106
Sección: Humanidades

Ferrater Mora Cuatro Visiones de La Hº Universal

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Ferrater Mora Cuatro Visiones de La Hº Universal

Citation preview

  • Seccin: Humanidades

  • Jos Ferrater Mora: Cuatro visiones de la historia universal

    San Agustn, Vico, Voltaire, Hegel

    El Libro de Bolsillo Alianza Editorial

    Madrid

  • Primera edicin en El Libro de Bolsillo: 1982 Segunda reimpresin en El Libro de Bolsillo: 1988

    Jos Ferrater Mora Alianza Editorial, S.A;, Madrid, 1982, 1984, 1988

    Calle Miln, 38, 28043 Madrid; telf. 200 00 45 ISBN: 84-206-1889-6 Depsito legal: M. 40.344-1988 Fotocomposicn Compobell, S. A. Patio. Murcia Impreso en Lavel. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid) Printed in Spain

  • P re fa c io a la n u e v a e d ic i n

    Este libro ofrece, en cuatro captulos, cuatro grandes interpretaciones de la historia, y brinda, en su Introduccin, una interpretacin de estas interpretaciones. En la nueva edicin que ahora se publica quiero dilucidar brevemente el problema del gnero de literatura filosfica a que pertenecen las interpretaciones de referencia.

    Al ofrecerse un curso de filosofa de la historia, o al disertarse sobre esta disciplina, es todava habitual dividirla en dos tipos, por lo dems no siempre muy bien hermanados: la filosofa especulativa y la filosofa analtica de la historia.

    La filosofa especulativa de la historia, que es el tipo de filosofa de la historia ms tradicional y ms osada demasiado osada para el gusto de los filsofos de propensin analtica se ha ocupado de bosquejar alguna interpretacin global de la historia, entendida como historia universal. La filosofa analtica de la historia, un tipo de filosofa de la historia ms reciente y ms cautelosa demasiado cautelosa para el gusto de los filsofos de talante especulativo, estudia

  • H Jos Ferrater Mora

    cuestiones como la naturaleza de los hechos histricos con el fin de contrastarlos con, y con frecuencia equipararlos a, hechos naturales o fsicos; la ndole de la explicacin histrica; la forma de las leyes histricas, caso de admitirse stas, etc. Ha sido comn caracterizar el primer tipo de filosofa de la historia no slo mediante el susodicho adjetivo especulativo, sino tambin con adjetivos como material y sustancial. Se entiende por ello que semejante filosofa se ocupa de una determinada materia, de algo sustantivo y real, esto es, de la historia misma y no slo de las condiciones del conocimiento histrico o de las estructuras lgicas y semnticas del lenguaje historiogrfico. El segundo tipo de filosofa de la historia ha recibido no slo el nombre de analtico, sino tambin los nombres de formal y crtico, por versar fundamentalmente sobre la lgica del lenguaje histrico o sobre la estructura de las explicaciones en historia. Como ejemplo eminente de filosofa especulativa de la historia se ha mencionado a Hegel; como ejemplo perfectamente apropiado de filosofa analtica de la historia se ha citado a Hempel. Hegel trat de dar una explicacin e interpretacin totales de la historia humana en conjunto. Hempel ha examinado en qu condiciones los acontecimientos histricos son explicables (deducibles) a base de leyes generales ms un nmero de condiciones iniciales empricas.

    La divisin de la filosofa de la historia en especulativa y analtica es sumamente cmoda a efectos docentes. Resulta asimismo conveniente a fines bibliogrficos. La cuestin, sin embargo, es si sirve para algo ms que como un expediente para salir del paso en las clases o en las bibliotecas. Tan pronto como se examina el asunto con alguna parsimonia se descubre, en efecto, un panorama ms complejo.

    En primer lugar, parece haber ms orientaciones en filosofa de la historia que las dos aducidas. Filsofos como Dil- they, Windelband, Rickert, Ortega, etc., no son abiertamente especulativos. Pero no son tampoco estrictamente analticos. Se han interesado, entre otras cosas, por la naturaleza de lo

  • Cuatro visiones de la historia universal m

    histrico, ya sea como elemento supuestamente constitutivo del ser humano, o bien como ingrediente esencial del material histrico manejado por los historiadores profesionales. Se han interesado asimismo por el problema epistemolgico planteado por la clasificacin de las ciencias en naturales y culturales, a veces para concluir que cada una de estas dos clases de ciencias es irreductible a la otra, y a veces para descubrir qu hilos pueden ligarlas. Por otro lado, filsofos como Crocey Collingwood han estudiado, entre otros temas, el de la experiencia histrica concebida a menudo como experiencia humana bsica. Cabe aludir al respecto asimismo a autores decididamente inclinados hacia el examen de cuestiones metodolgicas o de problemas concernientes a la relacin entre historiografa y sociologa. Etctera.

    En segundo lugar, aun si nos confinamos a clasificar las filosofas de la historia en orientaciones especulativas y orientaciones analticas, podemos descubrir en cada una de ellas una gran variedad de tendencias. Ciertos filsofos especulativos son muy recalcitrantes. Pero hay otros que estn dispuestos a prestar atencin a los mismos problemas lgicos y lingsticos de que se han ocupado los autores analticos. Tambin hay, por supuesto, muy recalcitrantes filsofos analticos de la historia. Pero otros de la misma cuerda se han mostrado remisos a aceptar lo que han juzgado ser una manifestacin de estrechez de miras. Se han declarado reaccionistas, oponindose a la idea de que hay un solo modelo legtimo de explicacin histrica. Si a veces puede argirse que hay ms de un modelo en la explicacin de ciertos grupos de fenmenos naturales, cmo no va a haber una posible pluralidad de modelos explicativos de acontecimientos histricos?

    Finalmente, ciertos autores no encajan muy bien dentro de ninguna de las tendencias, o siquiera subtendencias, aludidas. Fue Marx un filsofo especulativo de la historia? En cierto modo, s. Pero el mtodo, o mtodos, de interpretacin histrica usados por Marx no son especulativos. De alguna manera son analticos, aunque en una acepcin de anal-

  • IV Jos Ferrater Mora

    ttco muy distinta de cualquiera de las reseadas. Algo seme- jante cabra decir de autores como Max Weber, Ernst Troeltsch o Karl Mannheim.

    En vista de estas complejidades, parece inapropiado volver sobre el tema de los posibles tipos de filosofa de la historia con el fin de averiguar de qu gnero son las obras de los autores estudiados en este volumen. Ahora bien, siempre que no pretendamos mucho ms que una clasificacin pragmtica, siempre revisable, creo que se podra ha.blar aprovechando, y modificando, los vanos tipos de filosofa de la historia antes introducidos de los siguientes gneros de esta clase de f ilosofa.

    1. El gnero predominantemente, aunque no exclusivamente, analtico y crtico, al cual pertenecen no slo las filosofas analticas de la historia strictu sensu, sino tambin numerosas investigaciones concernientes a la naturaleza del conocimiento histrico, a las caractersticas de la llamada historicidad o, menos aparatosamente, carcter histrico del ser humano, y a las relaciones entre las ciencias histricas y otras ciencias como la sociologa, la psicologa, la antropologa cultural, etc. Obviamente, pueden incluirse dentro de este gnero los estudios concernientes a los diversos modos posibles de escribir historia a base de un examen detallado de los procedimientos empleados por los historiadores profesionales y, en general, la metodologa de la historiografa.

    2. El gnero predominantemente, aunque no exclusivamente, sinttico, al cual pertenecen muchas de las filosofas de la historia que tratan de averiguar, por lo pronto, si tiene sentido hablar de historia universal, y, caso de tenerlo, cul es su desarrollo general; si hay o no factores bsicos

    relaciones econmicas, talantes nacionales, ideologas polticas, factores geogrficos, etc. que expliquen los acontecimientos ms destacados de toda historia humana, sea sta universal o se halle articulada en historias de comunidades particulares; si hay o no constantes histricas; si la historia

  • Cuatro visiones de la historia universal

    humana es primordialmente el resultado de ciertas decisiones importantes tomadas por personalidades o la suma de un nmero muy grande de pequeos factores o de acciones, etc,

    3, El gnero que cabra llamar supersinttico u omni- comprensivo, que atiende a ciertos concretos desarrollos histricos pero que los considera como signos o smbolos del curso seguido por la historia, estimada en todos los casos como historia universal.

    Hay, por descontado, gneros intermediarios, as como variantes de todos ellos, pero cuando se toma el tercero en su mxima pureza puede advertirse que no se trata ya, propiamente, de una filosofa de la historia al uso, ni siquiera en su forma especulativa, sino que pertenece a otro gnero distinto de todos los dems indicados. Es un gnero que puede parecer un tanto fantasioso, pero no cabe duda de que posee un elevado poder de sugestin, pues quienes lo han cultivado han tratado de descubrir, en el aparente caos de la historia humana, su ltima y secreta clave.

    Se trata, en todo caso, de una fantasa que se funda a la vez en la realidad y en la esperanza esperanza de que la historia sea como se la ha descrito o explicado, pero sobre todo esperanza de que vaya a discurrir por el cauce que se le ha preparado al pensarla. Para distinguirlo de los otros gneros de exploracin de la historia puede llamrselo visin. Esta es la razn del ttulo del presente libro: las grandiosas concepciones que en l se describen son visiones de la historia, no simplemente filosofas. En rigor, y digan lo que digan sus autores, no se trata tanto de lo que la historia, en tanto que historia universal, ha sido y es, como ms bien de lo que se supone que debe ser y que, por tal razn fundada en una esperanza, ser. Hay, pues, motivos suficientes para pensar que estas cuatro visiones de la historia son otras tantas formas de un ideal moral.

    J. Ferrater Mora

  • La unidad de las cuatro visiones

  • En esta obra me ocupo de cuatro autores San Agustn, Vico, Voltaire y Hegel y de sus visiones de la historia universal. Por qu estos cuatro entre los muchos que han especulado sobre la historia humana? Y por qu llamar a sus teoras visiones ms bien que filosofas?

    Para responder a la primera pregunta pueden darse varias razones. Unas son un tanto arbitrarias: se trata de autores importantes; los conozco relativamente bien, o tengo cierta debilidad por ellos; sus doctrinas ofrecen un perfil bastante inequvoco, etc. Otras no lo son, o lo son menos: cada uno de estos autores representa un modo fundamental de entender la historia; parte considerable de otras teoras sobre la historia universal pueden encajar en alguna de las cuatro presentadas, etc. Esta ltima razn es la de mayor fuste. As, la teora histrica

    I

  • 14 Jos Ferrater Mora

    de Bossuet puede encajar dentro del cuadro de la de San Agustn; la de Marx puede insertarse una vez practicada la clebre inversin por l propugnada en el cuadro de la de Hegel; la de Spengler sigue una estructura formal parecida a la de Vico, etc. Con ello no quiero decir que las cuatro visiones de la historia universal de que me ocupo sean las nicas realmente bsicas, o siquiera las nicas verdaderamente importantes, pero espero que se reconozca que son, de todos modos, fundamentales.

    A la segunda pregunta puede responderse slo describiendo las doctrinas correspondientes; entonces resultar razonablemente claro por qu las llamo visiones ms bien que filosofas. Podra terminar, pues, aqu estas pginas preliminares y presentar,'sin ms, las visiones anunciadas. Estas plantean, sin embargo, ciertos problemas, entre los cuales destacan los dos siguientes: el problema de la razn de ser de la historia, y el de la finalidad de la historia. Son problemas de gran alcance

    tan grande que puede ponerse en duda que sean, propiamente hablando, problemas, cuando menos si por problema se entiende una interrogacin a la cual cabe dar, tarde o temprano, una respuesta. Problemas o no, son, en todo caso, cuestiones tpicas de toda visin de la historia, de suerte que un examen, aun apresurado, de las mismas, puede permitir descubrir la unidad ltima de nuestras cuatro y posiblemente de cualesquiera visiones de la historia universal.

    II

    Ha sido comn y corriente mantener que slo dentro del cristianismo y, en gran parte, dentro del hebrasmo se ha dado una conciencia histrica y, en consecuencia, han podido formularse o, ms rigurosa

  • Cuatro visiones de la historia universal 15

    mente, comenzar a formularse filosofas y visiones de la historia. Dentro de otras religiones o dentro de otras civilizaciones, se ha alegado, hay visiones csmicas, mitolgicas, etc., pero no, propiamente hablando, histricas. En todo caso, lo histrico es reducido a alguna realidad no histrica y, por tanto, lo que cambia a algo que, en el fondo, no cambia. As, por ejemplo, en la India clsica la realidad fundamental es el Brahman-Atman que todo lo abarca y absorbe; en la China clsica la realidad bsica es la sociedad de tipo tradicional, o el Tao, o lo que fuere; en Grecia, la realidad ltima es el Destino, o las divinidades o la Naturaleza omnipresente y omnicom- prensiva, o el mundo inteligible de las Ideas, o el Uno supremo, etc., etc.

    Prescindamos por el momento de las civilizaciones y concepciones no occidentales, entre otros motivos porque el asunto est todava bastante en paales. Es posible, por ejemplo, que la concepcin taosta sea ahistrica, y hasta antihistrica, pero es dudoso que fuesen ahistri- cas, y menos todava antihistricas, las concepciones de los pensadores chinos llamados l^alistas, tan parecidos a los sofistas. Aun confinndonos a la civilizacin helnica, se puede preguntar si es tan cierto como se dice que los griegos carecieron de toda conciencia histrica Por lo pronto, hubo en Grecia autntica historiografa y no slo crnica como, por lo dems, hubo entre muchos cristianos, en no pocas pocas, un predominio de la crnica sobre la historiografa propiamente dicha. Pero, adems, puede preguntarse si no hubo asimismo entre los griegos atisbos cuando menos de una visin de la historia. Dos ejemplos son aqu especialmente pertinentes. Por un lado, hubo en Grecia intentos de dar una visin de la historia y de la historia universal, distinta de la hebrea y de la cristiana, pero en muchos respectos iluminadora: tal ocurri con lo que podramos llamar la visin mtica de la historia en Platn, al tratar

  • 16 Jos Ferrater Mora

    de describir cmo los atlantes se convirtieron en meros atenienses, o con la frecuente idea, que encontramos en Pndaro y otros poetas, de una edad de oro que, fue transformndose y, por supuesto, degenerando en edades menos brillantes las edades de plata, de cobre, de hierro, etc. . Por otro lado, hubo una visin pragmtica de la historia en los sofistas y, por supuesto, en los historiadores. Tucdides, por ejemplo, aspiraba a saber no slo lo que t haba sucedido, sino tambin, y sobre todo, por qu di haba sucedido. Segn K ari' Lwith, la historiografa griega fue solamente historiografa poltica y con frecuencia, adems, no muy universal; pero, poltica o no, hubiera sido inconcebible sin alguna conciencia histrica

    Por si ello fuera poco, hay un historiador que lleg en ; este respecto mucho ms lejos que Platn, los sofistas o ' los historigrafos clsicos griegos: Polbio. Cierto que se trata ya de un griego con experiencia histrica romana : y, por consiguiente, de un griego muy poco clsico. Pero su idea de la historia se halla todava dentro del marco de la cultura antigua. Ahora bien, aun dentro de i este marco, Polibio pareci sentar los fundamentos de algo muy parecido a lo que llamamos visin de la histo- ! ria. En primer lugar, Polibio tuvo presente una totali- j dad el mundo entero, que slo por provincia- nismo, mas no por ignorancia, fue equiparado prctica- mente con el mundo romano. En segundo lugar, estableci las bases para un tratamiento sistemtico, y no 1 meramente pragmtico o poltico, de la historia. Finalmente, y por encima de todo, tuvo la idea de que la ; historia es un desarrollo irreversible.

    En vista de todo lo dicho, puede concluirse que si ha sido comn y corriente mantener que slo ha habido conciencia histrica y, con ello, una posible visin de la historia universal empezando con el cristianismo y, en parte, con el hebrasmo, ha sido asimismo bastante

  • Cuatro visiones de la historia universal 17

    luis o e infundado. Las nociones principales en toda visin de la historia la universalidad, la sistematici- dad y la irreversibilidad se han dado ya, por lo visto, dentro de otros marcos culturales, religiosos o polticos.

    Y, sin embargo, hay ciertas razones que abonan la opinin comn y corriente que acabamos de poner en duda. En el sentido en que aqu se entiende, una visin de la historia requiere ms que las nociones apuntadas. No slo es necesario que se evite toda reduccin de lo histrico a lo no histrico, sino que es menester, adems, que lo histrico sea concebido como la culminacin del universo entero. Para toda autntica visin de la historia, sta es lo fundamental, inclusive cuando se coloca dentro de un marco ms amplio el de la Naturaleza, el de la Creacin, etc.. La historia tiene que ser no slo total, sino, adems, y sobre todo, tener un sentido que la visin trata justamente de desentraar.

    Ahora bien, ello sucede por vez primera cuando, en cierto momento de la evolucin del pueblo hebreo, emerge la idea de que la historia se desarrolla segn un plan y no slo como en los acontecimientos naturales, segn ciertos modelos, normas o leyes. Se dir que los hebreos pensaron slo en el plan de la historia como plan divino con respecto a su propia comunidad y que, por consiguiente, su visin de la historia era tan local como cualesquiera de las concepciones griegas. Pero no hay tal. En efecto, mientras para los griegos y, en general, para los antiguos, lo histricamente significativo era el Estado-Ciudad, o, luego, el Imperio, de tal suerte que los dems Estados-Ciudad o Imperios aparecan como un vago horizonte sin significacin precisa, para los hebreos los otros formaban asimismo parte del plan divino. Haba, en efecto, que dar cuenta de ellos, ya fuera para considerarlos como obstculos o bien como ejemplos. Los otros desempeaban un papel, aunque fuese en la

  • 18 Jos Ferrater Mora

    mayor parte de los casos el papel del traidor, del dominador, del vengador o del tentador.

    A mayor abundamiento la conciencia histrica y la visin de la historia universal surge, ya plenamente, dentro del cristianismo. El primer gran filsofo y telogo de la historia San Agustn- fue a la vez el primer gran, visionario de la historia universal. Lo fue, y pudo, ade-, ms, serlo porque a la idea de que el drama csmico es, en el fondo, un drama histrico donde cada acto es, propiamente hablando, un acto de Dios, uni la conviccin de que puede darse una razn de este drama. Los hebreos vivieron la historia como historia universal. Los cristianos, y en particular San Agustn, desarrollaron inte- lectualmnte esta vivencia. La desarrollaron, por supuesto, con el auxilio de los conceptos buidos por muchos pensadores griegos que, como los neoplatnicos y los estoicos, parecan haberse complacido en negar toda significacin propia a la historia. Tentados estamos de concluir que combinando la historiografa de Polibio con las experiencias hebreas, la teora platnica de las ideas con las creencias cristianas, tenemos ya, hecha y derecha, la primera autntica y plena visin de la historia universal: la visin cristiana de San Agustn. Ello sera desconocer, empero, la originalidad agustiniana y, en ltimo trmino, la originalidad cristiana en el asunto que nos ocupa. Volveremos oportunamente sobre el tema. Por el instante baste con subrayar que San Agustn llev a cabo dos tareas en apariencia contrapuestas, pero en el fondo complementarias. Una fue, por decirlo as, teologizar la historia, ver la historia desde el punto de vista de la teologa. Otra fue historizar la teologa, ver las cuestiones teolgicas como cuestiones ltimamente histricas. Esta ltima frase es un vivero de posibles malentendidos, por lo que intentar aclararla brevemente. No se trata de adoptar ningn punto de vista historicista, entre otras razones porque la historia en el sentido de San

  • ( Aiatro visiones de la historia universal 19

    Agustn es muy distinta de la historia de que los histori- tistas hablan. Para San Agustn, la realidad creada es histrica slo porque es ala vez teolgica. La Creacin, la Cada y la Redencin son, por ello, acontecimientos histricos, pero no porque se hallen en la historia, sino lo contrario: porque todo lo histrico debe entenderse en (uncin de esos acontecimientos que son la Creacin, la Cada y la Redencin.

    Las tres restantes concepciones de la historia que van a ocuparnos son muy distintas de la agustiniana. En importantes respectos son inclusive opuestas a ella. Lo que para San Agustn es decisin ineluctable es para Vico esperan- zadora decisin; lo que para Voltaire es lucha por la razn es para San Agustn aceptacin del misterio; lo que para San Agustn es dualidad dramtica es para Hegel inexorable unidad. Mas por debajo de las diferencias subyacen muy fundamentales concordancias. Por lo pronto, las dos siguientes. Una, que la historia transcurre segn ley, la cual puede ser engendrada por la razn o dictada por la providencia. La otra, que sin alguna razn de ser, calcada sobre el tipo de razn descubierto por los filsofos antiguos, no podra ni siquiera hablarse de la historia. Ambas cosas son esenciales. La suposicin de que existe una ley de la cual puede darse razn constituye, en efecto, un caamazo comn sobre el cual se borda toda ulterior diversidad.

    Es una diversidad considerable. Lo es tanto, que a poco que la subrayemos corremos el riesgo de deshacer la regularidad de nuestro caamazo. Por lo pronto, no es exactamente lo mismo que la ley sea un principio racional o el dictado de una providencia. Luego, es muy distinto sostener que la razn de la historia reside en el espritu humano o mantener que alienta en el seno de otra realidad. Tomemos, en efecto, a San Agustn. La razn de ser la completa razn de ser de la historia, es poseda, segn l, slo por la divinidad. Por tanto, en principio

  • 20 Jos Ferrater Mora

    solamente Dios podra hablar con pleno sentido de la historia. Consideremos ahora a Vico o a Voltaire. La razn de ser de la historia es para ellos de naturaleza esencialmente humana. Para Vico es algo que el hombre hace; para Voltaire, algo que el hombre destruye o perfecciona. Por consiguiente, la historia es la primera materia del lenguaje humano. Examinemos, finalmente, a Hegel. La razn de ser de la historia no es divina ni humana, sino impersonal; la historia es una razn que se- despliega dialcticamente como un momento en la evo- lucin del universo. Por tanto, slo la razn impersonal encarnada en ciertas comunidades o en ciertos individuos puede enunciar algo significativo acerca de la historia. Seguiremos manteniendo que hay algo de comn en razones de ser o de acontecer tan diversas? En la medida en que pueda afirmarse algo con seguridad1 en materia tan reacia a toda rigurosa demostracin, ciertamente que s. Pues lo que importa en nuestro caso no es tanto quin o qu decide la historia, o dnde reside su razn de ser, sino el supuesto de que la historia transcu- rre segn una ley de la cual puede darse razn.