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Hacia un documental dialógico desde la comunicación como hecho social. Por Fabián Sandoval Quishpe Saber que somos puede resultar fácil, con verse en un espejo bastaría, lo difícil es saber por qué somos así. Jorge Enrique Adoum En un mundo caracterizado por las desigualdades sociales y la opresión de los sectores populares, la verticalidad y asimetría en las relaciones de poder coadyuvan a la carencia del diálogo simétrico en la comunicación, notoria en los medios de comunicación masiva que repiten los “sentidos comunes” (ideas superficiales acerca de un tema o grupo humano que sin profundizar y comprender, juzga) y las concepciones estandarizadas y universales del mundo con el afán de exotizar y estigmatizar a las diversidades, y a los sectores desposeídos. Se trata de discursos y mensajes excluyentes elaborados en base a concepciones preestablecidas de los grupos humanos y sus problemas. Este tipo de tratamiento se caracteriza por el antidiálogo y la asimetría. Entendemos como antidiálogo en una relación comunicativa al “acto de depositar de narrar, de transferir o de transmitir ‘conocimientos’ y valores” (Freire; 1971: 39) de forma unilateral e impositiva de los “sabios” emisores a meros “ignorantes” receptores. El “antidiálogo” es un mecanismo de control, domesticación y manipulación que impide la reflexión y crítica de los sujetos frente a su entorno, convirtiéndolos en objetos pasivos imposibilitados a actuar en la transformación de su mundo. La asimetría es crucial en las prácticas “antidialógicas” – como lo dice Freire-, ya que tienen que ver con las relaciones desiguales en la sociedad donde se considera inferiores o superiores a las personas o grupos humanos de acuerdo a su posición y circunstancias económicas, políticas sociales y culturales; en este contexto las relaciones comunicacionales son simples comunicados o prescripciones, caracterizados por su verticalidad, a la medida de los intereses de las élites que ostentan el poder.

Hacia Un Documental Dialógico Desde La Comunicación Como Hecho Social

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Ensayo del autor Fabián Sandoval Quishpe que trata de las posibilidades de realización documental con una relación dialógica y simétrica entre documentalista y actor social. En el entorno de la comunicación como hecho social.

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  • Hacia un documental dialgico desde la comunicacin como hecho social.

    Por Fabin Sandoval Quishpe

    Saber que somos puede resultar fcil, con verse en

    un espejo bastara, lo difcil es saber por qu somos

    as.

    Jorge Enrique Adoum

    En un mundo caracterizado por las desigualdades sociales y la opresin de los

    sectores populares, la verticalidad y asimetra en las relaciones de poder coadyuvan

    a la carencia del dilogo simtrico en la comunicacin, notoria en los medios de

    comunicacin masiva que repiten los sentidos comunes (ideas superficiales

    acerca de un tema o grupo humano que sin profundizar y comprender, juzga) y las

    concepciones estandarizadas y universales del mundo con el afn de exotizar y

    estigmatizar a las diversidades, y a los sectores desposedos. Se trata de discursos

    y mensajes excluyentes elaborados en base a concepciones preestablecidas de los

    grupos humanos y sus problemas. Este tipo de tratamiento se caracteriza por el

    antidilogo y la asimetra. Entendemos como antidilogo en una relacin

    comunicativa al acto de depositar de narrar, de transferir o de transmitir

    conocimientos y valores (Freire; 1971: 39) de forma unilateral e impositiva de los

    sabios emisores a meros ignorantes receptores. El antidilogo es un

    mecanismo de control, domesticacin y manipulacin que impide la reflexin y

    crtica de los sujetos frente a su entorno, convirtindolos en objetos pasivos

    imposibilitados a actuar en la transformacin de su mundo. La asimetra es crucial

    en las prcticas antidialgicas como lo dice Freire-, ya que tienen que ver con

    las relaciones desiguales en la sociedad donde se considera inferiores o superiores

    a las personas o grupos humanos de acuerdo a su posicin y circunstancias

    econmicas, polticas sociales y culturales; en este contexto las relaciones

    comunicacionales son simples comunicados o prescripciones, caracterizados por

    su verticalidad, a la medida de los intereses de las lites que ostentan el poder.

  • Estas prcticas antidialgicas y asimtricas en los procesos de elaboracin de

    productos comunicacionales provocan en los espectadores la dislocacin de la

    capacidad perceptual de su entorno, dando lugar al prejuicio, la compasin, la

    discriminacin y el miedo hacia los sectores oprimidos. De este modo se fortalecen

    las estructuras conceptuales hegemnicas como paradigma, que subestiman las

    prcticas sociales y comunicacionales propias de los sectores populares que, a su

    vez, pueden llegar a confundirse en el entramado establecido, con el fin de evitar o

    hacer difcil la percepcin profunda de sus problemas reales y peor an, la tarea de

    solucionarlos.

    De esta manera seguimos siendo lo que no somos. Y como resultado, no podemos nunca

    identificar nuestros verdaderos problemas, mucho menos resolverlos, a no ser de una

    manera parcial y distorsionada. (Quijano; 2000: 226)

    De lo que se trata es de proponer que el proceso de realizacin del documental se

    desenvuelva bajo los parmetros de la comunicacin entendida como proceso de

    cohesin poltica, econmica, cultural y social. Un documental donde, en el contexto

    de la problemtica social que aborda, documentalistas y actores sociales practiquen

    un dilogo equitativo donde interpelen la realidad, develando, ms que las

    consecuencias que generalmente son evidentes, las causas profundas que generan

    los conflictos sociales y los mecanismos de poder que impiden los procesos de

    reivindicacin de los sectores oprimidos. El documentalista no slo sera un

    ilustrador u observador de los conflictos sociales, tampoco un mediador que

    simplemente interacte con los actores sociales para obtener efectivos testimonios

    con el inters de dar veracidad a su documental; sino un actor social ms, inmerso

    en la problemtica, que desde dentro tome un posicin clara cimentada en la

    interaccin con los sectores oprimidos, abandonando toda clase de arrogancia

    cognoscitiva, compasin o actitudes mesinicas, reconocindose en ese otro

    oprimido porque vive en el mismo mundo determinado por la hegemona.

    Recordemos a Paulo Freire cuando planteaba: Nadie libera a nadie, ni nadie se

    libera solo. Los hombres [y las mujeres] se liberan en comunin. (Freire; 1971: 35)

  • Por ejemplo, el cineasta mexicano Pal Leduc, exponente del NCL, hace una crtica

    al movimiento en la forma de elaborar los contenidos de los productos

    audiovisuales:

    El Nuevo Cine Latinoamericano (no tiene sentido mitificarlo) es an cine burgus.

    Pequeoburgus. [] La mayora, la aplastante mayora de los cineastas son (somos)

    pequeoburgueses ms o menos proletarizados por las circunstancias, y ms o menos

    politizados por los libros, los viajes y las imgenes, las implacables imgenes que nos

    rodean. Y tratan (tratamos) de contar lo que vemos (y, a veces, lo que imaginamos) a

    pblicos que suponemos vidos de ver y or nuestras verdades (Leduc, en Garcs y

    Guevara; 2007: 138).

    Estos intentos de proletarizarse y politizarse sin un acercamiento a la realidad concreta, pueden devenir en una actitud unilateral, donde el documentalista intenta

    transformar la sociedad mostrando las problemticas sociales al mundo desde su

    punto de vista, sin contar en la reflexin las propuestas de las colectividades

    involucradas. Los discursos elaborados unilateralmente, enunciados desde la lite

    dominante, aunque aborden temas sociales son reflejo de la estructura de poder,

    por lo que al contrario de transformar, mantienen lo establecido porque se niegan a

    perder su posicin hegemnica que implica acumulacin monoplica de la riqueza

    econmica y del poder poltico a costa de la explotacin laboral de las mayoras

    oprimidas y en detrimento de estas. Las lites opresoras evitan a toda costa que los

    sectores populares dominados encuentren en las prcticas comunicacionales las

    condiciones para su liberacin, que significara el trmino de la dominacin. Es por

    esto que el nico modo correcto de pensar, desde el punto de vista de la dominacin

    es evitar que las masas piensen, vale decir: no pensar con ellas (Freire; 1971: 171;

    nfasis propio del autor), sino para ellas. A este tipo de prcticas comunicacionales

    verticales que engaosamente se preocupan por las problemticas sociales

    podramos denominarlas como paternalismo o asistencialismo audiovisual o, al

    estilo de Paulo Freire, falsa generosidad que deja a los sujetos sociales sin

    posibilidad de reflexionar y expresar su contexto pretendiendo transformar la

    mentalidad de los oprimidos y no la situacin que los oprime. A fin de lograr una

  • mejor adaptacin a la situacin que, a la vez, permita una mejor forma de

    dominacin (Freire; 1971: 79).

    Muchas experiencias documentales en la actualidad continan situando a la

    comunicacin en su concepcin ms tradicional: en la que el emisor es el

    protagonista, generador de mensajes de acuerdo a sus intereses y percepciones

    del mundo; y el receptor, un recipiente para ser llenado, un sujeto pasivo devenido

    en objeto. Estas relaciones asimtricas entre productores y audiencia en el campo

    de la comunicacin, son producto de las relaciones de poder impuestas por el

    sistema capitalista y evidencian la tenencia de los medios de produccin de

    mensajes y su elaboracin unilateral. En lo que respecta a nuestro tema, en los

    procesos de realizacin de un producto audiovisual, generalmente la problemtica

    social y los actores involucrados son vistos como objetos de estudio que se

    investigan, se captan, testimonian, y se muestran: son explicados muchas veces de

    una manera exotizante.

    Las modalidades de representacin planteadas por Bill Nichols desde la expositiva

    hasta la performativa, son modos que encierran asimetra en las relaciones

    documentalista actores sociales. Aunque ciertas modalidades se acercan ms

    que otras a los actores sociales, ninguna se aproxima siquiera a proponerles un

    dilogo de igual a igual con el propsito de profundizar en los procesos de la

    problemtica a tratar. Los modos de representacin son pensados desde la

    interrogante: cmo mostrar el hecho? Y no desde la bsqueda colectiva, con los

    involucrados directos, de las causas y factores internos y externos que ocasionan

    los hechos observados y que muchas veces subyacen en la focalizacin de las

    consecuencias y sus soluciones superficiales. Lo que lleva a prcticas

    antidialgicas que prescinden de los puntos de vista y la participacin concreta de

    los actores sociales en torno a sus problemticas, considerndolos objetos de

    estudio o de folcloroizacin que se investigan desde la autoreferencialidad de

    comunicador.

  • Cabe ensayar entonces una propuesta que piense la produccin del documental

    social no como la fase de una finalidad, sino como un proceso en el que el dilogo

    simtrico sea posible y se constituya en elemento clave para la construccin de los

    discursos. Por simetra en las relaciones entendemos a la interaccin de los sujetos

    en un contexto de igualdad y horizontalidad donde es posible la reciprocidad. La

    simetra requiere que los sujetos se reconozcan y constituyan en el otro o los otros

    sujetos diferentes y viceversa por vivir en un mismo mundo determinado por la

    hegemona; si bien es cierto sus situaciones y problemticas sern diferentes, pero

    al final es un mismo sistema quien los produce. A la vez es un ejercicio de

    interaccin donde se reconoce las diferencias y diversidades en un marco de

    igualdad y respeto sin sentirse superiores o inferiores. La simetra conforma un

    nosotros mltiple y diverso que parte de la reflexin de que

    el yo [] sabe que es precisamente el t quien lo constituye. Sabe tambin que, constituido

    por un t un no yo-ese t se constituye, a su vez como un yo, al tener en su yo un t. De

    esta forma, el yo y el t pasan a ser, en la dialctica de esas relaciones constitutivas, dos t

    que se hacen dos yo (Freire; 1971: 219; nfasis propio del autor).

    En nuestra sociedad las relaciones de poder preestablecidas condicionan la

    asimetra y no la simetra, por lo que resulta difcil plantearla de entrada con los

    actores sociales; sin embargo el reconocimiento recproco de estar dentro de estas

    circunstancias hegemnicas y la autocrtica colectiva desde sus contradicciones,

    es un buen inicio en el proceso que pretende motivar el deseo de transformar la

    situacin en la que sea factible el dilogo simtrico.

    Este dilogo simtrico en los procesos de realizacin del documental permitira

    repensar los usos que se le ha dado a este tipo de audiovisual en general dentro de

    los mbitos: de mercado cinematogrfico, educativo, informativo o del social como

    generador de conciencia enmarcados en la hegemona; con la finalidad de darle un

    giro, otorgarle nuevos usos sociales como dice Jess Martn Barbero, pensarlo

    desde las mediaciones que plantea este autor: esas prcticas sociales y de

    comunicacin que tienen que ver con las fiestas, los rituales, las necesidades, la

    organizacin, los movimientos, la problemtica y las luchas que son parte de las

  • realidades de las poblaciones oprimidas, histricamente deslegitimadas,

    invisivilizadas, distorsionadas, reprimidas y folclorizadas por quienes detentan el

    poder. Pensar la poltica desde la comunicacin, significa poner en primer plano los

    ingredientes simblicos e imaginarios presentes en los procesos de formacin del

    poder (Barbero; 1998: xv), con el fin de visibilizarlo como con una lupa, develar sus

    intenciones, para a partir de esta reflexin, tomar decisiones y poner en prctica

    acciones.

    Los diversos sectores populares tienen sus percepciones peculiares de sus

    problemas y sus formas de enfrentarlos, sin embargo estos pueden tener

    limitaciones ya que estn inmersos en una multiplicidad de estructuras

    conceptuales complejas, muchas de las cuales estn superpuestas y enlazadas

    entre s, estructuras que son al mismo tiempo extraas, irregulares, no explcitas

    (Geertz; 1997: 24) que, en el mundo en que vivimos, signado por la desigualdad, se

    construyen desde intereses dominantes. Lo cual complejiza las asimetras y

    dificulta la construccin de simetras.

    El compromiso del documentalista, en el proceso de realizacin del documental,

    sera proponer y motivar el dilogo entre los actores sociales con el fin de

    desmistificar los intereses dominantes de los discursos y mecanismos del poder

    mimetizados en las estructuras conceptuales que componen la percepcin de la

    realidad; as mismo buscar colectivamente soluciones para resolver sus

    problemticas desde la reflexin que devengan en desafos y acciones. El

    comunicador, no como gua, ms bien como motivador podra plantear una de las

    estructuras conceptuales hegemnicas preestablecidas incorporadas a nuestras

    mentes- para que se enfrente a la realidad en la discusin colectiva

    problematizndola y contradicindola, de ser el caso. Por ejemplo proponer: el mito

    de la dinamicidad de los opresores y el de la pereza y deshonestidad de los

    oprimidos (Freire; 1971: 182), o la idea de mientras ms trabajo, mejores

    condiciones de vida tiene, interrogndonos sobre las horas de trabajo que

    dedicamos y las condiciones de vida que tenemos. Este proceso generado en la

    contradiccin y en la sntesis dialctica permitir, tanto al documentalista como a los

  • actores sociales, construir otra clase de estructuras conceptuales, no impuestas o

    prescritas que, sin dejar de ser complejas, sern cercanas a las realidades sociales

    concretas. Se trata de una interaccin muy humana como la misma comunicacin

    que ms all de ser una metodologa participativa o de accin (donde el

    investigador es quien decide la orientacin de la accin y las modalidades de la

    participacin), es un ejercicio colectivo de desalienacin. (Rivera; 1987: 9; nfasis

    propio de la autora).

    En un contexto signado por la desigualdad, donde las estructuras conceptuales que

    se imponen ratifican la verticalidad en las relaciones, es complejo establecer

    dilogos simtricos; sin embargo se hace posible cuando la interaccin, en nuestro

    caso, entre documentalista y actores sociales

    asume la forma de una sntesis dialctica entre dos (o ms) polos activos de reflexin y

    conceptualizacin, ya no entre un ego cognoscente y un otro pasivo, sino entre dos

    sujetos que reflexionan juntos sobre su experiencia y sobre la visin que cada uno tiene del

    otro. Con ello se generan las condiciones para un pacto de confianza (cf. Ferraroti), de

    innegable valor metodolgico, que permite la generacin de narrativas autobiogrficas en

    cuyo proceso la conciencia se va transformando: superando lo meramente acontecido para

    descubrir lo significativo, aquello que marca al sujeto como un ser activo y moralmente

    comprometido con su entorno social ( Rivera; 1987: 9).

    No puede haber dilogo simtrico sin un pacto de confianza que, segn la teora

    y prctica de la pedagoga de Paulo Freire, se funda en el amor, la humildad y la fe

    en los seres humanos. De esta forma el dilogo va ms all de la relacin yo y t

    en la que el propsito es imponer una verdad; construyndose en una relacin

    colectiva de un nosotros comprometido con pronunciar el mundo tal como es: con

    las injusticias y desigualdades que lo aquejan y las causas que las provocan; para

    luego plantearse desafos hacia el cambio (Freire; 1971: 105 106).

    Como lo indicamos en captulos anteriores, el cineasta de vanguardia del NCL

    Fernando Birri y el documentalista ecuatoriano Pocho lvarez consideran

    fundamental el amor hacia la temtica social que abordan en sus trabajos, el mismo

    que se trasluce en amor hacia la gente, su situacin y la voluntad de cambiarla. Sin

    este amor a las luchas de resistencia contra las problemticas sociales y a los

  • actores involucrados, slo podra germinar la idea de hacer un trabajo audiovisual

    acerca de ellos y no con ellos, sin una intencin concreta que fomente el cambio de

    la situacin. Por el contrario, el amor encierra compromiso con los hombres y

    mujeres para des-cubrir conjuntamente el mundo en el que vive tanto el

    documentalista como actores sociales, por lo que se hace viable el dilogo. Este

    amor del documentalista no se funda en la compasin sino en la conviccin de

    cambiar la situacin opresora de la que tambin es parte, es decir que parte de amor

    propio.

    Tambin es imposible aproximarse al dilogo simtrico sin humildad. Si de entrada

    el documentalista toma una posicin de sabio y dueo de la verdad frente a los

    actores sociales que considera ignorantes, objetos de su estudio, personas que

    en el mejor de los casos compadece o piensa que deben ser salvados por alguien.

    El dilogo se diluye as en una relacin asimtrica de superior a inferior en la que

    el realizador no podr reconocerse en los sectores oprimidos, peor en sus

    problemticas. En cambio con humildad el realizador puede reconocerse en el

    oprimido, admitiendo que tambin es un sujeto vulnerado por la sociedad opresora

    como excluido, explotado asalariado, discriminado, violentado; vctima de un mundo

    injusto y desigual que comparte con otros sujetos con los que tambin se diferencia

    respetuosamente y converge en la necesidad de cambio. Sin embargo la ausencia

    de humildad del documentalista se refleja en muchas de las prcticas documentales

    contemporneas asociadas a las modalidades documentales de representacin

    que, pese a tratar temas sociales, niegan la contribucin de los involucrados

    directamente con el problema, subestimando su sabidura y capacidad de reflexin

    sobre su entorno. Este tipo de posicionamiento en la realizacin del documental

    social limita la comprensin profunda del mundo desde las colectividades y la deja

    a expensas de un punto de vista autosuficiente que se exhibe ante el pblico como

    nica verdad.

    La autosuficiencia es incompatible con el dilogo. Los hombres que carecen de humildad o

    que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo. No pueden ser sus compaeros de

    pronunciacin del mundo. Si alguien no es capaz de saberse tan hombre como los otros,

    significa que le falta mucho que caminar, para llegar al lugar de encuentro con ellos. En ese

  • lugar de encuentro no hay ignorantes absolutos, ni sabios absolutos: hay hombres que en

    comunicacin buscan saber ms (Freire; 1971: 107 108).

    La fe es otro elemento fundamental para crear confianza. Se trata de que el

    documentalista crea en la capacidad de reflexin, creacin, recreacin y

    transformacin de los actores sociales, para generar un ambiente de

    reconocimiento mutuo donde la conversacin, l dilogo y las reflexiones vertidas

    tengan validez para ambas partes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los

    grupos humanos enajenados en una situacin concreta [pueden] tener ese poder

    disminuido (Freire; 1971: 108); en estas circunstancias la labor de documentalista

    es

    plantear al pueblo, a travs de ciertas contradicciones bsicas, su situacin existencial,

    concreta, presente, como problema que, a su vez, lo desafa, y hacindolo le exige una

    respuesta, no a un nivel intelectual, sino al nivel de la accin. (Freire, 1971: 115)

    En efecto, para Freire la simetra no se construye por voluntad del pedagogo sino

    desmontando la desigualdad metdicamente en la construccin colectiva de la

    conciencia transformadora de todos los involucrados. El amor, la humildad y la fe

    dan como resultado un pacto de confianza crucial a la hora de construir relaciones

    horizontales entre los sujetos, que insertas en el dilogo sobre la problemtica social

    pueden generar una interaccin capaz pronunciar profundamente al mundo en que

    viven alejndose de cualquier tipo de alienacin. La confianza implica la enunciacin

    del documentalista frente a la problemtica social: su posicin, su procedencia, su

    identificacin y afectacin entorno al tema, y en general sus intenciones reales y

    concretas; tomando en cuenta que la palabra dicha debe ser consecuente con las

    acciones. El ejercicio sincero de enunciacin del documentalista provoca el inicio de

    una dinmica recproca en la que los actores sociales se expresan de la misma

    forma, dando lugar a circunstancias proclives al dilogo simtrico.

    A partir de esto es factible la inmersin del comunicador en el tiempo y espacio de

    los sectores populares y su problemtica para poder deshilar colectivamente esa

    urdimbre de significaciones de las que est constituida la situacin de opresin. Un

    trabajo que requiere la descripcin de la situacin existencial y su problematizacin

  • desde la reflexin de los sujetos que se reconocen en esta; un proceso dialgico,

    que Freire llama objetivacin de la realidad, en el que el documentalista se aparta

    de su posicin unilateral de investigador, y los actores sociales dejan de ser objetos

    de estudio para evolucionar colectivamente en sujetos cognoscentes en la labor

    de re-descubrir y pronunciar el mundo que los mediatiza devenido en objeto

    cognoscible. (Freire; 1971: 111) Es decir, que los actores sociales, en este proceso,

    dejan de ser objetos de estudio para junto al documentalista ser sujetos que

    reflexionan y estudian, a travs de las contradicciones, a la realidad en que viven

    convertida objeto a conocer. Interaccin que tiende a producir conocimiento

    emancipatorio.

    Paulo Freire cuenta que en una de sus experiencias de dilogo con sectores

    populares, una mujer dijo: Me gusta discutir sobre esto porque vivo as. Mientras

    vivo no veo. Ahora s, observo cmo vivo. (Freire; 1971: 15). El ser humano logra

    objetivar la realidad cuando se aparta de esta, de su propia actividad cotidiana

    para mirarla y mirarse desde fuera reflexionando crticamente sobre cmo se

    relaciona con el mundo a diario; de esta manera surge en los sujetos una conciencia

    de la realidad concreta de la que inevitablemente germina la necesidad de

    transformarla, plantendose desafos que desembocan en acciones; proceso que

    en su totalidad Freire la llama praxis (que-hacer) que al mismo tiempo es fuente

    de conocimiento y creacin (Freire; 1971: 122 123).

    El ejercicio dialgico describe y problematiza la situacin existencial con el objetivo

    de comprender crticamente la totalidad de la realidad opresora, para este fin es

    necesario que los sujetos tengan una visin totalizadora del contexto para que,

    enseguida, separaran y aislaran los elementos o las parcialidades del contexto, a

    travs de cuya escisin volveran con ms claridad a la totalidad analizada (Freire;

    1971: 128); as percibiran las relaciones e interacciones existentes entre la totalidad

    y las partes. Un movimiento de ida y vuelta del todo a las partes y de las partes al

    todo, como lo seala Freire, con la finalidad de entender crticamente la realidad

    concreta que, por lo general, se la percibe densa y confusa por las estructuras

    conceptuales hegemnicas de las que est construida, que impiden plantear

  • resoluciones concretas. Sin esta dinmica de desvelamiento, los sectores populares

    son vulnerables a una falsa generosidad: paternalismo y asistencialismo que

    paralizan este movimiento reflexivo.

    Si el proceso de realizacin del documental social se sujeta a esta lgica de

    relaciones simtricas, su sistema de trabajo: tratamiento, descripcin y

    problematizacin del tema, diseo de las entrevistas, seleccin de los entrevistados,

    destino que tendr el producto final... ser fruto del dilogo entre documentalista y

    actores sociales en el que siempre se partira del otro. En la comunicacin en la

    comunidad, destinada a compartir experiencias y a avanzar de un aprendizaje

    comn, lo importante no son los mensajes, sino la gente quien le da sentido a

    aquellos (Perell; s/f: 4).

    La prctica del dilogo simtrico comunicador actores sociales en los procesos de

    elaboracin de mensajes de los productos comunicacionales revolucionara el

    campo de la comunicacin, debido al cuestionamiento que hace a los conceptos

    tradicionales de comunicacin basados en la verticalidad, el antidilogo y las

    relaciones asimtricas, de uso masivo en la actualidad. En este contexto a la gestin

    de la comunicacin le urge recuperar la memoria histrica de las comunidades, as

    como rescatar a los sujetos de las abstracciones para que se desarrollen en tramas

    de relaciones de solidaridad, cooperacin y construccin tejidas por ellos mismos.

    Daniel Prieto Castillo hace hincapi en la relevancia de lo comunicacional como articulacin

    de los modos colectivos de interaccin y produccin de significaciones que afectan a las

    prcticas polticas y sociales en los procesos actuales de la globalizacin econmica,

    tecnolgica y cultural. Entiende a la comunicacin [] no slo como un mbito de estudio

    sino tambin como un espacio de intervencin y exploracin de las posibilidades de cambios

    sociales y polticos (Perell; s/f: 4).

    La comunicacin concebida de este modo reconoce y motiva los procesos

    comunicacionales en igualdad de condiciones entre los sujetos sociales: sus

    capacidades de interpelar, expresar, describir, explicar, problematizar y transformar

    su realidad y crear conocimientos; sin esperar que la oficialidad autoproclamada,

    desde sus intereses opresores, les de diciendo, haciendo o solucionando su

  • historia, su memoria y sus necesidades ms urgentes; sino ms bien criticando

    estos discursos dominantes desde la reflexin.