí!− Respondieron todos adoptando la clásica posición de saludo militar.

−¿Qué fue eso?− Preguntó a la nada Kyaro. Erio miró pensativo el piso.− Fate-san se veía muy cansada… y preocupada.

−¿A qué se refieren?− Inquirió Subaru con su característico despiste y Teana le dio un sopetón en la cabeza.− ¡Auch, Tíiiiaa! ¿Por qué me golpeaste?− Lloriqueó acariciándose el lugar herido.

−Porque eres una idiota, ¿No te diste cuenta de lo extraña que andaba Fate-san? A lo mejor le sucedió algo malo a Nanoha-san y no nos lo quiso decir.− Nakajima puso una cara de exagerado espanto, cosa que irritó más a Lanster.− No hagas que te golpee de nuevo, Subaru.

−Ya, ya no te enfades.− Rogó temerosa.

Hayate estaba revisando los informes relacionados con la misión de Fate, aunque estaba poco pendiente de estos y más preocupada por su amiga rubia que todavía no se aparecía por su oficina. ¿Habría tenido algún problema con Nanoha? Cosa que no le extrañaría.

Después de varios minutos, se escucharon varios golpes a su puerta.

−Adelante.− Indicó la comandante con tono serio y por el umbral de la puerta apareció la rubia.− Fate-chan, has tardado en llegar.− Regañó y la enforcer le lanzó una mirada apenada.− Toma asiento, esto va a tardar mucho.− y obedientemente Fate se sentó frente a su amiga.− ¿Cómo estuvo tu noche? No tienes pinta de haber dormido bien, ¿Tuviste una pelea con Nanoha-chan?− Quiso saber, en sus ojos había genuina preocupación y la enforcer agradeció que la castaña no le hiciese bromas con respecto al estado actual de Nanoha.

−No fue exactamente una pelea, Hayate.− Comenzó tranquilamente, recordando claramente el mal rato que le había hecho pasar a su novia e hija la noche anterior.− Pero, bueno… después te contaré ahora, ¿Qué me tienes que decir?− Interrogó con impaciencia.

−Lamento informarte, que has sido convocada para una nueva misión.− Hayate miró atentamente a Fate, esperando alguna reacción violenta, algún reclamo o en el peor de los casos la desesperación

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por parte de la enforcer, pero contra todos sus pronósticos, lentamente una sonrisa se fue formando en el rostro de la rubia.− ¿Fate-chan? ¿Me oíste bien? ¡Tendrás que irte por meses!− Extendió sus brazos para dar énfasis a sus palabras, sin embargo la rubia no parecía entender sus palabras.

−Claro que te escuché bien, Hayate. No te preocupes.− Se levantó y se quitó la chaqueta marrón, luego desabotonó los primeros botones de la blusa blanca que llevaba.

−¡¿Qué haces?− Exclamó asombrada Yagami, mientras un gracioso sonrojo se formaba en sus mejillas. ¡¿Por qué su amiga se desvestía?− Si Nanoha-chan nos ve así, ¡Me va a querer matar!− Fate levantó las cejas entretenida y sin dejar de mirar a su jefa y amiga, sacó el lazo amarillo que estaba en su cuello.− Fate-chan, eres muy guapa, de verdad… pero yo no…− Balbuceó cosas sin sentido.

−De verdad que eres una pervertida, Hayate.− Comentó mientras dejaba el lazo amarillo en la mesa de su jefa.− Renuncio.−Aquella fue la única palabra que salió de los labios de Fate. La comandante abrió la boca varias veces, y nada salió de ella, cogió aire y se sentó en su cómodo sillón.

− ¿Qué has dicho? Creo que no escuché bien.− La rubia suspiró exasperada.

−Re-nun-ci-o.− Repitió marcando cada sílaba.− Fate Testarossa Harlaown desde hoy deja de ser la enforcer de la unidad seis, ahora soy un soldado regular.

Hubo unos minutos de incómodo silencio.

− ¡¿Estás loca?− Vociferó la castaña.− ¿Recuerdas cuanto te costó obtener este endemoniado lazo?− Lo tomó y apretó con fuerza.− ¿Recuerdas cuánto nos preocupabas a mi y a Nanoha-chan cuando entrenabas hasta el cansancio? ¡¿Te acuerdas lo mal que lo pasábamos cuando eras herida en esas misiones de supuesta rutina? ¡Sacrificaste mucho para obtener este título!− Le apuntó con un dedo, con una mirada acusadora. Fate no se sorprendió por aquella reacción.− ¡No puedes tirar todo tu esfuerzo por la borda! Es una locura, no lo voy a permitir.− La mirada de la comandante era terminante.

−Por mi familia, soy capaz de mucho más.− Hayate la miró y su respiración agitada volvió poco a poco a la normalidad.− Mi decisión esta tomada, ni tú ni nadie me va hacer cambiar de parecer…

−Fate-chan…

−Ayer hice llorar a Vivio, Hayate. Y eso no me lo voy a perdonar nunca.− Musitó mirando el piso. Hayate vio claramente el dolor y la culpa en la mirada de su amiga.− Estar separada de ellas, me hace daño… y ahora, ahora que Nanoha esta esperando un bebé… no la puedo dejar sola.− Se colocó la chaqueta y nuevamente tomó asiento frente a su amiga.− ¿Por qué no te pones un momento en el lugar de ellas, Hayate? Olvida todo el esfuerzo que hay detrás de mi título… piensa en mi como una pareja y madre ausente. ¿Crees que Vivio y Nanoha merecen eso?

−Entiendo, de verdad que lo entiendo… pero ¿sabes como se sentirá Nanoha-chan? Se sentirá culpable.− Aseguró la comandante.− Pero tú y yo sabemos que hay otra opción.− Fate miró con repentino nerviosismo a la chica de ojos azules.− No seas cobarde y pídeselo.

−Claro, ¿y qué le digo?− Frunció el ceño con obvia molestia.− Nanoha cásate conmigo, para no tener que renunciar a mi título, porque ya sabes, me costó sudor y sangre conseguirlo.− Hayate tuvo el impulso de reír al ver a la rubia encolerizada.− ¡Es una razón bastante egoísta para pedírselo!− Gruñó cruzándose de brazos.− ¿Crees que no se enfadará?

−Por favor, te va a decir que si. Lo sabes.− Dijo juguetonamente.− ¡Ese es el sueño de Nanoha-chan!

−También es mi sueño, Hayate.− Admitió a rubia con un pequeño rubor en sus mejillas.− Pero… si llegase a pasar me gustaría que fuese especial, no por esta razón… tan insulsa.

−Bueno, ustedes se aman y esa es una razón más… profunda.− Extendió su mano con el lazo amarillo en ella.− Habla con ella, si te dice que no, cosa poco probable, ahí aceptaré tu renuncia.

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Antes no.− Dudosa la enforcer lo tomó.

−Pero… ¿Y esta misión?− Preguntó preocupada.− No quiero ir, Nanoha se pondría… um… triste.− Y la palabra furiosa no quiso salir de los labios de Fate.

−No irás, le mandaré un comunicado a tus superiores avisándoles que estás herida, le diré a Shamal que haga una evaluación falsa, eso te tendrá libre por una o máximo dos semanas, no te puedo dar más plazo que eso.− Fate asintió varias veces, sintiendo repentina confianza.− Ve y pídele cuanto antes matrimonio, que si no, no podremos realizar una gran fiesta.

−Es lo único que quieres, festejar algo.− Bufó la rubia levantándose.

−Por supuesto, hace meses que esto esta sombrío. ¡Necesitamos festejar!− Rió la muchacha de cabellos castaños.− Por cierto, tengo algo para ti.− Abrió uno de los cajones del escritorio y le mostró un libro.− Lo vi anoche en un tienda, y pensé en ti. Es un pequeño regalo.

−Cómo manejar a una maga embarazada…− Leyó la rubia el título y levantó una ceja.− ¿Es complicado?− Preguntó con cierta inocencia y Hayate suspiró, Fate no sabía lo que le esperaba.

−Fate-chan, las embarazadas son complicadas, con sus cambios de humor y sus antojos, ahora imagina a una embarazada con la capacidad de volar un planeta entero con sus poderes a causa de un pequeño enfado…− Hayate con diversión vio como la cara de la rubia perdía el color a cada segundo que pasaba. Se acercó a ella y le dio palmaditas en la espalda.− Midchilda esta en tus manos, amiga.

−¡Hayate no me asustes!− Reprendió.− Supongo… que le echaré un vistazo.− siseó mirando el libro que parecía más enciclopedia por su enorme tamaño y grosor.

−Así se habla, ahora ve con Shamal, que quería hablar contigo.

−Sí, sí ya voy.

Nanoha ya levantada y vestida intentaba sacar de la cama a la pequeña Vivio, que parecía no querer moverse de su lugar. Aun se encontraba deprimida por lo sucedido la noche anterior con su Fate-mamá, además su hora para ir a clases se había pasado hace mucho y eso agregaba un punto más a su lista para no salir de la cama. Nanoha en otras circunstancias la hubiese sacado de la cama de cualquier manera, pero al despertar y no encontrar a su novia, le hizo deprimirse y sentir los mismos deseos de su hija de quedarse todo el día acostada.

−Vivio, vamos levántate.− Removió delicadamente la instructora a la niña.− ¿No quieres ir a jugar con Kyaro y los demás? ¡Te deben extrañar!− Exclamó con falsa emoción.− ¡Mou, Vivio! Levántate y te compraré un helado.

−Yo quiero a Fate-mama, si Fate-mama no viene Vivio no se va a mover.− Señaló la pequeña obstinadamente. Nanoha suspiró al verla aferrarse a las sábanas.

−Mou, tenías que copiarle la tozudez a Fate-chan.− Masculló moviendo la cabeza negativamente.− ¿Qué voy hacer ahora para convencerla?

−Si Fate-mama viene, Vivio se levantará.− Nanoha se acostó al lado de la niña y le acarició el cabello.

−Sabes que Fate-mamá no va a poder venir, porque tiene mucho trabajo.− La niña la miró con ojos vidriosos, apunto de estallar en llanto nuevamente, al parecer la palabra trabajo era la que tenía ese efecto.

−Pero… pero… ¡Fate-mama siempre tiene que trabajar! ¿Por qué no se puede quedar con Vivio y Nanoha-mama?

−Porque… bueno, no es que ella quiera, cariño.− Aclaró inmediatamente.− Pero Fate-mama es tan

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buena en su trabajo que todos quieren que resuelva los problemas por ellos. Y como sus superiores son los que mandan, no puede objetar las órdenes que le dan ¿entiendes?…− La pequeña Takamachi asintió varias veces.− Eso no significa que ella no te quiera, ¡Si Fate-mama te adora!

−¿En serio?− Preguntó tímidamente Vivio.

−Por supuesto, si a veces me pongo celosa de Vivio, porque tiene toda la atención de Fate-chan.− Nanoha hizo divertidos mohines, logrando que la pequeña se relajase un poco y riese.− Entonces, ahora nos vamos a levantar, llamaremos a Fate-mamá para saber a donde tuvo que ir y buscaremos a Kyaro y los demás para que desayunemos todos juntos. ¿Vale?

−¡Si, Nanoha-mama!− Velozmente se levantó y entró al cuarto de baño.

−Creo que comienzo a entender como funciona su pequeña mente.− Murmuró y un sonido le llamó la atención, frente a ella apareció una pantalla.− ¿Quién me llamará?− Se preguntó y aceptó la llamada.

−"¿Nanoha?"− Frente a ella estaba su novia, tan hermosa como siempre.

− ¡Fate-chan! ¿Dónde estás? ¿Volverás pronto? ¿Es muy peligroso?− La rubia parpadeó varias veces extrañada por ser recibida con tanta pregunta, pero sabía perfectamente el motivo de la reacción de Nanoha.− ¿Por qué te fuiste sin despedirte? ¡Vivio esta muy triste por tu culpa!− Le regañó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

−"¡No llores, Nanoha!"− Pidió la rubia moviendo sus manos frenéticamente, con clara culpa reflejada en su rostro.− "No me he ido a ninguna parte, ¡Voy a ver a Shamal!"

−¿En serio?− Fate asintió repetidas veces y Nanoha se limpió las lágrimas, mucho más relajada.− ¿Qué hay de la misión?

−"Hayate intercedió por mi…"− Le informó y de inmediato la chica embarazada notó que algo incomodaba a su novia.− Aunque sólo por dos semanas…

−¿Qué te incómoda Fate-chan?− Cuestionó preocupada.

−"Nada, nada."− Rió nerviosa, recordando su pequeña conversación con su jefa.− "Te llamaba para saber a que hora salías, ya sabes… para ir a buscarte."

−Oh, sólo estoy esperando a que Vivio se bañe…− Contestó y una sonrisa enorme adornó su rostro, Vivio se pondría muy contenta cuando supiera que su Fate-mama se quedaría con ellas.

−"¿No debería estar en la escuela?"− Preguntó la rubia extrañada.

−Larga historia.− Movió su mano restándole importancia al asunto.− Se pondrá feliz cuando sepa que estás aquí, esta mañana estaba muy deprimida…− La rubia bajó la mirada con tristeza, recordando el mal rato que había hecho pasar a Vivio y a Nanoha la noche anterior. Pero si todo salía bien, tal vez eso no volvería a pasar.

− "Lo siento."− Se disculpó.− "Mira… eh… me voy a saltar la visita donde Shamal e iré a buscarles ahora mismo, así nos vamos juntas a tomar desayuno a alguna parte ¿Te parece?"− Inquirió esperanzada.

− ¡Sí!− Asintió vigorosamente.− ¡Me apetece comer pizza!− La enforcer se rascó la mejilla extrañada.

− "¿Pizza? Pero… Nanoha, es el desayuno… ¿No crees que es muy pesado comer pizza a esta hora de la mañana?"− Los ojos azules de Nanoha brillaron extrañamente, y la rubia se sorprendió al ver como su alegría cambiaba… ¿A furia o tristeza?

− Fate Testarossa Harlaown, ¿Estás insinuando que soy una cerda?− Y la furia brilló en los ojos de la embarazada, Fate pasó saliva y rió nerviosamente, había olvidado los cambios de humores que Hayate había mencionado y suponía que tendría que tener mucho cuidado de aquí en adelante para

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que Nanoha no malinterpretase sus palabras.

− "Para nada, Nanoha."− Negó rápidamente, quizá un poco asustada.− "Comeremos pizza si es lo que deseas. Entonces nos vemos."− Fate se dijo leer lo antes posible aquel libro que Hayate le había pasado.

− Si, recuerda que te amo Fate-chan.− Confesó melosa después de su ataque de furia.

− "También te amo, Nanoha."− La rubia le mando un beso como muy pocas veces lo hacia y la instructora quedó en las nubes, una sonrisa enorme adornaba su rostro y sus ojos brillaban más de lo normal.

− ¡Vivio-chan!− Canturreó felizmente. Después de unos quince minutos la niña apareció vestida con una falda azul y una camiseta con flores anaranjadas. La niña miraba temerosa a su madre.− Tengo buenas noticias, Vivio-chan.− La niña mostró claramente su aprensión ante la repentina alegría de la instructora y esta lo notó.− ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?

− Nanoha-mama sólo le dice Vivio-chan a Vivio, cuando los gatos vienen a molestar en la noche y hacen ruidos que no dejan a Vivio dormir. ¿Hay gatos?− Preguntó mirando a todos lados buscando a un felino, pero no vio nada, ni siquiera noto el sonrojo en las mejillas de su madre.

− Nada de eso.− Carraspeó intentando apagar el calor que sentía en sus mejillas.− ¿Adivinas quién llamó?− Vivio la miró con sus expresivos ojos bicolor sin saber que responder, ¿Por qué de pronto Nanoha-mama se veía tan contenta y radiante? No sabía, si su Fate-mama no estaba y no volvería en muchos días, ¿Por qué se ponía contenta?− Fate-mama llamó.

− ¿En serio? ¿Y que dijo? ¿Por qué no hablo con Vivio? ¿Esta enojada con Vivio por lo que Vivio hizo anoche?− Preguntó atropelladamente y apunto de llorar, ella no quería que su Fate-mama estuviese lejos y enojada con ella.

− ¿Qué? ¡No, cariño!− Se inclinó y puso sus manos en los hombros de la niña.− Fate-mama nunca se podría enojar con Vivio, porque te quiere mucho.− Intento tranquilizarla.− Fate-mama llamó para saber si queríamos ir a tomar desayuno con ella. Va a venir a recogernos ahora, ¿No te alegra?

− ¡Un!− Asintió varias veces. Nanoha limpió las lágrimas de los ojos de la niña, los cuales brillaban intensamente.− Vivio esta muy contenta, porque Fate-mama estará con nosotras. ¡Fate-mama nos quiere!− Chilló alegremente.

− Nunca dudes eso, Vivio.− Acotó una voz suave. Nanoha y Vivio se giraron para encontrarse con la rubia enforcer, la cual tenía un semblante serio y triste. Culpable.− Fate-mama adora a Vivio y a Nanoha-mama… no puedo vivir sin ustedes…− Se acercó a ambas y se arrodilló al lado de su novia, tomó las manos de la pequeña y la miró fijamente.− Ustedes lo son todo para mi. Vivio y Nanoha son la vida de Fate-mama…− Besó la frente de la niña con los ojos llorosos.− Siento no demostrarlo Vivio… pero eso va a cambiar. Lo prometo.

− Vivio también lo siente, Fate-mama.− Murmuró la niña llorando, esta vez no de tristeza, esta vez de felicidad.− Vivio también quiere mucho, mucho a Fate-mama…

− ¡Hey! ¿Y a mí? ¿Quién me quiere?− Refunfuñó la instructora con falso enfado.− Mou, ¡A Nanoha-mama nadie la quiere! −Ambas rubias rieron, la mayor pasó un brazo por la cintura de su novia y la menor le dio un abrazo y un sonoro beso en la mejilla.− Me encantan los besos de Vivio.− Acotó risueña la muchacha embarazada.

− ¿Y los de Fate-mama? − Preguntó con inocencia la niña. Ambas mujeres se sonrojaron, aun demasiado tímidas para demostrar su amor frente a su hija. Que de hecho haría muchas preguntas embarazosas.

− También me gustan.− Miró juguetona a Fate.− Y mucho.− Agregó coqueta.

− ¡Fate-mama, también le tiene que dar un beso a Nanoha-mama!− La niña de ojos bicolor se apartó un poco de la instructora y aplaudió varias veces ilusionada, quería presenciar un beso entre sus

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madres.

− Si Vivio insiste…− La enforcer se acercó a su novia y la besó suavemente en los labios, se encargaron que fuese un toque tierno y sencillo, para que la niña no tuviese traumas a futuro.

− Los labios de Fate-mama saben muy bien…− Comentó alegre Nanoha.

− ¿En serio, Nanoha-mama?− Quiso saber la pequeña y al ver como su querida madre asentía feliz sintió curiosidad.− Fate-mama… ¿Vivio puede probar tus labios?

− ¡¿Qué?− Exclamaron ambas al mismo tiempo, con caras aterrorizadas. Vivio al verlas no pudo evitar reír, sin saber que había de malo en su petición. El dolor de la noche anterior estaba en el olvido.

Después de todo eran una familia feliz.

− Ne, Vivio.− Murmuró la enforcer llamando la atención de su familia.− ¿Recuerdas lo que me pediste anoche?

− Sí, Vivio recuerda.− Asintió con timidez. Esa petición que su madre había ignorado.

− Pues ahora, Fate-mama va a cumplir esa promesa.− Extendió su mano y la niña la tomó.− Fate-mama no se volverá a ir nunca más.− La niña se abrazó con fuerza a la enforcer, intentando no llorar, pero le era imposible ¡Al fin después de tanto tiempo podrían vivir realmente como la familia que eran!− Lo voy a cumplir… aun si Nanoha rechaza mi propuesta de matrimonio… voy a renunciar, no las voy a volver a dejar solas…− Pensó decidida mientras acariciaba el cabello de Vivio.

− Gracias, Fate-mama.− Levantó la mirada realmente agradecida. Fate iba a responder pero un sonido estomacal fuerte llamó la atención de las rubias.

− Nyahaha…− Rió la instructora, rascándose la nuca con un llamativo rubor en las mejillas.− Creo… creo que tengo un poco de hambre… nyahaha…

La familia compartió una risa por largos minutos.

− Fate-chan, realmente tengo hambre. ¿Nos llevas a comer?

− Sí, si.− Tomó a Vivio en sus brazos y comenzó a caminar seguida de su novia.− Será mejor que alimentemos a Nanoha-mama o nos puede comer, ¿Verdad Vivio?− Aparentó temor.

− ¡Un!

− ¡Oye! ¿Qué insinúas?− Preguntó con fingido enfado.

− Nada, amor. Nada.− y Fate sabía que Nanoha se sonrojaría al ser llamada 'amor'− ¿Qué quieren comer?

− ¡Pizza!− Chillaron Nanoha y Vivio excesivamente felices. Fate suspiró.

Esas dos eran tal para cual.