Prólogo El sol se sumergía en el horizonte. La luz del sol ardía roja mientras fluía en la habitación desde la ventana que daba al oeste. Asuka Kiryuu se arrojó sobre su modesta cama, habiendo concluido su entrenamiento de la tarde y bañándose para quitarse el sudor después. La suya era una habitación de aproximadamente cinco metros cuadrados, pero el problema de la habitación no era que era estrecho. Aparte de la cama que estaba contra la pared, las únicas cosas que la habitación tenía a modo de muebles eran una silla vieja, golpeada y una mesa pequeña. No era de ninguna manera una habitación que uno esperara ser habitada por una niña en la flor de su juventud. Era demasiado fría y carente de calor humano. Según los estándares del Japón moderno, este entorno se sentía como si perteneciera a los peldaños más bajos de la sociedad. La diferencia entre esta habitación y la que Asuka tenía en Japón era como noche y día. Pero por ahora, esta habitación estrecha, de aspecto espartano era el único lugar que Asuka podía llamar hogar, o algo parecido. Y así otro día... pasa… El sol desvanecido arrojó un resplandor carmesí sobre la cara de Asuka. Crepúsculo. Afortunadamente, este mundo tenía suficientes puntos de semejanza con la Tierra de Asuka. Los días duraban 24 horas, y un año 365 días. El sol todavía salía del este y se ponía en el oeste. La gente todavía vivía en los países. La sociedad y las costumbres eran diferentes, cierto, pero este mundo era lo suficientemente similar a su Tierra. Excepto que... Su campo de visión distorsionado como si algo se hubiera filtrado en sus ojos. Había visto días que llegaban a su fin un número incalculable de veces en Japón, pero ahora, la vista sólo pesaba en su corazón.

Excepto que, sí, algo era diferente. Habían pasado varios meses desde que fue convocada a este mundo, y tal vez sólo era natural que Asuka se volviera emocional. Me pregunto qué estará haciendo el abuelo ahora… La imagen de su abuelo, Kouichirou Mikoshiba, brilló en la mente de Asuka. Pero no era la forma del viejo ingenioso y amable, aunque un poco cínico, que conocía demasiado bien. Habían pasado meses desde que se separaron mientras escapaban del palacio de Beldzevia, y la imagen grabada en la mente de Asuka era la de Kouichirou sosteniendo una espada ensangrentada, y su cara como la de un feroz demonio. La de un asesino que sin piedad cortó la cabeza de una mujer gritando, agarrando su mano cortada. Incluso si lo hubiera hecho para protegerla, Asuka nació en el pacifista Japón moderno, y el acto de Kouichirou había infringido el conjunto de valores y morales que ella había cultivado para tener durante toda su vida de una manera demasiado intrusiva. Tal vez ver esa escena, que desafiaba su sentido de la ética y el sentido común, tuvo lugar tan repentinamente infligió un trauma emocional a Asuka. Pero a pesar de ese trauma, la condena de Asuka a este acto fue en realidad una voz muy débil en su corazón. Ella no podía aceptar, ni quería afirmar lo que hizo su abuelo, pero Asuka tampoco podía negar abiertamente que había sucedido. Después de todo, si Kouichirou no hubiera hecho lo que hizo entonces, la pureza de Asuka habría sido privada de ella de una manera terrible. Lo que Misha Fontaine, la taumaturga de la corte del Reino de Beldzevia, le dijo a Asuka poco después de su citación no fue una amenaza ni una exageración. Asuka, con su belleza juvenil, seguramente habría sido objeto de los deseos de hombres influyentes. Ya que ella era una persona de otro mundo llamada de Rearth, incluso coincidiría con una mujer elfa, que se dice que es una joya viviente, en términos de valor. Este era un mundo donde la ley no funcionaba para proteger a la gente. O tal vez, en cierto modo, funcionó, en el sentido de que se

utilizó como una herramienta para controlar a las personas. En los últimos meses, Asuka había aprendido demasiado bien y demasiado terriblemente que la moral y el sentido común de Japón no significaban absolutamente nada en las tierras malditas de este mundo. Estas son todas las cosas que nunca podrías encontrar en Japón... Todo es fundamentalmente diferente aquí... Demasiado diferente, de hecho. Diferentes países tenían diferentes leyes. Las costumbres, la moral y las percepciones de la gente del sentido común diferían de un lugar a otro. Pero por obvio que fuera, no era algo de lo que Asuka había sido consciente hasta el momento. Ella nunca necesitaba ser consciente de ello. Es cierto que las leyes difieren entre las diferentes regiones de su mundo. Especialmente los países en la esfera islámica tienen leyes religiosas firmes que difieren de una manera que una persona japonesa podría no ser capaz de tolerar. Pero esos temas no surgieron en la vida de Asuka. A lo sumo, aparecieron momentáneamente en las noticias cuando un comentarista social demasiado entusiasta los traía. Era toda la información separada de su realidad, tan distante de su vida en Japón como lo fue este mundo. Pero la vida en esta Tierra era diferente. La imagen de los sangrientos sucesos de hace varios meses pasó por su mente, y Asuka pudo sentir que su estómago se revolvía incómodo. Se llevó una mano a la boca, reprimiendo el disgusto que subió por su garganta. Fue llevada a los callejones de la capital, Menestia, para conocer la verdad de este mundo. En una esquina de ese lugar había una plaza donde incontables mercaderes de esclavos vendían sus mercancías. Hablaban con cortés vigor a cualquiera que pasase por sus escaparates como si vendiese carne o verduras. Vio mujeres que habían vendido sus cuerpos en el distrito de placer para pagar deudas - mujeres vestidas con maquillaje llamativo, tirando de las mangas de clientes potenciales. Algunas de ellas

incluso se entregarían por tan poco como una sola moneda de cobre. La mayoría de esas mujeres también lucharon para cubrir los intereses de sus deudas, y por lo tanto no fueron capaces de dejar sus vidas de prostitución. Cualquier caso romántico de una hermosa prostituta robando el corazón de un cliente pudiente que la libera de su difícil situación era efectivamente uno en un millón, si no inferior. La mayoría de sus clientes eran como tiburones que no dejaban ir a sus presas pase lo que pase. Este mundo no tenía ningún concepto de regular las tasas de interés, después de todo. El interés de una deuda se decidía en nada más que un acuerdo mutuo. Un acuerdo de interés diario - donde cada día que pasa añade un interés del 10 por ciento, se le permitió ser utilizado como lo que era casi la tasa de interés típica en este mundo. Sin embargo, las cosas empeoraron, ya que en algunos casos los contratos no se escribieron con anticipación. Algunos comerciantes incluso tomaron interés sin prestar el dinero; en esos casos, era difícil decir si era realmente dinero prestado o simplemente robo. Todo esto se debe a que la tasa de alfabetización en este mundo era baja. En el período Edo de Japón, incluso los plebeyos se jactaban de una tasa de alfabetización del 70 al 80 por ciento. Pero en este mundo incluso una estimación aproximada nos llevaría a una tasa de alfabetización de 10 a 20 por ciento, y se concentró en capas particulares de la población - a saber, comerciantes y nobles. La mayoría de los plebeyos no sabían escribir sus propios nombres, y aún menos eran capaces de la aritmética básica. No lo pensé en ese momento… Asuka pensó en algún programa político que vio en la televisión una vez. Algunos profesores universitarios han discutido vehementemente sobre cómo la educación es crítica para que las poblaciones empobrecidas escapen de los estratos más bajos de la sociedad. Cuando lo oyó hablar, recordó que le sorprendía que

esos países pobres todavía existieran en el mundo. Lo más que podía decir era que se sentía mal por ellos, nada más. La mayoría de la gente en Japón probablemente se sentiría de la misma manera. Para bien o para mal, la gente sólo puede medir las cosas por el nivel de vida que saben. Pero pensando en lo que ella creía en ese entonces, se dio cuenta de lo crítica que puede ser la educación para la fundación de un país. Este era un mundo donde los educados y conocedores se aprovechaban de los ignorantes. Donde los primeros eran los fuertes y los segundos las víctimas débiles y pasivas. La idea de que los favores debían ser respondidos en especie, y la buena voluntad debía ser recibida con buena voluntad no existía aquí. El favor sería recibido con enemistad, y la buena voluntad sería recibida con malicia. Asuka había nacido y crecido como una persona japonesa, y no hacía falta decir que los valores y la ética que venían con eso se filtraban en sus propios huesos. Y así, este mundo era nada menos que un infierno para ella. Si creo que este mundo es un error, necesito crecer lo suficientemente fuerte para forzar esa opinión sobre los demás… Esas fueron las palabras que Menea Norberg, la garante de su identidad que también la ayudó de muchas maneras, le dijo a Asuka al ver su indignación y disgusto por la naturaleza de este mundo. Eran palabras duras, pero también las palabras más amables que podía ofrecerle a Asuka. Significaba que, al menos, no se burlaba de los sentimientos de Asuka, y tampoco los despreciaba como el divagar infantil de una chica ingenua. De hecho, desde que se separó de Kouichirou, había empezado a admirar a Menea como una especie de hermana mayor. Quiero ir a casa... quiero ver a mamá y a la abuela otra vez…

Su débil corazón la venció por un momento. Ese fue un deseo que Menea no pudo concederle. Pero nadie podía culpar a Asuka por ser superada por esas emociones entre días de arduo entrenamiento. La indignación que sintió cuando Menea le mostró la realidad de este mundo y su deseo de cambiarlo no fue en absoluto falso, pero el precio que tuvo que pagar fue demasiado duro. Para hacerse más fuerte, estudió el conocimiento de este mundo y aprendió a manejar armas. Su deseo era uno que era fácil de poner en palabras, pero difícil de realizar. Ella había sido entrenada un poco por Kouichirou Mikoshiba, y era parte del club de tiro con arco de su escuela secundaria - que era lo suficientemente bueno para tener una oportunidad real en las competiciones entre escuelas secundarias. Gracias a ellos, ella tenía más fuerza muscular y resistencia que el promedio de la escuela secundaria. Pero cualquier interés que tenía en las artes marciales se limitaba al nivel de un pasatiempo. Ella ciertamente no estaba preparada para luchar por su vida, y eso requería un tipo diferente de conocimiento en comparación con las cosas que estudió en la escuela. Esto no tenía nada que ver con ecuaciones o fórmulas químicas. No, necesitaba conocimientos más avanzados que contribuyeran a sus habilidades de combate. Ella eligió recorrer este camino voluntariamente, pero Asuka todavía era sólo una estudiante de secundaria. Era un camino de espinas, un camino lleno de cargas. Y al mismo tiempo, fue la propia Asuka quien voluntariamente tomó la decisión de seguir este camino. Me haré más fuerte... y algún día, encontraré al abuelo otra vez y le preguntaré la verdad… Una vez que alguien había encontrado su camino en este mundo, no podía haber vuelta atrás. Esa era la verdad absoluta de esta Tierra. Después de que Menea le dijera esto, Asuka hizo todo lo

que pudo para encontrar un camino de regreso. E incluso entonces, esa cruel verdad fue lanzada ante sus ojos. Pero si eso era verdad, las acciones y palabras de Kouichirou no se alineaban. Mientras Asuka yacía en su cama, giró su mirada hacia una katana japonesa que descansaba sobre la mesa. Su nombre era Ouka - una de las preciadas katanas de Kouichirou. La existencia de esta espada mística que ella había recibido de él - con su terrible brillo y misteriosos poderes - era la clave de todo.

Capítulo 1: Aquellos que se retuercen en las sombras

El Reino de Xarooda: un reino que tenía su territorio dividido por montañas escarpadas y uno de los tres países de las regiones orientales del continente occidental. En su capital, Peripheria, Ryoma Mikoshiba estaba en la habitación que se le asignó en el castillo del reino. Arrodillado delante de él había cinco niños y niñas, cuyas edades estaban en algún lugar de la adolescencia. "Les di órdenes difíciles de cumplir, pero las siguieron bien. Buen trabajo, Kevin. Todos lo hicieron espectacularmente", les dijo Ryoma, teniendo cuidado de parecer lo más digno que pudo. Quizás no estaba acostumbrado a hablar así, pero Kevin no pudo evitar sonreír al ver a su respetado maestro hablar con una voz tan aguda y tensa. La señorita Lione probablemente le dijo que hablara así... Es un poco irrespetuoso pensar en mi amo así, pero es un poco gracioso… Kevin miró este lado inesperado de su amo con algo cercano al afecto. Mirando a su alrededor, Kevin vio que los ayudantes de Ryoma estaban deliberadamente mirando hacia otro lado. Estaban tratando de ocultarlo, pero sus hombros temblaban de risa reprimida - estaban tan entretenidos con esto como Kevin. El Ryoma que Kevin conocía era un hombre mucho más abierto, con una disposición salvaje. No era tan violento o vulgar como los muchos mercenarios y aventureros con los que trabajaba, pero tampoco era un palo en el barro que estuviera atado por las formalidades y la dignidad de la nobleza. Él era en pocas palabras, natural y casual.

Y sin embargo, todavía era un noble de Rhoadseria. Un hombre de clase privilegiada. Agradecer a sus vasallos es probablemente más difícil de lo que pensaba... pero… Sus gestos eran incómodos, pero estaba claro que estaba preocupado por el bienestar de kevin y sus camaradas. no muchos comandantes en este mundo se preocuparían tanto por la seguridad de un soldado. y kevin apreció el hecho de que tuvo el privilegio de servir bajo tal comandante. Maldita sea... todo el mundo se está riendo a costa mía… Ligeramente irritado por las divertidas reacciones a su alrededor, Ryoma se pegó a su fachada como gobernante. Ryoma tenía la intención de aumentar aún más su territorio. Era una cosa cuando estaba con gente como Lione y las gemelas, pero estaba obligado a estar rodeado de gente que insistía en cumplir con las formalidades.

El propio Ryoma prefirió ser amigable siempre que fuera posible, pero reconoció que no siempre podía tener esa actitud en la vanguardia. Algunas situaciones requerían que la otra persona se sintiera incómoda o presionada. Ryoma creció en un país sin un sistema de clases, así que darse grandes aires frente a los demás no era algo natural para él, pero eso no era necesariamente algo bueno. Esto es problemático... pero tendré que acostumbrarme de cualquier manera… Ya era hora de que empezara a mostrar tal lado en la ciudad de Sirius en la península de Wortenia. Lione y las gemelas lo estaban reprendiendo, diciéndole que tratara a los soldados de una manera más digna y formal, especialmente cuando se trataba de recompensar o castigar. Era una sugerencia comprensible. Lione era como Ryoma en el sentido de que no era buena manteniendo una actitud formal, pero todo dependía de la situación. Por ejemplo, si alguien ganaba un torneo, había una gran diferencia entre tener el certificado tirado al azar en las manos de uno en comparación con recibirlo en una ceremonia oficial y digna. El resultado final fue el mismo, pero el matiz fue claramente diferente. Y lo que importaba no era la perspectiva de Ryoma sobre ello como el que alababa a sus hombres, sino cómo la gente que alababa y los que los rodeaban lo veían. No había necesidad de que se ciñera a un enfoque que desagradaría a los que estaban siendo elogiados. Ryoma no tenía intención de insultar a la gente que necesitaba animar, y si todo lo que necesitaba era tolerar esta fachada por un tiempo, que así sea. Y así, habían pasado unos meses. Todavía se sentía un poco incómodo, pero se estaba acostumbrando a actuar como un noble. A Ryoma siempre le desagradaba la gente que estaba por encima de los demás, pero este mundo operaba en un sistema de clases, y

actuar demasiado amable con los plebeyos podía comprarle el desprecio y el desdén de otros caballeros y nobles. Pero la dignidad no era algo que uno pudiera esconder detrás de una fina capa. Una persona puede decir cualquier cosa, pero la verdadera actitud de uno tiene una forma de brillar. Y, de hecho, la fachada de Ryoma era todavía poco refinada y torpe. Eso era demasiado natural, ya que él era sólo un estudiante de secundaria cuando fue convocado a este mundo. Y aunque era más sabio de lo que su edad podría sugerir, adoptar el comportamiento exclusivo de la nobleza no era una tarea sencilla para él. A decir verdad, todo el asunto le parecía absurdo. Aún así, Lione y las gemelas se siguen enojando conmigo por esto, así que… Ryoma no pudo evitar romper una sonrisa irónica al notar que todos se daban cuenta de lo aguda que era su voz. Lo que importaba era dónde yacía el corazón. Ryoma todavía veía la ceremonia como una pretensión superficial, pero sabía que necesitaba saber dónde trazar la línea. Una actitud pomposa y altiva no le compraría la confianza de sus hombres, pero adular a sus subordinados haría que su ejército fuera indisciplinado. Y a veces sus sentimientos no podían brillar a menos que insistiera en la ceremonia. Y Ryoma no podía negar que quería que Lione y las gemelas dejaran de regañarlo por este tema. "Tus palabras se desperdician en nosotros, mi señor," dijo Kevin con la cabeza inclinada, y los otros cuatro detrás de él siguieron su ejemplo. ‘Señor' fue como Kevin y los otros niños se refirieron a él respetuosamente. Llamarlo 'Barón' se sentía demasiado basado en la nobleza, así que a Ryoma no le gustó. Pensaron en el uso del Gobernador y del Joven Señor, pero algo se sintió mal. Y no podían llamarlo 'Chico' o ''Muchacho' como Lione y los mercenarios. Así que, finalmente, se decidieron a seguir el ejemplo de Gennou y comenzaron a llamarlo 'señor'.

De hecho, Ryoma vivía en una finca establecida en el centro de Sirius, y llamarlo el señor de esa casa no era un error. Por supuesto, el 'señor' del que habla Gennou era diferente debido a su origen como ninja, pero la gente de este mundo no sabía eso. "Hemos cumplido con éxito sus órdenes, sin tener que usar nuestro último recurso", dijo Kevin, con la mano agarrada a una pequeña botella colgando de su cinturón. Ryoma asintió hacia él sin palabras. Era un as que habían preparado para esta batalla, pero lograron cumplir su objetivo sin tener que usarlo. Lione, que estaba detrás de Ryoma, dio una sonrisa de satisfacción. "Estabas muy nervioso por esto. Te dije que estarías bien, no? Y lo estabas." Lione puntuó sus palabras golpeando su pecho una vez con su puño. Kevin y su grupo eran soldados que ella crió personalmente desde cero. Para ella y los otros mercenarios León Carmesí, eran como sus propios hijos y protegidos. Ver su poder en una forma clara y visible naturalmente la hizo feliz. Ryoma no pudo evitar romper una sonrisa sardónica mientras la miraba. Después de todo, fue ella quien mostró más desaprobación por las órdenes que le dio al grupo de Kevin ese mismo día. Por supuesto, no fue tan tonto como para decírselo a la cara. "Sí, usar eso te haría ganar el encuentro de inmediato, pero complicaría nuestras relaciones con Xarooda. Eso solo significa que no solo lo hiciste bien, lo hiciste muy bien". Junto con su formación como grupo y el dominio de la taumaturgia, Kevin y su grupo se les dio este último recurso. Usarlo les permitiría ganar fácilmente. Las botellas contenían un agente paralizante que el clan Igasaki desarrolló a partir de los monstruos que infestaban la península de Wortenia. Era insípido e inodoro, pero sus efectos eran instantáneos e ignoraban la mayoría de las formas de resistencia al veneno. Además de eso, un antídoto capaz de negar sus efectos era difícil de conseguir en el mercado. La mejor manera de lidiar con ella

sería consumir un antídoto con anticipación o hacer que un taumaturgo sane a la víctima y elimine sus efectos. La mayor falla del agente paralizante fue que los reactivos necesarios para refinarlo eran raros, por lo que recolectar grandes cantidades de él era difícil. Pero por lo demás, era versátil - uno podía rociarlo contra el viento y hacer que la víctima lo inhalara, o lo untara en un arma. Era un agente paralizante, pero no era letal, por lo que era una buena manera de ganar el encuentro. Pero también era una espada de doble filo. Usarla en un campo de batalla sería una cosa, pero recurrir a ella en un combate habría sido visto como cobarde. Incluso si se suponía que el combate emularía el verdadero combate, era diferente de ocultar el hecho de que eran capaces de taumaturgia para ganar la ventaja. Y aunque tenían la discreción de usar uno no letal, nadie los escucharía si se supiera que usaron veneno. Me imaginé que ganarían sin usarlo - por eso elegí a estos cinco. Y los resultados hablan por sí mismos. Los cinco arrodillados ante Ryoma estaban entre los soldados más talentosos y leales de los esclavos que compró y crió. Sus cuerpos fueron construidos sobreviviendo en Wortenia y luchando contra los monstruos que vivían allí, y sus habilidades fueron desarrolladas por un arduo entrenamiento diario. Además de eso, levantarse de las duras circunstancias de su vida le dio a Kevin y sus aliados un sentido incomparable de unidad y una obsesión por mantenerse con vida. Todavía eran jóvenes y tenían espacio para crecer, pero ya alcanzaban un nivel que los ponía a la par con otros soldados y caballeros. Por supuesto, veteranos experimentados como Lione y Boltz estaban todavía muy por encima de ellos, pero eso era algo que el tiempo resolvería. Mientras permanezcan con vida, por supuesto… "Sí, la señorita Laura nos instruyó acerca de usarlo..." dijo Kevin. "Nos dijo que sólo lo usáramos si sentíamos que estábamos a punto de perder. Sin embargo, si sentíamos algún peligro en nuestras vidas, ella nos permitía usarlo libremente."

Los otros cuatro asintieron. La luz del intelecto y la firme resolución de dar sus vidas en nombre de su misión brillaron en sus ojos. Era la prueba de que ellos entendían perfectamente su papel, y eso era algo que un noble nunca podría lograr al comandar altivamente a los plebeyos. Confianza, eh…? Para ganarse la confianza de los soldados, Ryoma cenó en el mismo comedor que los soldados tantas veces como el tiempo lo permitía, comiendo el mismo tipo de comida que ellos. Eso era algo que un noble de este mundo nunca haría. Pero ganar la confianza de alguien requiere entender a esa persona, y que esa persona te entienda. En ese sentido, Ryoma recibió mucha lealtad y respeto de Kevin y los niños. Si Ryoma les ordenaba morir, con gusto descartarían sus vidas. Ryoma logró hacer esto tratándolos justamente después de que les habían robado toda su dignidad humana y derechos al convertirse en esclavos. Pero aun así, Ryoma tenía algo que decirles ahora, sin importar cómo. "Sí, la misión es importante... y me alegra ver que estás dispuesto a arriesgar tu vida para servirme. Pero la única cosa que no se te permite hacer, no importa qué, es morir. Sobrevivir a toda costa... De esa manera, podemos compartir una comida de nuevo." Para un soldado como Kevin, esta orden era una contradicción. No podían esperar tener éxito en una misión que requería que estuvieran preparados para morir y que se les ordenara sobrevivir a toda costa al mismo tiempo. Si no quisiera que murieran tanto, Ryoma no les ordenaría que se embarcaran en misiones tan peligrosas. Pero la realidad de este mundo no se adaptaría a eso. Mientras Ryoma persiguiera sus aspiraciones, la sangre de sus enemigos y aliados mancharía sus manos. Pero a pesar de saber esto, Ryoma no pudo evitar decirle esas palabras a Kevin. Pase lo que pase, no quiero verte morir... "Mi Señor..." Los hombros de los niños temblaban ligeramente.

Se dieron cuenta de que él los apreciaba. Y para niños como Kevin, que fueron vendidos para reducir el número de bocas que alimentar en sus hogares, este fue el tipo de afecto que incluso sus padres nunca les concedieron. "Grabaremos tu orden en nuestros corazones, Mi Señor." Los cinco de ellos inclinaron sus cabezas a la vez. Por este hombre, haré cualquier cosa… Kevin juró que respondería a las expectativas de Ryoma. "Muy bien... Aún así, lo has hecho bien. Solo puedo recompensarte así por ahora, pero espero que disfrutes esto", dijo Ryoma, entregándole a Kevin un saco de cuero. Ryoma vio a los cinco aceptar el saco y salir de la habitación, después de lo cual sus pensamientos vagaron a Julianus I y su expresión. Elegir el grupo de Kevin para el trabajo fue la decisión correcta. Yo hubiera preferido un empate sin ninguna pelea, pero... Ellos lo entienden. Y también ese viejo… No podían permitirse perder esta batalla, pero ganar tampoco les habría dado el mejor resultado posible. Podrían ganar si su objetivo fuera traer más fama al nombre de Ryoma. Pero el mejor escenario posible era que el encuentro se detuviera antes de decidirse, mientras que el poder de Ryoma se mostraba para que los espectadores lo vieran al mismo tiempo. Ryoma quería encontrar el momento adecuado para sugerir esto, pero Julianus I tomó esa decisión antes que él. Esa fue una feliz coincidencia para todos los que estaban preocupados por Ryoma. Después de todo, los caballeros enfatizaban el honor y la reputación más que nada. Ryoma no podía permitirse que él y sus soldados fueran vistos como débiles, pero aplastar el honor de los caballeros haría que sus futuras relaciones con Xarooda fueran inestables. En ese sentido, los resultados de este encuentro fueron perfectos. Julianus I era conocido como 'El Rey Mediocre', por lo que Ryoma no esperaba mucho del hombre. Pero su impresión del rey cambió poco a poco siguiendo a su audiencia. Podía decir con acierto

hacia dónde iban las mareas de batalla, y eligió el método que menos dañaba la dignidad de su país. "Hasta ahora todo va según lo planeado, entonces?" Sara le preguntó a Ryoma, quien se había hundido en su asiento. "Sí, de una forma u otra... Con esto, no deberían ignorar nuestras propuestas en el consejo de guerra mañana", dijo Ryoma y suspiró, tomando un sorbo de su copa de vino tinto. No importaba qué tan buen plan pudieran idear a menos que tuvieran el poder para aplicarlo. En ese sentido, esta Tierra era similar al mundo de Ryoma. "Además, que el rey sea más astuto de lo que pensamos fue un golpe de buena suerte", dijo Lione. "Yo sentía lo mismo. Maestro Ryoma, porque Julianus I detuvo el encuentro allí...?" Laura asintió y preguntó. "Se dio cuenta de que perder allí lo pondría en un mal lugar. Se puede decir eso porque no ordenó al juez que detuviera el combate, fue directamente a Grahalt. Probablemente pensó que yo no insistiría en ganar el encuentro allí ". El grupo de Kevin obviamente estaba ganando. Hacer que el rey usara su autoridad para detener el combate a mitad de camino era una jugada arriesgada, incluso en este mundo donde la autoridad del rey tenía tanto peso como lo tenía. Si Ryoma no hubiera aceptado el empate, habría dañado enormemente la autoridad de Julianus I. Y eso sería un golpe devastador para el Reino de Xarooda en su conjunto - especialmente con la guerra en curso con O'ltormea. El hecho de que eligiera detener el encuentro allí significaba que vio a través de las verdaderas intenciones de Ryoma. "Y también lo usó como una oportunidad para ahumar a un parásito que devoraba a su país. Ese hombre es más astuto de lo que pensaba", añadió Lione, a lo que Ryoma se chasqueó la lengua. "Sí, ese es un zorro realmente astuto. No solo vio a través de mis intenciones, las usó a su favor." Ryoma asintió.

Sin embargo, no estaba tan disgustado como sus palabras podrían haber implicado. De hecho, Ryoma descubrió que Julianus I era un aliado confiable. Después de todo, nada podría ser más peligroso que un aliado incompetente. Sara sirvió un poco de vino en el vaso vacío de Ryoma. "El Conde Schwartzheim y el noble que sirvió como juez... creo que su nombre era..." Ryoma se apagó. "Barón Slater," dijo Sara. "Cierto, cierto, ese era su nombre." Ryoma asintió. No le prestó mucha atención al viejo noble, pero cuando Julianus I detuvo el encuentro, el barón Slater se encendió y discutió contra el rey. Eso hizo que Ryoma se preguntara si tenía algún tipo de motivos ocultos. "Mi instinto me dice que el Conde Schwartzheim fue empujado por alguien para hacer esto... Pero de cualquier manera, deberíamos mirar a la gente a su alrededor. Esta bien, Sakuya?" "Entendido, mi señor. Cumpliré mis deberes lo suficientemente bien como para traer orgullo a mi abuelo." Sakuya asintió resueltamente. El abuelo de Sakuya, Gennou, fue asignado como supervisor de las defensas de Sirio. Como tal, él y Boltz se quedaron atrás para proteger la ciudad. Los otros miembros del Consejo de Ancianos estaban ocupados con su propio trabajo, por lo que el que se envió con la expedición fue Sakuya, la líder de los miembros más jóvenes del clan Igasaki que se iba a unir al Consejo de Ancianos en el futuro. "No tienes que ponerte nerviosa por esto. Solo trabaja de la misma manera que siempre lo haces." "Gracias, Mi señor ..." Sakuya inclinó la cabeza, pero su expresión parecía igual de nerviosa. Ryoma intercambió una mirada con Lione y los dos la miraron con una sonrisa irónica. Supongo que decirle que no se ponga nerviosa es pedir mucho... Pero aún así, sus habilidades están bien, sólo necesita un poco de confianza…

Gennou aprobó las habilidades de Sakuya, y todos a su alrededor la valoraron favorablemente. Su único defecto era su falta de experiencia, y la única manera de conseguirlo era a través del trabajo. Y es decir, ella necesitaba experiencia liderando a otros ninjas como su superior. Esto era parte de la forma del clan Igasaki de asegurar que su próxima generación madurara. Y de hecho, a pesar de que Gennou trató duramente a Sakuya como un ninja, ver a su nieta madurar y convertirse en un ninja de pleno derecho lo puso nervioso. El hecho de que seleccionara a treinta de los ninjas más hábiles del clan y los hiciera colarse con la unidad de transporte dio una idea de lo serio que era sobre todo el asunto. Todos eran capaces de asesinar a un comandante general si era necesario, o de ser enviados a cometer actividades subversivas dentro de la base enemiga. "Lo bueno es que la situación es mucho mejor de lo que pensábamos. Tu plan puede dar frutos, muchacho." Lione volvió los ojos a Ryoma. "Sí, tampoco estaba seguro de si saldría algo de ese plan, pero tuvimos nuestra oportunidad", dijo Ryoma con una sonrisa. "Es bueno que no tuviéramos que desperdiciarlo después de que obtuvimos el permiso de Lupis antes de tiempo". "Así que el resto depende del consejo de guerra de mañana ..." dijo Sara, a lo que Ryoma simplemente tomó otro sorbo de vino. A continuación, miró al vaso girando en su mano mientras disfrutaba de la misteriosa forma en que la luz de la lámpara se reflejaba en la superficie roja del líquido. ♱ Al igual que Lione y los demás discutieron su política futura en la habitación de Ryoma, un grupo de hombres estaban sentados en una mesa redonda en una finca en otra parte de la ciudad de Peripheria. Sus expresiones estaban perplejas.

"Este es un giro de los acontecimientos bastante inesperado..." dijo uno de los hombres, a lo que todos los demás asintieron con la cabeza. "Sí, no creo que ninguno de nosotros pensaba que esto pasaría." "Parece que la Greed fue descuidado. Pensar que sus subordinados perderían ante meros hijos…" Ocho hombres se sentaron alrededor de la mesa. Su atuendo, y de hecho, las expresiones arrogantes y seguras de sus rostros, dejaban en claro que todos eran nobles de alto rango. Los suyos eran los rostros de quienes confiaban en el valor absoluto de su pedigrí y en el hecho de que otros existían solo para atenderlos. “Qué está planeando hacer, señor...? Organizamos este encuentro para abrir una brecha entre Rhoadseria y Xarooda. No estaría satisfecho de verlo terminar de una manera tan insatisfactoria". "Muy cierto. Con esto, cuál era el punto de intimidar a ese tonto terco, eh?" Los otros hombres se rieron de este comentario. Una risa maliciosa, la clase con la que uno se burla de un bufón lastimero. Y de hecho, para ellos, las acciones patrióticas del Conde Schwartzheim no eran más que una comedia mal interpretada. "Conde Schwartzheim... ridículo. Tuve que contener mi risa cuando hizo esa pequeña actuación en la sala de audiencias." “Él cayó en nuestro engaño con demasiada facilidad. Con quién exactamente estaba planeando pelear? Parece que el hombre es incapaz de distinguir entre amigos y enemigos". "Sí, claro que sí. He oído que el primer jefe de la Casa Schwartzheim logró grandes hazañas militares durante la fundación del país, pero su cabeza actual es un tonto sin mente para la diplomacia o el juego, al parecer." "El tonto terco no conoce su lugar. Cuando imagino la cara que pondría al darse cuenta de que sus acciones solo sirvieron para herir a su amado reino, no puedo evitar reírme." Pensando en cómo el conde Schwartzheim amonestó al rey a riesgo de muerte y por lealtad a su país, los hombres volvieron a reírse. Encontraron que el Conde Schwartzheim y su constante

parloteo sobre el orgullo de la nobleza y la lealtad a Xarooda eran totalmente irritantes. Dicho esto, todas las personas presentes estaban en buenas relaciones con el conde Schwartzheim, al menos en la superficie, o más bien, mantenían esa fachada de camaradería con él en público. Y, después de que terminaron de reír, el hombre que estaba sentado al fondo de la habitación susurró en voz baja. Sin embargo, el problema es ese cachorro. Es peligroso... puedo entender por qué Sir Saitou y la princesa Shardina desconfían de él". Ante esas palabras, todos los demás intercambiaron miradas de incredulidad. "Lo crees? Ese chico no me parecía tan peligroso…" "Estoy de acuerdo. Si bien es admirable que fuera capaz de reunir soldados mientras gobernaba una región sumergida como Wortenia, la guerra se decide por números. No puede ir al campo de batalla con sólo quinientas tropas, y formar una unidad mixta con un noble desconocido tampoco lograría mucho." Los otros asintieron de acuerdo. Su juicio era razonable. Se necesitaría una orden de caballeros - 2.500 caballeros - para realmente cambiar las mareas de una batalla. Movilizar una unidad de menos de quinientos soldados por su cuenta era arriesgado, por decir lo menos. En una verdadera batalla, tendría que formar una unidad mixta con las fuerzas de otro noble. Pero si ese fuera el caso, la unidad de Ryoma Mikoshiba sería sólo una parte de un ejército. Y tan hábil como podría ser Ryoma, si no pudiera operar eficazmente con el otro noble con el que se emparejaría, las capacidades de combate de sus fuerzas caerían dramáticamente. "Sí, lo entiendo. Pero aún así, no puedo evitar sentirme así…" Un silencio cayó sobre la habitación, y las miradas de todos en la mesa redonda se reunieron sobre el hombre al que llamaban 'señor'. Poseía demasiado poder - tanto en términos de su autoridad como de la destreza marcial que poseía - para que

cualquiera de ellos se burlara de sus palabras y las llamara un engaño. "Realmente interferirá Ryoma Mikoshiba con la invasión del Imperio, como ese hombre?" "Existe la posibilidad de que lo haga. Es cierto, sus fuerzas son demasiado pequeñas para cambiar la marea de la batalla, pero es lo suficientemente ingenioso para entrenar tropas de tal fuerza... Si no actuamos con cuidado, nuestro pacto con la princesa Shardina podría ser revocado." Todos los hombres en esta sala tenían una cosa en común. Todos eran altivos y hambrientos de poder, hambrientos de una oportunidad de ganar más gloria y autoridad. Y todos eran gobernadores procedentes de familias nobles destacadas en Xarooda, que poseían vastas tierras. Pero su característica más común era que todos eran traidores al reino, que venderían su país si eso les ganara gloria y poder. "El general Belares fue atendido en la primera batalla, pero las cosas no han ido a nuestro forma desde entonces." "Sí, hicimos todo lo que pudimos para que fuera difícil reunir tropas, pero nada de lo que hemos hecho desde entonces ha funcionado. Y como ese hombre tuvo que complicar las cosas, tenemos que repensar nuestro plan desde el principio." La batalla de las llanuras de Notis fue la primera escaramuza en la invasión del este por el Imperio O'ltormea. Los operativos de O'ltormea lograron sellar el flujo de inteligencia, evitando que Xarooda tomara suficientes medidas defensivas. Normalmente, esa batalla sola habría sellado el destino de Xarooda. Incluso si fuera imposible reunir a todos los soldados del país, rechazar una invasión O'ltormeana con solo las fuerzas que pertenecen directamente al reino habría sido demasiado imprudente. Dicho esto, normalmente habrían sido capaces de reclutar soldados de alrededor de la capital y los nobles cerca de las zonas fronterizas, así como llamar a soldados voluntarios. Pero en realidad, las únicas fuerzas que Xarooda desplegó en la batalla de

las llanuras de Notis eran veinte mil caballeros. Arios Belares fue alabado como un general maestro, pero incluso con él en el timón, la carga en la batalla fue imprudente. Y la causa de esa decisión radica en las maquinaciones que realizaron los hombres reunidos alrededor de esta mesa redonda. Y, sin embargo, a pesar de que O’ltormea ganó la batalla de las llanuras de Notis y se posicionó para irrumpir en los territorios de Xarooda por la fuerza, un hombre se interpuso en el camino de los planes de Shardina. "Joshua Belares. Los rumores decían que el tercer hijo del General Belares era un grosero, así que, por qué...?! Cómo ha sido una espina en el costado de la princesa Shardina durante todo un año?" Todos los hombres suspiraron de exasperación. No había nombre que quisieran oír menos ahora que el de Joshua Belares. Habían logrado la gran hazaña de eliminar al General Belares de la ecuación, pero tan pronto como se fue, ese joven apareció de la nada para borrar por completo su logro. "La gente lo ha estado sosteniendo como una especie de héroe de guerra últimamente. Algunos de los nobles que han mantenido un enfoque de esperar y ver incluso han decidido enviarle refuerzos." "Aparentemente ha estado usando el terreno montañoso para emplear tácticas poco convencionales. He recibido noticias de que las unidades de suministro de la princesa Shardina han tenido grandes pérdidas…" “Aplicar presión sobre él ahora sería una mala idea. Por mucho que me repugne rechazar las solicitudes de la princesa Shardina, no podemos dejar nuestras intenciones demasiado claras". "Lo que significa que es un mal momento para asesinarlo también." Los hombres intercambiaron miradas y bajaron la cabeza en silencio. No estaban exentos de recurrir al asesinato, ni sentían culpa alguna ante la perspectiva de matar a un joven que luchaba por defender su país. Simplemente no querían correr riesgos. Pero

después de un largo silencio, el hombre al que llamaban "señor" finalmente abrió los labios. "No importa. No tenemos una jugada que podamos hacer ahora. Podemos decidir después de ver cómo va el consejo de guerra mañana." Los otros exclamaron de acuerdo. "Ahora, recemos todos por nuestra prosperidad," dijo. Todos los hombres tomaron las copas de vino puestas en la mesa redonda. "Todo en el nombre de la prosperidad de nuestro clan." """""En nombre de la prosperidad."""" Todos bebieron el líquido y luego rompieron los vasos contra el suelo simultáneamente. "Nadie... nadie se interpondrá en nuestro camino," susurró el que se llamaba 'señor', y pisoteó los fragmentos de vidrio que ensuciaban el suelo. Era como si tratara de aplastar a un insecto bajo sus pies… ♱ El día después del combate en los terrenos de maniobra, más de 30 personas se reunieron en una gran sala de reuniones en el castillo. "Esa es la situación en nuestro país. Espero que hoy podamos discutir nuestra posición y encontrar una manera de salir de este estancamiento", dijo Grahalt. Un mapa de Xarooda se extendió sobre la mesa grande, con piezas de juego descansando sobre él para indicar las unidades y fortalezas desplegadas. "Necesitamos tu ayuda para proteger nuestro país", dijo Julianus I, que estaba sentado cerca de Grahalt. Utilizaron una gran sala de reuniones en el castillo para el primer consejo de guerra de las naciones orientales unificadas. Generales y caballeros capitanes seleccionados de Myest, Rhoadseria y Xarooda se reunieron en una habitación, junto con nobles de alto

rango a cargo de las relaciones diplomáticas y los asuntos económicos, donde todos se conocieron por primera vez. Entre la gente reunida estaba el rey de Xarooda, Julianus I. Esto solo mostraba lo sombría que era la posición de Xarooda. Cualquier consejo de guerra al que asistiera el rey debía ser crítico. "No, creo que debemos mantener las líneas del frente y hacer que nuestros vecinos aprieten la soga alrededor de O'ltormea!", dijo un noble entusiasta. "Afortunadamente, el tercer hijo del General Belares está manteniendo las líneas del frente. Deberíamos hacer buen uso del tiempo que nos compra." Un caballero sentado al lado del noble interrumpió sus palabras. "Qué estás diciendo?! Estaremos jugando en las manos de O'ltormea haciendo eso. Quieren que nos sentemos en nuestras manos y no hagamos nada mientras ocupan nuestros territorios uno por uno! Afortunadamente, tenemos los refuerzos de Myest y Rhoadseria. Y a pesar de la pérdida del general Belares, todavía tenemos a los nobles de las regiones centrales del país y sus tropas. Tenemos que consolidar nuestras fuerzas restantes y sacar a O'ltormea de nuestras fronteras de un solo golpe!" Con esas dos opiniones opuestas como catalizador, la gente circundante descendió a un acalorado debate. "Cálmense. En mi opinión, nuestros tres países solos no pueden tener una oportunidad. Debemos esperar a que el Reino de Helnesgoula se una a la refriega también." "Eso ha estado pasando desde que comenzó la guerra, pero ha pasado un año y no han hecho ningún progreso." "Aún así, incluso con la ayuda de Myest y Rhoadseria, nuestro número de soldados es limitado. Mantener la línea por mucho más tiempo sería difícil. Tenemos que atraer a Helnesgoula a la guerra. No deberíamos hacer todo lo posible para ganar esto?" “Eres una especie de tonto?! Helnesgoula no nos ayudará! Sabes bastante bien cómo llaman a su reina!". "Sí! Ha estado retrasando perezosamente a nuestros mensajeros con reuniones mientras movía furtivamente sus ejércitos hacia nuestra frontera! Sin duda está intentando robarnos territorio!"

"Precisamente. Ocuparon una ciudad fronteriza y no han hecho ningún movimiento desde entonces, pero eso no quiere decir que nos presten su ayuda!" Los nobles más ancianos enfatizaron que el mayor desafío de O'ltormea era su línea de suministros e insistieron en que Xarooda debía entrar en un estado de guerra prolongada. Mientras tanto, los caballeros más jóvenes afirmaron que ir a la ofensiva sería crítico para mantener la moral de los soldados plebeyos reclutados. Cada opinión tenía sus méritos. Los ancianos señalaron que O'ltormea estaba atacando una zona central en el continente que estaba rodeada de países rivales, haciendo de la guerra prolongada una posibilidad favorable. Mientras tanto, los caballeros más jóvenes presionaron por un ataque inmediato y decisivo, y esto era comprensible dado el limitado poder nacional de Xarooda. Todos usaron su conocimiento y sabiduría para hacer sugerencias proactivas y argumentar. Pero mientras lo hacían, Ryoma, Lione y las hermanas Malfist se sentaban en un rincón de la habitación como para evitar la atención, vigilando los procedimientos con ojos fríos. "Hmph, y tú llamas a eso una discusión acalorada...?" susurró Ryoma. "A este ritmo perderán antes de que tomen una decisión. Qué sentido tiene gritar sobre lo obvio tan tarde en la guerra?" Lione rompió una sonrisa irónica. Ryoma fue lo suficientemente considerado como para no decirlo en voz alta, pero aún así, eso no era algo que debería decir en un consejo de guerra. Aún así, había una razón clara por la que Lione no lo reprendió por ello. El chico es duro... no es que pueda defender a esta gente. El hecho es que no son lo suficientemente inteligentes… El contenido de este argumento ya fue adivinado y predicho antes de tiempo por Sakuya, que estaba ausente del consejo de guerra. Y así, para Ryoma, todo este intercambio fue una farsa. El poder nacional de Xarooda era menos de un tercio de O'ltormea para empezar. Sólo uniéndose con los otros dos países del este podría esperar igualar al Imperio.

Pero el poder nacional de Rhoadseria se debilitó por su guerra civil, y el propio Xarooda perdió gran parte de su poderío militar durante su derrota en las llanuras de Notis. Es cierto que el ejército de O'ltormea estaba rodeado de rivales de todos lados, pero lo mismo se podía decir de Xarooda. Tenían a Helnesgoula en su frontera noroeste, y los reinos del sur en su sur, y cada uno de ellos estaba mirando a Xarooda ávidamente por una oportunidad de robar tierra. Los reinos del sur eran especialmente conocidos por sus guerreros salvajes que se centraban en las incursiones y saqueos, y si se les permitía invadir Xarooda, las regiones del sur del país se convertirían en un infierno. Los hombres serían asesinados, las mujeres y los niños serían esclavizados. Se incendiarían casas y campos, y se robarían toda la comida y los artículos de valor que los asaltantes pudieran encontrar. Así fue como resistieron a los países varias veces su fuerza y tamaño. Y fue porque Xarooda sabía esto que no pudieron mover sus guarniciones del sur para ayudar en el esfuerzo de guerra. Aún así, a este ritmo, definitivamente van a perder… El sentido del juicio de Ryoma no vaciló. Tenía la fortaleza mental para ver las incómodas verdades presentadas ante él, y Lione sabía que así era como sobrevivió hasta ahora. “Esta guerra terminará una vez que la línea del frente sea empujada hasta la región de la capital... A este ritmo, su territorio se dividirá en el norte y el sur, y cada uno será eliminado por su cuenta. Así acabará este país..." El territorio de Xarooda podría describirse como casi un rectángulo que se extiende hacia el norte y el sur. La capital, Peripheria, estaba justo en el medio del país. La línea del frente se encontraba actualmente a tres días al sur de la capital, en una cuenca rodeada de montañas. Allí, los quince mil hombres bajo el mando de Joshua Belares mantuvieron la línea con una resolución de vida o muerte. Pero la verdad del asunto era que esto solo estaba retrasando ligeramente la invasión O'ltormeana al suelo de Xarooda. Las

fuerzas de Joshua necesitaban refuerzos y los necesitaban lo antes posible. “Bueno, probablemente sea imposible revertir esta situación con medios convencionales. Sería una apuesta arriesgada para salir de este punto muerto. Pero no quisiera hacer ese tipo de mala apuesta... Lione negó con la cabeza con una sonrisa amarga en los labios. Ryoma y su grupo ya conocían bien la situación actual del Reino de Xarooda. Ryoma recordó el mapa que usaron en su discusión la noche anterior… Habiendo ganado en la batalla de las llanuras de Notis, el ejército del Imperio O’ltormea cargó hacia el este, cruzando las regiones montañosas de la frontera hacia una región de cuenca, donde detuvieron su avance. Construyeron una fortaleza, utilizando su vasto poder nacional como los monarcas del continente occidental para enviar una gran cantidad de soldados y suministros a la tierra de Xarooda. Tendrían que usar esa fortaleza como un área de preparación para su carga hacia el este. Pero la dirección en la que marchaban dejó claro que O'ltormea no planeaba atacar por la fuerza a la capital, Peripheria. Cruzaron al sur de la Peripheria. Su intención era claramente dividir Xarooda por el norte y el sur. Y una vez que lo lograran, la guerra sería de ellos. Si los nobles que mantenían el territorio a lo largo del sur de Xarooda quedasen aislados de la capital, se verían afectados por el miedo y terminarían siendo incapaces de luchar de manera organizada. Y eso haría que derrotar a cada lado del país fuera una tarea sencilla. Algunos incluso se rendirían a O'ltormea. Después de todo, los reinos del sur también se estaban preparando para hacer su movimiento. Los gobernadores regionales no podían aguantar mucho tiempo contra ellos con sus soldados privados. "No creo que a nadie se le ocurra una estrategia para salir de este punto muerto, Maestro Ryoma..." dijo Sara, a lo que Lione sonrió y se encogió de hombros.

"Sí, sería difícil de otra manera. No hay muchas opciones que podamos tomar ahora", dijo. "Pero si hacemos lo mismo que ayer, podríamos cambiar las cosas." Las palabras de Lione estaban cargadas de insinuaciones, lo que llevó a Sara a fruncir el ceño. "Pero la pregunta es, realmente podemos hacer eso...?" Cualquier estrategia podría parecer que tendría éxito antes de que se ponga en práctica, pero la cuestión de si funcionaría y lograría el resultado deseado era otra cosa. Desde ese ángulo, la estratagema de Ryoma parecía un truco tonto y delirante. Al menos, en este punto… Por supuesto, siendo el que lo propuso, Ryoma lo sabía bastante bien. "Bueno, la propuesta no se ve bien. No será fácil convencer a nadie... Todos los países están tratando de mantenerse a salvo", dijo Lione. "El problema son los movimientos de Myest... y si cooperarán con nosotros." Laura asintió levemente. "Myest no es el problema. Hice que Sakuya reuniera información sobre ellos. Demonios, ni siquiera le he dicho al Rey Julianus... Aún así, ella va a ser una persona clave en todo esto." La mirada de Ryoma cayó sobre una mujer de pie detrás de Grahalt y Helena. Tenía un cabello negro largo, elegante y casi lacado que se extendía hasta la cintura. Su piel era blanca como la nieve, y parecía tener unos veinte años. Su comportamiento era tan elegante que si alguien afirmaba que era una especie de princesa, Ryoma no se sorprendería. En términos de belleza, ella era compatible con la princesa Lupis. Pero independientemente de si iban a la defensiva o se volvían a la ofensiva, los diez mil caballeros que esta mujer lideraba serían la clave de la victoria. "Ecclesia Marinelle... Una de las grandes generales de Myest, conocida como 'La Tempestad'... Sin embargo, supongo que no se puede decir con solo ver su rostro", dijo Lione, su rostro se contrajo de manera desagradable.

Hasta donde Ryoma podía ver, Ecclesia parecía una mujer de nobleza, tan alejada del salvajismo de la batalla como podía ser. "Oh, cierto, te enfrentaste a ella una vez antes, verdad, Lione?" Preguntó Ryoma. Boltz se lo contó antes de partir hacia Xarooda. Los ojos de Lione se abrieron de sorpresa, aparentemente no esperaba que Ryoma supiera sobre eso. "Boltz te dijo, él...? Él y su gran boca... Sí, lo hice. Fue hace unos años. Uno de los reinos del sur se enfrentó a Myest por un territorio. Ahí fue cuando luché contra ella... No es como si tuviéramos un nombre en ese entonces, así que solo éramos un peón en ese campo de batalla. Dudo que me reconozca." Lione pensó en esa amarga y vergonzosa derrota. "Estábamos rompiendo en sus frentes y parecía que íbamos a ganar, pero... fue malo." Fue su primera derrota desde que comenzó a liderar un grupo de mercenarios por su cuenta. Lione siguió hablando, escupiendo las palabras con frustración. “Tuvimos suerte de que dejé de perseguirlos. Gracias a eso, nos salimos con la nuestra sin que ninguno de mis hombres sufriera pérdidas. Pero las otras personas, los soldados en su retaguardia fueron rodeados y aniquilados... Y fue entonces cuando se convirtió en una batalla perdida para nuestro lado. Si no hubiera creído en mi instinto en ese entonces, me habría matado el plan de esa mujer con el resto de mis hombres... Mierda, por lo inofensiva que parece, esa mujer da miedo".

Ryoma sonrió ligeramente. Por lo frustrada que estaba, Lione admitió la fuerza de Ecclesia. Y Ryoma tenía en alta estima las propias capacidades de Lione como comandante. Era capaz de tener un juicio tranquilo y sabía cómo mantener inspirados a sus soldados. Ella era un poco impulsiva, pero era consciente de esa falta y se esforzó por mantenerla suprimida. En términos de destreza personal de combate, probablemente había muchos guerreros que eran más grandes que Lione. Pero cuando se trataba de comandar soldados, Ryoma sólo conocía a un puñado de personas que podían actuar mejor que ella. Si no estuviera atada por su condición de plebeya, seguramente podría servir en una posición clave en algún país. Si Lione le temía tanto, Ecclesia Marinelle no era una comandante con la que se pudiera jugar. Tener gente más capaz alrededor no es algo malo. Helena y yo no somos suficientes para revertir esta posición inferior en la que estamos... Probablemente debería hablar con el hombre que retiene al enemigo en la línea del frente, Joshua Belares... El único problema es Myest. Qué van a hacer en esta guerra? Ryoma todavía no sabía mucho sobre los comandantes que dirigían los refuerzos de Myest. Cual era su objetivo? Cuántas pérdidas podrían permitirse asumir? Sin conocer esa información, revelar el plan que había elaborado era demasiado peligroso. "Supongo que tendremos que confiar en sus capacidades..." Ryoma se susurró a sí mismo mientras observaba la tonta discusión desde la esquina de la habitación. Cuánto estaban dispuestos a sacrificar para defender a su país? Julianus I no era el único que debería haber hecho esa pregunta… ♱ A última hora de la noche, cuando la mayoría de los residentes del castillo ya estaban profundamente dormidos, un fuerte grito resonó en una de las habitaciones.

"De verdad crees que puedes hacer eso?! Cuánta vergüenza pretendes traer sobre Xarooda... sobre nosotros los caballeros?! Cualquier compatriota preferiría morir antes que soportar tal ignominiosa vergüenza!" Contenido en ese grito furioso estaba el rugido de un león cuyo orgullo había sido herido. La cara de Grahalt estaba roja de ira, y le gritó a Ryoma con los ojos inyectados en sangre. Hicieron que todos los que no tenían nada que ver con el asunto fueran escoltados fuera de la habitación, pero Grahalt fue tan ruidoso que Julianus tuvo que volver su mirada hacia la puerta. La fuerte voz de Grahalt fue una bendición a la hora de animar a sus hombres en el campo de batalla, pero cuando se trataba de conversaciones confidenciales como esta, se convirtió en un problema en su lugar. Helena se sentó al lado de Ryoma, mientras que Ecclesia se sentó a la izquierda de Grahalt. Ambos tenían sonrisas amargas en sus labios. "No se trata de si podemos darnos el lujo de seguir haciendo esto", dijo Ryoma, sin pestañear mientras se tomaba de frente la ira de Grahalt. "No tenemos otra opción... O dejarías que O'ltormea destruyera tu país?"

Este intercambio fue en gran medida un duelo de palabras y elocuencia. De hecho, si iban a rechazar esta oferta, Ryoma no tenía ningún plan de respaldo. Ryoma no podía darse el lujo de retroceder aquí, tanto por la existencia continua de Xarooda como por la supervivencia de sus camaradas. "Cómo puedes decir eso?! Esta guerra aún no se ha decidido! Para empezar, tu propuesta es, en el mejor de los casos, una tontería! Si solo fuera nuestro país, habría sido una cosa, pero involucrar a Rhoadseria y Myest es una locura! Si honestamente cree que cualquiera de los otros países aceptaría esta idea, es un tonto desesperado y un lunático!". "Sí, supongo que está bien... Pero se le ocurre alguna otra forma de ganar, Sir Grahalt?" Ryoma se encogió de hombros ante los gritos de Grahalt. “Tengo algunas ideas, si retrasar su derrota unos años es suficiente para usted. Pero si quieres que este país realmente gane... No hay otra manera". "Tuvimos el consejo de guerra para discutir eso! Y tienes el descaro de preguntarme eso cuando pasaste todo el consejo sentado en silencio en la esquina?! Su Majestad!" Grahalt volvió los ojos a Julianus I y se puso de pie. "Vine aquí por deferencia a Lady Helena, pero ya no puedo soportar esto. Esto es una pérdida de nuestro tiempo! Me retiraré a mi habitación." "Espera, Grahalt," le dijo Julianus I, entrecerrando los ojos al hombre mientras se acariciaba la blanca barba. "Nos reunimos aquí en secreto por la noche para esto. No hay necesidad de apresurarse a sacar conclusiones." Ryoma pidió que esta reunión se llevara a cabo de forma confidencial, y se hicieron grandes esfuerzos y preparativos para garantizar el secreto de esta reunión. No había necesidad de poner fin a las conversaciones cuando las cosas todavía estaban indecisas. "Pero, Su Majestad... el hombre dice tonterías. Y además, si hacemos lo que dice, Xarooda terminará convirtiéndose en un vasallo de Helnesgoula," dijo Grahalt.

Pero las siguientes palabras que dejaron los labios de Julianus I excedieron la imaginación de Grahalt. "Y eso está bien, Grahalt." Un pesado silencio se instaló sobre la habitación. Incluso Helena tenía los ojos abiertos con sorpresa. "S-Su Majestad?" "Por qué estás tan sorprendido? Si nos apartamos y vemos cómo se desarrollan las cosas, o nos convertiremos en vasallos de O'ltormea o sacrificaremos a nuestra gente y moriremos una derrota honorable. De cualquier manera, el resultado será el mismo. Siendo ese el caso, no sería mejor convertirnos en vasallos de un grupo que nos ofrecerá mejores condiciones?". Luchar hasta el final traería el caos a los territorios de Xarooda, devastando el sustento de sus súbditos. Pero lo mismo sería cierto si se convirtieran en vasallos de O'ltormea. Al final, la mayoría de las guerras eran una forma de actividad económica. No se sabía cuánto tiempo estuvo preparado O'ltormea para prolongar la guerra con Xarooda, pero si tenían la intención de invadir y destruir un país entero, los preparativos probablemente les costarían una gran cantidad de fondos. Y cuanto mayores sean sus pérdidas, más extorsionarán a Xarooda después de la guerra si hacen una oferta de vasallaje. El tributo que demandarían aumentaría anualmente, y los impuestos arancelarios crecerían aún más injustos con el paso del tiempo, devorando a Xarooda hasta que no quedara nada para consumir. Al final, elegir luchar contra O'ltormea tal como estaban las cosas era la diferencia entre elegir una muerte rápida y una lenta y agonizante. Cualquiera que sea la elección que hagan, seguramente morirán. Pero esto no fue porque O'ltormea fuera un país particularmente cruel o malvado. Ellos también tuvieron que recuperar los gastos de guerra que desperdiciaron de algún lugar, para que no fueran ellos los que enfrentaran una muerte inminente. "Convertirme en vasallo de Helnesgoula no es algo que me importe en sí mismo", dijo Julianus I, mirando fijamente a Ryoma.

"Sin embargo, Mikoshiba, eso no tendrá sentido si termina siendo lo mismo que nosotros siendo explotados por O'ltormea. Me equivoco? Después de todo, dados los movimientos que Helnesgoula ha estado haciendo, me resulta difícil creer que actuarían de la manera que queremos." Ryoma asintió sin decir palabra. Esa fue una pregunta comprensible. "Por eso he reunido aquí a representantes de Myest, Rhoadseria y Xarooda. Aunque debería hacer una corrección. Mi idea no era vasallaje a Helnesgoula, sino crear una alianza de cuatro países con Helnesgoula en la cima... Aunque supongo que tu elección de considerar eso como vasallaje podría no estar lejos de la verdad." Ante la explicación de Ryoma, Grahalt volvió a interrumpir sus palabras. A ese hombre realmente no le gustó el plan de Ryoma. "Y esa es la parte que encuentro más detestable! Por qué debemos involucrar a otro país en nuestros asuntos? Hemos enviado mensajeros de Helnesgoula regularmente desde la batalla de Notis, pero ellos han estado dando vueltas y no han hecho nada durante la mayor parte de un año! No puedo imaginar que cooperarían con este plan tuyo." Si bien sus palabras surgieron principalmente del desagrado por la idea de Ryoma, de ninguna manera estaba equivocado. Sin embargo, eso no quería decir que tuviera toda la razón. Dios, por qué no me deja terminar...? Es como hablar con Mikhail. Ser terco como una mula en la descripción del trabajo de un caballero o algo así? Ryoma exhaló un suspiro internamente. Las dudas de Grahalt no eran infundadas, pero Ryoma construyó su plan teniendo en cuenta ese problema. No tenía la intención de presumir, pero no había absolutamente ninguna forma de que él o sus camaradas no pensaran en ningún defecto que Grahalt pudiera señalar antes de tiempo. Sería comprensible que Grahalt simplemente dejara que Ryoma terminara, pero cada vez que intentaba explicar algo, el caballero seguía cortando sus palabras. Estaba molestando a Ryoma.

Podía entender su impaciencia después de que todos sus intentos de defender a Xarooda se habían agotado, pero la paciencia de Ryoma estaba llegando a sus límites. Es porque eres tan malo en tu trabajo que tuve que ser enviado aquí en primer lugar. Sólo perdiste en Notis porque fuiste lo suficientemente tonto como para precipitarte en el plan del enemigo, idiotas! Si odias tanto mi plan, ¡entonces trata de crecer lo suficiente como para limpiar tu propia mierda! Pero, por supuesto, como general de Rhoadseria, no podía permitirse hacer un estallido tan infantil. Tan completamente amargado como estaba, tuvo que manejar esto como un adulto. Y además, Ryoma tenía sus propias razones para mantener la existencia de Xarooda, que estaban separadas de los intereses de Rhoadseria. Si el este perdía el escudo que era Xarooda, O'ltormea se precipitaba hacia el este, conquistando sus países uno por uno. Myest probablemente podría aguantar por un tiempo, ya que tenía una poderosa economía que le permitiría mantener una fuerza de caballeros, pero el poder nacional de Rhoadseria todavía se había reducido de la guerra civil del año pasado. O más bien... ya que las políticas de Lupis no funcionaban, era posiblemente incluso más débil que el año pasado. Si O'ltormea enviara un ejército de invasión bajo estas condiciones, Rhoadseria no estaría en condiciones de rechazarlos. Ryoma usó todo su conocimiento para buscar una manera de prevenir ese escenario sin esperanza. Necesitaba que Xarooda permaneciera donde estaba, al menos hasta que estuviera preparado para romper con Rhoadseria. Y a pesar de eso, este idiota sigue estorbando… Ryoma no podía permitirse gritar y salir de la habitación - agitaría a Julianus I. Así que a pesar del hecho de que no podía mostrarlo públicamente, el corazón de Ryoma se llenó de las oscuras llamas de la ira, que se comieron su razonamiento, poco a poco… Quizás debería liquidarlo y terminar con esto... el pensamiento pasó por su mente.

Si enviara a los ninjas líderes del clan Igasaki, podrían asesinar incluso a un caballero capitán. Ryoma y Grahalt se miraron fijamente, con los ojos fijos en una mirada feroz. Cada uno de ellos sabía que mirar hacia otro lado ahora significaría renunciar a la iniciativa del otro. Un escalofrío se instaló sobre la habitación. "No se apresura a sacar conclusiones, Sir Grahalt?" La brillante, demasiado inapropiadamente alegre voz de una mujer cortó la tensión. "El Señor Mikoshiba no había terminado su explicación todavía. Como dijo el Rey Julianus, nos hemos tomado la molestia de organizar esta reunión secreta. Podemos decidir si este plan es bueno o no después de que terminemos de escuchar todo lo que tiene que decir, sí?" Al escuchar esas palabras, Ryoma sintió que las llamas de la ira se apagaban. Mierda, mi pensamiento se está volviendo demasiado impulsivo... Esta situación me está poniendo contra la pared también… Eliminar las molestias por la fuerza no era una elección equivocada en sí misma, pero no se aplicaba a todas las situaciones. Si hubiera planeado el asesinato meticulosamente podría haber sido una idea viable, pero no podía permitirse actuar imprudentemente y crear nuevos enemigos para sí mismo en el proceso. Y dado lo mala que era su situación, no podía darse el lujo de perder aliados, tan estúpidos como podían haber sido. Matar a este hombre tendría que ser el último recurso. "Lady Marinelle... De verdad cree que hay algún mérito en escuchar el plan de este hombre?" La expresión de Grahalt se contrajo ante el sonido de estas sorprendentes palabras que salieron de los labios de la mujer que no esperaba que las dijera. Si un general de una expedición enviada por un país vecino estaba dispuesto a escuchar, incluso Grahalt no podía permitirse el lujo de insistir. Ecclesia tenía muchos más logros y méritos en su haber, después de todo. "Pero por supuesto. Es una idea fascinante..." dijo Ecclesia, dirigiendo su mirada a Ryoma. "Señor Mikoshiba, sí...? He oído

hablar de ti. Se hizo todo un nombre cuando ayudó a la Reina Lupis a sofocar su guerra civil. No es así, Lady Helena?" "Sí, es el mejor táctico y estratega que conozco..." Helena asintió profundamente. "Ya le he dicho a Grahalt esto antes, pero parece que mis palabras cayeron en oídos sordos". Helena meneó la cabeza con pesar. Se dio cuenta de que este era un momento crítico para ellos, y si le preguntaban si había otra forma de salir de esta situación además de la idea de Ryoma, su respuesta honesta fue que no veía ningún método viable. "P-Pero su idea, es tan absurda que ni siquiera vale la pena pagarla..." "Suficiente, Grahalt," Julianus lo reprendío. "Estarás en silencio y escucharás a Lord Mikoshiba hasta el final". La expresión de Grahalt estaba llena de dudas. Se había dado cuenta de que nadie aquí estaba de su lado. "Pido disculpas por la interrupción", continúo Julianus. “Grahalt comprende su posición aquí ahora. Por favor continua." "Por supuesto, Su Majestad". Ryoma asintió profundamente y comenzó a explicar su táctica. Su explicación incluyó su predicción de lo que la reina del reino de Helnesgoula, Grindiana Helnecharles, estaba planeando. ♱ Terminada la reunión, Helena y Ecclesia permanecieron en la sala. Las dos se sentaron en dos sofás opuestos colocados junto a la ventana. "Mis disculpas por pedirle que se quede, Lady Helena", dijo Ecclesia mientras llenaba la copa de vino frente a ella. Era una costosa botella de vino tinto traída del continente central. Un aroma distinto y exótico llenaba el aire, dejando claro que estaba hecho de las mejores uvas del continente central. Incluso en Myest, que tenía un amplio acceso a las rutas comerciales del mar, era difícil conseguir una botella así.

"No dejes que te preocupe. Me alegra tener la oportunidad de hablar con la famosa y heroica Lady Ecclesia", dijo Helena, llevándose la copa de vino a la nariz. "Y hasta tengo la oportunidad de tener este maravilloso vino." Después de respirar profundamente para saborear el aroma, Helena tomó un sorbo. "No lo llaman Sangre de Shadora por nada. Un sabor tan espeso..." Helena asintió con satisfacción, saboreando el sublime equilibrio de acidez y dulzura que se extendía en su boca. Pero dicho esto, Helena volvió a colocar la copa de vino en la mesa poco después de tomar ese sorbo. Eso no quería decir que el vino no fuera de su agrado, sino simplemente que no estaba aquí para divertirse. Ecclesia comprendió acertadamente la intención de Helena y abrió los labios. "Lady Helena. Él es... muy agudo ". "Si. Hasta donde yo sé, es un guerrero de primera categoría. En efecto..." "Y un gran estratega". Helena asintió. La capacidad de Ryoma como guerrero estaba clara por su físico, pero su verdadero valor radicaba en su intelecto. Era capaz de realizar estratagemas verdaderamente ingeniosas e incluso sabía leer el corazón de otras personas. "Pero su propuesta no era... algo que honestamente puedo llamar sabio," susurró Ecclesia, su voz estaba teñida de confusión y algo de miedo. Eso fue algo que Helena sintió una vez antes. Pero como Ecclesia estaba más cerca de oponerse a él, su miedo era aún más fuerte. Helena sabía, sin embargo, que someterse a ese miedo solo los dejaría en el camino de la ruina. Ella estará bien, aunque... en todo caso, ella puede verlo como un digno rival. El corazón de una persona puede ser una cosa complicada. Algunas personas se someten a su miedo, mientras que otros son capaces de controlarlo adecuadamente. Y algunas personas son capaces de usar el miedo como sustento, de crecer a través de

superarlo. Con ese pensamiento en mente, Helena respondió a las palabras de Ecclesia. "No, no lo es. Incluso durante el consejo de guerra, la gente ha mencionado la idea una y otra vez…" "Pero en el último año, nadie ha logrado hacer que esa estratagema funcione. Crees que Lord Mikoshiba es capaz de hacerlo?" Ecclesia le preguntó implorantemente. "No lo sé." Helena agitó la cabeza. "Sentí, por un momento en la reunión, que podría ser capaz de hacerlo... Pero no estoy seguro de si podrá hacer que la Zorra del Norte se mueva." No había falsedad en sus palabras. Era una posibilidad perfectamente plausible. Pero si le preguntaran si estaba absolutamente segura de ello, tendría que negar con la cabeza. La verdad sea dicha, pensó que era una probabilidad de 50-50 en el mejor de los casos. Pero la hipótesis que Ryoma planteó antes fue ciertamente convincente. "Qué piensa hacer a continuación, lady Ecclesia? Vas a informar de esto a Myest...? " Helena le preguntó a Ecclesia. Si el plan de Ryoma funcionara, tendría importantes consecuencias en el equilibrio de poder en el continente occidental. A pesar de que recibió el mando de los ejércitos de Myest, la autoridad de Ecclesia como general no era suficiente por sí sola para decidir si aceptaba la propuesta de Ryoma. Incluso si fuera por ganar la guerra, tendría efectos duraderos en los aspectos diplomáticos y económicos del país, no, en toda la forma de ser del país. "Por supuesto. Ya envié un mensajero. No puedo tomar esa decisión por mi propia cuenta... ”dijo Ecclesia, dirigiendo una mirada firme a Helena. "Pero creo que deberíamos adoptar su propuesta. Creo que al leer mi opinión escrita, mi señor estará de acuerdo”. Sus ojos estaban iluminados con honestidad. Esta fue una prueba de que admitió que el plan de Ryoma era viable. "Ya veo... Pero no pasará un tiempo hasta que obtengamos su respuesta?"

Independientemente de si estaban de acuerdo con el plan de Ryoma o no, ni Ecclesia ni Helena tenían la autoridad para tomar esa decisión. Pero había una gran diferencia entre los dos generales. El poder nacional de Rhoadseria estaba enormemente agotado y les quedaban pocas opciones. Era poco probable que rechazaran la idea de Ryoma. Pero no ocurrió lo mismo con Myest. Tenían la fuerza militar y las finanzas para prolongar la guerra durante varios años, si era necesario. Si el rey de Myest rechazara la propuesta de Ryoma, podría optar por entrar en la guerra él mismo. E independientemente de lo que eligiera, tomaría tiempo tomar una decisión sobre este asunto. Pero a pesar de las preocupaciones de Helena, la respuesta de Ecclesia fue decisiva y clara. "Esperaré la decisión del rey hasta el último momento, pero si su palabra no me llega a su debido tiempo, no tendré más remedio que seguir adelante con mi propia decisión". Eran palabras que, dependiendo de cómo uno las interpretara, podían ser vistas como una declaración de rebelión. No se puede decir esto sin mucha determinación. "Actuarías más allá de las órdenes del rey? En nombre del reino?" Ecclesia respondió a la pregunta de Helena con una sonrisa traviesa. “Teniendo en cuenta las secuelas de la guerra, Xarooda, Rhoadseria y Myest deberían actuar como uno aquí. Eso es una verdad innegable. Su estratagema solo funcionará durante un tiempo. Estoy seguro de que lo sabe, Lady Helena, pero si dejamos pasar este tiempo, nuestras posibilidades de ganar disminuirán significativamente". Helena asintió en silencio. Incluso las estratagemas más brillantes pueden cambiar con el paso del tiempo. Cada minuto u hora que pasa puede hacer que las cosas cambien en una dirección diferente. Lo que podría haber sido la táctica más exitosa un día, podría volverse obsoleta y desesperada al siguiente.

Habiendo llevado a los soldados a la guerra durante muchos años, ambas lo sabían perfectamente. Cumplir con la palabra del rey era el deber de un general al servicio del país. Pero si el cumplimiento de ese deber los llevó a dejar pasar la oportunidad de la victoria y llevar a sus países a la ruina, frustraría todo el propósito por el que estaban luchando. “Si mi señor rechaza la propuesta, entregaré mi cabeza. Aunque debo admitir que ver que todo sale exactamente como lo predijo Lord Mikoshiba también me parece un poco desagradable..." Habiéndose ganado el título de "La tempestad", Ecclesia podía contar el número de veces que le habían arrebatado la iniciativa durante un consejo de guerra por un lado. Incluso en los casos en los que no tenía la iniciativa, siempre decía lo que pensaba como general. Pero no esta vez. No había sido tan fácil de manipular desde sus últimos años de adolescencia, cuando se convirtió en jefa de la Casa Marinelle y emprendió su primera batalla. Pero aunque creía que Ryoma Mikoshiba era un insolente, Ecclesia estaba encantada. Podía sentir vívidamente la presencia de un rival digno de su destreza. "Vaya, mira la hora..." Helena frunció el ceño, oyendo sonar el reloj instalado en la pared. "Me disculpo por mantenerte despierta hasta tan tarde". Ya era pasada la medianoche. Tenían tanto de qué hablar que el tiempo había pasado antes de que se dieran cuenta. Helena creía que los caballeros debían mantener un estilo de vida estricto, por lo que no era frecuente que se quedara despierta tan tarde fuera del campo de batalla. "Eso no es cierto", respondió Ecclesia con una sonrisa tranquila. “Es mi oportunidad invaluable de hablar con la Diosa de la Guerra de Marfil de Rhoadseria. Lo disfruté bastante". "Vaya. Escuchar a la Tempestad misma decir eso es un halago más de lo que tengo derecho a aceptar." Las dos se rieron, y luego tomaron los vasos descansando sobre sus mesas y se los bebieron de una vez.

“Estaba bastante ansiosa por lo que sucedería cuando se me ordenó unirme a los refuerzos e ir a la guerra, pero gracias a Lord Mikoshiba, las cosas se perfilan como interesantes...” murmuró Ecclesia. ♱ Una fortaleza clave fue establecida por el ejército O'ltormeano en territorio xaroodiano, destinado a facilitar su invasión del reino. El nombre de ese lugar era el Fuerte Noltia. Estaba en el lado este de las montañas a lo largo de la frontera Xaroodiana-O'ltormeana. El fuerte fue construido en la entrada a la cuenca de Ushas, formando una de las posiciones clave para la invasión O'ltormeana de Xarooda junto al fuerte que establecieron en las llanuras de Notis. Tenía varias capas de fosos vacíos y una pared de piedra robusta. Los centinelas vigilaban los puntos importantes de la base. Todo esto dejó clara la importancia del fuerte. Sentada en una de las habitaciones del fuerte estaba Shardina. Se reclinó contra un sofá mientras Celia entregaba un informe. "Los suministros y soldados reunidos en el Fuerte Notis deberían llegar a los números previstos dentro de dos semanas. Teniendo en cuenta el tiempo que les debería llevar viajar, deberían llegar aquí dentro de un mes, asumiendo que no haya interrupciones de los militares xaroodianos... Ese es el informe sobre nuestros suministros". Él Fuerte Notis era un depósito para los suministros que habían reunido dentro del imperio. Desde allí, el convoy siguió un camino sinuoso alrededor de la montaña para entrar en la tierra de Xarooda. "Bien... Parece que finalmente seremos capaces de resolver esto". Shardina exhaló un suspiro y sacudió la cabeza con cansancio. La guerra nunca sale como esperas, verdad…? La invasión del este fue un esfuerzo de larga duración, dispuesto a tomar una gran cantidad de esfuerzo y años de tiempo. La primera batalla en esa campaña, la batalla por las llanuras de Notis, fue

bastante suave, pero la guerra tomó un giro inesperado después de eso. Shardina había asumido que, por mucho que se prolongara el estallido inicial de la guerra, concluiría esa etapa dentro de los seis meses a más tardar. Pero el año que había pasado desde entonces había sido muy maldito para ella. Derrotar al general Belares le costó tantos caballeros como mató, y Helnesgoula invadió la frontera norte de Xarooda, lo que la obligó a contener el avance de su fuerza principal para investigar sus acciones. Ese fue el comienzo de sus problemas. Para contrarrestar ese giro de los acontecimientos, Shardina dividió su ejército en dos. Separando su fuerza principal, envió a la mitad de su ejército para mantener a Helnesgoula bajo control, lo que en sí mismo era una jugada sólida y obvia para hacer como comandante. Incluso mirando hacia atrás ahora, Shardina no pensó que estaba equivocada en hacerlo. Pero el hecho del asunto era que esta elección era un factor que llevó a cómo se había convertido la invasión de Xarooda. Si hubiera dado una persecución rápida con todas sus fuerzas después de su victoria en las llanuras de Notis y hubiera aniquilado los restos del ejército derrotado, seguramente ya habría conquistado Peripheria y comenzaría a planificar la invasión a Rhoadseria… Y para agregar a todo esto, dividir su ejército hizo que organizar sus fuerzas tomara más tiempo de lo que debería, y eso solo sirvió para empeorar su posición. Un solo hombre usó esa pequeña cantidad de tiempo para reunir los restos de los caballeros xaroodianos y refugiarse en la región montañosa. "Finalmente podemos aplastar a ese hombre molesto...!" Shardina susurró con furia la razón más grande por la que la guerra había durado tanto tiempo, mordiendo su uña pulgar adecuadamente mantenida.

Morderse la uña era uno de los malos hábitos de Shardina, que se manifestaba siempre que estaba terriblemente molesta. Al ver esto, Celia exhaló un leve suspiro, lo suficientemente suave como para que su enojada señora no la notara. A decir verdad, el comportamiento de Shardina no era apropiado para un miembro de la casa real. La nobleza de algunos países se burlaría de ella. Aún así, Celia no podía criticar a Shardina por eso, ya que compartía ese mismo hábito. No obstante, si un soldado viera a la princesa imperial morderse las uñas con ira, avergonzaría la reputación de O’ltormea. Debería pedirle a una sirvienta que le haga las uñas a Su Alteza después de esto… Haciendo esa nota mental para sí misma, Celia pronunció el nombre del hombre que había sido la fuente de los dolores de cabeza de Shardina durante el último año. "Se refiere a Joshua Belares, alteza?" "Debido a ese maldito hombre, todos mis planes han salido mal..." Shardina escupió las palabras, y luego lanzó un suspiro pesado y exasperado. Después de que su padre, el general Belares, sufriera una muerte honorable en las llanuras de Notis, Joshua consolidó las fuerzas restantes y se retiró. Si bien ambos bandos perdieron el mismo número de tropas, el hecho de que el bando de Xarooda perdiera a su comandante supremo significó la victoria para Shardina. Por impresionantes que fueran los caballeros de un país militante como Xarooda, la coordinación y el mando importaban más en una guerra. Desde la posición de Shardina, reclamar la vida del hombre conocido como la Deidad Guardiana de Xarooda tan temprano en la guerra fue una victoria en sí misma. Y de hecho, Xarooda no tenía a nadie más que igualara la gloria del general Belares. El capitán de la guardia real, Grahalt Henshel, y el capitán de la Guardia del Monarca, Orson Greed eran conocidos entre los países vecinos, pero solo en lo que respecta a su habilidad como guerreros. Es posible que hayan sido capaces de dirigir sus

órdenes de caballeros de manera experta, pero carecían de la capacidad para supervisar el campo de batalla en su conjunto. Su capacidad de táctica y estrategia era muy inferior a la de Shardina. Aún así, la invasión que debería haber sido una presa fácil para Shardina se encontró con un contraataque de las fuerzas xaroodianas lideradas por Joshua Belares. A pesar de hacer grandes sacrificios, su ataque terminó en un fracaso. Sus preparativos contra un ataque helnesgouliano significaron que tenía menos fuerzas para lanzar una invasión, pero aún así, estaba dirigiendo los ejércitos de O'ltormea, el gobernante supremo en el corazón del continente occidental. Incluso cuando estaba dividida, había preparado tropas más que suficientes para aplastar a un ejército derrotado, cuya cadena de mando había sido destruida debido a la muerte del general Belares, y marchar profundamente a las tierras de Xarooda. Pero sus planes fueron frustrados por Joshua. Y no era que Shardina hubiera tomado decisiones tontas. Joshua hizo un uso adecuado de las características del terreno montañoso, la escasa visibilidad del valle y los caminos sinuosos, para exterminar rápidamente a las unidades que lo perseguían. Luego recurrió a tácticas defensivas, exhibiendo talento y habilidad de mando digna del nombre de su legendario padre. Sus acciones motivaron a los nobles xaroodianos, que se estaban devanando los sesos sobre cómo proteger su país y sus territorios y lo veían como un héroe nacional… Así fue como el tercer hijo del General Belares - el que se ve como un cachorro grosero y repugnante - tomó el escenario por asalto. A estas alturas ya había reunido refuerzos de los nobles y soldados voluntarios de los alrededores de entre los plebeyos, creando un ejército de 15.000 soldados, lo que superó las expectativas de Shardina. "A petición suya, hemos traído específicamente caballeros expertos en la lucha en regiones montañosas y en la guerra no convencional de todo el imperio. Joshua Belares encontrará que vencernos no es tan fácil como él cree", dijo Celia.

"Bien... debería enviar una carta de agradecimiento después de esto". Shardina asintió. Los números le dan a uno la ventaja en la guerra. En general, esto era cierto, pero no siempre era aplicable en todos los campos de batalla. El territorio de Xarooda estaba dividido por picos escarpados y bosques espesos, lo que dificultaba que un comandante no acostumbrado a ese terreno pudiera movilizar un ejército. Además, mientras que la armadura de metal de cuerpo completo que llevaban los caballeros ofrecía una excelente defensa en terreno llano, en el terreno elevado de las montañas, solo los abrumaba y malgastaba su resistencia. Los caballeros de Xarooda estaban acostumbrados al terreno, pero no se podía decir lo mismo de los de O’ltormea. Sin embargo, O'ltormea reunió información de los lugareños durante un largo período de tiempo y con un costo considerable, dibujando con éxito un mapa detallado de la zona. Con esto y el uso de caballeros practicados en el uso de la guerra no convencional reunidos alrededor de las vastas tierras del imperio, la victoria debería haber estado al alcance de la mano. Si dos ejércitos fueran iguales en términos de la calidad de sus tropas y la ventaja de localización, los números se convertirían en el factor decisivo. Si podemos presionar a los nobles de Xarooda para que traicionen a su país, habremos obtenido la victoria estratégica... Solo necesito asegurarme de no cometer errores innecesarios. No necesito que mi presa escape de mis garras por segunda vez… Negligencia, presunción, arrogancia... Shardina sabía muy bien que solo hacía falta un error de juicio para empujar a uno del pedestal del vencedor al atolladero de los derrotados. Una victoria estratégica elevó las posibilidades de ganar hasta en un 99 por ciento. Fue ganar en el nivel táctico lo que aumentó las posibilidades de uno al 100 por ciento.

“Además, Su Majestad le ha enviado una carta...” Celia sacó una carta de su bolsillo mientras Shardina todavía estaba perdida en sus pensamientos. "Oh, padre... debe estar urgiéndome a terminar la conquista de Xarooda más rápido". Durante el año pasado, le había enviado cartas semanales por medio de un pájaro transportista o un mensajero a caballo. Podía adivinar el contenido de la carta con bastante facilidad. A decir verdad, las cartas repetidas se sentían molestas ahora. Pero mientras eran padres e hijos, había una gran diferencia entre el emperador Lionel y la princesa imperial Shardina. Shardina no podía permitirse el lujo de guardar la carta en su cajón sin abrirla. Suspirando una vez, Shardina se incorporó del sofá. Puedo comprender la impaciencia de mi padre, sin embargo… A pesar de lo vasto que era O'ltormea, todavía había un límite para su poder nacional y la cantidad de tropas que podía movilizar. Independientemente de esta campaña, todavía hubo luchas constantes en las fronteras con Helnesgoula y Qwiltantia. Fueron solo escaramuzas menores, pero podrían convertirse en guerras en toda regla en cualquier momento. El deseo del emperador de que esta campaña termine lo antes posible era comprensible. "Déjame verla", dijo Shardina. Celia le entregó la carta sin decir una palabra. Shardina rompió el sello y hojeó la carta del emperador, pero al hacerlo, su expresión se oscureció. Un clic de la lengua escapó de sus labios bien formados. Estaba muy lejos de la conducta normal de Shardina, donde se esforzó por mantener la dignidad y la gracia que se esperaban de la primera princesa del imperio. Lo que sea que haya en esa carta, no puede ser bueno ... Al ver el cambio en la actitud de su señora, Celia sintió que el terror se apoderaba de su corazón. "Deberías leer esto también ..." dijo Shardina, entregándole la carta. "P-Puedo?" Celia preguntó mientras la tomaba.

Ya veo... Por eso... Celia leyó rápidamente la carta, su expresión se nubló al igual que la de Shardina. "La Zorra del Norte finalmente hizo su movimiento..." pronunció Celia. El ejército de Helnesgoula está en movimiento. Al ver esas palabras grabadas en la carta, Celia no pudo evitar suspirar de irritación. “Su segunda formación todavía está guarnecida cerca de su frontera con Xarooda, pero...” dijo Shardina. Sospechaban que las cosas podrían salir así desde el comienzo de la guerra. Pero había pasado un año desde la batalla de Notis y Helnesgoula no había hecho nada. Y ahora, justo cuando O'ltormea estaba a punto de lanzar una ofensiva a gran escala contra Xarooda, hicieron su movimiento. Llamar a esto mal momento sería quedarse corto. "Y justo cuando estamos a punto de dividir Xarooda... Por qué nada sale como queremos?" Era como si el dios del destino se opusiera a la prosperidad de O’ltormea. Pero hablando de manera realista, Helnesgoula probablemente envió innumerables espías a Xarooda para vigilar de cerca los movimientos de Shardina. "Nuestros planes se filtraron de alguna manera...?" "Con toda probabilidad…" Desde la perspectiva de la Zorra del Norte, la expansión de O'ltormea era un riesgo creciente para la seguridad de su país. Si O'ltormea se anexionara los territorios de Xarooda, Helnesgoula estaría rodeada de sus rivales más poderosos. Tendría Qwiltantia al oeste y O'ltormea al sur y al este. "De verdad crees que se unirán a la guerra?" Preguntó Shardina. "Quién lo dice? Personalmente, creo que lo más probable es que esto sea otro farol. Hace un año, Helnesgoula nos declaró la guerra a nosotros y a Xarooda, pero sólo han ocupado una ciudad fronteriza del norte. No han hecho ninguna señal de dirigirse al sur desde entonces. Si fueran a interferir proactivamente, lo habrían hecho en ese entonces."

"Entonces crees que Helnesgoula no tiene ningún deseo de avanzar hacia el sur?" Preguntó Shardina. Celia asintió. Después de la batalla en las llanuras de Notis, Helnesgoula rompió la frontera xaroodiana y ocupó una de sus ciudades fronterizas. Pero mientras el ejército helnesgouliano permaneció guarnecido allí durante un año, no había hecho ningún movimiento desde entonces. Simplemente habían permanecido en la frontera, aceptando mensajeros xaroodianos de vez en cuando. “Hace un año, detuvo la marcha de nuestro ejército al enterarse de la interferencia de Helnesgoula en la guerra. Así que me pregunto si este es otro engaño destinado a evitar que lancemos un asalto..." "Incluso si lo es, todavía tendremos que pensar en una contramedida", concluyó Shardina con amargura. La parte más molesta de todo este asunto era que, incluso si era un engaño por parte de Helnesgoula, Shardina aún tendría que estar preparada para la posibilidad de que hicieran algo. De lo contrario, sería impotente en caso de que el ejército de Helnesgoula marchara hacia el sur sobre ellos. Incluso si no tuvieran la intención de hacerlo ahora, eso no significa que nunca lo harían. Cuando Helnesgoula rompió por primera vez la frontera xaroodiana, Shardina les envió un mensajero. Ella sabía que sería ignorado, pero pensó que no hacía daño intentarlo. Ella propuso que dividieran el territorio de Xarooda a medias, pero el mensajero fue enviado sin la oportunidad de dar su mensaje. Con la situación como era, Shardina no podía permitirse enviar a todo su ejército y exponerse al ataque de otro rival. Esperaremos a que lleguen nuestros refuerzos, llevaremos a Joshua Belares a una batalla de campo y ganaremos allí... Luego, una vez que la moral de Xarooda se desploma, nos abalanzaremos y dividiremos el país por el norte y el sur a la vez... batalla rápida y decisiva... Esa es nuestra única opción. Shardina recordó el plan que había ideado de antemano. La potencia del norte ni siquiera vendría a la mesa de negociaciones.

Si siguiera desconfiando de sus movimientos y dudara en actuar, la guerra podría durar años y no podría ocupar Xarooda. Shardina extendió una hoja de papel de buena calidad sobre la mesa y comenzó a escribir en ella con una pluma. "Llamaré a Sudou desde Rhoadseria. Una vez que las unidades enviadas terminen sus batallas, comenzarán a prepararse para la batalla decisiva. Y le enviaré esto a Padre... tú también lo confirmas." Ateniéndose a las palabras de su señora, Celia abrió la carta. Al ver su contenido, sus ojos se abrieron. Akitake Sudou estaba actualmente en Rhoadseria, actuando como un operativo de O'ltormea. Sobre el papel, su posición era la de un cercano ayudante de Radine Rhoadserians. Pero al igual que el año pasado durante la batalla en Notis, podría funcionar como oficial de estado mayor temporal para el esfuerzo de guerra. Para empezar, Sudou era otro mundo, pero el abuelo de Celia, Gaius Valkland, había reconocido sus capacidades. Dentro de la organización de inteligencia de O’ltormea, se distinguió por sus habilidades y servicio. Ahora que Gaius se había ido, no sería extraño que se hiciera cargo de la organización como su sucesor. El hecho de que todavía estuviera fuera de casa, operando en el campo, se debía a cómo era capaz de lidiar con las cosas de manera rápida y decisiva, junto con la propia preferencia de Sudou por estar en el centro de las cosas. Y así, a cambio de que se le permitiera hacerlo, Shardina lo convocó para que la ayudara a veces. Me imagino que creará una especie de ingeniosa simulación y se acercará rápidamente al lado de Su Alteza. Le encanta la guerra... Pero de todos modos. El problema era el otro nombre de la carta. "Entiendo que llame a Sir Sudou, pero por qué Sir Rolfe, Su Alteza?" El capitán de la guardia real, cuyas alabanzas se cantaron en todo el imperio como el Escudo del Emperador. Como uno de los subordinados más confiables del emperador, era el director

ejecutivo a cargo de la seguridad del emperador. Rolfe solo se lanzaría al frente cuando el propio emperador entrara en la refriega. “Ningún comandante puede superar a Sir Rolfe cuando se trata de batallas defensivas. No tengo otra opción... No podemos permitir que este fuerte se caiga mientras atacamos la línea del frente". "Crees que el ejército de Xarooda podría moverse para aislarnos por la retaguardia?" Preguntó Celia. Shardina asintió en silencio. Si el enemigo se aprovechara de la apertura mientras las fuerzas de Shardina avanzaban para conquistar el fuerte de primera línea, quedarían aislados del resto de su ejército. Dadas las fuerzas restantes de Xarooda y la calidad de sus comandantes, Shardina no creía que fuera probable que hicieran una apuesta así, pero Shardina pretendía estar perfectamente preparada para cualquier contingencia. "Entonces harías que la guardia real defendienda este fuerte?" Preguntó Celia. Llamar a Rolfe, el capitán de la guardia real, significaba inevitablemente llamar a los caballeros bajo su mando. Sin embargo, Shardina negó con la cabeza. "No, no tengo la intención de poner en movimiento a los guardias reales. Le haré defender esta base con sus ayudantes personales. Lamentablemente, esta es la única forma en que puedo concebir que mi padre esté de acuerdo... No podemos permitirnos perder esta guerra ". Celia asintió en silencio, sintiendo la firme determinación en las palabras de Shardina. Luego hizo una reverencia, giró sobre sus talones y salió de la habitación. "Así es... no puedo permitirme perder... Por el amor de mi padre, y en nombre de mis ideales…" Ahora sola en su habitación, Shardina se susurró esas palabras una vez más, como para reafirmar su determinación. Ella miró por la ventana, al cielo del este. Si uno fuera a establecer una paz duradera en este continente occidental devastado por la guerra, tendría que convertirse en soberano absoluto. Elegir ir a la guerra en nombre de la paz

sonaba contradictorio, pero era el ideal honesto del Emperador León, Lionel Eisenheit, y su hija Shardina. A medida que los motivos de muchos se cruzaban y se cruzaban, una batalla que decidiría el destino del Reino de Xarooda se acercaba cada minuto. Y mientras tanto, el sonido de la enorme bestia de los pasos del norte resonó en los oídos de todos, mientras se dirigía hacia el sur…

Capítulo 2: Un corazón inquieto Escondido en el terreno montañoso a lo largo de la frontera, Joshua miró hacia abajo a la columna que avanzaba por debajo del acantilado. Seguía un sendero anidado entre dos montañas, y mirándolo desde arriba, la columna de hombres que caminaban debajo de él parecía un regimiento de hormigas. De hecho, no eran del todo diferentes a las hormigas; la única diferencia era su tamaño, tal vez. Mirando hacia abajo a la unidad de transporte que llevaba la bandera O'ltormeana, Joshua llevó el cigarrillo pellizcado entre sus dedos a sus labios. Esta unidad llevaba suministros de la princesa Shardina reunidos a través del imperio O'ltormeano. Era difícil contar cuántos suministros y hombres tenía intención de llevar. O'ltormea fue uno de los tres países más grandes del continente occidental, y fue como si esto fuera un intento de mostrar su enorme poder nacional. Es como decían los informes... Supongo que a esa mujer se le está acabando la paciencia, eh? Traer a tanta gente y suministros para un solo campo de batalla sería difícil para cualquier país, incluso si fuera tan vasto y poderoso como O'ltormea. Esa princesa es muy trabajadora… Con una sonrisa torcida en los labios, Joshua evocó la imagen de la primera princesa de O’ltormea, su oponente durante el último año, en su mente. Su rostro, sin embargo, estaba borrado. Joshua había escuchado de los rumores que aparentemente era una mujer hermosa, pero este mundo no tenía nada que ver con la televisión o las fotografías. No tenía forma de saber cómo era la princesa de otro país.

De hecho, dado que se había negado obstinadamente a asistir a los bailes patrocinados por la familia real ya que no podía soportar los asuntos formales, Joshua no estaba familiarizado con el aspecto de la princesa de su propio país. Este hombre perezoso ahora estaba siendo puesto en un pedestal como héroe patriótico por una razón simple y terriblemente irónica. La vida tenía la desagradable tendencia a no ir como uno se propone. Lo único que necesito es la mejor bebida, la mejor comida, los mejores cigarrillos y las mejores chicas. Solo dame una manera de ganar más dinero además de eso y no le pediré nada a nadie nunca más. Con ese modesto deseo en su corazón, Joshua esbozó una sonrisa de autocrítica. La mayoría de la gente estaría satisfecha por el resto de sus vidas con eso, pero Joshua Belares seguía siendo, a pesar de las apariencias, un miembro de la aristocracia. Comparado con la codicia de la mayoría de los otros nobles, su deseo era casi modesto en comparación. Y de hecho, hasta el día en que el ejército de O’ltormea marchó sobre los campos de Notis, la vida de Joshua consistió en ahogarse ociosamente en las delicias del distrito de placer de Peripheria. Al ser el tercer hijo, sus posibilidades de heredar el cargo de cabeza de familia eran escasas. Esta vida libre en el abrazo del distrito del placer era la forma en que Joshua vivía en este mundo como deseaba sin causar problemas a su familia. Incluso en la sociedad militarista de Xarooda, la Casa Belares produjo guerreros extremadamente superiores. Y, por supuesto, todos esperaban tal brillantez marcial del sucesor de Arios Belares, el hombre conocido como la Deidad Guardiana de Xarooda. Pero, desafortunadamente, la sangre y el talento de Arios corrieron más densamente por las venas de su tercer hijo, Joshua. Tenía el talento para leer las intenciones de su oponente y la mente táctica para usarlo contra ellos. Si Joshua no hubiera jugado el papel de un patán grosero y lujurioso, la gente le habría pedido que heredara la jefatura de la familia. Y eso llevaría a peleas secretas

con las facciones que apoyaban a sus dos hermanos mayores, independientemente de si el propio Joshua lo había deseado o no. Están tratando de usar su poder nacional superior para aplastarnos de una vez... Eso es lo que eligieron al final. Bueno, esa es una estrategia confiable. Su expresión parecía de alguna manera indiferente y carente de vigor. Tenía la barbilla cubierta de barba incipiente, ya que se había olvidado de afeitarse durante varios días. Su cabello estaba descuidado, y el hedor a alcohol y cigarrillos flotaba en su cuerpo. Por una vez, el olor del perfume barato de una prostituta no estaba en su persona, pero si no usaba un chaleco de armadura de cuero reforzado con herrajes de hierro aquí y allá, uno asumiría que era un indigente repugnante de la capital del sector de refugiados. De hecho, el mismo tercer hijo grosero que todos detestaban. Pero al contrario de su apariencia, su mente estaba calculando cosas a gran velocidad. Probablemente se enteraron de los movimientos de Helnesgoula y quieren atacar rápido antes de que Helnesgoula se interponga en su camino. Alguien finalmente encendió un fuego bajo el trasero mimado de la princesa... Aún así, estamos tan apoyados contra la pared aquí… Joshua usó la taumaturgia, produciendo una chispa en la punta de su dedo para encender el cigarrillo en su boca. Inspiró una bocanada larga y silenciosa y saboreó el aroma del cigarrillo. La mente de Joshua ya se dio cuenta de que a Xarooda se le estaba acabando el tiempo, y que la posición de O'ltormea tampoco era tan diferente. Durante el último año, Joshua había empleado este terreno montañoso y tácticas poco convencionales para contener la invasión otormeana, pero no estaba más cerca de encontrar una solución al problema fundamental. Era como un médico, brindando continuamente un tratamiento que prolongaba la vida de un paciente terminal. Todo lo que realmente podía hacer era aferrarse a la débil esperanza de que pudiera aparecer algún fármaco milagroso aún desconocido y curar a su paciente. Y Joshua no era

lo suficientemente optimista como para pensar que su "tratamiento" seguiría siendo eficaz durante mucho más tiempo. Y ahora, mientras miraba a la fila de gente que caminaba por el sendero bajo el acantilado, parecía que la Parca estaba cabalgando sobre su pálido caballo para reclamar la vida de ese paciente. Si no pudiera librarse de sus intenciones maliciosas, Xarooda no viviría para ver el mañana. Bueno, que así sea. pase lo que pase, decidí poner mi vida y el destino de este país en manos de ese hombre y su complot... Sólo necesito jugar mi papel aquí. El rostro del hombre que acababa de conocer y con el que había hablado por primera vez hace varios días apareció en la mente de Joshua. La gente a menudo susurraba a espaldas de Joshua, llamándolo cachorro, pero este hombre era incluso más joven que él. Un plebeyo de origen desconocido que ascendió al estatus de noble. Con eso en mente, tal vez Joshua estaba loco por haber apostado todo en el plan de ese hombre de manera tan imprudente. Los que trabajaban junto a Joshua habían alzado la voz de disgusto por esa decisión más de una vez. Pero Joshua confiaba en que el plan de Ryoma Mikoshiba le permitiría proteger a Xarooda. Joshua recordó su reunión hace unos días. Ese hombre probablemente pueda leer los corazones de otras personas... Igual que yo. Joshua podía olfatear fácilmente el hecho de que Ryoma era capaz de hacer lo mismo que él. Joshua lo llamó leer los corazones de otras personas, pero lo que estaba leyendo no parecía ser números o letras. Joshua solo examinó cuántas veces respiraba una persona por minuto y el estrés y el sonido de su respiración. Entre esos y la expresión de una persona, Joshua podía asumir con precisión el pulso de otra persona. No era de ninguna manera una habilidad especial. La mayoría de las personas pueden adivinar las emociones de otra persona sin intercambiar palabras, aunque el grado de precisión varía según el individuo. En teoría, la

diferencia radica principalmente en si se puede hacer uso consciente de esta habilidad. Pero esa pequeña variación marcó la diferencia. Al usar esta habilidad, Ryoma Mikoshiba estaba preparado para decidir el destino de un país. Su plan no era particularmente novedoso por sí solo. A casi cualquier persona se le podría ocurrir esta idea si la pensara un poco. Después de todo, en pocas palabras, el Reino de Xarooda carecía del poder para resolver sus propios problemas, por lo que todo lo que tenían que hacer era inclinar la cabeza ante Helnesgoula y pedirles ayuda. Pero si bien pensar en esa idea fue bastante fácil, implementarla en realidad era otra cuestión. Normalmente, esto sería simplemente una teoría vacía. Pero ese hombre les mostró una forma de poner en práctica esa teoría. Es un hombre interesante... Muy interesante... Con la imagen de la sonrisa de Ryoma en su mente, los propios labios de Joshua se curvaron en una sonrisa. Joshua era muy consciente de que le encantaba apostar a un nivel poco saludable. Había pasado por innumerables y peligrosos rasguños en el distrito de placer de Peripheria, asuntos arriesgados donde la vida de uno estaba en juego, donde la sangre se derramaba y el calor sacudía el cuerpo. Joshua no amaba nada más que esas apuestas. Al recordar esos momentos, Joshua sintió que un dulce escalofrío recorría su columna vertebral. "Muy bien... Debería ser ahora". Lo que Joshua estaba a punto de hacer ahora era una apuesta mayor que cualquier otra que hubiera hecho. Una apuesta con la continuidad de la existencia de los tres países ubicados en el este del continente occidental está en juego. Arrojó el cigarrillo a sus pies y lo apagó bajo la bota. Y en ese momento, la expresión letárgica de Joshua se llenó de la ferocidad de una bestia. "Te lo juro, me echas todo el trabajo encima solo para que puedas relajarte y mirar desde lejos. hablando de vivir la buena vida..." Una

voz habló a Josué por detrás, con su tono de voz a partes iguales de burlas y exasperación. Detrás de él había una mujer con los labios curvados en una sonrisa torcida. "Estás lista?" le preguntó a ella. La mujer de cabello carmesí detrás de él era un caballero que originalmente era un mercenario. Cuando Ryoma llegó al frente hace unos días, dejó a esta mujer al cuidado de Joshua. Al ver su cabello rojo ondeando al viento, se dio cuenta de que su apodo, "La Leona Carmesí", no era en vano. Y durante los últimos días, Joshua se dio cuenta de que su habilidad también estaba a la altura de su reputación. "Sí, lista cuando sea". Lione asintió con confianza. Tenían muy poco tiempo para prepararse, pero aparentemente ella había hecho sus ajustes con éxito. Los hombres de Joshua eran hábiles, pero eso dificultaba que alguien más los manejara. "Bien... Buen trabajo." "Si. Son un montón de diablillos problemáticos, muchachos", dijo Lione con una sonrisa. Joshua exhaló un pequeño suspiro. Sabía que esto no era tan simple como lo expresó Lione. Su educación única los hizo muy diferentes de los soldados normales bajo su mando o de los reclutas plebeyos enviados a Joshua por los nobles circundantes. Dependiendo de su habilidad, las personas a las que dirigen podrían convertirse en soldados temibles que se mostraran inquebrantables ante la muerte o en debiluchos que huirían del campo de batalla por completo. “Mi gente es toda habilidosa, pero son tipos con personalidad. No escucharán una palabra de lo que dices a menos que admitan que eres más fuerte". Y, de hecho, ignoraron obstinadamente las instrucciones de los caballeros de Peripheria. Eran un cuerpo de ejército especial formado por el difunto general Belares. Eran una especie de unidad corsaria, centrada en perturbar la paz y reducir el poder nacional de los países enemigos.

Con la muerte de su padre, se convirtieron por completo en las tropas personales de Joshua. Originalmente eran criminales, bandidos y forajidos que causaron problemas dentro de las fronteras de Xarooda. El general Belares era tanto un hábil caballero como un hábil estratega, y se adhería firmemente al estilo de lucha de un caballero. Pero se dio cuenta de que, eventualmente, cederían bajo el poder nacional superior de O'ltormea. El tamaño de su país, su economía, su mano de obra, superaron a Xarooda en todos los factores imaginables. Tan militarista como pudo haber sido el Reino de Xarooda y tan hábiles como lo fueron sus caballeros, el número fue lo que decidió las guerras. Para colmo, Xarooda en sí no era un país monolítico. Su territorio estaba demarcado por montañas y bosques. Si bien hubo reyes y gobernadores a lo largo de la historia de Xarooda, nunca hubo un déspota. O’ltormea se unificó bajo la voluntad de un solo emperador, mientras que el rey de Xarooda no podía tomar ninguna decisión crítica sin consultar con la nobleza. Incluso un niño podría decir qué lado tenía la ventaja. Y así, el general Belares tomó medidas para cubrir la brecha entre el poder nacional de O’ltormea y el de Xarooda. Y algunas de esas medidas significaron desviarse del camino de la caballería. Uno de esos métodos fue emplear esta unidad corsaria para perturbar la paz dentro de O’ltormea. Para ello, el general Belares indultó las condenas a muerte de los líderes bandidos y los envió a provocar disturbios en el territorio de O’ltormea a cambio. Eran hombres que llevaban vidas incluso más duras que la de un mercenario o un aventurero. El hecho de que obedecieran a Lione sin muchas quejas era prueba de sus habilidades. Pero al escuchar las palabras de Joshua, Lione simplemente entrecerró sus ojos dorados y se rió. "No son tan malos. Son un poco revoltosos, se lo concedo, pero no es nada que una pequeña patada en el trasero no pueda arreglar. Lindos es lo que son".

Y Lione no mentía. Irrumpir en los subordinados de Joshua no era una tarea difícil para ella. No lideró el grupo León Carmesí como una mujer con apariencias justas y comportamiento caprichoso. Sí, puedo ver lo que quiso decir... Esta mujer es útil. Y ella confía en él. Ryoma no estuvo presente en lo que estaba por venir. Se dirigía a Helnesgoula, para encontrarse con la Zorra del Norte en un encuentro que podría decidir el destino de los tres países del este. Encomendó la tarea de detener la invasión de Xarooda por parte de O'ltormea durante el mayor tiempo posible a manos de Joshua y Lione. La mayoría de la gente pensaría que están siendo tratados como un peón desechable y el pánico. Pero Joshua no vio ni un indicio de ansiedad en la expresión de Lione. No había una lealtad vacilante ni un sentido del deber entre ellos. Esta fue una prueba de que había verdadera confianza entre los dos. "Por cierto... Es esa su idea de un regalo de despedida?" Preguntó Joshua, mirando las cajas de madera que se llevaban una tras otra detrás de ellos. "Oh etso. Las gemelas los compraron en Peripheria”, dijo Lione, señalando con la mano a uno de los soldados que trabajaba detrás de ellos para que se acercara. "Oh, ya veo... Jarrones de cerámica llenos de aceite de pescado, con telas rellenas para servir como corchos…" Los jarrones de cerámica estaban en general mal hechos. No se les aplicó ningún esmalte y sus formas y tamaños no eran uniformes. Eran bastante toscos, probablemente el resultado de un aprendiz que practicaba en el taller. Eran jarrones de baja calidad, y Joshua dudaba que alguien en su casa, no, ni siquiera los sirvientes que trabajaban en la finca de su familia, usaran cerámica de tan baja calidad. Pero para este uso en particular, la calidad de la cerámica que usaban importaba poco. El tamaño no era una preocupación

importante, y mientras el aceite dentro de ellos no se filtrara, su forma tampoco importaba. Apuesto a que los talleres de cerámica de Peripheria estaban felices de que alguien les comprara todas estas existencias inútiles… Joshua tomó un jarrón que era lo suficientemente pequeño como para caber en su mano. Confirmando su peso un par de veces, Joshua asintió con la cabeza hacia Lione. "Solo tengo que encender la tela y tirarla... Es una buena idea". "Si. Es fácil de transportar, y en el momento en que lo arrojas al suelo, el aceite del interior salpica”, dijo Lione, hinchando el pecho. "Es difícil lanzarlo tan lejos como una flecha de fuego, pero es perfecto para momentos como este, cuando atacamos desde arriba". A decir verdad, la idea de meter aceite en estas botellas y arrojarlas no era un método de ataque particularmente bueno. Su alcance era mucho más corto que el de una flecha de fuego, y los contenedores eran consumibles que no podían guardarse para uso futuro. Esta vez podrían obtener suficientes de ellos, pero no necesariamente podrían obtener un suministro constante de ellos en el futuro si fuera necesario. La cantidad de aceite desperdiciado en la elaboración de estos también fue considerable. Pero, por otro lado, este método ofrecía una velocidad de combustión que excedía con creces la de una flecha de fuego. Este fue un método mucho más eficiente para quemar la unidad enemiga en esta situación particular. Era un método utilizado en las batallas de asedio: verter aceite hirviendo por las paredes para matar al enemigo, pero esta vez se desarrolló para ser aún más eficiente. "Esa es una idea bastante interesante, que... Se le ocurrió a ese tipo?" Preguntó Joshua. "Sí, fue hecho con las instrucciones del chico. Muy conveniente”, respondió Lione con una gran sonrisa.

Era una sonrisa inocente, como si Joshua acabara de felicitar a alguien de su familia. Probablemente vio a Ryoma como un hermano menor problemático. "Ya veo... Así que sus logros son reales". Joshua no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica al tenerla mostrando tanta confianza en Ryoma. Luego volvió los ojos a la fila de personas que se movían debajo de ellos. Estaban a medio camino a través del pasaje. Estaban fuera de tiempo para charlas ociosas. "Así que estamos listos, verdad? Empieza". Joshua asintió a Lione, juzgando que el momento era el correcto. "Ya. Entendido." Lione obedeció, levantando la mano para que los que estaban detrás de ellos la vieran. ♱ "Muy bien, me oyes?!" gritó un hombre a caballo. "No se sabe dónde podría atacar el enemigo a partir de ahora. Dile a nuestros exploradores que vigilen nuestros alrededores." Un mensajero corrió por delante para transmitir el mensaje a la vez. "No estamos siendo demasiado cautelosos aquí?" Preguntó el vice comandante. "No... creo que somos tan cuidadosos como deberíamos". El otro negó con la cabeza. Si bien una parte de él pensó que estaba siendo demasiado cauteloso, también sabía que muchos otros oficiales habían sido asesinados por los ataques sorpresa de Joshua Belares. No tenía intención de caer en la misma trampa que sus predecesores. Y lo que es más importante, esta misión de transporte era un deber que no podían permitirse fallar. “Su Alteza fue muy clara con sus órdenes. O estás tratando de asegurarte de que falle en esta misión?". Este oficial era el sexto hijo, y además un hijo ilegítimo, de una familia vizconde. Le habían dado la educación estricta de un noble,

pero no estaba en posición de heredar la jefatura de su casa. Y así, eligió convertirse en caballero. Afortunadamente, su pedigrí parecía haberle proporcionado algo de talento. Pero al ingresar al ejército, no se le ordenó que tomara una posición en el frente. Este no fue el resultado de un trato cruel. En cierto modo, incluso era una muy buena posición para recibir. Este hombre era más experto en manejar números y negociaciones que en comandar personas, y sus talentos fueron una bendición para O'ltormea a su manera. Luego se convirtió en una figura destacada en el departamento de suministros de O’ltormea. Manejar suministros significaba enfrentarse a los astutos comerciantes en una verdadera batalla de palabras. La cantidad de suministros que consume un ejército es enorme, después de todo, y más aún durante la guerra. Dependiendo del contrato que se firme, sumas de dinero lo suficientemente grandes como para construir una fortaleza o dos podrían cambiar de manos. Fue, a todos los efectos, una batalla sin armas. Y este hombre ganó victoria tras victoria en este teatro. Como resultado de sus éxitos, había ascendido de rango, convirtiéndose en el jefe de la división de suministros del Fuerte Notis. Aun así, dado su entrenamiento como caballero, no era antinatural para él desear reunir méritos en un verdadero campo de batalla. Y así, esta misión fue especial para este hombre. "Seguramente bromeas..." Su teniente agitó la cabeza apresuradamente ante las provocadoras palabras de su superior. El hombre estaba bromeando, por supuesto. Pero dar una respuesta incorrecta a esa broma podría traer represalias a este teniente. Una diferencia de clases es fundamentalmente absoluta en este mundo, después de todo. Tendría suerte si se saliera con la suya con una degradación. En el peor de los casos, las cabezas de su familia podrían volar en el sentido más literal. Por supuesto, su superior no haría nada tan irracional sin ninguna razón. Pero eso es solo para decir que no lo haría, no que no pudiera.

"Entonces cállate y haz lo que te dicen... La escala y la importancia de esta misión van más allá de todo lo que hayamos hecho antes... Entiendes esto, no es así?" Por orden de Shardina, se reunieron un gran número de soldados y una montaña de suministros de los alrededores de O’ltormea y se enviaron al Fuerte Notis. Pero no importaba cuántos suministros se almacenaran en su depósito si no se podían llevar al frente. El teniente asintió sin decir palabra ante la pregunta del hombre. Su misión bien podría decidir la batalla que se avecina. Pero ese sentido del deber y la determinación se derrumbaría demasiado rápido y con demasiada facilidad... ♱ "Estamos comenzando! Están listos?!" Más de doscientos soldados asintieron ante la exclamación de Lione y comenzaron a cantar como uno solo. “““Nuestra Madre Tierra, extiende tus fuertes brazos para proteger a tus hijos de la desgracia! Stone Wall!""" Grandes muros de lo que solo podría describirse como riscos se levantaron del suelo. Pero eso era solo una mera pared. Había muchas otras formas en que se podía usar la taumaturgia verbal para matar a un hombre, por lo que la utilidad de este hechizo en el campo de batalla estaba reservada, en el mejor de los casos, a ofrecer cobertura contra las flechas. O al menos, para que todos creyeran hasta ese día... "Empujenlos!" Lione emitió otra orden. "Oh! Empujen! Adelante, ho!" Los soldados acataron sus órdenes y lanzaron su peso contra las paredes. "Ponle más fuerza!" “Qué, toda la comida que bebiste se tragó por nada?! Vamos, puedes empujar más fuerte que eso!". Las paredes que pesaban varias toneladas fueron empujadas gradualmente hacia adelante. Con este peso, incluso ellos, con su

fuerza muscular reforzada por la taumaturgia marcial, no podían empujarlo fácilmente. Sus caras se volvieron rojas mientras trabajaban en escuadrones de varias personas. Sus músculos se hincharon y la sangre bombeó intensamente a través de sus venas. Y, finalmente, sus esfuerzos recibieron una evaluación justa. "Sigan y arrojenlo por el acantilado!" """Oooooooh!""" Con un último empujón, los soldados utilizaron lo último de su poder para empujar los muros de piedra sobre el borde del acantilado, donde cayeron en picado cien metros hacia abajo, aplastando a las fuerzas O'ltormeanas que estaban debajo… ♱ "Que fue ese ruido?!" El hombre miró a su alrededor y escuchó un sonido retumbante sobre él. “¡E-Esas son rocas, señor! Hay rocas cayendo sobre nosotros desde los acantilados!". En ese momento, el comandante sintió que toda la sangre se le escapaba de la cara a la vez. Volvió la mirada en la dirección que señalaba su teniente, y vio enormes losas de peñascos que caían por el acantilado una tras otra. Como las losas no eran circulares, chocaron entre sí y cayeron a un ritmo desordenado, cambiando su trayectoria a medida que caían en picado. Eso hizo que fuera más difícil predecir dónde chocarían y, por lo tanto, más difícil evitarlos. Para colmo, levantaron una gran cantidad de sedimentos en su camino hacia abajo. “Kuh, una emboscada xaroodiana...! Qué están haciendo nuestros exploradores?! Los haré decapitar una vez que regresen!" el comandante maldijo por la incompetencia de sus exploradores. Dicho esto, el hombre nunca actuaría con esas intenciones. Los exploradores que envió ya estaban reducidos a cadáveres sin vida a manos de Joshua.

"Podemos manejar eso más tarde, señor! Tenemos que correr!" Dijo el teniente, protegiendo el cuerpo del comandante del sedimento levantado por los riscos. Sin embargo, su intento fue en vano. No tenían forma de escapar de esto. Qué hacemos? Qué podemos hacer para salir vivos de esto? El grupo líder ya estaba completamente fuera de la vista detrás del sedimento y las rocas. Era difícil saber si estaban bien, pero independientemente, si se trataba de un ataque de Xarooda, su destino probablemente ya estaba sellado. En cuyo caso, el hombre tenía que priorizar la defensa de otra unidad de suministro relativamente segura. "Retrocedan! Todas las fuerzas, retrocedan!" El comandante gritó tan fuerte como pudo, como tratando de arrancarse la garganta. Como decisión tomada en el calor del momento, no fue una mala elección. Pero sus órdenes no se cumplirían. "No podemos, señor. No podemos dar marcha atrás en un camino tan estrecho!" dijo el teniente, negando la posibilidad. Sus filas llenaban el estrecho sendero por completo, y aunque podían avanzar sin ningún problema, dar la vuelta sería imposible… Pero lo peor estaba por llegar. Innumerables botellas fueron arrojadas por el acantilado una tras otra. Pequeños recipientes de cerámica, con la boca llena de paños ardientes. “F-Fuego! Fueeego!" Un grito agonizante salió de la boca de un soldado. Las botellas chocaron contra el suelo y se rompieron, salpicando sus alrededores con líquido. "Ese olor... Esto es aceite de pescado!" El teniente palideció al reconocer el hedor distintivo. El aceite de pescado era más inflamable de lo que uno podría imaginar. Las personas del período Edo solían utilizar aceite de pescado barato para encender linternas de papel. Lione colocó precisamente ese tipo de aceite en los frascos y botellas de cerámica para crear cócteles molotov improvisados.

Hace varios meses, Ryoma le ordenó a Sakuya que incendiara la fortaleza pirata en la península de Wortenia, y ella, junto con sus ninjas, utilizó este método para hacerlo. El hecho de que las botellas tuvieran que ser arrojadas a mano significaba que, si bien eran inferiores a las flechas de fuego en términos de alcance, eran más fáciles de transportar e hicieron que su fuego se extendiera mucho más. También eran más fáciles de recolectar en comparación con los arcos y flechas, y no requerían entrenamiento para usarlos correctamente. Y en situaciones como esta, en la que cayeron desde lo alto de un acantilado, su falta de alcance no fue un problema en absoluto. Cuanto más alto caen, más fuerte es la onda de choque que producen y más se esparce el aceite dentro de ellos. Joshua asintió con satisfacción mientras observaba el caos que comenzaba a desarrollarse bajo el acantilado. "Está bien, es hora de acabar con ellos", dijo. "Ya lo has pillado. Estamos en desventaja, así que tendremos que reducir sus números tanto como sea posible para cuando el plan se desmorone", contestó Lione con una sonrisa feroz y se volvió hacia la figura detrás de ella. "Estabas escuchando, verdad? Lo siento, pero también necesitamos que te muevas." La figura, que estaba cubierta con una bata y una capucha, asintió levemente. “Sí, ese hombre me dijo que te ayudara. Permíteme mostrar mi poder como la hija del Demonio Loco Nelcius". La figura era la de una mujer, su hermosa voz tan clara como el toque de una campana. Una voz fascinante e hipnotizante que derritió los corazones de los hombres. Joshua, que aparentemente no sabía quién era esta mujer, la miró con sorpresa. Ryoma le dijo que era una guerrera experta, pero la calidad seductora de su voz le sorprendió. "Bien... Estoy deseando verlo entonces, Dilphina". Lione simplemente asintió secamente ante sus palabras.

“Déjame el asunto a mí... Y observa. Te traeré la cabeza de su comandante en poco tiempo". Dicho esto, Dilphina corrió hacia el acantilado. Y al momento siguiente, se elevó elegantemente por el aire, confiando su cuerpo a la gravedad, que la arrastró hacia abajo una distancia de 100 metros. "Es esa... la segunda medida secreta que él dejó?" Joshua le preguntó a Lione, mientras veía la forma de Dilphina hacerse más pequeña y más distante a medida que se acercaba al suelo. Él había aceptado la exigencia de Ryoma de no hacer preguntas, por lo que Joshua no tenía la intención de indagar demasiado sobre esa mujer, pero la curiosidad se apoderó de él. "Sí, supongo que podrías decir eso". Lione asintió. La propia Lione no sabía muy bien de lo que era capaz Dilphina. Todo lo que sabía era que entre los semi-humanos que vivían en Wortenia, aparentemente era una guerrera con una experiencia excepcional. "Esa es una respuesta bastante poco confiable", dijo Joshua con disgusto en su voz. "Lo siento, pero es la única respuesta que tengo para ti", Lione se encogió de hombros. "Todo lo que realmente puedo decir por ahora es ver cómo se desarrolla esto... Pero el chico dijo que nuestras posibilidades de ganar aquí son buenas". Lione había visto a muchos guerreros y caballeros que fueron elogiados como ejércitos de un solo hombre morir con demasiada facilidad en el campo de batalla. La fuerza individual de uno era importante, sí, pero Lione sabía que esto no era suficiente para sobrevivir en el campo de batalla. Aun así, Lione no planeó una situación en la que Dilphina pudiera morir. La taumaturgia marcial usó el cuerpo para producir fuerza sobrehumana. La taumaturgia verbal manipuló el poder de los dioses o espíritus ofreciendo su propio prana. La taumaturgia dotada otorgó una variedad de poderes y efectos a las herramientas colocando una marca de maldición sobre ellas. Esos fueron los tres tipos de taumaturgia transmitidos en este mundo.

Pero durante mucho tiempo se decía que los elfos poseían técnicas incomparables en el campo de la taumaturgia dotada. Los objetos rituales de producción élfica llegaban al mercado de vez en cuando, pero su precio era siempre diez veces superior al de herramientas similares producidas por manos humanas. Dependiendo del objeto, el precio podría ser incluso cien veces el precio de un producto humano. Pero dicho esto, pocas personas habían visto estos objetos rituales puestos en uso en el campo de batalla. Bueno, supongo que esta es una buena oportunidad para ver si los rumores sobre su taumaturgia dotada son reales… Ellos debían confirmar la legitimidad de las técnicas utilizadas por los elfos de la península de Wortenia. Sus habilidades tenían el potencial de cambiar los planes futuros de Ryoma. Y así Lione mantuvo su mirada fija en la forma encogida de Dilphina. Con cuidado, para no perder un solo detalle… Mientras la gravedad tiraba de su cuerpo cada vez más cerca del suelo, Dilphina respiró hondo y luego exhaló. Era muy similar al tipo de respiración profunda que se ve a menudo en la meditación del yoga. Mientras respiraba unas cuantas veces, sintió que sus sentidos se agudizaban rápidamente. La serpiente de energía enrollada en su perineo, su prana, asomó la cabeza, despertando rápidamente y recorriendo el cuerpo de Dilphina. Rápidamente alcanzó su cuarto chakra, el chakra Anahata, forzándolo a funcionar. "Despertar." Una pequeña palabra escapó de los labios de Dilphina. Era demasiado corto para ser un encantamiento de un hechizo y, sin embargo, sus efectos fueron inmediatos y extremos. La armadura de cuero negro que Dilphina llevaba debajo de su túnica cumplía con esa única palabra, al igual que una lanza corta que sostenía en su mano derecha. Lo que parecía un jeroglífico se iluminó en la superficie de la cabeza y la armadura, formando un patrón luminiscente.

En ese momento, el cuerpo de Dilphina se liberó del tirón de la gravedad. Dilphina aterrizó suavemente en el suelo. “Veo que el credo se activó perfectamente”, dijo Dilphina, mirando a su alrededor. "Quien diablos eres tú?!" "Un enemigo?!" Unas pocas docenas de soldados O'ltormeanos que trabajaban en apagar las llamas notaron su descenso desde arriba y volvieron sus lanzas hacia ella. Por supuesto, solo eran soldados de una unidad de suministro que trabajaba en la retaguardia. Si bien los soldados de O’ltormea en general estaban bien entrenados, estos soldados no eran tan hábiles u organizados como las élites que luchaban en el frente. Es una pena que ese hombre no esté aquí para ver esto con sus propios ojos... Pero es una buena oportunidad para hacer una demostración de nuestro poder. O iban a la guerra, o cooperaban entre sí. Dado que Ryoma Mikoshiba se negó a adoptar una postura de no injerencia, sólo había dos maneras en que sus interacciones con él podían ir. Pero si fueran a la guerra, incluso si el lado de Dilphina derrotara a Ryoma, sus destinos estarían sellados. La humanidad traería su gran número a los elfos y los aplastaría. Como tal, los elfos no tuvieron más remedio que elegir la cooperación con Ryoma, aunque a regañadientes. Y si lo hicieran, querían que esa relación beneficiara a su raza tanto como fuera posible. "Ahora bien... comencemos". Dilphina agitó casualmente su corta lanza. La lanza dejó escapar un aullido salvaje, provocando una violenta ráfaga de viento que golpeó los rostros de los soldados otormeanos. En ese momento, los soldados vieron reflexivamente la figura ante ellos como la violencia encarnada. "M-Monstruo..." Murmuró uno de los soldados con una mezcla de terror y dolor.

Al escuchar esa palabra, Dilphina sonrió suavemente debajo de su capucha. "Sí, eso es correcto... soy un monstruo. Un demonio que se deleitará con sus vidas”. Al momento siguiente, innumerables flores florecieron en el campo de batalla, como pétalos rojos de sangre esparcidos por la tierra… ♱ Ese día, Joshua Belares dirigió una incursión contra el ejército de O’ltormea que resultó en grandes pérdidas para el imperio. Como resultado, la velocidad de la invasión de O’ltormea se deterioró aún más. Esto le dio a Ryoma una gran cantidad de tiempo precioso. Cierto grupo se dirigía hacia el noroeste por una carretera que atravesaba una zona boscosa cerca de la frontera norte de Xarooda. Sin embargo, esta no era una ruta comercial muy activa. Si no hubiera sido por los principales productos de esta región, ningún comerciante cruzaría este camino. Especialmente ahora que los movimientos de Helnesgoula no estaban claros, los únicos que pasaban por aquí eran los campesinos locales. Gracias a eso, podían dejar a sus caballos galopar tan rápido como quisieran y no se encontraron con ningún tipo de incidente. Después de todo, el sonido de los cascos viajaba lejos, y cualquiera podía notar la nube de polvo que se acercaba y movía a los lados de la carretera. El grupo estaba vestido con ropa sucia y raída. Probablemente se habían salido de la carretera, que estaba protegida por una barrera repelente de monstruos, para reducir la duración de su viaje. Las capas que usaban para protegerse del frío estaban rasgadas, como por las garras de los monstruos. Un hedor se elevó de sus cuerpos, un testimonio del hecho de que no se habían bañado en días. Probablemente durmieron al aire libre en lugar de quedarse en una posada. Si no hubieran estado a caballo y armados, podrían haber parecido plebeyos que huyen de

la guerra. Las 20 personas que componían este grupo estaban claramente fatigadas por el viaje. "Capitán, está a la vista!" un joven caballero que iba por delante se dio la vuelta y gritó a todo pulmón. Era una tierra ocupada por Helnesgoula, un país al que todavía no sabían si podían llamar amigo o enemigo. Como tal, la vanguardia de la caravana también se duplicó como exploradores. La voz del caballero estaba llena de alivio por haber sido finalmente liberado de este deber. Ante las palabras de ese caballero de la Guardia del Monarca, que era conocido por tener especialmente unos ojos de halcón, los ojos de todos se volvieron hacia la pequeña colina frente a ellos. “La ciudad ciudadela del norte, Memphis...” Orson Greed, que cabalgaba junto a Ryoma, señaló hacia adelante. Ryoma miró en esa dirección, donde vio un pequeño punto trasero que se hizo gradualmente más grande y más claro a medida que su caballo avanzaba por la carretera. Finalmente, apareció una ciudad cubierta por múltiples capas de muros. En lo alto de las murallas ondeaba la bandera del Reino de Helnesgoula. "Aah, finalmente..." dijo Ryoma, fijando sus ojos en las paredes mientras conservaba el ritmo actual de su caballo. "Nos ha llevado cuatro días, pero finalmente llegamos…" Las hermanas Malfist, que cabalgaban paralelas a Ryoma, lo escucharon susurrar. Sus palabras se mezclaron con molestia y ansiedad. "Creo que esto es más rápido de lo que normalmente nos tomaría...", dijo Laura. “Teníamos que montar día y noche mientras manteníamos a nuestros caballos fortalecidos usando taumaturgia para hacerlo. El hecho de que cambiáramos de caballo en las ciudades a lo largo del camino también hizo que las cosas fueran mucho más rápido. No tuvimos que perder el tiempo dejando descansar a nuestros caballos". Sara asintió sin decir palabra. Se aplicó taumaturgia dotada a las monturas y cascos de los caballos, lo que permitió al jinete compartir su prana con el caballo, otorgándole mayor velocidad y

recuperando su resistencia poco a poco. Esto les permitió mantener una velocidad más alta de lo que normalmente les permitiría montar a caballo durante un período de tiempo más largo. Montaban sus caballos lo más rápido posible, y al llegar a una ciudad, Greed usaría su posición como capitán de la Guardia Monarca para hacer arreglos para que la guarnición de la ciudad intercambiara sus caballos. Esto acortó aún más su viaje y probablemente fue el método de transporte más rápido en este mundo. Este fue el resultado de sus mejores esfuerzos. Este método requería usar taumaturgia a caballo y poder intercambiar caballos. Estas eran condiciones muy particulares y, en ese sentido, tuvieron la suerte de poder alinear las cosas como lo hicieron. Pero Ryoma todavía estaba disgustado. "Supongo que así tendrá que ser..." Ryoma susurró molesto y mantuvo la mirada fija hacia adelante. "Está insatisfecho, Maestro Ryoma?" Sara preguntó con preocupación. Ryoma negó en silencio con la cabeza y aumentó la velocidad de su caballo. Bueno, sí, lo estoy... Sin embargo, decirles que eso no ayudaría… Ryoma estaba acostumbrado a los aviones y los automóviles, por lo que montar a caballo carecía de comodidad y velocidad en comparación. No pudo evitar sentirse insatisfecho por ello, especialmente en situaciones como esta, donde cada minuto y cada segundo contaban. Pero Ryoma entendió que esperar algo parecido a un automóvil en este mundo era pedir lo imposible. Existía el escenario extremadamente improbable de que un invocador llamara a alguien que estaba en un automóvil y lo trajera consigo. Pero hablando en la práctica, usar un automóvil aquí sería una completa tontería. Al fin y al cabo, no había ningún mecánico para realizar los trabajos de mantenimiento y si sufría algún tipo de avería, especialmente un pinchazo, no habría piezas de repuesto para

repararlo. Y luego estaba el problema aún más fundamental de que Ryoma no podía verse a sí mismo obteniendo un suministro constante de gasolina. La idea se vino abajo por completo en el momento en que alguien pensó en ella. Esos eran problemas que uno no necesitaba considerar al vivir en el mundo de Ryoma, pero en este mundo todo era diferente. Es más, incluso si se cumplieran todas esas condiciones, el estado de las carreteras en este mundo no permitía que un vehículo funcionara correctamente para empezar. Quizás cerca de una ciudad sería más posible, pero las carreteras estaban compuestas principalmente de tierra. Si lloviera, el suelo podría enlodarse, lo que podría atascar el automóvil. A menos que fuera un jeep militar, conducir un automóvil en este mundo sería difícil. Este fue un buen ejemplo de cómo una tecnología extremadamente optimizada en un campo determinado dificulta la utilización eficaz de una herramienta. Dicho esto, desarrollar las ciencias aquí sería difícil... No imposible, pero se necesitaría una gran cantidad de mano de obra, tiempo y dinero para hacerlo. Ryoma había estudiado ciencias en los 10 años que había pasado desde la escuela primaria hasta la secundaria. Conocía algunas fórmulas químicas y probablemente podría producir reacciones químicas usando ciertos químicos. Pero eso era solo dentro de los límites del trabajo escolar, y solo podía mezclar materiales que estaban preparados con anticipación. No era diferente a cocinar. Al hacer una carbonara, cualquier aficionado podía hacer algo decente dados los materiales y una receta. Los japoneses eran especialmente aficionados a ese tipo de pasta, así como otros. Pero si bien uno podría estar familiarizado con la pasta, no mucha gente podría hacerlo a partir de harina. La mayoría de la gente tendría dificultades para usar ingredientes crudos para hacer algo medio decente, y en el peor de los casos, renunciarían a la mitad.

La ciencia era similar a eso, excepto que era aún más complicado y peligroso. No cocinar un plato sólo terminaría con un ceño fruncido como uno tira los resultados. Fallar en la ciencia podría poner la vida de uno en riesgo. En ese caso, utilizar la taumaturgia que está mucho más desarrollada en este mundo es una opción mucho más realista, pero… La taumaturgia era conveniente y tenía amplias aplicaciones, pero no estaba exenta de defectos. La taumaturgia dotada en particular se sentía bastante genérica y limitada en lo que podía hacer. Para empezar, había pocos taumaturgos capaces de marcar objetos con sellos malditos. Era lógico que los objetos encantados con taumaturgia dotada se vendieran por tanto. Además de eso, la mayoría de las pocas personas que eran capaces de colocar sellos malditos se ganaban la vida creando equipos de esclavitud destinados a atar esclavos. Tenían poco interés en desarrollar el campo, y simplemente no se estaban descubriendo nuevas formas de aplicar la taumaturgia dotada. Ryoma eligió dejar de pensar en eso en ese momento. Los aspectos tecnológicos de este mundo eran un tema sobre el que valía la pena deliberar, pero ahora necesitaba abordar el tema en cuestión. Hicimos lo mejor que pudimos hasta ahora... Pero será esto suficiente? Lo lograremos a tiempo? Llegarían a tiempo o no? Todo dependía de eso. Por eso Ryoma hizo todo lo posible por cruzar esta tierra lo más rápido posible. No importa cuánto empoderara a un caballo, seguía siendo un ser vivo. Poco a poco se fue fatigando y había límites a la velocidad a la que podía ir. Por eso cambiaron de caballo en el camino. Para maximizar su velocidad, Ryoma y su grupo se preocuparon por la ropa que usaron en el viaje, para no cargar más a sus corceles. Los caballeros xaroodianos a menudo usaban armaduras de placas completas, pero esta vez vestían el tipo de armadura de cuero que los mercenarios usaban normalmente. Si no hubiera sido por el escudo de armas de Xarooda, una espada sostenida delante

de un escudo, entretejida en sus capas, sería difícil reconocerlos como caballeros. Para los armamentos, cada uno llevaba una sola espada, envainada en sus cinturas. No tenían lanzas ni armas de repuesto. Además, cada uno tenía una cantimplora de agua y un saco de cuero con carne seca como sus raciones conservadas unidas a sus sillas de montar. En este mundo, éste era lo más ligero que se podría viajar. De hecho, rayaba en la imprudencia. Incluso si se reabastecieron en las ciudades a lo largo de la carretera, a diferencia del mundo de Ryoma, no había forma de saber qué podría pasar en el medio ambiente de este mundo. Ryoma nunca viajaría de esta forma bajo condiciones ordinarias. Pero a pesar de ser muy conscientes de los peligros involucrados, aún se embarcaron en lo que rayaba en ser una apuesta porque sabían que estos momentos decisivos eran su última oportunidad. Ahora, cuando el ejército de Helnesgoula comenzaba a aumentar su número… El ejército de O'ltormea es demasiado grande. Si chocamos con ellos ahora, la lucha solo duraría unos días, y eso es incluso con nuestro lado teniendo la ventaja de ubicación… Los espías que Joshua envió al imperio arriesgaron sus vidas para darle la noticia de la próxima ofensiva a gran escala. Ryoma tenía que tener éxito en las negociaciones venideras, o sus esfuerzos habrán sido en vano. Con Lione y Joshua Belares liderando la batalla en el paso de montaña, definitivamente deberíamos poder aplastar la línea de suministro. Pero… Ryoma podía imaginar el peor de los casos, y chasqueó la lengua a pesar de sí mismo. Podía imaginar un infierno de derramamiento de sangre y llamas humeantes. Los soldados O'ltormeanos arrasaron el campo de batalla como maremotos con un número superior, abrumando el Reino de Xarooda y destruyendo todo a su paso. Hablando de pelear con nuestras espaldas contra la pared…

Ryoma estaba seguro de que su plan era lo mejor, la oportunidad más ideal que el Reino de Xarooda tenía en ese momento. Pero seguía siendo una apuesta literal. Era muy parecido a pisar una cuerda floja, y sólo si todo encajaba perfectamente, todas sus acciones se unirían para formar un todo significativo. Ryoma no había hecho apuestas tan descaradas e imprudentes desde que escapó de O'ltormea después de matar a Gaius, excepto cuando hizo la cabeza de puente en el río Tebas. E incluso tan escasas como parecían sus posibilidades en ese entonces, aún eran más favorables que sus posibilidades ahora. Pero sabía que no tenía otra opción, por lo que tuvo que caminar por este camino sabiendo lo peligroso que era. Estoy dudando aquí... Pero hacer eso después de que se han lanzado los dados no es propio de mí. Dos caras aparecieron en la mente de Ryoma. El primero fue de su confidente, Lione. Tenía perfecta confianza en ella, y por eso dejó el asunto en sus manos. Él confiaba en ella no menos de lo que confiaba en Laura y Sara, que siempre estaban a su lado. El otro era alguien a quien conocía desde hacía poco tiempo, Joshua. Pero Ryoma reconoció que Joshua tenía un olor similar al suyo. Y dados sus logros hasta ahora, no cabía duda de que era un comandante que pocos podían rivalizar en este continente occidental. Por eso, a pesar de darle uno de sus ases, Ryoma pudo enviarlo a lo que era una misión suicida sin dudar de que regresaría. Brindemos por la esperanza de que la reina de Helnesgoula sea incluso la mitad de la astuta y capaz persona que los rumores la hacen ver... Tenían una oportunidad de ganar, por supuesto. Pero eso era sólo una posibilidad, y no un hecho absoluto. Ryoma se mordió el labio con fuerza mientras miraba al estandarte helnesgouliano aleteando delante de él…

Capítulo 3: La Zorra del Norte

Ryoma y Orson Greed fueron guiados hacia una habitación, y ahora estaban parados frente a su puerta, donde un hombre los saludó con una sonrisa. Pero Ryoma podía decir que detrás de esa sonrisa, sus ojos estaban iluminados con feroz voluntad. "Así que eres Lord Ryoma Mikoshiba y Sir Orson Greed… Escuché que eran mensajeros de Xarooda..." El hombre miró a Ryoma evaluadoramente. "Eres bastante joven. Debes ser bastante capaz, para que se te haya confiado la voluntad de un país". A pesar de su repentina visita, su expresión no delataba ni una pizca de disgusto. “El largo viaje debe haber sido bastante agotador. Por qué no vienen a tomar té y dulces?" Dicho esto, el hombre le indicó a Ryoma y Orson que entraran a la habitación de invitados y se sentaran en un sofá, como diciendo que todo estaba planeado con anticipación. Realmente predijeron nuestra llegada... Bueno, si no pudieran hacer eso, no tendría sentido que lidiamos con ellos para empezar, se susurró Ryoma al ver la expresión del hombre. Tan pronto como se presentaron en las puertas del castillo, los hicieron pasar sin que se les pidiera que mostraran ninguna prueba de su identidad, y luego los llevaron a esta habitación. Solo eso dejó en claro que la gente de Helnesgoula estaba vigilando a Ryoma, o al menos reuniendo información sobre sus acciones. Incluso con sus mantos bordados con el escudo de armas de la casa real xaroodiana, todavía se les permitía entrar. Cualquiera podría probablemente preparar capas como estas

sin mucho problema, así que no podrían haber contado como evidencia indiscutible de su lealtad… “Mis disculpas por no presentarme primero... Soy Arnold Grisson. Mi rango es el de un general del ejército de Helnesgoula, y mi puesto es el de comandante supremo del frente oriental". Arnold Grisson era un hombre delgado de rostro pálido. Parecía estar cerca de los treinta y, aunque medía aproximadamente 180 centímetros de altura, su cuerpo no podía llamarse musculoso. Al mirar el dorso de su mano, Ryoma notó que estaba frágil, lo que implicaba que el hombre no estaba del todo sano. Su cabello rubio estaba dividido por la mitad, pero a pesar de su juventud, ya había algunos mechones blancos aquí y allá. Quizás sea el resultado del estrés y la preocupación, pensó Ryoma. Llevaba un par de anteojos con montura plateada y, en general, su apariencia no daba la impresión de que Arnold Grisson fuera un hombre de guerra. Si se presentara a sí mismo como un comerciante o un erudito, a Ryoma le resultaría más fácil de creer. Pero solo sus ojos contaban una historia completamente diferente. Ojos azules y agudos que parecían traspasar a los demás, como los de un águila. “Nos disculpamos sinceramente por la visita repentina, Sir Grisson”, Ryoma se inclinó cortésmente después de tomar asiento. “El Reino de Xarooda se encuentra actualmente bajo amenaza de ruina, por lo que te pedimos que nos perdones por venir sin previo aviso. Soy Ryoma Mikoshiba. Sentado a mi lado está el capitán de la Guardia Monarca de Xarooda, Sir Orson Greed". "Oh...", comentó Grisson, mirando el rostro de Ryoma con calma. “Para alguien tan joven, sí se respeta la etiqueta.

Escuché que originalmente eras un plebeyo, pero ya veo que te has acostumbrado a tu puesto". Luego, Grisson se quitó las gafas y limpió las lentes. Su comentario no tenía ningún matiz malicioso. Parecía que su opinión sobre Ryoma era positiva, de hecho. Sin embargo, me pregunto si así es como se siente realmente... Ryoma reflexionó con sospecha. Ryoma sabía que en este mundo, creer lo que la gente decía al pie de la letra era extremadamente peligroso. Eso era tanto más cierto cuando la persona en cuestión era un noble. Entonces, aunque la actitud de este hombre parecía bastante amistosa, Ryoma sabía que muy bien podría estar ocultando sus verdaderas intenciones. Tal vez miró a Ryoma con desdén, al igual que los nobles de Xarooda. Ryoma había visto una y otra vez que las personas influyentes en este mundo tenían una tendencia a ser impulsivas. Se creían privilegiados y protegidos por el sistema de clase mundial, por lo que no sentían la necesidad de regular la forma en que se dirigían a los demás. Los nobles eran, en su mayor parte, monstruos altivos, fríos y crueles. Pero incluso esa realidad tuvo sus excepciones. Pero las aparentes excepciones podrían presentar un exterior amistoso como una forma de ocultar sus letales y venenosos colmillos. Independientemente de las verdaderas intenciones de Arnold Grisson, Ryoma no podía permitirse el lujo de relajarse en este momento. Las negociaciones aún estaban por delante de él. Tendré que tener especial cuidado con él… Ryoma se armó de valor en caso de que algún oponente inesperado pudiera intentar atacarlo. Por supuesto, sabía que era mejor no dejar que se notara. Él también fue capaz de ocultar su corazón y fingir una sonrisa.

Primero, tendré que tomar el control de la conversación y ver cómo es su actitud. Y para hacer precisamente eso, Ryoma fue directo al meollo del asunto. "Mis disculpas, pero estamos bastante presionados por el tiempo, así que tendré que ir directamente al punto de nuestra visita aquí". Dejar tan clara la intención de uno no era algo convencional en las negociaciones, pero dicho a la inversa, esa es precisamente la razón por la que tomaría por sorpresa a la otra parte. Y una persona sorprendida podría revelar accidentalmente sus verdaderas intenciones. Pero esta negociación no era el tipo de lugar donde un truco tan infantil podría funcionar. "Muy bien. Yo mismo no tengo tiempo para charlar tranquilamente". Grisson se encogió de hombros, lo que hizo que Ryoma siguiera adelante. “Nuestro negocio aquí es bastante simple. Pedimos que el Reino de Helnesgoula nos ayude, ya que actualmente estamos en una posición de inferioridad en nuestra guerra con O'ltormea”, dijo Ryoma. Grisson arqueó una ceja con astucia, su expresión parecía algo sorprendida. Sin embargo, la fría sonrisa en sus labios reflejaba sus verdaderos sentimientos. “Hoh. Asi que pide nuestra ayuda, dice... susurró el general Grisson. "Sí... por favor." Ryoma asintió secamente. Los dos miraron a cada uno desde el otro lado de la mesa por un momento, un silencio se instaló sobre ellos. Era como si estuvieran tratando de discernir las intenciones del otro. Pero entonces, Grisson abrió abruptamente los labios. "Sí, supongo que dada la situación actual de Xarooda, no vendrías aquí por ningún otro asunto..." Grisson cortó allí, sus

labios se curvaron en una mueca de desprecio. “Pero eres persistente. Esto es como ser molestado por un mendigo en un barrio pobre". Su voz era serena y serena, pero el desdén contenido en sus palabras era intenso. Incluso si su país era lo suficientemente grande como para ser llamado la Bestia del Norte, hablar así con el enviado diplomático de otro país era inaceptable. Esas palabras fueron un golpe poderoso - el tipo que uno solo daría cuando estuviera preparado para ir a la guerra. Y es por eso que esas palabras fueron probablemente un resumen de su verdadera intención. No... no sólo la suya. Era probablemente la verdadera intención del liderazgo de Helnesgoula. "Cómo te atreves!" gritó Greed indignado. Es cierto que fue su lado el que vino pidiendo ayuda, y Greed sabía muy bien que desde que llegó como representante de Xarooda, sus palabras y acciones tuvieron implicaciones en todo el reino. Pero aún así, no podía tolerar el insulto de Grisson. Pero cuando Greed se puso de pie con ira, Ryoma levantó una mano para detenerlo. Luego volvió los ojos a Grisson, como si nada hubiera pasado. Si Ryoma tenía razón sobre las intenciones de Helnesgoula, su falta de paciencia y el uso de ese lenguaje era comprensible. Para empezar, Xarooda estaba en una posición en la que estaba pidiendo ayuda a Helnesgoula. Si una provocación tan barata fuera suficiente para despertar su ira, no serían capaces de actuar correctamente cuando la necesidad lo requiriera. Y además, probablemente esté poniendo a prueba nuestro carácter y motivos. Enfadar intencionalmente al otro lado para medir su reacción era una táctica que Ryoma usaba a menudo. Y por eso sabía que sucumbir a la ira y expresar su indignación aquí sería una

mala decisión. Grisson solo se aprovecharía de ellos de esa manera. "Estoy seguro de que se siente así, después de todo este tiempo..." dijo Ryoma, como si no pasara nada. Grisson enarcó una ceja amablemente. Parecía sentir algo en la forma tranquila en que Ryoma esquivó su insulto. “Ha sido la mayor parte de un año desde que ocupamos Memphis. Nos has enviado muchos mensajeros pidiéndonos que acudiéramos en ayuda de Xarooda. Creo que solo eso debería decirle todo lo que necesita saber sobre nuestra política al respecto". “Sí, lo entiendo mucho. Desde su perspectiva, sería conveniente que O’ltormea ocupara Xarooda primero. Estabilizar el territorio después de la caída del país les tomaría tiempo, y es entonces cuando planean atacar... verdad?". El general Grisson se rió de buena gana, con una expresión mucho más oscura que cualquier cosa que hubiera mostrado hasta ahora. Era la risa de un carnívoro, lamiéndose los labios expectantes al ver una presa. "Veo que ha adivinado nuestras intenciones, Lord Mikoshiba… Es tan astuto como dicen los rumores. Hmm, no fue en vano que ascendiste a un estatus noble desde tus humildes orígenes a una edad tan joven. Su comprensión de la situación es impresionante". Grisson luego interrumpió sus palabras y se llevó la taza de té de la mesa a los labios antes de continuar. "Tienes toda la razón. No tenemos ningún interés en la supervivencia de Xarooda. Dada la situación, lo máximo que Xarooda puede ofrecernos es una cesión de su territorio, pero eso no es suficiente para equilibrar la balanza... Al menos no cuando la guerra total con O'ltormea está del otro lado, hmm?" En el momento en que esas palabras llegaron a sus oídos, todo el color desapareció del rostro de Greed. Eso fue lo peor

que pudo haber escuchado. Pero a diferencia de Greed, Ryoma repitió mentalmente con calma y cuidado las palabras de Grisson. Es como pensaba... En ese caso… Las palabras del general Grisson eran ciertas. Helnesgoula no tenía ninguna razón para salvar a Xarooda, al menos no hasta el punto en que voluntariamente habían fijado las cuchillas con O'ltormea. En lugar de aceptar términos a medias como cesión de algún territorio, sería mucho más fácil para ellos dejar que O'ltormea ocupe el país, y luego volver a ocuparlo bajo la bandera de la 'liberación’. Por supuesto, se necesitaría el momento adecuado para hacerlo. Solo funcionaría antes de que el régimen de ocupación de O'ltormea se estableciera, cuando el odio y el descontento se propagaran en los corazones de los plebeyos de Xarooda. Mientras los ciudadanos xaroodianos que viven en los territorios no fueran masacrados o forzados a emigrar a otros lugares, un nuevo gobernante siempre se vería obligado a enfrentarse a la posibilidad de una revuelta. Por eso Helnesgoula no mostró movimientos en el año transcurrido desde que ocuparon la ciudad fronteriza, Memphis. Pero Ryoma se dio cuenta de que Grisson no había divulgado toda la profundidad de sus planes. "Por supuesto que no." Ryoma afirmó la declaración de Grisson sin cambiar su expresión en absoluto. Esto hizo que la expresión de Grisson cambiara. Sus ojos se llenaron de confusión y sospecha. La actitud y las palabras de Ryoma eran incoherentes y contradictorias. Al menos, esa era la única forma en que Grisson podía interpretarlos. "Esto es peculiar…" Grisson ladeó la cabeza. “Parece que ha leído la situación antes de tiempo... Pero si comprende

nuestros objetivos, debe darse cuenta de que no tenemos la intención de enviar refuerzos a Xarooda. En cuyo caso, a qué viniste aquí?". Grissom no podía comprender por qué un hombre que comprendía tan bien las intenciones de Helnesgoula acudía a ellos en medio de una guerra. “Para pedir tu ayuda, por supuesto,” dijo Ryoma. "Ya veo. Así que debo interpretar esto como su forma de decir que está preparado?" Grisson dirigió una mirada interrogante a Ryoma. "Si con preparado, quiere decir que estamos dispuestos a convertirnos en su estado vasallo, Sir Grisson, me temo que le informo que está equivocado". Ryoma simplemente se encogió de hombros. Al oír esas palabras, el rostro de Grisson se contrajo por primera vez. Sus rasgos estaban llenos de ira, desdén y burla. Esta no fue una reacción sorprendente. En todo caso, dado el flujo de la conversación, el hecho de que Grisson no se enfureciera fue nada menos que una afortunada coincidencia. "Ahora veo que has venido aquí para burlarte de nosotros…" Grisson se levantó de su asiento, como para poner fin a la conversación. “Y aunque fue un intercambio agradable, sin duda, creo que prolongarlo más sería una pérdida de tiempo. Te pido disculpas, ya que has venido de lejos, pero debo pedirte que te vayas". "Qué?! Espere!" Greed, que simplemente había vigilado el intercambio hasta ahora, no pudo evitar levantar la voz. Se le había informado con anticipación, pero a Ryoma se le encomendó el manejo de las negociaciones. Greed sabía que no era apto para este tipo de asuntos, por lo que se sentó en silencio y observó las conversaciones. Pero las negociaciones estaban a punto de desmoronarse. Greed no pudo evitar decir algo.

“Hay algo más de lo que hablar? No veo en qué se diferencian ustedes dos de cualquier otro mensajero que nos hayan enviado este año" dijo Grisson con amargura. Su voz era tan fría como una hoja de hielo, destinada a cortar a la otra parte. Ante esa ira congelada, Greed no pudo decir nada más. Pero Ryoma, por el contrario, no había cambiado su expresión ni un poco. "Esta farsa ha terminado. Vete," dijo Grisson, dirigiendo una mirada como de daga hacia Ryoma. Esa fue una orden absoluta. A pesar de que este joven parecía demasiado delgado para ser un guerrero, Grisson era un general a cargo del frente oriental de Helnesgoula. Cualquier hombre corriente se vería obligado a obedecer. La expresión de Ryoma, sin embargo, no cambió. Aquí es donde lo hago o muero... Ryoma respiró hondo para calmarse, y usó el as final que había preparado para esta situación. "Ya veo... En ese caso, quiero que me dejes hablar con el gobernante de Helnesgoula, Su Majestad la Reina Grindiana. Aquí y ahora". En el momento en que esas palabras salieron de los labios de Ryoma, el aire de la habitación se congeló. Grisson y Ryoma se miraron desde el otro lado de la mesa. Pasaron diez segundos, luego 20... Un reloj mecánico que descansaba solo sobre uno de los accesorios de la habitación contaba el paso del tiempo, con su tictac mucho más fuerte de lo que debería haber sido. La atmósfera opresiva hizo que el tiempo se ralentizara para un rastreo interminable. Qué acaba de decir...?! Grisson repitió las palabras de Ryoma en su corazón mientras un escalofrío recorría su espalda. La reina de Helnesgoula, Grindiana Helnecharles, no estaba actualmente cerca de esta ciudad de primera línea de Memphis. Ella estaba en Dreisen, la capital del reino. Esa era

la única verdad que el joven de pie ante él debería haber sabido. La mayoría de los propios ciudadanos de Helnesgoula también deberían haber sabido eso. Y así, lo que acababa de decir el chico que lo miraba directamente debería haber sido una tontería. Pensó en reírse de todo corazón de lo que Ryoma acababa de decir como una tontería, pero antes de darse cuenta, su garganta se había secado y obstruido. Su voz no salía. Grisson levantó la taza de té de la mesa y se la llevó a los labios, haciendo todo lo posible por ocultar su agitación. No puede ser. Realmente vio a través de las intenciones de Su Majestad? Los espías y comerciantes ya le habían informado de las noticias de este joven, afirmando que era extremadamente inteligente y astuto. Tanto es así, que a pesar de sus orígenes como plebeyo, su intelecto fue suficiente para revertir el destino de todo un país… Pero quizás Grisson subestimó la validez de esos informes. Admitió que Ryoma era brillante, pero la idea de que alguien fuera compatible con la señora a la que servía era impensable. No, imposible... que él lea sus estratagemas significaría que él es compatible con su sabiduría. Y eso no puede ser... En ese momento, el muchacho sonriente ante él parecía un monstruo a Grisson. Un monstruo en forma humana, no muy diferente de su señora, Grindiana. "E-Eso no se puede arreglar... Su Majestad está en Dreisen..." Grisson rompió el silencio, finalmente logró pronunciar las palabras. Pero su voz carecía de la misma intensidad que antes. Y al ver el cambio de expresión de Grisson, Ryoma supo que había ganado esta apuesta. "Está en Dreisen, dices...?" Ryoma sonrió. "No creo que eso sea posible."

Su mirada penetrante hizo que Grisson contorsionara su cara con enojo. "Qué base tienes para sugerir que…" Hasta ahora, Grisson tenía el control de la situación. Pero ahora, las cosas habían cambiado completamente. El niño sentado en el sofá ante él tenía el mando completo de la conversación. Grisson nunca tuvo la intención de menospreciar a Ryoma y asumir que era un cachorro ignorante, pero esto superó sus suposiciones más salvajes. Grisson dirigió una mirada casi suplicante al espejo colgando en la habitación... sin querer. "Tengo mis razones... pero prefiero explicárselas a la Reina Grindiana. Me ahorraría problemas." "Eso-eso es…" Grisson se quedó una vez más sin palabras. No pudo confirmar ni negar esas sospechas. "Bueno, esto es un problema..." dijo Ryoma de una manera bastante molesta. No podía permitirse perder su tiempo con una persona sin ninguna autoridad. En cambio, Ryoma volvió su mirada hacia el espejo de la pared. "Estoy seguro de que eres consciente de esto, pero no tenemos mucho tiempo", dijo. Grisson palideció al darse cuenta del significado detrás de su mirada y palabras. Él... Cómo?! Una negociación bien podría llamarse una batalla en la que cada parte trata de medir las intenciones del otro. Y por cualquier magia que usara, este hombre de alguna manera se dio cuenta del mecanismo detrás de la habitación en la que estaban. Y eso significaba que él entendía verdadera y honestamente los planes de Helnesgoula.

Y más que nada, significaba que Ryoma ganó la batalla preliminar que fue esta reunión. Y sin embargo, no se apresuró ni presionó el asunto en este punto. "Pero supongo que aparecer tan de repente y pedir ver a la reina sería grosero de nuestra parte... Supongo que haremos lo que dijo, General, y volveremos por hoy..." Dicho esto, Ryoma se levantó del sofá e instó a Greed, cuyos ojos se disparaban en todas direcciones en la confusión, a seguirlo. "Vamos, Capitán Greed. Deberíamos darnos prisa". Ryoma luego se inclinó respetuosamente ante el espejo y se dirigió hacia la puerta. Solo Grisson y otra persona entendieron el significado de ese gesto. "O-Oye, espera!" Greed se inclinó apresuradamente ante Grisson y siguió a Ryoma. Incluso sin conocer los detalles, su intuición como un caballero experimentado lo impulsó a obedecer a Ryoma. "Tomaremos nuestro permiso, entonces. Nuestros subordinados han tomado alojamiento en la ciudad castillo de Memphis. Le informaremos del nombre de la posada más tarde. Me disculpo, General Grisson, pero le agradecería si pudiera avisarle a la Reina Grindiana." Inclinó la cabeza respetuosamente una vez más, Ryoma giró el pomo de la puerta de la habitación. Pero su mano se detuvo de repente, cuando sonó la voz de un tercero, que supuestamente no estaba en esta habitación. "Puedes acabar con tus intentos de provocar una reacción. Estoy segura de que ambos estamos cansados de esta farsa". Ryoma se giró, donde se enfrentó a una mujer que no estaba parada allí hace un momento. Así que ahí es donde salió… Ryoma notó que una de las estanterías ahora estaba inclinada. Probablemente estaba observando a Ryoma a través

del espejo de un solo lado. Y habiendo juzgado que valía la pena negociar con él, abandonó la habitación oculta adyacente. "He escuchado todo tipo de informes sobre ti", dijo la mujer con una sonrisa de alegría en los labios. "Un joven héroe del Reino de Rhoadseria y convocado de otro mundo por el Imperio de O’ltormea. Ese eres tú, no? Ryoma Mikoshiba".

Su voz era tan bella como el timbre de una campana, pero llena del deseo de ver a otros caer postrados ante ella. Ella estaba junto a Grisson, irradiando una abrumadora sensación de presencia. Ryoma simplemente inclinó la cabeza, con su expresión serena y calmada. "Me honra dar testimonio de su rostro, Su Majestad la Reina, Grindiana Helnecharles." Mientras Ryoma miraba a la mujer y la reluciente corona descansando sobre su cabeza, la joven reina de Helnesgoula, Grindiana Helnecharles, partió sus labios en una elegante sonrisa. "Entonces, comencemos esta charla, de acuerdo?" Grindiana se sentó en el sofá, mirando a Ryoma, que se sentaba frente a ella. Hmm... ya lo veo. Ryoma miró a la reina sonriente sentada frente a él. Fiel a lo que había oído, no podía llamarse mujer hermosa. Su vestido blanco estaba adornado con encajes y piedras preciosas, pero en términos de sus rasgos y apariencia personal, no se podía comparar con Lupis o Shardina. Dicho esto, si a alguien se le preguntara si era una mujer fea, la respuesta tendría que ser no. Si nada más, cualquiera que fuera tan lejos como para llamarla una mujer de aspecto sencillo probablemente sólo lo haría por algún tipo de rencor personal. Su cabello dorado bien peinado ondulaba elegantemente, y los ojos azules sentados encima de su cara en forma de almendra estaban encendidos con una intensa voluntad que parecía atraer la atención de uno. Es guapa, pero no demasiado. Sus rasgos eran ciertamente buenos, al menos para los estándares de Ryoma. Pero aunque carecía de la belleza digna con la que Shardina y Lupis eran agraciadas, tenía cierto encanto atractivo. Un cierto ambiente que inducía a la amistad.

Una cara que hacía que le agradara a la gente más fácilmente. Parecía estar entre los veintitantos y los treinta. Pero parecía que incluso podría haber sido 10 años mayor, pero lo suficientemente hábil para ocultar esa edad. "Entonces, por dónde deberíamos empezar?" Ryoma respondió a su pregunta sin ninguna reserva. Los ojos de Grindiana se abrieron un momento antes de soltar una risa divertida. El comportamiento de Ryoma era demasiado directo, dado que estaba hablando con la reina de un país por primera vez. Tal vez pueda esperar más de él de lo que pensaba. No odiaba nada más que tener que lidiar con tontos. "Veamos, entonces. Grisson parece un poco nervioso, así que quizás podrías explicar cómo sabías que estaba aquí en Memphis. Estás de acuerdo con eso, verdad, Grisson?" Grindiana volvió los ojos a Grisson, que estaba a su lado. Simplemente asintió sin palabras, después de lo cual Ryoma comenzó a hablar. "Honestamente hablando, no sabía que estabas aquí de antemano. Simplemente consideré las condiciones y supuse que debías haber tenido alguna forma muy unida de mantenerte en contacto con Grisson, que está estacionado aquí en Memphis". "En otras palabras, puedo tomar esto como si dijera que entiende mi objetivo aquí?" “Quizás no en su totalidad, pero... En su mayor parte, sí. Creo que lo hago". Ryoma asintió en silencio y extendió un mapa del continente occidental sobre la mesa. Al ver su actitud, Grindiana aplaudió, sus ojos brillaban con alegría. Se sentía como una niña a la que le acababan de presentar el regalo de Navidad que más deseaba.

"Me caes muy bien. He desperdiciado un precioso año de mi vida, dando a estos bufones de Xarooda todas las pistas que necesitarían y luego algunas, pero aún así no lo conseguirían... Honestamente hablando, he estado empezando a preguntarme si están tratando de ser destruidos por O'ltormea. Imagina montar un rompecabezas y que permanezca sin resolver para siempre. Podría algo ser más dolorosamente anticlimático?" A pesar de hablar del destino de todo un país, el tono de Grindiana era tan ligero como si estuviera participando en una pequeña charla. El contenido de lo que estaba diciendo, sin embargo, era insoportablemente pesado. "Bueno, si eso sucediera, simplemente me adaptaría a esa situación... Verdad?" añadió de manera significativa. Las palabras fueron dichas con tanta ligereza y naturalidad que fácilmente se podría haber escuchado mal. Y al ver eso, Ryoma confirmó que sus sospechas eran ciertas. Así que arregló las cosas para que no importa cómo caigan las fichas, ella estará bien... No es de extrañar que la llamen zorra. Ella era lo suficientemente capaz de administrar un gran reino como Helnesgoula a su corta edad; eso era un hecho indiscutible. "Entonces escuchemos tu respuesta", dijo Grindiana, sus ojos brillando como un niño enfrentado a un juguete. Desde su perspectiva, Ryoma estaba a punto de embarcarse en resolver un rompecabezas y nada más. "Muy bien, entonces... Lo primero que noté es que Helnesgoula levantó su ejército rápidamente y declaró la guerra, pero se detuvo después de ocupar Memphis". El dedo grueso de Ryoma trazó un círculo alrededor de la posición de Helnesgoula en el mapa. “Probablemente no hace falta decirlo, pero si O’ltormea terminara tomando Xarooda, Helnesgoula quedaría atrapada entre sus rivales más fuertes en tres frentes:

este, oeste y sur. Al norte está el mar, pero en interés de la defensa nacional de Helnesgoula, la caída de Xarooda no es algo que puedas tolerar. Pero aún así, detuvieron a sus ejércitos en Memphis, lo que se sintió como un llamado a las negociaciones". “Hmm. Sí, su análisis es correcto allí". Grindiana asintió satisfecha. Es cierto que O'ltormea ocupando los territorios de Xarooda no era una situación que Helnesgoula pudiera ignorar. Pero aun así, los intereses de Helnesgoula en Xarooda eran demasiado escasos para ofrecer una cooperación honesta. Si tuvieran que ofrecer ayuda simplemente en nombre de asegurar el país, los súbditos del reino estarían descontentos. Grindiana necesitaba algo más, algo tangible, como recompensa por su ayuda... Pero esa compensación fue el mayor obstáculo. Xarooda era un país construido sobre un terreno montañoso y, como tal, sus tierras no eran aptas para la producción de alimentos. Pero, por otro lado, los picos escarpados del país produjeron minerales de alta calidad, especialmente hierro. Y así, el país contaba con métodos de metalurgia de alta calidad y herreros capaces de producir equipos exquisitos. A la luz de eso, si le ofrecieran algo a Helnesgoula, los derechos de propiedad de las minas serían la compensación más adecuada. Pero con eso desaparecido, Xarooda no tendría ninguna otra industria a la que recurrir, por lo que hacerlo sería un golpe mortal para el país. Además, los derechos reales de las minas pertenecían principalmente a los nobles que controlaban los territorios en los que se encontraban las minas. Y aunque podrían haber sido leales al Reino de Xarooda, los nobles eran fundamentalmente autosuficientes y no eran absolutamente

obedientes a las órdenes del rey. En todo caso, la casa real sólo fue nominalmente clasificada como el líder de los nobles. Y así, a pesar de que el país se tambaleaba al borde de la destrucción, la casa real xaroodiana no tenía derecho a despojar a los nobles de sus propiedades. Y si intentaran hacerlo por la fuerza, los nobles se sublevarían, destrozando el país antes de que O'ltormea lo invadiera. Julianus I era conocido como el rey mediocre, y estaba claro por qué. En el mejor de los casos, desempeñó el papel de árbitro o supervisor del país, pero en realidad, ciertamente no era su soberano. “Y es porque sabíamos esto que planteamos como condición la cesión de territorios de Xarooda”. Grindiana volvió su mirada a Ryoma con una sonrisa traviesa. Sus ojos estaban llenos del oscuro y misterioso resplandor de un planificador. "Si. Probablemente rompió el corazón de esos pequeños tontos al elegir hacerlo, y estoy seguro de que piensan que es la concesión más grande y dolorosa que jamás podrían hacer… Pero el hecho de que pensaron que podrían hacerme trabajar por tan poco simplemente muestra que me subestiman". "No crees que vale la pena...?" "Por supuesto que no," Grindiana lanzó un suspiro exasperado. "Especialmente teniendo en cuenta que estarían empujando la gestión de todos esos nobles rebeldes sobre mí. Y todas las tierras que ofrecieron para la cesión eran áreas donde el rendimiento anual ha disminuido en los últimos años. Cualquiera puede ver que esas minas van a cerrar en unos pocos años. Pero esos tontos probablemente pensaron que no me daría cuenta... Ves lo que quiero decir?" Xarooda ofreció la mayoría de sus territorios del norte para la anexión, aproximadamente una quinta parte del territorio total

del reino, lo que lo convierte en una extensión de tierra bastante grande. Pero el verdadero beneficio que se podía obtener en las tierras de Xarooda no eran las tierras de cultivo, sino las minas. Y si dichas minas estuvieran menguando lentamente, no tendría sentido que Helnesgoula enviara refuerzos. “En ese momento, sería mejor esperar hasta que O’ltormea se apodere de la tierra y atacar una vez que el régimen se vuelva inestable debido al cambio de gobierno”, dijo Ryoma. "De esa manera, tendrás una excusa fácil para deshacerte de los nobles, y Helnesgoula será recibida como un héroe que liberó al país de la tiranía de O’ltormea". Greed contuvo la respiración a pesar de sí mismo. Esto ya le había sido explicado, pero esta historia era demasiado cruel para sus oídos como sirviente de Xarooda. Era como si le hubieran dicho que la supervivencia de su país era un asunto trivial. Pero incluso con sus intenciones declaradas directamente, Grindiana no pareció disculparse en lo más mínimo. "Esa es la elección obvia, no? Después de todo, soy la reina de Helnesgoula. Necesito una buena razón para ordenar a mis soldados que marchen hacia la muerte". Grindiana se encogió de hombros en broma, y verla llenó a Greed de una especie de horror inexplicable, completamente diferente a todo lo que había sentido en el campo de batalla. Sus labios se curvaron en una sonrisa, pero sus ojos proyectaron la mirada severa de un gobernante cargado con la vida de sus súbditos. "Sin embargo, no puedo decir que sea la jugada más óptima que podrías haber hecho", dijo Ryoma. "Oh? Cómo es eso?" Grindiana ladeó la cabeza con curiosidad. Sin embargo, su verdadera intención era obvia por su tono.

"Eso significaría ir a una guerra total con O'ltormea. Y aunque los excedes ligeramente en términos de poder nacional, tus posibilidades de victoria son básicamente iguales. La guerra podría ir en cualquier dirección. Es más, incluso si enviaste espías para reunir información, no estás familiarizado con la geografía de O'ltormea. Pelear en su suelo sólo con tu ejército es algo que querrías evitar." La mirada en los ojos tranquilos de Ryoma, en algún momento, se había afilado como una espada. "Y?" “Siendo ese el caso, Su Majestad, usted ocupó Memphis y mantuvo a su ejército estacionado aquí. Y vino aquí usted mismo, dejando su capital en Dreisen vacía. Y aquí, esperaste hasta el último momento para ver si aparece alguien que entienda tus objetivos y pueda cooperar contigo". Ante esas palabras, Grindiana levantó la voz en una risa divertida y satisfecha. Su expresión luego se volvió severa cuando dirigió su mirada a Ryoma. Su expresión dejaba absolutamente claro por qué la llamaban la Zorra del Norte. "Por supuesto lo hice. No tengo ninguna intención de unir fuerzas con un imbécil... Muy bien, si entiendes esto, vayamos directo al tema principal. Qué condiciones tienes para mí?" Era como si los dos hubieran bloqueado las cuchillas. Esa era la única manera de describir la atmósfera en la habitación. Y tal vez, realmente esgrimieron sus palabras como espadas. Espadas en un duelo por el destino de un reino… "Sí, estoy seguro de que mi oferta será de su agrado", dijo Ryoma, sacando una carta de su bolsillo y deslizándola hacia Grindiana. ♱

Grisson exhaló un profundo suspiro mientras se quitaba las gafas empañadas y las limpiaba con un pañuelo. "En su mayor parte, salió como esperaba, Su Majestad... supongo…" Su corazón se llenó de miedo al darse cuenta de que las suposiciones de su señora eran acertadas, y un terror aún mayor ante la idea de que apareciera alguien capaz de igualar su astucia. “Oh, Arnold. No sabes que cuando suspiras, la alegría de tu vida también se escapa?" Después de que Ryoma y Greed dejaron la habitación, Grindiana se tumbó en el sofá de manera descuidada y miró al hombre que era como un hermano para ella de manera burlona. Arrugaba su costoso vestido, hecho por el mejor artesano, pero a Grindiana no pareció importarle. Mostró una falta de modales y dignidad que normalmente se atribuiría a un niño, lo que provocó un segundo suspiro de Grisson. Si tan solo ella pudiera superar estas inclinaciones infantiles… Su admirada señora estaba bien versada en tácticas y estrategia e incluso tenía un talento excepcional en el campo de batalla. Las habilidades de Grindiana eran perfectas. Pero si solo ella no actuara tan inmadura a veces… Aun así, Grisson no pensó en reprenderla. Sabía que ella solo mostraba un comportamiento tan descuidado cuando estaba en privado y en presencia de aquellos en quienes confiaba. Supongo que no existe una persona verdaderamente perfecta… Como su ayudante, la actitud de Grindiana era una fuente de ansiedad para Grisson, pero no podía negar que una parte de él encontraba esa parte de ella preciosa. Fue como una prueba de que ella también era humana… "Seguramente bromea, Su Majestad. Trabajar a tu servicio significa que cualquier alegría a la que pudiera haber tenido

derecho desde hace mucho tiempo me ha dejado", dijo juguetonamente Grisson, mirándola con una elegante reverencia. "Tal vez mis oídos me están engañando, pero acabas de decir algo raro?" Grindiana ladeó la cabeza. "Lo hice? No estoy seguro de lo que tiene en mente, Su Majestad, pero juro que no he dicho nada más que la verdad." Ciertamente, esa declaración no era algo que un sirviente le diría a su señora. Grindiana simplemente contorsionó los labios en una sonrisa sardónica y decidió no presionar más a Grisson. El gran reino de Helnesgoula fue servido por cuatro generales. De los cuatro, Grisson había servido durante más tiempo, desde que usurpó el trono de su padre, el anterior rey. Era el más cercano de sus ayudantes. Nunca lo mostrarían en público, pero había un verdadero vínculo entre ellos dos que iba más allá de sólo un gobernante y su sirviente. Un vínculo estrecho que era tan fuerte como el de aquellos relacionados por la sangre. "Bueno, no importa... de todos modos, el ejército está preparado para moverse en cualquier momento, no?" "Por supuesto, Su Majestad. Una sola orden de caballero se quedará atrás para proteger a Memphis, pero el resto de nuestro ejército ha recibido la orden de estar preparado para moverse en cualquier momento." Los preparativos para la guerra ya estaban hechos. Las diez órdenes de caballeros dirigidas por Arnold Grisson se prepararon como un arco tensado y esperaron a que se encendiera el faro de guerra. Todo lo que quedaba era decidir a dónde enviarlos. "La pregunta es cómo abordar el ataque, pero...", dijo Grisson, pero luego se detuvo.

“Creo que poner un pie en el territorio de Xarooda es una mala idea. Qué dices, Arnold?" Grindiana dijo, mirando hacia el aire mientras yacía tendida en el sofá. "Yo tampoco quiero pelear en suelo xaroodiano. Si nos ordenas ganar, ganaremos sin falta, pero lo más probable es que nuestras pérdidas sean mayores." "Ya me lo imaginaba." A ninguno de ellos le importaba en particular devastar la tierra de Xarooda. No importaba incluso si fueran sus aliados en oponerse a O'ltormea. En pocas palabras, lo único que les importaba eran sus súbditos helnesgoulianos, y la gente de otro país demostró no ser de su incumbencia. Pero querían evitar pelear en suelo xaroodiano. Por supuesto, si uno quería interpretar eso como una elección humanitaria, era libre de hacerlo, pero no estaban haciendo tal elección para algo tan vago como eso. Fue por un cálculo racional, frío y nada más. La mayor parte del territorio de Xarooda consistía en terreno montañoso y las áreas abiertas que podían permitir el despliegue de un gran ejército eran extremadamente escasas. Además de eso, había bosques espesos que limitaban la visibilidad y senderos de montaña estrechos y sinuosos. Luchar en ese terreno sería una tarea abrumadora, incluso para el general más experimentado. En el peor de los casos, su superioridad numérica solo serviría para frenar su marcha. En los casos en que ambos ejércitos fueran vastos, el campo de batalla óptimo sería una gran llanura con buena visibilidad, donde ambos bandos pudieran moverse sin obstáculos. “Nuestros espías nos han proporcionado alguna información, pero no sustituye la familiaridad real con la tierra... Bueno, supongo que escucharemos lo que Mikoshiba tiene que decir

durante el consejo de guerra de mañana. Probablemente tiene algún tipo de plan". "Me imagino que sí... Teniendo en cuenta esta carta, no se debe jugar con este hombre..." Grisson notó que Grindiana había fruncido ligeramente el ceño. "La pregunta es si él es una amenaza para nosotros o no… Qué pensó al conocerlo, Su Majestad?" "Estás diciendo que vino demasiado bien preparado?" ella preguntó, y al ver la sonrisa divertida en sus labios al momento siguiente, Grisson sacudió la cabeza con exasperación. "Sí, debo admitir que no esperaba que viniera tan preparado…" A decir verdad, Grisson temía al hombre que había descansado su gran cuerpo en ese sofá hace poco. Grisson era un experimentado guerrero por derecho propio, y había sobrevivido a muchas batallas, pero sus sinceros sentimientos eran que nunca quería enfrentarse a Ryoma en batalla. Estaba seguro de que podía ganar en batalla si iban a liderar ejércitos unos contra otros, pero le faltaba en comparación con Ryoma cuando se trataba de diplomacia o estrategia. Después de todo, coincidió con la señora de Grisson, Grindiana, en esos campos, y tuvo el descaro de no inmutarse incluso cuando se enfrentó al gobernante de un país. Era un aliado confiable, pero si se volviera contra ellos, sería un oponente problemático para vencer. Pero Grindiana sabía esto tan bien como él, y no había rastros de ansiedad en su expresión. En todo caso, parecía como si finalmente hubiera encontrado un oponente digno para desafiarla. "No puedo decir que no le preste atención, pero no hay nada de qué preocuparse. Mientras nuestros cuatro países sigan siendo aliados, Ryoma Mikoshiba nunca se volverá contra

Helnesgoula. Puedo decirlo con confianza, ya que él comprende la importancia de la economía y los beneficios que se obtienen de ella". Se rió de las dudas de Grisson mientras miraba el mapa y la carta tendida sobre la mesa. Grindiana luego tomó una pastilla de goma y se la metió en la boca. El Reino de Rhoadseria, Myest y, lo más relevante de todos en la actualidad, Xarooda; una carta escrita por uno de los tres países del este del continente occidental no era algo que uno simplemente debería arrojar al azar sobre la mesa. Santo cielo... Pensar que así es como se comporta mi ama, la temida Zorra del Norte... Tragándose las palabras de amonestación que le subían por la garganta, Grisson empujó la caja llena de gomitas a un lado de la mesa y extendió la carta. “Sin embargo, su juego estuvo bien pensado. Vincular un tratado de comercio a la alianza... Los cuatro países se beneficiarán de esto". Grisson suspiró asombrado. La sugerencia de Ryoma bien podría llamarse una obra de arte. “Desde la perspectiva de Xarooda, solo necesitan reconocernos como líderes de la alianza y recibirán los refuerzos que necesitan”, dijo Grindiana. “Por eso, pueden conservar sus preciosos territorios. Naturalmente, aceptarían esta propuesta sin pensarlo dos veces". Grisson respondió sus palabras con un profundo asentimiento. "Habiendo sido debilitada por la guerra civil, Rhoadseria es la menos interesada en entrar en esta guerra. El hecho de que nuestra intervención traería un fin más rápido a las hostilidades es toda la razón que necesitan para regocijarse... Y ya que están planeando recuperar su poder nacional, esta alianza es un regalo de Dios para ellos. Nuestro respaldo hará su recuperación más fácil."

“Sí, y nuestra economía, así como la de Myest, florecerá gracias al aumento del comercio. Un plan perfecto con el que nadie puede perder... Al menos en términos de valor nominal". Un plan del que nadie podía perder. Un plan del que todos se beneficiarían. Pero Grindiana vio acertadamente las verdaderas intenciones de Ryoma. "Porque mientras los cuatro reinos se benefician de esto, el que más se beneficia de este acuerdo es Ryoma Mikoshiba, gobernador de la península de Wortenia... Jeh." Los ojos de Grindiana brillaron hechizantes mientras miraban fijamente la posición de la península de Wortenia en el mapa. El mayor desafío cuando se trataba de atravesar el norte del continente era la inexplorada tierra de nadie conocida como la península de Wortenia; una tierra peligrosa que se erigió como un caldo de cultivo para monstruos feroces y un escondite para piratas salvajes. Pero esa tierra bien podría convertirse en un cofre del tesoro, a través de la formación de la alianza de los cuatro reinos. Verdaderamente bien elaborado… Mientras Grindiana yacía tendida en el sofá, la cara del hombre que se le ocurrió este plan apareció en su mente. Dentro de la carta que había recibido, había estipulaciones relativas no sólo a la defensa nacional, sino también al comercio. La sugerencia de crear un tipo arancelario uniforme en los cuatro reinos daría lugar a un aumento de las importaciones y exportaciones, y su método para un procedimiento simplificado de cruce de fronteras permitiría que las personas y las mercancías circularan más rápidamente. Eso estaba destinado a traer un beneficio aún mayor a Helnesgoula y Myest, que comerciaban con otros continentes con frecuencia. Significaba esto, sin embargo, que Rhoadseria y Xarooda, que carecían de un comercio a gran escala, no recibirían ningún

favor de esta reforma? Tal vez no directamente, pero un mercado estimulado condujo a más ingresos fiscales. Los cuatro reinos pondrían más énfasis en el comercio y lo comercial. Con esto, Helnesgoula ya no necesitaría conquistar y destruir los tres reinos del este. En lugar de ir a la guerra y extorsionarlos, ahora tenían una forma más segura y eficiente de obtener dinero. Y cuando eso suceda... Quién realmente se beneficiará más, me pregunto…? En un futuro no muy lejano, el tráfico comercial aumentaría a una escala nunca antes vista. Y una vez que eso ocurriera, la demanda crecería hasta el punto en que los viajes por tierra no serían suficientes para satisfacer las demandas del mercado. Los comerciantes recurrirían a las rutas marítimas. Sí, la ruta marítima hacia el norte del continente occidental… "Transportar suministros en grandes cantidades es mucho más rápido en el mar en comparación con una ruta terrestre. Ahora que la península de Wortenia ha sido purgada de los piratas, la ruta del mar del norte inevitablemente sería reconsiderada. En poco tiempo, la ciudad en la península florecerá como un punto de enlace para los comerciantes." El puerto de Wortenia funcionaría no sólo como un punto para que los barcos se repongan, sino también como un mercado para que los comerciantes vendan sus mercancías en Rhoadseria. Y eventualmente, también podría establecer comercio con otros continentes. Mientras no aplicaran ninguna política estúpida, su prosperidad estaba garantizada. "El carácter de ese hombre es muy claro. Es cauteloso, pero audaz. Y es lo suficientemente cauteloso como para no mostrar nunca la totalidad de sus habilidades a los demás, para no llamar la atención innecesaria. jeje... Es un hombre aterrador. Se había asegurado el mayor beneficio de todo para

sí mismo, pero se las arregló para girar de una manera que hace que nadie esté disgustado por ello... jeh. Aunque supongo, dado el poderío militar que tiene, tiene que evitar sobresalir." Cuanto mayor es la suma de dinero que uno recibe, más impulsados están a capitalizar en ella. Uno podría afirmar que tal rasgo está arraigado en el instinto humano. Pero hacerlo compra los celos de otros. Por supuesto, si uno puede encogerse de esa envidia y aferrarse a esa riqueza, podría no ser un problema, pero Ryoma carecía del poder para hacerlo. Y él lo sabía muy bien. “Sus planes se han desviado un poco de su curso, Su Majestad. Normalmente los habría aislado y acogido... Pero no esperaba que vinieran con una propuesta", dijo Grisson y luego suspiró. Su plan original era hacer de Xarooda su vasallo y esperar la oportunidad de hacer lo mismo con Rhoadseria y Myest. En ese sentido, se podría decir que sus planes se adelantaron a lo previsto, con una excepción. "Supongo. No imaginé que sería tan capaz como él. Podría haberlo subestimado un poco." Grindiana se sentó y llevó la taza de té descansando sobre la mesa hasta sus labios. Hacía tiempo que tenía interés en el valor geográfico de la península de Wortenia. Después de todo, mientras se pudiera hacer algo con esa tierra, sería posible establecer una ruta marítima entre Helnesgoula y Myest. Grindiana conocía la importancia del comercio. A sus ojos, el hecho de que Rhoadseria dejara las vastas tierras de Wortenia sin administrar durante tantos años le hizo dudar de la cordura de ese país y de su gobierno. Si esa tierra fuera suya, sólo podría imaginar las riquezas que obtendría de ella.

Pero todo terminó como un sueño. Grindiana sabía que movilizar un ejército y pedir hostilidades con Rhoadseria en nombre de ocupar la tierra de nadie no valía la pena el esfuerzo de ninguna manera. Ahora, sin embargo, una oportunidad de hacer realidad ese sueño había caído en su regazo. Lupis Rhoadserians había concedido esa tierra a un hombre, ya fuera por un capricho juguetón o por verdadera gratitud. "Que así sea. Gastamos bastante en reunir información, pero no estoy particularmente disgustado con el resultado." Desde que Ryoma recibió Wortenia, Grindiana había mantenido un ojo vigilante en la península y sus acciones. Así aprendió que Ryoma era de otro mundo. “Pero estás realmente segura...? Dependiendo de cómo vayan las negociaciones, creo que es posible que usted gane el dominio sobre la península de Wortenia", dijo Grisson. Grindiana sonrió con satisfacción ante esas palabras. "No pretendo persistir en gobernar directamente sobre Wortenia. Al menos no mientras ese hombre siga gobernando correctamente y me traiga beneficios, es decir..." De hecho, mientras Ryoma manejara la península apropiadamente, ella iba a obtener ganancias. La sonrisa en sus labios estaba verdaderamente llena de la dignidad mística que uno esperaría de la Zorra del Norte. Para Grindiana, nada importaba más que el hecho de que la alianza de los cuatro reinos aumentaría la gama del comercio. Porque al hacerlo, Helnesgoula sería más abundante de lo que era actualmente. Ampliar su territorio era importante, por supuesto, pero ella sabía que gobernar sobre una tierra que es demasiado vasta sólo sería una carga. Una tierra de tamaño excesivo sólo se convertiría en un semillero de rebelión, después de todo…

Mientras Grisson y Grindiana estaban planeando su próximo curso de acción, Ryoma regresó a su habitación en la posada en la ciudad del castillo. "Uf, ella daba tanto miedo como dicen los rumores..." Ryoma suspiró mientras tomaba un trago del vaso que descansaba sobre la mesa frente a él. "No es de extrañar que la llamen la Zorra del Norte. Lupis no se compara con ella en lo más mínimo. Es un monstruo esa mujer." La sombra aferrada a su expresión dejó claro cuánto temor sentía por Grindiana Helnecharles. Laura había enfriado la cerveza en su vaso con taumaturgia, y la bebida fría sirvió para enfriar suavemente el calor que ardía en su pecho. "Pero las conversaciones en sí fueron sin problemas, no?" Laura preguntó con una sonrisa suave, inclinando la botella en el vaso después de que Ryoma lo golpeó contra la mesa Ryoma no sabía exactamente cuándo encontraron el tiempo para hacerlo, pero aparentemente las hermanas Malfist habían ido a la ciudad a comprar ropa nueva. Ya se habían cambiado la ropa sucia y que llevaban de camino a Memphis y estaban vestidos como las chicas locales. Eran ropas ordinarias hechas de cáñamo, pero eran fáciles de mover y todavía tenían algo de un diseño florido. Ryoma también notó el aroma de rosas emanando de Laura. Probablemente habían comprado un perfume mientras buscaban ropa. Probablemente veían su aseo personal como una especie de deber de un esclavo hacia su amo, o algo así. "Sí, el Capitán Greed estaba muy eufórico y dijo que fue bien," exclamó Sara con inocente alegría. "Yo... supongo," dijo Ryoma, rompiendo una sonrisa tensa antes de tomar otro trago. Cierto, desde la perspectiva de las gemelas, las negociaciones fueron un gran éxito. Después de todo, se formó una alianza con Helnesgoula como su líder.

"O algo te molesta? Crees que el acuerdo podría terminar siendo anulado?" Laura preguntó, notando la sombra que se había asentado sobre la cara de su amo. Cierto, el acuerdo que Ryoma hizo con Grindiana fue solo verbal por ahora. Pero aún así, fue un acuerdo verbal entre un líder de un país y otro. Romper este acuerdo vendría con su parte de consecuencias. Incluso con respecto a detener la invasión de O'ltormea, ningún país sería capaz de dar la espalda fácilmente a tal promesa. Rhoadseria y Xarooda no tenían el poder militar para sobrevivir a esta situación, por lo que nunca tuvieron la opción de rechazar el acuerdo para empezar. Myest tenía suficientes fuerzas para ir a la guerra, pero incluso si se negaran a la alianza, no cambiaría mucho. En ese caso, los otros tres países simplemente formarían una alianza sin ellos. Cierto, sin la influencia de Myest como socio comercial, las ganancias de la alianza serían menores, pero no influiría mucho en el largo plazo. Si Myest terminaba negándose, habría que hacer algunos ajustes en el acuerdo, pero era seguro decir que el tratado no podría ser revocado en este momento. "Bueno, creo que me he pasado un poco..." Ryoma agitó la cabeza lentamente ante la pregunta de Laura. Lo que había atado tan fuertemente el corazón de Ryoma era la mirada en los ojos de Grindiana justo cuando se había despedido de ella. Era la mirada de un depredador mirando a su presa. Ryoma no pensó que había tomado decisiones equivocadas allí, pero tal vez había algunas cosas que podría haber hecho de manera diferente. "Quizás no debería haber dejado una impresión tan fuerte..." Quizás, en lugar de venir personalmente, debería haber enviado a un noble xaroodiano y manipular sus acciones desde

las sombras. Aún así, tenía una clara razón para elegir no hacerlo. Hay una posibilidad de que la hiciera sospechar, así que pensé en hacerlo yo mismo… Si Ryoma hubiera tratado de permanecer en segundo plano, Grindiana probablemente habría visto el repentino cambio de política de Xarooda con sospecha. Por más incómodo que hubiera sido admitirlo, si un mensajero simplemente hubiera venido con una carta de Julianus I, había una buena posibilidad de que hubiera sido descartado sin ser leído. Rechazar una carta era algo muy reprensible desde una perspectiva diplomática, así que hipotéticamente, probablemente habría sido aceptado, pero las cosas aún no saldrían tan bien. “Pero si tardamos demasiado, es posible que la fortaleza de la cuenca de Ushas no aguante. Entonces, no es el hecho de que hayas terminado esto tan rápido como una prueba de que lo que hiciste fue ideal?" Preguntó Laura. Ryoma tuvo que asentir. El enfrentamiento final con O’ltormea estaba a la vuelta de la esquina, y había poco tiempo que perder. "Supongo…" El hecho de que Ryoma tuviera que sentirse tan cauteloso con Grindiana fue un resultado negativo que no anticipó, pero no pudo hacer nada más que tratar de compensar este vacío en sus planes. Por ahora, debería dejar de lado mis contramedidas contra Helnesgoula y concentrarme en la guerra que tengo por delante. La alianza con Helnesgoula estaba tomando forma, pero la pregunta seguía siendo: cómo terminaría esta guerra? La composición de esa imagen ya se estaba aclarando. Sin embargo, persisten dos problemas. En primer lugar, tendría

que discutir lo que vendría después con Grindiana y recibir su aprobación. En segundo lugar, necesitaban asegurarse de que el grupo de Lione pudiera retirarse de la cuenca de Ushas de forma segura. "Tenemos que enviar un pájaro inmediatamente e informarles de nuestra situación", dijo Sara. "No han enviado ningún mensaje, así que es seguro asumir que todo va según lo planeado por ahora." Ryoma miró en el aire esas palabras. Teléfonos y correos electrónicos no existían en este mundo. Esto significaba que cada vez que se transmitía información, siempre había cierta demora, directamente proporcional a la distancia que la información necesaria para viajar. Afortunadamente, los estándares tecnológicos de este mundo eran más o menos uniformes. La velocidad con la que viajaba la información era aproximadamente la misma en los diferentes países. Por supuesto, Ryoma estaba acostumbrado al intercambio instantáneo de información que la tecnología moderna permitía, y este lapso de tiempo le parecía una gran molestia. Pero la verdad honesta era que él todavía estaba buscando un método mejor. Y mientras que él encontró una posible solución… El resultado dependerá de cómo termine esta guerra. Había mucho que Ryoma aún quería y tenía que hacer, pero ahora solo podía centrarse en una cosa. Tan disgustado como Ryoma, un estudiante normal de secundaria, pudo haber estado con esta situación, todavía era el resultado de sus propias elecciones. Y eso, también, podría llamarse destino. "Sí, eso es correcto…" Su táctica de emboscar al convoy de suministros de O'ltormea para reducir su velocidad de invasión fue buena, pero sabía que no podía esperar cerrar completamente su línea de suministro. Sólo había instruido a Lione para infligir algún daño

en ellos y luego retirarse a la fortaleza en la cuenca de Ushas. Allí, las fuerzas aliadas de los ejércitos xaroodianos, rhoadserianos y myestianos debían mantener la línea contra la invasión de O'ltormea. Si todo iba según el plan, el partido de Lione debería haberse retirado de la región montañosa en este momento. Pero tiempo, tiempo, tiempo... Las conversaciones con Helnesgoula fueron arregladas antes de lo que esperaba, pero todavía estamos colgando de un hilo... maldita sea, tenemos que hacerlo… Sus probabilidades ya eran malas, ya que tenían que darle la vuelta al enemigo en una posición muy inferior. No tenían más remedio que apostar en algún momento. Con la reunión con Grindiana que había ido bien, Ryoma ahora se enfrentaba a su próximo desafío. "Pero quejarse ahora no nos llevará a ninguna parte. Todo lo que podemos hacer es creer que Lione y Joshua pueden aguantar hasta que podamos derribar la fortaleza en las llanuras Notis." La mente de Ryoma se volvió hacia ellos dos, en ese campo de batalla muy al sur.

Capítulo 4: La batalla de la cuenca de Ushas

Había pasado más de un mes desde que Ryoma Mikoshiba se había reunido con la Reina Grindiana Helnecharles en la ciudad fronteriza de Memphis. Un gran terreno llano se extendía, rodeado de montañas escarpadas. Dentro del territorio de Xarooda, salpicado de montañas y bosques, la cuenca de Ushas fue relativamente bendecida con abundante acceso al agua, por lo que es una región productora de cereales. Si bien la mayoría de los cultivos de Xarooda se importaban de sus vecinos, dependía de varias regiones productoras de cereales para cultivar trigo, que era la principal fuente de alimento del país. Por poco aptas que sean sus tierras para la agricultura, los alimentos son el sustento del país. No se podía tolerar confiar en otros países para ello. Podrían, quizás, pagarlo financieramente. Las minas de los países permitieron la extracción no sólo de hierro, sino incluso de materiales preciosos como oro y piedras preciosas. Y con los muchos herreros expertos del país, el equipo producido por los herreros xaroodianos fue reconocido por su calidad entre los otros países del continente. Desde un punto de vista económico, Xarooda era bastante rico. Y, sin embargo, ningún rey en la historia de Xarooda nunca consideró descartar la agricultura. Todo lo contrario, de hecho - los reyes del pasado habían reservado los gastos nacionales para talar bosques y aplanar montañas en aras de asegurar más tierras de cultivo.

Esto se debía a que comprendían muy bien lo peligroso que era depender de otro país para algo tan esencial como la comida. Uno podría descartar muchos lujos, pero depender completamente de otro país para los productos agrícolas significaba que estaba creando una debilidad importante para su país. Suponiendo que el país exportador permaneciera indefinidamente amistoso con usted, no habría problemas. Pero la verdadera amistad no existía entre países. Incluso si un país entrara en una relación de cooperación con otro, ningún hombre vivo podría garantizar que la relación duraría para siempre. Si la relación fuera amarga, lo que llevó al país importador a decidir recortar sus exportaciones, Xarooda estaría indefenso. E incluso si las relaciones no empeoraran, podría haber muchos otros escenarios que lo pondrían en desventaja. Quizás el mal tiempo significó que las cosechas fueran menores de lo esperado y el otro país tendría que exportar menos. Si bien había muchos nobles que no veían a los plebeyos como seres humanos, incluso ellos sabían que era mejor no matar de hambre a su propia gente intencionalmente. Por eso ningún país correría el riesgo de depender completamente de la importación de alimentos de un vecino. Si tal situación ocurriera, la capacidad de Xarooda de ser al menos algo autosuficiente lo dejaría un poco mejor. Es cierto que las cosechas que podía producir eran relativamente pequeñas en número, pero incluso esa insignificante cantidad de trigo podía decidir el destino del país. Entonces, con todo eso en mente, uno realmente podría decir que la Cuenca Ushas fue el corazón de Xarooda. Y la tierra también era importante desde un punto de vista defensivo. La cuenca de Ushas estaba a cien kilómetros al suroeste de la

capital de Xarooda, Peripheria. Si uno se dirigiera a las regiones del sur de Xarooda desde Peripheria, la cuenca de Ushas servía como un punto de control clave que uno tendría que absolutamente cruzar. Además, el terreno de la tierra cultivable era en su mayor parte llano, lo que dificultaba el empleo de tácticas sorpresa. Cualquier batalla que tuviera lugar aquí se haría con tácticas convencionales. Era una región que no permitía fácilmente desarrollos impredecibles. En el lado este de esta cuenca había una sólida fortaleza. Fue construida en un valle entre las montañas que forman la cuenca, lo que la convierte en la mayor barrera de Xarooda para detener la invasión de O’ltormea. Durante muchos años, la casa real xaroodiana había ampliado esta fortaleza. Formó una red de ciudadelas, junto con otras fortalezas construidas a lo largo de la cordillera. Gracias a eso y a la ventaja de ubicación que le ofrecía el terreno, era una fortaleza inexpugnable. Por esta razón, el ejército de invasión de O’ltormea, de sesenta y cinco mil hombres, había luchado para derribar esta fortaleza durante la mayor parte de un mes. Y hoy, una vez más, los soldados otormeanos marcharon hacia la fortaleza, la luz del sol se reflejaba en las puntas de sus lanzas. Todo en nombre de la victoria… "Todos! Este es el momento crítico. Con el poder combinado de los tres reinos del este, ni siquiera O'ltormea puede esperar tomar esta fortaleza! La línea de suministro del enemigo está interrumpida y la moral de sus hombres está disminuyendo! Unamos nuestras fuerzas y llevemos el pomo de la justicia sobre estos invasores!" ““"Que conozcamos la gloria! Muerte a los invasores!””” Habló la bella general del Reino de Myest, Ecclesia Marinelle. Su voz resonó dentro de las murallas, provocando vítores que

parecían sacudir cielo y tierra. Innumerables puños se alzaron hacia el cielo. Mientras su comandante les sonreía valientemente, con su cabello negro ondeando al viento, los soldados estaban llenos de una confianza absoluta e inquebrantable. El hecho de que Ecclesia fuera el comandante de otro país importaba poco. Gracias a los refuerzos de las otras ciudadelas colocadas a lo largo de las montañas y las fuerzas que llegaban de la capital, junto con el mando de Ecclesia, las fuerzas estacionadas en la fortaleza de la Cuenca de Ushas pudieron contener la gran ofensiva O’ltormeana. "Preparen sus arcos! Primera fila, prepárate! Segunda y tercera filas, permanezcan en espera! Debería haber armas de asedio acercándose. Disparen tan pronto como entren en su rango. Los de atrás, sigan preparando esas flechas de fuego! El aceite está listo, verdad? Ahora escuchen! No dejen que un solo soldado salga vivo de este lugar! Si quieren sobrevivir, maten a tantos como puedan!". Los gritos de los oficiales al mando resonaron en las paredes. Se prepararon flechas con paños empapados en aceite en la punta. Sobre las paredes se colocaron ollas grandes llenas de aceite hervido a varios cientos de grados. Si estos se vierten sobre los soldados de O'ltormeanos furiosos bajo las paredes, sin duda quemaría la piel de ellos de una manera más espeluznante. Incluso si fueran sanados, tomaría tiempo para que esos soldados regresaran al servicio activo. De hecho, la mayoría de ellos probablemente se asfixiarían hasta morir. Lo que seguiría sería un bautismo con flechas de fuego. Nadie podría sobrevivir ileso a este ataque continuo. La guerra, después de todo, es un asunto abrumadoramente espantoso. Para los soldados de O’ltormea, la cuenca de

Ushas eran las mismas puertas del infierno, pero lo mismo podía decirse de los soldados que defendían la fortaleza. "No vacilen, caballeros rhoadserianos! Ahora es el momento de mostrar tu fuerza!" Mientras tiraba de la cuerda del arco especialmente diseñado y tensado para derribar a los soldados O'ltormeanos que intentaban cruzar el foso, Helena gritó palabras estimulantes a los caballeros que la rodeaban. Sabía que si no lo hacía, sus corazones se romperían ante la vista de las filas ilimitadas de enemigos que se precipitaban hacia ellos. Incluso con el terreno de su lado, esta no fue una batalla fácil. O'ltormea tenía el control del centro del continente y vertió todo su poder nacional en esta guerra. La cantidad de hombres que tenían a su servicio era realmente asombrosa. Su ejército era como un maremoto de malicia, y la presión que inducían estaba fuera de lo común. Incluso estando protegidos por altos muros, lo que decidió la batalla fue el espíritu humano. Y así, ante un aluvión constante de flechas y taumaturgia del lado O'ltormeano, Helena se concentró de todo corazón en animar a sus soldados. Un aspecto clave de las batallas de asedio es mantener la moral de los soldados. La batalla termina una vez que tu bando se resquebraja bajo la presión que le impone el enemigo. Y solo hay un método para prevenir eso: seguir acumulando el número de muertos del enemigo. "Van a traer un ariete!" Una advertencia sonó desde una torre de vigilancia construida a lo largo de la pared. Era un arma simple, construida con madera extraída del bosque cercano, su punta reforzada con hierro. Pero la taumaturgia marcial podría otorgar a los soldados la resistencia necesaria para usarla tantas veces como sea necesario para atravesar sus defensas. Incluso las gruesas puertas de hierro de esta fortaleza no podrían resistir tal asalto.

"Flechas de fuego! Dispárenle sus flechas de fuego!" Los capitanes dieron rápidamente sus órdenes y una lluvia de flechas de fuego y tinajas de aceite cayeron sobre el ariete. El martillo estaba completamente cubierto con ropa mojada como precaución contra las tácticas de fuego, pero una contramedida tan barata fue de poca ayuda. Atacar la ciudadela de Ushas con armas tan improvisadas sería difícil. Su ejército puede ser grande, pero la amplitud de su estrategia es limitada. Y este es el resultado... Todo lo que queda es esperar que logre llevar a cabo su plan y mantener alta la moral de los soldados hasta que lo haga… Mientras contemplaba otro asalto repetido de O’ltormea, el sol poniente pintó la piel de Helena de rojo mientras sus labios se curvaron en una sonrisa cruel. "Parece que los ataques de hoy casi han terminado". Una voz que recordaba el repique de una campana habló desde detrás de la espalda de Helena, mientras mantenía en alto la moral de los soldados. “Sí... El sol se está poniendo y el enemigo necesita recuperar su rumbo. Por cierto, hay alguna razón por la que el comandante supremo esté aquí en el frente?" Preguntó Helena, su tono era el mismo de siempre. Ecclesia simplemente sonrió forzada ante la actitud de Helena y negó con la cabeza. "Ninguna razón en particular. Parece que Sir Grahalt ha interceptado con éxito a las fuerzas enemigas que marchan a través de las montañas también", dijo Ecclesia, dirigiendo su mirada a las montañas que se elevan en la distancia. "Eso es razonable," asintió Helena, como si le hubieran dicho algo bastante obvio. "Después de todo, es un comandante lo suficientemente hábil. Joshua está con él también. Creo que podemos descansar tranquilos, sabiendo que están manejando el asunto."

Grahalt Henshel, el comandante de la guardia real Xaroodiana, era un guerrero destacado en un país conocido por su actitud militarista. A pesar de su corto conocimiento, la opinión de Ryoma sobre él no era muy favorable debido al mal genio del hombre. Sin embargo, Ryoma solo pensaba eso porque no lo había visto en el campo de batalla. Es cierto que Grahalt no tenía la visión amplia o la sabiduría para comandar la totalidad de un campo de batalla que tenían el general Belares o Helena. Y era de mal genio y fácil de enfadar, hasta el extremo. Pero como comandante en el campo de batalla, tenía un talento definido y una vasta experiencia. Si estallara una rebelión en Xarooda, los enviados para sofocarla seguramente serían él y su guardia real. Grahalt no perdería una batalla en los picos de su tierra natal ante los soldados de O'ltormea. Y aunque viera a los soldados de los otros dos países como camaradas en la lucha contra el imperio, no les confiaría la última línea de defensa ante la capital. Normalmente, él vería el mando de uno de los fuertes circundantes durante un tiempo tan crítico como inaceptable. Aun así, Ecclesia y Helena insistieron en que él se encargara de defender las montañas. Después de una tumultuosa reunión de estrategia, Julianus I le dió una orden directa para que hiciera lo que decían. Helena y Ecclesia solo insistieron mucho en que lo hiciera porque estaba muy familiarizado con la topografía de Xarooda. Esta ciudadela pudo haber sido fuerte, con una gran ventaja de ubicación, pero si el enemigo la eludiera, las puertas podrían permanecer abiertas. Y si el fuerte fuera golpeado por la espalda, los soldados del interior se desanimarían. Eso tenía que evitarse a toda costa, y Grahalt era el hombre adecuado para el trabajo. Además de eso, Josué, que había retirado a sus hombres del distrito montañoso a lo largo de la frontera, sirvió como su

teniente. Así que a menos que algo completamente inesperado sucedió, los dos deberían haber estado bien. "Por ahora, el día parece haber terminado..." dijo Ecclesia, viendo a los soldados O'ltormeanos retirarse poco a poco. "Con esto, nos hemos ganado un mes, pero cuánto más debemos esperar...?" Contrariamente a sus palabras, había una sonrisa divertida en sus labios. Era la prueba de que ella no pensaba en lo más mínimo que podían perder esta batalla. Y no había ni rastro de descuido o presunción en su comportamiento. Helena sólo podía ver un juicio frío y una lujuria por la victoria. Había la posibilidad de una redada nocturna, por supuesto, pero hacía tiempo que estaban preparados para la posibilidad. Cualquier soldado de O'ltormea que pudiera intentar un ataque contra ellos sería derribado sin piedad. "Sí, todo lo que queda es rezar para que su plan salga bien", dijo Helena, dirigiendo su mirada hacia el norte. Como si estuviera a la espera de la única jugada que podría revertir esta guerra… ♱ "Nuestras fuerzas ni siquiera pueden derribar esta fortaleza bajo tu mando, Saitou?!" El grito molesto de Shardina resonó en la tienda. Esto era diferente a su comportamiento habitual. Su comportamiento era bastante pobre. La tensión mental de la prolongada lucha se llevó el resplandor como una joya que Shardina solía tener. Su cabello, que normalmente parecía oro fundido, había perdido su brillo, y los sacos bajo sus ojos hablaban de su estado mental actual. "Mis disculpas, Su Alteza," Saitou inclinó dócilmente su cabeza. "Su fortaleza del valle está resultando más difícil de

capturar de lo que esperaba. Romper la puerta principal tomará algún tiempo." Sin embargo, esto no era responsabilidad individual de Saitou. La responsabilidad de este ejército recaía enteramente en Shardina, y esto significaba que la responsabilidad de cómo cada batalla individual se desarrollaba era también suya. Además de eso, Saitou era sólo el comandante de una sola unidad. Los responsables de esta situación desfavorable fueron Shardina y, aparentemente hablando, Celia, quien se desempeñó como su teniente recién nombrada. Sin embargo, Saitou no era un niño y sabía que señalarle esto ahora a la cara de Shardina solo le haría ganar su ira.

Como soldado de O'ltormea, lo más importante era ganar esta batalla. Saitou se dio cuenta de esto, y así evitó decir cualquier cosa que pudiera empeorar el estado mental de Shardina. Pero como para burlarse de la consideración de Saitou, una cierta molestia de un hombre tenía que separar sus labios. "No, no, eso no es todo. Han dividido sus grupos de asalto y los han enviado a través de las montañas para interrumpirnos mientras nos centramos en atacar el fuerte. Una vez que contraatacamos, vuelven a las montañas. Esto no tiene fin... Si nos atacaran de frente, no importa cuántos hombres tuvieran, no ganarían, pero sin embargo..." "Sr. Sudou, eso será suficiente!" gritó Saitou. Su informe era exacto, pero Sudou tenía una actitud tan desagradable al respecto que Saitou no pudo evitar perder los estribos. A Saitou nunca le gustó mucho el hombre para empezar. No, a decir verdad, odiaba tener que lidiar con él en absoluto. A pesar de que ambos habían sido convocados desde Rearth y tenían algunas cosas en común, sus personalidades eran básicamente como el aceite y el agua. Saitou era una especie de guerrero, mientras que Sudou era más un intrigante. Saitou reconoció que sus habilidades eran necesarias y sabía que era bastante hábil, pero los dos no estaban obligados a cooperar. Eso fue cierto, a pesar de que Sudou ayudó a salvarlo del borde de la desesperación. No es un mal hombre, pero... Algo en él definitivamente está roto. No es que pueda culparlo por eso… A Saitou no le gustaba planear o conspirar, eso era cierto. Pero no podía negar su utilidad. El difunto Gaius Valkland había trabajado junto con Shardina para instigar la agitación en Rhoadseria, después de todo, y Saitou no estaba disgustado por ellos.

He oído que Sudou no fue convocado a este mundo por O'ltormea... pero sucedió algo en ese entonces para volverse así? Como otro miembro de la organización y como compatriota japonés, Saitou albergaba un cierto tipo de vínculo con Sudou, más que otros miembros de la organización. Y entonces, sintió que si se podía hacer algo sobre esa oscuridad en el corazón de Sudou, quería que sucediera. Pero Sudou seguía siendo su superior, y meter la nariz en los asuntos privados del hombre solo serviría para abrir viejas heridas. Aun así, Saitou estaba ansioso por Sudou, tanto que Saitou temía dejarlo salirse con la suya aquí. Sudou tenía cierto gusto por el derramamiento de sangre. Saitou tuvo la impresión de que algo en su naturaleza humana estaba fundamentalmente roto. Tendré que ignorar eso por ahora... El problema era su situación actual. A Saitou le preocupaba que la forma provocativa de hablar de Sudou perturbara el corazón de Shardina. Sorprendentemente, sin embargo, Shardina lo miró con serenidad. "No, prosigue, Sudou. Si tienes algo que decir, dilo," dijo Shardina, cortando las palabras de Saitou con un aire de resignación. De ninguna manera quería escuchar lo que Sudou tenía que decir, pero incluso Shardina admitió que la habilidad y el conocimiento del hombre cuando se trataba de tácticas y estrategia eran de primer nivel. Por eso lo llamó aquí a pesar de sus operaciones en Rhoadseria, incluso si los asuntos allí habían disminuido un poco a estas alturas. Su personalidad era defectuosa, eso era seguro, pero Shardina sabía que era mejor no ignorarlo cuando se trataba de cuestiones de estrategia.

Con el permiso de Shardina para hablar, Sudou dirigió una mirada victoriosa a Saitou y habló con una sonrisa. “La fortaleza de Ushas es aún más inexpugnable de lo que dicen los rumores. Especialmente porque también estamos mal equipados en términos de armas de asedio... El hecho de que haya enfatizado la movilidad con la esperanza de terminar la guerra rápidamente fue contraproducente para usted". Incluso los ataques de taumaturgia tenían poco significado, ya que la taumaturgia dotada aplicada a las murallas de la fortaleza los volvía inútiles. Con eso, Shardina no tuvo más remedio que recurrir a una batalla de asedio básica. Sin embargo, las máquinas de asedio eran, en su mayor parte, bastante pesadas y difíciles de transportar. Y Shardina hizo hincapié en la velocidad durante esta campaña, lo que significaba que no tenía en cuenta las armas de asedio. Aún así, preparó algunas máquinas de asedio, pero muy pocas. Y la mayoría de ellos se redujeron a cenizas cuando Joshua Belares tendió una emboscada a ese convoy de suministros. Ese hombre me arruina todo. Incluso esto... De todas las máquinas de asedio que había podido preparar, solo una de cada diez llegó realmente a la cuenca de Ushas, y la mayoría de ellas habían sido destruidas durante el mes de lucha. Como sustitutos, Shardina había ordenado que se adquiriera madera de los bosques cercanos para construir armas de asedio improvisadas, pero eran muy inferiores a las máquinas de asedio construidas por los artesanos de la capital imperial, especialmente en lo que respecta a la defensa y la durabilidad. Cubrir sus armas de asedio con ropa mojada hizo poco para bloquear las flechas de fuego y el aceite hirviendo que caía por las paredes. "Afirmas tener a los nobles de Xarooda bajo tu control, pero sus acciones y movimientos son demasiado lentos.

Probablemente se hayan dado cuenta de que estamos luchando por ganar y adoptaron un enfoque de esperar y ver". La forma más segura de ganar una batalla de asedio es contar con la ayuda de un experto. En otras palabras, usando un traidor para ayudar a derribar la fortaleza desde adentro. Pero las ratas empleadas por Shardina estaban resultando problemáticas. A pesar de ser su última esperanza, los nobles se movían demasiado lentamente para ser efectivos. También estaban dentro de la fortaleza Ushas como parte del ejército de Xarooda. Hasta ahora habían inventado todo tipo de excusas para evitar las apelaciones de Julianus I, pero de repente cambiaron de opinión. "Estás diciendo que están tratando de ponerse del lado de nosotros y de Xarooda?"Preguntó Shardina. "Eso es lo que yo haría si fuera ellos," dijo Sudou, una sonrisa obscena en sus labios. "No tienen ni lealtad ni fe. Todo lo que tienen es codicia, como cerdos. Dicho esto, es esa naturaleza de ellos la que les hizo aceptar nuestra oferta para empezar, y eso es lo que llevó al General Belares a su muerte." Su actitud cooperativa de hace un año se sentía como una mentira ahora. Pero tal era el peligro de un traidor. Sólo un tonto esperaría lealtad de la gente que traicionaría a su propio país. Probablemente empezaron a dudar de la fuerza del imperio al ver que la guerra se prolonga... maldita sea, por eso intenté terminar esta guerra rápidamente... Shardina se mordió la uña del pulgar de molestia a pesar de sí misma. "Ya veo... Qué dices que debería hacer ahora, Sudou?" "El mejor curso de acción es retener los territorios que hemos logrado arrebatar, y que nuestros soldados regresen a nuestro país. No sabemos lo que el norte está haciendo, y nuestra línea de suministro está en su límite." Sudou luego extendió un mapa sobre la mesa.

"Gracias al hijo del General Belares y a su saqueo de nuestras líneas de suministro, estamos fallando en llevar suficientes suministros a este campo de batalla. Y desde que Xarooda quemó sus campos mientras se retiraban, no estamos consiguiendo lo que necesitamos localmente también. Eso no quiere decir que nuestras raciones estén agotadas, por supuesto, pero a este ritmo, es sólo cuestión de tiempo..." "Por eso trajeron las líneas del frente al este de la cuenca de Ushas..." murmuró Shardina. "Es seguro asumir, sí. No rehuirán ningún método si eso significa expulsarnos". Sudou se encogió de hombros. Tácticas de tierra quemada. Una estrategia utilizada a lo largo de la historia. Al destruir los campos de la tierra antes de que caigan en manos enemigas, sería extremadamente difícil para el ejército enemigo obtener suministros localmente, lo que haría extremadamente difícil mantener sus filas. Un ejemplo famoso de esta táctica fue la invasión de la península coreana por parte de Toyotomi Hideyoshi; la dinastía Joseon aplicó tácticas de tierra quemada para debilitar la capacidad del ejército japonés para obtener suministros. También se utilizó cuando el ejército alemán invadió la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, y cuando el Imperio aqueménida en Persia invadió a los escitas. Era una táctica sumamente eficaz que había tenido éxito una y otra vez, especialmente en situaciones en que un gran ejército lanzó una invasión a una región montañosa o nevada, donde ya era difícil asegurar una línea de suministro. Pero con su eficacia llegó su cuota de desventajas. La más evidente es que, una vez terminada la guerra, la restauración de las zonas arruinadas resultó considerablemente más difícil. Originalmente, las tácticas de tierra quemada no sólo destruyeron instalaciones militares. Las aldeas y las tierras de cultivo se quemaban, las fuentes de agua se envenenaban, los

bosques se quemaban. Se causarían grandes daños a la infraestructura y el medio ambiente de la zona. En otras palabras, Xarooda había cortado en su propia carne viva con este movimiento. Y la mejor manera de derrotar esta táctica era poniendo fin a la guerra tan rápidamente que las líneas de suministro ya no eran un problema, o llevando una gran cantidad de suministros de la patria para empezar. Pero ahora, como ninguna de esas opciones funcionaba, tendrían que retirar sus soldados y reagruparse. Esa era la lógica establecida en una guerra. Shardina, sin embargo, negó con la cabeza. "No... Sudou, en serio crees que podemos retroceder, tan tarde en la guerra?" Racionalmente hablando, ella sabía que Sudou tenía razón. Pero no podía retirar su ejército ahora, y Sudou lo sabía tan bien como ella. "Sí, honestamente hablando, es una decisión difícil de tomar. Si nada más, está destinado a hacer que su situación sea mucho peor, Su Alteza. Y nuestras posiciones no serían mucho mejores…" Los gastos de guerra que Shardina había invertido en esta campaña ascendían a más de un tercio del presupuesto militar de O’ltormea, el presupuesto de una gran potencia militar que gobernaba el centro del continente occidental. Era una suma mayor que el presupuesto nacional total de algunos países pequeños. E incluso un país grande como O'ltormea no podría recaudar tanto dinero fácilmente. Pero el dinero no era el problema aquí en sí. Dado el poder nacional de O'ltormea, podían cubrir esa suma dentro de dos o tres años. El problema era si podrían recuperar esa suma perdida. Las guerras estallan, en casi todos los casos, por razones financieras. Muchas veces, los asuntos de justicia u otras

causas mayores se presentan como la bandera, como la defensa nacional, o en el nombre de liberar a los plebeyos de la opresión. A veces, incluso Dios es nombrado como una justificación para ir a la guerra. Pero la verdadera causa de las guerras es casi siempre la economía. La pobreza y el hambre impulsan a la gente a robar a los demás; hacerlo es instinto natural. Incluso los animales luchan por el territorio, después de todo. Y ocupar territorio significaba adquirir los recursos y los impuestos que la tierra de otro ofrece. Dicho de otra manera, nadie sería tan tonto como para robar un páramo que no produjo nada. En ese sentido, si Shardina sacara a sus hombres de Xarooda ahora, todos los esfuerzos y sacrificios que había hecho hasta ahora serían en vano. El dinero gastado no era el verdadero problema, pero el hecho de que no le ganaba nada a cambio de justificar su gasto si lo era. La reputación y el prestigio de Shardina estarían completamente manchados. "Creo que Sudou tiene razón. Debemos retirar a nuestros hombres y negociar con Xarooda... Sin embargo..." dijo Saitou y luego se quedó atrás. Si las cosas resultaran favorables para O'ltormea, quizás negociar con Xarooda no sería una mala elección. Destruir el país por completo sería ideal, pero el emperador Lionel les dijo que hacerlos un estado vasallo dependiente también era una alternativa aceptable. Sin embargo, dada la situación, ninguno de esos era una opción. "Si nada más, si no tomamos la cuenca de Ushas, fracasaremos por completo en recuperar los fondos que hemos gastado en esta guerra... Pero la forma en que van las cosas, será imposible". "Lo sé... Es por eso que tomar la fortaleza es nuestra prioridad actual, verdad?"

El silencio se instaló en la tienda. Shardina miró intensamente a Sudou y Saitou mientras se mordían la lengua. Comenzar negociaciones con Xarooda antes de la caída del fuerte Ushas no les reportaría nada. Xarooda no renunciaría fácilmente a la tierra que era en gran medida su fuente de alimento. Pero O’ltormea tampoco estaba interesado en ninguna de sus otras tierras. En otras palabras, si no tuvieran la cuenca, no sería suficiente para equilibrar el dinero que invirtieron en esta campaña. "Entonces la conclusión es clara, creo. Tendremos que seguir presionando la ofensiva", concluyó Sudou. "Sr. Sudou!" exclamó Saitou. Lo que estaba sugiriendo era imprudente. Por lo que sabía Saitou, mover su ejército por una razón política no terminaría bien. Y Sudou lo entendió perfectamente. Pero aceptó las críticas de Saitou sin pestañear. "Si no podemos retirarnos, nuestra única opción es seguir adelante... Después de todo, tenemos que considerar la facción del príncipe heredero, Sr. Saitou." Ante esas palabras, Saitou se quedó en silencio de nuevo. El Emperador confiaba mucho en Shardina, pero hubo quienes la envidiaron por ello. Sus dos hermanos fueron ejemplos sorprendentes de esto. Creían que mientras luchaban salvajemente en las fronteras, Shardina intentaba ganarse el favor de su padre, el emperador. Estaban especialmente indignados ahora, cuando el emperador Lionel había retirado tropas de élite de todo el Imperio debido a su disgusto por la lenta invasión de Xarooda. Se tomaron varias unidades de las fronteras norte y oeste, donde estaban apostados sus hermanos. Entendieron, por supuesto, que esto era necesario. Pero la emoción humana no siempre se ajustaba a la lógica. Se dice que el clavo que sobresale es el primero en ser martillado. Si

esta expedición terminara con resultados desfavorables, Shardina sería presa fácil para los monstruos que conspiran en la corte del emperador. Su estatus como realeza haría poco para detenerlos. No sería ejecutada, pero aún así pagaría muy caro por sus fracasos. "Haremos una carga decisiva mañana... Usaremos el plan que se te ocurrió antes, Sudou. Dígale a Sir Rolfe que deje el Fuerte Noltia y venga aquí ". El brillo había vuelto a los ojos de Shardina. Al reconfirmar su posición actual, había fortalecido su determinación para lo que estaba por venir. "Un ataque de olas usando todas nuestras fuerzas... Si eso falla, estamos acabados." Sudou dio una sonrisa divertida a las palabras de Shardina. En el momento en que retiró a Rolfe de su deber de proteger Fort Noltia, Shardina admitió que su situación era desesperada. En el improbable caso de una derrota, la cabeza de puente que formaron cuidadosamente en el Fuerte Noltia sería arrebatada de sus manos. La Formación de Ruedas Giratorias. Sudou lo mencionó antes... Con eso, podría ser posible. Y no nos quedan muchas otras opciones... Pero, por qué está tan obsesionado en continuar la guerra...? Para miembros de la Organización como Sudou y Saitou, Shardina no era más que una señora temporal. El propio juramento de lealtad de Saitou a ella era sólo una forma en que la organización estaba tratando de desangrar al león que era el Imperio O'ltormea como un parásito. Desde esa perspectiva, la disminución de la influencia de Shardina no es en modo alguno un acontecimiento favorable para la Organización. Pero si la guerra perduraba mucho más, perderían absolutamente todo. Sudou no habría querido ver a

Shardina - cuyo temperamento conocía demasiado bien - perder completamente todo su poder, tampoco. La Organización le ordenó hacer algo? Pero... Los instintos animales que había pulido desde que llegó a este mundo estaban haciendo sonar las alarmas en la mente de Saitou. Pero la verdad seguía siendo que, en este momento, no tenían mejor alternativa. "Saitou, mañana te llevaré al frente," dijo Shardina, dirigiendo una mirada aguda hacia su subordinado silencioso. "Sí, Su Alteza..." Saitou solo podía asentir, abrumado por la intensidad de sus ojos, incluso cuando una sensación de malestar y temor ante la misteriosa actitud de Sudou abrumaba su corazón… ♱ A la mañana siguiente, justo cuando un tinte anaranjado comenzaba a apoderarse del cielo de la madrugada, Helena se paró encima de una torre situada a lo largo de las paredes. Miró hacia adelante, al campamento O'ltormeano en la distancia, el aire frío que soplaba desde las montañas jugaba con su cabello blanco. Los movimientos en su campamento son más vigorosos de lo habitual... Probablemente quieren terminarlo hoy o mañana. Deben estar perdiendo la paciencia. A medida que los instintos que había ganado como comandante experimentada en el campo de batalla captaban con agudeza el cambio en la atmósfera, Helena permitió que los chakras de su cuerpo aceleraran. Ya veo... quieren cargar contra nosotros. Al aumentar su cuerpo con taumaturgia marcial, aumentó su vista más allá de sus límites normales, lo que le permitió ver

con atención el campamento enemigo a varios kilómetros de distancia. Así que finalmente van a lanzar la precaución a los vientos y atacarnos, susurró Helena, mirando con furia el humo blanco que se elevaba en el aire. Solo había unas pocas razones por las que se levantaba humo de un campo de batalla. A juzgar por el tiempo, probablemente estaban preparando comida. "Buenos días, lady Helena. Parece que el enemigo finalmente está preparado para arrojarnos todo lo que tiene”. Una voz hermosa, como una campanilla, habló detrás de Helena. Ecclesia apareció en la torreta, acompañada por una multitud de caballeros. Su elegante cabello negro estaba bien peinado a pesar de la madrugada, bailando con el viento mientras estaba allí. Helena también sintió que un leve aroma le hacía cosquillas en la nariz. Quizás Ecclesia había usado algún tipo de aceite perfumado? Mirando su refinada conducta y apariencia, uno no dudaría que era la hija de un noble renombrado. Sin embargo, su cuerpo no estaba cubierto con un vestido de seda, sino con una pesada armadura de hierro grabada con innumerables arañazos y marcas. Era una prueba silenciosa de las muchas batallas que había luchado durante toda su vida. Esto era una prueba innegable de que Ecclesia no era de ninguna manera una hermosa muñeca de mujer. “Buenos días, Ecclesia. Sí, eso parece" dijo Helena, mirando el humo que se elevaba sin volverse para mirar a la otra mujer. "Todo parece estar sucediendo como Lord Mikoshiba había predicho", dijo Ecclesia, de pie al lado de Helena y protegiéndose los ojos con una mano levantada mientras miraba hacia adelante. Normalmente, la cuenca de Ushas era un lugar ideal para que O’ltormea les librara una guerra prolongada, pero O’ltormea

carecía de las armas y los suministros necesarios para seguir esa estrategia. Un mes de lucha les había enseñado demasiado bien lo fuerte que era esta fortaleza. Pero a pesar de eso, Shardina decidió no hacer que su ejército se retirara, y eso significaba que solo había una respuesta a la pregunta de qué estaba planeando. "Están preparando un gran desayuno para asegurarse de que sus soldados estén bien alimentados... Probablemente no tendrán la oportunidad de retirarse, incluso después del atardecer". El bando de O'ltormea no contaba con las instalaciones defensivas que tenía el bando de Helena, y una vez que comenzaran los combates, las fuerzas sitiadoras no podrían hacer retroceder a los soldados y darles tiempo para comer y descansar. Por supuesto, probablemente tenían algunas raciones portátiles que se podían comer sin cocinar, pero eran cosas simples como nueces, frutas secas y cecina salada. Aún así, era preferible luchar sin comer nada durante todo el día. Pero no serviría de mucho para reunir el vigor para luchar. Y dado el clima de la cuenca de Ushas, el aire se volvió bastante frío cuando se puso el sol. Y entonces, necesitaban asegurarse de llenar sus estómagos ahora, antes de que la lucha comenzara en serio. La intención de su comandante era evidente por la cantidad de humo que salía de su campamento. "Ya veo... Están dispuestos a luchar hasta la noche si es necesario". Los labios bien formados de Ecclesia se curvaron en una sonrisa. Luchar de noche requería mucha preparación. Cualquier comandante naturalmente esperaría hacer tantos preparativos como fuera posible antes de tiempo. Pero cualquier preparación resultaría inútil si el enemigo se enterara, ya que

podrían preparar cualquier cantidad de contramedidas si supieran lo que estaba planeando el otro lado. “Para ser exactos, quieren seguir atacándonos durante la noche”, dijo Helena. "Dado el tamaño de su ejército, es probable que dividan sus fuerzas en tres o cuatro unidades y nos ataquen en oleadas". “Sí, estoy de acuerdo con esa estimación. Querrán aprovechar su superioridad numérica y atacar sin parar, para agotar la moral de nuestros soldados". Ecclesia presionó un dedo contra su barbilla y asintió. Ver el humo de la cocina les permite suponer mucho. El estado de provisiones del ejército enemigo, su moral, los planes del comandante enemigo... Por supuesto, no muchos podrían brillar tanto de sólo un poco de humo creciente. La capacidad de reunir ese tipo de información del medio ambiente era lo que distinguía a un general de un simple soldado. Y las dos mujeres que estaban allí de pie eran, sin lugar a dudas, generales. "Cómo lidiamos con esto, entonces?" Preguntó Ecclesia. Estaba redactado como una pregunta, pero había mucha confianza en sus palabras. Había salidas limitadas en esta situación, y habiendo leído la situación tan profundamente como lo hicieron, al lado de Ecclesia solo le quedaba un camino por recorrer. "Bueno, no crees que estamos todos bastante aburridos de estar encerrados en esta fortaleza?" Dijo Helena con una sonrisa forzada, al ver que los ojos de Ecclesia se iluminaban como diamantes. Era como una niña, esperando a que su madre le diera permiso para abalanzarse sobre los dulces que tenía ante sus ojos.

"Si! A decir verdad, odio estar a la defensiva, tanto cuando se trata de romance como de guerra". No cabía duda de que Ecclesia era una experta en general tanto en defensa como en ataque, pero como todas las personas, tenía sus preferencias. Y al igual que su título "El Torbellino" podría haber implicado, ella estaba más en su elemento con tácticas que implicaban pisotear y aplastar al enemigo. La mayor arma de Ecclesia Marinelle fue su tendencia a emplear una velocidad abrumadora para atacar con decisión. "Entonces esta es una oportunidad perfecta... La otra formación tiene el regalo que nos trajo, verdad?" Helena dijo, con su tono pesado con implicaciones. Esta fue una conversación entre dos generales, y Ecclesia rápidamente se dio cuenta de lo que estaba insinuando Helena. Parte de los refuerzos dirigidos por Ecclesia incluía una unidad bajo su mando directo. Desde que habían estado escondidos en la fortaleza hasta ahora, la unidad no había tenido la oportunidad de mostrar su verdadero valor. Pero pasar a la ofensiva les daría una salida a la frustración que habían acumulado, al dejarles desnudar sus temibles colmillos contra los soldados de O’ltormea. "Sí, de hecho... Entonces aceptaré esa oferta, lady Helena. Es hora de que finalmente tengamos la oportunidad de volvernos locos. Parece que pase lo que pase, simplemente no soy bueno con las tácticas defensivas..." Ecclesia admitió que no le gustaba defender pasivamente. Helena, sin embargo, negó con la cabeza. Durante los últimos meses que habían pasado juntos, había aprendido a reconocer el ojo de Ecclesia para las tácticas y la estrategia. Lo mismo podría decirse del aprecio de Ecclesia por Helena.

"Oh... y me pondré en contacto con Grahalt..." le dijo Helena a Ecclesia mientras este bajaba por la escalera con pasos de salto. "No me importa eso, pero... Llegará el mensaje a tiempo, considerando todo?" Ecclesia inclinó su cuello. "Va a estar bien", le dijo Helena con una sonrisa irónica. "Es uno de los hombres más prominentes de este país. Creo que te va a seguir el paso muy bien." Quizás era difícil elogiarlo tanto, ya que siempre tenía que estar a la altura de los logros del general Belares, pero Helena tenía en alta estima las habilidades y la lealtad de Grahalt hacia Xarooda. Algunas personas eran capaces pero desleales, mientras que otras eran fieles pero incompetentes. Comparado con ellos, Grahalt era un hombre talentoso que mantenía un alto nivel, incluso si tenía sus propios defectos. Eso quedó claro por el hecho de que Grahalt fue puesto a cargo de comandar las fortalezas en las montañas. "Muy bien. Dejaré que se ocupe de esto, lady Helena... Ahora, si me disculpa". Al darse cuenta de los sentimientos de Helena al respecto, Ecclesia se inclinó elegantemente ante ella y le dio la espalda para irse. Una sonrisa valiente y salvaje se extendió por sus labios, como la de una loba que tenía los ojos fijos en una presa indefensa, lamiendo sus labios con expectación… ♱ "Hey, date prisa! El capitán va a terminar gritándonos!" "No me digas. Y eso fue después de que nos echaran de la cama esta mañana... no puedo seguir con esto mucho más tiempo…" Los soldados alineados frente a las grandes ollas refunfuñaron disgustados. La hora de la comida no era diferente a cuando

estaban peleando, y a pesar de la gran cantidad de sopa burbujeando en las ollas frente a ellos, apenas era suficiente para llenar los estómagos de todos. Si no se apresuraran a recibir su porción, solo les quedaría el residuo en el fondo de la olla. La calidad y cantidad de comida de los soldados se tradujo directamente en sus posibilidades de supervivencia en el campo de batalla, incluso para los soldados de base más bajos que lucharon en el frente. Además de eso, el alto mando ordenó a todos que se despertaran antes de lo normal esa mañana. Estaban en medio de una guerra, por supuesto, por lo que solo unos pocos tontos murmuraron quejas de despertarse temprano o que todavía tenían sueño, pero de todos modos todos estaban bastante molestos por eso. Los sentimientos de descontento se estaban volviendo especialmente severos en los últimos tiempos. Había pasado un año desde que dejaron su país para esta campaña, y los soldados estaban cada vez más nostálgicos. Peor aún, la guerra con Xarooda había estado estancada durante mucho tiempo. Normalmente los soldados podrían soportar esto, pero gradualmente se les estaba acabando la paciencia. "Deja de ladrar ya. Si tiene quejas, háblelas con sus comandantes!" un cocinero corpulento de mediana edad gritó enojado, mirando a los soldados mientras golpeaba su olla con un cucharón. Vestía delantal y camisa blancos, el uniforme común de los cocineros de este ejército. Sin embargo, su pecho ancho y brazos gruesos lo diferenciaban del resto. Tenía la cabeza calva y, en general, parecía bastante aterrador. Una mirada dejó en claro que en realidad tenía un arma y luchó en el campo de batalla una vez. Su ira silenció por completo las quejas de los soldados.

“Lo juro, tampoco es que no nos estén dando órdenes absurdas sin considerar lo que podemos hacer...” El cocinero murmuró para sí mismo para no ser escuchado por los soldados, y luego miró a un soldado que parecía rogar con los ojos por una ración mayor. "Continúa, siguiente! Date prisa y come o te patearemos el culo!". Racionar la comida era motivo de gran preocupación en el campo de batalla. Si los soldados tienen la más mínima sospecha de que otros soldados podrían estar recibiendo más que ellos, se enojarían con el cocinero en un segundo. Cualquier signo de debilidad se enfrentaría con amenazas y demandas de trato preferencial. Y cualquier cocinero que ceda a esa presión no es digno de su trabajo. Ser temido por los soldados era una buena alternativa a eso. "Santo cielo... cada soldado tiene que gemir y gemir... Por eso nunca son ascendidos..." escupió el cocinero, frunciendo el ceño dudosamente mientras miraba la fila de soldados. De repente sintió el suelo retumbar ligeramente bajo sus talones. Al principio fue un temblor leve, apenas perceptible, pero las vibraciones parecían ser cada vez más fuertes. Un terremoto…? Los soldados cercanos parecían haberse dado cuenta también, ya que todos dejaron de comer y estaban mirando a su alrededor. "Es eso un terremoto? No... Suena a galope!" En ese momento, los hombres inmediatamente se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. "Ataque enemigo! El enemigo viene!" "Qué hacen los exploradores?" "Por qué te estás quedando atrás?! Ahora no hay tiempo para desayunar!"

Los gritos de algunos soldados perspicaces resonaron en la formación. Al momento siguiente, una lluvia de flechas cayó del cielo.

♱

Ecclesia salió disparada del Fuerte Ushas como una flecha cortando el viento, espoleando a su caballo, que fue fortalecido por la taumaturgia dotada, hacia adelante. Era una velocidad que hacía justicia a su apodo como "La tempestad". Cinco mil caballeros liderados por Ecclesia atravesaron la tierra con la fuerza de un vendaval. En poco tiempo, las tiendas del campamento otormeano estuvieron en su campo de visión, a unos trescientos o cuatrocientos metros de distancia. Normalmente, esto colocaría a los caballeros dentro del alcance efectivo de los arqueros enemigos, pero Ecclesia dio órdenes sin inmutarse. “Prepara la segunda andanada! No es necesario conservar flechas, tenemos muchas! Enséñeles a estos perros O'ltormeanos lo que realmente significa 'la muerte desde arriba'!" Ecclesia gritó. Ante su vigoroso estímulo, los caballeros tensaron sus arcos por segunda vez. "Fuegooo!" Ecclesia blandió su espada en dirección al campamento O’ltormeano. Innumerables flechas silbaron mientras volaban por el cielo aún sin luz de la cuenca de Ushas. Los caballeros estaban armados con pequeños arcos curvos únicos, similares en diseño a los arcos turcos o los arcos cortos utilizados por algunas tribus nómadas. Esta fue una elección bastante inusual, ya que los arcos largos se empleaban típicamente en este mundo. O, al menos, en el continente occidental. Y aunque estos arcos cortos eran convenientes para usar a caballo, por supuesto tenían su parte de defectos. Permitían una alta velocidad de disparo y eran fáciles de usar mientras montaban, pero a cambio, la distancia que podían recorrer sus flechas y el poder de perforación que tenían era significativamente inferior a la de un arco largo.

Pero para empezar, los arcos rara vez se usaban por una razón muy específica de este mundo. El arma más grande empleada en la guerra en esta Tierra es el cuerpo humano, reforzado por la taumaturgia marcial. Esa fue la lógica establecida de combate aquí. Además de eso, absorber el prana del oponente era extremadamente ineficiente cuando eran asesinados a distancia. Como tal, los arcos y otras armas de larga distancia fueron rechazados como métodos de ataque, y sólo se utilizaron cuando se asedia un castillo o una fortaleza. Este tipo de arco fue desarrollado por Myest durante muchos meses. Se invirtió una gran cantidad de fondos en reelaborarlo repetidamente, haciéndolo cada vez más liviano y eficiente. Era un arma de vanguardia para los estándares de este mundo. Explotando sus conexiones formadas a través del comercio intercontinental, Myest adaptó las técnicas utilizadas en el continente central para desarrollar de forma independiente lo que era en gran medida una fusión de tecnologías. A diferencia de un arco estándar, que usaba madera general para sus ingredientes, estos eran arcos compuestos que usaban placas de metal delgadas como base, reforzadas con huesos y pieles de diferentes animales. Sus cuerdas se jactaban de una resistencia a la tracción tal que una persona normal no podría tirar de este arco. Coincidía con una ballesta en términos de tensión de la cuerda. Una persona normal necesitaría sostener este arco contra sus piernas y usar los músculos de todo su cuerpo para dibujarlo o, alternativamente, usar una polea. Si nada más, no sería fácil usar un arco de este tipo con la misma facilidad con la que se maneja un arco estándar, especialmente cuando se dispara a caballo.

Pero los caballeros con su destreza física aumentada por la taumaturgia marcial podían operar estos arcos sin ningún esfuerzo. Por supuesto, disparar desde el lomo de un caballo al galope no permitiría la misma precisión que uno tendría al estar parado en un terreno plano. Pero esta situación no requería que dispararan con precisión. Sus flechas solo necesitaban llegar al vasto campamento O'ltormeano. Eso solo sería suficiente para sacudir a los soldados enemigos. "Parece que el enemigo está entrando en pánico..." murmuró el teniente de Ecclesia. "Por supuesto que lo están", respondió Ecclesia con una sonrisa. “Nunca imaginaron que daríamos el primer golpe aquí. Supongo que en ese sentido, permanecer encerrados en esas paredes durante el tiempo que lo hicimos valió la pena". Era como la sonrisa de una bestia acorralando a su presa. Mientras que su comportamiento habitual era el de una noble astuta, la verdadera naturaleza de Ecclesia era la de un depredador salvaje - no muy diferente de Ryoma. Y si no tuviera esa naturaleza, no habría ascendido al rango de general. "Cierto lo suficiente…" Si uno compara esto con el boxeo, sería como un competidor que se aferra a la defensa durante la totalidad del combate, solo para entregar un contraataque paralizante una vez que su oponente pierde la paciencia y trata de dar un golpe final poderoso. “Estoy seguro de que lo sabe, pero no tenemos que forzarnos a ir demasiado lejos. El siguiente paso ya está preparado”, dijo Ecclesia, dirigiendo una mirada significativa a su teniente, quien asintió profundamente. Este teniente era un caballero experimentado que había servido a Ecclesia desde su primera batalla. No necesitaba instrucciones para saber qué hacer a continuación.

"No tema, lady Ecclesia. Sabremos cuándo retirarnos". Este ataque sorpresa solo tenía la intención de provocar una hemorragia en el ejército del enemigo. No era más que una de las varias capas de trampa que se habían tendido para atrapar a los otormeanos y sofocar su invasión de un solo golpe paralizante. Y este ataque estaba destinado simplemente a detener a los invasores hasta que la trampa estuviera lista para ser lanzada... "Eres poco entusiasta y sin experiencia, princesa imperial..." susurró Ecclesia mientras miraba la espalda de su ayudante. “Construye un ejército tan grande como quieras. Aún así, no te ayudará a vencerme a mí o a Lady Helena... ni a ese hombre". Shardina Eisenheit era una comandante hábil, sin duda. Se podía contar el número de comandantes que estaban en la misma liga que ella con una mano. Pero tenía dos defectos importantes. La primera era que carecía de experiencia en el liderazgo de grandes ejércitos. Hablando fundamentalmente, su estrategia de ganar con números abrumadores no fue de ninguna manera equivocada. Pero esa idea no siempre fue la jugada óptima. Cuanto más grande era el ejército, más lento era su movilización, y la cantidad de suministros que consumía crecía exponencialmente. Movilizar un ejército tan grande requiere una gran cantidad de experiencia o talento. Y, lamentablemente, Shardina no pareció apreciar esto lo suficiente. Su segundo defecto fue su falta de experiencia luchando contra generales de un calibre similar al de ella. En consecuencia, Shardina siempre tomó las decisiones más válidas y ortodoxas en términos de táctica y estrategia. Y a simple vista, sus decisiones no estaban equivocadas. Después de todo, nunca había sido derrotada en batalla.

Pero eso era solo porque hasta ahora, solo había luchado contra enemigos que eran inferiores a ella. Y por esa razón, Ecclesia no temía al ejército otormeano de Shardina. Preparar una trampa para un oponente que siempre elegiría la forma más segura y viable de ganar fue extremadamente fácil. "El telón se levanta sobre nuestro contraataque... Contempla el poder del ejército Myestiano y quémalo en tus ojos!" La idea de una alianza entre los tres reinos del este y el Reino de Helnesgoula para formar la Unión de los Cuatro Reinos ciertamente sonaba bien en el papel. Pero cuando todo estaba dicho y hecho, era una alianza negociada durante una época de guerra. Si un país muestra debilidad o se presenta una oportunidad... Cualquiera de estos países podría apuñalar a los demás por la espalda. Desde esa perspectiva, esta guerra con O’ltormea fue una oportunidad importante para que cada país mostrara su fuerza a los otros tres y dejara en claro que no se podía jugar con ellos. Y al darse cuenta de que la guerra se acercaba a su final, Ecclesia jugó el as que había preparado, para hacer una demostración de la fuerza de Myest… "Una vez que el enemigo caiga en ella... nos retiramos!" Viendo el interior de la formación enemiga retorcerse, los rasgos bien formados de Ecclesia Marinelle se retuercen en una sonrisa. ♱ "Vengo con un mensaje!" un mensajero herido irrumpió en la tienda de Shardina y gritó. "El enemigo envió una fuerza de aproximadamente cinco mil para atacarnos! Parece que hemos tomado varios cientos de pérdidas de su oleada!" En el momento en que ese mensaje llegó a los oídos de Shardina, su plato de sopa se le resbaló de los dedos y cayó al suelo. Fue tan inesperado que sus pensamientos se quedaron en blanco durante un largo momento. Saitou y Celia, que estaban comiendo en la misma mesa que ella, también reaccionaron con un silencio atónito. Pero Shardina pronto comprendió la situación y levantó la voz.

“Un ataque sorpresa? Qué están haciendo los exploradores?!" Ella miró al corredor con una expresión enfurecida. "Di órdenes claras de vigilar de cerca cualquier movimiento de la fortaleza enemiga!" "M-Mis disculpas, Alteza!" tartamudeó el mensajero, dando rápidamente su informe. "El enemigo se movió demasiado rápido y el informe de los exploradores simplemente no fue transmitido a tiempo!" El mensajero había hecho lo mejor que pudo dada la situación. Los caballeros de Ecclesia simplemente se movieron demasiado rápido. Aún así, el hecho es que falló en su tarea. Se inclinó ante Shardina, jadeando de dolor y revelando una flecha alojada en su hombro. Shardina chasqueó la lengua al ver esto. "Suficiente. Envía un mensaje a las otras unidades y dígales que se preparen para un contraataque de inmediato!". A pesar de haber ordenado precaución antes de tiempo, todavía estaban sujetos a un ataque sorpresa, y lo que necesitaban hacer ahora era prepararse para un contraataque rápido. Cómo pudo pasar esto...? Justo cuando estamos a punto de entrar a matar, hacen esto y nos quitan el viento de las velas… Shardina desconfiaba de un contraataque del lado xaroodiano, por supuesto, pero una parte de ella confiaba en que la iniciativa estaba enteramente en sus manos. Y Ecclesia se aprovechó de esa debilidad en el corazón de Shardina. Esto es malo... A este ritmo, el flujo de la batalla se volverá a su favor de un solo golpe… Las batallas fluían hacia ellos, y fue la lucha por quién tenía el control sobre ellas lo que decidió quién ganaba y quién pierde. “Su Alteza, espere! Debemos proceder con cuidado…" Saitou interrumpió las palabras de Shardina, justo cuando estaba a punto de ordenar el contraataque. "Saitou, crees que tenemos tiempo para eso ahora mismo?" Dijo Shardina, levantándose de su silla como diciendo que no hay lugar para discutir. “Tenemos un número superior y dejaron su fortaleza. Si ahora no es el momento de lanzarse a la ofensiva, cuándo es el momento adecuado?!"

“Pero Su Alteza, el ejército xaroodiano se ha mantenido a la defensiva durante tanto tiempo. Podrían estar planeando algo si decidieran pasar a la ofensiva ahora... Celia trató de detenerla. "Así es, deberíamos recuperar la orientación por ahora!" Dijo Saitou, respaldando la advertencia de Celia. Es cierto que es poco probable que una incursión de apenas dos órdenes de caballeros cause un daño mayor. Incluso si su golpe inicial fuera fuerte, no podrían darle seguimiento. Sus números inferiores eventualmente los llevarían a ser conducidos a una esquina. Si ese era el caso, ¿cuál era el ángulo de Xarooda en esto? Al darse cuenta de esta discrepancia, Shardina respiró hondo. Relájate... bien, mantén la calma... ahora, qué podrían estar tratando de lograr con esto? Una lluvia de flechas dibujando un arco desde arriba y lloviendo sobre ellos. Si bien redujo algunos de los números de O'ltormea, de ninguna manera fue un golpe decisivo. Para un ataque preventivo, su descarga causó que el bando de Shardina sufriera pérdidas sorprendentemente grandes, pero una vez que las cosas se conviertan en una batalla en toda regla, esos números serán efectivamente insignificantes. Especialmente porque los caballeros, que eran la fuerza central en la batalla, vestían armaduras de hierro pesado. En el mejor de los casos, las flechas les infligirían heridas leves. Entonces solo están tratando de molestarnos...? No, no puede ser… Es cierto que los atacantes arruinaron el comienzo de la batalla por O’ltormea, pero la confusión finalmente desaparecería y su cadena de mando recuperaría el rumbo. Y una vez que eso sucediera, estos cinco mil caballeros serían demasiado pocos para ganar en un enfrentamiento directo. "Quizás esto es algún tipo de señuelo?" preguntó Saitou. "Estás diciendo que están llamando nuestra atención desde el frente para que puedan atacar desde un lado?" Shardina frunció sus cejas bien formadas.

Luego se calló, y echó una mirada en la dirección de Celia. "No, no lo creo. El suelo alrededor de nuestro campamento es mayormente plano, y nuestra visibilidad es demasiado buena." "Bien... no puedo imaginar que cambiarán a un método tan impaciente..." "Por supuesto, eso no quiere decir que sea imposible, pero…" La política de Xarooda en las primeras etapas del asedio fue consistente. Se refugiaron en su fortaleza para minimizar sus pérdidas, y se conectaron con los fuertes situados a través de las montañas circundantes para explotar su ventaja de ubicación y mantener su posición defensiva. Las posibilidades de que de repente cambiaran su estrategia eran improbables. Entonces, por qué están haciendo esto ahora, después de todo esto…? Cualquier acción tenía que tener un significado detrás, y lo que decide las batallas es qué tan rápido se pueden leer las intenciones de su oponente. Mientras Shardina colocaba un dedo en su hermosa barbilla y reflexionaba, la voz de un mensajero fuera de la tienda respondió a sus dudas. "Traigo un informe! Parte de nuestro ejército se ha separado de la formación. Han ido en persecución de los caballeros xaroodianos y se están acercando al Fuerte Ushas!" En el momento en que Shardina escuchó ese informe, todo encajó en su mente. La imagen que apareció en el ojo de su mente hizo que un escalofrío recorriera su espalda. No puede ser... Por qué salieron? Fueron... atraídos en...? No, es eso lo que buscan? Ese miedo se convirtió en convicción cuando el hombre que estaba a la entrada de la tienda habló con sarcasmo. De pie allí con una capa y una capucha para ocultar su identidad, Sudou habló con su habitual sonrisa malvada. “Este es un mal desarrollo para nosotros, y podría ser fatal dependiendo de cómo se desarrollen las cosas... Sr. Saitou, debería reunir a los caballeros. Ya le he pedido a Sir Rolfe que lo haga, pero acércate y ayúdalo a estar seguro. Eso debería

tranquilizar a Su Alteza. No queremos que los soldados se vuelvan locos, después de todo". "Señor Sudou, qué estás diciendo...?" Saitou, que aún no había entendido la situación, trató de caminar hacia Sudou. Sin embargo, Shardina levantó una mano para evitar que lo hiciera. "Saitou, lo siento, pero vete de inmediato. Solo sigue las órdenes de Rolfe'', dijo, y luego guardó silencio. Luego tomó aliento y le ordenó con toda la fuerza que pudo reunir. "Entendido? No dejen que más soldados salgan!" El tiempo era esencial. Shardina confiaba en las capacidades de Rolfe como comandante, pero necesitaba estar segura. Como dijo Sudou, si alguno más de sus soldados rompiera la formación, el ejército de invasión podría recibir un golpe devastador. Estimulado por la fuerte luz en los ojos de Shardina, Saitou detuvo sus preguntas y salió corriendo de la tienda. "Parece que el enemigo está empezando a actuar en serio… Helena Steiner y Ecclesia Marinelle, creo. Parecen tener un buen conocimiento de nuestro estado. Parece que su reputación como generales experimentados está bien ganada. Dependiendo de cómo se mueva nuestro ejército, las cosas podrían desarrollarse bastante mal..." Sudou habló con una sonrisa divertida en sus labios. Para él, todo esto era solo un juego, y cuanto más difícil se vuelve, más satisfactorio es. "Cierra tu boca insolente, Sudou!" Shardina estalló de ira ante su sonrisa sarcástica. Sudou simplemente se encogió de hombros. Shardina lo fulminó con la mirada y luego se sentó en una silla. "Aaah, Dios de la luz, Meneos... Dale tu protección a Saitou y Rolfe... Deben llegar a tiempo..." Shardina murmuró una oración, que era algo que casi nunca hacía. Celia, que estaba a su lado, todavía no parecía entender la situación. "Su Alteza... Qué está pasando...?" ella preguntó.

Shardina abrió los puños, que había cerrado mientras rezaba, y enterró la cara en las palmas. Celia no pudo evitar pronunciar esas palabras con sorpresa. Todas las cosas en la creación están unidas por causalidad. Eso era cierto tanto para el mundo de Ryoma, gobernado como estaba por la ciencia, como para este mundo, que estaba gobernado por poderes místicos. La causa siempre precede al efecto. Hay algún tipo de problema... Un tema importante que influirá en los movimientos de nuestro ejército en el futuro... Pero qué es...? Debe haber habido algún tipo de significado para las actitudes preocupadas de Shardina y Sudou. Mientras miraba la espalda de Shardina, todavía sentada con el rostro cubierto, Celia se devanó los sesos por la respuesta. Estoy aquí como comandante militar. Tengo que pensar. Qué sabemos ahora mismo...? Piensa en lo que sucedió desde que ese mensajero llegó con su informe. Las conversaciones que llenaron esta tienda desde que se entregó el informe del ataque sorpresa de Xarooda pasaron por la mente de Celia una vez más. Fue entonces cuando Celia finalmente se dio cuenta de algo. Espera... Qué dijo ese mensajero? Parte de nuestro ejército salió...? Y luego, lo que dijo Sudou me vino a la mente. Sudou dijo algo. Dejar que nuestros soldados se vuelvan locos por más tiempo podría ser fatal… volverse locos? Así que se están desplegando de manera diferente a lo que Su Alteza ha planeado. Han sido atraídos fuera de su formación... Así que la unidad enemiga que lanzó ese ataque sorpresa fue solo un señuelo... Así que la unidad que salió es… Habiendo pensado hasta aquí, todas las piezas encajaron en la mente de Celia. Sudou dijo que dependiendo de cuántas unidades se muevan, podría influir en cómo se desarrollan las cosas... Y enviaron a Saitou y Sir Rolfe para reunir a los caballeros y mantenerlos bajo control.

Todo condujo a una conclusión que era demasiado aterradora para expresarla con palabras. "Este ataque fue un señuelo..." murmuró Celia. "Y lo que les espera a las unidades que cayeron en el anzuelo y fueron tras la unidad enemiga es…" Shardina miró a Celia por decir esas palabras. Sus ojos estaban llenos de rabia y tristeza, prueba de que Celia acababa de llegar a la respuesta despiadadamente correcta. Shardina y Celia se miraron en silencio y, a su lado, Sudou permaneció con su constante e indomable sonrisa. Pero mientras lo hacían, un caballero que se apresuró a entrar en la tienda rompió el silencio. Debió haber corrido con bastante prisa, ya que cayó sobre una rodilla ante Shardina antes de que pudiera recuperar el aliento. “Vengo con un mensaje! Sir Saitou y Sir Rolfe han reunido con éxito sus respectivas unidades!" El informe hizo que Celia suspirara de alivio. Rolfe fue originalmente puesto a cargo de defender su fortaleza en la retaguardia, pero el hecho de que ahora estuviera aquí en la cuenca de Ushas era una pequeña misericordia para ellos ahora. La decisión de Shardina de sacar mano de obra de sus posiciones defensivas para asegurar su victoria en esta ofensiva total los había beneficiado de una manera inesperada. Solo un hombre digno y consumado como Rolfe podría frenar el pánico de los soldados. Saitou tampoco era un mal comandante, pero esta situación probablemente era demasiado complicada para él. Celia sonrió aliviada. Shardina, sin embargo, permaneció tan seria como antes. "Cuántas tropas rompieron la formación sin permiso?" "Si su Alteza!" dijo el corredor. "Por lo que hemos confirmado, aproximadamente ocho mil hombres se centraron en tres órdenes de caballeros: la tercera, quinta y octava órdenes del frente oriental".

Shardina chasqueó la lengua con frustración. Si este ataque estaba destinado a atraer a los soldados de O’ltormea a una trampa, sus posibilidades de regresar con vida eran escasas. Ocho mil... Eso es más de lo que esperaba. Apuntaron a los refuerzos que recolectamos del frente oriental... Saben que mi mando sobre ellos es débil… La mayoría de las unidades que cargaron sin el permiso de Shardina fueron llamadas como refuerzos de emergencia. El Imperio O’ltormea tenía vastos territorios, pero estaba teniendo un efecto adverso en esta guerra. Si bien todas las unidades reunidas en este campamento eran parte de las fuerzas armadas de O’ltormea, estas unidades eran diferentes de las que habían operado bajo su mando durante años, y hay que reconocer que Shardina no las había aprovechado. "Sir Rolfe está solicitando permiso para desplegarse con el fin de ayudarlos, Su Alteza", dijo el corredor. Shardina guardó silencio. Si ella optaba por no hacer nada, los ocho mil soldados que fueron atraídos probablemente morirían. Pero, es realmente sabio marchar hacia lo que podría ser una trampa? "Creo que la decisión correcta es reducir nuestras pérdidas", dijo Sudou mientras Shardina permanecía sin habla. Incluso frente a esta crisis, Sudou permaneció tan relajado y alegre como siempre. "Reducir nuestras pérdidas?" Celia ladeó la cabeza, sin entender muy bien lo que quería decir Sudou. El cambio de expresión le pareció desconocido. Al menos, nunca lo había escuchado antes. “Sí, reducir nuestras pérdidas. Tratar de salvarlos ahora solo ensancharía la herida y solo serviría para empujarnos a una situación de la que realmente no podemos recuperarnos. En términos más simples, al tolerar ciertas pérdidas hasta cierto punto, evitamos que el daño se extienda más ”. "Cortar sus pérdidas" era un término del mundo del comercio de acciones, que simplemente significaba definir las pérdidas de uno.

Por ejemplo, suponga que una acción en alza comienza a perder valor poco después de que la compra. Por supuesto, los precios de las acciones fluctúan a diario, por lo que uno podría optar por conservar dicha acción si cree que su valor aumentará. Pero las acciones podrían seguir cayendo fácilmente. Una acción de cien yenes podría costar noventa yenes al día siguiente. En cuyo caso, uno pierde diez yenes en el proceso. Si dicha persona cree que el valor volverá a los cien yenes en unos días, podría optar por no vender las acciones. Pero si sienten que las acciones seguirían bajando de valor, pueden definir su pérdida como solo diez yenes y descartar las acciones. Eso fue reducir las pérdidas. Hacer esto minimiza las pérdidas. Entonces, cuando Sudou dijo que deberían reducir sus pérdidas, efectivamente quiso decir... "Estás diciendo que no deberíamos enviar fuerzas para salvarlos?" Shardina miró a Sudou con odio y Celia tragó saliva con nerviosismo. Esto fue, en cierto modo, una traición a la confianza de los soldados. “Por supuesto, si insiste en ello, Su Alteza, enviaré una fuerza de rescate para ayudarlos...” Dijo Sudou, con una detestable sonrisa en sus labios. “Pero a riesgo de parecer grosero, debo señalar que si enviamos una fuerza de rescate, debemos prepararnos para que la situación empeore. Enviar refuerzos ahora simplemente resultaría en que fueran eliminados uno por uno". La expresión de Sudou parecía deletrear un solo mensaje: "La decisión es tuya. Ahora decide ". "Y me das este consejo sabiendo muy bien qué pasará si lo sigo?" Preguntó Shardina, dirigiendo una mirada de odio al hombre. Esta era una emoción que nunca antes había dirigido a Sudou. Akitake Sudou... Confidente del ahora fallecido Gaius Valkland… Por muy irritante que fuera Sudou, tuvo que reconocer su fuerza como guerrero y su ingenio cuando se trataba de tácticas. De hecho, simplemente dijo lo que había que decir en ese momento dado, y Shardina lo entendió.

Pero se dice que un buen consejo es el que más duele escuchar. "Por supuesto. No enviar una fuerza de rescate y dejarlos morir disminuirá enormemente la moral de nuestro ejército. Pero el problema es que cualquiera que sea la elección que hagamos, sufriremos algunas pérdidas. En cuyo caso, debemos elegir el camino en el que perdamos menos... Si no podemos elegir el mejor escenario posible, debemos elegir el segundo mejor”. El análisis de Sudou fue correcto. Dejar que sus tropas murieran después de reconocer que estaban marchando hacia una trampa ciertamente dañaría la moral de sus tropas. "Así que me estás diciendo que elija entre la moral de mis soldados y el mantenimiento de nuestros números..." Shardina una vez más mordió la uña de su pulgar involuntariamente. Si no envío la fuerza de rescate, los soldados se disgustarán con mi comando... En el peor de los casos, incluso podrían rebelarse contra mí... Pero enviar una fuerza de rescate cuando hay una alta probabilidad de una trampa sólo nos hará tomar más daño de esta situación... Y si eso sucede, los soldados empezarán a tener dudas sobre mi mando de todos modos… Cualquiera de las dos opciones le costaría mucho al Imperio O'ltormea y paralizaría aún más la invasión de Xarooda. Shardina no sabía qué elección debía tomar y, con toda probabilidad, no había una respuesta correcta en esta situación. Esto fue lo que se llamó una trampa-22 en el mundo de Ryoma. Sin embargo, Shardina no podía permitirse el lujo de no tomar una decisión en esta situación. Y fiel a las palabras de Sudou, todo estaba sobre los hombros de Shardina. Esa era la responsabilidad de quien dirigía un ejército. "Bien..." Ella finalmente tomó su decisión con amargura. Después de un largo silencio, Shardina finalmente separó los labios. Pero las palabras que tenía la intención de decir a continuación nunca llegarían a oídos de la gente en esta tienda. “Vengo trayendo terribles noticias! Debo tener una audiencia con la princesa Shardina de inmediato! "

Porque un nuevo mensajero irrumpió en la entrada, ahogándolos para siempre… ♱ El sol se pone y una cortina de oscuridad se asienta sobre la zona. Helena está sentada en la habitación que le ha sido asignada en el Fuerte Ushas, bebiendo de la copa en sus manos mientras mira hacia la oscuridad fuera de su ventana. El licor fuerte se desliza por su garganta y hace que una sensación de calor florezca en su interior. Helena no solía ser de las que bebían alcohol, pero a veces, estar en el campo de batalla le daba ganas de beber en exceso. Especialmente después de las batallas... Normalmente, ella pensaría en sus camaradas ahora fallecidos en tiempos de antaño. Pero ahora mismo, una mujer soltera ocupaba la mente de Helena. Una joven doncella, vestida con una brillante armadura. Su rostro estaba blanqueado, como si una niebla se cerniera sobre él, ocultándolo de la vista. El confidente jurado de Lionel Eisenheit, emperador de O’ltormea: su amada hija. "Admito que me sorprendió... estaba seguro de que enviaría una fuerza de rescate. Es más fría de lo que pensaba. Quizás la tomé a la ligera...?" Con un pequeño suspiro, Helena volvió la mirada a Ecclesia, que estaba sentada frente a ella. Helena inclinó la botella en la copa de Ecclesia. "Personalmente, creo que su juicio fue estelar", dijo Ecclesia con una sonrisa serena. “Pudo darse cuenta de que habíamos tendido una trampa. Bueno, supongo que ese nivel de juicio es lo que esperaría de un comandante del ejército..." En la práctica, la decisión de Shardina de no rescatar a las fuerzas atraídas fue correcta. Sin embargo, todo lo que significó fue que evitó el peor escenario posible. "Supongo", Helena consideró las palabras de Ecclesia con un pequeño asentimiento y tomó otro sorbo.

"Pero esto plantea la cuestión de cómo recuperará la confianza de sus hombres", dijo Ecclesia. "Quién sabe? Los corazones de las personas pueden ser bastante complicados... Y, por lo tanto, depende de qué tan bien pueda entender eso ". Helena admitió que, si hubiera estado en la posición de Shardina, tampoco habría podido encontrar una solución perfecta. Los soldados probablemente sentirán que están siendo tratados como peones desechables... Helena pensó que había leído un libro de Rearth. Era un viejo libro que detallaba el período de los estados beligerantes de cierto país, y contenido dentro de él era un cierto proverbio. Hacer un costoso sacrificio en el curso de la justicia. Los Anales de los Tres Reinos de China hablaban de Ma Su, un sabio estratega del país de Shu Han. Era un joven prometedor que había sido reconocido por el genio general Zhuge Liang. Pero una vez, Ma Su ignoró las órdenes de Zhuge Liang y sufrió una grave derrota en la batalla. Fiel a la disciplina militar, Zhuge Liang sentenció sin piedad a Ma Su a muerte. Los otros generales, sabiendo muy bien cuánto apreciaba Zhuge Liang a Ma Su, pidieron unánimemente que se perdonara a Ma Su por su fracaso, pero Zhuge Liang no cedió a su decisión y acató las leyes militares. Y así, con lágrimas corriendo por sus mejillas, Zhuge Liang cortó la cabeza de Ma Su. La lección de esta historia es que no importa cuán cercana o talentosa sea una persona, nunca se debe infringir la ley cuando se trata de castigarla. Pero este fue, por supuesto, el razonamiento de un general. Al escuchar esta historia, Helena también extrajo una lección diferente. Lo que importa es el rendimiento... La forma en que los demás te ven. Los soldados apreciaban sus propias vidas. Incluso las mejores tropas de un comandante podrían no ser ideales. En el contexto de esa historia, si Zhuge Liang llora o se ríe, no le importa a Ma Su, cuya cabeza debe ser cortada.

Las lágrimas que Zhuge Liang derramó no fueron por Ma Su, para empezar. El punto era hacer que los otros generales vieran que había derramado lágrimas y, al hacerlo, conservar su confianza y fe. Zhuge Liang entendió que no importa cuán estrictas sean las regulaciones militares, cortarle la cabeza a Ma Su sin una pizca de emoción empañaría su popularidad. Este caso fue similar al de Zhuge Liang. Los espías del clan Igasaki que se mezclaban con el ejército de O’ltormean les habían dicho que Shardina se había dado cuenta de la trampa que Helena y Ecclesia habían tendido y ordenaron a su ejército que no se desplegara. Y como general a cargo de todo un ejército, la elección de Shardina fue correcta. Pero hacerlo significaba abandonar a las ocho mil tropas otormeanas atraídas al ver cómo la caballería de Ecclesia se retiraba al Fuerte Ushas. Las tropas de Grahalt luego descendieron sobre los O’ltormeanos desde las montañas, golpeando sus flancos indefensos. Esto resultó en pérdidas masivas entre las tropas atraídas. Si bien las cifras aún no se contabilizaron en su totalidad, se estima que nueve décimas partes de las tropas atraídas fueron eliminadas. Esto dejó a Shardina con un problema muy crítico: los corazones de los varios cientos de soldados que sobrevivieron a la trampa. Shardina debió haber lamentado el hecho de que alguno de ellos sobreviviera, ya que los sobrevivientes probablemente estaban resentidos por el hecho de que Shardina no envió refuerzos para ayudarlos. Incluso si se escondiera detrás de la excusa de que rompieron las órdenes, la confianza general en su mando se vería muy disminuida. Y ese descontento estaba destinado a extenderse a las otras unidades que esperaban bajo su mando. La ansiedad de que no fueran más que peones desechables para su comandante pesaría sobre todos sus soldados... Declarar su razonamiento no sería suficiente para evitar esto, pero la verdadera pregunta era si Shardina Eisenheit estaba al tanto de esto.

"Asumiría que una jovencita como ella no sabría tanto", concluyó Helena. “Puede que tenga experiencia con las guerras, pero solo había ganado con la fuerza del poder nacional de O’ltormea detrás de ella. No tiene la experiencia para inclinar la balanza a favor de O'ltormea una vez que ha perdido la ventaja". "Estoy de acuerdo. Puede que sea temible en el futuro, pero ahora mismo es una niña." Ecclesia asintió con una sonrisa en sus labios como la de los fuertes mirando a los débiles a sus pies. Tan talentosa e inteligente como era, desde la perspectiva de Helena y Ecclesia, Shardina todavía era un pájaro bebé. Incluso si pudiera ser un polluelo de fénix que algún día crecerá fuerte y poderosa, todavía era sólo un polluelo por ahora. Su falta de experiencia en el campo era abrumadora, especialmente cuando se trataba de luchar desde una posición de inferioridad y alejarse de ella con vida. Por talentosa que pudiera ser, esa falta de experiencia en engañar a la muerte mientras estaba en medio de un sangriento combate significaba que le faltaba capacidad para funcionar como general. Para Helena y Ecclesia, todo lo que Shardina era capaz de hacer era simplemente aplastar ejércitos juntos, como un niño podría golpear juguetes entre sí. Podían ver a través de ella con demasiada facilidad. Por supuesto, el hecho de que pudiera reclamar la vida de la Deidad Guardiana de Xarooda a pesar de esa inexperiencia era prueba de sus sobresalientes habilidades de liderazgo. "Aún así, no podemos estar seguros de haber ganado todavía", dijo Ecclesia. “Tienen a ese hombre, Rolfe, de su lado, y a Celia Valkland, la taumaturga de la corte recién nombrada. Y el vice capitán de los Caballeros Sucubo y el lugarteniente de Shardina, Hideaki Saitou. Todos son bastante capaces..." "El Escudo del Emperador..." Helena asintió con gravedad. Rolfe Estherkent ha sido el ayudante más cercano del emperador Lionel Eisenheit desde que O’ltormea no era más que un pequeño reino en el corazón del continente occidental. Su habilidad excedía con creces la de un comandante ordinario.

En una batalla que tuvo lugar en las llanuras de Notis hace 30 años, Helena y el difunto general Belares rechazaron la invasión de O’ltormea y se convirtieron en héroes nacionales. Pero cuando el ejército de O’ltormea comenzó a retirarse y fue objeto de una persecución valiente por parte del ejército de Helena y del general Belares, un comandante escapó de sus garras. Dado que O’ltormea se vio obligado a retirarse, esto no era muy conocido entre la gente. Pero Helena, que había luchado directamente contra el hombre, nunca olvidaría a Rolfe Estherkent. Su tremenda habilidad con las batallas defensivas y las retiradas le hizo merecedor del título Escudo del Emperador. Los espías de Igasaki informaron que su habilidad para calmarse y reprimir el deseo de los soldados de perseguir a sus asaltantes fue realmente magistral. Si no hubiera sido por él, Ecclesia probablemente habría atraído a miles más de las filas de O’ltormea a la trampa. Y Saitou también ayudó a sofocar el alboroto de los soldados. Ninguno de los dos debía ser despreciado. "El resto depende de la habilidad de sus ayudantes, supongo...", dijo Ecclesia pensativa. "Sí", asintió Helena. "Y luego está el asunto de ese hombre encapuchado que ayudó a Shardina. Tampoco sabemos quién es... No podemos permitirnos el lujo de ser descuidados ahora". Tenían una buena comprensión de las habilidades de Shardina, pero el resto dependía de cuánto pudieran lograr sus ayudantes. Esta derrota podría servir para hacer crecer a Shardina, ayudándola a convertirse en una comandante verdaderamente monstruosa. Pero de cualquier manera, esta guerra aún no había terminado. "Bueno, devanarnos los sesos por esto ahora no nos dará ningún resultado. Por ahora, regocijémonos por nuestra victoria de hoy”, dijo Helena, levantando su copa. “Sí, Grahalt lo hizo mejor de lo que esperaba. Creo que hoy hemos reducido de seis a siete mil enemigos…" Ecclesia levantó su propia copa para que coincidiera con Helena.

Pero al contrario de sus palabras, su expresión estaba insatisfecha. Su ataque sorpresa golpeó el campamento de O’ltormea y atrajo a los soldados, después de lo cual Grahalt procedió a lanzar un segundo ataque sorpresa desde el flanco y diezmar sus fuerzas. El núcleo de la táctica eran los ataques sorpresa de doble capa. Y aunque la estratagema había sido un éxito, Ecclesia todavía sentía que no había hecho lo suficiente. “Por la cantidad de tiempo y esfuerzo que dedicamos a este plan, no puedo evitar sentir que hemos logrado muy poco. Sin embargo, no hay nada que hacer al respecto ahora. Deberíamos estar satisfechos con esto... Por ahora, al menos". Helena contempló sus palabras con una sonrisa forzada. Dedicaron mucho tiempo y sacrificios para sacar esta trampa. La razón por la que Ecclesia y Helena permanecieron escondidas en la fortaleza después de que llegaron los refuerzos fue por este día, este momento. De modo que quedaba la pregunta. De seis a siete mil soldados realmente estuvieron a la altura de toda la preparación y el esfuerzo que habían puesto en esta trampa? Helena tuvo dificultades para decidir, de una forma u otra. "Hemos hecho más que suficiente para detenerlos, y de todos modos, nunca planeamos decidir la guerra aquí. Probablemente deberíamos estar satisfechos con esto”, finalmente concluyó Helena encogiéndose de hombros. “Eso dices, pero con esto no tenemos más cartas bajo la manga...” Ecclesia negó con la cabeza. "Después de todo, hemos agotado a nuestros arqueros de caballería. Lo único que podemos hacer ahora es escondernos en esta fortaleza y concentrarnos en la defensa". Aun así, ni siquiera había una sombra de ansiedad en su expresión. Porque creía en un hombre soltero, que ahora se hundía profundamente en el territorio otormeano como una cuña.

Un vigoroso golpe llegó desde la puerta de la habitación de Helena, como si la misma diosa del destino los hubiera estado llamando… "Vengo con malas noticias, lady Helena! un caballero gritó desde detrás de la puerta. "El ejército otormeano se está moviendo en un frenesí!" Helena y Ecclesia asintieron con la cabeza. "Creo que está comenzando, Lady Ecclesia". "Sí, eso parece…" Ecclesia no necesitó preguntar qué había querido decir Helena. La batalla de ese día había asestado un golpe doloroso no solo al número de O'ltormea, sino también a la moral de sus soldados. Era inimaginable que montaran un asalto nocturno en esas condiciones. En cuyo caso, esto solo podría significar una cosa. Habían creído en él. Si no lo hubieran hecho, Helena no se habría quedado simplemente a la defensiva en el Fuerte Ushas. Pero aún así, no había podido evitar albergar una pizca de ansiedad en lo más profundo de su corazón. "Realmente lo hiciste, Ryoma..." Helena murmuró su nombre con una exclamación de sorpresa y admiración. La guerra entre Xarooda y O’ltormea, que había comenzado hace más de un año con la batalla por las llanuras de Notis, finalmente se acercaba a su conclusión. Gracias al poder de ese hombre…

Capítulo 5: La Iglesia de Meneos La región sur del continente occidental estaba salpicada de varios pequeños reinos que estaban en constante estado de guerra. Era la región más reñida del continente, y siempre había combates en un momento u otro. En el extremo occidental de esa región, en la frontera con una de las naciones más grandes del continente, el Sacro Imperio de Qwiltantia, había una ciudad. Su nombre era la Capital Santa, Menestia. Una ciudad de piedra que se encontraba en el centro de vastas llanuras. Se dijo que Menestia fue construida en la antigüedad por los santos instruidos por los dioses y sus muchos seguidores. Esta gran ciudad fue la base de operaciones más grande de la Iglesia de Meneos. En el corazón de esta gran ciudad estaba un templo masivo. Pero en verdad, no era tanto un templo como un castillo. Uno no esperaría encontrar clérigos trabajando al servicio de Dios viviendo en una estructura tan elevada. Por supuesto, alguien que hiciera tal declaración traería sobre sí la ira de los creyentes celosos de la iglesia de Meneos, que lo marcaría como un insulto a la fe. Pero la ciudad estaba cubierta por tres capas de muros y un foso que dibujaba en una rama del cercano río Uranoa para evitar a los invasores. El templo en el centro de Menestia parecía un lugar de culto en apariencia, pero también estaba protegido por su propio foso y el camino que conducía a él estaba estrechamente custodiado por soldados de élite totalmente armados. Entonces, a pesar de las apariencias, sería difícil llamar a esto un mero lugar de adoración. Sentado en su cuarto en el templo estaba un tal Rodney Mackenna, tumbado con su mejilla contra el escritorio mientras

miraba las nubes a través de la ventana abierta. La suave luz del sol envolvió su cuerpo, induciendo una tentadora somnolencia en su mente. No he dormido bien últimamente, verdad…? Con ese pensamiento en mente, Rodney suprimió un bostezo. Desde que regresaron de su guarnición en Beldzevia hace unos días, las cosas habían estado tan ansiosas que no había podido dormir bien... Aunque, mientras lo llamaba hace unos días, de hecho habían pasado varios meses desde que regresaron. Ya habría terminado sus informes y se habría acostumbrado a su vida en la capital. Pero la cuestión de cómo manejar la carga que había recogido en su camino de regreso a la capital era la fuente de sus ansiedades. Su trabajo se había acumulado, y no podía permitirse el lujo de holgazanear. Pero sus párpados se volvieron más pesados cada segundo, y en poco tiempo, la conciencia de Rodney se hundió en el oscuro lodazal del sueño. "Veo que vive en condiciones bastante cómodas. Empuja todos sus papeles sobre su pobre teniente y ronca toda la tarde, Capitán... No me extraña que el cardenal Barugath te tenga vigilado." Un resplandor agudo y frío despertó la conciencia de Rodney como un chorro de agua helada. Su teniente y hermanastra fraterna, Menea Norberg, lo miró con una mirada tan aguda como un par de dagas, a lo que Rodney se encogió de hombros a pesar de sí mismo. Normalmente, Menea simplemente se refería a él como "Capitán". Su comportamiento no fue diferente al de su misión hace unos días, cuando dirigieron su unidad en tareas punitivas. Los otros miembros lo llamaron líder, mientras que Menea lo llamó Capitán. Pero eso era solo cuando había otras personas alrededor. Cuando estaban solos, normalmente se llamaban por su nombre de pila. Suponiendo, por supuesto... que Menea no estuviera de mal humor.

Menea conocía a Rodney desde hacía mucho tiempo. Cuando su padre falleció repentinamente, Rodney tenía 12 años y era un noble prestigioso del Reino de Tarja. Cuando heredó la jefatura y el título de conde de la Casa Mackenna, Menea le fue presentada como su media hermana de otra madre. Habían estado trabajando juntos durante unos diez años desde entonces, y después de haber pasado tanto tiempo juntos, podían reconocer el estado de ánimo del otro solo por su tono de voz. Y ahora mismo, Rodney se dio cuenta de que el corazón de Menea estaba hirviendo de ira. La verdadera montaña de papeleo que le había confiado parecía haberla dejado de muy mal humor. O tal vez solo estaba molesta porque él se quedó dormido. Fuera lo que fuera, Rodney sabía que debía mantener la cabeza gacha y quedarse callado mientras esperaba que la tormenta pasara. "Límpiate con esto. Estás babeando". Con ojos resentidos, Menea sacó del bolsillo un pañuelo de seda y se lo tendió. Aparentemente, la luz del sol era tan agradable que Rodney se quedó dormido en medio de un bostezo y dejó la boca abierta. "Oh. Lo siento, gracias…" dijo Rodney mientras se limpiaba apresuradamente la boca y la barbilla. Menea era dos años más joven que Rodney, pero cualquiera que los mirara ahora supondría que ella era la hermana mayor. "Lo juro, Capitán, usted es un hombre adulto, no un niño... Y yo ciertamente no soy su madre". Nemea gruñó y exhaló un gran suspiro. Es cierto que Rodney era un niño noble malcriado, e incluso al llegar a la edad adulta, su capacidad para vivir de forma independiente era esencialmente inexistente. Cuando vivía en Tarja, nunca había necesitado salir a comprar sus propias cosas, ni siquiera recordaba cuánto dinero tenía en la billetera. Estaba tan alejado de la vida común que una vez le entregó su billetera a un mendigo, que poco después fue arrestado de inmediato por los guardias por presunto robo.

Por cierto, fue solo porque Nemea le preguntó a Rodney dónde estaba su billetera que el mendigo se salvó del encarcelamiento. Ella rápidamente miró a su alrededor y de alguna manera se las arregló para explicar las cosas. En el peor de los casos, el pobre mendigo podría haber sido ejecutado por hurto mayor. Nemea se sintió aliviada de haber evitado ese derramamiento de sangre innecesario, por decir lo menos. Rodney actuó con la bondad de su corazón, eso era seguro, pero la suma que le había entregado al mendigo era demasiado grande. En gran medida. El mendigo probablemente se sorprendió cuando abrió la billetera y encontró varias docenas de monedas de oro, cuando un solo oro era suficiente para que un plebeyo pudiera vivir cómodamente durante todo un año. La suma en sus manos era suficiente para vivir unos buenos 20 años. Si fuera a una de las regiones fronterizas, fácilmente podría comprar una casa y una granja con este dinero. Encontrar tanto dinero fue un punto de inflexión que podría redimir su vida entera. Por supuesto, el mendigo se había regocijado tanto con el descubrimiento de que su comportamiento había sorprendido a todos a su alrededor. Y no pasó mucho tiempo antes de que los guardias vinieran a interrogarlo. Si solo hubieran sido unas pocas monedas de plata, tal vez su historia hubiera parecido más creíble, pero tenía una billetera llena de monedas de oro. No creyeron su historia sobre cómo un noble le había entregado la billetera. Ningún noble, por generoso que sea, tendría motivos para conceder tanto dinero a un mendigo al azar. Era como entregar una maleta llena de billetes de un dólar a un extraño al azar en la calle. Todo esto fue para mostrar cuán distante había sido la educación de Rodney. Y, de hecho, si Menea no estuviera allí para cuidarlo, era dudoso que hubiera alcanzado el rango de capitán de caballero, o incluso hubiera llegado vivo a Menestia después de huir de la capital de Tarja. Por otra parte, si no fuera tan ingenuamente amable, no haría nada tan caprichoso y extraño como salvar a alguien de otro mundo como a quien se encontró en el bosque.

"Debes estar realmente cansado. Esa chica realmente te molesta tanto?", preguntó Menea. No podía haber otra razón por la que Rodney estaría tan cansado en este momento. Mientras observaba a Rodney frotarse los ojos con cansancio, Menea dejó escapar un suspiro profundo y exasperado. Por supuesto, no era que a Menea no le gustara Asuka Kiryuu. Después de todo, la propia madre de Menea era un otro mundo de Estados Unidos, y además siempre encontró fascinantes las historias de Asuka sobre la Tierra del Sol Naciente. Y cuanto más conocía a esta chica, más se daba cuenta Menea de que Asuka no era adecuada para este mundo. Si Rodney no la hubiera encontrado en el bosque cuando lo hizo, es probable que algún comerciante de esclavos la hubiera recogido y vendido. Y una vez que se convirtiera en esclava, no habría más salvación disponible para ella. Sería el juguete de otra persona hasta el día de su muerte, o hasta que corriera el telón de su vida por su propia voluntad. Menea había visto a personas que se habían topado con este mundo desde Rearth encontrarse con tales destinos más de una vez. Por eso Menea nunca culpó ni juzgó a Rodney por salvar la vida de Asuka. En todo caso, se enorgullecía de la bondad de su medio hermano paterno. Pero no pudo evitar preguntarse por qué tenía que estar tan preocupado por ella. No quiero considerarlo, pero… La posibilidad más probable era que Rodney se hubiera enamorado de Asuka. Menea admitió que Asuka era una joven atractiva y Rodney era un hombre de 26 años. Aparentemente, Asuka iba a cumplir 17 o 18 este año, por lo que la diferencia de edades no era demasiado grande. Por supuesto, si hubieran estado en Japón, la Ordenanza de Protección Juvenil podría haber desaprobado a una pareja así, pero esos eran los estándares de Rearth. En este mundo, una pareja con ese tipo de diferencia de edad se consideraba perfectamente válida. No solo los nobles, sino incluso los plebeyos se casarían a esas edades.

Y conociendo a Rodney tan bien como ella lo conocía, Nemea sabía que la apariencia de Asuka era de su agrado. Pero... Eso realmente tiene sentido? Rodney Mackenna era bastante tardío cuando se trataba de asuntos de romance. O tal vez llamarlo un soñador romántico sería más adecuado. Pero aun así, ya que Rodney era heredero de la casa de un conde, sus parientes habían traído muchas propuestas de matrimonio arregladas para que él las considerara. Todo lo cual había rechazado... lo cual era extremadamente inusual en la sociedad aristocrática. Para la nobleza, el matrimonio era un medio de conservar la casa y el título. Y fue un medio de estrechar los lazos entre diferentes familias nobles. El afecto romántico tuvo poca influencia en el asunto. Por supuesto, era perfectamente probable e incluso aconsejable que una pareja casada aprendiera a amarse y apreciarse mutuamente. Pero el hecho desafortunado del asunto era que los nobles carecían del privilegio de casarse libremente con quien amaban. Y así, un noble enamorado se enfrentó a la opción de forzar su voluntad y descartar su casa y título, o simplemente creer en su corazón que se reuniría con su amada en la próxima vida. Las sospechas de Menea, sin embargo, resultaron falsas. "Sí, no puedo evitar pensar en ello..." murmuró Rodney evasivamente. Esto hizo que la expresión de Menea cambiara. Ella no podría servir como su ayudante personal si fuera demasiado franca o no pudiera sentir la severidad detrás de sus palabras. "Quieres decir... esa katana?" Preguntó Menea. "Sí", asintió Rodney profundamente. "No hay duda de esto, es una espada de taumaturgia... Desafortunadamente".

Nemea no pudo evitar tragar saliva nerviosamente ante sus palabras. Tenía la sospecha furtiva de que este podría ser el caso, y aparentemente su intuición no le falló. Pero Menea tuvo que preguntarle a Rodney por segunda vez. Después de todo, simplemente no podía ser cierto. "Estás seguro de ello?" "Sí, positivo. Una de mis noches fuera de servicio, hice que Asuka me la prestara por la noche... y terminé quedándome hasta la mañana, mirando en ella." Al escuchar su explicación, Menea tuvo la sensación de hundimiento de que se habían involucrado en algo que era mucho más grande de lo que creían. La katana de Asuka es una espada taumaturgia... no puedo creerlo… La existencia de una espada taumaturgia no era tan inusual en sí misma. Cierto, la espada era un arma temible. Había cortado a través de un tigre de tres ojos - con un cuerpo masivo que pesaba 500 kilogramos y una cara que era tan dura como el hierro - con un solo corte y sin sufrir tanto como una abolladura. Estaba claro que la espada tenía un sello de preservación tallado en ella, como las armas thaumaturgic comúnmente lo hacían. Además de eso, el cambio que había superado a Asuka al blandirlo era una prueba contundente. En ese caso, no fue difícil llegar a la conclusión de que dicha katana, Ouka, era una espada de taumaturgia. Pero el hecho de que esta peligrosa arma estuviera en manos de una chica que acababa de ser convocada desde Rearth lo cambió todo. Cómo pudo Asuka, que había sido convocada desde un mundo sin taumaturgia, haber puesto sus manos en tal arma? Especialmente dado el calibre de su poder, que lo pone a la par con las armas más preciadas y raras de este mundo: una espada demoníaca… "Pero si ese es el caso..." "Sí, probablemente estás en el camino correcto, Nemea..." Asuka ya les contó lo que había sucedido cuando vino a este mundo. Ella fue llamada a este mundo con otros dos hombres -

Tachibana y Kusuda. Momentos antes de que el sello de la esclavitud pudiera aplicarse a ella, su abuelo Kouichirou Mikoshiba irrumpió en la escena y la salvó. Con esa historia en mente, sólo había una conclusión plausible. "Así que es verdad..." “Sí, si lo que Asuka nos dijo es cierto, esta persona Kouichirou Mikoshiba ya había estado en este mundo una vez antes y de alguna manera usó la taumaturgia para regresar a Rearth. Y cuando llamaron a Asuka, regresó aquí... Honestamente, es difícil de creer... " Esta historia fue imposible dada la lógica de este mundo. En los miles de años de historia registrada de este mundo, no hubo un solo ejemplo de alguien que regresara con éxito a Rearth después de venir a este mundo. "Le dijiste a Asuka?" "No ... No me atreví a hacerlo. No necesito explicar por qué, verdad?" Rodney dijo con amargura y suspiró. Menea se dio cuenta de por qué no dormía. Así que eso es lo que sucedió... No puede contarle a nadie más sobre esto... Sin embargo, de mala gana, Rodney terminó cargando una carga absurda sobre su espalda... Había sucedido algo que no podía ser real. Si Ouka realmente era una espada de taumaturgia, Kouichirou Mikoshiba debió haber visitado este mundo antes. Pero si había una posibilidad de que hubiera sucedido, solo se podía rastrear a una cosa. "La organización...?" Preguntó Menea. Rodney asintió sin decir palabra. Innumerables países compitieron por el dominio del continente occidental. Pero solo unas pocas personas sabían que, a diferencia de esos países, que habían luchado abiertamente, dos grupos lucharon por el control del continente entre bastidores. Uno de ellos fue el grupo al que se asoció Rodney: la Iglesia de Meneos. Esta institución religiosa estuvo involucrada en innumerables actividades entre las muchas iglesias que salpican el continente. Su poder e influencia se extendieron más allá del

alcance de cualquier país, y algunas de sus acciones lo hicieron parecer el gobernante de facto del continente. Su objetivo era frenar la creciente hostilidad entre los diferentes países y mantener el orden. O, al menos, ese era su objetivo declarado. La verdad del asunto era muy diferente. Convocar a personas de Rearth y esclavizarlas no era más que el método más básico. El secuestro, el asesinato y las actividades subversivas eran partes típicas de su modus operandi. La triste verdad del asunto era que incluso si estaban decididos a mantener la paz, los tópicos y la buena voluntad no los llevarían a ninguna parte. Pero aun así, una vez que los métodos van demasiado lejos, sus acciones se convierten en crímenes. Y en ese sentido, no eran una organización religiosa sino una sociedad secreta. Pero incluso la Iglesia de Meneos tenía un rival contra el que luchar. O más bien, se rumoreaba que tal rival existía. Ese grupo simplemente se llamaba 'la organización'. La Iglesia de Meneos había oído hablar de su existencia hace varias décadas, y desde entonces, habían dedicado gran parte de su abundante mano de obra y fondos a investigar en ella. Sin embargo, no importa cuánto investigaron a este misterioso grupo, no encontraron nada sobre la identidad de sus agentes, por no decir nada de su líder. No tenían ni idea de dónde podría haber estado su base. Algunos de los líderes de la iglesia dudaron de su existencia por completo. Podríamos estar aterrorizados de una ilusión… Pero Rodney y Menea sabían que existía, y sabían cuán vasto era su poder e influencia... Porque fue esa organización la que llevó a Rodney y Menea a dejar a un lado su país. La organización actuó fundamentalmente entre bastidores, ocultando su existencia a la vista. Casi nunca actuaron abiertamente. Pero su fuerza era tan vasta que las órdenes de caballeros de un solo país no eran rival para ellos.

Rodney sabía esto porque se habían mostrado capaces de luchar por igual contra los Caballeros del Templo, la mayor fuerza militar que posee la Iglesia de Meneos. Sucedió hace 10 años. Con su invasión detenida por una alianza formada entre Helena Steiner y Arios Belares, el expansionismo ardiente del Imperio de O'ltormea permaneció insatisfecho, y volvieron sus lanzas sobre los reinos del sur. Sintiendo que sus movimientos eran una amenaza potencial, la Iglesia de Meneos cooperó con el Sacro Imperio de Qwiltantia y envió una expedición para ayudar a los reinos del sur en la formación de un frente contra O'ltormea. Que pasaría a llamarse la Batalla de Indigoa - una escaramuza que rivalizó con la primera batalla de Notis en su ferocidad. Fue allí donde la Iglesia de Meneos encontró cierta unidad a cuyas manos sufrieron una amarga derrota - un encuentro que les hizo reconocer, sin duda, que la organización existía. Cinco mil caballeros regulares fueron desplegados para esa expedición, junto con otros 5000 Caballeros del Templo. Eso constituía una quinta parte de las fuerzas totales que poseía la Iglesia de Meneos. Por su valor nominal, el gran número de este ejército significaba que era una fuerza a tener en cuenta. Después de todo, los Caballeros del Templo eran mucho más hábiles y competentes que los caballeros de los pequeños países. Según los estándares del gremio, la fuerza de sus caballeros promedio era de nivel cuatro, y los caballeros que formaban el núcleo de las órdenes de los caballeros eran de nivel cinco y superiores. Cuando se traducía a los estándares de una orden de caballero, eso significaba que su rango era extremadamente alto. Mientras tanto, un caballero de guardia imperial O'ltormeano era un mero nivel tres. Esto solo decía todo lo que había que decir acerca de cuánto más fuertes eran los Caballeros del Templo típicamente. Pero incluso esta orden de élites fue completamente diezmada. Peor aún, el capitán de los Caballeros del Templo fue asesinado por el enemigo. Ese nivel del capitán era nivel seis - un nivel

alcanzable sólo por aquellos capaces de activar el sexto chakra situado entre las cejas de uno - el chakra Ajna. Muy poca gente puede lograr esta hazaña, y la fuerza del capitán era equiparable a miles Como tal, la noticia de un guerrero tan trascendente cayendo en batalla con demasiada facilidad fue un gran shock para los líderes de la Iglesia de Meneos. Principalmente porque no sabían nada de la afiliación oficial de la unidad enemiga, por no hablar de la identidad del hombre que mató al capitán. Los registros oficiales decían que eran una unidad mixta reunida por el gremio, pero la Iglesia de Meneos sabía mejor que tragarse esa historia. Si eso fuera cierto, significaba que una persona que era esencialmente una de las personas más fuertes vivas estaba caminando entre los aventureros y mercenarios del gremio. Y eso, en sí mismo, no era información que la Iglesia de Meneos pudiera tolerar mientras buscaban la estabilidad del contenido. Fue entonces cuando la iglesia admitió la existencia de la organización que era, hasta entonces, simplemente un rumor. Y desde entonces, han empleado todo el poder que tenían en todo el continente para reunir información sobre ellos. Pero aun así, la organización seguía siendo tan oscura y desconocida como siempre. Dónde estaban situados, el tamaño de su grupo, cuáles eran sus objetivos... todo estaba envuelto en la oscuridad. Estaba claro que esta organización poseía una vasta influencia. No sé si este Kouichirou Mikoshiba es miembro de la organización o de alguna manera relacionado con ellos, pero... Si lo es, es lo peor que podría pasar. Después de todo, por lo que sabía Menea, la Iglesia de Meneos nunca había puesto ningún esfuerzo en el desarrollo de una técnica para devolver a los de otros mundos a Rearth. Incluso una sola convocatoria cuesta una pequeña fortuna en términos de los catalizadores necesarios para facilitar el ritual. Si alguien estuviera interesado en devolver a casa a alguien de otro mundo, costaría al menos la misma suma en gastos.

Además, el nombre del Dios de Rearth no se conocía en este mundo, por lo que cualquier intento de regresar a su hogar a alguien de otro mundo sería inútil a menos que uno descubriera el nombre de ese dios. Eso en sí mismo sería un proyecto a escala nacional, que requeriría una gran cantidad de materiales y mano de obra. El esfuerzo requeriría una financiación que rivalice con la del presupuesto militar de un país. Pero si alguien tuviera la gentileza de querer regresar a suhogar a alguien de otro mundo, no lo llamaría para empezar. Eso fue cierto para cualquier nación en este mundo, no solo en el continente occidental. En cuyo caso, había dos posibilidades para explicar el misterio de Kouichirou Mikoshiba. La primera fue que de alguna manera tropezó con un intersticio entre mundos y, por un golpe de suerte incomparable, regresó a Rearth con dos espadas de taumaturgia en la mano. La otra era que esta organización había desarrollado de alguna manera un método para devolver a lo de otros mundos a Rearth. Ambas opciones eran absurdas, pero la última se sentía mucho más realista que él teniendo la suerte de lograr lo imposible. Y la parte más problemática fue que si la gente de la Iglesia de Meneos se enterara de ello, llegaría a la misma conclusión. Pase lo que pase, no podemos dejar que este asunto se filtre… La iglesia trató el asunto de la organización con extrema precaución. Si se descubría que Asuka podría tener algún tipo de información sobre la organización, les importaría poco su bienestar o supervivencia. Estaría sujeta a un interrogatorio implacable y despiadado. Y al final de eso, probablemente moriría a causa de la tortura. No... Dada su hermosa apariencia y su estatus como alguien de otro mundo, los miembros de la iglesia podrían incluso convertirla en su juguete. Se dijo que los niños nacidos con gente de otros mundos tendían a heredar fácilmente los rasgos de sus padres. De hecho, muchos de los Caballeros del Templo tenían sangre de

gente de otro mundo corriendo por sus venas, dando crédito a esa teoría. Muerte por tortura o por ser el juguete de alguien. Ninguna de esas eran opciones que Menea, que se veía a sí misma como una especie de hermana de Asuka, quería ver en el futuro de esa chica. "Entonces... Qué pretendes hacer?" ella preguntó. Rodney se encogió de hombros. "Ese es el problema allí mismo... No se me ocurre nada. Tienes alguna idea?" Menea negó con la cabeza. A ella tampoco se le ocurrió ninguna idea. Incluso sin el asunto de la organización, dejar a Asuka aquí en la capital sagrada todavía era demasiado peligroso. Su sola apariencia atrajo una atención innecesaria sobre ella, e incluso sin eso, defenderla de los animales que merodeaban a su alrededor era lo máximo que Menea podía hacer. Recientemente, incluso los principales capitanes de los Caballeros del Templo le habían hecho insinuaciones. Afortunadamente, Rodney tenía su posición como líder de diez de las órdenes de caballeros ordinarios de la Iglesia de Meneos, así como sus conexiones de Tarja. También conoció a varios cardenales e incluso al arzobispo. Dichos caballeros no podían hacer nada demasiado contundente. Aun así, la adhesión de Rodney a la doctrina y la vida de pobreza honorable significaba que muchas personas lo veían como una molestia y, en el peor de los casos, él mismo podría resultar herido por cualquier disputa que estallara. El recuerdo de cómo Rodney fue enviado a una misión a largo plazo con una pequeña fuerza de soldados como castigo por golpear a un cardenal desagradable todavía estaba fresco en la memoria de Menea. Si los cercanos a él no hubieran movido algunos hilos, Rodney habría desperdiciado el resto de su vida en las tierras remotas de Beldzevia. Pero aun así, hacer lo que habían planeado originalmente y enviar a Asuka al mundo con un poco de dinero fue una decisión dudosa. No había mucho problema en términos de sus habilidades, a pesar de que apenas se mantenía al día con el entrenamiento de los

Caballeros del Templo. Probablemente tenía un potencial latente, y si le dieran unos meses más, podría desarrollar la habilidad suficiente para servir como soldado. Sin embargo, eso era todo lo que tenía. Ella pudo haber tenido el poder, pero le faltaba el corazón para usarlo, y eso cambió todo. La capacidad de matar a otro sin tener en cuenta las apariencias. O tal vez uno podría simplemente llamarlo resolución. Como quiera que se llame, carecía de ese tipo de fuerza. No importa cuán refinada sea la técnica de uno o cuán afilada sea el arma que uno pueda poseer, no sirven para nada si no se ponen en uso. Escuché que Japón es un país pacífico, pero... Su madre le habló de ese país cuando era niña y, en ese momento, pensó que ese país de los sueños no podía existir realmente. Pero por lo que había visto y oído de Asuka, las descripciones de su madre aparentemente estaban cerca de la verdad. Recordó la espantosa reacción de Asuka ante la perspectiva de tener que estrangular a un gallo muerto. Una chica así no tenía lugar en un campo de batalla donde tendría que luchar contra otras personas. Tenía poco que ver con lo fuerte o débil que era - Asuka ni siquiera entraría en esa arena para empezar. Pero este no era un problema que uno pudiera resolver simplemente hablando con ella. Se reducía a su forma de vida, a sus creencias fundamentales. Después de que Menea le mostró el lado oscuro de esta capital sagrada, como una forma de enseñarle las realidades de este mundo, Asuka pareció haber entendido las cosas de alguna manera. Pero hablando honestamente, ella no tuvo la suficiente determinación para valerse por sí misma en este mundo incluso después de eso. “Por cierto, qué pasa con Tachibana? Escuché que fuiste a beber con él". Menea mencionó al de otro mundo que tomaron bajo su protección junto a Asuka. Por despiadado que pudiera parecer, Tachibana era un hombre de mediana edad. Menea estaba demasiado ocupada cuidando de Asuka, una mujer como ella, como para preocuparse mucho por él.

Por supuesto, sabía que desde que se recuperó la lesión en la cabeza, Tachibana había trabajado como asistente de Rodney. Menea era la teniente de Rodney, por lo que hablaba con Tachibana con bastante frecuencia. Pero eso era puramente sobre la base de sus deberes: no estaban lo suficientemente cerca como para que ella supiera cómo se sentía ese hombre. “Tachibana... está bien, creo. Estoy seguro de que tiene muchas cosas en la cabeza, pero aparentemente ha hecho las paces con el hecho de que tendrá que seguir viviendo en este mundo. Él también hace su trabajo bastante bien. Tan bien, en realidad, que no me importaría aceptarlo como mi asistente oficial. Suponiendo que no se oponga a ello". Menea no pudo evitar mirar a Rodney con ojos redondos ante esta evaluación. Es cierto que el hombre manejaba el papeleo rápidamente, pero no creía que Rodney lo aprobara tanto. Pero pensándolo bien, no pudo encontrar ningún defecto en el trabajo de Tachibana. Ella misma sintió que la tensión del trabajo sobre ella se había reducido un poco. "Y si va a ser su asistente oficial, eventualmente podría ocupar un puesto como caballero... Ya veo... Bueno, aparentemente él ha estado acostumbrado al trabajo duro incluso antes de venir aquí…" El otro día, los caballeros hicieron ejercicios para practicar combate sin armas. Pensando en uno de los combates, Menea asintió lentamente. Al principio fue un poco torpe, pero al final del combate, Tachibana mostró una gran habilidad en el bloqueo de los brazos que utiliza el principio de apalancamiento, desarmando sin esfuerzo a un caballero el doble de su tamaño. Los otros caballeros parecen haber reconocido sus habilidades desde entonces. Además de eso, había servido como oficial de policía durante años, así que a pesar de las apariencias, también era muy hábil manejando el papeleo. En ese sentido, fue una buena captura para Rodney. Ser el líder de las órdenes de los caballeros significaba que podía designar a uno de los caballeros como su asistente personal sin mucho problema.

Por supuesto, Rodney no iba a ordenar a Tachibana que trabajara bajo su mando para pagar su deuda de gratitud. Pero no podía negar que dejar que todo ese talento se desperdiciara sería trágico. Eso podría ser lo mejor, dado lo que está por venir... Menea no tenía ninguna objeción en particular a que Tachibana fuera nombrado asistente oficial de Rodney. Si nada más, ella sabía que necesitaría subordinados confiables si iba a lograr su objetivo de reformar la Iglesia de Meneos de acuerdo con sus credos originales como un grupo religioso. Pero no podía evitar dudar de si involucrarse en este asunto le haría algún bien a Tachibana. Después de todo, su intención inicial era darle algo de dinero y enviarlo lejos de Menestia junto con Asuka. Entonces, involucrarlo en sus problemas solo porque resultó ser sorprendentemente capaz sería lo correcto…? Sin embargo, el intercambio de Rodney y Menea fue atraído a una parada repentina allí. "Discúlpenme!" Una voz gritó, seguida por una vigorosa llamada a la puerta. Sin esperar la respuesta de Rodney, la misma persona que estaban discutiendo - Tachibana - entró en la habitación. Menea clavó una ceja en la grosera entrada de Tachibana, pero sabía que no debía señalarlo ahora. "Qué pasa, Tachibana? Tienes la cara roja", dijo Rodney. Probablemente corrió de prisa, porque su cara estaba enrojecida y estaba claramente sin aliento. "Bueno, no sé qué pasó, pero bebe esto." Dijo Rodney, vertiendo un poco de agua en una taza de una jarra que descansaba sobre su mesa, y luego se la entregó a Tachibana. "Ah, gracias, señor..." dijo Tachibana y tragó el agua. "Y qué pasó?" preguntó Menea, inclinando la cabeza cuestionadamente. No podía decir que lo conocía desde hacía tanto tiempo, pero aún así, fue la primera vez que vio a Tachibana tan nervioso.

"Mira esto!" dijo Tachibana, presentando algunos documentos a Rodney. "Qué es esto?" preguntó Rodney, mirando en el documento. Era un informe traído de la red de información que la Iglesia de Meneos había extendido por todo el continente. Alguien de la oficina de inteligencia probablemente se lo entregó, sin sellar y todo. Llamarlo un fracaso en la seguridad de la información sería un eufemismo, pero los empleados tenían una manera de ser extremadamente descuidados cuando se trataba de cambiar la información dentro del grupo. "Mm... Qué pasa, Tachibana?" Rodney preguntó con una pizca de aprehensión. Lo había revisado, pero la información parecía bastante normal. Los reinos del sur estaban, como siempre, involucrados en alguna disputa fronteriza u otra. El Imperio de O'ltormea estaba invadiendo sus países vecinos, pero esto no era noticia. La única parte que parecía ligeramente interesante era el informe de situación sobre el frente O'ltormea-Xarooda, que había estado en un estado de estancamiento durante un año. Pero ese campo de batalla estaba al otro lado del continente. Rodney no entendía lo que hacía que Tachibana entrara tanto en pánico. "No es eso, lee esta parte aquí!" Tachibana arrebató el documento de las manos de Tachibana y señaló una línea en particular. "Qué estás..." murmuró Rodney, pero al leer la línea que especificó Tachibana, sintió una sacudida en su columna vertebral. El nombre del hombre escrito casi hace que Rodney se caiga de su asiento. "No puede... Cómo es esto posible...?" Murmuró sorprendido. Viendo su sorpresa, Menea leyó la sección señalada por Tachibana. Una batalla decisiva en la guerra O'ltormea-Xarooda... Espera, no, esa no es la parte correcta... Los refuerzos de Rhoadseria incluyen al general Helena Steiner y a un hombre misterioso, Ryoma Mikoshiba... Los refuerzos de Myest dirigidos por Ecclesia Marinelle...

La información no tenía sentido. Si bien podrían haber estado en el mismo continente, los detalles de esa guerra se sintieron como acontecimientos que tenían lugar en otro mundo. Pero después de leerlo una vez más, uno de los nombres se sintió apagado. Espera, Ryoma Mikoshiba? Mikoshiba... Mikoshiba! Ese era un nombre que no debería haber estado en este documento. Pero la red de inteligencia de la Iglesia de Meneos era incomparable en su campo y mucho más fuerte que la de cualquier país individual, por lo que la probabilidad de que hicieran un informe equivocado era altamente improbable. Puede este tipo de coincidencia ser realmente posible...? En ese momento, Menea sintió una especie de gran voluntad retorciéndose en la oscuridad.

Epílogo El Sacro Imperio Qwiltantia reinó sobre las regiones occidentales del continente occidental. Situada en su territorio meridional, cerca de la frontera con los reinos del sur, era la ciudad portuaria de Lentencia - el corazón floreciente del comercio y el comercio en Qwiltantia meridional. Justo cuando el sol comenzaba a elevarse sobre el horizonte, un solo hombre apareció en esta ciudad. Estaba vestido con una capa y una capucha que ocultaban su rostro. No estaba claro de un vistazo si era un mercenario, un aventurero, o algún tipo de viajero. Su apariencia no indicaba mucho, pero tampoco era particularmente sospechoso. En todo caso, su presencia se sentía extrañamente débil. El hombre pasó rápidamente a través de los guardias de la puerta y se dirigió inmediatamente al distrito de placer de Lentencia. "Hmm... Es este el lugar?" Confirmando el letrero, que tenía las palabras "The Echo Hall, Proveedor del Gremio", se dirigió a la taberna. "Oh, llegó temprano, señor". Un hombre más joven que estaba trabajando en el bar notó que el hombre entraba. "Bebiendo tan temprano en el día?" “Mm. Una bebida y algo de comer”, dijo el hombre, levantándose la capucha de los ojos. “Oh… Sigues de aventuras a tu edad? Eso es duro", dijo el trabajador, encogiéndose de hombros al ver el rostro del hombre. A pesar de lo trivial que fue el comentario, el hombre parecía haberse ofendido. "Puedes ahorrarme la mierda..." El hombre lo miró. "Ahora, dónde está mi comida y bebida? Algo para llenar mi estómago sería apreciado."

"Ah, lo siento..." dijo respetuosamente el trabajador. "Bueno, sólo siéntate donde sea. Todas las chicas están fuera hasta la noche, sin embargo. No te importa?" El trabajador comenzó a disculparse. Sus instintos hacían sonar las campanas de alarma con respecto a este hombre. El orden público en este distrito de placer era bastante malo, por lo que el hecho de que trabajara aquí significaba que tenía que haber sido bastante fuerte por necesidad. Después de todo, no había teléfono para llamar a la policía en este mundo, y este trabajador tenía suficiente experiencia con echar a los aventureros borrachos y mercenarios. Pero contra este hombre, incluso cinco personas del nivel de este trabajador no tendrían ninguna posibilidad. El hombre, burlándose del repentino aullido del trabajador, miró hacia otro lado como si hubiera perdido el interés. "No necesito decirte mi pedido, verdad? Entonces date prisa... Y tráeme dos vasos y una jarra de agua". Dicho esto, el hombre se sentó en la mesa más alejada de la puerta. De hecho, no era un lugar conveniente para llevar su orden. Cuál es su problema...? No necesita sentarse en la esquina así... Sentarse junto al mostrador les facilitaría mucho las cosas a ambos, pero como él ya se había sentado, el trabajador no podía pedirle que se moviera. Ah bien... Lanzando un pequeño suspiro para que el hombre no se diera cuenta, el trabajador desapareció en la cocina. Y luego minutos después… "Aquí tiene, señor... Gracias por esperar." El trabajador llevaba en un plato grande lleno de lo que parecían fideos de pasta y sopa. "Oh..." exclamó el hombre, por el olor de los condimentos que le abrían el apetito. A juzgar por las especias como pimienta en el plato, era probablemente algo similar a un peperoncino tocino. Mm... se ve bien, el hombre pensó para sí mismo.

Normalmente, el peperoncino se hacía sólo con especias, pimientos y aceite de oliva, y no incluía tocino ni ningún tipo de carne, pero era un plato perteneciente a este mundo. Sin expresar ninguna queja, el hombre tomó su tenedor y comenzó a comer. "Y aquí está tu cerveza y agua," dijo el trabajador, colocando las bebidas sobre la mesa. Reunió el poco coraje que tenía para investigar el estado de ánimo del hombre. Echando un vistazo al trabajador, el hombre buscó su bolsa de monedas. "Me quedaré hasta el anochecer. Cuánto por la tarifa?" "Eh? Hasta el anochecer...?" el trabajador lo repitió sorprendido. "Te quedarás aquí tanto tiempo?" La taberna estaba abierta todo el día y toda la noche. Al estar en un distrito de placer, el lugar obtenía la mayor parte de sus negocios durante la noche y estaba abierto principalmente como restaurante para los trabajadores de la ciudad durante el día. Como tal, no había ninguna razón real para rechazar la solicitud del hombre. Pero eran las siete de la mañana. Quedarse allí hasta el anochecer significaba que pasaría medio día entero sentado allí. Es cierto que algunas personas bebían toda la noche, pero la gente que bebía todo el día no era muy común. "Qué? Es eso un problema?" preguntó el hombre, notando la actitud de sorpresa del trabajador. “N-No, en absoluto, pero...” tartamudeó el trabajador. No hubo un problema por eso. Pero incluso si la tienda estaba más concurrida por la noche, todavía tenía su parte de clientes durante el día y, dado el tráfico de clientes, una persona que ordenara un poco no generaría muchas ganancias. Pero el hombre, sintiendo la vacilación del trabajador, tomó una moneda de oro de su bolsa y la extendió. "Mi cuota por ocupar espacio. Es suficiente para ti?", preguntó, agitando la moneda. "Whoa... Señor, estás loco o algo así? Si hubieras venido por la noche, podrías comprar algunas chicas guapas."

Confirmando el peso de la moneda de oro en su mano, el trabajador miró al hombre inquisitivamente. Esta única moneda de oro valía mucho más que estar un día en la tienda. Puede que no le hubiera bastado con alquilar por un día la tienda más cara de Lentencia, pero en una tienda como ésta, podría tener todas las camareras de las que presumía para que lo atendieran. Incluidos sus servicios especiales nocturnos. Rechazar el pago de un cliente era una cosa extraña para estar seguro, pero ya que eran clientes de servicio, tenían que saber dónde dibujar la línea. Pensé que podría ser un poco raro en la cabeza, pero... no parece… Su apariencia no coincidía, pero aún estaba dentro de los límites de la razón. No emitía la sensación de incoherencia que emitía un loco. Y, además, el hombre parecía haberlo despedido como diciendo que la discusión había terminado, por lo que se vio obligado a aceptar la moneda. Oh, bueno... Supongo que simplemente tomaré su tarifa por la comida y la bebida de esto. Aunque incluso con eso, todavía quedaba una suma bastante considerable, pero al menos no atormentaría tanto su conciencia. Además, si planeaba beber ahora, terminaría gastando una buena cantidad en bocadillos de todos modos. Le preguntaré al dueño qué hacer más tarde... Espera, qué está haciendo ese viejo? Mientras reflexionaba sobre la situación, el trabajador miró hacia atrás y vio al hombre vertiendo agua de una jarra en una taza. Que bebiera mientras comía no estaba fuera de lo normal, por supuesto, pero el hombre solo llenó la taza hasta la mitad y luego la cubrió con un plato vacío. Parecía la broma de un niño que había sido arrastrado a una situación aburrida por sus padres. El trabajador lo había visto suceder en el pasado. Pero la expresión del hombre no parecía que estuviera tratando de hacer una broma. Mirándolo de nuevo, el trabajador se encogió de

hombros y se fue detrás del mostrador, sin comprender el significado detrás de la acción del hombre… ♱ Esa noche, una mujer marchó por el distrito comercial de Lentencia. Su piel morena y saludable y sus rasgos cincelados harían que cualquiera del mundo de Ryoma asumiera que era una mujer de ascendencia árabe. Parecía estar en la treintena. Tenía las extremidades tonificadas y los pechos y las nalgas regordetes. Se podría decir que tenía un aspecto y una edad que acentuaban su feminidad. Su apariencia daba la impresión de que era una mesera de taberna o una prostituta, una mujer del distrito del placer. Pero incluso mientras caminaba, rodeada de miradas inquisitivas, la mujer se deslizó en la entrada de cierta compañía con un movimiento fluido. “Perdóname por entrar a esta hora de la noche”, dijo la mujer, inclinando respetuosamente la cabeza hacia el portero. "No eres... una de las camareras de Echo Hall?" preguntó. Este portero frecuentaba el Echo Hall con sus amigos en sus días libres, por lo que conocía su rostro. Sin embargo, no pudo evitar sentir que era extraño encontrarla aquí tan tarde en la noche. "Si. De hecho, hay un cliente en nuestro establecimiento... Me gustaría ver a Liu Daijin e informar algo sobre él". Dicho esto, la mujer se sacó una tarjeta de su escote y se la presentó al portero. En este mundo, uno lo reconocería como la tarjeta de identificación utilizada en los bancos y el gremio. En el momento en que lo vio, la expresión del portero cambió. Se regañó a sí mismo por pensar que ella era solo una camarera, rápidamente tomó la tarjeta y vertió un poco de su prana en ella. "Mis disculpas ... Iré a verificar y anunciaré su llegada. Espere aquí mismo ". Después de confirmar el patrón que apareció en la tarjeta, el portero habló de una manera que era totalmente opuesta a la

sospecha que le había mostrado hace unos momentos. La mujer no se ofendió, por supuesto. Su comportamiento era simplemente una prueba de que ella había hecho bien sus deberes. "Gracias." Inclinó la cabeza hacia el portero mientras desaparecía en el interior del edificio. Solo pasaron unos minutos antes de que el portero regresara con un hombre a cuestas. Era un hombre de mediana edad y complexión mediana vestido con un frac. Tenía el pelo negro peinado hacia atrás. Las palabras del portero de que anunciaría su llegada no eran una mentira, al parecer. "Gracias por esperar. Me llamo Zheng, un mayordomo al servicio de Liu Daijin. He oído que deseas conocer a mi maestro. Ven conmigo..." Tras él, la mujer se adentró más en el edificio de la empresa. Tomaron una escalera subterránea, donde la mujer se encontró frente a una gran puerta de madera. La habitación de adelante probablemente utilizó todo el piso del sótano. "Maestro... he traído al invitado," dijo el mayordomo, llamando a la puerta un par de veces. "Entra," resonó la voz de un hombre detrás de la puerta. "Discúlpeme, entonces." El mayordomo abrió la puerta. Una habitación llena de colores brillantes saludó a la mujer. "Es un placer conocerte, Liu Daijin," dijo la mujer, arrodillada y colgando la cabeza tan pronto como se dio cuenta del hombre que tenía delante de ella. "Soy Ruqaiya Redouane, el despacho de la Organización en esta ciudad." Liu era un hombre alto con una barba larga que se extendía hasta el suelo. “Ambos somos parte de la Organización. No tienes que insistir en la ceremonia... Levántate", dijo Liu, incitándola a levantarse. "No soy digna, señor..." Ruqaiya era relativamente conocida dentro de la Organización por sus habilidades, e incluso se la podía contar entre los escalones superiores del grupo. Pero el anciano que tenía ante ella era de un estado completamente diferente. Era uno de los doce miembros

más distinguidos de la Organización, que había sentado las bases mismas del grupo. La taumaturgia marcial había frenado en gran medida su envejecimiento, por lo que uno no podía verlo por su apariencia, pero este hombre se estaba acercando a los cien años de edad. Incluso si la Organización había puesto a Ruqaiya a cargo de Lentencia, Liu Daijin estaba por encima y más allá de su rango. "He oído que tienes algo que decirme. Qué es?" Preguntó Liu, yendo al meollo del asunto. "Bueno..." Ruqaiya murmuró evasivamente. Solo había venido aquí porque no podía decidir qué hacer por sí misma, pero ahora la perspectiva de hablar con un miembro mayor como Liu la dejaba bastante tímida. Al darse cuenta de su pavor, Liu la miró con una sonrisa alegre. "Ya veo. Supongo que al menos debería servirte un poco de té, no debería...?" Dijo, alcanzando el juego de té por su cuenta. "Oh, erm, uhh ..." tartamudeó Ruqaiya. "Estará listo en poco tiempo. Siéntese allí mismo y espere" le ordenó él. Ruqaiya obedientemente hizo lo que le dijeron. “Bueno, esto se hizo en este mundo, pero su sabor es bastante bueno. Pruébalo". Liu colocó una jarra de té sobre un cuenco, añadió hojas de té y vertió agua caliente en el cuenco. El agua ya se estaba calentando, al parecer. Diez minutos más tarde, le presentó el cuenco de té a Ruqaiya, quien rápidamente tomó un sorbo. "Es delicioso." Tenía un aroma floral y un sabor relajante que parecía filtrarse por su cuerpo. "Maravilloso... Su calidad no se compara con la real, por supuesto, pero me alegro que te haya gustado", dijo Liu, vertiendo más té en el tazón. Pasaron el tiempo tranquilamente así durante un tiempo más, después de lo cual Liu finalmente separó los labios nuevamente.

"Bueno, ahora que te has calmado un poco, hablemos. Qué te trae por mí?" Guiada por sus palabras, Ruqaiya le habló del misterioso hombre que apareció en su establecimiento. "Ooh... Eso es inusual", dijo Liu pensativamente. "Alguien que aún conoce la contraseña de Chawanjin..." "Así que realmente era la contraseña…" "Si. No puedo adivinar quién podría ser sin verlos, pero por lo que me dijiste, parece seguro asumir que está familiarizado con los Chawanjin...'' dijo Liu, acariciando su barba con los ojos entrecerrados. "El solo hecho de que lo haya hecho en una taberna demuestra que conoce las contraseñas de la Organización". Con esto, Ruqaiya se dio cuenta de que tenía razón al acudir a él. El Chawanjin era el nombre en clave de una sociedad secreta con sede en China. Su nombre significaba la "sociedad de los tazones de té" y, fieles a ese nombre, transmitían información en forma de cifrados utilizando arreglos de tazones de té. Siguiendo esa tradición, algunos de los agentes de la Organización emplearon esa forma de código en el pasado. Aunque dicho esto, los Chawanjin dejaron sus códigos en las tiendas de té en China y no en las tabernas. Pero dado que las tiendas de té eran más inusuales y atraían la atención en este mundo, se utilizaron tabernas en su lugar. Pero el hecho de que el hombre utilizara las señales de Chawanjin planteó un problema importante. "Cuántos años han pasado desde la última vez que se usaron esas contraseñas?" Preguntó Liu. "Sí, creo que han pasado aproximadamente 20 años desde que comenzamos a usar tarjetas como medio de identificación y dejamos de usar las contraseñas Chawanjin". La Organización se había esforzado en utilizar o recrear la tecnología de Rearth. Sabían que dado el nivel tecnológico de este mundo, recrear incluso una sola pieza de tecnología sería suficiente para otorgarles una ventaja abrumadora. Uno de esos

desarrollos fueron estas tarjetas, que mostraban una cierta marca cuando se llenaban de prana. Las tarjetas estaban hechas de materiales únicos, por lo que tomó tiempo crearlas. Como tales, solo se utilizaron para transmitir las cartas y documentos más importantes y confidenciales, pero también se utilizaron a menudo para identificar a los miembros de la Organización. Con este tipo de tecnología, la Organización no necesitaba que sus miembros usaran cifrados Chawanjin para identificarse. La propia Ruqaiya solo conocía las contraseñas, pero nunca las había usado. Por eso vino a Liu, uno de los miembros mayores de la Organización. "Hmm... Qué podría significar esto...?" Un hombre misterioso, usando un método de comunicación ahora abolido. Incluso como miembro de alto rango de la Organización enviado para vigilar Lentencia, Ruqaiya no sabía muy bien cómo abordar esto. Probablemente sea el espía de algún país que, por casualidad, realizó un antiguo cifrado que ha visto por interés. O tal vez solo estaba borracho, y lo hizo accidentalmente mientras jugueteaba… Pero el interés de Liu fue despertado por la posibilidad detrás de la identidad de este hombre. La parte de él llevando una katana japonesa fue realmente curiosa... Creo que debería verlo por mí mismo. “Zheng, podrías enviar algunos miembros hábiles? Deberíamos confirmar la identidad de ese hombre", dijo Liu, levantándose de su asiento.

Palabras del autor Dudo que queden muchos lectores de este tipo, pero doy la bienvenida a los nuevos lectores que hayan elegido la serie con este volumen. Y para aquellos de ustedes que se han mantenido al día con la serie desde el volumen 1, han pasado cuatro meses desde el último volumen. Este es Ryota Hori, el autor. Para cuando escribo este epílogo, solo quedan dos meses del año. Fiel a mi objetivo, he mantenido un ritmo de tres volúmenes por año, lo cual es un alivio. Pero como parece ser el destino de un autor que escribe como trabajo secundario, mi trabajo principal se vuelve mucho más ajetreado, lo que hace que este volumen sea algo difícil de realizar. Mi agenda estaba bastante llena, pero creía que todo lo que tenía que hacer era cumplirla y estaría bien. Pero se dice que el horario de uno nunca es fijo y, lamentablemente, las cosas nunca salen como se planearon. Como eventos en juegos de teléfonos inteligentes... Y programas de televisión extranjeros... Últimamente me he enganchado bastante a un programa llamado Major Crimes. Es fácil atribuirlo a los actores atractivos, pero el drama y la trama son bastante sorprendentes para una historia de detectives, así que como autor, tengo que darle una recomendación firme. Pongo excusas, diciendo que alquilo nuevas series para escribir inspiración, pero este programa es lo suficientemente bueno como para sumergir a otro autor, así que échale un vistazo si despierta tu interés. El mayor problema es, como siempre, pensar en la unidad para escribir. El problema siempre presente del autor de pararse ante la página con un bolígrafo en la mano y no poder escribir. Pero dejando a un lado mis quejas, permítanme resumir la trama de este libro para aquellos lectores que comienzan a leer desde el epílogo, como es habitual en esta serie. El rasgo más importante

del volumen 8 es que comencé a acercarme más a la Iglesia de Meneos y las regiones occidentales del continente occidental. La Iglesia de Meneos en particular es un término clave en esta historia, por lo que me complace mucho haber llegado a este punto de la historia. Incluso me las he arreglado para finalmente regresar a Asuka y su abuelo, Kouichirou. Escribí por primera vez sobre su desarrollo en el volumen 4, pero lamentablemente hubo algo de calma en sus apariciones desde entonces. Hacer esto me quita una carga de encima. Dicho esto, a pesar de acercarse a Asuka y a los que la rodean, este volumen sólo toca ligeramente al desafortunado oficial de policía que fue atrapado en su llamada y su misterioso abuelo, Kouichirou. Y Kusuda, la otra oficina que fue convocada junto con ella, no ha sido tocado desde que se perdió en el bosque. Dudo que este par de policías desafortunados tengan admiradores, pero si hay alguna gente así por ahí, me disculpo por descuidar a esos dos. Pero no te preocupes, tienen sus propias subtramas, así que deberían aparecer en el futuro. Probablemente. Volviendo al lado de Ryoma, el momento más importante de este volumen para él fue su conversación con la reina de Helnesgoula. Como autor, siento que el lado del protagonista debería tener más escenas de acción, pero la estructura de la historia requiere que permanezca detrás de escena. Me hubiera encantado sacar este volumen con descripciones de la guerra en sí, pero el límite de mi página no lo permitía, así que tuve que terminarlo con las negociaciones. Pero son fundamentales para los desarrollos futuros, por lo que no pude omitirlos. Pero Lione y los demás tuvieron su tiempo para brillar, por lo que el contenido no debería ser aburrido. Además, este volumen presenta a Grindiana Helnecharles, a quien Bob dibujó de una manera que se alineó perfectamente con la imagen que quería transmitir. Quería que no fuera una belleza, sino una linda chica. Para ello, necesitaba recordarme a Shardina, pero al mismo tiempo ser diferente de ella.

Honestamente, no sabía lo que estaba pidiendo, pero Bob aceptó mi absurda demanda y consiguió exactamente lo que quería. No puedo agradecerle lo suficiente a Bob. No puedo dibujar en absoluto, así que no sería capaz de lograr algo así sin importar qué. Si tratara de hacerlo, probablemente resultaría como un desastre surrealista lleno de figuras de palos.. Las historias de los récords de guerra siempre tienen muchos personajes, lo que solo significa más gente para ilustrar. Dibujar tantos personajes distinguibles debe ser un infierno... Aunque eso se aplica a Yukari Yagi, que dibuja el manga, tanto. Hablando de, el volumen 2 del manga está programado para su lanzamiento paralelo a este volumen. Se publica mensualmente en Comic Fire, así que cualquiera que quiera estar al día con el lanzamiento, échele un vistazo. Por último, quisiera expresar mi agradecimiento a los editores que ayudaron en la publicación del volumen 7, así como a todos los que participaron en su elaboración. Pero al final, esta serie sólo puede continuar gracias al cálido apoyo de lectores como ustedes. El volumen 9 saldrá en la segunda mitad de marzo, así que espero que continúen apoyando Record of Wortenia War en el futuro.

Palabras del traductor Que tal gente aquí Slayer_1987 trayendoles por fin el octavo volumen traducido de Wortenia Senki, un volumen tan bueno como los anteriores, ahora solo queda esperar a que J-novel club lance el noveno volumen de esta serie que está programado para el 10 de enero del próximo año 2021. Me tardé bastante en traducir este volumen porque aunque no me crean soy solo una persona en esta página y a veces estoy demasiado ocupado con mi trabajo o me meto de lleno a jugar con el móvil, y últimamente he estado metido jugando al Action Taimanin, un hach&Slash para móviles protagonizado por waifus ninjas de hentai 😂. Solo que aquí no son profanadas por orcos, viejos gordos o tentáculos 😂 Bueno sin nada más que decir me despido y los veo el próximo 2021 con más de Wortenia Senki…… y espero ponerme al día con la novela de Darenidemo…. Espero 😂