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Complutum,9, 1998: 167-191 ETNOARQUEOLOGÍA DE LOS ABANDONOS EN GALICIA EL PAPEL DE LA CULTURA MATERIAL EN UNA SOCIEDAD AGRARIA EN CRISIS Alfredo González Ruibat RESUMEN.- La etnoarqueología de los abandonos de asentamientos se ha centrado en las leyes y modelos ge- nerales de comportamiento, subrayando los aspectos socio-económicos. En este artículo queremos destacar es- pecialmente los factores simbólicos: nos ocupamos de abandonos definitivos en el NO de la Península Ibérica, una región donde el cambio cultural está transformando rápidamente una mentalidad del Antiguo Régimen en una industrial y capitalista. Intentamos demostrar cómo este cambio cognitivo puede ser identificado en la cul- tura material y cómo está siendo usado por los antiguos campesinos como una metáfora para interpretar su pro- pia historia. AB5TRAcT.- TIte ethnoarchaeology of settlement abandonment processes has focused on general behavioural laws and models, underlining socio-economical features. In this paper we wish to put emphasis on the symbolic factors: we deal with final abandonments in tIte NW comer of tite ¡berian Peninsula, a region where the cultural chan ge is dramatically transforming an ancient regime mentality into an industrial and capitalist one. We try to demonstrate how this cognitive change can be identifled in material culture and how this is being used byformer peasants as a metaphor to interpret their own history. PALABRAS CM VE: Etnoarqueología, Abandono de casas y pueblos, Cultura materiaL Factores cognitivos, Cambio cultural, Metafora. KEY Wopjjs: Ethnoarchaeology, Abandonment of hoases and villages, Material culture, Cognitive factors, Cultural chan ge, Metaphor 1. INTRODUCCIÓN. EL ESTUDIO ETNOARQUEOLÓGICO DE LOS ABANDONOS FI presente estudio tiene por base e> trabajo de campo realizado a lo largo de los meses de marzo, agosto y diciembre de 1997 y agosto de 1998 en el Sur de Terra de Montes, comarca a caballo entre las pro- vincias de Pontevedra y Ourense. A partir de los datos obtenidos, queremos proponer una reflexión sobre - mo y a través de qué mecanismos culturales se incor- poran los objetos al registro arqueológico. En relación con esto, también es nuestra intención subrayar la im- portancia de los aspectos cognitivos y simbólicos en un fenómeno estudiado, hasta ahora, desde posiciones fundamentalmente procesuales en las que ha primado la interpretación funcional y mecanicista y la formula- ción de “leyes” generales. El hincapié en aquellos as- pectos relacionados con la mentalidad no nos impide, sin embargo, tener en cuenta los demás, como se verá a lo largo del trabajo. Los procesos de abandono de estructuras, asentamientos y regiones son un tema central de la et- noarqueologia desde sus orígenes. A continuación ve- remos algunos hitos en estos estudios y los focos de interés predominantes en las últimas décadas. Ya Thomson (1939), aunque no era el aban- dono su objetivo principal, hubo de enfrentarse a los problemas derivados de la desocupación de campa- mentos, en su caso pertenecientes a aborígenes austra- lianos, con unas conclusiones bastante pesimistas. Si bien la práctica totalidad de estudios etnoarqueológi- cos tienen en cuenta en mayor o menor medida la dis- torsión que impone el proceso de abandono, habrá que esperar a Longacre y Ayres (1968> y especialmente a Lange y Rydberg (1972) para encontrar trabajos cuyo interés central sea Ja desocupación en sí. A los prime- ros, en su investigación sobre un asentamiento apache, debemos la primera observación etnoarqueológica “modema”, en referencia a la licitud de reconstrucción de actividades a partir del producto de un abandono, con una visión más optimista que la de Thomson. Opto de Prehistoria. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense. Ciudad Universitaria, s/n. 28040 Madrid.

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Complutum,9,1998: 167-191

ETNOARQUEOLOGÍA DE LOS ABANDONOS EN GALICIAEL PAPEL DE LA CULTURA MATERIAL EN UNA SOCIEDAD AGRARIA EN CRISIS

Alfredo GonzálezRuibat

RESUMEN.-La etnoarqueologíadelos abandonosdeasentamientosseha centradoen lasleyesymodelosge-neralesdecomportamiento,subrayandolosaspectossocio-económicos.En esteartículo queremosdestacares-pecialmentelosfactoressimbólicos:nos ocupamosdeabandonosdefinitivosen el NO dela PenínsulaIbérica,una regióndondeelcambiocultural estátransformandorápidamenteuna mentalidaddelAntiguoRégimenenuna industrialy capitalista. Intentamosdemostrarcómoestecambiocognitivopuedeseridentificadoen la cul-tura materialycómoestásiendousadopor losantiguoscampesinoscomounametáforapara interpretarsu pro-pia historia.

AB5TRAcT.-TIte ethnoarchaeologyof settlementabandonmentprocesseshasfocusedon generalbehaviourallawsandmodels,underliningsocio-economicalfeatures.In this paperwe wish to put emphasison thesymbolicfactors: wedealwith final abandonmentsin tIte NWcomeroftite ¡berian Peninsula,a regionwheretheculturalchange is dramatically transformingan ancientregimementality into an industrial andcapitalist one. We try todemonstratehow this cognitivechangecanbeidentifled in materialcultureandhow this is beingusedbyformerpeasantsasa metaphorto interpret their own history.

PALABRASCMVE: Etnoarqueología,Abandonode casasy pueblos,Cultura materiaL Factorescognitivos,Cambiocultural, Metafora.

KEY Wopjjs: Ethnoarchaeology,Abandonmentof hoasesand villages, Material culture, Cognitivefactors,Culturalchange, Metaphor

1. INTRODUCCIÓN. EL ESTUDIOETNOARQUEOLÓGICO DE LOSABANDONOS

FI presenteestudiotienepor basee> trabajodecamporealizadoa lo largo de los mesesde marzo,agostoy diciembrede 1997 y agostode 1998 en el Surde Terrade Montes,comarcaa caballoentre las pro-vinciasdePontevedray Ourense.A partirdelos datosobtenidos,queremosproponerunareflexión sobrecó-mo y a travésde quémecanismosculturalesseincor-poranlosobjetosal registroarqueológico.Enrelaciónconesto,tambiénesnuestraintenciónsubrayarla im-portanciadelos aspectoscognitivosy simbólicosen unfenómenoestudiado,hasta ahora, desdeposicionesfundamentalmenteprocesualesen las queha primadola interpretaciónfuncionaly mecanicistay laformula-ción de “leyes” generales.El hincapiéen aquellosas-pectosrelacionadosconla mentalidadno nosimpide,sinembargo,tenerencuentalos demás,como severáalo largodel trabajo.

Los procesosde abandonode estructuras,asentamientosy regionesson un temacentralde la et-noarqueologiadesdesusorígenes.A continuaciónve-remosalgunoshitos en estosestudiosy los focosdeinteréspredominantesen las últimasdécadas.

Ya Thomson(1939),aunqueno era el aban-dono su objetivo principal, hubo de enfrentarsea losproblemasderivadosde la desocupaciónde campa-mentos,en sucasopertenecientesa aborígenesaustra-lianos, con unas conclusionesbastantepesimistas.Sibien la prácticatotalidadde estudiosetnoarqueológi-costienenencuentaen mayoro menormedidala dis-torsiónque impone el procesode abandono,habráqueesperara Longacrey Ayres (1968>y especialmenteaLangey Rydberg(1972)paraencontrartrabajoscuyointeréscentralseaJa desocupaciónen sí. A losprime-ros, en su investigaciónsobreun asentamientoapache,debemos la primera observaciónetnoarqueológica“modema”,en referenciaa la licitud de reconstrucciónde actividadesa partir del productode un abandono,con una visión más optimista que la de Thomson.

Opto dePrehistoria.FacultaddeGeografíae Historia. UniversidadComplutense.CiudadUniversitaria,s/n. 28040Madrid.

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Lange y Rydberg marcan una metodologíaparadig-máticaquevolveremosa encontraren las décadassi-guientes:estudian una sola viviendadesocupadare-cientementeen CostaRica, utilizan la oralidad y rea-lizan el primer análisis microespacialde que tenemosnoticia sobre un abandono.A Schit’fer se debentam-bién variasde las directricesquedirigirán la investi-gaciónen lo sucesivo.Suprimer trabajofundamental(1972) diferencia los procesosde abandonodel usonormal de las áreasde actividad: el ocultamientodeinstrumentos,desmantelamientodeestructurasy la in-terrupciónde los modos normalesde distribución deobjetos sonpartede esosprocesos(cf Schiffer 1987:89-98). Bajo la influenciade los autorescitados,hayque entenderlos estudiosde Stevenson(1982) y elmásrecientede Rothschildet al. (1993). El primeroaplica las ideasde Schiffer sobreabandonoplaneadoy no planeado,con retomoanticipadoy no anticipa-do, a casosbien clasificablesdel río Yukón. Si SIe-vensonoptó por asentamientosminerosde principiosde siglo, Rothschildet al. (1993) abordanun modeloindígenadel suroestede los EstadosUnidos(puebloszuñi).Es el suyoun enfoquemásglobal y proyectadoa largo píazo,lo cual permiteobservary documentarprocesoscompletosdeabandono,ruina y reutilizacióndediversosespacios.Susconclusionessobreel fenóme-no se resumenen la comprensióndel despoblamientocomo un continuum, desdela ocupación a tiempocompleto hastael abandonototal e irreversible(paraunahistoria dela investigaciónvéaseCameron1993).

Al tratar los abandonos,nos hallamos antefenómenoscomplejosquecabeestudiardesdedistin-tos puntosde vista: la primeray más simplediferen-ciación puedetrazarseentreaspectosfísicos (el de-rrumbede un tejadoo unasparedes)y aspectoscultu-rales.Porlo querespectaa los primeros,hanrecibidounaespecialatenciónlas estructurasde tierra (adobeo tapial) y materialesperecederos(Mcíntosh 1974;Agorsah 1985; Hodder1982b: 47-52). Laspétreas,enprincipio, presentanmenosproblemasde interpretación(Barker 1986). Los procesosnaturalesque afectanalregistroarqueológicodebenestudiarseconla colabo-ración de cienciasespecíficas,lo que ha provocadounamenorabundanciade trabajos.La obramáscom-pletapor el momentoes la editadapor Nash y Petra-glia (1987).Probablementelas propuestasmás intere-santesseanaquellasque,como la ya citadade Roths-child et al. (1993), tienenen cuentatanto los factoresmaterialescomo lossocialesde los abandonos.

Las cuestionesculturales,por sermáspropiasde lascienciassociales,hantenido un mayorecoentrelos investigadores.El estudiode lo queSchifferllamóC-transforms (1987) se ha abordadoprincipalmente,si no de forma dnica,desdepresupuestos,seansocialeso económicos,claramenteprocesuales.Este enfoqueperduraen los trabajosmás recientes,como lo de-

muestraStone(1993), por ponerun ejemplo,que habladel “abandonoagrícola”como unarespuestaadaptati-va entrecampesinosnigerianosy colonosdel este deEstadosUnidos duranteel siglo XVII. La influenciade la ecologíacultural esevidenteen éstey otrosestu-dios similares,perohoy esbastantegeneralla opiniónde queel enfoquecientifistaquereducíalos procesosde abandonoa unaspocasfórmulas,leyesy simplifi-cacionesha perdidointerésexplicativo. Peseaserdeindudable utilidad, por ejemplo, las dualidadesdeabandonoplaneado/noplaneado,permanente/temporal(véanseen Kent 1984, 1990;Stevenson1982;Tomka1989; Brooks 1989), es evidenteque el profundizaren esosconceptoscon semejanteplanteamientoteóricono nos conducemucho más lejos en la comprensiónde los procesosde despoblamiento.No menospesoen la investigaciónha tenido la distinciónde la formaen que nómadas, seminómadaso sedentarios(porejemplo,Cameron1991)dejansusasentamientos.

Los aspectossimbólicos,cognitivoso menta-les que hanpodidotenersupapelen el despoblamien-to de un lugar raramentese han tenido en cuenta.Ladisciplinaetnoarqueológica,por otro lado, debemucho—su propio nacimiento—a la NuevaArqueología.Unode suspadres,Binford (1976), fuetambiénde los pri-merosen ofreceruna investigaciónetnoarqueológicatal como se puedeconcebirhoy en día y en concretosobreel temaquenosocupa.Tal herencia,y lacríticaposturadel post-positivismorespectoa la forma de ha-ceretnoarqueología(Hodder 1982a,1982b, 1994: 119-132), han dejadoun vacio en la investigaciónde laformacióndel registroarqueológicoconpresupuestoscognitivosquedeberíasersubsanado.Probablementetambiénsepuedaexplicaresevacíopor la creenciadeque se tratacon procesosen los cualeslo simbólicotienepocacabida.

A partir delos noventase advierteciertocam-bio haciavisionesmáscomplejas,comola de Brooks(1993)queobservael fenómenoquenosocupaligadosiemprede formadinámicaa otros aspectosdentrodelgrupo social en que se produce,no como un aspectoúltimo y marginal,ni como mero “factor perturbador”del registro(Home 1993: 52). Más en la línea de lasinterpretacionescognitivas,M. Stevanovic(1997)hapropuesto—para un caso arqueológico— una visiónfundamentalmentesimbólica.Trata el casode la des-trucción y reconstrucciónde viviendas en la culturade Vinqa como unacuestiónritual y aportadiversosejemplosetnográficos,en los cualesel abandonosedebea causasno funcionales(ibid.: 386).Seriaintere-santetratar de ofrecerenfoquessimilaresdesdecon-textosmucho más explícitoscomo son los que nosproporcionala arqueologíacontemporáneay la etnoar-qucología.

lina de las cuestionesclave en el estudiodelos abandonoses el desecho,aquello que quedaen el

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lugar tras la marcha de sus habitantes.Nuevamenteaquí los enfoqueshan sido de tipo fundamentalmentefuncionalista o económico (Binford 1977; Murray1980;Cannon1983;Schiffer 1987;etc.).Es evidente,sin embargo,que lo simbólico juegaen esto un im-portantepapel, quevaría segúnlas culturas(Hodder1982b: 62-63; Deetz 1996: 172). Es difícil entenderelvalor delos objetosen culturasqueno sonla nuestray comprenderquées lo quepuedetenerunaconnota-ción sentimental,económicao simbólica.Además,he-mos aplicadohabitualmentenuestramentalidadcon-sumistay capitalistaa contextosqueno lo sonen ab-soluto (situacionesde “no consumo”o “anticonsumo”,flores 1979: 305). En estesentido,Moore (1982: 75)señalaque los investigadorestiendena asumirqueto-dos los elementosquenosotrosdenominamos“basu-ra , son consideradosasí también en otras culturas,paralas cualesbuenapartedel desechoquegeneranno tienecabidaen el citadoconcepto.Del mismo mo-do, la clasificaciónde desechoprimario,secundarioydeJacto (Schiffer 1987), aunquede evidenteinterés,puedeocultar, por su esquematismo,cuestionesfun-damentalesen la relaciónde los individuos y supro-ducciónmaterial. Así, frente al clásicoestudiode losdiversos“efectos” o “leyes” quecondicionanla depo-sicióndel desecho(el recorridode la basuradesdequese generahastaque se depositadefinitavamente,porejemplo, Deal 1985; ver un resumenen FernándezMartínezy FernándezLópez 1991),cabríasituar losaspectosmás propiamentederivadosde los usoscul-turalesdeunasociedad(Raer1991): quése tira, cómo,cuándoy por qué. Muchosde los estudiosrelaciona-dosconla disposiciónde lo abandonadosondemasia-do obviosparaquetenganun granvalorinterpretativo.

Seríaimposiblehablarde abandonode edifi-ciossin pensarenéstosmismos.La antropologíade lavivienda y losenfoquesetnoarqueológicos(véase,so-bre todo, Kent 1990) han basculadodesdela interpre-tación funcionalistade los espacios(un tipo de casapara un tipo de sociedad)haciavisionesmásholísti-cas,en las cualesel estructuralismoha tenido unain-discutible influencia (Needham1973; Glassie 1975;Hodder1982a, 1982b; Deetz 1996).Por lo quea no-sotrosrespecta,nos inclinamosporconcepcionescomola de Kus (1997: 206) queobservala vivienda como“representancióny reproduccióndel cosmos” y “unode los símbolosmás críticos del orden social”, con-cepcionesque son habitualesdesdehace décadasenla antropología.Referidoal casogallego,Fernándezde Rota(1994: 411) dice que la casaes “el sitio don-dese viven en intimidade intensidadhumanalos másrelevantesy paradigmáticosmomentos”.

Por último, esnecesariohacerreferenciaa laescaladel estudio: puedecentrarseen un solo edificio,un puebloo un campamento,variospuebloso unare-gión entera.Cameron(1993: 4-6) distinguesólo una

escalaregionaly unainternadel yacimiento.En nues-tro caso,hemospreferidoabordarel abandonodesdelos tres puntosde vista arribareferidos,a los quede-nominamosescalaregional,del asentamientoy de laestructura.

2. LOS ABANDONOS EN ESPAÑAY GALICIA

El abandonoactualde las estructurasen nues-tra zonatieneunaraízsimilar al del restode Galicia ybuenapartede España:la emigracióny el éxodoruralhacialasciudades.Talesfenómenossonhabitualesenlas másdiversasáreasy períodoshistóricos,por lo queno creemosnecesariocitarparalelos.En el casode Es-paña, la emigraciónes un fenómenoque toma cuerpoespecialmentea partirde 1880—dentrode unacoyun-tura mundialde desplazamientosa granescala—y queperdurahastalos años60, momentoen queseprodu-ce la última salida masiva (haciapaísesde Europa).La fase fundamentalesla comprendidaentrela últimadécadadel siglo pasadoy 1930. A partirde los años70, mercedal desarrolloeconómicodel paísdurantela décadaprevia,el recursoa la emigraciónya no re-sultarátannecesario.Es entonces(años70 y 80) cuan-do regresanbuennúmerode emigrantespara afincarsedenuevoenEspaña.La mecanizacióndel campodes-de finesde los años 50 y la urbanizaciónsondosfac-tores importantesen el procesoque lleva al final delas estructuras(socialesy económicas)más arcaicasdel campoespañoly especialmentegallego(dondelastransformacionesempiezana operaren los años70).El envejecimientode las poblacionesruralesy su faltaderegeneraciónson los problemasmásactuales.Comoconclusióna un estudiosobrearquitecturapopularga-llega, Llano (1980: 455) presentaunaseriedecausasque han motivado la despoblaciónde los lugaresypueblos y sus construccionestradicionales.Las tresmáspertinentesanuestrotrabajosonlas siguientes:lafalta de unareformaagrariaa tiempoque hubieraevi-tado la transferenciahacia el sectorterciario; la crisisde la economíarural tradicional y el surgimientodenuevasformasde producción,queconllevaríanla apa-rición de estructurasmásútiles para los nuevosusos(“al menosteóricamente”)y, por último, la vueltadelos emigrantes(estoúltimo paralas estructuras).

La migracióny el éxodorural han sido objetode muchosy muy exhaustivosestudiosque no es elcasopresentaraquí.El enfoquede la mayoríaes de ti-po históricoo geográfico.Cuandose tratade investi-gar los despobladosy su distribuciónes la Geografíala que,desdeantiguo(porejemplo,Aznar 1930).másconcienzudamenteha abordadoel tema;deunaforma,además,en cierto modosimilar a la de etnoarqueólo-gos y arqueólogos.De hecho,esla obraconjuntasobre

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pueblos deshabitadosde Asturias (V.V.A.A. 1989),enfocadadesdeun puntodevista principalmentegeo-gráfico pero de caráctermultidisciplinar, uno de lospocosejemplosde aproximaciónmaterial a los aban-donos,aunquesu visión es, no obstante,básicamentepatrimonial (valorcultural de los edificios tradiciona-les). El despoblamientode regionesha sido tambiénestudiadode forma histórica (GarcíaMartín 1982).Sin embargo,las conclusiones,se tratede la zona deEspañaquese trate,sonsiemprelas mismas:eléxodoy el consiguientedespoblamientotienen como causaprimeray más evidentela miseriade los emigrantes,que sevenobligadosa abandonarsushogares,aunqueseaduzcanotrasmotivaciones(SánchezAlonso 1995).Recientemente,parece que asistimosa una revisióncríticadel fenómenoen diversaszonasdeEspaña,es-pecialmenteen Galicia (Liz 1991), donde se trata deunacuestiónhistoriográficapreferente.Aspectosmássociológicos,como la figura del indiano o la mentali-daddel emigrante(AlvarezCampos1995),empiezana jugar un papel importante en la investigación.Detodas formas, no encontramosaún interpretacionesdesdeel puntodevistamaterial(o que tenganencuen-ta estefactor)sobreel abandonode aldeasy pueblos.Se trata de un campoinédito en nuestropaís y quepuededar frutos sorprendentes,siemprey cuandoseofrezcaninterpretacionesque vayanmásallá de la me-radescripcióndelos procesosderuina.

3. EL CASO DE ESTUDIO

¿ti. El áreadeestudio(Figuras1 y 2)

Escogimoscomozonade estudioel surde laTerradeMontes, áreaqueabarcapartededosprovin-cias(Pontevedra,principalmente,y Ourense)y cuatromunicipios(Cerdedo,Forcarei,Lalín y Beariz),lo quesuponeunos 100 km2. Se tratade una zonade relieveabrupto(surcadapor losMontesdo Testeiro),domina-da por el monte bajo (tojos, retama) y el bosquedefrondosas(roblesy castaños)y regadapor abundantesarroyosdeescasocaudal.Se comunicade formanatu-ral con la costa,a travésdel valle del Lérez(Ponteve-dra se encuentraa 30 km de Cerdedo>, y el interior(Ourenseestá a unos 50 km del límite oriental denuestraregión). Otra vía tradicional lleva a Santiagode Compostela,50 km al norte. Los puntosmásaltossonel Seixo,Costoiay San Benito, quealcanzanentorno a los 1.000 metrosde altura,mientrasque la al-titud mediaesde 600 metros.

La economíaha sido fundamentalmentedesubsistenciay autoabastecimiento:en ella hanpredo-minadoel ganadobovino, el maíz,el centeno,las pa-tatas y el lino (ésteúltimo ha desaparecidopor com-pleto).Porlo que se refiere a la distribuciónde la tic-

rra, el paisajeaparececaracterizadopor un acendradominifundio (0,3 Ha es el promediode tamañode lasexplotaciones).Si a ello unimos una elevadademo-grafía, esfácilmenteexplicablela importanciaque enla comarcaha tenido la emigración.Consecuenciaúl-timade esteprocesoes el gravedescensode poblado-

Fig. 2.- Detalle de la zonade estadio:1) Barro; 2) Carballás; 3)Presquciras;4) Penalva;5) Pousada;6) Fixó; 7) Leboxán;8)Ame-las; 9) A Grafla(Trasdomonte);10) Codesás-Badaolo(Trasdomon-te); II) Soutelo:12) Vilapouca; 13) Sanguñedo;14)Quintelas;15)A Trigueira; 16) Portomartín;17) AhIte; 18) Vitariflo. cuadradonegro: lugar central; triángulo negro: edificio citado en el texto;triánguloblanco:aldeacitadaenel texto. Las víasde comunicaciónson: segúnE-O, Pontevedra-Ourensey segúnN-S, haciaSantiagode Composteta.

Fig. 1.-Zonadeestudiodentrode Galicia.

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3.2.

ETNOARQUEOLOGÍA DE LOS ABANDONOS EN GALICIA 171

Lám. 1.- Vivienda estudiada en Vilapouea. La restauración conladrillo obedece a una reutilización de la estancia como pajar.

res que ha experimentado la zona desde mediados de siglo:en las primeras décadas se contaban en el municipio deForcarei 10.000 personas y hoy apenas llegan a 5.500. Losprincipales receptores de emigrantes han sido AméricaLatina, Estados Unidos, Suiza, Francia, Alemania, Andorray los focos industrializados de España. La presencia delindiano en la sociedad de la región ha sido así fundamental:en el estudio de los abandonos, como veremos, juegan unpapel de primera importancia. No lo es menos el hecho deque los emigrados fueran sobre todo hombres, con lo que lapoblación que quedó fue de niños, ancianos y mujeres. Aéstas últimas correspondió, de esta forma, un rolpreponderante en la vida económica y social de la comarca(véase un caso similar etnoarqueológico en Lange yRydberg 1972 y etnográfico en Bretell 1986).

La elección de la zona vino dada por sus ca-racterísticas económicas, sociales e históricas: se trata delárea dentro de la Terra de Montes donde se con- centra unmayor número de aldeas despobladas. Al norte de la zonade estudio se ha producido una mecanización ymejoramiento de las explotaciones que han frenado eléxodo rural. El sur de la comarca que tratamos vivefundamentalmente de rentas y pensiones, la edad media dela población es elevada y el abandono de edificios unfenómeno general. Por otro lado, la cultura material queencontramos en las estructuras abandonadas es todavía, enbuena medida, la tradicional, buen reflejo de una sociedadagrícola preindustrial y autárquico. Asimismo, un factorimportante de elección resultó el carácter arcaico de lacultura tradicional gallega en general. Como señalanHervés y otros (1997: 165): "...percibimos en Galicia unanotable continuidad en la organización, las formas desociabilidad, las mentalidades, etc. del mundo rural -lo queuna reciente corriente historiográfica ha denominado'persistencia del Antiguo Régimen'-". Los mismos autoresseñalan que la dialéctica entre continuidad y cambio "seconvierte en la clave explicativa de cualquierinterpretación".

Para llevar a cabo nuestro estudio visitamos casitodas las aldeas de la zona elegida (en tomo a 50), de lascuales utilizamos principalmente 18 en la investigación(Figura 2): Carballás y Barro en Cerdedo; Penalva,Presqueiras, Forcarei, Vilapouca, Soutelo de Montes,Sanguñedo, Vilariño, A Madalena, Quintelas, A Graña,Badaolo y Codesás (estos tres los citamos a vecescolectivamente como Trasdomonte) en Forcarei;Portoñiartín y. A Trigueira en Lalín; Lebozán y Alvite enBeariz. Cerdedo, Forcarei y Lalín pertenecen a Pon-tevedra y Beariz a Ourense. Algunos de los núcleosreseñados, sobre todo Quintelas, nos permitieron observarla actividad de los contextos sistémicos, más que losabandonos.

Dentro de los 18 núcleos elegidos para un es-tudio pormenorizado, seleccionamos algunos edificiosconcretos: en Soutelo, dos viviendas; otras dos en San-guiíedo; una en Vilapopea (Lámina 1); una casa y unedificio multifuncional en Alvite; una casa en A Graña. Elanálisis consistió en fotografiar las construcciones y losmateriales in situ, levantar planos a escala 1/50 de edificioy objetos y estudiar cualitativa y cuantitativamente elregistro mueble y su disposición espacial.

Las estructuras estudiadas

Dentro de los edificios señalados, las casas deSoutelo- 1 y Vilapouca son paradigmáticas de la ar-quitectura popular de la zona: en los planos (Figuras 3 y 4)figura la planta baja, dividida en establo y cocina. En elpiso superior se disponen las habitaciones y a veces unsalón (que apenas se utiliza). Soutelo-1 se dejó de habitatar1956 (aunque continuó en uso parcialmente para guardarútiles agrícolas) y Vilapouca entre 1967 y 1970. El tipo deobjetos abandonados es muy similar: vajilla y elementos decocina, aperos agrícolas y ganaderos (carros y arados enSoutelo, azadas, legones, hoces), útiles de trabajo (tejido,cantería, carpintería, etc.), algunas prendas de ropa ycestería.

Soutelo-2 y Sangüñedo-2 (Figuras 5 y 6) sontípicos ejemplos de viviendas pobres. No existe la grancuadra de los casos anteriores; En el caso de Soutelo, elpiso de abajo alberga un pequeño establo y la cocina, en elpiso superior se encontraban las camas. En Sangufiedo, enuna sola planta se disponen dos habitaciones, una cocina-alacena y una entrada-establo. Soutelo-2 se abandonó comovivienda en 1930 y a partir de 1949 se usó como pajar; haceunos 20 años que está abandonada por completo.Sanguiíedo-2 también se desocupó como vivienda hace unpar de decádas y tras usos parciales fue completamenteabandonada en 1992. En Soutelo encontramos un inventariocasi únicamente agrícola: carro, yugos, grada y sachadeira.De la primera ocupación no se conserva nada: algo lógico sipensamos, siguiendo a Cameron y Steven-

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172 ALFREDO GONZÁLEZ RUIBAL

Fig. 3.- Planode la plantabajadela viviendaasterisco:objetode cuero;estrella:botella.

Soutelo-1. Leyendade todoslosplanos: triángulo:objeto metálico;cuadrado:objeto de madera;

Fig. 4.- Planode la planiabajade la viviendade Vilapouca.

son (1993: 194),queun buenporcentajede lasestruc-turasque observamospresentanelementosque “sonresultadodeactividadesquetuvieronlugar durantelasfasestardíasy deabandonode la ocupación;esasac-tividadespuedenestarasociadasa comportamientosbastantediferentesa aquellosque se dieron durantelos primerosperíodosde ocupación”. En el edificiode Sanguñedo,donde la mayoríade los objetossontambiéndela últimaocupación,hay un númeroabun-

dantede intrusiones,aunquealgunosobjetos (restosde camas,útiles de cocinae higiene)permanecenenel lugardel contextosistémico.

Sanguíiedo-ly Alvite-l (Figuras 7 y 8) soncasaspopularestambiénhabituales:en el primercasola plantabajaacogeunacocinay un pequeñoestablo,separadopor un tabique y reutilizado como espaciomultifuncional. En Alvite-l sólo figuran en el planodosalmacenesy un espaciotechadodondese guardaba

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el carro y los grandesaperosagrícolas.La cocina sesitúa ala derechay los dormitorios arriba. En Sangu-ñedo-l se encuentranaperosagrícolas (yugo, hoces,mazosde maíz,mazaderode maíz,guadañas,cestos,galIas, rejasde arado),útiles de trabajo (sierras,se-rruchos,cinceles,mazosde lino), cacharrosde cocina,elementosde vestido (zuecosde madera),diversosobjetosde usodoméstico(candiles),etc. Hay tambiénvariasintrusionesrecientes.En Alvite-l encontramosobjetosdecocina,elementosagrícolas(arados,azadas,legones),útiles (azuelade carpintero,cinceles,siena)y algunasintrusiones.Sanguñedose abandonóentre1962 y 1965. De Alvite no tenemosreferenciasperoseguramentese dateenfechassimilareso ligeramentemásrecientes.Alvite-2 es un granhorno exentoreuti-lizado en variasocasionescon diversosfines.Aún si-

gueenusocomoalmacénde muebles(Figura9).A Graña(Figura 10) es un casoexcepcional.

Deshabitadaen 1977,se tratade un edificio quehacrecidodesdeel siglo xvmpor agregacióndeestruc-turas, lo queexplica su extrañamorfología.No cree-mos convenienteexplicar aquí toda la estructura:esnecesariosaberque en el primer piso se observa,deabajoa arriba en la Figura 10, una alacena,la cocina,el pasillo de accesoa la cuadray el restode las habi-taciones,y unazonade dormitorioscon salón al fon-do (sector 1). El sectorII, a la derechadel anterior,contienedoshabitacionesde usoagrícola (pajar, al-macénde grano, herramientas,leña, patatas,etc.) y elsector111 esun pajaral quese ha de accederdesdeelbajo(unabuenadescripciónde interior de casastradi-cionalesgallegas,muy similares a las nuestrasy en

Fig. 5.- Planode la plantabaja de la viviendaSoutelo-2,

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contextosistémico,se puedever en Risco 1993: 9-1 1).La cantidadde objetosy actividadesidentificadasesexcepcional.Aunquehayun grannúmerode intrusio-nes recientes,contamoscerca de trescientosobjetostradicionales(el total es de medio millar). Yugos,ho-ces, azadas,legones,guadañas,elementosde arado,cestas,carro,sachadeiray un largoetcéterapertenecenal campoagrícola;unavajilla entera,muchoselemen-tos de cristaleríay cubertería,variascerámicastradi-cionales,ollasy potesal de la cocina;abundantesele-mentosde vestido,artesanales,domésticosengeneral,mobiliario, etc. permitenreconstruircon fiabilidad lavida enestaviviendahacemediosiglo.

4. LA REGIÓN: LUGARESCENTRALES Y MARGINALES

Cuatrosonlos lugarescentralesen el área:lostres ayuntamientos(Cerdedo,Forcareiy Beariz) y unpueblo(Soutelode Montes).Las causasde su centra-lidad no revistenmayormisterio: son lugaressituadosen vías importantesde comunicación,dotadosde ór-ganosde administracióny servicios,en general conunatradiciónhistóricacomonúcleosrelevantes(enelcasode Soutelomarcadapor una feria). Pesea tratar-se en todoslos casosde pueblos(con menosde 1.000habitantes),la gente los contraponea las aldeas,de lamisma forma que se podría contraponerciudad ycampo.Se les denominavilas (villas) y gozande unprestigioqueobedece,sobre todo, aque hanabando-nadoel sectorprimario (la agricultura)y viven de losservicios(comerciosy administración),algo en quelos emigrantesregresadoshan tenido muchoque ver(RodríguezGonzález1997: 117).

Su propiaarquitecturaes un remedocaricatu-rescode la de lasciudades(Lorenzo1982: 117): edi-ficios de pisosy aglomeracióndel núcleourbano(pe-se a no haberproblemaalgunode suelo),usode ma-terialessintéticos y alógenos(sobre todo granito dePorriño, auténticosímbolo de estatus).Por lo queserefiere a la primera característica,se trata de lo que

Fig. 6.- Planode la plantabajadela viviendaSanguñedo-2.

Fig. 8.- Planode la plantabajadela viviendaAlvite- 1.

SANGUÑEDO - X iNFig. 7.- Planode la cocinade la viviendaSangufledo-

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GarcíaLeón (1996: 228) definecomo“incongruenciaentremediosy fines”. En nuestrasconversacionesconvecinosde aldeascircundantes,ha surgido en múlti-píesocasionesla expresióndesu deseodevivir en loscentroscitados.Muchasvecestal deseono era razo-nadoen términosfuncionales,sinomásbien simbóli-cos(allí esdondeestála “gente bien”, las casas“mo-dernas”o, simplemente“aquelloes otracosa”). Aun-queno despreciemoslas ventajasfuncionales,quesondeprimerorden(cercaníade los comercios,del trans-portea las grandesciudades,ocio,etc.),hay que tenerencuenta lo queseñalaSánchezJiménez(1982: 25):el campesino“constatasupobrezay atrasoruralespor-queprecisamenteha sido instadoa hacersuyoel sis-temade valoresde la ciudad,quedefinelo quees n-quezay pobreza,progresoy atraso, culto y zafio”.Cuandose alaba Soutelo, lo quese está loando sonsuscaracterísticasurbanas,todo aquelloqueha hechoquesediferenciaradel mundorural tradicional. En unalíneasimilar se expresaFlores (1979: 300): “La ciu-dad—la urbe—era,entreotrascosas,la representaciónde la cortesíay buenos modalesde los que, por su-puesto,sepensabacarecíael habitantede los mediosrurales”. Así pues,ya quees imposibleparecersea unaciudadpor la mentalidad(queentrañauna educaciónespecífica),es necesarioque parezcaque se tienenesos“buenos” modales,entreellos la limpieza: la ar-quitecturatradicional parece“sucia” a los ojos urba-nos.

Este fenómenopodríaconsiderarsela versiónreducidade lo queaunaescalamayorha sucedidoenGalicia con las villas o pequeñasciudades(Lalín, AEstrada,Carballiño, Silleda son las más cercanasaláreaque nosocupa) y los pueblosde su hinterland.Así, RodríguezGonzálezhabla de la “aparición decomportamientosurbanosen las villas rurales”(1997:118), perfectamenteidentificablesen pueblosqueac-túancomolugarescentrales(téngaseen cuentaqueenla regiónde estudiohay un vacíodeauténticasvillas,situadastodasmásalládeun radiode 30 km.). El cre-cimiento de estos núcleos contrastacon el estanca-mientoo declivede las aldeascircundantes.

El estatusde los lugares marginalesse fun-damentaigualmenteen razoneseconómicasy simbó-licas. Por lo que respectaa las segundas,bastacondarle la vuelta a lo expuestopreviamente:son sitiosdondeprima la arquitecturatradicional, el sectorpri-maño,la edadmediade sushabitanteses más eleva-da, la rentamenor.En nuestrasúltimas encuestas,sinembargo,atendíamosya a un procesocontrariode re-valoraciónde lo marginal, fruto, sin duda,de los me-diosdecomunicación:se apreciael paisaje,lo rústico,lo tradicional.GarcíaLeón(1996: 222) habladel paso“de una intensavaloración de lo urbanoa su críticafranca”; peroestoes algo —al menosen nuestrocaso—aún muy incipiente,que se aprecia“para la exporta-

Fig. 9.- Planodel edificio Alvite-2.

ción”; se ofreceasí al foráneo, sobretodo si esculti-vado,puesde tal formase muestraen la televisión(tu-rismorural, senderismo),peroraramentese sienteco-mo valorauténticoy propio.

Por lo que a nuestro trabajo incumbe, lasáreasmarginalespuedenseridentificadaspor elemen-tosdeculturamaterial:sin dudalosmejoresmarcado-ressonel aradode maderay el instrumentalde proce-sadodel lino; dondemayores su perduración,mayores el arraigode los usostradicionales.De tal forma,los pueblosquehanmantenidoel usodel aradotras laGuerraCivil sonaquellosmásaisladoso con unaeco-nomíamás simple: las aldeasde Trasdomonte,Refo-xos, Portomartín,A Trigueiray Alvite. Estaúltima esun asentamientoque llegó a quedarabandonadocom-pletamente,lo cualpuederesultarbastantesignificati-vo de su marginalidad(sólo hayotros dosmásasí enel áreade estudio:Adriány Oroyas).Por el contrario,enla zonade llano la introduccióndel aradode hierroes temprana,generalmenteanterior a la GuerraCivil.Los pueblos mencionadosprimero se encuentranenlugaresaisladosde formanatural: en el casode Tras-domonte, se trata de variasaldeasenclavadasen unvalle interior de los Montesdo Testeiro.A Trigueiray Portomartinestánen la falda de uno de los citadosmontes,en el encañonadocursoalto del Deza, y susaccesosno se hanasfaltadohastamuy recientemente(Portomartínen 1998).

En cuantoal cultivo y trabajodel lino, es enTrasdomontedondehemos documentadoun mayornúmerode elementosde trabajode estafibra (II), sincontaraquellosde los quenoshan habladoy no hemosvisto (que puedenduplicarel número).Frentea ello,en Soutelo, que tiene tres vecesmás viviendas,sólohemoslocalizadocuatro.En Trasdomontetoda la gen-te recuerdaaún el cultivo y lasdiversasfasesde ela-boracióndel lino, tanto por la importanciade la fibracomo porel largotiempoenque se utilizó. Algo simi-lar ocurreenFixó, otro valle en losMontesdo Testei-ro, lejos de las vías de comunicación,dondeel lino secultivó hastahaceunosveinteaños.

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En todoslos casoscitados,noshallamosconlos pueblosquemásduramentehansufrido el despo-blamiento.En Trasdomonte,las cinco aldeasacogenactualmenteunasnuevefamilias. En Fixó quedandos.En Alvite, ninguna,si bien se hacomenzadoa reocu-par mediantela iniciativa del turismo rural y las se-gundasviviendas.

5. EL ASENTAMIENTO: ZONAS DEABANDONO Y HABITACIÓNPREFERENTES

Nuevamenteinfluyen aquí razonesfunciona-les y simbólicas.Las zonasde habitaciónpreferente

dentrode los asentamientossonaquellasmejorcomu-nicadas, más salubres, mejor dotadasde servicios(dondelos hay). Debendistinguirselos criteriospre-viosa los años70 y los posteriores.Antes de esadé-cadaprimabanlos aspectoseconómicosbásicos:do-tación y tamañode fincas y huertasen torno a la vi-vienda,cercaníaa los camposdecultivo y pastos,fer-tilidad del áreainmediataa la vivienda, salubridad,etc. Se trata de valores que se puedenencontrarencualquierotra sociedadde tipo agrícolapreindustrial.A partirde los años70,conel regresodelos emigran-tes, el retrocesode la agricultura y la ganadería,elcrecimientodel bienestareconómicoy la introducciónde los usosurbanos,los aspectosapreciadosvariaronradicalmente. Ello ha conducido, en ocasiones,a la

O IBJIIIS 01 IRASAJI DEL LINO

Fig. 10.- Planodelprimer pisode la viviendadeAGrafia.

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dislocacióntotal de los asentamientos.Seaprecianhoydía la cercaníaa los servicios(cuandoexisten,sobretodo en los lugarescentrales)y a las vías principalesde comunicación.

Dentrode lo funcionalpodríasituarsela pro-ximidad a las carreterasy la disponibilidaddesolares.No obstante,ambosaspectosencierrancuestionessim-bólicasquetienen un papel fundamentalen los aban-donosa escalamedia.A ellas dedicaremosunaespe-cial atención.

Observandoel desarrollorecientedealgunasaldeas,sepuedeapreciarun desplazamientomarcadode la zonahabitadahacia la zonamáscercanaa lavíade comunicación.Caso paradigmáticoseríala aldeade Penalva,dondelas diez casastradicionaleshansi-do abandonadasy las cuatronuevasse extiendena lolargo de la carretera(nuevo eje de comunicación,transversalal antiguo).En SanMiguel de Presqucirasse ha despobladola zonatradicionalmentehabitadayse haproducidoel desplazamientohaciaun cruce.Al-go similarocurreen Soutelo,dondeel ejede atracciónesla carreteranacional.Muchasaldeastienen,así, unapartemodernaqueactúacomo telón o escenarioqueocultael núcleoantiguo,generalmenteruinoso,situadodetrás(Penalva,Pousada,ambasen Forcarei).En oca-siones,como en Penalva(Forcarei), se observaunaasombrosagradacióndeabandonosdesdela partemáslejanaa la carretera(la que primerose despobló)has-ta la máscercana(pero aún no en la vía misma),quese ha deshabitadomás recientemente(así, en las vi-viendasmáslejanasno hay electricidady el gradodedestrucciónes avanzado,mientrasqueenlas máscer-canas si existe corriente y se conservanen relativobuenestado).

La zonade la carreteraes la másvisible y laarquitecturade muchasde las edificacionesesclara-mentede ostentación,pensadaparasermostradaco-mo símbolode triunfo en la competiciónsuntuariayen lavida (Wilk 1990:38). En el cascoviejo la visibi-lidad esmínima. GarcíaLeón(1996: 228) denominaaesto“exhibición de símbolosde status”.Tal ostenta-ción alcanzaría(y aproximaríaen la mentalidad)a n-cos y a pobres:cadauno la expresadentrode suspo-sibilidades.

La explicacióncabriahallarlatambién en unplano funcional: las nuevasvías evitanel núcleode lospoblados,hay muchossolaresvacíos y la comunica-ción es mejor; en la zonavieja, además,no se podríandesarrollar los modelosarquitectónicos importados(Lorenzo 1982: 116). Habríaque añadirque muchasde las carasda beirada estradasonpequeñoscomer-cios queviven de la carretera(Ibid.: 115). Perosi noscentramossolamenteen los edificios residencialeslosbeneficiosde las vías se reduceny crecen los incon-venientes(mido, contaminación).UnaancianadeLe-bozán(Beariz)criticabala segregacióndelos chalets

de los indianos,concentradosen tomo a la carretera,mientras se abandonaba,sin razonescomprensiblesparaella, el puebloantiguo, dondela mayoríatienenposesiones(dondevivieron sus ancestros).Segúnsucriterio, seriamásadecuadoy másbeneficiosoparaellugar quese recuperaranlascasasviejasy los solaresoriginales.Chocanaquídosmentalidadescontrapues-tas: la tradicional, dondela comunidady la igualdadsonclaves,y la capitalista,dondeprima lo individualy competitivo.Ambosmundostienensu principal ve-hículode expresióna travésde la culturamaterial. Elmotivo de la separaciónde los antiguosemigrantesseríaanti-económico,puestoque el gastode adquiriry prepararun solarnuevoy edificar unaviviendaexnovo es muchomayor, sobretodo cuandola arquitec-tura de la construccióndebeadecuarsea la complejaorografíade la zona. A esterespecto,Home (1994:184) apuntaque “el uso de la arquitecturaparahacerafirmacionessimbólicassobreel prestigio o la igual-dad puedeafectara la relación estrictamentedemo-gráficao económica”.

La búsquedade la carreterahabríaqueenten-derla,en fin, máscomo formadeostentacióno enmas-caramientode la realidadaldeanaquecomo objetivopráctico.El hechodeque las casasal bordede la ca-rretera y modelosconstructivosmáscomplejos(cha-lets, edificios depisos)caractericena villas y ciudadesnosestáapuntandootro motivo simbólico de suedifi-cación frenteal abandonodel núcleoaldeano:hastaellugar másdiminuto tiene ínfulas urbanas.Lorenzo,alreferirsea modelosantiguosde la “casa-fachada’,di-ce que,si por delanteescompletamentediferentea latradicionalgallega,pordetrás“é nun todo idénticaásrestantescasascampesiñasvistas por diante”. Losgrandeschaletsde emigrantes,si ya no sonsimilaresmorfológicamente,síque seencuentranaúnapegadosa los usoscampesinos:en susjardines,juntoa las flo-res,no esraro verhilerasde berzas,patataso acelgas.A vecesse recurrea algún motivo arquitectónicotra-dicional que es reconstruidoa partir de los nuevosgustosy procurandoque las diferenciascon el modelooriginal seanostensibles(hay, por consiguiente,unarelacióndialécticaconel pasado:se despreciaperonose puedeprescindirdeél). Esteusoparcialdeelemen-tos de una tradición anterior ha sido observadoporJohnson(1989: 202) en viviendasde ca. 1500 en In-glaterraquerecurríanaciertosmotivos medievalesporrazonesideológicas.

No menosimportanteen la eleccióndel sitioes el deseode apartarsedel núcleo tradicional comorechazoa cuantosuponepara los indianos. La aldeavieja es símbolode subdesarrollo,pobreza,dependen-cia, atraso.Construirseun gran chaletal estilo de Es-tados Unidos o de cualquier país dondehan vividocomoemigranteses unavictoria sobresu pasado.Te-nerpresentela ruinosacasanatal anteel nuevoedificio

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es una metáforade su triunfo en la vida. Quizá másbienunametonimia,en la cualla casaesla ideau ob-jeto asociadoquesustituyeala vida (véasela cita deKus másarribay Kus y Raharijaona1990:21; respec-to a la metonimia:I-Iodder 1997: 165). El empeñoqueseponeen su construcción,aun cuandosuusoquedarestringidoa unospocosdíasal año,resultaun signifi-cativoindicadordelo dicho.William Jamesnarróunaexperienciapersonalmuy similara lo queaquíexpone-mos: al descubrirun claro taladoen un bosquede losMontes Apalachesdondesehabíaconstruidounatoscacabaña,reflexiona“(lo) queparamíeranadamásqueunahorrendaimagenen la rutina,eraparaellos (los le-ñadores)un símbolo perfumadode recuerdosmora-les, y entonabaun verdaderohimno de afán, luchayéxito” (cit. en Rorty 1991:58). En las aldeasgallegas,lo queen nuestrolenguajees un “memoricidio” en eldesushabitanteses unametáforadela victoria.

Cuandola construcciónlejos del áreaantiguano es posible,lo habituales camuflarlas viejasedifi-caciones(la ostentacióndelpobre):el “ennoblecimien-to” se realizacon materialesajenosala costumbrelo-cal: ladrillo, cemento,baldosas,azulejos,encalados,encintadosde cementoo cal, etc. Este procesodebeentendersedentrode un fenómenode emulación,quees—aquí también—la basedel cambioenla culturama-terial (Miller 1982:89). Así pues,encontramospue-bIosque tienenunapartede nuevoschaletsy unapar-te vieja caracterizadapor edificios “mimetizados”deprogresoy edificios tradicionalesen estadode ruina(abandonadoso reutilizadoscomo cuadras,graneros,trasteros,etc.). GarcíaLeón(1996: 228) hablaal res-pectode una“rupturade la unidadde estilo”. Porotrolado, es probablequeen la competiciónpor diferen-ciarse,las claseseconómicamenteprivilegiadasacabenpor abandonarel usode materialessintéticos(hoy alalcancedecualquiera,Miller 1982: 97) y la arquitec-turade las sociedadesindustriales(quetambiénesalgogeneralizado)y busquenla distinción en la vueltaalos elementostradicionales,a “lo rústico”, un fenó-meno claramenteobservableya en las ciudades.YaAdam Smith (cit. en Veyne 1972: 275) señalabaque“las casas,los muebles,los vestidosdel rico, al cabode un tiempo,sirven paralas clasesmediaso inferio-resdel pueblo;éstasestánen situaciónde comprarloscuandola clasesuperiorse aburrede ellos”.

Pero,de la mismaforma quenadiequierehoypasarpor pobre,enel pasadotampocointeresabaquela gente creyeraque uno se considerabapor encimadel resto:en unasociedadde “bien limitado” se pen-sabaque sólo se podía medrara costade los demás(GonzálezReboredo1995:22-23),algoquedesapare-cea partir del éxodoa la ciudady a lospaisesindus-trializados.Tradicionalmente,todaslas casasde unaaldeaeranmuy similaresen tamaño,forma y materia-les de construcción,entreotrascosasporqueasíse re-

forzabala idea de identidad de la población (Deetz1996: 1-2) y subrayabala igualdadde todoslos veci-nos(al menosen el plano social). Hoy día, las desi-gualdadessonmásquenotorias,peroen una sociedaddondefuncionenlas solidaridadesdealdea,el apartar-se de la regla sin justificación —aun en la forma deconstruirsela vivienda— puedeconducir a la muertesocial, al ostracismo(Wilk 1990: 38). Inclusoen unasociedaddesarticuladay cambiantecomola actual, losque se salende la norma enciertosusos(como la for-ma de emplearel ocio) sufren la condenade todo elpueblo.Estoera mucho más acentuadoen el pasado,cuandola casafuncionabacomo “un símbolosupre-modepertenenciaa unacomunidad”(Wilk 1983,1990:38). El abandono(o la transformacióndel edificio),puedeestarmotivadohoy, en parte, por la necesidad—antesinexistente—de diferenciarse.Wilk en su estu-dio sobrela viviendakekchi deGuatemala(1990: 39)señalaque “cuandoen la economíade la aldeapenetrala economíamonetaria,y algunascasaspuedensobre-vivir sin la cooperaciónde la comunidad,tambiénseliberande los estrechosconstreñimientosque la co-munidadimponeal consumo”(esto es,puedencam-biarel aspectodesu vivienda, medianteplacasde ura-lita y otros elementosindustriales).Se produceunacompeticiónde prestigio y “las casasse conviertenenimportantessímbolosde éxito en esa competición”(Ibid.: 38).

En los pueblos mayores,casode SoutelooForcarei,la imitación de las villas no se detieneen lourbanístico:dondeanteshabía un núcleo campesinoindiferenciado,ahorasurgeun áreapropiamentecam-pesina(la aldeavieja, dondese concentranlos aban-donos),un áreade servicios(bares,bancos,tiendas),generalmenteparalelaa un eje de comunicaciónim-portante,y un árearesidencialmoderna(chaletsdein-dianosy segundasresidencias).Se tratade unadispo-sición en “estratigrafíahorizontal”, en la cualel nivelmásmodemolo forma el árearesidencial.Cadazonaaparececaracterizadapor unos usoseconómicos,so-ciales y simbólicos, plasmadosde formamaterial lasmásdelas veces.

A caballo entrelo funcional y lo simbólicoestáel fenómenodel aislamiento,quese puedeponeren relacióncon la territorialidad, la demarcacióndelespacioy su defensa(al menossimbólica)frentea losintrusos(Sanders1990: 49). Entre vecinosde A Gra-ña <Trasdomonte)se alabóla situaciónde una vivien-daestudiadapornosotros,primeroporposeerfincas ydespuéspor encontrarseseparadadel núcleourbano.El vecindario,con el quesurgendisputasy enfrenta-mientosa lo largode la vida cotidiana,puederesultarmásun mal queunaventaja.Nosotrosmismosfuimostestigosde la cantidadde murmuracionesy acusacio-nesmutuasque puedensurgirenpocotiempode con-versacióncon los vecinos.Los motivos funcionales,

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no obstante,que explicanlos caseríosaisladospuedenserimportantes;es el casodelos presentadospor Saa-yedra (1994: 93) paraépocamoderna,motivadosporla stenochoriay la consiguientecolonizaciónde tie-rras alejadasde los núcleostradicionales.

Pero dentro de la jerarquíade ventajasqueentranen juego a la horade decidir seguirocupandounaedificación,la territorialidadno seencuentrapre-cisamenteentre las fundamentales:de hecho, suelenserestascasaslasprimerasen abandonarse.Son bue-nosejemplosel propio de A Graña(Eiravella)o el deSanguñedo(Coto da Mosca).El segundocasoes mássintomático.El conjuntode Cotoda Moscase encon-trababien situadoal lado de unavía tradicional.Conel tiempoéstafue sustituidaporunacarretera(el cri-terio de visibilidad/comunicaciónsuperaal de territo-rialidad) y el conjuntoquedóacien metrosde la nue-va vía y aisladodel restodel pueblo.Aunquela causade su abandonofue la emigración de sus habitantes,no dejade sercurioso quese tratedel únicoconjuntode casasabandonadoen unaaldeaque, pesea habersufrido la emigraciónde buen número de sus miem-bros, mantieneun importante censode vecinos. Dehecho,algunosedificios de Coto da Moscase vienenreutilizandocomoestabloso pajares.

Cuandodentro de un asentamientobastantepobladose abandonanalgunosedificios en númeronosignificativo (menosdeun tercio), seproducendepo-sicionessecundariasde desecho,alteracionesporjue-go infantil, etc. (queestudiaremosen el siguienteapar-tado)que no se danen aquelloscasosdondeel volu-men de construccionesabandonadoes muchomayor.El hechode que se desocupeunaparteconsiderabledel asentamientotransformalos usosespacialesde loshabitantesquequedan(los cualesdejande accederaciertaszonas).Estono es asíen el casode abandonospuntuales.Los edificios puedenser reutilizadospar-cialmente,conlafuncionalidadcambiada.

Un fenómenoque no nosha sido posible do-cumentares la expoliacióny saqueode elementoses-tructurales(del mobiliario hablaremosmás adelante).Aunquepudierapensarsequetal expolio no se produ-ce porqueya no se construyenmás casasen piedraymadera,tampoco parece que se diera en momentosdel pasadorecienteconespecialrelevancia.Varios denuestrosinformanteslevantaronsuspropiascasasconayudade canterosy, en su narración,un elementore-currentees el procesode obtencióny transportede lapiedra,a vecesdesdevarioskilómetrosy con carros.Es habitual y comúnmenteaceptadoel asertofuncio-nalistasobreesteproblema:en lugaresdondeabundala materiaprima,no se saqueaporque no merecelapena(Ascher 1968).

No cabede dudaquela disponibilidaddepie-dra es un factor de primera importancia,pero no esmenoscierto que puedenentrar en juego cuestiones

de tipo simbólico: tabúessobre la propiedadajena,sobrela propiedaddelos muertos;Graham(1993: 35)habla de “miedo a los muertos” entre los rarámuri;Home(1994: 182-83), ensu estudiode unpuebloira-ni, diceque“estructurasmarcadasconun significadoritual o memorial(...) puedenno serdedicadasa otrasfinalidades,al menoshastaquese hantomadomedidasapropiadasparadesconsagrarlas.() los lugarespue-denserretiradosdel ciclo de la reutilizacióny aban-donadosparasiempretrasla muertedel cabezade fa-milia u otro miembrodel núcleo doméstico”.Podría-mosrecordartambiénla omnipresenciay el valor fun-damentalde la muerteen la cosmologíatradicionalgallega.En nuestrocaso,por ejemplo,es destacablecomprobarcómo se conservala memoriade los due-ñosquehanpasadopor la vivienda, largotiempo des-puésdequedaraquéllaabandonaday aúnenminas.

Schiffer(1987: 110)señala,al hablardeaban-donosde tipo ritual, queel saqueoejerceunaatracciónirresistible sobre la gente, “pero los costos socialespuedenseraltos”. La objeciónquese nospuedehaceraestacita esevidente:Schiffer hablade abandonosri-tuales,lo quenoes nuestrocaso.Claro quesólo hastaciertopunto: Flores(1979: 310) señalaque“el buscarla intercesióny el apoyode lasfuerzassobrenaturalessuponíaunaconsecuencianatural de estamentalidad(la campesina)manifestadaa travésde muy diversasactividades,entreellas la construcciónde la vivienda”.Kus y Raharijaona(1990: 21), en un párrafo similar alcitadomásarriba, dicequeel espaciodomésticoes “unmedio primario para los marcadoresmnemónicos”yCunningham(1973: 235) piensaque “la casaes unade las mejoresmanerasquetienenlos pueblosiletra-dospara concentrarla esenciade sus ideas,dadalaausenciade literaturay la ocurrenciaesporádicay losgradosvariablesde participacióndel ritual”.

¿Cómopuedeun elementotansignificativo ycentralde lassociedadespreindustriales(y aún indus-triales) ser abandonadosin más,como quien se des-prendede la ropa vieja? Independientementede quela salida no tengaun fin “ritual” ni conlleve unare-presentaciónsimbólica explícita, el deshabitarla vi-viendasuponeuna cargasimbólica y emocionaltanconsiderableque se podría denominar“acto ritual”:

“Parael hombrepopular, su casa—su puebloen senti-do amplio— ha venido representandoel centro mismode su existencia” (Flores 1979: 339). Decir adiós aledificio es, en buenamedida,deciradiósala tradición,a la memoriaancestral (los “marcadoresrnnemóni-cos”). No nosparecetanextraño,entonces,queexistaun tabú,quizánuncaexpreso,sobrela materialidaddelas viviendasdeshabitadas.El hechode que no sepue-da verbalizarno quieredecir que no exista (Veyne1972: 245) o queno se expresea travésde otro len-guaje(las metáforasmateriales).

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6. LAS ESTRUCTURAS

&1. La naturalezadel desecho

Probablementeestaseaunade lascuestionesquehandespertadoun mayorinterésentrelos investi-gadores.La bibliografíasobreel tema,tanto desdeunpunto arqueológicocomo etnoarqueológico,es muyabundante.La relevanciaque el análisis del desechoposeedentrode la investigaciónse debesobretodo asu importanciavital en la interpretaciónde los yaci-mieMos.

Un primer puntoseríadecidirsi la deposiciónde losobjetosconstituye,como proponela terminolo-gíade Schiffer(1976)realmenteun C-transform(Ho-dder 1982b:47). A continuaciónhabríaquedistinguirentrelo que tambiénSchiffer (1972, 1987) denominadesechoprimario,secundarioy deJacto. Los limites,pesea lo que se pudierapensar,no aparecensiemprediáfanos.Una vez quehemos identificadoel desechocomo defacto o al menosprimario (itt siW) nos en-frentamosa la tareadedecidir si se tratadel productode unasólaocupacióno varias,cuestiónimportanteala hora de interpretar la funcionalidaddel espacio(Cribb 1983: 5). Hodderinsiste en el carácterde pa-limpsestode la prácticatotalidad de los suelosde ocu-pación (1982b: 56), mientras que Ascher (1968) yallamabala atenciónsobrela importanciadelos proce-sospost-deposicionalesen la configuracióndel regis-tro. Camerony Stevenson(1993: 194) señalan,comoya vimos,quela mayorpartede lo queobservamosesresultadodelas actividadesquesellevarona cabodu-rante las últimas fasesde ocupacióny abandono.Laenormedistorsióncon quenosenfrentamosa la horade interpretarel desecho(el propio término queusa-moses contradictorio,equivaleal inglés reflise o dis-card; Murray 1980:492, añademássinónimos)moti-vó queBinford (1981)sugirieraquesonprecisamenteesosprocesosculturalesde formación que sistemáti-camentealteran el registro primario del comporta-miento, los quedeberíanconstituir el objetivo princi-palde nuestrainvestigación.Home(1993: 52) va másallá al afirmar queel abandonoes “unaayuda infor-mativaparacomprenderadaptacioneslocalesy proce-sosde asentamientoalargopíazo”.

A la horade estudiarnuestroregistro mate-rial, nos encontramoscon que hay una cantidadex-traordinariamentealtade lo queSchiffer (1972: 160,1987:89) denominódesechodefacto:objetostodavíautilizablesquehansidodejadostras el abandono.Es-ta definición, suficientementeflexibleparaajustarseamuchassituaciones,se ha popularizado,y general-menteseutiliza, de forma muy restrictiva,de maneraque se sueleentendermás como “en el casode unabandonosúbito,todos los objetosquequedanen sudisposiciónoriginal” (FernándezMartínez 1994: 143).

El propio Schifferdebíadepensaren algoasícuandoformuló la definición,a tenor de los ejemplosaquerecurre.

Es habitual leer en la bibliografía tanto ar-queológicacomo etnoarqueológicaquea lo largo delestudio se documentóun “inventario completo” deculturamaterial in situ (Langey Rydberg 1972; Ste-vanovie1997,por recurrira dosejemploscitados). Talafirmaciónya resultadepor sí exagerada.Salvocasosexcepcionalescomo Pompeya,el descubrimientodeun inventario completo resultamás que improbable.En el casode Stevanovic,nosparecedifícil de creerportratarsede unaceremonia(imponeun sesgoen ladeposición)y en el de Langey Rydberg(1972: 428),porqueellos mismosreconocieronqueel sitio erasa-queadopor los vecinos y quieneslo deshabitaronnodejaron objetosde valor o sentimentales(Stevenson1982: 252-55).

Nosotrostampocohemosencontradola tota-lidad de objetos posiblesen un contexto sistémico.Ahora bien, en lugares como A Graña,Vilapouca oSanguñedo,contamoscon un número importantedemobiliario pertenecientea la mayoríade las activida-des que se pudieronhaberdesarrollado;incluso dis-ponemos de testimonios muy íntimos: fotografías(tambiénlocalizadasen Adrián), cartas,documentospersonales,elementosreligiosos, libros de texto ycuadernosinfantiles,objetostodosellos inéditosenlosestudiossobre abandonos,aunen aquelloscasosmásrepentinos.Ni en los campamentosmineros del Yu-kón, amenazadospor una riada, quedaronabsoluta-mentetodoslos objetos(Stevenson1982).

Si cualitativay cuantitativamentenuestrore-gisíro entradentrodela definición de Schifferparadefacto, lascausasquellevaron asu formaciónson dife-rentesa las que se suelenaducir(catastróficas).Al de-saparecerlos últimos miembrosde la vivienda,el re-gistro quedaconsiderablementeinalteradoy la granmayoríade los objetos yacen abandonados.Aunquese puedapresentarla muertecomounacatástrofe,noestal: los herederos—no el fallecido— son los quepla-nean—y contiempo-el abandonodel lugar. Los here-derosno muestraninterésen volver a la casapaternani en recogerlos objetos: la mayoríacarecende usoenel mundoindustrializadode los descendientes(ape-rosde labranza),otrosya los poseeny no los necesitan(vajilla, cubertería,muebles).Sólo losbienesde ma-yor valor (dinero,joyas,quizáalgún mueble)sonreti-rados.La casaactúacomo almacén,como un desvándondelos objetoshan quedadorazonablementeitt sí-tu, ensucontextosistémico.Veamosalgunosejemplos.

En el edificio investigadoen Vílapouca(Fi-gura4), el bancode carpinteroconservabatodavíalosútiles para trabajarla madera;en la cocina,juntoa lalareira, se encontrabanlas ollas y los platos;en la cua-dra los aperosdelabranza.En A Grañalas hocesaún

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ETNOARQUEOLOGÍADE LOS ABANDONOS EN GALICIA 181

estabanencajadasen su soportetras veinte años deabandono.En Sanguñedo-2(Figura6) el escañilresis-tía impertérritofrentea la lareira (dondevimos depo-sitadaunasarténantigua)y en Soutelo-2(Figura5), elcarro, la grada,la sachadeira,el solilio y los dosyugospermanecíanen la cuadradosdécadasdespuésdequeseabandonarael lugar.En los homosexentosdeSou-telo y Cerdeira(Irixo) pudimosver las palasdel pan ylos rodos, pesea haberseperdido la utilidad primerade los edificiosy estardedicadosuno aalmacénagrí-colay otro a cobertizoparaguardararenay cemento.

En ningún casose trata de abandonossúbi-tos; algunosedificios delos citadoscontinúanenuso,si bien conla funcionalidadcambiada,a veces—comoen Alviíe-2, hastamediadocenade veces identifica-bIes (casossimilares se han documentadoentre losfulani: David 1971 y enpobladosiraníes:Horne1994:176-83).En muchos,al desechodeJacto se ha añadi-do un desechosecundario:asíen A Graña(Figura10),dondeun vecinonosayudóa identificaralgunosobje-tos depositadostrasel abandonode la casa:leña,unagran barrenade herrero, materialesde construcción,etc. Parecequela complejarealidadda la razónaHo-ddery quenoshallamosrealmenteanteauténticospa-limpsestos(cf Lawrence1990:91).

Lo quequeremossubrayarsobretodo son losaspectoscognitivosligadosa unagranpartedel dese-cho.El factorfuncionalseríala inutilidad de los obje-tos (inutilidad quevienedadaporun cambiocultural,lo que no debeolvidarse),mientrasque el cognitivoes el cambiode percepcióndel mundo. Se ha pasadode unasociedadpreindustrial, ahorradora,conserva-dora,anti-consumista,que guardahastalo más inútil,a otraquedespreciaobjetosquepuedentenervalor y,además,estámuy pocoapegadasentimentalmentealpasado(deahíel abandonode fotos,cartas,etc.).Hayun rechazo,por otro lado, del mobiliarioque resultasímbolo de un estadopeor, más pobre, más depen-diente,másesclavo.Ningúnobjetode los depositadosen las casasabandonadastiene ya sentidopara loshe-rederos.Son culturascompletamenteopuestasy pocotnteresadasen mantenerun diálogo.Quizáasí se pue-da explicar que se abandonenalgunosobjetos,comolos personales,quesonmuy rarosen abandonospla-neados(Stevenson 1982: 259). Dada la brusquedadcon que se ha producidoel cambio cultural, quizásípuedaserconcebidocomo unacatástrofe,desdeluegomuy diferentea las inundaciones,incendioso inva-sionescon quesehanexplicadotradicionalmentelosabandonossúbitosenel registroarqueológico.

6,2, Ladeposiciónde la basura

Dadoel intensoproceso de reutilizacióndemateriasorgánicase inorgánicas,la basurapráctica-menteno existe.Los escasosvertederossuelenserlu-

garesno pensadosparatal fin (Schiffer 1987: 62; Ho-dder1982b:59) comolas canterascercanasa los asen-tamientos(Watson 1979: 119; Agorsah 1985). Sueledarselo que Schiffer ha denominadoTrash Magnet(Wilk y Schiffer 1979), estoes,quela basuraatraeala basura.Lo máscuriosoes que se siguenactualmen-te pautasde deposicióntradicionalesclaramenteina-propiadasen unasociedadindustrial: tradicionalmen-te los desechosse hanarrojadoa las calles, caminos,eras,alrededoresde las casas,etc. Puestoque setrata-basobretododematerialesorgánicosy dadala acidezy humedadde Galicia, pronto quedabanasimiladosalmedio.El usocontinuode la escasacerámica,el metalo el vidrio hacíanesta estrategiaviable. Hoy día semantieneestapautade deposiciónen muchasaldeasindependientementede que el plástico, las fibras yotros materialessintéticoshayansustituidoa los anti-guos.El resultadosonasentamientostapizadosde ba-sura:Vilariño es un casoparadigmático.Dadoquesetratade un lugar con economíaaún agropecuaria,lapermanenciadel comportamientoanteriores máscom-prensible.Porel tipo de patróntradicionaldedisposi-ción de los desechos,la basurapropiamentedicha(material no reutilizable)en los alrededoresde la vi-viendaesalgopoco habitual, frentea lo queseobservaenotros estudiosetnoarqueológicos(cf Langey Ryd-berg 1972;Rothschildeta!. 1993).

6.3. La disposiciónde losmateriales

Peseal claropredominiode losenfoquespo-sitivistasen estecampo,tambiénse hanofrecido visio-nesmáscomplejasen las cualesse muestra,medianteel estudiode objetosdesechados,que “entre residuosy sociedadesintervienela ideade ‘sociedad”’ (Hodder1994:70),como en el casode losestudiosespacialesdeMoore (1982).

Como norma general observada,se puedeapuntaruna tendenciaen la disposiciónglobal de losmaterialesquedeja los espacioscentraleslibres,mien-trasque las acumulacionesse producenen paralelo alas paredes.Cuandohay un muebleen medio de lahabitación,su perímetroserodeatambiénde objetos.Quizáestéen relaciónconla propianaturalezadefac-to de los objetos:se mantienela limpiezao aparienciade limpieza inclusoal final de la ocupación(Schiffer1987:97-98).

Una de las primerasseriesde hipótesisquedebenser tenidasen cuentason aquellasreferidasalvolumen y diversidadde objetosdocumentados.Aquíla funcionalidaddelosespaciosesdecisiva:de ahíquelas estructurasagrícolastiendana albergarun númeromuyreducidodeobjetosen cantidady diversidad.Lasartesanales,por el contrario,acogenunagrancantidadde objetosmuy diversosy suelentenergran númerode intrusiones;las cocinas,por su parte,presentangran

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númerodemobiliarioy bastantediverso.Por serespa-cios de sociabilidad,contienenasimismoobjetosaje-nosa su funcionalidad.Lorenzodiceal referirse aes-la estanciaque “...elafai xirar 6 seuredor todo o vi-vir dosmoradores”(1982: 123).

Dentrodela disposicióndelos objetoses fun-damentalentenderla concepciónde limpieza (I-Iodder1982b: 61) y la dualidadde espacioslimpios/sucios.Parececlaro queun espacioqueentreenel conceptode “sucio” generaráunacantidady tipo de materialesmuy diferentea unoconsiderado“limpio”. Podríamosdividir el espaciode la casarural gallegade dosplan-tas en otrastantaszonas (Fernándezde Rota 1994:409-410): elprimerpiso, identificadoconla suciedad,el desorden,el trabajo y la vida social y el segundopiso, ligado a la limpieza, el orden, el descansoy laprivacidad.En la mayorpartedelas viviendasvisita-das,el gruesodel inventariose encontrabaen los ba-jos, mientrasen la partesuperiortan sólo se observael mobiliario básico: camas,arcones.Siguiendo esteesquema,podemosfácilmenteclasificarcomodeposi-ción secundariatodoslos objetosqueencontramosenla zonade dormitorio de A Graña(ademásde por elestudiode los materialesen sfl. En estecaso, stnem-bargo, no se respetala distribución de habitacioneshabitual(cocinay dormitoriosestánenel mismopiso,Figura 10).

Otros factoresque afectana la distribucióndel mobiliario (SchleppEffect, Schiffer 1987: 69-70;principio de McKellar, Schiffer 1987:62-64,etc.),in-fluyen sin duda en el registro, perotienenun escasosignificadocultural (véaseun resumende la críticaet-noarqueológicaen Moore 1982: 74-75; también sepuede aplicar la crítica a las “leyes históricas” deVeyne 1972: 213 y Ss.). En unalíneasimilar, Haydeny Cannon(1983)señalanla atracciónqueejercenlospozos como depósitosde materiales.En nuestrocaso,armarios,hornosy corrales(cortellos),parecensusti-tuir a los silos (inexistentesen nuestrazona) comoreceptoresde desecho,queno es siemprebasura:po-demos estarante actitudesconservativas.Este tipode comportamientosnos llevan a vecesa preguntastan surrealistascomo ¿por qué se llenan de zuecosviejos los hornosdel pan?(lo hemosvisto en cuatroaldeasdiferentes)Las “leyes” se revelan más bieninútiles para respondera cuestionesidiosincrásicascomoésta.

La organizaciónfamiliar esun aspectoimpor-tanteen la disposicióndel registro,aunqueraramentese tiene en cuenta.En el casogallego,los hogaressontradicionalmentematrifocales (según definición deBrogger y Gilmore 1997: 213): ya desdeépocamo-derna,la emigraciónen masade varones“les obligó(a las mujeres)a gobernarla casa(...) y aenfrentarsea toda clasede trabajos” (Saavedra1994: 128).El re-sultado es una mujer que domina en las decisiones

económicas,agrícolasy familiares(Lisón 1979: 249).Nuestraexperienciade campopersonal corroboraloseñaladopor los antropólogose historiadores:al me-nos en dos viviendas,fueron lasmujereslas quenosdieronpermisoparaentraren los edificios (desu titu-laridad, no del marido), lasquenos mostraronlasca-sas,el mobiliario y nos informaronsobretodo ello. Elvarónpermaneciósiempreen un segundoplano.

El estudio del géneroa travésde la culturamaterialy su simbologia,que es lo que aquínosinte-resa,debesu origena la arqueologíafeministay aun-queen generalno ha prestadoatencióna los procesosdeabandono,sí, encambio, se ha fijado en el usodelespacio(un buen ejemplo es el estudio de las casasswahili en Donley 1982). Ciertos teóricosde la co-rriente post-procesualofrecen,también,algunainter-pretaciónetnoarqueológicaen este sentido (Hodder1982a: 83-84, 1982b; Moore 1982).

Por lo que respectaa la disposiciónde losobjetostras el abandono,pensamosque una forma dedetectarla presenciafemeninaesla identificacióndelmobiliario relacionadocon su actividad. El problemaesquela mujerestáinvolucradaenla prácticatotalidadde las actividades.Hay algunas,no obstante,que lecorrespondenen exclusivay el mejorejemplode elloen nuestrazonaes el trabajodel lino: lasoperacionesde mazado,espade/ada,hilado y tejido son tareasfe-meninas.Es más, se tratade una labor realizadaporlasmujeresen grupo, quese desplazabande unacasaaotra: un día hilan en una, al díasiguienteen otra, loque produceun sentimientode comunidaden las mu-jeres“cuita sumadesímbolos,personaxes,alegorías,sinais,amores,mitos, ritos e fatigas” (Gil de Bernabé1992:65). En general,los instrumentossedistribuyenpor granpartede la casa:asíen A Graña(Figura 10),aparecenen las habitaciones1, 2 y 9. Todos los obje-tos,menoslos de la habitación9, aparecieronrazona-blementeitt situ (estoes,dondese usaron).Si la mujerhubieseestadoconfinadaaalgúntipo degineceo,losartículosdetejido habríanaparecidoen una sola habi-tación (como en los yacimientosibéricos, por ponerun ejemplo,dondeaparecenjuntospesasde telary fu-sayolas).La libertad de deposiciónesdisposición delibertad.

La actividad infantil ha recibido una mayorconsideración.Porlo observado,puedeintroducir im-portantesmodificacionespost-deposicionalesenel re-gistro, bien seapor la sustracciónde mobiliario, porsu adicióno por el desordende lo depositado.Tal ac-tividad ha sido puestade relieve por autorescomoHammond y Hammond (1981), Hayden y Cannon(1983)y Schiffer (1987: 75). Los segundosenfatizansu participaciónenla dispersiónde fragmentosde unartefacto,dislocaciónde desechos,etc. En nuestroca-so, hemoscomprobadosu actuaciónen los propioselementosestructurales.Así, en Chousa de Bispo

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ETNOARQUEOLOGIA DE LOSABANDONOS EN GALICIA 183

(Soutelo) —un despobladodel siglo XVI-XVIII pro-bablemente—los niños añadieronmuros medianerosde mampuesto(para hacerseuna cabaña)a algunasedificaciones.Que eran partede un juego infantil lorevelabanlas acumulacionesde hojas,tierra, cortezas,etc. imitando alimentos.En una excavación,el ar-queólogointerpretaríalos muretescomo estructurasrealizadaspor pastoreso algo similar.

Más relacionadocon la mentalidades elcambioen la significaciónde los espacios:la cocinapierde su papel vertebradory centrípetoy el salónusurpasu lugar. En el casode A Graña,tal paso seobserva claramente:abandonadahace veinte años,cuandoya operabala transformaciónde la mentali-dad, la cocinaaparececomoun espaciodedicadoex-clusivamenteala elaboraciónde alimentos,mientras,al fondo, el salónse convierteen el foco de la activi-daddoméstica.Contrastacon Vilapouca-l y Soutelo-1 abandonadasantesde que se produjerael cambio.En A Grañael gruesodel inventario(a másactividadmásmateriales)se sitúaen el salóny no en la cocina,mientrasque en los otros dos casoses al revés. Elcambioen la mentalidadafectatambiéna la distribu-ción de los espaciosinteriores: el tabiqueque separala cocina y conformaun pasillo de entradaindepen-dienteno apareceen lascasastradicionales(Vilapou-ca, Soutelo-l, Sanguñedo-ly 2), a lascualesseacce-de directamentepor la cocina. En la nuevacultura, loprivado, de menorimportanciaantes,cobravalor. Uncaso semejantepero explicadopor una mayorcom-plejidaddelasfuncionesesel recogidoenDeetz(1996:161-163),dondeel cambioentrela casade tradiciónmedievaly la georgianaesidénticoal quenosotroshe-mosdocumentadoparaun momentomuchomástardío.Anterior al deDeetzes el ejemploestudiadoporJohn-son (1989: 205), de principios del siglo XVII en In-glaterra: igualmente,con la introducciónde unanue-va mentalidad,post-medieval,se sustituye la entradadirectaa la casapor unaindirecta,paragarantizarunamayorprivacidad.Broggery Gilmore(1997) explicanla existenciao inexistenciade accesodirecto al inte-rior del hogarcomoreflejo del estatusfemenino:don-dela mujerestámássometidaal varón,el accesoes atravésde un patio o pasillo (Andalucía),dondedispo-ne de unamayor libertad, laentradaes directa(Naza-ré, en Portugal, un caso muy semejanteal queaquíanalizamos)(ver figuras3, 4 y 9).

Otro aspectosignificativo es la ausenciadesillas en lascasasabandonadas.En cualquierade losmapaspodemosobservarbancoscorridos de madera(escafiles)o depiedray algunabanqueta.Sedisponíanen tomo a la lareira, comose observaen Sanguñedo-2 itt situ. En un bancocorrido ningún miembrode lafamilia sobresale,ni hombresni mujeres,ni adultosniancianos.La silla, porel contrario,es el equivalenteaun trono(Johnson1989: 201; Deetz1996: 166). Su in-

troducción,en algunassociedades,sirve como marca-dor de estatus.Es significativo que, en nuestrocaso,la únicasilla seala depositadaen la cocinade A Gra-ña (Figura 10, habitación4).

Otrosfenómenosqueconformany distorsio-nanel registroson los saqueos,las sustraccionesse-lectivasy aportaciones(no de basura,quese identifi-canconrelativafacilidad) y lasherencias.

A lo largo de nuestrotrabajopudimoscons-tatardossaqueosvandálicos.De uno de ellos tuvimosratificación oral, mientrasqueen el otro pudimosde-ducirlo del análisisespacial.El primero esel edificiode Sanguñedo-2(Figura 6). Tras su primer abandonofue objeto de un saqueosistemático,probablementemotivado por la búsquedade oro, joyas y dinero (sesabiaqueuno de los dueñosde la casahabíasido re-lojero). La actualdueñase lamentabadel estadoenque quedóla vivienda: arrancarontabiques,desmon-taron lascamas,levantaronlas tablasdel techo,mo-vieron los muebles,tiraron portierra los objetosme-noresy los papeles,etc.En el casode A Graña(Figu-ra 10) nosencontramoscon unos signosextraordina-riamentesimilares: las medianerasde maderahabíandesaparecido,las camasfueron desprovistasde col-chonesy somieres,habíagrancantidaddeobjetosporel suelo en completodesorden.A estodebenañadirsevariasdeposicionessecundarias.Pesea todo, la inter-pretación de las habitacionesno es excesivamentecomplicadasi seobservanlos objetos y su disposi-ción (enA Grañaesalgo másproblemático).

Dentro de las aportaciones,un casointere-santees el de Soutelo-l (Figura 3), dondela viviendase dividió por herencia.El dueñode la cocinadeposí-tó allí un arado,que de otra forma seríadifícil de ex-plicar (existíaya uno en su contextonormal,en el es-tablo,el efectoschleppfalla aquíde formaflagrante).Tambiénpodrían inducir a confusión las intrusionesde A Graña: localizamosun buen número de piezasrelacionadascon el trabajo de herrero(unabarrenaymuchaspiezasamortizadas).El problemaaquí seríamás gravepuestoque se podríaclasificarcomo áreadeactividadmetalúrgicaunazonade dormitorio.

Las herenciassuponenun problemaconside-rable cuandoprovocanmodificación en las estructu-ras,que sepuedeproducir incluso cuandose abando-nael edificio, total o parcialmente.El casoqueacaba-mos decitar(Soutelo-l),unacasaquequedódivididaentredos familias, ha generadouna duplicacióndeinstrumentosde labranza(carro y arados),guardadoseneledificio desocupado.La herenciapuedeafectarala estructurade la casa:se deshabitauna zona y otrasigue en uso; puedecambiarel destinode unaparte,mientrasla otra mantienesu finalidad primera, etc.Junquera(1993: 66-78)presentaalgunoscasosde edi-ficios cuya división implicó cambiosfísicos. Llano(1996: 58) recogeejemplosdel siglo pasado.

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6.4. Reconstrucción de áreas de actividad

Es labor tradicional del arqueólogo la recons- trucción de los procesos que se han realizado en los distintos espacios a partir de los restos con que se en- cuentra y su disposición. En los casos que analizamos hemos observado diferentes grados de dificultad en la interpretación según el tipo de habitaciones. Así, los espacios agrícolas y los dormitorios son los más fácil- mente diferenciables. Los primeros por la estructura y los útiles, reducidos en número y de grandes dimen- siones. Los segundos por tener un mobiliario muy ca- racterístico (arcón y cama) y carecer de objetos pe- queños (excepto por post-deposición). Las cocinas son fáciles de identificar por elementos estructurales, pero resulta más complicado distinguir las diversas actividades llevadas a cabo en ellas. Se trata del lugar más importante de la casa, el núcleo de socialización principal, donde confluyen todos los miembros del ho- gar. Por ello, el número de acciones es más diversifi- cado, como lo es la cantidad y diversidad de objetos. Pero el problema principal se da con los edificios ar- tesanales y multifuncionales. Dos buenos ejemplos son Alvite-2 (Figura 9) y la habitación lY-1Z de San- guñedo-1 (Figuras 7 y ll).

En el primer caso se constatan actividades de fabricación de pan, carpintería, almacén y reparación de colmenas, almacén de instrumentos agrícolas, tras- tero-basurero, todo ello en unos pocos metros cuadra- dos. La superposición de elementos en el espacio no significa en modo alguno la superposición en el tiem- po, pero establecer la secuencia de actividades resulta muy complejo. En San guñedo-1 sí parece que fueron simultáneas en el tiempo (no quiere decir que se prac- ticaran a la vez, Horne 1994: 176-177) las labores de

Porche Cocina hab. 1 hab. 2

Fig. ll .- Distribución del número de objetos por tipos funcionales en las estancias de Sangnñedo-1. Se observa que el porche es un lugar preferentemente agrícola con casi 20 objetos (los elementos domésticos son basuras); la cocina se puede identificar también con claridad: casi 50 objetos relacionados con la elaboración de alimentos o la vida doméstica (candiles, ropa, cestos, planchas); por el contrario las habitaciones multifuncionales presentan una mayor variedad, con los diversos campos representados en grado semejante.

serrado y preparación de la madera, el mazado del maíz, la conservación de vino y el depósito de aperos agrícolas.

Uno de los fenómenos más interesantes cons- tatados es el referente a la especialización. Parece que los trabajos que se realizan de forma “profesional” (aquellos a que se dedican más horas y de los que se obtienen mayores rendimientos) se caracterizan en el registro arqueológico por conservar una imagen del proceso de actividad completo y concentrado, mien- tras las labores que se realizan de forma complemen- taria aparecen en el registro de forma incompleta y

’ dispersa (en una línea similar, vid. Baker 1975: ll). Veamos algunos ejemplos encontrados.

En Codesás (Trasdomonte) documentamos, dentro de un hórreo, un equipo casi completo de zo- quero: desde los objetos utilizados para preparar la

5 materia prima (cuero y madera), hasta aquéllos em- pleados en los retoques finales, pasando por elemen- tos de calzado en proceso de elaboración. En A Grafía (Figura lo), los instrumentos~agrícolas (hoces, azadas, legones, gradas, yugos, sachadeira) aparecieron en serie completa en una habitación (pasillo de entrada) .(ver otro ejemplo de la misma vivienda en la lámina 2). En Soutelo-2 (Figuras 5 y 12) descubrimos el equi- po entero necesario para plantar maíz (arado, grada y sachadeira, con soliño y dos yugos).

En Soutelo-1 documentamos un equipo com- pleto de pedrero-cantero, desde los pistolos para los bloques más grandes y bastos hasta diminutos puntei-

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dos en una habitación muhifuncional de A Grafía.

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ETNOARQUEOLOGfA DE LOS ABANDONOS EN GALICIA 185

1

‘ig. 12.- Número de objetos relacionados con el ámbito doméstico y la agricultura en Soutelo-2.

ros para culminar los detalles (en total en tomo a cin- cuenta instrumentos). En Quintelas, una casa guardaba casi medio centenar de objetos de carpintero en una caja. Las referidas hasta ahora son actividades que sa- bemos practicadas por sus dueños de forma profesio- nal y durante buena parte de su tiempo. Los equipos aparecieron en una sola habitación y en series com- pletas. Ello no significa, no obstante, que las activida- des se realizaran en las habitaciones donde aparecie- ron los útiles.

Por contra, en A Graña (Figura 10) tenemos útiles para trabajar el lino esparcidos por toda la casa y que cubren sólo una parte del proceso (preparación de la fibra y madejas, ya hemos indicado el papel de la mujer en la dispersión). En Soutelo-1 aparecieron ~610 dos de estos instrumentos. En Alvite-2 (Figura 9) son una decena los elementos de carpintero (entre ellos un banco); que la actividad era poco especializada lo subraya el hecho de que la misma persona preparaba la materia prima (elementos de serranchín: serrones, sierras’ y sierra portuguesa). El mejor ejemplo de acti- vidades poco especializadas realizadas por la misma persona lo tenemos en contexto sistémico en Quintelas. En una misma casa encontramos útiles de albañil, can- tero, carpintero, agricultor y tejedor. De los cinco, sólo los dos últimos se realizaban como actividades espe- cializadas a tiempo completo (dentro de la relatividad del término en sociedades agrícolas preindustriales).

6.5. Actividades de conservación y su influencia en la distorsión del registro

Se debe a Binford (1977) la importante dis- tinción entre actitud conservativa (curuted) y oportu- nista (expedient). La primera es la que prima en nues- tro registro y llega a alcanzar niveles que, desde nues- tra óptica industrial y consumista, se juzgarían absur- dos. A nosotros no se nos ocurriría guardar durante cincuenta anos un útil que no utilizamos. En Quinte- las, Codesás, Barro (Cerdedo) encontramos arados de madera que habían perdido su utilidad en la inmediata

posguerra. Si sabemos que determinado útil fue deja- do de usar en determinado momento y como arqueó- logos quisieramos datar un yacimiento mediante tal analogía podríamos encontrarnos con un error de me- dio siglo o más. Se llega en ocasiones a casos extre- mos de conservación: así el raro besadoiro (arado pe- sado) de Quintelas, un apero de grandes dimensiones y cuyo uso desapareoió de la zona probablemente an- tes de la Guerra Civil. El dueíío no se decidió a que- marlo hasta 1997. En Cerdedo una fqrnilia conservaba una grada de madera inútil para el trabajo (medio po- drida y con sólo tres dientes). Cabría pensar en un Wnculo sentimental, pero éste, si existe, es a todas lu- ces negativo. Se ven estos objetos como símbolo de esclavitud y sometimiento a la tierra (Lámina 3).

La posible explicación la recibimos en una aldea de Irixo (Arnelas), donde se nos dijo que tenían todos los aperos guardados y que no se deshacían de ellos. A nuestra pregunta de por qué conservar algo que no.se usa, nos respondieron diciendo que tenían miedo a que volvieran tiempos pasados. Ese temor a la vuelta de la penuria (motivado en última instancia por la dependencia que el campesino tiene de las cir- cunstancias ambientales) lo constatamos en muchas entrevistas con gentes de la comarca. Sin embargo, se trata sólo de parte de la explicación. Nadie guarda un arado medio podrido por si tiene que utilizarlo algún día. Existe también la resistencia a deshacerse de ob- jetos que han costado un precio o un esfuerzo. Por otro lado, nos encontramos con el amor hacia la obra salida de las propias manos o aquélla ligada especial- mente a su dueño. Así, el apero mas preciado -dentro de la repulsa general hacia éstos- es el yugo; precisa- mente una de las pocas piezas decoradas del inventa-

Um. 3.- Actividad conservativa y deuda simbólica: tres carros, dos gradas, dos arados de vertedera, un arado romano, dos sementaderas y dos “soliños” inútiles en un cobertizo tradicional de Badaolo (Tras- domonte).

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rio material gallego y donde suelen campear las ini- ciales de su posesor. Es habitual, sin embargo, encon- trar los yugos en las leñeras, como una madera más para quemar. No obstante, y contra lo que nos señala la lógica, el hecho de colocar los yugos en los monto- nes de leña no significa un final cercano. En Vilariño, en 1996, localizamos dos viviendas con yugos entre montones de madera. En el verano de 1998 aún no habían sido quemados.

Una de las principales actividades’conserva- tivas es la que afecta a los materiales de vidrio. En la comarca no hay hornos cerámicos: los recipientes provienen en su mayoría de alfares ourensanos (Niño-: daguia) a unos ochenta kilómetros de la región. Es pues un material escaso y preciado, que explica la pervivencia de la vajilla de madera (Deetz señala para los Estados Unidos del siglo XVIII la abundancia de metal y madera ante la escasez de cerámica, 1996: 79-~ 80). Que nos encontramos ante un material de valor lo demuestra la aparición de dos vasijas de Niñodaguia rotas pero conservadas en la habitación 5 de A Graña (alacena/almacén). Son hechos como éste los que nos permiten acercarnos a la idea de valor en las socieda- des preindustriales.

La necesidad de disponer de recipientes a ba- jo coste conduce a la reutilización del vidrio. Hemos podido observar la reutilización del cristal en contex- to sistémico (Barro, Cerdedo, donde la dueña de la vi- vienda guardaba varias cajas con tarros en el desván de su casa, lámina 4). La posibilidad de reutilización del cristal podría ser la clave explicativa de algunos casos de arqueología moderna: por ejemplo, en las plantaciones danesas de Ghana, donde se sabe que hubo hospitales pero no han aparecido botes de medi- cinas, solo botellas de bebidas alcohólicas (Bredwa- Mensah y Crossland 1997: 65). También en el caso expuesto por Leone et al. (1997: 114): el problema resulta, esta vez, la abundancia de recipientes medici- nales. En nuestros edificios aparecen decenas de bote- llas de cristal, casi exclusivamente de bebidas alcohó- licas, y distribuidas prácticamente por todas las habi- taciones, con concentración en las cocinas. Es proba- ble que en ocasiones no se les haya podido encontrar una utilidad a estos recipientes, pero cuesta despren- derse de un objeto alógeno, industrial, imposible de reproducir en el ámbito doméstico y cuya adquisición ha supuesto un coste económico. Rothschild et al. (1993: 134) advierten un número especialmente alto de contenedores vacíos en los edificios que investiga- ron. Su abundancia viene dada no por la materia en que están realizados sino por sus amplios y variados usos (algo que explica también la proliferación de re- cipientes en los casos arqueológicos vistos y en el nuestro propio).

Probablemente, el mejor reflejo material de la actividad conservadora sean los corrales, patios y

LL&. 4.- Actividad conservativa: botes de cristal en una caja (abajo a la iquierda). Actividad conservativa y deuda simbólica: “ripo” para el lino, arcones antiguos y yugo (Barro, Cerdedo).

alrededores de las casas (backyard dumps: Schiffer 1987: 44). Mientras están en uso, se amontonan los más diversos tipos de chatarra, leña, materiales de construcción (piedra, teja, ladrillo), etc. De todos ellos, los materiales más conservados son quizá los metáli- cos (hierro) por su tradicional escasez en Galicia y es- pecialmente en el medio rural: buepa muestra de ello son las docenas de rejas de arado romano que hemos descubierto en casas abandonadas (c$ su reutilización en Liste 1991: 249), pero en general se puede aplicar a cualquier materia sintética o alógena. Tal actitud conservadora ha sido observada en otros lugares (Hay- den y Cannon 19833; Schiffer señala, acertadamente, que estos rnaterial~ no se pueden oalific$con pro- piedad de desecho (Schiffer 1987: 44). Hayden y Can- non (1983: 131) alirman que “cuanto mayor es el po- tencial de valor futuro, más tiempo se conserva”. En todo caso debe de tenerse en cuenta, siempre, que la idea de “valor” es relativa culturalmente, lo cual con- diciona todas las prácticas conservativas (Moore 1982: 76).

Los depósitos de “material reciclable” se identifican raramente en los alrededores de viviendas abandonadas (por ejemplo A Graña, pero ya con ele-

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ETNOARQUEOLOGÍA DE LOS ABANDONOS EN GALICIA 187

Cerámica2%

otros33%

metal43%

Fig. 13.- El inventadode Soutelo-l esbuenreflejo de lasactivida-desconservativas,asícomodel escasousodela cerámicaen la co-marca.

mentosindustriales,como chatarrade coche).Pensa-mos que los objetos que parecíanreutilizablesseguardaríansobre todo en el interior de los edificios.Muchosde los materialesde viviendas deshabitadas,comoSoutelo-l (Figuras3 y13),teníangrancantidadde útiles rotos o deteriorados,peroguardadosen ar-marios y cajones.Camerony Tomka (1993: 15-16)indicanqueestoes unaparticularidadde los abando-nos permanentes:se deja lo inservible o poco útil sise piensaqueno seva a volver. En nuestrocaso,cree-mosquedebeinterpretarsemás biencomo unaactivi-dadconservativadel períodopre-abandono.De hecho,en el interiordelas viviendasaparecetambiénmuchomaterial de construcciónen buen estado,sobretodotejasy madera,y lo mismohan observadoRothschildy colaboradores(1993: 133-134).

7. CONCLUSIONES

“la estructuraque habíadadocalor y sopor-te a la sociedadhabíasufrido un colapso,y en su lu-gar la genteveíasólo un mundoque se volvía cadavez máscomplejoy queiba másallá de sucontrol in-mediato. Fue en este momentocuandose llevaron acabolas compensacionescriticasque puedenverseenel universomaterial de la época,cuandoel equilibrioy el orden—que se centranen el individuo- asumenlamayor importancia” (Deetz 1996: 185). Podríaserunadescripcióndela Galicia de 1970,perosetratadeEs-tadosUnidosdoscientosañosantes.

A partir de los años 70 se produceen Gali-cia, como poco antesen otras partesde España,uncambioaceleradoquelleva a una sociedadconrasgosdel Antiguo Régimenal mundocapitalistae industrial.En el casogallegoeseprocesoes másviolentopor laparticularidadde la zona,económicamentemuchomásatrasaday atadaa unosusossocialesancestralesque

no acababande desaparecer.Estoes algo, contodo,que todavíaseobservaen estosmomentosen distin-tos lugaresdel mundo; LeeKuan Yew decíarefirién-doseal OrienteAsiático: “somossociedadesagrícolasque se han industrializadoen una o dosgeneraciones.Lo que en Occidentesucedióa lo largo de 200 añosomásestásucediendoaquíen 50añoso menos,de mo-do que forzosamentetienen que producirsedisloca-cioneso disfunciones”(cit. en Huntington 1997: 115).

La mentalidadde un campesinode ¡920 nodistabamuchodela deuno de 1520 (en estesentido,la obrade Saavedrasobreel Antiguo Régimenen Ga-licia sealargaen el tiempohastalas primerasdécadasde nuestro siglo). La de un joven aldeano de 1970tendráya bastantepoco quever con la de susances-tros. Entreambasfechasse ha producidoun fenóme-no fundamentalque estáen la raíz de los abandonosobjeto de nuestroestudio: la emigración.La emigra-ción sirve de puente mental para unir dos mundoscontrapuestos.Desdefines del siglo pasadolos galle-gos observan realidadesradicalmentediferentes aaquellasen que viven, en cartas de los emigrantesoen suscharlasa la vuelta,que magnificanla Jaujatec-nificada y ubérrimadel NuevoMundo (ÁlvarezCam-pos 1995: 124-125).Las minuciosasy exageradasdes-cripcionesde lospaísesde Ultramar, los primemsob-jetosque de allá llegan, las fotografías,algún diario,más tardela radio y el cine, “abren los ojos” del cam-pesino,quecomienzaa serconscientede su pobreza,de su atraso,de su sumisióna las servidumbresde laaldea(Mato 1984:55). En generalel vehículode co-municaciónentreambosmundoses la cultura mate-rial: se alaban los automóvilesy no la democracia,por ponerun ejemplo.Ese“diálogo entrecivilizacio-nes” es el primero que se sueleproducir, aunquelomaterial no sea,en ocasiones,másque el soportedelasideas.

Ese nuevo mundo es la huida del AntiguoRégimen,contodo lo queestosignifica y no sólo enla esferaeconómica.Porquela importanciadelos fac-tores cognitivosrelacionadosconla emigraciónestal,quese hallegado adecir, paraotro casode migracióncomo es el de los dogón de Mali, que “el objetivoeconómico,conseguiruna gruesasuma, es secunda-no” y la racionalidadde la migraciónen tal sentidoresulta“dudosa” (Petit 1997: 533-34),pesea ser loshabitantesdeMali infinitamentemás“pobres” quelosgallegos(sobrelos aspectoscognitivosde la emigia-ción, ver tambiénMaloka 1997).

Unavezque seconsiguehuir del AntiguoRé-gimen,bien mediantela emigracióna Ultramar, bienmedianteel éxodo a la ciudad o la tecnificacióndelcampo,se observael pasadocomo unalacradela quees necesariorenegar.Ese odio hacia lo propio y elamora lo nuevo,a lo quele ha permitidotriunfar, seexpresaen diferentescampos.Uno claro es la lengua:

cristal22%

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el rechazodel gallego,“lengua bruta”, y la adopcióndel castellano,como “lengua de status”,pues ocurreque“modificar la formadehablares modificarlo que,paranuestrospropiospropósitos,somos” (Rorty 1991:40). Otro es el olvido de los usostradicionales,lascostumbresheredadasy la adhesióna las observadasen los lugaresdesarrollados.

Por lo quea nosotrosrespecta,la culturama-terial es fiel testigode estecambio.Se abandonanloshogaresancestrales,las viviendasde piedraen que lamayoríanacieron,y se edifican chaletsde estilo ame-ricanoo suizoenlugaresprominentes,lejos del núcleotradicional aldeanoy agrícola. Se impone el edificioindividual, separadodel restomediantesetoso vallas(un nuevosentidodeterritorialidad),con habitacionesinútiles, dondelos espaciosde ocio desbancana losde trabajo,dondela fachadaes más importantequeelinterior. O biense enmascarala casanatal,se la trans-forma en un edificio moderno.Dentrode las vivien-das, los espaciosde sociabilidadcambian:la cocinadejade serel centroy el salónpasaa ocuparsu fun-ción (yahemosvisto el casodeA Graña).

Los objetos mueblesdel Antiguo Régimenson arrinconadosy olvidados, perono se descartan.La mentalidadconservadoracampesinano desapareceen el marasmomodernizador.Los aldeanoshanvivi-do momentosmuydurosde dependenciade la tierra yde susmanos,y temenquela riquezaactualpuedade-saparecery seanecesariorecurrir nuevamenteal ara-do. Sin embargo,estaactitud tiene muchode simbóli-co y prácticamentenadade funcional, como pudierapensarse.Si la creenciaenel “eterno retomo” estuvie-se basadaen presupuestoseconómicos,los antiguosinstrumentosse mantendríanen buenestado.Estora-ramentesucede:ni sedestruyenni se conservan,de talforma quepareceexistir unaespeciede deudasimbó-lica conel pasado.En el fondo, la actitud esprofun-damenteantieconómica,comoya hemosseñalado.

El abandonode los edificios con inventariosextensosdeculturamaterialsepuedeentenderen estemismo sentido.Fotografías,cartaso yugos son partedel mismo mensajehistórico de connotacionesnegati-vas queno interesarecibir. Estasactitudesde “histori-cidio” aplicadoa uno mismo se explicanen el marcode rápidafracturaen que se produjo el cambio haciael mundomodernoen la zona.En las sociedadesdon-de la fracturano haexistido, el odio al ayersesustitu-ye por respetoo inclusoveneración,reflejado, igual-mente,en la relacióncon la cultura material: es raroel pueblofrancésdondelos antiguosaperosde labran-za no aparezcanexpuestoscomo gloriosasreliquiasen los jardinesde las casasde los agricultoresactua-les. En esta línea sin fractura, Deetz(1996)presentael cambiono traumáticode los EstadosUnidosen elsiglo XVIII. El problemade la zonaque estudiamoses quela misma transformaciónqueseoperóenFran-

cia o en América a lo largo del siglo XVIII y primertercio del siglo XIX, en algunaszonasdeGalicia tuvolugar de forma súbitaen los años 70 y 80. Desdeelpuntodevista materialno seprodujo la habitual,pro-gresivae inconscientesustituciónde una“moda” porotra (Deetz 1996: 185-186), sino la aniquilaciónex-cepcional,rápiday conscientedela anterior.Una dom-nado memoriaede un pueblocontrasí mismo,contrasu pasado.

Si queremosentenderla evoluciónde la so-ciedadgallegaalo largodel siglo XX y no atendemosa su relacióncon la cultura material,es probablequeperdamosmuchasclavesimportantesde comprensióndel fenómeno.A tenorde tal relaciónpodríamoscon-cluir queni la pobrezadel pasadofue tan agudani elbienestarpresentetanespléndido.Lo ideológicojue-ga un papelde primera importanciay, como ha seña-lado repetidas veces la corriente post-procesualenarqueología(Shanks y Tilley 1982; Parker Pearson1993), se utiliza frecuentementepara enmascarar(ointerpretar)la realidad(y no sólo en contextosfunera-rios). En la relaciónmetafóricacon el pasadomuchasrelacionessecambiany tergiversan.La hipérbolees,por ejemplo,elementorecurrente.Es hipérboleel edi-ficio fastuosoen la aldeaperdiday míseray es hipér-bole la estigmatizaciónde un pasadoque se reducealaradoy el yugo.

Es evidenteque los actualeshabitantesdelcampogallego estánnegociandosu pasado,lo estánredescribiendo,de la mismamaneraqueel historiadorreescribe (interpreta) los acontecimientospretéritospara entenderlosmejor: “Los mismosactoressonlosprimeros(...) enver lo quehasucedidoa travésde laretóricade lo que se piensaque ha sucedido”(Veyne1972:243).Se manejandiferentesepisodiosdel pasa-do —materialmentereflejadosen el aradoo la camisade lino— para “crear un yo presenteal quepodamosrespetar”(Rorty 1991:53). JuanBenet,conscientedelprocesode construcciónde la historia propia a partirdel momentoactual,escribióque “el hombrelleva acaboeseesfuerzointelectualgraciasal cual una tra-yectoriaelegidapor el instinto es justificadaaposte-riori por la reflexión” (1974: 235).Parael yo presen-te, el azarno existe,todo tiene sentidoy ahíestánlosmejorestestigos, los mudosobjetos,que puedenserinterpretadosa nuestravoluntad.Rorty (1991: 27) afir-ma, refiriéndosea los revolucionariosdel siglo XVIII,que lo quevislumbrabanentoncesera “la posibilidadde hacerquecualquiercosapareciesebuenao mala,importanteo insignificante,útil o inútil, redescribién-dola”. En el casode los filósofos y lospoetasse usóel lenguajeescritode las novelas,ensayoso poemas,perocuandoobservamosa las sociedadescampesinas,la “redescripción” debemosbuscarlasobre todo enmetáforasmateriales,pueslos puebloscuyo principalvehículode expresiónno esla escrituranarransuHis-

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ETNOARQUEOLOGÍADE LOS ABANDONOSEN GALICIA 189

toria a travésde losobjetosy la relaciónquecon ellostienen,de la mismaforma quenosotrosla escribimosconpalabras.

Deetz(1991: 4) dice que si fuéramoscapa-cesde entenderel significadode los objetos tal comofueron pensadosy usados,podríamosllegar a enten-der mejor la Historia. Nosotroscreemosqueparaquela comprensiónseaaún mayor habría que añadir alpensamientoy al usoun factor fundamental:el aban-dono.

AGRADECIMIENTOS

El profesorDr. Víctor M. FernándezMartínez,graciasasu interésy paciencia, ha supuestouna ayudafUndamentalen larealizaciónde estetrabajo.La Dra. CarmenOrtiz leyó varias ver-sionespreviasy me hizo matizar(cuandono abandonar)algunasideas.Menciónespecialmerecentodosaquelloshabitantesde Terrade Montesquehanhechoposibleestetrabajo:los informantesquemeintrodujeronenel Antiguo Régimeny laspersonasquemefaci-litaron el accesoa suscasas.Me sientoespecialmenteen deudaconla gente de Trasdomonte,cuyas vivenciasde otra época nuncasehannegadoacompartir.

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