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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). MALVA E. FILER. Genealogía, memoria histórica e identidad pers... - GENEALOGÍA, MEMORIA HISTÓRICA E IDENTIDAD PERSONAL EN SANTO OFICIO DE LA MEMORIA DE MEMPO GIARDINELLI En la literatura argentina, la evocación del pasado ha dado lugar a una rica producción novelística a lo largo del siglo xx, con numerosos autores como Enrique Larreta, Antonio Di Benedetto, Enrique Malina, Martha Mercader,Juanjosé Saer, Abel Posse, María Esther de Miguel y María Rosa Lojo. Sus obras reconstruyen pasados lejanos, desde los inicios de la Colonia hasta finales del siglo diecinueve. Desde los años ochenta del siglo pasado, sin embargo, las novelas comienzan a evocar un pasado inmediato que representa, a menudo, la memoria de una experiencia compartida por el autor y sus lectores. Representativas de esto son las obras de Ricardo Piglia, Tomás Eloy Martínez, Luisa Valenzuela, Liliana Heker y otros. Dentro de este período ha surgido, además, una serie de novelas que pueden caracterizarse como historias de familia, donde la narración recrea, a partir de múltiples voces, y desde la generación presente, la experiencia de los antepasados, bisabuelos, abuelos, padres y otros familiares de los protagonistas. Dentro de esta modalidad se inscribe Santo oficio de la memoria (1991) de Mempo Giardinelli, así como El libro de los recuerdos ( 1994) de Ana María Shúa y una obra anterior de María Rosa Lojo, Canción perdida en Buenos Aires al Oeste (1987). En estas novelas, la evocación de la historia es una experiencia personal, en la que la visión interpretativa y crítica del pasado se hace desde experiencias individuales y familiares que conectan los microcosmos íntimos con espacios comunitarios, nacionales e incluso transnacionales. En ellas convergen el testimonio, la autobiografía y el análisis psicológico y existencial. En otros países hispanoamericanos se da, también, este tipo de novelas, con ejemplos representativos como el de La casa de los espíritus de Isabel Allende y La casa de la laguna de Rosario Ferré. En el cultivo de esta narrativa han prevalecido las escritoras, quienes afirman, con su obra, el derecho a narrar la historia y a incorporar en ella la experiencia femenina anteriormente excluida del relato histórico. La confluencia de la memoria historiográfica y la memoria autobiográfica1, provee un espacio textual en el que se entrelazan la memoria colectiva y las 1 Véase al respecto MAURICE HALBWACHS, On collective memory, Chicago University Press, Chicago-London, 1992. -11- Centro Virtual Cervantes

GENEALOGÍA, MEMORIA HISTÓRICA - cvc.cervantes.es · Beatriz Sarlo, en Escenas de la vida posmoderna, afirma la necesidad de escuchar, ... 9 BEATRIZ SARLO, Escenas de la vida posmoderna,

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GENEALOGÍA, MEMORIA HISTÓRICA E IDENTIDAD PERSONAL EN

SANTO OFICIO DE LA MEMORIA DE MEMPO GIARDINELLI

En la literatura argentina, la evocación del pasado ha dado lugar a una rica producción novelística a lo largo del siglo xx, con numerosos autores como Enrique Larreta, Antonio Di Benedetto, Enrique Malina, Martha Mercader,Juanjosé Saer, Abel Posse, María Esther de Miguel y María Rosa Lojo. Sus obras reconstruyen pasados lejanos, desde los inicios de la Colonia hasta finales del siglo diecinueve. Desde los años ochenta del siglo pasado, sin embargo, las novelas comienzan a evocar un pasado inmediato que representa, a menudo, la memoria de una experiencia compartida por el autor y sus lectores. Representativas de esto son las obras de Ricardo Piglia, Tomás Eloy Martínez, Luisa Valenzuela, Liliana Heker y otros. Dentro de este período ha surgido, además, una serie de novelas que pueden caracterizarse como historias de familia, donde la narración recrea, a partir de múltiples voces, y desde la generación presente, la experiencia de los antepasados, bisabuelos, abuelos, padres y otros familiares de los protagonistas. Dentro de esta modalidad se inscribe Santo oficio de la memoria (1991) de Mempo Giardinelli, así como El libro de los recuerdos ( 1994) de Ana María Shúa y una obra anterior de María Rosa Lojo, Canción perdida en Buenos Aires al Oeste (1987). En estas novelas, la evocación de la historia es una experiencia personal, en la que la visión interpretativa y crítica del pasado se hace desde experiencias individuales y familiares que conectan los microcosmos íntimos con espacios comunitarios, nacionales e incluso transnacionales. En ellas convergen el testimonio, la autobiografía y el análisis psicológico y existencial. En otros países hispanoamericanos se da, también, este tipo de novelas, con ejemplos representativos como el de La casa de los espíritus de Isabel Allende y La casa de la laguna de Rosario Ferré. En el cultivo de esta narrativa han prevalecido las escritoras, quienes afirman, con su obra, el derecho a narrar la historia y a incorporar en ella la experiencia femenina anteriormente excluida del relato histórico. La confluencia de la memoria historiográfica y la memoria autobiográfica1, provee un espacio textual en el que se entrelazan la memoria colectiva y las

1 Véase al respecto MAURICE HALBWACHS, On collective memory, Chicago University Press, Chicago-London, 1992.

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memorias individuales que reconstruyen una historia de familia. El relato evocativo se hace a través de un narrador o narradora, como ocurre en La casa de los espíritus de Allende ( 1982) en El libro de los recuerdos de Shúa (1994), o en La casa de la laguna de Ferré ( 1995, 1997)2

, o a través de las voces recreadas de varias generaciones, como lo ha hecho Giardinelli en Santo oficio de la memoria3

• A esta última novela dedico el presente estudio. Giardinelli evolucionó hacia la historia de familia y la estructura

polifónica, luego de explorar distintas formas narrativas. En La revolución en bicicleta+, su primera novela, alternan dos discursos y dos voces, la del revolucionario paraguayo Donjuan Bartolomé Gaite y la del narrador, respectivamente en primera y tercera persona. En Luna caliente5

, el autor utiliza la narración en tercera persona y el discurso indirecto, apropiados para crear la atmósfera de un thriller. El ambiente represivo de la época del Proceso sirve de telón de fondo, y la violencia inexplicable del protagonista puede interpretarse como alusiva al mismo, pero no es esto el eje de la obra. Qué solos se quedan los muertos 6

, en cambio, está escrita según el modelo del género detectivesco hard-boiled pero, a la vez, combinando la ficción con la autobiografía, presenta un personaje que reflexiona sobre su condición de exiliado en México y sobre la Argentina que tanto él como su antigua amante tuvieron que abandonar durante la represión. Giardinelli ensayaba allí el uso de una voz reflexiva más autónoma, menos entretejida con la trama porque, según él mismo lo explica, iba a necesitar "mucho dominio y mucha soltura sobre el hilo reflexivo" en la preparación de Santo oficio de la memoria7

• "En esta novela", declara, "habrá un hilo reflexivo con la acción entretejida, en vez de una trama de acción con un hilo reflexivo" (id.). Qué solos se quedan los muertos es, según el autor, una novela de transición. En ella trabaja con los mismos ingredientes que, simultáneamente, iba elaborando en la realización de un proyecto mucho más ambicioso, el de reconstruir un siglo de historia argentina a través de una multiplicidad de voces que rescatarían la experiencia de una familia italiana, como la del autor,

2 Estas dos fechas corresponden, respectivamente, a las versiones en inglés y en español de la novela.

3 Seix Barral, Barcelona, 2000. 4 Bruguera, Buenos Aires, 1984. 5 Bruguera, Buenos Aires, 1984. 6 Sudamericana, Buenos Aires, 1985. 7 KARL KOHUT, Un universo cargado de violencia. Presentación, aproximación y

documentación de la obra de Mempo Giardinelli, Vervuert, Frankfurt/M., 1990, p. 45.

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desde la pareja inicial de inmigrantes hasta la cuarta generac10n. Giardinelli ahonda, como nadie había hecho antes en la novelística argentina, en los conflictos, adaptaciones y ambigüedades de la integración del inmigrante en una sociedad en la que las crisis se han sucedido sin llegar a ser resueltasª. Beatriz Sarlo, en Escenas de la vida posmoderna, afirma la necesidad de escuchar, "las voces que llegan desde atrás" porque, según ella, "nadie carece de responsabilidad y la responsa-bilidad no se ejerce sólo sobre las acciones futuras. Somos tan responsa-bles del pasado como del futuro, porque en el pasado ... están las tareas no concluidas y las injusticias no compensadas"9

• Pedro, regresando del exilio en México, como lo hizo el propio Giardinelli, al reinstaurarse la democracia en la Argentina, recrea la historia familiar y su inserción en el contexto histórico y social del país que marcó los destinos de cada generación de la familia Domeniconelli. La recuperación del pasado, previa a su llegada a Buenos Aires, representa, precisamente, el asumir su responsabilidad humana y ciudadana tanto frente al pasado como al futuro.

La relación entre la experiencia generacional, la construcción de una memoria colectiva y la identidad personal es un tema de interés interdisciplinario, y ha sido objeto de estudios sociológicos cuyas conclusiones tienen relevancia para el análisis de la obra que aquí nos ocupa. Me refiero, en particular, a la investigación realizada por Howard Schuman y J acqueline Scott, quienes publicaron sus resultados en "Generations and Collective Memories" 1º, donde analizan la experiencia de grupos, esto es, la memoria de un pasado compartido y el desarrollo de un carácter generacional. Los autores destacan, al mismo tiempo que, aunque la idea de memoria colectiva se aplica, en primer término, a las memorias compartidas de hechos ocurridos en el ámbito público, el

8 Los inmigrantes italianos tienen presencia literaria en la novela argentina de los años 80 (siglo XIX), en obras de Eduardo Gutiérrez, Eugenio Cambacéres, Francisco A. Sicardi y Roberto J. Payró, entre otros. Los inmigrantes judíos aparecen más tarde, en vísperas del centenario (1910), en las viñetas de Los gauchos judíos de Alberto Gerchunoff. Sin embargo, como señala EZEQUIEL MAR TÍNEZ ESTRADA en Para una revisión de las letras argentinas, durante el período que va desde la década de los años 80 hasta 1959 hay una carencia de grandes novelas que reflejen el impacto del aluvión inmigratorio. Recién en la segunda mitad del siglo XX y, particularmente, desde el período de represión de los años setenta, esta temática comienza a ser presentada con mayor profundidad.

9 BEATRIZ SARLO, Escenas de la vida posmoderna, Ariel, Buenos Aires, 1994, p. 195.

10 American Sociological Review, 54 (1989), 359-381.

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significado asignado a los mismos varía entre los distintos sectores generacionales, según factores diferenciadores como la edad, la experien-cia personal, la educación, la raza y el género sexual. Estos elementos de subjetividad, aunque nunca del todo ausentes, no habían tenido antes prioridad en la reinterpretación de la historia de los novelistas hispanoa-mericanos, quienes siguieron en esto las pautas del ensayo, género de más larga tradición en el continente y que ha intentado definir un perfil de identidad nacional. Noé Jitrik afirma, en Historia e imaginación, que "la novela histórica latinoamericana no se pregunta por el ser ni por el destino de los individuos ... sino por lo que es una comunidad frente a la identidad bien establecida y operante de otras comunidades" 11

• Sin embargo, esto ya no es aplicable a obras como las de Giardinelli y Shúa, porque en ellas el recuento de la historia no opera sólo como vehículo esclarecedor de una identidad nacional, sino que es, también, una búsqueda individual íntima, del sentido de la propia identidad. La crisis política, social y moral sufrida por la Argentina lleva a los escritores de su generación, y particularmente a los que han tenido la experiencia del exilio, no sólo a un cuestionamiento crítico de la identidad nacional, sino también a analizar desde el testimonio, la autobiografía y la historia familiar, los lazos que unen a individuos con la comunidad.

La revisión de la historia que, en general, se realiza desde la perspecti-va de los grupos marginados, construye un discurso que rescata y legitima las diferencias frente al discurso hegemónico del grupo social dominante. Y así surgen relatos que narran la historia de familias de inmigrantes, como Santo oficio de la memoria y El libro de los recuerdos. En el primer caso, las experiencias vividas por los Domeniconelli ilustran el proceso, difícil y accidentado, de integración a una sociedad inclinada a rechazar las diferencias etno-culturales, y que es desestabilizada por numerosas crisis a lo largo del siglo que recorre la novela. Consecuente con una visión descentralizada, que no admite un punto de vista dominante, el texto no tiene uno, sino múltiples narradores, cuyas voces comunican, en 106 fragmentos narrados en primera persona, interpreta-ciones distintas, y a veces contradictorias, de sus 24 personajes sobre hechos, personas y situaciones.

Hay cuatro personajes principales: Pedro, representante de la cuarta generación y exiliado en México durante los años del Proceso. Su decisión de regresar a la Argentina, al terminar esa época de violencia,

11 NOÉ jITRIK, Historia e imaginación literaria. Las posibilidades de un género, Biblos, Buenos Aires, 1995, p. 41.

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orienta las narraciones de todos los personajes, vivos y muertos, quienes vuelven repetidamente a pronunciarse sobre la misma desde sus respectivas experiencias. El Tonto de la Buena Memoria, hermano de Pedro, recluido en un sanatorio para enfermos mentales, cuya peculiari-dad consiste en recordarlo todo y ponerlo por escrito. Este personaje es el escriba de la familia, el que anota todo lo que oye, recuerda o imagina. Él transcribe las narraciones de los otros personajes, con excepción de los textos que Pedro escribe en su "cuaderno de apuntes". Su actividad, considerada peligrosa, o al menos fastidiosa y sin sentido, por el resto de la familia, lo acerca a Pedro, quien siente la necesidad de reconstruir el pasado. La Nona, bisabuela de los ya nombrados y fundadora, con su marido Antonio, de la estirpe familiar, y que, aunque muerta, es la que da el tono general a la narración y es la historiadora de la familia. Giardinelli, gran admirador de Rulfo, lo emula al hacer que los muertos convivan con los vivos, manteniendo junto a ellos la presencia de los orígenes y de un pasado que se niega a ser borrado. La Nona es una mujer sufrida, con una cultura de autodidacta derivada de lecturas hechas sin guía ni sistema, con opiniones contundentes, a veces arbitra-rias, pero no temerosa frente a los cambios y valiente frente a la adversidad. Este es un personaje en el que el autor ha volcado mucho de su experiencia y de sus ideas. Y finalmente Franca, tía de Pedro, con el que tiene particular afinidad, quien es una mujer de ideas feministas, y se expresa con franqueza, sin inhibiciones, como lo indica su propio nombre.

La estirpe de los Domeniconelli se inicia con la pareja de Antonio, el Nono, y Ángela, la Nona, quienes llegaron de Italia con el mayor de sus hijos, Gaetano, en 1885 y se establecieron en Ramos Mejía. Atrás quedaban dos hijos menores, Vincenzo y Nicola, a quienes la familia nunca logró recuperar. Esta separación de sus hijos, forzada por las circunstancias, es un primer trauma al que seguirían otras pérdidas trágicas en la vida de la Nona. El asesinato de Antonio por su socio Miraglia, en 1896, es la primera de las muertes violentas que se sucede-rán en las siguientes generaciones. Su hijo y su nieto Enrico morirán del mismo modo, por causas nunca del todo aclaradas, aunque se sugieren motivos políticos. El texto pone en evidencia, aunque sin comentario, la impunidad con que se cometen estos crímenes. No se investiga, no se busca ni, menos aun, se castiga a los culpables. Es posible que haya en esto una alusión a futuras impunidades. Pedro ha burlado una vez la suerte, al escaparse de ser víctima de la represión militar después de 1976. La exhortación de los familiares, y particularmente de la Nona, a

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que no regrese responde a la convicción de que en él se cumplirá también el destino de sus antepasados. Sin embargo, Pedro no acepta esa visión fatalista. Su tierra es la Argentina y, en particular, el Chaco, que es parte indisoluble de su identidad. Pedro regresa enriquecido por su experiencia en el exilio mexicano y, habiendo revivido las memorias ancestrales y negándose al olvido de los traumas vividos por él y su familia, se apresta a afrontar un futuro que no sea repetición del pasado.

Los contextos históricos que corresponden a cada generación están bien definidos. Antonio y Ángela llegan a un país que necesita inmigran-tes pero, al mismo tiempo los desprecia y rechaza.

"Esa gente vivía de espaldas a nosotros los inmigrantes" (p. 139), dice Gaetano. Estaban ajenos al "ajetreo proletario del puerto. Donde las locomotoras competían con los vapores y había en el aire un ruido industrial generalizado. De crecimiento, de espejismo modernista, de euforia... Los ricos se apiñaban en sus lugares exclusivos y allí rumiaban el rencor que les producía la invasión de tanta chusma, de tanto miserable que se las rebuscaba como podía" (p. 140).

La hostilidad se acrecentaría cuando, entre estos inmigrantes surgirían las primeras promociones de dirigentes socialistas, fundadores de sindicatos y militantes en la lucha por una sociedad más justa. La Nona, por su parte, evoca la contribución de los inmigrantes italianos al desarrollo del Chaco y, en particular, la fundación en 1878 de Resisten-cia que fue, según la novela, italiana casi hasta fines de siglo, y la primera comuna socialista de América Latina.

Los momentos históricos evocados por las narraciones no se suceden cronológicamente en la novela. Así, con cortes y espaciadamente, Gaetano continúa describiendo el período que le tocó vivir: los años finales del siglo diecinueve con la introducción del ferrocarril y del tranvía eléctrico, la organización de los gremios y las luchas obreras, y la fundación del Partido Socialista. Recuerda, también, las concesiones al capital extranjero, la especulación, y la crisis económica del 90. El relato continúa con el comienzo del siglo veinte, la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, los gobiernos de Yrigoyen y el golpe de estado del General Uriburu en 1930. La narración de Gaetano no sólo da cuenta de los hechos políticos y las crisis de la economía, también recrea el ambiente cultural, los libros, las ideas, las modas y el estilo de vida. Rescata, al mismo tiempo, datos significativos sobre la participación de los inmigrantes en la construcción del país, y en sus luchas sociales e ideológicas. Gaetano es asesinado en 1949, durante el primer peronismo.

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Según Giuliana, una de sus hijas, el régimen derechista del gobernador Fresco, en la provincia de Buenos Aires, perseguía a los socialistas y a los inmigrantes, y afirma que a Gaetano "se la tenían jurada" (p. 132) por su militancia socialista.

La vida de Enrico ( 1909-1959) y su época son reconstruidas en las narraciones de Franca y Giuliana, más que en las del propio personaje. Había sido marino, pero luego se hizo hombre de negocios y se fue a vivir al Chaco. El relato evoca los años de la Segunda Guerra Mundial, las circunstancias políticas que llevaron al ascenso de Perón, el estableci-miento de industrias nacionales para reemplazar los productos importa-dos, y las nuevas oportunidades que se presentaron para prosperar económicamente. Pero Enrico era un soñador que iniciaba empresas improvisadamente y, aunque ganó dinero, también lo perdió, porque tuvo más fracasos que éxitos en sus negocios. Franca hace, sobre Enrico, un comentario que creo significativo, porque es una crítica indirecta de las actitudes colectivas, a nivel nacional, y alude, como todo el libro, a la necesidad de la memoria: "Era la clase de hombre que jamás aprende ... repiten errores y comportamientos como si el pasado no hubiera dejado la menor enseñanza" (p. 220).

La narración de Franca cubre, también, la época del Proceso, cuando su amante, Hipólito, es una de las víctimas inocentes de la represión. Pedro, por su parte, se ve envuelto en actividades subversivas y debe escapar para salvar la vida. Sin embargo, los Domeniconelli, para entonces, distan de ser un núcleo homogéneo en convicciones políticas, creencias religiosas y antecedentes étnico-culturales. Hay socialistas, católicos, y personajes que expresan distintas opiniones sobre el peronismo. Vittoria, una hermana de Pedro casada con un militar que piensa como los ideólogos del Proceso, tiene sus lealtades divididas. La familia ya no es del todo italiana, porque ha habido matrimonios mixtos, como el de Enrico con su mujer judía, Magdalena Kramenenko, o el de Pedro con Laura Sánchez. Pedro vuelve a un país dividido, como lo está su familia, pero vuelve decidido a reconstituir su propia identidad argentina fragmentada por el exilio.

Sería imposible resumir en estas pocas páginas el mundo condensado en las 520 páginas de Santo oficio de la memoria: hechos históricos y políticos, condiciones sociales, datos demográficos, la evolución de la vida urbana, las modas, los escritores y las lecturas de cada época, y aun más. Todo ello, producto sin duda de investigación por parte del autor, y de su capacidad para crear la biografía de personajes que dan testimo-nio de lo que fue el mundo recordado. Este esfuerzo por convivir con el

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pasado se da en un contexto histórico, tanto argentino como universal, en el que, al decir de Andreas Huyssen12

, sufrimos de una hipertrofia de la memoria. Pero en la novela de Giardinelli, el oficio de la memoria es inseparable de la necesidad de construir un futuro. Giardinelli contribu-ye con su obra a la creación de lo que se ha dado en llamar un "pasado utilizable"13

• "Nunca el olvido es lo mejor" (p. 514), le dice Aída a su sobrino Pedro, pero tampoco lo es, según ella, la memoria militante, hecha rencor. "Lo único que importa es no negar ... no aceptar el engaño" (id.). A través de Pedro, la novela propone el ejercicio de la memoria como esclarecedora, al mismo tiempo que afirma la necesidad de liberarnos de los fantasmas del pasado.

MALVA E. FILER

Brooklyn College y Graduate Center, City University of New York

12 Present pasts, Stanford U niversity Press, Stanford, 2003. 13 Véase Lors P ARKINSON ZAMORA, The usable past. The imagination of history

in recentfiction oftheAmericas, Cambridge University Press, Cambridge-N ew York, 1997. Parkinson Zamora elabora ideas que fueron sugeridas por Russell Reising an su libro The unusable past. Theory and the study of American literature, Methuen, New York-London, 1986.

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