Fisica y semántica en la filosofia de Quine

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    Fsica y Semntica en la filosofa de Quine

    AURELIO PREZ FI.JSTEGUERAS(Universidad de Granada)

    Seguramente, la doctrina de mayor inters que Quine ha aportado a loque sabemos de nuestra posicin en el niundo en tanto que productores

    dc conocimiento es la de la indeterminacin evidencial de nuestras creen-cias. El ha mostrado que sobre la misma evidencia sobre la que hacemos

    descansar nuestro edificio cognoscitivo podramos haber construido unedificio diferente. Por otra parte, a que con toda probabilidad es su doc-trina ms conocida o. al menos, ms famosa afirtna que traducciones dife-rentes de las expresiones de un lenguaje con respecto al cual no tengamos

    tradicin traductiva pueden concordar igualmente bien con la conducta

    verbal y no verbal de los que las pronuncian o escriben. Ahora bien, aunadmitiendo la similaridad entre fsica y traduccin en cuanto a indetermi-nacin evidencial. Quine ha venido sosteniendo en las tres ltimas dca-

    das que hay un punto fundamental que las diferencia: mientras que la f-sca. y la ciencia natural en general, se ocupan de algo objetivo, los ma-nuales de traduccin conteniendo la gramtica de la lengua extranjera yel correspondiente diccionario bilingle carecen de tal materia objetiva. Laexistencia o no de este factor diferencial ser el objeto de discusin de este

    trabajo.En las tres primeras secciones se analizan los datos iniciales del pro-

    bcna. a saber, la indeterminacin del discurso de sentido comn, del dis-curso terico y de la traduccin. En la cuarta se explora el conductismo

    semntico y se examina su papel en la doctrina de la diferencia entre fsi-ca y traduccin, En la seccin final se someten a crtica las razones deQuine y se argumenta que su posicin en esta materia no es consistentecon una concepcin pragmtica de la evidencia y de lo real.

    1 . Indeterminacin sensorial del discurso de sentido comn

    Las afirmaciones sobre cuerpos, es decir, sobre objetos fsicos de tama-o medio, estn indeterminadas por la estimulacin de nuestros recepto-

    res sensoriales en la medida en que la postulacin de tales objetos est in-

    determinada por dicha estimulacin. La indeterminacin de la ontologa

    Revisto de Filoso/Va. 3? poca. vol. III (199

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    de sentido comn se hace visible cuando consideramos los principios ocriterios que aplicamos tanto para cortar porciones discretas en el conti-

    nuo que, primariamente, es la realidad extraiingflstica como para identi-ficar tales porciones. Veamos algunos de estos principios.

    En Las races de la referencia se considera el factor forma; a diferenciade lo que ocurre con las sustancias (a las que se refieren los trminos de

    masa), que son informes, la divisin de la referencia en el caso de los cuer-

    pos tiene en cuenta tanto la existencia de una forma bsica, que individa

    espacialmente. como la existencia de muchas otras fornas ligadas por lacontinuidad y la reversibilidad de la deformacin, que individa en eltiempo.

    Otro prncipio de objetivacin (no mencionado por Quine) es el quepodemos llamar de funcionalidad. Este criterio explicara por qu. porejemplo, una mquina en la que se hubieran ido sustituyendo las piezaspor otras iguales, hasta no quedar una sola de las originales, seguira sien-

    do la misma mquina. Y, por otro lado, explicara por qu no siempreunaparte de un cuerpo es un cuerpo. Una silla o el cigleal de un motor son

    cuerpos, pero media silla o medio cigueal. no; y no lo son por carecer de

    funcin. Ni siquiera son partes de sillas o de motores.

    Lo que importa subrayar es que los criterios de individuacin ontolgica

    no estn determinados por la estimulacin sensible, dependiendo ms

    bien de finalidades e intereses especficos del hombre. Esto es especial-mente claro en el criterio de funcionalidad pero se aprecia igualmentecuando reflexionamos no ya sobre otros criterios sino sobre el valor de laprctica misma de la individuacin. Por qudividir la referencia de co-nejo en lugar de dejarla amorfa, como la de un trmino de masa? Comoen el caso del agua, la referencia de conejo podra haber sido la total.aunque discontinun, parte del mundo integrada por carne y huesos cone-

    jiles. Dos conejosjuntos constituiran una porcin mayor de sustancia co-

    nejil. de la misma manera que la unin de dos porciones de agua forma

    una porcin mayor de agua. Sin embargo, dividimos la referencia de co-

    nejo en mnadas referenciales de manera tal que dos conejosjuntos noforman un conejo ms grande. Por el extremo opuesto podemos pregun-

    tarnos por qu unificamos en un solo objeto todos los estadios temporales

    del ro o del conejo. Una de las razones de todo ello es que favorece las

    conexiones casuales (Things and their place in theories, p. 12). Pero,como ha mostrado Putnam. nuestro uso de las nociones de causa y expli-cacin es relativo a nuestro conocimiento previo y a nuestros intereses.

    Lo importante en esta cuestin es apreciar hasta qu punto es flexible

    la relacin entre la experiencia y la ontologa. Esa relacin entre clases de

    estimulaciones sensoriales y las clases de cuerpos que pueden ser postula-

    das a partir de las primeras no es una funcin. A partir de cierto tipo deestimulacin es posible postular conejos. estadios temporales de conejos.

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    porciones de la parte del mundo integrada por carne y huesos de conejos.

    etctera.La mayora de los enunciados observacionales son enunciados sobrecuerpos. En la medida en que hablan de unos objetos cuya existencia est

    corroborada genricamente por la experiencia, pero cuyo perfil ontolgico

    especifico es un asunto postulatorio, son enunciados tericos: en la medi-

    da en que estn conectados directamente con la experiencia son enuncia-dos empricos. La observacin nos confirma la presencia de un objeto de

    cierto tipo. pero nos lo asegura a condicin de que los objetos de esa clase

    existan: y esa condicin no puede ser verificada por la observacin. Esta

    ltima soporta la estructura ontolgica de sentido comn slo parcial-

    mente y de manera no determinada; de manera parecida. pues, a como so-porta las teorias cientficas.

    Parecidas conclusiones obtenemos si nos paramos a considerar laidentificacin de cuerpos a travs del tiempo. Nuestros principios de obje-tivacin nos proporcionan criterios para conjeturar cundo, ante aparicio-nes o presencias temporalmente discontinuas de personas, se trata depersonas distintas o de la misma persona; pero, evidentemente. se trata decriterios para formular hiptesis con carcter de probabilidad e infrade-terminadas por la experiencia. Cabe advertir incidentalmente que las ase-veracones de identidad a travs del tiempo tienen un contenido hipotti-

    co muy superior al que poseen las meras aseveraciones de presencia: lasprimeras no son oracones observacionales. las segundas, st .

    2 . Indeterminacin evidencia! del discurso terico

    De un problema que en cierto momento tiene dos o ms solucionesigualmente satisfactorias, en el sentido de que no se conoce un hecho rele-vante que discrimine entre ambas, aunque no se excluye que un tal hecho

    pueda existir, se puede decir que est infradeterminado. De un problemaque admite dos o ms soluciones respecto a las cuales se presume que no

    hay un hecho, conocido o desconocido, que incline la balanza en uno uotro sentido, es ms apropiado decir que est indeterminado.

    La naturaleza de una situacin de indeterminacin viene dada por lanaturaleza de los hechos respecto a los cuales se da la indeterminacin.Por eso dije que el discurso sobre cuerpos est estimulativamente indeter-minado. Ahora hablamos de indeterminacin empirica y de indetermina-cin metodolgica de la fsica porque, segn una conocida doctrina qui-neana, cada teora tiene alternativas emprica y metodolgicamente equi-valentes que, sin embargo, no son lgicamente equivalentes (la seccin

    6 de Palabra y objeto y On empirically equivalent systems of the world

    son los lugares donde el tema es tratado con ms detalle).Esta tesis recibe cierta plausibilidad de la tesis del holismo pero, como

    he intentado probar en otro lugar (La indeterminacin de la traduccin

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    de teoras), no se deduce de ella. La indeterminacin de la fisica es unode los pilares del sistema de Quine y , al igual que los axiomas de una teo-ra, sera improcedente exigir su prueba. Ms bien debe ser enjuiciada.

    junto con el holismo, la naturaleza terica de los cuerpos y el naturalismoepistemolgico. por su capacidad de generar un sistema de explique con-vincentemente el desarrollo de l conocimiento y la relacin entre la expe-riencia y las teoras cientficas.

    La tesis afirma que nuestra teora fsica tiene alternativas respecto a las

    cuales, en el caso de que las descubrisemos, no encontraramos eventosobservables ni consideraciones sistemticas que pusieran de relieve algn

    tipo de ventaja o desventaja en alguna de ellas o en la nuestra. Seguira-mos diciendo que esta ltima es la verdadera, precisamente por ser lanuestra, es decir, porque de hecho es con la que estructuramos la realidad,pero no porque haya algn otro sentido en el que pueda decirse que seaemprica o metodolgicamente mejor (en la seccin quinta se volver so-bit este punto).

    Una palabra sobre terminologa. La infradetermnacin de cualquierteora supone que siempre es posible el descubrimiento de un hecho refu-tador. Es razonable pensar que la probabilidad de una tal eventualidad esinversamente proporcional al grado de confirmacin de la teora. Por elcontrario, un conjunto de enunciados est o no est determinado por unconjunto de datos, no lo est ms o menos. La indeterminacin no es unasunto de grados. Esta es la razn fundamental por la que prefiero hablarde indeterminacin evidencial de la ciencia mejor que de subdetermina-

    cin evidencial, como a menudo ocurre en la literatura sobre el tema. Esverdad que Quine. con seguridad para marcar la diferencia que segn lexiste entre fsica y traduccin. usa la mayora de las veces ~under-determination en relacin con la primera e indeterminacy en relacincon la segunda, pero no faltan ocasiones en las que usa este ltimo trmi-no en relacin con la ciencia o en relacin con la ciencia y la traduccinsimultneamente. En otras, utiliza under-determination en relacin con

    ambas esferas. Lo importante, no obstante, es que Quine admite que la f-sica y la traduccin estn evidencialmente indeterminadas en el sentidoexpuesto. Por tanto, mi terminologa no traiciona su pensamiento. Si fsi-ca y traduccin se diferencian en otros respectoses algo que debe ser exa-minado sin necesidad de difuminar el paralelismo que en cuanto a mdc-terminacin evidencial existe entre ambas.

    3. Indeterminacin evidencial de la traduccin

    Cuando desconocemos la referencia de un trmino general usado porun interlocutor, porque sea plurisignificativo o porque se trate de un tr-mino desconocido para nosotros, tenemos a nuestra disposicin toda unabatera de expedientes lingsticos. predicados de identidad y diferencia,

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    pronombres, cuantificadores, etctera, para llevar a cabo mediante las

    oportunas preguntas y respuestas la determinacin de su referencia. Aho-ra bien, como Quine ha argumentado con fuerza, basta que el aparato re-ferencial integrado por tales expedientes no sea compartido por nuestrointerlocutor y nosotros para que la referencia de los trminos que usa re-suite inescrutable.

    Los factores que estn en el origen de la inescrutabilidad de la referen-

    cia de los trminos observacionales y . por tanto, de la indeterninacin dela traduccin de l nivel observacional del lenguaje son tres: la indetermi-nacin estimulativa de la ontologa de sentido comn, la inexistencia deun aparato de la referencia compartido y la ambigedad de la ostenson.

    Los dos primeros son interdependientes: si el aparato de la referencia estfijado, la referencia de los trminos es determinable: a la inversa, si la on-tologa de nuestro interlocutor extranjero nos fuera conocida, se podranir determinando inductivamente las partculas de la lengua extranjera quecumplen las funciones de nuestros pronombres. cuantificadores. etctera.Por lo demas. es claro que la ostensin es ambigua: siempre que se sealaun conejo, se est sealando un estadio temporal de conejo, una parte noseparada de conejo y una porcin de toda la parte conejil de l mundo.

    He dicho que la indeterminacin de la traduccin de los trminos ob-servacionales acarrea la de todo el rea observacional del lenguaje. Para

    ver que esto es as. pinsese, por ejemplo, en las generalizaciones empiri-cas. La verdad o falsedad de estas depende de la extensin de los trminosgenerales componentes. Si nos quedamos en el nivel de las oraciones ob-servacionales tomadas globalmente (que es como, segn Quine. son tradu-cibles determinadamente, mediante sus significados estimulativos). sin

    contenido ontolgico especfico, es indiferente traducir Gavagai por heah un conejo o por he ah un estadio temporal de conejo, porqueambas son estimulativamente sinnimas. Pero cuando se trate de oracio-nes categricas universales no ser indiferente traducir una supuesta gene-ralizacin extranjera por todos los conejos son miedosos o por todoslos estadios temporales de conejos son miedosos, porque una puede serverdadera y la otra falsa,

    Quine ha argumentado especficamente la indeterminacin de la tra-duccin de las oraciones tericas de dos maneras bastante conectadas en-

    tre s. En Naturalizacin de la epistemologa se dice que es un corolariode la tesis del holismo y de una concepcin verificacionista de l significa-do. En On the reasons for indeterminacy oftransiation se la hace de-pender de la indeterminacin emprica del conocimiento cientfico. En el

    trabajo mencionado anteriormente he intentado probar las siguientes atir-maciones: a) el argumento de Naturalizacin de la epistemologa da

    por supuesto que el holismo implica la indeterminacin emprica de la f-sica; b) no hay tal implicacin; c) el argumento de On the reasons for in-determinacy of traslation utiliza como premisas la tesis de la indetermi-

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    bito donde se producen los hechos que constituyen o. al menos, reflejan

    esa interpretacin; tal vez la conducta verbal y no verbal de los hablantes,tal vez sus mentes.Por medio de las preguntas apropiadas podemos determinar, dentro de

    una lengua, la extensin espacial y temporal, para un individuo, de los ob-jetos denotados por un trmino, sobre el supuesto, que es precisamente esupuesto fundamental del escepticismo semntico, de un aparato de la re-ferencia compartido por el sujeto interrogado y nosotros~. Pero es obvioque en el caso de lenguas radicalmente ajenas no hay tal comunidad departculas individuativas. Ya vimos que este hecho y la indeterminacinemprica de la ontologa de sentido comn estaban en la raz de la inde-

    terminacin de la traduccin.Al contrario que en la realidad fsica, de la cual no hay razones para

    pensar que posea una estructura propia y nica al margen de cualquierteora, las creencias extranjeras tendrian una realidad al margen de cual-quier manual de traduccin, poseyendo para nosotros un carcter noum-

    nico.La mayora de las pginas en las que Quine argumenta la indetermi-

    nacin de la traduccin (especialmente, las secciones 6 a 1 5 de Palabra yobjeto y La relatividad ontolgica) son compatibles con el escepticismotraductivo; y . sin embargo. Quine no es un escptico. Esto puede compro-barse con la lectura de los pasajes en los que se comparan fsica y traduc-cin y aquellos en los que se alude a la naturaleza del lenguaje. Los pri-meros contienen diversas variantes de la idea de que mientras que la fsi-ca. pese a su indeterminacin emprica. se ocupa de algo objetivo, las hi-ptesis analticas contenidas en los manuales de traduccin no se ocupande nada real. Los segundos contienen diversas variantes de la idea de queel lenguaje es conducta solamente. Para decido grficamente. todos esospasajes coinciden en que las microparticulas de la fsica existen pero nolos significados ni las referencias.

    De estas tesis nos vamos a ocuparcon detalle pero antes conviene tenerrespuesta, aunque sea provisional, a estas dos cuestiones: por qu haytantos pasajes quineanos compatibles con la posicin escptica? y qurazones han podido mover a Quine para adoptar una posicin que puedeser calificada de nihilismo semntico? La clave de la respuesta a la prime-ra pregunta est en que la argumentacin contenida en el captulo 2 dePalabra y objeto y en La relatividad ontolgica en torno al fundamentalejemplo de gavagai es una argumentacin estrictamente evidencial. y .por tanto, escptica, que para nada depende de que el significado o la re-ferencia tengan o no una existencia neurolgica o de otro tipo. Es verdad

    que en La relatividad ontolgica el argumento en defensa de la indeter-mnactn comienza de manera que parece que va a girar alrededor del ni-hilismo senntico (lo que Quine llama visin naturalista del lenguaje yque yo. en atencin a que el carcter de este naturalismo tiene poco que

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    ver con el del naturalismo epistemolgico que Quine defiende en relacin

    con la fsica, prefiero llamar conductismo linguistico), pero la realidad esque, como Quine reconoce, el argumento depende del hecho de que unconejo completo est presente cuando y solamente cuando una parte noseparada de un conejo est presente (p. 48) . Depende de eso y de la inde-terminacin de la traduccin de las particulas del aparato de la referencia.Cuando, despus de reconocer que sobre esos supuestos, que son los dela indeterminacin emprica de la traduccin, sera imposible saber cules la correcta de dos traducciones empricamente equivalentes y semnti-camente inconpatibles. se aade que si se considera el lenguaje de modonaturalista, la misma idea de correccin o incorreccin es absurda (p. 47),lo que se est haciendo es sobreponer a la tesis de la indeterninacin latesis del conductismo lingtstico. y no establecer una relacin causal entreambas.

    Verdaderamente, y pasamos a contestar la segunda cuestin, parece, almenos a primera vista, que la ausencia o presencia de una materia objeti-va guarda poca relacin con la indeterminacin de la traduccin. En pri-mer lugar, es obvio que si la traduccin est emprica y metodolgicamen-te indeterminada, la ausencia dc materia objetiva no es condicin necesa-ra de aquella. En segundo lugar, nadie, que yo sepa, ha intentado probarque sea condicin suficiente y . desde luego, no va de suyo que lo sea.

    Lo indeterminado en esta materia es. ante todo, el discurso traductivo.

    es decir, los manuales de traduccin, y , como consecuencia, la traduccinmisma de l discurso extranjero. Es verdad que el discurso traductivo pro-cede como si hubiera esquemas semnticos compartidos, pero seguiraadelante, al igual que la traduccin misma, aunque no los hubiera. Si ocu-rriera esto ltimo, ese discurso tendra un carcter meramente instrumen-tal. Supongamos que hubiera una diferencia estimulativa entre un conejoy n estadios temporales de conejo. En este caso habra unfact ofthe mat-ter enprico y la traduccin no estara indeterminada en principio; peroello no depende. de nuevo, de la existencia o inexistencia de una materiasemntica objetiva.

    De lo dicho parece desprenderse que si la traduccin se desliza, por lasrazones indicadas, hacia una indeterminacin evidencial, es indiferenteque los extranjeros tengan o no en su s mentes cosas tales como significa-dos o sistemas de coordenadas referenciales. Desde este punto de vista sellegara a la conclusin de que el nico inters de Quine en todo esto es,precisamente. introducir en escena su doctrina sobre el lenguaje. Pero se-ra un error; seguramente. esta es la finalidad principal pero. desde luego,no es la nica.

    Admitamos que la traduccin est indeterminada respecto a toda laconducta observable de los extranjeros. Admitamos tambin que la au-

    sencia de materia objetiva en el sentido indicado no es condicin necesa-ria ni suficiente de tal indeterminacin. Pero supongamos que algn da

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    se descubrieran ciertas correlaciones entre expresiones verbales y estadosneurolgicos de manera que, por ejemplo, quedara comprobado queconejo y estadio temporal de conejo estn asociadas con estados neu-rolgicos diferentes. Sobre esta base parece abrirse una va de solucin ala indeterminacin: aunque la traduccin est indeterminada por los even-tos observables, tal vez no lo est frente a los eventos microfsicos que tie-nen lugar en el cerebro.

    Ahora bien, la ltima formulacin del conductismo, la fisicalista, afir-ma que las entidades semnticas tambin carecen de realidad microfsica.

    Visto desde la perspectiva de la traduccin: dos manuales de traduccinincompatibles entre s pueden conformarse igualmente bien a todo evento

    microfsico, incluidos los que tienen lugar en los cerebros de los hablantes(Facts of Ihe matter. p. 167; Things and their place in theories. p . 23 ) .Es evidente, pues, que el conductismo lo que hace es negar la viabilidad

    de superar la indeterminacin emprica u observacional mediante el pasoa un terreno neurolgico, y lo hace afirmando que ms all de la indeter-minacin emprica hay una indeterminacin fsica. Ahora podemos res-ponder la segunda pregunta que habamos formulado: la ausencia de ma-tena objetiva, el nihilismo semntico, es irrelevante para la indetermina-cin emprica pero no para la indeterminacin fsica de la traduccin.

    Se pueden distinguir tres etapas en la formulacin de la doctrina de la

    ausencia de materia objetiva en la traduccin y en toda hiptesis sobre es-tructuras semnticas no observables; y hay tres textos en los que aquellasaparecen representadas paradigmticamente: la seccin 16 de Palabra y

    objeto, las cinco primeras pginas de La relatividad ontolgica y Factsofthe matier>. Esto no quiere decir que esas etapas sean compartimentosestancos y tampoco que no haya otros escritos importantes para la

    cuestin.

    En la seccin 16 de Pa/abra y objeto la doctrina es presentada en elmarco de la traduccin radical: ni siquiera hay una materia objetivarespecto de la cual la hiptesis [analtical pudiera ser acertada o desacer-

    tada (p. 86). Por esta razn, para Quine las analticas no son hiptesisgenuinas.

    Las consideraciones de Quine que pueden ser contadas como argu-

    mentos en favor dc la doctrina comparten un ncleo comn: la posibili-

    dad de que hablantes que coinciden en todas las disposiciones al compor-tamiento verbal alcancen esa conformidad por medios muy diferentes. Heaqu un pasaje en esa lnea en el que, adems. se comprueba que el alcan-ce de la doctrina va ms all de la traduccin:

    El hecho correspondiente tratndose de nios castellanos es quedos de ellospueden conseguir un dominio idntico de la lengua a travs de procesos muydiversos de asociacin y ajuste por tanteo de los varios adjetivos y particulasinterdependientes en los que se basa el expediente dc la referencia dividida.

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    O bien, por volver a la hiptesis de las conexiones nerviosas [...j. el idnticodominio de l castellano por parte de los dos nios puede ser la manifestacin

    externa de esquemas mu y diversos de conexin nerviosa, (op. cit.. p. 106).Esta es la razn por la que Quine critica el hecho de que todo el mun-

    do est dispuesto a admitir que si dos hablantes coinciden en todas las

    disposiciones al comportamiento linglstico, no tiene sentido imaginar di-

    ferencias semnticas entre ellos (op. cit.. p. 92).

    En la segunda etapa la doctrina toma unas veces una forma especfica-

    mente conductista:

    La semntica est viciada por un mentalismo pernicioso en la medida enque consideramos la semntica de un hombre como algo determinado en su

    mente ms all de lo que pueda estar implcito en sus disposiciones a unaconducta manifiesta. (La relatividad ontolgica. pp. 44-45)

    Otras veces es expresada de manera plstica a travs de la crtica almito del museo.

    La argumentacin puesta ahora en juego sigue una lnea distinta de laseguida en Palabray objeto. Los elementos que integran el lenguaje han deser observables o han de tener un reflejo inmediato en eventos observa-

    bies, como es el caso de las disposiciones a la conducta, porque todo l esaprendiendo mediante el condicionamiento de tales elementos a estmulos

    sensibles. Aqu no hay lugar para entidades o relaciones tericas, comosignificados o referencias:

    El lenguaje es un arte social que todos adquirimos con la nica evidencia dela conducta manifiesta de otras gentes en circunstancias pblicamente recog-noscibles, Los significados, en consecuencia, aquellos autnticos modelosde entidades mentales, acabaron como grano para el molino conductista.(loc, cit., p. 43).

    La misma idea es reiterada en Naturalizacin de la epistemologa

    (PP. 10 7 y 108).

    Ya hemos visto el matiz fisicalista (en sentido nicrofsico) que adquie-re el conductsmo lingstico en su ltima fase (una fase que tiene suarranque en Reply to Chomsky). Un rasgo de esta versin definitiva delnihilismo es la ausencia de nuevas razones en favor de la doctrina.

    Hay, por otra parte. una antigua yeta argumental que debe ser alinea-dajunto con las ya expuestas. Se trata de la que, sealando la inexistenciade una nocin clara de sinonimia, arroja una sombra de desconfianza so-

    bre las entidades intensionales. De todas maneras, no debe perderse devista que la doctrina de la ausencia de materia objetiva afecta por igual alsignificado y a la referencia (La relatividad ontolgica, pp. 44 y 53) . no-

    cin esta ltima que Quine nunca ha criticado, directamente al menos.Cuando l dice que es un error imaginar la semntica de una persona

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    como algo determinado en su mente ms all de sus disposiciones a la

    conducta observable, no distingue entre semntica intensional y extensio-nal. El museo sigue siendo igualmente mtico aunque cambiemos los sig-nificados por los objetos denotados.

    Tal vez no sea completamente ocioso nsstir una vez ms en que ladoctrina, aunque expuesta casi siempre en el mareo de la traduccin radi-

    cal, es una doctrina general sobre el lenguaje. Para Quine, las relaciones

    de comunicacin lingstica entre individuos de un mismo grupo idiom-

    tico son, en realidad, relaciones de traduccin. Es ms, dentro del castella-no podemos indistintamente imputar a un interlocutor sistemas semnticos

    completamcnte diferentes sin que ningn evento observable o microfsico.

    conocido desconocido, pueda discriminar entre ellos. Esta es la inescruta-bilidad en casa.

    La presentacin de sus distintas formulaciones no basta para obtener

    un perfil medianamente aceptable del conductismo. Termino este aparta-

    do con unas palabras complementarias.La doctrina implica la falsedad de la hiptesis de que todos los ha-

    blantes de una lengua comparten un untco marco conceptual. Esa es larazn de llamarla nihilismo semntico. Lo nico que los hablantes ten-

    dran en comn sera el conjunto de los significados estimulativos, los

    cuales poseen contrapartidas experienciales claramente aislables y defini-

    bles en trminos observacionales. Ahora bien, la inexistencia de un siste-ma semntico compartido puede ser debida bien a que cada hablante po-sea su sistema particular, bien a que no haya sistemas semnticos, signifi-

    cados y referencias, en absoluto, es decir, ni compartidos ni particulares.

    La primera tnodalidad puede ser llamada nihilismo idiosincrsico y la

    segunda, nihilismo absoluto.Aparentemente al menos. Quine no se decanta en una u otra direccin.

    En sus escritos conviven las formulaciones idiosincrsicas con las absolu-

    tas. En general. y de conformidad con la naturaleza de los argumentospuestos en juego. en Palabra y objeto predomina el priner enfoque mien-

    tras que en La relatividad ontolgica y en Naturalizacin de la episte-mologa predomina cl segundo. Un ejemplo de la versin idiosincrastca

    se encuentra en el comienzo del captulo 2 de Palabra y objeto:

    Fin esle captulo vamos a considerar qu parte de l lenguaje puede recibirsentido contemplndola sobre la base de las condiciones de estimulacin, y

    qu mbito deja esa parte a otra en la cual se desarrolla la variacin empihi-camente incondicionada del esquema conceptual de cada cual. (p, 39: otrospasajes diosincrsicos aparecen en las pp 92 y 106).

    Las formulaciones de La relatividad ontolgica son nihilistas en sen-

    tido absoluto. No se trata de que tal vez nunca podamos conocer el sistemade coordenadas semnticas que un hombre tiene en su mente, no se trata

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    de que no tengamos acceso a su museo privado, se trata de que no hay nin-gn museo.

    Ya he sugerido que la conexin de una u otra versin del nihilismo conunos escritos u otros debe ser entendida en un sentido de predominancia,no de exclusividad. He aqu un pasaje de Palabra y objeto de evidentecarcter absoluto:

    La discontinuidad de la traduccin radical pone a prueba nuestras significa-ciones, las contrapone en verdad a suscorporeizaciones verbales o. ms defi-nitivamente. no encuentra nada en estas (p. 89).

    Yo no he encontrado en los escritos quineanos datos que revelen una

    inclinacin por una u otra clasede nihilismo. Yen realidad las consecuen-cias prcticas de ambos seran las mismas. Tan cortado est el caminohacia una semntica que vaya ms all de los significados estimulativospor no haber significados y referencias en absoluto, como por poseer cadahablante los suyos, los cuales, adems, estaran sujetos a indeterminacin.

    Tambin la capacidad de ambas versiones para resolver ciertas dificul-tades o para encajar con otras partes de la filosofa del lenguaje de Quine

    es similar. Al menos a primera vista, la hiptesis conductista parece falsa.Por un lado, represe de nuevo en que desde el punto de vista observacio-nal el discurso emitido por un hablante es una serie de signos que no posee

    en smisma la interpretacin de aquellos (el metalenguaje que habla de lainterpretacin de los signos del lenguaje objeto es , a su vez, un conjunto defilas de signos que no incorporan su propia interpretacin). Por otro lado,sin prejuzgar si algn da una teora causal ser capaz de explicar y , sobretodo, determinar la referencia en trminos de relaciones fsicas entre loshablantes y los objetos referidos, hoy por hoy la tesis de la indetermina-cin de la traduccin nos dice que la referencia es indeterminable en fun-cin de la conducta. Entonces, si la interpretacin de los signos no est enellos mismos ni en la conducta observable de los hablantes, parece razona-

    ble concluir que ha de estar en la mente de estos ltimos, verosmilmente a

    travs de ciertas estructuras neurolgicas. Pero esta conclusin est enabierta contradiccin con la idea de Dewey, y suscrita por Quine. deque elsignificado,y lo mismo vale para la referencia, es una propiedad de la con-ducta. La respuesta desde la perspectiva idiosincrsica es que la interpreta-cin de los signos es asunto de cada cual. Habra que hablar, por tanto, deuna multiplicidad de interpretaciones (es significativo que en una ocasinQuine utilice el trmino idiolect [Ontological relativity, p. 46]). Ahorabien, dado que no hay ciencia de lo particular, eso quiere decir que losni-

    cos significados por los que debc interesarse la semntica son los estimula-tivos; y de estos s se puede decir que son una propiedad de la conducta.

    En este punto se suscita un interrogante. Nuestro discurso sobre deno-taciones, condiciones de verdad y significados tiene como supuesto tcito

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    Fsica y Semntica en la filasofia de Quine 6 1

    la existencia de un marco conceptual ltimo compartido por los hablantesde una lengua y proporcionado, justamente, por esta ltima. Entonces

    qu sentido tiene ese discurso desde la perspectiva de que cada cual tienesu propio marco, por no hablar de la que niega la existencia de mareo

    alguno? Aunque Quine nunca ha dicho nada al respecto, parece que noqueda otra salida que el instrumentalismo. Nuestro discurso sobre referen-cias, significados y dems nociones semnticas es un discurso til para la

    comunicacin pero carece l mismo de carcter referencial; no habla deobjetos realmente existentes.

    El nihilismo idiosincrsico parece estar en contradiccin con la reitera-da afirmacin de La relatividad ontolgica de que no hay lenguaje pri-vado. Si un lenguaje no es slo una serie de filas de signos construidas deconformidad con ciertas reglas sintcticas sino unas filas de signos inter-pretados, entonces cada hablante tiene en principio su propio lenguaje.Pero al conductismo no le resulta difcil eliminar la contradiccin. Paraello le basta considerar el lenguaje, precisamente, como un conjunto designos sin interpretar, al menos por lo que se refiere a los trminos genera-les y a los signos del aparato de la referencia. La nica interpretacin com-partida es la que versa sobre los valores de verdad de las oraciones obser-vacionales globalmente consideradas y sobre las conectivas lgicas. Lo

    que interesa de una calculadora es que d 20 como resultado de sumar 5 y1 5 , y no si calcula en base dos, diez u otra cualquiera. Lo que interesa en ellenguaje es la conformidad externa; que en circunstancias normales cadahablante oiga s y no cuando espera or s y no.

    La primaca de lo observable puede apreciarse bien en el tema de lascreencias. Parece, por un lado, que si no hay ningn esquema semnticocompartido, ni siquiera a nivel de las partculas de l aparato de la referen-cia y de los trminos observacionales, resulta lgico concluir que, en gene-ral, carece de sentido hablar de las creencias que ciertos conjuntos de per-

    sonas puedan tener Por otro lado, Quine no niega que la gente tengacreencias. Sin etnbargo. creo que se puede salvar la dificultad. Seguramen-

    te, Quine entiende por creencia una disposicin a la conducta: x cree A si yslo si est dispuesto a asentir cuando se le pregunta A. Ahora bien, esposible asentir de buena fe en virtud de factores semnticos muy diferen-les, porque Apuede ser creda verdadera en base a interpretaciones diver-sas de los signos de A. Los hablantes de una lengua pueden tener las mis-mas disposiciones a la conducta y diferentes esquemas referenciales; x y zpueden tener la misma disposicin a asentir a todos los 5 son P y , noobstante, interpretar c e manera distinta 5, P e. incluso, todos.

    Lo mismo ocurre con la comprensin de una oracin. En Mmd andverbal dispositions se sostiene quees ms claro hablar de la comprensin

    de una oracin que de su significado. Alguien comprende una oracion siconoce sus condiciones de verdad, y conoce estas si posee la disposicin aasentir o disentir de la misma, con verdad, en las condiciones apropiadas.

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    Alguien, por tanto, comprende esto es rojo si asiente a ella en presenciade algo rojo y disiente en ausencia de rojo. Pero supongamos que para

    saber si alguien comprende una cierta oracin no observacional. por ejem-po, una oracin categrica universal, le preguntamos sobre sus condicio-nes de verdad. Pues bien, podramos concluir a partir de sus respuestas

    que las conoce perfectamente y , an as, las condiciones de verdad, para l,de esa oracin pueden ser diferentes de las condiciones de verdad de lamisma, para nosotros. As pues. la afirmacin de Quine debe ser entendidacomo diciendo que un hombre comprende una oracin en la medida en

    que conoce alguno de los posibles conjuntos de condiciones que la hacenverdadera.

    As, al menos, seran las cosas desde la perspectiva del nihilismo idio-

    sincrsico. Segn el nihilismo absoluto, la conformidad externa es logradaen parte mediante el condicionamiento de disposiciones a la conducta, y

    en parte en virtud de mecanismos neurolgicos an desconocidos peroque, en cualquier caso, nada tienen que ver con stgnificados ni referencias.

    5. Crtica del conductismo semntico

    Como hemos visto, hay dos maneras de argumentar la doctrina de laausencia de materia objetiva. La primera, a cuyo anlisis ha estado dedica-da la mayor parte de la seccin anterior, va encaminada a mostrar la ine-

    xistencia de marcos semnticos compartidos por los hablantes de una len-gua. Como se recordar, esta lnea consta, esencialmente, de dos argumen-

    tos: i) la posibilidad de que hablantes que coinciden en todas las dispost-

    ciones a la conducta alcancen esa conformidad mediante procesos yestructuras neurolgicas diferentes (con lo que quedara bloqueada la

    posibilidad de explicar el significado y la referencia en trminos fsicos o

    psicofisiolgicos); Ii ) dado que el aprendizaje del lenguaje es puramenteinductivo, el lenguaje mismo no puede ir ms all de las disposiciones a laconducta inducidas.

    Michael Friedman. en Physicalism and the indeterminacy oftransa-

    tion, crtica i) alegando, substancialmente, que una mera posibilidad noes la prueba de un hecho (p. 368); y opone a u ) lo siguiente:

    Aprendemos el lenguaje apartir de la conducta observable de otras personas y

    aprendemos hechos sobre los electrones a partir de laconducta de los objetosobservables ordinarios. En ninguno de los dos casos lo primero est epistmi-camente (an menos. ontolgicamente) determinado por lo segundo (p. 336) ,

    Creo que la crtica de Friedman es justa. Ello me permite pasar adelante.

    La segunda lnea de argumentacin es menos directa: no habra mate-ra objetiva en la semntica porque aquella habra de estar constituida por

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    elementos intensionales como el significado y la sinonimia, y stos no

    deben ser admitidos como objetos y relaciones de la ciencia.Las nociones intensionales pueden ser dadas de lado por su resistencia

    a dejarse definir en trminos observacionales. En Quine, los conceptosintensionales y la lgica del lenguaje ordinario y en Sobre el argumentode la indeterminacin de la traduccin Ral Orayen ha criticado la ten-dencia, presente en algunos pasajes de Palabray objeto, a exigir definicio-

    nes operacionales de las nocionales intensionales (tendencia contraria ala posicin mantenida por Quine en relacin con las nociones tericas de

    la fsica). Tambin su crtica me parece justa.Ahora bien, Quine podra aadir que los motivos que tiene para recha-

    zar las nociones intensionales van ms all de la ausencia de eritexios ope-

    raconales y . de hecho, esto es lo que hizo en su Respuesta a Orayen.Tras reconocer que un trmino terico debe ser admitido en la ciencia s

    permite construir un eslabn en explicaciones causales plausibles, auncuando sean sutiles los criterios para aplicarlo (p. 73). advierte que [lJadificultad que presentan la analiticidad y la sinonimia consiste en que no

    permiten construir tales vnculos explicativos, para compensar la escasez

    de criterios conductslicos para su uso (ibdem).

    En las pginas que restan procurar, fundamentalmente, hacer ver quenociones semnticas como las de significado y referencia si intervienen en

    la construccin de explicaciones causales. Sobre esta base sostendr que elnihilismo semntico es una doctrina poco convincente desde la perspecti-va de una concepcin pragmtica de la evidencia y de lo real, e insitir en

    algo que ya ha sido sealado con anterioridad (por ejemplo, por Hockney,

    en The bifurcation of scientific theories and indeterminacy of transa-

    tion): que esta doctrina es incongruente con la filosofa de la ciencia de

    Quine. Finalmente, relacionar mis conclusiones con la indeterminacin

    evidencial de la fsica.Antes que nada, formular dos advertencias previas. La doctrina de la

    inexistencia de materia objetiva es ms fuerte que la del rechazo de las

    nociones intensionales porque, junto a estas, incluye a la referencia. Porotra paite. la razn por la que. al hablar en este trabajo de sistemas semn-ticos, no se ha hecho distincin entre nociones extensionales e intensiona-

    les es, justamente. que el nihilismo semntico no distingue entre ellas.Adems, la cuestin de si las consideraciones aqu contenidas valdran, tal

    vez, para las primeras pero no para las segundas es algo que depende dc laclarificacin de la nocin de significado y esto es . evidentemente, un ternaabierto.

    El primer paso para argumentar la tesis fundamental ser poner de re-

    lieve que las hiptesis analticas no son reducibles a descripciones de. o

    hiptesis sobre, disposiciones a la conducta verbal. Para apreciar la verdadde la afirmacin es conveniente volver la mirada hacia el origen de la mdc-

    terminacin de la traduccin tal y como ha sido expuesto en la seccin ter-

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    cera. En la adopcin de un mareo referencial hay un ingrediente terico nodeterminado por la experiencia. Esta indeterminacin es lo que permite

    que imputaciones de esquemas referenciales diferentes puedan ser igual-mente compatibles con la conducta observable de los extranjeros o, dichode otra manera, que sistemas diferentes de hiptesis analticas puedan serigualmente compatibles con las disposiciones de los extranjeros a la con-

    ducta verbal y no verbal. La razn es clara: las hiptesis analticas versan.precisamente, sobre aquel ingrediente terico.

    Acabamos de ver que no hay una relacin biunvoca entre hiptesisanalticas y disposiciones a la conducta pero importa advertir que ni aunen el caso de que la hubiera se habra avanzado mucho en la direccin de

    un reduccionismo conductista, porque es imposible definir en trminosobservacionales las disposiciones a la conducta correspondiente a un grannmero de oraciones. Al final de 4. vimos que, para Quine, alguien com-prende un enunciado si tiene la disposicin, algo no directamente observa-

    ble, a asentir a l en las circunstancias adecuadas y a disentir en ausencia

    de las mismas. Esto funciona bien para esto es rojo o cualquier otroenunciado observacional pero no para otros enunciados. La definicin de

    una disposicin es, en realidad, la descripcin de un test: un objeto, o unasustancia, tiene una cierta disposicin si , sometido a tal y tal manipula-cin, se comporta de tal y cual modo. Es sencillo describir el test apropiado

    para el caso de la solubilidad en agua y tambin para la disposicin a

    asentir a esto es rojo, pero es imposible hacerlo para enunciados fijosporque, al ser verdaderos, o falsos, en cualesquiera circunstancias, la dis-

    posicin a afirmarlos, o negarlos, no puede ser ligada a ningn tipo espec-

    fico de condiciones observables. Y ocurre lo mismo con oraciones ocasto-nales como ah est mi padre o esto es un lisosoma; estas oraciones

    pueden ser afirmadas ante conjuntos tan diversos de circunstancias obser-

    vables que resulta imposible fijar los tests que definan las disposiciones

    correspondientes.Esta situacin es reconocida por Quine. En Wordand object ya se deca

    que lo ms notable de las hiptesis analticas es que rebasan todo lo

    implcito en las disposiciones de cualquier indgena a la conducta verbal(p. 70). En Mmd and verbal dispositions se sacan las oportunas conclu-

    siones:

    En general. cuando se trata de sentencias fijas, yo no s cmo acercanos a lanocin de comprensin en trminos de disposiciones a la conducta. Quizsno se pueda hacer tomando las oraciones una a una (p. 89).

    En ese mismo trabajo Quine aventura la hiptesis deque en el futuro elanlisis semntico de estas oractones en trminos conductistas se ocupar

    ante todo de las interrelaciones de unas con otras. Dado que no adelantanada sobre las lneas a lo largo de las cuales discurrira tal anlisis, no

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    insistir en la cuestin. Slo dir que, en mi opinin (que expongo en Laindeterminacin de la traduccin de teoras), una oracin terica aislada,aunque carece de significado emprico, s posee un significado analgico

    propio.

    La irreducibilidad de las hiptesis analticas a descripciones de dispo-

    sciones ata conducta es paralela a la irreducibilidad del lenguaje terico alenguaje observacional y queda plasmada en el hecho de quelos manualesde traduccin no son colecciones de descripciones de ese gnero. Ylo mis-mo ocurre en la comunicacin intralingilistica. los diccionarios de unalengua no son colecciones de disposiciones a la conducta sino, ms bien,de homlogos intralingoisticos de las hiptesis analticas.

    El segundo paso de mi argumento consiste en poner de manifiesto quelas hiptesis analticas son imprescindibles para cualquier gnero de comu-nicacin que queramos establecer con los hablantes de otras lenguas. Estees un punto que Quine admite abiertamente. En la seccin 15 de Palabray

    objeto tales hiptesis son el medio para hacer progresar la traduccin msall del colapso al que se vera abocada si el nico instrumento puesto en

    juego fuera el constituido por los significados estimul-ativos. En la seccin

    siguiente todo ello queda resumido en una reveladora frase: lja traduc-

    cin radical completa procede entonces, y las hiptesis analticas sonindispensables (p. 88).

    Dejando a un lado el reconocimiento de Quine, resulta significativoque en siglos de prctica traductiva lo nico que se nos haya ocurrido seaeste procedimiento.

    En mi opinin, ni en el mbito de la traduccin ni en el intralinglsticoel instrumento de las disposiciones a la conducta es suficiente para expli-car la comunicacin verbal. Las disposiciones tienen como objetos oracio-nes, no trminos, como es puesto de relieve por el hecho de que el expe-diente clave para su fijacin sea el asentimiento y el disentimiento; esto

    quiere decir que la prediccin de la conducta verbal de nuestros interlocu-

    tores sobre la base de tales disposiciones exigira que cada uno de nosotros

    conociera un nmero infinito de las mismas. Pienso que lo que ocurre es,ms bien. que predecimos el valor de verdad que nuestro interlocutor le

    concede a cualquiera de las infinitas oraciones de la lengua por medio dc

    hiptesis sobre el significado y la referencia que le concede a un nmero

    finito de palabras.Es verdad que, dado, por ejemplo, un condicional generalizado, pode-

    mos interrogar repetidamente a un interlocutor sobre algunos de los condi-cionales que son sus Instancias de sustitucin y . si sus respuestas siempre

    son afirmativas, podemos suponer razonablemente que cree verdadera lageneralizacin. As pues, parece que estamos en presencde un procedi-

    miento puramente inductivo que hace innecesario el uso de hiptesissemnticas dc carcter ms terico. Pero el procedimiento no es bueno. En

    primer lugar, no es capaz de distinguir entre cuantificacin sustitucional y

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    objetual; en segundo lugar, no valdra para las oraciones ocasionales; y ,por ltimo, el mtodo ms que para predecir un hecho sirve para describir-

    lo una vez que ha ocurrido.Por todo lo dicho, es razonable pensar que lo que ocurre realmente es

    que mediante nuestras hiptesis analticas, el conjunto de las cuales cons-tituye la hiptesis general sobre el esquema semntico de nuestros interlo-cutores, conjeturamos su s disposiciones a la conducta linglstica.

    El ltimo paso es una inferencia muy simple. Si las hiptesis analticasson indispensables y , adems, no son reducibles a hiptesis sobre dispost-cines a la conducta, es claro que forman parte inelimnable de un mecanis-mo terico encaminado a explicar y predecir la conducta de los extranje-ros (algo similar cabe decir de sus homlogos intralingdisticos).

    Es fcil apreciar la incompatibilidad que, desde un punto de vista prag-mtico, hay entre esta conclusin y la doctrina de la ausencia de materiaobjetiva. De todas maneras, en lo quesigue se alcanzar una comprensinms detallada de este punto.

    Paso ahora a razonar la afirmacin de que la postura que Quine ha

    adoptado hacia el lenguaje no es congruente con la que muestra hacia laciencia natural.

    A este propsito. interesa tener presente el realismo de Quine; un realis-mo cuyas caractersticas ms destacadas son su compatibilidad con elindeterminismo epistemolgico y su sectarismo de la verdad. Es real lo queuna teora verdadera afirma como real. Una teora es verdadera cuandorene dos requisitos: tener suficiente evidencia a su favor y ser, efectiva-

    mente, nuestra teora.

    La primera condicin exige que la teora, adems de hacer prediccio-nes confirmadas por los hechos, satisfaga una serie de valores metodolgi-cos que la comunidad cientfica estima como relevantes. La variante onto-

    lgica de este pragmatismo aparece expresada con fuerza en el siguientepasaje antiescptico:

    Habiendo advertido que el hombre carece de toda evidencia en favor de la

    existencia de cuernos que no sea el hecho deque su asuncin le ayuda a orga-nizar laexperiencia, habriamos hecho bien, en vez de negar que haya eviden-cia para la existencia de los mismos, en concluir: tal es. pues, en el fondo loque la evidencia es. tanto para los cuerpos ordinarios corno para las molcu-las (Posits and reality, p. 238) .

    La misma idea es remachada poco ms adelante:

    Los beneficios de la doctrina molecular que tanto nos impresionaron en laseccin 1 , y los obvios beneficios de la ancestral postulacin de cuerpos ordi-narios, son la mejor evidencia de realidad que podemos pedir (sin que quede

    excluida la existencia de evidencia del mismo gnero para alguna ontologiaalternativa) (loc. cit.. pp. 238 y 239).

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    La segunda condicin, el sectarismo de la verdad, es del todo razona-

    ble, a pesar de lo que pueda parecer a primera vista. Cuando trabajamos

    dentro de una teora, es ella la que traza los perfiles del mundo y de ellanos servimos para tener un cierto dominio sobre el mismo. Es posible que

    pudisemos vivir en otra casa con tanta seguridady comodidad como en lapropia, pero nuestra verdadera casa es la que realmente habitamos. Es un

    uso sensato de la nocin de verdad declarar falsa cualquier teora que.aunque empricamente equivalente, sea lgicamente incompatible con lanuestra (y si mediante el procedimiento de Davidson considerar comomeramente homnimos a los trminos que aparecen en los enunciadosque estn en contradiccin, o cambiarles la grafia eliminamos la incom-patibilidad, entonces

    la teoraajena adquiere

    uncarcter ornamental

    o demera curiosidad).

    Yo creo que al llegar a este punto es visible la inconsistencia que pre-

    tendo poner de relieve. Los cuerpos, las molculas y los nmeros se han

    ganado el derecho a la existencia por pertenecer a la ontologa de teoras,de scnlido comn o cientificas, que contribuyen a ordenar el flujo actual y

    a predecir el tiujo futuro de la experiencia. Sin embargo, los significados y

    las referencias, que forman parte insustituible de la ontologa de un siste-ma terico dc comunicacin y acuerdo sin el cual esas teoras no habran

    podido desarrollarse. no pasan de ser meras ficciones. Pero esta es la cues-tin: para un pragmatista es contradictorio reconocer la necesidad prcticade unas entidades y. a continuacin, declarar su inexistencia. Es contradic-todo ahrmar simultneamente que las hiptesis analiticas son imprescin-

    dibles y que. no obstante, no versan sobre nada objetivo.

    Esta manera de ver las cosas se reproduce en relacin con la sintaxts.

    Un sistema de regias capaz de generar la totalidad de las cadenas bien for-

    madas de fonemas de la lengua es un sistema que se ajusta a la conducta

    de los hablantes y la explica, pero, segn Quine, el hecho de que sean posi-bles sistemas diferentes de reglas que, sin embargo, generan el mismo con-

    junto de oraciones le quita todo sentido a afirmar que los hablantes estnguiados, aunque inconscientemente, por dicho sistema. Pensar otra cosaseria tanto como suponer que el nativo otorga sus favores a uno frente aotro de dos sistemas extensionalmente equivalentes (Reflexiones meto-dolgicas sobre la teora lingstica actual. p. 124).

    En la fsica la posibilidad de sistemas alternativos al nuestro lleva a Qui-ne a rechazar la pretensin del realismo metafsico de que lo real poseeuna estructura propia al margen de toda teora, pero no le lleva a negarle

    una materia objetiva, ni tampoco a preguntarse si es que acaso la naturale-za otorga sus favores a uno de varios sistemas tisicos empiricatnente equi-

    valenles. Yo no veo la razn para que la indeterminacin emprica de lossistemas tericos lleve en el caso de la fsica a un realismo constructivista

    (existencia de materia objetiva) y. por tanto, a un sectarismo de la verdad, y

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    en el caso de la linguistica lleve al instrumentalismo (ausencia de materiaobjetiva).

    El corolario metodolgico de esta posicin de Quine es que, mientrasque el mtodo de la ciencia es el hipottico-deductivo, el mtodo de lasemntica ha de ser, segn l, el estudio de las disposiciones a la conducta,es decir, la induccin emprica (vase, Existencia y cuantificacin, p.137).

    Confo en que las consideraciones llevadas a cabo en este apartadohayan contribuido a hacer plausible la tesis de que los hablantes de unalengua comparten un mismo marco referencial. El sistema de las hiptesisanalticas y el de sus homlogos intralinglsticos suponen la existencia detales marcos compartidos. Asu vez, tales sistemas, junto con los de la cien-

    cia natural, forman parte de una estructura terica de la que nos valemospara organizar el flujo de la experiencia.Contra el nihilismo idiosincrsico se puede aadir una razn suple-

    mentaria de carcter metodolgico. La hiptesis de la idiosincrasia semn-

    tica implicara la necesidad de toda tina serie de ajustes compensatorios

    entre la ontologa y el aparato de la referencia en el seno del idiolecto decada cual al objeto de conformar la conducta a la de los dems hablantestan perfectamente como si no hubiera ninguna diferencia semntica entreellos. Ahora bien. la complejidad de esos ajustes sera (le un grado tal queobligara a suponer en cada uno de los usuarios de la lengua una creativi-

    dad ontolgica increble y una inteligencia sobrehumana. Resulta evidenteque la hiptesis de la homofona, que es un corolario de la hiptesis delsistema semntico compartido, es la ms simple.

    Tambin parece que la consideracin gentica es contraria al nihilis-mo. Es atractivo pensar que una evolucin comn debe haber conducido alos miembros de un grupo social a un esquema conceptual comn. Pero enrealidad una reflexinde este gnero contribuye ms a suscitar problemasque a resolverlos. En concreto, la hiptesis del marco semntico comparti-

    do abre un interrogante acerca del aprendizaje del lenguaje: cmo es

    posible que, de nios, aprendamos un sistema semntico que no est en la

    conducta observable de los adultos? Dicho de otra manera, cmo es posi-ble que, ms all de la induccin, cada nio sea capaz de desarrollar un talsistema de hiptesis tericas y hacerlo en la misma direccin que losdems nios? Claro est que an ms asombroso sera que cada uno de-

    sarrollase un sistema diferente y , adems, nunca se notasen las diferencias.

    Para terminar, dirijamos una ltima mirada a las relaciones entre fsi-

    ca, semntica intralinglistica y traduccin. La primera consideracin a

    hacer va de suyo: dado que la doctrina de la diferencia entre fisica y tra-

    duccin se sustenta directamente en cl nihilismo semntico, es obvio quelas crticas a este ltimo son criticas a dicha doctrina. La hiptesis de un

    sistema semntico compartido por los hablantes dc una lengua, hiptesisque supone la existencia de museos semnticos parroquiales, autoriza a

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    Fsica y Semntica en la filoso/Ya de Quine 69

    entender las gramticas y los diccionarios de nuestra lengua como descrip-

    ciones, mejores o peores, naturalmente, de algo real, de manera similar acomo entendemos que las teoras fsicas describen, mejor o peor, la reali-dad fsica. Los hablantes de una lengua radicalmente extranjera tambinposeern su museo semntico, pero esto no elimina la indeterminacinemprica a la que est sometida la traduccin de su discurso. En la traduc-

    cin no podemos afirmar que una vez seleccionado un sistema de hipte-sis analticas ste describe el mareo referencial de los extranjeros o que de-fine el significado de sus trminos. En esto consista el escepticismo tra-

    ductivo y esto es lo que ahora nos hace ver que desde un punto de vista

    epistemolgico lo que diferencia a la fsica y a la semntica intralinglstica

    de la traduccin radical es que en las dos primeras podemos, razonable-mente, ser realistas, mientras que en la ltima lo razonable es ser escpti-

    cos y , por tanto, instrumentalistas.Hay base para mantener alguna esperanza de que en el futuro encon-

    tremos la manera de desbloquear la indeterminacin de la traduccin?Ahora somos escpticos porque no hemos encontradoen la conducta ni enel cerebro nada que pueda servir para determinar cul de entre variosmanuales de traduccin es el correcto. Reflexionemos una vez ms sobrela indeterminacin emprica y fsica de la traduccion.

    Ya se dijo que no es descartable a priori que descubramos algn da la

    manera de conectar ciertas pautas de conducta con ciertos objetos-No obs-tante, cuando pienso en lo que, al menos hoy por hoy, parecen ser los datosdel problema, no encuentro motivos para el optimismo. Porque, para

    decirlo con una imagen, no se trata, seguramente, de que un grupo socialen los albores de su desarrollo como animales hablantes conceptualizarade cierta forma la realidad que encontraba frente a s y , despus. actuarade acuerdo con ese esquema conceptual; de manera que si el esquemaadoptado hubiera sido distinto, tambin la conducta de los individuos delgrupo hubiera sido otra. Ms bien debemos pensar que desde el comienzola conceptualizacin inclua como objeto la conducta misma. Lo sometido

    a conceptualizacion seria una doble accin, la de los individuos sobre lanaturaleza y la de sta sobre los individuos. Por lo dems, dado que un

    conjunto de expresones admite interpretaciones varias, es evidente que

    una consideracin especfica de la conducta verbal no resuelva nada. Perosi una misma conducta puede ser conceptualizada de formas diversas esclaro que la coneeptualizacin contiene un elemento terico. postulatorio.

    que est ms all de esa conducta. Dicho de otra manera, la conceptualiza-

    cin no es funcin de la conducta: y eso es la indeterminacin emprica de

    la traduccin.

    No soy mucho ms optimista respecto a una posible determinacinfsica o psicofisiolgica. Todo intento, en esta lnea, de discriminar entretraducciones obse-vacionalmente equivalente aunque semnticamente in-compatibles deber apoyarse en la previa fijacin, dentro de la lengua del

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    traductor radical, de una matriz ltima de tomos semnticos. intensiona-les o extensionales. de cada uno de los cuales deber conocerse el correlato

    neurolgico. Pero aunque eso se lograra. y quedara establecida la constan-cia de la conexin de conejo con un estado neurolgico y la de estadiotemporal de conejo con otro estado distinto, no por ello estara garantiza-do que esa matriz fuera universal ni tampoco que en otras lenguas y otroscerebros las correlaciones fueran las mismas. Por tanto, los resultadosobtenidos en la lengua del traductor no serian extrapolables a la lengua delos extranjeros.

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