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Garantías del Sistema Internacional. Derecho a un juicio justo en un tiempo razonable. 1 Por Arsenio Francisco Mendoza. Haciendo una ligera mirada histórica, me detengo en Francia, y puedo ver que desde 26 de Agosto de 1789, en que la Asamblea Nacional aprueba el texto de la "Declaration des Droits de l'Homme et du Citoyen" (Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano) , se inicia el camino progresivo hacia el reconocimiento y consolidación de los derechos del hombre y del ciudadano, acuñados luego bajo el título de Derechos Humanos e incorporados en un conjunto de convenios y tratados internacionales que en nuestro país alcanzan su constitucionalización con la reforma del año 1994. Pero ello no alcanzó. Más aún, al leer aquella declaración de 1789, encontramos que exis- ten cuestiones pendientes. En estos tiempos, la comunidad internacional, distrae en algo aquella etapa de reconoci- miento y proclama de derechos, para concentrarse y avanzar en su efectiva concreción, colocan- do el eje compromisorio en el campo de las garantías, cuya mayor fragilidad aparece en el ámbi- to del derecho adjetivo. Dentro de esa elaboración se coloca uno de los pilares fundamentales como lo es el dere- cho al “juicio justo”, tal como le llama la Corte Interamericana a merito de lo dispuesto por el art. 8 de la Convención Americana 2 (año 1969), o del “proceso equitativo” como le dice la Con- vención Europea que es su antecedente ya que data de 1950 3 . 1 1 El trabajo se dirige a un análisis pragmático de estas garantías, deteniéndonos en el im- pacto y el trato que han tenido en la jurisprudencia, sin preocuparnos por el enfoque acadé- mico del tema, para ello se puede ver –entre otras- la publicación de Daniel R. Pastor, “EL PLAZO RAZONABLE EN EL PROCESO DEL ESTADO DE DERECHO” Ed. Ad-Hoc o en la web: http://visualderecho.blogspot.com.ar/2009/08/el-plazo-razonable-en-el-proceso-del.html, o en: http:// blogs.miarroba.es/indice.php?v=tags&t=libro-de-consulta. 2 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de 2003 (Competencia); Caso ACOSTA CALDERÓN vs. ECUA- DOR, Sentencia de 24 de junio de 2005. En Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela, Sentencia de 5 de agosto de 2008 (Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), ver la referencia Nota al pie Nº 91 que remite al Principio A, párr. 4 (n) 2 de los Principios y Directrices Relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África adoptados como parte del Informe de Activida- des de la Comisión Africana en la Segunda Cumbre y Reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana, celebrada en Maputo, Mozambique, del 4 al 12 de julio de 2003. 3 Articulo 6 de la Convención Europea. Derecho a un proceso equitativo 1 .Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el fun- damento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella. La sentencia debe ser pronunciada públicamente, pero el acceso a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al público durante la totalidad o parte del proceso en interés de la moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad democrática, cuando los inte- reses de los menores o la protección de la vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la medida en que será considerado estrictamente necesario por el tribunal,

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Garantías del Sistema Internacional.Derecho a un juicio justo en un tiempo razonable.1

Por Arsenio Francisco Mendoza.

Haciendo una ligera mirada histórica, me detengo en Francia, y puedo ver que desde 26 de Agosto de 1789, en que la Asamblea Nacional aprueba el texto de la "Declaration des Droits de l'Homme et du Citoyen" (Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano) , se inicia el camino progresivo hacia el reconocimiento y consolidación de los derechos del hombre y del ciudadano, acuñados luego bajo el título de Derechos Humanos e incorporados en un conjunto de convenios y tratados internacionales que en nuestro país alcanzan su constitucionalización con la reforma del año 1994.

Pero ello no alcanzó. Más aún, al leer aquella declaración de 1789, encontramos que exis-ten cuestiones pendientes.

En estos tiempos, la comunidad internacional, distrae en algo aquella etapa de reconoci-miento y proclama de derechos, para concentrarse y avanzar en su efectiva concreción, colocan-do el eje compromisorio en el campo de las garantías, cuya mayor fragilidad aparece en el ámbi-to del derecho adjetivo.

Dentro de esa elaboración se coloca uno de los pilares fundamentales como lo es el dere-cho al “juicio justo”, tal como le llama la Corte Interamericana a merito de lo dispuesto por el art. 8 de la Convención Americana2 (año 1969), o del “proceso equitativo” como le dice la Con-vención Europea que es su antecedente ya que data de 19503.

11 El trabajo se dirige a un análisis pragmático de estas garantías, deteniéndonos en el im-pacto y el trato que han tenido en la jurisprudencia, sin preocuparnos por el enfoque acadé-mico del tema, para ello se puede ver –entre otras- la publicación de Daniel R. Pastor, “EL PLAZO RAZONABLE EN EL PROCESO DEL ESTADO DE DERECHO” Ed. Ad-Hoc o en la web: http://visualderecho.blogspot.com.ar/2009/08/el-plazo-razonable-en-el-proceso-del.html, o en: http:// blogs.miarroba.es/indice.php?v=tags&t=libro-de-consulta. 2 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de 2003 (Competencia); Caso ACOSTA CALDERÓN vs. ECUA-DOR, Sentencia de 24 de junio de 2005. En Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela, Sentencia de 5 de agosto de 2008 (Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), ver la referencia Nota al pie Nº 91 que remite al Principio A, párr. 4 (n) 2 de los Principios y Directrices Relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África adoptados como parte del Informe de Activida-des de la Comisión Africana en la Segunda Cumbre y Reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana, celebrada en Maputo, Mozambique, del 4 al 12 de julio de 2003.3 Articulo 6 de la Convención Europea. Derecho a un proceso equitativo

1 .Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el fun-damento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella. La sentencia debe ser pronunciada públicamente, pero el acceso a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al público durante la totalidad o parte del proceso en interés de la moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad democrática, cuando los inte-reses de los menores o la protección de la vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la medida en que será considerado estrictamente necesario por el tribunal,

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Se lo puede sintetizar como el derecho que se reconoce a toda persona sometida a la juris-dicción de un Estado Contratante de acceder ante un Tribunal de Justicia para que resuelva las demandas de protección efectiva de sus derechos y obligaciones de carácter civil y, así mismo, para que decida sobre el fundamento de cualquier acusación en materia penal. Se trata de un de-recho de contenido complejo, pues se proyecta en el reconocimiento de un amplio catálogo de derechos y garantías procesales de carácter formal y sustancial, algunos no consagrados expresa-mente en el texto del Convenio, que comprenden el derecho de acceso a un Tribunal4, las condi-ciones de independencia e imparcialidad del órgano judicial, la equitatividad del proceso, la pu-blicidad de las audiencias y de las decisiones judiciales, la duración razonable del proceso, el res-peto de los derechos de defensa y la motivación de las decisiones judiciales.5.

Si el Estado no puede preservar un juicio justo resultan inútiles todos los demás derechos que recién adquirirían importancia a través de dicho juicio.

Esta noción de proceso equitativo plasmada en el Convenio Europeo es tributaria del con-cepto similar que enuncia en su artículo 10 la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 19486. Otra fuente normativa es el art. 14 del Pacto Internacional de De-rechos Civiles y Políticos (art. 75, inc.- 22 CN).- Esa preceptiva, impacta en el texto del art. 8 de la Convención Americana, e incluso en la interpretación de su art. 25.- La conceptualización en nuestro continente es algo mas amplia que la europea7.

Si bien el texto no deja dudas, al igual que la naturaleza del instituto, vale recalcar que no es una garantía exclusiva del proceso penal sino que se extiende a todos los procesos. Así lo dice el Tribunal Europeo en el Caso Fogarty vs Reino Unido (sentencia de 21.11.2001 no/no.

cuando en circunstancias especiales la publicidad pudiera ser perjudicial para los intereses de la justicia”.

4 Hoy expresamente reconocido por la Cien Reglas de Brasilia.5 (José Manuel Bandrés Sánchez-Cruzat en Los estándares de calidad de la jurisprudencia

del tribunal europeo de derechos humanos: El derecho al proceso equitativo y el plazo ra-zonable de resolución; publicado por el Departamento de Justicia de la Generalitat de Cata-lunya)

6 En 2008, la Comisión Interamericana emitió el Informe No. 45/08, en que encontró a Esta-dos Unidos responsable por la violación de los derechos a igualdad, juicio justo y debido pro-ceso bajo los Artículos I, XVIII y XXVI de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.7 El derecho al juicio justo, además de constituir una garantía en cuanto a la rectitud y co-rrección de cualquier procedimiento judicial en el que se discutan los derechos u obligacio-nes de una persona, es también un derecho instrumental, en cuanto puede servir de garan-tía para el ejercicio y disfrute de otros derechos. Efectivamente, una decisión judicial injusta o arbitraria –además de constituir en si misma una violación de un derecho humano- puede constituir la herramienta adecuada para justificar, legitimar, o amparar, la privación previa de otros derechos humanos, o la lesión de otros intereses jurídicamente protegidos, distin-tos de los derechos humanos; aun cuando tales violaciones no hayan sido directamente co-metidas por el poder judicial, este se puede hacer cómplice de las mismas mediante la adopción de decisiones que –por apartarse de los principios y normas de un proceso regular- resultan injustas y constituyen el sello mediante el cual se procura lograr la impunidad de tales atropellos y abusos de poder. Opinión de Héctor Faunde Ledesma, “El Derecho a un juicio justo”, Revista de la Facultad de Ciencias jurídicas y Políticas, Nº 80, Universidad Cen-tral de Venezuela.

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37112/97, CEDH/ECHR 2001-XI.) y lo reitera en varios pronunciamientos8, en similar sentido la Corte Interamericana9. En este caso (Ivcher Bronstein vs. Perú)10 se trata de un proceso tramitado ante la Dirección General de Migraciones con el objeto de obtener la nacionalidad peruana. La Corte dice que esta garantía calificada como judicial, se extiende al “conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales” a efecto de “que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos.” (nº 102). Agrega, respecto “de los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter, -numeral 2- …se aplican también a esos órdenes y, por ende, en és-tos el individuo tiene derecho al debido proceso en los términos reconocidos para la materia pe-nal, en cuanto sea aplicable al procedimiento respectivo”(nº 103).

Yendo a la cita del caso “Tribunal Constitucional”, es una denuncia presentada por ma-gistrados peruanos que demandan su reintegro y el cobro de las remuneraciones caídas, la Corte reitera lo anterior y amplía: “…cuando la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída por un “juez o tribunal competente” para la “determinación de sus derechos”, esta expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter mate-rialmente jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los términos del artículo 8 de la Convención Americana” (nº 71). (CIDH, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, del 31 de enero de 2001).-

La Comisión de Derechos Humanos, organismo encargado por el Pacto de interpretar el mismo y vigilar su aplicación, en su observación general sobre el Artículo 14, igualmente ha de-

8 No existen dudas para el Tribunal Europeo de su aplicación en materia civil para casos como el derecho de reparación surgida por la destrucción de habitaciones y de bienes por agentes estatales (Caso Menteş et autres c. Turquie/and Others v. Turkey (au principal/on the merits) sentencia de 28.11.1997, párr 86 y en el Caso Osman c. Royaume-Uni/v. the United Kingdom1018 28.10.1998 , párr 136 en caso 25, párr 48.) En similar sentido en Caso Kaya c. Turquie/v. Turkey sentencia de 19.2.1998, párr 104. Y el Caso Fogarty c. Royaume-Uni/v. the United Kingdom [GC] sentencia de 21.11.2001, no/no. 37112/97, CEDH/ECHR 2001-XI, párr 32. Por otro lado en el caso Zander vs. Suecia, sentencia del 25-11-1993, reconoce aplicación del art. 6 CEDH en cuestiones de medio ambientes y en punto al reconocimiento de recursos contra decisiones administrativas como una forma de tutela judicial efectiva.- Asimismo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha pronunciado sobre el Derecho a un proceso equitativo (art. 6) en los siguientes casos, Golder c. Reino Unido, de 21 de febrero de 1975; Ruiz-Mateos c. España, de 23 de junio de 1993; Buchholz c. Alemania, de 6 de mayo de 1981; Hornsby c. Grecia, de 19 de marzo de 1997; Allenet de Ribemont c. Francia , de 10 de febrero de 1995; John Murray c. Reino Unido, de 8 de febrero de 1996(caso Salduz contra Turquía, STEDH de 27 de noviembre de 2008); casos Funke contra Francia, STEDH de 25 de febrero de 1993; Saunders contra Reino Unido, STEDH de 17 de diciembre de 1996; Jalloh contra Alemania, STEDH de 11 de julio de 2008.9 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sentencia caso Ivcher Bronstein (privación de nacionalidad), del 6 de Febrero del 2001. También se puede consultar la Sentencia del Caso del Tribunal Constitucional del 31 de enero del 2001 y del caso Comunidad Indígena Yakye Axa, del 17 de junio del 2005.10 CIDH, Caso Ivcher Bronstein, Sentencia de 6 de febrero de 2001. Serie C No. 74, párr. 102 y 103.-

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clarado que estas garantías se aplican a la par a otros casos distintos a los casos penales. (ONU, Observación General No. 13, párrafo 2, de 1984).

En idéntica línea, en el Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, la CIDH destacó que los requisitos de un juicio justo y del debido proceso no se limitan a los procedimientos pe-nales; sino que también son aplicables a los procedimientos no penales para la determinación de los derechos y obligaciones de las personas de carácter civil, laboral, fiscal o de otra índole” (OEA/Ser.L/V/ll. 116. Doc. 5 rev. 1 corr. 22 octubre 2002, párrafo 240)11.

En otra coyuntura, la Comisión advirtió que el juicio justo del mismo modo apunta a la desigualdad de partes que se genera cuando el estado no cumple con sus obligaciones atinente a la conservación de la prueba, (ver Informe Nº 81/07 CASO 12.504 Fondo Daniel y Kornel Vaux vs. Guyana 15 de octubre de 2007.

La Corte Interamericana desarrolla esta doctrina del derecho al juicio justo en el Caso Lo-ayza Tamayo, sentenciado el 17 de septiembre de 1997, sentando criterio que aún se mantiene12, e incluso en casos referidos nuestro país13. Posteriormente, valoró que el artículo 14 del Pacto In-ternacional de Derechos Civiles y Políticos, debe leerse a la luz de la expresión “todas las garan-tías posibles para asegurar un juicio justo”; y luego ubico al “juicio justo” dentro de los prima principia, que dan origen y sentido a las normas y reglas14.

Vale reconocer que la Corte Interamericana, no solo ha colocado dentro de esta garantía el derecho al plazo razonable, sino que, remitiendo al Tribunal Europeo15, subraya que este derecho sería ilusorio si el ordenamiento jurídico interno del Estado Parte permite que una decisión judicial final y obligatoria permanezca inoperante en detrimento de una de las partes.

11 En similar sentido se ha pronunciado respecto de los derechos sociales (ver OEA/Ser.L/V/II.129, Doc. 4, 7 septiembre 2007, Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, El acceso a la justicia como garantía de los Derechos económicos, so-ciales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el sistema Interamericano de dere-chos humanos). En similar sentido, OEA, AG/RES. 2656 (XLI-O/11) RESOLUCION APROBADA POR LA ASAMBLEA GENERAL GARANTÍAS PARA EL ACCESO A LA JUSTICA. EL ROL DE LOS DE LOS DEFENSORES PÚBLICOS OFICIALES (Aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 7 de junio de 2011)12 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, Sentencia de 21 de noviembre de 2007. (Excepciones preliminares, fondo, repara-ciones y costas). Otro, el caso Acosta Calderón vs. Ecuador, sentencia de 24 de junio de 2005. Además, el caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, Sentencia de 30 de mayo de 1999, (Fondo, Reparaciones y Costas). Otro, Corte Interamericana De Derechos Humanos, Caso De La Cruz Flores Vs. Perú, Sentencia de 18 de noviembre de 2004.-13 Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina, Sentencia de 2 de febrero de 1996 (Fondo). Comisión en INFORME N° 5/02* ADMISIBILIDAD; PETICIÓN 12.080; SERGIO SCHIAVINI Y MARÍA TERESA SCHNACK DE SCHIAVINIARGENTINA; 27 de febrero de 2002.- LABORAL Marzioni v. Argentina, Caso 11.673, Informe 39/96, Inter-Am.C.H.R.,OEA/Ser.L/V/II.95 Doc. 7 rev. en 76 (1997). INFORME Nº 39/96 CASO 11.673 ARGENTINA [1] 15 de octubre de 1996.14 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, OPINIÓN CONSULTIVA OC-16/99, del 1-10-1999, y luego la OPINIÓN CONSULTIVA OC-18/03, de 17 de Septiembre de 2003, Nº 46 y 47.-15 Cf., en este sentido, European Court of Human Rights, Hornsby versus Greece case, Judgment of 19.03.1997, Series A, n. 33, pp. 510-511, párr. 40.

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Además, es preciso que existan mecanismos efectivos para ejecutar las decisiones o sentencias, de manera que se protejan efectivamente los derechos declarados. La ejecución de tales decisiones y sentencias debe ser considerada como parte integrante del derecho de acceso a la justicia, entendido éste en sentido amplio, que abarque también el cumplimiento pleno de la decisión respectiva. Lo contrario supone la negación misma de este derecho16.

Retengamos lo dicho por la Corte: “no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo…; por cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre en retardo injustificado en la decisión17.

Es coincidente la Comisión cuando incluye dentro de esa responsabilidad estatal la de preservar las pruebas que hacen al derecho de los justiciables (Informe Nº 81/07, Caso 12.504, Fondo, DANIEL y KORNEL VAUX vs. GUYANA, 15 de octubre de 2007).

Recientemente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación se ha ocupado del tema en el sentido y con la terminología usada por la Corte Interamericana, precisamente en el voto de la Dra. Highton, cuando anota: No toda restricción del derecho a interrogar es incompatible con la noción de un juicio justo, en tanto y en cuanto no se resigne definitivamente a mantener el equilibrio que debe mediar entre la acusación y la defensa (causa "Gallo López, Javier s/ causa Nº 2222" (G. 1359, L. XLIII), del 7-6-2011). Especifica armonía de las garantías de juicio justo con paridad de armas.

Esta apreciación, ligada al tiempo razonable, ya fue referida por el Procurador General en la causa “Tomatti c/ Gobierno Nacional”, 31/10/77, y lo toma la Corte remitiendo a otros precedentes (Fallos, 269:131); explicando que la excesiva demora es como una denegación de justicia (Fallos, 244:34; 246:87; 261:132; 265:147).

Concierne destacar que la Corte Suprema ha utilizado indistintamente expresiones como “juicio justo”18 de la Corte Interamericana, tanto como “proceso equitativo”19 del Tribunal Europeo, y vocablos similares, de su propio cuño20.-

16 Corte Interamericana, Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de 2003 (Competencia)17 Cfr. Caso “Cinco Pensionistas”, supra nota 32, párr. 126; Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, supra nota 39, párr. 150; y Caso Las Palmeras, supra nota 46, párr. 58.18 D 140 XXIV; Di Pietro, Giovanni s/ extradición. 20/08/1996 T. 319, P. 1427.- Z. 81. XXXIII; ZENZEROVICH ARIEL F. –RECUSACION. 24-09-1998.- F. 80. XXXV.R.O. Fabbrocino, Mario s/ pedido de extradición. 21-11-2000.- Q. 162. XXXVIII. RECURSO DE HECHO Quiroga, Edgardo Oscar s/ causa N° 4302. 23-12-2004, voto del Dr. Maqueda.- B. 3456. XXXVIII. R.O. Borelina, Rosana Claudia s/ extradición. 30-08-2005.- T. 228. XLIII. RECURSO DE HECHO Tejerina, Romina Anahí s/ homicidio calificado Ccausa N° 29/05C. 08-04-2008.- R. 2157. XL. ROSALES WILDER MAURICIO-RECURSO DE QUEJA. 04-05-2006.- A. 102. XXXVII.; Álvarez, Santiago Aníbal s/ lesiones culposas. 30/09/2003. T. 326, P. 3842.- 19 F. 365. XLI. FERRARI STEFANO-EXTRADICION. 30-06-2005.-20 S. 2069. XXXVIII. 26-11-2002. SMIRNOV ALEXANDER BORISOVICH-INFRACCION LEY 1612.- S. 1767. XXXVIII. 29-08-2002. SIMON JULIO HECTOR Y OTROS-PRIVACION ILEGITIMA DE LA LIBERTAD ETC. -CAUSA N° 17.768-.- L. 486. XXXVI. 17-05-2005. LLERENA HORACIO LUIS-ABUSO DE ARMAS Y LESIONES ARTS. 104 Y 89 DEL CODIGO PENAL -CAUSA N° 3221- .- B. 3456. XXXVIII. 28-10-2002. BORELINA ROSANA CLAUDIA-EXTRADICION.- A. 35. XXXIII. 30-08-

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LA GARANTÍA DEL PLAZO RAZONABLE.Esta tutela, que integra el esquema del juicio justo, es definitivamente incorporada

a nuestro derecho positivo con la reforma constitucional de 1994 (art. 75, inc. 22 CN) y puede sintetizarse como el derecho que tiene toda persona a una justicia rápida y eficaz. Pero ello no basta, se precisa delimitar contenido y su materialización.

1. Alcance y contenido en el sistema internacional.La garantía conocida como el Plazo Razonable de Duración del Proceso Penal, ha sido

considerada como un imperativo del derecho de defensa (art. 18 CN) (Fallos 272:188 y 322:360, nº 18)21, toda vez que éste no se compadece con la posibilidad que se dilate “sine die” o más allá de lo razonable la decisión de las cuestiones sometidas a juzgamiento. Ahora, con la reforma del año 1994, ha recibido expresa tutela constitucional (art. 75, inc. 22), al incorporar la Convención Americana de Derechos Humanos (arts. 7,5 y 8.1 y 25), Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (arts. 25 y 26), Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.3)22.

Para dilucidar el tenor de dicha garantía regresamos a revisar la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no sin antes traer a la memoria que allí su fuente es el art. 6.1 del Convenio Europeo sobre Salvaguarda de los Derechos del Hombre y de las Libertades

2005. ARIAS JOSE ALBERTO-EXTRADICION.- B. 3456. XXXVIII. 30-08-2005. BORELINA ROSANA CLAUDIA-EXTRADICION.- A. 1846. XLI. 03-10-2007. ALSOGARAY MARIA JULIA S/REC. DE CASACION E INCONSTITUC.- L. 1381. XXXIX. 29-07-2005. LACUSTRE DEL SUD SA. Vs. CONSEJO AGRARIO PROVINCIAL - PROVINCIA DE SANTA CRUZ ACCION CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA.- G. 671. XLIII. 16-02-2010. GONZALEZ LEONARDO JAVIER-HOMICIDIO -CAUSA N° 103/04.- M. 39. XXXIV. RECURSO DE HECHO. Massaccesi, Edgar s/ incidente de nulidad de la elevación a juicio en la causa: 'Denuncia s/ presuntas irregularidades en el Banco de la Provincia de Río Negro -causa n° 979/92-'. 22 de diciembre de 1998.Voto del Dr. Vázquez.- 21 La Corte ya lo había dicho en “Mattei, Ángel”, (del 29-11-1968, Fallos: 272:188) y lo amplia luego en 1978 en el caso “Mozzatti”, Fallos 300:1102: “El propósito constitucional de afianzar la justicia, y los mandatos explícitos que aseguran a todos los habitantes la presunción de su inocencia, la inviolabilidad de su defensa en juicio, y el debi-do proceso legal, se integran por una rápida y eficaz decisión judicial”. Una coincidencia en doctrina enuncia que el principio de inocencia, se ve agraviado por la inobservancia del plazo razonable, ya que “la persistencia temporal del proceso sin que se arribe a una decisión definitiva implicará un desconocimiento práctico de ese principio” (Caf-ferata Nores y Tarditti en Cód. Proc. Penal de la Provincia de Córdoba Comentado, pag. 47).22 CSJN: Debe reputarse incluido en la garantía de la defensa en juicio y reconocido en el art. 14, ap. 3°, inc. c, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que tiene je-rarquía constitucional, el derecho de todo imputado a obtener, después de un juicio tramita-do en legal forma, un pronunciamiento que, definiendo su situación frente a la ley y a la so-ciedad, ponga término, del modo más rápido posible, a la situación de incertidumbre y de in-negable restricción de la libertad que comporta el enjuiciamiento penal. (A. 556. XXXIII. Amadeo de Roth, Angélica Lía s/ lesiones culposas -Causa N° 1395/81-, del 04/05/2000. Fa-llos 323:982.- Este objetivo de superar la situación de incertidumbre se reitera en Fallos: 272:188, 197:486, 298:312, 300:1102, 305:913, entre otros.-

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Fundamentales, (Roma 1950), que establece: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable”.

Dicho Tribunal se pronunció en el caso “Wemhoff” (27-06-1968), donde se discutía la excesiva duración de la prisión preventiva, pero también la del proceso mismo, y fue entonces cuando esbozó la doctrina de los “siete criterios”, de los cuales resultaría la razonabilidad o no del plazo.

Los primeros tres relativos al de detención provisional: 1) La duración de la detención en si misma. 2) La duración de la prisión preventiva con relación a la naturaleza del delito, a la pena señalada y a la pena que debe esperarse en el caso de condena. 3) Los efectos personales sobre el detenido.

Los últimos cuatro referidos específicamente al plazo del proceso: 4) La conducta del imputado en cuanto haya podido influir en el retraso del proceso; 5) Las dificultades para la investigación del caso; 6) La manera en que la investigación ha sido conducida; y 7) La conducta de las autoridades judiciales.

En punto al plazo razonable del proceso, este Tribunal, en los casos “Rigiesen” (16-07-1971), “König” (8-06-1978) y “Eckle” (15-07-1982), fijó tres parámetros a observar (1) la complejidad del caso, (2) el comportamiento del demandante y (3) la manera en que el asunto fue llevado por las autoridades administrativas y judiciales.

Esto es recogido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos23 y por la Corte Interamericana de Derechos Humanos24. Como ampliaremos luego, tal garantía no es exclusiva del juicio penal y alcanza a todos los procesos25. Así también lo sostiene nuestra Corte Suprema mas recientemente en el caso Mezzadra, Jorge Oscar c/ EN M° Justicia y DDHH s/daños y perjuicios, M. 1181. XLIV; ROR; 08-11-2011.- Aquí equipara el concepto de “plazo razonable”, con el de “proceso sin dilaciones indebidas” que aparece, con idéntico sentido normativo, en el artículo 24, ap. 2, de la Constitución española, como lo dice el Tribunal Constitucional español en confirmadas ocasiones (conf. sentencia n° 36 del 14 de marzo de 1984; n° 160 del 4 de octubre de 2004; n° 177 del 18 de octubre de 2004; etc.)26.

23 Casos “Firmenich”, Informe del 13 de abril de 1989, y “Giménez”, Informe del 1 de marzo de 1996.-24 Dijo la Corte: “77. El artículo 8.1 de la Convención también se refiere al plazo razonable. Este no es un concepto de sencilla definición. Se pueden invocar para precisarlo los elementos que ha señalado la Corte Europea de Derechos Humanos en varios fallos… -de acuerdo a ello- se deben tomar en cuenta tres elementos para determinar la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) la complejidad del asunto; b) la actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades ju-diciales (Ver entre otros, Eur. Court H.R., Motta judgment of 19 February 1991, Series A no. 195-A, párr. 30; Eur. Court H.R., Ruiz Mateos v. Spain judgment of 23 June 1993, Series A no. 262, párr. 30)”. (CIDDHH, Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua, Sentencia de 29 de enero de 1979).25 Corte Interamericana, Caso López Álvarez Vs. Honduras, Sentencia de 1 de febrero de 2006, (Fondo, Reparaciones y Costas). Otro, el Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua, Sentencia de 29 de enero de 1997, (Fondo, Reparaciones y Costas); y caso ACOSTA CALDERÓN vs. ECUADOR, sentencia de 24-06-2005. 26 En particular el fallo dice: 13) Que, en este punto del análisis, corresponde traer a cola-ción lo señalado por el Tribunal Constitucional español (sentencia n° 177/2004), con pareja proyección para el derecho argentino, en cuanto a que: a) El derecho a un proceso sin dila-ciones indebidas requiere para su satisfacción un adecuado equilibrio entre, de un lado, la realización de toda la actividad judicial indispensable para la resolución del caso del que se conoce y para la garantía de los derechos de las partes y, de otro, el tiempo que dicha reali-

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Desde la doctrina interesa el aporte que realiza Daniel Pastor27 para la delimitación del instituto, al decir “que el plazo razonable no es un plazo (“doctrina del no plazo”) en el sentido procesal penal, es decir, no considera a dicha expresión como condición de tiempo, prevista en abstracto por la ley, dentro de la cual —y sólo dentro de la cual— debe ser realizado un acto procesal o un conjunto de ellos, sino como una indicación para que, una vez concluido el proceso, los jueces evalúen la duración que tuvo el caso para estimar, según una serie de criterios, si esa duración fue o no razonable y, en caso de que no lo haya sido, compensarla de alguna manera. Según la opinión dominante el plazo razonable no se mide en días, semanas, meses o años, sino que se trata de un concepto jurídico indeterminado que debe ser evaluado por los jueces caso a caso -terminado el caso- para saber si la duración fue razonable o no lo fue, teniendo en cuenta la duración efectiva del proceso, la complejidad del asunto y la prueba, la gravedad del hecho imputado, la actitud del inculpado, la conducta de las autoridades encargadas de realizar el procedimiento y otras circunstancias relevantes”.

Agrega que, si luego de ese examen se establece que en el caso concreto la duración del proceso no fue razonable, “se pasa al ámbito de las consecuencias jurídicas y se repara la violación del derecho fundamental (“solución compensatoria”) de acuerdo a las posibilidades y a los límites de la competencia del quien decide, de modo que los órganos del derecho internacional de los derechos humanos (el TEDH, la CIDH) mandan indemnizar los retrasos y los tribunales nacionales o bien recurren también a ello o bien, dentro de las posibilidades que le brindan las leyes, atenúan la pena, prescinden de ella, dejan en suspenso su ejecución, remiten a la gracia o al indulto e, incluso, recurren a la sanción de los funcionarios responsables de los retrasos, todo ello con base en que el proceso fue excesivamente prolongado. Sólo excepcionalmente se recurre a la clausura del procedimiento, pues lo normal es que el examen se realice cuando el proceso ya ha concluido.

La Corte Interamericana, al examinar el caso Genie Lacayo (1979), tras reputarlo complejo por la repercusión y la cantidad de prueba e incidentes planteados junto a toda la actividad

zación precisa, que habrá de ser el más breve posible. b) Junto con la autonomía del dere-cho fundamental en cuestión, proclamada en una reiterada y conocida doctrina constitucio-nal, se ha destacado también su doble faceta prestacional y reaccional. La primera consiste en el derecho a que los órganos judiciales resuelvan y hagan ejecutar lo resuelto en un plazo razonable, y supone que los jueces y tribunales deben cumplir su función ju-risdiccional de garantizar la libertad, la justicia y la seguridad con la rapidez que permita la duración normal de los procesos, evitando dilaciones indebidas que quebranten la efectivi-dad de la tutela. A su vez la faceta reaccional actúa en el marco estricto del proceso y se traduce en el derecho a que se ordene la inmediata conclusión de los procesos en que se incurra en dilaciones indebidas. c) En cuanto al alcance objetivo del derecho de que se trata, resulta invocable en toda clase de procesos, si bien en el penal, en el que las dilaciones indebidas pueden constituir una suerte de poena naturalis, debe incrementar-se el celo del juzgador a la hora de evitar su consumación y, asimismo, en las sucesivas fa-ses e instancias por las que discurre el proceso, incluida la ejecución de sentencias. (CSJN, caso Mezzadra citado).-27 Daniel Pastor, ACERCA DEL DERECHO FUNDAMENTAL AL PLAZO RAZONABLE DE DURACIÓN DEL PROCESO PENAL, Revista Jueces para la Democracia, Madrid, n.° 49 (2004) y en REJ – Revista de Estudios de la Justicia – Nº 4 – Año 2004 © 2002 Fa-cultad de Derecho, Universidad de Chile 51.-

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procesal, valora que la actitud del interesado no ha sido dilatoria ni de entorpecimiento de la tarea procesal. Sobre el tercer criterio, “la conducta de las autoridades judiciales”, remite a la doctrina del “análisis global del procedimiento” del Tribunal Europeo28, y aun cuando admite que no se han producido dilaciones excesivas en la tramitación, con excepción de la última fase todavía pendiente, subraya: “hasta la actualidad en que todavía no se ha pronunciado sentencia firme, han transcurrido más de cinco años en este proceso, lapso que esta Corte considera que rebasa los límites de la razonabilidad prevista por el artículo 8.1 de la Convención” (Nº 81). En otro caso dijo que “cinco años,… rebasa los límites de razonabilidad”29.

Tiempo después, en "Giménez vs. Argentina" (Informe 12/95), la Comisión IDH afirmó que la prolongación del proceso por más de cinco años sin que se haya dictado sentencia de mérito, constituye una violación al derecho a ser oído con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable (Giménez había sido procesado por delitos contra la propiedad)30.-

Más recientemente, en el caso López Álvarez Vs. Honduras (Sentencia del 01-02-2006) la Corte valoró un plazo diferente a aquel, diciendo: “El procedimiento penal seguido contra el señor Alfredo López Álvarez duró más de setenta meses, por lo que el Estado ha violado en perjuicio de la presunta víctima el derecho al plazo razonable para el juzgamiento”31;

Por otra parte, en el caso 19 Comerciantes vs. Colombia (05-07-2004), la Corte concluye que se violento la garantía de plazo razonable (art. 8.1 CA) reiterando el criterio de los tres requisitos ya mentados, sustentado en su propia doctrina32 y subraya: Corresponde al Estado exponer y probar la razón por la que se ha requerido más tiempo que el que sería razonable en principio para dictar sentencia definitiva en un caso particular, de conformidad con los criterios indicados. Sigue: “El referido proceso penal ordinario -se- inició el 27 de octubre de 1987 y culminó el 25 de abril de 2002… Es decir,… tuvo una duración de más de catorce años” (Nº 198). Concluye: “Al analizar los criterios que se deben tomar en cuenta para determinar la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso… La Corte considera que el proceso

28 Tribunal Europeo de DDHH en los casos, Motta, supra 77, párr. 24; Eur. Court H.R., Vernillo judgment of 20 February 1991, Series A no. 198 y Eur. Court H.R., Unión Alimentaria Sanders S.A. judgment of 7 July 1989, Series A, no. 157).29 Sentencia del 6.12.2001, caso Las Palmeras, CIDH.30 Comisión Interamericana, INFORME Nº 12/96; ARGENTINA: Jorge A Giménez, CASO 11.245. 1º de marzo de 1996.31 La Corte valora aquí, bajo el titulo Consideraciones de la Corte; a) Plazo razonable del proceso pe-nal, invocando los arts. 8.1 y 25.1 de la Convención, sentencia: “Nº 128. El derecho de acceso a la jus-ticia implica que la solución de la controversia se produzca en tiempo razonable (Cfr. Caso Myrna Mack Chang. Sentencia de 25 de septiembre de 2003. Serie C No. 101, párr. 209; Caso Bulacio. Sentencia de 18 de sep-tiembre de 2003. Serie C No. 100, párr. 114; y Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros. Sentencia de 21 de ju-nio de 2002. Serie C No. 94, párrs. 142 a 145); una demora prolongada puede llegar a constituir, por sí mis-ma, una violación de las garantías judiciales” (Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas, Sentencia de 28 de no-viembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 166; Caso Gómez Palomino, Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 136, párr. 85; Caso de la Comunidad Moiwana. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 160). 32 CIDDHH, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, Sentencia de 21 de junio de 2002, párr. 143; Caso Suárez Rosero, Sentencia de 12 de noviembre de 1997, párr.72; y Caso Genie Lacayo, Sentencia de 29 de enero de 19979, párr. 77. En igual sentido cita: Corte Europea de Derechos Humanos, Motta v. Italy. Sentencia de 19 de febrero de 1991, Serie A No. 195-A, párr. 30; Corte Europea de Derechos Humanos, Ruiz-Mateos v. Spain. Sentencia de 23 de junio de 1993, Serie A No. 262, párr. 30).

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que se siguió en la jurisdicción penal ordinaria… desconoció el principio de plazo razonable consagrado en la Convención Americana” (Nº 203).-

En el caso "Suárez Rosero vs. Ecuador" (sentencia del 12/11/97) la misma Corte reconoció excesivo el plazo de cuatro años y dos meses.

Recientemente, en el caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela, sentencia del 05-08-2008, la Corte considero como incumplido un plazo de 9 meses que era el fijado por la legislación local ya que –dijo- Venezuela no ha ofrecido ninguna explicación que indique las razones por las que el TSJ demoró más de nueve meses en resolver el asunto (Nº 160). Por ende,…el Estado violó el derecho a ser oído dentro de un plazo razonable, consagrado en el artículo 8.1 de la Convención, en consonancia con el artículo 1.1 de la misma… (Nº 161).-

En la determinación del período a considerar según el tipo de asunto, el Tribunal Europeo distingue según el caso sea penales, laboral y para los asuntos civiles. La diferenciación atiende a la distinta incidencia del principio de celeridad procesal. Propiamente el Tribunal diferencia cuatro grupos de materias según el grado de diligencia exigible a las autoridades competentes, clasificadas de mayor a menor prioridad, en: materia penal33, materia de estado y capacidad de las personas34, materia laboral35, y de seguridad social y resto de las materias36 . Atañe tener en cuenta que de la mano de la expresión derechos u obligaciones civiles (art 6 CEDH) el Tribunal Europeo ha encontrado que incluye a todos los derechos de los particulares en sus relaciones, esto es, en derecho contractual, derecho comercial, ley de responsabilidad civil, derecho de familia, derecho laboral y derecho de propiedad. El Tribunal Europeo ha concluido que una serie de derechos y obligaciones se ajusten a la definición de “civiles”. Por ejemplo, en el caso de cuestiones de propiedad tales como la expropiación, la consolidación y la planificación de actuaciones. Por otra parte, casos como Konig contra Alemania (1978), han demostrado que los procedimientos sobre el derecho a ejercer una profesión y el derecho a la actividad comercial están también en el ámbito de aplicación del artículo 6. Resulto provechoso leer uno de los últimos fallos del Tribunal que en un caso de liquidación de la sociedad conyugal, Asunto Ortuño Ortuño vs. España (Demanda nº 30350/07) Sentencia Estrasburgo del 27 de septiembre

33 Tribunal Europeo de los Derechos Humanos: entre otras, caso Bunkote, de 26/5/93, caso Abdoelladel 25/10/92, caso Corigliano del 10/12/82 y caso Wemhoff del 27/6/68.34 Tribunal Europeo de los Derechos Humanos: entre otras, caso Ridi del 27/2/92, caso Casciaroli del 27/2/92, caso Manieri del 27/2/92 y caso Bock del 29/3/8935 Tribunal Europeo de los Derechos Humanos: entre otras, caso Buchholz del 6/5/81, en la que serefirió a un reclamo basado en la garantía judicial del artículo 6 primera parte del Convenio, a causa de la largaduración del procedimiento judicial seguido en el Tribunal del Trabajo alemán, y en el Tribunal Constitucionalalemán, a raíz del despido laboral del interesado de la empresa en la que trabajaba.36 Tribunal Europeo de los Derechos Humanos: entre otras, caso Trevisan del 26/2/93, caso Salesi del26/2/93, caso Nibbio del 26/27/92, caso Biondi del 26/2/92, caso Vocaturo del 24/5/91, caso Caleffi del 24/5/91,caso Obermeier del 28/6/90 y caso Deumeland del 29/5/86.

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de 2011, donde sintéticamente reitera: 58. El Tribunal reitera su jurisprudencia constante, según la cual el artículo 6 § 1 del Convenio exige que todas las fases de los procedimientos judiciales para resolver «las controversias sobre los derechos y obligaciones de carácter civil» se lleven a cabo en un plazo razonable, sin que se puedan excluir las fases posteriores a las resoluciones sobre el fondo (ver las sentencias Robins c. Reino Unido, de 23 septiembre de 1997, § 28, Repertorio de sentencias y decisiones 1997-V, Estima Jorge c. Portugal, de 21 de abril de 1998, § 35, Repertorio de sentencias y decisiones 1998-II, y Buj c. Croacia, nº 24661/02, § 16, 1 de junio de 2006). Así mismo, la ejecución de una sentencia, cualquiera que sea la jurisdicción, debe ser considerada como parte integrante del «proceso» en el sentido del artículo 6 (sentencia Hornsby c. Grecia, de 19 de marzo de 1997, § 40, Repertorio 1997-II).

El TEDH reconoce esta garantía en el régimen penitenciario y así destaco que el retraso provocado por el Tribunal de Vigilancia Penitenciaria a la hora de resolver un recurso interpuesto por una persona en régimen de prisión especial, pues incide sobre los derechos del preso y afecta a la validez limitada en el tiempo de la decisión recurrida (Sentencia Bifulco contra Italia, de 8 de febrero de 2005). Asimismo subraya que los períodos de inactividad de las autoridades pueden repercutir de forma considerable en la duración del procedimiento y, por tanto, violar el artículo 6.1 (Sentencia Beller contra Polonia de 1 de febrero de 2005). Agrega que la norma exige que los Estados introduzcan en su legislación un “recurso efectivo” frente a las dilaciones indebidas (Sentencia de 26 de octubre de 2000, en asunto Kudla contra Polonia).

La Corte Interamericana reconoció la violación de la garantía en casos extra penal como en un juicio de expropiación (caso Salvador Chiriboga vs Ecuador, del 03-03-2011)37. La misma inteligencia ha seguido la Comisión Interamericana, ver Informe No. 65/08, Petición 460-00,Admisibilidad, Victorio Spoltore vs. Argentina, 25 de julio de 200838.-

37 CIDH, caso Salvador Chiriboga vs Ecuador, sentencia del 3-3-11: En conclusión, la Corte sostuvo que el Estado privó del derecho a la propiedad privada a la señora María Salvador Chiriboga por razones de utilidad pública legítimas y debidamente fundamentadas, las cuales consistieron en la protección del medio ambiente a través del establecimiento del Parque Metropolitano. Sin embargo, el Estado no respetó los requerimientos necesarios para restringir el derecho a la propiedad acogidos en los principios generales del derecho internacional y explícitamente señalados en la Convención Americana. En específico, el Estado incumplió con las formas establecidas en la ley al vulnerar la protección y garantías judiciales, ya que los recursos interpuestos han excedido para su resolución el plazo razonable y han carecido de efectividad. Lo anterior ha privado indefinidamente a la víctima de su bien, así como del pago de una justa indemnización, lo que ha ocasionado una incertidumbre tanto jurídica como fáctica, la cual ha derivado en cargas excesivas impuestas a la misma, convirtiendo a dicha expropiación en arbitraria. Por tanto, el Estado es responsable de la violación del derecho consagrado en el artículo 21.2 de la Convención Americana, en relación con los derechos establecidos en los artículos 8.1 y 25.1 de dicha Convención, todo ello en relación con el artículo 1.1 de dicho instrumento, en perjuicio de María Salvador Chiriboga.38 Informe del caso Victorio Spoltore vs. Argentina 2. En la petición se señala que el señor Victorio Spoltore habría presentado, el 30 de junio de 1988, una demanda en contra de su ex empleadora, por enfermedad profesional, alegando que el detrimento en su salud habría sido producto del trabajo desarrollado para la misma. El peticionario señala que el Estado incurrió en demora durante el proceso laboral puesto que no fue sino 9 años después de la presentación de la demanda, que el Tribunal del Trabajo N° 3 emitió sentencia, negando responsabilidad de la empleadora. Agrega que apeló dicha sentencia a través de recursos de nulidad e inaplicabilidad de ley, mismos que fueron resueltos tres años después, en

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De lo dicho se infiere que quien invoca la violación de esta garantía deberá acreditar, además de los antecedentes del caso, cuál fue su rol respecto del proceso, en tanto que al Estado le cabe acreditar si hubo circunstancias extraordinarias que justifiquen la dilación del proceso, sean estas la propia complejidad del caso como así también las circunstancias puntuales que motivaron la demora.

Parafraseando a la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, podemos decir que el derecho a ser juzgado en un plazo razonable: "tiene como finalidad impedir que los acusados permanezcan un largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida prontamente" (caso "Suárez Rosero vs. Ecuador" -12/11/97-).- Además, vale recalcar que este derecho no se lo con-funde con la prescripción ni con otras alternativas propias del derecho adjetivo, aunque puedan ser una vía para su andamiento, y se lo diferencia del derecho al recurso efectivo del art. 25 C.A.D.H.- Tampoco se lo puede disimular con una ligera calificación del propio Estado cuando lo reconoce como “retardo judicial grave”39.- En similar sentido el Tribunal Europeo se ha expe-dido recientemente desestimando la argumentación de “sobrecarga de trabajo” como justificativo de la demora procesal, tal el Asunto Serrano Contreras vs. España, (Demanda Nº 49183/08) Sen-tencia del 20 de Marzo de 2012, Estrasburgo40.-

Del mismo modo, la Corte ha reconocido que esta garantía también alcanza a las víctimas al decir: “… esta Corte considera que el tiempo transcurrido entre el momento de los hechos y el inicio del proceso penal por la investigación de éstos sobrepasa por mucho un plazo razonable para que el Estado realice las primeras diligencias probatorias e investigativas para contar con los elementos necesarios para formular una acusación penal, máxime que a ese tiempo habrá que su-mar el que tome la realización del proceso penal, con sus distintas etapas, hasta la sentencia fir-me. Esta falta de investigación durante tan largo período configura una violación al derecho de acceso a la justicia de las víctimas y sus familiares, por cuanto el Estado ha incumplido su obli-gación de adoptar todas las medidas necesarias para investigar las violaciones, sancionar a los eventuales responsables y reparar a las víctimas y sus familiares. (CIDH, Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, Sentencia del 25 de noviembre de 2006, párr. 387).

sentido desfavorable para el peticionario. Concluye luego (nº 13) …que el Tribunal de Trabajo N° 3 llevó a cabo el proceso de manera negligente y violando sus derechos humanos, sin respetar el principio de plazo razonable.39 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Goiburú y otros Vs. Paraguay, Sentencia de 22 de septiembre de 2006.-

40 TEDH, Serrano Contreras vs. España, Nº 57. Por lo que se refiere a los argumentos formulados por la AudienciaProvincial para justificar el retraso en dictar sentencia, en concreto la sobrecarga de trabajo, el Tribunal recuerda que, según una reiterada jurisprudencia el atasco crónico en los asuntos atribuidos a un tribunal no es una explicación válida (Probstmeier c. Alemania, 1 de julio de 1997, § 64, Recopilación 1997-IV). Por consiguiente, incumbe a los Estados parte organizar su sistema judicial de modo que sus órganos jurisdiccionales puedan garantizar a todos el derecho a obtener una resolución definitiva en un plazo razonable (véase, por ejemplo, las sentencias Coágulo c. Francia, nº 36932/97, § 27, 4 y de junio de 1999, o Frydlender c. Francia [GC], nº 30979/96, § 45, CEDDH 2000-VII).

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2. Alcance y contenido en el sistema nacional. Nuestra jurisprudencia sigue hoy la orientación del Tribunal Europeo y de la Corte

Interamericana, e incluso recepta la doctrina del “análisis global del procedimiento”, para valorar la observancia de la garantía del plazo razonable, la que -en un primer momento- iguala con la prescripción, hasta llegar a la diferenciación que se produce en el caso Kipperband (16-3-99) con el voto en disidencia de los Dres. Carlos S. Fayt y Gustavo A. Bossert41, que luego es tomado como doctrina de la mayoría a partir del caso Barra, Roberto Eugenio Tomás s/ defraudación por administración fraudulenta (CSJN, causa n° 2053- W-31- Ref. B. 898. XXXVI.; del 09-03-2004; Fallos 327:327).-

Antes de la reforma constitucional de 1994, la Corte Suprema, sin utilizar la expresión “plazo razonable” pero refiriéndose a ello, dijo que “...La garantía constitucional de la defensa en juicio incluye el derecho de todo imputado a obtener un pronunciamiento que, definiendo su posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del modo más breve, a la situación de incertidumbre y de restricción de la libertad que comporta el enjuiciamiento penal...”42. Destaca luego el derecho a un juicio razonablemente rápido. (CSJN, caso “Mattei, Ángel”, del el 29-11-1968, Fallos: 272:188)43.

Otra referencia posterior y extraña al proceso penal la trae un dictamen del Procurador General, Elías Guastavino en la demanda contencioso administrativa en que Don Armando Hipólito Tomatti cuestionaba la Resolución del Directorio del Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires y el Decreto del Poder Ejecutivo confirmatorio de aquella que no computaban, en el reajuste de la jubilación que tenía acordada, las remuneraciones correspondientes a servicios prestados en la Provincia de La Pampa. Tras los rechazos de la demanda y llegada esta a la Corte, la demandada arguye que no se han agotado todas las instancia. A ello responde Guastavino afirmando “que no puede exigirse el agotamiento de una instancia de dudosa eficacia, con el riesgo de someter a la parte a una dispendiosa actividad jurisdiccional que afectaría la garantía de la defensa en juicio, integrada también por el derecho a una rápida y eficaz decisión judicial (conf. Causa K. 54, L- XVII, “Klosowsky, V.L. y otros

41 18) Que de lo expuesto surge -y conforme a las constancias de la causa- que el tiempo empleado por el Estadopara dilucidar los hechos investigados en el sub lite, resulta incompatible con el derecho a un juicio sin demorasindebidas amparado por el art. 18 de la Ley Fundamental y por tratados internacionales de jerarquía constitucional. Estatransgresión constitucional conlleva como único remedio posible, a declarar la insubsistencia de la ac-ción penal. Fallos 322-360.42 Comentando este fallo, Germán J. Bidart Campos señala: "se nos ocurre que todo el razo-namiento del tribunal gira alrededor de un principio básico: el derecho del justiciable a obte-ner, en un lapso razonable, la resolución judicial que decida su pretensión. Ello significa que el derecho a la jurisdicción —que como punto inicial importa el acceso al tribunal— cubre to-das las etapas subsiguientes del proceso hasta la sentencia. Y la sentencia debe dictarse en tiempo oportuno según la naturaleza del proceso, que, a su vez ha de concordar con la índo-le de la pretensión articulada en la causa" ("Aspectos constitucionales del juicio penal", LL 133-413). El autor resalta el carácter universal de la garantía, quitándole la exclusividad al proceso penal.43 Posiblemente el primer uso de la expresión lo fue en “Patrón U. de Figueroa Campero, Elena c/ Nación”, en el año 1971, T. 281, P. 182.

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s/ robo”, sentencia del 7 de julio de 1977)” (CSJN, Fallos 300:450)44.- De similares rasgos es el pronunciamiento en una acción de amparo deducida por un colegio contra los actos realizados por funcionarios de la Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada que, contrariando la negativa de la amparista, ordenaron reinscribir a un grupo de alumnos. Vuelve sobre el plazo razonable y las situación de incertidumbre y dice: “La garantía constitucional de la defensa en juicio y del debido proceso no se agota en el cumplimiento formal de los trámites previstos en las leyes adjetivas, sino que se extiende a la necesidad de obtener una rápida y eficaz decisión judicial que ponga fin a los conflictos y situaciones de incertidumbre, evitando, dentro de los límites de lo razonable y conforme a las circunstancias de cada caso, una dispendiosa y eventualmente inútil actividad jurisdiccional; así lo exige, por lo demás, el propósito de ¨afianzar la justicia¨ enunciado en el Preámbulo de la Constitución Nacional”. (CSJN, Fundación San Martín de Tours, del 22-04-1980, Fallos: 302:299). Otro caso extraño al fuero penal.

Con anterioridad, la Corte explicó al “derecho al juicio rápido” en varios casos como por ejemplo, Lottero, Bartolomé, del año 1937, concerniente a la demora excesiva en la tramitación de un exhorto (Fallos: 178:399).- Análoga alineación se mantiene en un juicio de filiación y alimentos, in re “Rodríguez, María Carolina c/ Schuster, Enrique”, (CSJN, sentencia de 1959, Fallos: 244:34), y se reitera en numerosos casos hasta nuestros días, permitiendo afirmar que la garantía de plazo razonable no es exclusiva del proceso penal y que se extiende a todos los temas de juicio45.

Avanzando en el tiempo encontramos otros casos interesantes, así: Vélez Carreras, Ignacio y otros (aún con estado de sitio), año 1972, Fallos 282:153; Ataka y Cía. Ltda. c/ Ricardo González y otros –extra penal- (Ocasiona agravio a la garantía constitucional del derecho de defensa, la dilación indefinida en el trámite y decisión de un juicio ejecutivo, que la Cámara de Apelaciones en lo Comercial difiere hasta que recaiga sentencia en un sumario criminal, que lleva cinco años de tramitación. Corresponde que se dicte pronunciamiento, valorando las constancias de ambas causas), del 20-11-1973, Fallos 287:248; Villada de García, Ana Nelly y otros (sobreseimiento por falta de pruebas y porque "había transcurrido un largo tiempo con el proceso en etapa sumarial"), del 26-02-1976, Fallos 294:131; Pileckas, Ernesto Antonio, proceso por libramiento de cheque sin provisión de fondos, alcanzó estado de autos para sentencia, y en 5 años esa situación de incertidumbre y restricción a la libertad no ha sido dilucidada, año 1977, Fallos 297:486; Klosowsky, Víctor Ladislao y otros, (“derecho a una rápida y eficaz decisión judicial”), año 1977, Fallos 298:312; Expte. S. 2.252/78, Superintendencia, Juzgado Nacional en

44 Coincidentemente, el fallo dice que la prolongación indebida del proceso, importa “una dispendiosa actividad jurisdiccional que afectaría la garantía dela defensa en juicio, integra-da también por el derecho a una rápida y eficaz decisión judicial” (CSJN, Klosowsky, Víctor Ladislao y otros, del 7-7-1977, Fallos 298:312).-

45 Ejemplos: “Matus Asón, Francisco Javier c/COMFER s/medida cautelar”, del 10/11/2009, Fallos 332: 2481; “Fiszman y Compañía S.C.A. c/Dirección General Impositiva”, del 23/06/2009, Fallos 332:1492; “S., V. c/ M. , D. A. s/ medidas precautorias”, del 03/04/2001, Fallos 324: 975; “Sudamericana de Intercambio SACI y F. c/ Administración General de Puertos s/ repetición”, del 31/10/1989, Fallos 312:2075;

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lo Criminal y Correccional Federal Nº 3 (requisito de la garantía constitucional de la defensa en juicio en que todo imputado obtenga un pronunciamiento definitivo del modo más rápido posible), del 13-7-78, Fallos 300:789; Mozatti, Camilo y otro: se pondera el escándalo insoslayable que produce un proceso penal cuya duración supera los veinte años, por lo que, corresponde dictar sin más tramite la decisión que ponga final a este dilatado proceso, que no puede ser otra que la de declarar la insubsistencia de todo lo actuado con posterioridad al auto de prisión preventiva (con ello caen todos los actos suspensivos e interruptivos de la prescripción) y tras ello se declara la prescripción. Sentencia del 17-10-1978, Fallos 300:1102; Baliarde, José y otros, (no puede transcurrir un lapso tan prolongado que, por sí solo, irrogue al procesado un perjuicio que no podrá ser ulteriormente reparado), 15-3-1979, Fallos 301:197; Bartra Rojas, Héctor Ricardo-Violación, (sobreseído tras cuatro años de proceso, en casación se lo anula y llega a la Corte, que critica se haya declarado la nulidad de una absolución por el incumplimiento de una norma que está sólo prevista en favor del acusado: "la Corte ha dicho que los preceptos adjetivos se presumen sancionados en salvaguardia de los derechos fundamentales de los justiciables insertados en los mandatos de la Constitución Nacional (Fallos 300:97) -…- por lo que resulta inadmisible que invirtiendo el sentido de las garantías constitucionales que invocan, los magistrados locales hayan anulado un fallo absolutorio carente de vicios esenciales, obligando al recurrente a soportar nuevamente las penosas contingencias de un juicio criminal", del 14-7-83, Fallos 305: 913; Frades, Emilio Segundo; Figueroa, Alejandro José s/ robo en grado de tentativa. (poner término del modo más breve a la situación de incertidumbre), del 14/12/1989, Fallos 312:2434; Aguilar Argentina de Ediciones y otros S.A. (los procesos no pueden ser prolongados con decisiones que impliquen el reenvío del caso, en perjuicio del acusado, a etapas ya cumplidas), del 9-6-1977, Fallos 298:50; Yacimientos Petrolíferos Fiscales-denuncia defraudación, (la Corte consideró a la prescripción como una vía alternativa para resolver el problema de la excesiva duración del proceso penal y dar satisfacción al derecho del acusado a que su proceso finalice dentro de un plazo razonable), del 20-11-1984, Fallos 306:1688.

Otro caso impropio del fuero penal, “Poder Ejecutivo y Fiscal de Estado de la Provincia de Mendoza en Juicio: Alberto Luis Staib y otros”, resuelto por la Corte el 6 de mayo de 1986, relativo a un reclamo por afectación de remuneraciones provocada por un Decreto de 1984: “Si se pudiera dilatar sin término la decisión referente al caso controvertido, los derechos podrían quedar indefinidamente sin su debida aplicación, con grave e injustificado perjuicio de quienes los invocan y vulneración de la garantía de defensa en juicio”. (Fallos 308:694).- En Cardozo, Miguel Oscar-hábeas corpus, tras afirmar que el habeas no es la vía, la Corte introdujo un elemento trascendente en el sistema del plazo razonable de duración del proceso penal, al reconocer la necesidad de establecer un instrumento para hacerlo valer con el fin de terminar con la excesiva duración del proceso o de la prisión preventiva, del 9-1-1987, Fallos 310:57.

Causa, Cortegozo, Basilio Orlando y otros s/ supuesto fraude a la Administración Pública, asociación ilícita, enriquecimiento ilícito, encubrimiento peculado y cohecho. Ante negativa del Superior Tribunal de franquear el recurso contra el rechazo de prescripción por no ser sentencia definitiva, la Corte abrió el extraordinario en razón de la excesiva duración del proceso (quince

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años), sin que aún se hubiera fijado fecha para el juicio, lo cual demostraba la irrazonabilidad del tiempo que los imputados llevaban sometidos al proceso; del 16-06-1993; Fallos 316:1328.

En la misma época, tras recordar su crítica a la dilación sin término de la sentencia (Fallos: 308:694), destacó: Los litigantes se han visto privados del debido proceso legal si después de doce años de trámite la causa se encuentra aún en estado de sumario, en flagrante violación al art. 206 del Código de Procedimientos en Materia Penal. (hoy art. 207 y el plazo es de 4 meses + prorroga de 2). (CSJN, Ref. A. 277. XXIV.; Administración Nacional de Aduanas s/ denuncia contrabando, del 28/09/1993, Fallos: 316:2063).-

Otro fallo dice que es inadmisible retrotraer un proceso de cuatro años con sentencia definitiva a la etapa instructoria porque ello frustraría el derecho del imputado a un juicio penal tan rápido como fuera posible), González, Heriberto s/ corrupción – casación, del 04/05/1995, Fallos 318:665.-

Un caso civil, “Zacarías Claudio H. v. Provincia de Córdoba y otros”, donde la suspensión del juicio a la espera de la sentencia penal, se dijo que “…determina, como en el presente caso, una dilación indefinida en el trámite y decisión de este juicio que ocasiona agravio a la garantía constitucional del derecho de defensa y produce una denegación de justicia”. (CSJN, 28/04/98, Fallos 321:1124)46.

Sin perjuicio de lo dicho, acogido en nuestra jurisprudencia, se admite que “la garantía a obtener un pronunciamiento judicial que defina de una vez y para siempre la situación ante la ley y la sociedad, se basa en que el Estado con todos sus recursos y poder no tiene derecho a llevar a cabo esfuerzos repetidos para condenar a un individuo por un supuesto delito, sometiéndolo así a las molestias, gastos y sufrimientos, y obligándolo a vivir en un continuo estado de ansiedad e

46 Otra situación similar en el caso Comba: Ahora bien tanto la duración del juicio y su razo-nabilidad como garantía del proceso justo, es variable según la índole de la pretensión y del litigio. La dilación resulta indebida, cuando no encuentra justificación alguna. Se ha dicho que: "Cabe revocar la resolución por la cual se dispuso suspender el dictado de la sentencia en un juicio por daños y perjuicios hasta tanto recaiga resolución definitiva en sede penal pues, el hecho de que no sea posible prever la culminación del proceso penal en un plazo razonable torna inaplicable la prejudicialidad establecida en el art. 1.101 del Cód. Civil en tanto lo contrario importaría una virtual privación de justicia" (Cám. de apelac. de Concor-dia, Sala Civ. y Com. III, 5/4/2.005 in re "Bojorque, Oscar O. c. Policía de Entre Ríos y otro". LL Litoral 2.006 -marzo-,261). "Si bien el art. 1.101 del Cód. Civil impone como principio la prejudicialidad penal sobre el pronunciamiento civil, tal pauta directriz debe flexibilizarse cuando acudir a ella implicaría tornar irrazonable el plazo de dictado de sentencia" (Cám de ap. en lo Civ. y Com de Azul, Sala II, 25/3/2.004 in re "P., J.C. y otros". LLBA 2.005 -diciem-bre-, 1311, con nota de Pascual E. Alferillo). "Si la pendencia del proceso penal es de tal magnitud que impide en forma real el derecho de defensa en juicio debe pronunciarse reso-lución civil aunque no haya recaído sentencia en sede penal, pues todas las normas jurídi-cas, aún las imperativas y de orden público, deben ser interpretadas razonablemente en función de las circunstancias particulares del caso concreto, de los principios generales del ordenamiento jurídico y de las normas de jerarquía constitucional" (Sup. Corte de Justicia de la Pcia. de Mendoza, Sala Y, 21/5/1.998 in re "Martínez, Amador y otros c. Lucero, Pascual G.". La Ley , 1.999 A, 64 DJ, 1.999, 1.609). (Cámara Federal de Córdoba en pleno, Comba, Néstor A. v. E.N.A. (Ministerio de Economía), del 28-8-2007).-

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inseguridad, y a aumentar también la posibilidad de que, aun siendo inocente, sea hallado culpable (doctr. de Fallos: 272:188-Mattei; Fallos 323:982 nº 15; Fallos 327:327 Dic. P Gral.). Así se delimita la potestad persecutoria del Estado (equilibrio del proceso), y además se indican las desviaciones que genera la demora, “no sólo por el dispendio jurisdiccional que ello significa, sino porque se distorsionan todos los fines de la pena, que para su eficacia requiere la menor distancia temporal entre el hecho y la condena. Además, mientras más tiempo transcurre, las pruebas que apoyan a la prosecución también se debilitan, pues "en la investigación criminal el tiempo que pasa es la verdad que huye" (Locard, E. "La Criminalistique" , pág. 62, Lyon, 1987)”. Más aún, un proceso de duración irrazonable "tiene efectos deletéreos no sólo respecto de los derechos del acusado sino también en el de la sociedad para protegerse eficazmente" (407 U.S. 514 -1972- ). (CSJN, Kipperband, Benjamín s/ estafas reiteradas, K 60 XXXIII; del 16-03-1999; Fallos 322:360).

Conjuntamente, la Corte destaco dentro de esta garantía, el principio de progresividad, colocándolo como un impedimento para “que el juicio criminal se retrotraiga a etapas ya superadas, pues los actos procesales se precluyen cuando han sido cumplidos observando las formas legales”. En similar sentido en la causa N° 1395/8. Ref. A.556.XXXIII. Amadeo de Roth, Angélica Lía s/ lesiones culposas, del 04-05-2000; Fallo 323:98247. Dicho principio se extrae claramente del art. 4 inc. 3° de la Convención Americana DH.

Al mismo tiempo puso la mira en el equilibrio que exige el contradictorio, generalmente identificado como paridad de armas o también igualdad de oportunidades, y pone una afirmación muy elocuente para el análisis del tema, al decir: “El derecho de la sociedad a defenderse contra el delito debe conjugarse con el del individuo procesado, de modo que no se sacrifique ninguno de ellos en aras del otro”. (CSJN, Mattei, Ángel, del 29-11-1968; Fallos 272:188).

Examinándolo desde otro lugar, la Corte insistió: cuando el tiempo empleado por el Estado para dilucidar los hechos investigados resulta incompatible con el derecho a ser juzgado en un plazo razonable consagrado por el art. 18 de la Ley Fundamental y los tratados internacionales de jerarquía constitucional, el único remedio posible es declarar la insubsistencia de la acción penal […]. Por lo demás, los principios de progresividad y preclusión constituyen instrumentos procesales aptos para evitar la duración indeterminada de los juicios. Añadió: la duración del proceso resulta violatoria del derecho del imputado a ser juzgado en un plazo razonable si se trata de [un solo hecho] …, y la mayor parte de la prueba utilizada […] fue obtenida durante los primeros años del sumario, […], máxime si no cabe atribuir a la actividad de la defensa un rol decisivo en la demora sino que ha sido el desempeño de los diversos órganos de la

47 Los principios de progresividad y preclusión obedecen al imperativo de satisfacer una exigencia consustancial con el respeto debido a la dignidad del hombre, cual es el reconocimiento del derecho que tiene toda persona a liberarse del estado de sospecha que importa la acusación de haber cometi-do un delito, mediante una sentencia que establezca, de una vez y para siempre, su situación frente a la ley penal. (CSJN, A. 556. XXXIII.; Amadeo de Roth, Angélica Lía s/ lesiones culposas -Causa N° 1395/81-, del 04/05/2000, T. 323, P. 982). En similar sentido en Fallos 330:3640: Con anterioridad a la expresa incorporación de la garantía invocada a la Constitución Nacional, ésta ya había sido reconoci-da por el Tribunal al interpretar los principios de progresividad y preclusión como instrumentos proce-sales aptos para evitar la duración indeterminada de los juicios (Dic. del Procurador). Ídem en “Barra” Fallos 327:327.- Coincidente, SCJ Bs. As. causa P. 70.200, "C. , C.G. . Robo calificado", 27-8-08.

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administración de justicia el principal responsable de la dilación injustificada del proceso 48 . Y completó: las dificultades que pueden haberse presentado con motivo de la modificación del sistema procesal para la tramitación de las causas bajo el antiguo régimen […], no autorizan a hacer caer sobre la cabeza del imputado los costos de lo sucedido”. (Dictamen de la Procuración en que se basa la Corte Suprema); CSJN, A. 2554. XL; RHE Acerbo, Néstor Horacio s/contrabando -causa Nº 51.221-. 21/08/2007 Fallos 330:3640.- Es de hacer notar que no solo se mantiene la doctrina de “Barra”, sino que al mismo tiempo agrega otras definiciones aplicables a cualquier otro proceso extraño al campo penal.

A modo de acotación, podemos decir que el poder persecutorio en un Estado de Derecho es siempre una potestad particularmente limitada, puesto que se trata de una facultad de considerable intensidad que implica el ejercicio directo de violencia sobre los ciudadanos, y, por ende, exige que se le impongan limites fuertes y precisos que conformen un escudo protector de la dignidad humana frente al uso arbitrario, inmoderado y abusivo del poder. Dentro de ellos debe incluirse que el ejercicio del poder restrictivo solo es admisible dentro de un plazo que debe ser preciso y razonable.

Ello así porque el transcurso del tiempo hace desaparecer la finalidad y la necesidad de la coerción para restablecer el orden jurídico conmovido por el ilícito, que poco a poco ha recuperado su equilibrio, a la vez que la alarma social provocada por su ataque paulatinamente se debilita y desaparece.

Otro elemento no mencionado en los fallos citados pero que integra esta doctrina, lo constituye el dato sobre el posterior comportamiento del sujeto y en especial que no haya reiterado ese o alguna otra especie de conductas ilícitas, ya que permite inferir que el mismo se ha resocializado, readaptación que torna innecesaria la aplicación de una condena.

El reconocimiento al Estado de un poder punitivo total y fuerte, justifica su condicionamiento reparador, de hacerlo en un tiempo razonable, e incluso la sanción con la perdida de ese poder en el caso concreto cuando tal plazo no se cumple. Es que la imposición de una pena, presupone un conflicto subsistente, -y- el transcurso del tiempo opera como un factor deslegitimante de aquélla desde que se aleja de la vigencia temporal de las vivencias de quienes corno protagonistas padecen las consecuencias del suceso histórico investigado (cfr. Baclini, Jorge C.; "Prescripción Penal", Santa Fe, 2005)”, (Ver, CNCP en Quatrocchi, Gustavo y Pacheco, Alberto Rafael s/recurso de casación. Causa nº 10.053 - Sala I Registro 13.831 -).-

El mismo tribunal agrega otro indicador del mensuramiento del plazo cuando dice: Los plazos establecidos por el Código Penal, para que opere la prescripción de la acción penal, no constituyen un permiso máximo, sino que encuentran su límite en el derecho fundamental a

48 Es ilustrativo la conceptuación de la Casación: Entonces, la ponderación de la incidencia de la actitud del procesado en cuanto a la violación del derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas, deberá siempre encontrarse presidida por la alta consideración que amerita tam-bién el derecho de defensa en juicio y la garantía al debido proceso legal, y de esta forma prescindirse de toda consideración negativa que pudiera pretenderse hacer de aquellos ac-tos que sólo constituyen la materialización del citado derecho a la defensa en juicio. (Causa n/ 12469“Menem, Carlos Saúl, s/rec. de casación”, del 2-6-2011, Sala III CNCP).-

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ser juzgado sin dilaciones indebidas y dentro de un plazo razonable. En consecuencia la tardía reacción estatal no puede recaer en perjuicio del imputado, violando principios fundamentales que precisamente fueron instituidos en forma armónica para evitar las arbitrariedades. (Voto de la Dra. Ledesma, en disidencia).Registro n° 295.04.3. “Rodríguez de Novaro, Amparo s/recurso de casación, del 9/06/04” Causa n° : 4967. Cámara Nacional de Casación Penal. Sala: III. El criterio se mantiene en otro voto de la Sala IV del mismo Tribunal49

Pero esta garantía no es exclusiva del proceso penal sino que también llega a los restantes juicios y así lo indica la Corte en otros decisorios (algunos ya referidos). Así lo tiene dicho en el caso Mezzadra, demandante por los daños y perjuicios provocados por la privación de su libertad en virtud de la prisión preventiva dispuesta en su contra así como la duración irrazonable -más de veinte años- del juicio penal que se le siguió, pues los magistrados que intervinieron en la causa incurrieron en una morosidad judicial manifiesta, grave y fuera de los términos corrientes que establecen las normas procesales. La demanda prosperó, por “que la duración del

49 Voto del Dr. Augusto M. Diez Ojeda: Coinciden la doctrina y jurisprudencia en que los pla-zos de la prescripción de la acción penal, previstos en el artículo 62 del Código Penal, consti-tuyen una reglamentación legal de la garantía constitucional del “plazo razonable”, cuya fi-nalidad tiende a proteger la seguridad jurídica de los ciudadanos, evitando que se prolongue sine die “la situación de incertidumbre y de innegable restricción a la libertad que comporta el enjuiciamiento penal...” (Fallos 272:188).Desde esta perspectiva constitucional debe realizarse la exégesis de las causales de inte-rrupción de la prescripción, previstas bajo las letras b), c), d) y e) del artículo 67, para evitar que una conceptualización puramente literal y aislada de sus términos, conduzca a la total inoperancia de aquélla.Tal sería el caso, si entendiéramos que la sola realización de los actos procesales allí previs-tos (primer llamado a indagatoria, requerimiento acusatorio, auto de citación a juicio y sen-tencia condenatoria no firme), sin limitación de oportunidad alguna, produjera el efecto sus-tancial de purgar el tiempo transcurrido y reiniciar el término de prescripción. De esta mane-ra, por la sola voluntad de los órganos estatales de persecución y jurisdicción, se estaría quintuplicando el plazo legalmente previsto. Por ejemplo, en un caso como el que nos ocu-pa, con una pena máxima de ocho (8) años de prisión, sí desde el hecho imputado hasta el llamado a indagatoria se hubiera dejado transcurrir un plazo brevemente inferior a los seis años y, luego de ello, sucesivamente, otros plazos similares hasta el requerimiento acusato-rio, la citación a juicio, la primera sentencia y la sentencia definitiva, obtendríamos como re-sultado que se podría haber mantenido la vigencia de la acción penal por un plazo máximo de, aproximadamente, cuarenta (40) Sirva este ejemplo para advertir que esa facultad de prorrogar, implícita e indirectamente, los plazos de extinción de la acción penal, por actos del Ministerio Público Fiscal o de la Jurisdicción, así comprendida, constituiría una delegación inconstitucional del legislador, por violación al principio de legalidad y la división de pode-res, en razón de corresponderle al Congreso de la Nación el dictado del Código Penal.Una exégesis de los textos legales y del artículo 67 del C.P. tan amplia como la que aquí re-chazo, también confrontaría con el artículo 28 de la Constitución Nacional, pues tal regla-mentación del derecho constitucional a una sentencia en un “plazo razonable”, conduciría prácticamente a su derogación. En este sentido, expuso Zaffaroni con cita de Carrara, que “.. la interrupción de la prescripción por actos procesales lesiona la legalidad y permite la ar-bitrariedad del poder público...Carrara afirmaba que hasta que quede una gota de tinta en nuestro tintero podemos siempre impedir gozar de la prescripción al imputado que sea obje-to de nuestra especial antipatía, aún cuando Dios le concediese la vida de un patriarca.” (Zaffaroni, Eugenio Raúl, Derecho Penal Parte General, 2da ed., 2003, Ediar, pag. 907). (CNCP, Sala IV, causa Nro. 8920, caratulada: “SÁNCHEZ CHAMOSO, Rosa s/recurso de casa-ción”; del 2-3-2009).-

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proceso por más de dos décadas ha violado ostensiblemente las garantías del plazo razonable y del derecho de defensa del imputado, incurriendo la demandada en un incumplimiento o ejecución irregular del servicio de administración de justicia a su cargo, cuyas consecuencias deben ser reparadas. (En igual sentido: "Poggio, Oscar Roberto c/ EN-Mº de Justicia y Derechos Humanos s/ daños y perjuicios", y "Rizikow, Mauricio c/EN-Mº de Justicia y Derechos Humanos s/ daños y perjuicios", sentencias de la fecha)”. CSJN, Ref. M. 1181. XLIV; ROR Mezzadra, Jorge Oscar c/EN M° Justicia y DDHH s/daños y perjuicios 08/11/2011.

Precisamente en el caso “Rizikow”, la Corte desarrolla in extenso la acogida de la doctrina del Tribunal Europeo y de la Corte Interamericana que hemos referido anteriormente, en un juicio por daños y perjuicios contra el Estado (R. 818. XLIV, RIZIKOW Mauricio vs. EN M° de Justicia y DDHH s/ Daños y perjuicios, sentencia del 08-11-2011. Similar situación se planteó en el caso Poggio, con un pronunciamiento coincidente (CSJN, Ref. P. 686. XLV, POGGIO Oscar Roberto vs. EN M° de Justicia y DDHH s/ Daños y perjuicios, sentencia del 08-11-2011). La Corte se había decidido en análoga forma en juicio de conocimiento por daños reclamados por un escribano impedido de ejercer su profesión (CSJN, A. 989. XXXVI y otro. R.O. “Arisnabarreta, Rubén J. c/ E. N. (Min. de Educación y Justicia de la Nación) s/ juicios de conocimientos. Sentencia del 6 de octubre de 2009. Fallos 332:2159).

Equivalente solución se tomo en un proceso donde Sudamericana de Intercambio demando a la Administración General de Puertos, la devolución la suma pagada en concepto de tasa de almacenaje y la demandada resuelve archivar el expediente por prescripción. Llegado a la Corte, esta toma la doctrina “Mattei”, que la prescripción de los delitos puede servir adicionalmente a la satisfacción del derecho al juicio rápido aunque el proceso no sea penal; (“Sudamericana de Intercambio SACI y F c/ Administración General de Puertos”, del 31-10-1989, Fallos: 312:2075, caso en el que también lo que se recurría era una decisión de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal).

En el desarrollo de su doctrina, la Corte recuerda “que este principio no sólo es un corolario del derecho de defensa en juicio (art. 18 de la Constitución Nacional -derivado del “speedy trial” de la enmienda VI de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica-50), sino que se encuentra también previsto expresamente en los Tratados Internacionales incorporados a la Constitución Nacional (arts. 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.3

50 (Klopfer v. North Carolina 386 U.S. 213 -1963-). En otro caso la Corte de EU dijo: "cuando el derecho a un juiciorápido ha sido privado, ello lleva al remedio severo de rechazar la acusación...Esta es una consecuencia seria porque significa que un imputado que puede ser culpable de un crimen quedará libre. Semejante remedio es aún más grave que la regla de exclusión o una orden para realizar un nuevo juicio, pero es el único remedio posible" (Barker v. Wingo 407 U.S. 514 -1972-). Similarmente en "United States v. Ewell", 383 U.S. 116, 120 (1966).- Agrego que “no se requiere que el imputado demuestre el perjuicio concreto que la demora le ha ocasionado ["United States v. Marion", 404 U.S. 307, 320.- Además agrego que el “speedy trial "es uno de los derechos más básicos conservados por la Constitución" (Klopfer v. North Carolina 386 U.S. 213 -1963-).- En otro caso dijo que si hubiere razones para la demora, ta-les como la negligencia o sobrecarga de tareas debe gravitar menos pesadamente, pero sin embargo debe ser tenida en cuenta, pero cuanto más se prolonga la duración es menor la eficacia justificativa de este tipo de razones (Doggett v. United States, 505 U.S. 647-1992).

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del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en función del art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional).

Complementa: Esta constelación normativa guió, entre otros, la fundamentación de los casos de esta Corte in re “Amadeo de Roth” (Fallos: 323:982), “Barra” (Fallos: 327:327) y “Egea” (Fallos: 327:4815) y más recientemente sus tributarios: las causas S.2491.XLI. “Santángelo, José María y otros s/ defraudación por administración fraudulenta” del 8 de mayo de 2007; C.2625.XL. “Cabaña Blanca S.A. s/ infracción a la ley 23.771; causa n° 7621C” del 7 de agosto de 2007; A.2554.XL. “Acerbo, Néstor Horacio s/ contrabando; causa n° 51.221C” del 21 de agosto de 2007 y “Cuatrin, Gladys María y otros s/ contrabando -causa n° 146/91 B-“(Fallos: 331:600). Justamente fue en la causa “Egea” donde se afirmó que cualquiera sea el criterio que se adopte respecto de la suspensión del curso de la prescripción “la duración del proceso penal por [en el caso] casi dos décadas, viola ostensiblemente las garantías del plazo razonable de proceso y del derecho de defensa”. CSJN; autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Fiszman y Compañía S.C.A. c/ Dirección General Impositiva”, del 23 de junio de 2009, Fallos 332:2657.-

Concierne referirnos ahora a la aceptación de la garantía de plazo razonable en casos extraños al ámbito penal para lo que cito los siguientes precedentes de la Corte: V. 375. XLI; REX, Viola de Castro, Nélida Haydee c/ EN - Mº Justicia - Sec. Política Crim. y A P - dto. 2807/93 s/ personal militar y civil de las FF.AA. y de seg. 17/03/2009, T. 332, P. 460; Ref. R. 23. XLIII; RHE, Rodríguez, Jorge Oscar c/ Estado Nacional (Ministerio del Interior - Policía Federal Argentina), del 06/05/2008; Ref. C. 1516. XLIII; COM, Corporación de productores del Nordeste Argentino S. A s/competencia por vía de inhibitoria. 08/04/2008, T. 331, P. 760; Ref. B. 1460. XLII; RHE Banco Cetelem Argentina S.A. c/ Director Nacional de Comercio Interior -disp. 174/05-. 26/02/2008, T. 331, P. 287; Ref. E. 85. XLII; ORI, Estado Nacional (Estado Mayor General del Ejército) c/ Mendoza, Provincia de s/acción declarativa de inconstitucionalidad. 27/03/2007, T. 330, P. 1261; Ref. R. 1990. XLI.; R., M. A. s/ retardo de justicia en autos: "R., M. A. c/ OSECAC y otros s/ responsabilidad médica". 20/12/2005, T. 328, P. 4615; Ref. S. 2758. XXXVIII.; Sánchez, María del Carmen c/ ANSeS s/ reajustes varios. 28/07/2005, T. 328, P. 2833; Ref. I. 349. XXXIX.; Itzcovich, Mabel c/ ANSeS s/ reajustes varios. 29/03/2005, T. 328, P. 566; Ref. B. 930. XXXVI.; Boleso, Héctor Hugo c/ Estado de la Provincia de Corrientes. 21/08/2003, T. 326, P. 2868; Ref. R 258 XXXIII; Rosa, Carlos Alberto c/ Estado Nacional - Ministerio de Justicia y otro s/ daños y perjuicios varios. 01/11/1999, T. 322, P. 2683; Ref. A 161 XXXV; Alonso, Armando c/ ANSeS s/ dependientes: otras prestaciones. 20/04/1999 T. 322, P. 663.-

Leyendo jurisprudencia de distintos tribunales argentinos, vemos que la garantía de plazo razonable ha sido reconocida en diversas circunstancias y casos de los que pongo a manera de ejemplo, los siguientes: Previsional: “En un proceso de conocimiento pleno, se garantiza a ambos contendientes un adecuado servicio de justicia (régimen de excepciones, producción de pruebas, etc.). Convertir al reclamo previo en rito "obligatorio" atentaría contra los principios de celeridad y economía procesal, en abierta colisión a una decisión última y dentro de un plazo razonable (cfr. art. 75, inc. 22 de la C.N.). (Del voto del Dr. Etala, al que

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adhiere el Dr. Herrero). Exp. 18725/1997. "Cortina, Carlos Alberto c/ A.N.Se.S.", del 12/06/00 sent. int. 51091, C.F.S.S. Sala II.- Además: “El art. 18 de la C.N., …supone que, al momento de suscitarse el hecho motivo de juzgamiento, exista una estructura judicial estatuida previamente por ley del Congreso, con carácter permanente, a fin de que sus órganos respectivos (jueces o tribunales colegiados) conozcan y resuelvan definitivamente. La garantía antedicha no se ha de traducir en un amparo efectivo de los derechos del justiciable en tanto no medie, dentro de un plazo razonable, la terminación del proceso, de modo tal de satisfacer los valores de pacificación, justicia y seguridad jurídica. La justicia para ser "justa" tiene que ser dictada en tiempo idóneo ya que, como decía Eduardo Couture, en el proceso el "tiempo" más que oro es "justicia". (Del voto del Dr. Fernández). "Murujosa, José Alberto c/ A.N.Se.S.", del 9/10/95, sent. int. 39136, C.F.S.S. Sala II.-

Se dijo asimismo, que la acción de amparo, prevista en el art. 43 de la C.N. es una acción expedita y rápida, en resguardo de las garantías constitucionales significando el derecho a ser oído, con la debida garantía y dentro de un plazo razonable por jueces y tribunales competentes, independientes e imparciales a través de un recurso sencillo y rápido o cualquier otro recurso efectivo que ampare a las personas contra los actos que violen sus derechos fundamentales, aún cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. (Confr. arts. 8, inc. 1) y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos -Pacto de San José de Costa Rica- de jerarquía constitucional de acuerdo al art. 75, inc. 22 de la C.N. (Consid. 8°). Damarco, Garzón de Conte Grand, Herrera (según su voto), del 27.578/01 "Posse León José Luis y otro c/ PEN Dto. 1570/01 s/amparo ley 16.986". 15/04/02 C. Nac. Cont. Adm. Fed. Sala II.-

En materia impositiva, tras reconocer la operatividad inmediata de la CADH por encima del Código Aduanero, se destaco que "toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías, y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad por la ley…” (esta Sala, 18/4/85 "Telesud S.A."). Galli, Uslenghi; “Massalin Particulares S.A. (T.F. 9473-A) c/ D.G.A. Causa: 16.085/99 24/08/99; C. Nac. Cont. Adm. Fed., Sala IV.-

Ante la imposición del llamado “corralito”, hubo una masa de acciones y pronunciamientos, de los que traigo este que apuntó a la validez art. 12 del Dto.214/02, y al derecho del ciudadano de reclamar la prestación jurisdiccional para resolver un caso concreto. Se invocaron los tratados constitucionalizados (art. 10, DUDH; art. 14, PIDCyP; art. 8 CADH) este ultimo, al igual que el art. 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (art. 6.1), destaca que el proceso se debe desarrollar “en plazo razonable” (conf., Guinchard, S., Bandrac, M., Lagarde, X., Douchy, M., Droit processuel. Droit commun du procès. 1e. édition. Paris, Dalloz, 2001, pp. 291-307). Por ello, concluye, no es forzado admitir que las garantías judiciales incluyen todos los instrumentos o medios previstos en las leyes procesales destinados a garantizar la defensa en juicio y frustrar todo intento que los menoscabe transitoria o definitivamente, entre ellos el derecho a los recursos y la posibilidad de solicitar medidas cautelares que, junto a los anteriores, integran el plexo del acceso a la justicia como presupuesto de acceso a los derechos fundamentales. El

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cercenamiento irrazonable de éstos lesiona profundamente la garantía del debido proceso (art. 18, CN). Jueces Sala III, Dres. Carlos Alberto Nogueira. Antonio Pacilio. 2061/02. "Metaxas, Dafne c/B.C.R.A. y otro s/acción declarativa de inconstitucionalidad". 12/02/02 T. 29. , P. 130/136. Cámara Federal de Apelaciones de La Plata. Sala Tercera. Civil.-

La Cámara Nacional de Casación Penal, recalca que el plazo de prescripción no es un permiso máximo, sino que encuentran su límite en el derecho fundamental a ser juzgado sin dilaciones indebidas y dentro de un plazo razonable. (CNCP Sala : III Causa n° : 4949, Spiguel, Irma Beatriz s/recurso de casación, del 3/05/04. Registro n° 227.04.3.).- En idéntico sentido, la misma sala en la causa n°: 9405 “Peón Hoyuela, Jesús y otro s/recurso de casación”, del 27/04/09, Registro n° 496.09.3. Aquí no se había cumplido el plazo de prescripción.

3. Medición del tiempo razonable : La jurisprudencia mayoritaria coincide en una paradojal interpretación, el imputado debe ser

juzgado en un plazo razonable, pero este plazo no se puede establecer en forma abstracta, y no es posible definirlo concretamente en años, meses, semanas o días, como si los Estados no tuvieren la obligación de marcar un plazo fijo. Sin embargo la Corte Interamericana es conteste en sentar que los plazos los fija la legislación y en su defecto se debe analizar caso por caso51. En consecuencia, debemos recurrir a los parámetros o criterios escogidos en los fallos y de allí tomar los diferentes plazos admitidos para tener indicadores aproximados.

Podemos iniciar con un pantallazo que realiza Daniel Pastor, “El propio GUARNIERI brinda los siguientes datos de duración de los procesos penales en promedio en algunos países europeos: entre 9 y 13 meses en Italia, de 3,9 a 5,1 en Alemania, entre 7 y 9 en Francia. En Italia el 48% de las personas privadas de su libertad son imputados en prisión preventiva a la espera de juicio. La situación es similar en casi todos los países. La afectación del principio de inocencia es evidente”52.

51 Lo dice también nuestra Corte Suprema en Kipperband y en Barra (Fallos 322:360 y 327:327).- En doctrina, diversos autores critican esta corriente del “no plazo”, entre ellos Daniel Pastor que dice: “tanto el plazo razonable de duración del proceso penal como las consecuencias jurídicas inevitables que conlleva el sobrepasarlo deben ser determinados por la ley procesal” (EL PLAZO RAZONABLE EN EL PROCESO DEL ESTADO DE DERECHO, Ed. Ad-Hoc, pg. 348) Agrega, los Estados están obligados a regular por ley los plazos de dura-ción de los procesos penales para brindar efectividad at derecho de todo imputado a ser juz-gado dentro de un plazo razonable (CADH 8.1) [pag. 353]. Recordar el voto de Ángela Le-desma: El cumplimiento de los plazos procesales es una garantía de juzgamiento, por lo tanto, su violación opera como límite al poder penal del Estado en el ejercicio de la per-secución e imposición de pena. (CNCP, Sala III, Causa n° 4967, Rodríguez de Novaro, Ampa-ro s/recurso de casación, del 9/06/04, Registro n° 295.04.3). Por ende, el plazo razonable surge del mismo código procesal a falta de ley especial.52 Concluye la idea: “Esta disfunción de los sistemas judiciales por el retraso en la conclusión de los procesos pone en crisis toda legitimación y todos los postulados del derecho procesal penal. En efecto, las graves restricciones de la libertad y todas las demás cargas y perjuicios que el proceso penal en-traña para el inculpado —y que deben ser sufridas por él pues la ley impone a todo sospechoso el lla-mado deber de soportar el proceso6— no pueden ser mantenidas, sin lesionar de modo intolerable el principio de inocencia, cuando la duración del proceso sobrepasa el límite de lo razonable”. (Daniel R. Pastor, “Acerca del derecho fundamental al plazo razonable de duración del proceso penal”, en Revis-ta de Estudios de la Justicia – Nº 4 – Año 2004)

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Examinando la jurisprudencia europea, encontramos diversas pautas en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, así: el caso Zimmermann y Steiner del 13/7/83, consideró configurado el agravio en un proceso que duró tres años y medio, aproximadamente y durante la mayor parte de este período no hubo ninguna actividad procesal. Se expresó en idéntico sentido en los fallos: De Santa del 2/9/97, caso Ferrantelli y Santángelo del 7/8/96, caso A y otros contra Dinamarca del 8/2/96, caso De la Granje, del 27/10/94, caso Vallée del 26/4/94, caso Monnet del 27/10/93, caso Abdoella del 25/11/92, caso Maciariello del 27/2/92, caso Tevisan del 26/2/93, caso Salesi del 26/2/93, caso Viezzer del 19/2/92, caso Maj, del 19/12/91, caso Corigliano del 10/12/82, caso Tomasi del 27/8/92 caso Buchholz del 6/5/81 y caso König del 28/6/78. En el caso Papageorgiou del 22/10/97, dijo que una duración de dos años y ocho meses, es un período demasiado largo”. Y en el caso Bunkote del 26/5/93, se presentó recurso de casación en término pero no se elevó el expediente y el gobierno no suministra ninguna explicación satisfactoria para ese plazo de quince meses y medio de demora. El Tribunal no puede aceptar una inactividad total de quince meses y medio. Por consiguiente, ha habido violación del artículo 6º número 1 del Convenio.

Sin perjuicio de las citas de los precedentes de la Corte Interamericana, debemos expresar que en nuestro medio, se da un variopinto de fallos de los que podemos apuntar algunas referencias indicativas.

Así, encontramos en la Corte Suprema un proceso por libramiento de cheque sin fondo, hecho de 1972 (cinco años), y en el que el juicio alcanzó estado de autos para sentencia en noviembre de ese año, y dicha situación de incertidumbre y restricción a la libertad no ha sido dilucidada aún en mayo de 1977”. (CSJN, Pileckas, Ernesto Antonio, año 1977, Fallos 297:486).-

Así se ha dicho que en un proceso de siete años se violenta el plazo razonable según la Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III. Causa 11.515 “Mata Ramayo, Antonio s/ rec. de casación”, sentencia del 16-03-2010.

La Cámara Federal de Apelaciones de La Plata dijo: ha transcurrido el lapso de un año y tres meses aproximadamente para el dictado de la resolución que resuelva la situación procesal del imputado… Debemos tomar conciencia que de ninguna manera una persona puede estar ligada indefinidamente a un proceso, sin atentar ello contra las garantías constitucionales del debido proceso y defensa enjuicio. En base a ello es que, agotados los plazos razonables, corresponde consolidar el estado de inocencia –así como también los derechos y garantías constitucionales enumerados– y sobreseer, que es la decisión que mejor se conforma con la regla impuesta en el artículo 207 del CPPN y con la tutela efectiva de derechos esenciales de contenido universal. (Conf. C.C.C.F., Sala I, in re “Furguielle, S.” del 22 de marzo de 1996). Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, Sala III, Sequenzia, Juan Carlos; Corbalán, Jorge W. s/ infr. ley Nº 23.737”

En otros pronunciamiento de la Cámara Nacional de Casación Penal, se han reconocido heterogéneos plazos como excesivos, así: el de cinco años en Capdevila, Carlos Octavio s/ ley 24.390. Registro n° 13828.2, del 11/02/09, Causa n° 10317. A los veinte años, en la Causa n°

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9405. Peón Hoyuela, Jesús y otro s/recurso de casación. Registro n° 496.09.3, del 27/04/09. Consideró excesivo el de once años, en la Causa n° 10824. Díaz, Hernán Pablo s/recurso de casación. Registro n° 747.09.3, del 11/06/09. La disidencia dijo ocho años en la Causa n° 10477. Barreto Araujo, José Ramón s/recurso de casación. Registro n° 885.09.3, del 25/06/09. En cambio, en la Causa n° 10829. Simonelli, Alberto s/recurso de casación, del 28/09/09, Registro n° 12349.4, la disidencia indicó el plazo de ocho años. El plazo fue de seis años en la Causa n° 8364, “C., C. A. s/recurso de casación”, del 21/09/09, Registro n° 12300.4. De cinco años y diez meses ha sido el plazo para la Causa n° 9065. P., J. L. s/recurso de casación, del 7/10/09. Registro n° 12430.4. De seis años lo fue en la Causa n° 9069, Contardi, Carlos Luis s/recurso de casación, del 28/12/09 Registro n° 12860.4. En un proceso reciente por lesiones culposas, la Dra. Ledesma –en disidencia- valoro al plazo en cuatro años, Causa n° 11332. Viveros, Leonardo s/recurso de casación, del 11/03/10. Registro n° 226.10.3, y así podríamos seguir con la casuística de la casación penal que con sus indicadores nos da una perspectiva acerca de los parámetros temporales que conforman el concepto de medición. Solo añado un voto de la Dra. Ledesma, donde tras criticar el uso abusivo de la interrupción de la prescripción, advierte que “ante la ausencia de la regulación de un instrumento procesal propio para ese fin, debe hallarse aunque no en todos, en la mayoría de los casos, en el plazo de prescripción de la acción penal. El cumplimiento de los plazos procesales es una garantía de juzgamiento, por lo tanto, su violación opera como límite al poder penal del Estado en el ejercicio de la persecución e imposición de pena. (CNCP, Sala III, Causa n° 4967, Rodríguez de Novaro, Amparo s/recurso de casación, del 9/06/04, Registro n° 295.04.3).-

Nos detenemos en la producción de la Corte Suprema, y tomamos como dato el caso "Klosowsky", donde luego de haberse anulado la sentencia condenatoria dictada tras 3 años y 6 meses de proceso por incompetencia de la instancia de origen, la Corte Suprema, con mención de "Mattei", sostuvo que la continuación del proceso supondría una afectación al derecho a una rápida y eficaz decisión judicial. (Fallos 298:312). En el caso “Oñate”, luego de 3 años de proceso, se arribó a una sentencia condenatoria que fue invalidada por la Cámara por no haberse observado formalidades esenciales, llegado el caso a la Corte, la misma anuló esta sentencia que mandaba retrotraer la causa arguyendo que la duración del juicio había sido dilatada, sobre todo por la falta de complejidad del proceso. (Fallos 300:226). En el caso “Mozatti” la Corte sale por el lado de la prescripción tras 25 años de proceso (Fallos 300:1102). En otro juicio apuntó: “En consecuencia, el proceso se ha originado mediante denuncias presentadas hace más de diecisiete años sin que hasta la fecha se haya llegado a un pronunciamiento que defina la situación del procesado Santángelo frente a la ley penal. (CSJN, Ref. S. 2491. XLI. Santángelo, José María s/ defraudación por administración fraudulenta, del 8-5-07). En el caso “Barra”, el justiciable llevaba quince años en condición de imputado, y ello es incompatible con el derecho a un juicio sin demoras indebidas, amparado por el art. 18 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales…, ha dicho el Dr. Vásquez en su voto. (Barra, Roberto Eugenio Tomás s/ defraudación por administración fraudulenta -causa n° 2053- W-31- Ref. B. 898. XXXVI, del 09/03/2004. Fallos 327:327).

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Incluso en procesos de naturaleza impositiva se admite la garantía, diciendo: “…el "análisis global del procedimiento" en palabras de la CIDH, advierte que el plazo de duración de este proceso -virtuales diez (10) años- es incompatible con el derecho del imputado a ser juzgado sin dilaciones indebidas”. Explica que, “La prolongación del proceso debido a una situación de sobrecarga de tareas de los Tribunales no constituye en esa jurisdicción extranjera una justificante de una infracción al mandato de celeridad (conf. Imme Roxin, "La excesiva duración del proceso penal en la nueva jurisprudencia alemana", conferencia dada en la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Derecho, 14 de abril del corriente año). Enriquece a la garantía invocando la “aplicación del principio pro homine sustentado por la CSJN en el antecedente "Acosta Alejandro Esteban s/ infracción art. 14 primer párrafo de la ley 23.737" (S.C.A. 2186, L. XL, decisión del 23-4-2008) por el cual se impone privilegiar la interpretación legal que más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal. (Causa nro. 1483, caratulada: "Costanzó, Pablo Luis s/ inf. ley 24.769", Sentencia del 14-05-2008; Tribunal Oral en lo Penal Económico nro. 2, Capital Federal).

Finalmente, el hecho que el pleito haya terminado o no, resulta irrelevante, para el pronunciamiento acerca de la violación del derecho humano a un proceso en un plazo razonable, que se produce única y exclusivamente en función de la aplicación de los criterios de objetivación del plazo razonable, acreditado en cada caso concreto, en el momento de dictarse la sentencia que condene al Estado, por violación ese derecho, a indemnizar al individuo por los daños y perjuicios que la dilación injustificada del mismo le trajo aparejada. En punto a la indemnización del daño ver Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, Sentencia de la CIDH del 21 de noviembre de 2007.-

En doctrina dice Berizonce: “Si al montaje procesal, el procedimiento, se lo ha cargado de tanto barroquismo –como en el actual proceso ordinario de conocimiento- donde el consumo de su tiempo (no menos de cuatro años) remite sin término la eventual respuesta judicial; sobre estirada por una ejecución de sentencia kafkiana, también abre una brecha fatal entre la teoría constitucional y la realidad frustratoria de su práctica específica”. (Roberto Omar Berizonce, “Efectivo acceso a la justicia”. Editora Platense. La Plata, 1987 página 865).-

4.- LA DECLARACION DE INSUBSISTENCIA DE LA ACCIONLa insubsistencia, a diferencia de la prescripción, es un instituto que no está regulado en el

código sustantivo, sino que ha sido creada por la jurisprudencia por aplicación directa de principios constitucionales.

La insubsistencia, importa una solución a casos en que no es posible aplicar la prescripción por mediar en el supuesto, actos interruptivos o suspensivos de su curso, y sin embargo hallarse violentada la garantía del plazo razonable. Se funda en el derecho del agente a liberarse de las restricciones que un proceso le trae aparejado, el cual será reconocido conforme variables requisitos de la causa, extinguiéndose la acción por un camino diferenciado pero no menos efectivo.

Se trata de un instituto que no reconoce basamento en el mero transcurso del tiempo previsto por el legislador – cómo ocurre con la prescripción – sino en la concreta violación de la garantía

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del debido proceso y de la defensa en juicio (Art. 18 de la C. Nacional; 8, Inc. 1 y 2, apartado “H” de la Convención Americana de Derechos Humanos y arts. 9.3 y 14.3 del Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles).

Doctrina pacífica establece que los plazos del Código Penal son el marco máximo de duración del proceso, pero que se debe extinguir la acción penal con anticipación a los mismos, si en la hipótesis concreta el tiempo se ha extendido más allá de al estructura de razonabilidad establecida por la Constitución Nacional y el Derecho Internacional (Zaffaroni Eugenio, “Derecho Penal. Parte General”. Pág. 859)53.

Sin embargo, la garantía de plazo razonable había quedado en un principio (en nuestro país) sujeta a la exclusiva solución de la prescripción, incluso así se lo puede encontrar inicialmente en nuestra jurisprudencia, hasta que el voto disidente en el caso “Kipperban” lo distingue claramente con la insubsistencia de la acción penal. Es que la prescripción tiene una diferencia notable, por que en la espera de su plazo (alongado por interrupción o suspensión), el proceso puede estar durmiendo el sueño de los justos, lo que agravia la garantía de plazo razonable o derecho a un pronto juicio o juicio justo. Es más, la prescripción transcurre aún cuando no se haya iniciado el proceso, mientras que la garantía de plazo razonable solo se sucede cuando hay un juicio de por medio.

Ello lleva a la Corte Suprema a asumir -con carácter de excepción-, “la responsabilidad de volver las cosas a su quicio por imperio de la Constitución, y que directamente, después de subsistencia del proceso penal durante veinticinco años, declare la insubsistencia de todo lo actuado con posterioridad al auto de prisión preventiva, y la prescripción de la acción penal, sin perjuicio de los derechos patrimoniales de las partes”. (CSJN, Mozzatti, Camilo y otro. Año 1978. Fallos 300:1102.-

Es de hacer notar que la declaración de insubsistencia del proceso, equivale a la nulidad de los actos procesales interruptivos de la prescripción y con ello se logra alcanzar el plazo prescriptivo. Como se ve, importa dar todo un rodeo para alcanzar el mismo fin que se puede conseguir directamente.

Si bien el pronunciamiento hace una separación entre insubsistencia y prescripción, esta última subsume a la primera, lo que se reitera en el caso “Acerbo” al decir que “…el único remedio posible es declarar la insubsistencia de la acción penal por medio de la prescripción,…” (CSJN, Acerbo, Néstor Horacio s/contrabando, del 21/08/2007. Fallos 330:3640). Claro está, ya había transcurrido el plazo de la prescripción, que supone la insubsistencia pero no a la inversa.

Es en el voto disidente del caso “Kipperband” donde separan ambos conceptos, al decir “…que el tiempo empleado por el Estado para dilucidar los hechos investigados en el sub lite, resulta incompatible con el derecho a un juicio sin demoras indebidas amparado por el art. 18 de

53 Esta doctrina ha sido incorporada por la Cámara Nacional de Casación como lo hemos ci-tado anteriormente. Ejp. Causa n° : 4949, Spiguel, Irma Beatriz s/recurso de casación, del 3/05/04. Causa n° 4967, Rodríguez de Novaro, Amparo s/recurso de casación, del 9/06/04. causa n°: 9405 “Peón Hoyuela, Jesús y otro s/recurso de casación”, del 27/04/09, entre otros.-

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la Ley Fundamental y por tratados internacionales de jerarquía constitucional. Esta transgresión constitucional conlleva como único remedio posible, a declarar la insubsistencia de la acción penal. Por ello, se hace lugar al recurso extraordinario, y se declara la insubsistencia de la acción penal, sin perjuicio de los derechos de las partes de naturaleza patrimonial -//-(segunda parte del art. 16 de la ley 48). (Voto de los Dres. Carlos Fayt y Gustavo Bossert en "Kipperband, Benjamín s/ estafas reiteradas”, del 16-03-1999, Fallos 322:360).- Esta discrepancia es luego invocada por la Corte en el caso Barra, Roberto Eugenio Tomás s/ defraudación por administración fraudulenta -causa n° 2053- W-31- Ref. B. 898. XXXVI.; del 09-03-2004; Fallos 327:327), no obstante lo cual termina declarando la prescripción de la acción.- Igualmente, importa la disidencia que el Dr. Gustavo Bossert realiza en el caso Amadeo de Roth, donde tras analizar las vicisitudes del proceso y su demora (18 años en un caso de lesiones en accidente de transito), concluye: “16) Que de lo expuesto surge que el tiempo empleado por el Estado para dilucidar los hechos investigados en el sub lite resulta incompatible con el derecho a un juicio sin demoras indebidas, amparado por el art. 18 de la Ley Fundamental y por tratados internacionales de jerarquía constitucional. Esta transgresión constitucional exige, como único remedio posible, declarar la insubsistencia de la acción penal”.( CSJN, Ref. A. 556. XXXIII. RECURSO DE HECHO Amadeo de Roth, Angélica Lía s/ lesiones culposas -Causa N/ 1395/81-. Fallos 323:982).-

El Superior Tribunal de Córdoba, procura desigualar ambos institutos y dice: “Es que la prescripción por el transcurso del tiempo tiene razón de ser en la pérdida progresiva del interés social en la persecución de un delito en función de su gravedad, mientras que la acción penal deviene insubsistente atendiendo al derecho de quien se encuentra imputado a liberarse de las restricciones que impone la sujeción a un proceso excesivo e innecesariamente largo, contrastadas con el principio de inocencia (cfr., Cámara II Criminal de Neuquén, 30/8/89, cit. por Vazquez Rossi, ob.cit., T. I, pág. 300)”. (STJ Cba. Sentencia del 21-05-2004 en autos "AMARANTO, Pablo Alejandro p.s.a. abuso deshonesto calificado reiterado Recurso de Casación" (Expte. "A", 9/04).-

Más aún, el tiempo de la prescripción esta vinculado a gravedad del hecho imputado; mientras que la supervivencia de la acción en curso guarda relación con el principio de inocencia y con el derecho a la libertad e intimidad del interesado, malogrados por un proceso excesivo e innecesariamente largo.

Recordamos con Pastor que “... la prescripción no ofrece garantía alguna de poder satisfacer efectivamente y en todos los casos el derecho del imputado a ser juzgado dentro de un plazo razonable...”, y ello es así, entre otras razones, por que la razonabilidad de los plazos de prescripción no coincide con la de los de duración del proceso y en que los plazos de prescripción pueden ser ampliados “justamente” por la realización del proceso54. Ello sin perjuicio del extravío que ha generado el uso y abuso de la interrupción de la prescripción y las prorrogas que, como bien dice Ángela Ledesma, no tendrían que conmover los plazos legales sino en circunstancias realmente extraordinarias y debidamente fundamentadas.

54 Pastor Daniel R., “El plazo razonable en el proceso del estado de derecho”. Ed. Konrad- Adenauer- Stftung, pag. 448.

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Podemos pensar que si bien la consecuencia jurídica de ambos institutos, prescripción e insubsistencia de la acción penal, es la misma es decir la pérdida del poder de persecución penal del estado por el transcurso del tiempo, en el caso de la insubsistencia de la acción nos encontramos tal vez ante la presencia de una garantía mas eficaz para la persona que sufre esta realidad.

En materia de contravenciones se ha seguido la doctrina de la insubsistencia de la acción55.Por unanimidad, los miembros del Consejo de la Magistratura de Chaco, en su rol de Jurado

de Enjuiciamiento, decretaron el 17-3-08, la “insubsistencia de la acción” que determinó la suspensión de la titular del Juzgado Civil y Comercial 5 de Resistencia, Cynthia Lotero de Volman para someterla a juicio político. Así se estableció que no existirá un proceso contra Lotero de Volman al declararse la insubsistencia del proceso en la causa caratulada “Sandoval, Juan Carlos S/Acusación C/Doctora Cynthia Mónica Graciela Lotero -juez civil y comercial Nº 5 de Resistencia-”.

Otra pronunciamiento, el del Tribunal de Ética y Disciplina para los abogados de Neuquén, del 16-12-2009 (expediente 11, Fº 36, Año 2004), dijo “…en función de lo expuesto en los considerandos anteriores, surge que el tiempo empleado por el Colegio de Abogados para dilucidar los hechos investigados en autos y la posible infracción al Código de Ética resulta incompatible con el derecho a un juicio sin demoras indebidas, amparado por el art. 18 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales que la integran. Resultando el único remedio posible a dicha trasgresión constitucional la declaración de la insubsistencia de la acción disciplinaria, sin perjuicio de las responsabilidades que le pudiera caber al profesional conforme ha sido explicitado en el punto III) de la presente resolución”.- Finalmente, resuelven por unanimidad, declarar que en virtud del excesivo tiempo transcurrido deberá declararse la insubsistencia de la acción y consecuentemente sobreseer al Dr. …de la causa de ética que se le sigue adelante.-

Corresponde declarar la nulidad de la resolución que dispuso diferir el planteo de sobreseimiento de los imputados si el a quo ha incurrido en arbitrariedad al omitir pronunciarse sobre la cuestión relativa a la insubsistencia de la acción por violación de la garantía del plazo razonable, que resulta esencial para la dilucidación de la causa. (CNCP, Sala II, Causa n°: 12257, “Rudaeff, Juan Carlos s/recurso de casación”, del 2/12/10, Registro n° 17667.2).-

Otro caso similar: “…el Tribunal advierte que se ha vulnerado la garantía de razonable duración del proceso y, en consecuencia, ya no subsiste la acción penal.- Sigue: Que, sin perjuicio de lo resuelto en este mismo decisorio con respecto a…, cabe considerar extensiva a su respecto la insubsistencia de la acción penal que se ha enunciado”. T.O.C.F. n° 3, Causa n° 759/06 “Moschini, Roberto Mateo y otros s/ negociaciones incompatibles y otros (I.B.M. – A.N.Se.S.)” del 10-3-2011.55 Juzgado Correccional N° 1 de Bahía Blanca. 13-02-2009. Expte. 67/09. “Autoservicio Ma-yorista Diarco S. A. apela resolución administrativa de ARBA en expte. 2306- 0004813-2005.” Libro de Sentencias nro. 11. causa contravencional nro. 67/09 (nro. interno 5407) De-creta la absolución por insubsistencia de la acción que ha violentado la garantía de tiempo razonable.

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Es evidente que en nuestro país nos extraviamos en la búsqueda del adjetivo que mejor califique la situación, dando cuenta de un vicio que nos hace perder en la pesquisa de una norma procesal que nos permita aplicar la garantía internacional constitucionalizada, cuando esta es de por si operativa, mal que le pese a los códigos rituales que deben estar a su servicio y efectivización.

5.- La insubsistencia y el derecho a un recurso judicial efectivoEs posible que, más allá de lo dicho, se siga insistiendo que la prescripción es la adjetivación

de la garantía de plazo razonable, debiendo esta sujetarse a los modos y tiempos de aquella, lo que importaría lisa y llanamente la desnaturalización de esa protección. Esta afirmación se sostiene en la propia jurisprudencia de la Corte Interamericana que, en todos sus casos solo habla de la misma sin acotarla con ninguna disposición procesal y menos aún de sujetarla a la prescripción, ya que por el contrario le asigna una existencia autónoma e independiente.

Este pensamiento se encuentra sintetizado en el Caso López Álvarez vs. Honduras; Sentencia de 1 de febrero de 2006. Allí, en el capítulo “Consideraciones de la Corte. a) Plazo razonable del proceso penal”, se invoca como fundamento normativo los arts. 8.1 y 25.1 de la CADH, armonizando la garantía de plazo razonable junto al derecho a un recurso judicial efectivo contra las violaciones de los derechos fundamentales.

Así, destaca que tras “el estudio global del proceso penal seguido al señor Alfredo López Ál-varez, se advierte que éste se extendió por más de seis años. El Estado no observó el principio del plazo razonable consagrado en la Convención Americana, por responsabilidad exclusiva de las autoridades judiciales a quienes competía haber administrado justicia” (nº 136).- Agrega enseguida: “El artículo 25.1 de la Convención establece la obligación de los Estados de ofrecer a todas las personas sometidas a su jurisdicción un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales56. No basta con que los recursos existan formalmente; es necesario que sean efectivos57, es decir, se debe brindar la posibilidad real de interponer un recurso sencillo y rápido que permita alcanzar, en su caso, la protección judicial requerida58. (nº 137)”.- Continúa: “La existencia de esta garantía “constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”59.(nº 138)”.- Sigue: “Al respecto, esta Corte ha reiterado que dicha obligación no se agota en la existencia legal de un recurso; es necesario que éste sea idóneo para combatir la violación, y que sea efectiva su aplicación por la

56Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas, Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 113; Caso Palamara Iribarne, Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 183, y Caso Acosta Calderón, Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 92.

57 Cfr. Caso Palamara Iribarne, Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 184; Caso Acosta Calderón, supra nota 18, párr. 92, y Caso Tibi, supra nota 80, párr. 131.

58 Cfr. Caso Acosta Calderón, supra nota 18, párr. 93; Caso de las Hermanas Serrano Cruz, supra nota 97, párr. 75, y Caso Tibi, supra nota 80, párr. 131.

59 Cfr. Caso Palamara Iribarne, Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 184; Caso Acosta Calderón, supra nota 18, párr. 93, y Caso de las Hermanas Serrano Cruz, supra nota 97, párr. 75.

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autoridad competente60.” (Nº139).- Concluye: “En consecuencia, la Corte considera que el Esta-do violó el artículo 25 de la Convención Americana, en perjuicio del señor Alfredo López Álva-rez, dado que no le garantizó el acceso a recursos judiciales efectivos que lo ampararan contra las violaciones a sus derechos”. En el caso, el Estado demandado argüía que las disposiciones de de-recho interno le impedían cumplir con la demanda del Sr. López Álvarez, y eso suena a una si-tuación muy parecida a la que se podría dar en nuestro país si se sujetara esta garantía de plazo razonable y los recaudos de la prescripción, ya que ello nos pondría en clara violación al citado art. 25.1 CADH como lo dice aquí la Corte.

En consecuencia, no queda otra alternativa que desembarazarnos de los condicionamientos que nos impone la prescripción para tomar el camino de la insubsistencia de la acción como bien se decía en nuestro caso “Kipperband” (Fallos 322:360) por parte de la minoría tomada después como doctrina en el caso “Barra” (Fallos 327:327).-

La síntesis o solución de la encrucijada, la encontramos en el siguiente párrafo: Es por ello que, para la suerte del proceso, el vencimiento de su plazo máximo de duración razonable debe ser visto como un impedimento procesal que evite la prolongación del enjuiciamiento, dado que, de continuar, se volvería ilegítimo a partir de ese punto en el tiempo. En el derecho procesal penal este impedimento se canaliza a través de la vía de las excepciones o artículos de previo pronunciamiento, con imputación, por analogía in bonam partem, al obstáculo procesal de la prescripción del delito. (Daniel R. Pastor, “Acerca del derecho fundamental al plazo razonable de duración del proceso penal”, en Revista de Estudios de la Justicia – Nº 4 – Año 2004). Tal como lo dice el autor, se trata de una simple analogía y en beneficio del reconocimiento y efectivización de una garantía que de ninguna manera se puede ver limitada o condicionada por ello.

Vaya como corolario la aserción de la propia Corte en cuanto al control de oficio de la observancia a la garantía de tiempo razonable al decir: “El examen de la subsistencia de la acción penal resulta previo a cualquier otro, por cuanto la prescripción constituye una cuestión de orden público, que opera de pleno derecho y que debe ser declarada de oficio (conf. Fallos: 305:652 y 321:2375 -disidencia del juez Petracchi- y sus citas).”. (CSJN, Ref. P. 762. XXXVII.; Podestá, Arturo Jorge y López de Belva, Carlos A. y otros s/ defraudación en grado de tentativa y prevaricato, del 07/03/2006, Fallos 329:445).-

La Corte Interamericana tiene dicho y reiterado, “que el derecho de toda persona a un recurso sencillo y rápido, o a cualquier otro recurso efectivo, a una corte o tribunal competente para la protección contra actos que violen sus derechos fundamentales “constituye uno de los principios básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”. (CIDH, caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001). Agrego que, dado los alcances de la razonabilidad del plazo en procesos judiciales61, puede afirmarse que el procedimiento que se siguió…en este caso desconoció el principio de plazo razonable

60Cfr. Caso Palamara Iribarne, Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 184; Caso Acosta Calderón, Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 93, y Caso Tibi, Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr. 131.

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consagrado en la Convención Americana. De acuerdo con los criterios de este Tribunal, los recursos de amparo resultarán ilusorios e inefectivos, si en la adopción de la decisión sobre éstos incurre en un retardo injustificado62.

Queda por refirmar que las garantías de juicio justo y plazo razonable son operativas y no precisan de normativas adjetivas para su reconocimiento ya que cada Estado tiene el deber de adoptar en su derecho interno, de conformidad con el artículo 2 de la Convención Americana, las medidas legislativas, administrativas y de cualquier otro carácter que sean necesarias63.

Patentiza que el art. 2 de la CADH, implica la adopción de medidas en dos vertientes. Por una parte, la supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en la Convención. Por la otra, la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la efectiva observancia de dichas garantías64. Constatado el incumplimiento del plazo razonable en un proceso, así se lo debe declarar y con ello poner fin al proceso, más allá que la legislación adjetiva no haya dado un instituto determinado para tal medida. Por lo dicho en el citado artículo 2, el magistrado o tribunal están habilitados (obligado) para hacerlo. En consecuencia, es baladí o bizantino, entretenerse en la disputa acerca de la medida procesal aplicable, si la prescripción o la declaración de insubsistencia.

Ello viene al caso para responderle a quienes como Pastor, dicen que se precisa de una ley especial que fije el plazo razonable del proceso y sus efectos, ya que como bien lo explica la Dra. Ángela Ledesma en el voto que citamos, los plazos del Código son el tiempo máximo del proceso y su quebrantamiento es el que exige las medidas excepcionales que requieren de especial y fundada resolución, de lo contrario la interrupción o suspensión de la prescripción devienen en salvavidas de uso rutinario que, además de naturalizar el mal funcionamiento, homologan el quebrantamiento de las garantías que estudiamos. Esto se nota aún en mayor cuantía en los casos ajenos a la materia penal.

Nos quedan en el tintero muchos pormenores, pero si los profundizo aquí no termino mas este trabajo. Dejo pues para una segunda entrega algunos puntos como el planteo del agravio durante el proceso y la posibilidad de acceder a alguna compensación dentro del mismo, entre otros, además de las cuestiones específicas del proceso penal que he mencionado ligeramente.

Igualmente queda por explorar observancia de estas garantías en los asuntos ajenos al proceso penal, sea que el Estado también intervenga como tal (economía, comercio, aduana, impositivo, administrativo, ambiental, salud, etc.) o donde la contienda sea solo entre

61 cfr. Caso del Tribunal Constitucional, Sentencia de 31 de enero 2001. Serie C No. 71, párr. 93; Caso Paniagua Morales y otros. Sentencia de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 37, párr. 152; y Caso Genie Lacayo. Sentencia del 29 de enero de 1997. Serie C No. 30, párr. 77.62 cfr. Caso Ivcher Bronstein, Sentencia de 6 de febrero de 2001. Serie C No. 74, párr. 137; Caso del Tribunal Constitucional, Sentencia de 31 de enero 2001. Serie C No. 71, párr. 93; y Garantías Judicia-les en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Hu-manos), supra nota 46, párr. 24.63 (CIDH, caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, parr. 138).-64 CIDH, cfr. Caso Baena Ricardo y otros, Sentencia del 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párr. 180; y Caso Cantoral Benavides, Sentencia de 18 del agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 178.

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particulares.

Paraná, 22 de abril de 2012.-