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ÍNDICE INTRODUCCIÓN ………... Pág. 3 CAPÍTULO I ………... Pág. 4 ASPECTOS GENERALES ………... Pág. 4 1.1 La fusión como una de las formas de concentración empresarial ………... Pág. 4 1.2 El aspecto fiscal en las fusiones nacionales e internacionales ………... Pág. 7 1.3 Naturaleza jurídica de la fusión ………... Pág.9 CAPÍTULO II ………... Pág. 9 FUSIÓN DE SOCIEDADES ………... Pág.1 0 2.1 Concepto de fusión ………... Pág.1 0 2.2 Formas de fusión ………... Pág. 12 2.2.1 Fusión por incorporación o por constitución ………... Pág.1 2 2.2.2 Fusión por absorción ………... Pág.1 3 2.3 Características esenciales de la fusión ………... Pág.1 5 2.3.1 Unión de sociedades ………... Pág.1 6 2.3.2 Transmisión de los patrimonios en bloque y a título universal de las personas jurídicas que se extinguen ………... Pág.1 7 2.3.3 Extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas y ausencia de liquidación ………... Pág.1 9 2.3.4 Agrupación de los socios de las sociedades intervinientes en una única sociedad resultante de la fusión ………... Pág.2 0 2.3.4.1 Supuestos de excepción a la entrega de acciones o participaciones a los accionistas o socios de las sociedades extinguidas ………... Pág. 22 2.3.4.2 El aumento o la formación de la cifra del capital social en la sociedad resultante ………... Pág.2 3 CAPÍTULO III ………... Pág. 25 EL PROYECTO DE FUSIÓN ………... Pág. 25 3.1 Concepto y características del proyecto de fusión ………... Pág.2 5 3.2 Contenido del Proyecto de fusión ………... Pág.2 7 3.2.1 La denominación, domicilio, capital y los ………... Pág.2

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FUSION DE SOCIEDADES

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ………... Pág. 3CAPÍTULO I ………... Pág. 4ASPECTOS GENERALES ………... Pág. 41.1 La fusión como una de las formas de concentración empresarial ………... Pág. 41.2 El aspecto fiscal en las fusiones nacionales e internacionales ………... Pág. 71.3 Naturaleza jurídica de la fusión ………... Pág.9CAPÍTULO II ………... Pág. 9FUSIÓN DE SOCIEDADES ………... Pág.102.1 Concepto de fusión ………... Pág.102.2 Formas de fusión ………... Pág. 12 2.2.1 Fusión por incorporación o por constitución ………... Pág.12 2.2.2 Fusión por absorción ………... Pág.132.3 Características esenciales de la fusión ………... Pág.15 2.3.1 Unión de sociedades ………... Pág.16

2.3.2 Transmisión de los patrimonios en bloque y a título universal de las personas jurídicas que se extinguen

………...Pág.17

2.3.3 Extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas y ausencia de liquidación

………...Pág.19

2.3.4 Agrupación de los socios de las sociedades intervinientes en una única sociedad resultante de la fusión

………...Pág.20

2.3.4.1 Supuestos de excepción a la entrega de acciones o participaciones a los accionistas o socios de las sociedades extinguidas

………...Pág. 22

2.3.4.2 El aumento o la formación de la cifra del capital social en la sociedad resultante

………...Pág.23

CAPÍTULO III ………... Pág. 25EL PROYECTO DE FUSIÓN ………... Pág. 253.1 Concepto y características del proyecto de fusión ………... Pág.253.2 Contenido del Proyecto de fusión ………... Pág.27

3.2.1 La denominación, domicilio, capital y los datos de inscripción en el registro de las sociedades participantes

………...Pág.27

3.2.2 La forma de la fusión ………... Pág.27 3.2.3 La explicación del proyecto de fusión, sus principales

aspectos jurídicos y económicos y los criterios de valorización empleados para la determinación de la relación de canje entre las respectivas acciones o participaciones de las sociedades participantes en la fusión.

………...

Pág.28

3.2.4 El número y clase de las acciones o participaciones que la sociedad incorporante o absorbente debe emitir o entregar y en su caso, la variación del capital de esta última

………...Pág. 30

3.2.5 Las compensaciones complementarias ………... Pág. 30 3.2.6 El procedimiento para el canje de los títulos ………... Pág. 30 3.2.7 La fecha prevista para su entrada en vigencia ………... Pág. 31

3.2.8 Los derechos de los títulos emitidos por las sociedades participantes que no sean acciones o participaciones

………...Pág. 31

3.2.9 Los informes legales, económicos o contables contratados por las sociedades participantes, si los hubiere

………...Pág. 31

3.2.10 Las modalidades a las que la fusión queda sujeta, si fuera el caso

………...Pág. 32

3.2.11 Cualquier otra información o referencia que los directores o administradores consideren pertinentes consignar

………...Pág. 32

CAPÍTULO IV ………... Pág. 34El acuerdo de fusión ………... Pág. 344.1 Órgano competente ………... Pág. 344.2 Convocatoria ………... Pág. 344.3 Requisitos para la adopción del acuerdo ………... Pág. 374.4 Contenido del acuerdo ………... Pág. 39

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4.5 Publicación del acuerdo de fusión ………... Pág. 424.6 Escritura pública de fusión ………... Pág. 43CAPÍTULO V ………... Pág. 45Balances de fusión ………... Pág. 455.1 Balances ………... Pág. 455.2 Protección de socios y acreedores

5.2.1 El derecho de separación de los socios de cada sociedad participante en la fusión

5.2.2 El derecho de oposición de los acreedores5.2.3 La situación, en una fusión de los titulares de derechos

especiales.5.2.4 Simplificación del proyecto en la fusión simple5.2.5 Fusión de sociedades en liquidación 5.2.6 Causales de nulidad de una fusión inscrita en el registro5.2.7 Procedimiento y caducidad de la pretensión de nulidad5.2.8 Efectos de la declaración de nulidad

………...…………………………………………………………………………………………………………

Pág. 48Pág. 48

Pág. 49Pág. 51Pág. 52Pág. 53Pág. 53Pág. 53

Pág. 54

CONCLUSIONES ………... Pág. 55BIBLIOGRAFÍA ………... Pág. 62

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INTRODUCCIÓN

Las modificaciones e innovaciones introducidas en materia de reorganización de sociedades constituyen uno de los mayores aportes de la nueva Ley General de Sociedades, aprobada por la Ley N° 26887, al ordenamiento societario nacional. Más aún la regulación integral de la figura de fusión, trasciende al ámbito meramente jurídico y pasa a constituirse en una herramienta fundamental en el proceso de concentración empresarial.

Los tiempos modernos exigen que las empresas se vayan adaptando a los cambios y exigencias que les presenta un mercado cada vez más integral y global. La dinámica de las operaciones productivas y comerciales demanda un alto grado de competitividad y eficiencia por parte de los agentes económicos que participan en un sector determinado. Es así que las empresas que no lograr adecuarse al ritmo que impone la competencia económica pueden verse obligados a salir del mercado.

En vista que la evolución y los cambios que se presentan casi a diario afectan de manera diversa y desigual a las organizaciones empresariales que se desenvuelven en la economía, serán también distintas las fórmulas o alternativas que se adopten con el fin de conducir a la empresa hacia un máximo de eficiencia posible.

Una de estas fórmulas es la concentración empresarial que se presenta como un fenómeno que permite a las empresas coordinar, colaborar, y diversificar sus inversiones en las más distintas formas. La concentración se presenta en un primer momento, como un fenómeno de ampliación de la dimensión de la empresa a través de la agrupación de organizaciones de la misma naturaleza (concentración horizontal), sin embargo también puede darse en los casos de reunión de empresas cuyo objeto o actividades se complementan entre sí, a efectos de generar una cadena productiva (concentración vertical). Y la concentración también puede darse a través de la agrupación, bajo la misma dirección, de entidades de distinta naturaleza y actividades que buscan diversificar el riesgo de su desempeño en el mercado (conglomerado empresarial).

En función a lo expuesto, y como veremos en el desarrollo del presente trabajo, la fusión se presenta como un mecanismo típico de concentración empresarial.

El presente trabajo pretende abarcar solo algunos aspectos más importantes de la normatividad vigente contempla para los supuestos de fusión de sociedades, basándonos principalmente en las importantes modificaciones introducidas por la LGS, las cuales han potenciado a esta figura como mecanismo de que permite la reestructuración empresarial y la adaptación de las organizaciones económicas a las exigencias del mercado actual.

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Capítulo I

Aspectos Generales

1.1 La fusión como una de las formas de concentración empresarial

La concentración empresarial es uno de los fenómenos económicos más importantes del siglo XX, aunque tiene antecedentes de gran envergadura en el siglo anterior. Por múltiples razones, algunas veces hasta contradictorias entre sí, las empresas procuran lograr una concentración de capitales, organizaciones, tecnologías, esfuerzos y socios que les permita conseguir estructuras más adecuadas a sus necesidades de desarrollo o que las hagan más aptas para responder al reto de la competencia o para mejorar su posición en el mercado. La fusión es quizás la forma más completa creada por el derecho para contribuir a la consecución de las concentraciones empresariales.

Los autores tienen diferentes formas y clasificaciones para explicar las razones o móviles de carácter económico que originan la concentración empresarial. Como ello excede el campo del análisis jurídico de las fusiones, baste hacer referencia al interesante estudio de la Dra. Rita Largo Gil, quien sostiene que los objetivos de las concentraciones de empresas pueden clasificarse de dos maneras: la primera responde a una “estrategia de consolidación” y la segunda a una “estrategia de innovación”. La primera procura un esfuerzo de las posiciones ya adquiridas y la segunda busca la renovación de la empresa a través de complementariedad que se encuentra en otras u otras.

Los objetivos de una estrategia de renovación son, generalmente, el dominio del mercado a través del incremento de la producción y la preparación para la competencia o la eliminación de esta, la diversificación de la producción mediante productos novedosos, la necesidad de reducir el costo de producción, la conquista de los mercados extranjeros y por último la atracción de nuevos capitales y créditos a través de una empresa de mayor envergadura.

En cambio, los objetivos de una estrategia de innovación son el progreso tecnológico a través del mejor aprovechamiento de los capitales y de una política de impulso a la investigación, la incorporación de equipos dirigenciales brillantes y eficientes y, por último, la adquisición de marcas, procesos o tecnologías propias de otras empresas. Todos ellos son, sin duda, los móviles más comunes e importantes para las concentraciones empresariales.

Pero la fusión, no es el único método de lograr la concentración de empresas. Existen otros mecanismos que conducen al mismo resultado (y que algunos autores califican como “fusiones impropias”), siendo los principales en nuestra opinión los siguientes:

a) La formación, por parte de un grupo afín de socios, de una sociedad “holding” (o sociedad inversora en acciones o participaciones societarias) que adquiere el control de dos o más sociedades

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existentes, con lo que estas últimas pasan a formar una unidad con la misma dirección y administración.

b) La tenencia, por parte de un mismo grupo de socios, de acciones o participaciones de diversas sociedades, en cantidad suficiente para controlarlas a todas, en forma tal de conseguir darles también una dirección y administración únicas.

c) Cualquier otra forma de "unión de sociedades" o "grupos empresariales" en los cuales, mediante la adquisición del control, directo o indirecto, de todas las sociedades integrantes, por parte de un mismo grupo dominante, se logre la toma uniforme de las decisiones por parte de este último grupo.

d) La transmisión global de todo el activo y el pasivo de una sociedad a otra, quedando la primera como dueña de acciones de la segunda, o adjudicándolas a sus accionistas por venta, reducción de capital o disolución y liquidación. Estas son formas similares a la fusión, aún cuando difieren en que la sociedad transferente mantiene su personalidad jurídica independiente después del traspaso.

e) La creación de una sociedad-gerente, común a un grupo de sociedades, que controla la dirección y administración de las mismas.

f) En algunos casos, ciertas escisiones de sociedades, que implican concentración de actividades empresariales.

Adviértase que en todas las formas de concentración antes referidas no se produce uno de los elementos esenciales de la fusión, que consiste en la extinción, por el hecho mismo de la fusión, de la personalidad jurídica de las sociedades absorbidas o de las incorporadas.

Aquí, las sociedades intervinientes mantienen su independencia jurídica después de la concentración, conforme lo hace notar Julio C. Otaegui, al analizar los caracteres esenciales de las fusiones: "La fusión como institución propia del derecho de las personas jurídicas se caracteriza por implicar la unificación de dos o más personas jurídicas en una sola, en el campo del derecho de las sociedades la fusión es una de las vías por las que se instrumenta la concentración de empresas, obteniéndose la unión económica y jurídica de las respectivas sociedades, mientras que por los otros métodos de concentración antes expuestos se logra la unión económica pero se mantienen las diversas personalidades jurídicas de las sociedades interesadas".

"Mediante la fusión, los patrimonios de dos o más sociedades que denominaremos sociedades fusionantes se unifican en un sólo patrimonio y, consecuentemente, en vez de coexistir varias personas jurídicas o sujetos de derecho existirá en lo sucesivo una sola persona jurídica o sujeto de derecho que llamaremos sociedad fusionaría"1.

1 ) Otaegui: "Fusión y Escisión de Sociedades Comerciales". Abaco. Buenos Aires. 1981. Págs. 39 - 40.

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No siendo entonces la fusión el único método para la concentración empresarial es, sin embargo, uno que tiene sus propios móviles y ventajas, según la doctrina. Lo dice claramente Antonio Brunetti:

"Económicamente, la fusión sirve para impulsar el fenómeno beneficioso de la concentración de las empresas, o, para decirlo mejor, es una de las formas que sirven para realizar las concentraciones.

De la reunión de varias empresas en una sola se deriva una mayor unidad de dirección, mayor solidaridad patrimonial y un más intenso ritmo productivo. La concentración - escribe Mossa - tiene múltiples ventajas económicas y sociales que, una no breve experiencia, ha demostrado. En la primera floración tumultuosa de las anónimas ha servido para frenar los abusos de la competencia y los escándalos que hicieron famosos los engaños del burgués accionista. Ha servido para mejorar la fama de la sociedad anónima y reforzar la confianza del capital. En el período agudo del capitalismo ha jugado su papel frente a las formas de concentración y de cártel.

Se ha afianzado sobre todo en las industrias de seguros y de navegación. Disciplina naturalmente la competencia, unifica gastos, asegura el conocimiento perfecto de las condiciones económicas y aquella unidad de mando que es la piedra angular de las grandes empresas".

Pero, además de los anteriormente expuestos, la doctrina señala igualmente objetivos que se logran en mejor forma a través de las fusiones que mediante las otras formas de concentración empresarial. Entre ellos podemos destacar los que en nuestra opinión son principales:

a) El objetivo de reducción de costos se logra de manera más acabada a través de un proceso de fusión, que permite la eliminación total de las estructuras jurídicas de varias sociedades y la subsistencia de una sola. Lo mismo puede decirse con respecto a un mejor funcionamiento de los procesos productivos y societarios, a través de una sola estructura de órganos sociales, de toma de decisiones y de unidad de mando.

b) Se elimina el problema de los sistemas de garantías mutuas, siempre costosos, que son indispensables en los grupos de sociedades o en el manejo a través de holdings.

c) Se elimina la necesidad de invertir ingentes recursos propios en la adquisición directa de acciones o participaciones, necesaria para adquirir el control societario en las concentraciones en que subsiste la independencia de las personas jurídicas.

d) En la sociedad fusionada no se producen las incompatibilidades y conflictos propios de los miembros de los órganos sociales de las distintas sociedades de un grupo.

e) Con la fusión, al desaparecer la diversidad de las personas jurídicas, se evitan problemas de incumplimiento formal de las disposiciones de libre competencia.

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Sin embargo, las fusiones tienen su propio talón de Aquiles, que es su extrema dependencia del problema fiscal que, en muchos casos, determina hasta la imposibilidad económica de su realización.

1.2 El aspecto fiscal en las fusiones, nacionales e internacionales

Al comentar el artículo 333 de la Ley manifestamos que todas las reorganizaciones societarias son casi siempre de difícil o imposible realización si no cuentan con un marco fiscal (o tributario) adecuado. Esto es menos notorio en el caso de las transformaciones, en las cuales, al no haber sucesión en el patrimonio de la persona jurídica, que sigue siendo la misma, no se presentan con frecuencia los problemas fiscales de aplicación de impuestos a la transferencia y a la renta, lo cual es común en las fusiones, escisiones y otras formas de reorganización. En estos últimos casos hay transferencias de patrimonios y, por ende, la posibilidad de que se generen impuestos a la transferencia y a la renta, cuando no existen normas de carácter fiscal que lo impidan. Su ausencia hace materialmente imposible la realización de las referidas operaciones, desde que su costo puede ser simplemente insoportable, con lo cual las empresas no tienen otro remedio que recurrir a las "fusiones impropias”.

Actualmente, en el Perú, esto no ocurre en el caso específico de las fusiones (en lo tocante al impacto fiscal sobre las escisiones y otras formas de reorganización). En efecto, las transferencias de bienes o patrimonios que se produzcan con motivo de las fusiones no están afectas al Impuesto General a las Ventas, de conformidad con el artículo 2 del Decreto Legislativo 821 y con el numeral 7 de su Reglamento, Decreto Supremo 136, del 31 de Diciembre de 1996. Por otro lado, en lo que respecta al Impuesto a la Renta, se encuentran vigentes la Ley 26283 y el Decreto Supremo 120-94-EF, del 21 de Setiembre de 1994, régimen legal extendido por la Ley 26901 hasta el 31 de Diciembre de 1998 (siendo previsibles nuevas prórrogas, desde que ellas se vienen produciendo sistemáticamente desde hace varios años). Este régimen legal de excepción dispone que, en las transferencias de bienes o patrimonios producto de fusiones, la ganancia que pueda resultar del mayor valor atribuido a los bienes traspasados no sea gravable con Impuesto a la Renta, y que el costo computable de los bienes traspasados sean los establecidos en los acuerdos de fusión.

Sin embargo, en lo relativo al Impuesto a la Renta, el régimen anteriormente mencionado puede no ser prorrogado. En tal caso, las normas generales para la aplicación de ese impuesto, si bien no gravan las ganancias producto de las transferencias de bienes con motivo de fusiones, tal inafectación no rige para la capitalización o distribución de esas ganancias. En otras palabras, sólo no están afectas mientras permanecen inmovilizadas en la sociedad absorbente o incorporada.

Su posterior capitalización o disposición genera impuestos a la renta, que pueden ser de tal magnitud como para que la fusión no sea realizada. Por

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otra parte, lo que es quizás más grave, el costo computable para las amortizaciones no es el que fue establecido para la transferencia sino el que tenían los bienes en la sociedad absorbida o incorporada, antes de la fusión.

Todo ello indica que es necesario establecer un régimen general y permanente sobre el tratamiento de las fusiones para los efectos del impuesto a la renta. Mientras ello no ocurra las fusiones están supeditadas a la subsistencia del régimen de excepción, el que sin duda, ha representado un valioso incentivo para las concentraciones empresariales en los últimos años. Pero, si no es materia de nuevas prórrogas, el régimen general del impuesto a la renta no es el más adecuado para esos fines. Y el problema es aún mayor en el caso de las escisiones y otras formas de reorganización, conforme comentaremos oportunamente.

La decisiva influencia del régimen fiscal en las reorganizaciones de sociedades en general y en las fusiones en particular es destacada por la doctrina en forma unánime.

Leamos a Rita Largo Gil: "Es de común aceptación que entre los factores que concurren en torno a un plan de concentración empresarial la fiscalidad ocupa un lugar muy destacado desde el punto de vista práctico. Con frecuencia, la opción entre las múltiples posibilidades teóricas que se le ofrecen a un empresario para actuar su estrategia de ampliación,...., estará determinada por el régimen fiscal aplicable que ofrezca un tratamiento más favorable. El peso de la fiscalidad es tal que llega a oscurecer los demás objetivos y motivaciones de las partes. De aquí que en la base de la mayoría de las fusiones societarias que se han llevado a cabo en España durante la última década haya que colocar en un puesto preeminente a la fiscalidad2.

Finalmente, otro aspecto del problema, cada vez de mayor importancia debido a la globalización de la economía, es el de las fusiones internacionales. La nueva Ley General de Sociedades ha dado un paso muy importante, en sus artículos 394 y 395, al permitir la transformación e inscripción en nuestro país de personas jurídicas constituidas en el extranjero o de sucursales de las mismas, lo que les permite que, una vez inscritas en el Perú y con personería jurídica local, puedan participar de inmediato en cualquier reorganización societaria con otras personas jurídicas constituidas en nuestro país.

Sin embargo, ello no es suficiente. Las fusiones internacionales y, en general, las reorganizaciones entre personas jurídicas inscritas en distintos países, deben ser materia de legislación coordinada internacionalmente.

Y ello, en forma prioritaria e indispensable, en el campo de la tributación. Así lo demanda la doctrina y las necesidades prácticas del desarrollo económico globalizado, conforme lo puntualiza, entre otros, José Sánchez Olivan: "La fusión ha venido condicionada siempre por una fiscalidad no demasiado clara, al menos en España, que con frecuencia resultaba disuasoria para los intentos de concentración empresarial. Ello ha propiciado en distintos países la promulgación de regímenes especiales para las operaciones de esta

2 Largo Gil, Rita. La fusión de Sociedades Mercantiles. Editorial Civitas. 1992. Pág. 88.

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clase que, a la vez que suavizaban el rigor fiscal, reservaban a la Administración un cierto control de las mismas.

Ahora bien, estos regímenes favorables se concretaban a fusiones en las que intervinieran sólo sociedades nacionales, por lo que las transfronterizas tendrían que asumir la incidencia de dos o más regímenes sin beneficios y sin puntos obligados de conexión, lo que por sí sólo las hacía implanteables".

La Comunidad Económica Europea ha realizado avances muy importantes en este aspecto, lo que lamentablemente no ha ocurrido aún en nuestra región del mundo.

1.3 Naturaleza jurídica de la fusión

El concepto sobre la naturaleza jurídica de la fusión ha sido materia de una interesante evolución en la doctrina. Hubo tratadistas que sostuvieron la tesis de que la fusión era en esencia una transformación de las sociedades intervinientes, una constitución de sociedades o una simple modificación de estatutos. Estas posiciones han sido superadas pues nadie duda, hoy en día, de las profundas diferencias entre una operación de fusión y una transformación o de constitución de sociedades. Igualmente, la fusión es un acto complejo que no puede asimilarse a una modificación del estatuto.

Modernamente, la doctrina se divide entre los que sostienen que la fusión es un contrato entre las sociedades que se fusionan (tesis contractualista) y los que consideran que es una acto especial y complejo de naturaleza corporativa ( tesis del acto corporativo)

Las tesis contractualista sostiene, en resumen, que la fusión el resultado de un contrato entre sociedades, que tiene por objeto acordar las transferencias de los patrimonios integrales de las sociedades destinadas a extinguirse, a favor de la sociedad fusionante. Algunas legislaciones, como la alemana, le reconocen carácter contractual.

Entre los autores, la tesis contractualista se fundamenta principalmente partiendo del principio de que la sociedad misma es un contrato.

Si bien esta parte de un acto negocial entre las sociedades involucradas, sin el cual no sería posible acordarla, la fusión misma es un negocio jurídico eminentemente corporativo, en el que los elementos contractuales no son más que una parte del mismo. El acuerdo de fusión es un acto que se produce al interior de cada sociedad y cuyos efectos corporativos nacen de ese acuerdo unilateral, independientemente del proceso previo de la negociación colectiva sobre la relación de canje y sobre los demás aspectos discutidos entre las sociedades intervinientes, que no son más que un proyecto de fusión y no la fusión propiamente dicha.

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Capítulo II

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2.1 Concepto de fusión

Siguiendo la opinión de un sector mayoritario de la doctrina, podemos señalar que la fusión es una operación mediante la cual dos o más sociedades se reúnen a efectos de formar una sola, confundiendo sus respectivos patrimonios e integrando a sus socios, de acuerdo a las formas prevista por ley y cumpliendo los requisitos establecidos en esta.

La nueva sociedad o la incorporante adquiere la titularidad de los derechos y obligaciones de las sociedades disueltas produciéndose la transferencia total de sus respectivos patrimonios al inscribirse en el Registro Público el acuerdo definitivo de fusión y el contrato o estatuto de la nueva sociedad o el aumento de capital que hubiese tenido que efectuar la incorporante3.

Dependiendo de la forma legal que se adopte, la fusión implicará la extinción de las sociedades participantes en el proceso para formar una nueva sociedad - cuando se trata de una fusión por incorporación- o la extinción de todas menos una, la preexistente, que absorberá a las demás - en la denominada fusión por absorción.

Partiendo por reconocer que la fusión es, ante todo, un proceso esencialmente económico de concentración patrimonial y que se desarrolla dentro del marco de una reestructuración empresarial, la doctrina ha establecido sus principales rasgos jurídicos, con el fin de delimitar su concepto en el ámbito del Derecho.

Así, Broseta Pont califica a la fusión como “ un procedimiento jurídico por el cual dos o más sociedades agrupan sus patrimonios y sus socios en una sociedad única, previa disolución de todas las sociedades que se fusionan (creando una sociedad nueva que asuma todas las preexistentes) o previa disolución de todas menos una (que absorbe a las restantes)”4

En el mismo sentido Rodrigo Uría, menciona que “estamos ante una operación jurídica afectante a dos o más sociedades, que conduce a la extinción de todas o alguna de ellas y a la integración de sus respectivos socios y patrimonios en una sola sociedad ya preexistente o de una nueva creación”5

Gómez Porrúa, advirtiendo previamente que la fusión puede entenderse en una plano económico y en otro jurídico, define a la fusión como una

3 GILBETO VILLEGAS, Carlos. Derecho de las Sociedades Comerciales. 4ta. Edición. ABELEDO-PERROT. Argentina: Buenos Aires. 2001. Pág. 217.4 BROSETA PONT, Manuel. Manual de Derecho mercantil. 10 ed. Tecnos. Madrid: España. 1994. pág.342. 5 URÍA, Rodrigo. Derecho Mercantil. 22 ed. Marcial Pons. España: Madrid. 1995. Pág. 381.

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institución “ en virtud de la cual, y mediante un procedimiento normado, de naturaleza plural, se produce la unificación de dos o más sociedades, que se extinguen sin previa liquidación, en una única sociedad, ya se trate de una sociedad preexistente que subsiste, o en su caso, de una sociedad de nueva creación , cuyo patrimonio y cuerpo social estará formado por los patrimonios íntegros - activo y pasivo- y por los socios de todas las sociedades intervinientes, convirtiéndose la sociedad resultante en sucesora a titulo universal de las sociedades que se extinguen”6

Alfredo de Gregorio define a la fusión “como un negocio corporativo en virtud del cual se opera la sucesión universal de una sociedad en el patrimonio de las sociedades que se extinguen, con la atribución normal pero no esencial de cuotas o acciones del ente sucesor a los socios de las sociedades que se extinguen”7

Joaquin Gaguirres señala “ha sido indiscutible mérito de la vieja doctrina alemana haber acertado al señalar la verdadera naturaleza de la fusión como un acto de derecho corporativo. El valor de esta construcción jurídica está en que permite explicar claramente la esencia misma de la fusión… en efecto, cuando la enajenación o traspaso del patrimonio de una sociedad a otra se efectúa por virtud de un acto o contrato individual…, entonces la vendedora no necesita disolverse y puede continuar su vida… por el contrario, admitiendo que la incorporación del patrimonio y de los socios de una sociedad a otra se realiza en virtud de un acto corporativo de la fusión, las cosas sucederán de modo distinto.

Al tiempo que se opera el traspaso del patrimonio de una sociedad a otra, se disuelve la primera y los socios pasan a formar parte de la segunda.

Añade: “es normal ciertamente que las sociedades, se pongan de acuerdo previamente sobre las condiciones en que haya de realizarse la operación. Pero esto no quiere decir que la fusión en sí tenga naturaleza contractual. Los posibles pactos preparatorios de la fusión no juegan un papel relevante y su importancia quedará esfumada ante las decisiones internas de las respectivas sociedades, ante el conjunto de actos sociales, corporativos, peculiares del derecho interno de las sociedades, a través de los cuales se realiza la operación de la fusión. De ahí que deben rechazarse las teorías contractualitas que no ven en la fusión más que un simple acto contractual de bienes entre dos o más sociedades”8

Similar definición de Miguel Motos Guirao “la fusión podría describirse como un acto de naturaleza corporativa o social, que tiene como vehículo de ejecución un acuerdo de carácter contractual, por virtud del cual se opera la

6 GÓMEZ PORRÚA, Juan Manuel. La fusión de sociedades anónimas en el derecho español y comunitario. La ley. España: Madrid. 1991. Pág. 20.7 ELIAS LAROZA, Enrique. Ley General de Sociedades Comentada. IDEMSA. Perú: Lima. Año 1999. Pág. 707.8 GARRIGUES, Joaquin - URÍA, Rodrigo. Derecho Mercantil. 22 ed. Marcial Pons. España: Madrid. 1995. Pág. 381

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transmisión del total del patrimonio de una o varias sociedades a favor de una tercera”9.

Por último, Antonio Víctor Verón señala : “que la naturaleza jurídica de la fusión descansa en la tesis que la sitúa dentro de los actos comprendidos en el derecho corporativo de sociedades, apartándonos así de las teorías contractualitas y del acto complejo de naturaleza mixta”

Empezaremos nuestro análisis citando el artículo 344 de la Ley General de Sociedades, que regula el concepto y formas que puede adoptar una fusión:

Art 344.- Concepto y formas de fusión:

“Por la fusión dos o más sociedades se reúnen para formar una sola cumpliendo los requisitos prescritos por esta ley. Puede adoptar alguna de las siguientes formas:

1. La fusión de dos o más sociedades para constituir una nueva sociedad incorporante origina la extinción de la personalidad jurídica de las sociedades incorporadas y la transmisión en bloque, y a título universal de sus patrimonios de la nueva sociedad; o,

2. La absorción de una o más sociedades por otra sociedad existente origina la extinción de la personalidad jurídica de la sociedad o sociedades absorbidas.

En ambos casos los socios o accionistas de las sociedades que se extinguen por la fusión reciben acciones o participaciones como accionistas o socios de la nueva sociedad y de la sociedad absorbente, en su caso”.

La norma referida recoge la noción ampliamente aceptada en doctrina que configura a la fusión como la unión de dos o más sociedades, que genera una unión de sus patrimonios, los cuales pasan a ser concentrados por una sola sociedad, sujetándose a las formas y cumpliendo con las características esenciales. Asimismo, la norma resalta que el beneficio derivado de la fusión – es decir, la emisión de acciones o participaciones de la sociedad fusionada- se otorga a los socios de las sociedades que se extinguen como consecuencia del acuerdo respectivo10.

2.2 Formas de fusión

La Ley General de Sociedades recoge dos formas de fusión que son casi unánimemente aceptadas en la legislación y doctrina comparada:

2.2.1. Fusión por incorporación o por constitución

Mediante esta forma de fusión dos o más sociedades se extinguen a fin de constituir una nueva sociedad, la cual será la titular de los patrimonios

9 MOTOS GUIRAO, Miguel. Fusión de Sociedades Mercantiles. Madrid: Revista de Derecho Privado. 1953. Pág. 101.10UNIVERSIDAD DE LIMA. Nuevo Derecho Societario. Fondo de Desarrollo Editorial. lima, 1998. 1ed. Pág.1128.

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integrados de las anteriores11. Las sociedades incorporadas, se extinguen sin liquidarse, es decir, pierden su personalidad jurídica, pero sus patrimonios se integran en lo que será el patrimonio de la nueva sociedad12. Por ejemplo las sociedades A y B se fusionan y dan nacimiento a la sociedad C, donde C = A + B.

La nueva sociedad resultante de la fusión asume la totalidad de los derechos y obligaciones de las sociedades fusionadas.

A nivel de derecho comparado, esta figura es conocida también como fusión pura 13 o propia14.

De acuerdo con Enrique Elías, la fusión por incorporación reúne las siguientes características:

a. Reunión de dos o más patrimonios integrantes con el objeto de formar solo una.b. La transmisión de patrimonios se realiza para constituir, o para incorporar, una nueva sociedad, que los recibe.c. Se extingue la personalidad jurídica de todas las sociedades incorporadas.d. El traspaso de los patrimonios de las sociedades que se extinguen se realiza en bloque, a titulo universal, pues cada uno es un conjunto integral y único de activos y pasivos.e. Los socios o accionistas de las sociedades que se extinguen reciben, a cambio de las que tenían en estas, acciones o participaciones de la sociedad absorbente, salvo casos de excepción15.

2.2.2. Fusión por absorción

En este caso, una o más sociedades se extinguen para ser absorbidas por otra sociedad preexistente, la cual asume el patrimonio de las anteriores (las incorporadas) sin liquidarse.

Este es el procedimiento clásico de crecimiento empresario, de "concentración", por el cual una empresa crece absorbiendo a las más pequeñas de su ramo o actividad16. En la fusión por absorción, la sociedad "incorporante" asume esos derechos y obligaciones17.

Son características de la forma por absorción:

11 Ibidem. 12 HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Revista Advocatus. Lima, junio 2005. Número 13. tomo II. Pág. 201.13 en la cual se entiende como la fusión pura aquella en la que dos o más sociedades se unen para constituir una nueva. Por ello se disuelven, pero no se liquidan14 GILBETO VILLEGAS, Óp. Cit.15 ELIAS LAROZA, Enrique. Óp. Cit. Pág. 698.16 GILBERTO VILLEGAS. Óp. Cit. 17 Ibídem.

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a. La absorción por parte de una sociedad (absorbente) de los patrimonios integrales de otra u otras sociedades (absorbidas), con el fin de formar uno solo.

b. Extinción de la personalidad jurídica de la sociedad o sociedades absorbidas.

c. El traspaso de los patrimonios de la sociedad o sociedades absorbidas se realizan en bloque y a titulo universal, pues cada uno es un conjunto integral de activos y pasivos.

d. Los socios o accionistas de las sociedades absorbidas reciben, a cambio de las que tenían en estas, acciones o participaciones de la sociedad absorbente, salvo caso de excepción18.

e. Variación de la cifra del capital de la sociedad absorvente19.

Dentro del marco legal aplicable, tanto la fusión por constitución, como la fusión por absorción se les aplican las siguientes reglas comunes:

Los socios o accionistas de las sociedades que se extinguen por la fusión reciben a cambio una contraprestación que consiste en acciones, participaciones u otros títulos de valor equivalente a los que tenían en las sociedades incorporadas o absorbidas, pero emitidas por la nueva sociedad o por la sociedad absorbente, según sea el caso. En teoría, como ya se ha advertido, pueden participar en una fusión

sociedades, de diferentes tipos. Sin embargo, en la práctica es preferible que todas ellas sean del mismo tipo societario. El acuerdo de fusión es un asunto trascendental para una sociedad por

estar comprendido dentro de los supuestos del artículo 126 que se remite a su vez al artículo 1 15-de la LGS y, por lo tanto, requiere de quórum especial y de mayoría calificada. No es necesario adoptar un acuerdo expreso de disolución en las

sociedades que se extinguen, ya que el acuerdo de la fusión es equivalente y suficiente. No existe un procedimiento de liquidación de patrimonios, en razón de que los activos y pasivos pasan a integrar, en bloque a título universal, el patrimonio de la nueva sociedad o el patrimonio de la absorbente.

Cabe resaltar, que un sector de la doctrina también ha denominado “fusión por incorporación” al supuesto de absorción, en el entendido que, mediante esta forma de fusión, una o más sociedades se extinguen para ser incorporadas en otra sociedad preexistente. Así, Garrigues señala que “se distingue entre fusión propiamente dicha y absorción o incorporación. En la primera forma, las sociedades que se fusionan se disuelven, viniendo a constituir con sus respectivos patrimonios una nueva sociedad.

En la segunda forma hay una sociedad que se disuelve y transfiere integralmente su patrimonio a otra, recibiendo de ella acciones como contraprestación”20.

18 Ibídem.19 HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Óp. Cit.20 GARRIGUES, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo II. Temis. Bogotá. 1997. Pág.320. Visto en: Tratado de Derecho Mercantil. Óp. Cit. Pág. 1130.

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2.3 Características esenciales de la fusión

Si bien actualmente en la doctrina no se generan mayores discusiones respecto al concepto y formas de fusión, sí podemos encontrar diferencias al momento de la enumeración de lo que algunos autores llaman elementos o caracteres esenciales de la fusión.

En opinión de Jesús Rubio, son tres los elementos fundamentales que caracterizan a la fusión: la disolución al menos de una sociedad, la transmisión en bloque de los patrimonios a la sociedad fusionante (sucesión universal) y el paso directo de los socios de las fusionadas a la fusionante.21

Para Oteagui, en cambio la fusión presenta cinco notas esenciales que la diferencias de otros procedimientos que pueden conducir a resultados parecidos. Estas características son:

i) La unificación de varias sociedades sujetos de derecho en virtud de un convenio celebrado las mismas, con la particularidad que los efectos del compromiso no se producen exclusivamente entre las sociedades contratantes, sino que también extienden sobre los socios de las mismas, proyectándose además sobre los terceros acreedores de las sociedades.

ii) La agrupación de los socios de todas las sociedades fusionantes en la sociedad fusionada;

iii) La disolución de todas las sociedades fusionantes en la consolidación y de todas las sociedades absorbidas en la absorción;

iv)La usencia de liquidación.v) La transmisión total y a título universal de los patrimonios de las

sociedades disueltas a la sociedad fusionada.

En cuanto a la doctrina nacional, Enrique Elías identifica cinco características esenciales de la fusión, a saber:

a) La transmisión en bloque y a título universal de los patrimonios de las personas jurídicas que se extinguen;

b) la creación derivada, de la fusión, de un organismo social que, en su conjunto resultante, es enteramente nuevo, como forma acabada de vínculo entre las sociedades que participan en la fusión;

c) la extinción de la personalidad jurídica de las sociedades absorbidas o incorporadas;

d) la compenetración o agrupación de los socios y las relaciones jurídicas de todas las sociedades que intervienen en la fusión, salvo algunos supuestos excepcionales;

e) la variación de la cifra del capital de la sociedad absorbente o incorporante, excepcionalmente algunos casos especiales.

Hernández Gazzo, por su parte, considera que la fusión presenta cuatro aspectos esenciales:

21 RUBIO, Jesús. Curso de derecho de sociedades anónimas. Editorial del derecho financiero. Madrid, 1964. Pág. 407

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a) Una unión de sociedades (pues toda fusión supone la unión de dos o más sociedades, ya sea una unión por incorporación o una por constitución),

b) unión de patrimonios (en la medida que los patrimonios de las sociedades intervinientes se unen, dando como resultado un patrimonio nuevo integrado),

c) unión de socios (dado que los socios de las sociedades que se extinguen se unen con los socios de la sociedad incorporante o se unen para formar el capital de la sociedad recién constituida, salvo pacto en contrario o ejercicio de derecho de separación por parte de los socios),

d) y extinción de sociedades (porque por lo menos una sociedad deja de existir en una fusión por incorporación o dos en una fusión por constitución, es decir, toda fusión acarrea necesariamente una extinción de sociedades).

Como se puede notar de lo mencionado por los autores, son cinco características esenciales de la fusión, que señalan básicamente.

2.3.1 Unión de sociedades

Teniendo en cuenta la naturaleza de la figura que analizamos, su primera característica esencial resulta obvia: la fusión consiste básicamente en una forma de concentración empresarial que se realiza mediante la reunión de dos o más sociedades en una sola, bajo cualquiera de las dos modalidades establecidas en LGS.

Respecto a este tema, se discute a nivel doctrinal si la fusión supone la creación de un ente social nuevo y distinto de las sociedades participantes o si las sociedades creadas o absorbidas subsisten como realidad empresarial luego de entrada en vigencia del acuerdo de fusión.

Si bien coincidimos con Elías en que la fusión supone una mutación integral en la estructura de la sociedad resultante, la cual se presenta notoriamente se presenta distinta de lo que era antes del acuerdo, no podemos afirmar que todos los casos de fusión de lugar a un “organismo social enteramente nuevo” como resultado de la unificación de las relaciones jurídicas, patrimonios, actividades, socios de las personas jurídicas participantes de la fusión.

Ciertamente, en el caso de la fusión por incorporación podemos hablar de la creación de una nueva sociedad totalmente distinta de las que se extinguieron precisamente para constituir un único ente social que agrupe sus patrimonios; sin embargo no sucede lo sucede los mismo en el supuesto de fusión por absorción, en la cual una de las sociedades intervinientes en el proceso no se extingue, sino que, por el contrario, conserva su personalidad jurídica para recibir el patrimonio que le transfiere las sociedades extinguidas.

En este caso, no nos encontramos frente a un organismo social nuevo, sino que más bien se trata de un ente que ha modificado claramente su estructura interna y tal vez externa, para dar lugar a una serie de relaciones nuevas surgidas de la transferencia patrimonial que tratamos a continuación.

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El hecho de que la sociedad absorbente subsista al proceso de fusión afecta a la calificación jurídica de la operación, en la medida que es justamente dicha circunstancia la que permite la unificación de las sociedades en una sola persona jurídica. Esta modalidad de fusión, entonces, permite la conservación de la personalidad jurídica de la sociedad absorbente, y en la mayoría de los casos, el incremento de su patrimonio y estructura social, derivados de la aceptación de los patrimonios y los socios de las personas jurídicas extinguidas.

Es importante considerar, adicionalmente, que la unión de sociedades no solo va a producir efectos sobre éstas sino que también va a afectar a sus socios e incluso a terceros acreedores.

2.3.2 Transmisión de los patrimonios en bloque y a título universal de las personas jurídicas que se extinguen

Una de las características esenciales de la fusión consiste en la transferencia patrimonial que se produce como consecuencia de la reunión de dos o más sociedades en una sola. En efecto, si las sociedades incorporadas o absorbidas se extinguen para formar parte de otra sociedad, la consecuencia lógica que se deriva de esta operación es que el patrimonio de dichas sociedades, es decir, el íntegro de sus activos y pasivos, pase a formar parte de la sociedad incorporante o absorbente, según corresponda.

Dicha transmisión de acuerdo a la LGS, se produce en bloque y a título universal, tanto en la fusión por incorporación como en la fusión por absorción.

Se afirma que nos encontramos ante una transmisión a título universal en la medida que se transfieren uno actu todos y cada uno de los activos y pasivos que integran el patrimonio de las sociedades que se extinguen como consecuencia de la fusión. De esta manera, la transmisión integral del patrimonio de las sociedades incorporadas o absorbidas a la sociedad resultante de la fusión dará lugar a que esta última se convierta en sucesora universal de las anteriores en todos sus derechos y obligaciones. Ello ha llevado a algunos a equiparar dicha transmisión a la que se produce en la sucesión mortis causa tratándose de personas naturales22. Esta aseveración resulta entendible, por cuanto la sucesión por causa de muerte los herederos asumen la totalidad del patrimonio del causante ante la desaparición de éste, que era el titular de un conjunto de activos y pasivos que jurídicamente no pueden quedar sin propietario. Entones, siendo claro que el patrimonio debe tener siempre un titular, la ley establece las normas que regulan lo que sucede con los bienes del causante una vez éste fallece.

En el caso de la desaparición de las personas jurídicas sucede algo similar. La LGS establece reglas claras respecto al destino del patrimonio de las sociedades que se extinguen. Así, las normas de la LGS referidas a la liquidación de sociedades23 contienen las pautas que se deben observar para la realización del patrimonio social, como etapa previa a la extinción de la

22 SANCHEZ OLIVÁN, José. La fusión y escisión de sociedades. Editoriales de Derecho Reunidas. Madrid. 1992. Pág. 176.23 Artículo 413 y siguientes.

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persona jurídica. Ciertamente, antes de la extinción de la sociedad, el liquidador deberá efectuar todas las gestiones y celebrar todos los actos y contratos que sean necesarios para que la sociedad cumpla con las obligaciones que mantiene frente a sus acreedores, y que debe efectuarse con los bienes o derechos que integran el patrimonio social. Solo en la medida que exista un remanente luego de efectuado el pago de todas la obligaciones con terceros, dicho haber social se repartirá entre los socios, dado que la extinción importa la pérdida de la calidad de sujeto de derecho que tenía la sociedad y un ente que no es sujeto de derecho no puede ser titular de patrimonio alguno.

En un proceso de fusión, no existe la necesidad de que la sociedad que se extingue se liquide a efectos de que su patrimonio social sea transferido a terceros, puesto que el íntegro de sus activos y pasivos va a pasar a formar parte de la sociedad fusionada. Es decir, el acuerdo de fusión implica que todos los derechos y obligaciones que mantienen las sociedades incorporadas o absorbidas se transfieran a las sociedades incorporantes o absorbentes, según sea el caso, de forma automática y sin que se requiera de actos o contratos adicionales al acuerdo de fusión.

Una de las principales ventajas de la transferencia en bloque y a título universal que se da en la fusión radica en la simplificación del proceso de transferencia de los bienes, derechos y obligaciones que integran el patrimonio de las sociedades que se extinguen, puesto que la referida transferencia hacia la sociedad fusionada se produce con la sola entrada en vigencia del acuerdo de fusión, sin la necesidad de celebrar actos jurídicos adicionales para que el patrimonio cambie de titular. Así, “El principio de transmisión a título universal ipso iure facilita eficazmente el traspaso patrimonial de una a otra sociedad al permitir que los distintos bienes, derechos y obligaciones integrantes del patrimonio de la sociedad extinguida se transmitan uno actu. Si no se aceptase este principio, habría que adoptar el lento y dispendioso procedimiento de descomponer la transmisión patrimonial en los singulares negocios jurídicos idóneos para la transmisión de los distintos elementos del patrimonio (la compra venta, la cesión de créditos, el endoso, etc.), y con ello la posibilidades prácticas de la fusión quedarían sumamente disminuidas”.

Si la LGS no contemplara una transferencia a título universal y en bloque de los bienes que integran el patrimonio de las sociedades incorporadas o absorbentes, las sociedades intervinientes en el proceso de fusión tendrían que celebrar una serie de actos y contratos independientes del acuerdo de fusión destinados a formalizar la transferencia de cada uno de los activos y pasivos que forman parte del patrimonio que se transfiere.

La transmisión a titulo universal se presenta entonces como una forma de satisfacer la necesidad de facilitar la realización de la fusión como instrumento idóneo de la concentración económica24

De igual forma, la exigencia de la transferencia patrimonial a título universal se justifica en la necesidad de dotar de seguridad jurídica la fusión, puesto que si la transmisión se realizara a título singular y, por ende, estuviera sujeta a las reglas de transferencia de cada elemento específico del patrimonio, 24 GÓMEZ PORRÚA, Juan Manuel. Óp. Cit. Pág. 47.

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podrían presentarse una serie de problemas derivados de un eventual retraso en la formalización del acto o de algún defecto insalvable en el mismo, lo cual podrían conllevar a que luego de realizada la fusión y extinguida la sociedad transferente nos encontremos, por ejemplo, con bienes que carecen de titular.

Debemos mencionar, de otro lado, la regla establecida en el Reglamento del Registro de Sociedades25, en lo sucesivo, RRS, según el cual la inscripción de la fusión permite solicitar la inscripción de transferencia de los bienes y derechos que integran los patrimonios transferidos a nombre de la sociedad incorporante o absorbente, aun cuando no aparezcan en la escritura pública de fusión26. En caso el instrumento público incluya datos registrales de los bienes que se transfieren, el registrador deberá cursar partes al registro respectivo a efectos de que se proceda a la inscripción correspondiente.

2.3.3 Extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas y ausencia de liquidación

La extinción de la personalidad jurídica de las sociedades que son absorbidas o incorporadas con ocasión de la fusión es una característica que diferencia esta figura de otras formas de concentración empresarial. Mientras en la fusión por incorporación hay tantas extinciones como sociedades se fusionan, en la fusión por absorción siempre hay una sociedad que no se extingue y que va a mantener su personalidad jurídica como consecuencia de la fusión.27

Al respecto debemos mencionar una modificación introducida por la nueva normativa societaria. Así, la LGS establece claramente como una consecuencia de la fusión la extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas, a diferencia de la de la ALGS, que establecía en su artículo 354 que la fusión traía como consecuencia la disolución sin liquidación de dichas sociedades.

Un sector de la doctrina ha tratado de justificar la expresión “disolución sin liquidación” señalando que ésta en realidad alude a disolución como trámite inicial e inexcusable de la extinción “porque en realidad las sociedades que se fusionan deben quedarse extinguidas y la disolución no significa sino aquella situación en que se encuentra una sociedad cuando en principio, si bien solo en principio, está destinada a extinguirse y en vista de ello suspende su actividad productiva y se dedica a liquidar sus negocios con el fin de repartir entre los socios el posible activo resultante. Pero estas operaciones pueden resolverse para volver al ejercicio normal de su empresa. Mientras la fusión no solo excluye normalmente la liquidación, sino provoca un tipo peculiar de división que se traduce en la adjudicación entre los socios de las sociedades fusionantes de participaciones en la fusionante”28

Otros señalan que el término “Extinción” puede ser utilizado en dos sentidos: uno amplio y otro estricto29. El primero comprendería a todo un 25 Aprobada por Resolución N° 200-2001-SUNARP/SN, publicada en el diario oficial El peruano el 27 de julio de 200126 Artículo 12327 GÓMEZ PORRÚA, Juan Manuel. Óp. Cit. Págs. 36 y 3728 RUBÍO, Jesús. Op. Cit. Pág. 40929 GOMEZ PORRUA, Juan Manuel. Pág. 39

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proceso que tiene su comienzo en la aparición de una causa de disolución y que, tras un período intermedio de liquidación, conduce a la extinción definitiva de la sociedad. La “extinción” en sentido estricto, estaría referida al proceso extintivo y la desaparición definitiva de la sociedad que se produce con la cancelación definitiva de los asientos registrales. Esta última acepción del término “extinción” es la que recoge la LGS y gran parte de la doctrina.

En este sentido, si hablamos de “disolución sin liquidación” admitiríamos la existencia de una causa inmediata de extinción que daría lugar a un período intermedio de liquidación que conduciría, como consecuencia de un proceso, el proceso extintivo, a la desaparición de la sociedad, es decir, a su extinción definitiva. Si nos referimos a la extinción en sentido estricto, por el contrario, estamos afirmando que la desaparición de la sociedad fusionada o absorbida se produce automáticamente como consecuencia de la realización de la fusión, por mandato expreso de la ley, y sin necesidad de una disolución y liquidación previas.30

Por tal motivo consideramos que lo más adecuado es referirnos a una “extinción” y no a la “disolución”, en la medida que un acuerdo de fusión no da lugar a que se activen los presupuestos básicos de una etapa de disolución y liquidación y se generan las consecuencias jurídicas respectivas. En la fusión, entonces, la extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas se produce automáticamente con la entrada en vigencia del acuerdo y sin que sea necesaria la disolución previa. Así, “la fusión lleva consigo la extinción de la personalidad jurídica de las sociedades que como consecuencia de la operación van a desaparecer. Y ello, sin necesidad de que tales sociedades acuerden, paralela o conjuntamente con el acuerdo de fusión, su disolución.

Por tanto, la extinción es una consecuencia de la fusión, y regulada legalmente la operación, ésta lleva consigo necesariamente la extinción de todas las sociedades intervinientes o de todas menos una, según que se trate de una fusión por creación de nueva sociedad o de una fusión por absorción”31

2.3.4 Agrupación de los socios de las sociedades intervinientes en una única sociedad resultante de la fusión

Otra característica de suma importancia para algunos es la agrupación de los accionistas o socios de las sociedades intervinientes en la sociedad resultante, absorbente o incorporante, según el caso, mediante la entrega de acciones o participaciones a los accionistas o socios de las sociedades que se extinguen por fusión.

En efecto, simultáneamente a la transmisión patrimonial universal y en bloque la extinción de una o más sociedades, la fusión determina que los socios de estas personas jurídicas se conviertan en socios de la sociedad incorporante o absorbente según sea el caso.

30 Ibídem. 31 GOMEZ PORRUA, Juan Manuel. Pág. 40

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Entonces la fusión además de afectar de afectar los elementos patrimoniales, lleva a establecer una nueva estructura de relaciones entre los miembros de las sociedades fusionadas. Así los socios de cada una de las sociedades participantes de la fusión se reagruparan en la sociedad única que “centraliza” la fusión32. Es claro que la confluencia de socios en una sola persona jurídica es posible solo en la medida que haya habido una transferencia patrimonial por parte de las sociedades extinguidas a la sociedad fusionada. La contraprestación por dicha transferencia patrimonial será la entrega de acciones o participaciones a los socios de las extinguidas.33

De otro lado se discute en la doctrina sobre el carácter esencial de esta característica de la fusión. Algunos autores consideran que se trata de un “rasgo esencial del que no se puede prescindir de modo alguno”34, basando su apreciación en que en la fusión no solo interesa la transmisión a título universal de los patrimonios de las sociedades extinguidas sino también la unificación de grupos sociales. Para otros, este elemento no es en un principio configurador de la institución, y por lo tanto, no reviste tal carácter esencial, debido a que en determinados supuestos no hay lugar a una conversión de accionistas o socios de las sociedades extinguidas en accionistas o socios de la sociedad resultante.

Para nosotros la agrupación de los accionistas o socios de las sociedades intervinientes en la fusión sí constituye una característica esencial de la fusión, puesto que esta supone la continuidad de las relaciones sociales que se daban en cada una de las sociedades participantes y esto responde a la finalidad misma de la fusión.

Ciertamente existen supuestos en los que algunos o todos los accionistas o socios de las sociedades extinguidas no reciben acciones o participaciones de la sociedad resultante. Sin embargo, ello no significa que la continuidad de las relaciones sociales no sea un elemento esencial de la fusión como institución, sino que las características particulares de determinada operación conllevan a que no sea necesaria o viable jurídicamente efectuar la entrega de nuevas acciones o participaciones a los accionistas o socios de las sociedades extinguidas35

A continuación lo que establece nuestra legislación al respecto. El último párrafo del artículo 344 de la LGS, refiriéndose a las dos formas de fusión contempladas en nuestra legislación, establece que:

“Artículo 344.- Concepto y formas de fusión

(…)

32 URIA, Rodrigo, Pág. 38633UNIVERSIDAD DE LIMA. Nuevo Derecho Societario. Fondo de Desarrollo Editorial. lima, 1998. 1ed. Pág. 113934 GARRIGUES, Joaquín y URÍA, Rodrigo. “Comentario a la Ley de Sociedades Anónima Española”. Citado en: UNIVERSIDAD DE LIMA. Nuevo Derecho Societario. Fondo de Desarrollo Editorial. lima, 1998. 1ed. Pág. 114035 ELÍAS LA ROSA, Enrique. Derecho societario peruano: Normas Legales. Lima, 1998. Pág. 930

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los accionistas o socios de las sociedades que se extinguen por fusión reciben acciones o participaciones como accionistas o socios de la nueva sociedad o de la sociedad absorbente, en su caso”

En esta disposición se evidencia el reconocimiento, por parte del legislador, del carácter esencial que reviste en nuestro ordenamiento la continuidad de las relaciones sociales de las sociedades intervinientes en la fusión.

Tal y como se encuentra redactada la norma, queda descartada entonces la posibilidad de que por junta general de accionistas se pudiera excluir a algún accionista o socio de participar en la entrega de participaciones de la sociedad resultante de la fusión. En caso ocurriera, creemos que lo accionistas o socios excluidos podrían iniciar un proceso judicial a fin de que se cumpla con la obligación de entrega. Salvo que, los socios o accionistas de las sociedades extinguidas hubieran ejercido por voluntad propia su derecho de separación de la sociedad con motivo de la fusión en cuyo caso, evidentemente, no les corresponderán acciones o participaciones de la sociedad resultante, en la medida que ya no serían accionistas o socios de las sociedades que serían absorbidas o incorporadas por fusión.

La LGS ha reconocido también los supuestos de excepción a la entrega de acciones o participaciones a los socios o accionistas de las sociedades extinguidas o si, por el contrario, solo admite como fusión aquellos casos en los que los accionistas o socios de las sociedades extinguidas reciben acciones o participaciones de la sociedad resultante.

En el último párrafo del artículo 344 de la LGS nos da la respuesta y entonces admite la posibilidad de que, ante las particularidades de determinada operación, no se entreguen acciones o participaciones, pero sin que ello descalifique a la operación como una fusión.

2.3.4.1 Los supuestos de excepción a la entrega de acciones o participaciones a los accionistas o socios de las sociedades extinguidas

a) Cuando la sociedad absorbente es titular de todas las acciones o participaciones de la absorbida.

b) Cuando la sociedad absorbente es titular de parte de las acciones o participaciones de la sociedad absorbida.

c) Cuando el patrimonio neto de las sociedades que se extinguen es cero o negativo.

d) Cuando los accionistas o socios de la sociedad extinguida ejercen su derecho de separación.

2.3.4.2 El aumento o la formación de la cifra del capital social en la sociedad resultante.

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Otro de los elementos de la fusión consiste en que salvo, excepciones, la sociedad absorbente aumente su capital social, al recibir los patrimonios de las sociedades absorbidas (por el valor neto de ellos), y la sociedad incorporante recibe en calidad de capital social los capitales de la sociedades incorporadas. Como consecuencia de ello, emiten nuevas acciones o participaciones en favor de los socios de las sociedades que se extinguen. Así lo establece expresamente la última parte del artículo 333 de la LGS.

Al respecto Julio C. Oteagui menciona: “la segunda nota está dada por la agrupación de los socios de todas las sociedades fusionantes en la sociedad fusionaría, recibiendo los socios de las sociedades consolidantes partes sociales de la sociedad consolidataria, y los socios de las sociedades incorporadas partes sociales de la incorporante, como contraprestación por las respectivas partes sociales de las sociedades consolidantes e incorporadas que se cancelan. Aquí se advierte una de las características de la fusión en cuanto acto jurídico…”

Joaquín Garrigues y Rodrigo Uría: “La agrupación de los socios en una sola entidad solo puede lograrse por un procedimiento: la cesión del patrimonio de la sociedad o sociedades disueltas a cambio de entregar a los miembros de éstas, derechos de socio (acciones, por lo común) en la sociedad supérstite o nueva. Son los socios de la sociedad cedente, y no ésta sociedad, los que reciben directamente la contraprestación.”

En resumen, los socios de las sociedades que se extinguen pierden las acciones o participaciones que detentaban en éstas y, como contraprestación, reciben acciones y participaciones de la sociedad absorbente o de la sociedad incorporante. Nótese que las nuevas acciones o participaciones son entregadas a los socios y no a las sociedades cuyos patrimonios pasan a la sociedad fusionante, lo cual es procedente desde que dichas partes sociales representaban la cuenta capital de las sociedades que se extinguen, cuenta que es reemplazada por la cuenta capital de la sociedad incorporante o el aumento de la cuenta capital de la sociedad absorbente.

Hay casos de excepción en los cuales esto no ocurro, en forma total o parcial.

a) Si la sociedad absorbente es propietaria del 100% de las acciones o participaciones de la sociedad o sociedades absorbidas. Allí dichas acciones o participaciones se cancelan y la sociedad absorbente no aumenta su capital social, pues en caso de hacerlo tendrían que entregarse las nuevas acciones o participaciones a sí mismas.

b) Si una sociedad absorbida o incorporada es valorizada, para la fusión, con un patrimonio neto igual o menor a cero, la sociedad fusionante no emite acciones no participaciones en favor de aquellas.

c) Si la sociedad absorbente es dueña de parte de las acciones o participaciones de la absorbida, la fusión se realiza sin que se aumente el capital de la absorbente por esa porción de acciones o participaciones, pues si lo hace tendría que entregarse las nuevas a sí

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misma. Aquí el aumento de capital es parcial, para emitir acciones o participaciones solamente para los demás socios de la absorbida.

d) Si la sociedad absorbida es dueña de parte de las acciones o participaciones de la sociedad absorbente, ésta última con motiva de la fusión, se convierte en propietaria de sus propias acciones o participaciones (desde que todos los activos de la absorbida pasen a la absorbente). Lo usual, es esos casos, es que cancele esa porción de acciones o participaciones, disminuyendo en esa cifra el capital total de la sociedad fusionada; si la sociedad acordase no hacerlo y convertirse en propietaria de sus propias acciones, debe proceder de conformidad con el artículo 104 de la LGS.

e) En la fusión por incorporación de una nueva sociedad puede darse que las sociedades que se extinguen sean propietarias de acciones o participaciones entre sí. En éste caso, si la nueva sociedad emitiese acciones o participaciones por esas porciones tendría que entregárselas a sí mismas. Por ello, el nuevo capital de la sociedad fusionada no contempla la emisión de nuevas acciones por esas porciones, que quedan así canceladas.

f) El capital total de la sociedad fusionada debe ser reducido en la parte correspondiente a las acciones o participaciones de los socios que ejerciten el derecho de separación

g) Si la sociedad absorbente, por cualquier circunstancia, en propietaria de acciones de emisión o tiene acciones en cartera, puede no aumentar su capital social y utilizar esas acciones para entregarlas a los socios de la sociedad absorbida36.

Capítulo IIIProyecto de Fusión

3.1. Conceptos y características del Proyecto Fusión

La obligación de formular un proyecto de fusión, entendido como aquel documento que contiene el resultado de las negociaciones contenidas por los administradores de las sociedades intervinientes y que determinan el alcance 36 ELÍAS LAROZA, Enrique. Óp. Cit. Pág. 706

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del acuerdo que adoptarán las sociedades participantes del proceso, constituye una importante innovación introducida por la LGS.

Por lo general una fusión se acuerda como consecuencia de una serie de negociaciones efectuadas por los administradores de las sociedades participantes, que evalúan las ventajas e implicancias de una unión de empresas, así como los diversos aspectos comerciales, que ésta comprende. Estas negociaciones suelen ser acompañadas de diversos estudios de carácter económico y financiero, a efectos de determinar la viabilidad y conveniencia del acuerdo. El proyecto de fusión, entonces, constituye el documento que sintetiza los acuerdos a los cuales han arribado los administradores de la sociedad con respecto a la fusión que se someterá a evaluación de los socios, y que contienen los principales aspectos que se deberán tomar en cuenta para hacer operativo el proceso de reorganización societaria.

La existencia de un proyecto de fusión hace posible la adopción de dos o más acuerdos de fusión de idéntico contenido, presupuesto indispensable de una operación que consiste en dos o más modificaciones estructurales recíprocamente condicionadas, dado que resulta casi imposible que la coincidencia se produzca en las juntas generales de accionistas, la voluntad social en la fusión solo puede presentarse a través de la aprobación o rechazo de una propuesta redactada previamente y de común acuerdo por los administradores. Así, la elaboración de un proyecto de fusión, más que un requisito formal, es una exigencia derivada de la naturaleza de las cosas, que deberá cumplirse incluso en aquellos casos en los cuales el legislador no lo exija expresamente. Asimismo el proyecto constituye el documento que establece el contenido del acuerdo de fusión, lo cual supone un límite a la competencia de la junta general o asamblea.

El proyecto presenta en un primer momento, una función preparatoria del acuerdo de fusión –en tanto pretende facilitar a los socios un conocimiento adecuado y oportuno de los aspectos y principales características de la operación, así como sus consecuencias-, sin perjuicio de la relevancia práctica que implica contar con un documento que posibilite la adopción de acuerdos similares en las sociedades participante en la operación.

El documento se elabora recogiendo los principales acuerdos a los que pueden haber llegado los administradores, vinculados principalmente a valorizar el patrimonio de las sociedades intervinientes y así poder establecer la relación de canje entre los accionistas de las sociedades intervinientes, que se derivará del acuerdo. La LGS no regula el proceso de elaboración del proyecto ni señala reglas que deben seguirse a efectos de desarrollar las negociaciones previas, en la medida en que este es un tema meramente privado que debe desarrollarse en la forma que los particulares consideran más conveniente; no obstante la LGS sí establece el contenido mínimo que debe presentar el proyecto, con el objeto de que los accionistas cuenten con toda la información relevante que les permita aprobar o no la fusión proyectada por los administradores, así como para que el acuerdo respectivo contenga todos los elementos que permitan determinar los alcances de la fusión y las consecuencias que se derivan de ella.

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Conviene mencionar algunas características del proyecto de fusión:

a. El proyecto constituye el documento preliminar que será sometido a las juntas o asambleas de las sociedades intervinientes en el proceso de fusión, y contienen los principales aspectos que deberá tener el acuerdo respectivo.

b. Su formulación por parte de los administradores no representa un carácter vinculante, es decir, no determina el nacimiento de obligación alguna por parte de las sociedades que participan en las negociaciones ni implica la necesaria aprobación del documento por parte de la junta o asamblea de la sociedad correspondiente. Es precisamente la junta o asamblea la que, analizando el proyecto, decidirá si éste resulta conveniente a sus interés o si, por el contrario, no resulta ventajoso para la sociedad y sus socios. No obstante, la elaboración del proyecto de fusión sí determina obligación por parte de los administradores de las sociedades intervinientes:

i) obligación de no realizar actos significativos que puedan comprometer la aprobación del proyecto por la junta general de accionistas o alterar de manera significativa la relación de canje de acciones o participaciones, hasta la fecha de las juntas generales en las cuales se discutirá el proyecto aprobado por los administradores (artículo 348 de la LGS).

ii) obligación de convocar a las juntas generales o asambleas, según corresponda, a fin de que apruebe-con modificaciones o sin ellas- o desapruebe el proyecto de fusión (artículo 349 de la LGS).

iii) obligación de responder frente a la sociedad y a sus socios por el contenido del proyecto que han elaborado y por las consecuencias que se pudieran derivar de éste. La responsabilidad de los administradores, en este sentido, se rige por lo dispuesto en el artículo 177 de la LGS, por cuanto la elaboración del proyecto exige que los administradores actúen con diligencia y cuidados mínimos destinados a que la operación favorezca el interés social y de los accionistas. En este sentido, los encargados de negociar y aprobar el texto del proyecto de fusión deberán procurar que dicho documento contenga información fidedigna, que los estudios e informes legales y económicos hayan sido elaborados adecuadamente, que la valorización de bienes y la relación de canje se hayan efectuado siguiendo criterios razonables y, en general, verificar que la propuesta que se formula a la sociedad se haya elaborado teniendo en cuenta los intereses de ésta. Si bien es cierto los administradores no pueden asegurar el éxito o viabilidad final de una fusión, sí se les puede exigir que su actuación se dirija a formular un plan serio y basado en información fidedigna que les permita a los accionistas adoptar un acuerdo eficiente.

c. El proyecto es susceptible de ser modificado por las juntas generales, en la medida en que se constituye un documento que, por su naturaleza preparatoria, está sujeto a evaluación por parte de los socios.

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El artículo 346 de la LGS establece el directorio de cada uno de las sociedades intervinientes en la fusión será el órgano encargado de la aprobación del texto del proyecto de fusión, mientras que en la sociedades que no cuentan con directorio, dicho documento deberá ser aprobado por las personas encargadas de la administración. En ambos casos, el acuerdo debe adoptarse por mayoría absoluta.

3.2. Contenido del proyecto de fusión

El artículo 347 de la LGS establece los puntos que debe contener de manera obligatoria el proyecto de fusión. Así, en la medida que el proyecto de fusión se presenta como un proyecto de fusión se presenta como un documento que servirá de base para que las juntas generales adopten un acuerdo sobre de lo negociad previamente por los administradores, el texto que se pone a disposición de los accionistas debe incluir determinada información que el legislador a considerado primordial e imprescindible a efectos de adoptar una decisión que resulta de vital importancia para la sociedad.

A continuación haremos referencia a los aspectos que deben contemplarse en el proyecto de fusión:

3.2.1. La denominación, domicilio, capital y los datos de inscripción en el registro de las sociedades participantes

Es claro que el proyecto de fusión debe consignar, en primer término, los principales de datos de identificación de las sociedades que participan en la operación. Consideramos que la denominación, el domicilio, el domicilio y el capital constituyen información suficiente que le permite al accionista identificar a la sociedad a la sociedad o sociedades que van a participar en fusión, al igual que la sociedad a la que pertenece, en tanto que los datos de inscripción den el Registro le permiten el acceso a otro tipo de datos que podrían ser de su interés, tales como el objeto social, los administradores, etc. Ello no es impedimento, sin embargo, para que el proyecto consigne información adicional al contenido mínimo establecido por la LGS.

3.2.2. La forma de fusión

El proyecto debe especificar si la fusión será por incorporación o por absorción, en concordancia con lo dispuesto por el artículo 344 de la LGS, indicando cuáles serán las sociedades que se extinguen y cuál la incorporante o absorbente, según corresponda.

3.2.3. La explicación del proyecto de fusión, sus principales aspectos jurídicos y económicos y los criterios de valorización empleados para la determinación de la relación de canje entre las respectivas acciones o acciones de las sociedades participantes en la fusión

Siguiendo lo señalado por Elías, debemos indicar que el numeral 3 del artículo 347 de la LGS presenta básicamente dos alcances. El primero de ellos

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se refiere a la explicación del proyecto de fusión, lo cual supone hacer referencia a los motivos que justifican la operación. Si bien la norma no especifica exactamente cuál debe ser el alcance o la extensión de la explicación del proyecto, consideramos que ésta debe contener, por lo menos, una breve exposición de los factores que han sido determinantes para proponer la reorganización de las sociedades participantes a través de su fusión, así como las consecuencias que ésta conllevaría para las actividades de la sociedad fusionada y para sus accionistas. Así por ejemplo, se podría hacer referencia a la necesidad de fortalecimiento patrimonial que presentan las empresas intervinientes, a la realización de actividades económicas complementarias que les permita actuar de una forma más competitiva en el mercado, entre otras. En este sentido, se deben mencionar las principales implicancias legales y económicas que conllevaría el acuerdo de fusión.

En segundo término, el proyecto debe hacer referencia a los criterios de valorización patrimonial adoptados por los administradores a fin de establecer la relación de canje entre las acciones o participaciones de las sociedades participantes en la fusión. Al respecto, debemos mencionar que la determinación de la relación de canje, constituye uno de los principales aspectos de una fusión, en la medida en que ella será la que determine el grado de participación de los socios en el capital de la sociedad luego de adoptado el acuerdo de fusión.

En efecto, tal como señala Sánchez Rus, desde la perspectiva de las relaciones internas la fijación de la relación de canje se presenta como el aspecto más relevante de la fusión, por cuanto constituye el parámetro que determina, en su aspecto cuantitativo, la integración de los socios de las sociedades que se extinguen en la sociedad absorbente. Si se toma en consideración que un proceso de fusión, entendido como una forma de concentración empresarial, da lugar a la agrupación de los socios de todas las sociedades participantes los socios de las sociedades que se extinguen pasan a formar parte de la sociedad absorbente o incorporante-, se podrá advertir que dicha compenetración deberá darse, por reala general, tomando en consideración la valorización del patrimonio de las sociedades fusionadas.

Sobre el particular, Otaegui señala: "Frente a la alteración del valor de la participación social de la sociedad fusionaría respecto del valor de las participaciones sociales de las sociedades fusionantes, el derecho de los socios está garantizado porque los socios de las sociedades disueltas deben recibir participaciones sociales de la sociedad fusionaría (...), y en este trueque debe guardarse una razonable proporción que la doctrina francesa denomina 'paridad’ (...) o 'paridad externa’.

Por su parte, Sánchez Olivan define a la relación de canje como "El resultado de dividir el número de acciones de la sociedad emisora que se asignan a cada una de las que se extinguen, por el número de acciones que éstas tenían en circulación". La relación de canje se trata entonces, como menciona Elías, del resultado de una operación matemática que tiene como base las valorizaciones de los patrimonios de las sociedades participantes en la fusión, de tal forma que "a mayor valorización del patrimonio de una sociedad que se extingue, la relación de canje así entendida determinará que sean más

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las acciones que se asignan a los socios de ella, a cambio de las que tenían en la sociedad extinguida.

En definitiva, pues, es la valorización del patrimonio de las sociedades la que determina el número de acciones o participaciones que les corresponderá a los socios de las sociedades intervinientes en la fusión. No obstante, el legislador no ha considerado pertinente establecer criterios específicos que deben seguirse para la determinación de la relación de canje, como sucede, por ejemplo, en el caso de la Ley de Sociedades Anónimas de España, la cual señala en el literal b) de su artículo 235 que el tipo de canje se determinará "sobre la base del valor real del patrimonio social, y la compensación complementaria en dinero que, en su caso, se prevea". En este caso, el legislador español ha establecido un límite a la autonomía y a la competencia de los órganos sociales, de tal manera que un acuerdo de fusión en el que la relación de canje no se ajuste al valorreal del patrimonio" las sociedades participantes, constituiría un acuerdo contrario a ley. Así, el tipo o relación de canje buscaría la mejor protección de los socios dejas sociedades extinguidas al presentar las siguientes características; "a) exige que el tipo de canje y, en su caso, la compensación en dinero, se calculen tomando como base el valor real del patrimonio (artículo 235); b) como garantía de la equivalencia quiere que el informe de los expertos que intervengan en la fusión determine 'si el tipo de canje de las acciones está o no justificado' (artículo 236), y c) incluye el tipo de canje entre las menciones obligatorias del proyecto de fusión, que estará a disposición de los accionistas en el domicilio social (artículo 235 y 238)".

No obstante, consideramos que resulta igualmente válido que la LGS adopte una fórmula que permita a los administradores, y posteriormente a los socios, aprobar una relación de canje que no necesariamente responda a un criterio preestablecido por el legislador, sino que se fije de acuerdo a la autonomía de la voluntad, sin perjuicio de que, en la mayoría de los casos, sea el valor real del patrimonio de las sociedades el factor determinante para establecer la relación de canje. Se debe tomar en cuenta, por cierto, que una empresa puede valorarse desde distintas perspectivas y siguiendo criterios diversos, pudiéndose determinar la relación de canje en función de un valor liquidativo, de empresa en funcionamiento, por capitalización bursátil, valor en venta, valor en función del rendimiento o del cash flow, etc. En este sentido, consideramos conveniente que la LGS haya establecido un sistema lo suficientemente amplio y abierto como para incluir distintos métodos de determinación de la relación de canje, los cuales, evidentemente, deben ajustarse a principios de razonabilidad y transparencia que garanticen un reparto equitativo de las acciones o participaciones que se deban emitir como consecuencia de la fusión.

3.2.4. El número y clase de las acciones o participaciones, que la sociedad incorporante o absorbente debe emitir o entregar y, en su caso, la variación del monto del capital de esta última

Como se ha mencionado, un acuerdo de fusión conlleva, por regla general y salvo las excepciones ya comentadas, la emisión de acciones o participaciones a favor de los socios de las sociedades participantes.

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En este sentido, el proyecto de fusión debe hacer referencia, de ser el caso, al número de acciones o participaciones que emitirá la sociedad que se crea con la fusión o la que actúa como absorbente, según corresponda. Ello supone haber evaluado previamente el patrimonio de la sociedad interviniente y haber establecido la relación de canje respectiva. Tratándose de una fusión por absorción, deberá asimismo establecerse el monto de variación del capital social, que podría haber aumentado si el patrimonio absorbido resultara positivo.

3.2.5. Las compensaciones complementarias, si fuera necesario

Si bien la fusión implica necesariamente que los socios de las sociedades extinguidas reciban acciones o participaciones como contraprestación a la transferencia patrimonial que han aprobado en favor de la sociedad incorporada o absorbente, la LGS prevé la posibilidad de que se acuerde la entrega de contraprestaciones accesorias, siempre y cuando éstas tengan un carácter excepcional y no sustituyan a las primeras.

Así, el proyecto de fusión puede contemplar que, adicionalmente a las acciones o participaciones que les confieren el, derecho a participar en el capital social de la fusionada, se pueda otorgar a los socios "pequeñas contraprestaciones de distinta naturaleza, normalmente en metálico siempre y cuando no sean de tal importancia que dejen de ser complementarias v residuales respecto de la contraprestación asociativa". Se considera válida esta alternativa teniendo en cuenta que, en la práctica, puede resultar difícil establecer una relación de canje que refleje exactamente la relación existente entre los patrimonios de las sociedades que se fusionan.

Las compensaciones complementarias no necesariamente se dan en dinero sino que también pueden consistir en títulos distintos de los asociativos, como serían los títulos de participación en utilidades u opciones. Obviamente, el otorgamiento de estas compensaciones complementarias no resultará obligatorio en el proceso de fusión, sino que responde al interés de las partes y a las negociaciones que pudieren haber efectuado los administradores.

3.2.6. El procedimiento para el canje de títulos, si fuera el caso

Dado que el acuerdo de fusión implica una modificación en la estructura patrimonial y de capital de la sociedad absorbente o incorporante, que determina la emisión de acciones o participaciones a favor de los socios, sea necesario que se establezca un procedimiento para que los socios canjeen los títulos que representaban su anterior participación en el capital de su respectiva sociedad, a efectos de obtener un nuevo título que refleje el nuevo número de acciones o participaciones que le corresponde.

El canje no será necesario cuando la sociedad absorbente o incorporante no emplea títulos de acciones, o en los supuestos excepcionales ya mencionados en los que no se genera la obligación de emitir nuevas acciones o participaciones como consecuencia del acuerdo de fusión.

3.2.7. La fecha prevista para su entrada en vigencia

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El proyecto debe incluir la fecha de entrada en vigencia del acuerdo, teniendo en cuenta lo establecido en el artículo 353 de la LGS, al que nos referiremos más adelante.

3.2.8. Los derechos de los títulos emitidos por las sociedades participantes que no sean acciones o participaciones

Cuando hace referencia a la mención que se debe efectuar en el proyecto de fusión a los "derechos de los títulos emitidos por las sociedades participantes que no sean acciones ni participaciones", se está refiriendo básicamente a aquellos derechos que la sociedad ha reconocido a favor de terceros y que, de conformidad con el artículo 362 de la LGS, deben ser respetados con posterioridad al acuerdo de fusión, salvo consentimiento expreso a cualquier modificación o compensación de tales derechos por parte de sus titulares. La referencia que se debe hacer a estos derechos en el proyecto, por tanto, está dirigida a que los socios que acordarán la fusión estén informados acerca de los derechos distintos a acciones o participaciones que deberán mantenerse en la sociedad absorbente o incorporante una vez que la fusión entre en vigencia.

Entre los derechos de los títulos emitidos por las sociedades participantes que no sean acciones ni participaciones, podemos incluir a los derechos de terceros registrados ante la sociedad; de acuerdo con el artículo 8 de la LGS, los derechos derivados de los contratos preparatorios (art. 41), los beneficios que pudieran corresponder a los fundadores de la sociedad (art. 72), las opciones (art. 103), los títulos de participación en utilidades (art. 104, inciso 2), y en general cualquier otro derecho emanado de acuerdos o decisiones de la sociedad que se reconozcan a favor de terceros. Como señala Elías, estos derechos se originan de títulos o acuerdos societarios de carácter especial, y no deben ser confundidos con pasivos u otras obligaciones de origen contractual frente a terceros que la sociedad hubiese asumido, -tales como deudas frente a proveedores o las derivadas, por ejemplo, de la emisión de obligaciones- dado que al formar parte del patrimonio social, estas obligaciones no pueden ser desconocidas por la sociedad fusionada.

3.2.9. Los informes legales, económicos o contables contratados por las sociedades participantes, si los hubiere

Dado que el proyecto constituye el resultado de una serie de negociaciones y de estudios enfocados a determinar la conveniencia y los beneficios que otorgaría la fusión a cada una de las sociedades participantes, resulta justificado que los socios tengan acceso a los documentos que los administradores hubieran encargado a asesores externos, ya sean dichos informes de carácter legal, económico, contable o de cualquier otra índole. Debe tenerse presente que dichos informes son los que sustentan en gran medida la razonabilidad y la conveniencia del acuerdo de fusión.

Cabe mencionar que, tratándose de sociedades anónimas, la legislación española exige que expertos independientes emitan un dictamen sobre el proyecto de fusión y sobre el patrimonio que aportan por las sociedades que se extinguen, ello con el fin de otorgar a los accionistas que aprobarán el acuerdo

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mayores garantías respecto de los criterios de valorización empleados por los administradores, así como de las implicancias que traería consigo la fusión. Estimamos que dicha exigencia podría resultar demasiado onerosa si se aplica a procesos de fusión que se llevan a cabo en el país, lo cual no obsta a que los socios exijan la opinión de profesionales independientes como requisito para la aprobación del proyecto elaborado por los administradores, sin perjuicio del hecho de que algunas sociedades cuenten con auditoría externa permanente, que les permite a sus accionistas tener una mayor transparencia respecto del patrimonio de la empresa.

3.2.10. Las modalidades a las que la fusión queda sujeta, si fuera el caso

Dado que muchas veces la fusión constituye parte de un proceso más amplio de reestructuración empresarial, el acuerdo respectivo puede encontrarse vinculado a otro tipo de acuerdos, los cuales son de cumplimiento necesario para que se alcance el objetivo económico y jurídico de la operación. Así por ejemplo, los requerimientos del proceso de concentración empresarial que dan lugar a un acuerdo de fusión podrían implicar también que la sociedad absorbente acuerde su transformación a otra forma societaria, en la medida en que dicho cambio favorecerá el desarrollo de las actividades de la empresa fusionada.

3.2.11. Cualquier otra información o referencia que los directores o administradores consideren pertinente consignar

Finalmente, la LGS deja abierta la posibilidad de que exista información distinta de la contenida en los numerales 1 al 10 del artículo 347. La complejidad de algunos procesos de fusión y las distintas características que puedan presentar las sociedades que en él intervienen hacen necesario de los administradores tengan la posibilidad de incluir otros puntos en el proyecto de fusión.

Si bien se reconoce en los administradores la facultad de consignar en el proyecto la información adicional que consideren conveniente, ello también debe considerarse una obligación, si se determina que la información resulta de particular importancia o interés para los socios o que de alguna forma puede influir en la decisión que éstos adoptarán cuando el proyecto sea sometido a su consideración.

Finalmente, mencionaremos que el artículo 352 de la LGS contempla la posibilidad de que el proceso de fusión se extinga si el proyecto no es aprobado por las juntas generales o asambleas de las sociedades participantes dentro de los plazos previstos en el proyecto de fusión y, en todo caso, a los tres meses de la fecha del proyecto. La extinción del proceso, sin embargo, no obsta para que las sociedades negocien nuevamente los términos de la fusión.

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Capítulo IV

Acuerdo de Fusión

4.1. Órgano Competente

Luego de elaborado y aprobado el proyecto de fusión por los directorios de las sociedades participantes o por los que se encargan de la administración

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de la sociedad, en caso de sociedades sin directorio, corresponde la aprobación de dicho proyecto o su modificación al órgano supremo de cada una de las sociedades participantes en la fusión.

Así lo ha establecido expresamente el artículo 351 de la LGS, al señalar que es la junta general o asamblea de las sociedades participantes la que aprueba el proyecto de fusión.37 Para el caso de la sociedad anónima el numeral 7 del artículo 115 de la LGS establece expresamente que la junta general de accionistas es el órgano competente para acordar la fusión.38

Consideramos que la junta o asamblea no podría adoptar el acuerdo de fusión sin que previamente los directorios o administradores, según sea el caso, de cada una de las sociedades intervinientes hayan aprobado el proyecto de fusión. Sin embargo, la junta o asamblea es la llamada a acordar la fusión, por la trascendencia e impacto que ésta ineludiblemente genera en las sociedades intervinientes.

4.2. Convocatoria

El artículo 349 de la LGS establece que la convocatoria a la junta general o asamblea de las sociedades a cuya consideración ha de someterse el proyecto de fusión, debe efectuarse mediante aviso publicado por cada sociedad participante con no menos de diez días de anticipación a la fecha de la celebración de la junta o asamblea.

En primer lugar, debemos anotar que el artículo 349 es aplicable a todos los tipos societarios que pretendan efectuar una fusión, por lo que no cabe distingo alguno entre una sociedad colectiva o en comandita o una sociedad anónima.

En segundo lugar, nótese que el artículo 349 señala que la convocatoria a junta o asamblea debe realizarse mediante la publicación de un "aviso". En tal sentido, en "toda" fusión, la convocatoria a junta general o asamblea debe efectuarse mediante aviso, independientemente de la regulación particular que pudieran tener las sociedades intervinientes en la fusión. Por lo tanto, no procedería la convocatoria a junta mediante esquelas con cargo de recepción, facsímil, correo electrónico u otro medio de comunicación que permita constancia de recepción, aun cuando dicha forma de convocatoria a junta o asamblea se encuentre permitida para determinado tipo societario, como ocurre, por ejemplo, en la sociedad anónima cerrada.

Creernos que la LGS ha querido dotar de este mecanismo de publicidad para la convocatoria a junta o asamblea en el caso de la fusión, debido a la trascendencia que lleva implícita dicha operación, en cuanto a los importantes

37 Artículo 351.- Acuerdo de fusiónLa junta general o asamblea de cada una de las sociedades participantes aprueba el proyecto de fusión con las modificaciones que expresamente se acuerden y fija una fecha común de entrada en vigencia de la fusión.38 Artículo 115.- Otras Atribuciones de la JuntaCompete, asimismo, a la junta general: (…) 7. Acordar la transformación, fusión, escisión, reorganización y disolución de la sociedad, así como resolver sobre su liquidación; y, (…)

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cambios que se producen en las sociedades participantes, en una evidente protección a sus socios o accionistas.

De otro lado, el articulo bajo comentario establece que el aviso debe ser "publicado por cada sociedad participante". Esto descarta la posibilidad de una convocatoria conjunta de las sociedades que intervienen en la fusión. Distinto es el caso, como veremos más adelante, del aviso que debe publicarse con posterioridad al acuerdo de fusión, en el cual se deja abierta la posibilidad de efectuar una convocatoria conjunta de las sociedades que adoptaron el acuerdo.

En cuanto al plazo para la convocatoria a junta general o asamblea, la ley ha optado por establecer un plazo mínimo para el aviso de convocatoria de diez días39 de anticipación a la fecha fijada para la celebración de la junta o asamblea. Este plazo resulta aplicable para todas las sociedades involucradas en la fusión, independiente del tipo societario de que se trate.

La LGS no señala cuál es el contenido que debe tener el aviso de convocatoria a la junta o asamblea que decidirá la fusión.

En el caso de la sociedad anónima existe una norma general que regula el contenido de todo aviso de convocatoria a junta general de accionistas, por lo que para dicha sociedad deberá respetarse lo dispuesto por el referido artículo 116 de-la LGS. Para la sociedad en comandita por acciones y sociedad comercial de responsabilidad limitada también se aplican las reglas de convocatoria previstas en el artículo 116 de la LGS, en cuanto les sean aplicables, al existir norma expresa de remisión a dichas reglas en los artículos 282 y 294 de la LGS, respectivamente.

El artículo 116 de la LGS establece que el aviso de convocatoria deberá especificar el lugar, día y hora de celebración de la junta general, así como los asuntos a tratar. Pueden constar asimismo en el aviso el lugar, día y hora en que, si así procediera, se reunirá la junta general en segunda convocatoria. Dicha segunda reunión debe celebrarse con no menos de tres ni más de diez días después de la primera. Finalmente, señala que la junta general no puede tratar asuntos distintos de los señalados en el aviso de convocatoria, salvo en los casos expresamente previstos en la ley. En cambio, en el caso de la sociedad colectiva y la sociedad en comandita simple la LGS no establece normas específicas relacionadas con la convocatoria a la reunión de socios, dejando al estatuto de cada una de dichas sociedades su determinación.

Debemos precisar que en el caso de la fusión de una sociedad anónima, no será necesaria la convocatoria previa si nos encontramos ante una junta

39 Recordemos que se trata de días naturales, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 45 de la LGS, el cual señala que “salvo disposición expresa en contrario, los plazos contenidos en la ley se computan con arreglo al código Civil". El artículo 183 de este cuerpo legal establece que el plazo señalado en días se computa por días naturales. Sin embargo, si el último día resulta inhábil, el plazo vence el primer día hábil siguiente. Finalmente, cabe precisar que el plazo se computara partir del día siguiente del día inicial y que el día final si está incluido en el plazo.

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universal, es decir, si se encuentran presentes accionistas que representen la totalidad de las acciones suscritas con derecho a voto y acepten por unanimidad la celebración de la junta y los asuntos que en ella se propongan tratar, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 120 de ¡a LGS. Esta regla también resultaría aplicable a la sociedad en comandita por acciones y la sociedad comercial de responsabilidad limitada, de conformidad con lo establecido por los artículos 282 y 294 de la LGS, respectivamente.40

Por otro lado, e! artículo 350 de la LGS regula el derecho de información que tienen los socios, accionistas, obligacionistas y demás titulares de derechas de crédito o títulos especiales, en acto previo al acuerdo de fusión. Así, el referido artículo establece que desde la publicación del aviso de convocatoria, cada sociedad debe poner a disposición de las personas mencionadas en el párrafo anterior, los siguientes documentos:

a. El proyecto de fusión.

b. Estados financieros auditados del último ejercicio de las sociedades participantes. En el caso de las sociedades que se constituyeron en el mismo ejercicio en que se acuerda la fusión, se exige la presentación de un balance auditado cerrado al último día del mes previo al de la aprobación del proyecto de fusión.

c. El proyecto del pacto social y estatuto de la sociedad incorporante o de las modificaciones al de la sociedad absorbente.

d. La relación de los principales accionistas, directores y administradores de las sociedades intervinientes.

Cabe precisar que el mencionado artículo establece que los documentos referidos en los párrafos precedentes deben ser puestos a disposición en el domicilio social. Creemos que debió haberse señalado que los documentos referidos deben ser puestos a disposición en las oficinas de las sociedades participantes, durante el horario de oficina, y no en el domicilio social.

En efecto, si bien el domicilio de una sociedad está determinado, no es un lugar específico a donde pueden recurrir las personas mencionadas en el artículo 350 para recabar la información relacionada a la fusión. No confundamos, como lo habría hecho el artículo 350 de la LGS, el concepto de domicilio social con el de sede social. El domicilio social corresponde a una ciudad ubicada en el territorio nacional. En cambio, la sede social es el lugar preciso en donde la sociedad desarrolla alguna de sus actividades o fija su administración.

4.3 Requisitos para la adopción del acuerdo

40 Artículo 282.- Sociedad en comandita por accionesA la sociedad en comandita por acciones se aplican las disposiciones relativas a la sociedad anónima, siempre que sean compatibles con lo indicado en la presente Sección.

Artículo 294.- Estipulaciones a ser incluidas en el pacto social(…)La convocatoria y la celebración de las juntas generales, así como la representación de los socios en ellas, se regirá por las disposiciones de la sociedad anónima en cuanto les sean aplicables.

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Dada la trascendencia de la fusión en la vida de las sociedades participantes, la mayoría de las legislaciones, incluyendo la nuestra, coinciden en que el acuerdo de fusión debe ser adoptado con los mismos requisitos establecidos en la ley y el estatuto de las sociedades participantes para la modificación de su pacto social y de su estatuto.

Esta regla es aplicable a todos los tipos societarios que se encuentren inmersos en un proceso de fusión. Por lo tanto, lo primero que uno debe preguntarse antes de adoptar el acuerdo de fusión es cuáles son los requisitos que por ley y estatuto se exigen para acordar a modificación del estatuto de cada una de las sociedades participantes, pues son dichos requisitos los necesarios para adoptar válidamente el acuerdo.

Así, por ejemplo, en el caso de la sociedad anónima, el acuerdo de fusión deberá cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 198 de la LGS para la modificación de estatutos, a saber: i) la convocatoria a la junta deberá ser clara y precisa y contener todos los asuntos que se vayan a tratar en la junta, salvo que se trate de una junta universal en cuyo caso no se requerirá de convocatoria alguna; II) por tratarse de un asunto calificado, será necesaria en primera convocatoria, cuando menos, la concurrencia de dos tercios de las acciones suscritas con derecho a voto y, en segunda convocatoria, cuando menos, los tres quintos de las acciones suscritas con derecho a voto; y III) el acuerdo deberá adoptarse con la mayoría absoluta de las acciones suscritas con derecho a voto de la sociedad. Cabe precisar que el estatuto de la sociedad podría contemplar requisitos adicionales a los previstos en el artículo 198 y, en el caso del quórum y mayorías, exigir montos superiores a los señalados, pero nunca inferiores.

De otro lado, en concordancia con lo dispuesto por el artículo 88 de la LGS, si una sociedad anónima tuviera más de una clase de acciones y el acuerdo de fusión implicara la eliminación o la variación de los derechos u obligaciones de una clase, será necesaria la aprobación previa por junta especial de la clase que se elimine o cuyos derechos u obligaciones se modifiquen. Asimismo, si la eliminación de la clase o la modificación de las condiciones con las que fue creada, implicaran la eliminación o la variación de las obligaciones que los titulares de la clase hubieran asumido frente a la sociedad, a los otros accionistas o a terceros, será necesaria la aprobación de quienes se vean afectados con dicha eliminación o variación .

Cabe precisar que, en nuestra opinión, no procedería la celebración de juntas especiales en el caso de que existan acciones suscritas con derecho a voto, a pesar de que conforman una clase de acciones, pues tal como ha sido previsto el régimen de acciones sin derecho a voto en nuestra LGS vigente, las acciones sin derecho a voto no recobran voto, bajo ninguna circunstancia.

Artículo 345.- Requisitos del acuerdo de fusión

"La fusión se acuerda con los requisitos establecidos por la ley y el estatuto de las sociedades participantes para la modificación de su pacto social y estatuto. No se requiere acordar la disolución y no se liquida la sociedad o sociedades que se extinguen por la fusión".

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1.- Requisitos formales para tomar el acuerdo de fusión

La fusión, como toda reorganización de una sociedad, no es un acuerdo corporativo corriente sino una modificación de la mayor trascendencia en la vida social. Para las sociedades absorbidas o incorporadas significa el término de la vida de la empresa y la extinción de su personalidad jurídica. Para la sociedad absorbente, la adquisición de nuevos patrimonios y socios, con la consiguiente ampliación de sus relaciones jurídicas, de sus operaciones y, muchas veces, de su objeto social. Para la nueva sociedad incorporante, en su caso, es la constitución de una persona jurídica que antes no existía y que asume las actividades, relaciones jurídicas, patrimonios y socios de las sociedades extinguidas.

El simple enunciado del párrafo anterior nos da la medida de la trascendencia de una fusión que, si se quiere, es aún mayor que la de una transformación de sociedad, cuya importancia, también destacable, hemos comentado al analizar el artículo 336 de la Ley.

La fusión, a diferencia de la transformación, tiene dos etapas que han sido rigurosamente formadas por la Ley. La primera es un período de negociación entre las sociedades intervinientes, que culmina en lo que la nueva LGS denomina el "proyecto de fusión", regulado por los artículos 346 al 348, que comentaremos más adelante. La segunda es el acto corporativo de la fusión, o sea la decisión voluntaria de cada una de las personas jurídicas involucradas en la fusión, la que se traduce en el acuerdo de fusión.

El acuerdo de fusión es voluntario y de extrema trascendencia. Por ello: (i) En las sociedades, la facultad de acordar una fusión es exclusiva de la asamblea de socios o la junta general de accionistas, en su caso; los órganos de administración de las sociedades sólo negocian el proyecto pero no toman parte en el acto corporativo del acuerdo; (ji) Si en la fusión intervienen personas jurídicas que no son sociedades, el acuerdo debe ser tomado por sus socios o por el órgano que señale la ley o el estatuto; (iii) El acuerdo debe cumplir con los requisitos legales o estatutarios propios de cada sociedad o persona jurídica.

El artículo 345, bajo comentario, se refiere a los requisitos propios de las sociedades que aprueban una fusión y establece que ésta se acuerda con los mismos requisitos que señala la Ley o el estatuto de cada sociedad participante para la modificación de su pacto social o su estatuto (tal como lo establecía también el artículo 355 de la LGS anterior). De allí que, por ejemplo, una sociedad anónima que acuerde una fusión debe cumplir con los artículos 126 y 127 de la Ley, mientras que una sociedad colectiva debe contar con la aprobación de todos sus socios, conforme al artículo 268.

En cuanto al contenido del acuerdo, éste se encuentra señalado en las disposiciones sobre el proyecto de fusión y en el artículo 351 de la Ley, los cuales serán comentados más adelante.

2.- La extinción de la personalidad jurídica, sin disolución ni liquidación

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La segunda parte del artículo 345, que estamos comentando, ha modificado, correctamente en nuestra opinión, el criterio del artículo 354 de la Ley anterior, estableciendo que no se requiere acordar la disolución no se liquida la sociedad o sociedades que se extinguen por la fusión. Ello significa que nuestra Ley ha tomado posición con respecto a este carácter esencial de las fusiones, que consiste en que la personalidad jurídica de las sociedades absorbidas o incorporadas se extingue, sin que ello implique disolución ni liquidación de las mismas.

Sobre éste tema, nos remitimos al amplio comentario que hemos realizado en el punto 4.3 de nuestro análisis sobre el artículo 344 anterior.

4.4. Contenido del acuerdo

En cuanto al contenido del acuerdo de fusión, se debe citar e! primer párrafo del artículo 351 de la LGS que establece lo siguiente:

"Artículo 351.- Acuerdo de fusión

La junta general o asamblea de cada una de las sociedades participantes aprueba el proyecto de fusión con las modificaciones que expresamente se acuerden y fija una fecha común de entrada en vigencia de la fusión ``

De conformidad con lo dispuesto por el citado artículo, el acuerdo de fusión deberá necesariamente pronunciarse sobre: 1) la aprobación del acuerdo de fusión; y 2) la fecha en común de entrada en vigencia.

1) La aprobación del proyecto de fusión:

Nótese que el artículo 351 de la LGS establece que la junta general o asamblea de "cada una de las sociedades participantes" debe aprobar el proyecto de fusión. Si bien resulta lógico y acertado que se exija que cada una de las sociedades participantes se pronuncie sobre la aprobación del proyecto de fusión —pues no sería posible que solamente la sociedad absorbente o la sociedad incorporante aprueben el proyecto de fusión, sin que éste haya sido también aprobado por las sociedades que se extinguen con motivo de la fusión--, creemos que lo propio hubiera sido que el artículo bajo comentario estableciera, en forma previa a la referencia sobre la aprobación del proyecto de fusión, que cada una de las sociedades participantes debe adoptar el acuerdo de fusión", pues el contenido esencial del acuerdo es la aprobación o no de la fusión.

Asimismo, cabe advertir que el acto jurídicamente vinculante es el acuerdo de fusión, adoptado por las juntas generales o asambleas participantes de la fusión, y no el proyecto de fusión elaborado y aprobado por los directorios o administradores de las sociedades intervinientes. En efecto, y como hemos señalado al comentar el proyecto de fusión, éste no establece ninguna obligación entre las sociedades participantes en la fusión. Sino que constituye el documento base para ser sometido a la aprobación de la Junta general de accionistas o de la asamblea de socios, según el caso, de cada sociedad interviniente.

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De otro lado, la LGS establece que el acuerdo de junta general o asamblea puede modificar los términos y condiciones del proyecto de fusión. Esta disposición resulta totalmente coherente con lo señalado en el párrafo precedente sobre los efectos del proyecto de fusión y del acuerdo de fusión. En efecto, el hecho de que la LGS otorgue la posibilidad a la junta general o asamblea de modificar las condiciones y términos del proyecto de fusión, sin que para ello sea necesario el consentimiento delos directorios o administradores de las sociedades intervinientes, demuestra la clara opción de nuestra legislación de dotar de carácter vinculante al acuerdo de fusión, así como la verdadera función que cumple el proyecto de fusión en esta compleja operación.

2) La fecha de entrada en vigencia

La fecha de entrada en vigencia de la fusión fue un tema muy discutido, en lo que a la fusión respecta, durante la vigencia de la anterior Ley General de Sociedades, debido a que esta norma no se pronunció sobre la fecha de entrada en vigencia de la fusión. Esto trajo una serie de problemas de orden práctico e incluso registral al no haber un criterio claro y Único sobre el momento de entrada en vigencia de la fusión.

Algunos sostenían que la fecha de entrada en vigencia de la fusión debía corresponder a la fecha del acuerdo de fusión, para otros debía ser la fecha que se indicara en el acuerdo, otros se inclinaban por la fecha del otorgamiento de la escritura pública de fusión y una gran parte —de manera conservadora ante el vacío legal— atribuía la entrada en vigencia de la fusión a la fecha de la inscripción de la fusión en los Registros Públicos.

Nuestra actual LGS ha dado solución al vacío legal existente durante la vigencia de la ALGS. En efecto, el artículo 353 de la LGS establece expresamente que "la fusión entra en vigencia en la fecha fijada en los acuerdos de fusión"

Cabe precisar que de conformidad con lo dispuesto por el artículo 351 de la LGS, la fecha de entrada en vigencia de la fusión debe ser una fecha común, es decir, cada una de las sociedades participantes debe fijar la misma fecha de entrada en vigencia de la fusión, lo cual significa que queda completamente descartada la posibilidad de que ésta sea distinta para cada sociedad participante.

Corno se puede advertir, la LGS ha otorgado libertad a las sociedades participantes de la fusión para establecer la fecha de entrada en vigencia de dicha operación. La sola voluntad de las partes manifestada en el acuerdo de fusión determinará la fecha de entrada en vigencia de la misma. Considerando lo anterior, la fusión podría entrar en vigencia en la fecha del acuerdo o en una fecha posterior a éste. Asimismo, y por razones obvias, la fecha de entrada en vigencia de esta operación no podría ser de manera alguna anterior al acuerdo.

De otro lado, la fecha de entrada en vigencia tiene como efecto inmediato el cese de las operaciones y los derechos y obligaciones de las sociedades que se extinguen, los que son asumidos perla sociedad resultante,

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absorbente o incorporante, según sea el caso. Así lo dispone expresamente el artículo 353 de la LGS:

"Artículo 353.- Fecha de entrada en vigencia

(...) En esa fecha cesan las operaciones y/os derechos y obligaciones de las sociedades que se extinguen, los que son asumidos por la sociedad absorbente o incorporante".

De lo anterior se puede deducir que los patrimonios de las sociedades extinguidas —y todo aquello que los conforman— se entienden transferidos a la sociedad resultante en la fecha fijada parlas juntas o asambleas para la entrada en vigencia de la fusión. En tal sentido, podría darse el caso —dada la libertad para fijar la fecha de entrada en vigencia— que los patrimonios se entiendan transferidos incluso antes del otorgamiento de la escritura pública de fusión, por ejemplo, en la fecha del acuerdo,

Sin perjuicio de lo señalado, debemos anotar que a pesar de que la LGS ha otorgado libertad a las sociedades intervinientes para fijar la fecha de entrada en vigencia de la fusión, supedita la fusión a su inscripción en los Registros Públicos. En efecto, el segundo párrafo del artículo 353 establece lo siguiente:

"Artículo 353.- Fecha de entrada en vigencia

Sin perjuicio de su inmediata entrada en vigencia, la fusión está supeditada a la inscripción de la escritura pública en el Registro, en la partida correspondiente de las sociedades participantes...

¿Qué significa que la fusión "queda supeditada a la inscripción en los Registros Púbicos? ¿Acaso la fusión no entra en vigencia en la fecha fijada en el acuerdo de fusión? ¿Resulta compatible, por un lado, otorgar libertad para fijar la fecha de entrada en vigencia a las sociedades intervinientes y, por otro lado, "supeditar" la fusión a la inscripción en los Registros Públicos? ¿Cuál es el grado de oponibilidad frente a terceros de una fusión que ha entrado en vigencia pero que aún no ha sido inscrita? ¿Se consideran como válidos los efectos de la fusión en el lapso existente entre la fecha de entrada en vigencia y la inscripción —asumiendo que la primera es anterior a la segunda—, si la inscripción es finalmente rechazada por los Registros Públicos? ¿Cuál es la naturaleza de la condición de inscripción de la fusión impuesta por la ley, resolutiva o suspensiva?

Asimismo, ¿resulta compatible lo dispuesto por el artículo 5 de la LGS, que establece que la sociedad se constituye por escritura pública, con lo dispuesto por el artículo 353 de la LGS que permitiría que una sociedad incorporante asuma los patrimonios de las sociedades extinguidas, incluso antes del otorgamiento de la escritura pública dé fusión? Es decir, ¿cómo podría afirmarse que una sociedad ha asumido las operaciones y los derechos y obligaciones de las sociedades extinguidas por fusión, cuando esta sociedad aún no se habría constituido en los términos del artículo 5 de la LGS por cuanto la fecha de entrada en vigencia de la fusión es anterior a la facha del otorgamiento de la escritura pública?

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Como vemos, si bien la LGS ha establecido una fecha previsible de entrada en vigencia, la regulación provista en el artículo 353 de la LGS aún plantea una serie de dudas con respecto a los efectos de la fecha de entrada en vigencia de la fusión y a los efectos que se producirían en caso de que la fusión finalmente no lograra ser inscrita en los Registros Públicos.

Por otro lado, de conformidad con lo dispuesto por el último párrafo del

Articulo 353,41 las sociedades absorbidas o incorporadas seguirán existiendo hasta la inscripción de la fusión en los Registros Públicos, aun cuando la fusión haya entrado en vigencia en una fecha anterior. En otras palabras, la extinción de las sociedades absorbidas o incorporadas se producirá como consecuencia de la inscripción de la fusión en las partidas de las sociedades participantes.

4.5. Publicación del acuerdo de fusión

Se establece en el artículo 355 de la LGS que cada uno de los acuerdos adoptados por las juntas o asambleas de las sociedades participantes debe ser publicado por tres veces, con intervalo de cinco días entre cada aviso. Dichos avisos podrán ser publicados de forma independiente a conjunta por las sociedades participantes.

Esta obligación constituye, en definitiva, un mecanismo de información a favor de los socios o accionistas y de los acreedores de las sociedades participantes para que éstos puedan, a su vez, ejercer los mecanismos de defensa que la LGS les ofrece ante una operación de gran transcendencia como es la fusión. En efecto, la publicación a que se refiere el artículo 355 permitirá a los socios o accionistas ejercer el derecho de separación a que se refiere el artículo 200 de la LGS y a los acreedores ejercer el derecho de oposición consignado en el artículo 356 de la LGS.

Tal es la importancia de la publicidad del acuerdo de fusión como mecanismo de defensa que el RRS ha dispuesto en su artículo 119 que los avisos publicados deberán ser insertos en la escritura de fusión junto con una constancia expedida por el gerente general o por la persona autorizada por cada una de las sociedades participantes en ¡afusión, de que la sociedad no ha sido emplazada judicialmente por los acreedores oponiéndose a la fusión; y si hubiera habido oposición a la fusión por parte de algún acreedor, deberá adjuntarse la resolución judicial que declare que la sociedad ha pagado, garantizado a satisfacción del juez, o que se ha notificado al acreedor que se

41 ()"Articulo 353.- Fecha de entrada en vigencia.

(...) La inscripción de la fusión produce la extinción de (as sociedades absorbidas o incorporadas, según sea el caso. Por su solo mérito se inscriben también los respectivos registros, cuando corresponda, (a transferencia de los bienes y derechos y obligaciones individuales que integran los patrimonios transferidos.

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ha constituido fianza a su favor, o la aceptación del desistimiento del acreedor a la oposición operada.

Sobre el particular debemos señalar que consideramos acertada la exigencia efectuada por el articulo 119 del RRS de requerir la declaración del gerente o persona autorizada sobre la oposición de los acreedores al proceso de fusión, a fin de confirmar la no existencia de oposición al acuerdo de fusión o la existencia de garantía suficiente otorgada al acreedor. Asimismo, creemos apropiado que el RRS haya omitido exigir declaración alguna sobre el ejercicio del derecho de separación que pudieran haber efectuado los socios o accionistas de las sociedades participantes, dado que esto influirá únicamente en las relaciones internas de las sociedades participantes de la fusión.

4.6. Escritura pública de fusión

La escritura pública de fusión debe ser otorgada una vez vencido el plazo de treinta días, contado a partir de la fecha de la publicación del último aviso de fusión, si no hubo oposición al acuerdo". Si, por el contrario, se presentó oposición al acuerdo y esta fue notificada por el acreedor dentro del plazo mencionado en el párrafo precedente, a escritura pública se deberá otorgar una vez levantada la oposición o concluido el proceso judicial que declare infundada la oposición.

En cuanto al contenido de la escritura púbica de fusión debemos remitirnos a lo dispuesto en el artículo 358 de la LGS, el cual establece los documentos e información que debe contener dicho documento público, a saber:

a) los acuerdos de las juntas o asambleas de las soledades participantes;

b) El pacto y estatutos de nueva sociedad o las modificaciones del pacto social y estatuto de la sociedad absorbente";

c) la fecha de entrada en vigencia de la fusión;

d) la constancia de publicación de los avisos del acuerdo de fusión, dejando libertad a las sociedades para incorporar los demás pactos que estimen pertinentes.

Adicionalmente a lo señalado en el artículo 358 de la LGS, la escritura pública de fusión deberá contener la documentación e información mencionada en el artículo 119 del RRS42, la cual se encuentra relacionada con los avisos de fusión, los derechos especiales que serían extinguidos o modificados con motivo de la fusión y la referencia a la cifra del capital social de la sociedad absorbente, en función del valor de transferencia de los patrimonios de las sociedades extinguidas.

42 Reglamento de Registro de Sociedades.

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Capítulo V

Balances de Fusión

5.1. Balances

En relación con la formulación de los balances de fusión debemos destacar el importante cambio introducido por la LGS en relación con su antecesora, cuya regulación en este tema no tuvo utilidad alguna.

De conformidad con lo dispuesto por los artículos 355 al 358 de la ALGS, cada sociedad interviniente en la fusión debía elaborar un balance al día anterior al acuerdo de fusión y la sociedad resultante, un balance final al día

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anterior a la escritura pública de fusión y dichos balances debían insertarse en la escritura pública de fusión43.

La pregunta que surge de inmediato es ¿Cuál era la razón para que las sociedades extinguidas formulen un balance al día anterior al acuerdo de fusión y que la sociedad resultante formule un balance al día anterior al de la fecha de la escritura pública de fusión, si la ALGS no estableció una fecha de entrada en vigencia y, por lo tanto, dichos balances no reflejarían ni la situación patrimonial de las sociedades extinguidas previa a la fusión ni la confusión de patrimonios producto de la misma? Evidentemente, sólo el mérito de una simple información no oficial, ya que ninguno había sido aprobado por las juntas o asambleas de socios de las sociedades participantes. El primero, porque sólo se redactaba, de acuerdo al mandato de la ley, después de adoptado el acuerdo de fusión, siendo, en consecuencia, un balance que se formulaba, retroactivamente, al día anterior al de un acuerdo ya tomado. La propia ley no exigía su aprobación por los socios. Con respecto al segundo, la situación no era diferente: debía cerrarse al día anterior al del otorgamiento de la escritura de fusión. O sea que, terminado el trámite de la escritura y para poderla firmar, era necesario formular un balance al día anterior al de es escritura, con el objeto de lograr insertarlo en ella (conjuntamente con el primero; y todo esto multiplicado por dos balances para cada una de las sociedades participantes).

En la práctica, el segundo balance tenía que cerrarse, en forma también retroactiva, para que el notario pudiese insertarlo en una escritura que debía tener, necesariamente, la fecha del día siguiente a la del balance. La ley tampoco establecía que el segundo balance debía ser aprobado por las juntas o asambleas de socios, lo cual habría sido en muchos casos imposible, desde que no podía convocarse a una asamblea antes de una fecha de escritura que no era posible conocer de antemano (y para la cual había que esperar el segundo balance). En otros términos, no se pudo crear un sistema más complicado y farragoso que el descrito. Aún peor era el hecho de que se trataba de un mecanismo totalmente innecesario44.

En efecto, ¿Cuál era la utilidad legal o práctica de los dos balances referidos (multiplicados en cada sociedad participante), o de alguno de ellos? En realidad, ninguna. En primer lugar, no servían como base para la determinación del reembolso a los socios que se separaban de la sociedad, porque no eran “el último balance aprobado”, conforme lo exigía el artículo 210 de la Ley anterior, que aludía, en forma evidente, al último balance anual de la sociedad, ni tampoco servían para ese efecto porque no eran un “balance aprobado”. En segundo lugar, ninguno de los dos era redactado en la fecha de entrada en vigencia de la fusión, debido a que, de acuerdo a la Ley anterior, esa fecha, al no estar expresamente prevista, (omisión que hemos mencionado al comentar el artículo 353), no podía ser otra que la de la inscripción de la fusión en el Registro; luego, los dos balances aludidos no coincidían en forma alguna con la fecha de entrada en vigencia de la fusión, con lo cual tampoco eran de utilidad para determinar los activos y pasivos de la sociedad “anteriores a la fusión”. En tercer lugar porque, al ser dos los balances y no haber norma

43 UNIVERSIDAD DE LIMA.Óp. Cit. Pág. 1175.44 ELÍAS LAROZA, Enrique. Óp. Cit. Pág. 723.

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alguna que los distinguiera ni estableciera su razón de ser, siempre podía dudarse cuál de los dos tenía o no efectos legales y, en el caso de una dudosa respuesta afirmativa, cuáles eran esos efectos. Añádase a todo ello la necesidad de insertar en cada escritura de fusión dos balances por cada una de las sociedades intervinientes45.

Además, dichos balances podían haber sido solicitados por los socios o accionistas de las sociedades involucradas sin que ello tuviera que haber sido una exigencia legal, en virtud de lo dispuesto por el artículo 132 de la ALGS que regulaba el derecho de información de los accionistas para la celebración de las junta s generales, el cual también resultaba aplicable a otros tipos societarios como la sociedad comercial de responsabilidad limitada y la sociedad en comandita por acciones46.

Pero de todas las exigencias de la ALGS, la más absurda era la obligación de insertar el balance final elaborado por la sociedad resultante cerrado al día anterior al otorgamiento de la escritura pública de fusión. Compartimos el cuestionamiento hecho por Hernández al comentar el proyecto de la actual LGS: “¿Cómo cerrar un balance general final el día anterior en el cual tengo que presentarlo para que el notario me otorgue la escritura pública correspondiente, teniendo en cuenta, sobretodo, a sociedades con un gran volumen en operaciones diarias?”47.

Pues bien, estas exigencias, en definitiva, inútiles e irracionales, han sido eliminadas por la actual LGS, la cual ha concebido el real concepto de los balances de fusión, ha establecido un plazo racional para su elaboración y ha dispuesto su divulgación entre las personas que podrían encontrarse interesadas en su revisión.

1. Plazo y requisitos para la exposición de los balances

Así, el artículo 354 de la LGS establece lo siguiente en relación con los balances de fusión48:

i) Cada una de las sociedades que se extingue por fusión debe formular un balance cerrado al día anterior al de la fecha de entrada en vigencia. Nótese que la fecha de cierre del balance que deben elaborar las sociedades extinguidas es el día anterior a la fecha en que la fusión producirá sus efectos, por lo que permitirá visualizar el valor del patrimonio transferido a la sociedad resultante. Este balance muestra la situación patrimonial de las empresas extinguidas al día anterior al de entrada en vigencia de la fusión, lo cual tiene especial importancia, por ejemplo, en cualquier caso que sea necesario conocer la situación exacta del patrimonio de esas personas jurídicas a la fecha de la fusión49.

45 Ibíd. Págs. 723 y 724.46 UNIVERSIDAD DE LIMA.Óp.Cit. Pág. 117647 De HERNANDEZ GAZZO, Juan Luis citado por UNIVERSIDAD DE LIMA. Nuevo Derecho Societario. Óp., cit. Pág. 117648UNIVERSIDAD DE LIMA.Óp., cit. Págs. 1176-117749 ELÍAS LAROZA, Enrique. Óp., cit. Pág. 724.

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ii) La sociedad absorbente o incorporante, en su caso, deberá formular un balance de apertura al día de entrada en vigencia de la fusión, lo que permitirá identificar la confusión de patrimonios de las sociedades participantes.

iii) No se requiere insertar ningún balance en la escritura pública de fusión, con lo cual se evita los problemas y tardanzas innecesarios que ocasionaba la inserción de balances dispuesta por la Ley anterior50.

iv) Las sociedades indicadas tendrán un plazo de treinta días calendario, contado a partir de la fecha de entrada en vigencia de la fusión, para elaborar los balances y aprobarlos. Esta vez sí estamos ante un plazo razonable para que las sociedades puedan cumplir con esta obligación.

v) El órgano que aprueba el balance es el directorio o el gerente en caso de sociedades sin directorio. La ALGS no se pronunciaba respecto a la aprobación de los balances, por lo que en la práctica se presentaban con la simple firma del contador. Si se trata de una socedad sin directorio, por el gerente. Aquí la norma tiene el error de omitir que en las sociedades que no tienen directorio ni gerencia los balances deben ser aprobados por el órgano de administración. A pesar que la Ley no lo dice, consideramos que esta interpretación guarda conformidad con los demás dispositivos sobre el proceso de fusión51.

vi) Los balances deben ser puestos a disposición de los socios, accionistas, obligacionistas y demás titulares de derechos de crédito o títulos especiales por no menos de sesenta días calendario luego del plazo máximo para su preparación. Cabe precisar que la LGS comete nuevamente el error de mencionar que deben ser puestos a disposición en el “domicilio” de la sociedad absorbente o incorporante, cuando debió señalar que deben ser puestos a disposición en las oficinas de la sociedad durante el horario de atención.

5.2 Protección de socios y acreedores

Si bien la fusión puede conllevar una serie de ventajas y beneficios que ya hemos mencionado, también puede “constituirse como un acuerdo que perjudique directa o indirectamente los intereses de los socios que no se encuentran de acuerdo con la concentración empresarial que se propone o de terceros que puedan ver afectada la seguridad de sus créditos frente a la sociedad que pretende fusionarse.

En la medida en que la fusión supone frecuentemente un cambio drástico en las relaciones que se presentan a lo largo de la vida societaria (puesto que podría implicar un cambio de objeto social o de las actividades especificas que realiza la empresa, por ejemplo), es probable que haya accionistas que prefieran no participar en un proyecto de estas características, al no consentir

50 Ibídem.51 Ibídem.

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una variación significativa de las condiciones que se encontraban vigentes hasta antes de la fusión. “La pugna de intereses eventualmente existente entre unos y otros grupos –o individualidades- de accionistas en cuanto al negocio de fusión se resuelve, en principio, del mismo modo que respecto de cualquiera otra de las vicisitudes sociales: a través del sistema mayoritario de formación de la voluntad social, controlado, en cada caso, por el de garantía y límites legales. Los artículos 143 y 144 de la L.S.A. previenen un doble aparejo de defensas, representado por la necesidad de mayorías especiales para el acuerdo y por el derecho de separación del socio disidente”52”53.

5.2.1. El derecho de separación de los socios de cada sociedad participante en la fusión

El derecho de separación previsto en el artículo 20054 de la LGS constituye uno de los mecanismos previstos para tratar de salvaguardar los intereses de los socios minoritarios frente a aquellos acuerdos que, adoptados por la mayoría dominante en la sociedad, originen cambios excepcionales en la estructura de la sociedad o en el desarrollo de sus actividades.

El artículo 35655 nos remite el artículo 200 de la LGS, a fin de otorgar el derecho de separación a los socios que hubiesen dejado constancia en actas de su oposición a la fusión, a los ausentes a la junta general que aprobó la fusión, a los que hayan sido ilegítimamente privados de emitir su voto y a los titulares de acciones sin voto56.

El artículo bajo comentario, mantiene la vigencia del derecho de separación en el caso de la fusión de las personas jurídicas, tal como se encontraba legislado en el artículo 355 de la Ley anterior. Este derecho se ejerce de conformidad con el artículo 200 de la nueva LGS, o sea dentro de un plazo de Díez días que, conforme al artículo 355, comienza a contarse a partir del día siguiente al del último de los tres avisos que este dispositivo exige. Los socios que deseen separarse deben ejercer su derecho, directamente, con respecto a la sociedad fusionante de la cual son socios o accionistas. Todo lo relativo a las personas legitimadas para ejercer el derecho, los procedimientos para el mismo, la determinación del monto a pagar al socio separado y las formas de reembolso, se rigen por las disposiciones del citado artículo 200.

También mantiene el artículo 356, la disposición según la cual el ejercicio del derecho de separación no libera al socio de las responsabilidades personales que pudiesen corresponderle, de ser el caso, por las obligaciones

52 DE RUBIO, Jesús citado por UNIVERSIDAD DE LIMA.Óp. Cit. Pág. 1178.53 UNIVERSIDAD DE LIMA. Óp,Cit. Págs. 1177-1178.54 Artículo 200.- Derecho de separación del accionista.La adopción de acuerdos que se indican a continuación, concede el derecho a separarse de la sociedad;(…)4. En los demás casos que lo establezca la ley o el estatuto (…)55 Artículo 356.- Derecho de separaciónEl acuerdo de fusión da a los socios y accionistas de las sociedades que se fusionan el derecho de separación regulado por el artículo 200. El ejercicio del derecho de separación no libera al socio de la responsabilidad personal que le corresponda por las obligaciones sociales contraídas antes de la fusión.56 UNIVERSIDAD DE LIM.Op, cit. Pág 1178.

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de la persona jurídica que hubiesen sido contraídas con anterioridad a la fusión57.

El derecho de separación o derecho de receso es una institución polémica, que fue introducida en nuestra legislación societaria por la LGS anterior. Tiene por fin principal el de preservar a los socios minoritarios frente a determinados acuerdos de modificaciones societarias que entrañan cambios excepcionales y drástico en la estructura de la sociedad o frente a ciertas operaciones de la persona jurídica. Se trata, en suma, de acuerdos que ponen al socio en una posición difícil, que era imprevisible cuando decidió formar parte de la sociedad o de la persona jurídica. Sus detractores arguyen que desnaturaliza el principio del mando de las mayorías y que ello puede originar, inclusive, la crisis o el fin de una persona jurídica58.

5.2.2 El derecho de oposición de los acreedores

En la fusión de sociedades el artículo 359 de la Ley, al igual que el artículo 355 de la LGS anterior, otorga a los acreedores de cualquiera de las sociedades participantes el derecho de oponerse a la fusión si considera que a raíz de ella su crédito no va a encontrarse debidamente garantizado.

Así, también puede suceder que alguno de los acreedores de la sociedad considere que una fusión entre esta y otra persona jurídica puede perjudicar su crédito. Ciertamente, un acreedor diligente que toma conocimiento de la fusión de su deudor con una empresa que, por ejemplo, tiene un patrimonio negativo muy alto y una gran cantidad de obligaciones impagas, podría válidamente considerar amenazadas sus posibilidades de cobro frente a la futura sociedad fusionada, sobre todo si no cuenta con garantía reales o personales que protejan su crédito. Dado que la fusión implica que las sociedades intervinientes modifiquen sustancialmente su estructura, una sociedad que antes del acuerdo aparecía como una empresa solvente y sólida patrimonialmente podría transformarse en una deudora con grandes posibilidades de incumplir sus antiguas obligaciones, al haber asumido nuevas deudas que el nuevo patrimonio social no alcanza a cubrir. Teniendo en cuenta lo mencionado, el artículo 35959 de la LGS establece el derecho de oposición de los acreedores a la fusión, como un mecanismo que busca atenuar los riesgos financieros que acarrea este tipo de acuerdos60.

Señala Rubio al respecto que “Todo cambio de deudor significa una modificación en las garantía del acreedor y, en consecuencia, un posible riesgo para la seguridad de sus créditos. De aquí la necesidad de tutelar en caso de fusión a los acreedores de las sociedades extinguidas. Pero, aunque en términos generales su situación sea menos aventurada, también pueden requerir protección los acreedores de la sociedad absorbente sobre la que pueden recaer patrimonios deficitarios de las absorbidas. De ahí la solicitud de

57 ELÍAS LAROZA, Enrique. Op, cit. Pág 725-726.58 Ibid. Pág 726.59 Artículo 359.- Derecho de oposiciónEl acreedor de cualquiera de las sociedades participantes tiene derecho de oposición, el que se regula por lo dispuesto en el artículo 21960 UNIVERSIDAD DE LIMA.Op, cit. Págs. 1178-1179.

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las legislaciones que reglamentan la fusión y de la jurisprudencia y doctrina que las aplican, por defender la posición de los terceros”61.

La publicidad del acuerdo de fusión, por tanto, juega un rol fundamental en la tutela de los acreedores de la sociedad que pretende fusionarse, al activar la posibilidad de ejercicio del derecho de oposición. Es el artículo 21962 de la LGS –previsto generalmente para los casos de reducción de capital- el que por remisión expresa regula las condiciones para formular la referida oposición a la ejecución del acuerdo de fusión63.

Este derecho tiene especial aplicación en las fusiones, desde que se trata de operaciones en las que los patrimonios de las sociedades participantes se transmiten en bloque y a título universal, o sea sin necesidad de notificación o acuerdo con los acreedores de las sociedades que se extinguen, ni tampoco de la sociedad absorbente, en su caso. El derecho de oposición reemplaza entonces a esa carencia. Adviértase que, en cualquier forma de fusión, los acreedores pueden considerar que el patrimonio de la sociedad fusionada es menos sólido que el de la sociedad contra la que tenían originalmente su crédito64.

1. La sanción para el que actúe de mala fe o con notoria falta de fundamento

A fin de que el derecho de oposición no sea empleado como un mecanismo de entorpecimiento del proceso de reorganización, el artículo 36065 de la LGS establece la posibilidad de que el juez sancione la oposición promovida de mala fe o con notoria falta de fundamento, imponiendo al acreedor demandante una penalidad de acuerdo con la gravedad del asunto, así como el pago de una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados a la sociedad66.

61 De RUBIO, Jesús citado por62 Artículo 219.- Derecho de oposiciónEl acreedor de la sociedad, aun cuando su crédito esté sujeto a condición o a plazo, tiene derecho de oponerse a la ejecución del acuerdo de reducción del capital si su crédito no se encuentra adecuadamente garantizado. El ejercicio del derecho de oposición caduca en el plazo de treinta días de la fecha de la última publicación de los avisos a que se refiere el artículo 217. Es válida la oposición hecha conjuntamente por dos o más acreedores; si se plantean separadamente se deben acumular ante el juez que conoció la primera oposición. La oposición se tramita por el proceso sumarísimo, suspendiéndose la ejecución del acuerdo hasta que la sociedad pague los créditos o los garantice a satisfacción del juez, quien procede a dictar la medida cautelar correspondiente. Igualmente, la reducción del capital podrá ejecutarse tan pronto se notifique al acreedor que una entidad sujeta al control de la Superintendencia de Banca y Seguros, ha constituido fianza solidaria a favor de la sociedad por el importe de su crédito, intereses, comisiones y demás componentes de la deuda y por el plazo que sea necesario para quecaduque la pretensión de exigir su cumplimiento.63 UNIVERSIDAD DE LIMA. Op,cit. Pág. 1179.64 ELÍAS LAROZA, Enrique. Óp., cit. Pág. 729.65 Artículo 360.- Sanción para la oposición de mala fe o sin fundamento.Cuando la oposición se hubiese promovido con mala fe o con notoria falta de fundamento, el juez impondrá al demandante y en beneficio de la sociedad afectada por la oposición una penalidad de acuerdo con la gravedad del asunto, así como la indemnización por daños y perjuicios que corresponda.66 UNIVERSIDAD DE LIMA. Óp., cit. Pág. 1179.

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Aquí nos encontramos ante una sanción idéntica a la que establece el artículo 149 de la Ley para el caso de la impugnación de acuerdos de la junta de accionistas de la sociedad anónima, por parte de una persona que actúa de mala fe o con notoria falta de fundamento. Pero no sin expresar que el caso de una oposición de mala fe a una operación de fusión puede ser mucho más grave que el contemplado en el artículo 149, desde que se paraliza una operación compleja y que involucra a dos o más sociedades en un problema estructural que requiere de la máxima celeridad y precisión. Por ello, la sanción de la Ley en el artículo 360 es, si cabe, aun de mayor necesidad práctica67.

2. Cambio en el tipo de responsabilidad de los socios con motivo de la fusión.

El artículo 361 se refiere al posible cambio de la responsabilidad de los socios o de alguno o algunos de ellos, con motivo de una operación de fusión. Ello ocurre en los casos en que se extingue una sociedad de responsabilidad limitada para ser absorbida por una de responsabilidad ilimitada, o viceversa. Aquí la norma determina que es de aplicación lo dispuesto por el artículo 334 de la Ley a cuyo comentario nos remitimos.

5.2.3 La situación, en una fusión de los titulares de derechos especiales.

El artículo 362 establece que la fusión no afecta los derechos especiales de terceros emanados de título distinto de las acciones o participaciones en el capital, tales derechos continúan inalterados en la sociedad absorbente o en la incorporante según sea el caso, a menos que cualquier modificación o compensación sea aceptada expresamente por sus titulares.

En nuestra opinión, esta norma debe entenderse en su más amplio sentido, pues comprende toda clase de derechos que la sociedad haya reconocido en favor de terceros. Que no sean acciones ni participaciones en el capital. No nos referimos ciertamente a pasivos u otras obligaciones contractuales frente a terceros, que la sociedad hubiese asumido, tales como deudas a proveedores o las originadas de la emisión y colocación de obligaciones u otros títulos de deuda. Estas emanan de contratos que la sociedad no puede desconocer, ya que una decisión unilateral de fusión, por parte de la persona jurídica, no puede afectar a sus acreedores.

Se trata de derechos emanados de título o acuerdos societarios de carácter especial aprobados por la sociedad en favor de terceros. Por ejemplo, se encuentran contemplados:

a) Los derechos de terceros registrados ante la sociedad, de acuerdo al artículo 8 de la Ley.

b) Los beneficios de los fundadores, previstos en el artículo 72.c) Las opciones, contempladas en el artículo 103.d) Los títulos de participaciones en las utilidades, emitidos conforme al

artículo 104.

67 ELÍAS LAROZA, Enrique. Óp., cit. Pág. 729.

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e) Los derechos emanados de contratos preparatorios, previstos en el artículo 41.

f) Cualquiera otro de naturaleza análoga.

Adviértase finalmente que, en forma recíproca, aunque el artículo 362 no lo establece textualmente, se requiere consentimiento expreso de la sociedad para que, en un proceso de fusión, los terceros queden libertados de obligaciones especiales que hayan asumido frente a la persona jurídica, tales como, por ejemplo, las prestaciones accesorias o las obligaciones adicionales, previstas en los artículos 75 y 86 de la Ley.

El artículo 362, en su segundo párrafo, estatuye que cuando la aceptación de los terceros proviene de un acuerdo adoptado por la asamblea que reúne a los titulares de esos derechos, es de cumplimiento obligatorio para todos ellos. Esta norma nos merece las consideraciones siguientes:

a) El caso típico de aplicación del precepto legal es el de la asamblea que reúne al sindicato de obligacionistas, previsto en los artículos 318 al 324 de la Ley. Allí, la decisión de la asamblea, tomada con arreglo a ley y al contrato de emisión de obligaciones, es obligatoria para todos los obligacionistas y prima sobre la decisión individual de alguno o alguno den ellos.

b) La asamblea a la que se refiere el artículo 362 no es una reunión cualquiera de los titulares de los derechos. Debe ser, en nuestra opinión, una en la cual la decisión tomada vincule obligatoriamente y por decisión mayoritaria a todos los titulares, al igual que las asambleas de obligacionistas, ya sea por mandato de la Ley o por disposiciones contractuales que obliguen a todos los titulares, entre si y frente a la sociedad.

5.2.4 Simplificación del proyecto en la fusión simple

El artículo 363, bajo comentario, denomina correctamente como “fusión simple” al caso en que, en una fusión por absorción, la sociedad absorbente es propietaria del 100% de las acciones o de las participaciones de la sociedad o sociedades absorbidas. Como su nombre lo indica, se presenta aquí una fusión de gran simplicidad: la sociedad absorbente adquiere el patrimonio de las absorbidas sin aumentar su capital, conforme hemos analizado en el punto 4.5 de nuestro comentario al artículo 344 de la Ley, no se integran nuevos socios a la absorbente, con motivo de la fusión; en suma la sociedad absorbente adquiere el patrimonio de una sociedad de la cual ella misma era el único socio o accionista. Más importante aún: no es necesaria la etapa previa de negociación entre las sociedades participantes, desde que la sociedad absorbente es la única llamada a tomar decisiones.

Por todo ello, el articulo 363 simplifica el proyecto en los casos de fusión simple, no siendo necesario consignar en el mismo los requisitos de los incisos 3, 4, 5 y 6 del artículo 347, que se refieren a la explicación del proyecto, a los principales aspectos jurídicos económicos, al acuerdo de valorización de patrimonios, a la relación de canje, a las acciones que la sociedad absorbente emitiría en otros casos, a compensaciones complementarias, a canje de títulos

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y a la fecha de entrada en vigencia. Todo esto es innecesario en el proyecto, pues son decisiones y explicaciones que pueden ser adoptadas y realizadas directamente en el seno en la sociedad absorbente.

5.2.5 Fusión de sociedades en liquidación

El artículo 364, al igual que en el caso de transformación, permite que las sociedades en proceso de liquidación puedan fusionarse. La regulación de este caso es la que establece el artículo 342 de la Ley, a cuyo comentario nos remitimos.

5.2.6 Causales de nulidad de una fusión inscrita en el registro

El artículo 365, bajo comentario, determina que la pretensión de nulidad contra una fusión inscrita en el registro solo puede basarse en la nulidad de los acuerdos de las juntas generales o asambleas de socios de las sociedades participantes en la fusión. Esta norma concuerda con las reglas generales sobre el tratamiento de las pretensiones de nulidad contra actos inscritos en el registro, contenidas en los artículos 33 al 37 de la Ley, que hemos comentado oportunamente. Por otra parte, la declaración de nulidad de una fusión está sujeta a subsanación y no tiene efectos frente a terceros de buena fe, de conformidad con las normas de los artículos 34 y 37, a las que se añade el artículo 366, que comentamos a continuación.

Nos encontramos nuevamente ante un tratamiento legislativo de la nulidad en el ámbito societario que es diferente de los principios que informan a la nulidad de los actos jurídicos regulada en el Título IX del Libro Segundo del Código Civil, tema que hemos analizado ampliamente al comentar la parte general de la Ley.

Finalmente, en lo tocante a las causales de nulidad de la fusión, basada en la nulidad de los acuerdos societarios que le dieron origen, es de aplicación el artículo 38 de la ley, a cuyo cometario nos remitimos.

5.2.7 Procedimiento y caducidad de la pretensión de nulidad

El artículo 365 establece también normas sobre el procedimiento y el plazo de caducidad de la pretensión de nulidad, que a continuación exponemos:

a) La pretensión debe dirigirse contra la sociedad absorbente o la sociedad incorporante, según sea el caso.

b) La vía procedimental para la pretensión es la del proceso abreviado.c) El plazo para su ejecución caduca a los seis meses, contados a partir

de la fecha de inscripción en el Registro de la escritura publica de fusión.

Con respecto a esta norma, no debemos olvidar que la escritura de fusión tiene dos o más inscripciones, dependiendo del número de las sociedades participantes. ¿Cuál es, entonces, la “fecha de inscripción de la escritura”? caben dos posibilidades: (i) la fecha de la última de las inscripciones; y (ii) la fecha de la inscripción con respecto a la sociedad en cuyos acuerdos surgió la nulidad que provoco la aplicación del artículo 365.

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Aun cuando las dos posiciones pueden ser correctamente fundamentadas nos inclinamos por la primera. Recordemos que la pretensión de nulidad que es regulada por los artículos 365 y 366 parte de una premisa fundamental: es contra una fusión inscrita en el Registro. Consideramos que no existe una fusión que pueda considerarse inscrita si no lo ha sido todavía con respecto a todas las sociedades participantes.

5.2.8 Efectos de la declaración de nulidad.

Independientemente de la aplicación de las normas generales sobre los efectos de nulidad en el campo societario, contempladas en los artículos 34 al 37 de la Ley, el artículo 366 contiene una norma especial y adicional, aplicable a las fusiones, que en nuestro concepto guarda coherencia con el tratamiento societario de la nulidad. El precepto establece que la declaración de nulidad no afecta la validez de las obligaciones nacidas después de la fecha de entrada en vigencia de la fusión y que todas las sociedades intervinientes se convierten en responsables solidarias por tales obligaciones frente a los acreedores.

Consideramos que esta norma representa una forma adecuada de proteger a los acreedores de las sociedades participantes.

CONCLUSIONES

Según el artículo 344 de LGS se entiende a la fusión como la unión de dos o más sociedades, que genera una unión de sus patrimonios, los cuales pasan a ser concentrados por una sola sociedad, sujetándose a las formas y cumpliendo con las características esenciales. Asimismo, la norma resalta que el beneficio derivado de la fusión – es decir, la emisión de acciones o participaciones de la sociedad fusionada- se otorga a los socios de las sociedades que se extinguen como consecuencia del acuerdo respectivo.

En la fusión por incorporación dos o más sociedades se extinguen a fin de constituir una nueva sociedad, la cual será la titular de los patrimonios integrados de las anteriores

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En la fusión por absorción una o más sociedades se extinguen para ser absorbidas por otra sociedad preexistente, la cual asume el patrimonio de las anteriores (las incorporadas) sin liquidarse

La Ley General de Sociedades ha introducido un cambio en la denominación de las formas de fusión, sustituyendo los términos “constitución” e “incorporación” a los que se hacía referencia en la Antigua Ley General de Sociedades, por lo de “incorporación” y “absorción”, respectivamente. Es decir, lo que en la legislación anterior era llamado “fusión por incorporación” ahora es denominado “fusión por absorción” y lo que era llamado “fusión por constitución” ahora es “fusión por incorporación”. Más allá de tratarse de un asunto meramente terminológico, consideramos que el cambio no resultaba necesario y que por el contrario, puede ocasionar confusiones teniendo en cuenta la difusión de los antiguos términos en la práctica jurídica y comercial peruana.

En ambas formas de fusión los socios o accionistas de las sociedades que se extinguen (absorción o incorporación) reciben acciones o participaciones como accionistas o socios de la nueva sociedad o de la sociedad absorbente, en su caso.

Como consecuencia de la fusión por incorporación, los socios de las sociedades extinguidas pasan a ser socios de la sociedad que se constituye al efecto; de igual manera, en la fusión por absorción los socios de las sociedades extinguidas pasan a ser socios de la sociedad absorbente.

Consideramos que las diferencias entre ambas clases de fusión son de carácter básicamente formal y no impiden generar una caracterización general de la figura, tanto en lo referido a su concepto como a sus características esenciales. Resulta claro que “ambas formas o procedimientos no solo participan de una misma calificación jurídica, la de fusión, sino que en tanto en la fusión por constitución como en la fusión por absorción concurren las mismas características esenciales, que permiten la construcción de un concepto unitario de fusión.

Respecto de las fusiones internacionales. La nueva Ley General de Sociedades ha dado un paso muy importante, en sus artículos 394 y 395, al permitir la transformación e inscripción en nuestro país de personas jurídicas constituidas en el extranjero o de sucursales de las mismas, lo que les permite que, una vez inscritas en el Perú y con personería jurídica local, puedan participar de inmediato en cualquier reorganización societaria con otras personas jurídicas constituidas en nuestro país.

Respecto de la naturaleza jurídica de la fusión nos adherimos a la teoría corporativista y no a la contractualista, pues no expresa correctamente, en nuestra opinión, la verdadera naturaleza jurídica de la fusión.

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La doctrina no es unánime en señalar con precisión los elementos o caracteres esenciales de la fusión. En consecuencia hemos tomado en consideración cuatro características que son esenciales en la fusión: unión de sociedades, transmisión de los patrimonios en bloque y a título universal de las personas jurídicas que se extinguen, extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas y ausencia de liquidación, agrupación de los socios de las sociedades intervinientes en una única sociedad resultante de la fusión.

La primera característica esencial de la fusión resulta obvia, teniendo en consideración la naturaleza jurídica de esta figura, puesto que, la fusión consiste básicamente en una forma de concentración empresarial que se realiza mediante la reunión de dos o más sociedades en una sola, bajo cualquiera de las dos modalidades establecidas en LGS.

En el caso de la fusión por incorporación podemos hablar de la creación de una nueva sociedad totalmente distinta de las que se extinguieron precisamente para constituir un único ente social que agrupe sus patrimonios; sin embargo, no sucede lo mismo en el supuesto de fusión por absorción, en la cual una de las sociedades intervinientes en el proceso no se extingue, sino que, por el contrario, conserva su personalidad jurídica para recibir el patrimonio que le transfiere las sociedades extinguidas. En este caso, no nos encontramos frente a un organismo social nuevo, sino que más bien se trata de un ente que ha modificado claramente su estructura interna y tal vez externa, para dar lugar a una serie de relaciones nuevas surgidas de la transferencia patrimonial.

De acuerdo a la LGS, por la fusión, la sociedad incorporante o absorbente, asume la transmisión en bloque, y a título universal de los patrimonios de las sociedades que se extinguen. Ello significa que el bloque patrimonial de la sociedad fusionada se transmite a la sociedad fusionante como un todo y en solo acto. Se trata de una sucesión intervivos a título universal.

La fusión implica que todos los derechos y obligaciones que mantienen las sociedades incorporadas o absorbidas se transfieran a las sociedades incorporantes o absorbentes, según sea el caso, de forma automática y sin que se requiera de actos o contratos adicionales al acuerdo de fusión.

La LGS establece claramente como una consecuencia de la fusión la extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas, a diferencia de la de la ALGS, que establecía en su que la fusión traía como consecuencia la disolución sin liquidación de dichas sociedades.

Consideramos que lo más adecuado es referirnos a una “extinción” y no a la “disolución”, en la medida que un acuerdo de fusión no da lugar a que se activen los presupuestos básicos de una etapa de disolución y liquidación y se generen las consecuencias jurídicas respectivas. En la

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fusión, entonces, la extinción de las sociedades incorporadas o absorbidas se produce automáticamente con la entrada en vigencia del acuerdo y sin que sea necesaria la disolución previa.

La fusión además de afectar de afectar los elementos patrimoniales, lleva a establecer una nueva estructura de relaciones entre los miembros de las sociedades fusionadas. Así los socios de cada una de las sociedades participantes de la fusión se reagruparan en la sociedad única que “centraliza” la fusión. Para nosotros la agrupación de los accionistas o socios de las sociedades intervinientes en la fusión sí constituye una característica esencial de la fusión, puesto que esta supone la continuidad de las relaciones sociales que se daban en cada una de las sociedades participantes y esto responde a la finalidad misma de la fusión.

Es claro que la confluencia de socios en una sola persona jurídica es posible solo en la medida que haya habido una transferencia patrimonial por parte de las sociedades extinguidas a la sociedad fusionada. La contraprestación por dicha transferencia patrimonial será la entrega de acciones o participaciones a los socios de las extinguidas.

La LGS ha reconocido también los supuestos de excepción a la entrega de acciones o participaciones a los socios o accionistas de las sociedades extinguidas.

El proyecto de fusión constituye el documento que sintetiza los acuerdos a los cuales han arribado los administradores de la sociedad con respecto a la fusión que se someterá a evaluación de los socios, y que contienen los principales aspectos que se deberán tomar en cuenta para hacer operativo el proceso de reorganización societaria.

El documento se elabora recogiendo los principales acuerdos a los que pueden haber llegado los administradores, vinculados principalmente a valorizar el patrimonio de las sociedades intervinientes y así poder establecer la relación de canje entre los accionistas de las sociedades intervinientes, que se derivará del acuerdo.

La formulación del proyecto fusión por parte de los administradores no representa un carácter vinculante, es decir, no determina el nacimiento de obligación alguna por parte de las sociedades que participan en las negociaciones ni implica la necesaria aprobación del documento por parte de la junta o asamblea de la sociedad correspondiente. Es precisamente la junta o asamblea la que, analizando el proyecto, decidirá si éste resulta conveniente a sus intereses o si, por el contrario, no resulta ventajoso para la sociedad y sus socios.

No obstante, la elaboración del proyecto de fusión sí determina obligación por parte de los administradores de las sociedades intervinientes. Si bien es cierto los administradores no pueden asegurar

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el éxito o viabilidad final de una fusión, sí se les puede exigir que su actuación se dirija a formular un plan serio y basado en información fidedigna que les permita a los accionistas adoptar un acuerdo eficiente.

El texto del proyecto de fusión que se pone a disposición de los accionistas debe incluir determinada información que el legislador ha considerado primordial e imprescindible a efectos de adoptar una decisión que resulta de vital importancia para la sociedad.

El proyecto, debe contener, por lo menos, una breve exposición de los factores que han sido determinantes para proponer la reorganización de las sociedades participantes a través de su fusión, así como las consecuencias que ésta conllevaría para las actividades de la sociedad fusionada y para sus accionistas.

El proyecto debe hacer referencia a los criterios de valorización patrimonial adoptados por los administradores a fin de establecer la relación de canje entre las acciones o participaciones de las sociedades participantes en la fusión. Al respecto, debemos mencionar que la determinación de la relación de canje, constituye uno de los principales aspectos de una fusión, en la medida en que ella será la que determine el grado de participación de los socios en el capital de la sociedad luego de adoptado el acuerdo de fusión.

La fusión constituye una operación trascendente en la vida social que va a originar cambios de suma importancia en las sociedades intervinientes, para algunas de ellas, inclusive, la extinción de la sociedad. Esto es lo que, en definitiva, justifica plenamente que sea la junta general o la asamblea (órgano competente) , dependiendo del tipo de sociedades que intervengan, quien finalmente manifieste la voluntad y decisión de la sociedad de efectuar el acuerdo de fusión

El artículo 349 de la LGS establece que la convocatoria a la junta general o asamblea de las sociedades a cuya consideración ha de someterse el proyecto de fusión, debe efectuarse mediante aviso publicado por cada sociedad participante con no menos de diez días de anticipación a la fecha de la celebración de la junta o asamblea.

Requisitos para la adopción del acuerdo: Nuestra LGS establece que el acuerdo de fusión debe ser adoptado con los mismos requisitos establecidos en la ley y el estatuto de las sociedades participantes para la modificación de su pacto social y de su estatuto.

Contenido del acuerdo: De conformidad con el artículo 351 de la LGS, el acuerdo de fusión deberá necesariamente pronunciarse sobre: 1) la aprobación del acuerdo de fusión; y 2) la fecha en común de entrada en vigencia.El artículo 353 de la LGS establece expresamente que "la fusión entra en vigencia en la fecha fijada en los acuerdos de fusión"

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Publicación: Cabe precisar que de conformidad con lo dispuesto por el artículo 351 de la LGS, la fecha de entrada en vigencia de la fusión debe ser una fecha común, es decir, cada una de las sociedades participantes debe fijar la misma fecha de entrada en vigencia de la fusión, lo cual significa que queda completamente descartada la posibilidad de que ésta sea distinta para cada sociedad participante.

Escritura Pública: El artículo 355 de la LGS establece que cada uno de los acuerdos adoptados por las juntas o asambleas de las sociedades participantes debe ser publicado por tres veces, con intervalo de cinco días entre cada aviso. Dichos avisos podrán ser publicados de forma independiente o conjunta por las sociedades participantes. Esta obligación constituye, en definitiva, un mecanismo de información a favor de los socios o accionistas y de los acreedores de las sociedades participantes para que éstos puedan, a su vez, ejercer los mecanismos de defensa que la LGS les ofrece ante una operación de gran transcendencia como es la fusión.

La escritura pública de fusión debe ser otorgada una vez vencido el plazo de treinta días, contado a partir de la fecha de la publicación del último aviso de fusión, si no hubo oposición al acuerdo". Si, por el contrario, se presentó oposición al acuerdo y esta fue notificada por el acreedor dentro del plazo mencionado en el párrafo precedente, a escritura pública se deberá otorgar una vez levantada la oposición o concluido el proceso judicial que declare infundada la oposición.

El artículo 354 de la LGS establece que cada una de las sociedades que se extingue por fusión debe formular un balance cerrado al día anterior al de la fecha de entrada en vigencia. Este balance muestra la situación patrimonial de las empresas extinguidas al día anterior al de entrada en vigencia de la fusión, lo cual tiene especial importancia. Asimismo la norma señala también, que la sociedad absorbente o incorporante, en su caso, deberá formular un balance de apertura al día de entrada en vigencia de la fusión, lo que permitirá identificar la confusión de patrimonios de las sociedades participantes.

Por otra parte, las sociedades indicadas tendrán un plazo de treinta días calendario, contado a partir de la fecha de entrada en vigencia de la fusión, para elaborar los balances y aprobarlos. Esta vez sí estamos ante un plazo razonable para que las sociedades puedan cumplir con esta obligación.

El órgano que aprueba el balance es el directorio. En caso de que se trate de una sociedad sin directorio, por el gerente. Aquí la norma tiene el error de omitir que en las sociedades que no tienen directorio ni gerencia los balances deben ser aprobados por el órgano de administración.

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Los balances deben ser puestos a disposición de los socios, accionistas, obligacionistas y demás titulares de derechos de crédito o títulos especiales por no menos de sesenta días calendario luego del plazo máximo para su preparación. Cabe precisar que la LGS comete nuevamente el error de mencionar que deben ser puestos a disposición en el “domicilio” de la sociedad absorbente o incorporante, cuando debió señalar que deben ser puestos a disposición en las oficinas de la sociedad durante el horario de atención.

Si bien es cierto que la fusión otorga una serie de ventajas y beneficios que ya hemos mencionado, también puede darse el caso que perjudique directa o indirectamente los intereses de los socios que no se encuentran de acuerdo con la concentración empresarial que se propone o de terceros que puedan ver afectada la seguridad de sus créditos frente a la sociedad que pretende fusionarse. Ante esta situación la LGS otorga ciertos derechos para aquellos socios y acreedores que no estén de acuerdo con la fusión.

Así la LGS en su artículo 356, que a su vez nos remite al artículo 200 de la misma ley, otorga el derecho de separación a los socios que hubiesen dejado constancia en actas de su oposición a la fusión, a los ausentes a la junta general que aprobó la fusión, a los que hayan sido ilegítimamente privados de emitir su voto y a los titulares de acciones sin voto. Esta norma tiene como fin principal el de preservar y salvaguardar los intereses de los socios minoritarios frente a determinados acuerdos de modificaciones societarias que entrañan cambios excepcionales y drásticos en la estructura de la sociedad o frente al desarrollo de ciertas operaciones de la persona jurídica.

Por otro lado, también puede suceder que alguno de los acreedores o socios considere que la fusión entre esta y otra sociedad perjudique su crédito es decir, no va a encontrarse debidamente garantizado. Así por ejemplo, una sociedad que antes del acuerdo aparecía como una empresa solvente y sólida patrimonialmente podría transformarse en una deudora con grandes posibilidades de incumplir sus antiguas obligaciones, al haber asumido nuevas deudas que el nuevo patrimonio social no alcanza a cubrir. Para lo cual la LGS artículo 359 de la LGS, que a su vez nos remite al artículo 219 de la misma le, otorga a los acreedores de cualquiera de las sociedades participantes el derecho de oponerse a la fusión.

Asimismo, si el derecho de oposición se hubiese promovido con mala fe o con una notoria falta de fundamento, el artículo 360 de la LGS establece la posibilidad de que el juez sancione la oposición promovida, imponiendo al acreedor demandante una penalidad de acuerdo con la gravedad del asunto, así como el pago de una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados a la sociedad.

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