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Actas XV Congreso AIH (Vol. II). FRANCISCO RAMÍREZ SANT ACRUZ. El discurso médico del «Guzmán d... - EL DISCURSO MÉDICO DEL GUZMÁN DE ALFARACHE: EL CASO DE LA CÓLERA La importancia de la medicina en la vida y obra de Mateo Alemán es aún un capítulo poco estudiado dentro de la amplia bibliografía dedicada al autor del Guzmán de Alfarache. Si bien se reconoce que Alemán, debido a la profesión médica de su padre y de un tío, entró, desde muy joven, en contacto con la forma de vida de un médico, su lenguaje y su papel en la sociedad 1 , es prácticamente un clamor generalizado que el gran sevillano estudió medicina forzado por su padre y que a la muerte de éste no dudó en abandonar los estudios médicos porque éstos jamás le agradaron 2 1 "Desde niño [Alemán] debió acompañar a su padre, médico de la cárcel real, y tomar así contacto directo con las miserias humanas", A. DOMÍNGUEZ ÜRTIZ, Los judeoconversos en la España moderna, Mapfre, Madrid, 1992, p. 228. 2 GUZMÁN ÁLVAREZ relaciona el abandono de la medicina con la frustración de no poder ayudar a su padre a mejorar de salud: "Lo que sabe de Medicina el doctor Hernando Alemán es insuficiente para mismo; lo que aprendió Mateo aun lo es más. El doctor se agota; la carrera de su vida llega al fin ... [Alemán J regresa a continuar unos estudios que quizá no le atraigan; acaba de ver; además, la impotencia de los mismos en el caso que más le interesaba" (Mateo Alemán, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1953, p. 38). DONALD McGRADY: "Having arrived at this point in his studies, Alemán suddenly decided, for unknown reasons, not to pursue a medical career. It is possible that he had studied medicine only to please his father" (Mateo Alemán, Twayne, New York, 1968, p. 15). EDMOND CROS: " .. .las circunstancias [del abandono de los estudios] nos hacen sospechar que sólo por obediencia filial emprendió los estudios de medicina" (Mateo Alemán: Introducción a su vida y a su obra, Anaya, Barcelona, 1971, p. 18). Para MAURICIO MOLHO, la medicina es una llaga que le recuerda a Alemán su exclusión social: "Más tarde, Mateo empezará los estudios de Medicina, que nunca terminará. Además, la Medicina no le gusta, quizá porque ésta quedaba abierta a los cristianos nuevos de su especie" (Introducción al pensamiento picaresco, Anaya, Barcelona, 1972, p. 60). JOSÉ MARÍA MICÓ: "La nada boyante situación de la familia tras la muerte de don Hernando y una vocación médica no demasiado asentada en Mateo fueron, sin duda, las causas del abandono" ("Introducción" a su edición del Guzmán de Aifarache, Cátedra, Madrid, 1992, t. 1, pp. 16-17). Existen más críticos que se conforman con señalar que Alemán dejó la medicina por razones poco claras, pero no se interesan por indagar este asunto más a fondo. BENITO BRANCAFORTE escribe: "Sin que se sepa por qué, abandonó sus estudios de medicina tras completar el cuarto curso, y en 1568 volvió a Sevilla para vivir con su madre" ("Introducción" a su edición del Guzmán de Alfarache, REI, México, 1990, t. 1, p. 13 ). WILLIAM ARTHUR CHRISTENSEN: " ... we know that -11- Centro Virtual Cervantes

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EL DISCURSO MÉDICO DEL GUZMÁN DE ALFARACHE: EL CASO DE LA CÓLERA

La importancia de la medicina en la vida y obra de Mateo Alemán es aún un capítulo poco estudiado dentro de la amplia bibliografía dedicada al autor del Guzmán de Alfarache. Si bien se reconoce que Alemán, debido a la profesión médica de su padre y de un tío, entró, desde muy joven, en contacto con la forma de vida de un médico, su lenguaje y su papel en la sociedad1

, es prácticamente un clamor generalizado que el gran sevillano estudió medicina forzado por su padre y que a la muerte de éste no dudó en abandonar los estudios médicos porque éstos jamás le agradaron2

1 "Desde niño [Alemán] debió acompañar a su padre, médico de la cárcel real, y tomar así contacto directo con las miserias humanas", A. DOMÍNGUEZ ÜRTIZ, Los judeoconversos en la España moderna, Mapfre, Madrid, 1992, p. 228.

2 GUZMÁN ÁLVAREZ relaciona el abandono de la medicina con la frustración de no poder ayudar a su padre a mejorar de salud: "Lo que sabe de Medicina el doctor Hernando Alemán es insuficiente para sí mismo; lo que aprendió Mateo aun lo es más. El doctor se agota; la carrera de su vida llega al fin ... [Alemán J regresa a continuar unos estudios que quizá no le atraigan; acaba de ver; además, la impotencia de los mismos en el caso que más le interesaba" (Mateo Alemán, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1953, p. 38). DONALD McGRADY: "Having arrived at this point in his studies, Alemán suddenly decided, for unknown reasons, not to pursue a medical career. It is possible that he had studied medicine only to please his father" (Mateo Alemán, Twayne, New York, 1968, p. 15). EDMOND CROS: " .. .las circunstancias [del abandono de los estudios] nos hacen sospechar que sólo por obediencia filial emprendió los estudios de medicina" (Mateo Alemán: Introducción a su vida y a su obra, Anaya, Barcelona, 1971, p. 18). Para MAURICIO MOLHO, la medicina es una llaga que le recuerda a Alemán su exclusión social: "Más tarde, Mateo empezará los estudios de Medicina, que nunca terminará. Además, la Medicina no le gusta, quizá porque ésta quedaba abierta a los cristianos nuevos de su especie" (Introducción al pensamiento picaresco, Anaya, Barcelona, 1972, p. 60). JOSÉ MARÍA MICÓ: "La nada boyante situación de la familia tras la muerte de don Hernando y una vocación médica no demasiado asentada en Mateo fueron, sin duda, las causas del abandono" ("Introducción" a su edición del Guzmán de Aifarache, Cátedra, Madrid, 1992, t. 1, pp. 16-17). Existen más críticos que se conforman con señalar que Alemán dejó la medicina por razones poco claras, pero no se interesan por indagar este asunto más a fondo. BENITO BRANCAFORTE escribe: "Sin que se sepa por qué, abandonó sus estudios de medicina tras completar el cuarto curso, y en 1568 volvió a Sevilla para vivir con su madre" ("Introducción" a su edición del Guzmán de Alfarache, REI, México, 1990, t. 1, p. 13 ). WILLIAM ARTHUR CHRISTENSEN: " ... we know that

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Vale la pena, sin embargo, detenerse en el episodio del abandono de la carrera médica, ya que existe la posibilidad de que Alemán se alejara de las aulas por causas ligadas a su origen converso y, no necesariamente, por su rechazo a la Medicina. Alemán no cumple todavía los 17 años cuando se gradúa de bachiller en Artes y Filosofía en la Universidad de Maese Rodrigo el 28 de junio de 1564. De inmediato se matricula en la misma Universidad para oír el primer curso de Medicina3

• Aunque no se han encontrado documentos que comprueben su aseveración, Mateo Alemán afirma en su Ortografía castellana haber pasado por las aulas de Salamanca4

• Si esto fue así, debió haber ocurrido en el año 1565 porque para el 24 de octubre de 1566 aparece inscrito en la facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá5

• Después de la muerte de su padre en marzo de 1567, Alemán termina el tercer curso y se matricula para el cuarto. Sin embargo, pocos meses antes de la obtención del título abandona los estudios en abril de 1568. A contracorriente de gran parte de la crítica, Márquez Villanueva señala como razón principal para abandonar los estudios de Medicina el impedimento de unas probanzas de linaje6

• Por alguna razón, a decenas de conversos conocidos se les permitió graduarse en Alcalá a lo largo del siglo XVI, pero no a Mateo Alemán. Al respecto

(Alemán] not only completed the typical arts currículum of his day, but al so (like his father before him) studied medicine for four years, although (unlike his father) he left off his studies near the end of the last year for unknown reasons, and never practiced medicine profesionally" ( The Renaissance psychology of"Guzmán de Alfarache", tesis doctoral inédita, University of Texas at Austin, 1997, p. 37).

3 Alemán acredita su matriculación ante un notario, poniendo a su condiscípulo Juan Benitez por testigo: " ... que conosce al dicho bachiller matheo aleman de quatro o ¡;:inco años a esta parte e sabe que! dicho bachiller matheo de alemana cursado en el colegio mayor de sancta maria de jesus e vniuersidad des ta ¡;:ibdad en la facultad de medi¡;:ina desde principio de septiembre del año pasado de mili e quinientos e sesenta e quatro años hasta agora ... ", FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN, "Documentos hasta ahora inéditos referentes a Mateo Alemán y a sus deudos más cercanos (1956-1607)", Boletín de la Real Academia Española, 20, 1933, pp. 173-174.

4 "Y o me acuerdo haber asistido en las escuelas de Salamanca y Alcalá de Henáres algunos años, donde cursé, y se trataban de todas las facultades que profesé ... " (Ortografía castel/,ana, ed. José Rojas Garcidueñas, El Colegio de México, México, p. 85; he modernizado la ortografía).

5 Cf. RODRÍGUEZ MARÍN, op. cit., documento XII. Para su matriculación y pruebas de asistencia a cursos en los años 1567 y 1568, confiéranse los documentos VIII, XIX, XXI, XXII.

6 FRANCISCO MÁRQUEZ VILLANUEV A, "La identidad de Perlícaro", Homenaje afosé Manuel Blecua, Gredas, Madrid, 1983, pp. 423-432.

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apunta Márquez: "El candidato [Mateo Alemán] pretendía acreditar no ya su 'limpieza' (empresa inconcebible), sino un judaísmo de relativo buen ver"7

• Esto, sin embargo, le fue imposible por razones desconocidas a Mateo Alemán que sólo se dejan intuir a partir de los múltiples conflictos que enfrentó a lo largo de su vida. Ciertos episodios de ésta muestran un Alemán de difícil trato, soberbio y, en general, con no muy buena reputación. Probablemente Alemán sabía que no le iban a permitir graduarse en Alcalá y prefirió marcharse antes de recibir esa afrenta pública y no porque detestara la medicina.

Mateo Alemán abandonó la carrera médica, pero eso no quiere decir que haya abandonado la medicina, o para decirlo más exactamente, no olvidó los conocimientos adquiridos en las Facultades de Medicina en las que se matriculó. Estos conocimientosª se reflejan en múltiples aspectos de su obra cumbre, así como en otros momentos de su vida creativa. Que tenía muy presente su formación médica se desprende de algunos pasajes de su última obra publicada, los Sucesos de d. frai García Guerra, en los que con experto lenguaje médico describe la enfermedad del arzobispo de México9

• Incluso· se toma la libertad de advertirle al lector que los

7 !bid., p. 430. 8 CHRISTENSEN comenta la formación médica de Alemán: "But his medical

education was potentially much more important in this regard, since psychology constituted an important part of a medica! education in sixteenth-century Europe, which invariably included close attention to the De anima, as well as the psychological parts of the Parva naturalia. Further, when one considers the fundamental links between natural philosophy and the study of medicine, and the importan ce of natural philosophy in defining the battle lines in the academic debates that defined medieval and renaissance thought, one can begin to appreciate how potentially significant Alemán's education could have been in contributing to the formation ofhis ideas about man and the world. The timing of Alemán's education would seem to place him as the student of a discipline characterized by an empiricist orientation ( or as one historian of sixteenth and seventeenth-cen tury medicine has termed it, «practica! materialism» ), and a naturalistic approach to the Aristotelian texts, at a time when university reformers were pushing a very different intellectual agenda, anda very different reading of Aristotle" (op. cit., p. 38).

9 F. MÁRQUEZ VILLANUEV A señala sobre el historial clínico que hace Alemán del arzobispo: "Su informe acerca del curso de la enfermedad es en todo momento de un descarnado carácter técnico, hasta el punto de poder servir hoy de base a un diagnóstico retrospectivo"; "El canto de cisne de Mateo Alemán: los 'sucesos de Frai García Guerra' ( 1613 )",JI! Curso de Cultura Hispanojudía y Sefardí (Tol.edo, 6-9 Septiembre, 1993), Asociación de Amigos del Museo Sefardí, Caja de Castilla-La Mancha, Madrid, 1994, p. 246.

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médicos de García Guerra tomaron decisiones equivocadas durante una intervención quirúrgica, ya que la operación "no se hizo según era conveniente, porque no avía de ser por entre la tercera y cuarta costilla como se hizo, sino más bajo" 1º.

Si se considera, entonces, la formación médica de Alemán, no resulta sorprendente que nuestro autor haya recurrido a ciertas teorías contem-poráneas sobre la formación de la personalidad para estructurar no pocos de sus personajes. De forma más específica, Mateo Alemán elaboró sus personajes desde la perspectiva de la filosofía moral y, sobre todo, del discurso médico 11

, presentando así una patología de las pasiones. Para percatarse de esto es necesario vincular al gran sevillano con las figuras de Francisco Villalobos,Juan Luis Vives y la tríada de médicos-filósofos, conformada por Gómez Pereira, Francisco Sánchez y Huarte de San Juan. En el presente trabajo me limitaré a mostrar algunas afinidades del pensamiento alemaniano con el Tratado del alma ( 1538) del filósofo valenciano Vives.

La ira y la venganza son dos pasiones decisivas no sólo en el accionar de Guzmán, sino también de varios personajes. Por ejemplo, al inicio de la Segunda Parte, Guzmán juega una broma bastante pesada a uno de los convidados de su amo, el embajador. Cuando el agraviado doctor se entera que fue Guzmán quien provocó, con sus mentiras, tan desagrada-ble momento, estalla en ira y

de tal manera se volvió contra mí, que partía con los dientes las palabras, no acertando a pronunciarlas de coraje ... Y faltándole todo género de venganza, no pudiendo con otra que la sola lengua, la soltó en decirme cuantas palabras feas a ella le vinieron, de que hice poco caso ... Desto se enojaba más, ver que de todo me burlaba, y fue causa que la soltase demasiadamente" 12

10 Los Sucesos de don Frai Garcia Guerra de Mateo Alemán fueron editados por ALICE H. BUSHEE, "The Sucesos of Mateo Alemán", Revue Hispanique, 25 (1911 ), p. 392; he modernizado la ortografía.

11 MARÍA EUGENIA LACARRA señala que "ambos [discursos] contribuyeron a la formación de las teorías relativas a la personalidad y a la valoración moral de las conductas"; "La ira de Melibea a la luz de la filosofía moral y del discurso médico", en RAFAEL BELTRÁN y JOSÉ LUIS CANET (eds.), Cinco siglos de "Celestina": Aportaciones interpretativas, U niversita, Valencia, 1997, p. 109.

12 Citaré el Guzmán de Alfarache según la ed. de José María Micó, 2 tomos, Cátedra, Madrid, 1992. En adelante en el texto con la sigla GdA, seguida del número de tomo y página; como en este caso: GdA, II, 87-88.

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Vives, a su vez, escribe en su Tratado del alma que "hay quienes creen vengarse de una injuria con un movimiento despectivo, con un gesto feo o un ultraje" y apunta que uno de los efectos de la cólera es "el impedi-mento de la palabra"13

• La descripción del doctor encaja perfectamente con las premisas del filósofo valenciano.

Si bien es cierto que probablemente en las cuatro novelas intercaladas se encuentren algunos de los personajes novelescos con las mayores enfermedades del alma, también es posible encontrar un personaje similar en un breve episodio que relata el caso de una mujer que al percatarse de la forma en que ha sido difamada por uno de sus preten-dientes "Revistiósele una ira tan infernal y fuele creciendo tanto, que nunca pensó en otra cosa sino en cómo ponerlo en efeto. Líbrenos Dios de venganzas de mujeres agraviadas, que siempre suelen ser tales ... " ( GdA, II, 285). Su venganza consiste en casarse con él sólo para tenerlo lo suficientemente cerca para matarlo. La mujer, una noche, "aguardó a que se durmiese [el caballero que la había difamado] y, viéndolo traspuesto con la fuerza del sueño primero, lo puso en el último de la vida, porque, sacando de la manga un bien afilado cuchillo, lo degolló" ( GdA, II, 286). Existen pocos relatos en la literatura de la época en que se presente un crimen, hecho por mujer, tan calculado y a sangre fría como éste. La mujer presenta una patología descrita por Vives: "Con la ira y el enojo vehemente se pervierte el espíritu hasta un grado tal que no se acuerda de lo que es justo ni piadoso, ni de la benevolencia ni del parentesco, pues los hubo quienes en un arrrebato de ira dieron muerte a sus esposas y a sus hijos muy queridos ... " (OC, II, 1286).

Para no alargar innecesariamente la lista de personajes coléricos me limito a señalar sólo tres más. El mercader que es la víctima del famoso hurto en Milán, la segunda esposa de Guzmán y el cómitre de la galera14

13 Citaré de la siguiente edición: JUAN Lurs VIVES, Obras completas, 2 tomos, primera translación castellana íntegra y directa, comentario, notas y un ensayo biobibliográfico por Lorenzo Riber, Aguilar, Madrid, 194 7-1948. En adelante en el texto con la sigla OC, seguida del número de tomo y página; como en este caso: OC, II, 1286.

14 Aguilera le relata a Guzmán los efectos que tuvo la treta en el mercader: "Díjome que su amo estaba muriéndose del enojo, loco de imaginar cómo pudo ser aquello y aun le pasó por la imaginación no ser otra cosa que obra del demonio" (GdA, II, 256). Esta descripción del mercader es afín a algunas de las posibles repercusiones de la ira que enumera Vives: "Cuando la ira es arrebatada, provoca el furor mental y la locura, como en Ayax y en otros origina emfermedades y muerte" {OC, 11, 1286). No se olvide que el mercader estuvo a punto de fallecer "Porque con su mucha edad y ver una cosa tan espantosa, que

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Todos ellos sucumben en algún momento dado al vasallaje de la cólera. Los críticos han resaltado diversos aspectos en la caracterización del

protagonista, sin embargo, la reacción colérica es, tal vez, el rasgo más sobresaliente de Guzmán que lo acompaña a lo largo de toda su vida. Si a veces él se entrega a un vicio y después a otro en distintas etapas de su biografía, la cólera siempre está presente. El protagonista deja entrever este rasgo definitorio de su carácter desde los primeros momentos. Después de que Guzmanillo se encuentra con un arriero al que le comunica la burla de los huevos empollados, éste se comienza a reír de forma tan descontrolada que, cuenta Guzmán, "se me encendió [el rostro] con ira en contra dél" (GdA, I, 175). Si bien Guzmán logra que su enojo no se desborde en un ataque físico, no deja de "con viva cólera" advertirle al arriero que no continúe riéndose (GdA, I, 176). Hasta aquí encaja la actitud de Guzmán perfectamente con la descrita por Vives en su apartado dedicado a la cólera: "Y con tanta mayor impaciencia nos irritamos si sonrieron burlonamente, si demostraron complacerse en nuestra desgracia" (OC, II, 1289). Tan lleno de cólera ve el arriero a Guzmán que le aclara rápidamente, aunque aún ahogado por la risa, que no se está riendo de él, sino de la burla que le hicieron a la ventera dos jóvenes soldados. Aquí el carácter colérico del protagonista permite observar otro de sus rasgos esenciales: el deseo de venganza que nace de la cólera. No se olvide que el mismo Vives adelantó no pocas de sus consideraciones en torno a la venganza y la crueldad en el apartado sobre la cólera. Ante las palabras del arriero, Guzmanillo comienza a imaginar una serie de atrocidades que le hayan podido acaecer a la ventera a mano de los soldados: "Sospeché si fuego del cielo consumió la casa y lo que en ella estaba, o si los mozos la hubieran quemado y a la ventera viva o, por lo menos y más barato, que colgada de los pies en una oliva le hubiesen dado mil azotes" (GdA, I, 178). Al enterarse de que el escarmiento de la

no acababa de sospechar qué fuese, se quedó tan robado el color como si estuviera defunto, quedando desmayado por mucho espacio. Ya creyeron ser fallecido; mas volvió en sí como embelesado, y tal, que ya me daba lástima" (GdA, 11, 254). Por su parte, de su segunda esposa comenta Guzmán que cuando reñían, él se salía de casa "Y de aquesto se irritaba en mayor cólera, ver que despreciaba lo que me decia" (GdA, 11, 399). Finalmente, el cómitre demuestra también ser un ser colerico y este rasgo caracteriológico hace que los galeotes sufran en demasía: "Y fue tanto el coraje que cobró el cómitre con el mozo del alguacil. .. que le mandó dar luego a él otros tantos, demás de otros que le dio de su mano con un arco de pipa. Y con aquella ira volvió luego a mandar arrizar otra vez al delincuente, a quien bastaran los azotes ya pasados" ( GdA, 11, 504 ).

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ventera sólo consistió en un golpe en la cara y ceniza caliente sobre ésta, Guzmán, decepcionado, exclama que él tiene de qué llorar para toda su vida, "pues no fui para otro tanto y esperé venganza de mano ajena; pero yo juro a tal que, si vivo, ella me lo pague de manera que se le acuerde de los huevos y del muchacho" (GdA, I, 180). Este primer episodio donde sale a relucir el carácter colérico y vengativo de Guzmán da la pauta para muchos de sus actos posteriores.

Pocas páginas más adelante, Guzmán es confundido por dos cuadrilleros por un ladrón que perseguían. Sin dar aviso ni advertencia, los dos cuadrilleros comenzaron a golpear al protagonista y al arriero, de quien pensaron era el cómplice del ladrón: "Dábanme golpes, empujo-nes, torniscones que me atormentaban ... Y aunque mucho me dolía, mucho me alegraba entre mí, porque daban al compañero más al doble y recio, como a encubridor que decían era mío" ( GdA, I, 210). Esta afirmación de Guzmanillo confirma que es una persona rencorosa, ya que desde que pensó que el arriero se burló de él no es muy de su agrado y se siente vengado por los dos cuadrilleros.

Más adelante, Guzmán es engañado y burlado por una dama en Toledo. Cuando sale finalmente de su escondite, donde se refugió porque pensó que el esposo de dicha dama regresaba a casa -se trata, por supuesto, de un plan ideado por esta mujer para engañarlo-, Guzmán se va enfurecido: "Cuando vi que amanecía, lleno de cólera, triste, desespe-rado y frío, abrí la puerta de la calle y, dejándola emparejada, salí fuera como un loco ... " (GdA, I, 347). Por otra parte, después de la broma bastante pesada a la que lo somete su tío genovés, Guzmán parte de Génova no sólo herido en su amor propio, sino con un enojo considera-ble: "Iba la cólera en su punto, que cuando hierve, por maravilla se sienten aun las heridas mortales; después, cuanto más el hombre se reporta, tanto más reconoce su daño" ( GdA, I, 384 ). Aquí comienza a cuajar el deseo de venganza de Guzmán contra sus parientes que se verá puesto en ejecución en la Segunda Parte del libro.

Es, sin embargo, en la Segunda Parte donde reina la señoría de las pasiones sobre el protagonista. Por consiguiente, los ejemplos de un Guzmán colérico y vengativo se multiplican. Después de sufrir un severo escarmiento por una mujer de Roma a quien Guzmán asedia a nombre de su amo, éste comienza a abrigar un gran enojo contra dicha mujer: "Como con el enojo y pensamientos no tomaba reposo, ni de un lado tenía sosiego ni del otro, de espaldas me cansaba y sentado no podía estar, determiné levantarme" ( GdA, II, 106). Y no sólo contra ella, sino contra una cantidad considerable de gente que se enteró de tan bochar-

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noso episodio para él: "Yo callando respondía, que no siempre me dejaban ir en hora buena y a los que me la pagaban mala, entre mí se la volvía, como buen monacillo" ( GdA, II, 112).

El episodio del robo de los baúles de Guzmán por Alejandro Bentivogli y de Sayavedra da pie a uno de los momentos de mayor cólera del protagonista. Cuando llega a oídos de Guzmán que supuestamente el autor principal del robo ha sido capturado, literalmente le regresa el alma al cuerpo y se alegra efusivamente. Mas, al enterarse de que, en realidad, se trata sólo de uno de los cómplices y que los baúles siguen sin ser recuperados, Guzmán estalla en cólera:

¿Considerastes, por ventura, cuando alguna vez en las encendidas brasas aconteció caer mucho golpe de agua, qué súbitamente se levanta un espeso humo, tan caliente que casi quema tanto como ellas mismas? Tal me dejaron sus palabras. Todas las muestras de alegría, que poco antes derramaba por toda mi persona, se apagaron con el agua de su triste nueva y en aquel instante se levantó en mí una humareda de cólera infernal, con que quisiera mostrar lo que sentía ... (GdA, II, 143).

Nuevamente sale a relucir la facilidad del estilo alemaniano para reproducir visualmente estados de ánimo 15

• El símil del humo que se levanta es particularmente útil para indicar los efectos de la cólera, sobre todo, si se contrasta con la siguiente cita de Vives:

Al iniciarse el enojo hierve la sangre que rodea el corazón, y en ese mismo órgano se hincha y produce el huelgo y la palpitación del pecho, si bien no es todavía ira ni enojo hasta que los consabidos vapores del corazón subieron al cerebro ... Así es que se sofocan a toda prisa aquellos cuyos humos cerebrales hierven más de la cuenta. De ahí la alteración del rostro, el temblor de la boca, el impedimento de la palabra ... (OC, II, 1286).

15 En un contexto muy distinto a la cita anterior, se ofrece una descripción sumamente visual a través de un símil de la alegría de Guzmán al reconocer una oportunidad para hurtar: "Esto me decía; mas yo en otro pensaba, que era cómo darle cantonada. Porque no la alegre nueva del parto deseado llegó al oído del amoroso padre, ni derrotado marinero con tormentas descubrió de improviso el puerto que buscaba, ni el rendido muro al famoso capitán que le combate le dio tal alegría ni tuvo tan suave acento, cual en mi alma sentí, oyendo aquella dulce y sonora voz de mi especiero: «Abre esa capacha»" ( GdA, 1, 336).

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Como se desprende, Vives asocia claramente el elemento del calor y del fuego con la ira16

• Se habla tanto de sangre y humos cerebrales que hierven como de vapores que suben al cerebro; difícilmente una mejor forma de expresar este proceso que a través de la imagen del humo espeso que surge al contacto del agua con las brasas que se transforma, en el caso de Guzmán, en humareda de cólera17

• Posteriormente, la reacción de Guzmán al ver a Alejandro Bentivogli portar algunas de sus prendas más queridas, conduce a que prácticamente decida vengarse en ese momento: "Cuando se lo conocí, a puñaladas quisiera quitárselo del cuerpo, según sentí en el alma que prendas tan de la mía hubiesen pasado en ajeno poder contra mi voluntad" (GdA, II, 179). Sin embargo, Guzmán logra contener su furia18

16 En el apartado "De la venganza y la crueldad", Vives retoma imágenes similares al hablar del hervor, de la cocción y del fuego que produce la cólera en el hombre: "Cuando la ira se esta cociendo y está en pleno hervor no admite aquella curación; antes, con el remedio se exacerba, porque la razón está profundamente perturbada, y el fuego cohibido arde con más brío, a menos que sea tal la fuerza de la compresión que abruma el fuego y lo extingue como el derrumbamiento que el incendio produce acaba por apagarlo" (OC, II, 1302). Vives recurre también a un símil para visualizar los efectos de la cólera. El arte de Alemán, por supuesto, reside en que incorpora los supuestos de Vives al desarrollo de un personaje de ficción.

17 Un poco más abajo, Guzmán insiste que la cólera lo ahogaba por sandeces que dice el tipo que le trajo la noticia del cómplice de Bentivogli. En cuanto a las alteraciones físicas que provoca la cólera según Vives (impedimento del habla, temblor en los labios, movimiento descontrolado del rostro), confiérase la descripción que hace Guzmán de sí mismo después de ser burlado por dos jóvenes mujeres que le quitaron su dinero de la faltriquera y de embarrarse una de sus manos con excremento: "Acudí a la flatriquera con esotra mano para sacar un lienzo; empero ni aun lienzo le hallé. Sentíme tan corrido de que la mozuela me hubiese burlado, tan mohíno de haberme así embarrado, que, si los ojos me saltaban del rostro con la cólera, las tripas me salían por la boca con el asco" (GdA, 11, 352).

18 Ésta no es la primera vez que Guzmán tiene éxito para controlar su cólera. Sin embargo, no debe pensarse que se trata de un hombre que sabe dar un cauce mesurado a sus pasiones, sino se trata más bien de alguien que reconoce hábilmente el momento. Guzmán sabe que más vale planear detenidamente la forma en que tomara venganza de Alejandro. Esta actitud del protagonista queda confirmada por el gran control que muestra a lo largo de toda la preparación de su venganza contra sus parientes genoveses. Por otra parte, adviértanse las siguientes palabras de Guzmán que confirman lo anterior: "Que cada cosa tiene su 'cuando' y no todo lo podemos ejecutar en todo tiempo" (GdA, 11, 281).

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No cabe duda de que la venganza que toma Guzmán de su tío genovés es una de sus mayores satisfacciones. Habiendo tenido que esperar largos años para poder desquitarse de la humillación que le hizo pasar su tío con aquellos demonios baptizados que le provocaron susto tal que manchó la cama de excremento, Guzmán se regodea cuando finalmente toma venganza de sus parientes genoveses. A lo largo de todo el episodio el lector se percata de cómo el protagonista planea cada detalle de su plan y cómo la venganza es el motor de sus acciones. No hay prácticamente página donde no se hable de ésta.

Después de haber cometido su famoso hurto, Guzmán abandona Milán y llega a Génova. Esta es la segunda vez que se encuentra en esa ciudad, pero ahora no se trata de un muchacho pobre, sino de un hombre cargado de dinero. Todos lo tratan de forma muy respetuosa y quieren hacerse de su amistad. De inmediato, el protagonista rememora aquella primera estancia por esas tierras: "Acordéme de mi entrada, la primera que hice, y cuán diferente fui recibido y cómo de allí salí entonces con la cruz a cuestas y agora me reciben las capas por el suelo" (GdA, 11, 271). De esta forma, Guzmán advierte a los lectores que su rencor aún está muy vivo y en la primera oportunidad que tenga intentará ejecutar su venganza. Pronto es conocido en toda Génova: "Con esto por una parte, mis deseos antiguos de saber de mí, por no morir con aquel dolor, habiendo andado por aquellas partes ... , y los de perversa venganza que me traían inquieto, a pocas vueltas hallé padre y madre y conocí todo mi linaje" (GdA, 11, 275). El futuro galeote se encuentra totalmente dominado por la pasión de la venganza. Al tener nuevamente ante sus ojos a su tío, Guzmán se lamenta de que haya pasado tanto tiempo desde su primera visita a Génova y ahora su pariente se encuentre viejo y decrépito porque "quisiéralo más mozo, para que le durara más tiempo el dolor de los azotes" (GdA, 11, 276). Guzmán arde en deseos de venganza y éstos no se limitan a una simple broma o burla pesada. Él desea ver sufrir a sus parientes, desea deleitarse y encontrar satisfacción perversa en el dolor de sus parientes:

Yo hallo por disparate cuando para vengarse uno de otro le quita la vida, pues acabando con él, acaba el sentimiento. Cuando algo yo hubiera de hacer, sólo fuera como lo hice con mis deudos, que no me olvidarán en cuanto vivan y con aquel dolor irán a la tierra. Deseaba vengarme dél y que por lo menos estuviera en el estado mismo en que lo dejé, para en el mismo pagarle la deuda en que tan sin causa ni razón se quiso meter conmigo ( GdA, 11, 276).

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Guzmán es carcomido interiormente por su sed de venganza. En realidad, no es exagerado aseverar que su comportamiento raya en lo enfermizo. Después de que Guzmán ofrece un espléndido banquete a sus parientes, éstos quedan prendados de él y de su generosidad. Sin embargo, todo esto es parte del avieso plan del protagonista, quien demuestra grandes dotes para fingir ante los genoveses: "Muchas caricias me hacían, mas yo el estómago traía con bascas y revuelto, como mujer preñada, con los antojos del deseo de mi venganza, que siempre la pensada es mala" ( GdA, II, 281 ). Para describir el estado de ánimo de su criatura, Alemán recurre abiertamente al léxico médico, como se infiere de la cita anterior. La venganza, que Guzmán guardó durante años en su alma, y el fingimiento, al que se ve obligado frente a sus parientes para el éxito de su plan, le producen náuseas igual que a una mujer embaraza-da. El lector está, entonces, ante la patología de la venganza ejemplifica-da en el personaje del pícaro. El valenciano Vives describió en términos muy semejantes los efectos que produce en el cuerpo la venganza que se acumula por años sin poder ser desahogada: "La venganza se reprime y se reserva para otra ocasión, si no hay oportunidad de momento, cosa que nos dice Homero que hacen los reyes: disimular el deseo de venganza hasta hallar la coyuntura favorable. Pero en el ínterin se acumula y se pudre en nuestro interior y cuanto más tiempo es aplazada, con mayor virulencia se vomita" (OC, II, 1302). Salta a la vista que tanto Vives como Alemán empleen la imagen de la venganza y su vómito para referirse al mismo estado de ánimo.

Llegados a este punto no es descabellado hablar del cuadro clínico de Guzmán; se trata de un enfermo de venganza y cólera,. Pero aquí no finaliza su patología, ya que Alemán ofrece aún más detalles. Vives explica que "Algunos con delectación morosa se complacen, no en la ira, sino en el pensamiento de la venganza, placer exquisito del hombre, imaginando medios molestos contra aquel que les dañó" (OC, II, 1286). Pues bien, en todo el presente episodio se manifiesta en varios momentos que Guzmán se deleita con el sólo pensamiento de su futura venganza. Después del fabuloso banquete que ofreció a sus parientes, Guzmán, en una especie de monólogo interior, imagina todo lo que le gustaría decirle de frente a sus convidados, pero se lo guarda19

• Más adelante, admite el

19 Reproduzco el monólogo interior: "Sepan, señores, que comen de sus carnes en el hato del lobo, presente tiene el agraviado, de quien se sienten agradecidos. ¡Ah! Si le conociesen y cómo le harían cruces a las esquinas, para no doblárselas en su vida. Porque les va mullendo los colchones y haciendo la cama, donde tendrán mal sueño y darán más vueltas en el aire que me hicieron

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placer que se desprende de la forma en que imagina su venganza: "Estudiábala [la venganza] de propósito, ensayándome muy de mi espacio en ella, y en este virtuoso ejercicio eran entonces mis nobles entretenimientos, para mejor poder después obrar. Que fuera gran disparate haber hecho tanto preparamento sin propósito, y es inútil el poder cuando no se reduce al acto. Paso a paso esperaba mi coyuntura" ( GdA, 11, 281 ). La actitud de Guzmán tiene gran similitud con las palabras de Vives; en efecto, Guzmán se complace en imaginar la forma en que tomará venganza de sus parientes. De hecho, la narración de los eventos se torna aquí más lenta. Guzmán cuenta con lujo de detalle cómo envuelve a todos sus parientes y cómo logra que éstos caigan en su trampa y le entreguen grandes cantidades de oro y alhajas. Sin embargo, debido a que el plan de Guzmán implica desaparecer con las joyas que le entregaron, se ve impedido de disfrutar plenamente su venganza, ya que a él le hubiera encantado estar presente cuando sus familiares abrieron los cofres en los que pensaban se encontraba la fortuna de Guzmán. Al no poder observar sus caras de asombro y tristeza, el protagonista se conforma con imaginarlas:

Sólo un deseo llevé todo el camino, que fue de saber, cuando aquel primero día no volviese a la posada, qué pensaría el huésped; y al segundo día, cuando no me hallasen, paréceme que llorarían todos por mí...

Agora los considero, la priesa con que descerrajarían los baúles para quererse pagar dellos, alegando cada uno su antelación de tiempo y mejoría en derecho ...

Mas, cuando la hallasen [una pieza] de oro de jeringas, ¡qué parejo le quedaría [al tío] el rostro, los ojos qué bajos, y cuántas veces los levantó al cielo, no para bendecir a quien lo hizo tan estrellado y hermoso, sino para, con los demás decretados, maldecir la madre que parió un tan grande ladrón" ( GdA, 11, 302-303).

dar a mí sobre la manta, con que se acordarán de mí cuanto yo de ellos, que será por el tiempo de nuestras vidas. Ya mi dolor pasó y el suyo se les va recentando" (GdA, 11, 280). Es fácil percibir todo el deseo de venganza acumulado en Guzmán; como aún no puede poner en acción su pensamiento, se conforma, por el momento, con este diálogo imaginado que le sirve de válvula de escape de sus sentimientos llenos de rencor.

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Como se ha podido observar, el protagonista no sólo es un vasallo de sus deseos de venganza, sino también de una calidad moral muy baja, con su anticipado goce en sus tretas, engaños y revanchas.

El vasallaje a sus propias pasiones convierte a Guzmán en un personaje cuyo libre albedrío es puesto en tela de juicio. Más bien se nos presenta como un ser cuya voluntad se encuentra a merced de su temperamento y de sus estados de ánimo. Al reflexionar sobre la influencia de la cólera y de la venganza sobre sus actos, el mismo Guzmán declara ser más bien un hombre sin libre albedrío y asemejarse a las bestias:

Por mí lo conozco, que tanto fue lo que siempre me aguijoneaba la venganza, que como con espuelas parecía picarme los ijares como a bestia. ¡Bien bestia!, que 1,10 lo es menos el que conoce aqueste disparate. Poníame siempre a los ojos aquel zarandeado de huesos y, reparando en ello, parecía que aún me sonaban como cascabeles (GdA, II, 289).

De igual forma, Vives, antes de abordar la cólera, la venganza, la envidia y otras pasiones semejantes advierte que ahora tratará "del hombre como de la bestia más atroz y fiera, pues las pasiones que provienen del aspecto del mal exasperan y ponen fuera de sí al espíritu humano" (OC, II, 1282)20

La cólera y su manifestación en forma de venganza son probablemen-te los rasgos más característicos del protagonista del Guzmán de Alfarache21

Aunque la crítica no parezca reparar en ello, el proceder de Guzmán está

20 Muy al princip10 del libro, al reflexionar sobre la cólera que siente Guzmanillo por la burla de la ventera, Alemán escribe sobre los efectos de la venganza en los términos de la cita de Vives. Nuevamente se enfatiza el hecho de que la pasión elimina el libre albedrío del hombre, igualándolo a las bestias: "¿Qué cosa más torpe hay que la venganza, pues es pasión de injusticia, ni más fea delante de los ojos de Dios y de los hombres, porque sólo es dado a las bestias fieras?" (GdA, 1, 185).

21 Además de los episodios hasta ahora analizados, existen, por supuesto, otros en los que aflora la cólera de Guzmán. Cuando él y su esposa salen de Madrid desterrado y llegan a Sevilla, Guzmán imagina que en esta ciudad encontrará la bonanza deseada: " ... ya me parecía verlos [a los peruleros] asobarcados con barras, las faltriqueras descosidas con el peso de los escudos y reales, todo para ofrecer a el ídolo. Con aquello me vengaba del que nos enviaba desterrados ... " (GdA, 11, 459). Otro episodio donde Guzmán lleva a cabo una venganza cruel es contra su camarada Soto hacia el final del libro.

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por entero de acuerdo con el abierto reconocerse de Guzmán como sujeto a un temperamento colérico. Al valorar su capacidad de perseve-rancia, Guzmán no puede más que admitir que es un inconsistente y aclara: "Y sin duda, si en una cosa perseverara, tengo para mí que me valiera della y por aquel camino; mas era colérico, gastaba el tiempo en principios y así nunca les vía los fines" ( GdA, II, 405). Micó anota al respecto que "La precipitacion y la inconstancia caracterizaban al hombre de temperamento colérico" y añade la siguiente cita de la Segunda Parte apócrifa de Luján: "Señor, esto tenemos los coléricos, que todas las acciones hacemos deprisa" ( GdA, II, 405). Lo interesante de esta cita es que Luján también reconoció como rasgo distintivo del protagonista su carácter colérico.

Finalmente cabe recordar que la cólera y sus distintas manifestacio-nes fueron un tema que visitaron con frecuencia los filósofos morales y los médicos desde la antigüedad clásica. Desde esa época la ira se consideró como uno de las pasiones más difíciles de controlar22

, tal como queda representado en el personaje de Guzmán.

FRANCISCO RAMÍREZ SANTACRUZ

H arvard University

22 Según señala MARÍA EUGENIA LACARRA, "Séneca condenaba la cólera como la pasión más dañina y calificaba a los coléricos como personas peligrosas, capaces de desencadenar en breve tiempo las más terribles desdichas. Para el estoico la cólera y el placer eran los dos principales affecti que cegaban el camino a la sabiduría y a la felicidad y, de los dos, el primero era el más devastador" ("La ira de M elibea a la luz de la filosofía moral y del discurso médico'', p. 11 O).

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