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Género y modelos de desarrollo en América Latina. Desafíos de la actualidad Diana Aguiar La relación entre la riqueza de un país y la equidad de género no es directa. Al observar el índice de equidad de género en función del PIB per capita, encontramos casos como el de Ruanda que tiene niveles de igualdad similares al de los países de mayor desarrollo de equidad de género. Por otro lado, tenemos países como Luxemburgo, Suiza o Japón, que presentan registros de países con bajo PIB per cápita como Mozambique 1 . Si, como muestran estos datos, la riqueza no se puede asociar directamente con la equidad de género, entonces es pertinente preguntarse qué es lo que la determina. Esta pregunta está aún abierta, pero para comenzar a responderla debemos observar las normas sociales de género que determinan, entre otras cosas, el lugar donde se ubican las mujeres en el mundo del trabajo. Qué tipo de inserción laboral tienen, si ella está concentrada en el sector formal o informal, en el hogar, en la industria, o en los servicios. Aquí se encuentra uno de los nudos problemáticos que las mujeres deben incluir a la hora de debatir acerca del desarrollo desde la perspectiva del género. La economía mira al mercado como una institución neutral. Sin embargo el mercado no lo es; por el contrario tiende a reforzar y reflejar las normas preexistentes en una sociedad. Por ejemplo, en el África subsahariana las mujeres tienen un rol fundamental en la agricultura de subsistencia y los indicadores mundiales suelen tratar dicha actividad como masculina. De esta manera, al momento de acceder a créditos en los programas de ayuda al desarrollo, los hombres son más beneficiados que las mujeres. Al intentar responder la pregunta sobre cuál es la inserción laboral de las mujeres, se debe tener claro que no se trata sólo del mercado sino del mundo del trabajo. Este concepto es más amplio, pues incluye el trabajo no remunerado que suelen realizar las mujeres, en mayor proporción, dentro de la unidad familiar y en las comunidades locales. Estudios del Banco Mundial publicados en “Engendering Development” (2001), reflejan marcadas diferencias del tiempo de trabajo total que realizan hombres y mujeres incluyendo las tareas en el mercado y fuera de éste. Las mujeres trabajan mucho más que los hombres, aunque esta diferencia tiende a disminuir cuanto mayor sea el PIB per cápita. En el promedio mundial, las mujeres trabajan dos horas más por día que los hombres. Los mismos estudios confirman que la diferencia entre la labor que realizan las mujeres y los hombres es mayor cuando se considera el tiempo de trabajo fuera del mercado, que cuando se considera trabajo en y Fuente: Money and equity do not go hand in hand. Social Watch Gender Equity Index (GEI) 2008.

Genero y Modelos de Desarrollo en America Latina - Diana Aguiar

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  • Gnero y modelos de desarrollo en Amrica Latina. Desafos de la

    actualidad

    Diana Aguiar

    La relacin entre la riqueza de un pas y la equidad de gnero no es directa. Al observar el ndice de

    equidad de gnero en funcin del PIB per capita, encontramos casos como el de Ruanda que tiene

    niveles de igualdad similares al de los pases de mayor desarrollo de equidad de gnero. Por otro lado,

    tenemos pases como Luxemburgo, Suiza o Japn, que presentan registros de pases con bajo PIB per

    cpita como Mozambique1. Si, como muestran estos datos, la riqueza no se puede asociar directamente

    con la equidad de gnero, entonces es pertinente preguntarse qu es lo que la determina.

    Esta pregunta est an abierta, pero para comenzar a responderla debemos observar las normas sociales

    de gnero que determinan, entre otras cosas, el lugar donde se ubican las mujeres en el mundo del

    trabajo. Qu tipo de insercin laboral tienen, si ella est concentrada en el sector formal o informal, en el

    hogar, en la industria, o en los servicios. Aqu se encuentra uno de los nudos problemticos que las

    mujeres deben incluir a la hora de debatir acerca del desarrollo desde la perspectiva del gnero.

    La economa mira al mercado como una institucin neutral. Sin embargo el mercado no lo es; por el

    contrario tiende a reforzar y reflejar las normas preexistentes en una sociedad. Por ejemplo, en el frica

    subsahariana las mujeres tienen un rol fundamental en la agricultura de subsistencia y los indicadores

    mundiales suelen tratar dicha actividad como masculina. De esta manera, al momento de acceder a

    crditos en los programas de ayuda al desarrollo, los hombres son ms beneficiados que las mujeres.

    Al intentar responder la pregunta sobre cul es la insercin laboral de las mujeres, se debe tener claro

    que no se trata slo del mercado sino del mundo del trabajo. Este concepto es ms amplio, pues incluye

    el trabajo no remunerado que suelen realizar las mujeres, en mayor proporcin, dentro de la unidad

    familiar y en las comunidades locales.

    Estudios del Banco Mundial publicados en Engendering Development (2001), reflejan marcadas

    diferencias del tiempo de trabajo total que realizan hombres y mujeres incluyendo las tareas en el

    mercado y fuera de ste. Las mujeres trabajan mucho ms que los hombres, aunque esta diferencia

    tiende a disminuir cuanto mayor sea el PIB per cpita. En el promedio mundial, las mujeres trabajan dos

    horas ms por da que los hombres.

    Los mismos estudios confirman que la diferencia entre la labor que realizan las mujeres y los hombres es

    mayor cuando se considera el tiempo de trabajo fuera del mercado, que cuando se considera trabajo en y

    Fuente: Money and equity do not go hand in hand. Social Watch Gender Equity Index (GEI) 2008.

  • fuera del mercado en conjunto. Esa distancia tambin disminuye cuando el PIB per cpita aumenta, pero

    la brecha es significativa an entre los pases de mayor ingreso. El contraste brutal en la distribucin por

    sexos del trabajo fuera del mercado explica, en buena medida, por qu las mujeres trabajan ms durante

    el da que los hombres.

    Los economistas prestan poca atencin a la economa de los cuidados o la reproduccin social,

    constituida por el conjunto de las actividades remuneradas y no remuneradas que tienen que ver con la

    manutencin de las familias, de los hogares y del tejido social. Este trabajo se da en su mayor parte en la

    familia y es realizado en mayor proporcin por mujeres.

    La teora econmica tradicional suele ocuparse de tres actividades econmicas: la produccin, la

    distribucin y el consumo. La preservacin de los recursos humanos y naturales se deja sistemticamente

    a de lado. Por un parte, no se presta atencin a la reproduccin de los recursos naturales a travs del

    respeto de los ciclos de de la naturaleza. Urge considerar los impactos de la produccin actual sobre

    estos ciclos naturales. Por otra, tampoco se asigna importancia a la sustentabilidad de los recursos

    humanos y sociales, es decir, aquellas actividades asociadas a la reproduccin social. Estas tareas que

    son fundamentales para el bienestar humano y crean valor de uso, no son apreciadas por la teora

    econmica puesto que no suelen intercambiarse en el mercado.

    La crisis iniciada en 2008 y cuyos efectos an perduran no es solamente financiera. Nos encontramos

    ante una crisis sistmica con expresiones tambin en los campos, ambientales, energticas y

    alimentarias. Las feministas plantean que hay tambin una crisis en los cuidados, esas actividades que

    son hechas para el bienestar de la gente, desempeadas en su mayor parte por las mujeres de forma no

    remunerada. Como ese trabajo se invisibiliza en la economa, se da por supuesto que es infinitamente

    elstico y disponible para absorber los costos de su produccin. Durante la implementacin de los

    programas de ajuste estructural promovidos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial

    hubo recortes en el gasto pblico. Lo que ocurri en muchos casos fue que las mujeres aumentaron la

    carga de trabajo no retribuido en los hogares para contrarrestar la falta de servicios bsicos de salud,

    educacin, etc. De esta manera, las mujeres absorbieron parte importante de los costos invisibles del

    modelo econmico neoliberal.

    El socilogo norteamericano Immanuel Wallerstein sostiene que esta divisin sexual del trabajo genera

    familias semi-proletarias que pueden asegurar parte de sus necesidades a travs de actividades no

    remuneradas hechas dentro de la unidad familiar, en su mayor parte, realizadas por las mujeres. El

    concepto de semiproletario aqu no refiere a las/los trabajadores sino a las unidades familiares. Es decir, a

    familias donde parte de las actividades necesarias para la sobrevivencia estn hechas dentro del hogar

    (en su mayor parte por las mujeres) y de forma no pagada. Esto hace que para el capitalista sea ms

    barato contratar a un trabajador que vive en familias semi-proletarias que tienen sus necesidades

    medianamente resueltas por este trabajo informal que realiza la mujer en el hogar. En otras palabras, el

    capital es subsidiado por el trabajo no remunerado.

  • Esta situacin es generada por normas sociales. En consecuencia, es posible desarrollar polticas de

    educacin para cambiar la valoracin social jerrquica y colocar al trabajo de reproduccin social como

    algo fundamental. Tambin es necesario pensar que dentro de las familias se debe distribuir de manera

    equitativa este trabajo, y que buena parte de esos servicios deberan tambin ser provistos por el Estado

    y el mercado. Aunque los cambios en estos aspectos no sean inmediatos, deben colocarse como una

    cuestin fundamental para las sociedades a mediano y largo plazo.

    Desde el punto de vista del capitalista, mantener este trabajo no remunerado es conveniente, pues tiene

    un alto costo social no cubierto por los salarios. En algunos pases se empieza a considerar que el

    gobierno remunere a las mujeres por su trabajo en el hogar. Hay actividades del cuidado que slo pueden

    hacerse en las familias, como por ejemplo el cuidado de los nios. Las guarderas no se pueden hacer

    cargo del trabajo completo de la crianza de los nios, los padres, por regla general, desean participar en

    la educacin de sus hijos. No se trata de mercantilizar todo, o que el Estado lo absorba, pero s es

    necesario rediscutir la distribucin de estas tareas y servicios.

    Las polticas pblicas son fundamentales para intentar resolver el problema. Es necesaria una buena

    provisin de servicios bsicos, como por ejemplo, educacin de calidad. Cuando no hay salud pblica con

    amplia cobertura, las mujeres, en muchos casos, asumen en forma integral el trabajo de cuidado de los

    enfermos. Las licencias por maternidad deberan contemplar la existencia de costos compartidos en esta

    materia. Hay pases como Noruega, en donde se tiende a hacer ese tipo de intercambio, ya que existe

    una licencia por maternidad mucho mayor y los hombres tambin tienen licencia por paternidad. Este

    momento de la vida es fundamental para la formacin de los nios que son el futuro de nuestra sociedad

    y por lo tanto se puede afirmar que existe una responsabilidad de la sociedad en estas materias. Los

    gobiernos tienen que considerar lo anteriormente descrito como una cuestin central e intentar resolverlo

    a travs de las polticas laborales y de una infraestructura que disminuya la carga de trabajo de las

    mujeres. En algunos pases de frica, por ejemplo, las mujeres cargan agua por kilmetros, pero eso no

    es un trabajo remunerado. Si no hay infraestructura que facilite el acceso a bienes pblicos, esto se refleja

    en un aumento de la carga de trabajo para las mujeres.

    La teora econmica no ha considerado relevante este aspecto del mundo del trabajo y esas tareas

    realizadas por la mujer en la sociedad no son valoradas. El trabajo remunerado es ms apreciado que el

    que no se transa usualmente en el mercado, como el cuidado de la familia, del hogar y de los enfermos.

    Estas son actividades fundamentales para que el tejido social se mantenga y para que las familias logren

    mayores niveles de bienestar. La valoracin de este tipo de trabajo y de su importancia debe

    necesariamente formar parte de un debate sobre los modelos de desarrollo que queremos, ya que es uno

    de los principales factores de inequidad en nuestras sociedades.