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8/17/2019 geminismo liberal y feminismo marxista.docx

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III. 2.1. Feminismo liberal v socialista: las desigualdades son

sociales.

En primer lugar, tenemos el feminismo liberal ( WOLF, 1!, F"IE#$%,

1!&' E"%$"#, 1!2, 1)' *+ILLI*, 1)- mar/ista0socialista

(LE3"4O, 2555' 6E78I%,1!9' "OWO7+$3, 1!' 3I7;+ELL,

1!!' "I%, 1!eres comparten la misma naturaleBa ?umana @ue los

?ombres. La desigualdad, en este caso, se circunscribe principalmente a la

falta de libertadG de las mu>eres para acceder a las profesiones a la esfera de

participaci=n poltica. e constata @ue las mu>eres tienen @ue superar mAs

obstAculos @ue los ?ombres para poder tomar decisiones individuales debido al

desigual acceso al sistema educativo, a la falta de derec?os polticos o la falta

de recursos. *or tanto, se aboga por una me>ora de las condiciones sociales


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@ue les permita tomar decisiones individuales entre, por e>emplo, tener ?i>os o

no, ser ama de casa o desarrollar una profesi=n.

El feminismo liberal ?a ido remodelAndose con el paso del tiempo de

modo anAlogo a como ?a ocurrido con el liberalismo en tanto @ue escuela de

pensamiento poltico. *or lo general, el liberalismo parte de la idea de @ue

e/iste una naturaleBa ?umana @ue lo @ue nos distingue es nuestra capacidad

para raBonar. in embargo, los liberales ?an deDnido la raB=n de mHltiples

modos, bien centrAndose en los aspectos morales o en los aspectos

prudenciales. ;omo seala 7ong, cuando los liberales, JdeDnen la raB=n como

la ?abilidad para comprender los principios de la moralidad, se acentHa el valor

de la autonoma individual. En contraste, cuando la raB=n se deDne como la

?abilidad para calcular me>or o conseguir algHn Dn deseado, entonces se

enfatiBa la autorrealiBaci=nK(7O%4, 1): 11-.

El feminismo liberal tiene su punto de partida en 3ar Wollstonecraft,

tuart 3ili las sufragistas. El derec?o al voto , particularmente en Espaa, el

acceso de las mu>eres al sistema educativo, fueron sus principales

reivindicaciones en el siglo I. En nuestro pas, podemos retrotraernos a la

imagen de ;oncepci=n $renal, la mu>er @ue visti= de ?ombre para asistir a la

niversidad @ue, dialogando con sus colegas rausistas como 4umersindo

de $BcArate o Francisco 4iner de los "ios, proDri= innumerables

argumentaciones sobre la falta de raB=n de >usticia con la @ue eran tratadas

las mu>eres de su tiempo&5.

na veB conseguido el voto, el tono, un tanto ir=nico, de las

reivindicaciones de este feminismo liberal lo e/presa mu bien Mirgina Wolf en

na ?abitaci=n propia&1. En ese ensao, Wolf no trata de plantear cambios

radicales en la sociedad. *lantea la necesidad @ue tienen las mu>eres de

espacios propios, dinero propio, es decir, de recursos, para poder desarrollar

su individualidad. En este caso, se trata de poder escribir novelas.


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egHn Woolf, los ingresos D>os proporcionan, Jun notable cambio de

?umor a las personasN (WOOLF, 1!: 92-, por lo @ue el ser mu>er debe de>ar

de considerarse como una profesi=n protegida. La propuesta es bien sencilla,

Nsuprimir esta protecci=n, someted a las mu>eres a las mismas actividades

esfuerBos @ue los ?ombres, ?aced de ellas soldados, marinos, ma@uinistas

repartidores acaso las mu>eres no morirAn muc?o antes @ue los ?ombres

uno dirA: +o ?e visto a una mu>erG, como antes sola decir: +o ?e visto un

aeroplanoGPK (WOOLF, 1!: 99-.

e e/ige, pues, eliminar las barreras @ue impiden a las mu>eres

desarrollar su libertad, esto de una manera colectiva, a @ue, para @uealguna

mu>er pueda escribir una obras maestra, es necesario @ue el colectivo mu>eres

desarrolle unas libertades mnimas, Npor@ue las obras maestras no son

realiBaciones individuales solitarias: son el resultado de muc?os aos de

pensamiento comHn, de modo @ue a travCs de la voB individual ?abla la

e/periencia de la masaN (WOOLF, 1!: 115-. *ara Woolf, las diferencias entre

los se/os no tenan sentido, Ntodo este competir de un se/o con otro, de una

cualidad con otra' todas estas reivindicaciones de superioridad e imputaciones

de inferioridad corresponden a la etapa de las escuelas privadas de la

e/istencia ?umana, en @ue ?a bandosG un bando debe vencer a otro tiene

una importancia enorme andar ?asta una tarima recibir de manos del#irector

en persona un >arro altamente decorativoN(WOOLF, 1!:1!


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cantidades de tranquilizantes (era una inquietud e)traña

una sensaci'n de

dis!usto una ansiedad que ya se sentía en los Estados $nidos

a mediados del

si!lo actual. *odas las esposas luc%aban contra ella. +uando

%acían las

camas iban a la compra comían emparedados con sus %i"os o

los lle&aban en

coc%e al cine los días de asueto incluso cuando descansaban

por la noc%e al

lado de sus maridos se %acían con temor esta pre!unta,

-Esto es todo/

0F1E35 6784, 9:;.

El problema que ‘no tiene nombre’ podía ser descrito como

un problema

que aunque no era se)ual estaba relacionado con el se)o

0F1E35 6784,

:9;. #ara Friedan el malestar de las amas de casanorteamericanas con alto

ni&el de estudios tenía que &er con la falta de un modelo

indi&idual en su

desarrollo como personas 49. #ara esas mu"eres el &alor m


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&erdadera carrera a la que una mu"er debía aspirar era la

de ama de casa y

madre de familia.

En La mística de la feminidad se arremete contra el

psicoan


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eran las ‘reinas del %o!ar’ que !estionaban el 8:D del

consumo dom@stico.

El desarrollo de la mística de la feminidad supuso que las

mu"eres que

%abían lle&ado a cabo estudios uni&ersitarios los abandonaran

para casarse o

que de"aran de plantearse su posible inserci'n en el mercado

laboral como

profesionales. #ero se!=n la feminista liberal (realizar el

traba"o que se es

capaz de %acer es señal de madurez. 5o son las e)i!encias de

las faenas

caseras y de los niños o la carencia de criados lo que impide

a la mayor parte

de las mu"eres norteamericanas madurar para %acer el traba"o

para el que

est9;.

3esempeñar una profesi'n no si!nifica que las mu"eresde"en de

desarrollar su rol de madres pues se!=n Friedan en los

%o!ares donde las

mu"eres lle&an a cabo una acti&idad profesional los niños no

est


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#ara Friedan las mu"eres de la clase media constituyen el

modelo de

todas ‘las mu"eres’4. G quiz


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e"emplo reciente en la misma línea nos lo resume nne

#%illips en un te)to

que lle&a por título -Ju@ tiene de malo la democracia

liberal. ?e!=n esta

autora el !@nero cambia y debe cambiar el modo en el que

pensamos la

democracia pues en nuestras sociedades no e)isten indi&iduos

de !@nero

neutro sino que se produce una desi!ualdad en el acceso al

poder político.

?e!=n #%illips la tradici'n liberal para %acer frente a ese

%ec%o diferencial

tiene que reconocer a los !rupos por lo que %ay que ampliar

el pensamiento

liberal democr


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las mu"eres fuera

de las cate!orías liberales del poder indi&idual. ?i se

consi!uen los ob"eti&os de

i!ualdad entre los se)os es porque se trascenderían los

derec%os indi&iduales

que est


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tenido en cuenta

0?HL5E? +H1ELL 2CC6 9>:;.

Este liberal>i!ualitarismo es una propuesta que %a

cosec%ado un !ran

@)ito y no s'lo en lo referido a la participaci'n real en

los parlamentos. +omo

señalan #atricia adoo Len!ermann y Iill 5iebru!!e>Brantley

en el caso

norteamericano este feminismo se %a &enido compa!inando muy

bien con las

políticas p=blicas Mel feminismo liberal 0..;, est< en la

base de una buena parte

de la literatura popular que abo!a por la mu"er profesional

por la i!ualdad de

responsabilidad ante los %i"os y por la necesidad de una

enseñanza i!ual para

niños y niñas !uía muc%as de las políticas iniciadas por el

mo&imiento 0...;. Elfeminismo liberal y la corriente principal de las creencias

políticas

estadounidenses se complementan fB15*LEG 6779 , 289;.

En nuestro país @sta es tambi@n la propuesta feminista de

los oc%enta

con m


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mu"eres

particularmente las de las clases ba"as y poco cualificadas:4.

. 2.6.2. Feminismo mar)ista & socialista

#ara las feministas mar)istas y socialistas 0L$NEB$1AH

2CCC

OE*P5.678 1HQBH*K6789*+KELL6788 E5?E5?*E5 67C

1$B5 678:K1*55 67C K1?H+P 67C 674678 ?*HLPE

678 6779 +P55H5 677:; la desi!ualdad entre mu"eres y

%ombres se

debe principalmente a la di&isi'n se)ual del traba"o en una

sociedad de clases.

finales del si!lo NN las mu"eres mar)istas se %icieron

poco eco de las

luc%as de las sufra!istas bur!uesas. En una ponencia

presentada en las

?e!undas Iornadas de u"eres ?ocialdem'cratas celebradas en

?tutt!art el 62

de mayo de 6762 1osa Lu)embur!o afirmaba que (la mayoría deestas

mu"eres bur!uesas que act=an como leonas en la luc%a contra

los ‘pri&ile!ios

masculinos’ se alinearían como d'ciles corderitos en las

filas de la reacci'n

conser&adora y clerical si tu&ieran derec%o al &oto. ?erían

incluso m


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los instrumentos m


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bur!uesía inici' en su momento contra los estratos

pri&ile!iados, una luc%a por

la abolici'n de todas las discriminaciones sociales basadas

en el patrimonio/

0OE*P5 678, 6C2;.

OetRin señalaba que para los estratos de la pequeña y

mediana

bur!uesía la situaci'n que se les presentaba a las mu"eres

era al!o diferente.

uc%os de los %ombres de esos estratos se sentían poco

inclinados al

matrimonio pues la sociedad les permitía ser solterones y

no les e)i!ía una

mu"er le!ítima. En estos estratos (la mu"er no est<

equiparada al %ombre en lo

que se refiere a la propiedad de bienes pri&ados ni siquiera

est< equiparada en

calidad de proletaria como acontece en los estratosproletarios la mu"er de las

clases medias debe conquistar ante todo la i!ualdad econ'mica

con el %ombre

y s'lo lo puede conse!uir mediante dos rei&indicaciones, la

i!ualdad de

derec%os en la formaci'n profesional y la i!ualdad de

derec%os para los dos

se)os en la pr


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bur!uesas ya aparecer

noci'n

mar)ista de lo que era un ser %umano. En los partidos de

izquierdas

e)perimentaban que la idea de la di!nidad militante s'lo

e)istía en un mundo

masculino o en la idea de la &irilidad o de la solidaridad

‘fraternal’ pues lasmu"eres s'lo disponían de la neutralidad que los %ombres les

concedían a las

que consideran ‘buenas’ 01HQBH*K 6789,N;. #ara ellas la

opresi'n no

era una condici'n moral abstracta sino una e)periencia

%ist'rica y social.

Kabía incluso quien consideraba como 5ancy KartsocR que el

mo&imiento de

las mu"eres podía proporcionar las bases para construir un

nue&o y aut@ntico

socialismo 0K1?H+P 67C, 6IC

.La mística de la feminidad fu@ leída con atenci'n por

mar)istas y

socialistas. pesar de que Friedan se centraba en las

mu"eres que tenían

estudios superiores su libro constituy' una re&elaci'n para

muc%as mu"eres

porque trataba decididamente sobre asuntos cotidianos


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Mincluía todas esas

pequeñas cosas que lle!an a ser tan importantes debido a que

las mu"eres se

las tropiezan continuamente por todos lados/ 01HQBH*K

6789, :;6.

#ues aunque Friedan no se interes' por las mu"eres de la

clase obrera ni trat'

de criticar las bases econ'micas del capitalismo competiti&o

%abía planteado

cuestiones que tenían que &er tambi@n con las mu"eres de la

clase obrera.

?e!=n *on! en sus an


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que todos

%ombres y mu"eres est


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tratar< de

ampliar el an

26C;.

El sistema de parentesco y la di&isi'n se)ual del traba"o

permiten el

intercambio de mu"eres y mercancías en ‘un sistema de se)o>

!@nero’. El

sistema de se)osU!@neros 0en contraste con el patriarcado;pretende aquí ser

un t@rmino neutral que se refiere al dominio 0esto es al

mundo se)ual; e indica

que la opresi'n no es ine&itable en ese dominio sino que es

producto de las

relaciones sociales específicas que lo or!anizan. 1ubin

considera si!uiendo la


18/26


19/26

aquellos los capitalistas tu&ieran que asumir los costes de

la reproducci'n de

la mano de obra. El %ec%o de que las mu"eres dependan de los

%ombres en

tanto que pro&eedores de salarios ase!uraría la sumisi'n y

dependencia en la

instituci'n familiar en la que las mu"eres proporcionarían

senUicios a los

%ombres al tiempo que actuarían como consumidoras.

sí pues mientras 1ubin nos proponía focalizar el

an


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obra proporcionar

los cuidados psicol'!icos a los traba"adores y

proporcionarles un ‘%o!ar’ íntimo

en un inmenso mar de alienaci'n. 3e ese modo (las mu"eres

traba"arían para

el capital y no para los %ombres/ 0K1*55 67C, ;. La

autora re&isa en

tercer lu!ar al!unas apro)imaciones que feministas mar)istas

%an desarrollado

sobre el traba"o dom@stico. ?e trata de las que defienden el

salario del ama de

casa. #uesto que el traba"o dom@stico es necesario para el

capital las mu"eres

que rei&indican ese salario podrían ser consideradas como

anti>capitalistas

porque luc%ando contra los %ombres contribuirían a

profundizar las

contradicciones del capitalismo.?e!=n Kartmann la cuesti'n de las relaciones entre

%ombres y mu"eres

no puede ser considerada como un asunto subordinado al

an


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les une su com=n

relaci'n de dominaci'n sobre sus mu"eres dependen unos de

otros para

mantener esta dominaci'n. Las "erarquías ‘funcionan’ al menos

en parte porque

crean un inter@s personal en mantener el status quo. Los que

est


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que las mu"eres fueran rele!adas al traba"o dom@stico. Los

capitalistas

consi!uieron que las mu"eres cobraran salarios m


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teorías biolo!icistas permitieron la reproducci'n de los

estratos sociales pues

(es "ustamente la bastardía social "unto con la bastardía

sociol'!ica lo que se

considera seria amenaza a la dominancia de claseM0?*HLPE

678, :8;.

La autora e"emplifica su tesis aludiendo a la +uba

colonial del si!lo NN

donde estaba pro%ibido el matrimonio interracial para las

mu"eres blancas al

tiempo que se las confinaba al %o!ar. *ambi@n destaca el caso

de la lemania

nazi donde Kitler orden' a las mu"eres asalariadas y

administrati&as que

&ol&ieran a sus %o!ares y criaran familias numerosas86.

#or tanto la maternidad no es problema fundamental que

%abría que

analizar sino la reproducci'n del estrato social y el papelque las mu"eres

tienen en esa reproducci'n teniendo en cuenta que es la

bur!uesía quien

define las leyes familiares. Las mu"eres y %ombres de las

clases ba"as

simplemente se!uirían los &alores dominantes. En el caso de

la clase

traba"adora la autora señala adem


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razas no e)isten

en un sentido biol'!ico estricto no se puede decir lo mismo

en lo que se refiere

al se)o pues el dimorfismo se)ual sí que e)iste. La autora

termina ese artículo

ar!umentando en contra de la ideolo!ía racista ideolo!ía que

considera que

est< en la base del se)ismo.

+on el tiempo las feministas mar)istas %an lle!ado a

reconocer

abiertamente que la se)ualidad es el n=cleo central del

feminismo del mismo

modo que el concepto de traba"o lo es para el mar)ismo. Es

decir que no se

pueden ofrecer respuestas mar)istas a las pre!untas

feministas. sí una

mar)ista feminista tan reconocida como +at%arine . cPinnon

afirma en laactualidad que (i!ual que la e)propiaci'n or!anizada del

traba"o de al!unos en

beneficio de otros define una clase la de los traba"adores

la e)propiaci'n

or!anizada de la se)ualidad de unos para el uso de otros

define un se)o la

mu"er. La %eterose)ualidad es su estructura social el deseo

su din


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feminismo. 5o alcanza

a percibir que la pertenencia a clases sociales debe tener

efectos tambi@n en

el feminismo. En este aspecto la autora se limita a

diferenciarse del feminismo

liberal y afirmar que las mu"eres tienen que ser &istas como

!rupo84.

3e entre los te)tos de las feministas mar)istas y

socialistas que %emos

re&isado 5ancy KartsocR es la =nica que su!iere que usemos

el m@todo

mar)ista para analizar el mo&imiento feminista. En un bre&e

pasa"e KarsocR

plantea la cuesti'n de la clase entre las mu"eres feministas

al %ilo de la

e)periencia de un !rupo separatista de mu"eres lesbiano>

feministas de

Qas%in!ton denominado las ‘Furias’ compuesto por mu"eres declase obrera y

de clase media.

nalizando los escritos de esa asociaci'n KartsocR plantea

que esas

mu"eres comprendieron al!unas cuestiones b


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es que las

mu"eres de la clase media establecen los patrones de lo que

es correcto

0incluso el estilo adecuado de la mo&ilidad %acia aba"o que

por lo !eneral

requiere de dinero para conse!uirse; y act=an ‘en forma m

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